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Industria por sectores

Los comienzos de la historia de la industria en la Argentina se remontan a la


expansión económica de la generación del 80, aunque en esa época el modelo
agroexportador establecía la venta de granos e importación de productos, lo
que significó que pocas industrias se establezcan o crezcan. Sin embargo, se
comenzaron a crear algunas fábricas, sobre todo aquellas destinadas a
producir productos para el mercado interno y externo, generalmente alimentos.
Pero ningún producto de fabricación industrial llegaba a ser exportado, no se
llegaban a hacer manufacturas muy complejas. No hasta la llegada de Hipólito
Yrigoyen, cuando se establecen una mayor cantidad de establecimientos
industriales. Cuando Yrigoyen vuelve al poder, lo derrocan al poco tiempo,
desde una década, conocida como la década infame, el país se recupera
económicamente, se instalan varios establecimientos industriales alrededor de
la capital federal, se produce también una emigración del interior al actual Gran
Buenos Aires.
El siguiente periodo de crecimiento industrial fue el gobierno de Juan Domingo
Perón, se crearon fábricas de equipamientos militares, y se radicaron varias
industrias pesadas (como las automotrices), esas industrias surgieron a través
de subsidios del estado con el objetivo de producir productos que se
exportaban, se formaron industrias nacionales fuertes en los sectores de la
industria pesada. Los primeros seis meses del gobierno de Arturo Frondizi
serían de gran expansión, se continuaron los proyectos industriales que había
comenzado el peronismo, además se radicaron mayor cantidad de industrias a
través de la política de los capitales extranjeros, y se forjó el abastecimiento de
materias primas como petróleo (industrias petroquímicas y combustibles),
acero (industrias pesadas). Pero además, se había cubierto aquella demanda
de automotores que existía en Argentina, logrando responder a esa demanda
con automotores de fabricación nacional, objetivo anhelado desde el gobierno
de Perón.

Las industrias argentinas han tenido en el presente siglo un enorme desarrollo,


cuyo factor decisivo fue la Segunda Guerra Mundial. Aunque su evolución es
reciente, las actividades manufactureras como la fabricación de vinos, aceite,
tejidos y curtido de cueros, ya se desarrollaban desde la época colonial.

A partir de 1990, en cumplimiento de la Ley de Reforma del Estado, el gobierno


comienza a llevar adelante un proceso de privatización con la venta de
empresas públicas, que incluyó en el sector industrial, distintas petroquímicas,
refinerías de petróleo, talleres navales, siderurgias, fábricas militares y otras
manufacturas. Con ello también se inicia una fase de importantes inversiones
privadas, nacionales y extranjeras, manifestada en la radicación de nuevas
industrias y en la compra o fusión de las ya existentes.

La agrupación geográfica de la actividad fabril obedece a una serie de factores


que inciden en la localización de los establecimientos industriales, entre los que
deben considerarse: la existencia de materia prima, la disponibilidad de
energía, la provisión de mano de obra y de agua, la proximidad a los mercados
de consumo y la vinculación con los medios de transporte, a los que debe
sumarse la acción desarrollada por el Estado, mediante la implementación de
regímenes promocionales para mejorar las posibilidades de asentamiento en
ciertas áreas del territorio. La mayor concentración industrial se presenta en la
zona del litoral del río de la Plata y la margen derecha del río Paraná,
conformándose allí el denominado cordón industrial, o costa industrial
argentina, que se extiende entre Santa Fe y La Plata.

Las industrias de mayor volumen y que dejan mayores saldos exportables, son
las manufactureras de origen animal y vegetal, especialmente las alimenticias.
Dentro de ellas sobresalen: la industria frigorífica, cuyos principales
establecimientos se encuentran en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Entre Ríos
y San Luis; la lechera principalmente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba; la
molinera en Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, la azucarera
en Tucumán, Jujuy, Salta y Santa Fe; la aceitera en Santa Fe, Gran Buenos
Aires, Entre Ríos, Capital Federal, Córdoba y Mendoza; las conservas de
pescado en Mar del Plata, Necochea, Puerto Deseado y Ushuaia.

Con la expansión de la superficie cultivada de soja y girasol a fines de la


década del setenta, se produjo un gran desarrollo de la industria oleaginosa;
este sector manufacturero produce aceites y harinas proteicas, muy solicitadas
para la fabricación de alimentos balanceados utilizados en la cría intensiva de
aves, porcinos y bovinos. El 90 % del consumo interno es de aceite de girasol.

El 95 % de la producción oleaginosa se vende al exterior, representando un


ingreso cercano a los 4.000 millones de dólares en 1995, superando a las
carnes y los combustibles. La Argentina es el líder mundial en exportaciones de
aceite de soja y girasol, siendo enviados a 66 países, principalmente en África
y Asia, en especial el Sudeste asiático. Las harinas proteicas por su parte se
exportan a 34 países, fundamentalmente europeos.

La industria láctea cuenta con plantas muy importantes para el procesamiento


de la leche y la producción de una vasta línea de alimentos que incluyen
crema, mantecas, yogures, dulces y una considerable variedad de quesos,
cubriendo la demanda interna y exportando a más de 40 países.

En el sector bebidas, sobresale la industria vitivinícola en Mendoza, San Juan,


Río Negro, Salta y La Rioja, y la cervecera en Gran Buenos Aires, Córdoba,
Santa Fe y Mendoza.

La vitivinicultura argentina tuvo sus inicios en época de la colonización


española, a mediados del siglo XVI, en que cepas y semillas traídas del Viejo
Mundo fueron cultivadas por sacerdotes católicos con excelentes resultados. El
desarrollo de esta industria fue lento en los primeros tiempos, aunque a
comienzos de este siglo alcanzó rápidamente un lugar destacado, llegando a
ser la tercera industria nacional por su importancia entre las alimenticias.
La región vitivinícola se ubica principalmente en el Oeste del país, al pie de la
Cordillera de los Andes, donde la vid encuentra las mejores condiciones
ecológicas para su desarrollo. La infraestructura industrial comprende alrededor
de 2.000 bodegas, con una capacidad de vasija que supera los cincuenta
millones de hectolitros, estando el proceso de producción y elaboración
controlado por un organismo modelo, considerado único en el mundo dentro de
este rubro: el Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Las modernas instalaciones, los más nuevos métodos de vinificación, así como
el control de este organismo que garantiza y certifica la aptitud para el consumo
de los productos, ha permitido la obtención de vinos, champagne y otros
productos de excelente calidad, que salen al exterior compitiendo
ventajosamente en el mercado internacional con los más afamados del mundo,
obteniendo galardones que son prueba fehaciente de sus extraordinarias
características.

La industria procesadora de la fruta posee su mayor desarrollo en la zona


cuyana, las provincias de Río Negro y del Neuquén y en la Mesopotamia. La
producción comprende básicamente mermeladas, jaleas, envasados al natural,
deshidratados y jugos concentrados. Este último rubro tuvo en 1995 una
producción global superior a los 70 millones de kilos, de los cuales el 10 % se
volcó al mercado interno y el 90 % restante se exportó, fundamentalmente a los
EE.UU. y Japón.

Otro grupo importante lo constituye el de las industrias textiles, entre las que se
destacan la textil algodonera y la textil lanera, cuyos mayores centros
manufactureros se encuentran en la Capital Federal. los Alrededores de
Buenos Aires, Chaco, Corrientes y Santiago del Estero para la algodonera;
mientras que la elaboración de lanas se realiza en Buenos Aires, Chubut,
Santa Cruz y Río Negro y con desarrollo más reciente los nuevos centros
textiles de fibras acrílicas en La Rioja y San Luis.

Entre las industrias forestales, sobresalen la extracción del tanino, la maderera


y la mueblera, localizadas en las provincias del Chaco, Buenos Aires, Santa Fe,
Misiones, Mendoza y Neuquén. La de celulosa y papel, con importantes
establecimientos dedicados a la producción de papel para diarios,
sobresaliendo Papel Prensa inaugurada en 1978 en Buenos Aires; Celulosa
Argentina S.A. y Alto Paraná S.A. en Misiones; y Papel del Tucumán
inaugurada en 1982 en la provincia homónima.

Entre las industrias de origen mineral, un lugar preponderante corresponde a


las destilerías de petróleo, ubicadas en Buenos Aires, Chubut, Neuquén y
Salta, entre otras provincias, sobresaliendo la Destilería La Plata, la mayor y
más moderna del país; seguida por las destilerías Luján de Cuyo, San Lorenzo,
Campo Durán y Plaza Huincul.

Líder del rubro hidrocarburos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, privatizada en


1993, pasó a ser YPF S.A., una empresa reestructurada y redimensionada que
comenzó su expansión en 1994, participando en la exploración y producción de
gas y petróleo tanto en el país como en Bolivia, Chile, Perú, México, Ecuador y
Venezuela; en la refinación y distribución de combustible, la producción de gas
propano y etano, así como en la construcción de oleoductos y gasoductos,
actividades que llevaron a la empresa a ocupar el número 11 entre las más
grandes compañías en el mundo.

Dentro de la industria del petróleo y sus derivados, también se destacan PASA,


Petroquímica Argentina S.A. ubicada en San Lorenzo (Santa Fe) la más grande
en su tipo en América Latina; Petroquímica Río Tercero S.A., en Córdoba, que
comenzó a funcionar en 1981; Petroquímica General Mosconi ubicada en
Ensenada (Buenos Aires) inaugurada en 1984; Carboclor en Campana, que
comenzó a funcionar en Octubre de 1994; a las que se suman Fertineu S.A. en
Neuquén y Fertinoa en Salta, con producción de fertilizantes, conjuntamente
con Petrosur de Campana.

El Complejo Bahía Blanca, reúne las condiciones esenciales de los grandes


polos petroquímicos: punto de acceso a los gasoductos y poliductos
patagónicos, puerto propio, salinas, servicios públicos y mano de obra
capacitada, por lo que allí se realizaron importantes inversiones instalándose
distintas empresas que incluyen a Polisur, inaugurada en 1981, con una planta
en tierra y una flotante en Puerto Galván; Indupa, que produce el 80 % del
policloruro de vinilio (PVC) del país; Petroquímica Bahía Blanca puesta en
funcionamiento en Diciembre del mismo año, a la que se agregó en Diciembre
de 1995, una planta de poliolefinas que permitirá liderar el mercado de
polietileno en el Mercosur, entre otras empresas en desarrollo.

El General Manuel Nicolás Savio cuya obra en favor de la industrialización del


país no tiene quizá toda la trascendencia debida, fue el gestor de tres
realizaciones fundamentales: la Escuela Superior Técnica del Ejército, fundada
el 6 de Noviembre de 1930; la creación de la Dirección General de
Fabricaciones Militares por Ley 12.709 promulgada el 9 de Octubre de 1941 y
el Plan Siderúrgico Argentino, aprobado por la Ley Savio (Nº 12.987) el 13 de
Junio de 1947.

Fabricaciones Militares inició sus actividades nucleando algunas fábricas


militares que se habían creado desde 1923 y sus características fueron
complementar la producción de uso netamente militar con la de finalidades
civiles; esta empresa llegó a poseer unos trece establecimientos fabriles
distribuidos en Jujuy, Formosa, Catamarca, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Para fomentar actividades industriales que no se encontrasen suficientemente
desarrolladas en el país y que interesaban al cumplimiento de la Ley Savio,
promovió la constitución de unas 17 sociedades dedicadas a los sectores
minería, siderurgia y petroquímica, en las que participó accionariamente. Todas
estas empresas ocuparon en forma directa a más de 14.000 trabajadores e
indirectamente a más de 60.000.

En procura de una reducción de los gastos públicos y de incentivar la


producción decreciente de varias de dichas empresas, en cumplimiento de la
ley de Reforma del Estado, se ha efectuado la privatización total o parcial de la
mayor parte de las empresas pertenecientes a la esfera del Ministerio de
Defensa, en las que el Estado tiene participación en el capital social, entre ellas
los talleres navales TANDANOR, Altos Hornos Zapla, Área Material Córdoba, el
astillero Domecq García, las fábricas militares Domingo Matheu y Fray Luis
Beltrán de Rosario; San Francisco, Villa María y Río Tercero de Córdoba; Pilar
y Azul, en Buenos Aires; Satecna S.A. (de salvataje de buques); Sisteval S.A.
(mantenimiento electrónico para barcos); Tecnología Aeroespacial y el Centro
de Exploración Geológico Minero.

En la empresa Área Material Córdoba, privatizada en 1995, se instalará un


centro regional de mantenimiento de aviones para toda América del Sur, y
también se fabricarían aviones.

La industria siderúrgica tiene su centro más importante en San Nicolás de los


Arroyos, donde se encuentra Siderar S.A.I.C. (fusión de Aceros Paraná y
Propulsora Siderúrgica) con la Planta General Savio, anteriormente de la
Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA), a la que se agregan, entre
otras empresas, los Altos Hornos Zapla en Jujuy, de Aceros Zapla S.A.; la
planta siderúrgica TAMET S.A. en Puerto Vilelas, Chaco; Aceros Bragado S.A.
en Bragado (Buenos Aires) y Granadero Baigorria (Santa Fe) y proyectos
importantes como el de SIDINSA en Bahía Blanca (Buenos Aires) y SIDESUR
en San Antonio Oeste (Río Negro).

Deben mencionarse también, entre muchas otras, la industria del aluminio, que
concentra su actividad en Puerto Madryn (Chubut) donde funciona la empresa
Aluar S.A.; la del automóvil en Córdoba y Buenos Aires; los astilleros en
Buenos Aires; la del uranio con su planta de enriquecimiento Pilcaniyeu en Río
Negro, que comenzó a funcionar en 1982, Combustibles Nucleares Argentinos
S.A.:, la planta para el autoabastecimiento de combustible para las centrales
nucleares argentinas, en Ezeiza (Buenos Aires), la de purificación en la ciudad
de Córdoba y las plantas concentradoras de Los Gigantes en Córdoba y
Malargüe y San Rafael en Mendoza.

El 20 de Abril de 1993, quedó inaugurada la primera planta industrial de agua


pesada de nuestro país, única en Latinoamérica, con una capacidad de
producción anual de 250 toneladas de agua pesada de calidad nuclear,
ubicada en Arroyito, a 50 kilómetros al Oeste de la ciudad de Neuquén. A fines
de 1994, en la planta se alcanzó un grado de producción de agua pesada del
orden del 99,89 % de concentración, ese "grado reactor" marcó el inicio de la
producción nacional de un elemento fundamental para el funcionamiento de los
reactores nucleoeléctricos del tipo uranio natural-agua pesada y que permitirá
el abastecimiento interno y dedicar los excedentes productivos a la exportación.

La primera refinería de oro y plata en el país (Refinería Riojana S.A.) fue


inaugurada en Octubre de 1994, en la provincia de La Rioja; por su parte, la
industria del cemento se localiza en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza,
Catamarca, Salta, Entre Ríos, Neuquén, Chubut y San Luis y las frutícolas en
Capital Federal, Mendoza, San Juan, Río Negro y Corrientes; y últimamente la
industria electrónica básicamente en Tierra del Fuego, debido al régimen
arancelario de promoción industrial de la Ley 19.640 de 1972 que garantiza
beneficios promocionales hasta el 2003, al que se agrega un nuevo régimen de
carácter optativo, que lo hace hasta el 2013, similar al de la ciudad brasileña de
Manaos y aceptado por el Mercosur.

Los asentamientos industriales en el país en los últimos tiempos, responden a


una política de desarrollo de determinadas áreas del territorio, para lo cual se
han implementado numerosas medidas para favorecer su instalación; surgen
así los parques industriales que, al estar dotados de infraestructura, servicios y
urbanización, han facilitado la radicación de pequeñas y medianas industrias.

Entre las áreas promocionadas, por su magnitud se destacan los parques


industriales existentes en Trelew, Neuquén, Allen, Reconquista, La Banda,
Paraná, General Pico, Gualeguaychú, Luján de Cuyo, Salta, Ushuaia, Formosa,
Villa Mercedes y La Rioja.

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