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INTUICIÓN, SITUACIÓN Y CUERPO

COMO HERRAMIENTAS DE INDAGACIÓN

LUIS SAEZ

Mucho se ha dicho y escrito en torno a la dramaturgia elaborada a partir de

imágenes generadoras. Sin embargo (y especialmente entre los dramaturgos

menos expertos) es motivo de disyuntiva la elección certera de imágenes que

impliquen aunténtica vocación dramática. Hay, ciertamente, una voluntad

motivadora implícita en esa masa informe y candente que desde un primer

momento nos "escribe" a nosotros, en tanto nos modifica a cada letra que le

agregamos o quitamos, a tientas, en un proceso dialéctico singular y paradojal.

Sin embargo, ciertas imágenes debidamente "indagadas" y jugadas a fondo

suelen denunciar mayor vocación dramática que otras, originalmente

conmovedoras pero que se revelan inconsistentes y débiles con el trabajo

inmediato.

¿Cómo saber cuál conviene a nuestra búsqueda, si en una primera etapa

vamos a tientas?

Y sobre todo, ¿cuáles debemos descartar, ahorrándonos así un esfuerzo de

dispersión o indagación estéril?

Tales interrogantes, que no tienen una respuesta lineal, conllevan sin embargo

en sí mismos cierta "contracara" que ayuda a echar un poco de luz en el

asunto.

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Veamos: según Bergson, la concurrencia de instinto e inteligencia da como

resultado la intuición, es decir, que la intuición no es otra cosa que una

reacción instintiva de la inteligencia.

No está mal entonces incorporar a nuestra intuición como herramienta

superlativa de elección y/o descarte, es decir, de corrección.

No así la única.

Las imágenes dramáticas "auténticas" contienen en sí mismas una vocación

situacional que las hace más propicias a formar parte de una historia

secuencial, es decir, no de exposición simultánea, entendiendo como imagen

situacional a aquella que contiene el germen de una historia o al menos con

una clara vocación dramática en tanto remite a situación y no necesariamente a

"escena" (la escena debe fidelidad a la estructura de la historia, no así la

situación, que puede y debe trabajarse como unidad de búsqueda dramática en

sí misma)

No obstante, una primitiva situación suele terminar convertida en escena de la

obra, pero dotarla a priori de semejante responsabilidad no hace más que

condicionar considerablemente su escritura.

Tenemos entonces dos valiosas herramientas que propician la indagación

dramática y poética de nuestras imágenes:

La intuición, como elemento de selección primaria, y la situación como unidad

de búsqueda a partir de una imagen dada.

Nos queda el cuerpo, también como herramienta y como zona donde el autor

"sufre" o disfruta al teatro.

El dramaturgo, en el proceso de creación, también "siente" desde el cuerpo del

personaje, pero (ex) poniendo el propio, y esta suerte de dialéctica bizarra se

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convierte por obra y gracia de lo visceral en formidable herramienta de

indagación y percepción del personaje, convirtiéndose el cuerpo del autor en el

primer cuerpo del personaje.

Cuerpos, distintos estadíos del concepto de cuerpo, que van desde el mas

inmediato, el cuerpo del actor, hasta zonas menos obvias de la "corporaleidad"

de las ideas, palabras y acciones que dan forma y movimiento al "corpus"

dramático, base y continente del hecho teatral.

Mauricio Kartún suele comparar al hecho creativo con el proceso orgánico, con

su necesidad de atención, crecimiento y resultado siempre único en sí; y qué

otra cosa da como resultado un proceso orgánico sinó un cuerpo?

Cuerpos que se buscan y entrecruzan en una suerte de cópula (copular,

entrecruzarse, imbricarse en uno sólo que es al mismo tiempo la búsqueda de

un "otro")

Y así llegamos a la otredad. El teatro moderno es cuerpo y otredad. Fenómeno

colectivo con fuerte connotación individual, en tanto repercute singularmente en

cada individuo. Dialéctica de lo singular. Interdependencia de individuos que

dan vida y forma a un único, irrepetible "corpus" (cada función es sobre todo un

acto de comunión, único) y al que todos, actores, tramoyistas y público, le

ponemos desde donde podemos y queremos, el cuerpo. O no hay teatro...

Hasta aquí (o no) una primera aproximación al estudio de herramientas que

propicien una indagación mas integral de nuestras imágenes. La imagen como

resultado de nuestra imaginación es material valioso y digno de los mayores

cuidados. Su tratamiento e indagación con herramientas adecuadas no hará

sinó optimizar una tarea (la de búsqueda y creación) lo suficientemente incierta,

dolorosa y apasionante.

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