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OBLIGACIONES CIVILES Y COMERCIALES

Unidad 1: Nociones introductorias

A. Importancia de la teoría de la obligación

El derecho de las obligaciones constituye uno de los instrumentos esenciales para permitir
la cooperación entre las personas, con un capital, función económica y social, en palabras
de BETTI, tiene una labor importante para la vida en una sociedad civilizada. RIVERA
manifiesta que sirve para la adecuada composición de los conflictos de intereses
patrimoniales que, de manera inevitable, surgen entre las personas. Se da tanto en ámbitos
lícitos como en ilícitos: causación de daños, enriquecimiento sin causa, relaciones con el
Estado, contratos entre particulares.

LOPEZ MESA puntualiza que casi todas las relaciones que se dan entre las personas son
relaciones obligacionales, es más, la vida en sociedad constituye una red de obligaciones.
Se dan en el ámbito comercial, industrial, laboral, tributario, bancario, profesional, en el de
transportes; sin perjuicio de principios y reglas especiales, en atención a las particularidades
y propia identidad que cada relación jurídica presenta. No es para nada exagerado afirmar
que el derecho de las obligaciones constituye el núcleo central de todas las relaciones
jurídicas patrimoniales.

Yendo a la historia, ninguna civilización ha podido prescindir de esta materia. Por ejemplo
el régimen soviético, que a pesar de abolir la propiedad privada, no pudo dejarlo de lado.

Solamente podría vivirse sin derecho de obligaciones en: a)en un régimen absolutamente
fáctico en el que solo la fuerza sea lo que modifique el peso en la balanza, como en lo
regímenes africanos dictatoriales; b)en una sociedad tan primitiva que carezca de todo
intercambio de bienes y donde la economía de subsistencia sea la regla.

Para cerrar, el concepto obligacional constituye el armazón y el sustrato del derecho, sin
esta rama no puede haber propiamente derecho civil. Es la rama más completa, la más
compleja y más antigua, que nació en Roma y permanece hasta nuestros días.

Función de la relación de obligación

Cumple una función económica vital: es el medio jurídico, la herramienta indispensable,


para que se haga efectiva la circulación de la riqueza. En cuanto a la función social,
contribuye a que se haga efectiva la colaboración que todo individuo necesita recibir de los
demás integrantes de su grupo social para desarrollar plenamente sus capacidades.

B. Definición. Enunciado y análisis. Acepciones impropias. Tipicidad de la obligación


como deber jurídico calificado.
Artículo 724. Definición. La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el
acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un
interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho
interés.

RIVERA analiza la concepción legal del Código Civil y Comercial:

a) Se trata de una relación jurídica, una relación de obligación. Vincula a dos o más sujetos
en posiciones jurídicas contrapuestas, de tanta importancia una como la otra, en compleja
interacción.

b) Hay un vínculo jurídico, derivado de la relación de obligación. Toda relación presupone


una unión, un enlace, un nexo entre personas o cosas.

c) Tiene una causa fuente como lo es la relación jurídica. Se origina a través de un hecho
jurídico idóneo para hacerla nacer. Se encuentra expuesta en el artículo 726.

d) Existen dos situaciones jurídicas. La del acreedor, titular del derecho subjetivo o facultad
jurídica, y la del deudor, gravado por un deber jurídico impuesto por el primero.

e) El contenido patrimonial de la conducta que se debe realizar. Esto hace alusión a la


prestación la cual es una conducta que debe ser material y jurídicamente posible, lícita,
determinada o determinable, y susceptible de valoración económica.

f) El interés que tiene el acreedor. Es un elemento teleológico que además compone el


objeto de la obligación, la prestación. Es la razón de ser de la relación obligacional. Su
único requisito es que debe ser lícito, y es irrelevante que tenga o no, contenido
patrimonial.

g) El débito y la responsabilidad del deudor. En el primer se encuentra la situación en la


que el debitor está en “estado de deuda” y cumple de manera espontánea; y en el segundo
se sitúa en un incumplimiento, donde se activan los mecanismos que tiene el acreedor para
hacer efectivo su interés.

Definición en las Institutas: obligatio est iuris vinculum quod necessitate adstringimur
alicuius solvendae rei, secundum nostrae civitatis iure (la obligación es un vínculo jurídico
que nos constriñe a pagar algo a otro, según el derecho civil). Por lo que se ve en ésta
definición, la obligación es sinónimo de sometimiento, sujeción, restricción de la libertad o
de la voluntad.

Acepciones impropias

El término “obligación” es polivalente y puede dar lugar a equívocos. En un sentido amplio


se utiliza para nombrar la total relación jurídica, como equivalente a relación jurídica. En
un sentido restringido designa el deber (la deuda) del sujeto pasivo, desde el punto de vista
de la obligación del deudor se contrapone al crédito del acreedor.

Se debe distinguir entre deber jurídico y obligación para separar ambas categorías:

a) El deber jurídico tiene efecto erga omnes o respecto de todos en forma determinada; en
cambio, la obligación tiene efecto relativo, es un lazo individual que ata a una persona con
otra u otras personas determinadas.

b) El deber jurídico se contrapone a la facultad jurídica. Además nunca puede ser


supletorio, es imperativo, las partes no pueden dejarlo de lado porque perdería la esencia
que caracteriza a un deber jurídico.

c) La obligación se centra en dos posiciones contrapuestas, una activa y otra pasiva.

d) La obligación postula la existencia de un acreedor, lo que la diferencia del deber


jurídico, que exige una conducta al sujeto pasivo, con independencia de si otro obtiene un
beneficio o no.

e) La obligación se caracteriza por la voluntariedad, son las partes quienes acuerdan su


origen; mientras que la nota distintiva del deber jurídico es la imperatividad, la cual emana
de la norma jurídica.

f) Debe reservarse la calificación de obligación para aquellas situaciones de subordinación


en las que la conducta del obligado sea voluntaria y susceptible de una valoración
patrimonial concreta, y en caso de no ser así, se estará hablando de un deber jurídico.

g) El ámbito de la responsabilidad contractual está dominado por la idea de obligación,


mientras que el de la responsabilidad aquiliana lo está por la noción de deber jurídico.

h) Los deberes jurídicos son aquellas conductas exigibles a una persona por el
ordenamiento jurídico, con carácter general, cuando la misma se encuentre en una
determinada situación contemplada por el derecho; estos deberes jurídicos no son
susceptibles de valoración económica, es decir, no tienen contenido patrimonial directo.

i) Las obligaciones están caracterizadas por la patrimonialidad de la prestación, son un


deber jurídico patrimonializado, que pesa sobre una persona determinada y no erga omnes.

RIVERA que existen usos impropios del vocablo “obligación”. No solo para hacer
referencia a los deberes jurídicos en general, o en algunos específicos, sino también como
sinónimo de la palabra “contrato”, para reflejar exclusivamente la situación jurídica del
deudor, a veces para hacer referencia al lado activo del crédito, e incluso como sinónimo de
“título” o “causa”.
Tipicidad de la obligación como deber jurídico calificado

El deber jurídico es, sencillamente, un orden, un imperativo que el sistema jurídico dirige al
individuo y que este debe acatar. Se diferencia del mero deber moral, en el cual su
acatamiento no puede imponerse por vías coactivas como la ejecución forzosa. Por esto, los
deberes dependen de la relación jurídica o situación jurídica en que se sitúen y de la cual
emanan.

La obligación, vista desde la perspectiva del deudor, le asigna un deber jurídico, de


particular fisonomía e identidad, con rasgos propios que la distinguen de otros deberes
jurídicos.

C. Naturaleza jurídica. Concepción subjetiva. Crítica. Concepción objetiva. Crítica.


Concepción bipolar: el deber y la facultad en la relación jurídica. Deuda y
responsabilidad. Concepto. Deuda sin responsabilidad, responsabilidad limitada,
responsabilidad sin deuda.

Naturaleza jurídica

Se originan estas teorías por el enfoque de la obligación en su parte activa, el derecho


subjetivo del acreedor. Esta posición genera que se perjudiquen los derechos que tiene el
deudor, la parte pasiva de la relación jurídica.

Concepción subjetiva. Crítica

SAVIGNY postuló al derecho subjetivo como el poder de obrar o de exigir, reconocido por
el Derecho, atribuido a la voluntad de la persona, situación en la que dicha voluntad es
soberana. WINDSCHEID completa la percepción de Savigny, y señala que el titular del
derecho está facultado a exigir del otro, obrar de determinada manera, de no hacerlo, se
llevará a cabo por los medios compulsivos que provee el ordenamiento jurídico. Para
RIVERA y LLAMBÍAS, la voluntad del titular, es el valor prevalente y absoluto. Las
Obligaciones otorgan un señorío sobre determinados actos de la conducta del deudor, el
cual queda sometido a la voluntad del acreedor.

-Crítica: Esta concepción facilitaría abusos por parte del acreedor hacia el deudor, y además
no es posible hablar sobre “señorío sobre actos del deudor, cuando su realización depende
de su propia voluntad”. Trasladar las relaciones de dominación, que se ejercen sobre las
cosas, al ámbito de la personalidad es una idea inaceptable.

Concepción objetiva. Crítica

La teoría objetiva, planteada por VON IHERING, sostiene que el interés del acreedor se
logra mediante el sometimiento, no de la persona, sino de su patrimonio, para lo cual se le
otorgan todos los instrumentos necesarios para el logro de su derecho subjetivo. Se llega a
confundir, por esta concepción, a la obligación con los derechos reales. Hasta se afirma que
la obligación no es una relación entre personas, sino entre patrimonios, como que se
“despersonaliza” la relación obligacional.

Deuda y responsabilidad. Concepto

Esta teoría es una variante de la concepción objetiva, ya que presupone que la obligación es
una relación netamente patrimonial. La obligación está compuesta de dos elementos: el
débito o deuda, y la responsabilidad.

La deuda: Es un estado de puro deber que comienza cuando la obligación nace, y termina
con el cumplimiento voluntario del deudor. Corresponde al deber que tiene una persona de
hacer o pagar algo a que se ha comprometido. Es LIBRE.

La responsabilidad: también llamada garantía, se activa ante el incumplimiento y habilita al


acreedor a ejercer todo el poder de agresión patrimonial. No nace sino en virtud de un acto
formal en virtud del cual se constituía un objeto de responsabilidad. Es COERCIBLE.

Deuda sin responsabilidad, responsabilidad sin deuda y responsabilidad limitada.

Existen casos de deuda sin responsabilidad, como sucede con las obligaciones naturales,
donde la deuda existe pero no puede exigirse el pago. En las obligaciones naturales, si el
deudor cumple voluntariamente, el acreedor puede retener lo recibido, y así lo incluye el
artículo 728 del CCyC. Hay también supuestos donde se visualiza una responsabilidad sin
deuda, como lo es el contrato de fianza, más precisamente en la situación que se encuentra
el fiador, como garante del deudor que no cumple. La responsabilidad limitada es un caso
en el que la deuda posee una cobertura incompleta y la responsabilidad puede hallarse
limitada a ciertos bienes, quedando protegidos los restantes bienes del deudor de la
ejecución coactiva del débito.
Se ha criticado la separación que puede provocarse en los supuestos vistos, entre deuda y
responsabilidad. Como en el caso del fiador, que se sostiene que tiene responsabilidad pero
también deuda, ya que se convierte en una obligación de garantía.

Actualmente, la doctrina que acepta la existencia de estos dos elementos, no los considera
ni separados ni aislados, sino fusionados, unidos, formando una unidad orgánica. Sólo
mediante una concepción integral se puede explicar la esencia de la obligación.

D. Comparaciones. Clasificación de las relaciones jurídicas (criterios que atienden a la


identidad del sujeto pasivo y a la índole del contenido). Caracteres típicos de la
relación obligacional. Enunciado y análisis. Comparaciones con el derecho real y el
derecho de familia.

-Relaciones jurídicas patrimoniales y extrapatrimoniales: las primeras tienen contenido


económico; las segundas un contenido esencialmente moral.

-Relaciones jurídicas absolutas y relativas: las absolutas no reconocen un sujeto pasivo


determinado, es decir que se proyectan hacia toda la comunidad, que tiene el deber de
respetarlas; las relativas vinculan de manera directa a dos o más sujetos determinados o
determinables, en dos posiciones claramente diferenciadas: la titularidad de un derecho
subjetivo frente al deber jurídico correlativo de obrar una conducta determinada.

De la combinación de estas dos amplias clasificaciones surgen cuatro subespecies: -


patrimoniales absolutas, como es el caso de los derechos reales; -patrimoniales relativas,
donde se encuentran las obligaciones; -extrapatrimoniales absolutas, los derechos
personalísimos; -extrapatrimoniales relativas, la situación del derecho de familia.

Caracteres de la relación de obligación

 La obligación es un vínculo jurídico o de derecho. No es vínculo físico como lo era en


Roma, donde existía una atadura material entre el acreedor y el deudor, la garantía era la
persona misma. Esto ya no existe, cuando el deudor se niega a cumplir la prestación debida,
y es necesario ejercer violencia sobre su persona, es en este punto donde se detiene la
coacción legítima directa; el acreedor deberá recurrir a los procedimientos de ejecución
establecidos por la ley. En el siglo XXI la garantía recae sobre el patrimonio, y se
encuentran prohibidos los apremios corporales y la prisión por deudas civiles. En palabras
de Bernard Durand “No hay obligación más que allí donde existe una acción para obligar o
compeler la ejecución”, con esto se diferencia de las obligaciones morales, y también con
los conceptos de deuda y responsabilidad anteriormente analizados.
 La obligación tiene una naturaleza pecuniaria. No todas las relaciones personales puede ser
consideradas obligaciones sino sólo aquellas que puede ser susceptibles de valoración
económica. Aunque tengan apreciación pecuniaria, ni los derechos reales ni los intelectuales
se incluyen en esta categoría.
 La obligación es una relación personal. Esto es lo que la distingue del derecho real, ya que
este una relación de poder que se tiene sobre una cosa. La relación obligacional se configura
entre al menos dos personas, entre un acreedor y un deudor. También puede haber
pluralidad de acreedores y deudores.
 La obligación es un vínculo marcado por la relatividad: esto quiere decir que se trata de una
relación jurídica en la que participan dos sujetos, el acreedor y el deudor. No se trata del
deber jurídico de un sujeto frente a la colectividad o sociedad.
 La obligación presenta correlatividad: es un vínculo de correlatividad entre dos sujetos, uno
es titular del derecho subjetivo y otro del deber jurídico correlativo.
 La obligación tiende a la temporalidad: no tienen vocación de perpetuidad, ya que su
esencial razón de ser consiste en la finalidad de satisfacer el interés del acreedor, lo que
logrado, produce su inmediata extinción. Esto no quiere decir que no existan obligaciones
de tracto sucesivo o de larga vigencia temporal, pero aun así la obligación está marcada por
la nota de temporalidad.
 La obligación presenta el carácter de atipicidad: Es posible encontrar la existencia de una
categoría única, abstracta y universal de obligación, en contraposición con las obligaciones
típicas taxativas del derecho romano.

Derechos personales y derechos reales

 El derecho real es una prerrogativa, un poder que ejerce una persona sobre una cosa. En
cambio, el personal, precisamente se da por una relación entre personas.
 En los derechos creditorios el goce o disfrute del derecho se logra mediante la conducta de
otra persona, el deudor. El acreedor no puede actuar por sí sobre la cosa debida sino que
debe reclamarla del sujeto pasivo. En los derechos reales el titular tiene el goce o disfrute
del derecho en forma directa o inmediata, sin la intervención de otro sujeto necesario.
 En las obligaciones se pueden encontrar tres elementos: sujeto activo, sujeto pasivo y el
objeto o prestación. En los derechos reales hay solo dos: el titular del derecho y la cosa de la
que se es titular.
 Las obligaciones son derechos relativos, solo pueden exigirse el cumplimiento al deudor.
Tiene un contenido bien delimitado. Los derechos reales son absolutos, porque se oponen
erga omnes.
 En los derechos reales rige el principio numerus clausus, que significa que el ordenamiento
jurídico reconoce un número cerrado de derechos reales, y las partes no pueden crearlos.
Las obligaciones pueden ser creadas a voluntad de las partes, son más flexibles e ilimitadas,
con la única condición de no vulnerar la ley ni las buenas costumbres.
 Los derechos personales tienden a la temporalidad, son limitados en el tiempo. Los derechos
reales, en cambio, pueden ser perpetuos.
 Las prescripciones adquisitivas y liberatoria operan en los derechos reales; en los derechos
personales, sólo la extintiva.
 El objeto de los derechos reales es una cosa, un bien material susceptible de tener valor. La
prestación de dar, hacer o no hacer, constituye el objeto de los derechos personales.
 El derecho de obligaciones nace y se transmite sin formalidad alguna, mientras que el
derecho real es riguroso en cuanto a las formas, como es el caso de la transmisión de un
inmueble, que debe llevarse a cabo por escritura pública.

Derechos personales y derecho de familia

A diferencia de los derechos creditorios, los deberes de familia están fundados en razones
éticas y sociales, y no patrimoniales, por esto se incluyen en los llamados derechos
extrapatrimoniales, aunque algunas veces pueden tener consecuencias de índole económica.
Las obligaciones se desenvuelven en el ámbito económico, aunque lo moral no sea del todo
extraño a ellas.
También, el incumplimiento en las obligaciones trae aparejado una reparación
indemnizatoria de daños y perjuicios, el monto exacto de la medida reparatoria. En el
derecho de familia la sanción es distinta, como por ejemplo la pérdida de la responsabilidad
parental, el divorcio, la indignidad; el castigo no tiene relación cuantitativa con el
incumplimiento.

Derechos personales y deberes morales

En la época romana, Paulo afirmaba que “No todo lo que es permitido por la ley es
honesto”.
Enfocando en las diferencias, los deberes morales no pueden ser coactivamente exigidos, en
cambio sí puede reclamarse el cumplimiento de una obligación.
La moral origina un deber a cargo de un sujeto, pero no otorga correlativamente un derecho
a esa otra persona para exigir el cumplimiento, es un deber unipolar.
En las obligaciones el ordenamiento jurídico establece las consecuencias que soportará el
deudor en caso de incumplimiento, pero no en cuanto a la moral, se abstiene de hacerlo y la
respuesta a tal incumplimiento es la repulsa moral o social, son solamente sanciones
psíquicas no económicas ni compulsivas.
El Código Civil y Comercial contiene dos normas acerca de deberes morales en los
artículos 728 y 431.
ARTÍCULO 431.- Asistencia. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de
vida en común basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad.
Deben prestarse asistencia mutua.

ARTÍCULO 728.- Deber moral. Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de


conciencia es irrepetible.

E. SITUACIONES ESPECIALES: OBLIGACIONES PROPTER REM.


CONCEPTO, ANTECEDENTES, DISPOSICIONES LEGALES, CASOS.
DERECHO A LA COSA. DERECHO SOBRE LA COSA.

Concepto. Antecedentes. Disposiciones legales. Casos

Según RIVERA son relaciones de obligación que se originan exclusivamente por imperio
de la ley, en razón de la vinculación del sujeto con una cosa por ser titular de un derecho
real o una relación de poder, sea como acreedor o como deudor. Tiene dos características
esenciales: la ambulatoriedad y la liberalidad mediante abandono.
Ambulatoriedad significa que la calidad de acreedor o deudor la reviste quien es titular
actualmente del derecho real, y si se transmite el derecho real, también lo hará la obligación
propter rem.
La segunda característica refiere a la posibilidad que tiene el deudor actual de liberarse
mediante el abandono del derecho real, por imperio de la ley. El abandonante deja de ser
deudor.
Siempre las obligaciones propter rem se originan en la ley, las partes no pueden pactarlas.

Para BUERES la obligación propter rem es una relación que tiene por contenido una
prestación de dar, hacer o no hacer, con la particularidad de que la calidad de deudor o
acreedor, está ligada a una relación de señorío (propiedad u otros derecho reales, posesión o
tenencia) de suerte tal que la obligación, ya sea el crédito o la deuda, se transmite a medida
que se produce un cambio en la titularidad de la relación de señorío.
Es un género intermedio entra las obligaciones y los derechos reales. No constituyen éstos
últimos y no alcanzan a ser derechos personales porque siguen la suerte de la cosa, existen
en razón o motivo de ésta.
Si el acreedor o deudor dejan de estar la relación con la cosa, sea porque la abandonen o la
enajenen, quedan desobligados de la obligación propter rem, y ésta se desplaza hacia el
nuevo dueño o poseedor, y esto es el carácter ambulatorio.
Dos caracteres revisten estas relaciones jurídicas: que el sujeto obligado no es una persona
individualmente determinada sino aquella que se encuentra en una situación jurídica
determinada respecto de una cosa; y que se trata de una categoría numerus clausus, es decir
que los sujetos no pueden constituirlas, solamente la ley las enumera.
En el nuevo ordenamiento no se encuentra un régimen general para las obligaciones
ambulatorias o reales.

Disposiciones legales. Casos Duda


Ejemplos que se encuentran en el Código Civil y Comercial:
 La obligación de pagar la medianería, ya que es una carga inherente a la posesión. También
es llamado “cerramiento forzoso urbano”. ARTICULO 2014.- Cobro de la medianería. El
que construye el muro de cerramiento contiguo tiene derecho a reclamar al titular
colindante la mitad del valor del terreno…
 La obligación de los condóminos del pago de la contribución por mejoras efectuadas en el
inmueble común. Tiene origen en la relación real del condominio. Es un caso donde el
deudor puede liberarse pero no por abandono, solamente por la transmisión. Puede abdicar
el derecho de condominio pero igual seguirá obligado. Artículo 1991 del CCyC y artículo
2685 del CC.
 Las deudas por impuestos, tasas y contribuciones sobre un inmueble.
 Deudas provenientes de obras municipales.
 La obligación de los vecinos de dar paso al propietario de una finca encerrada.
 La obligación de contribuir al pago de las expensas comunes a los propietarios de pisos o
departamentos, dispuesto por los artículo 2048 a 2050 del CCyC, respecto de edificios
sometidos al régimen de propiedad horizontal. Pero no puede liberarse el deudor por
abandono de la unidad funcional. Esto en cuanto a propiedad horizontal, artículos 2049,
2050 y 1937; conjuntos inmobiliarios, artículo 2075 y 2081; y cementerios privados,
artículo 2108.

F. Evolución. La obligación. Antecedentes históricos. Transformaciones en el Derecho


Romano y el Derecho Canónico.

A comienzo de la historia de la Humanidad, el hombre satisfacía sus necesidades básicas de


alimentación y vestido de la propia naturaleza. Al mejorar la aptitud para razonar y con el
ello la naturaleza humana, dichas necesidades de alimentación y vestido aumentaron y se
complejizaron. Lo primero en surgir fue la propiedad, lo mío, lo cual pareciera ser algo
connatural al ser humano. Luego con el trueque se dieron a conocer los derechos
creditorios. El origen del comercio a partir de la agricultura constituyó el verdadero
puntapié inicial de la vinculación económica entre personas y la división del trabajo.
No fue hasta sino en Roma en donde comenzó a perfilarse con rasgos distintivos propios de
lo que hoy concebimos como Obligación. En el derecho romano nació y alcanzó su pleno
desarrollo, y tan importante fue su labor, que posteriormente poco se le ha podido agregar a
lo que los jurisconsultos romanos hicieron.
En la parte formal, en la estructura, cómo funcionan, se clasifican y se extinguen, se
mantiene más o menos inmutable, ha cambiado muy poco.
La parte sustancial, el contenido, el espíritu, el fin de las obligaciones en sí ha sufrido
transformaciones notables: la mayor intervención del Estado en los contratos; restricciones
el principio de la autonomía de la voluntad; la idea de la solidaridad social, donde puede
decirse que la obligación es la regla y la libertad individual, la excepción; la noción de la
buena fe; la inclusión de las teorías de la lesión, imprevisión, del riesgo creado, del estado
de necesidad; nuevas fuentes de las obligaciones la voluntad unilateral, enriquecimiento sin
causa, el abuso del derecho, etc. Han aparecido nuevas figuras: contratos de seguro,
contratos colectivos, contratos de adhesión, contratos de edición, de informática.

La evolución se ha dado en tres aspectos fundamentales: la situación del deudor, la


concepción del vínculo obligacional y el espíritu del derecho de las obligaciones.
 Situación del deudor: en Roma existía el nexum o cadena, donde el deudor comprometía su
propio cuerpo, además de sus bienes, en el cumplimiento de la obligación. Su carácter era
muy riguroso: en caso de no cumplir, podía ser aprisionado por el acreedor compelido a
trabajar en beneficio de éste como esclavo, vendido como tal al otro lado del Tíber, o en
caso de varios acreedores, muerto y repartido en trozos. La ley Poetelia Papiria suprimió el
nexum y el patrimonio se convirtió en la garantía de la deuda, no la persona del deudor.
Actualmente, la situación se tornó favorable para el deudor, ya que se prohíbe la prisión por
deudas entre particulares, diferente es el caso en el ámbito impositivo. Además el deudor no
responde con todos sus bienes, ya que hay algunos que se convierten en indispensables.
Durante el siglo XX, y antes también, el principio fundamental es el favor debitoris, en la
duda a favor del deudor; aunque según LOPEZ MESA, debería sustituirse por el favor
debilis, en la duda a favor del más débil.
 La concepción del vínculo obligatorio: En Roma era un vínculo material e intransferible y
como consecuencia: -no se podían crear obligaciones mediante representante; -no podía
sustituirse ni el acreedor ni el deudor, es decir que no había faz dinámica ya que los sujetos
eran estáticos; -no cabía la estipulación a favor de terceros; -existía determinación rígida
inicial de los sujetos de la relación obligacional y no se podían cambiar.
Actualmente el vínculo obligacional es patrimonial, no personal, y como consecuencia: -
puede haber estipulación a favor de terceros, artículo 1027, ejemplo claro es el contrato de
seguro; -puede haber creación de obligaciones por medio de representantes; -puede
sustituirse el acreedor o deudor, por ejemplo en la cesión de créditos o deudas; -puede no
haber determinación inicial rígida, como los casos de sujeto determinable, pero con un
cierto plazo razonable. Hoy importa más el pago, que quien paga, ya que al acreedor le
interesa cobrar su crédito.
 Espíritu del derecho de las obligaciones: En Roma, en el ámbito de los contratos, el
conocimiento de las fórmulas jurídicas era esencial dado el carácter sacramental del derecho
romano. El cambio de una palabra o la falta de un gesto durante ese procedimiento podían
dejar sin protección a uno de los contratantes. Además la stipulatio era la fuente principal de
las obligaciones y solo reconocía validez y protección a ocho contratos (cuatros reales y
cuatro consensuales).
Actualmente existen multiplicidad de contratos típicos o nominados en el nuevo Código y
tampoco la atipicidad resulta problema alguno para los contratantes, que pueden hacerlo
valer casi como si fuera un contrato típico. Además que el límite que encuentran en estos
tiempos principios como la autonomía de la voluntad son la moral, las buenas costumbres y
el orden público, expresado en el artículo 279 del CCyC, del objeto del acto jurídico.

También el derecho canónico ha hecho grandes aportes al derecho de obligaciones. Llevó,


la Iglesia, a una desformalización del derecho.
Las enseñanzas canonistas fueron:
 La idea de que la palabra obliga, el respeto de la palabra dada o fidelidad a la palabra
empeñada.
 La vigencia irrestricta del principio de la buena fe. En artículos 9, 961 y 991.
 El principio de prohibición de la usura, de no explotar al “prójimo”. Por ejemplo prestar
dinero a altos intereses.
 La prohibición del abuso del derecho, porque los derechos son otorgados para una finalidad,
esto dispone el artículo 10 del CCyC.
 El afianzamiento de la Teoría de la Imprevisión, ya que solo somos esclavos de nuestros
compromisos en la medida en que no hayan cambiado radicalmente las condiciones en las
cuales contratamos.
 La ampliación de la responsabilidad extracontractual, ex lege o aquiliana, a los canonistas se
les atribuye la inclusión de una regla moral en el ordenamiento jurídico. “Esté o no escrito,
el derecho moral existe”.

G. Metodología. El método de las obligaciones en el Código actual


Con respecto al Código Civil Velezano se han dado varios avances de suma importancia.

En cuanto al método externo, es decir sobre la ubicación de las materias sobre que versa el
derecho civil, el CCyC está dividido en seis libros. El primero refiere a la “Parte General”;
el segundo a las relaciones de familia; en el tercero se ubica el Derecho de Obligaciones,
donde se divide en cinco títulos, el primero regula la materia obligacional en general desde
el artículo 724 al 946, para distinguirla de las fuentes que la originan (contratos en general,
de consumo, en particular y otras fuentes de las obligaciones); en el Libro IV se encuentran
los Derechos Reales; el Libro V nuclea a la sucesión por causa de muerte; y por último el
Libro VI refiere a las disposiciones comunes de derechos reales y personales.

El método interno de la institución jurídica “Obligaciones”, presenta algunas innovaciones


como lo son los dos primeros capítulos. El Capítulo 1 regula las “Disposiciones generales”
desde el artículo 724 al 735; el Capítulo 2 versa sobre “Acciones y garantía común de los
acreedores”, artículos 736 a 745; en el Capítulo 3 se dispone sobre las clases de
obligaciones, artículos 746 a 865; el Capítulo 4 trata sobre el Pago y sus vicisitudes, desde
el artículo 866 a 920; y el Capítulo 5 y último da a conocer los distintos modos de extinción
de las obligaciones, desde el artículo 921 a 956.

Hay que agregar que en el Libro Sexto se incluyen la prescripción y la caducidad, los
privilegios y el derecho de retención.

UNIDAD 2: Elementos. Reconocimiento

A. Sujetos: Sujeto activo y pasivo. Su necesidad. Determinación e indeterminación.


Quienes pueden ser sujetos. El requisito de la capacidad. Transmisión de la calidad de
sujeto acreedor o deudor: distintos supuestos. Limitaciones. Pluralidad de sujetos:
casos.

La relación obligacional tiene elementos que son esenciales, aquellos presupuestos


constitutivos que no pueden faltar nunca en las obligaciones, ya que pertenecen a su esencia
y son los rasgos que las caracterizan y las definen como tales.
Para Llambías, los elementos de las obligaciones son “los factores irreductibles que hacen a
su existencia misma, de donde, si alguno de ellos faltare puede haber otra figuras, pero no
obligación”.

Sujetos: Sujeto activo y pasivo. Su necesidad

El primer elemento de una obligación son los sujetos, es crucial la existencia de dos sujetos,
al menos. Entre ellos, se establece el vínculo obligacional, donde además hay dos polos
opuestos: el sujeto activo y el sujeto pasivo. La faz activa de la relación es la que está
investida del poder jurídico o facultad de reclamar; en contraposición, la parte pasiva está
gravada con la carga, con el deber de cumplir la prestación en favor del otro sujeto con
quien está ligado el vínculo.
Lo que caracteriza a la Obligación es la alteridad, dos situaciones jurídicas diferenciadas.

El vocablo acreedor proviene del latín credere, que significa creer. Tiene una legítima
expectativa, confía en que el deudor honrará su deuda. Sucede tanto cuando la obligación se
genera voluntariamente, como en un contrato, como así tambien en las situaciones en que se
genera sin el concurso de la voluntad, en los casos de daños. BETTI sostenía que las
obligaciones son uno de los instrumentos más valiosos para la colaboración entre las
personas, por lo que el incumplimiento es una mínima porción y constituye la faz patológica
de la relación obligacional.

Del otro lado de la relación jurídica se encuentra el deudor. El vocablo, tambien de origen
romano, proviene de debitor-debitoris. Importa claramente un estado de sujeción, una
atadura. Se denota con claridad el sometimiento del patrimonio, que cesa con la liberación
la cual se produce cuando la obligación se extingue. El medio normal para que esto último
suceda es el pago, la solutio, que significa liberar, desatar un nudo.

Alteridad. Bipolaridad
Una obligación presenta dos situaciones jurídicas contrapuestas: el crédito y la deuda. Las
calidades de acreedor y deudor no pueden coincidir en la misma persona, pues de otro modo
opera la extinción de la obligación por confusión, ya que nadie puede deberse a sí mismo
una prestación, y esto se encuentra en el artículo 931. Vale aclarar que una persona puede
ser acreedora y deudora, pero sin unificar sus roles, esto es, actuando en un caso por sí y en
el otro en representación, artículo 368.

Determinación e indeterminación
Los sujetos obligacionales deben estar determinados o ser determinables La noción de
determinabilidad es fundamental para cumplir el requisito de la pluralidad de sujetos. El
derecho civil admite cierta indeterminación de los sujetos en el nacimiento de la obligación
pero, al momento de la extinción de la misma, ellos deben estar perfectamente
determinados.
Como regla o principio general se exige que los sujetos de la obligación estén determinados;
sin embargo, la ley admite, como excepción, una indeterminación provisoria del sujeto
activo, que debe cesar en el momento del pago.
PIZZARRO y VALLESPINOS sostienen que como mínimo deben estar fijadas en el
momento constitutivo las pautas para la individualización de los sujetos, aunque no se
produzca en ese momento, y la indeterminación absoluta obsta a la existencia misma de la
obligación.
Son ejemplos de indeterminación del sujeto: los títulos al portador, los documentos a la
orden, las obligaciones ambulatorias o propter rem, las ofertas al público, las promesas de
recompensa de objetos perdidos (un perro, una billetera, un maletín con documentación).

Quienes pueden ser sujetos. El requisito de la capacidad


Pueden ser sujetos de la obligación las personas físicas y las personas jurídicas.
El artículo 23 del CCyC dispone “toda persona humana puede ejercer por sí misma sus
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia
judicial”. Para esta categoría de personas la regla es que en caso de duda, se está a favor de
la capacidad, es decir, la capacidad se presume y la restricción de expresa.
También las personas jurídicas son capaces para adquirir y ejercer obligaciones, y el
principio en materia de capacidad es el inverso al anterior, la aptitud es taxativa y limitada
por estatuto, así lo dispone el artículo 150 del CCyC. Estos entes pueden ser públicos o
privados.

Uno de los requisitos, además de la determinabilidad y la alteridad, es la capacidad. Como


se dijo en el párrafo anterior, las personas humanas y las jurídicas, públicas y privadas,
pueden ser sujetos de relaciones obligacionales. Se requiere la capacidad para la
constitución y para la dinámica funcional.
Más específicamente, debe tener capacidad de derecho, la de goce. No es necesario que las
personas humanas posean de ejercicio, ya que aquellos que no la tienen pueden hacerlo por
vía de representante o por el sistema de apoyo a la capacidad, artículo 22, 23 y 100.
Las personas jurídicas tienen capacidad de derecho pero deben ejercerla a través de los
órganos que la componen, artículo 141.
También son sujetos obligacionales el consorcio de propiedad horizontal, que es el conjunto
de propietarios de una unidad funcional; los conjuntos inmobiliarios, que conforman un
derecho real de propiedad horizontal especial; y los cementerios privados, porque son
patrimonios de afectación específica.

Transmisión de la calidad de sujeto acreedor o deudor: distintos supuestos. Limitaciones


En épocas romanas la relación era estática, los sujetos desde que nacía que se extinguía la
obligación debían ser los mismos, es decir que no podía ser transmisible.
En principio, bajo ciertos requisitos, tanto los créditos como las deudas son transmisibles,
salvo que la naturaleza misma de la relación jurídica lo impida, en las intuito personae, que
las partes lo hayan pactado o la ley lo disponga.
En la Parte General, en el Título V, se incluye la transmisión de los derechos. La regla es
que todos los derechos son transmisibles, salvo las excepciones que se indican en el artículo
398 del CCyC. Entre las excepciones se encuentran la estipulación válida de las partes, la
prohibición legal o la transgresión a la buena fe, la moral o a las buenas costumbres. El
artículo 399 dispone que no se puede transmitir un derecho mejor o más extenso que el que
se tiene.

Clases de transmisión: las voluntarias surgen de actos otorgados por diversos sujetos de
manera voluntaria, de las más variadas maneras (por cesión de créditos o cesión deudas, por
el cumplimiento de la prestación por un tercero como es la pago por subrogación, etc.). Las
legales, como queda claro, son por la imposición de la ley (la transmisión de la calidad de
acreedor o deudor en las obligaciones propter rem; en el caso de fallecimiento del locatario
de un inmueble destinado a vivienda; la transmisión de las obligaciones en caso de
fallecimiento a los herederos, etc.). En cuanto a las calidades que pueden ser transmisibles,
es posible transmitir las dos, acreedor y deudor, y tambien la situación jurídica que una
persona revista como parte de un contrato.

Transmisión de la calidad de acreedor.


Cesión de créditos: es el contrato por el cual una de las partes transfiere a la otra un derecho.
En principio pueden cederse todo tipo de derechos, excepto, por ejemplo, los reales de
dominio o condominio, los cuales requieren otras figuras típicas como la compraventa, la
permuta o la donación.
El acreedor transmite, cedente, transmite su calidad de tal a un tercero, cesionario, quien
pasa a ocupar su lugar en razón de dicha transferencia. El deudor, que no es parte en el
contrato, se denomina deudor cedido.
ARTICULO 1614.- Definición. Hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere
a la otra un derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la
permuta o de la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un
precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación,
respectivamente, en tanto no estén modificadas por las de este Capítulo.
Pago por subrogación: para RIVERA es la ejecución de la prestación a favor del acreedor,
en principio por un tercero, o por un codeudor, o por el mismo deudor en razón de un aporte
patrimonial que efectúa un tercero a tal fin, y que trae aparejado que a quien lo hace se le
transmitan los derechos del acreedor hasta el límite de lo que ha abonado.
Es otra modificación de la obligación, en virtud de la cual se produce la transmisión de la
calidad de acreedor.
Hay dos tipos de subrogación: legal, que es la que se produce por imperio de la ley por los
sujetos que el ordenamiento contempla; convencional.

Transmisión de la calidad de deudor


Cesión de deuda: ARTICULO 1632.- Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor,
el deudor y un tercero, acuerdan que éste debe pagar la deuda, sin que haya novación. Si el
acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, el tercero queda como
codeudor subsidiario.
Es una modificación de la obligación mediante un acto tripartito en el cual un tercero
sustituye al deudor primigenio. Como requisitos es necesario que el acreedor manifieste
consentimiento y además no debe haber novación, la extinción de una obligación por la
creación de otra nueva, si esto último ocurre estaremos en presencia de dos obligaciones.
Hay dos clases de sesión de deudas: la que libera al deudor originario llamada liberatoria; la
que no libera al deudor originario, que es acumulativa, y queda como deudor subsidiario
por no haber prestado el acreedor consentimiento.

Asunción de deuda: ARTICULO 1633.- Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un


tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda de su deudor, sin que haya novación. Si el
acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, la asunción se tiene por
rechazada. A diferencia de la cesión de deudas, el acuerdo es bilateral: se celebra entre el
acreedor y un tercero, sin la intervención del deudor. Si el acreedor no presta
consentimiento, la asunción se tiene por rechazada.

Promesa de liberación: ARTICULO 1635.- Promesa de liberación. Hay promesa de


liberación si el tercero se obliga frente al deudor a cumplir la deuda en su lugar. Esta
promesa sólo vincula al tercero con el deudor, excepto que haya sido pactada como
estipulación a favor de tercero. Se trata de un acuerdo entre el deudor y un tercero,
quedando el acreedor por fuera, mediante el cual el tercero asume el deber de liberar al
deudor originario del cumplimiento de la obligación. Es lo opuesto a la asunción de deudas.

Cesión de la posición contractual: la transmisión del contrato implica la sustitución del


contratante por un tercero, que se coloca en la misma situación jurídica del transmitente. Es
una modificación que importa una transferencia integral de una situación jurídica
determinada, emanada de un contrato, y que es comprensiva de créditos y deudas.
Puede ser convencional, la figura tipificada en el artículo 1636; o forzosa, como en la
locación por muerte de las partes o venta del inmueble.
ARTICULO 1636.- Transmisión. En los contratos con prestaciones pendientes cualquiera
de las partes puede transmitir a un tercero su posición contractual, si las demás partes lo
consienten antes, simultáneamente o después de la cesión. Si la conformidad es previa a la
cesión, ésta sólo tiene efectos una vez notificada a las otras partes, en la forma establecida
para la notificación al deudor cedido. ARTICULO 1637.- Efectos. Desde la cesión o, en su
caso, desde la notificación a las otras partes, el cedente se aparta de sus derechos y
obligaciones, los que son asumidos por el cesionario. Sin embargo, los co-contratantes
cedidos conservan sus acciones contra el cedente si han pactado con éste el mantenimiento
de sus derechos para el caso de incumplimiento del cesionario. En tal caso, el cedido o los
cedidos deben notificar el incumplimiento al cedente dentro de los treinta días de
producido; de no hacerlo, el cedente queda libre de responsabilidad. ARTICULO 1638.-
Defensas. Los contratantes pueden oponer al cesionario todas las excepciones derivadas
del contrato, pero no las fundadas en otras relaciones con el cedente, excepto que hayan
hecho expresa reserva al consentir la cesión.

Pluralidad de sujetos. Casos


Tanto el sujeto activo como el pasivo pueden ser singulares o plurales, es decir, pueden
enfrentarse un acreedor y un deudor, un acreedor y varios deudores, varios acreedores y
varios deudores, o varios acreedores y un deudor. El carácter múltiple de la obligación
generalmente refiera a esto, a la pluralidad de sujetos, aunque también pueden existir varias
prestaciones.
La unidad y la pluralidad pueden ser originarias o derivadas, dependiendo del momento en
que sucede la inclusión de varios sujetos.
Cuando se está ante pluralidad, se presenta una situación jurídica diferente, con perfiles
propios, y existen tantos vínculos jurídicos como sujetos haya involucrados.
Existe pluralidad de sujetos en las obligaciones solidarias, en las simplemente
mancomunadas, en las concurrentes, etc. Estas categorías pertenecen al género
“obligaciones de sujetos múltiples”.

Obligaciones simplemente mancomunadas: ARTÍCULO 825.- Concepto. La obligación


simplemente mancomunada es aquella en la que el crédito o la deuda se fracciona en tantas
relaciones particulares independientes entre sí como acreedores o deudores haya. Las
cuotas respectivas se consideran deudas o créditos distintos los unos de los otros.
-De objeto divisible: los vínculos se disocian y el objeto se divide, ya que en estas
obligaciones se produce el fraccionamiento de las diversas relaciones entre los sujetos
vinculados por la obligación.
-De objeto indivisible: si bien se mantiene el fraccionamiento de las relaciones entre los
sujetos vinculados por la obligación, de todas maneras opera la fuerza centrípeta derivada de
la imposibilidad de dividir el objeto.

Obligaciones solidarias: ARTÍCULO 827.- Concepto. Hay solidaridad en las obligaciones


con pluralidad de sujetos y originadas en una causa única cuando, en razón del título
constitutivo o de la ley, su cumplimiento total puede exigirse a cualquiera de los deudores,
por cualquiera de los acreedores.
-De objeto divisible: se aplican las reglas de la solidaridad, activa y pasiva según
corresponda. La obligación no deja de ser divisible sino que al existir vínculos coligados,
tiene más fuerza el efecto centrípeto de la solidaridad.
-De objeto indivisible: los acreedores se encuentran unidos con mayor intensidad. En tal
supuesto prevalecerá la solidaridad, en lo que fuese incompatible con el régimen de la
indivisibilidad.

Obligaciones concurrentes: ARTÍCULO 850.- Concepto. Obligaciones concurrentes son


aquellas en las que varios deudores deben el mismo objeto en razón de causas diferentes.
Lo característico es la unidad por el objeto debido pese a que el deber de cada deudor se
deriva de una causa diferente. Ejemplo: la responsabilidad de indemnizar tanto el titular del
auto como el conductor que produjo el daño, en un accidente de tránsito.

B. Objeto. Concepto. Distinciones entre el contenido de la relación jurídica en general


y la obligacional en particular. Objeto de la obligación y objeto del contrato (artículos
725 y 1003).

El vocablo “objeto” es muy de uso común, y la RAE emplea distintas acepciones: Como
todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto; como todo
lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de facultades mentales; como término o fin de
los actos de las potencias; como fin o intento a que se dirige o encamina una acción u
operación; como materia o asunto de que se ocupa una ciencia; como una cosa; y como
objeción, tacha o reparo.

De todas las definiciones anteriores hay que resaltar dos: para hacer referencia a un ente que
es motivo de observación, consideración o análisis; y la que tiene que ver con finalidad,
como sinónimo de objetivo.

El objeto de los actos jurídicos está constituido por su “materia”, por los hechos, ya sean
positivos o negativos, y por los bienes, materiales e inmateriales. LLAMBÍAS sostiene que
“el objeto materia es la sobre la cual recae, o a la cual tiende, la voluntad del sujeto, consiste
en una cosa o en un hecho”. La obligación es un efecto de la causa fuente, por ej. De un
contrato, y ello calza de manera exacta con el concepto legal del acto jurídico: su fin
inmediato es establecer relaciones jurídicas, y crear derechos y obligaciones.

Diversas posturas o teorías sobre qué es el objeto de la obligación


-Una primera postura afirma que el objeto de la obligación es el comportamiento, la acción
o la omisión que debe cumplir el deudor (CASEAUX); también GIORGANNI señala que la
obligación del deudor tenga como punto de referencia la prestación y que esta consista en
un comportamiento al que el deudor está constreñido.
-Otra tesis rechaza que el objeto esté constituido por la conducta y postula que lo conforma
el bien debido, o la utilidad procurada para el acreedor
-BARBERO y MESSINEO son exponentes de la doctrina que postula la distinción entre
objeto y contenido. El objeto de la obligación es el bien apetecible para el sujeto activo,
sobre el cual recae el interés suyo implicado en la relación jurídica; y la conducta del
deudor, la prestación, es una actividad que éste debe cumplir para que el acreedor obtenga el
bien o la utilidad en que se funda su interés. El contenido de la relación obligatoria resulta
de la correlación entre el deber del deudor y el poder del acreedor en punto a la obtención
del objeto de la relación.
-BUERES, PIZARRO y VALLESPINOS sostienen que el objeto de la obligación se
encuentra dado por el comportamiento o conducta del deudor, la prestación, y por el interés
perseguido por el acreedor, que debe ser satisfecho a través de aquella. No se puede separar
el plan de conducta del respectivo interés.

OBJETO DE LA OBLIGACIÓN Y DEL CONTRATO

ARTÍCULO 725.- Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe


ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de
valoración económica y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del
acreedor.

ARTÍCULO 1003.- Disposiciones generales. Se aplican al objeto del contrato las


disposiciones de la Sección 1a, Capítulo 5, Título IV del Libro Primero de este Código.
Debe ser lícito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración económica
y corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial.

El objeto del contrato está constituido por bienes o hechos. Ello permite deslindar con
precisión conceptos distintos:
— la obligación, que es efecto del negocio jurídico;
— la prestación, que es objeto de la obligación;
— la noción de objeto del negocio jurídico queda reducida a su materia, hechos o bienes.

Así, por ejemplo, en un contrato de compraventa de cosa mueble, la cosa vendida y el


precio constituyen el objeto; la entrega de la cosa y la entrega del precio constituyen las
prestaciones, contenido del negocio o acto jurídico.
C. Contenido. La prestación: en qué consiste, especies. Distinción con el objeto de la
obligación. El objeto de la prestación como “objeto mediato”. Requisitos de la
prestación: posibilidad, licitud, determinabilidad, patrimonialidad. Diversas posturas.

La conducta y el interés constituyen los componentes del objeto de la obligación. RIVERA


sostiene que la concepción correcta es la que postula que la conducta del deudor es el objeto
de la obligación, es decir, la prestación.

¿En qué consiste?: El vocablo deriva del latín praesto, que entre otras cosas significa
“cumplir”, proporcionar”, “dar”. En sentido amplio se refiere a una acción, a un actuar
humano positivo, en caso de dar o hacer algo, o negativo, la obligación de no hacer.
Se trata no de una conducta actual, sino potencial, un comportamiento proyectado en el
tiempo. En el artículo 724 se indica que el acreedor tiene el derecho de exigir del deudor
una prestación, y no que el deudor cumple con una prestación. Aun cuando la obligación
nazca y se produzca en el momento, como en las puras y simples, es posible deslindar
distintas etapas causales, nacimiento y cumplimiento.

La conducta no es el único elemento del objeto, sino también el bien que ella
necesariamente comprende. Este bien define la naturaleza de la prestación, y por ende, la de
la obligación.

En cuanto a obrar la conducta, es el deudor, quien en principio, debe cumplir la prestación,


o quien lo suceda eventualmente; pero si no lo hace, en ciertos casos podrá hacerla un
tercero, o será el juez mediante ejecución el que obligue al deudor. La obligación no tiene
un carácter personalísimo, cosa que si lo adquiere en las intuitu personae.

Al manifestar el artículo 725 “debe corresponder a un interés patrimonial o


extrapatrimonial”, se afirma que la conducta proyectada tiene incorporado en ella, el
elemento finalista, que es el interés del acreedor.

Es decir que el objeto de la obligación, está constituido no solo por la prestación, la


conducta que debe llevar a cabo el deudor, sino tambien por el interés del acreedor. La
prestación solo hace referencia al comportamiento de dar, hacer o no hacer del sujeto
pasivo, orientado a la satisfacción del interés del sujeto activo de la relación jurídica.

ARTÍCULO 725.- Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe


ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de
valoración económica y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del
acreedor.
La obligación debe cumplir con los siguientes requisitos:
 Deber ser posible: ARNAU MOYA sostiene “nadie puede obligarse a una prestación
imposible. Obligarse a lo imposible equivale a obligarse a nada”. De ellos se deriva que la
posibilidad es el más esencial e insustituible de los requisitos de la prestación. Desde Roma
hasta nuestros días rige el principio impossibilium nulla obligatio est.
Cuando desde el comienzo mismo del vínculo jurídico éste se muestra inidóneo para
canalizar intereses que buscar satisfacer, en virtud de la imposibilidad de la prestación, no se
está en presencia de una relación obligacional sino de una mera apariencia de ella.
No puede deberse lo que no se puede cumplir y por ello la imposibilidad sobrevenida libera
al deudor cuando se presenta causa no imputable a él, pero cuando es debida causa
imputable al deudor, la obligación se mantiene.
La imposibilidad debe ser originaria, objetiva y absoluta.
Imposibilidad física o material: el objeto no es posible porque de acuerdo con los medios
existentes en ese momento y lugar de cumplimiento resulta inviable o impracticable
materialmente. Por ejemplo: tocar el cielo con las manos, construir un edificio en 24 horas.
Imposibilidad jurídica: la prestación es materialmente posible pero no en el ámbito jurídico,
ya que existen normas que lo prohíben. Por ejemplo: hipotecar una cosa mueble, ceder una
herencia futura, dividir una cosa indivisible como algo que se tiene en condominio. En un
fallo se decidió que constituía un supuesto de objeto contractual jurídicamente imposible la
pretensión de efectuar la división de una fracción de terreno en lotes de tamaño menor al
autorizado legalmente como parcela mínima.

 Debe ser lícito: La conducta, si es posible materialmente, no debe estar sancionada o


prohibida por el ordenamiento jurídico. La ilicitud consiste en la violación a las normas, al
orden concebido como un todo unitario y coherente no solo de la ley, sino de los principios
generales del derecho, la moral, las buenas costumbres y los legítimos intereses de terceros.
No habrá obligación si se ha pactado como prestación obrar cualquier hecho repudiado por
el ordenamiento, como por ej. matar a una persona; o la entrega de cualquier bien que esté
fuera del comercio.

 Debe estar en el comercio: son nulas como si no tuvieran objeto las convenciones o actos
realizados respecto de bienes que no estén en el comercio. El artículo 234 establece “Están
fuera del comercio los bienes cuya transmisión está expresamente prohibida: por la ley o
por actos jurídicos, en cuanto éste Código permite tales prohibiciones”.

 Debe estar determinada o ser determinable: la prestación puede estar individualizada o


determinada desde el momento del nacimiento de la obligación, o puede ser determinable,
es decir, precisarse con posterioridad. No hay obligación si la indeterminación es absoluta.
Por ej. no sería posible obligar al deudor a pagar una cosa o un hecho si no se puede precisar
cuál es la cosa o el hecho debido.
La determinación dependerá del tipo de obligación: -en las de hacer, no hacer y dar cosa
cierta debe estar individualizada la prestación ab initio; -en las de género y de dar dinero
siempre existe una indeterminación inicial, que luego cesa con la individualización total al
momento de la entrega de la cosa; -en las alternativas y facultativas sucede algo similar a la
categoría anterior, las primeras tienen como objeto una prestación entre varias
independientes entre sí una de las cuales debe ser exigida; las segundas tienen al deudor
como actor principal, ya que puede liberarse cumpliendo otra prestación, que es accesoria, y
sólo a su voluntad.

 Susceptible de valoración económica: la patrimonialidad hace a la esencia de la obligación.


La prestación debe ser mensurable en dinero, al menos en cuanto a los efectos de su
incumplimiento, ya que de lo contrario no sería posible la ejecución del patrimonio del
deudor. Hay que aclara que el interés del acreedor puede o no ser patrimonial. Existen,
además de los patrimoniales, intereses extrapatrimoniales como los morales, culturales,
sociales.

 Interés del acreedor: como se vio anteriormente, puede o no ser patrimonial. En muchas
veces el interés es netamente económico, pero también están muy presentes los
extrapatrimoniales y esto tiene que ver con la causa final del acto jurídico. Por ej. un viaje al
exterior, la compra de un libro, los contratos altruistas, etc. Hay que distinguir el carácter
patrimonial de la prestación con el del interés.

Diversas posturas

Por un lado se toma en consideración la situación del deudor y, como ejemplo de ello, en la
doctrina clásica germana, Savigny sostuvo que la obligación tiene como contenido un
derecho de señorío del acreedor sobre la persona del deudor ya que el crédito es una
potestad sobre determinados actos del deudor.
Con mayor actualidad se considera que el contenido de la prestación se sustenta en la
actividad del deudor, o más precisamente en su " conducta", desligado de un sometimiento
en su persona o en alguno de sus actos.
Otra corriente de opinión se inclina hacia tesis objetivas, dejando de lado a la persona y
conducta del deudor. En esa dirección se ha entendido que se trata de una estricta relación
entre patrimonios, o bien que deben ser analizadas las diferentes etapas de la obligación
vinculadas con las teorías del débito y la responsabilidad.
Y por último una idea que apoya el vínculo en la persona del acreedor, se desinteresa un
poco de la actividad del deudor, e indica que lo trascendente es la satisfacción del interés
patrimonial del acreedor. Ello lo logra con el cumplimiento " in natura ", o por equivalente
subrogado, o mediante la indemnización económica, y de esa manera se entiende que todo
queda subsumido en el denominado " bien debido”.

D. Vínculo. Concepto. Caracteres. El vínculo en las obligaciones naturales y en las


obligaciones recíprocas.

Toda relación jurídica importa necesariamente la existencia de una conexión, enlace,


vínculo o correspondencia entre dos o más entes, reglada por el derecho.
El vínculo jurídico es el elemento de derecho, inmaterial (los sujetos y los objetos son los
materiales) que enlaza o conecta a los otros elementos de la relación, en su conexión
interna.
Se trata un enlace entre sujetos, pero más específicamente entre el acreedor y el patrimonio
del deudor, según PIZARRO/VALLESPINOS, a diferencia de la concepción romana, que se
daba entre la persona del acreedor y la del deudor. El acreedor puede atacar dicho
patrimonio para lograr el cumplimiento, aun mediante actos preventivos, como las medidas
cautelares o de garantía.
Es de vital importancia ya que la totalidad de los poderes y deberes jurídicos de cada una de
la partes existen en razón de un vínculo jurídico. No solo el deudor está obligado a llevar a
cabo el comportamiento, sino que el acreedor tiene el deber de cooperar para que el debitor
pueda liberarse.

El vínculo en las obligaciones naturales y en las obligaciones recíprocas

Obligación natural es aquella que carece de la acción que poseen las obligaciones civiles,
es decir, la exigibilidad del cumplimiento. Pero cabe aclarar que cumplidas voluntariamente
por el deudor, el acreedor queda autorizado a retener lo entregado. Se trata de una relación
jurídica de caracteres especiales, que se funda en el derecho natural y la equidad. Además es
una obligación imperfecta, que se diferencia del deber moral y de la obligación civil. Por
todo esto se llega a la conclusión que el vínculo, no es que no existe sino que se encuentra
atenuado.
Las obligaciones recíprocas, es decir, aquellas que generan deberes a cargo de ambos
contratantes. Como por ej. la compraventa, donde el vendedor debe entregar la cosa, y el
comprador, pagar el precio. Hay dos vínculos jurídicos bien diferenciados. En el artículo
1031 se regula la aplicación de la suspensión de cumplimiento en los contratos bilaterales
donde las partes deben cumplir sus prestaciones de manera simultánea, permitiéndole a una
de ellas suspender su cumplimiento hasta que la otra no cumpla. Por todo esto, es claro
deducir que la parte que se valga de esta herramienta, no se constituirá en mora; y puede ser
ejercida tanto por acción como por excepción. Por último, desde los artículos 1083 a 1088
se regula la resolución del contrato por incumplimiento de una parte.

E. Fuente. Concepto. Importancia dentro de la teoría general de la obligación. El


artículo 726 del Código Civil y Comercial. Fuentes nominadas e innominadas. Caso de
la obligación putativa. Enumeración de las mismas (según el CCyC). Contrato:
concepto. Responsabilidad civil: concepto. Gestión de negocios: concepto. Empleo
útil: concepto. Enriquecimiento sin causa. Declaración unilateral de voluntad:
concepto. Promesa pública de recompensa. Títulos valores: concepto

Concepto. Importancia dentro de la teoría general de la obligación. El artículo 726 del


CCyC
El vocablo “fuente” es empleado corrientemente para indicar la naciente o manantial del
que brota una corriente de agua. Pero en el ámbito del derecho tiene el significado de causa
u origen de los institutos jurídicos, es un hecho o un acto jurídico del que brota el vínculo
obligacional.
Técnicamente es un hecho al que el ordenamiento jurídico le asigna la virtualidad de
establecer un vínculo jurídico valido que enlaza un acreedor y a un deudor.
Por lo general, cuando se trata de la causa fuente o eficiente, se hace referencia a los hechos
jurídicos, normados en el artículo 257, los acontecimientos que producen el nacimiento, la
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.
En el artículo 726 se habla de causa fuente pero específicamente referente a las
obligaciones.

Artículo 726. Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún
hecho idóneo para producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico.

PEREZ VIVES ha dicho que “fuente es el origen de las obligaciones. Estudiar las fuentes de
éstas equivale a investigar como nacen o se crean, de dónde surgen”. Toda obligación
supone una limitación de la libertad de las personas entre quienes se establece el vínculo
jurídico, y ésta limitación no se da por sí sola, sino que requiere la realización de un hecho o
causa idóneo capaz de crearla.
En el ámbito probatorio no existe otra forma de acreditar una obligación sino por la causa o
hecho que la ha generado. Por ejemplo, el comprador solo puede exigir la obligación de que
se le entregue la cosa comprada, acreditando el contrato de compraventa.

Fuentes nominadas e innominadas. Caso de la obligación putativa


Las fuentes nominadas son los hechos a los que el ordenamiento jurídico les confiere un
tratamiento especial, ya que gozan de una regulación jurídica especifica. Estos son los
contratos, acto jurídico bilateral, la declaración unilateral de voluntad, los hechos ilícitos
generadores de responsabilidad civil, el ejercicio abusivo de los derechos, la gestión de
negocios, el empleo útil, el enriquecimiento sin causa y los títulos valores.
Las fuentes innominadas son los hechos generadores de obligaciones sin una
denominación y tratamiento normativo especial, y se las conoce como obligaciones ex lege.
Se originan por la propia voluntad del legislador, de la ley. Estas son las obligaciones
alimentarias (artículos 537 y subsiguientes), las obligaciones tributarias, las obligaciones
que pesan sobre los tutores y curadores respecto de sus representados (administrar, rendir
cuentas), en la garantía de evicción (artículos 1044 y subsiguientes) y en la de vicios ocultos
(artículos 1051 y subsiguientes). Se trata de fuentes de índole residual, es decir, la gran
mayoría encontraran la razón de su existencia en las fuentes nominadas expuestas
anteriormente.

Es obligación putativa (del latín putare) la que se funda solo en la creencia del deudor. No


hay causa para tal obligación que, por tanto, a falta de ese elemento esencial, carece de
existencia jurídica: es una obligación inexistente que no da derecho alguno al
supuesto acreedor, ni representa deber alguno para el presunto deudor.

Enumeración de las mismas, según el CCyC.


 Contrato: El Código Velezano ya había sostenido al contrato como la fuente más
importante de obligaciones. El nuevo CCyC lo sitúa entre los artículos 957 y 1700. La teoría
de la fuente de las obligaciones nos permite ubicar a este negocio jurídico como una de la
causas del nacimiento de los vínculos jurídicos patrimoniales.

Es el instrumento jurídico que ha respondido más eficazmente a las necesidades de agilidad,


rapidez y flexibilidad del tráfico, impuestas por la evolución económica social y por la
generalización del tráfico patrimonial.
En el derecho romano no se conocía al contrato como generalidad, sino que había un
número cerrado de estos dotados de eficacia jurídica; además para que la voluntad generara
obligaciones era preciso cumplir con ciertas formalidades, como la stipulatio, con
exactitud.
Con el derecho intermedio se incorpora el vestimentum, un conjunto de requisitos de forma
o formalidades por el que debía pasar un acuerdo de voluntades para tener eficacia jurídica;
se da más importancia a los principios morales gracias al derecho canónico; y se produce
una creciente en el tráfico comercial, que derivó en la necesidad de mecanismos más agiles
y flexibles. Estos tres factores tuvieron por efecto el origen de un consensualismo, el cual le
daba a la palabra dada mucha mayor importancia que el derecho romano, y a la formalidad,
muchas que aquél.
El contrato como categoría general se da en una etapa más moderna, gracias a los
planteamientos teóricos del iusnaturalismo racionalista, que afirma el poder de la voluntad
individual de la persona para autoobligarse, por un lado, y la libre voluntad de las personas
como fundamento de la creación de las obligaciones.
Con la sanción de los Códigos Decimonónicos se hizo realidad el principio de pacta sunt
servanda. El Napoleónico origina la libertad contractual, la cual tiene como fuente la
economía de mercado, el principio de libre competencia y la libertad y la igualdad entre los
contratantes.
Como último avance evolutivo se deslinda al contrato de los modelos tradicionales para
desmaterializarse y carecer de soporte físico. Además ya no es un negocio intuito personae,
sino que esta es la excepción. Lo que caracteriza a esta etapa es la masificación de las
relaciones contractuales.

Artículo 957. Definición. Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más
partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.

No se trata solamente de una causa jurígena, es decir que origina obligaciones y derechos,
sino que también puede participar en la modificación o extinción. Siempre se da por
acuerdo de partes y versa sobre relaciones jurídicas patrimoniales.
El contrato siempre tiene efecto vinculante para las partes, y su contenido solo puede ser
modificado por ellas o en los supuestos que la ley prevé.
En cuanto al principio de buena fe se han incorporado múltiples deberes accesorios de
conducta a cargo de ambas partes. De estos deberes derivan una serie de principios:
proporcionalidad, razonabilidad, cooperación, lealtad, coherencia en el comportamiento de
las partes, y tutela de la dignidad de las personas.
La metodología en el CCyC de los contratos se divide en una Teoría General, ubicada en el
Título II con el nombre de Contratos en general; el Título III con las relaciones de
consumo; y el Título IV contiene los Contratos en particular.

 Responsabilidad civil: se da por los daños causados por el incumplimiento de una


obligación preexistente, o por violación del deber de no causar daños a otros.
Antes, la obligación de resarcir un daño causado se originaba en un delito (acto doloso) o en
un cuasidelito (acto culposo). En la actualidad el fenómeno se ha expandido, y ello se
encuentra plasmado entre los artículos 1708 y 1780 del CCyC.
El hecho jurídico que hace nacer la obligación de reparar el daño puede provenir del
incumplimiento de una obligación, o de la violación del deber genérico de no dañar a otro.
Se deben reunir cuatro requisitos para que se origine: el nexo causal entre el autor y la
atribución causal del suceso, la antijuricidad de la conducta, la existencia de un factor de
atribución, doloso o culposo, y se debe haber provocado un daño resarcible.

ARTÍCULO. 1708. Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son


aplicables a la prevención del daño y a su reparación.
ARTÍCULO 1710. Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto
de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado; b) adoptar, de buena fe y
conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un
daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor
de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa; c) no
agravar el daño, si ya se produjo.

Cuasicontratos
Lo que caracteriza a estas figuras es la falta de concurrencia de voluntades, pero igual
produce efectos bilaterales, por lo que se dice que es una fuente involuntaria de obligaciones
para el obligado.
Se incluyen dentro de esta categoría el enriquecimiento sin causa, la gestión de negocios, el
pago de lo indebido, el empleo útil, la declaración unilateral de la voluntad, los títulos
valores, etc.
Además se denota que una persona en su patrimonio se ve empobrecida, mientras que otra
se ve favorecida por el actuar de la primera. Es por esto que el que recibió el favor, debe dar
al que dio el beneficio una contraprestación, en la medida de la utilidad.
Entonces el cuasicontrato es un hecho lícito, unilateral, generador de obligaciones para otra
persona, además del agente. Se lo trata como si fuera un contrato.

 Gestión de negocios: es una excepción al principio de no injerencia. Este cuasicontrato se


encuentra regulado entre los artículos 1781 y 1790. Lo que caracteriza a esta figura es que
una persona, sin contar con mandato para ello, asume la defensa y administración de un
interés ajeno. CASTÁN TOBEÑAS afirma que “se llama gestión de negocios al hecho de
encargarse una persona de asuntos o intereses de otra, sin haber recibido mandato de ésta y
sin obligación legal de intervenir en ellos”.
Una característica fundamental es la voluntariedad o espontaneidad del gestor.
Es un cuasicontrato, que surge como un acto unilateral y se termina transformando en uno
bilateral, que se convierte en un negocio representativo, al poderse imputar a partir de ese
momento los efectos del contrato al dueño del negocio, a cuyo cargo el gestor contrató.
Con respecto a la naturaleza jurídica constituye una fuente autónoma de obligaciones, y en
parte deriva del principio de enriquecimiento sin causa, pero que claramente lo excede,
porque las consecuencias de la gestión son diferentes. Como se dijo anteriormente es un
cuasicontrato y una excepción al principio de no injerencia.
Los sujetos participantes son el gestor y el dueño del negocio.
ARTÍCULO. 1781. Definición. Hay gestión de negocios cuando una persona asume
oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de
hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada, convencional o legalmente.

ARTÍCULO. 1782. Obligaciones del gestor. El gestor está obligado a: a) avisar sin
demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su respuesta, siempre que
esperarla no resulte perjudicial; b) actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real
o presunta, del dueño del negocio; c) continuar la gestión hasta que el dueño del negocio
tenga posibilidad de asumirla por sí mismo o, en su caso, hasta concluirla; d) proporcionar
al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión; e) una vez concluida la
gestión, rendir cuentas al dueño del negocio.

ARTÍCULO. 1783. Conclusión de la gestión. La gestión concluye:


a) cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo, puede
continuarla, bajo su responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interés propio; b)
cuando el negocio concluye.

ARTÍCULO. 1784. Obligación frente a terceros. El gestor queda personalmente obligado


frente a terceros. Sólo se libera si el dueño del negocio ratifica su gestión, o asume sus
obligaciones; y siempre que ello no afecte a terceros de buena fe

ARTÍCULO. 1785. Gestión conducida útilmente. Si la gestión es conducida útilmente, el


dueño del negocio está obligado frente al gestor, aunque la ventaja que debía resultar no se
haya producido, o haya cesado: a) a reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles,
con los intereses legales desde el día en que fueron hechos; b) a liberarlo de las
obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión; c) a repararle los daños
que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio de la gestión; d) a
remunerarlo, si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional, o si es
equitativo en las circunstancias del caso

ARTÍCULO. 1786. Responsabilidad del gestor por culpa. El gestor es responsable ante el
dueño del negocio por el daño que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia
con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios; son pautas a considerar,
entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño del negocio de un
perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección

ARTÍCULO. 1787. Responsabilidad del gestor por caso fortuito. El gestor es responsable
ante el dueño del negocio, aun por el daño que resulte de caso fortuito, excepto en cuanto
la gestión le haya sido útil a aquél: a) si actúa contra su voluntad expresa; b) si emprende
actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio; c) si pospone el
interés del dueño del negocio frente al suyo; d) si no tiene las aptitudes necesarias para el
negocio, o su intervención impide la de otra persona más idónea.

ARTÍCULO. 1789. Ratificación. El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros
por los actos cumplidos en su nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del
gestor o si la gestión es útilmente conducida

 Empleo útil: Se encuentra regulado en los artículos 1791 y 1793.


Puede conceptuarse como una inversión o gasto que aumenta el patrimonio de otra persona
ya sea por incorporación de bienes, por valorización de los ya existentes o para evitar tal
disminución, realizada sin ánimo de liberalidad.
Se trata de una clara aplicación del principio de enriquecimiento sin causa: el beneficiario
del empleo ve acrecentado su patrimonio por causa de él, y de allí la acción que nace para el
que realizó el gasto, cuyo patrimonio se ha empobrecido.

Tiene distintos caracteres: -Es una fuente autónoma de las obligaciones, que se regula
separadamente de la gestión de negocios, con la cual, a veces se presta a confusiones. -Solo
comprende gastos, y se excluyen actividades patrimoniales valorables que beneficien
económicamente a un tercero, para cuya compensación el interesado deberá recurrir a la
acción de enriquecimiento sin causa, y no a la de empleo útil. -Tambien genera una
obligación de valor, que no se trata del reembolso de lo efectivamente gastado, sino del
valor en que se ha producido el beneficio para el ahora deudor. -El gasto puede ser realizado
en interés parcial o totalmente ajeno, por lo que lo reembolsable será de acuerdo a tal
interés.

Ejemplos: los gastos funerarios, incluidos en el artículo 1792; en las Fundaciones, “los
miembros del consejo de administración no puede recibir retribuciones por el ejercicio de
su cargo, excepto el reembolso de gastos…”; alimentos a los hijos, por el periodo anterior al
que se deben, “el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene el derecho al reembolso
de lo gastado en la parte que corresponde al progenitor no conveniente”; el acreedor
solidario “el acreedor solidario que realiza gastos razonable en interés común tiene
derecho a reclamar a los demás la participación en el reembolso de su valor”.

ARTICULO 1791.- Caracterización. Quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario,


realiza un gasto, en interés total o parcialmente ajeno, tiene derecho a que le sea
reembolsado su valor, en cuanto haya resultado de utilidad, aunque después ésta llegue a
cesar. El reembolso incluye los intereses, desde la fecha en que el gasto se efectúa.

ARTICULO 1792.- Gastos funerarios. Están comprendidos en el artículo 1791 los gastos
funerarios que tienen relación razonable con las circunstancias de la persona y los usos del
lugar.

ARTICULO 1793.- Obligados al reembolso. El acreedor tiene derecho a demandar el


reembolso: a) a quien recibe la utilidad; b) a los herederos del difunto, en el caso de gastos
funerarios; c) al tercero adquirente a título gratuito del bien que recibe la utilidad, pero
sólo hasta el valor de ella al tiempo de la adquisición

 Declaración unilateral de voluntad: Obligación por voluntad unilateral es aquella que


contrae quien emite una declaración en el sentido de querer obligarse hacia otro, que puede
estar determinado o indeterminado al momento de efectuar la manifestación. También se la
ha definido como el acto jurídico que crea una obligación a cargo de una persona y por su
sola voluntad; o como el acto jurídico unilateral por el cual “el agente se compromete a
satisfacer una prestación a favor de quien realice el hecho impuesto como condición”.
Según LOPEZ MESA es la necesidad jurídica de mantenerse en actitud de cumplir
voluntariamente una prestación, de carácter patrimonial, a favor de un sujeto que
eventualmente puede llegar a existir, o que existiendo, puede llegar a aceptar.

La corriente doctrinaria afirmativa postula que es suficiente por sí misma para engendrar
obligaciones, como en el caso de la promesa pública de recompensa o la emisión de títulos
valores al portador. A esta doctrina adhieren ALTERINI, TRIGO REPRESAS, SALAS,
BREBBIA.
Una escuela negatoria sostiene que sin la aceptación por parte del acreedor no es posible
constituir obligación alguna. Afirma que ello importaría modificar un patrimonio ajeno con
la sola declaración unilateral de una persona. Doctrinarios como LLAMBÍAS, CASEAUX,
MOISSET DE ESPANÉS concuerdan.
La doctrina intermedia, en la que se apoya el CCyC, manifiesta que por sí sola la voluntad
no puede crear obligaciones, excepto que la ley lo disponga y también los usos y
costumbres. PIZARRO/VALLESPINOS se muestran afines a esta teoría.

Sus características son: solo genera obligaciones en los casos que la ley prevé; tiene su
razón de ser en el origen voluntarios de la obligación; es un acto de disposición.

El CCYC regula este cuasicontrato, de manera general, entre los artículos 1800 y 1802.

ARTICULO 1800.- Regla general. La declaración unilateral de voluntad causa una


obligación jurídicamente exigible en los casos previstos por la ley o por los usos y
costumbres. Se le aplican subsidiariamente las normas relativas a los contratos.
No solo genera obligaciones la ley, sino que también lo hacen lo usos y costumbres, y
además se aplican subsidiariamente las reglas de los contratos.

ARTICULO 1801.- Reconocimiento y promesa de pago. La promesa de pago de una


obligación realizada unilateralmente hace presumir la existencia de una fuente válida,
excepto prueba en contrario. Para el reconocimiento se aplica el artículo 733.

Por este artículo se presume la existencia de una causa válida, de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 727 que versa sobre la causa.

ARTICULO 1802.- Cartas de crédito. Las obligaciones que resultan para el emisor o
confirmante de las cartas de crédito emitidas por bancos u otras entidades autorizadas son
declaraciones unilaterales de voluntad. En estos casos puede utilizarse cualquier clase de
instrumento particular.

Además de este articulado, el legislador consagra una serie de normas específicas referente
a este instituto: la promesa pública de recompensa, los concursos públicos y las garantías
unilaterales.

 Promesa pública de recompensa: antes regulada por el Código Civil en el ámbito de


derechos reales, ahora plasmada como una fuente de las obligaciones, entre los artículos
1803 y 1806.
Refieren a esto no solo las situaciones de objetos perdidos, sino tambien, por ejemplo, la
entrega de una suma de dinero para quien resuelva un dilema científico, o para el caso de
una comisión de delitos y se recompense a quien otorgue datos de los delincuentes o los
hechos del delito.

Tiene fuerza vinculante, ya que el manifieste expresamente la promesa, queda obligado


por esa promesa desde el momento en que llega al conocimiento del público.
En cuanto a la forma en que debe manifestarse, es mediante “anuncios públicos”, es decir
por cualquier medio de comunicación en tanto que la promesa sea dirigida a persona
indeterminada.
Surte efecto desde que la promesa llega a conocimiento del público, desde el instante que es
cognoscible para terceros.
El plazo puede ser expreso o tácito. Si no hay tal, la ley entiende que la promesa se extingue
a los 6 meses del último acto de publicidad.

ARTICULO 1803.- Obligatoriedad. El que mediante anuncios públicos promete


recompensar, con una prestación pecuniaria o una distinción, a quien ejecute determinado
acto, cumpla determinados requisitos o se encuentre en cierta situación, queda obligado
por esa promesa desde el momento en que llega a conocimiento del público.

ARTICULO 1804.- Plazo expreso o tácito. La promesa formulada sin plazo, expreso ni
tácito, caduca dentro del plazo de seis meses del último acto de publicidad, si nadie
comunica al promitente el acaecimiento del hecho o de la situación prevista.

ARTICULO 1805.- Revocación. La promesa sin plazo puede ser retractada en todo tiempo
por el promitente. Si tiene plazo, sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa
causa. En ambos casos, la revocación surte efecto desde que es hecha pública por un medio
de publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es inoponible a quien ha
efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad de
la revocación.

ARTICULO 1806.- Atribución de la recompensa. Cooperación de varias personas. Si


varias personas acreditan por separado el cumplimiento del hecho, los requisitos o la
situación previstos en la promesa, la recompensa corresponde a quien primero lo ha
comunicado al promitente en forma fehaciente. Si la notificación es simultánea, el
promitente debe distribuir la recompensa en partes iguales; si la prestación es indivisible,
la debe atribuir por sorteo. Si varias personas contribuyen a un mismo resultado, se aplica
lo que los contribuyentes han convenido y puesto en conocimiento del promitente por medio
fehaciente. A falta de notificación de convenio unánime, el promitente entrega lo prometido
por partes iguales a todos y, si es indivisible, lo atribuye por sorteo; sin perjuicio de las
acciones entre los contribuyentes, las que en todos los casos se dirimen por amigables
componedores.

 Enriquecimiento sin causa: Hay un principio que versa “Nadie puede enriquecerse de
manera injusta”, es decir, sin una causa válida avalada por el ordenamiento, y su locución
latina es nomen juris de enriquecimiento sin causa.
Su origen se remonta al derecho romano, y se relaciona con la máxima de Ulpiano de dar a
cada uno lo suyo. Es con POMPONIO, sin embargo, que se dilucida una definición más
cercana a nuestros tiempos “por derecho natural es equitativo que ninguno se haga más
rico en detrimento de otro y con injuria”.
Hay dos tipos de sistemas, los que no tienen regulada la figura, y los que sí la incluyen en su
articulado. Hay que aclarar que el Código Velezano no la regulaba, cosa que si hizo el
nuevo CCyC.
Se encuentra en entre los artículos 1794 y 1795, como Otras Fuentes de las Obligaciones.

ARTICULO 1794.- Caracterización. Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a
expensas de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento
patrimonial del empobrecido. Si el enriquecimiento consiste en la incorporación a su
patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si subsiste en su poder al tiempo de la
demanda.
ARTICULO 1795.- Improcedencia de la acción. La acción no es procedente si el
ordenamiento jurídico concede al damnificado otra acción para obtener la reparación del
empobrecimiento sufrido.

Una cosa es el principio anteriormente visto, pero otra es la acción que deriva de éste. La
acción por enriquecimiento sin causa es subsidiaria, por lo que si el ordenamiento jurídico
ha regulado otra acción más específica para cierta situación, esta acción no es viable.

Casos en que procede: no solo acontece cuando una persona se hace de una cosa que no es
de su propiedad, tambien puede darse cuando se recibe un bien material que estaba
destinado a otro, o cuando debiendo salir del patrimonio de un sujeto, ello no acontece por
causa injusta.

El fundamento de la acción es la equidad, el orden jurídico debe enervar la injusticia si


surge de un enriquecimiento injusto, y así lograr la justicia en el caso concreto.

Acciones que enervan la acción de enriquecimiento sin causa: reivindicatoria, de daños y


perjuicios, la derivada de gestión de negocios, la del empleo útil, en el caso del pago
indebido, y todas aquellas que tienen un régimen específico.
Casos en los que se aplica la acción: en los de Simulación y Fraude, el subaquirente que
contrató a título gratuito con el deudor responde en la medida de su enriquecimiento
(artículos 337 y 340); en el caso de esponsales a futuro, no hay acción para exigir la
promesa de matrimonio, pero sí en caso de enriquecimiento sin causa (artículo 401); en la
Ejecución de la prestación por un tercero, cuando se haga con oposición del deudor, nace
para el solvens, la acción de enriquecimiento (artículo 882, inc. c). Y en todo supuesto en
que concurran los requisitos de la acción, ésta queda habilitada.

Generalmente, cuando se trata de obligaciones de dar dinero, aparece la acción de


enriquecimiento sin causa.

Requisitos: -Enriquecimiento de un sujeto, un aumento del patrimonio de una persona a la


que la ley emplaza como deudor, y que se puede producir por ingreso de bienes o por una
disminución del pasivo. –Empobrecimiento de otro sujeto, un menoscabo patrimonial que
padece quien quedará emplazado como acreedor. Si no se encuentra el empobrecimiento, no
nace la acción. –Relación causal entre empobrecimiento y enriquecimiento, deben derivarse
del mismo hecho, en relación causa efecto. –Ausencia de causa justa, si existe, el
empobrecido no tiene acción alguna. –En el momento en que se produjo el enriquecimiento.
–No debe existir acción específica, no solo en cuanto a los alcances de ésta, sino que si
prescribe la acción específica, no queda derecho alguno por reclamar. –Irrelevancia de la
conducta de las partes, si se presentan los requisitos, la acción es viable.

 Títulos valores: Es todo documento que representa o incorpora un derecho privado de forma
tal, que para el ejercicio de dicho derecho es necesaria la tenencia del documento. Se
dividen en títulos valores cartulares y no cartulares.
Tambien pueden clasificarse en al portador o nominativos, los primeros son aquellos que no
tienen el nombre del beneficiario, y los segundos son los que indican en el titulo el nombre
del beneficiario.
Otra clasificación: títulos de crédito (pagaré, cheque, letra de cambio), de mercaderías (el
conocimiento de embarque y carta de porte) y los de participación (acciones representativas
del capital social).

ARTICULO 1815.- Concepto. Los títulos valores incorporan una obligación incondicional
e irrevocable de una prestación y otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo
previsto en el artículo 1816. Cuando en este Código se hace mención a bienes o cosas
muebles registrables, no se comprenden los títulos valores.

ARTICULO 1816.- Autonomía. El portador de buena fe de un título valor que lo adquiere


conforme con su ley de circulación, tiene un derecho autónomo, y le son inoponibles las
defensas personales que pueden existir contra anteriores portadores.

D. Finalidad. Conceptos filosófico y jurídico de causa. Causalismo, anticausalismo y


neocausalismo; los móviles. La consideration.
Causa. Definición. Presunción de la existencia de causa. Falsa causa. Falta de causa.
Causa Ilícita. Frustración del Fin
Actos abstractos: concepto, legislación comparada, casos.

Conceptos filosófico y jurídico de causa


El Código de Vélez incluía a la causa final en el título “De la naturaleza y origen de las
obligaciones”, y esto llevó a preguntarse si constituía un elemento de la obligación o del
acto jurídico.
El CCyC la colocó en la Parte General, más específicamente en el ámbito del acto jurídico y
su causa.

Artículo 281. Causa. La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico
que ha sido determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos
exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tácitamente, si son esenciales para ambas partes.
La causa fin es la finalidad inmediata, el objetivo próximo perseguido por las partes al
contraer la obligación. Es el fundamento o base teleológica de la obligación. Tiene carácter
objetivo y típico, porque el fin es siempre el mismo según el modelo de contrato que se
trate.
La causa motivo comprende todo lo que las partes han tenido en mira al realizar el negocio
jurídico, es decir, sus fines mediatos. Es una causa concreta y personal, es subjetiva y
cambia según los contratantes.
Todo acto tiene una intención empírica, que está dada por la representación in mente de los
efectos económicos que el acto ha de acarrear a quien lo celebra. Los motivos particulares
son irrelevantes para el Derecho. Este tipo de causa se divide en reconocible y no
reconocible.

Causalismo clásico y anticausalismo


El exponente del Causalismo clásico fue DOMAT, y se valió de varias categorías de actos
jurídicos para explicar la teoría de la causa. En los contratos bilaterales, el fundamento o
causa de la obligación para una de las partes es la obligación de la otra. En los contratos
reales, la causa de la obligación del único radica en la entrega de la cosa. En los contratos
gratuitos la causa es un motivo justo y razonable.
En reacción a este Causalismo clásico surge el anticausalismo. Sus argumentos son: -No
puede efectuarse una noción general y uniforme de la causa, ya que ella adoptará diferente
forma de acuerdo al tipo de contrato que se trate. –La clasificación de DOMAT solo se
refiere a los contratos constitutivos, y no a los que modifican o extinguen obligaciones. –
DOMAT predica la causa tanto del contrato como de la obligación, y no son lo mismo.
Uno de los más acérrimos anticausalistas y más crítico de DOMAT fue PLANIOL. Llegó a
sostener que la causa del primero es falsa e inútil.

Neocausalismo o Causalismo moderno


 Corriente objetivo subjetiva: creada por CAPITANT, el cual se afirma en un concepto
abstracto de causa. La finalidad, el propósito de cada contratante de obtener la prestación
prometida, no se agota al momento de la celebración del negocio, sino que se proyecta a
toda la etapa de producción de efectos del mismo. Se denota que el autor distingue entre
causa fin y causa motivo.
 Corriente objetiva: SCIALOJA marca una distancia entre la voluntad y la finalidad, ya que
en muchos casos no existe relación entre ambas. BETTI estima que la causa, al presentarse
como una figura uniforme y constante en todos los actos, constituye la intención práctica a
la que las partes se dirigen. Por lo que la causa y la voluntad son dos elementos correlativos.
Pero afirma que la causa debe ser apreciada externamente con prescindencia del sentir de las
partes, ya que esta última constituye más un fenómeno social que uno jurídico.
 Corriente subjetivista: no se trata de atender a lo que el Derecho señale como causa, sino a
lo que las partes pretenden mediante el negocio de que se trate, a la finalidad concreta
perseguida por las partes e incorporada al acto como elemento determinante de
la declaración de voluntad.
 Corriente dualista: como síntesis de las anteriores, preconizan que la causa es siempre el
móvil determinante del negocio.

Causa. Concepto. Presunción de

G. Reconocimiento de la obligación (artículo 733). Concepto. Formas. Comparación


con otras figuras: confirmación, ratificación, confesión, novación, renuncia,
transacción. Reconocimiento causal. Efectos del reconocimiento.

ARTÍCULO 733.- Reconocimiento de la obligación. El reconocimiento consiste en una


manifestación de voluntad, expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al
cumplimiento de una prestación.

Antes, en el Código Civil, se lo veía como un mero acto declarativo. Ahora, en el CCyC,
admite tanto como declaración pero tambien como un acto abstracto, constituyendo una
promesa autónoma de deuda.

El reconocimiento declarativo se encuentra en dos artículos: en el 733 y en el 735.

Naturaleza jurídica

Es un acto jurídico, ya que es una manifestación de la voluntad lícita y con un claro fin
inmediato, como lo es la admisión de la existencia de una obligación, que es independiente
de que el deudor la cumpla o no. Tiene la calidad de unilateral, porque no se necesita que el
acreedor la acepte post reconocimiento.

Requisitos

 El sujeto debe tener capacidad de ejercicio, de lo contrario de considerará nulo.


 No debe haber vicios en la manifestación de la voluntad, es decir ni error ni violencia.
 Debe referirse a una obligación preexistente y válida. Por ejemplo no podría reconocerse
una obligación de origen ilícito.
 Es un acto no formal por regla general. Pero puede darse el supuesto de que se trate de un
acto accesorio a otro que haya sido otorgado por escritura pública. Artículos 284, 1017,
inciso .c. y 1018.

FORMAS
Puede ser expreso o tácito, salvo previsión legal en contrario. Por ejemplo, en el caso que se
otorgado por los herederos del deudor debe ser unánime y expreso, artículo 2357.
 Expreso: se han eliminado los requisitos del reconocimiento expreso del Código Civil,
donde se decía que debía indicarse la causa de la obligación original, su importancia y el
tiempo en que fue contraída. Todo lo que el deudor admita tendrá valor de reconocimiento,
aun cuando no se especifique la totalidad de las circunstancias que rodean y constituyen la
obligación. El vínculo obligacional debe estar bien determinado y se logra conociendo la
causa original, el contenido de la prestación y la fecha.
 Tácito: surge de cualquier acto del cual pueda conocer con certidumbre la voluntad del
otorgante. En el Código Civil se preveía en el artículo 721 el pago hecho por el deudor
como forma de reconocimiento; también puede darse cuando se confirma una obligación, o
cuando se constituye una garantía.
 Por el silencio: la regla general es que el silencio del deudor no importa, como regla,
reconocimiento alguno. Pero hay excepciones, se incluyen en el artículo 263 del CCyC.
 Por actos entre vivos: cuando es otorgado mediante esta forma, es irrevocable, porque
queda consumado con la manifestación de la voluntad, que no es recepticia. Solo puede
revocarse si la ley lo admite.
 Por testamento: es considerado como un legado, salvo prueba en contrario, según palabras
del artículo 2506.

Efectos del reconocimiento


 Prueba de la existencia de la obligación: constituye la prueba por excelencia de la
obligación, en caso de no contarse con los documentos que la avalen. Por ejemplo, en
materia procesal, el allanamiento importa el reconocimiento del demandado de la pretensión
del acreedor actor.
 Prescripción liberatoria: interrumpe el plazo de prescripción. También importa una renuncia
tacita a la prescripción que ha corrido hasta el momento de su otorgamiento.
 Caducidad: impide la caducidad el reconocimiento del derecho realizado por la persona
contra la cual se pretende hacer valer la caducidad prevista en un acto jurídico o en una
norma relativa a derechos disponibles.
 Reconocimiento que disminuye la entidad de la obligación: cuando el reconocimiento es
cualitativa y cuantitativamente inferior a lo que sería el contenido de la obligación, si
existen pruebas, cabe dar primacía al título originario, ya que tiene valor superior.
UNIDAD 3: EFECTOS GENERALES

A. Concepto. Distinción con los efectos del contrato

Los efectos de las obligaciones son las consecuencias que ellas producen. Estas
consecuencias se plasman en los distintos medios orientados a satisfacer el interés del
acreedor y a posibilitar que el deudor ejercite regularmente el derecho y el deber que tiene
de cumplir.

Las relaciones de obligación son consecuencias de los contratos, pero solo cuando emanan
de dicha causa fuente, ya que pueden provenir de otras diversas, y por ende, las
obligaciones puede producir sus propios efectos.

Los contratos son una especie de hecho jurídico, y la creación de relaciones de obligación
es uno de sus efectos esenciales, pero no el único. Sus otros efectos están regulados en el
Capítulo 9 del Título II de Contratos en General, donde se detalla el principio de
relatividad, la incorporación de terceros al contrato, la suspensión del cumplimiento y
fuerza mayor, la obligación de saneamiento y la señal.

B. Efectos en relación al tiempo de producción. Clasificación

Los efectos temporales, según ALTERINI, LOPEZ CABANA, AMEAL, pueden


clasificarse en:

 Inmediatos o diferidos: los inmediatos suceden desde el momento del nacimiento o


constitución de la obligación, no están sometidos a modalidad alguna (plazo, condición), y
se presentan en las obligaciones puras y simples de exigibilidad inmediata; también tendrá
efectos inmediatos el supuesto de ineficacia pendiente en una obligación sometida a una
condición resolutoria. En los diferidos se presenta un estado inicial de latencia, que requiere
del acaecimiento de un hecho condicionante de tipo suspensivo el cual tiene por finalidad
“despertar” a la obligación y conferirle plenos efectos.
 Instantáneos y permanentes: los instantáneos son tambien llamados de ejecución única o
instantánea, porque se agotan con una prestación unitaria, en un solo y mismo instante en
que se produce el cumplimiento; esto ocurre en la compraventa de contado con la entrega de
la cosa, o la venta de un objeto por parte de una máquina. Efectos permanentes, fluyentes o
de larga duración son aquellos que se prolongan en el tiempo. Estos últimos pueden
estirarse durante un lapso, por ejemplo cuidar un inmueble durante un mes, o puede
cumplirse de manera periódica, pagar cuotas de un producto.
La excepción es que la obligación tenga efectos fluyentes o de larga duración, pero cada una
deberá ser analizada en su naturaleza para apreciar si se trata de un vínculo obligacional
instantáneo o permanente. Ante la duda se debe considerar que una obligación es
instantánea y no fluyente. El problema surge cuando el deudor incumple, y ahí se activan
los medios para satisfacer su interés.

C. Efectos en relación a los sujetos. Principio de relatividad y situación de los terceros


(artículos 1021, 1023, 1024). Supuestos en los cuales los terceros pueden ser
incorporados a relaciones jurídicas sin su intervención (artículos 1025, 1026 y 1027).
Supuestos en los cuales los terceros pueden intervenir en relaciones jurídicas ajenas
(739, 333, 338). Efectos en relación al acreedor: clasificación (artículo 730). Efectos con
relación al deudor (artículo 731).

Efectos en relación a los sujetos. Principio de relatividad y situación de los terceros.


Acreedor y deudor son las personas que se encuentran vinculadas por la relación de
obligación, y los efectos se producen primordialmente entre ellas. Estas partes pueden
actuar personalmente, o a través de representantes voluntarios, legales u orgánicos.
En la parte de Contratos se plasma el principio de relatividad “El contrato sólo tiene efecto
entre las partes contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos
previstos por la ley”.
Ninguna obligación o convención produce efectos frente a terceros, si estos no lo han
aceptado de algún modo. Si el tercero acepta solamente las obligaciones, o las obligaciones
y los derechos, se convierte en un sujeto obligacional o en parte contratante, como sucede
con la estipulación a favor de terceros del artículo 1027; pero si acepta solamente los
derechos será un contrato en favor de un tercero. No puede haber obligación o contrato a
cargo de terceros sin anuencia del obligado, ya que sin ella, sólo puede existir contrato en
favor de terceros.

ARTICULO 1021.- Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes
contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.

La voluntad que genera obligaciones para las partes, es una voluntad bilateral que obliga, en
principio, sólo a quienes contrataron. Si hay libertad para obligarse, hay un deber de
respetar la palabra empeñada. Se entiende por relatividad del contrato la limitación de los
efectos contractuales a los sujetos contratantes y sólo concierne a sus efectos internos, es
decir a los derechos y obligaciones que derivan del acuerdo.
La regla del efecto relativo no debe interpretarse como una afirmación de que las
convenciones no repercutan de distintos modos sobre terceros, sino simplemente que no
hacen nacer para ellos derechos ni obligaciones, pues el contrato como ley particular se
circunscribe a los contratantes, a diferencia de las normas legislativas que todos deben
atacar.
El CCyC no contiene una norma específica, solo hace alusión al principio de relatividad en
los artículos 724, 730, 732 y consecuentes.

ARTICULO 1022.- Situación de los terceros. El contrato no hace surgir obligaciones a


cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las
partes obligaciones que éstas no han convenido, excepto disposición legal.

Como se dijo, el principio general es que ninguna obligación o convención produce efectos
frente a terceros, si estos no la han aceptado de algún modo.

Puede suceder que si bien los terceros sean ajenos al contrato celebrado, tengan sin embargo
algún interés en su éxito o en su fracaso. Por ello, generalmente se distingue entre " terceros
interesados" y " terceros no interesados".
Son terceros interesados aquellos que pueden ostentar un derecho subjetivo o un interés
legítimo afectado por la relación jurídica. Tales son los sucesores particulares, los titulares
de derechos reales sobre las cosas que son objeto de la relación jurídica, los acreedores
privilegiados o quirografarios de las partes del negocio, y la masa pasiva del concurso, que
no es sino un conjunto de acreedores.
Terceros no interesados o penitus extranei son aquéllos totalmente ajenos al negocio y a sus
efectos, pues no tienen derechos subjetivos o intereses legítimos afectados por el acto
jurídico.

ARTICULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a quien: a) lo
otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno; b) es representado por un
otorgante que actúa en su nombre e interés; c) manifiesta la voluntad contractual, aunque
ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin representación.

Quien es parte, puede materialmente celebrar el acto o existir un otorgante y que no sea
parte. El otorgante de un contrato, es decir el que dispone o estipula, puede actuar por
nombre propio, o por otro o en nombre de otro.
Hay que aclarar que parte es aquellas que ejerce una prerrogativa jurídica propia en una
relación jurídica.

ARTÍCULO 1024. Sucesores universales. Los efectos del contrato se extienden, activa y
pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen
sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.

Los efectos de los contratos además de ser vinculantes para las partes y sus sucesores, se
extienden a éstos como si ellos mismos los hubiesen celebrado. Pero hay excepciones como
la cual el contratante no puede transmitir obligaciones por él asumidas si su persona ha sido
determinante para concluir el contrato; cuando la transmisión no sea posible por la
naturaleza de la obligación, por ejemplo las obligaciones derivadas de la responsabilidad
parental; y por último, por prohibición de las partes o de la ley, como es el caso de los
pactos de preferencia a favor del vendedor, el mandato, el usufructo, el uso, la habitación,
las servidumbres.

Supuestos en los cuales los terceros pueden ser incorporados a relaciones jurídicas creadas
sin su intervención

ARTICULO 1025.- Contratación a nombre de tercero. Quien contrata a nombre de un


tercero sólo lo obliga si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el
contrato es ineficaz. La ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de
representación; la ejecución implica ratificación tácita.

La ratificación es un acto jurídico integrativo, posterior a aquel que integra, en virtud del
cual el tercero pasa a ser parte del acto ratificado, quedando obligado conforme sus términos
y en condiciones de exigir su cumplimiento.

ARTICULO 1026.- Promesa del hecho de tercero. Quien promete el hecho de un tercero
queda obligado a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la
promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada, queda obligado a obtenerla y
responde personalmente en caso de negativa.

Quien promete una prestación o hecho (que comprende todo aquello que puede ser materia
de un contrato) a cargo de un tercero, queda en principio sólo obligado a realizar lo
necesario para que el tercero acepte esa propuesta contractual. El tercero solo ejercerá sus "
buenos oficios" o " mejores esfuerzos", evitando la responsabilidad cuando no obtiene el
resultado deseado. Ahora, si ha garantizado la aceptación del tercero, queda obligado a
obtenerla y responderá por los daños que ocasione la no aceptación del negocio.
El que acepta la promesa del hecho de un tercero, queda obligado a este como si con él
hubiera contratado.

ARTICULO 1027.- Estipulación a favor de tercero. Si el contrato contiene una


estipulación a favor de un tercero beneficiario, determinado o determinable, el promitente
le confiere los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido con el estipulante.
El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero
beneficiario; pero no puede hacerlo sin la conformidad del promitente si éste tiene interés
en que sea mantenida. El tercero aceptante obtiene directamente los derechos y las
facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las facultades del tercero beneficiario
de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla aceptado, no se
transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice. La
estipulación es de interpretación restrictiva.

La estipulación a favor de un tercero, o “contrato a favor de un tercero”, es una convención


por la cual un estipulante acuerda con un promitente que éste efectuará una prestación en
beneficio de un tercero a quien se denomina beneficiario. Esta relación da lugar a relaciones
triangulares, donde aparecen protagonistas como el estipulante (promisorio o aceptante), el
promitente (obligado) y el tercero (beneficiario). Como carasteristica es un contrato
celebrado entre estipulante y promitente, y como otra más, el promitente asume una
obligación, para cuyo incumplimiento están previstas acciones a favor del estipulante y el
tercero.

Supuestos en los cuales los terceros pueden intervenir en relaciones ajenas

ARTICULO 739.- Acción subrogatoria. El acreedor de un crédito cierto, exigible o no,


puede ejercer judicialmente los derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en
hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia. El acreedor no goza de preferencia
alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.

Se llama subrogatoria porque los acreedores que se valen de ella se subrogan en los
derechos de su deudor, y los bienes, además, ingresan en el patrimonio del deudor, no del
subrogante.
También denominada " indirecta" u " oblicua", consiste de un derecho que la ley le otorga a
los acreedores quirografarios para que hagan valer derechos y obligaciones que le
corresponden a su deudor, ante la incuria, la desidia o inercia del obligado. Le permite al
acreedor que accione en nombre de su deudor, a fin de obtener de terceros la entrega de
bienes, o aceptando una herencia, o también oponiendo la defensa de prescripción
liberatoria, etc.
Es una legitimación extraordinaria que la ley concede a los acreedores para ejercitar los
derechos del deudor, sin ser titular de tales derechos, ni ser representante del deudor ni estar
facultado al efecto por éste.
Su naturaleza deriva del principio de que el patrimonio es garantía común de los
acreedores, y es una excepción al principio de la relatividad de los contratos.
Esto resulta de la insatisfacción que tiene el acreedor, y por esto, cuenta con este tipo de
acciones para revertir el incumplimiento y alcanzar la satisfacción de su crédito e interés.
ARTÍCULO 336.- Acción de terceros. Los terceros cuyos derechos o intereses legítimos
son afectados por el acto simulado pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la
simulación por cualquier medio de prueba.

El vicio de simulación es definido como el defecto de buena fe del acto jurídico consistente
en la discordancia consciente y acordada entre la voluntad real y la declarada por los
otorgantes del acto, efectuada con ánimo de engañar, de donde puede resultar, o no, lesión
al orden normativo o a los terceros ajenos al acto.
El Código Civil no regulaba la acción de simulación ejercida por terceros; su construcción
fue obra de la doctrina y la jurisprudencia.
Tienen legitimación para acceder a la relación todos aquellos que tengan un derecho actual
o eventual, bastando con que el acto impugnado entrañe un peligro de hacer perder un
derecho o de no poder utilizar una facultad legal.
Todos los terceros se benefician con la declaración del acto simulado, aun aquellos que,
expresa o tácitamente, hayan manifestado su voluntad de no impugnarlo, pues un acto no
puede ser válido e inválido al mismo tiempo.

ARTÍCULO 338.- Declaración de inoponibilidad. Todo acreedor puede solicitar la


declaración de inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus
derechos, y de las renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese
podido mejorar o evitado empeorar su estado de fortuna.

Se define el fraude a los acreedores como el que se comete a través de actos o negocios
jurídicos, válidos, por regla general positivos o de actuación, unilaterales o bilaterales,
destinados a enajenar derechos o facultades o abdicarlas, en perjuicio de los acreedores
pues provocan o agravan la insolvencia o violentan la igualdad de los mismos, teniendo
conciencia de obstaculizar o impedir la prestación debida.
El acto otorgado en fraude a los acreedores es inoponible a quien ejerce la acción.

ARTÍCULO 339.- Requisitos. Son requisitos de procedencia de la acción de declaración de


inoponibilidad: a) que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el
deudor haya actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores; b) que el acto
haya causado o agravado la insolvencia del deudor; c) que quien contrató con el deudor a
título oneroso haya conocido o debido conocer que el acto provocaba o agravaba la
insolvencia.

ARTÍCULO 340.- Efectos frente a terceros. Deber de indemnizar. El fraude no puede


oponerse a los acreedores del adquirente que de buena fe hayan ejecutado los bienes
comprendidos en el acto. La acción del acreedor contra el subadquirente de los derechos
obtenidos por el acto impugnado sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es
cómplice en el fraude; la complicidad se presume si, al momento de contratar, conocía el
estado de insolvencia. El subadquirente de mala fe y quien contrató de mala fe con el
deudor responden solidariamente por los daños causados al acreedor que ejerció la acción,
si los derechos se transmitieron a un adquirente de buena fe y a título oneroso, o de otro
modo se perdieron para el acreedor. El que contrató de buena fe y a título gratuito con el
deudor, responde en la medida de su enriquecimiento.

ARTÍCULO 341.- Extinción de la acción. Cesa la acción de los acreedores si el


adquirente de los bienes transmitidos por el deudor los desinteresa o da garantía suficiente.

ARTÍCULO 342.- Extensión de la inoponibilidad. La declaración de inoponibilidad se


pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores que la promueven, y hasta el importe
de sus respectivos créditos.

Efectos con relación al acreedor. Clasificación

ARTICULO 730.- Efectos con relación al acreedor. La obligación da derecho al acreedor


a: a) emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha
obligado; b) hacérselo procurar por otro a costa del deudor; c) obtener del deudor las
indemnizaciones correspondientes.

La norma se encuentra en este artículo 730 hace referencia al incumplimiento de la


obligación.
Pero los efectos con respecto al acreedor pueden dividirse en dos ramas: principales y
auxiliares.
 Principales: el primero, que refiere al cumplimiento de la obligación, es donde se produce
la ejecución exacta de la prestación comprometida en el acto constitutivo del vínculo
obligacional, esto es, el pago. Se trata del cumplimiento directo, de la satisfacción del
interés del acreedor en tiempo, forma y lugar. Es el medio al cual toda obligación tiende. En
el ámbito vulgar se lo confunde con solamente entregar una suma de dinero, pero se trata
del cumplimiento de cualquier especie de obligación. Se encuentra definido en el artículo
865 del CCyC “el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación”.
Pero entre los efectos principales también se encuentran los de incumplimiento, y son los
enumerados en los incisos del artículo 730. En el inciso 1 se nombra a la ejecución forzada
del cumplimiento, que se toma como la primera vía, y en la cual el deudor debe cumplir en
especie. El inciso segundo refiere a la ejecución por parte de otras personas, como los
terceros, donde debe llevarse a cabo en especie y no es admitido en las obligaciones intuito
personae. Y por último se encuentra el cumplimiento forzado por equivalencia, la
indemnización, donde la prestación originaria se transforma en dar una suma de dinero.
 Auxiliares: sirven como medio para lograr los efectos principales y tienden a asegurar la
integridad del patrimonio del deudor, dado que su insolvencia tornaría ilusorio al
cumplimiento que se persigue forzar o sustituir por un equivalente. Se evidencian en las
medidas precautorias o cautelares, y en la acciones de preservación o reconstitución de
solvencia patrimonial como la acción de subrogación, la acción de simulación, la acción
pauliana o revocatoria.

Efectos con relación al deudor

ARTICULO 731.- Efectos con relación al deudor. El cumplimiento exacto de la obligación


confiere al deudor el derecho a obtener la liberación y el de rechazar las acciones del
acreedor.

ARTÍCULO 732.- Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento


de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara
al derivado del propio hecho del obligado.

Los efectos que recaen sobre el polo pasivo de la relación obligacional pueden dividirse
según las etapas en que se encuentre el cumplimiento:
 Antes del cumplimiento: obtener la colaboración del acreedor para que se reciba el pago. De
esto se desprende que el deudor puede exigir, cuando el acreedor se sitúe en mora (artículo
886), el pago por consignación judicial o extrajudicial (artículo 904).
 Al momento del cumplimiento: el deudor queda liberado de la obligación ya que se
extingue.
 Después del cumplimiento: tiene derecho el deudor a rechazar las pretensiones o acciones
que interponga el antiguo acreedor contra él.

UNIDAD 4: CUMPLIMIENTO
A. Pago. Artículo 865

ARTÍCULO 865.- Definición. Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el


objeto de la obligación.
Acepciones. Concepto. Elementos. Medios para obtenerlo. Naturaleza jurídica: distintas
teorías, análisis.

Hay distintas acepciones que le dan la sociedad y el derecho al “pago”. La sociedad


primero para designar el cumplimiento de una obligación de dar cantidades de cosas, o más
vulgarmente, para significar la entrega de sumas de dinero, siendo esta última concepción,
el pago por antonomasia. El derecho concibe al pago en dos sentidos: en sentido amplio, es
un medio más de extinción de las obligaciones; y en sentido restringido, es el cumplimiento
mismo de la prestación a que se está obligado, cualquiera fuere la naturaleza de la
obligación (dar, hacer o no hacer).

Concepto
En sentido estricto, pago es el cumplimiento de la prestación debida, ya se trate de una
obligación de dar, hacer o no hacer. No refiere solamente a entrega de sumas de dinero, ya
que podrían ser formas de pago tanto la entrega de este bien fungible como el otorgamiento
de una escritura traslativa de dominio, la edificación de una casa, la realización de un
cuadro, etc.
Es el momento culminante de la relación obligacional, es la prestación cumplida de
acuerdo, valga la redundancia, al plan prestacional. Es el momento al que toda obligación
tiende, donde se libera el deudor y se satisface el interés del acreedor.

Elementos
Entre los elementos que componen el pago se encuentran: los sujetos, el objeto y la causa.
 Sujetos: el deudor, activo en esta circunstancia, también llamado solvens, es el que realiza el
pago, el que obra la conducta. El acreedor, que se encuentra en el polo pasivo, se llama
accipiens, y es el que recibe la prestación por parte del deudor, ingresa a su patrimonio.
 Objeto: se trata del hecho material, que puede ser de dar, hacer o no hacer. Tiene que reunir
las características de identidad, integridad, puntualidad y localización. Es la conducta
obrada según el plan prestacional.
 Causa: la causa fuente, es decir un hecho que origine el deber de pagar, ya que si no la hay,
se tratará de un pago indebido; y una causa fin, donde la finalidad del pago es extinguir la
deuda, ya que si se paga por error, se debe devolver lo pagado.

Medios para obtenerlo

Naturaleza jurídica: distintas teorías, análisis.


La naturaleza jurídica es la esencia misma de una figura o instituto jurídico. Existen
diversas teorías que tratan de explicar qué es el pago.
 Teoría del acto jurídico: es la opinión mayoritaria de la doctrina nacional, extranjera y es la
que sigue el Doctor López Mesa. Se concibe al pago como un acto jurídico, humano,
voluntario y lícito, que tiene el fin inmediato de aniquilar derechos y extinguir obligaciones.
Es, además bilateral, porque emana de la voluntad del deudor y se requiere la recepción del
acreedor, o en su caso por el juez (pago por consignación), para que se conforme.
Se puede dilucidar la aceptación de esta doctrina por parte del CCyC en el artículo 866
“Reglas aplicables. Las reglas de los actos jurídicos se aplican al pago, con sujeción a las
disposiciones de este Capítulo”.
Esta concepción sobre la esencia del pago reúne todas las notas del pago válido: en el
deudor hay animus solvendi, es decir intención de pagar, discernimiento, con capacidad para
pagar, sin vicios de la voluntad y además tiene libertad, paga voluntariamente. El deudor se
libera con la aceptación del acreedor o del juez, por esto es bilateral.
 Teoría del negocio jurídico: es una variante de la anterior pero también denota rasgos de la
del acto debido. Parte de la idea del carácter negocial del pago, porque presupone el
encuentro de dos voluntades y de dos declaraciones de voluntad. Primero la voluntad
declarada por el deudor de tener la intención de cumplir la prestación (animus solvendi), y
segundo, debe encontrarse la anterior con la voluntad del acreedor de admitir la entrega de
la prestación, mediante una manifestación de aceptación y una imputación del acto del
deudor que se conoce como “aceptación del pago”.
 Teoría del acto debido: según esta postura el acto es un acto debido por el que el deudor
tiene un deber de pagar. El deudor no es jurídicamente libre para pagar o no, porque no
tiene el derecho de pagar, sino el deber. Tiene una libertad psicológica pero no jurídica, ya
que si no lo hace, puede ser forzado al cumplimiento por los medios coactivos que provee el
ordenamiento.
 Teoría del contrato: el pago sería asimilable a un contrato. Pero a este acto jurídico se lo ve
más como creador de obligaciones que como finalizador de ellas. Los contratos extintivos
son la excepción, no la regla. Entonces no puede sostenerse que el pago normal, puro y
simple sea un contrato.
 Teoría del hecho jurídico: se sostiene esta teoría porque para crear efectos no se requiere
que la actividad del deudor sea voluntaria. El animus solvendi será calificado por el destino
que el deudor le dé al pago. Lo ideal del pago es la conducta del deudor adecuada a lo
debido y su adecuación al objeto mismo de la obligación. TRIGO REPRESAS afirma “que
la conducta del deudor guarde estricta correspondencia con la prestación a la que se
comprometió”.
 El pago como ejecución real de la prestación: LARENZ decía “el cumplimiento siempre
exige que se obtenga el resultado de la prestación mediante la conducta debida”. El
cumplimiento sería una parte de la actividad a la que el deudor está obligado, el pago es la
ejecución real de la prestación.
Se concluye que el pago es un acto jurídico, ya que se efectúa con discernimiento, intención
y libertad, y así lo recepta el artículo 866 del CCyC.

B. Sujetos. Legitimación activa. Deudor: distintos supuestos que pueden plantearse,


capacidad para pagar. Animus solvendi. Ejecución por un tercero. Terceros interesados:
concepto. Oposición del deudor, del acreedor o de ambos. Terceros no interesados:
concepto. Pago por el tercero autorizado y no autorizado. Efectos.

ARTÍCULO 879.- Legitimación activa. El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios
deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las disposiciones
correspondientes a la categoría de su obligación.

ARTICULO 880.- Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que
satisface el interés del acreedor, extingue el crédito y lo libera.

ARTICULO 881.- Ejecución de la prestación por un tercero. La prestación también puede


ser ejecutada por un tercero, excepto que se hayan tenido en cuenta las condiciones
especiales del deudor, o hubiere oposición conjunta del acreedor y del deudor. Tercero
interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo
patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del
deudor.

ARTICULO 882.- Efectos que produce la ejecución de la prestación por un tercero. La


ejecución de la prestación por un tercero no extingue el crédito. El tercero tiene acción
contra el deudor con los mismos alcances que: a) el mandatario que ejecuta la prestación
con asentimiento del deudor; b) el gestor de negocios que obra con ignorancia de éste; c)
quien interpone la acción de enriquecimiento sin causa, si actúa contra la voluntad del
deudor. Puede también ejercitar la acción que nace de la subrogación por ejecución de la
prestación por un tercero.

Están legitimados para pagar el deudor en singular; varios deudores, de acuerdo a sus
respectivas obligaciones; y también hay posibilidad de que ejecute la prestación un tercero.
-El primer legitimado es el deudor, quien tiene el derecho de pagar.
-Si hay varios deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las
disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
-Los otros legitimados son los terceros, quienes pueden pagar en la mayoría de las
obligaciones, siendo la excepción que no puedan pagar, en los casos de las obligaciones
intuito personae.
-La prestación no podrá ser ejercida por un tercero cuando: a) si se han tenido en cuenta las
condiciones especiales del deudor al contraerla; b) si hubiere oposición conjunta del
acreedor y el deudor, y el tercero que quiere pagar no fuera un interesado.
-El tercero interesado puede pagar con la oposición individual o conjunta del acreedor y del
deudor.

Requisitos para un pago válido


 Capacidad para pagar: el artículo 875 dispone “el pago debe ser realizado por persona
capaz para disponer”. Esta regla establecida en el capítulo de pago debe armonizarse con
el artículo 23 de Capacidad de ejercicio, y con los artículos 24, 26 y 31. Se deduce que
puede disponer de sus bienes toda persona mayor de edad, no inhabilitada ni con capacidad
restringida, que no afecte ilegítimamente con ello derechos legitimos de terceros.
 Crédito expedito: para que tambien sea válido el pago es necesario que el crédito que se
quiere cancelar esté disponible para el acreedor, no debe estar gravado, prendado o
condicionado. Así los establece el artículo 877 “El crédito debe encontrarse expedito. El
pago de un crédito embargado o prendado es inoponible al acreedor prendario o
embargante”. Esto deriva del principio general de transmisión de derechos que dice “nadie
puede transmitir a otro un derecho mejor ni más extenso que el que tiene”.
 Pago con propiedad de cosa ajena: el solvens debe pagar o cumplir la obligación con una
cosa que sea de su propiedad y así lo establece el artículo 878 “El cumplimiento de una
obligación de dar cosas ciertas para constituir derechos reales requiere que el deudor sea
propietario de la cosa. El pago mediante una cosa que no pertenece al deudor se rige por
las normas relativas a la compraventa de cosa ajena”. Si el solvens pagara con una cosa
ajena, se sobreentiende que está asumiendo la obligación, con la confirmación del dueño o
por adquirirla posteriormente.

Animus solvendi
El deudor debe manifestar la intención de cancelar la obligación, mediante la oferta de pago
u ofrecimiento de cumplimiento.
La RAE lo define como el “ánimo de extinguir una obligación al realizar un pago”.
Permite distinguir el pago de otros actos jurídicos que pueden tener la
misma apariencia externa, como la donación manual o la constitución de un préstamo.

Efectos sobre el deudor


El pago produce importantes consecuencias jurídicas respecto de las partes vinculadas por
la relación obligatoria. Estos efectos pueden clasificarse en dos categorías distintas: efectos
principales y necesarios, que son los concernientes a la extinción del crédito y consecuente
liberación del deudor; y efectos secundarios o accesorios, que pueden incidir en las
relaciones de las partes, independientemente de la primordial función cancelatoria del
cumplimiento, cuales son: el reconocimiento de la obligación, la confirmación de la
obligación inválida satisfecha y la consolidación n del contrato que diera nacimiento a la
obligación.

Ejecución por un tercero

ARTICULO 881.- Ejecución de la prestación por un tercero. La prestación también


puede ser ejecutada por un tercero, excepto que se hayan tenido en cuenta las condiciones
especiales del deudor, o hubiere oposición conjunta del acreedor y del deudor. Tercero
interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo
patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del
deudor.

En principio el derecho y el deber de pagar corresponden al deudor, ya que es el primer


legitimado activo para realizar ese acto jurídico. No obstante, también puede pagar un
tercero.
El pago por tercero implica distintos caracteres:
 Una persona puede, de modo voluntario, pagar una deuda ajea.
 El tercero, por su naturaleza, es ajeno al nacimiento de la obligación pero puede pagar
siempre que su conducta se adecúe al objeto, y el acreedor en este caso debe recibir el pago.
 Como principio general, son irrelevantes los motivos que llevan al tercero a cumplir la
obligación. Es una excepción el caso de inmoralidad manifiesta o evidente.
 La legitimación del tercero para pagar es independiente, como regla, de la voluntad del
deudor y del acreedor. Pero como excepción pueden oponerse el acreedor y el deudor
conjuntamente.
 Puede pagar tanto un tercero interesado como uno no interesado. La diferencia estriba en
que las facultades y derechos del interesado son mucho más amplias que las del no
interesado.
 En principio la obligación puede ser cumplida por un tercero no interesado, salvo que el
acreedor tenga interés en que la prestación sea llevada a cabo personalmente por el deudor
(intuito personae), o que se opongan acreedor y deudor.

¿Cuál es el fundamento de que la prestación pueda ser pagada por un tercero?


El fundamento de que sea válido el pago por una persona totalmente ajena a la relación,
tenga o no interés en su cumplimiento, radica en que al tener por finalidad la prestación la
satisfacción del interés del acreedor, a este no debe importarle quien la realice, con tal de
que el interés quede satisfecho.
En la jurisprudencia nacional se ha decidido que el acreedor siempre está habilitado para
recibir el pago de su crédito de manos de un tercero, y hasta está obligado a recibir tal pago
si el tercero tiene interés en que esa obligación se cumpla.
Requisitos del pago por tercero
Debe consistir en la prestación debida y adecuada a las condiciones de tiempo, modo y
lugar; el tercero debe ser capaz. Además para garantizar al tercero, se debe dejar constancia
en el recibo de que él es ajeno a la relación y que paga voluntariamente esa obligación que
no le corresponde, resguardándose su acción de repetición.

Terceros interesados: concepto. Oposición del acreedor o de ambos. Terceros no


interesados: concepto. Pago por el tercero autorizado y no autorizado.

El artículo 881 define al tercero interesado como “la persona a quien el incumplimiento
del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición
individual o conjunta del acreedor y del deudor”. La jurisprudencia había señalado que
tercero interesado es el que no siendo deudor puede sufrir un menoscabo en su patrimonio
si no se paga la deuda y por lo tanto se correría el riesgo de que se pierda o perjudique un
derecho suyo.
Hay distintos casos de terceros interesados: -El de quien siendo acreedor paga a otro
acreedor que le es preferente, porque con ese proceder mejora la posibilidad de cobro de su
acreencia. Es decir que consiste en pagarle a un acreedor preferente. El acreedor que tiene
una hipoteca de segundo término puede pagar a otro que tiene una de primer grado, para así
mejorar su posición en cuanto a la garantía. –El que paga una deuda al que estaba obligado
con otros o por otros. Puede ser el ejemplo en que 3 socios adquiera una deuda en conjunto,
si 2 de ellos no pagan su parte, un tercero podría tener que afrontar el total, debido a
circunstancias personales. –Quien adquirió un inmueble y paga al acreedor que tuviere
hipoteca sobre aquél. –El heredero que admitió la herencia con beneficio de inventario y
paga con sus propios fondos la deuda de la misma.

El tercero interesado puede pagar aun con la oposición de acreedor y deudor, exteriorizada
de una oposición individual o conjunta de las partes de la obligación. Tiene el denominado
ius solvendi. La única excepción que se encuentra es en las obligaciones de hacer, de
naturaleza intuito personae, donde el acreedor no se encuentra compelido a aceptar el pago
cuando la calidad y las circunstancias de la persona del deudor se hubiesen tenido en cuenta
al establecer la obligación.

Tercero no interesado es aquel que no tiene interés en el cumplimiento de la obligación,


ya que no le afecta ningún derecho de su patrimonio. Carecen del ius solvendi. Puede pagar
aun en contra de la voluntad del deudor pero no en contra de la del acreedor.
Efectos

ARTICULO 882.- Efectos que produce la ejecución de la prestación por un tercero. La


ejecución de la prestación por un tercero no extingue el crédito. El tercero tiene acción
contra el deudor con los mismos alcances que: a) el mandatario que ejecuta la prestación
con asentimiento del deudor; b) el gestor de negocios que obra con ignorancia de éste; c)
quien interpone la acción de enriquecimiento sin causa, si actúa contra la voluntad del
deudor. Puede también ejercitar la acción que nace de la subrogación por ejecución de la
prestación por un tercero.

Queda claro, como se denota en el principio del artículo, que la ejecución de la prestación
llevada a cabo por un tercero no extingue el crédito. La obligación se extingue en lo que al
acreedor concierne, pero ella subsiste en las relaciones entre el tercero y el deudor.
El tercero que ha satisfecho la deuda tiene derecho con respecto al deudor, a que éste le
reintegre lo pagado, salvo que el pago se hubiera realizado mediando la extraña hipótesis de
animus donandi (circunstancia que no se presume).
Los alcances del derecho del tercero dependen del contexto en que se realizó el pago, ya
que la ley distingue tres supuestos: 1º) cuando el tercero actúa con el asentimiento del
deudor, en cuyo caso se aplican las reglas del mandato; 2º) cuando el tercero paga con
ignorancia del deudor, caso en el que rigen las normas relativas a la gestión de negocios y
3º) cuando el tercero paga en contra de la voluntad del deudor, hipótesis en que la ley
habilita el ejercicio de la acción de enriquecimiento sin causa
Es una especie de pago por subrogación, donde se ocupará, luego de satisfecho el interés, el
lugar del antiguo acreedor desinteresado.

Deberes del solvens


Quien paga está sometido a ciertos deberes:
 Buena fe: El cumplimiento, o pago, que hace el deudor, debe ser de buena fe, o sea según lo
que verosímilmente se entendió, o pudo entenderse, obrando con cuidado y previsión. Se
prevé tanto para al acreedor como para el deudor (artículo 729).
 Obrar con cuidado y previsión: Si el deudor por imprudente paga mal, puede perjudicar a
otros acreedores y hasta a sí mismo, ya que quien paga mal, puede llegar a hacerlo dos
veces.
 Comunicación: el deudor debe comunicar al acreedor determinadas circunstancias
relacionadas a la relación jurídica.
 Deberes complementarios: el deudor está obligado a realizar todo aquello que esté expresa o
implícitamente comprendido en la deuda y en su cumplimiento. Si debe entregar una cosa
cierta, tiene el deber de cuidarla y mantenerla hasta la entrega.
Legitimación pasiva. El acreedor. Capacidad para recibir el pago. Representantes del
acreedor. Terceros autorizados. Terceros no autorizados. Efectos. Pago a personas incapaces
o con capacidad restringida y a terceros no legitimados.

ARTÍCULO 883.- Legitimación para recibir pagos. Tiene efecto extintivo del crédito el
pago hecho: a) al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el
derecho al cobro de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la
categoría de su obligación; b) a la orden del juez que dispuso el embargo del crédito; c) al
tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte; d) a quien posee el título de
crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto sospecha fundada de no
pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro; e) al acreedor aparente,
si quien realiza el pago actúa de buena fe y de las circunstancias resulta verosímil el
derecho invocado; el pago es válido, aunque después sea vencido en juicio sobre el derecho
que invoca.

La legitimación pasiva es la aptitud de quien se halla habilitado legalmente para recibir el


pago.
El sujeto pasivo de la relación es, por regla, el accipiens o acreedor.
Este sujeto, como principio general, debe aceptar el pago hecho por el deudor, por un
representante de éste, o un tercero interesado o aún un tercero en contra de la voluntad del
deudor, salvo las excepciones de las obligaciones intuito personae o la oposición conjunta
con el deudor.

En el artículo 883 puede verse que se establece una legitimación descendente:


 Inciso a): En primer lugar se nombra al acreedor, al cesionario o al subrogante, y luego se
establece que si hay varios acreedores, cada uno de ellos cobrará según las disposiciones
correspondientes a la categoría de su obligación (obligaciones mancomunadas,
concurrentes, solidarias, indivisibles, etc.);
 Inciso b): en caso de estar dispuesto el embargo del crédito, el pago será válido cuando se
depositen los fondos a la orden del juez que dispuso la medida cautelar;
 Inciso c): si existe un tercero designado para recibir el pago en el instrumento constitutivo o
en un acto posterior, el pago es válido si se lo realiza a aquél y esto es conocido como
adjectus solutionis causa. Es un tercero que las partes nombran conjuntamente para facilitar
el pago, por lo tanto, si es nombrado por ambas, una sola de ellas no puede desafectarlo; la
 Inciso d): Última legitimación ordinaria la asigna el legislador a quien posee el título de
crédito extendido al portador, o endosado en blanco. Salvo la sospecha fundada de no
pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro, caso en el que el deudor
estaría pagando mal y no podría escudarse en la buena fe del pago al acreedor aparente; una
 Inciso e): Única extraordinaria y colectora, ya que recoge errores en el pago efectuado en
cualquiera de los supuestos contenidos en los cuatro primeros incisos. Consiste en que se da
por válido un pago que se mira desde la óptica del deudor, a quien se le admite que le pague
a quien no estaba legitimado, si la apariencia de legitimación era verosímil. Si el deudor que
realiza el pago actúa de buena fe, sin culpa y de las circunstancias resulta verosímil el
derecho invocado por él, es decir su creencia de haber pagado bien, su pago es válido
aunque después sea vencido en juicio.

Representantes del acreedor


El nuevo Código Civil y Comercial, en las normas legales que rigen la legitimación para
recibir pagos, ha omitido consignar al representante, salvo de los incapaces en el artículo
885, como legitimado.
Sin embargo la situación no provoca inconvenientes, ya que se solución con imperio de las
normas generales sobre representación incluidas entre los artículo 358 a 360.
Existen dos clases de representación: la legal, que se establece para el caso de incapaces o
para resguardo del crédito (artículos 885, 100 a 102); y la convencional, por mandato,
donde el tercero está autorizado para recibir un pago por mandato del acreedor (artículos
358 a 360).

ARTÍCULO 885.- Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a tercero no


legitimado. No es válido el pago realizado a una persona incapaz, ni con capacidad
restringida no autorizada por el juez para recibir pagos, ni a un tercero no autorizado por
el acreedor para recibirlo, excepto que medie ratificación del acreedor. No obstante, el
pago produce efectos en la medida en que el acreedor se ha beneficiado.

ARTÍCULO 358.- Principio. Fuentes. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser
celebrados por medio de representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean
otorgados por el titular del derecho. La representación es voluntaria cuando resulta de un
acto jurídico, es legal cuando resulta de una regla de derecho, y es orgánica cuando
resulta del estatuto de una persona jurídica. En las relaciones de familia la representación
se rige, en subsidio, por las disposiciones de este Capítulo.
ARTÍCULO 359.- Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.
ARTÍCULO 360.- Extensión. La representación alcanza a los actos objeto del
apoderamiento, a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios para
su ejecución.

Terceros autorizados y no autorizados. Efectos


Como principio general, quien paga a un tercero no autorizado no cancela la obligación, y
como regla, el deudor no se libera por pagar bajo engaños.
El pago hecho a un tercero carece, en principio, de todo valor y solo puede tener eficacia en
los siguientes casos: si éste se ha convertido en útil para el acreedor, en cuyo caso la validez
se ve limitada por la magnitud del beneficio que el acreedor ha obtenido por ese
cumplimiento; si se paga al tercero y el acreedor lo ratifica, haciendo propio lo actuado por
otro; y si quien recibió el pago adquiere posteriormente el crédito, este es el caso del
acreedor aparente, donde el poseedor del crédito, poseedor de estado de acreedor cobra
como si fuera titular del crédito (Por ej. el heredero aparente, hermano del causante).

Entre los requisitos para que el pago al acreedor aparente sea válido se necesita:
 Del acreedor: -Que haya comportamiento ostensible de esa persona como acreedor; -que
haya permanencia en el tiempo de esa situación aparente de acreedor; -y ejercicio público y
pacífico del estado de acreedor.
 Del deudor: -Que haya buena fe de parte de éste; -y que esa buena fe anterior sea producto
de un erro excusable, no de una negligencia, es decir que debe darse en un escenario apto
para confundir.

Tampoco el CCyC ha incluido entre los legitimados para recibir pagos a los sucesores del
legitimado original fallecido. Pero la cuestión se soluciona por la aplicación de las normas
generales en materia de sucesión.

Pago a personas incapaces o con capacidad restringida y a terceros no legitimados

ARTICULO 885.- Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a tercero no


legitimado. No es válido el pago realizado a una persona incapaz, ni con capacidad
restringida no autorizada por el juez para recibir pagos, ni a un tercero no autorizado por
el acreedor para recibirlo, excepto que medie ratificación del acreedor. No obstante, el
pago produce efectos en la medida en que el acreedor se ha beneficiado.

El pago no es válido cuando el accipiens está afectado en sus facultades o bien cuando se
trata de un tercero no autorizado. Es ineficaz cuando el accipiens se encuentra limitado por
una incapacidad de hecho (arts. 23 y 24); por una restricción a la capacidad (art. 32, Cód.
cit.); por una interdicción especial (art. 12, Cód. Penal); por los efectos del proceso
concursal (arts. 15, 16, 107, 118, 119 y consecuentes., ley 24.522); etc.
También es ineficaz cuando es un tercero no autorizado, salvo que medio una posterior
ratificación.
Finalmente, la ley dispone que si el pago hubiese redundado en beneficio del acreedor, el
acto realizado es válido. El beneficio patrimonial puede ser por incremento del activo (como
si con el dinero cobrado comprase otros bienes) o por disminución del pasivo (como
sucedería si invirtiese lo percibido en pagar deudas exigibles que tuviese pendientes.
El pago al incapaz, en principio, no es válido por dos razones: a) por protección al incapaz;
b) por protección al crédito. Pero hay excepciones como las que beneficien útilmente al
acreedor, si el tercero ratifica el acto, y el pago al acreedor aparente.
Tampoco el CCyC ha incluido entre los legitimados para recibir pagos a los sucesores del
legitimado original fallecido. Pero la cuestión se soluciona por la aplicación de las normas
generales en materia de sucesión.

C. Objeto de pago
El objeto del pago es la prestación que debe cumplirse, es aquello sobre lo cual recae el
cumplimiento de la obligación. Para que el pago posea pleno efecto cancelatorio, éste debe
ser exacto, reuniendo los requisitos de identidad e integridad y, por consiguiente, el deudor
sólo se libera del vínculo obligacional, al entregar al acreedor aquello que se
comprometió en la medida, tiempo y lugar convenido.
El pago para que sea válido debe: ser idéntico al objeto debido; ser íntegro y no parcial; ser
puntual; y efectuarse en el lugar designado para efectivizarlo.
Se encuentra regulado en el artículo 867 “El objeto del pago debe reunir los requisitos de
identidad, integridad, puntualidad y localización”.

Principios del pago. Identidad. Concepto. Excepciones


Como se dijo anteriormente, los requisitos que debe reunir el pago son: identidad,
integridad, puntualidad y localización.

ARTÍCULO 868.- Identidad. El acreedor no está obligado a recibir y el deudor no tiene


derecho a cumplir una prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor.

El deudor debe pagar entregando la cosa prometida o realizando el hecho que es objeto de la
obligación. Dice LLAMBÍAS, consistirá en una cosa, en un hecho o en una abstención,
según lo que fuese el objeto de la obligación.
GRECO plantea “¿Qué se debe pagar? Lo que se adeuda”.
Según PIZARRO/VALLESPINOS “representa la adecuación cualitativa del cumplimiento
prestacional a la conducta debitoris contemplada como objeto de la obligación”.
Para que se dé la identidad del pago tiene que coincidir lo que se da en pago con el objeto de
la obligación. Por ende, el acreedor no está obligado a recibir, y el deudor no tiene derecho a
cumplir una prestación distinta de la debida, cualquiera sea su valor, incluso si es superior a
la cosa debida.
Por ejemplo, si la deuda se debe pagar en pesos, no se puede cancelar abonando dólares
canadienses. Si debo moneda nacional, pago con moneda nacional. Una excepción que se
dio en la historia es el caso de la Ley de Convertibilidad.
El problema se presenta cuando el deudor quisiera entregar una orden de pago o un título de
crédito. Para aclarar esto, hay dos tipos de pago:
 Datio pro soluto: es el pago en efectivo, que extingue la obligación. Es el pago al contado,
con efecto cancelatorio pleno de la obligación.
 Datio pro solvendo: es un pago apelando a la solvencia. No implica una cancelación
inmediata de la obligación porque lleva implícita la cláusula “salvo buen cobro”. La fuerza
cancelatoria de estos no es equiparable a la del dinero. Por ejemplo, el cheque es una orden
que el librador da al banco girado para que se pague al legítimo tenedor del instrumento,
pero el pago se considerará realizado una vez que dicho tenedor haya percibido en dinero el
importe indicado en el título.
Problemas que se pueden presentar: -que el cheque no tenga fondos; que la cadena de
endosos no sea regular y el cheque pueda ser reivindicado por su legítimo titular; que el
banco girado pueda llegar a quebrar antes de cobrar el cheque; que haya una corrida
bancaria; que exista una confiscación compulsiva de depósitos.

El principio se aplica estrictamente si se trata de obligaciones de cosas ciertas. Pero admite


alguna morigeración si el objeto debido son cosas genéricas o cantidades de cosas, con
respecto a las cuales podría tolerarse alguna leve variante siempre que no redundara en
perjuicio económico de la otra parte, en virtud de la doctrina del abuso del derecho y el
principio de la buena fe.
Cuando se trata de una obligación de hacer, tampoco es aceptable el pago de un hecho por
un tercero, siempre que la obligación sea intuitu personae, porque de lo contrario —siempre
que se satisfaga el interés del acreedor— constituiría un abuso.
En las obligaciones de no hacer, el deudor debe abstenerse de practicar un hecho igual al
que debía omitir.

Principio de integridad. Concepto. Excepciones. Fraccionamiento del pago. Derechos del


acreedor.

ARTÍCULO 869.- Integridad. El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales,


excepto disposición legal o convencional en contrario. Si la obligación es en parte líquida
y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte líquida.

ARTÍCULO 870.- Obligación con intereses. Si la obligación es de dar una suma de dinero
con intereses, el pago sólo es íntegro si incluye el capital más los intereses.

El pago debe ser completo, es decir, comprender la totalidad de la cuantía del objeto
debido, aun cuando el mismo sea fraccionable por su naturaleza. Ni el deudor puede
desobligarse por partes, ni el acreedor puede preferir unilateralmente la recepción de una
parte de la deuda, postergando el cobro del resto para un momento ulterior.
El principio de integridad responde a la pregunta de ¿Cuánto se debe pagar? (GRECO),
incluye todo aquello que ha sido cuantitativamente programado en la obligación y está
incluido en ella, según PIZARRO/VALLESPINOS.
El pago debe ser íntegro, total o completo, abarcar toda la totalidad de la cuantía del objeto
debido.
Además, por el principio de accesoriedad, como lo establece el artículo 870, si se debiese
una suma de dinero con intereses, el pago deberá abarcar tanto el capital como los intereses.
Mientras que el principio de identidad se encarga de la cualidad del objeto debido, el de
integridad hace lo propio pero de manera cuantitativa.

Excepciones
Como excepciones al principio de integridad del pago pueden mencionarse:
 Convencional: si las partes pactan una determinada fecha de pago y un determinado tiempo,
pueden modificarlo luego pactando una prórroga o pagando una parte y financiando el resto.
Por esto, el principio de integridad no es absoluto, ya que puede convenirse lo contrario.
 Legal: cuando la ley establece las excepciones como el beneficio de competencia, el pago a
mejor fortuna, el pago cuando la deuda es parcialmente líquida.

Fraccionamiento del pago


El fraccionamiento es una división temporal del ingreso de la deuda, también diferido,
teniéndose que realizar cada pago parcial en las fechas previamente establecidas.
El fraccionamiento es el derecho que tiene el contribuyente a repartir el importe de la deuda
en varios pagos parciales, paralizando el plazo de ingreso durante el período de tramitación.

Derechos del acreedor

Tiempo del pago. Obligaciones con plazo determinado e indeterminado. Casos. Pago
anticipado.

ARTÍCULO 871.- Tiempo del pago. El pago debe hacerse:


a) si la obligación es de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento; b) si hay
un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento; c) si el plazo es tácito, en
el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias de la obligación, debe cumplirse; d)
si el plazo es indeterminado, en el tiempo que fije el juez, a solicitud de cualquiera de las
partes, mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local.
ARTÍCULO 872.- Pago anticipado. El pago anterior al vencimiento del plazo no da
derecho a exigir descuentos.

La puntualidad es el tercer requisito que aparece en el artículo 867 que hace a la exactitud
del cumplimiento y habilita el efecto cancelatorio del pago.
Quien paga tardíamente no cumple normalmente con su obligación, y esta circunstancia
genera un sinnúmero de efectos.

Casos
 Obligaciones de exigibilidad inmediata, que son las puras y simples.
 Obligaciones con plazo expreso o determinado
 Obligaciones con plazo tácito.
 Obligaciones con plazo indeterminado

Las obligaciones de plazo determinado se encuentran en los incisos b. y c. del artículo 871.
Se dice que si hay un plazo expreso que aparece inequívocamente determinado, cierto o
incierto, el pago debe hacerse el día de su vencimiento, es decir que el deudor tendría
tiempo hasta la medianoche para efectivizar el cumplimiento. El plazo es tácito si resulta
de la naturaleza y circunstancias de la obligación, como ocurre, por ejemplo cuando alguien
se obliga a suministrar una cosechadora para levantan una cosecha de trigo; y el
vencimiento del plazo se dará según la naturaleza y circunstancias de la obligación que ésta
deba cumplirse.
Tanto en las obligaciones puras como en las de plazo, el juez puede decir que la mora ya
acaeció con anterioridad y en la sentencia mandar a cumplir la obligación directamente, sin
plazo alguno, es decir, comunica la voluntad de cobro al deudor, este queda emplazado a
cumplirla en tal fecha, y si no lo hace, manda a cumplir la obligación sin esperas.
El juez puede establecer una fecha de exigibilidad anterior a la sentencia en las
obligaciones de plazo tácito, porque en ellas no fija un plazo sino que se limita a comprobar
que el plazo pactado por las partes era tácito y no indeterminado y que se podía determinar
por la aplicación de las pautas contractuales.
En las obligaciones de plazo indeterminado, determinará el juez, a pedido de parte, el
momento en que debe cumplirse o efectivizarse, mediante el procedimiento más breve que
prevea la ley local. En este tipo de obligaciones no puede haber mora anterior a la
sentencia, ya que es el juez mediante su decisión final, quien configura la mora en la fecha
que indicará. Si el juez declararía una fecha anterior a la sentencia, no estaría estableciendo
un plazo sino decidiendo que éste ya existía con anterioridad. Se concluye que la mora
automática no rige para las obligaciones de plazo indeterminado. Estos vínculos no tienen
plazo cognoscible por culpa de las partes al no ponerse de acuerdo; o porque es la misma
ley quien determina la necesidad de incurrir a instancia judicial para determinarlo.
Plazo esencial o no esencial.
Para determinar si el pago tardío es cancelatorio de la obligación debe distinguirse entre
plazo esencial o no esencial.
La obligación de plazo esencial se encuentra en el artículo 956 del CCyC, y refiere a
aquella en la cual, la prestación, es prevista y quería para un momento perfectamente
localizado en el tiempo. ARTÍCULO 956. Imposibilidad temporaria. La imposibilidad
sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene efecto extintivo cuando
el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor de modo
irreversible. Se entiende mediante este artículo que se transcurso puede frustrar el interés
del acreedor de modo irreversible.
Cuando el plazo es esencial, el pago o la entrega de la cosa fuera de término, no tienen
efecto cancelatorio, pero si es no esencial, puede no afectar al acreedor la entrega de la cosa
dos o tres días después.
Regla general: plazo no esencial.
Excepción: plazo esencial. Quien afirma la esencialidad, debe acreditarla.

Caducidad del plazo


Cuando se torna evidente que, aun esperando el plazo, el deudor no puede o no quiere
cumplir, el plazo deja de tener efecto, se extingue o pierde después del vencimiento y el
acreedor tiene entonces el derecho de exigir el pago en cualquier momento.

ARTÍCULO 353.- Caducidad del plazo. El obligado a cumplir no puede invocar la


pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las
seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si no ha
constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes. La apertura del
concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del
acreedor a verificar su crédito, y a todas las consecuencias previstas en la legislación
concursal.

Pago anticipado

ARTÍCULO 352.- Pago anticipado. El obligado que cumple o restituye antes del plazo no
puede repetir lo pagado.

ARTÍCULO 872.- Pago anticipado. El pago anterior al vencimiento del plazo no da


derecho a exigir descuentos.
La duda que plantea LÓPEZ MESA es que si el deudor puede realizar un pago anticipado
incluso contra la voluntad del acreedor. Se diferencia del Código Civil que decía en su
artículo 755 “Si el deudor quisiere hacer pagos anticipados y el acreedor recibirlos, no
podrá éste ser obligado a hacer descuentos”. Como las obligaciones nacen para su
cumplimiento, nadie de buena fe puede negarse a recibir la prestación, si ello no le causa
daño alguno.

Excepciones a la integridad

Pago a mejor fortuna.

ARTÍCULO 889.- Principio. Las partes pueden acordar que el deudor pague cuando
pueda, o mejore de fortuna; en este supuesto, se aplican las reglas de las obligaciones a
plazo indeterminado.

ARTÍCULO 890.- Carga de la prueba. El acreedor puede reclamar el cumplimiento de la


prestación, y corresponde al deudor demostrar que su estado patrimonial le impide pagar.
En caso de condena, el juez puede fijar el pago en cuotas.

ARTÍCULO 891.- Muerte del deudor. Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna
se establece en beneficio exclusivo del deudor; la deuda se transmite a los herederos como
obligación pura y simple.

Se lo conoce también como “Cláusula a mejor fortuna”.


El pago a mejor fortuna se concede a una persona para que pague cuando las circunstancias
mejoren, cuando pueda o tenga medios para hacerlo. Es un tipo de obligación futura e
incierta. Se trata de un plazo incierto intuitu personae, ya que no existen razones para
suponer que el acreedor hubiese querido extender tan extraordinario favor a los sucesores
del obligado; no se trata de una obligación condicional meramente potestativa que
el deudor puede o no cumplir; por el contrario, se trata de una obligación de plazo
incierto sujeta al cumplimiento de un hecho que consiste en el mejoramiento de la fortuna
del deudor.
En cuanto a la carga de la prueba, es el deudor quien tiene que demostrar, ante el reclamo
del acreedor de obtener la prestación, que se encuentra imposibilitado de pagar.
La cláusula de pago a mejor fortuna importa el establecimiento de un plazo, no de una
condición.
Será exigible cuando ocurra la mejoría de fortuna prevista o la muerte del deudor, como así
lo establece el artículo 891.
Uno de los tipos de pago a mejor fortuna es el beneficio de litigar sin gastos que se concede
en el ámbito judicial. Esto lleva aparejado el efecto fundamental consistente en que el
beneficiario queda exento, total o parcialmente del pago de las costas y gastos del proceso
hasta que mejore de fortuna. No es un privilegio sino un beneficio.

Beneficio de competencia

ARTÍCULO 892.- Definición. El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a


ciertos deudores, para que paguen lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y
hasta que mejoren de fortuna.

ARTÍCULO 893.- Personas incluidas. El acreedor debe conceder este beneficio: a) a sus
ascendientes, descendientes y colaterales hasta el segundo grado, si no han incurrido en
alguna causal de indignidad para suceder; b) a su cónyuge o conviviente; c) al donante en
cuanto a hacerle cumplir la donación.

El beneficio de competencia consiste en un favor legal que se concede a determinados


deudores en general, personas con derecho alimentario respecto del propio acreedor, en
virtud del cual resultan facultados a pagar sólo lo que buenamente puedan, pudiendo
conservar para sí lo suficiente para poder vivir.
Produce dos consecuencias a) reduce la obligación del deudor dentro de los límites de lo
que buenamente pueda pagar, y simultáneamente, circunscribe el derecho del acreedor a
cobrar solo esa parte; b) en cuanto al saldo absoluto el deudor no queda liberado, sino que
sigue exigido a pagar cuando mejore de fortuna lo restante.
Este instituto jurídico funciona a pedido de parte, y será el juez, en los procesos judiciales,
quien determinará el porcentaje que tendrá que pagar el deudor.

Requisitos
 Que el deudor se encuentre en la indigencia.
 Que sea de buena fe.
 Que el acreedor no se halle en la misma situación de miseria.

Pago de créditos embargados y prendados. Pago en fraude a los acreedores. Acciones.

ARTICULO 876.- Pago en fraude a los acreedores. El pago debe hacerse sin fraude a los
acreedores. En este supuesto, se aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso,
la de la ley concursal.
En este artículo se contempla una hipótesis de fraude y que, como tal, puede ser objeto de
una acción de ineficacia, sea en el marco de un proceso judicial individual con la acción
revocatoria o pauliana; o de un proceso concursal, con la acción de ineficacia concursal.
En este último supuesto, ante el estado de cesación de pago declarado judicialmente, deberá
acudirse a las reglas que rigen en este ordenamiento jurídico especial. La ausencia de
fraude es un requisito negativo que se exige en materia de validez del pago, corolario del
principio de buena fe que debe presidir las relaciones entre deudor y acreedor

ARTICULO 877.- Pago de créditos embargados o prendados. El crédito debe encontrarse


expedito. El pago de un crédito embargado o prendado es inoponible al acreedor
prendario o embargante.

La norma indica que el crédito debe encontrarse expedito, es decir, libre de medidas
cautelares o de garantías que afecten su disponibilidad. Los créditos pueden ser embargados
en virtud de una obligación contraída por el acreedor con un tercero. Un ejemplo típico es
el embargo de sueldos: si el empleador conociendo la cautelar abona el sueldo, deberá
depositar igualmente el monto correspondiente al embargo a la orden del juez.
Constituye pues un presupuesto de eficacia que el mismo se encuentre disponible. No lo
está si el acreedor carece de la disponibilidad del crédito por haberlo dado en prenda o por
haber sido afectado por un embargo. El embargo y la prenda juegan como supuestos que
ocasionan la indisponibilidad del objeto de pago, y que generan una orden dirigida al
deudor para que se abstenga de pagar al acreedor al presentarse tales hipótesis.
La consecuencia jurídica de la violación de estas limitaciones o restricciones es la
inoponibilidad, por lo que los acreedores podrán percibir sus acreencias como si el pago no
se hubiera realizado.

Lugar de pago. Gastos del pago. Principio general. Excepciones.

ARTÍCULO 873.- Lugar de pago designado. El lugar de pago puede ser establecido por
acuerdo de las partes, de manera expresa o tácita.

ARTÍCULO 874.- Lugar de pago no designado. Si nada se ha indicado, el lugar de pago


es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación. Si el deudor se muda,
el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el domicilio actual o en el anterior. Igual
opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del acreedor.
Esta regla no se aplica a las obligaciones: a) de dar cosa cierta; en este caso, el lugar de
pago es donde la cosa se encuentra habitualmente; b) de obligaciones bilaterales de
cumplimiento simultáneo; en este supuesto, lugar de pago es donde debe cumplirse la
prestación principal.
Este principio, y ultimo del objeto, de que el pago debe cumplirse en el lugar designado y
no en otro cualquiera se denomina principio de localización. Se dice en el ámbito jurídico,
que suele ser el requisito que menos atención de le presta, ya que no es esencial; pero en
ciertas situaciones la localización porta importantes consecuencias.
La obligación no solo constriñe al deudor a pagar, sino a hacerlo en determinado lugar y no
en otro, porque las partes lo seleccionaron por un motivo en especial.

El lugar de cumplimiento de la obligación, tambien llamado locus solutionis o “lugar de la


prestación”, es el sitio en el cual el deudor debe desplegar aquella conducta o aquel
comportamiento configurado en el negocio de constitución de la relación obligacional. En
principio, solamente la prestación cumplida en el lugar determinado por las partes al efecto
constituye el cumplimiento exacto de la prestación y libera al deudor.
En caso de querer el deudor cumplir el pago en otro lugar del designado, el acreedor puede
rehusarse a aceptarlo si ellos le causa perjuicio.

Puede dar lugar a la solución de diversos problemas prácticos como la determinación del
régimen jurídico aplicable, es decir que puede entrar en juego uno u otro derecho; la
determinación de la jurisdicción, con respecto a la competencia del juez al que se
someterán las disputas; la determinación del lugar de ejecución, donde se señala la
localización en que deben cumplirse las prestaciones y quien carga con los costos y los
riesgos de la entrega de la cosa o el cumplimiento de la prestación.

Los artículos 874 y 875 establecen ciertas reglas generales para el lugar de pago:
 El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de manera expresa o tácita.
Se produce inequívocamente en términos claros y precisos al tiempo de constitución de la
obligación.
 Rige el principio de libertad de formas, es decir que no se requieren formalidades especiales
ni sacramentales.
 Será expresa la determinación cuando las partes fijen un domicilio con toda precisión para
el cumplimiento de la prestación; y será tácita cuando el lugar de cumplimiento surja
inequívocamente de la convención o de alguna circunstancia de la obligación, como por
ejemplo la localización donde se va a llevar a cabo una construcción.
 Si las partes no han fijado nada, éste es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de
la obligación.
 En caso del deudor mudarse posteriormente al nacimiento de la obligación, el acreedor tiene
derecho a exigir el pago en el domicilio actual o en el anterior. Lo mismo corresponde al
deudor si el domicilio de cumplimiento es el del acreedor.
 No se puede designar como el lugar cumplimiento en las siguientes obligaciones: -de dar
cosa cierta, que debe pagarse en donde la cosa se encuentra al momento del nacimiento de
la obligación; -bilaterales de cumplimiento simultáneo, el lugar de pago es donde debe
cumplirse la prestación principal.
 Si hay silencio de las partes, la ley presume que ellas han elegido como lugar de pago, el
lugar donde la cosa existía al tiempo de nacimiento de la obligación.

Obligaciones quérables
Son aquellas que cargan al acreedor con la necesidad de buscar él mismo la prestación, es
decir, de presentarse a cobrar en un domicilio distinto del suyo.
Se diferencian de las obligaciones portables, que exigen que el deudor sea quien lleve a
cabo el transporte o desplazamiento de la prestación, cargue con los costos y los riesgos de
ello y la cumpla en el domicilio del acreedor.
Etimológicamente hablando, quérable deriva del latín quaero, que significa “buscar”.
Es el adjetivo calificativo de una deuda, que por así disponerlo una cláusula contractual o
una disposición legal, su cumplimiento debe ser requerido por el acreedor en el domicilio
del deudor o en el de cumplimiento determinado, debiendo el acreedor presentarse a tal
domicilio, bien para obtener el pago, bien para constituir la mora.
Por convención o por la misma ley, se puede establecer una obligación quérable. La ley la
establece en el artículo 747 in fine, como mecanismo supletorio.

Regla general: el lugar de cumplimiento es el designado por las partes. Si se tratase de un


cuerpo cierto y determinado será donde existía al tiempo de crearse o constituirse la
obligación.
Excepción: si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo de
nacimiento de la obligación. Existe solamente si no hay lugar de cumplimiento designado,
es decir que funciona de manera supletoria.

Generalmente el acreedor no acepta este tipo de obligaciones, ya que le acarrea costos y los
riesgos del pago, salvo que las circunstancias ameriten aceptarlas o sea la misma ley quien
supletoriamente las exija. A fin de facilitar el cobro, se suele elegir el domicilio del
acreedor.

La mora en las obligaciones quérables


La obligación quérable afecta al acreedor en la medida que le impone la carga de ir a cobrar,
y por ese mismo motivo, le acarrea dificultades para pactar la mora automática. Si el lugar
de pago es el domicilio del deudor, de poco serviría que se pacte la mora automática, pues
necesariamente el acreedor tendría que ir a cobrar para constituir en mora a su deudor.
Cuando el lugar donde deben ser cumplidas las obligaciones es el domicilio del deudor y el
acreedor no se presenta, se entiende que aquél no incurre en mora, pues el retardo que
pudiera configurarse no es imputable a su comportamiento sino a la no concurrencia del
acreedor, quien debe desvirtuarla por cualquier medio de prueba.
Gastos del pago
Los gastos que originare el traslado de la cosa a entregar deben ser solventados por el
deudor, a mérito de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal.
No se regula esta materia expresamente en el CCyC, pero el artículo 1138 de contrato de
compraventa dice “Excepto pacto en contrario, están a cargo del vendedor los gastos de la
entrega de la cosa vendida”.
Si nada dicen las partes, el deudor debe correr con los gastos del pago. Disponer lo contrario
pondría en cuestión el principio de la integridad del pago, ya que se obligaría al acreedor a
recibir un pago que no es completo, ya que de lo recibido deben descontarse los montos de
los costos que hubiera generado el pago.

Riesgos del pago


Riesgo es la situación jurídica que se presenta cuando el cumplimiento de una obligación no
es instantáneo en el momento de constituirse ella y los sujetos de la obligación o las partes
de un contrato, quedan expuestos a la incertidumbre acerca de la factibilidad del
cumplimiento futuro de la prestación, como a la imposibilidad de cumplir las prestaciones,
si una causa ajena a las partes, inimputable a ellas, lo impidiera.
Generalmente, crecen las potenciales causa de imposibilidad en países donde hay una gran
inseguridad jurídica o está muy presente un intervencionismo estatal.

En el derecho comparado existen dos teorías para resolver los riesgos de cumplimiento:
 Principio res perit domine o casum sentit dominus, que hace correr los riesgos de la cosa a
entregar y los de cumplimiento al obligado al pago.
 Principio res perit creditore, tambien conocido como periculum est emptoris, que coloca los
riesgos sobre el acreedor, sobre quien recibe el pago.

En el derecho argentino con los riesgos sucede lo mismo que con los gastos. Quien debe
hacer la entrega corre hasta el cumplimiento con los riesgos del pago. Hasta la transmisión
de la propiedad de la cosa, es el deudor quien sigue siendo dueño.
Cuenta con una norma específica ARTICULO 755.- Riesgos de la cosa. El propietario
soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o pérdida, con o sin culpa, se rigen
por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento. Esto tiene que ver con el principio
res perit et crescit domine, que significa que las cosas perecen, se deterioran y aumentan
para su dueño.
D. Causa de pago

Concepto. Relación temporal con la deuda. Carencia de causa. Efectos


La causa-fuente es la deuda antecedente que determina el pago, y la causa-fin, el objetivo al
que se orienta el solvens.
Cuando se produce una traslación de bienes por parte del solvens al accipiens, desprovista
de causa, no se puede entender que ha habido un pago, sino un enriquecimiento sin causa
que da lugar a repetición.
Como la causa-fuente del pago es la deuda, y la causa-fin es pagarla, la noción de pago sin
causa involucra ambos conceptos: "estando la representación mental de fines futuros,
vinculada a la existencia de presupuestos pretéritos, el pago sin car isa lo es en el doble
sentido de que falla la causa-fin (pagar la deuda) y falla la causa-fuente (existencia de esa
misma deuda)". Porque sólo hay pago: si existe una deuda, y si se la satisface con animus
solvendi.
Por lo pronto es pago sin causa el realizado sin existir obligación, así como el efectuado en
virtud de una causa inmoral o ilícita, o en consideración a una causa futura no realizada.

ARTÍCULO 1796. Casos. El pago es repetible, si: a) la causa de deber no existe, o no


subsiste, porque no hay obligación válida; esa causa deja de existir; o es realizado en
consideración a una causa futura, que no se va a producir; b) paga quien no está obligado,
o no lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga como tercero; c) recibe el
pago quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad; d) la causa del pago
es ilícita o inmoral; e) el pago es obtenido por medios ilícitos.

ARTÍCULO 1798. Alcances de la repetición. La repetición obliga a restituir lo recibido,


conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir.

E. Prueba del pago

Carga de la prueba. Principio. Excepciones. Medios de prueba. El recibo. Concepto.


Derecho a exigirlo. Contenido. Reservas. Presunciones. Alcances liberatorios. El
contrarrecibo

La carga de la prueba es el imperativo, o el peso que tienen las partes de activar


adecuadamente las fuentes de prueba para que demuestren los hechos que les corresponda
probar a través de los medios probatorios y sirve al juez en los procesos dispositivos como
elemento que forma su convicción ante la prueba insuficiente, incierta o faltante.
En un litigio judicial no tienen tanta trascendencia los hechos como las afirmaciones
procesales de dichos hechos y, en correspondencia con tales afirmaciones, la acreditación
posterior. Los hechos no afirmados no ingresan a la Litis y los no probados tampoco pueden
tener virtualidad en ella.
El pago como regla no se presume, sino que debe probarse. Excepcionalmente en algunas
situaciones, el legislador presume el pago
Cuando ha sido reconocida la obligación por el deudor, el accipiens tiene en su favor la
situación existente creada por el reconocimiento de su derecho. Quien busca o pretende
modificar la situación establecida, para que se le reconozca el pago realizado y la
consecuente extinción es el deudor.

ARTÍCULO 894.- Carga de la prueba. La carga de la prueba incumbe: a) en las


obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago; b) en las obligaciones de no
hacer, sobre el acreedor que invoca el incumplimiento.

La invocación o afirmación de un hecho positivo hace responsable de su prueba al que la


realiza, por ejemplo, en las obligaciones de dar y hacer (hechos positivos) la carga recae
sobre quien invoca el pago, y en las obligaciones de no hacer, sobre el acreedor que invoca
el incumplimiento.
El deudor debe demostrar el cumplimiento del objeto debido y que éste se corresponde
cualitativa y cuantitativamente con los términos de la obligación.

Lo expresado en el artículo 894 se relaciona directamente con la noción de carga. Hay dos
tipos de cargas que se encuentran en los procesos: las cargas postulatorias y las probatorias.
Las primeras consisten en la carga de plantear correctamente la base fáctica del reclamo
contenido en la demanda, demostrar los presupuestos habilitantes de la petición. Las
segundas consisten en un imperativo del propio interés, una circunstancia de riesgo que
supone no un derecho del contrario sino una necesidad para vencer. La última no entra en
vigor si no se ha cumplido la primera, ya que no tiene efecto alguno la prueba de hechos no
afirmados y no contradichos temporáneamente.

ARTICULO 895.- Medios de prueba. El pago puede ser probado por cualquier medio
excepto que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o
revestido de ciertas formalidades.

Los medios de prueba son los modos u operaciones que, referidos a cosas o personas, son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de los
hechos sobre los que versa la causa.
La regla general es que el pago puede probarse por cualquier medio, rigiendo la libertad de
prueba como principio; pero por excepción, se puede requerir de un medio de prueba
determinado o de ciertas formalidades cuando la ley o las partes así lo estipularan.
Entonces, el ordenamiento jurídico puede exigir una prueba formal del pago, y ello se
solicita por dos razones: la protección de una parte débil evitando que se le haga firmar una
constancia que acredite el pago, sin haberla recibido verdaderamente; o por cuestiones
fiscales o de moralidad, destinadas a evitar o dificultar el lavado de dinero o manejos
espurios de dinero no declarado.

Entonces, teniendo en cuenta los dos primeros artículos de la Sección Quinta, la prueba del
pago recae, en primer término, sobre la parte que lo ha invocado, ya que esto no se presume;
y tal hecho puede ser probado por cualquier medio de prueba, aunque si no hay recibo, debe
examinarse más rigurosa y severamente.
La apreciación de la prueba del pago debe ser rigurosa, y en caso de duda, se estará contra el
deudor, porque si quien está en condiciones de exigir un recibo, y no lo hace, debe cargar
con las consecuencias de su imprudencia o negligencia. Por esto, el que alega el pago sin
aportar el correspondiente recibo, debe agotar los demás medios probatorios para acreditar
la verosimilitud del hecho. Otros medios son: prueba documental, de informes, confesional,
de testigos, de peritos.

ARTÍCULO 896.- Recibo. El recibo es un instrumento público o privado en el que el


acreedor reconoce haber recibido la prestación debida.

Es la prueba por antonomasia del pago, una especie de confesión extrajudicial hecha por el
acreedor.
Conceptualmente, recibo es la constancia escrita emanada del acreedor en instrumento
privado o público de haber recibido el pago de la obligación que le era debida.
Emana del acreedor y hace expresa referencia al título o títulos constitutivos de la
obligación que permitan establecer la cancelación total o parcial de ese crédito, sin
necesidad de otras investigaciones.
Constituye un instrumento privado que por su naturaleza participa de los mismos principios
que sustentan la validez o eficacia probatoria de dichos instrumentos, de modo tal que,
frente a la negativa de la persona a quien se opone, su valor probatorio dependerá de la
acreditación que se haga respecto de los hechos de su contenido.

ARTICULO 897.- Derecho de exigir el recibo. El cumplimiento de la obligación confiere


al deudor derecho de obtener la constancia de la liberación correspondiente. El acreedor
también puede exigir un recibo que pruebe la recepción.

El deudor que cumple con su prestación tiene derecho a que se le entregue el recibo
correspondiente. De lo contrario, la negativa injustificada del acreedor a otorgarlo
implicaría de su parte una falta de cooperación que permitiría constituirlo en mora
accipiendi, por ende el deudor podría negarse a pagar si no se le extiende el recibo, e ir con
el juez para que se le consigne el pago.
Siempre que paga el deudor, tiene derecho de que se le expida el recibo correspondiente. El
cumplimiento exacto de la obligación le confiere el derecho a la liberación y la prueba por
excelencia de ese cumplimiento es el recibo.
Cuando, a su vez, sea el acreedor el interesado en tener constancia del pago, puede exigir
que se realice un doble ejemplar, el llamado “contrarrecibo” o se le entienda un recibo de
recepción como dice la ley, que queda en su poder firmado por el deudor.

Contenido y forma
El recibo es un acto formal, pero no solemne. No tiene formas sacramentales, pero debe
otorgarse por escrito la constancia de que se ha recibido una suma de dinero con efecto
cancelatorio, identificando la deuda cancelada.
Rige el principio de informalismo.
Si la obligación se instrumentó en escritura pública, el pago también debe documentarse por
este medio.

Un recibo debe contener:


 Fecha: no se puede emitir recibo sin fecha.
 La firma de puño y letra de quien emite el recibo.
 Carácter en el cual se recibe el dinero, si es para sí o para otro. Y en este último, debe
establecerse para quien se recibe.
 El vínculo obligacional con que se relación el pago. Por ejemplo un contrato de alquiler, de
compraventa.
 Determinación de la obligación satisfecha.
 El reconocimiento de haber recibido una determinada prestación debida.

Un recibo no debe contener:


 Ninguna mención que agrave, modifique o altere en perjuicio del deudor la obligación que
origina el pago.
 La mera firma a ruego o el dígito pulgar del acreedor. La impresión digital de un analfabeto
no constituye firma, y por ende no es válida.
 Borraduras, tachaduras, sobreescrituras, interlineados. Esto puede perjudicar al valor
probatorio del recibo.
Reservas

ARTÍCULO 898.- Inclusión de reservas. El deudor puede incluir reservas de derechos en


el recibo y el acreedor está obligado a consignarlas. La inclusión de estas reservas no
perjudica los derechos de quien extiende el recibo.

La inclusión de reservas constituyen manifestaciones de la voluntad realizadas por el


solvens en el documento en que consta el pago, relativas a la relación jurídica obligacional
que hacen a las defensas que el deudor podrá eventualmente oponer al acreedor en el caso
de que se produzca una controversia entre las partes.
Lógicamente, como se trata de declaraciones unilaterales, las mismas no perjudican por sí
solas los derechos del accipiens, quien podrá desconocerlas e incluso demostrar la verdad de
los hechos alegados. Será el juez el que resolverá la cuestión conforme a lo alegado y
probado en el proceso judicial respectivo.

Presunciones

ARTÍCULO 899.- Presunciones relativas al pago. Se presume, excepto prueba en


contrario que: a) si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas
correspondientes a la obligación por la cual fue otorgado; b) si se recibe el pago
correspondiente a uno de los periodos, están cancelados los anteriores, sea que se deba una
prestación única de ejecución diferida cuyo cumplimiento se realiza mediante pagos
parciales, o que se trate de prestaciones sucesivas que nacen por el transcurso del tiempo;
c) si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito,
y no se hace reserva, éstos quedan extinguidos; d) si se debe daño moratorio, y al recibir el
pago el acreedor no hace reserva a su respecto, la deuda por ese daño está extinguida.

Estas presunciones procuran resolver situaciones dudosas o de incertidumbre que se generan


por las circunstancias que rodearon al acto jurídico del pago. Admiten prueba en contrario,
por lo tanto son iuris tantum; esto se aplica porque puede suceder que las presunciones nada
tengan que ver con los hechos acreditados posteriormente.

El inciso a) recepta doctrina jurisprudencial que consideraba que el otorgamiento de un


recibo de saldo permite presumir canceladas todas las deudas correspondientes a la
obligación por la cual fue otorgado.
El inciso b) manifiesta que si se recibe el pago correspondiente a uno de los períodos, están
cancelados los anteriores, ya sea por una prestación de ejecución única diferida cuyo
cumplimiento se realiza mediante pagos parcial, o sea que se trate de prestaciones sucesivas
que nacen por el transcurso del tiempo.
El inciso c) hace alusión a que si se extiende recibo por el pago de la prestación principal,
sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva de ellos, se presumen extinguidos. Esto
refiere a los intereses, pero tambien a prestaciones accesorias que pudieran haberse
prometido. No se aplica a la actualización de las sumas debidas por desvalorización de la
moneda. Este inciso tiene relación y se corresponde con el artículo 903 sobre capital e
intereses.
Por último, el inciso d), presume que si se debe daño moratorio, y al recibir el pago el
acreedor no formula reserva sobre él, la deuda por ese daño éste queda extinguido.

Se pregunta LÓPEZ MESA, con respecto al inciso c) ¿Cuándo debe efectuarse la reserva de
intereses? El momento para realizarla es el de la instrumentación del recibo escrito.

F. Efectos del pago

Principales: extinción del crédito, principio y excepciones. Carácter definitivo. Liberación


del deudor, principios y excepciones. Irrevocabilidad de la liberación. Carácter de derecho
adquirido. Liberación putativa.

ARTÍCULO 880.- Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que
satisface el interés del acreedor, extingue el crédito y lo libera.

Esta norma presenta un problema que es que el pago posee efectos de variada índole, y ésta
solo menciona dos.
Por esta cuestión los efectos del pago pueden dividirse en principales y accesorios.

Efectos principales
Son aquellos que se producen siempre e imprescindiblemente. El principal efecto es la
cancelación del débito, correlativo a la liberación del deudor. Se dan simultáneamente.
El pago produce la extinción de la obligación, con carácter definitivo e irrevocable. Quien
recibe el pago no puede pretender luego que lo pagado no se ajusta a lo debido.
La liberación del pago funciona como un derecho patrimonial adquirido, ya que se
incorpora al patrimonio del solvens, y no puede ser privado de éste sin que se afecte la
garantía constitucional de la propiedad. La CSJN dijo “el hecho del pago exteriorizado por
el recibo que da el acreedor produce un efecto liberatorio del cual no puede ser privado el
deudor sin afectar la garantía del derecho de propiedad”.
Otro efecto principal es la irrevocabilidad recién mencionada. El acreedor no puede
pretender devolver el pago que ya aceptó, porque empeoraría la situación de la deuda y
tornaría gravosa la condición del deudor. Esto se encuentra en el artículo 352 del CCyC “El
obligado que cumple o restituye antes del plazo no puede repetir lo pagado”.
Excepciones
Extinción del crédito: la excepción a este efecto es la de pago inválido, que se da en el
pago por persona incapaz o con capacidad restringida, en el pago con fraude a los
acreedores, en el pago de créditos embargados o prendados y en el pago con una cosa que
no es propiedad del deudor.
Liberación del deudor: Si el acto que libera al deudor se encuentra afectado por el vicio de
error, entonces dicha liberación no se produce, ya que por efecto de la nulidad que invalida
el acto, las cosas se retrotraen al mismo estado que se encontraban antes del acto declarado
nulo, en virtud de lo cual, el acto se restablece sin que se produzca la liberación del deudor;
también la recepción de pagos parciales no importa la liberación del deudor y la renuncia a
la acción de su cobro si el “accipiens” hizo expresa reserva del reclamo

Sintéticamente, los efectos del pago son: a) extinción de la obligación y cancelación del
crédito; b) liberación del deudor; c) irrevocabilidad de la aceptación por parte del acreedor;
d) Irrepetibilidad del pago efectuado por el deudor.

Liberación putativa
Se dice cuando un efectivo acreedor exonera a su deudor, por creer falsamente que ha
recibido el pago.
El que por error aceptó una liberación de su acreedor que también por error se la dio,
queda obligado a reconocerlo nuevamente como a su acreedor por la misma deuda. Es que
en verdad se está en presencia de un acto de liberación viciado por error y que por ello se
anula. De ahí que las partes queden restablecidas en la situación precedente a ese acto.

Accesorios: reconocimiento, consolidatorio, confirmatorio, interpretativo.


Para que el pago, como acto jurídico, tenga efectos secundarios debe ser voluntario, licito,
determinado en sus alcances, y tiene que ser por sí y no por tercero.
Siempre tiene efectos principales pero no secundarios.

Reconocimiento
El pago puede significar un reconocimiento tácito de la obligación además de su extinción.
Esto porque un pago parcial sirve para reconocer la obligación de pago de la parte restante,
así como la legitimación activa de la ejecutante respecto de ésta.
Quien al pagar reconoce la obligación pierde el derecho de plantear la nulidad porque está
reconociendo que ella le es exigible.
Para que sea válido el reconocimiento tiene que haber animus solvendi, la intención de
pagar. También, como se dijo antes, debe ser voluntario, sin estímulos externos hacia su
consentimiento. Pero, fundamentalmente, para que el pago implique un reconocimiento o
tenga efecto de tal, quien pagar debe hacerlo sobre una obligación suya, y no una ajena.
Consolidatorio
Es común, que en la práctica, se establezcan arras o señas. Estas consisten en la entrega de
una parte de la obligación en garantía del pago de la misma, y el que las entrega, acepta que
las puede perder si desistiera del negocio; el que la recibe debe devolver el doble de lo
percibido, en caso de dejar sin efecto la obligación. La seña funciona como sanción ante el
incumplimiento de una obligación.

Confirmatorio
Confirmar un acto es ratificarlo, hacerlo propio o hacer desaparecer de él los vicios de que
adolecía. Este acto confirmatorio opera sobre la nulidad relativa de los actos.
Debe ser no forzado, voluntario, y hecho por una persona capaz.
El pago funciona como acto de confirmación tácita, sino lo sería, estaríamos frente a un
reconocimiento expreso de la obligación por declaración de voluntad.

Interpretativo
El pago y la conducta de las partes sirven como elemento interpretativo de un contrato.
Ayuda a esclarecer el alcance que dan a la obligación el deudor, y tambien el acreedor, que
lo recibe sin protesta o salvedad.
El artículo 1065 dice que cuando el significado de las palabras contextualmente no es
suficiente, se debe tomar en consideración la conducta de las partes, incluso la posterior a la
celebración.
Si se da un caso de controversia en la interpretación del contrato, el pago puede servir como
medio de interpretación.

Efectos incidentales
Son los que se producen con posterioridad al pago.
a) el pago hecho por un tercero, genera a favor de éste el derecho a obtener del deudor el
reembolso de lo pagado.
b) el pago indebido o sin causa genera a favor del solvens el derecho a repetir lo pagado.
c) el pago es inoponible cuando se realiza en fraude de los acreedores o no se respeta el
derecho de los embargantes.

G. Imputación del pago.

ARTÍCULO 900.- Imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo
acreedor tienen por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad
de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La
elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses,
el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.

Concepto. Casos. Forma. Oportunidad


Imputar es establecer una relación entre el pago que se efectúa y la obligación que se salda.
Es elegir o determinar la deuda que se cancela, cuando el monto pagado no alcanza a
satisfacer todas las que el solvens tiene con el accipiens.
La imputación del pago constituye, como dice BUERES, un mecanismo a través del cual se
puede especificar qué es aquello que el deudor paga, al tiempo de cumplir la prestación
debida.
Para PIZARRO/VALLESPINOS es el conjunto de reglas y principios que dan solución a
los problemas que se suscitan entre acreedor y deudor cuando existen varias obligaciones de
la misma naturaleza pendientes de cumplimiento y tiene lugar un pago que no alcanza a
satisfacerlas todas.
Es decir que hay un deudor, con varias deudas, independientes entre sí, que han de pagarse a
un mismo acreedor, se opta por una de ellas. Sólo ante la adversidad o multiplicidad de
deudas se torna operativa la imputación. No es posible cuando hay un solo débito, ya que no
hay opción, y por ende, no hay imputación.
Ahora si hay una sola deuda de capital, pero ella genera intereses y es pagada parcialmente,
ya no hay frente al pago una sola deuda, sino que a la acreencia de capital se ha sumado
otra, accesoria, de intereses, y son dos deudas, por lo que se autoriza la imputación.
La imputación es una manifestación de la voluntad de carácter recepticio, debe comunicarse
a la otra parte a fin de que ésta pueda ajustar su conducta a aquélla.

Entre los requisitos para que pueda hacerse lugar a la imputación se encuentran: a) la
existencia de más de una obligación entre los mismos sujetos; b) que dichos lazos de
obligación se den entre las mismas personas, físicas o jurídicas; c) que el contenido de las
prestaciones sea de igual naturaleza; d) que el pago realizado no sea suficiente para el
cumplimiento de todas las deudas.

Primero debe ser solicitada por el deudor, en defecto de éste lo hará el acreedor, y por
último puede ser la ley quien la requiera.

El artículo 900 denota que el deudor debe hacer funcionar el instituto de la imputación al
momento de realizar el pago. El 901 dice que el acreedor debe solicitarlo al momento de
recibir el pago. Es decir, que en ambos casos, es en el momento de verificar el
cumplimiento o pago.
Imputación por el deudor. Requisitos. Limitaciones

ARTÍCULO 900.- Imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo
acreedor tienen por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad
de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La
elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses,
el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.

En principio, la ley confiere al deudor el derecho de elegir la deuda que va a satisfacer.

Las limitaciones que pueden surgir son: a) el deudor no puede elegir una deuda ilíquida,
habiendo otras líquidas; b) el deudor no puede optar por una deuda de plazo no vencido,
existiendo otras vencidas; c) en caso de obligaciones de pagar capital e intereses, el deudor
no puede imputar el pago al capital, sin consentimiento del acreedor, ya que esto se
relaciona con el principio de integridad donde el acreedor no está obligado a percibir pagos
parciales.

Requisitos: a) la existencia de más de una obligación entre los mismos sujetos; b) que
dichos lazos de obligación se den entre las mismas personas, físicas o jurídicas; c) que el
contenido de las prestaciones sea de igual naturaleza; d) que el pago realizado no sea
suficiente para el cumplimiento de todas las deudas.

Imputación por el acreedor. Requisitos

ARTÍCULO 901.- Imputación por el acreedor. Si el deudor no imputa el pago, el acreedor


se encuentra facultado a hacerlo en el momento de recibirlo, conforme a estas reglas: a)
debe imputarlo a alguna de las deudas líquidas y exigibles; b) una vez canceladas
totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la cancelación parcial de
cualquiera de las otras.

El acreedor adquiere a esta facultad recién cuando el deudor no ha imputado el pago


efectuado, declinando expresa o implícitamente el derecho que para hacerlo le concedía el
ordenamiento. Se puede decir su derecho es sobreviniente, a diferencia del que tiene el
deudor, que es original o preferente.
El acreedor debe manifestar su voluntad mediante un acto unilateral recepticio donde se le
hace saber al deudor a qué obligación se atribuye el pago. Ese acto puede ser instrumentado
en el mismo recibo o mediante otra forma.
Son requisitos: a) el acreedor debe imputar el pago a alguna de las deudas liquidas y
exigibles; b) una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la
cancelación parcial de cualquiera de las otras.

Imputación legal. Requisitos

ARTÍCULO 902.- Imputación legal. Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del


pago, se lo imputa: a) en primer término, a la obligación de plazo vencido más onerosa
para el deudor; b) cuando las deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa a
prorrata.

Se da cuando ninguna de las dos partes solicita la imputación, y de manera subsidiaria y


supletoria, la ley lo hace.
En primer término se utiliza el principio de la mayor onerosidad e imputa la deuda de plazo
vencido más gravosa para el deudor, que puede derivar de una tasa de interés elevada, o
porque exista una cláusula penal, una hipoteca, una prenda, etc.
En segundo término, si las deudas fuesen de igual naturaleza, se imputará a todas a prorrata.
Se deja de lado la prelación temporal de cada una.

UNIDAD 5: INCUMPLIMIENTO RELEVANTE

A. Incumplimiento del deudor. Concepto. Actitudes que puede adoptar el acreedor.


Cumplimiento defectuoso: clases. Actitudes que puede adoptar el acreedor. Presunciones.

Lo normal de las obligaciones es el pago o cumplimiento, el efecto principal. Pero hay


veces que se dan anomalías que hacen que no lleguen a completar su ciclo y que por esa
razón no se llegue a la consecuencia primaria.
El incumplimiento es la falta de cumplimiento del plan prestacional originario. Resulta
siempre la infracción al deber jurídico que le corresponde en la actuación del deudor. Para
algunos autores se trata de una especie de incoincidencia entre la conducta obrada y la
conducta debida. Es muy difundido en la doctrina germana el término de “perturbación de la
prestación”, que significa la lesión del derecho de crédito del acreedor.

Naturaleza jurídica: es un hecho jurídico, material u objetivo: la obligación no se cumple.


Verificado este suceso, hay incumplimiento, con prescindencia de a quién o a qué deba
atribuírsele; y de los efectos que ello pueda traer aparejado.
El CCyC refiere al "incumplimiento por causas imputables" al acreedor o al deudor, lo que
resulta ajustado y preciso desde lo conceptual: el vocablo imputabilidad" no se emplea
como sinónimo de "culpabilidad". Es decir que el deudor o el acreedor tienen que ser
culpables, no solo con respecto al nexo causal (acción-incumplimiento), sino tambien a la
antijuricidad de la conducta y el factor de atribución (dolo o culpa) aplicable.

Las causas son: la no prestación, la prestación defectuosa y la prestación retardada.


Puede ser voluntario o involuntario, imputable o inimputable respectivamente.

ARTICULO 730.- Efectos con relación al acreedor. La obligación da derecho al acreedor


a: a) emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha
obligado; b) hacérselo procurar por otro a costa del deudor; c) obtener del deudor las
indemnizaciones correspondientes. Si el incumplimiento de la obligación, cualquiera sea su
fuente, deriva en litigio judicial o arbitral, la responsabilidad por el pago de las costas,
incluidos los honorarios profesionales, de todo tipo, allí devengados y correspondientes a
la primera o única instancia, no debe exceder del veinticinco por ciento del monto de la
sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al diferendo. Si las regulaciones
de honorarios practicadas conforme a las leyes arancelarias o usos locales,
correspondientes a todas las profesiones y especialidades, superan dicho porcentaje, el juez
debe proceder a prorratear los montos entre los beneficiarios. Para el cómputo del
porcentaje indicado, no se debe tener en cuenta el monto de los honorarios de los
profesionales que han representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en costas.

En el artículo 730 se encuentran las actitudes que puede adoptar el acreedor. Los dos
primeros casos se refieren a ejecución directa, y el último a la ejecución indirecta. En el
inciso 1 se nombra a la ejecución forzada del cumplimiento, que se toma como la primera
vía, y en la cual el deudor debe cumplir en especie, y el acreedor tiene el derecho de exigir
el cumplimiento por medio de la fuerza que otorga el Estado. El inciso segundo refiere a la
ejecución por parte de otras personas, como los terceros, donde debe llevarse a cabo en
especie y no es admitido en las obligaciones intuito personae. Y por último se encuentra el
cumplimiento forzado por equivalencia, la indemnización, donde la prestación originaria se
transforma en dar una suma de dinero, y es una especie de ejecución forzada indirecta; se
llega a esto porque la prestación no es posible de cumplir o al acreedor ya no le interesa.

ARTICULO 1084.- Configuración del incumplimiento. A los fines de la resolución, el


incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que
es esencial cuando: a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del
contexto del contrato; b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del
mantenimiento del interés del acreedor; c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada
de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar; d) el incumplimiento es intencional; e)
el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al
acreedor.

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