SECCIÓN XIII

Orejas
 Fe de erratas

Página XXXI. Coautores

Freddy Sanabria Scharf.
Cirujano Plástico. Universidad Javeriana. Ejercicio Privado. Bogotá. Colombia.

Capítulo 143. Coautores

Andrés Ferro Morales
Cirujano Plástico. Universidad Nacional de Colombia. Profesor Asociado de Cirugía
Plástica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia. Coordinador
Académico del Postgrado de Cirugía Plástica, Universidad El Bosque. Bogotá,
Colombia.
Adriana Rocío Ramírez Suárez
Cirujana Plástica. Universidad Nacional de Colombia. Profesora Ad Honorem
de Cirugía Plástica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá, Colombia.

Páginas 611- 617. Cornisas

Tratamiento médico y quirúrgico de las hipopigmentaciones de la piel

Cirugía reconstructiva y estética
del pabellón auricular
Introducción
El propósito de este capítulo es dar una orientación gene-
ral en este campo de la cirugía plástica. No se pretende
tratar el tema de manera exhaustiva. Quien decida tratar
pacientes con defectos auriculares deberá revisar juicio-
samente la literatura especializada. Si se trata de una re-
construcción, es obligatorio el entrenamiento específico
y una supervisión calificada. Como, en muchos campos
de la cirugía, la especialidad no habilita al cirujano para
acometer procedimientos reconocidos universalmente
como complejos. Infortunadamente es frecuente que se
subestime la dificultad: entonces la improvisación y la
iatrogenia concurren para provocar consecuencias fu-
nestas para el paciente y su familia, frustración para el
cirujano y altos costos para cualquier sistema de salud.
Las técnicas reconstructivas no han presentado cam-
bios radicales desde la publicación de Tanzer,1 pero sí
modificaciones y refinamientos que han mejorado la ca-
lidad de los resultados.2,3 Continúa vigente la tendencia
a reconstruir con tejidos autólogos,4 aunque algunos au-
tores recomiendan el uso de polipropileno poroso preta-
llado como sustituto del injerto cartilaginoso.5 La recons-
trucción con prótesis es una alternativa en pacientes con
tejidos blandos seriamente afectados por cicatrices, sin
cartílago disponible o con avanzada edad.6
En otoplastia estética se describirán las técnicas
clásicas, actualmente vigentes, haciendo énfasis en el
diagnóstico acertado que es la piedra angular para un
plan quirúrgico que cumpla los objetivos de la correc-
ción.
Capítulo 143
Gabriel Osorno.
Anatomía
La oreja es una delicada lámina de cartílago elástico
que tiene continuidad con la porción cartilaginosa del
conducto auditivo externo y está cubierta por piel cuya
dermis está adherida al pericondrio en el interior del
conducto y en la cara anteroexterna. Sus dimensiones,
relieves y surcos tienen variaciones dentro de lo que
se considera un patrón fenotípico normal (Fig. 143.1).
El nervio auricular mayor, el occipital menor (ramas del
plexo cervical superficial) y el auricular-temporal (rama
del nervio mandibular) dan la inervación sensitiva. Una
rama del nervio facial inerva a los músculos extrínsecos
de la oreja, irrelevantes desde el punto de vista funcio-
nal. La irrigación está garantizada por la arteria auricular
posterior, por ramas de la arteria occipital y ramas de
la temporal superficial (Fig. 143.2). El drenaje linfático
desemboca en los ganglios parotídeos, auriculares pos-
teriores, occipitales y cervicales superficiales.
Malformaciones congénitas
Las malformaciones congénitas del pabellón auricular
surgen en etapas tempranas del período embrionario y
están definidas al término de la décima semana de vida
intrauterina, durante la formación del oído externo y del
oído medio a nivel del segundo arco branquial (hioideo)
y de la prominencia mandibular del primer arco bran-
quial.7 Se desconocen los factores etiológicos que las
determinan.
1787
 Orejas

Figura 143.1 Pabellón auricular. 1 Hélix con raíz del hélix (1a) y cola
del hélix (1b). 2 Surco del hélix (scapha). 3 Antihélix con rama supe-
rior (3a) y rama inferior (3b). 4 Fosa triangular. 5 Concha con porción
superior (5a) y porción inferior (5b). 6 trago. 7 Antitrago. 8 Cisura inter-
tráguica. 9 Lóbulo.

Las malformaciones auriculares han sido objeto de

muchas clasificaciones. La clasificación clínica más
aceptada es la de Tanzer,7* que presenta equivalen-
cias con las propuestas por Meuerman8 y Nagata9 (Fig.
143.3):
Figura 143.2 Irrigación de la oreja. A. Cara anteroexterna del pabe-
llón auricular. Arterias auriculares anteriores, ramas de la arteria tem-
poral superficial. B. Cara posterointerna del pabellón auricular. Ramas
de la arteria auricular posterior, destinadas al pabellón auricular. Se
aprecia una rama destinada a la región mastoidea.

1. Anotia
2. Hipoplasia completa (tipo lóbulo: Nagata) (Microtia grado III: Meuerman)
a. Con atresia del conducto auditivo externo (CAE)
b. Con estenosis del CAE
3. Hipoplasia en tercio medio (tipo concha pequeña: Nagata) (Microtia grado II: Meuerman)
a. Con atresia del conducto auditivo externo (CAE)
b. Con estenosis del CAE
4. Hipoplasia del tercio superior (tipo concha: Nagata) (Microtia grado I : Meuerman) con
atresia o estenosis del CAE
a. Oreja constreñida (en copa)
b. Criptotia
c. Hipoplasia completa del tercio superior
5. Macrotia
*Nota: se incluyen las equivalencias en las clasificaciones de Nagata y Meuerman.

Existen malformaciones auriculares que se apartan cartílago auricular que no están asociadas a hipoplasia
de estos patrones morfológicos y requieren una descrip- y llamadas, generalmente, displasias o las malformacio-
ción ajustada a sus características y un tratamiento acor- nes con remanentes bizarros. Los remanentes branquia-
de. En esta categoría se incluyen las deformidades del les (únicos o múltiples) o apéndices preauriculares que

1788
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
A E
B F
C G
D H
están presentes a lo largo de la línea de fusión embrio-
lógica entre el proceso maxilar y el proceso mandibu-
lar del primer arco branquial, es decir, desde la región
preauricular a lo largo de la mejilla hasta la comisura de
la boca, los senos cutáneos y las fístulas auriculares,
también se consideran malformaciones auriculares. Es-
tas últimas, cuando son sintomáticas (secreción periódi-
ca o antecedentes de infección) deben ser resecadas
bajo anestesia general.
143
Figura 143.3 Clasificación de las malformaciones auri-
culares. A. Anotia, B. Microtia grado III, C. Microtia grado
II, D. Microtia grado I. E. Oreja constreñida, F. Criptotia, G.
Hipoplasia del tercio superior, H. Macrotia.
Malformaciones asociadas
En, aproximadamente, el 30% de los pacientes con
microtia existe un grado evidente de hipoplasia mandi-
bular en el lado afectado.10 Este compromiso llamado
microsomía hemifacial, afecta estructuras derivadas del
primero y segundo arcos branquiales y, si bien, tiene
origen embriológico común, requiere consideraciones
terapéuticas especiales (véase el capítulo de cirugía
1789
 Orejas
Figura 143.4 Microtia y malformaciones asociadas. Paciente de 8 años con microtia grado III del lado izquierdo asociada a una
microsomía hemifacial.
maxilofacial). Se encuentran afectados de manera varia-
ble la hemimandíbula y el maxilar, el malar, el temporal,
la comisura labial, los músculos faciales, el VII par y la
glándula parótida (Fig. 143.4). Este compromiso regio-
nal corresponde a la hendidura num. 7 de Tessier. Para
prevenir cicatrices que interfieran con la reconstrucción
auricular, el cirujano que haga esta operación, debe
acordar con el cirujano maxilofacial la localización de las
incisiones quirúrgicas.
Otras malformaciones asociadas y sin continuidad
topográfica pueden constituir manifestaciones clínicas
de síndromes. Deben ser registradas y su diagnóstico
definitivo supeditado a un estudio genético.
Consideraciones otológicas
Por su origen embriológico común, las malformacio-
nes auriculares comprometen el oído externo y el oído
medio en forma variable. El compromiso funcional re-
sultante deberá ser valorado por un otólogo y su trata-
miento debe ser prioritario en pacientes con compromi-
so bilateral. Existen, actualmente, diferentes enfoques
con relación al tratamiento funcional de estos pacientes
y el lector debe remitirse a los textos y literatura espe-
cializada. Sin embargo, debe resaltarse que se trata de
un manejo interdisciplinario en el cual el otólogo debe
acordar con el cirujano plástico las prioridades y las
vías de acceso para prevenir las dificultades en la re-
construcción.
1790
Microtia
Consideraciones generales
Es pertinente una consulta temprana con el cirujano
plástico y con el otólogo para informar a los padres y a
la familia y calmar la ansiedad que ocasiona cualquier
malformación congénita. Si el compromiso es bilateral es
obvio que la habilitación auditiva es prioritaria. Se debe
ser cuidadoso con el examen físico en el recién nacido o
en el lactante, pues suelen pasar inadvertidos los grados
leves de hipoplasia mandibular. Se programan controles
periódicos para despejar las dudas que tengan los pa-
dres y registrar la evolución del crecimiento.
Generalmente, de los seis a los ocho años el pacien-
te manifestará la preocupación por su condición. Esta
etapa usualmente coincide con burlas o apodos de los
pares en el entorno escolar. Se recomienda iniciar la re-
construcción a partir de los 8 años de edad, etapa en
la que el pabellón auricular alcanza de 85 a 90% de su
dimensión adulta10 y la reja costal tiene un desarrollo
adecuado para la toma del injerto. Nagata recomienda
iniciar la cirugía a partir de los 10 años, cuando el pe-
rímetro torácico sea igual o superior a 60 cm, medido
a nivel del apéndice xifoides.9 Se debe contar con la
aprobación y la motivación del paciente para iniciar la
reconstrucción ya que no existen límites de edad a partir
de los 8 años, salvo las condiciones adversas de salud
que contraindiquen el procedimiento.
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
El plan quirúrgico debe establecer la posición y orien-
tación de la oreja que se va a reconstruir. Se elabora un
molde sobre una lámina de radiografía o de acetato que
se esterilizará para usar durante la cirugía. La silueta
debe ser 2 mm más pequeña que la oreja normal para
que, al cubrir el injerto costal con la piel auricular, iguale
el tamaño de la oreja normal.
Técnica quirúrgica
La reconstrucción de microtia consiste en obtener una
cantidad suficiente de cartílago costal para tallar y en-
samblar un pabellón auricular. Este injerto se cubre con
colgajos de piel auricular y mastoidea, y debe situarse
de tal manera que conserve la simetría con el lado nor-
mal. Dependiendo de la técnica, habrá necesidad de
tres cirugías complementarias, si se utiliza la técnica de
Brent, o de una cirugía complementaria con la técnica
de Nagata.
Los autores recomiendan la técnica de Brent como
procedimiento con menor incidencia de complicacio-
nes11 y menos dispendiosa que la técnica de Nagata.
Por tanto, se describirá la primera con más detalle.
Obtención del injerto de cartílago costal
Se obtienen los cartílagos de la sexta, séptima y octava
costillas a través de una incisión oblicua en el reborde
costal del hemitórax contralateral. Se seccionan los mús-
culos recto abdominal y oblicuo mayor solamente en la
extensión necesaria para la disección extrapericóndrica.
Con un molde de la silueta de la oreja se selecciona la
porción necesaria de la sexta y séptima costillas para
143
Figura 143.5 Cartílagos costales de la sex-
ta, séptima y octava costillas del lado izquier-
do. El molde de la oreja tiene un contorno 2mm
menos ancho que el pabellón normal. La piel
que cubrirá al injerto compensará la diferencia.
el bloque básico. Entre estos cartílagos costales, rara
vez, hay una unión estable; generalmente, están unidos
por una articulación fibrosa atípica o por una sinovial
rudimentaria.12 La disección incluye el pericondrio para
garantizar la estabilidad de los segmentos. Se obtiene,
prácticamente, la totalidad del octavo cartílago costal
para usarlo como hélix. Es recomendable obtener un
bloque adicional de 2 cm, generalmente, en el extremo
medial del séptimo cartílago para dejarlo en depósi-
to subcutáneo para ser utilizado en la proyección muy
discreta que se realiza durante la última cirugía para
construir el surco auricular (Fig. 143.5). En algunas oca-
siones, sobre todo en pacientes adultos, si existen cartí-
lagos robustos y una novena costilla de longitud apropia-
da, pueden utilizarse la séptima y octava costillas para el
bloque básico y la novena para el hélix. La hemostasia
debe ser cuidadosa. Cuando existe una ruptura pleural,
lo cual es poco frecuente si la disección es cuidadosa,
se introduce una sonda delgada y se sutura el defecto
con material absorbible. Se anuda al sacar la sonda du-
rante expansión pulmonar. Después de suturar el plano
muscular, se deposita el bloque de cartílago descrito
arriba, antes de suturar la piel.
Tallado y ensamblado del injerto
En una mesa protegida con un campo quirúrgico im-
permeable, el cirujano procede a tallar la octava cos-
tilla para adelgazarla en los extremos y utilizarla como
hélix. El bloque básico se rectifica en todo su contorno
y se extrae un segmento triangular para definir la fosa
triangular y un segmento semilunar para definir el surco
del hélix (scapha). De esta manera, queda definido el
antihélix. Después de concluida esta fase con los ajustes
1791
 Orejas

A B

C D

Figura 143.6 Tallado de cartílago costal. A. Cartílagos costales de la sexta, séptima, octava y novena costillas. Se
toma la cantidad necesaria, demarcada con la línea punteada, de la unión entre la sexta y la séptima utilizando el molde
con la silueta del pabellón. La totalidad de la octava costilla se utiliza para tallar el hélix. Un segmento adicional del
extremo interno de la séptima costilla se deposita en el tejido subcutáneo para ser utilizado en la reconstrucción del
surco. B. Segmentos cartilaginosos para tallar. C. Bloque básico tallado en contorno y con el antihélix y el surco del hélix
(scapha). Los puntos indican la localización de las suturas para ensamblar el hélix, que se obtiene tallando la octava
costilla. D. Apariencia del injerto tallado.

necesarios, se sutura el hélix sobre el bloque básico con Complicaciones

ácido poliglicólico 4-0. Con uno o dos puntos de monofi-
lamento 4-0 o 5-0 se refuerzan los extremos del hélix (fig.
143.6).12
Disección del bolsillo cutáneo e inserción del
injerto
A través de una incisión generalmente ubicada inme-
diatamente por delante del lóbulo y del remanente
cartilaginoso, se procede a remover este y a levantar
cuidadosamente la piel auricular efectuando hemosta-
sia meticulosa y paciente. Se recomienda manipular la
piel, únicamente, con ganchos para reducir el riesgo de
trauma. La disección de la piel rebasa los límites de la
silueta auricular en 1,0 cm o 1,5 cm en los tercios medio
y superior, pues debe reclutarse suficiente piel para cu-
brir una estructura tridimensional (Figs. 143.7 y 143.8).
Al finalizar, se cubre con gasas vaselinadas y vendas de
gasa no compresivas.
Esta técnica registra una tasa muy baja de complicacio-
nes reportadas, menores al 1%, en manos de cirujanos
experimentados.13 Sin embargo, cuando se presentan
y no se diagnostican ni se tratan oportunamente, traen
consecuencias serias. Casi todas están asociadas a la
primera etapa de reconstrucción.
Hematoma
Se manifiesta por drenaje abundante en las primeras ho-
ras del posoperatorio o por dolor progresivo en la región
auricular que no cede con analgésicos. Se requiere re-
visión bajo anestesia para drenaje, hemostasia y lavado.
En ocasiones, puede presentarse un hematoma laminar
asintomático y puede cursar sin diagnóstico hasta la
primera curación. Se manifiesta por la evidencia clínica
de colección líquida subyacente a la piel que cubre el

1792
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

A B

C D E

Figura 143.7 Disección del bolsillo cutáneo e inserción del injerto. A. Incisión por delante del remanente. La silueta de línea punteada fina
corresponde a la localización del injerto tallado. La línea punteada gruesa corresponde al límite de la disección del bolsillo, 1cm a 1,5cm por
fuera de la silueta auricular. Obsérvese que en la porción superior, la disección generalmente sobrepasa la línea de implantación de pelo.
B. Resección del remanente cartilaginoso deforme. C. Disección del colgajo cutáneo con tijeras de punta fina hasta el límite demarcado.
Posteriormente se introduce un dren que se extrae por contra-incisión. D. Introducción del injerto tallado dentro del bolsillo. E. Injerto tallado
en posición con la incisión suturada y el drenaje fijo con sutura.

Figura 143.8 Inserción de injerto tallado. Izquierda: El injerto tallado cubierto por el colgajo de piel después de suturar la incisión y activar
el drenaje (flecha roja). Posición, tamaño y forma del injerto deben lograr la mejor simetría posible con relación al lado normal. Derecha: lado
normal.

1793
 Orejas

A B

C D

Figura 143.9 A. Necrosis de piel sobre la raíz del hélix en el postoperatorio de la primera cirugía de
reconstrucción de microtia. B. Colgajo de fascia temporal superficial (FTS) que cubre al cartílago expuesto
después de retirar la piel necrótica. C. Injerto de piel sobre el colgajo FTS. D. Aspecto cuatro años después
del procedimiento.

injerto sin signos inflamatorios. Es necesario el drenaje
y el lavado bajo anestesia, para evitar el riesgo de reab-
sorción del cartílago.
Necrosis de piel
Es muy raro que se presente una necrosis extensa de la
piel auricular. La necrosis generalmente está localizada
en regiones donde la tensión sobre la piel por parte del
injerto cartilaginoso ha sido excesiva y ha provocado is-
quemia. Es más frecuente que ocurra en el tercio supe-
rior, sobre todo a lo largo del hélix. Es prudente realizar
curaciones cerradas con gasas vaselinadas por una a
dos semanas hasta que se defina la zona comprometi-
da. Si la exposición es extensa (mayor de 1 cm2) o com-
promete una zona crítica para la apariencia del pabellón
es necesario recurrir a un colgajo de fascia temporal su-
perficial y a un injerto de piel para cubrir el defecto. (Fig.
143.9).
Infección
La infección se manifiesta por signos clínicos inflama-
torios en la piel, generalmente después del sexto día o
por secreción purulenta. Se requiere un tratamiento con
antibióticos por vía endovenosa. Si hay secreción puru-
lenta se hará un drenaje y la toma de muestras para la
identificación del germen.

1794
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

A B C

Figura 143.10 Transposición del lóbulo. A. El diseño de la incisión (línea punteada gruesa) sobre la parte anterior del lóbulo. B. Diseño de la
incisión sobre la parte posterior del lóbulo y sobre la piel del polo inferior del injerto cartilaginoso. C. Liberación del lóbulo preservando un pedículo
en la porción inferior. Con disección cortante se obtiene un espacio central donde se alojará el polo inferior del injerto, que se ilustra expuesto. D.
Colgajo del lóbulo suturado en posición. Obsérvese que se ha remodelado la piel redundante que usualmente se encuentra sobre la raíz del hélix.
E. Corte transversal sobre el eje mayor del pabellón que muestra la disposición del polo inferior del cartílago cubierto por el lóbulo y los planos de
sutura de los bordes del lóbulo con los bordes de la incisión del polo inferior de la oreja reconstruida.

Cirugías complementarias
Estas cirugías se llevan a cabo con intervalos no meno-
res a tres meses para la técnica de Brent y seis meses
para la técnica de Nagata.
Transposición del lóbulo
En este procedimiento se secciona el lóbulo, se preserva
la unión en el extremo inferior a manera de pedículo y se
adapta al polo inferior del pabellón reconstruido median-
te incisión y sutura (Fig. 143.10).
las zonas donantes dará por resultado una disminución
del ángulo auricular-cefálico, lo cual favorece la simetría
frontal. En el lado reconstruido se practica una incisión
localizada en el sitio correspondiente al trago que tenga
la misma longitud y contorno del borde libre del trago
contralateral y se levanta la piel en dirección anterior. El
injerto condrocutáneo se inserta dentro del bolsillo con la
superficie cartilaginosa en contacto con la zona cruenta
del colgajo. El injerto condrocutáneo se ha suturado pre-
viamente al injerto cutáneo con ácido poliglicólico 7-0,
de manera que el injerto cutáneo quedará cubriendo la
superficie cruenta correspondiente al pseudomeato au-
ditivo. Se fijan con suturas de monofilamento y se anu-
dan sobre torunda de gasa vaselinada (Fig. 143.11).

Reconstrucción del trago

Reconstrucción del surco retroauricular
Se toman dos injertos de la oreja contralateral normal: un
injerto condrocutáneo de la concha y un injerto cutáneo Se realiza mediante una incisión marginal a lo largo del
de espesor total de la región retroauricular. El cierre de pabellón y el levantamiento de este preservando el teji-

1795
 Orejas

Figura 143.11 Reconstrucción del trago. Toma del injerto condrocutáneo (a) de la concha de la oreja donante normal (A) y del injerto
de piel de espesor total (b) de la cara posterior (B) de la misma. Se revisa el contorno del componente cartilaginoso del injerto compuesto
(flecha). Se fija el injerto compuesto dentro del bolsillo cutáneo y el injerto de piel se sutura al injerto compuesto para formar una unidad (ab),
donde el injerto compuesto cubierto por el colgajo cutáneo forma el trago y el injerto de piel cubre el pseudomeato (C).

do conjuntivo que cubre el cartílago. Después de una
hemostasia cuidadosa se cubre la zona cruenta con
un injerto de piel de espesor total tomado de la región
inguinal. Se puede utilizar una cuña de cartílago costal
depositada en el compartimento subcutáneo durante la
primera cirugía. Se localiza debajo del tercio medio o
superior del antihélix y se cubre con un colgajo local de
base anterior de fascia mastoidea. Posteriormente, la
zona cruenta se cubre con el injerto de piel (Fig. 143.12).
Con la técnica descrita es factible obtener buenos
resultados siempre que el cirujano esté atento a los deta-
lles del plan quirúrgico y a su ejecución meticulosa (Figs.
143.13 y 143.14).
Complicaciones
Aparte de las ya mencionadas, la cicatrización hiper-
trófica o la aparición de un queloide pueden arruinar el
resultado en cualquier etapa del proceso. Su manejo
debe hacerse con infiltraciones de corticoides de tipo
triamcinolona cada tres a cuatro semanas en la etapa in-
cipiente. Si el tamaño es grande, requerirá una resección
quirúrgica intralesional con infiltraciones pre- y posqui-
rúrgicas. Se establecerá una vigilancia estrecha para un
control adecuado.
Reconstrucción auricular con la
técnica de Nagata
La técnica de Nagata9 tiene la ventaja de utilizar dos ci-
rugías. Sin embargo, tiene mayor riesgo de complicacio-
nes, sobre todo, en la primera cirugía en la cual se ha
reportado necrosis del colgajo hasta en un 14% de los
casos13 y es técnicamente más compleja que la técnica
de Brent.
En la primera cirugía se obtienen los cartílagos cos-
tales desprovistos de pericondrio de la sexta, sétima,
octava y novena costillas del mismo lado del defecto au-
ricular. Se talla y se arma un pabellón auricular de dise-
ño preciso y dimensiones preestablecidas. Las piezas
de cartílago se unen con suturas de alambre de doble

1796
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

C
A B

D E F

Figura 143.12 Reconstrucción del surco retroauricular. A. Diseño de la incisión (línea punteada gruesa). B. Levantamiento del pabellón
preservando el tejido conjuntivo que cubre al cartílago. Diseño del colgajo de fascia con base anterior y preparación de la cuña semilunar
(con el cartílago depositado debajo de la piel del tórax durante la primera cirugía) para proyección discreta del pabellón. C. Colgajo de
fascia suturado en posición sobre la cuña del cartílago. D. Zona cruenta cubierta por injerto de piel de espesor total. E. Injerto de piel fijo con
suturas de monofilamento sobre torunda de gasa vaselinada. F. Zona donante del injerto de piel en la región inguinal.

aguja. El bloque básico consta de dos piezas, el hélix
de una pieza, el antihélix de una pieza, el trago de una
pieza y la concha de otra (Fig. 143.15). Los fragmentos
de cartílago sobrantes se reducen a pequeños trozos y
se introducen dentro de los bolsillos de pericondrio que
se han suturado después de la extracción de los car-
tílagos. Solamente se dejan pequeñas aberturas para
depositar los fragmentos cartilaginosos a partir de los
cuales será posible la regeneración de los cartílagos
costales.14
El diseño de las incisiones de piel forman tres col-
gajos que se tallan en el lóbulo: el primero para la cara
lateral del trago, el segundo para el lóbulo propiamen-
te dicho y el tercero que utiliza la piel posterior del ló-
bulo; para el pseudomeato, la cara medial del trago
y la porción inferior de la concha. Este último colgajo
tiene un pedículo subcutáneo para proteger su integri-
dad, pues está en continuidad con el colgajo auricular
de base superior y posterior que cubrirá la mayor parte
del injerto cartilaginoso (fig. 143.16). Después de in-
troducir el pabellón en la posición precisa, se suturan
las incisiones y se garantiza el contacto de la piel con
el injerto tallado mediante suturas de monofilamento
4-0 sobre torundas de esponja suave, controlando la
presión sobre la piel para evitar isquemia. Firmin ha
utilizado exitosamente esta técnica introduciendo mo-
dificaciones prácticas.15
La segunda cirugía consiste en la reconstrucción
del surco auricular. La oreja reconstruida se levanta a
través de una incisión marginal. Se obtiene un segmen-
to de cartílago costal que se talla como un soporte con
discreta curvatura y con perfil de “L” invertida para dar
mayor soporte. Cuanta mayor altura, mayor proyección
de la oreja reconstruida. El cirujano debe calcular la al-
tura del soporte para lograr una proyección semejante a
la de la oreja normal. El soporte de cartílago se fija en la
región posterior de la oreja sobre la mastoides con mo-
nofilamento 4-0. El cartílago y la zona cruenta restante
se cubren con un colgajo de fascia temporal superficial.
Sobre el colgajo de fascia se sutura un injerto delgado
de espesor parcial tomado del cuero cabelludo, dejan-
do los folículos pilosos intactos para epitelización de la
zona donante y evitar la presencia de pelo sobre la oreja
reconstruida.

1797
 Orejas

A B

C D

E F

Figura 143.13 Reconstrucción de microtia. A. Microtia grado III preoperatorio. B. Postoperatorio. C. Microtia grado II preopera-
torio. D. Postoperatorio. E. Microtia grado I preoperatorio. F. Postoperatorio.

1798
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

A B

C D

E F

Figura 143.14 Reconstrucción de microtia. A. Microtia grado III, aspecto preoperatorio. B. Apariencia después de cuatro años
de postoperatorio. C. Perfil izquierdo. D. Vista anterior oblicua. E. Vista posterior oblicua. F. Vista posterior. Se aprecia la proyección
muy discreta de ambas orejas.

1799
 Orejas
Consideraciones especiales
Microtia bilateral
En caso de microtias bilaterales, el molde se diseña te-
niendo en cuenta la cantidad de piel glabra disponible
en las regiones auriculares. Para la reconstrucción del
trago se puede programar simultáneamente en ambos
lados y se realiza mediante un colgajo en bandera de
base anterior en la región de la concha. El colgajo se
dobla sobre sí mismo alrededor de un soporte cartilagi-
noso. El injerto de piel de espesor total que se sutura al
extremo del colgajo servirá para cubrir el pseudomeato
y la porción de la concha donante del colgajo.
Microtia y deformidades craneofaciales
En caso de microsomías severas que, usualmente, es-
tán asociados a implantación baja y anterior de los re-
manentes y del lóbulo, se debe determinar la orienta-
ción y la posición de la oreja dando más importancia a
la altura que a la distancia entre el canto externo y la
1800
Figura 143.15 Técnica de Na-
gata para tallado y ensamble del
cartílago para la reconstrucción
auricular. Se obtienen los cartílagos
costales desprovistos de pericon-
drio de la 6, 7, 8 y 9 costillas. De
cada costilla se cortan y se tallan
los segmentos para armar el pabe-
llón. Se utilizan generalmente dos
segmentos para el bloque básico,
un segmento para el hélix, otro para
el antihélix, otro para el trago y uno
para la concha. Los segmentos se
ensamblan con suturas de alambre
(Ilustración modificada de Nagata).
oreja; esta última dimensión suele determinar una posi-
ción muy posterior en el lado afectado, prácticamente
en el cuero cabelludo temporooccipital. Cuanto más se
acerque el polo superior de la oreja reconstruida al nivel
del polo superior de la oreja normal, más favorable será
la simetría frontal. Al propio tiempo se alejará más del
lóbulo que suele estar en posición más baja. Cuando se
pretende cumplir con las dos metas, es decir, simetría
frontal en la altura de los polos e integración del lóbulo a
la oreja reconstruida, suele resultar una oreja demasiado
larga. Por otra parte, si se pretende conservar la simetría
con relación a la distancia del canto externo o, por lo
menos, reducir la diferencia, la oreja reconstruida puede
resultar excesivamente inclinada, lo cual no resulta en
una apariencia favorable. La solución debe analizarse
como parte del plan de tratamiento para cada caso en
particular. Debe establecerse qué tan “alargada” o in-
clinada puede quedar la oreja si se decide integrar el
lóbulo a la reconstrucción o si es conveniente prescindir
del lóbulo en aras de una simetría más favorable. Estos
casos siempre son difíciles y es aconsejable, en lo po-
sible, operarlos después de los 10 años. Algunos auto-
res recomiendan, inclusive, esperar más tiempo e iniciar
la reconstrucción después de solucionar la microsomía
maxilomandibular.16
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

A B C

D E F

Figura 143.16 Técnica de Nagata para el diseño de los colgajos de piel para cubrir el injerto tallado. A. La zona punteada densa superior co-
rresponde a la línea de implantación de pelo. Sobre la cara anterior del lóbulo se diseñan dos colgajos: el superior (2) corresponde al que cubrirá
la cara externa del trago y el inferior (1) corresponde al lóbulo. La línea punteada fina corresponde a la localización del injerto tallado. La línea
punteada gruesa corresponde a la incisión. B. Diseño de la incisión (línea punteada gruesa) sobre la cara posterior del lóbulo para el colgajo (3)
que cubre la cara interna del trago, el pseudomeato y parte de la concha. Sobre la región mastoidea y en continuidad, se diseña el colgajo (4) para
cubrir la mayor parte del injerto tallado. El óvalo punteado representa el pedículo subcutáneo que debe preservarse para proteger la integridad
de los colgajos en las zonas más distales. C. Colgajos levantados. El plano de disección se representa en negro y se extiende hasta el límite se-
ñalado por la línea punteada gruesa. Se reseca el remanente cartilaginoso. D. Introducción del injerto tallado dentro del bolsillo cutáneo. El injerto
se introduce por el espacio existente entre la raíz del hélix y el trago y se gira alrededor del pedículo subcutáneo en el sentido de las manecillas
del reloj. E. Injerto cartilaginoso en posición. Se diseña la incisión para la resección de la piel redundante sobre la raíz del hélix. F. Apariencia final.
Se aprecian las incisiones suturadas y el óvalo punteado que corresponde al pedículo subcutáneo preservado. Los números señalan los colgajos
descritos (Ilustración modificada de Nagata).

Figura 143.17 Oreja constreñida grupo I. Izquierda:

se observa el doblamiento del hélix sobre el surco del
hélix (scapha). Derecha: la elevación del hélix muestra
que no hay déficit de tejidos (Caso clínico: Dr. Andrés
Ferro).

1801
 Orejas
Línea de implantación de pelo baja
Es frecuente que el injerto tallado rebase en el polo su-
perior la línea de implantación pilosa. En estos casos
es aconsejable una depilación quirúrgica que se realiza
levantando con bisturí un injerto delgado de espesor
parcial por encima del nivel de los folículos, como lo
recomienda Nagata;9 estos pueden, entonces, ser re-
movidos fácilmente dejando una delgada capa de te-
jido conjuntivo sobre el cartílago costal. Incluso, si el
cartílago queda expuesto, no habrá riesgo de reabsor-
ción porque la zona se cubre con un colgajo de fascia
temporal superficial que garantiza la viabilidad, tanto
del cartílago como del injerto delgado de piel.
Oreja constreñida
Definición
La oreja constreñida es una malformación del pabellón
auricular caracterizada por la hipoplasia del tercio su-
perior, con un amplio espectro de presentaciones clíni-
cas, clasificada inicialmente por Tanzer17 en el tipo IVa y,
posteriormente, tipificada por Cosman18 quien describe
cuatro características que se presentan en esta malfor-
mación:
1. Doblamiento: en el polo superior que puede com-
prometer al hélix, la rama superior y la fosa trian-
gular.
2. Protrusión: caracterizada por una proyección an-
terior del polo superior.
3. Disminución de tamaño: debida al mismo dobla-
miento del pabellón.
4. Implantación baja: no es constante, pero se obser-
va en los casos más severos.
Clasificación
La presentación clínica de la oreja constreñida varía de
acuerdo con la severidad de la hipoplasia. Basados en
la clasificación de Tanzer se propone una modificación
de esta, la cual resulta más objetiva y práctica para el
enfoque quirúrgico.
Grupo I
Compromiso exclusivo del hélix: hay un doblamiento de
este que reduce la altura del pabellón auricular. En la
vista frontal, es evidente la asimetría en relación con el
pabellón auricular contralateral. En los casos de com-
promiso bilateral, la malformación puede resultar imper-
ceptible para el paciente por su apariencia simétrica y
1802
no se justifica la realización de procedimientos de re-
construcción (Fig. 143.17).
Grupo IIA
Disminución de la altura vertical del pabellón auricular
debido a la falta de definición del surco del hélix (scapha)
y al doblamiento de este. Aunque, a simple vista, no se
observa la presencia de la rama superior del antihélix,
al manipular el pabellón hacia arriba, se observa la pre-
sencia de la rama superior y de la inferior (Fig. 143.18).
Grupo II B
Disminución de la altura vertical del pabellón auricular
debido al doblamiento del hélix y falta de definición de
la rama superior del antihélix. Al plegar manualmente el
pabellón auricular hacia arriba se verifica la ausencia de
la rama superior del antihélix (Fig. 143.19).
Grupo III
Hipoplasia severa del polo superior con doblamiento de
este. Hay evidente déficit de cartílago y de piel. Corres-
ponde a la microtia de tipo I o, incluso, II en algunos ca-
sos. Es muy difícil o imposible de reducir manualmente.
La concha es estrecha; el trago, el antitrago y el lóbulo
son normales. Usualmente hay estenosis del conducto
(Fig. 143.20).
Tratamiento
Tratamiento no quirúrgico
En los casos de oreja constreñida de tipo I es posible
realizar la corrección del doblamiento del hélix si se ini-
cia el manejo antes del primer mes de vida. La utilización
de férulas durante los primeros seis meses mantiene al
hélix en la posición corregida. El cartílago madura en la
posición adecuada y el resultado es estable porque no
hay déficit de piel (Fig. 143.21).
Tratamiento quirúrgico
Principios del manejo quirúrgico
En general, se recomienda hacer el tratamiento menos
agresivo, es decir, “hacer lo menos posible para obte-
ner un resultado aceptable”.19 El principal objetivo es la
simetría en la altura de los pabellones auriculares, aun
cuando los relieves anatómicos de cada pabellón auri-
cular no sean exactamente iguales. No hay dos deformi-
dades iguales, por lo cual el tratamiento debe ser flexible
y adaptarse a cada caso.19
Son frecuentes los resultados pobres e insatisfac-
torios en el tratamiento de la oreja constreñida. Infortu-
Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.18 Oreja constreñida grupo IIA.

Izquierda: se observa el doblamiento del polo su-
perior. Derecha: la elevación del hélix muestra la
rama superior y la rama inferior del antihélix (Caso
clínico: Dr. Andrés Ferro).

Figura 143.19 Oreja constreñida grupo IIB. Iz-

quierda: se observa el doblamiento más pronun-
ciado del polo superior. Derecha: la elevación del
hélix muestra únicamente la rama inferior (Caso
clínico: Dr. Andrés Ferro).

Figura 143.20 Oreja constreñida grupo III. Iz-

quierda: se observa hipoplasia del polo superior.
No se reconoce el antihélix ni el surco del hélix
(scapha) en el polo superior. Corresponde a una
microtia tipo I o incluso II. (Caso clínico: Dr. Andrés
Ferro).

1803
 Orejas

Figura 143.21 Tratamiento no quirúrgico de oreja constreñida grupo I. Izquierda: oreja constreñida grupo I en un recién nacido. Centro: manejo
con férula de acrílico que corrige el colapso del hélix y define la profundidad del surco del hélix (scapha). Derecha: resultado después de tres
meses de manejo con férula (Fotografías: cortesía de la Lic. Claudia Londoño).

B A

1 2 3

4 5 6

Figura 143.22 Técnica del doble colgajo en bandera de Tanzer. 1 Diseño de la incisión 2 Disección del cartílago del polo superior y
diseño de dos colgajos cartilaginosos A y B. 3 Superposición de los colgajos de cartílago en los vértices para dar altura al polo superior.
4 Colgajos suturados en posición; se agrega un injerto de cartílago de la concha para refuerzo. 5 Vista posterior muestra el injerto de
concha suturado en el espacio correspondiente al surco del hélix (scapha). 6 Aspecto final.

1804
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.23 Técnica del doble colgajo en bandera de Tanzer. Arriba izquierda: superposición de los colgajos de cartílago en los vértices para
dar altura al polo superior. Arriba centro: colgajos suturados en posición. Arriba derecha: vista posterior muestra el injerto de concha suturado en el
espacio correspondiente al surco del hélix (scapha). Abajo izquierda: verificación de la altura con el molde de la oreja contralateral. Abajo centro:
aspecto preoperatorio. Abajo derecha: resultado al año del postoperatorio (Caso clínico: Dr. Andrés Ferro).

nadamente, muchos cirujanos pretenden manejar estos
casos como si se tratara de una oreja prominente.
El éxito del tratamiento y los resultados óptimos se
obtienen como efecto de un diagnóstico preciso y un tra-
tamiento acorde con la clasificación de la malformación.
Los procedimientos quirúrgicos para el manejo de
la oreja constreñida necesitan amplias disecciones de
la piel auricular para exposición del esqueleto cartila-
ginoso. Se trata de una técnica exigente que requiere
conocimiento y experiencia por las consecuencias de-
vastadoras que pueden acarrear las complicaciones
que comprometen la integridad de la piel o del cartílago.
Existen varias técnicas descritas para el manejo de esta
malformación.19-23 Se describirán las técnicas recomen-
dadas por los autores de acuerdo con la clasificación de
la malformación.

1805
 Orejas
Técnicas quirúrgicas
Grupo I
Por definición la constricción del grupo I no presen-
ta déficit de piel. La alteración se debe al doblamiento
exagerado del cartílago auricular en el hélix superior.
En primera instancia, estas malformaciones deben ser
manejadas en el recién nacido, como se mencionó, me-
diante el uso de férulas termoplásticas tomando como
patrón la oreja sana contralateral para igualar la altura de
los dos pabellones. En caso de no haber sido manejada
en el recién nacido, se recomienda la técnica del doble
colgajo en bandera (Figs. 143.22 y 143.23).
Grupo IIA
Mediante un abordaje anterior subpericóndrico, se ex-
pone la mitad superior del pabellón auricular. La crea-
ción de un pilar de soporte del polo superior del pabellón
auricular y la disminución de la proyección de la concha
auricular, se pueden lograr mediante el colgajo cartila-
ginoso de Elsahy, el cual toma cartílago de la porción
media del antihélix para reproducir la rama superior de
este (Figs. 143.24 y 143.25).
Debe tenerse en cuenta que debido a la posición
baja de la oreja constreñida y a su disminución de ta-
maño, con frecuencia, se requiere un segundo tiempo
quirúrgico para realizar compensaciones de altura en el
pabellón contralateral. El paciente debe estar informado
desde el inicio de su tratamiento acerca de esta posi-
bilidad. Se recomienda realizar este segundo procedi-
miento no antes que transcurran mínimo seis meses del
procedimiento inicial. También se podrán realizar revisio-
nes o modificaciones de los cambios que se presentan
por el proceso de cicatrización en el pabellón auricular
intervenido.
Grupo IIB
Se utiliza la técnica recomendada para el grupo IIA, pero
a pesar de que se logra elevar el polo superior y repro-
ducir la rama superior, la oreja no alcanza la altura de
la oreja contralateral. Mediante un avance de V en Y en
la raíz del hélix, se logra disminuir esa diferencia (Fig.
143.26).
Grupo III
Debido a la ausencia de todos los elementos del tercio
superior y medio del pabellón auricular esta malforma-
ción debe ser corregida como una microtia. Se debe rea-
lizar la reconstrucción del pabellón auricular mediante
el tallado de cartílago costal, el cual se debe empalmar
en un segundo tiempo con los elementos del pabellón
auricular existente y, en tiempos quirúrgicos posteriores,
reconstruir el surco retroauricular y realizar las revisiones
necesarias (Fig. 143.27).
1806
Conclusiones y recomendaciones
La oreja constreñida abarca una gran variedad de mal-
formaciones del pabellón auricular, las cuales requieren
un diagnóstico preciso para determinar cuáles segmen-
tos del pabellón son normales y cuáles deben ser modi-
ficados o reemplazados. Si el compromiso es unilateral,
el calco preciso del pabellón normal sobre un acetato es
muy útil para determinar el grado de compromiso.
Al considerar los casos del grupo IIB, si el compro-
miso es bilateral, la solución quirúrgica debe ser conser-
vadora. En estos casos, la corrección de la protrusión y
la simetría de la altura pueden mejorar sensiblemente la
apariencia y satisfacer al paciente. Si el compromiso es
unilateral, se debe examinar minuciosamente el grado
de asimetría para determinar las limitaciones de la co-
rrección recomendada con la técnica de Elsahy. La alter-
nativa sería la corrección con cartílago costal. El pacien-
te debe ser informado y ser consciente de las ventajas,
riesgos y limitaciones de ambas técnicas y la decisión
debe contar con su autorización.
Ahora bien, el cirujano está en la obligación ética de
reconocer sus limitaciones si no tiene experiencia en la
reconstrucción con cartílago costal y no utilizar las téc-
nicas conservadoras para corregir los tipos de orejas
constreñidas que tienen clara indicación de reconstruc-
ciones radicales. No sobra insistir en que las técnicas
conservadoras descritas requieren pericia y un mane-
jo extremadamente cuidadoso de los tejidos, pues las
exposiciones amplias del cartílago auricular conllevan
riesgos de hematomas, infecciones o necrosis con con-
secuencias devastadoras. Las clasificaciones clínicas
descritas son muy útiles como guías para seleccionar la
técnica más adecuada pero no constituyen una camisa
de fuerza para el cirujano. Elaborar un juicioso plan qui-
rúrgico para cada paciente es la mejor opción para la
satisfacción del paciente y del cirujano.
Deformidades adquiridas
Trauma
La posición y proyección del pabellón auricular lo ha-
cen susceptible a sufrir traumas de todo tipo. La evalua-
ción de la oreja lesionada debe realizarse después de
la atención básica y estabilización del paciente y debe
incluir el examen minucioso del conducto auditivo exter-
no, el tímpano, la audición y la función del nervio facial.
Además de los cuidados básicos pertinentes para cada
tipo de heridas, debe aclararse que la atención inicial
NO es la oportunidad de grandes esfuerzos reconstruc-
tivos.24,25
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

A B C

D E F

Figura 143.24 Técnica del colgajo cartilaginoso de Elsahy. A. Oreja constreñida grupo IIA. B. Diseño de incisión (línea pun-
teada gruesa); el gancho levanta el doblamiento del hélix. C. Disección de la piel anterior del tercio superior y medio; exposición
del cartílago. Diseño del colgajo cartilaginoso sobre el borde posterior del antihélix (línea punteada fina). Zona redundante del
hélix (rayas paralelas). D. Colgajo cartilaginoso levantado. El borde redundante del hélix se ha resecado. E. Colgajo suturado en
posición para formar la rama superior del antihélix. La zona donante del colgajo cartilaginoso se sutura y el antihélix se torna más
angosto en el tercio medio. F. Aspecto final después del cierre.

Figura 143.25 Técnica de Elsahy para la oreja constreñida. Izquierda: oreja constreñida Grupo IIA. Centro: colgajo cartilaginoso rotado para
crear la rama superior del antihélix. Derecha: resultado de la reconstrucción (Caso clínico: Dr. Andrés Ferro).

1807
 Orejas

Figura 143.26 Técnica de Elsahy y avance de V en Y para manejo de oreja constreñida. Superior izquierda: oreja constreñida grupo IIB. La
maniobra que reduce la deformidad muestra la ausencia de la fosa triangular y de la rama superior. Superior centro: se aprecia el colgajo carti-
laginoso de Elsahy, que reproduce la rama superior. Diseño de V-Y en la raíz del hélix y de la resección semilunar de la piel redundante del hélix.
Superior derecha: avance V en Y de la raíz del hélix y remodelación cutánea del hélix en el polo superior. Inferior izquierda: aspecto preoperatorio.
Inferior derecha: Resultado final. A pesar de que no se logra una corrección ideal por el grado de hipoplasia, es evidente el aumento de altura y la
presencia de la rama superior y la fosa triangular (Caso clínico: Dr. Andrés Ferro).

con pérdida de los relieves del pabellón y asociada a un

Contusiones. Hematomas
El aplastamiento de la oreja entre el cráneo y otro ele-
mento contundente, produce edema difuso y hemato-
mas que se acumulan entre el pericondrio y el cartílago.
La presentación clínica del hematoma es una tumefac-
ción renitente que puede tener o no un color violáceo,
dolor severo. Las complicaciones de los hematomas no
tratados son la infección, la necrosis cartilaginosa por
la pérdida de la adhesión al pericondrio y, como secue-
la, la llamada “oreja en coliflor”. En esta deformidad, el
hematoma es reemplazado por una formación fibrocarti-
laginosa causada por la estimulación de las células me-
senquimales del pericondrio.26

1808
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.27 Manejo de oreja constreñida grupo III. Superior izquierda: oreja constreñida grupo III. Superior centro: oreja constreñida grupo
III, solamente el polo inferior conserva apariencia normal. Corresponde a una microtia tipo I. Superior derecha: retiro del remanente cartilaginoso
del polo superior. Inferior izquierda: aspecto seis meses después del injerto de cartílago costal tallado y previo a la transposición del lóbulo. Infe-
rior centro: aspecto seis meses después. Inferior derecha: aspecto final, después de la reconstrucción del surco retroauricular y la corrección del
lóbulo bífido (Caso clínico: Dr. Andrés Ferro).

El tratamiento de los hematomas debe lograr la
readaptación del pericondrio al cartílago porque, en
caso contrario, puede conducir a nuevas colecciones y
a una deformidad en coliflor. El drenaje con punciones
o con catéteres es generalmente inefectivo, por lo que
se recomienda la realización de incisiones en zonas que
queden camufladas, como en el surco del hélix (scapha)
y un lavado exhaustivo. Se complementa el cierre con
la colocación de suturas transfixiantes que deben anu-
darse sobre gasas con ungüento o sobre esponjas con
una tensión moderada para evitar la necrosis de la piel y
para lograr la adecuada adhesión cutánea.26
Abrasiones. Heridas simples
Prima la utilización de principios básicos como el lava-
do exhaustivo, el retiro de tejido desvitalizado, material

1809
 Orejas
Figura 143.28 Avulsión de la oreja. Izquierda: Avulsión severa de la oreja. Obsérvese el pedículo cutáneo en el borde inferior del lóbulo por
el cual hay perfusión de la mayor parte del pabellón. Centro: aspecto 72 horas después de suturar la parte arrancada. El 80% del pabellón tiene
una perfusión adecuada. Derecha: apariencia un mes después del trauma y el manejo conservador con curaciones. Solamente se perdió el tercio
superior del hélix.
contaminante o cualquier tipo de tatuaje traumático y la
prevención de la desecación, el principal enemigo del
cartílago expuesto y traumatizado. Si existen dudas so-
bre la irrigación, se deben preservar estos segmentos y
diferir el manejo definitivo.
En la sutura de las heridas debe procurarse el rea-
lineamiento cuidadoso de los segmentos para evitar
escalones y cicatrices muy notorias.27 Las pérdidas de
piel menores a 1 cm de diámetro se reparan por cica-
trización secundaria, sobre todo cuando se conserva
el pericondrio. Cuando ocurre pérdida de piel menor a
1 cm de diámetro, el manejo conservador permitirá la
cicatrización secundaria,25 sobre todo si se ha conser-
vado el pericondrio. En las pérdidas cutáneas más ex-
tensas, debe juzgarse cuidadosamente la extensión del
daño cartilaginoso, las condiciones de la irrigación ad-
yacente y subyacente a la lesión y, si es posible, optar
por el manejo con curaciones hasta obtener, bien sea,
la reepitelización espontánea o un área de granulación
para injertar. El uso de colgajos cutáneos para cubrir
defectos en forma inmediata resulta lesivo para el pla-
neamiento de un futuro procedimiento reconstructivo.
La curación debe realizarse con ungüentos antibióticos
o antisépticos en abundancia que se cubren con ven-
dajes fijos y no compresivos que aseguren la oclusión y
la prevención de la desecación.28
1810
Avulsión. Amputaciones
Las amputaciones de la oreja son, habitualmente, con-
secuencia de mordeduras o traumas por tracción. El
escenario más frecuente es el de tejidos locales aplasta-
dos y arrancados, donde la presencia de un borde nítido
de lesión es más una excepción que la regla. Si se trata
de una avulsión donde quedan segmentos cutáneos en
continuidad, puede existir una circulación limítrofe que
permite la supervivencia parcial o total de los segmen-
tos. En estos casos la reposición de las partes secciona-
das o arrancadas sin manipular el tejido sano adyacente
y la observación permitirán determinar la extensión de la
necrosis (Fig. 143.28).
En las amputaciones segmentarias el reimplante es
extremadamente difícil. No se recomienda utilizar el seg-
mento amputado como injerto compuesto, debido a que
casi nunca tiene éxito y aumenta el riesgo de infección.29
A través de la historia se han descrito numerosas téc-
nicas para la recuperación de la oreja amputada, como
introducir el cartílago entre un bolsillo de piel retroauricu-
lar, hacer una dermoabrasión posterior de la oreja am-
putada o perforaciones en el cartílago y suturarla sobre
tejido sano a manera de injerto compuesto, rescatar el
cartílago y cubrirlo con colgajos locales o con un colgajo
de fascia temporal. En forma invariable y, a pesar de la
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
supervivencia del cartílago, el seguimiento a largo plazo
de estos casos registrados en la literatura ha demostra-
do que el cartílago pierde su estabilidad, se deforma por
la contracción cicatricial y los resultados son malos, por
lo cual estas técnicas deben ser abandonadas.25,30,31
Reimplantes
Pennington et al., reportaron, en 1980, el primer reim-
plante auricular. Sin embargo, y a pesar de que han
transcurrido más de tres décadas de perfeccionamiento
en las técnicas de cirugía microcirugía vascular, no es un
procedimiento rutinariamente exitoso. El porcentaje de
fracaso es del 30% aproximadamente,30 con altas tasas
de complicaciones vasculares, principalmente de con-
gestión venosa. Los vasos de la parte amputada son de
calibres que oscilan entre los 0,3 mm a 0,7 mm31 y, por
las características de las lesiones, tienen daños seve-
ros por arrancamiento. Debe evitarse el uso de los vasos
temporales superficiales en las anastomosis ya que son
el principal pedículo del colgajo de fascia temporal, uno
de los pilares en las cirugías de reconstrucción tardía. El
reimplante de una oreja está indicado sólo si se encuen-
tran vasos de buena calidad en la porción amputada.
No sobra enfatizar que un reimplante debe ser realiza-
do por un equipo quirúrgico experimentado, debido a la
gran dificultad técnica que implica y al alto porcentaje
de complicaciones y fracasos.30
El tratamiento de una amputación no apta para reim-
plante consiste en un lavado exhaustivo de la herida y
el cierre primario de la piel. Si es necesario, se practica
la resección de los bordes cartilaginosos expuestos. La
reconstrucción será diferida como procedimiento elec-
tivo.25,29,31 Se debe explicar al paciente y a los fami-
liares las razones para evitar esfuerzos aparatosos e
inútiles.
Quemaduras
Se presume que hasta el 40% de las quemaduras com-
prometen las orejas. El hélix es la estructura más ex-
puesta y la más afectada por el daño térmico. El trata-
miento inicial consiste en la preservación de un medio
ambiente húmedo para facilitar la reparación tisular. No
se recomienda la remoción agresiva de la escara, por-
que los tejidos profundos, si están viables, contribuyen a
preservar el cartílago. Si este queda expuesto, se seca
y se necrosa.
Se debe prestar especial atención para evitar la pre-
sión sobre la oreja quemada. Debe cambiarse frecuente-
mente la posición de la cabeza sobre todo en pacientes
sedados o en la unidad de cuidados intensivos. Se re-
comiendan el uso de almohadas blandas o espumas, el
143
uso de curaciones oclusivas e, incluso, el rasurado del
cuero cabelludo para facilitar las curaciones y la vigilan-
cia de la zona.
Con estas medidas simples, alrededor del 75% de las
quemaduras cicatrizan en forma espontánea sin necesi-
dad de otros procedimientos. Si, después de 3 semanas
persisten áreas cruentas, se pueden utilizar injertos de
piel de espesor total para la cobertura. No es adecua-
do utilizar injertos en sábana, sino segmentarios, porque
la cicatrización secundaria puede causar aplanamiento
por contracción cicatricial.24,25,28
Condritis
Es la complicación más temida y se puede presentar
hasta en el 25% de las quemaduras del pabellón auri-
cular. Se puede presentar durante los periodos agudos y
subagudos de evolución de la quemadura. Los síntomas
son inespecíficos, con incremento del dolor, edema y, fi-
nalmente, la aparición de secreción purulenta y zonas
de necrosis. No es necesario que exista una exposición
cartilaginosa previa para que se desarrolle la condritis.
Los patógenos más comunes son la Pseudomona aeru-
ginosa y el Staphyloccocus aureus. El tratamiento debe
ser agresivo con antibióticos sistémicos y el desbrida-
miento del tejido necrótico. Las deformidades residuales
son mucho más severas cuando ha ocurrido una con-
dritis supurativa porque la pérdida del soporte afecta
en forma muy notoria la forma del pabellón auricular. Es
prudente esperar, al menos, un año antes de intentar una
reconstrucción definitiva.28
Cáncer
El 5% al 10% de los tumores malignos de piel pueden
comprometer las orejas. Es una patología predominante
en adultos mayores a partir de la sexta década. El tu-
mor más frecuente del pabellón auricular es el carcino-
ma escamocelular (CEC) (60%), seguido del carcinoma
basocelular (30%) y del melanoma (5%).25,27 Los CEC
localizados en la oreja se asocian con una tasa alta de
recurrencia y metástasis. Las zonas donde se localizan
la mayor parte de los tumores son, en orden de frecuen-
cia, el hélix y el antihélix. El compromiso de la concha y
el lóbulo son raros.27
En las resecciones menores a 1,5 cm de diámetro, la
reparación se puede realizar mediante el diseño de inci-
siones en estrella, en cuña o extensiones que permiten el
cierre primario de manera similar a las que se utilizan en
el tratamiento de las macrotias (Fig. 143.47). En defec-
tos mayores por grandes resecciones la reconstrucción
diferida queda supeditada a las consideraciones del
control oncológico de los bordes de resección y a las
1811
 Orejas
A B
D E
condiciones de los tejidos adyacentes con secuelas de
radioterapia.
Reconstrucción
Para seleccionar el método de reconstrucción más ade-
cuado se deben considerar:
t
Condiciones del defecto: se deben registrar no
solo los elementos faltantes, sino las discrepan-
cias en tamaño y forma respecto al pabellón con-
tralateral que ocurren habitualmente por contrac-
ción cicatricial. Para tal fin se recomienda la uti-
lización de calcos en láminas transparentes que
hacen más objetiva la observación.
t
Tejidos adyacentes: determinar la presencia de
cicatrices, adherencias, contracturas y posible
compromiso de pedículos vasculares cercanos
que limiten o impidan el uso de colgajos locales.
t
Expectativas del paciente: se deben explicar cla-
ramente las limitaciones y posibles resultados de
los métodos propuestos, incluyendo las posibles
complicaciones. El paciente debe ser siempre un
agente activo en la toma de decisiones quirúrgi-
cas y su motivación es requisito fundamental para
emprender una reconstrucción. Por último, las
condiciones generales del paciente como edad
1812
C
Figura 143.29 Técnica de Antia y
Buch para defectos del hélix. A. De-
fecto en el tercio superior. B. Diseño
de las incisiones. C. Levantamiento de
colgajos condrocutáneos. D. Avance
de colgajos. E. Cierre y aspecto final.
avanzada o enfermedades sistémicas pueden
contraindicar la reconstrucción.
Defectos menores al 30%.
Las zonas más comprometidas son periféricas, gene-
ralmente el hélix. En la reconstrucción se debe intentar
reproducir el borde curvado y proyectado del hélix y la
depresión correspondiente al surco del hélix (scapha) y
evitar un borde aplanado.24,25
En defectos menores a 15 mm de diámetro se logran
buenos resultados con los cierres en cuña con extensio-
nes al interior de la oreja (Fig. 143.47).
Pérdidas de 20 mm a 30 mm se pueden cerrar con la
técnica de colgajos condrocutáneos de avance de Antia
y Buch,25 procedimiento en el que los rebordes del hélix
se separan por incisiones en el surco del hélix, con un
pedículo cutáneo posterior y la raíz se avanza como un
colgajo V en Y. Debe aclararse que, con este cierre, se
pierde entre un 15% a un 20% de la altura del pabellón
reconstruido (Fig. 143.29).
Otras técnicas descritas que han entrado en desuso
por resultados deficientes29 son:
t
Colgajos de avance de la piel retroauricular con
injertos cartilaginosos de concha de la oreja con-
tralateral.
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.30 Reconstrucción con cartílago costal. Arriba izquierda: Pérdida del tercio medio del
hélix y el antihélix por una mordedura canina. Se muestra marcado el colgajo de piel mastoidea que
se usará para cubrir el injerto de cartílago. Arriba derecha: cartílago costal tallado. Abajo izquierda:
la superposición muestra que el injerto rebasa las dimensiones del defecto para facilitar el empal-
me con el cartílago auricular. Abajo derecha: aspecto final después de la reconstrucción del surco
retroauricular. Se aprecia continuidad entre la oreja y el segmento reconstruido, sin escalones ni
brechas (Caso clínico: Dra. Rocío Ramírez).

t
Colgajos cutáneos de piel retroauricular en ban-
dera de base superior asociados o no a injertos.
t
Transposición completa de la concha en un col-
gajo condrocutáneo pediculado en la raíz del hé-
lix (técnica de Donelan).
t
Colgajos tubulares para reconstrucción del hélix.
Se requieren varios tiempos quirúrgicos y quedan
cicatrices difíciles de disimular en la piel mastoi-
dea y cervical.
Defectos del 30% al 60%
Para grandes pérdidas, los métodos de elección utilizan
injertos de cartílago costal tallados y una cobertura cutá-
nea bien irrigada porque se obtienen resultados buenos
en apariencia y perdurabilidad.25,31,32
Con base en el dibujo calcado de la oreja contra-
lateral se diseña el segmento que se va a reconstruir
agregando unos 5 mm, o más, en los extremos para
facilitar el empalme de los remanentes auriculares nor-
males al segmento reconstruido. El segmento se talla
con la misma técnica que se utiliza en la reconstrucción
de la microtia. Si el segmento que se va a reconstruir
no es muy grande, se puede tallar en una sola pieza de
cartílago. De lo contrario, se usarán varios cartílagos
costales.
En la primera fase, el cartílago tallado se cubre con
un colgajo de piel, generalmente de la zona retroauricu-
lar y de pedículo posterior. También se puede diseñar

1813
 Orejas
A B
D E
bipediculado de acuerdo con la preferencia del cirujano
(Fig. 143.30).
En la segunda etapa que se realiza 6 meses más
tarde, se libera la base del colgajo y se cubre la cara
posterior de la oreja reconstruida con un injerto de piel
de espesor total como se hace en los casos de recons-
trucción de microtia (Fig. 143.31).
Si la piel retroauricular o mastoidea no está en bue-
nas condiciones, se prefiere la utilización del colgajo de
fascia, bien sea temporal superficial o auricular poste-
rior. En este último caso se localiza previamente el pe-
dículo con un monitor Doppler, ya que su localización
no es tan constante como la de los vasos temporales
superficiales.
Reconstrucción subtotal y total
Si bien, la técnica de elección es homóloga a la recons-
trucción de una microtia, las condiciones en la recons-
trucción postraumática son totalmente diferentes. Aun,
cuando la piel mastoidea se encuentre intacta, esta no
tiene las condiciones de elasticidad de una malforma-
ción congénita, para permitir alojar la totalidad del ar-
1814
C
Figura 143.31 Reconstrucción subtotal con
cartílago costal. A. Defecto y diseño de las inci-
siones para colgajo bipediculado. B. Injerto de
cartílago que rebasa en los extremos las dimen-
siones del defecto. C. Injerto cubierto por el col-
gajo bipediculado de piel mastoidea. D. Incisión
(línea punteada) para reconstrucción del surco
auricular. E. Injerto de piel para cubrir la zona
cruenta del surco.
mazón tallado y, eventualmente, puede requerirse una
cobertura adicional. Además, la presencia del conducto
auditivo externo y las cicatrices alrededor de este dificul-
tan la planeación quirúrgica.24,25,29
Para obtener una cobertura adecuada y estable exis-
ten tres opciones:
1. Colgajo de fascia temporal e injertos de piel.
2. Colgajos libres.
3. Expansión.
Colgajo de fascia temporal
El colgajo de fascia temporal es el recurso más impor-
tante en la reconstrucción auricular secundaria.24,25,29,32
Pediculado en la arteria temporal superficial, tiene una
anatomía constante y una irrigación segura. El abordaje
se hace a través de incisiones en Y o en zigzag en el
cuero cabelludo de la región temporal y se diseca en
un plano inmediatamente por debajo de los folículos pi-
losos. Las dimensiones del colgajo deben considerar la
superficie de plegamiento en la base y también los relie-
ves del armazón de cartílago que se cubrirá.
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.32 Reconstrucción subtotal de oreja. Arriba izquierda: secuelas de quemadura y condritis en
la oreja derecha. Pérdida de la mitad superior del pabellón. Arriba derecha: molde en acetato semitranspa-
rente del defecto a reconstruir y cartílago costal tallado. Obsérvese que el injerto rebasa las dimensiones del
defecto para facilitar el empalme. Abajo izquierda: colgajo de fascia temporal transpuesto sobre el injerto de
cartílago costal. Se aprecia la incisión en Y utilizada para la disección del colgajo. Abajo derecha: aspecto
postoperatorio tardío de la reconstrucción. El injerto de piel total colocado sobre el colgajo de fascia tempo-
ral muestra una leve hiperpigmentación. Se reconoce el relieve del hélix y la continuidad del antihélix (Caso
clínico: Dra. Rocío Ramírez).

El colgajo se separa de superior a inferior, preservan-
do en su base la arteria y la vena temporales superficia-
les. Generalmente, se deben seccionar la rama frontal
de la arteria para facilitar el traslado. La transposición
se hace como la hoja de un libro y después de cubrir
el injerto de cartílago se coloca un injerto de piel de
espesor total sobre la cara profunda del colgajo que al
transponerlo se hace superficial. Se coloca un dren de
succión para facilitar la adhesión del colgajo al cartílago
y la adherencia del injerto al colgajo se asegura median-
te suturas que se anudan sin tensión sobre gasas con
ungüento.
El dren se retira al tercer día posoperatorio. El ven-
daje se retira en el octavo día posoperatorio: se verifica
el estado del injerto, la presencia de colecciones, y se
registra la viabilidad del colgajo a través de la tempe-
ratura local y la apariencia del injerto de piel. Se reco-
mienda cubrir nuevamente con gasa vaselinada y con
vendas por una semana adicional para proteger el in-
jerto.
La resolución del edema puede demorar varios me-
ses, incluso uno o dos años cuando se utiliza el colga-
jo de fascia temporal. Durante este período no serán
aparentes los relieves del injerto costal. Es frecuente la
hiperpigmentación del injerto de piel por lo cual se reco-
mienda el uso prolongado de protección antisolar.
Es prudente esperar a que disminuya el edema para
realizar la reconstrucción del surco retroauricular. Se
libera la cara posterior del injerto cartilaginoso conser-
vando una capa generosa de tejido conjuntivo. La zona
cruenta resultante se cubre con un injerto de piel de es-
pesor total tomado de la región inguinal (Fig. 143.32).

1815
 Orejas
Colgajos libres
Dentro de las opciones utilizadas se encuentran los col-
gajos de fascia y colgajos cutáneos. La principal dificul-
tad en la reconstrucción microquirúrgica es la consecu-
ción de vasos receptores de características adecuadas.
Es frecuente que la arteria temporal superficial se en-
cuentre lesionada cuando se acomete una reconstruc-
ción secundaria, por lo cual, en su porción auricular no
es buena candidata para anastomosis. Adicionalmente,
la necesidad de utilizar vendajes oclusivos y drenes de
succión durante el procedimiento, hace recomendable
buscar zonas de anastomosis que se encuentren a una
distancia prudente de la región auricular, bien sea en el
cuello o en la región occipital.33
Entre los colgajos de fascia la primera elección es la
fascia temporal contralateral. Se han descrito otras op-
ciones como el colgajo antebraquial, radial fascial o el
epiplón. Con los colgajos libres fasciocutáneos como el
colgajo antebraquial radial o el colgajo pedio,27 se en-
cuentran reportes de la prefabricación con el injerto de
cartílago costal y la expansión concomitante; sin embar-
go, la constante es que, aun a pesar de estas manio-
bras, la piel es muy gruesa para lograr el calcado ideal
del armazón cartilaginoso.25,31,34
Expansión
La piel de la región mastoidea debe estar en buenas
condiciones y sin adherencias. La inserción del expan-
sor se hace por una incisión remota y radial en el cuero
cabelludo y con una disección subgaleal. El puerto de
llenado debe quedar, igualmente, lejos de la zona de ex-
pansión por debajo del cuero cabelludo. La expansión
se lleva a cabo con llenados semanales por 6 a 8 sema-
nas. Luego de alcanzar el volumen máximo deseado, se
mantiene el expansor por 2 semanas adicionales.25 Des-
pués de la colocación del injerto tallado, se deja también
un dren de succión y un vendaje oclusivo. Posteriormen-
te, se realiza la reconstrucción del surco retroauricular,
como se ha descrito previamente.
La principal desventaja de esta técnica es la alta tasa
de complicaciones locales como la exposición del ex-
pansor y la infección. A largo plazo es frecuente que la
contracción secundaria produzca una pérdida parcial
de los relieves del pabellón reconstruido.29
Defectos adquiridos del lóbulo
La deformidad adquirida más frecuente en el lóbulo es la
bifurcación por arrancamiento de los aretes o por elon-
gación de las perforaciones previas. Para la reparación
de estas hendiduras se usan diversos diseños para su-
1816
turar los colgajos del lóbulo mediante cierres con zeta-
plastias o con incisiones en líneas quebradas para evitar
la contractura cicatricial por cierres en línea recta (Fig.
143.33).
La reconstrucción total del lóbulo es un evento me-
nos frecuente y, en estos casos, se prefieren los colgajos
cutáneos de la región retroauricular o cervical que se
pliegan sobre sí mismos para conformar la cara medial
y lateral del lóbulo. Algunos autores utilizan un injerto
de cartílago de la concha para dar soporte y prevenir la
contracción.25
Condiciones especiales
Condritis por “piercing”
Las perforaciones decorativas del pabellón auricular,
cada vez más frecuentes, han aumentado la incidencia
de condritis secundarias. Esta complicación es frecuen-
te en las perforaciones del tercio superior, donde hay
menos irrigación y el cartílago queda en contacto con la
pieza que lo perfora. El tratamiento inicial durante la fase
aguda consiste en lavados y drenaje y la antibioticote-
rapia con fluoroquinolonas orales. Las deformidades
secundarias pueden alterar por completo la forma del
tercio superior y determinar la necesidad de una recons-
trucción con injertos de cartílago costal.35
Oreja en coliflor
La reconstrucción de la deformidad en coliflor permite
generalmente utilizar la misma cobertura cutánea, lo cual
representa una importante ventaja. Se hacen incisiones
marginales en el hélix para disecar el cartílago deforme
y, de acuerdo con la severidad del caso, se puede escin-
dir el tejido redundante y conservar el mismo cartílago o
reemplazar las zonas comprometidas con un injerto de
cartílago costal. Debe asegurarse la adhesión de la piel
al cartílago, bien sea con drenes de succión o suturas
transfixiantes anudadas sin tensión sobre gasas vaseli-
nadas o esponjas.
Reconstrucción protésica
El uso de prótesis sobre implantes osteointegrados está
indicado cuando ya no hay opciones locales ni regio-
nales disponibles o cuando las condiciones generales
del paciente contraindican procedimientos quirúrgicos
mayores. Esta reconstrucción se realiza en dos etapas
y requiere hueso de buena calidad en la región mastoi-
dea y temporal. En la primera etapa se colocan dos a
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.33 Reparación de los desgarros del lóbulo. Los diferentes diseños para la reparación del desgarro del
lóbulo tienen como característica común el evitar un cierre rectilíneo del defecto, que suele asociarse a retracción
de la cicatriz y deformidad resultante.

1817
 Orejas
cuatro implantes que permanecen subcutáneos por tres
meses. Transcurrido este período, se exteriorizan. Sobre
ellos se colocará el dispositivo de fijación de la prótesis.
Las desventajas de este método son los problemas con
el color, la durabilidad de la prótesis y las complicacio-
nes asociadas a los implantes, especialmente las reac-
ciones cutáneas locales como la proliferación recurrente
de tejido de granulación, las infecciones, la cicatrización
hipertrófica o el aflojamiento.25,31
Deformidades iatrogénicas
Otoplastia estética
La otoplastia estética es un procedimiento básico para
el ejercicio de la especialidad. Es una cirugía común
en el hemisferio occidental y sus resultados satisfacto-
rios determinan el bienestar psicológico de muchísimos
pacientes. Sin embargo, cuando el diagnóstico es inco-
rrecto, se subestima la naturaleza del tratamiento o la
técnica no es depurada, sobrevienen complicaciones
que pueden ser devastadoras.
Se presentan dos tipos de problemas: pérdidas par-
ciales por necrosis o deformidades en los relieves o el
contorno.
Las pérdidas parciales ocurren como consecuen-
cia de infecciones, hematomas no tratados o vendajes
posoperatorios muy apretados.29,36 Las zonas más fre-
cuentemente comprometidas son periféricas, como el
hélix (Fig. 143.50). Las alteraciones de los relieves o del
contorno son una causa menos frecuente de consulta
porque las deformidades pueden ser más sutiles u ocul-
tarse más fácilmente. El paciente queda satisfecho con
la reducción de la prominencia y no le da mayor impor-
tancia a la forma de los relieves.
La reconstrucción no debe iniciarse antes que el pro-
ceso de cicatrización sea maduro y estable. El paciente
debe ser consciente de las consecuencias y limitacio-
nes de una reconstrucción secundaria. Para las pérdi-
das parciales se recomiendan las técnicas con colgajos
de piel mastoidea e injertos de cartílago costal, como
las que se usan para la corrección de defectos postrau-
máticos. En algunos casos pueden parecer soluciones
radicales, pero indudablemente se logran los mejores
resultados a largo plazo. En los casos de problemas de
relieves y contorno sin aparente pérdida cartilaginosa
es difícil hacer un planeamiento prequirúrgico exacto ya
que las dimensiones reales del daño solo pueden ser
aclaradas con la exposición quirúrgica amplia de la zona
afectada empleando, en lo posible, incisiones periféricas
que permitan levantar colgajos cutáneos bien irrigados.
La intervención necesaria puede oscilar desde el reti-
ro de suturas de fijación, la reposición de segmentos o,
1818
en casos más severos, la reconstrucción de segmentos
completos con injertos de cartílago costal (Fig. 143.34).
Reconstrucción auricular total fallida
Infortunadamente, son frecuentes los resultados regula-
res, pobres o deficientes en reconstrucción total de pa-
bellón auricular. Las causas provienen de dos circuns-
tancias principales:
a. Consecuencia de complicaciones
b. Consecuencia de una técnica quirúrgica
deficiente.
Deformidades por complicaciones
Las complicaciones que pueden deteriorar un resultado
incluyen:
t
Queloides y cicatrices hipertróficas: la extensión del
queloide puede comprometer por completo el re-
sultado.
t
Hematomas: si no se drenan en forma oportuna y
adecuada pueden comprometer la integridad del
injerto cartilaginoso o de la piel. Aun, cuando no
exista necrosis, pueden perderse porciones del
cartílago por reabsorción.
t
Necrosis cutánea: con frecuencia, secundarias a
tensión o manejo traumático, generalmente se
acompañan de reabsorción del cartílago subya-
cente.
t
Resultados pobres por contracción cicatricial o reab-
sorción parcial del cartílago. Estos casos son más
frecuentes en pacientes con asimetrías faciales
considerables, líneas de implantación de pelo
muy bajas, remanentes bizarros o ectópicos o en
general, pacientes con condiciones locales ad-
versas.
En todos estos casos es posible reconocer por la his-
toria clínica y por el examen clínico que los factores que
condujeron a un resultado pobre son ajenos a una técni-
ca quirúrgica negligente.
Deformidades por técnica
quirúrgica deficiente
Se pueden alterar tres aspectos: forma, tamaño y posi-
ción.
t
Forma: generalmente ocurre por un tallado inade-
cuado, con errores en la proporción y orientación
de los relieves y surcos de la oreja (Fig. 143.35).
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.34 Reconstrucción de secuelas de otoplastia. Arriba izquierda: defecto secundario a necro-
sis condrocutánea en tercio superior de pabellón. Arriba derecha: injerto de cartílago tallado para corregir
defecto. Abajo izquierda: injerto de cartílago cubierto por colgajo mastoideo bipediculado. Abajo derecha:
resultado después de depilación con láser y reconstrucción del surco retroauricular.

Figura 143.35 Deformidad por técnica quirúrgica deficiente. Secue-

las de reconstrucción primaria fallida. Paciente con microtia grado I,
con injerto de cartílago costal de forma bizarra y parcialmente reab-
sorbido. A pesar del resultado deficiente, el cirujano prosiguió con la
transposición del lóbulo.

1819
 Orejas

Figura 143.36 Reconstrucción secundaria para caso postraumático fallido. Izquierda: El injerto de cartílago costal está mal ubicado y carece
de relieves. Centro: cartílago recuperado en el momento de la reconstrucción secundaria que evidencia tallado deficiente. Derecha: resultado de
la reconstrucción secundaria con un colgajo de fascia temporal e injertos de piel de espesor total, sobre un nuevo injerto de cartílago costal. Se ha
reconstruido la anatomía del pabellón y los remanentes normales de la oreja (lóbulo, trago y antitrago) están integrados a la reconstrucción (Caso
clínico: Dra. Rocío Ramírez).

t
Tamaño: realizar el tallado sin ceñirse estrictamen-
te al contorno del molde del pabellón contralateral
o utilizar un molde mal diseñado, es un error fre-
cuente y que conduce a serias asimetrías.
t
Posición: ocurre más frecuentemente cuando se
asocia una hipoplasia mandibular, lo cual puede
alterar las medidas objetivas para ubicar el pabe-
llón reconstruido.
Reconstrucción secundaria
El manejo de una reconstrucción fallida debe comenzar
con una consulta detallada donde se exploren las ex-
pectativas e inquietudes del paciente. El inventario de
lesiones es más complejo debido a que el compromiso
de tejidos locales es generalmente más amplio, lo cual
reduce las opciones disponibles.
Si bien es imposible dar indicaciones específicas de
tratamiento debido a la variabilidad de las secuelas, se
pueden enunciar algunas recomendaciones generales:
t
El aspecto externo de un pabellón mal recons-
truido no permite deducir el estado o la forma del
cartílago subyacente. Por esta razón, es mejor
utilizar un nuevo injerto cartilaginoso. En caso de
duda, se puede planear la resección del cartí-
lago defectuoso durante la primera etapa de la
cirugía. Así, será posible decidir si el injerto se
puede revisar y corregir o si se requiere cartí-
lago costal adicional. Por este motivo, se debe
dejar abierta la posibilidad, previa autorización
del paciente, de tomar cartílago costal para co-
rregir el injerto defectuoso o reemplazarlo. Es ex-
cepcional que no se requiera una nueva toma de
cartílago costal, lo cual debe ser muy claro para
el paciente, porque implica más cicatrices por
áreas donantes.
t
No debe usarse la piel local cicatrizada y es pre-
ferible descartar colgajos de dudosa viabilidad.
Es ideal la utilización de tejido bien irrigado y libre
de traumas previos, lo cual obliga generalmente a
recurrir a los colgajos de fascia temporal. Es ideal
conservar o rescatar porciones del pabellón ori-
ginal, como el lóbulo en casos de microtia (Figs.
143.36 y 143. 37).
t
No se debe subestimar la extensión del trauma
quirúrgico previo. Cuando se considera la posi-
bilidad de utilizar el colgajo de fascia temporal,
debe hacerse un examen vascular minucioso ya
que, aun cuando no existan cicatrices evidentes
en la región temporal, las disecciones previas
pueden haber lesionado la arteria en parte de su
trayecto. Si existen dudas al respecto es reco-
mendable emplear el examen con Doppler de la
arteria temporal superficial.

1820
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.37 Reconstrucción secundaria por caso fallido de corrección de microtia. Izquierda: secuelas por intento fallido de reconstrucción
de microtia grado I. Obsérvese las cicatrices en la región temporal, parotídea y mastoidea. Centro: colgajo de fascia temporal superficial sobre
injerto tallado de cartílago costal. Sobre el tercio inferior se aprecia el injerto delgado de espesor parcial de piel tomado de la misma zona y que
cubrirá al colgajo de fascia. Derecha: resultado final a los dos años de postoperatorio.

t
Los queloides deben manejarse con precaución.
No es prudente intentar un gran procedimiento
reconstructivo si no existe previamente una res-
puesta adecuada con terapias usuales como in-
filtración de corticoides y las resecciones intra-
lesionales.
Los resultados fallidos por una técnica deficiente
denotan la falta de experiencia, de pericia y de pru-
dencia del cirujano en el momento del planeamiento y
la ejecución del procedimiento. Por esto se enfatiza la
necesidad que el cirujano se abstenga de emprender
una reconstrucción auricular hasta tanto no culmine un
entrenamiento serio y específico en el área, incluidos ca-
sos realizados bajo supervisión calificada. Las técnicas
de reconstrucción auricular permiten ofrecer a los pa-
cientes soluciones con buenos estándares de calidad.
La dificultad técnica no puede continuar presentándose
como la excusa manida para reiterados fracasos.
Orejas prominentes
Las orejas no son objeto de especial atención cuando
consideramos los cánones estéticos faciales. Podríamos
afirmar que las orejas se consideran “bellas” cuando pa-
san desapercibidas. Sin embargo, cuando uno o ambos
pabellones auriculares presentan una exagerada pro-
yección lateral asociada o no a un tamaño grande, se
tornan llamativos y es inevitable que adquieran un papel
preponderante al enmarcar la fisonomía del individuo.
Esta condición convierte a la persona en blanco fácil de
burlas y apodos,37,38 especialmente, durante la infancia
a partir de los seis o siete años hasta bien entrada la
adolescencia. Durante estas etapas de la vida se puede
ocasionar daño psicológico que puede conducir a tras-
tornos emocionales de diversa índole.
Es muy importante que los padres sean conscientes
de prevenir o tratar este problema en forma oportuna. El
tratamiento mediante otoplastia estética bien indicada y
ejecutada conduce a la solución definitiva y constituye
la única cirugía estética indicada a partir de la infancia
que previene un deterioro del equilibrio emocional o lo
restablece.
Algunos autores consideran las orejas prominentes
como “malformación congénita” e, incluso, mencionan
una incidencia del 5% en la población general.37-41 Re-
sulta exagerado calificarlas como deformidades congé-
nitas, cuando muchos casos corresponden a califica-
ciones subjetivas y determinantes culturales. Aunque,
algunas publicaciones proponen establecer límites an-
tropométricos para definir la oreja prominente,37,39 la in-
dicación de la cirugía se basa en parámetros clínicos y
en la percepción que tenga el paciente. Hay un compo-
nente subjetivo que puede ser determinante en la indica-
ción del procedimiento.

1821
 Orejas
Figura 143.38 Orejas prominentes. Tenue definición del antihélix y protrusión marcada de la concha.
Características anatómicas
Los dos elementos que determinan que una oreja se per-
ciba como prominente son la nula o leve definición del
antihélix y la concha redundante por mayor altura que
da apariencia de mayor profundidad. En muchos casos
concurren ambos factores37-42 (Fig. 143.38).
Otras características anatómicas que pueden con-
tribuir al aspecto prominente son la prominencia del
polo inferior, principalmente, a expensas del lóbulo; la
extensión del surco del hélix (scapha) que puede de-
terminar una prominencia del polo superior. Este último
componente debe corregirse, sobre todo, cuando hay
asimetría, pues suele ser más aparente como elemento
asimétrico después de una otoplastia.
Tratamiento
Existe un método preventivo que se reseñó a propósito
del manejo de las orejas constreñidas42 que, de ser im-
plementado como rutina en el cuidado del recién nacido,
lograría disminuir de manera significativa el tratamiento
quirúrgico, las implicaciones psicológicas y los costos
asociados a partir de las siguientes décadas.29
El moldeamiento auricular controlado durante los
primeros seis meses de vida contribuye eficazmente a
corregir estas alteraciones por la textura blanda y gran
1822
flexibilidad que los estrógenos maternos producen en el
cartílago auricular (Fig. 143.39).
Tratamiento quirúrgico
Las primeras referencias del tratamiento de las orejas
prominentes datan de la última mitad del siglo XIX y de
los albores del siglo XX y se consideran clásicas.43-46
Son numerosas las publicaciones que se han dedicado
a este tema desde entonces y las técnicas descritas, al-
rededor de doscientas,40 contienen los aportes de mu-
chos cirujanos.
Se resalta la importancia del diagnóstico acertado
como fundamento de un plan quirúrgico orientado a co-
rregir alteraciones sin producir secuelas. La prevención
y el tratamiento oportuno de las complicaciones también
son aspectos centrales del tratamiento.
Edad
No existe una recomendación unánime con relación a la
edad para realizar una otoplastia. Se han reportado ciru-
gías en lactantes con seguimiento y, en algunos, casos
con registro de recurrencia.38 Se considera que, a partir
de los cinco o seis años, se podría realizar la cirugía si
el paciente está motivado. Una encuesta realizada a 174
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
Figura 143.39 Moldeamiento auricular controlado. Izquierda: pabellón auricular prominente en paciente recién nacida. Centro: férula diseñada
para mantener proyección del antihélix. Derecha: aspecto seis meses después del uso de la férula. (Caso clínico: cortesía Lic. Claudia Londoño).
cirujanos plásticos en los EE. UU., reveló que la mayoría
(57%) considera que la otoplastia puede hacerse a partir
de los 5 años47 y el fundamento reside en las siguientes
consideraciones:
t
El tamaño del pabellón ha alcanzado dimensio-
nes cercanas a las del adulto.
t
El paciente es consciente del problema y está me-
jor dispuesto a cooperar.
t
Es frecuente que sean objeto de burlas y apodos.
t
Ya tienen plena conciencia de su imagen cor-
poral.
El cirujano debe comunicarse con el paciente menor
con el ánimo y el lenguaje apropiados para entender sus
temores y necesidades.48 Solo, así podrá establecer si
existe motivación en pacientes menores de siete u ocho
años. Los pacientes mayores comunicarán más fácil-
mente su ansiedad y su deseo de cirugía.
Examen clínico
Debe registrarse, en primera instancia, si la percepción
que el paciente tiene de sus orejas coincide con su apa-
riencia. Este aspecto, que parece obvio, es importante,
sobre todo, en pacientes adolescentes o adultos en los
cuales no hay evidencia clínica franca de orejas promi-
nentes ni de simetrías notorias, y la motivación para la
cirugía podría ser más bien signo de una inestabilidad
emocional.
143
El diagnóstico de orejas prominentes o de asimetría
es, por lo general, obvio. El aspecto crítico es determinar
cuál o cuáles factores son determinantes:
t
Ausencia o pobre definición del antihélix. Es la alte-
ración más frecuente. Al estar ausente, convier-
te a la oreja prácticamente en una sola concha
rodeada por el hélix, en la que solamente se re-
conoce la rama inferior del antihélix (Fig. 143.40).
Cuando el antihélix está presente en la porción
inferior pero tenue o ausente en el tercio superior,
determina una protrusión de los tercios medio y
superior.
t
Protrusión de la concha. Se aprecia una concha
demasiado profunda por la proyección de la al-
tura del borde posterior que coincide con el bor-
de anterior del antihélix desde la rama inferior de
este hasta el antitrago (Fig. 143.41).
t
Prominencia del lóbulo. El exceso de tejido fi-
broadiposo y de piel en la cara posterior del lóbulo
suelen determinar su prominencia. En pacientes
obesos, esta característica puede ser secundaria
al panículo adiposo en la región parotídea y cer-
vical superior. El lóbulo puede ser simplemente
demasiado grande con relación a la oreja, sin que
sea necesariamente prominente (Fig. 143.42).
t
Asimetría. Debe establecerse cuál o cuáles ele-
mentos determinan la asimetría. Para visualizar
en forma objetiva es útil calcar las siluetas y con-
tornos de los pabellones sobre acetatos transpa-
rentes para poder compararlos. Con frecuencia,
1823
 Orejas

Figura 143.40 Ausencia de definición del antihélix. Se aprecia úni-

camente la presencia de la cruz inferior del antihélix dentro de una for-
mación cóncava enmarcada por el hélix.

Figura 143.41 Protrusión de la concha. Obsérvese que el antihélix está claramente definido y la prominencia depen-
de enteramente de la concha.

puede estar relacionada con una dimensión o
proyección diferente del surco del hélix (scapha)
o con un compromiso de manifestación leve de
oreja constreñida (véase el tema en este capítulo)
que genera un doblamiento discreto y disminu-
ción de la altura del tercio superior.
t
Tamaño excesivo (macrotia). Es frecuente que los
casos de macrotia estén asociados a prominen-
cia. Incluso, muchos casos en los cuales la pro-
minencia es el factor que mortifica al paciente la
cirugía convencional puede ser una solución ade-
cuada. Sin embargo, en algunas circunstancias,
es necesario diseñar un patrón de resección con-
drocutáneo para disminuir la dimensión del pabe-
llón auricular o para corregir una distorsión de las
proporciones.

1824
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
Figura 143.42 Lóbulo grande como único componente despropor-
cionado con relación a la oreja.
Técnicas quirúrgicas
Las técnicas quirúrgicas que se describen a continua-
ción están diseñadas para corregir las alteraciones des-
critas anteriormente.
Creación o definición del antihélix
Modificación de la superficie anterior del cartílago. Basadas
en la observación publicada por Gibson41,42-49 acerca
del comportamiento del cartílago, se han descrito varias
técnicas que tienen en común la intervención sobre la su-
perficie anterior del cartílago correspondiente al antihélix
mediante incisiones, debilitamiento, fresado o abrasión.
El cartílago intervenido se doblará incurvándose hacia
la superficie indemne, tal como lo determinó Gibson y el
antihélix quedará definido. Crikelair y Cosman utilizaron,
por primera vez, este principio en la corrección de ore-
jas prominentes.50 La técnica consiste en los siguientes
pasos:
Marcación del borde posterior del antihélix con aguja
y violeta de genciana.
Infiltración con anestesia local (lidocaína o bupivacaí-
na con vasoconstrictor).
Incisión por la cara posterior del pabellón a lo largo
de una línea que coincida con el borde posterior del an-
tihélix, incisión del cartílago a lo largo de la línea corres-
pondiente al borde posterior del antihélix y disección de
la piel anterior que lo cubre en plano subpericóndrico.
La disección cutánea puede extenderse, de ser nece-
sario, hasta exponer la superficie anterior de la concha
143
para las modificaciones pertinentes. El cartílago se de-
bilita mediante delicadas incisiones en rejilla con patrón
rectangular o romboidal hasta que se incurve en la posi-
ción deseada. Es importante recalcar que el pericondrio
y la piel de la cara posterior permanecen indemnes (Fig.
143.43 y 143.44). Si la concha contribuye a la prominen-
cia, se reseca una banda semilunar de cartílago guar-
dando precaución para evitar la resección excesiva en
la porción central que puede producir una deformidad
“en reloj de arena”.
Vía posterior. Esta técnica expone la superficie posterior
del cartílago y logra la proyección o definición del anti-
hélix mediante suturas estratégicamente colocadas. Fue
publicada por Mustardé,40-51) inspirado en el trabajo de
Morestin, en 1903. Se realiza la marcación del antihélix
sobre la superficie anterior. Después de infiltrar el anes-
tésico con vasoconstrictor, se hace una incisión sobre la
piel de la cara posterior y se diseca en plano supraperi-
cóndrico hasta exponer la porción necesaria de antihélix
y concha para efectuar las correcciones. Se atraviesa
el plano condrocutáneo con una aguja y se marca con
violeta de genciana sobre el cartílago los puntos estra-
tégicos que determinarán la proyección o definición del
antihélix mediante suturas de monofilamento, preferible-
mente transparentes, de calibre 4-0, con aguja redon-
da. Se ponen varios puntos de abajo hacia arriba de
forma tal que la sutura atraviese el cartílago pero no la
piel anterior (Fig. 143.45). Debe anudarse de forma que
los nudos y los extremos de la sutura queden en la pro-
fundidad de la concavidad creada, que corresponde al
antihélix proyectado. Cada sutura se ajusta y se anuda
controlando el grado de definición en la cara anterior y
evitando sobrecorrecciones que generen relieves artifi-
ciales (Fig. 143.46).
Se debe tener especial cuidado en la hemostasia cui-
dadosa y en vendas acolchadas y confortables que no
produzcan presión.
Corrección de la protrusión de la concha
Este componente acompaña, con frecuencia, la ausen-
cia o definición tenue del antihélix. Se debe marcar el
segmento de concha que será resecado. Se recomienda
ser conservador en esta resección. Cuando se retira una
porción muy ancha de cartílago, sobre todo, en el seg-
mento medio puede producirse una deformidad residual
“en teléfono” (el lector debe remitirse a evocar los auri-
culares de los teléfonos negros desde la década de los
cincuenta hasta los setenta).
Cuando la protrusión de la concha es el componente
único que está generando la prominencia de las orejas,
la atención debe estar concentrada en la resección del
segmento redundante de cartílago en patrón semilu-
1825
 Orejas

A B

D E

Figura 143.43 Técnica de otoplastia tipo Crikelair. A. Oreja prominente sin definición del antihélix. B. La leve presión sobre el pa-
bellón define el antihélix. Marcación con aguja y violeta de genciana. C. Incisión posterior que incide el cartílago a lo largo del borde
posterior del antihélix. Se diseca la piel anterior en plano subpericóndrico. D. Cartílago correspondiente al antihélix sobre el cual se
practican delicadas incisiones en “rejilla”. La porción redundante de la concha puede resecarse por esta vía (línea semilunar inte-
rrumpida). E. La porción cartilaginosa tratada se incurva formando el relieve convexo que corresponde al antihélix. F. Apariencia final.

nar, ya sea por vía posterior o por vía anterior. Cuando
la resección se practica por vía posterior debe tenerse
la precaución de disecar un margen razonable de piel
anterior que sobrepase los márgenes de resección del
cartílago, porque esta medida facilitará la adaptación de
la piel redundante a una concha menos profunda.
Si no se diseca la piel, la adherencia al cartílago
hará que se forme un pliegue redundante de piel que
persistirá indefinidamente y hará necesaria una revisión
quirúrgica. Una recomendación práctica para estos ca-
sos es la vía anterior para resección de una porción
semilunar condrocutánea y cierre directo, similar a la
técnica de obtención del injerto condrocutáneo para la
reconstrucción del trago (véase el tema en este capí-
tulo). Es un procedimiento rápido, seguro y la cicatriz
resultante tiene casi siempre un resultado óptimo (Fig.
143.47).
Se han descrito técnicas que disminuyen la proyec-
ción de la concha mediante suturas anudadas al perios-
tio de la mastoides,38 que se recomiendan más como
medidas complementarias que como técnicas propia-
mente dichas.
Corrección del lóbulo grande o prominente
Si el lóbulo grande es el elemento único de la despropor-
ción auricular y se convierte en el foco de atención del
paciente, podrá reducirse su tamaño con una resección
en cuña ubicada estratégicamente para camuflar la ci-
catriz.
Cuando la prominencia del lóbulo es secundaria a
exceso de tejido fibroadiposo y de piel en la porción
posterior del lóbulo, se planea una resección para que
el cierre primario corrija la prominencia. Se han descrito
resecciones en “cola de pez”,42 o plastias de Y en V o
suturas de la porción medial del lóbulo a la superficie del
origen del músculo esternocleidomastoideo.38

1826
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.44 Técnica de otoplastia tipo Crikelair. Arriba izquierda: aspecto del cartílago auricular expuesto a través de incisión pos-
terior, disecado en plano subpericóndrico. Se observa la falta de definición del antihélix. Arriba derecha: se ha debilitado el cartílago por
incisiones en “rejilla” con bisturí y mediante el doblamiento resultante se obtiene la definición del antihélix. Abajo izquierda: orejas promi-
nentes preoperatorio. Abajo derecha: apariencia postoperatoria (Caso Clínico: Dr. Andrés Ferro).

A B C

Figura 143.45 Técnica de otoplastia tipo Mustardé. A. Oreja prominente sin definición del antihélix. B. La leve presión sobre el pabellón define
el antihélix. Marcación con aguja y violeta de genciana. C. Exposición posterior del cartílago. Las suturas de monofilamento se ajustan para definir
el antihélix. Se reseca la porción redundante de la concha representada por la línea semilunar interrumpida. D. Corte esquemático que ilustra la
disposición de la sutura.

1827
 Orejas

Figura 143.46 Orejas prominentes corregidas con técnica de Mustardé. Arriba izquierda: preoperatorio. Arriba derecha: apariencia
a los tres años de postoperatorio. Abajo izquierda: preoperatorio lado izquierdo. Abajo derecha: postoperatorio. Obsérvese que la oreja
conserva una apariencia sin estigmas que delaten la cirugía.

Figura 143.47 Otoplastia con

resección condrocutánea ante-
rior de concha. Obsérvese que
en el postoperatorio tardío (dere-
cha) la cicatriz es muy discreta.

1828
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular 143

Figura 143.48 Técnicas para corrección de macrotia. La zona punteada representa el área de resección. A la dere-
cha de cada patrón de resección se aprecian los patrones de cierre.

Asimetría y macrotia elástico, con su disposición y su naturaleza. Por tanto,

El tratamiento de estos problemas depende del elemen-
to involucrado en cada caso. Con alguna frecuencia, las
diferencias en el surco del hélix (scapha) pueden ser
responsables de asimetrías. Una medida rutinaria du-
rante el transoperatorio es registrar la distancia precisa
desde el borde del hélix a la piel de la mastoides en
el punto donde aquel inicia su curva descendente, des-
pués de concluida la primera oreja. Esta medida servirá
de parámetro para determinar el grado de proyección
de la segunda oreja y evitar asimetrías en la proyección
de las orejas.
En casos de macrotia o desproporciones segmenta-
rias de la oreja debe planearse una resección condrocu-
tánea en patrones diversos que permitan un cierre con la
cicatriz lo mejor camuflada posible (Fig. 143.48).
Precauciones importantes en otoplastia
Es crucial recordar que, con excepción de las alteracio-
nes del lóbulo, el problema de las orejas prominentes es
un asunto relacionado con la conformación del cartílago
su manejo entraña un diagnóstico preciso para poder
modificar las estructuras cartilaginosas con miras al re-
sultado adecuado.
Es irracional pretender solucionar la prominencia de
las orejas resecando piel en la cara posterior. No hay ne-
cesidad de resecciones cutáneas, a lo sumo una banda
de 3 mm a 5 mm es suficiente en caso de existir evidente
redundancia. La piel se adapta sin problemas a la su-
perficie posterior. Infortunadamente, es frecuente que el
cirujano inexperto o negligente recurra a la resección de
piel como medida principal para tratar la prominencia y
las consecuencias pueden ser muy difíciles o imposibles
de corregir (Fig. 143.49). El cirujano NUNCA se arrepen-
tirá de no resecar piel retroauricular.
Utilizar vendas bien ajustadas, pero confortables,
bien acolchadas y libres de presión es fundamental. Los
analgésicos comunes son suficientes para aliviar el dolor
posoperatorio. Si no se logra o aparece dolor progresivo,
el paciente debe ser examinado y se debe constatar que
no existan signos de hematoma o de sufrimiento cutáneo
(Fig. 143.50). No atender o subestimar signos de alarma
constituye claro presagio de una complicación desastro-
sa como la necrosis condrocutánea o la infección.

1829
 Orejas

Figura 143.49 Secuelas en otoplastia. Paciente a quien se realizó Figura 143.50 Complicación grave en otoplastia. Necrosis del hélix
resección excesiva de piel posterior (Caso clínico recibido por Dr. An- superior y del surco de hélix (scapha). Las vendas apretadas o el ma-
drés Ferro). nejo traumático de los colgajos cutáneos, entre otras, pueden ser las
causas desencadenantes.

BIBLIOGRAFÍA

1. Tanzer RC. Total reconstruction of the external ear. Plast Re-
constr Surg. 1959; 23: 1.
2. Brent B. The correction of microtia with autogenous car-
tilage grafts. I. The classic deformity. Plast Reconstr Surg.
1980; 66: 1.
3. Nagata S. A new method of total reconstruction of the au-
ricle for microtia. Plast Reconstr Surg. 1993; 92: 1873a.
4. Corstiaan CB, Stewart KJ, Kon M. International Trends in the
Treatment of Microtia. J Craniofac Surg. 2011; 22: 1367-
1369.
5. Reinisch JF, Lewin S. Ear reconstruction using a porous
Facial Plast Surg. 2009; 25: 181–189.
6. Korus LJ, Wong JN, Wilkes GH. Long-term follow-up of os-
seointegrated auricular reconstruction. Plast Reconstr Surg.
2011; 127: 2, 630-636.
7. Brent B. Reconstruction of the auricle. In McCarthy (Ed.)
Plastic Surgery. Philadelphia: W.B. Saunders, 1990. P.
2094.
8. Meurmann Y. Congenital microtia and meatal atresia. Arch
Otolaryngol. 1957; 66: 443.
9. Nagata S. Auricular reconstruction: Congenital auricular
defects – Microtia. In Guyuron B, Eriksson E, Persing JA.
(Ed.)PLASTIC SURGERY Indications and Practice. Saunders
Elsevier, 2009; P. 671-699.
10. Brent B. Technical advances in ear reconstruction with
autogenous rib cartilage grafts: personal experience with
1200 cases. Plast Reconstr Surg. 1999; 104: 2, 319-334.
11. Thorne CH, Wilkes G. CME Ear deformities, otoplasty, and
ear reconstruction. Plast Reconstr Surg. 2012; 129: 4, 701e
– 716e.
12. Osorno G. A 20-year experience with the Brent technique
of auricular reconstruction: pearls and pitfalls. Plast. Re-
constr. Surg. 2007; 119: 5, 1447-1463.
13. Walton R, Beahm EK. Auricular reconstruction for microtia:
Part II. Surgical techniques CME. Plast Reconstr Surg. 2002;
110: 1, 234 – 249.
14. Kawanabe Y, Nagata S. A new method of costal cartilage
harvest for total auricular reconstruction: Part I. Avoidance
and prevention of intraoperative and postoperative compli-
cations and problems. Plast Reconstr Surg. 2006; 117: 6,
2011 – 2018.
15. Firmin F. La reconstruction auriculaire en cas de microtie.
Ann Chir Plast Esthét
. 2001; 46: 447-466.
16. Yamada A, Ueda K, Yorozuya-Shibazaki R. External ear re-
construction in hemifacial microsomia. J Craniofacl Surg.
2009; 20: 2, 1787 – 1793.
17. Tanzer R. The constricted (cup and lop) ear. Plast Reconstr
Surg. 1975; 55: 406–15.

1830
 Cirugía reconstructiva y estética del pabellón auricular
18. Cosman B. The constricted ear. Clin Plast Surg. 1978; 5:
389-400.
19. Paredes AA, Williams JK, Elsahy NI. The constricted ear.
Clin Plast Surg. 2002; 29: 289-299.
20. Hiroyuki O, Kozo E, Koji K, Tadashi F, Yasuhisa S. Double
correct the constricted ear. Ann Plast Surg. 2004; 53: 465-
468.
21. Al-Qattan MM, Al-Omawi M. Z-Plasty for Tanzer type IIB
constricted ears. Ann Plast Surg. 2009; 63: 285-287.
22.
lop ear. Plast Reconstr Surg. 2000; 106: 2, 259-265.
23. Park C. A new corrective method for the Tanzer’s group
- 2002; 29: 273-288.
ing costal cartilage. Plast Reconstr Surg. 2009; 123: 4,
1209-1219.
24. Ha YR, Trovato MJ. Plastic surgery of the ear. SRPS. 2011;
11(R3).
25. Havlik RJ, Moore TS. Reconstruction of acquired ear defor-
mities. En: Achauer BM, Eriksson E, Guyuron B, Coleman
JJ, Russell RC, Vander Kolk CA, editores. Plastic Surgery:
Indications, operations and outcomes. St Louis: Mosby;
2000: vol. 3 p. 1495-1518.
26. Giles WC, Iverson KC, King JD, Hill FC, Woody EA, Bouk-
night AL. Incision and drainage followed by mattress suture
repair of auricular hematoma. Laryngoscope. 2007; Dec;
117: 2097–2099.
27. Aguilar F. Ear reconstruction. Clin Plast Surg. 2004; Jan;
31(1): 87-91.
28. Bernard SL. Reconstruction of the burned nose and ear.
Clin Plast Surg. 2000; Jan; 27 (1): 97-112.
29. Gault D. Post traumatic ear reconstruction. J Plast Rec Aest
Surg. 2008; 61: S5-S12.
30. Steffen A, Katzbach R, Klaiber S. A comparison of ear
reattachment methods: A review of 25 years since Pen-
nington. Plast Reconstr Surg. 2006; Nov; 118 :6, 1358-
1364.
31. Pearl RA, Sabbagh W. Reconstruction following traumatic
partial amputation of the ear. Plast Reconstr Surg. 2011;
Feb; 127: 2, 621-629.
32. Stewart GM, Thorp A, Brown L. Perichondritis- A complica-
tion of high ear piercing. Pediat Emerg Care. 2006; Dec; 22
(12): 803-806.
33. Park C, Suk Roh T. Total ear reconstruction in the devascu-
larized temporoparietal region: I. Use of the contralateral
Plast Reconstr Surg. 2001;
Oct; 108(5): 1145-1153.
143
34. Chiang YC. Combined tissue expansion and prelamination
Plast Reconstr
Surg. 2006; 117(4): 1292-1296.
35. Ray E, Wu T, Nazarian SS, Reinisch J, Urata MM. Review
of options for burned ear reconstruction. J Craniofac Surg.
2010; July; 21(4): 1165-1169.
36. Firmin F, Sanger C, O´Toole. Ear reconstruction following
severe complications of otoplasty. J Plast Reconstr Aest
Surg. 2008; 61: S13-S20.
37. Janz B, Cole P, Hollier L, Stal S. Treatment of prominent and
constricted ear anomalies. Plast Reconstr Surg. 2009; 124:
1, 27e-37e.
38. Furnas D. Otoplasty for prominent ears. Clin Plast Surg.
39. -
ing ear. J Craniofac Surg. 2011; 22: 6, 2102-2108.
40. Yugueros P, Friedland J. Otoplasty: The experience of 100
consecutive patients. Plast Reconstr Surg. 2001; 108: 4,
1045-1051.
41. Caouette-Laberge L, Guay N, Bortoluzzi P, Belleville C.
Otoplasty: Anterior scoring technique and results in 500
cases. Plast Reconstr Surg. 2000; 105: 2, 504-515.
42. Janis JE, Rohrich RJ, Gutowski KA. Otoplasty CME. Plast
Reconstr Surg. 2005; 115: 4, 60e- 72e.
43. Dieffenbach J F. Die operative Chirurgie. Leipzig, F. A.
Brockhaus, 1845.
44. Ely ET. An operation for prominence of the auricles. Arch
Otolaryngol. 1881; 10: 97.
45. Morestin H. De la reposition et du plissement cosmétiques
du pavillon de l´oreille. Rev Orthop. 1903; 14:289.
46. Luckett WH. A new operation for prominent ears based on
the anatomy of the deformity. Surg Gynecol Obstet. 1910;
10: 635.
47. Gosain A, Kumar A, Huang G. Prominent ears in children
younger than 4 years of age: What is the appropriate tim-
ing for otoplasty? Plast Reconstr Surg. 2004; 114: 5, 1042-
1054.
48. Hoehn J, Ashruf S. Otoplasty: Sequencing the operation for
improved results. Plast Reconstr Surg. 2005; 115: 1, 5e –16e.
49. Gibson T, Davis W. The distortion of autogenous cartilage
grafts: Its cause and prevention. Br J Plast Surg. 1958; 10:
257.
50. Crikelair G, Cosman B. Another solution for the problem
of the prominente ear. Ann Surg. 1964; 160: 2, 314-324.
51. Mustardé J C. The correction of prominent ears by buried
mattress sutures: A ten-year survey. Plast Reconstr Surg.
1967; 39: 382.
1831