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El derecho de las obligaciones constituye uno de los instrumentos esenciales para permitir
la cooperación entre las personas, con un capital, función económica y social, en palabras
de BETTI, tiene una labor importante para la vida en una sociedad civilizada. RIVERA
manifiesta que sirve para la adecuada composición de los conflictos de intereses
patrimoniales que, de manera inevitable, surgen entre las personas. Se da tanto en ámbitos
lícitos como en ilícitos: causación de daños, enriquecimiento sin causa, relaciones con el
Estado, contratos entre particulares.
LOPEZ MESA puntualiza que casi todas las relaciones que se dan entre las personas son
relaciones obligacionales, es más, la vida en sociedad constituye una red de obligaciones.
Se dan en el ámbito comercial, industrial, laboral, tributario, bancario, profesional, en el de
transportes; sin perjuicio de principios y reglas especiales, en atención a las particularidades
y propia identidad que cada relación jurídica presenta. No es para nada exagerado afirmar
que el derecho de las obligaciones constituye el núcleo central de todas las relaciones
jurídicas patrimoniales.
Yendo a la historia, ninguna civilización ha podido prescindir de esta materia. Por ejemplo
el régimen soviético, que a pesar de abolir la propiedad privada, no pudo dejarlo de lado.
Solamente podría vivirse sin derecho de obligaciones en: a)en un régimen absolutamente
fáctico en el que solo la fuerza sea lo que modifique el peso en la balanza, como en lo
regímenes africanos dictatoriales; b)en una sociedad tan primitiva que carezca de todo
intercambio de bienes y donde la economía de subsistencia sea la regla.
Para cerrar, el concepto obligacional constituye el armazón y el sustrato del derecho, sin
esta rama no puede haber propiamente derecho civil. Es la rama más completa, la más
compleja y más antigua, que nació en Roma y permanece hasta nuestros días.
a) Se trata de una relación jurídica, una relación de obligación. Vincula a dos o más sujetos
en posiciones jurídicas contrapuestas, de tanta importancia una como la otra, en compleja
interacción.
c) Tiene una causa fuente como lo es la relación jurídica. Se origina a través de un hecho
jurídico idóneo para hacerla nacer. Se encuentra expuesta en el artículo 726.
d) Existen dos situaciones jurídicas. La del acreedor, titular del derecho subjetivo o facultad
jurídica, y la del deudor, gravado por un deber jurídico impuesto por el primero.
Definición en las Institutas: obligatio est iuris vinculum quod necessitate adstringimur
alicuius solvendae rei, secundum nostrae civitatis iure (la obligación es un vínculo jurídico
que nos constriñe a pagar algo a otro, según el derecho civil). Por lo que se ve en ésta
definición, la obligación es sinónimo de sometimiento, sujeción, restricción de la libertad o
de la voluntad.
Acepciones impropias
Se debe distinguir entre deber jurídico y obligación para separar ambas categorías:
a) El deber jurídico tiene efecto erga omnes o respecto de todos en forma determinada; en
cambio, la obligación tiene efecto relativo, es un lazo individual que ata a una persona con
otra u otras personas determinadas.
h) Los deberes jurídicos son aquellas conductas exigibles a una persona por el
ordenamiento jurídico, con carácter general, cuando la misma se encuentre en una
determinada situación contemplada por el derecho; estos deberes jurídicos no son
susceptibles de valoración económica, es decir, no tienen contenido patrimonial directo.
RIVERA que existen usos impropios del vocablo “obligación”. No solo para hacer
referencia a los deberes jurídicos en general, o en algunos específicos, sino también como
sinónimo de la palabra “contrato”, para reflejar exclusivamente la situación jurídica del
deudor, a veces para hacer referencia al lado activo del crédito, e incluso como sinónimo de
“título” o “causa”.
Tipicidad de la obligación como deber jurídico calificado
El deber jurídico es, sencillamente, un orden, un imperativo que el sistema jurídico dirige al
individuo y que este debe acatar. Se diferencia del mero deber moral, en el cual su
acatamiento no puede imponerse por vías coactivas como la ejecución forzosa. Por esto, los
deberes dependen de la relación jurídica o situación jurídica en que se sitúen y de la cual
emanan.
Naturaleza jurídica
SAVIGNY postuló al derecho subjetivo como el poder de obrar o de exigir, reconocido por
el Derecho, atribuido a la voluntad de la persona, situación en la que dicha voluntad es
soberana. WINDSCHEID completa la percepción de Savigny, y señala que el titular del
derecho está facultado a exigir del otro, obrar de determinada manera, de no hacerlo, se
llevará a cabo por los medios compulsivos que provee el ordenamiento jurídico. Para
RIVERA y LLAMBÍAS, la voluntad del titular, es el valor prevalente y absoluto. Las
Obligaciones otorgan un señorío sobre determinados actos de la conducta del deudor, el
cual queda sometido a la voluntad del acreedor.
-Crítica: Esta concepción facilitaría abusos por parte del acreedor hacia el deudor, y además
no es posible hablar sobre “señorío sobre actos del deudor, cuando su realización depende
de su propia voluntad”. Trasladar las relaciones de dominación, que se ejercen sobre las
cosas, al ámbito de la personalidad es una idea inaceptable.
La teoría objetiva, planteada por VON IHERING, sostiene que el interés del acreedor se
logra mediante el sometimiento, no de la persona, sino de su patrimonio, para lo cual se le
otorgan todos los instrumentos necesarios para el logro de su derecho subjetivo. Se llega a
confundir, por esta concepción, a la obligación con los derechos reales. Hasta se afirma que
la obligación no es una relación entre personas, sino entre patrimonios, como que se
“despersonaliza” la relación obligacional.
Esta teoría es una variante de la concepción objetiva, ya que presupone que la obligación es
una relación netamente patrimonial. La obligación está compuesta de dos elementos: el
débito o deuda, y la responsabilidad.
La deuda: Es un estado de puro deber que comienza cuando la obligación nace, y termina
con el cumplimiento voluntario del deudor. Corresponde al deber que tiene una persona de
hacer o pagar algo a que se ha comprometido. Es LIBRE.
Existen casos de deuda sin responsabilidad, como sucede con las obligaciones naturales,
donde la deuda existe pero no puede exigirse el pago. En las obligaciones naturales, si el
deudor cumple voluntariamente, el acreedor puede retener lo recibido, y así lo incluye el
artículo 728 del CCyC. Hay también supuestos donde se visualiza una responsabilidad sin
deuda, como lo es el contrato de fianza, más precisamente en la situación que se encuentra
el fiador, como garante del deudor que no cumple. La responsabilidad limitada es un caso
en el que la deuda posee una cobertura incompleta y la responsabilidad puede hallarse
limitada a ciertos bienes, quedando protegidos los restantes bienes del deudor de la
ejecución coactiva del débito.
Se ha criticado la separación que puede provocarse en los supuestos vistos, entre deuda y
responsabilidad. Como en el caso del fiador, que se sostiene que tiene responsabilidad pero
también deuda, ya que se convierte en una obligación de garantía.
Actualmente, la doctrina que acepta la existencia de estos dos elementos, no los considera
ni separados ni aislados, sino fusionados, unidos, formando una unidad orgánica. Sólo
mediante una concepción integral se puede explicar la esencia de la obligación.
El derecho real es una prerrogativa, un poder que ejerce una persona sobre una cosa. En
cambio, el personal, precisamente se da por una relación entre personas.
En los derechos creditorios el goce o disfrute del derecho se logra mediante la conducta de
otra persona, el deudor. El acreedor no puede actuar por sí sobre la cosa debida sino que
debe reclamarla del sujeto pasivo. En los derechos reales el titular tiene el goce o disfrute
del derecho en forma directa o inmediata, sin la intervención de otro sujeto necesario.
En las obligaciones se pueden encontrar tres elementos: sujeto activo, sujeto pasivo y el
objeto o prestación. En los derechos reales hay solo dos: el titular del derecho y la cosa de la
que se es titular.
Las obligaciones son derechos relativos, solo pueden exigirse el cumplimiento al deudor.
Tiene un contenido bien delimitado. Los derechos reales son absolutos, porque se oponen
erga omnes.
En los derechos reales rige el principio numerus clausus, que significa que el ordenamiento
jurídico reconoce un número cerrado de derechos reales, y las partes no pueden crearlos.
Las obligaciones pueden ser creadas a voluntad de las partes, son más flexibles e ilimitadas,
con la única condición de no vulnerar la ley ni las buenas costumbres.
Los derechos personales tienden a la temporalidad, son limitados en el tiempo. Los derechos
reales, en cambio, pueden ser perpetuos.
Las prescripciones adquisitivas y liberatoria operan en los derechos reales; en los derechos
personales, sólo la extintiva.
El objeto de los derechos reales es una cosa, un bien material susceptible de tener valor. La
prestación de dar, hacer o no hacer, constituye el objeto de los derechos personales.
El derecho de obligaciones nace y se transmite sin formalidad alguna, mientras que el
derecho real es riguroso en cuanto a las formas, como es el caso de la transmisión de un
inmueble, que debe llevarse a cabo por escritura pública.
A diferencia de los derechos creditorios, los deberes de familia están fundados en razones
éticas y sociales, y no patrimoniales, por esto se incluyen en los llamados derechos
extrapatrimoniales, aunque algunas veces pueden tener consecuencias de índole económica.
Las obligaciones se desenvuelven en el ámbito económico, aunque lo moral no sea del todo
extraño a ellas.
También, el incumplimiento en las obligaciones trae aparejado una reparación
indemnizatoria de daños y perjuicios, el monto exacto de la medida reparatoria. En el
derecho de familia la sanción es distinta, como por ejemplo la pérdida de la responsabilidad
parental, el divorcio, la indignidad; el castigo no tiene relación cuantitativa con el
incumplimiento.
En la época romana, Paulo afirmaba que “No todo lo que es permitido por la ley es
honesto”.
Enfocando en las diferencias, los deberes morales no pueden ser coactivamente exigidos, en
cambio sí puede reclamarse el cumplimiento de una obligación.
La moral origina un deber a cargo de un sujeto, pero no otorga correlativamente un derecho
a esa otra persona para exigir el cumplimiento, es un deber unipolar.
En las obligaciones el ordenamiento jurídico establece las consecuencias que soportará el
deudor en caso de incumplimiento, pero no en cuanto a la moral, se abstiene de hacerlo y la
respuesta a tal incumplimiento es la repulsa moral o social, son solamente sanciones
psíquicas no económicas ni compulsivas.
El Código Civil y Comercial contiene dos normas acerca de deberes morales en los
artículos 728 y 431.
ARTÍCULO 431.- Asistencia. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de
vida en común basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad.
Deben prestarse asistencia mutua.
Según RIVERA son relaciones de obligación que se originan exclusivamente por imperio
de la ley, en razón de la vinculación del sujeto con una cosa por ser titular de un derecho
real o una relación de poder, sea como acreedor o como deudor. Tiene dos características
esenciales: la ambulatoriedad y la liberalidad mediante abandono.
Ambulatoriedad significa que la calidad de acreedor o deudor la reviste quien es titular
actualmente del derecho real, y si se transmite el derecho real, también lo hará la obligación
propter rem.
La segunda característica refiere a la posibilidad que tiene el deudor actual de liberarse
mediante el abandono del derecho real, por imperio de la ley. El abandonante deja de ser
deudor.
Siempre las obligaciones propter rem se originan en la ley, las partes no pueden pactarlas.
Para BUERES la obligación propter rem es una relación que tiene por contenido una
prestación de dar, hacer o no hacer, con la particularidad de que la calidad de deudor o
acreedor, está ligada a una relación de señorío (propiedad u otros derecho reales, posesión o
tenencia) de suerte tal que la obligación, ya sea el crédito o la deuda, se transmite a medida
que se produce un cambio en la titularidad de la relación de señorío.
Es un género intermedio entra las obligaciones y los derechos reales. No constituyen éstos
últimos y no alcanzan a ser derechos personales porque siguen la suerte de la cosa, existen
en razón o motivo de ésta.
Si el acreedor o deudor dejan de estar la relación con la cosa, sea porque la abandonen o la
enajenen, quedan desobligados de la obligación propter rem, y ésta se desplaza hacia el
nuevo dueño o poseedor, y esto es el carácter ambulatorio.
Dos caracteres revisten estas relaciones jurídicas: que el sujeto obligado no es una persona
individualmente determinada sino aquella que se encuentra en una situación jurídica
determinada respecto de una cosa; y que se trata de una categoría numerus clausus, es decir
que los sujetos no pueden constituirlas, solamente la ley las enumera.
En el nuevo ordenamiento no se encuentra un régimen general para las obligaciones
ambulatorias o reales.
En cuanto al método externo, es decir sobre la ubicación de las materias sobre que versa el
derecho civil, el CCyC está dividido en seis libros. El primero refiere a la “Parte General”;
el segundo a las relaciones de familia; en el tercero se ubica el Derecho de Obligaciones,
donde se divide en cinco títulos, el primero regula la materia obligacional en general desde
el artículo 724 al 946, para distinguirla de las fuentes que la originan (contratos en general,
de consumo, en particular y otras fuentes de las obligaciones); en el Libro IV se encuentran
los Derechos Reales; el Libro V nuclea a la sucesión por causa de muerte; y por último el
Libro VI refiere a las disposiciones comunes de derechos reales y personales.
Hay que agregar que en el Libro Sexto se incluyen la prescripción y la caducidad, los
privilegios y el derecho de retención.
El primer elemento de una obligación son los sujetos, es crucial la existencia de dos sujetos,
al menos. Entre ellos, se establece el vínculo obligacional, donde además hay dos polos
opuestos: el sujeto activo y el sujeto pasivo. La faz activa de la relación es la que está
investida del poder jurídico o facultad de reclamar; en contraposición, la parte pasiva está
gravada con la carga, con el deber de cumplir la prestación en favor del otro sujeto con
quien está ligado el vínculo.
Lo que caracteriza a la Obligación es la alteridad, dos situaciones jurídicas diferenciadas.
El vocablo acreedor proviene del latín credere, que significa creer. Tiene una legítima
expectativa, confía en que el deudor honrará su deuda. Sucede tanto cuando la obligación se
genera voluntariamente, como en un contrato, como así tambien en las situaciones en que se
genera sin el concurso de la voluntad, en los casos de daños. BETTI sostenía que las
obligaciones son uno de los instrumentos más valiosos para la colaboración entre las
personas, por lo que el incumplimiento es una mínima porción y constituye la faz patológica
de la relación obligacional.
Del otro lado de la relación jurídica se encuentra el deudor. El vocablo, tambien de origen
romano, proviene de debitor-debitoris. Importa claramente un estado de sujeción, una
atadura. Se denota con claridad el sometimiento del patrimonio, que cesa con la liberación
la cual se produce cuando la obligación se extingue. El medio normal para que esto último
suceda es el pago, la solutio, que significa liberar, desatar un nudo.
Alteridad. Bipolaridad
Una obligación presenta dos situaciones jurídicas contrapuestas: el crédito y la deuda. Las
calidades de acreedor y deudor no pueden coincidir en la misma persona, pues de otro modo
opera la extinción de la obligación por confusión, ya que nadie puede deberse a sí mismo
una prestación, y esto se encuentra en el artículo 931. Vale aclarar que una persona puede
ser acreedora y deudora, pero sin unificar sus roles, esto es, actuando en un caso por sí y en
el otro en representación, artículo 368.
Determinación e indeterminación
Los sujetos obligacionales deben estar determinados o ser determinables La noción de
determinabilidad es fundamental para cumplir el requisito de la pluralidad de sujetos. El
derecho civil admite cierta indeterminación de los sujetos en el nacimiento de la obligación
pero, al momento de la extinción de la misma, ellos deben estar perfectamente
determinados.
Como regla o principio general se exige que los sujetos de la obligación estén determinados;
sin embargo, la ley admite, como excepción, una indeterminación provisoria del sujeto
activo, que debe cesar en el momento del pago.
PIZZARRO y VALLESPINOS sostienen que como mínimo deben estar fijadas en el
momento constitutivo las pautas para la individualización de los sujetos, aunque no se
produzca en ese momento, y la indeterminación absoluta obsta a la existencia misma de la
obligación.
Son ejemplos de indeterminación del sujeto: los títulos al portador, los documentos a la
orden, las obligaciones ambulatorias o propter rem, las ofertas al público, las promesas de
recompensa de objetos perdidos (un perro, una billetera, un maletín con documentación).
Clases de transmisión: las voluntarias surgen de actos otorgados por diversos sujetos de
manera voluntaria, de las más variadas maneras (por cesión de créditos o cesión deudas, por
el cumplimiento de la prestación por un tercero como es la pago por subrogación, etc.). Las
legales, como queda claro, son por la imposición de la ley (la transmisión de la calidad de
acreedor o deudor en las obligaciones propter rem; en el caso de fallecimiento del locatario
de un inmueble destinado a vivienda; la transmisión de las obligaciones en caso de
fallecimiento a los herederos, etc.). En cuanto a las calidades que pueden ser transmisibles,
es posible transmitir las dos, acreedor y deudor, y tambien la situación jurídica que una
persona revista como parte de un contrato.
El vocablo “objeto” es muy de uso común, y la RAE emplea distintas acepciones: Como
todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto; como todo
lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de facultades mentales; como término o fin de
los actos de las potencias; como fin o intento a que se dirige o encamina una acción u
operación; como materia o asunto de que se ocupa una ciencia; como una cosa; y como
objeción, tacha o reparo.
De todas las definiciones anteriores hay que resaltar dos: para hacer referencia a un ente que
es motivo de observación, consideración o análisis; y la que tiene que ver con finalidad,
como sinónimo de objetivo.
El objeto de los actos jurídicos está constituido por su “materia”, por los hechos, ya sean
positivos o negativos, y por los bienes, materiales e inmateriales. LLAMBÍAS sostiene que
“el objeto materia es la sobre la cual recae, o a la cual tiende, la voluntad del sujeto, consiste
en una cosa o en un hecho”. La obligación es un efecto de la causa fuente, por ej. De un
contrato, y ello calza de manera exacta con el concepto legal del acto jurídico: su fin
inmediato es establecer relaciones jurídicas, y crear derechos y obligaciones.
El objeto del contrato está constituido por bienes o hechos. Ello permite deslindar con
precisión conceptos distintos:
— la obligación, que es efecto del negocio jurídico;
— la prestación, que es objeto de la obligación;
— la noción de objeto del negocio jurídico queda reducida a su materia, hechos o bienes.
¿En qué consiste?: El vocablo deriva del latín praesto, que entre otras cosas significa
“cumplir”, proporcionar”, “dar”. En sentido amplio se refiere a una acción, a un actuar
humano positivo, en caso de dar o hacer algo, o negativo, la obligación de no hacer.
Se trata no de una conducta actual, sino potencial, un comportamiento proyectado en el
tiempo. En el artículo 724 se indica que el acreedor tiene el derecho de exigir del deudor
una prestación, y no que el deudor cumple con una prestación. Aun cuando la obligación
nazca y se produzca en el momento, como en las puras y simples, es posible deslindar
distintas etapas causales, nacimiento y cumplimiento.
La conducta no es el único elemento del objeto, sino también el bien que ella
necesariamente comprende. Este bien define la naturaleza de la prestación, y por ende, la de
la obligación.
Debe estar en el comercio: son nulas como si no tuvieran objeto las convenciones o actos
realizados respecto de bienes que no estén en el comercio. El artículo 234 establece “Están
fuera del comercio los bienes cuya transmisión está expresamente prohibida: por la ley o
por actos jurídicos, en cuanto éste Código permite tales prohibiciones”.
Interés del acreedor: como se vio anteriormente, puede o no ser patrimonial. En muchas
veces el interés es netamente económico, pero también están muy presentes los
extrapatrimoniales y esto tiene que ver con la causa final del acto jurídico. Por ej. un viaje al
exterior, la compra de un libro, los contratos altruistas, etc. Hay que distinguir el carácter
patrimonial de la prestación con el del interés.
Diversas posturas
Por un lado se toma en consideración la situación del deudor y, como ejemplo de ello, en la
doctrina clásica germana, Savigny sostuvo que la obligación tiene como contenido un
derecho de señorío del acreedor sobre la persona del deudor ya que el crédito es una
potestad sobre determinados actos del deudor.
Con mayor actualidad se considera que el contenido de la prestación se sustenta en la
actividad del deudor, o más precisamente en su " conducta", desligado de un sometimiento
en su persona o en alguno de sus actos.
Otra corriente de opinión se inclina hacia tesis objetivas, dejando de lado a la persona y
conducta del deudor. En esa dirección se ha entendido que se trata de una estricta relación
entre patrimonios, o bien que deben ser analizadas las diferentes etapas de la obligación
vinculadas con las teorías del débito y la responsabilidad.
Y por último una idea que apoya el vínculo en la persona del acreedor, se desinteresa un
poco de la actividad del deudor, e indica que lo trascendente es la satisfacción del interés
patrimonial del acreedor. Ello lo logra con el cumplimiento " in natura ", o por equivalente
subrogado, o mediante la indemnización económica, y de esa manera se entiende que todo
queda subsumido en el denominado " bien debido”.
Obligación natural es aquella que carece de la acción que poseen las obligaciones civiles,
es decir, la exigibilidad del cumplimiento. Pero cabe aclarar que cumplidas voluntariamente
por el deudor, el acreedor queda autorizado a retener lo entregado. Se trata de una relación
jurídica de caracteres especiales, que se funda en el derecho natural y la equidad. Además es
una obligación imperfecta, que se diferencia del deber moral y de la obligación civil. Por
todo esto se llega a la conclusión que el vínculo, no es que no existe sino que se encuentra
atenuado.
Las obligaciones recíprocas, es decir, aquellas que generan deberes a cargo de ambos
contratantes. Como por ej. la compraventa, donde el vendedor debe entregar la cosa, y el
comprador, pagar el precio. Hay dos vínculos jurídicos bien diferenciados. En el artículo
1031 se regula la aplicación de la suspensión de cumplimiento en los contratos bilaterales
donde las partes deben cumplir sus prestaciones de manera simultánea, permitiéndole a una
de ellas suspender su cumplimiento hasta que la otra no cumpla. Por todo esto, es claro
deducir que la parte que se valga de esta herramienta, no se constituirá en mora; y puede ser
ejercida tanto por acción como por excepción. Por último, desde los artículos 1083 a 1088
se regula la resolución del contrato por incumplimiento de una parte.
Artículo 726. Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún
hecho idóneo para producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico.
PEREZ VIVES ha dicho que “fuente es el origen de las obligaciones. Estudiar las fuentes de
éstas equivale a investigar como nacen o se crean, de dónde surgen”. Toda obligación
supone una limitación de la libertad de las personas entre quienes se establece el vínculo
jurídico, y ésta limitación no se da por sí sola, sino que requiere la realización de un hecho o
causa idóneo capaz de crearla.
En el ámbito probatorio no existe otra forma de acreditar una obligación sino por la causa o
hecho que la ha generado. Por ejemplo, el comprador solo puede exigir la obligación de que
se le entregue la cosa comprada, acreditando el contrato de compraventa.
Artículo 957. Definición. Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más
partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
No se trata solamente de una causa jurígena, es decir que origina obligaciones y derechos,
sino que también puede participar en la modificación o extinción. Siempre se da por
acuerdo de partes y versa sobre relaciones jurídicas patrimoniales.
El contrato siempre tiene efecto vinculante para las partes, y su contenido solo puede ser
modificado por ellas o en los supuestos que la ley prevé.
En cuanto al principio de buena fe se han incorporado múltiples deberes accesorios de
conducta a cargo de ambas partes. De estos deberes derivan una serie de principios:
proporcionalidad, razonabilidad, cooperación, lealtad, coherencia en el comportamiento de
las partes, y tutela de la dignidad de las personas.
La metodología en el CCyC de los contratos se divide en una Teoría General, ubicada en el
Título II con el nombre de Contratos en general; el Título III con las relaciones de
consumo; y el Título IV contiene los Contratos en particular.
Cuasicontratos
Lo que caracteriza a estas figuras es la falta de concurrencia de voluntades, pero igual
produce efectos bilaterales, por lo que se dice que es una fuente involuntaria de obligaciones
para el obligado.
Se incluyen dentro de esta categoría el enriquecimiento sin causa, la gestión de negocios, el
pago de lo indebido, el empleo útil, la declaración unilateral de la voluntad, los títulos
valores, etc.
Además se denota que una persona en su patrimonio se ve empobrecida, mientras que otra
se ve favorecida por el actuar de la primera. Es por esto que el que recibió el favor, debe dar
al que dio el beneficio una contraprestación, en la medida de la utilidad.
Entonces el cuasicontrato es un hecho lícito, unilateral, generador de obligaciones para otra
persona, además del agente. Se lo trata como si fuera un contrato.
ARTÍCULO. 1782. Obligaciones del gestor. El gestor está obligado a: a) avisar sin
demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su respuesta, siempre que
esperarla no resulte perjudicial; b) actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real
o presunta, del dueño del negocio; c) continuar la gestión hasta que el dueño del negocio
tenga posibilidad de asumirla por sí mismo o, en su caso, hasta concluirla; d) proporcionar
al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión; e) una vez concluida la
gestión, rendir cuentas al dueño del negocio.
ARTÍCULO. 1786. Responsabilidad del gestor por culpa. El gestor es responsable ante el
dueño del negocio por el daño que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia
con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios; son pautas a considerar,
entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño del negocio de un
perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección
ARTÍCULO. 1787. Responsabilidad del gestor por caso fortuito. El gestor es responsable
ante el dueño del negocio, aun por el daño que resulte de caso fortuito, excepto en cuanto
la gestión le haya sido útil a aquél: a) si actúa contra su voluntad expresa; b) si emprende
actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio; c) si pospone el
interés del dueño del negocio frente al suyo; d) si no tiene las aptitudes necesarias para el
negocio, o su intervención impide la de otra persona más idónea.
ARTÍCULO. 1789. Ratificación. El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros
por los actos cumplidos en su nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del
gestor o si la gestión es útilmente conducida
Tiene distintos caracteres: -Es una fuente autónoma de las obligaciones, que se regula
separadamente de la gestión de negocios, con la cual, a veces se presta a confusiones. -Solo
comprende gastos, y se excluyen actividades patrimoniales valorables que beneficien
económicamente a un tercero, para cuya compensación el interesado deberá recurrir a la
acción de enriquecimiento sin causa, y no a la de empleo útil. -Tambien genera una
obligación de valor, que no se trata del reembolso de lo efectivamente gastado, sino del
valor en que se ha producido el beneficio para el ahora deudor. -El gasto puede ser realizado
en interés parcial o totalmente ajeno, por lo que lo reembolsable será de acuerdo a tal
interés.
Ejemplos: los gastos funerarios, incluidos en el artículo 1792; en las Fundaciones, “los
miembros del consejo de administración no puede recibir retribuciones por el ejercicio de
su cargo, excepto el reembolso de gastos…”; alimentos a los hijos, por el periodo anterior al
que se deben, “el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene el derecho al reembolso
de lo gastado en la parte que corresponde al progenitor no conveniente”; el acreedor
solidario “el acreedor solidario que realiza gastos razonable en interés común tiene
derecho a reclamar a los demás la participación en el reembolso de su valor”.
ARTICULO 1792.- Gastos funerarios. Están comprendidos en el artículo 1791 los gastos
funerarios que tienen relación razonable con las circunstancias de la persona y los usos del
lugar.
La corriente doctrinaria afirmativa postula que es suficiente por sí misma para engendrar
obligaciones, como en el caso de la promesa pública de recompensa o la emisión de títulos
valores al portador. A esta doctrina adhieren ALTERINI, TRIGO REPRESAS, SALAS,
BREBBIA.
Una escuela negatoria sostiene que sin la aceptación por parte del acreedor no es posible
constituir obligación alguna. Afirma que ello importaría modificar un patrimonio ajeno con
la sola declaración unilateral de una persona. Doctrinarios como LLAMBÍAS, CASEAUX,
MOISSET DE ESPANÉS concuerdan.
La doctrina intermedia, en la que se apoya el CCyC, manifiesta que por sí sola la voluntad
no puede crear obligaciones, excepto que la ley lo disponga y también los usos y
costumbres. PIZARRO/VALLESPINOS se muestran afines a esta teoría.
Sus características son: solo genera obligaciones en los casos que la ley prevé; tiene su
razón de ser en el origen voluntarios de la obligación; es un acto de disposición.
El CCYC regula este cuasicontrato, de manera general, entre los artículos 1800 y 1802.
Por este artículo se presume la existencia de una causa válida, de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 727 que versa sobre la causa.
ARTICULO 1802.- Cartas de crédito. Las obligaciones que resultan para el emisor o
confirmante de las cartas de crédito emitidas por bancos u otras entidades autorizadas son
declaraciones unilaterales de voluntad. En estos casos puede utilizarse cualquier clase de
instrumento particular.
Además de este articulado, el legislador consagra una serie de normas específicas referente
a este instituto: la promesa pública de recompensa, los concursos públicos y las garantías
unilaterales.
ARTICULO 1804.- Plazo expreso o tácito. La promesa formulada sin plazo, expreso ni
tácito, caduca dentro del plazo de seis meses del último acto de publicidad, si nadie
comunica al promitente el acaecimiento del hecho o de la situación prevista.
ARTICULO 1805.- Revocación. La promesa sin plazo puede ser retractada en todo tiempo
por el promitente. Si tiene plazo, sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa
causa. En ambos casos, la revocación surte efecto desde que es hecha pública por un medio
de publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es inoponible a quien ha
efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad de
la revocación.
Enriquecimiento sin causa: Hay un principio que versa “Nadie puede enriquecerse de
manera injusta”, es decir, sin una causa válida avalada por el ordenamiento, y su locución
latina es nomen juris de enriquecimiento sin causa.
Su origen se remonta al derecho romano, y se relaciona con la máxima de Ulpiano de dar a
cada uno lo suyo. Es con POMPONIO, sin embargo, que se dilucida una definición más
cercana a nuestros tiempos “por derecho natural es equitativo que ninguno se haga más
rico en detrimento de otro y con injuria”.
Hay dos tipos de sistemas, los que no tienen regulada la figura, y los que sí la incluyen en su
articulado. Hay que aclarar que el Código Velezano no la regulaba, cosa que si hizo el
nuevo CCyC.
Se encuentra en entre los artículos 1794 y 1795, como Otras Fuentes de las Obligaciones.
ARTICULO 1794.- Caracterización. Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a
expensas de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento
patrimonial del empobrecido. Si el enriquecimiento consiste en la incorporación a su
patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si subsiste en su poder al tiempo de la
demanda.
ARTICULO 1795.- Improcedencia de la acción. La acción no es procedente si el
ordenamiento jurídico concede al damnificado otra acción para obtener la reparación del
empobrecimiento sufrido.
Una cosa es el principio anteriormente visto, pero otra es la acción que deriva de éste. La
acción por enriquecimiento sin causa es subsidiaria, por lo que si el ordenamiento jurídico
ha regulado otra acción más específica para cierta situación, esta acción no es viable.
Casos en que procede: no solo acontece cuando una persona se hace de una cosa que no es
de su propiedad, tambien puede darse cuando se recibe un bien material que estaba
destinado a otro, o cuando debiendo salir del patrimonio de un sujeto, ello no acontece por
causa injusta.
Títulos valores: Es todo documento que representa o incorpora un derecho privado de forma
tal, que para el ejercicio de dicho derecho es necesaria la tenencia del documento. Se
dividen en títulos valores cartulares y no cartulares.
Tambien pueden clasificarse en al portador o nominativos, los primeros son aquellos que no
tienen el nombre del beneficiario, y los segundos son los que indican en el titulo el nombre
del beneficiario.
Otra clasificación: títulos de crédito (pagaré, cheque, letra de cambio), de mercaderías (el
conocimiento de embarque y carta de porte) y los de participación (acciones representativas
del capital social).
ARTICULO 1815.- Concepto. Los títulos valores incorporan una obligación incondicional
e irrevocable de una prestación y otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo
previsto en el artículo 1816. Cuando en este Código se hace mención a bienes o cosas
muebles registrables, no se comprenden los títulos valores.
Artículo 281. Causa. La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico
que ha sido determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos
exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tácitamente, si son esenciales para ambas partes.
La causa fin es la finalidad inmediata, el objetivo próximo perseguido por las partes al
contraer la obligación. Es el fundamento o base teleológica de la obligación. Tiene carácter
objetivo y típico, porque el fin es siempre el mismo según el modelo de contrato que se
trate.
La causa motivo comprende todo lo que las partes han tenido en mira al realizar el negocio
jurídico, es decir, sus fines mediatos. Es una causa concreta y personal, es subjetiva y
cambia según los contratantes.
Todo acto tiene una intención empírica, que está dada por la representación in mente de los
efectos económicos que el acto ha de acarrear a quien lo celebra. Los motivos particulares
son irrelevantes para el Derecho. Este tipo de causa se divide en reconocible y no
reconocible.
Antes, en el Código Civil, se lo veía como un mero acto declarativo. Ahora, en el CCyC,
admite tanto como declaración pero tambien como un acto abstracto, constituyendo una
promesa autónoma de deuda.
Naturaleza jurídica
Es un acto jurídico, ya que es una manifestación de la voluntad lícita y con un claro fin
inmediato, como lo es la admisión de la existencia de una obligación, que es independiente
de que el deudor la cumpla o no. Tiene la calidad de unilateral, porque no se necesita que el
acreedor la acepte post reconocimiento.
Requisitos
FORMAS
Puede ser expreso o tácito, salvo previsión legal en contrario. Por ejemplo, en el caso que se
otorgado por los herederos del deudor debe ser unánime y expreso, artículo 2357.
Expreso: se han eliminado los requisitos del reconocimiento expreso del Código Civil,
donde se decía que debía indicarse la causa de la obligación original, su importancia y el
tiempo en que fue contraída. Todo lo que el deudor admita tendrá valor de reconocimiento,
aun cuando no se especifique la totalidad de las circunstancias que rodean y constituyen la
obligación. El vínculo obligacional debe estar bien determinado y se logra conociendo la
causa original, el contenido de la prestación y la fecha.
Tácito: surge de cualquier acto del cual pueda conocer con certidumbre la voluntad del
otorgante. En el Código Civil se preveía en el artículo 721 el pago hecho por el deudor
como forma de reconocimiento; también puede darse cuando se confirma una obligación, o
cuando se constituye una garantía.
Por el silencio: la regla general es que el silencio del deudor no importa, como regla,
reconocimiento alguno. Pero hay excepciones, se incluyen en el artículo 263 del CCyC.
Por actos entre vivos: cuando es otorgado mediante esta forma, es irrevocable, porque
queda consumado con la manifestación de la voluntad, que no es recepticia. Solo puede
revocarse si la ley lo admite.
Por testamento: es considerado como un legado, salvo prueba en contrario, según palabras
del artículo 2506.
Los efectos de las obligaciones son las consecuencias que ellas producen. Estas
consecuencias se plasman en los distintos medios orientados a satisfacer el interés del
acreedor y a posibilitar que el deudor ejercite regularmente el derecho y el deber que tiene
de cumplir.
Las relaciones de obligación son consecuencias de los contratos, pero solo cuando emanan
de dicha causa fuente, ya que pueden provenir de otras diversas, y por ende, las
obligaciones puede producir sus propios efectos.
Los contratos son una especie de hecho jurídico, y la creación de relaciones de obligación
es uno de sus efectos esenciales, pero no el único. Sus otros efectos están regulados en el
Capítulo 9 del Título II de Contratos en General, donde se detalla el principio de
relatividad, la incorporación de terceros al contrato, la suspensión del cumplimiento y
fuerza mayor, la obligación de saneamiento y la señal.
ARTICULO 1021.- Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes
contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.
La voluntad que genera obligaciones para las partes, es una voluntad bilateral que obliga, en
principio, sólo a quienes contrataron. Si hay libertad para obligarse, hay un deber de
respetar la palabra empeñada. Se entiende por relatividad del contrato la limitación de los
efectos contractuales a los sujetos contratantes y sólo concierne a sus efectos internos, es
decir a los derechos y obligaciones que derivan del acuerdo.
La regla del efecto relativo no debe interpretarse como una afirmación de que las
convenciones no repercutan de distintos modos sobre terceros, sino simplemente que no
hacen nacer para ellos derechos ni obligaciones, pues el contrato como ley particular se
circunscribe a los contratantes, a diferencia de las normas legislativas que todos deben
atacar.
El CCyC no contiene una norma específica, solo hace alusión al principio de relatividad en
los artículos 724, 730, 732 y consecuentes.
Como se dijo, el principio general es que ninguna obligación o convención produce efectos
frente a terceros, si estos no la han aceptado de algún modo.
Puede suceder que si bien los terceros sean ajenos al contrato celebrado, tengan sin embargo
algún interés en su éxito o en su fracaso. Por ello, generalmente se distingue entre " terceros
interesados" y " terceros no interesados".
Son terceros interesados aquellos que pueden ostentar un derecho subjetivo o un interés
legítimo afectado por la relación jurídica. Tales son los sucesores particulares, los titulares
de derechos reales sobre las cosas que son objeto de la relación jurídica, los acreedores
privilegiados o quirografarios de las partes del negocio, y la masa pasiva del concurso, que
no es sino un conjunto de acreedores.
Terceros no interesados o penitus extranei son aquéllos totalmente ajenos al negocio y a sus
efectos, pues no tienen derechos subjetivos o intereses legítimos afectados por el acto
jurídico.
ARTICULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a quien: a) lo
otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno; b) es representado por un
otorgante que actúa en su nombre e interés; c) manifiesta la voluntad contractual, aunque
ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin representación.
Quien es parte, puede materialmente celebrar el acto o existir un otorgante y que no sea
parte. El otorgante de un contrato, es decir el que dispone o estipula, puede actuar por
nombre propio, o por otro o en nombre de otro.
Hay que aclarar que parte es aquellas que ejerce una prerrogativa jurídica propia en una
relación jurídica.
ARTÍCULO 1024. Sucesores universales. Los efectos del contrato se extienden, activa y
pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen
sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.
Los efectos de los contratos además de ser vinculantes para las partes y sus sucesores, se
extienden a éstos como si ellos mismos los hubiesen celebrado. Pero hay excepciones como
la cual el contratante no puede transmitir obligaciones por él asumidas si su persona ha sido
determinante para concluir el contrato; cuando la transmisión no sea posible por la
naturaleza de la obligación, por ejemplo las obligaciones derivadas de la responsabilidad
parental; y por último, por prohibición de las partes o de la ley, como es el caso de los
pactos de preferencia a favor del vendedor, el mandato, el usufructo, el uso, la habitación,
las servidumbres.
Supuestos en los cuales los terceros pueden ser incorporados a relaciones jurídicas creadas
sin su intervención
La ratificación es un acto jurídico integrativo, posterior a aquel que integra, en virtud del
cual el tercero pasa a ser parte del acto ratificado, quedando obligado conforme sus términos
y en condiciones de exigir su cumplimiento.
ARTICULO 1026.- Promesa del hecho de tercero. Quien promete el hecho de un tercero
queda obligado a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la
promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada, queda obligado a obtenerla y
responde personalmente en caso de negativa.
Quien promete una prestación o hecho (que comprende todo aquello que puede ser materia
de un contrato) a cargo de un tercero, queda en principio sólo obligado a realizar lo
necesario para que el tercero acepte esa propuesta contractual. El tercero solo ejercerá sus "
buenos oficios" o " mejores esfuerzos", evitando la responsabilidad cuando no obtiene el
resultado deseado. Ahora, si ha garantizado la aceptación del tercero, queda obligado a
obtenerla y responderá por los daños que ocasione la no aceptación del negocio.
El que acepta la promesa del hecho de un tercero, queda obligado a este como si con él
hubiera contratado.
Se llama subrogatoria porque los acreedores que se valen de ella se subrogan en los
derechos de su deudor, y los bienes, además, ingresan en el patrimonio del deudor, no del
subrogante.
También denominada " indirecta" u " oblicua", consiste de un derecho que la ley le otorga a
los acreedores quirografarios para que hagan valer derechos y obligaciones que le
corresponden a su deudor, ante la incuria, la desidia o inercia del obligado. Le permite al
acreedor que accione en nombre de su deudor, a fin de obtener de terceros la entrega de
bienes, o aceptando una herencia, o también oponiendo la defensa de prescripción
liberatoria, etc.
Es una legitimación extraordinaria que la ley concede a los acreedores para ejercitar los
derechos del deudor, sin ser titular de tales derechos, ni ser representante del deudor ni estar
facultado al efecto por éste.
Su naturaleza deriva del principio de que el patrimonio es garantía común de los
acreedores, y es una excepción al principio de la relatividad de los contratos.
Esto resulta de la insatisfacción que tiene el acreedor, y por esto, cuenta con este tipo de
acciones para revertir el incumplimiento y alcanzar la satisfacción de su crédito e interés.
ARTÍCULO 336.- Acción de terceros. Los terceros cuyos derechos o intereses legítimos
son afectados por el acto simulado pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la
simulación por cualquier medio de prueba.
El vicio de simulación es definido como el defecto de buena fe del acto jurídico consistente
en la discordancia consciente y acordada entre la voluntad real y la declarada por los
otorgantes del acto, efectuada con ánimo de engañar, de donde puede resultar, o no, lesión
al orden normativo o a los terceros ajenos al acto.
El Código Civil no regulaba la acción de simulación ejercida por terceros; su construcción
fue obra de la doctrina y la jurisprudencia.
Tienen legitimación para acceder a la relación todos aquellos que tengan un derecho actual
o eventual, bastando con que el acto impugnado entrañe un peligro de hacer perder un
derecho o de no poder utilizar una facultad legal.
Todos los terceros se benefician con la declaración del acto simulado, aun aquellos que,
expresa o tácitamente, hayan manifestado su voluntad de no impugnarlo, pues un acto no
puede ser válido e inválido al mismo tiempo.
Se define el fraude a los acreedores como el que se comete a través de actos o negocios
jurídicos, válidos, por regla general positivos o de actuación, unilaterales o bilaterales,
destinados a enajenar derechos o facultades o abdicarlas, en perjuicio de los acreedores
pues provocan o agravan la insolvencia o violentan la igualdad de los mismos, teniendo
conciencia de obstaculizar o impedir la prestación debida.
El acto otorgado en fraude a los acreedores es inoponible a quien ejerce la acción.
Los efectos que recaen sobre el polo pasivo de la relación obligacional pueden dividirse
según las etapas en que se encuentre el cumplimiento:
Antes del cumplimiento: obtener la colaboración del acreedor para que se reciba el pago. De
esto se desprende que el deudor puede exigir, cuando el acreedor se sitúe en mora (artículo
886), el pago por consignación judicial o extrajudicial (artículo 904).
Al momento del cumplimiento: el deudor queda liberado de la obligación ya que se
extingue.
Después del cumplimiento: tiene derecho el deudor a rechazar las pretensiones o acciones
que interponga el antiguo acreedor contra él.
UNIDAD 4: CUMPLIMIENTO
A. Pago. Artículo 865
Concepto
En sentido estricto, pago es el cumplimiento de la prestación debida, ya se trate de una
obligación de dar, hacer o no hacer. No refiere solamente a entrega de sumas de dinero, ya
que podrían ser formas de pago tanto la entrega de este bien fungible como el otorgamiento
de una escritura traslativa de dominio, la edificación de una casa, la realización de un
cuadro, etc.
Es el momento culminante de la relación obligacional, es la prestación cumplida de
acuerdo, valga la redundancia, al plan prestacional. Es el momento al que toda obligación
tiende, donde se libera el deudor y se satisface el interés del acreedor.
Elementos
Entre los elementos que componen el pago se encuentran: los sujetos, el objeto y la causa.
Sujetos: el deudor, activo en esta circunstancia, también llamado solvens, es el que realiza el
pago, el que obra la conducta. El acreedor, que se encuentra en el polo pasivo, se llama
accipiens, y es el que recibe la prestación por parte del deudor, ingresa a su patrimonio.
Objeto: se trata del hecho material, que puede ser de dar, hacer o no hacer. Tiene que reunir
las características de identidad, integridad, puntualidad y localización. Es la conducta
obrada según el plan prestacional.
Causa: la causa fuente, es decir un hecho que origine el deber de pagar, ya que si no la hay,
se tratará de un pago indebido; y una causa fin, donde la finalidad del pago es extinguir la
deuda, ya que si se paga por error, se debe devolver lo pagado.
ARTÍCULO 879.- Legitimación activa. El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios
deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las disposiciones
correspondientes a la categoría de su obligación.
ARTICULO 880.- Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que
satisface el interés del acreedor, extingue el crédito y lo libera.
Están legitimados para pagar el deudor en singular; varios deudores, de acuerdo a sus
respectivas obligaciones; y también hay posibilidad de que ejecute la prestación un tercero.
-El primer legitimado es el deudor, quien tiene el derecho de pagar.
-Si hay varios deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las
disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
-Los otros legitimados son los terceros, quienes pueden pagar en la mayoría de las
obligaciones, siendo la excepción que no puedan pagar, en los casos de las obligaciones
intuito personae.
-La prestación no podrá ser ejercida por un tercero cuando: a) si se han tenido en cuenta las
condiciones especiales del deudor al contraerla; b) si hubiere oposición conjunta del
acreedor y el deudor, y el tercero que quiere pagar no fuera un interesado.
-El tercero interesado puede pagar con la oposición individual o conjunta del acreedor y del
deudor.
Animus solvendi
El deudor debe manifestar la intención de cancelar la obligación, mediante la oferta de pago
u ofrecimiento de cumplimiento.
La RAE lo define como el “ánimo de extinguir una obligación al realizar un pago”.
Permite distinguir el pago de otros actos jurídicos que pueden tener la
misma apariencia externa, como la donación manual o la constitución de un préstamo.
El artículo 881 define al tercero interesado como “la persona a quien el incumplimiento
del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición
individual o conjunta del acreedor y del deudor”. La jurisprudencia había señalado que
tercero interesado es el que no siendo deudor puede sufrir un menoscabo en su patrimonio
si no se paga la deuda y por lo tanto se correría el riesgo de que se pierda o perjudique un
derecho suyo.
Hay distintos casos de terceros interesados: -El de quien siendo acreedor paga a otro
acreedor que le es preferente, porque con ese proceder mejora la posibilidad de cobro de su
acreencia. Es decir que consiste en pagarle a un acreedor preferente. El acreedor que tiene
una hipoteca de segundo término puede pagar a otro que tiene una de primer grado, para así
mejorar su posición en cuanto a la garantía. –El que paga una deuda al que estaba obligado
con otros o por otros. Puede ser el ejemplo en que 3 socios adquiera una deuda en conjunto,
si 2 de ellos no pagan su parte, un tercero podría tener que afrontar el total, debido a
circunstancias personales. –Quien adquirió un inmueble y paga al acreedor que tuviere
hipoteca sobre aquél. –El heredero que admitió la herencia con beneficio de inventario y
paga con sus propios fondos la deuda de la misma.
El tercero interesado puede pagar aun con la oposición de acreedor y deudor, exteriorizada
de una oposición individual o conjunta de las partes de la obligación. Tiene el denominado
ius solvendi. La única excepción que se encuentra es en las obligaciones de hacer, de
naturaleza intuito personae, donde el acreedor no se encuentra compelido a aceptar el pago
cuando la calidad y las circunstancias de la persona del deudor se hubiesen tenido en cuenta
al establecer la obligación.
Queda claro, como se denota en el principio del artículo, que la ejecución de la prestación
llevada a cabo por un tercero no extingue el crédito. La obligación se extingue en lo que al
acreedor concierne, pero ella subsiste en las relaciones entre el tercero y el deudor.
El tercero que ha satisfecho la deuda tiene derecho con respecto al deudor, a que éste le
reintegre lo pagado, salvo que el pago se hubiera realizado mediando la extraña hipótesis de
animus donandi (circunstancia que no se presume).
Los alcances del derecho del tercero dependen del contexto en que se realizó el pago, ya
que la ley distingue tres supuestos: 1º) cuando el tercero actúa con el asentimiento del
deudor, en cuyo caso se aplican las reglas del mandato; 2º) cuando el tercero paga con
ignorancia del deudor, caso en el que rigen las normas relativas a la gestión de negocios y
3º) cuando el tercero paga en contra de la voluntad del deudor, hipótesis en que la ley
habilita el ejercicio de la acción de enriquecimiento sin causa
Es una especie de pago por subrogación, donde se ocupará, luego de satisfecho el interés, el
lugar del antiguo acreedor desinteresado.
ARTÍCULO 883.- Legitimación para recibir pagos. Tiene efecto extintivo del crédito el
pago hecho: a) al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el
derecho al cobro de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la
categoría de su obligación; b) a la orden del juez que dispuso el embargo del crédito; c) al
tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte; d) a quien posee el título de
crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto sospecha fundada de no
pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro; e) al acreedor aparente,
si quien realiza el pago actúa de buena fe y de las circunstancias resulta verosímil el
derecho invocado; el pago es válido, aunque después sea vencido en juicio sobre el derecho
que invoca.
ARTÍCULO 358.- Principio. Fuentes. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser
celebrados por medio de representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean
otorgados por el titular del derecho. La representación es voluntaria cuando resulta de un
acto jurídico, es legal cuando resulta de una regla de derecho, y es orgánica cuando
resulta del estatuto de una persona jurídica. En las relaciones de familia la representación
se rige, en subsidio, por las disposiciones de este Capítulo.
ARTÍCULO 359.- Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.
ARTÍCULO 360.- Extensión. La representación alcanza a los actos objeto del
apoderamiento, a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios para
su ejecución.
Entre los requisitos para que el pago al acreedor aparente sea válido se necesita:
Del acreedor: -Que haya comportamiento ostensible de esa persona como acreedor; -que
haya permanencia en el tiempo de esa situación aparente de acreedor; -y ejercicio público y
pacífico del estado de acreedor.
Del deudor: -Que haya buena fe de parte de éste; -y que esa buena fe anterior sea producto
de un erro excusable, no de una negligencia, es decir que debe darse en un escenario apto
para confundir.
Tampoco el CCyC ha incluido entre los legitimados para recibir pagos a los sucesores del
legitimado original fallecido. Pero la cuestión se soluciona por la aplicación de las normas
generales en materia de sucesión.
El pago no es válido cuando el accipiens está afectado en sus facultades o bien cuando se
trata de un tercero no autorizado. Es ineficaz cuando el accipiens se encuentra limitado por
una incapacidad de hecho (arts. 23 y 24); por una restricción a la capacidad (art. 32, Cód.
cit.); por una interdicción especial (art. 12, Cód. Penal); por los efectos del proceso
concursal (arts. 15, 16, 107, 118, 119 y consecuentes., ley 24.522); etc.
También es ineficaz cuando es un tercero no autorizado, salvo que medio una posterior
ratificación.
Finalmente, la ley dispone que si el pago hubiese redundado en beneficio del acreedor, el
acto realizado es válido. El beneficio patrimonial puede ser por incremento del activo (como
si con el dinero cobrado comprase otros bienes) o por disminución del pasivo (como
sucedería si invirtiese lo percibido en pagar deudas exigibles que tuviese pendientes.
El pago al incapaz, en principio, no es válido por dos razones: a) por protección al incapaz;
b) por protección al crédito. Pero hay excepciones como las que beneficien útilmente al
acreedor, si el tercero ratifica el acto, y el pago al acreedor aparente.
Tampoco el CCyC ha incluido entre los legitimados para recibir pagos a los sucesores del
legitimado original fallecido. Pero la cuestión se soluciona por la aplicación de las normas
generales en materia de sucesión.
C. Objeto de pago
El objeto del pago es la prestación que debe cumplirse, es aquello sobre lo cual recae el
cumplimiento de la obligación. Para que el pago posea pleno efecto cancelatorio, éste debe
ser exacto, reuniendo los requisitos de identidad e integridad y, por consiguiente, el deudor
sólo se libera del vínculo obligacional, al entregar al acreedor aquello que se
comprometió en la medida, tiempo y lugar convenido.
El pago para que sea válido debe: ser idéntico al objeto debido; ser íntegro y no parcial; ser
puntual; y efectuarse en el lugar designado para efectivizarlo.
Se encuentra regulado en el artículo 867 “El objeto del pago debe reunir los requisitos de
identidad, integridad, puntualidad y localización”.
El deudor debe pagar entregando la cosa prometida o realizando el hecho que es objeto de la
obligación. Dice LLAMBÍAS, consistirá en una cosa, en un hecho o en una abstención,
según lo que fuese el objeto de la obligación.
GRECO plantea “¿Qué se debe pagar? Lo que se adeuda”.
Según PIZARRO/VALLESPINOS “representa la adecuación cualitativa del cumplimiento
prestacional a la conducta debitoris contemplada como objeto de la obligación”.
Para que se dé la identidad del pago tiene que coincidir lo que se da en pago con el objeto de
la obligación. Por ende, el acreedor no está obligado a recibir, y el deudor no tiene derecho a
cumplir una prestación distinta de la debida, cualquiera sea su valor, incluso si es superior a
la cosa debida.
Por ejemplo, si la deuda se debe pagar en pesos, no se puede cancelar abonando dólares
canadienses. Si debo moneda nacional, pago con moneda nacional. Una excepción que se
dio en la historia es el caso de la Ley de Convertibilidad.
El problema se presenta cuando el deudor quisiera entregar una orden de pago o un título de
crédito. Para aclarar esto, hay dos tipos de pago:
Datio pro soluto: es el pago en efectivo, que extingue la obligación. Es el pago al contado,
con efecto cancelatorio pleno de la obligación.
Datio pro solvendo: es un pago apelando a la solvencia. No implica una cancelación
inmediata de la obligación porque lleva implícita la cláusula “salvo buen cobro”. La fuerza
cancelatoria de estos no es equiparable a la del dinero. Por ejemplo, el cheque es una orden
que el librador da al banco girado para que se pague al legítimo tenedor del instrumento,
pero el pago se considerará realizado una vez que dicho tenedor haya percibido en dinero el
importe indicado en el título.
Problemas que se pueden presentar: -que el cheque no tenga fondos; que la cadena de
endosos no sea regular y el cheque pueda ser reivindicado por su legítimo titular; que el
banco girado pueda llegar a quebrar antes de cobrar el cheque; que haya una corrida
bancaria; que exista una confiscación compulsiva de depósitos.
ARTÍCULO 870.- Obligación con intereses. Si la obligación es de dar una suma de dinero
con intereses, el pago sólo es íntegro si incluye el capital más los intereses.
El pago debe ser completo, es decir, comprender la totalidad de la cuantía del objeto
debido, aun cuando el mismo sea fraccionable por su naturaleza. Ni el deudor puede
desobligarse por partes, ni el acreedor puede preferir unilateralmente la recepción de una
parte de la deuda, postergando el cobro del resto para un momento ulterior.
El principio de integridad responde a la pregunta de ¿Cuánto se debe pagar? (GRECO),
incluye todo aquello que ha sido cuantitativamente programado en la obligación y está
incluido en ella, según PIZARRO/VALLESPINOS.
El pago debe ser íntegro, total o completo, abarcar toda la totalidad de la cuantía del objeto
debido.
Además, por el principio de accesoriedad, como lo establece el artículo 870, si se debiese
una suma de dinero con intereses, el pago deberá abarcar tanto el capital como los intereses.
Mientras que el principio de identidad se encarga de la cualidad del objeto debido, el de
integridad hace lo propio pero de manera cuantitativa.
Excepciones
Como excepciones al principio de integridad del pago pueden mencionarse:
Convencional: si las partes pactan una determinada fecha de pago y un determinado tiempo,
pueden modificarlo luego pactando una prórroga o pagando una parte y financiando el resto.
Por esto, el principio de integridad no es absoluto, ya que puede convenirse lo contrario.
Legal: cuando la ley establece las excepciones como el beneficio de competencia, el pago a
mejor fortuna, el pago cuando la deuda es parcialmente líquida.
Tiempo del pago. Obligaciones con plazo determinado e indeterminado. Casos. Pago
anticipado.
La puntualidad es el tercer requisito que aparece en el artículo 867 que hace a la exactitud
del cumplimiento y habilita el efecto cancelatorio del pago.
Quien paga tardíamente no cumple normalmente con su obligación, y esta circunstancia
genera un sinnúmero de efectos.
Casos
Obligaciones de exigibilidad inmediata, que son las puras y simples.
Obligaciones con plazo expreso o determinado
Obligaciones con plazo tácito.
Obligaciones con plazo indeterminado
Las obligaciones de plazo determinado se encuentran en los incisos b. y c. del artículo 871.
Se dice que si hay un plazo expreso que aparece inequívocamente determinado, cierto o
incierto, el pago debe hacerse el día de su vencimiento, es decir que el deudor tendría
tiempo hasta la medianoche para efectivizar el cumplimiento. El plazo es tácito si resulta
de la naturaleza y circunstancias de la obligación, como ocurre, por ejemplo cuando alguien
se obliga a suministrar una cosechadora para levantan una cosecha de trigo; y el
vencimiento del plazo se dará según la naturaleza y circunstancias de la obligación que ésta
deba cumplirse.
Tanto en las obligaciones puras como en las de plazo, el juez puede decir que la mora ya
acaeció con anterioridad y en la sentencia mandar a cumplir la obligación directamente, sin
plazo alguno, es decir, comunica la voluntad de cobro al deudor, este queda emplazado a
cumplirla en tal fecha, y si no lo hace, manda a cumplir la obligación sin esperas.
El juez puede establecer una fecha de exigibilidad anterior a la sentencia en las
obligaciones de plazo tácito, porque en ellas no fija un plazo sino que se limita a comprobar
que el plazo pactado por las partes era tácito y no indeterminado y que se podía determinar
por la aplicación de las pautas contractuales.
En las obligaciones de plazo indeterminado, determinará el juez, a pedido de parte, el
momento en que debe cumplirse o efectivizarse, mediante el procedimiento más breve que
prevea la ley local. En este tipo de obligaciones no puede haber mora anterior a la
sentencia, ya que es el juez mediante su decisión final, quien configura la mora en la fecha
que indicará. Si el juez declararía una fecha anterior a la sentencia, no estaría estableciendo
un plazo sino decidiendo que éste ya existía con anterioridad. Se concluye que la mora
automática no rige para las obligaciones de plazo indeterminado. Estos vínculos no tienen
plazo cognoscible por culpa de las partes al no ponerse de acuerdo; o porque es la misma
ley quien determina la necesidad de incurrir a instancia judicial para determinarlo.
Plazo esencial o no esencial.
Para determinar si el pago tardío es cancelatorio de la obligación debe distinguirse entre
plazo esencial o no esencial.
La obligación de plazo esencial se encuentra en el artículo 956 del CCyC, y refiere a
aquella en la cual, la prestación, es prevista y quería para un momento perfectamente
localizado en el tiempo. ARTÍCULO 956. Imposibilidad temporaria. La imposibilidad
sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene efecto extintivo cuando
el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor de modo
irreversible. Se entiende mediante este artículo que se transcurso puede frustrar el interés
del acreedor de modo irreversible.
Cuando el plazo es esencial, el pago o la entrega de la cosa fuera de término, no tienen
efecto cancelatorio, pero si es no esencial, puede no afectar al acreedor la entrega de la cosa
dos o tres días después.
Regla general: plazo no esencial.
Excepción: plazo esencial. Quien afirma la esencialidad, debe acreditarla.
Pago anticipado
ARTÍCULO 352.- Pago anticipado. El obligado que cumple o restituye antes del plazo no
puede repetir lo pagado.
Excepciones a la integridad
ARTÍCULO 889.- Principio. Las partes pueden acordar que el deudor pague cuando
pueda, o mejore de fortuna; en este supuesto, se aplican las reglas de las obligaciones a
plazo indeterminado.
ARTÍCULO 891.- Muerte del deudor. Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna
se establece en beneficio exclusivo del deudor; la deuda se transmite a los herederos como
obligación pura y simple.
Beneficio de competencia
ARTÍCULO 893.- Personas incluidas. El acreedor debe conceder este beneficio: a) a sus
ascendientes, descendientes y colaterales hasta el segundo grado, si no han incurrido en
alguna causal de indignidad para suceder; b) a su cónyuge o conviviente; c) al donante en
cuanto a hacerle cumplir la donación.
Requisitos
Que el deudor se encuentre en la indigencia.
Que sea de buena fe.
Que el acreedor no se halle en la misma situación de miseria.
ARTICULO 876.- Pago en fraude a los acreedores. El pago debe hacerse sin fraude a los
acreedores. En este supuesto, se aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso,
la de la ley concursal.
En este artículo se contempla una hipótesis de fraude y que, como tal, puede ser objeto de
una acción de ineficacia, sea en el marco de un proceso judicial individual con la acción
revocatoria o pauliana; o de un proceso concursal, con la acción de ineficacia concursal.
En este último supuesto, ante el estado de cesación de pago declarado judicialmente, deberá
acudirse a las reglas que rigen en este ordenamiento jurídico especial. La ausencia de
fraude es un requisito negativo que se exige en materia de validez del pago, corolario del
principio de buena fe que debe presidir las relaciones entre deudor y acreedor
La norma indica que el crédito debe encontrarse expedito, es decir, libre de medidas
cautelares o de garantías que afecten su disponibilidad. Los créditos pueden ser embargados
en virtud de una obligación contraída por el acreedor con un tercero. Un ejemplo típico es
el embargo de sueldos: si el empleador conociendo la cautelar abona el sueldo, deberá
depositar igualmente el monto correspondiente al embargo a la orden del juez.
Constituye pues un presupuesto de eficacia que el mismo se encuentre disponible. No lo
está si el acreedor carece de la disponibilidad del crédito por haberlo dado en prenda o por
haber sido afectado por un embargo. El embargo y la prenda juegan como supuestos que
ocasionan la indisponibilidad del objeto de pago, y que generan una orden dirigida al
deudor para que se abstenga de pagar al acreedor al presentarse tales hipótesis.
La consecuencia jurídica de la violación de estas limitaciones o restricciones es la
inoponibilidad, por lo que los acreedores podrán percibir sus acreencias como si el pago no
se hubiera realizado.
ARTÍCULO 873.- Lugar de pago designado. El lugar de pago puede ser establecido por
acuerdo de las partes, de manera expresa o tácita.
Puede dar lugar a la solución de diversos problemas prácticos como la determinación del
régimen jurídico aplicable, es decir que puede entrar en juego uno u otro derecho; la
determinación de la jurisdicción, con respecto a la competencia del juez al que se
someterán las disputas; la determinación del lugar de ejecución, donde se señala la
localización en que deben cumplirse las prestaciones y quien carga con los costos y los
riesgos de la entrega de la cosa o el cumplimiento de la prestación.
Los artículos 874 y 875 establecen ciertas reglas generales para el lugar de pago:
El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de manera expresa o tácita.
Se produce inequívocamente en términos claros y precisos al tiempo de constitución de la
obligación.
Rige el principio de libertad de formas, es decir que no se requieren formalidades especiales
ni sacramentales.
Será expresa la determinación cuando las partes fijen un domicilio con toda precisión para
el cumplimiento de la prestación; y será tácita cuando el lugar de cumplimiento surja
inequívocamente de la convención o de alguna circunstancia de la obligación, como por
ejemplo la localización donde se va a llevar a cabo una construcción.
Si las partes no han fijado nada, éste es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de
la obligación.
En caso del deudor mudarse posteriormente al nacimiento de la obligación, el acreedor tiene
derecho a exigir el pago en el domicilio actual o en el anterior. Lo mismo corresponde al
deudor si el domicilio de cumplimiento es el del acreedor.
No se puede designar como el lugar cumplimiento en las siguientes obligaciones: -de dar
cosa cierta, que debe pagarse en donde la cosa se encuentra al momento del nacimiento de
la obligación; -bilaterales de cumplimiento simultáneo, el lugar de pago es donde debe
cumplirse la prestación principal.
Si hay silencio de las partes, la ley presume que ellas han elegido como lugar de pago, el
lugar donde la cosa existía al tiempo de nacimiento de la obligación.
Obligaciones quérables
Son aquellas que cargan al acreedor con la necesidad de buscar él mismo la prestación, es
decir, de presentarse a cobrar en un domicilio distinto del suyo.
Se diferencian de las obligaciones portables, que exigen que el deudor sea quien lleve a
cabo el transporte o desplazamiento de la prestación, cargue con los costos y los riesgos de
ello y la cumpla en el domicilio del acreedor.
Etimológicamente hablando, quérable deriva del latín quaero, que significa “buscar”.
Es el adjetivo calificativo de una deuda, que por así disponerlo una cláusula contractual o
una disposición legal, su cumplimiento debe ser requerido por el acreedor en el domicilio
del deudor o en el de cumplimiento determinado, debiendo el acreedor presentarse a tal
domicilio, bien para obtener el pago, bien para constituir la mora.
Por convención o por la misma ley, se puede establecer una obligación quérable. La ley la
establece en el artículo 747 in fine, como mecanismo supletorio.
Generalmente el acreedor no acepta este tipo de obligaciones, ya que le acarrea costos y los
riesgos del pago, salvo que las circunstancias ameriten aceptarlas o sea la misma ley quien
supletoriamente las exija. A fin de facilitar el cobro, se suele elegir el domicilio del
acreedor.
En el derecho comparado existen dos teorías para resolver los riesgos de cumplimiento:
Principio res perit domine o casum sentit dominus, que hace correr los riesgos de la cosa a
entregar y los de cumplimiento al obligado al pago.
Principio res perit creditore, tambien conocido como periculum est emptoris, que coloca los
riesgos sobre el acreedor, sobre quien recibe el pago.
En el derecho argentino con los riesgos sucede lo mismo que con los gastos. Quien debe
hacer la entrega corre hasta el cumplimiento con los riesgos del pago. Hasta la transmisión
de la propiedad de la cosa, es el deudor quien sigue siendo dueño.
Cuenta con una norma específica ARTICULO 755.- Riesgos de la cosa. El propietario
soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o pérdida, con o sin culpa, se rigen
por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento. Esto tiene que ver con el principio
res perit et crescit domine, que significa que las cosas perecen, se deterioran y aumentan
para su dueño.
D. Causa de pago
Lo expresado en el artículo 894 se relaciona directamente con la noción de carga. Hay dos
tipos de cargas que se encuentran en los procesos: las cargas postulatorias y las probatorias.
Las primeras consisten en la carga de plantear correctamente la base fáctica del reclamo
contenido en la demanda, demostrar los presupuestos habilitantes de la petición. Las
segundas consisten en un imperativo del propio interés, una circunstancia de riesgo que
supone no un derecho del contrario sino una necesidad para vencer. La última no entra en
vigor si no se ha cumplido la primera, ya que no tiene efecto alguno la prueba de hechos no
afirmados y no contradichos temporáneamente.
ARTICULO 895.- Medios de prueba. El pago puede ser probado por cualquier medio
excepto que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o
revestido de ciertas formalidades.
Los medios de prueba son los modos u operaciones que, referidos a cosas o personas, son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de los
hechos sobre los que versa la causa.
La regla general es que el pago puede probarse por cualquier medio, rigiendo la libertad de
prueba como principio; pero por excepción, se puede requerir de un medio de prueba
determinado o de ciertas formalidades cuando la ley o las partes así lo estipularan.
Entonces, el ordenamiento jurídico puede exigir una prueba formal del pago, y ello se
solicita por dos razones: la protección de una parte débil evitando que se le haga firmar una
constancia que acredite el pago, sin haberla recibido verdaderamente; o por cuestiones
fiscales o de moralidad, destinadas a evitar o dificultar el lavado de dinero o manejos
espurios de dinero no declarado.
Entonces, teniendo en cuenta los dos primeros artículos de la Sección Quinta, la prueba del
pago recae, en primer término, sobre la parte que lo ha invocado, ya que esto no se presume;
y tal hecho puede ser probado por cualquier medio de prueba, aunque si no hay recibo, debe
examinarse más rigurosa y severamente.
La apreciación de la prueba del pago debe ser rigurosa, y en caso de duda, se estará contra el
deudor, porque si quien está en condiciones de exigir un recibo, y no lo hace, debe cargar
con las consecuencias de su imprudencia o negligencia. Por esto, el que alega el pago sin
aportar el correspondiente recibo, debe agotar los demás medios probatorios para acreditar
la verosimilitud del hecho. Otros medios son: prueba documental, de informes, confesional,
de testigos, de peritos.
Es la prueba por antonomasia del pago, una especie de confesión extrajudicial hecha por el
acreedor.
Conceptualmente, recibo es la constancia escrita emanada del acreedor en instrumento
privado o público de haber recibido el pago de la obligación que le era debida.
Emana del acreedor y hace expresa referencia al título o títulos constitutivos de la
obligación que permitan establecer la cancelación total o parcial de ese crédito, sin
necesidad de otras investigaciones.
Constituye un instrumento privado que por su naturaleza participa de los mismos principios
que sustentan la validez o eficacia probatoria de dichos instrumentos, de modo tal que,
frente a la negativa de la persona a quien se opone, su valor probatorio dependerá de la
acreditación que se haga respecto de los hechos de su contenido.
El deudor que cumple con su prestación tiene derecho a que se le entregue el recibo
correspondiente. De lo contrario, la negativa injustificada del acreedor a otorgarlo
implicaría de su parte una falta de cooperación que permitiría constituirlo en mora
accipiendi, por ende el deudor podría negarse a pagar si no se le extiende el recibo, e ir con
el juez para que se le consigne el pago.
Siempre que paga el deudor, tiene derecho de que se le expida el recibo correspondiente. El
cumplimiento exacto de la obligación le confiere el derecho a la liberación y la prueba por
excelencia de ese cumplimiento es el recibo.
Cuando, a su vez, sea el acreedor el interesado en tener constancia del pago, puede exigir
que se realice un doble ejemplar, el llamado “contrarrecibo” o se le entienda un recibo de
recepción como dice la ley, que queda en su poder firmado por el deudor.
Contenido y forma
El recibo es un acto formal, pero no solemne. No tiene formas sacramentales, pero debe
otorgarse por escrito la constancia de que se ha recibido una suma de dinero con efecto
cancelatorio, identificando la deuda cancelada.
Rige el principio de informalismo.
Si la obligación se instrumentó en escritura pública, el pago también debe documentarse por
este medio.
Presunciones
Se pregunta LÓPEZ MESA, con respecto al inciso c) ¿Cuándo debe efectuarse la reserva de
intereses? El momento para realizarla es el de la instrumentación del recibo escrito.
ARTÍCULO 880.- Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que
satisface el interés del acreedor, extingue el crédito y lo libera.
Esta norma presenta un problema que es que el pago posee efectos de variada índole, y ésta
solo menciona dos.
Por esta cuestión los efectos del pago pueden dividirse en principales y accesorios.
Efectos principales
Son aquellos que se producen siempre e imprescindiblemente. El principal efecto es la
cancelación del débito, correlativo a la liberación del deudor. Se dan simultáneamente.
El pago produce la extinción de la obligación, con carácter definitivo e irrevocable. Quien
recibe el pago no puede pretender luego que lo pagado no se ajusta a lo debido.
La liberación del pago funciona como un derecho patrimonial adquirido, ya que se
incorpora al patrimonio del solvens, y no puede ser privado de éste sin que se afecte la
garantía constitucional de la propiedad. La CSJN dijo “el hecho del pago exteriorizado por
el recibo que da el acreedor produce un efecto liberatorio del cual no puede ser privado el
deudor sin afectar la garantía del derecho de propiedad”.
Otro efecto principal es la irrevocabilidad recién mencionada. El acreedor no puede
pretender devolver el pago que ya aceptó, porque empeoraría la situación de la deuda y
tornaría gravosa la condición del deudor. Esto se encuentra en el artículo 352 del CCyC “El
obligado que cumple o restituye antes del plazo no puede repetir lo pagado”.
Excepciones
Extinción del crédito: la excepción a este efecto es la de pago inválido, que se da en el
pago por persona incapaz o con capacidad restringida, en el pago con fraude a los
acreedores, en el pago de créditos embargados o prendados y en el pago con una cosa que
no es propiedad del deudor.
Liberación del deudor: Si el acto que libera al deudor se encuentra afectado por el vicio de
error, entonces dicha liberación no se produce, ya que por efecto de la nulidad que invalida
el acto, las cosas se retrotraen al mismo estado que se encontraban antes del acto declarado
nulo, en virtud de lo cual, el acto se restablece sin que se produzca la liberación del deudor;
también la recepción de pagos parciales no importa la liberación del deudor y la renuncia a
la acción de su cobro si el “accipiens” hizo expresa reserva del reclamo
Sintéticamente, los efectos del pago son: a) extinción de la obligación y cancelación del
crédito; b) liberación del deudor; c) irrevocabilidad de la aceptación por parte del acreedor;
d) Irrepetibilidad del pago efectuado por el deudor.
Liberación putativa
Se dice cuando un efectivo acreedor exonera a su deudor, por creer falsamente que ha
recibido el pago.
El que por error aceptó una liberación de su acreedor que también por error se la dio,
queda obligado a reconocerlo nuevamente como a su acreedor por la misma deuda. Es que
en verdad se está en presencia de un acto de liberación viciado por error y que por ello se
anula. De ahí que las partes queden restablecidas en la situación precedente a ese acto.
Reconocimiento
El pago puede significar un reconocimiento tácito de la obligación además de su extinción.
Esto porque un pago parcial sirve para reconocer la obligación de pago de la parte restante,
así como la legitimación activa de la ejecutante respecto de ésta.
Quien al pagar reconoce la obligación pierde el derecho de plantear la nulidad porque está
reconociendo que ella le es exigible.
Para que sea válido el reconocimiento tiene que haber animus solvendi, la intención de
pagar. También, como se dijo antes, debe ser voluntario, sin estímulos externos hacia su
consentimiento. Pero, fundamentalmente, para que el pago implique un reconocimiento o
tenga efecto de tal, quien pagar debe hacerlo sobre una obligación suya, y no una ajena.
Consolidatorio
Es común, que en la práctica, se establezcan arras o señas. Estas consisten en la entrega de
una parte de la obligación en garantía del pago de la misma, y el que las entrega, acepta que
las puede perder si desistiera del negocio; el que la recibe debe devolver el doble de lo
percibido, en caso de dejar sin efecto la obligación. La seña funciona como sanción ante el
incumplimiento de una obligación.
Confirmatorio
Confirmar un acto es ratificarlo, hacerlo propio o hacer desaparecer de él los vicios de que
adolecía. Este acto confirmatorio opera sobre la nulidad relativa de los actos.
Debe ser no forzado, voluntario, y hecho por una persona capaz.
El pago funciona como acto de confirmación tácita, sino lo sería, estaríamos frente a un
reconocimiento expreso de la obligación por declaración de voluntad.
Interpretativo
El pago y la conducta de las partes sirven como elemento interpretativo de un contrato.
Ayuda a esclarecer el alcance que dan a la obligación el deudor, y tambien el acreedor, que
lo recibe sin protesta o salvedad.
El artículo 1065 dice que cuando el significado de las palabras contextualmente no es
suficiente, se debe tomar en consideración la conducta de las partes, incluso la posterior a la
celebración.
Si se da un caso de controversia en la interpretación del contrato, el pago puede servir como
medio de interpretación.
Efectos incidentales
Son los que se producen con posterioridad al pago.
a) el pago hecho por un tercero, genera a favor de éste el derecho a obtener del deudor el
reembolso de lo pagado.
b) el pago indebido o sin causa genera a favor del solvens el derecho a repetir lo pagado.
c) el pago es inoponible cuando se realiza en fraude de los acreedores o no se respeta el
derecho de los embargantes.
ARTÍCULO 900.- Imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo
acreedor tienen por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad
de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La
elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses,
el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.
Entre los requisitos para que pueda hacerse lugar a la imputación se encuentran: a) la
existencia de más de una obligación entre los mismos sujetos; b) que dichos lazos de
obligación se den entre las mismas personas, físicas o jurídicas; c) que el contenido de las
prestaciones sea de igual naturaleza; d) que el pago realizado no sea suficiente para el
cumplimiento de todas las deudas.
Primero debe ser solicitada por el deudor, en defecto de éste lo hará el acreedor, y por
último puede ser la ley quien la requiera.
El artículo 900 denota que el deudor debe hacer funcionar el instituto de la imputación al
momento de realizar el pago. El 901 dice que el acreedor debe solicitarlo al momento de
recibir el pago. Es decir, que en ambos casos, es en el momento de verificar el
cumplimiento o pago.
Imputación por el deudor. Requisitos. Limitaciones
ARTÍCULO 900.- Imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo
acreedor tienen por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad
de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La
elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses,
el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.
Las limitaciones que pueden surgir son: a) el deudor no puede elegir una deuda ilíquida,
habiendo otras líquidas; b) el deudor no puede optar por una deuda de plazo no vencido,
existiendo otras vencidas; c) en caso de obligaciones de pagar capital e intereses, el deudor
no puede imputar el pago al capital, sin consentimiento del acreedor, ya que esto se
relaciona con el principio de integridad donde el acreedor no está obligado a percibir pagos
parciales.
Requisitos: a) la existencia de más de una obligación entre los mismos sujetos; b) que
dichos lazos de obligación se den entre las mismas personas, físicas o jurídicas; c) que el
contenido de las prestaciones sea de igual naturaleza; d) que el pago realizado no sea
suficiente para el cumplimiento de todas las deudas.
En el artículo 730 se encuentran las actitudes que puede adoptar el acreedor. Los dos
primeros casos se refieren a ejecución directa, y el último a la ejecución indirecta. En el
inciso 1 se nombra a la ejecución forzada del cumplimiento, que se toma como la primera
vía, y en la cual el deudor debe cumplir en especie, y el acreedor tiene el derecho de exigir
el cumplimiento por medio de la fuerza que otorga el Estado. El inciso segundo refiere a la
ejecución por parte de otras personas, como los terceros, donde debe llevarse a cabo en
especie y no es admitido en las obligaciones intuito personae. Y por último se encuentra el
cumplimiento forzado por equivalencia, la indemnización, donde la prestación originaria se
transforma en dar una suma de dinero, y es una especie de ejecución forzada indirecta; se
llega a esto porque la prestación no es posible de cumplir o al acreedor ya no le interesa.