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El Crimen organizado.

El gran negocio del narcotráfico

Las muertes por sobredosis en EE UU superan cada año a otras causas como los
accidentes de tráfico, suicidios u homicidios.

Un informe especial del expresidente Barack Obama de 2016 muestra


que el negocio del narcotráfico comienza en los países que no cumplen
con sus obligaciones internacionales de lucha contra este crimen en el
continente americano. La lista incluye a Bahamas, Belice, Bolivia,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití,
Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República
Dominicana y Venezuela. Asimismo, existe otra lista de los países de
origen de las sustancias para producir narcóticos que son, por orden
alfabético, los siguientes: Afganistán, Argentina, Bangladés, Belice,
Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Egipto, El Salvador,
Guatemala, Honduras, India, Indonesia, México, Myanmar, Nigeria,
Pakistán, Perú, República Dominicana, Singapur, Sudáfrica, Taiwán y
Venezuela.

Un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el


Delito (UNODC) de 2015 muestra que hay sembradas 96.000 hectáreas
de hojas de coca en Colombia, lo que implica una producción de 646
toneladas métricas, seguida de Perú y de Bolivia. Sólo en el puerto de
Tumaco, sobre el Pacífico colombiano, se acumulan entre el 17% y el
18% de las siembras totales del país. Asimismo, según informa el
diario La Nación de Buenos Aires, Susana Malcorra, la exministra de
Exteriores argentina, confirmó al Senado que el país se había convertido
en el tercer exportador de coca del mundo, y según la oficina de la
UNODC le siguen Brasil, República Dominicana y Colombia.
Lógicamente, existe también la lista de los países consumidores, que son
todos los más desarrollados, empezando por Estados Unidos y Canadá,
y seguidos por los países de Europa, además de Japón, Corea, China,
buena parte de Asia Meridional y Australia.

La producción de heroína, de cocaína, de opio y de otros derivados es la


que más preocupa en todo el mundo, al ser las sustancias que generan
los peores efectos negativos para la salud y para la esperanza de vida de
todas aquellas personas que las consumen. Los ciudadanos de Estados
Unidos son los que consumen una mayor cantidad de drogas, según la
DEA (Drug Enforcement Administration), que en su informe de 2017
muestra que el número de muertes por envenenamiento con drogas pasó
de 16.849 en 1999 a 52.404 en 2015, siendo el número más elevado del
total de muertes por otras causas como los suicidios, accidentes de
automóvil, armas de fuego y homicidios. Es decir, la drogas son la
primera causa de muerte en EE UU, un país de 326,7 millones de
habitantes. El National Institute on Drug Abuse (NIH) estadounidense, en
una encuesta sobre su uso, abuso y dependencia entre ciudadanos de
más de 12 años, a la que contestaron 67.800 personas, muestra que hay
24,6 millones de estadounidenses que abusan de las drogas, de los que
19,8 millones fuman marihuana, 6,7 millones abusan de drogas de
prescripción, 1,5 millones de cocaína, 1,3 millones de alucinógenos, 0,5
millones inhalan drogas diversas y 0,3 millones consumen heroína. Su
número total ha aumentado un 8,3% frente a la encuesta de 2002.

Asimismo, EE UU está muy preocupado por el cultivo de la amapola de


opio en México, que es el principal distribuidor de derivados ilegales de
opiáceos en EE UU, según estima la DEA.

Lógicamente, todas estas sustancias ilegales se venden a precios muy


elevados porque se suelen consumir en los países más ricos, que son los
que pueden pagar costes tan altos por ellas. El precio del kilo de cocaína
se puede multiplicar desde 1.300 dólares en la selva de Colombia hasta
27.000 en Estados Unidos, 53.000 en Europa y 200.000 en Australia. De
ahí que aquellos que transportan la cocaína desde Sudamérica hasta EE
UU sobornan a muchos policías, militares y políticos que se encuentran a
su paso, incluso a gobernadores de algunos Estados como en México,
hasta llegar a su destino final en EE UU.

El informe de la UNODC calcula que uno de cada 20 adultos, es decir,


255 millones de personas en el mundo de entre 15 y 64 años, consumió
drogas en 2015 y, sin embargo, sólo una de cada seis personas recibe
algún tipo de tratamiento. Además, hay 29 millones de aquellas personas
que consumen drogas que sufren trastornos muy serios relacionados con
ellas y otros 12 millones son consumidores de drogas por inyección, de
los cuales el 14% tienen el sida (VIH). El índice de predominio del uso de
drogas ha variado poco: entre 2006 y 2015 se mantiene en el 5,3% de la
población mundial, habiendo subido cuatro décimas desde el 4,9% en
2006.

Mientras un kilo de cocaína en origen puede cotizarse a 1.300


dólares, en Europa puede alcanzar los 53.000
En 2015, el número de muertes relacionadas por sobredosis de drogas
ha sido de 207.400, es decir, 43 muertes por cada millón de personas
entre 15 y 64 años de edad. Asimismo, se calcula que el porcentaje de
personas que han consumido drogas entre 2008 y 2014 ha pasado del
4,6%, en 2008 al 5,2% en 2011 y se ha mantenido en esa misma
proporción hasta 2014.La UNODC calcula que se han perdido 28
millones de años de vida sana como resultado del consumo de drogas,
otros 17 millones de años de vida sana perdidos por los trastornos
relacionados con el consumo de drogas y 18 millones de años de vida a
consecuencia de una muerte prematura causada por el consumo de
drogas.

El reparto por consumidores de estas sustancias en los 12 meses


anteriores a 2015 es el siguiente: 183 millones de consumidores de
cannabis, 35 millones de consumidores de opioides, 37 millones de
consumidores de anfetaminas y estimulantes de venta con receta, 22
millones de consumidores de éxtasis, 18 millones de consumidores de
opiáceos y 17 millones de consumidores de cocaína. Asimismo, la
UNODC calcula las incautaciones de drogas entre 1998 y 2014. Muestra
que, partiendo de una base 100, en 1998 las sustancias que más han
crecido han sido los estimulantes basados en anfetaminas (ATS). Existen
mercados nuevos de estas sustancias, cuyos datos se consiguen a
través de sus capturas en toneladas, que han pasado de 95 toneladas en
2010 a 190 en 2015. Lo mismo ocurre con otros mercados de nuevas
sustancias psicoactivas (NPS), de marihuana y de opiáceos sintéticos.

Las corrientes del tráfico de heroína van desde Pakistán hasta Canadá
por el océano Pacífico, desde Colombia hasta México y Estados Unidos,
desde Afganistán y Pakistán hasta Europa a través de Turquía, y desde
Afganistán al golfo Pérsico y Oriente Próximo. Parte de la distribución
desde Afganistán se realiza asimismo dando la vuelta a África y llegando
a Europa Central y Suroriental, y entrando a través del norte de África a
España, Francia e Italia. Myanmar y Laos distribuyen heroína a China, a
Asia Suroriental y a Oceanía, que son zonas de rentas muy altas.
Asimismo, la UNODC muestra que otra gran parte del tráfico de la
cocaína desde toda América del Sur, no sólo desde Colombia, se dirige a
Europa Occidental y Central, entra por Galicia y por el norte de Portugal y
penetra en el resto de Europa. Finalmente, la agencia de la ONU estima
que el tráfico de drogas no se encuentra solamente en la esfera de los
grandes grupos delictivos.

Los carteles narcos se fragmentan y descentralizan el negocio en


América Latina.
Con la condena esta semana en Nueva York del narcotraficante Joaquín "El
Chapo " Guzmán , Estados Unidos se anotó su mayor triunfo judicial desde que
el gobierno de Richard Nixon inició en 1971 la "guerra contra las drogas ", que
causaron innumerables muertes en aquel país, el mayor consumidor de
estupefacientes en el mundo, así como en América Latina , su mayor proveedor.
Fue bautizado "el juicio del siglo", no solo por el éxito que significó la captura
del líder del Cartel de Sinaloa en 2016, sino también porque, según los
especialistas, el negocio del tráfico de drogas cambió tanto en los últimos años
que es poco probable que en un futuro cercano un jefe narco latinoamericano
acumule tal grado de poder.
"El viejo mundo de los grandes carteles que monopolizaban el tráfico de cocaína
y marihuana, de capos como El Chapo Guzmán en México y antes Pablo
Escobar en Colombia , va de salida. Nos estamos moviendo hacia
un narcotráfico más descentralizado, fragmentado en varios actores que han
diversificado sus negocios y se dedican también a otras actividades criminales
como el tráfico de armas y de personas, los secuestros, la extorsión, la piratería
o el robo de cargas", explicó a LA NACION el experto en temas de seguridad
mexicano Alejandro Hope, socio de la consultora GEA.
Once de los 50 estados de Estados Unidos , además del Distrito de Columbia, ya
legalizaron el consumo de marihuana para fines recreativos , mientras que 33
estados permiten su uso medicinal. La cocaína, en tanto, pierde espacio frente a
los opioides farmacéuticos, drogas derivadas de la planta adormidera (amapola)
como el opio, la morfina y la heroína y sus análogos sintéticos, principalmente el
fentanilo y otros analgésicos de venta bajo receta médica como la oxicodona y el
tramadol. Si bien existe una producción significativa de opioides ilícitos en
México, la mayor parte proviene de Asia, en particular de China, según la
Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus
siglas en inglés). Sus efectos son mucho más potentes, se pueden comprar a
través de Internet -en la "deep web" o "red oscura"-, y hasta es posible enviarlos
mucho más fácilmente por correo. Según el más reciente informe de la Oficina
de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) , el consumo global de
opioides creció un 56% entre 2016 y 2017, año de los últimos datos recabados en
todo el mundo.
Aún así, la producción ilegal de cocaína alcanzó en 2017 un récord: 1976
toneladas, de acuerdo a UNODC, 25% más que el año anterior. Pero las
incautaciones también aumentaron, un 13%, a 1275 toneladas, la mayor
cantidad aprehendida en la historia. Según, el organismo internacional, el 70%
del área del cultivo de coca correspondió a Colombia, el 20% a Perú , y el 10% a
Bolivia ; así, los tres países andinos continúan como principal fuente de la
cocaína consumida en Estados Unidos, donde llega mediante grupos criminales
con base en México .

"Sin dudas, las organizaciones criminales transnacionales mexicanas son una de


los mayores amenazas de drogas a Estados Unidos", destacó el jefe de
operaciones globales de la DEA, Greg Cherundolo, ante el Senado
estadounidense en abril.

Seis son los grupos que la DEA tiene en la mira en México. El cartel de Sinaloa:
aún debilitado, sigue siendo el que tiene la mayor estructura, presente en varias
regiones del país, en especial en la costa del Pacífico. Hoy está liderado por
Ismael "El Mayo" Zambada, sobre quien pesa una recompensa de US$ 5
millones.

El cartel de Jalisco Nueva Generación: desde la ciudad de Guadalajara se


expandió notoriamente en la última década gracias a su cohesión interna, bajo
el mando de Nemesio "El Mencho" Oseguera-Cervantes.

El cartel de Juárez: con base en el estado de Chihuahua, es uno de los grupos


narco más antiguos, pero entró en declive tras su guerra con el Cártel de Sinaloa
a principios de esta década. Hoy está encabezado por uno de sus líderes
menores, Juan Pablo Ledezma.

El cartel del Golfo: otra de las organizaciones narcotraficantes más


tradicionales, opera desde hace varias décadas desde el estado de Tamaulipas y
amplió sus negocios con secuestros y extorsiones.
Los Zetas son una sanguinaria organización escindida del cartel del Golfo a
principios de la década, y ahora sufre divisiones internas con dos principales
subgrupos: el cartel de Noreste y Zetas Escuela Vieja.

La Organización Beltrán-Leyva: nació de una división del cartel de Sinaloa en


2008 y ahora también pasa por una época de fragmentación en varios
subgrupos, el principal de ellos Los Guerreros Unidos.

"En México está ocurriendo una implosión de los grandes carteles, fenómeno
que sucedió en Colombia antes. Ahora hay una multiplicidad de grupos
menores, con menos ingresos y menor capacidad para amenazar al gobierno
central, pero que ejercen una violencia mayor a nivel de poblaciones locales.
Controlan rutas específicas para llevar la droga a Estados Unidos y cada uno
tiene sus propios contactos con proveedores en los Andes", señaló Hope.

En Colombia, donde en los 80 y 90 los carteles de Medellín y de Cali se


disputaban con violencia y terrorismo el negocio del narcotráfico y buscaban
dominar toda la cadena de producción de la cocaína, hubo una enorme
transformación en las últimas dos décadas. Los cambios se dieron a partir de
1999 con el Plan Colombia, apoyado militar y financieramente por Estados
Unidos para la lucha antinarcóticos y la revitalización socio-económica,
tomaron fuerza con la desmovilización de las paramilitares Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC) en 2006, y se profundizaron luego de los acuerdos
de paz con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia), en 2016.

"Los grandes carteles quedaron obsoletos porque sus líderes se volvieron


prioridad de las fuerzas de seguridad estatales. De grandes narcos muy visibles,
con ejércitos, escandalosos, que hacían ostentación de sus fortunas, pasamos a
líderes menores más sobrios, moderados, que buscaban no llamar la atención.
Pasaron a tener más un perfil de empresario, con conexiones en México, que les
garantizaban la exportación de la droga", señaló Hernando Zuleta, director del
Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes.

Poco a poco, disidentes guerrilleros y paramilitares empezaron a sumarse al


negocio por el control armado que ofrecían de áreas de cultivo y rutas de salida,
por el Pacífico o por el Caribe.

"Así, en los centros urbanos tenemos a narcotraficantes más sofisticados, con


imagen de vecino común, más educado, mientras que en el interior las bandas
criminales (apodadas ya BACRIM's) defender sus actividades", agregó Zuleta.

Hoy, la mayor organización narco colombiana es el Clan del Golfo (también


conocido como Los Urabeños), liderado por Dairo Antonio "Otoniel" Úsaga, que
tiene su base de acción en el Urabá antioqueño. Desde esa estratégica ubicación
saca la cocaína hacia México y Estados Unidos vía Panamá o por Ecuador , que
se convirtió en un importante centro de distribución.

Sin embargo, hay un gran número de grupos menores colombianos que también
se dedican a la producción y distribución de cocaína, entre ellos la Oficina de
Envigado (área metropolitana de Medellín), Los Pelusos (exmiembros del
Ejército Popular de Liberación, en el departamento de Norte de Santander), y
Los Pachenca (en la costa caribeña). Socios del llamado cartel de los Soles -
compuesto por efectivos corruptos de las fuerzas armadas y del gobierno de
Venezuela -, aprovechan la cercanía de la frontera venezolana para transportar
la droga al Caribe y de allí a Estados Unidos o de trampolín hacia Europa. Otros
grupos, en tanto, exportan drogas y armas hacia Brasil por la frontera
amazónica.
"Pasamos a una estructura fraccionada, a un mercado más libre, con más
competencia, eficiencia y especialización, y entre ellos funcionan como una
suerte de federación, con franquicias", apuntó el especialista colombiano en
lucha contra narcotráfico Daniel Rico, director de la consultora C-Analisis,
quien resaltó que los nuevos narcos colombianos hoy tienen pocos activos en
Colombia.

"Antes iban a Venezuela, pero en los últimos años se han instalado en países con
legislación antilavado de dinero más laxa o donde no son prioridad pública,
como Brasil o la Argentina, donde compraron grandes extensiones de tierras
que les sirven de refugio", afirmó.

Tanto en Perú como en Bolivia hay una considerable producción de cocaína


pero con escalas distintas, menores, con redes criminales más tradicionales y
menor nivel de violencia. Pero al igual que los grupos colombianos, abastecen a
las dos principales organizaciones criminales brasileñas: el Primeiro Comando
da Capital (PCC), originario de San Pablo, y el Comando Vermelho (CV), con
base en Río de Janeiro.

El PCC se expandió significativamente en los últimos años, con presencia


internacional también en Paraguay, Bolivia y la Argentina. Se dedica a varios
negocios criminales, pero el tráfico de cocaína y armas es una de sus principales
actividades. Parte de la droga queda para el mercado de consumo interno
brasileño y otra parte va para Europa", indicó José Ricardo Bandeira, presidente
del Instituto de Criminalística y Ciencias Policiales de América Latina.

Luego de casi dos décadas de acuerdo de paz entre el PCC y el CV, en


2016 comenzó una brutal lucha entre ambas facciones, que se reveló
en regulares masacres en las cárceles de todo el país. El PCC, que
busca extender su dominio a Río para tener acceso a su puerto, selló
alianzas con otros grupos rivales del CV en la zona, como el Terceiro
Comando (TC), y Amigos dos Amigos (ADC). Mientras tanto, en la
zona norte de Brasil, la Família do Norte (FDN), con sede en Natal,
creció en tamaño e influencia gracias a sus conexiones con ex
guerrilleros colombianos y a redes criminales en Venezuela.

Las claves de los cambios en el mundo de las drogas

Hay varios factores detrás del retroceso de los grandes grupos del narcotráfico

Divisiones: Según los expertos, los grandes carteles -como los que acumulaban
poder en México y Colombia- pierden peso en el negocio narco, que se
descentraliza y fragmenta en varios actores que han diversificado sus negocios
criminales.

Legalización; Once de 50 estados norteamericanos y el Distrito de Columbia


legalizaron la marihuana con fines recreativos, y 33 estados, el uso medicinal; la
cocaína pierde terreno frente a los opioides farmacéuticos, lo que cambió el
negocio narco.

Cocaína récord; La producción ilegal de cocaína alcanzó un récord en 2017, pero


también crecieron las incautaciones; el 70% de la coca se cultiva en Colombia; el
20%, en Perú, y el 10%, en Bolivia. A Estados Unidos llega mediante los grupos
mexicanos.

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