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OBLIGACIONES CIVILES Y COMERCIALES

Primera Parte: Teoría General de la Relación de Obligación

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Introducción:
1- Definición legal de obligaciones, art 724 CCYCN:
.-Definición. La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a exigir
del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener
forzadamente la satisfacción de dicho interés.

La decisión de definir: (comentado del código)


El código define la obligación como aquella relación jurídica que otorga derecho al acreedor de exigir una
prestación con el fin de satisfacer un interés lícito y, ante su incumplimiento, a recurrir a los medios legales
para obtener dicho fin.
Interpretación de la norma:

1- distinción entre derechos personales y derechos reales: El código recoge el criterio de distinción entre las
relaciones jurídicas de carácter patrimonial que Vélez eligió para la ordenación de los derechos con contenido
económico.
El distingo es entre es entre los derechos personales u obligaciones, nacidos de relaciones que vinculan a dos
partes, con efectos relativos, que generan deberes y derechos entre quienes se vinculan, y derechos reales,
nacidos de las relaciones de las personas con las cosas, absolutos, pues las facultades que se reconocen en
virtud de ellos deben ser respetados por todos sin existir una persona determinada que deba una conducta a
favor de su titular.

2- Concepto de obligación: La obligación es aquella relación jurídica que genera el derecho de una persona,
acreedor, a exigir de otra, deudor, una conducta llamada prestación, a través de la cual persigue satisfacer un
interés legítimo. Si el deudor no cumple con la prestación, el acreedor puede recurrir a los medios que el
derecho les concede para obtener la satisfacción de dicho interés.
Se destacan los elementos que estructuran el derecho personal u obligación:
A. La relación entre dos personas que el derecho permite y regula
B. La existencia de un derecho de una de las parte, llamado acreedor, de exigir a la otra parte, llamado
deudor, el cumplimiento de una prestación
C. El fin satisfactorio de un interés legitimo
D. La posibilidad del cumplimiento forzado de las prestaciones.

3- La prestación debida: La prestación es una conducta debida por el deudor, que puede consistir en :
A. Entregar una cosa o trasmitir o poner a disposición bienes que no son cosas (obligación de dar)
B. La prestación de un servicio, o la realización de un hecho (obligación de hacer)
C. Y la abstención del deudor de una conducta permitida o tolerar una actividad ajena (obligación de no
hacer)

4- El interés del acreedor. Importancia de la noción: La conducta debida por el deudor debe estar destinada a
satisfacer un interés lícito del acreedor.
La doctrina ha identificado al interés del acreedor como “una necesidad objetivamente valorable de bienes o
de servicios que la prestación del deudor debe satisfacer”, y puede ser patrimonial o extramatrimonial.
El interés que el acreedor persigue debe ser lícito. Este interés lícito debe existir cuando la obligación nace, y
subsistir mientras no se extinga.

5- Ejecución voluntaria y ejecución forzada: El código incorpora a la definición de obligación la posibilidad


de ejecución forzada de la prestación. Es el elemento coactivo de la obligación.

La obligación como relación jurídica: Los atributos del poder, así como las modalidades del deber, varían

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según las necesidades y los requerimientos humanos. Las dos especies más importantes de relaciones jurídicas
de contenido patrimonial son:
* La relación real: el poder es ejercido inmediatamente sobre las cosas, y sólo por elipsis alcanza a las
personas. El poder sobre las cosas es tal, que quien lo tiene puede, por sí mismo, satisfacer sus necesidades o
servir a sus intereses sin que sea necesaria la cooperación directa de persona alguna. Esta especie de relación
aparece dominada por la figura del sujeto activo, que se llamará: “propietario”, “usufructuario”, “usuario”,
etc., según el contenido y la extensión del poder que tenga. Los sujetos pasivos, en cambio, quedan relegados
a un segundo plano, y deben limitarse a respetar el poder ajeno. No se establece entre poder y de ver un
vínculo jurídico individual y personalizado, pues el deber no se localiza en determinado sujeto, sino que recae
sobre todos los miembros de la comunidad, que conforman una especie de “sujeto pasivo universal”.
* La relación de obligación: el poder sólo puede ser ejercido frente a determinada persona, que está obligada a
satisfacer el interés de aquel que goza del poder. Se requiere la cooperación del sujeto pasivo porque es
precisamente el comportamiento de éste el que habrá de satisfacer, normalmente, el interés de quien ostenta el
poder. La relación es de obligación porque poder y deber materializan un vínculo jurídico concreto y
perfectamente localizado entre dos personas o centros de interés: el sujeto activo tiene derecho a exigir que el
sujeto pasivo le proporcione el bien que le es debido, y éste está obligado a proporcionarle ese específico
objeto.

Terminología. La relación de obligación recibe diversas denominaciones. Wayar no le asigna importancia a


la cuestión terminológica, la llama simplemente obligación. Aunque se presentan dos inconvenientes:
1) se diría que es incompleta, pues parece involucrar sólo el lado pasivo de la relación. Si así fuera, se estaría
identificando “obligación” con “deuda”, con olvido de que el vínculo también se integra con el “crédito”.
2) se diría que es equívoca, pues por tener la palabra obligación diversas acepciones se suele designar con ella
una serie de deberes jurídicos que no son técnicamente obligaciones.
Sin embargo utiliza la palabra obligación para individualizar con ella la típica y completa relación jurídica que
se establece entre un acreedor y un deudor. Con la voz obligación, se está refiriendo a una especial categoría
de derechos subjetivos: el derecho de crédito, que se localiza en el polo activo; y a una peculiar especie de
deberes jurídicos: la deuda, que se sitúa en cabeza del sujeto pasivo de la relación, en el entendimiento de que
ambos extremos integran un fenómeno jurídico único.
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La obligación como instrumento de cooperar: abandonando el conceptualismo dogmático, dentro de una


concepción solidarista del orden social, juristas y pensadores afirman que la relación de obligación es un
instrumento jurídico destinado a promover y concretar una efectiva cooperación social mediante el
intercambio de bienes y servicios. Esta afirmación halla sustento en que en toda comunidad es imperioso que
sus miembros se presten recíproca asistencia.
No es una concepción puramente sociológica. Es dable sostener que el código civil contiene valiosos
preceptos que brindan fundamento suficiente a la tesis según la cual la prestación debida por el deudor se
traduce en un comportamiento de cooperación. Algunos textos autorizan al intérprete a considerar que el

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deber de prestación es un deber jurídico de cooperación. La “teoría del esfuerzo compartido”, por ej., impone
a las partes el deber de compartir el esfuerzo en procura de mantener el crédito y la deuda, cuando su valor
pudo verse afectado por un caso fortuito o un hecho del príncipe.
El deber de prestación, considerado en sentido estricto, se le impone al deudor, pero ello no quiere decir que el
acreedor este dispensado de ofrecer cooperación recíproca. Por el contrario, a él también se le exige cooperar
con el deudor a fin de que la relación se desarrolle con normalidad. Cooperación recíproca significa que
acreedor y deudor están obligados a observar una serie de deberes secundarios que acrecentan, el poder-deber
inicialmente asumido.
La relación de obligación tiene por objeto una cooperación debida por un miembro social en el interés típico
de otro miembro social. Acreedor y deudor deben cooperar para que sea posible la concreción del fin social
que se persigue con los derechos personales o de crédito. El concepto de cooperación está íntimamente ligado
con el principio de la buena fe.

2- La omisión de las obligaciones naturales:


La cuestión en el código civil derogado:
El código no reproduce las disposiciones sobre obligaciones morales que contenía el código derogado, este
regulaba sobre las obligaciones naturales; las definió y enuncio de manera ejemplificativa “las que fundadas
solo en el derecho natural y en la equidad, no confieren acción para exigir su cumplimiento, pero que
cumplidas por el deudor, autorizan para retener lo que se ha dado por razón de ellas.

A. Las contraídas por personas que teniendo suficiente juicio y discernimiento, son incapaces por
derecho para obligarse.
B. Las obligaciones que principian por ser obligaciones civiles, y que se hallan extinguidas por la
prescripción.
C. Las que proceden de actos jurídicos, a los cuales faltan las solemnidades que la ley exige para que
produzcan efectos civiles, como es la obligación de pagar un legado dejado en testamento.
D. Las que no han sido reconocidas en juicio por ala de prueba, o cuando el pleito se ha perdido, por
error o malicia del juez.
Las que se derivan de una convención que reúnen las condiciones generales requeridas en materia
de contratos; pero a las cuales la ley, les ha dado denegado toda acción; tales son las deudas de
juego

Obligaciones civiles y naturales: Según la naturaleza del vínculo se distinguen las obligaciones civiles y
naturales: Las primeras son las que dan derecho al acreedor para exigir su cumplimiento; las segundas no
confieren acción alguna para exigir ese cumplimiento. Las obligaciones civiles están tuteladas por el derecho
positivo, que reconoce la plenitud de su eficacia y efectos. Son obligaciones naturales las que fundadas solo
en el derecho natural y en la equidad no confieren acción para exigir su cumplimiento, pero que, una vez
cumplidas por el deudor, autorizan para retener lo que se ha dado en razón de ellas.
Las obligaciones naturales se fundan solo en el derecho natural y en la equidad, por el contrario las
obligaciones civiles se basan no solo en el derecho natural, si no también se encuentran tuteladas por el
derecho positivo.

Distintas teorías sobre la naturaleza de la obligación natural: Hay varias doctrinas enfrentadas

1-Teoria que niega la obligación natural: la denominada obligación natural no constituye una verdadera
relación jurídica, ya que el acreedor está privado de acción, por lo cual, se estaría ante una obligación que
carece de coerción, es decir, una obligación no obligatoria. Por otro lado, el deudor no está obligado a pagar,
por lo cual no puede decirse que exista una deuda, ya que no hay causa.

2-Teoria que asimila la obligación natural con los deberes morales: sostiene que todas las hipótesis que se
presentan como de obligaciones naturales son simples deberes morales, a los cuales la ley toma en

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consideración para imputarles limitados efectos jurídicos. Por ello, el pago que se hace en virtud de una
obligación natural, no es tal, sino una liberalidad o donación. Para rebatir a esa postura, sería suficiente
demostrar que hay casos de obligaciones naturales que se cumplen a través de un acto a título gratuito, pues
así quedaría demostrado que no siempre que se ejecuta un acto a título gratuito no hay pago de una obligación
preexistente, sino cumplimiento de un deber moral. Y tal caso es, por ejemplo el de donatario, que pretende
formalizar la donación de un inmueble en instrumento privado, lo que estaría viciado de nulidad por carecer
de forma solemne (instrumento público). Sin embargo, entre el donante y el donatario queda establecida una
obligación natural, y si el donante decide luego cumplir con una obligación y dona el inmueble, nadie podrá
negar que haya cumplido una obligación natural preexistente.

3-Teoria de la obligación natural como puro débito: Las obligaciones naturales muestran a una persona
vinculada por un débito, pero que no puede ser constreñida al cumplimiento. En la obligación natural hay
deuda, pero no responsabilidad.

4-Teoria de la obligación natural como expresión del derecho natural: Las obligaciones naturales son
verdaderas obligaciones jurídicas, en razón de estar fundadas en el derecho natural y equidad.

El art 728 del CCYCN:

“Deber moral. Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia es irrepetible”.

El código determina la regla general de que toda atribución patrimonial realizada en cumplimiento de deberes
morales o de conciencia es irrepetible, adoptando así una formula amplia en la cual podrán caber diversas
situaciones, en la que se encuentren razones suficientes para decretar la irrepetibilidad de la atribución. El
principio de irrepetibilidad de las atribuciones patrimoniales realizadas en virtud de deberes morales o de
conciencia, formula amplia capaz de captar supuestos en que se estime razonable justificar la retención de lo
recibido.

Diferencias entre obligación natural y deber moral:


“deber moral” es el género y “obligaciones naturales” la especie. Ambos términos, además, se diferencian en
lo siguiente: en las obligaciones naturales existe un vínculo jurídico, el deber moral carece de los elementos
propios de una obligación; el cumplimiento de una obligación natural es siempre el pago, el cumplimiento de
un deber moral es siempre un acto de liberalidad; la obligación natural puede extinguirse por cualquiera de los
medio extintivos de las obligaciones, mientras que el deber moral no puede extinguirse por esas vías; la
obligación natural puede transformarse en civil por efecto de la novación, mientras que eso no puede suceder
con el deber moral; los deberes morales son intrasmisibles, mientras que las obligaciones naturales se
trasmiten por actos entre vivos o por causa de muerte; la obligación natural puede asegurarse con fianza,
prenda o hipoteca, no así el deber moral.
Sin embargo el código civil y comercial de la nación tiende a la equiparación de los conceptos de deber
moral y de obligación natural

3-Nturaleza de la obligación:
Teoría del débito y la responsabilidad: Concibe la obligación como una doble relación: una de puro débito
(Shuld) y otra de responsabilidad (Haftung). Los postulados de esta teoría podrían ser explicados:
Constituida una obligación, derivada de cualquier fuente, cobra vida una relación de deuda o puro débito y se
caracteriza por las siguientes notas:
1) el deudor siente la necesidad o la presión psicológica de cumplir voluntariamente.
2) el acreedor se mantiene expectante, a la espera de que su interés sea satisfecho sin necesidad de
compulsión. Sus poderes se conservan en potencia.
3) si la prestación se cumple, se cierra la relación de deuda y con ello se extingue la obligación. Pero si la
prestación no se cumple, con el incumplimiento se inicia la segunda relación, llamada “de responsabilidad”,
que se distingue por:
a) se actualizan los poderes que el acreedor conservaba en potencia, y

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b) el acreedor puede promover la ejecución judicial, para obtener el cumplimiento forzado de la obligación o
la indemnización sustitutiva de la prestación.
Según esta concepción, la obligación se desarrolló durante dos momentos vitales y sucesivos, aunque pueden
extinguirse al concluir el primer momento. Durante el desarrollo de su primera fase (relación de deuda o puro
débito), el deudor siente la necesidad de cumplir voluntariamente, mientras el acreedor se mantienen
expectativas. Si la prestación se verifica, la obligación se extingue sin que tenga lugar el segundo momento;
pero si la prestación no se cumple se abre el segundo momento (el de la responsabilidad), durante el cual las
facultades que la acreedor conservaba en potencia se transforman en verdaderas armas de agresión
patrimonial.

. Análisis de esta teoría. Es inexacto disociar la obligación en dos conceptos diferentes (deuda y
responsabilidad) pues se obtiene una ilusión parcial del fenómeno. La obligación es siempre deuda y
responsabilidad al mismo tiempo es imposible que pueda haber un deudor sin responsabilidad o una persona
responsable sin que haya asumido antes la condición de deudor si alguien debe es porque es responsable; y
viceversa: es responsable porque debe. Un análisis crítico de la concepción demostraría la necesidad de
elaborar una teoría que reúna la deuda y la responsabilidad en un solo concepto.
a) La obligación como deber: la obligación le impone al deudor el deber jurídico de observar determinada
conducta (prestación) en interés del acreedor. Se trata de una concepción ética y mide exclusivamente la
posición jurídica del deudor, y que se basa la posibilidad y a éste le asiste de cumplir voluntariamente la
prestación. La obligación es un deber que se extingue con el cumplimiento voluntario. Pero si el deudor
incumple, se producen consecuencias que ya no derivan de la obligación, sino del incumplimiento, que se
presenta como fuente de una nueva obligación: la de indemnizar al acreedor. La responsabilidad se sitúa fuera
de la obligación, pues no derivan de ella, sino de la situación de incumplimiento.
Pero en realidad, el incumplimiento no necesariamente desemboca en la indemnización; también puede dar
lugar a la ejecución forzada, por medio de la cual el acreedor recibirá el objeto específicamente debido.
Entonces la ejecución forzada, si la obligación se agotara en el mero deber de cumplir voluntariamente, no
integraría el concepto de obligación, lo cual resulta indefendible porque no se puede negar que con la
ejecución forzada se está cumpliendo lo misma obligación.
b) La obligación como responsabilidad: tampoco se puede dudar de que el deudor es responsable frente al
acreedor si llega a incumplir su deber. Pero de ahí a sostener que la obligación es exclusivamente
responsabilidad, subestimando la importancia del deber, se está parcializando la visión del fenómeno
obligatorio.
c) La obligación como deber y como responsabilidad: se afirma que tanto el deber como la responsabilidad
deben estar en el concepto de obligación. Sólo así se obtendrá una visión integral y completa del fenómeno
jurídico llamado obligación.
El deber es el fundamento de todas las consecuencias jurídicas en que se traduce la obligación; por lo mismo
sin deber no hay obligación. La responsabilidad, refleja la total sanción que incorpora el ordenamiento
jurídico al deber asumido.
e). La obligación como “proceso” de la vida social. Cierta doctrina, inspirada en la concepción sociológica
del derecho, entiende que ninguna teoría puede considerarse triunfadora. Se piensa que el concepto puro de
obligación aún no ha sido hallado, y que no justifica continuar la búsqueda, pues carece de toda utilidad
práctica para resolver los problemas que cotidianamente plantea la vida social.
Esta doctrina ha iniciado nuevas investigaciones, en procura de descubrir que es la obligación como fenómeno
social. Estas obligaciones están encaminadas a aprender este fenómeno social en cuanto tal, en cuanto
acontecer humano concreto y real, que se localiza en un lugar y en un momento histórico determinados.
Piensan que la obligación tiene cierta naturaleza orgánica, porque es un fenómeno humano que nace, vive y
muere, influidos directamente por las condiciones económicas del medio social al que pertenece. Es una parte
de la vida social que se presenta perfectamente organizada, conforme a ciertos principios jurídicos, y que está
llamada a cumplir una especial función económica y social. Por su grado de organización y por la especial
función que cumple - facilitar el intercambio de bienes y de servicios por medio de la cooperación ajena-, se
piensa como institucionalizado e imprescindible.
También se la concibe como un proceso en sentido Hegeliano, es decir, como un devenir histórico que
atraviesa distintas fases: nace, vive y muere. Está desde un principio encaminado a alcanzar un fin
determinado y extinguirse con la obtención de ese fin. Se trata de un proceso transitorio. Este pensamiento
inspirado en la dialéctica de Hegel, dice que la extinción de la obligación no hace desaparecer el fenómeno del

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mundo jurídico. Al contrario, una obligación extinguida genera, como proceso antitético, un nuevo proceso
obligatorio, con consecuencias jurídicas distintas del primero. Así, cuando el comprador paga el precio y el
vendedor entregar la cosa, el contrato de compra-venta se extingue por cumplimiento, pero él ha dado
nacimiento a un nuevo propietario. Si bien la obligación es un proceso transitorio, a cada uno que se extingue
le sucede otro, indefinidamente, porque la vida social es un continuo e incesante devenir

4- Contenido de la obligación:
Obligación y deber jurídico. Deberes jurídicos que no son Obligaciones: si bien toda obligación contiene un
deber jurídico, no todos los deberes jurídicos son obligaciones. Los deberes jurídicos conforman un género, y
sólo una de sus especies integra la relación de obligación.
Los deberes jurídicos, en general, presentan una nota común: les imponen a las personas la necesidad de
observar determinada conducta. Para distinguir el deber jurídico propio de la relación de obligación, es decir
el deber de obligación de aquellos otros que no son técnicamente obligaciones, es necesario señalar los
caracteres típicos y específicos de aquel deber:
1) la relación de obligación crea un vínculo jurídico entre acreedor y deudor; el deber que pesa sobre el
deudor lo obliga a desplegar parte de su actividad en beneficio del acreedor. El comportamiento del deudor
tiene un destinatario preciso y determinado. La obligación es una relación entre personas determinadas.
2) el comportamiento debido por el deudor tiene que tener valor económico para el deudor. Esta es una de las
particularidades más importantes de la obligación: la patrimonialidad de la prestación.
3) el deber de prestación se dirige a satisfacer el interés, patrimonial o no, del acreedor, y éste está autorizado
para exigir el cumplimiento.
Por ausencia de alguna de las características, no constituyen obligaciones las siguientes:
a) deberes jurídicos genéricos, en los cuales no existe un sujeto activo determinado.
b) deberes jurídicos sin contenido patrimonial

El Crédito y la deuda:
1. Facultades accesorias y deberes secundarios: la relación de obligación es bipolar en tanto que vincula a un
acreedor con un deudor. El primero el titular de un derecho subjetivo de crédito que los votos de poder para
exigir el bien que le es debido; sobre el segundo está el deber jurídico de satisfacer ese interés. Derecho
subjetivo y deber jurídico (crédito-deuda) constituyen la espina dorsal, el núcleo fundamental, de la
obligación. Pero esta descripción responde a un análisis simple de la relación. Un examen más detenido la
muestra como una relación jurídica compleja, integrada por una verdadera trama de deberes y derechos
recíprocos. De entre todos ellos, el crédito y la deuda se destacan, pero los restantes deberes y facultades, si
bien son accesorios de aquellos, tienen que ser necesariamente considerados, pues de lo contrario se obtiene
una visión parcial de la obligación.
Por ello, cuando se trata de describir en qué situación se hallan, recíprocamente, el acreedor y el deudor, es
necesario también puntualizar cuáles son las facultades accesorias que le corresponden a cada uno de ellos, y
que deberes secundarios están obligados a con pi.
2. La cooperación recíproca y el principio jurídico de buena fe: la buena se domina y tutela todo el
ordenamiento jurídico. Las relaciones obligatorias, en todos sus aspectos y en todo su contenido, están sujetas
a su imperio.
El concepto de buena fe es uno de los más difíciles de aprehender dentro de las ciencias jurídicas. No
obstante, y sin desconocer su unidad conceptual se enfoca desde dos puntos de vista: un objetivo y otro
subjetivo. Desde el primer ángulo, se considera la buena fe como un modelo de conducta social, como un
estándar jurídico de ineludible observancia. Cada persona debe ajustar su propia conducta a este arquetipo,
obrando como lo haría un hombre recto: con honestidad, lealtad, probidad. No se ha de pensar en una
aplicación rígida, que lleve a descalificar cualquier pequeña inconducta; se trata de una regla orientadora. La
buena fe objetiva tiene su mayor campo de aplicación en el derecho de las obligaciones.
Desde el punto de vista subjetivo, se concibe la buena fe como un estado de conciencia que se traduce en un
convencimiento legítimo del sujeto de estar obrando correctamente. Aunque su proceder sea objetivamente
ilícito, el derecho lo considerará de buena fe atendiendo a su especial estado psicológico. Se la llama buena fe
creencia para poner de resalto que se funda en la convicción de la persona de que actúa sin lesionar ningún
interés jurídico ajeno. Tiene mayor aplicación en el campo de los derechos reales.

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En la relación de obligación, la buena fe exige una actitud positiva de cooperación recíproca. Acreedor y
deudor deben actuar procurando resguardar el interés ajeno, la expectativa del otra parte.
Justamente es el principio de buena fe el que permite valorar por entero el quehacer de acreedor y deudor. Es
decir, la buena fe hace posible apreciar el comportamiento de las partes considerándolo en su totalidad, como
actitud de cooperación que es debida por cada parte a la otra. Tiene como aspectos más destacados: la
confianza, la fidelidad, el compromiso, la capacidad de sacrificio, la prontitud en ayudar a la otra parte.
Surge que en las relaciones obligacionales, la necesidad de obrar de buena fe da origen a una serie de deberes
jurídicos especiales y provoca un acrecentamiento de las facultades que las partes asumieron en el momento
de constituir el vínculo.

Relación “contractual y relación “de obligación: Se ha pretendido explicar la existencia de facultades


accesorias y de deberes secundarios recurriendo a la distinción entre relación contractual y relación de
obligación, otorgándole a la primera mayor amplitud de efectos, y limitando la segunda al simple crédito-
deuda. Mediante esta dualidad de conceptos se afirma que las facultades accesorias y los deberes secundarios
derivan del contrato o relación contractual, no de la relación de obligación.
Sin negar el valor teórico práctico que la distinción entre relación contractual y relación de obligación ofrece,
nom brinda una explicación satisfactoria acerca de la naturaleza y el origen de las facultades y deberes
accesorios. Si se admitiera esta tesis, se limitaría la vigencia de las conductas secundarias, a la esfera
contractual, con lo que quedaría sin explicación una serie de hipótesis que se plantean en relaciones de origen
extracontractual. Cuando la obligación proviniese de un acto ilícito, de la ley, o de cualquiera de las fuentes
que no sean un contrato, no habría para las partes facultades y deberes accesorios, pues faltaría la relación
contractual que los impusiera.
Las conductas secundarias son impuestas, no por la relación contractual o fuente de la obligación, sino por el
principio de buena fe imperante en toda relación de obligación por mandato expreso de la ley. La relación de
obligación, nacida de cualquiera de las fuentes aceptadas, es siempre compleja. El deber de cooperación
recíproca es engendrado por obligación, con total prescindencia de su origen contractual o extracontractual.

La situación jurídica del acreedor: para comprender la posición jurídica del acreedor es necesario examinar
tres cuestiones:
1) que es el derecho de crédito;
2) cuáles son las facultades accesorias que lo acompañan; y
3) cuáles son los deberes secundarios que debe observar.
1. El derecho de crédito: en sentido estricto, es el que ostenta el acreedor con poder o facultad para exigir del
deudor el bien que le es debido. Es un verdadero derecho subjetivo, en virtud del cual el acreedor está en
condiciones de obtener la satisfacción de su propio interés mediante la actuación del deudor (prestación) o
mediante la ejecución forzada. Se dirige a la obtención del objeto específicamente debido. En caso de
incumplimiento absoluto nace una nueva obligación, en virtud de la cual el acreedor puede dirigirse al
patrimonio del deudor para tomar de él la indemnización pertinente. Lo que decide si el derecho del acreedor
se ha de dirigir al bien debido o si se ha de orientar al patrimonio del deudor es el hecho del incumplimiento
imputable.
Desde el punto de vista de la sociología del derecho, se piensa que el acreedor se hacen una situación de poder
que va mucho más allá del simple derecho subjetivo de exigir el bien debido. El derecho de crédito refleja
toda la situación de poder -jurídico, económico y social- que el acreedor puede hacer valer contra el deudor.
La situación acreedora se presenta como un centro de imputación y unificación de facultades y prerrogativas,
especialmente jurídicas, cuyo beneficiario es el acreedor.

Derecho de crédito:
Facultades y derechos que integra la situación acreedora: la situación jurídica del acreedor no se agota con
el derecho de crédito. Si bien el núcleo central de la situación acreedora lo constituye el poder de que goza el
acreedor para exigir lo que se le debe, a que ya se integra con una serie de facultades y derechos que la
complementan. A título de ejemplo:
I. facultades de disposición sobre el crédito.
II. Facultades de conservación y tutela preventiva del crédito.
III. Facultades para conservar la solvencia del deudor.

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Cargas y deberes. El deber de Cooperar: La situación jurídica del acreedor es compleja. Conforme las
directivas que imparte la idea de cooperación, y a las pautas de valoración de la conducta que proporciona el
principio jurídico de buena fe, el acreedor ha dejado de ser el sujeto investido exclusivamente de poder y
facultades, para convertirse en sujeto pasivo de ciertos deberes de conducta jurídicamente obligatorios.
Los deberes de cooperación que se le impone al acreedor como facultades accesorias dependen de la relación
de obligación de la cual derivan. Los supuestos más importantes son:
I. deber de no agravar la situación del deudor: el acreedor debe abstenerse de todo comportamiento que
conduzca a ser más onerosa la obligación del deudor, su deber es facilitar su liberación.
II. Deber de contribuir a la materialización del pago: la realización del pago exige, según la naturaleza de
ciertas obligaciones, la expresa cooperación del acreedor, y éste no puede negarse a prestar
En las obligaciones de dar, la aceptación de la prestación por parte del acreedor es ineludible; el deudor no
podrá cumplir, normalmente, si el acreedor no recibe el pago. En las obligaciones de hacer es también
necesaria la aceptación del acreedor, sólo las de no hacer es aparentemente innecesaria actividad alguna del
acreedor; basta el comportamiento del deudor para poner fin al vínculo.
Por ejemplo si la obligación debe ser pagada en el domicilio del deudor, el acreedor tiene que concurrir a
recibir la prestación. Si no lo hace, aquél quedará exento de responsabilidad por el retraso en que puede
incurrir. La infracción al deber de cooperar por parte del acreedor impide o borran la responsabilidad del
deudor.

La Situación jurídica del deudor. Para describir la situación jurídica en que se halla el deudor es necesario
precisar tres conceptos: 1) deber jurídico de proporcionar el bien debido (deber de prestación), 2) deberes
secundarios de conducta, que acompañan al anterior, y 3) facultades y derechos del deudor que se
corresponden con los deberes secundarios impuestos al acreedor.

El Deber de prestación. La obligación importa, para el deudor, el deber de satisfacer el interés del acreedor.
Correlato lógico del derecho de crédito, considerado en sentido estricto. Ese deber se cumple cuando el
deudor despliega un comportamiento útil y patrimonialmente valioso especialmente previsto para satisfacer al
acreedor; puesto que ese comportamiento se denomina prestación, el deber de que aquí se trata suele ser
llamado deber de prestación.
No comprende exclusivamente el comportamiento especialmente previsto, ya que si el deudor no observará la
conducta debida, el acreedor tiene derecho satisfacer su interés mediante la ejecución forzada, lo que supone
que prescindirá de ese especial comportamiento del deudor. Se debe concluir que el deber de prestación
también comprende el de soportar la ejecución. De allí que la expresión deber de prestación reconozca: una
acepción estricta, referida a la conducta específicamente debida, y una significación amplia, comprensiva de
la ejecución forzada, atendiendo al hecho de que en este caso, el comportamiento debido consiste en soportar
esa ejecución.
El deber de proporcionar el bien debido o deber de prestación es un verdadero deber jurídico. Es una especie
calificada dentro de la categoría de deberes jurídicos.

Deberes secundarios: La situación deudora, al igual que la acreedora, es mucho más compleja, pues el
deudor está obligado a cumplir ciertos deberes secundarios ya con o complementan el primario deber de
prestación. Es imposible ofrecer una enumeración de los deberes que acompañan al cumplimiento, ya que ello
depende de las particulares circunstancias de cada caso. Resulta factible, en cambio dar algunos ejemplos que
ilustran cómo funciona el principio de buena fe y que deberes secundarios derivan de él:
a. Si el autor se ha reservado la facultad de fijar el día y la hora que ha de cumplir la prestación, no podría
realizar la medianoche o al amanecer, pues no es esa la forma cómo cobraría un hombre recto, aun cuando
estuviera persuadido de la legitimidad de su conducta.
b. Si se fija como lugar de pago su propio domicilio, el deudor deberá permanecer en él, o dejar en su lugar a
una persona autorizada, para esperar al acreedor a fin de que la prestación pueda ser realizada.
La inobservancia de estos deberes secundarios constituye, en todos los casos, un incumplimiento, que podrá
ser absoluto o relativo, o bien conduce a un cumplimiento parcial, defectuoso, según la gravedad de la falta
cometida.

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Las facultades del deudor: La situación jurídica del deudor no se agota en la suma de deberes que se le
impone; también titular de un conjunto de facultades, que el orden jurídico le reconoce en resguardo de sus
propios intereses:
I. derecho de pagar o de cumplir: el titular del verdadero derecho a liberarse de la obligación, aún contra la
voluntad del acreedor. Si el deudor enfrenta obstáculos para liberarse, porque el acreedor no quiere o no puede
recibir el pago, el ordenamiento jurídico le proporcionan los medios para que su derecho tenga efectiva
realización por medio del pago por consignación.
II. Derechos de oponer defensas: está facultado para oponerse a toda pretensión abusiva o desproporcionada
que el acreedor intente en su contra. Son ejercidas mediante la interposición de excepciones o por medio de
acciones.
III. Derechos del deudor insolvente: puede solicitar que se decrete la inembargabilidad de sus bienes, cuando
éstos integran “el lecho cotidiano de él y de su familia”, o cuando se trata de “las ropas y muebles de su
indispensable uso”, o de “los instrumentos necesarios para su profesión, arte u oficio”. Puede solicitar,
también, la convocatoria de sus acreedores mediante el procedimiento concursal.

Obligación y derecho real: 5 diferencias. El derecho real y la obligación difieren por lo siguiente:
1) Por los elementos: si el derecho real es aquel que se ejerce directa e inmediatamente sobre la cosa, sin la
intervención de otros intermediarios, es lógico concluir que sus elementos son sólo dos: el sujeto activo, o
titular del derecho, y la cosa sobre la cual ejerce su señorío. Al contrario, si el derecho personal o de crédito
supone la facultad de uno para exigir de otro determinada conducta, es igualmente lógico afirmar que sus
elementos son tres: sujeto activo o acreedor, sujeto pasivo o deudor, y la cosa o hecho que éste debe entregar o
realizar.
2) Por el objeto y el contenido: al derecho real se lo ejerce sobre cosas; siendo estas su objeto, deben tener
existencia actual, es decir, deben existir en el momento en que el derecho es ejercido. En cambio, los derechos
personales, puesto que tienen por objeto una prestación, es decir, una conducta futura del deudor, pueden
recaer sobre cosas inexistentes al momento de ser constituido el vínculo, siempre que puedan existir luego.
3). Por la tutela que el ordenamiento jurídico les proporciona: se afirma que los derechos reales son absolutos,
en el sentido de que pueden ser invocados por su titular contra todos los miembros de la comunidad: son
oponibles erga omnes, por medio de las acciones persecutoria y restitutoria, puede demandar a cualquier
persona que lo perturbe o pretenda privado de su derecho. Los derechos personales, en cambio, son relativos,
en el sentido de que sólo pueden ser invocados frente al deudor.
4) Por el modo de ejercicio: los derechos reales le otorgan a su titular un poder discrecional que no tiene el
acreedor, en razón de que está obligado a respetar la persona del deudor y la incoercibilidad de su conducta;
por otra parte, el derecho real se consolida cuando es ejercido, pues con ello el sujeto activo reafirma su
condición de tal. En tanto que, los derechos personales, si el acreedor ejerce su derecho, la obligación se
extingue, pues tal ejercicio supone el cumplimiento de la prestación.
5) Por el número: el ordenamiento jurídico determina el número de tipos o especies de derechos reales que los
particulares pueden ejercer. En lo que atañe a los derechos personales, su número y especies dependen de la
autonomía privada, pues los particulares pueden crear toda clase de obligaciones, siempre que sean lícitas y no
contravengan la moral o las buenas costumbres.

5- La unificación de la legislación sobre obligaciones civiles y comerciales.


Razones que justifican la unificación de las obligaciones civiles y comerciales: La unificación de nuestra
legislación civil y comercial en materia de obligaciones y contratos es conveniente y necesaria.

Breve reseña histórica: La historia del derecho privado contiene dos premisas: 1) el derecho romano no
conoció la división en derecho civil y derecho comercial; 2) este último fue el producto intelectual de los
comerciantes de la edad media, quienes lo elaboraron para reglamentar sus actividades económicas, ante la
insuficiencia del derecho vigente. De lo que es posible concluir:
a. . si el mundo romano no fraccionó su derecho privado fue porque la división no era necesaria, pues de
lo contrario el pragmatismo de sus juristas y la dinámica de sus instituciones hubieran impulsado la
separación.

Gramajo y Rendace Página 9


b. Fueron razones circunstanciales, derivadas de acontecimientos históricos transitorios, las que
determinaron el nacimiento del derecho comercial. Hubiese sido suficiente la renovación de las
instituciones propias del derecho civil y la incorporación, en el marco de estas, de las nuevas
instituciones que surgían como una imposición de la actividad económica, para mantener unificado
derecho privado. Pero no fue así.
c. El derecho mercantil constituye una categoría histórica, en el sentido de que la formación de sus
normas respondió a exigencias ineludibles de la realidad. Pero la íntima vinculación entre el derecho
comercial y los factores económicos y sociales de cada momento histórico explica la relatividad de su
contenido: al evolucionar y transformarse aquellos factores, evoluciona y se transforma esta rama del
derecho.
d. El derecho mercantil surgió como un ordenamiento destinado a regir la actividad profesional de una
clase de ciudadanos: los comerciantes. Por eso se lo definió como el derecho especial de los
comerciantes. La vigencia estuvo justificada en épocas en que el comercio era ejercida en forma
exclusiva por los comerciantes pertenecientes a las corporaciones; pero tales estatutos resultan ahora
anacrónicos, porque los actos de comercio y, en general la actividad económica, son ejercidos por
toda clase de personas, y porque el concepto de comerciante ha sido desbordado por otros, como los
referidos a la empresa y al empresario.

Los Proyectos de Unificación de 1987, de 1993 y de 1998: En la República Argentina se han sucedido
diversas propuestas de unificación y reforma de la legislación civil y comercial se han conocido cuatro
proyectos:

a) El proyecto de unificación de 1987. Afirmadas la conveniencia y la necesidad de la unificación, no cabe


sobre proyecto que uno de cuyos propósitos estaba dirigida a concretar la unificación de la legislación civil
comercial. En 1991 el Senado de la nación sancionó este proyecto de código único civil y comercial y lo
remite al poder ejecutivo para su promulgación. Pero el poder ejecutivo vetó íntegramente mediante un
decreto.
El método utilizado por este proyecto fue: 1º independizar del código de comercio toda legislación especial
estuviera incorporada a él; 2º se decidió derogar el remanente del código de comercio, 3º incorporar al código
civil aquellas materias que resultan suprimidas como consecuencia de la derogación del código de comercio y
que era necesario mantener aunque con el necesario aggiornamiento; 4º la reforma del código civil y de
algunas leyes especiales, para adecuarlos a las exigencias y requerimientos actuales.
Algunas de las reformas propuestas en materia de obligaciones fueron: 1º respeto de las fuentes de las
obligaciones, se puede señalar a) al tratar de la voluntad unilateral, dispone que será considerada fuente de
obligaciones en los casos previstos por la ley o cuando así resulte de los usos y costumbres, y b) dio expresas
disposiciones referidas al enriquecimiento sin causa, estableciendo que quien sin justa causa se enriqueció con
perjuicio de otro debe indemnizar este perjuicio hasta el límite de su propio enriquecimiento. 2º respecto de la
teoría general de la responsabilidad civil, es importante destacar: a) previo a la unificación de los regímenes
de responsabilidad contractual y extracontractual; b) le dedica un texto al daño provenientes de la actividad de
un grupo de individuos que sea riesgoso para terceros, haciéndolos responsables solidarios; y c) define el
llamado incumplimiento sin culpa, en los siguientes términos: “Hay incumplimiento sin culpa cuando el
deudor acredita que para cumplir habría sido menester emplear una dirigencia mayor que la exigible por la
índole de la obligación”.

b) El Proyecto de la comisión federal de juristas de 1993: ante el veto del proyecto de 1987, la Cámara de
Diputados de la nación, decidió conformar una comisión llamada Federal a la que se encomendó la misión de
preparar un nuevo proyecto. Luego de los trámites de rigor, ese mismo año el pleno de los diputados sancionó
el proyecto y lo remitió para su revisión a la Cámara de Senadores. En el Senado, este proyecto no tuvo
trámite parlamentario.
Utiliza el mismo método con que fue elaborado el proyecto de 1987, y en materia de obligaciones y contratos
se puede destacar: 1º inclusión expresa previsión referida a la mora del acreedor; 2º prever responsabilidad,
limitada al reembolso de gastos, por la ruptura de las tratativas previas y consagra una regla que ordena la
reparación del daño moral de todos los daños causados al acreedor puestos de responsabilidad pre contractual;
3º pretende establecer una clara distinción entre obligaciones de medios y obligaciones de resultados; 4º en
cuanto a las obligaciones naturales se considera innecesario regularlas y se limita a disponer que no es

Gramajo y Rendace Página 10


repetible el cumplimiento espontáneo de un obligación de esa clase; 5º trata de la dación en pago,
denominación que se asigna al pago por entrega de bienes y se elimina la injustificada exigencia legal de que
no se trate de deudas en dinero; y 6º en materia de compraventa, es importante destacar este proyecto legisla
sobre el boleto de compraventa de inmuebles, exponiendo que las obligaciones nacidas de él son civilmente
exigibles.

c) El Proyecto del Poder Ejecutivo de 1993: al mismo tiempo el poder ejecutivo había encomendado la
redacción de otro proyecto a una comisión de juristas, proyectos del ministerio de justicia remitió al Senado
este proyecto, que no tuvo trámite parlamentario alguno, se aparto del método con que fueron elaborados los
anteriores proyectos y sus autores optaron por proponer la total derogación del libro segundo del código civil
y su reemplazo por otro íntegramente reelaborado.

d) Proyecto del Poder Ejecutivo de 1998: en cuanto al método se apartaron de la metodología con que fueron
preparados los tres proyectos anteriores. Se propuso independizar la legislación especial incorporar al código
comercio y llevar esa legislación al nuevo código civil. Se propuso luego la derogación del código civil y de
comercio para reemplazarlo por un código civil íntegramente nuevo.
Cabe destacar entre las principales reformas que propone: 1º en materia de obligaciones de dar dinero se
mantiene rígidamente el sistema nominalista; 2º para la cuantificación en dinero de la deuda de valor se
atiende al ideal de la ley de desindexación, que trata de evitar que al ser liquidado el daño se llegue a un
resultado que puede ser calificado como absurdo o injusto respecto del valor “real y actual” del objeto la
prestación; 3º en la materia responsabilidad civil: a) la prevención del daño tiene un lugar relevante, desde tres
puntos de vista: 1. La asignación de virtualidades a las medidas técnicas en procura de evitar el daño, 2. Los
mecanismos tendientes a instalarla, y 3. La tutela inhibitoria. Se prevé que toda persona que tiene el deber, en
cuanto dependa de ella, de evitar causar un daño no justificado, de optar de buena fe y según las
circunstancias las medidas razonables para evitar un daño o disminuir su magnitud y de no agravar el daño, si
ya se ha producido. b) la culpa es el factor de atribución de responsabilidad, en caso de que la ley o las partes
no hubiesen dispuesto lo contrario. C) incluye, además de la cosa riesgosa, la actividad riesgosa o peligrosa,
pero tratando de precisar ese concepto para evitar la indiscreta aplicación del texto legal a ciertas actividades.
D) en materia responsabilidad objetiva, la reparación del daño queda limitado a un tope cuantitativo por cada
damnificado directo, que se reduce proporcionalmente si hay liberación parcial por la incidencia de la culpa
de la víctima. E) entre otras reformas: 1. La incorporación de un texto para la mora del acreedor, remitiendo a
las normas de la mora del deudor; 2. La consagración de un precepto relativo al daño al proyecto de vida, 3.
La introducción del concepto de daño al interés negativo, y 4. La definición de la culpa grave como la “falta
de diligencia extrema” y su asimilación al dolo

El método del código civil y comercial:

Ley 26.994
Decreto 1795/2014
Anexo I. Código Civil y Comercial de la Nación

Título Preliminar

Capítulo 1 - Derecho
Capítulo 2 - Ley
Capítulo 3 - Ejercicio de los derechos
Capítulo 4 - Derechos y bienes

Libro Primero. Parte General

TÍTULO I - Persona humana


TÍTULO II - Persona jurídica
TÍTULO III - Bienes
TÍTULO IV - Hechos y actos jurídicos
GramajoVy-Rendace
TÍTULO Transmisión de los derechos Página 11
Libro Segundo. Relaciones de Familia

TÍTULO I - Matrimonio
TÍTULO II - Régimen patrimonial del
matrimonio
TÍTULO III - Uniones convivenciales
TÍTULO IV - Parentesco
TÍTULO V - Filiación
TÍTULO VI - Adopción
TÍTULO VII - Responsabilidad parental
TÍTULO VIII - Procesos de familia

Libro Tercero. Derechos Personales

TÍTULO I - Obligaciones en general


TÍTULO
Bolilla 4 II - Contratos en general
TÍTULO III - Contratos de consumo
TÍTULO IV - Contratos en particular
Gramajo
TÍTULOy Rendace Página 12
V - Otras fuentes de las obligaciones

Libro cuarto. Derechos reales


Bolilla 2

1. Requisitos de la obligación
Enumeración de los requisitos de la obligación: Son aquellos sin los cuales la obligación no puede tener
existencia y validez en otras palabras la ausencia de cualquiera de ellos impide que la obligación exista como
tal; se puede decir que son elementos constitutivos de la obligación:

1- sujeto: activo y pasivo


1. Vinculo jurídico
2. Objeto
3. Causa fuente
No son elementos esenciales
1. Causa fin
2. Compulsión

La compulsión: se trata de uno de los atributos del poder que ostentan al creedor, cuya adecuada explicación
se obtiene por medio del vínculo. Cuando una obligación sigue un curso normal y se la cumple voluntaria y
espontáneamente, no se requiere de ninguna compulsión, con lo cual queda demostrado que esta no es
requisito esencial del vínculo obligatorio.

La causa fin: Se trata de un ingrediente psicológico que puede ser localizado en los actos jurídicos,
contractuales o no en la voluntad de sus acreedores, y mediante el cual es posible descubrir la finalidad que
persigue. El hecho de que algunas obligaciones de fuente contractual sean asumidas con el propósito de
alcanzar un fin, no significa que ese fin integre el derecho de crédito.

Los sujetos: Son los protagonistas del vínculo, aquellos sobre quienes recaen los efectos.
En una relación de obligaciones enlaza a un acreedor con un deudor. El primero es el sujeto activo a quien el
ordenamiento jurídico le reconoce el derecho de exigir el bien que le es debido: El segundo es el sujeto pasivo
a quien el mismo ordenamiento le impone el deber de cumplir. La obligación no se concibe sin tales sujetos.
Solo puede ser sujetos de obligaciones LAS PEROSNAS que son titulares de derechos y obligaciones, tanto
las personas humanas como las personas jurídicas pueden ser acreedoras o deudoras.
Los sujetos tanto el acreedor como el deudor pueden ser únicos o plurales.

Condiciones requeridas: para ser acreedor o deudor se requiere que las personas tengan capacidad jurídica y
que sea posible su individualización o, más exactamente, su determinación.

Capacidad: Se requiere capacidad de DERECHO es decir capacidad para gozar de la investidura de acreedor
o para adoptar la posición del deudor, NO se exige capacidad de EJERCICIO, pues tales incapaces pueden
actuar por medio de sus representantes.

Determinación: El acreedor y el deudor deben ser personas determinadas o determinables, por lo general
ambos se hallan individualizados desde el nacimiento de la obligación y esta situación no varía hasta su
extinción; otras veces, luego de constituido el vínculo, se desconoce quién será el acreedor o quien será el
deudor, pero esta indeterminación, siempre que sea relativa, pasajera o transitoria, no afecta su validez. Esta

Gramajo y Rendace Página 13


situación se presenta por ejemplo con los títulos emitidos al portador, que confiere la calidad de acreedor a
quien los posee. En estos casos hay una indeterminación relativa, pues la relación de obligación se integrara
con aquel que quede en situación de acreedor en el momento del pago; el sujeto activo es determinable, ya que
se cuenta con los medios para efectuar la determinación: en el caso de los títulos al portador será acreedor
legitimado el último poseedor. Si en el tiempo del cumplimiento la incertidumbre se disipa y queda localizado
el acreedor y el deudor, la obligación tendrá plena eficacia. Esta es la regla general.
Por excepción si se desconoce quién es el acreedor, y se ignora su identidad llegado el día del pago, la
obligación es igualmente validad, ya que el deudor puede recurrir al procedimiento previsto para el pago por
consignación y obtener así, su liberación.
En cambio, si la incertidumbre afecta al deudor, la obligación carece de eficacia y no surte efecto alguno. La
ley no ha previsto mecanismos que posibilite exigir el cumplimiento a una persona desconocida. La
determinación del deudor es esencial para que la obligación sea válida, el acreedor puede ser
excepcionalmente, una persona desconocida.

Las Obligaciones “propter rem”: Son aquellas en las que hay indeterminación RELATIVA de los sujetos de
la relación.

Concepto: Han sido definidas como aquellas que descansan sobre determinada relación de señorío sobre una
cosa, y nacen, se desplazan y se extinguen con esa relación de señorío. Se caracterizan porque el deber de
prestación, se le impone a la persona, exclusivamente, en cuanto ella es titular de una relación real, porque
está en relación con una cosa sobre la cual ejerce su señorío: posesión, propiedad, usufructo, etc. La persona
del deudor queda determinada por efecto de tener ella la cosa en su poder. La cosa es solo un elemento para
determinar el sujeto de la obligación. Por esta razón se ha dicho que el deber de prestación sigue la cosa, va
adosado a ella y que la obligación nace, se trasmite y se extingue junto con la cosa.

Características:
1- Depende de una relación real: solo es acreedor o deudor propter rem a que está jurídicamente relacionado
con una cosa, sobre la cual ejerce determinado señorío. No es necesario que ejerza sobre la cosa algún derecho
real, lo esencial es que el sujeto este en relación con la cosa, cualquiera que sea el título que lo ostente
(propietario o poseedor).

2- Se la construye “En razón de la cosa y con referencia a ella”: La prestación que debe cumplir los
deudores tiene origen, en los gastos o erogaciones que realizaron los acreedores para construir, conservar o
mejorar la cosa sobre la cual unos y otros ejercen alguna especie de señorío. Es la cosa a la que requiere
inversiones, y ésta generan crédito y deudas; créditos en favor del inversor, deudas a cargo de quien se verá
beneficiado.

3-El crédito a la deuda “pasan” a los sucesivos adquirientes o poseedores de la cosa: puesto que el redito o
la deuda se los tiene en razón de la cosa, esta gran forma en acreedor deudor a los sucesivos adquirientes o
poseedores, la obligación deambula con la cosa.

4- Se extinguen cuando cesa la relación con la cosa: Cuando cesa, por cualquier motivo la relación de la
persona con la cosa, desaparece también el redito o la deuda que le incumbían que ella. Quien se desprende de
la cosa se les obliga; quien le adquiere queda vinculado, pues viene a ocupar la posición jurídica de su
antecesor. En caso de abandono, hay eficacia liberatorio aunque se concrete después de efectuados los gastos.
Si la obligación propter rem es asumida en razón de la cosa, cuando cesa la posesión cesa también la
obligación, pues de lo contrario no sería propter rem.

5- En caso de incumplimiento, el deudor responde con todo su patrimonio:


a- Todo deudor responde con la totalidad de su patrimonio, el cual constituye la prenda común de los
acreedores, según el principio general;
b- Para poder limitar su responsabilidad el valor de la cosa, el deudor debe estar expresamente autorizado por
la ley;
c- En casi todas las hipótesis de obligaciones propter re, esa autorización existe, de manera que están regidas
por el principio general que impone la responsabilidad patrimonial ilimitada.

Gramajo y Rendace Página 14


Cabe la aclaración de que la responsabilidad ilimitada será únicamente cuando el deudor incumple, cuando
manteniéndose en relación con la cosa, se niega a satisfacer al acreedor. No se ve en el abandono un caso de
incumplimiento, pues con aquel, el deber de prestación se traslada a otro deudor, el nuevo poseedor; o bien, si
la cosa abandonada queda bajo el dominio exclusivo del acreedor, la obligación se habrá extinguido por
confusión

6- Son creadas por la ley: La obligaciones propter rem derivan de la ley, ya que solo el legislador puede
crearlas. Los particulares no podrán nunca crear un obligación que tenga por deudor o acreedor a todo ulterior
poseedor de una cosa determinada.; entre otras razones, porque los contratos no pueden vincular a los terceros
que no intervinieron en su celebración.
La cuestión en el CCYCN; Algunos supuestos de obligaciones “propter rem”: Interpretación del Art. 497.
La doctrina discutió si esta clase de obligaciones fue o no acogida en el sistema del código civil.
Tesis negativa:
a) Según una corriente, las obligaciones propter rem no habrían sido adoptadas en el código civil. Por: 1º el
derecho personal crea una relación entre personas determinadas, acreedor y deudor; el primero es titular del
derecho de crédito; el segundo está obligado respecto de aquel. Entre ambos hay una armónica correlación. 2º
el derecho real, no se integra con una obligación que corresponda a una persona determinada. Frente al titular
de la potestad real se sitúa la sociedad toda, pero el deber de respeto no es una verdadera obligación. Tampoco
se debe ver una obligación en el deber de ciertas personas de soportar que otra ejerza un derecho real sobre
uno de sus bienes. 3º si éste es el sistema aceptado por el código civil es absurdo pensar que una persona
pueda estar obligada por el hecho de ser titular del derecho real, o por el hecho de tener que su portavoz,
puesto que no hay obligación que les corresponda. Esta tesis ha sido superada.
Tesis positiva:
b) Es innegable que las obligaciones reales o propter rem tienen cabida en el código civil. I) El art 497 no se
refiere a las obligaciones propter rem. El codificador se refirió al deber jurídico que les incumbe a todos de
respetar el derecho real. El deber general de respeto, si bien es el correlato de todo derecho real, no
constituyen obligación. El art 497 alude a las cargas reales, entendidas como gravámenes que debe asumir una
persona sobre cuyo fin es otra persona ejercen algún derecho real, y nada dice de las obligaciones propter rem.
Éstas no están comprendidas en dicho artículo. II) De los distintos supuestos comprendidos en el art 497, es
posible imaginar diversas hipótesis pero las obligaciones propter rem no están comprendidas en él. III) El art
497 es de carácter doctrinal, carece de contenido normativo; pues pretende introducir conceptos jurídicos en el
código civil.
Ejemplos de propter rem
● Obligaciones derivadas de medianería ( art 2722 CCYCN art 2018, 2027, 2028 del CCYCN )
● Recompensar a quien encuentra una cosa perdida (art 2533 CCV)
● Pagar expensas comunes (art 2048 y 2050 CCYCN)
● Construir un contramuro cuando se edifique un fogón (art 2622 CCV)
● No hacer excavaciones cuando puede causar ruinas (art 2615 CCV)
● No plantar árboles a menos de 3 metros (1982 CCYCN)

Diferencia con las cargas reales: la expresión carga real es en empleada como sinónimo de gravámenes
reales, que no deben ser identificados con las obligaciones propter rem. Desde este punto de vista, carga real
equivale al deber jurídico que tiene una persona de soportar que sobre uno de sus bienes, ejerza un derecho
real otra persona. Así, el deudor hipotecario debe tolerar que el acreedor hipotecario ejerza su derecho sobre el
inmueble hipotecado, lo cual constituye para el primero una carga real. Lo mismo sucede los derechos reales
que se ejercen sobre la cosa ajena. La carga real es el correlato o lado pasivo de un derecho real.
¿Cómo pueden confundirse? se apreciaran problemas si se tiene en cuenta que en todos los derechos reales
también existe un sujeto pasivo, que no siempre es universal. En ciertos casos, el ordenamiento le impone una
persona determinada en específico deber jurídico de tolerar que otra persona ejerza sobre uno de sus bienes un
derecho real. Lo típico de este deber jurídico es su carácter real; es decir, se impone en razón de la cosa
grabada y se mantiene con ella donde quiera que vaya. Si el deudor hipotecario vende la cosa, el deber
jurídico va con ella, y el nuevo propietario tiene que tolerar o sufrir el derecho de hipoteca. La relación con la
cosa determinada persona que es sujeto pasivo. De ahí el parentesco de este deber jurídico real con la
obligación propter rem. Sin embargo, entre ambas figuras hay notables diferencias:

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la situación jurídica en que se halla el tercer poseedor de un inmueble hipotecario. Han sostenido algunos
autores que en tal caso se está ante una obligación propter rem, por ende, el tercer poseedor es tratado como
deudor u obligado a pagar el crédito, pues está en relación con la cosa y puede liberarse abandonándola. Sin
embargo:
1- El tercer poseedor no puede ser considerado deudor, desde el momento en que la ley descarta la posibilidad
de que incumpla la obligación. El tercer poseedor no responde con sus otros bienes, lo cual desmiente que se
trate de un obligado propter rem, porque éste tiene responsabilidad ilimitada en caso de incumplimiento.
2- Tampoco el hecho de que tanto el deudor propter rem como el tercer poseedor puedan liberarse mediante
el abandono de la cosa autoriza a identificarlos. El abandono en uno y otro caso, tienen distinta naturaleza
jurídica; así, el tercer poseedor que hace abandono de la cosa no abdica ni pierde el derecho de dominio, sino
hasta tanto se adjudique ese derecho a otro por sentencia judicial. En el ínterin entre el abandono y la
sentencia el tercero sigue siendo propietario. El obligación propter rem, en cambio, el abandono tiene carácter
definitivo, libera al deudor desde su consumación y sus efectos se proyectan hacia el futuro.
Las diferencias bastan para demostrar que el deber del tercer poseedor hipotecario, considerado como la carga
real, si bien podría ubicárselo en la situación de sujeto pasivo respecto del derecho real de hipoteca, no puede
ser asimilado a la obligación propter rem.

2- El vínculo jurídico: Concepto e importancia. Elemento inmaterial que sirve de enlace jurídico de los
sujetos. Es el elemento tipificante porque revela el carácter personal de la relación y explica el crédito y la
deuda.

La teoría del débito y de la responsabilidad. Concibe la obligación como una doble relación: una de puro
débito (Shuld) y otra de responsabilidad (Haftung). Los postulados de esta teoría podrían ser explicados:
Constituida una obligación, derivada de cualquier fuente, cobra vida una relación de deuda o puro débito y se
caracteriza por las siguientes notas:
1) el deudor siente la necesidad o la presión psicológica de cumplir voluntariamente.
2) el acreedor se mantiene expectante, a la espera de que su interés sea satisfecho sin necesidad de
compulsión. Sus poderes se conservan en potencia.
3) si la prestación se cumple, se cierra la relación de deuda y con ello se extingue la obligación. Pero si la
prestación no se cumple, con el incumplimiento se inicia la segunda relación, llamada “de responsabilidad”,
que se distingue por: a) se actualizan los poderes que el acreedor conservaba en potencia, y b) el acreedor
puede promover la ejecución judicial, para obtener el cumplimiento forzado de la obligación o la
indemnización sustitutiva de la prestación.
Según esta concepción, la obligación se desarrolló durante dos momentos vitales y sucesivos, aunque pueden
extinguirse al concluir el primer momento. Durante el desarrollo de su primera fase (relación de deuda o puro
débito), el deudor siente la necesidad de cumplir voluntariamente, mientras el acreedor se mantienen
expectativas. Si la prestación se verifica, la obligación se extingue sin que tenga lugar el segundo momento;
pero si la prestación no se cumple se abre el segundo momento (el de la responsabilidad), durante el cual las
facultades que la acreedor conservaba en potencia se transforman en verdaderas armas de agresión
patrimonial.

Análisis de esta teoría. Es inexacto disociar la obligación en dos conceptos diferentes (deuda y
responsabilidad) pues se obtiene una ilusión parcial del fenómeno. La obligación es siempre deuda y
responsabilidad al mismo tiempo es imposible que pueda haber un deudor sin responsabilidad o una persona
responsable sin que haya asumido antes la condición de deudor si alguien debe es porque es responsable; y
viceversa: es responsable porque debe. Un análisis crítico de la concepción demostraría la necesidad de
elaborar una teoría que reúna la deuda y la responsabilidad en un solo concepto.

a) La obligación como deber: la obligación le impone al deudor el deber jurídico de observar determinada
conducta (prestación) en interés del acreedor. Se trata de una concepción ética y mide exclusivamente la
posición jurídica del deudor, y que se basa la posibilidad y a éste le asiste de cumplir voluntariamente la
prestación. La obligación es un deber que se extingue con el cumplimiento voluntario. Pero si el deudor
incumple, se producen consecuencias que ya no derivan de la obligación, sino del incumplimiento, que se
presenta como fuente de una nueva obligación: la de indemnizar al acreedor. La responsabilidad se sitúa fuera
de la obligación, pues no derivan de ella, sino de la situación de incumplimiento.

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Pero en realidad, el incumplimiento no necesariamente desemboca en la indemnización; también puede dar
lugar a la ejecución forzada, por medio de la cual el acreedor recibirá el objeto específicamente debido.
Entonces la ejecución forzada, si la obligación se agotara en el mero deber de cumplir voluntariamente, no
integraría el concepto de obligación, lo cual resulta indefendible porque no se puede negar que con la
ejecución forzada se está cumpliendo lo misma obligación.

b) La obligación como responsabilidad: tampoco se puede dudar de que el deudor es responsable frente al
acreedor si llega a incumplir su deber. Pero de ahí a sostener que la obligación es exclusivamente
responsabilidad, subestimando la importancia del deber, se está parcializando la visión del fenómeno
obligatorio.

c) La obligación como deber y como responsabilidad: se afirma que tanto el deber como la responsabilidad
deben estar en el concepto de obligación. Sólo así se obtendrá una visión integral y completa del fenómeno
jurídico llamado obligación.
El deber es el fundamento de todas las consecuencias jurídicas en que se traduce la obligación; por lo mismo
sin deber no hay obligación. La responsabilidad, refleja la total sanción que incorpora el ordenamiento
jurídico al deber asumido.

e). La obligación como “proceso” de la vida social. Cierta doctrina, inspirada en la concepción sociológica del
derecho, entiende que ninguna teoría puede considerarse triunfadora. Se piensa que el concepto puro de
obligación aún no ha sido hallado, y que no justifica continuar la búsqueda, pues carece de toda utilidad
práctica para resolver los problemas que cotidianamente plantea la vida social.
Esta doctrina ha iniciado nuevas investigaciones, en procura de descubrir que es la obligación como fenómeno
social. Estas obligaciones están encaminadas a aprender este fenómeno social en cuanto tal, en cuanto
acontecer humano concreto y real, que se localiza en un lugar y en un momento histórico determinados.
Piensan que la obligación tiene cierta naturaleza orgánica, porque es un fenómeno humano que nace, vive y
muere, influidos directamente por las condiciones económicas del medio social al que pertenece. Es una parte
de la vida social que se presenta perfectamente organizada, conforme a ciertos principios jurídicos, y que está
llamada a cumplir una especial función económica y social. Por su grado de organización y por la especial
función que cumple - facilitar el intercambio de bienes y de servicios por medio de la cooperación ajena-, se
piensa como institucionalizado e imprescindible.
También se la concibe como un proceso en sentido Hegeliano, es decir, como un devenir histórico que
atraviesa distintas fases: nace, vive y muere. Está desde un principio encaminado a alcanzar un fin
determinado y extinguirse con la obtención de ese fin. Se trata de un proceso transitorio. Este pensamiento
inspirado en la dialéctica de Hegel, dice que la extinción de la obligación no hace desaparecer el fenómeno del
mundo jurídico. Al contrario, una obligación extinguida genera, como proceso antitético, un nuevo proceso
obligatorio, con consecuencias jurídicas distintas del primero. Así, cuando el comprador paga el precio y el
vendedor entregar la cosa, el contrato de compra-venta se extingue por cumplimiento, pero él ha dado
nacimiento a un nuevo propietario. Si bien la obligación es un proceso transitorio, a cada uno que se extingue
le sucede otro, indefinidamente, porque la vida social es un continuo e incesante devenir

Ligamen entre personas: Es temporario; se establece entre personas que se relacionan en un plano de
igualdad. Las leyes patrimonialistas, según las cuales el vínculo es un nexo entre acreedor y el patrimonio
deudor, alentaron la deshumanización del derecho. El hombre es y seguirá siendo protagonista insustituible en
las relaciones jurídicas. El derecho resguarda la dignidad de las personas diciendo que el vínculo jurídico nos
supone sometimiento, sino que el acreedor tiene derecho a tener algo que se halla dentro de la esfera de acción
del deudor.
El vínculo es el nexo jurídico que justifica la acreedor y le reconoce el derecho de exigir de una persona
determinada un bien a una conducta; el objeto es ese bien o la autoridad que le reportara esa conducta que
tiene derecho el acreedor.
El hecho de que el vínculo se obligan entre personas explica por qué los derechos y deberes que atribuye
impone deben ser regidos no sólo de buena fe y sin abusos, sino respetando los derechos esenciales de las
personas obligadas

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La coacción: sirve para reclamar judicialmente el cumplimiento de la obligación.
Fue considerada como uno de los elementos propios de la obligación, pero se admitió que no era así, al
comprobarse que la coacción sólo actor en caso de responsabilidad. Ahora se dice que la coacción es un
elemento del vínculo, y si bien sólo actuó en caso de incumplimiento, antes de que éste se produzca, se
mantiene en potencia. Pero, de cualquier manera, ser en potencia, sean acción, la compulsión integra el
vínculo jurídico.
Según Wayar, la coacción: no es un elemento autónomo de la obligación, es una virtualidad del vínculo
(puede o no tenerlo), hace una distinción entre: deuda (latente) responsabilidad (patente) y en el caso de las
obligaciones naturales (en el nuevo código reconocidas como deberes morales) el hecho de que no haya
coacción no significa que no haya vínculo.

3- El problema del objeto:


Objeto y prestación: el debate de la doctrina:
a- se deben distinguir los conceptos: Wayar , zannoni, Compagnucci de Caso.

El objeto: es el bien debido o es el resultado de la conducta que resulta apta para satisfacer el interés del
acreedor.
El objeto en las distintas clases de obligaciones:
a) En las obligaciones de dar: el objeto es la cosa.
b) En las obligaciones de hacer:
1. En las que están encaminadas a la producción de un resultado: el objeto es la cosa (la
prestación es sustituible porque el deudor puede subrogar el cumplimiento de la obligación en
caso de que éste no pudiera)
2. En las obligaciones de hacer intuitu personae: el objeto es la cosa (prestación es insustituible
porque si el deudor no puede cumplir el interés del acreedor el interés del acreedor no
persiste)
3. En las obligaciones de puro hacer: el objeto es la utilidad que se espera de la conducta del deudor.
c) En las obligaciones de no hacer: el objeto es la utilidad que deriva de la abstención.

La prestación: como “conducta” y como “medio”: el deber de prestación es una conducta o comportamiento
que el deudor debe desplegar para producir el bien que habrá de satisfacer el interés del acreedor. Este
comportamiento se llama prestación y constituye el medio con el cual el acreedor obtendrá el objeto a que
tiene derecho. La prestación no se confunde con el objeto: este es el resultado y aquélla el medio para
lograrlo.
La prestación en las distintas clases de obligaciones:
a) En las obligaciones de dar: la prestación se encuentra en la acción de entregar.
b) En las obligaciones de hacer: la prestación es la conducta desplegada por el deudor.
c) En las obligaciones de no hacer: la prestación la constituye la abstención

b- El objeto de la obligación es la prestación: Salvat, Llambias, Bordas, Cazaeux, Trigo

El art 725 de CCYCN: Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material
y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe
corresponder a un interés patrimonial o extramatrimonial del acreedor.

- Distintos textos referidos a la prestación:

*
ARTICULO 773.-Concepto. La obligación de hacer es aquella cuyo objeto consiste en la prestación de un
servicio o en la realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordados por las partes.

*ARTICULO 776.-Incorporación de terceros. La prestación puede ser ejecutada por persona distinta del
deudor, a no ser que de la convención, de la naturaleza de la obligación o de las circunstancias resulte que éste

Gramajo y Rendace Página 18


fue elegido por sus cualidades para realizarla personalmente. Esta elección se presume en los contratos que
suponen una confianza especial.

*ARTIULO 446 –obligación de dar. El deudor de una osa cierta está obligado a conservarla en el mismo
estado en que se encontraba cuando contrajo la obligación, y entregarla con sus accesorios..”

*ARTICULO 774.-Prestación de un servicio. La prestación de un servicio puede consistir:

a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas que
comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas en este inciso;

b) en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia;

c) en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano está
comprendida en este inciso.

Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.

Prestación como bien debido:


La prestación es una conducta debida por el deudor, que puede consistir en :
A. Entregar una cosa o trasmitir o poner a disposición bienes que no son cosas (obligación de dar)
B. La prestación de un servicio, o la realización de un hecho (obligación de hacer)
C. Y la abstención del deudor de una conducta permitida o tolerar una actividad ajena (obligación de no
hacer)

Los requisitos de la prestación:


se encentran redactados en el art 725 CCYCN; para que la prestación pueda ser objeto de la obligación debe
reunir ciertos requisitos que el código determina:

1. Ser material y jurídicamente posible


2. Licita
3. Determinada o determinable
4. Susceptible de valoración económica
5. Y debe corresponder a un interés del acreedor

Estos requisitos hacen a la constitución valida de una obligación, deben subsistir durante su vigencia.

Interpretación de la norma: (código comentado)

requisito de la prestación: la conducta debida del deudor debe reunir ciertos requisitos, los que deben
presentarse al momento del nacimiento de la obligación y subsistir durante su vigencia.

1. Posibilidad material y jurídica: La conducta del deudor debe ser factible de cumplimiento; la
posibilidad necesaria para que la obligación nazca es la existente al momento de su nacimiento,
(imposibilidad originaria). Si es posterior a ese momento (imposibilidad sobrevenida), la obligación
se extingue por imposibilidad de incumplimiento.
La posibilidad debe ser
a) Objetiva (no dependiente de las circunstancias personales del deudor)
b) Definitiva (no temporaria)
c) Y absoluta (que impida el cumplimiento de manera irreversible)

2. Licitud: La prestación de debe contrariar el derecho, es decir, el ordenamiento jurídico en su


totalidad; por ejemplo pactar sobre cosas que están fuera de comercio.

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La innovación de la ilicitud de la conducta debe ser realizada por el deudor y corre a su cargo la
prueba.

3. Determinación: La prestación debe estar determinada al momento del nacimiento de la obligación, o


poder ser determinada en un momento posterior, antes del plazo fijado para el cumplimiento.

4. susceptible de valoración económica; patrimonialidad del interés: La prestación debe ser


susceptible de valoración económica y el código se pronuncia expresamente sobre sobre una cuestión
que constituyo una célebre controversia entre los juristas alemanes Savigny y Von Ihering. El tema
en pugna era si una prestación sin contenido patrimonial podía ser objeto de la obligación, ante la
imposibilidad de su valoración a la hora de determinar las consecuencias del incumplimiento. Si no
existía tal posibilidad, dicha prestación no podía ser objeto de la obligación.
Por la posibilidad se decía que, aun a falta de contenido económico estricto, el contrato era válido, en
tanto el derecho debía proteger todos los intereses del acreedor, aun los que no tuvieran
patrimonialidad.
La doctrina finalmente deslindo dos ámbitos diferentes:

1. La patrimonialidad del interés :el que puede no existir


2. Valoración económica: que siempre debe presentarse

Se distinguió entonces, la utilidad de la prestación (que se persiga un interés licito, aunque no patrimonial) de
la posibilidad de valoración económica (a fin de determinar la cuantía si es necesario indemnizar).
El acreedor puede perseguir la satisfacción de un beneficio no patrimonial, y la obligación es válida si es
posible su valoración económica.

4- La Causa-Fuente.
Concepto; Su carácter esencial: Causa-fuente es todo hecho capaz de generar obligaciones. Un hecho tiene
virtualidad suficiente para crear un vínculo obligatorio cuando el ordenamiento jurídico se lo reconoce. Es
decir, aunque los hechos tengan por sí solo fuerza suficiente para crear un vínculo, ese vínculo no tendrá
carácter obligatorio sin una norma jurídica que lo reconozca. La verdadera fuente es el hecho generador; la
norma cumple la función de juridizar el vínculo ya creado por el hecho. En definitiva, toda obligación deriva
de uno o de varios hechos, que tienen virtualidad suficiente para dar nacimiento a un vínculo considerado
obligatorio por el ordenamiento jurídico.

Es un elemento esencial de la obligación, ya que a ésta no se la concibe sin aquella; por eso el art 499 dice:
“no hay obligación sin causa, en el nuevo CCYCN se traduce de la misma manera en el art 726 agregando
además que la causa debe derivar de un hecho idóneo de conformidad con el ordenamiento jurídico.

Prueba de la existencia de la obligación; existencia de la obligación y presunción de causa.


Interpretación del art 727 CCYCN:

“.-Prueba de la existencia de la obligación. Presunción de fuente legítima. La existencia de la obligación no se


presume. La interpretación respecto de la existencia y extensión de la obligación es restrictiva. Probada la
obligación, se presume que nace de fuente legítima mientras no se acredite lo contrario”

El código determina diversas reglas de prueba en relación con la obligación, de implicancias prácticas.
Establece:
1. que la existencia de la obligación no se presume,
2. que la interpretación en relación con su existencia y extensión de los deberes es restrictiva
3. y que, probada su existencia, se presume que nació de una causa legítima, salvo prueba en contrario.

Interpretación de la norma: (código comentado)

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1- necesidad de la prueba de la obligación por parte del acreedor: Se establece que la existencia de la
obligación no se presume. Por ello, quien alega ser acreedor debe probar que es titular de un derecho personal
valido. Su posición se ve atenuada al establecer el artículo que, si el acreedor probó la obligación, se presume
que tiene causa.

2-Interpretacion restrictiva de la existencia y extensión de la obligación: La segunda regla que determina la


norma es que la interpretación respecto a la existencia de la obligación y la extensión de los deberes del
deudor debe ser restrictiva.
El código determina que ya no se trata de un favor debitoris , sino de un favor debilis, ajustando el principio a
las nuevas demandas que presenta la sociedad.
Ante una relación en la cual existan dudas sobre la existencia de deberes de conducta con contenido
patrimonial, de una persona a favor de otra, debe interpretarse como que no existe obligación.
Probada la existencia de una obligación, si existen dudas sobre la extensión de los deberes del deudor o de los
derechos del acreedor, debe estarse siempre por la interpretación más favorable al deudor, esto es, a favor de
su liberación.

3- Presunción de existencia de causa legitima: El código impone que, probada la existencia de la obligación,
se presume que proviene de una causa legítima.
Si alguien aparece como sujeto pasivo de una obligación, lo normal y habitual es que se haya obligado en
razón de un hecho legítimo.
Pesa sobre el deudor la carga de probar que la obligación deriva de una causa no idónea para vincularlo.

5-Reconocimiento de la obligación:

ARTÍCULO 733.-Reconocimiento de la obligación. El reconocimiento consiste en una manifestación


de voluntad, expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al cumplimiento de una prestación.

La cuestión en nuestro derecho: La palabra “reconocimiento “se usa en dos sentidos:

1. como sinónimo de confesión: cuando una persona confiesa que es legítima una obligación contraída
por ella. Éste es su significado tradicional. Por tratarse de la confesión se la considera, por un lado, un
medio de prueba y, por otro, se admite que interrumpe la prescripción que estuviese corriendo.

2. o como sinónimo de título o fuente: por ejemplo, que en la declaración por la cual una persona que no
está obligada asume, frente a otra, la condición del deudor. Se destaca su fuerza constitutiva, porque a
partir de ella nace una obligación que antes no existía. Es un reconocimiento de deuda abstracto, pues
prescinde de la causa.

El código civil de Vélez reconocía solo como sinónimo de confección y un medio apto para interrumpir la
prescripción.

Derecho comparado: El reconocimiento confesión es admitido por varias legislaciones, el reconocimiento


título, en cambio, solo es admitido por algunas, como suiza y Alemania.

Concepto: Es el acto desplegado por el deudor que permite admitir la existencia de un vínculo obligatorio
respecto del acreedor. En otras palabras se puede decir que el reconocimiento "es el acto jurídico unilateral en
cuya virtud una persona, supuesto un predio y cuidadoso examen de la cuestión, acepta que, por causa
legítima, es deudor". Caben las siguientes acotaciones:

1- es siempre un acto jurídico, según se demostrará al analizar su naturaleza jurídica. Es unilateral, en tanto
para su perfeccionamiento y eficacia es suficiente la voluntad del otorgante, sin que se requiera la aceptación
u otra declaración de quien resulte acreedor.

2- supone que previamente, el sujeto ha efectuado un cuidadoso análisis de la cuestión. Si falta este requisito
no habrá un reconocimiento. Es que reconocer, vale tanto como admitir o aceptar lo que con anterioridad ya

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era conocido, y sólo esto es posible si antes se analiza la cuestión o asunto, en este caso una obligación, que se
quiere conocer.

3- quien reconoce acepta que existe una causa una concreta razón de deber. En nuestro derecho, sólo se
admite el reconocimiento causado, de ahí que la mención de la causa en el concepto es fundamental. Nuestro
código no incluyó, entre las instrucciones del derecho de obligaciones, el reconocimiento abstracto de deuda.

Importancia práctica: Constituye prueba de la existencia de la obligación (suple la ausencia de otra prueba) e
interrumpe el curso de la prescripción, Es siempre un acto jurídico unilateral, ya que para su eficacia basta con
la voluntad del otorgante; quien reconoce acepta que existe una causa concreta de deber.

Naturaleza: El reconocimiento es siempre un acto jurídico, aunque se diga que es un acto licito o una
declaración. Es un acto jurídico cuando se expresa por medio de una declaración de voluntad, porque persigue
una finalidad jurídica inmediata,: la modificación de la relación jurídica existente entre las partes. No deja de
ser un acto, aunque la voluntad del agente se manifieste tácitamente
a) para una opinión, se trataría de un simple acto lícito, porque las consecuencias jurídicas (tener por probada
la obligación, y en su caso, por interrumpida la prescripción) no se producirán como consecuencia inmediata
de la voluntad del sujeto que reconoce, sino por disposición de la ley con prescindencia de esa voluntad.
b) para otra opinión, es necesario distinguir:
1- si consiste en una declaración cuya finalidad inmediata es producir un efecto jurídico: acreditar que sobre el
sujeto pesa el deber jurídico de cumplir, se trata de un acto jurídico;
2- si se invoca el reconocimiento, no como prueba de la existencia del deber jurídico, sino como una causa de
interrupción de la prescripción: se trata de un simple hecho jurídico.
c) para una tercera corriente, a la que adhiero, el reconocimiento es siempre un acto jurídico:
1- sin duda es un acto jurídico cuando se expresa por medio de una declaración de voluntad, porque persiguen
la finalidad jurídica inmediata: la modificación de la relación jurídica existente entre las partes.
2- el efecto jurídico señalado le adjudica la naturaleza de acto, sin perjuicio de que se produzcan otros efectos,
como la interrupción de la prescripción, que vendría a ser una consecuencia mediata de la voluntad de la
gente. Lo que interesa es que el sujeto quiera reconocer, ese querer produce el efecto inmediato de modificar
la relación jurídica.
3- el reconocimiento no deja de ser un acto, aunque la voluntad de la gente se manifieste tácitamente

Caracteres:
1. es un acto unilateral.
2. es irrevocable: una vez efectuado, no puede ser dejado sin efecto por la sola voluntad del deudor, ya
que sería atentar contra la seguridad jurídica y la estabilidad de las relaciones jurídicas permitir que el
deudor desconozca lo que antes reconoció. Es siempre irrevocable aunque hubiese sido expresado en
un testamento. Ahora tiene testamento se incluyó una cláusula que bajo el rótulo "reconocimiento de
obligación" es, en realidad, un legado un regalo, entonces será revocable.
3. En nuestro derecho, el reconocimiento y declarativo y no constitutivo de derechos. Se reconoce un
obligación de preexistía, no se crea una nueva obligación.
4. El reconocimiento vinculado con la causa-fuente de la obligación reconocida, será gratuito u oneroso,
según lo sea esa obligación. Considerando el acto de reconocimiento, en sí mismo, se ha dicho que
siempre ha oneroso, con el argumento de que si existe una razón de deber, el que reconoce estar
obligado nada dona. A mi juicio, en nuestro derecho no es posible calificar el acto de reconocimiento
como gratuito u oneroso, como si podría hacerse en los sistemas que admiten el reconocimiento
abstracto de deuda, el reconocimiento-confesión no puede escindirse de la causa-fuente a los fines de
la calificación.

Requisitos: El derogado art 719 del CCV determinaba que “El acto de reconocimientos de las obligaciones
está sujeto a todas las condiciones y formalidades de los actos jurídicos” en su aplicación se dijo que las
declaraciones de voluntad que contiene un reconocimiento además de establecer la obligación reconocida,
debe reunir ciertos requisitos:

1. Debe ser un acto voluntario

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2. La voluntad no debe estar viciada
3. La persona que otorga el reconocimientos debe ser capaz

El código no reproduce esta disposición pero los requisitos subsisten

Comparación con otras figuras:


1. Novación: La novación extingue la obligación anterior y hace nacer una nueva. En el reconocimiento
no hay extinción, ya que el deudor se limita a aceptar que está obligado, pero siempre con referencia a
una obligación preexistente.
2. Renuncia: El deudor que reconoce la obligación, está renunciando al beneficio que supone para él, la
posible prescripción liberatoria de la deuda. Sin embargo cuando se renuncia a los beneficios de la
prescripción, la voluntad del renunciante se dirige directamente a producir ese efecto; en el
reconocimiento, en cambio, la voluntad del sujeto se dirige a admitir que está obligado. Por otro lado,
la renuncia es revocable mientras no sea aceptada, por el contrario el reconociendo es irrevocable.
3. Confirmación: Esta tiene la finalidad de purgar los vicios de los que adolece un acto para evitar su
nulidad, mientras que el reconocimiento busca admitir que la obligación existe, no purgarla de vicios.
4. Transacción: La transacción es un acto bilateral, mientas que el reconocimiento es un acto unilateral.

Forma: El reconocimiento puede ser hecho en forma expresa o tácita, pero no determina de manera precisa
cuales son las formas en que puede ser hecho; eso permite considerar acto de reconocimiento a cualquier
declaración de voluntad del deudor.

Efecto del reconocimiento: El efecto esencial del acto de reconocimiento consiste en configurar un medio de
prueba para el acreedor. Además interrumpe el plazo de prescripción que estuviere corriendo, también se ha
otorgado al reconocimiento el carácter de renuncia de la prescripción cumplida.

Reconocimiento y promesa autónoma:

ARTICULO 734.-Reconocimiento y promesa autónoma. El reconocimiento puede referirse a un título o


causa anterior; también puede constituir una promesa autónoma de deuda

ARTICULO 735.-Reconocimiento causal. Si el acto del reconocimiento agrava la prestación original, o la


modifica en perjuicio del deudor, debe estarse al título originario, si no hay una nueva y lícita causa de deber.

El reconocimiento, como principio, no constituye un título nuevo, por lo que debe referirse al título o causa
anterior; en este caso el reconocimiento no puede agravar la posición originaria del deudor. Sin embargo el
deudor puede otorgarle un carácter diferente y desvincularlo de cualquier obligación anterior, constituyendo
una causa nueva y autónoma, con poder jurígeno originario.
Se pude distinguir en el código dos modos de regular el reconocimiento:

1. Como mera confesión de una obligación anterior (reconocimiento causal):


a) Es el referido de una obligación preexistente
b) Debe remitir a los elementos de la obligación que le sirve de antecedente, expresando la causa,
importancia y época de la obligación
c) No puede agravar la situación del deudor, en caso contrario, debe estarse al título originario

2. Como título autónomo, generador de derechos nuevos (reconocimiento autónomo):


a) Constituye un nuevo título de la obligación
b) No requiere referencia alguna respecto de la obligación que la precede
c) La promesa autónoma de deuda tiene relación con la declaración unilateral de voluntad.

Forma: El reconocimiento puede ser hecho en forma expresa o tácita, pero no determina de manera precisa
cuales son las formas en que puede ser hecho; eso permite considerar acto de reconocimiento a cualquier
declaración de voluntad del deudor.

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Efecto del reconocimiento: El efecto esencial del acto de reconocimiento consiste en configurar un medio de
prueba para el acreedor (reconocimiento causal). Además interrumpe el plazo de prescripción que estuviere
corriendo, también se ha otorgado al reconocimiento el carácter de renuncia de la prescripción cumplida. El
reconocimiento autónomo de la obligación constituye la causa de la obligación, haciéndola nacer con todos
los efectos propios de esta relación.

Bolilla 3

1- Clasificación de las fuentes


Clasificación clásica o histórica, distintos criterios.

Criterio Sintético o Simplificador: las fuentes son sólo dos: el acto jurídico y la ley. Toda obligación traduce
una restricción de la libertad del obligado, razón por la cual únicamente su propia voluntad, o bien la voluntad
soberana del legislador, puede justificar aquella restricción. Por eso sólo la voluntad del deudor, canalizada
por medio de los actos jurídicos, y la ley deben ser consideradas fuentes de obligaciones.
. Criterio Analítico: es mayoritaria la tendencia a reducir las fuentes a dos: la voluntad o autonomía privada, y
la ley. Sin embargo, una enumeración analítica de las distintas fuentes servirá para señalar las particularidades
de cada uno de los “hechos-fuente”.

2- Gestión de Negocios: Definición Legal.

Art. 1781. “Hay gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un negocio ajeno
por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada,
convencional o legalmente.

Análisis del Art. 1781.


Una persona que no es representante legal de otra, ni está obligada por un mandato, realiza espontáneamente
una gestión útil para esta última. No hay acuerdo de voluntades y, más precisamente, no hay encargo o
autorización para la realización del negocio o de la acción, que entonces el gestor asume espontáneamente. Es
así que esta figura supone una actuación en interés y por cuenta de un tercero, sin haber recibido mandato
suyo y sin estar obligado por ley al efecto, que en el Código unificado constituye una fuente autónoma de las
obligaciones.
En la vida negocial cotidiana, lo habitual es que cada uno atienda sus propios asuntos, es decir que el sujeto
del interés coincide con el del negocio que se regula.

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Pero con el carácter excepcional, se admite la posibilidad de intromisión en los asuntos de otro, sea por
razones de equidad, porque así lo establece la ley o por una cuestión de altruismo, entre otros fundamentos.
Ejemplos de gestión de negocios, el pago de una deuda ajena, el ingreso a la casa del vecino ausente para el
cierre del dispositivo de agua luego de haber estallado una cañería.

Requisitos.
Ahora, para que la actividad desplegada para otro pueda encuadrar bajo la figura de la gestión de negocios
deben presentarse los siguientes requisitos.
1. Realización útil de un negocio licito ajeno: El gestor debe realizar uno o varios actos oficiosos o útiles
para otro, consistentes en simples actos materiales lícitos o bien en actos jurídicos. La licitud se
impone, por cuanto el derecho no debe amparar reintegros o reembolsos fundados en la utilidad que
un acto prohibido por la ley. Se interpreta además que esta figura exige INTENCION de realizar tal
negocio ajeno. El código unificado no parece considerar el animus como elemento estructural, al
disponer que la ratificación de la gestión implica la aplicación de las reglas del mandato.
2. Ausencia de una liberalidad: No debe tratarse de un caso de disposición de la propia actividad a favor
de otro, queriendo no obtener nada a cambio. Es justamente por ello que el gestor tendrá derecho a
obtener a algún tipo de reintegro o retribución por los gastos incurridos y, en ciertos casos, también
por la tarea realizada.
3. Falta de autorización, mandato o representación legal: Esta figura no se basa en un acuerdo entre
partes sino que la actividad debe realizarse a instancias del gestor. Tampoco se aplican las reglas de
este instituto a quien actúa para su empleador en virtud de relación laboral, ni se considera gestor de
negocios al padre, tutor, curador, etc.
4. Motivación razonable: La utilidad del negocio debe responder a un criterio de razonabilidad, o bien
debe el negocio fundarse en razones de equidad o justicia.
5. Falta de prohibición del gestionado: Ante la prohibición del dueño de seguir adelante, la gestión
concluye. Pero cabe interpretar la “prohibición” no en sentido estricto de impedir o vedar la actuación
del gestor sino bastando que el titular del negocio haya formulado su oposición, para que la gestión no
se inicie como tal o bien concluya. En cuanto a la prueba, mayoritariamente se admiten todos los
medios para acreditar la gestión y asimismo los gastos causados en ella.

3- Obligaciones que nacen de la gestión.


Obligaciones del gestor: de esperar y avisar; actuar en interés del dueño; de continuar la gestión; de informar y
rendir cuentas.

“El gestor está obligado a:


1. Avisar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su respuesta, siempre que
esperarla no resulte perjudicial;
2. Actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real o presunta, del dueño del negocio;
3. Continuar la gestión hasta que el dueño del negocio tenga posibilidad de asumirla por si mismo o, en
su caso, hasta concluirla;
4. Proporcionar al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión;
5. Una vez concluida la gestión, rendir cuentas al dueño del negocio.”

El gestor debe actuar de buena fe y con diligencia teniendo en cuenta el interés del dueño del negocio. Por
ello, se le imponen deberes en materia de información y actuación, y por otro lado la obligación de dar cuenta
sobre la tarea desempeñada y sus resultados, que se detallan en esta disposición.
Se requiere la comunicación sin demora al interesado sobre el inicio de la gestión y la espera de su respuesta
salvo supuestos de urgencia (inc. A), e información adecuada sobre su curso, de manera genérica (inc. D). Es
que la gestión tiende a evitar un perjuicio al gestionado, en situaciones de ausencia, enfermedad o bien
imposibilidad de actuación oportuna.
La respuesta que el dueño pueda brindar al recibir este tipo de comunicaciones resultará determinante de la
fuente de obligación que vinculará luego a las partes: así, las instrucciones que pueda impartir el gestionado
podrán demostrar la continuación del negocio bajo los efectos de un verdadero mandato.

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Se exige una actuación acorde a la conveniencia y a la intención real o presunta del dueño, ya que como se
trata de realizar un negocio en el mejor interés de otro, debe respetarse la voluntad y procurarse el provecho
de ese otro (inc. B).
El requisito de continuación de la tarea hasta su finalización o asunción de ella por el gestionado (inc. C) tiene
por finalidad no perjudicar el patrimonio de este último, y especial sentido en el supuesto de obligaciones que
no se agotan en un único acto, sino que requieren de trabajos continuados. Al exigirse este recaudo,
evidentemente se consideran situaciones en las cuales el abandono de la gestión puede ocasionar un daño
mayor al que podría esperarse en el caso de no haberse iniciado ésta.
El deber así impuesto es algún aspecto mayor al del mandatario, quien podría en cualquier tiempo renunciar a
su función siempre que ello no resulte intempestivo o injustificado.
Finalmente se impone la rendición de cuentas una vez concluida la gestión (inc. E). Es decir que el gestor
permanece obligado hasta que haya descripto los antecedes, hechos y resultados pecuniarios del negocio,
aunque éste consista en un acto singular. Y no resulta suficiente presentación de las cuentas, sino que se
requiere su documentación y aprobación, en forma privada o judicial.

Responsabilidad por culpa.


Art. 1786: “El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el daño que le haya causado por su culpa.
Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios; son pautas a considerar,
entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño al negocio de un perjuicio, y si actúa
por motivos de amistad o de afección.”
Aunque la gestión realizada pueda haberse concebido teniendo en miras la utilidad para el dueño, un obrar
culposo de parte del gestor puede causar daños a aquél, que éste deberá reparar.
Hace a una de las obligaciones esenciales del gestor, el obrar con diligencia, teniendo en cuenta la definición
del art. 1724 comprendiendo la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión.
Naturalmente, también el dolo, que supone la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia por los intereses ajenos, obstará un obrar diligente de parte del gestor. En general, los deberes de
conducta que generan responsabilidad subjetiva, se valoran teniendo en cuenta las características del agente.
Se ha interpretado que este tipo de parámetro en definitiva constituye una transacción entre la gratuidad y el
altruismo de la gestión, y la necesaria represión de la injerencia de extraños en la esfera jurídica ajena.

Responsabilidad del gestor por caso fortuito.


Art. 1787: “El gestor es responsable ante el dueño del negocio, aun por el daño que resulte de caso fortuito,
excepto en cuanto la gestión le haya sido útil a aquél:

1. Si actúa contra su voluntad expresa;


2. Si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio;
3. Si pospone el interés del dueño del negocio frente al suyo;
4. Si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervención impide la de otra persona más
idónea.”

El nuevo código en cuanto al caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad al deudor, salvo
disposición en contrario. La norma constituye una excepción a tal principio, disuadiendo conductas e
imponiendo al gestor una responsabilidad agravada, cuando actuare en contra de la voluntad o del mejor
interés del dueño del negocio.
La ley responsabiliza aun por el caso fortuito pero sólo en supuestos específicamente consignados, que
suponen la asunción inapropiada de riesgos o bien una desconsideración del mejor interés del gestionado.
Tampoco responde el gestor por el caso fortuito en cuanto la gestión hubiere resultado útil al dueño.

Responsabilidad solidaria.
Art. 1788: “Son solidariamente responsables:
1. los gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno;
2. los varios dueños del negocio, frente al gestor.

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Dispone la solidaridad cuando interviene más de un gestor y cuando queda involucrado más de un dueño. Al
ser ello así, el dueño o los dueños del negocio pueden exigir el cumplimiento total o cualquiera de los
gestores, y también pueden hacerlo las victimas de eventuales daños derivados de su actividad. A su vez,
cualquiera de los dueños puede exigir el cumplimiento al gestor o gestores.

Las obligaciones del dueño.


Art. 1785: “Si la gestión es conducida útilmente, el dueño del negocio está obligado frente al gestor, aunque la
ventaja que debía resultar no se haya producido, o haya cesado:

1. a reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales desde el día en que
fueron hechos;
2. a liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión;
3. a repararle los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio de la
gestión;
4. a remunerarlo, si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional, o si es equitativo en
las circunstancias del caso.
Utilidad de la gestión: se exige que la gestión emprendida sea útil, aunque finalmente no se alcancen las
ventajas originariamente tenidas en mira, por razones ajenas al deudor. Pueden ser factores relevantes a tener
en cuenta: la ausencia del dueño, su inactividad, particularmente cuando ésta sea injustificada y suponga una
amenaza para sus propios intereses, y la necesidad o urgencia de los actos de gestión. Cabe considerar que la
utilidad debe apreciarse al momento en que se inicia la gestión.

Obligaciones del gestionado frente al gestor:


1. El reembolso del valor de los gastos necesarios y útiles: se ha entendido que se trata de aquellos
gastos que una persona prudente efectuaría para llevar a feliz término la gestión útilmente comenzada.
2. La liberación por las obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión: si frente a la
gestión consistente en la reparación de la pared del vecino, el gestor se hubiere comprometido
también a reparar cualquier daño causado a otros vecinos durante el curso de los trabajos, el dueño o
beneficiario de la gestión deberá asumir el costo de tales arreglos.
3. La reparación de los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad haya sufrido en el ejercicio de
la gestión: se reconoce un derecho amplio a la reparación de los daños sufridos por el gestor durante
su actividad, aunque ésta haya sido asumida a su propio riesgo y sin mandato.
4. La remuneración si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional o si es equitativo en
el caso. Se admite la retribución de la tarea desplegada en tales circunstancias.

Efectos de la gestión respecto de terceros.


Art. 1784: “El gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Sólo se libera si el dueño del negocio
ratifica su gestión, asume sus obligaciones; y siempre que ello no afecte a terceros de buena fe.”
Cuando el dueño del negocio ratifica su gestión o asume sus obligaciones, es él quien queda obligado,
liberando al gestor, a menos que ello signifique un perjuicio para los derechos de terceros de buena fe.
En principio, y antes de la ratificación o asunción del negocio por el gestionado, la obligación del gestor es
personal y exclusiva. El tercero sólo tiene acción contra éste, aunque puede demandar al dominus mediante
acción subrogatoria.
Luego de la ratificación o asunción de las obligaciones por el gestionado, se aplican las reglas del mandato
pero puede no quedar liberado el gestor, si ello afecta los derechos de terceros de buena fe.

Ratificación.
Art. 1789: “El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros por los actos cumplidos en su nombre,
si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del gestor o si la gestión es útilmente conducida.”
Prevé tres tipos de circunstancias que hacen nacer la obligación del dominus frente a terceros por actos
cumplidos en su nombre: a) su ratificación de la gestión; b) su asunción de las obligaciones del gestor; y c) la
circunstancia objetiva de haberle sido útil el negocio conducido por el gestor.
Por un lado, se ha entendido que ésta es una vía por la cual la actividad del gestor se transforma en una
actuación plenamente representativa, pero de otro, se ha interpretado que ratificar sólo significa aprobar lo
hecho por el gestor.

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Se dispone además que una vez producida la ratificación, los terceros podrán accionar contra el dueño del
negocio y en su caso, también contra el gestor.

Conclusión de la gestión.
Art. 1783: “La gestión concluye:
a) cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo, puede continuarla, bajo su
responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interés propio;
b) cuando el negocio concluye.

La gestión termina cuando el dueño del negocio impide al gestor que prosiga lo comenzado, o bien cuando
finaliza el negocio en sí. Para el primer caso, se prevé una excepción, que permite que al gestor continuar a
pesar de la oposición del dueño, cuando hay un interés propio de aquél y bajo su responsabilidad.
Hay dos causas de extinción de las obligaciones nacidas de esta fuente: la prohibición de continuar el negocio
por el dueño y la conclusión del negocio en sí.

4- Empleo útil. Enriquecimiento sin causa y pago indebido.


Empleo útil.
Art. 1791: “Quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un gasto, en interés total o parcialmente
ajeno, tiene derecho a que le sea reembolsado su valor, en cuanto haya resultado de utilidad, aunque después
ésta llegue a cesar. El reembolso incluye los intereses, desde la fecha en que el gasto se efectúa.”

La figura remite a la realización de gastos útiles realizados por quien no es mandatario ni gestor, en función de
un interés que pudo ser total o parcialmente ajeno. Si tales gastos hubieren sido útiles para un tercero, éste
debe reembolsarlos al solvens en la medida de la utilidad obtenida, con intereses que se calculan desde la
fecha de cada uno de esos gastos. El hecho de haber cesado el beneficio no obsta el reintegro de los gastos
realizados con anterioridad.
La doctrina ha interpretado que el empleo útil exige para su perfeccionamiento el incremento material o la
gestión “intrínsecamente” aprovechada, con prescindencia de la prueba de la legitimidad de la inversión desde
que aquélla resulta del mero hecho de la comprobación del empleo beneficioso.
Además, la ley se refiere exclusivamente a los “gastos” y al reembolso de su valor, pero en realidad este tipo
de disposición involucra otros conceptos. La obligación que nace del empleo útil es de las denominadas de
valor, por lo que corresponde su ajuste al momento del pago.

Efectos.
La acción de empleo útil es personal y no real, por lo tanto no tiene efectos reipersecutorios. Sin embargo, se
admite la acción contra el tercer adquirente a título gratuito, pero sólo hasta el valor de la utilidad al tiempo de
la adquisición.

Gastos funerarios.
Art. 1792: “Están comprendidos en el art. 1791 los gastos funerarios que tienen relación razonable con las
circunstancias de la persona y los usos del hogar.”

Se refiere asimismo, aunque sea implícitamente a los límites aplicables al reembolso de esos gastos,
disponiendo que deben tener relación razonable con las circunstancias de la persona y los usos del lugar,
criterio presente en la jurisprudencia sobre la materia, que fuera pacífica.
Se ha entendido que este rubro incluye los gastos de entierro, de velatorio, de coche y avisos fúnebres, de
sepultura, de compra de una lápida y de los oficios religiosos, entre otras cosas. En definitiva se admite el
reembolso de los gastos razonables, teniendo en cuenta las circunstancias de la persona y las prácticas del
lugar, a la luz del principio de buena fe y respetando los intereses de los distintos sujetos involucrados.

Obligados al reembolso.

Art. 1793: “El acreedor tiene derecho a demandar el reembolso: a) a quien recibe la utilidad; b) a los

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herederos del difunto, en el caso de gastos funerarios; c) al tercero adquirente a título gratuito del bien que
recibe la utilidad, pero sólo hasta el valor de ella al tiempo de la adquisición.”
La ley establece ciertos límites en cuanto quienes pueden ser deudores del reembolso con fundamento en el
empleo útil, disponiendo que el acreedor puede reclamarlo a las siguientes personas:
1. A quien recibe la utilidad: el beneficiario de la erogación o quien obtuvo un provecho de ella. Se trata
de una disposición bien amplia, que involucra a cualquier beneficiario.
2. A los herederos del difunto, en el caso de los gastos funerarios: al ser ellos los responsables directos
de su costo, el solvens puede reclamar el reembolso. Sucede con frecuencia que las entidades que
prestan servicios sociales cubren los gastos funerarios de una afiliado.
3. Al tercero adquirente a título gratuito del bien que recibe utilidad, pero sólo hasta el valor de ella al
tiempo de la adquisición: Con ello se tiende a prevenir que el crédito por empleo útil devenga ilusorio,
a raíz de una enajenación gratuita que torne insolvente al deudor.

Enriquecimiento sin causa: método del CCyC.


El enriquecimiento sin causa es definido como toda persona que sin una causa ilícita se enriquezca a expensas
de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial empobrecido. Si el
enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si
subsiste en su poder al tiempo de la demanda. Luego se establece que la acción no es procedente si el
ordenamiento jurídico concede al damnificado otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento
sufrido.

Art. 1794: “Toda persona que sin una causa licita se enriquezca a expensas de otro, está obligada, en la
medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido. Si el enriquecimiento consiste
en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si subsiste en su poder al tiempo
de la demanda.”

El enriquecimiento sin causa como fuente ahora legal y autónoma de las obligaciones tiene lugar cuando se
produce un desplazamiento patrimonial de una persona a otra, de tal modo que esta última incrementa su
activo o disminuye su pasivo, y aquélla empobrece, sin una causa jurídica.
La norma dispone la reparación del daño patrimonial causado en tal supuesto, pero con un doble límite: el
perjuicio sufrido por el empobrecido y el del beneficio obtenido por quien se enriqueció.

Los requisitos para el ejercicio de esta acción han venido delineándose:


1. Enriquecimiento del demandado: se requiere el incremento del activo o la disminución del pasivo
patrimonial del accionado, mediante el ingreso de bienes, el aumento de su valor, la eliminación de
gastos que él hubiera debido realizar, etc.
2. Empobrecimiento del actor: consiste en el menoscabo económico consecuente, que afecta al titular de
la acción.
3. Relación causal entre el enriquecimiento y el empobrecimiento: es preciso que exista una relación de
causa-efecto adecuada entre estos dos extremos.
4. Ausencia de justa causa: no debe haber una causa fuente que legitime el enriquecimiento. Es decir, el
aumento en el patrimonio del demandado no debe fundarse en un contrato, en una donación, etc.
5. Inexistencia de otra acción más útil. Subsidiariedad: no debe tener el empobrecido otra acción o via
de derecho a su disposición para obtener la debida indemnización de su perjuicio.

Improcedencia de la acción: naturaleza y fundamentos de la acción “in rem verso”. Régimen.

Art. 1795: “La acción no es procedente si el ordenamiento jurídico concede al damnificado otra acción para
obtener la reparación del empobrecimiento sufrido.”

La acción, conocida como actio in rem verso se identifica con la idea de “volver las cosas al estado anterior” y
es la que se ejerce típicamente en supuestos de enriquecimiento sin causa. La disposición establece que si el
enriquecimiento de una de las partes y empobrecimiento correlativo de la otra queda situado dentro de los
límites de una relación de derecho positivo determinada, no corresponde recurrir a esta acción.

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Es que la actio in rem verso no debe ser una fuente de provecho para el actor, ni de perdida para el
demandado. La presente acción puede ser interpuesta por el empobrecido, por sus sucesores e incluso por los
acreedores por vía de acción subrogatoria. El legitimado pasivo es el enriquecido y rige el principio de
amplitud probatoria. Se aplica a su prescripción el plazo genérico de cinco años.

Pago indebido. Concepto. Casos art 1796.


Articuló 1796: casos. El pago es rrepetible, sí:
1. la causa de deber no existe, o no subsiste, porque no hay obligación válida; esa causa deja de existir; o
es realizada en consideración a una futura, que no se va a producir;
2. paga quien no está obligado, o no lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga como
tercero;
3. recibe el pago quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad;
4. la causa del pago es ilícita o inmoral;
5. el pago es obtenido por medios ilícitos.

Si no hay razón para el pago efectuado, éste no produce efectos instintivos pues no existe obligación
antecedente a cumplir. A su vez, quien efectuó el desembolso tiene derecho recupero y nace la obligación de
restituir, a cargo de quien recibió la prestación.
La norma bajo análisis regula el pago del indebido como fuente de las obligaciones y especie de
enriquecimiento sin causa, debiendo encontrarse su fundamento en la equidad. Reúne en ella los distintos
supuestos representativos de esta figura.
Por lo demás, cuando el pago carece de causa fuente, bastará con la demostración de la transferencia
patrimonial y de la falta de dicha causa.
El pago sin causa se configura toda vez que se realice una traslación patrimonial que con aspecto de pago
luzca orientada a extinguir una obligación que no existe válidamente. Sin perjuicio de ello, el artículo 1796
prevé específicamente los distintos casos en los que el pago resulta repetible:
1. pago por una causa inexistente o no subsistente: tiene lugar cuando no hay una obligación válida;
cuando la causa dejó de existir; o cuando el pago se realiza en consideración a una causa futura, que
no se va a producir. Por ejemplo: la figura del pago sin causa.
2. Pago porque no está obligado o no lo está en los alcances en que paga, ameno que lo haga como
tercero; o bien recibido por quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad: un típico
caso de pago sin causa es el que involucra impuestos ilegales o inconstitucionales. Estos casos
participan en parte de la misma esencia de los previstos anteriormente, en la medida en que si quien
paga no está obligado, o bien, si quien recibe el pago no es acreedor, tampoco hay causa para el pago.
3. Pago de causa ilícita o inmoral: requiere torpeza por parte del solvens, además de falta de conciencia
sobre el carácter ilícito del pago, si se pretende la repetición de lo abonado.
4. Pago tenido por medios ilícitos: este caso se presenta cuando el deudor paga aquello que debe, a un
hacedor que percibe aquellos a lo cual tiene derecho, pero los medios de pago en si son dolosos o
violencia.
Cabe finalmente aclarar en tanto el pago indebido constituye una especie de enriquecimiento sin causa, resulta
aplicable a la prescripción de la acción correspondiente el plazo genérico de cinco años.

Artículo 1797: irrelevancia del error. La repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error.
El error no es es un requisito y tampoco hace ligada a una especie de pago indebido. El error como vicio de la
voluntad y el error como fuente de repetición de un pago indebido responde a fundamentos bien diferentes,
razón por la cual se justifica un régimen legal también distinto para uno y otro caso
El error de hecho esencial inicia la voluntad y causa la nulidad del acto, requiriendo además ser reconocible
por el destinatario, si el acto es bilateral o unilateral resistirse. En cambio, la repetición de lo pagado
indebidamente se funda en un principio ético, que no admite que el injusto enriquecimiento del individuo,
causante del empobrecimiento de otro, se sostenga en el amparo del derecho.

La acción de repetición: alcances.


Artículo 1798: “La repetición obliga a restituir lo drecibido, conforme a las reglas de las obligaciones de dar
para restituir.”

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Se aplica estos supuestos el régimen de las obligaciones cuya finalidad es la restitución de una cosa cierta su
dueño, que dicho dueño es el acreedor de la obligación de repetir. Constituyen ejemplos de estas obligaciones
la de locatarios de restituir la cosa al finalizar la locación, la del depositario de entregar la cosa al concluir el
depósito etcétera.
En las relaciones internas entre acreedor y deudor, se aplican las disposiciones generales sobre conservación,
pérdida y deterioro de la cosa debida, en las obligaciones de dar cosas ciertas.
En cuanto a los efectos de estas obligaciones frente a terceros, la ley prevé un régimen de prioridades
citaciones, que contempla la naturaleza registrable o no registrable de los bienes comprometidos.

Supuestos especiales: análisis en particular.


Artículo 1799: se prevén soluciones especiales para 3 supuestos:

a)- Pagos indebidos a personas incapaces o con capacidad restringida: la obligación de restitución se limita a
la utilidad recibida por causa del pago, a pesar de la falta de algunos de sus elementos esenciales

b)-En supuestos en los cuales quien recibió el pago indebido de buena fe destruyó el título representativo de la
deuda, o bien renunció a las garantías en virtud de dicho pago, no corresponde la restitución.

c)-En el caso del pago de causa ilícita o inmoral, sólo la parte que no actúa con torpeza tiene derecho a la
restitución y si ambas partes actúa torpemente, el crédito tienen mismo destino que las diferencias bastante.

5- Declaración unilateral de voluntad.


Artículo 1802. Regla general. La declaración unilateral de voluntad causó una obligación jurídicamente
exigible en los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se le aplican subsidiariamente las
normas relativas a los contratos.
1. La voluntad unilateral como fuente autónoma de obligaciones. El código civil derogado no reconoció
como fuente autónoma de obligaciones a la voluntad unilateral, sin perjuicio de las manifestaciones
particulares de la doctrina y jurisprudencia solían señalar. Desde la perspectiva de la construcción
jurídica, la posibilidad de aceptar a la voluntad unilateral como fuente de obligaciones, la admisión
normativa y aceptación de la doctrina ha sido desde hace tiempo ampliamente mayoritaria, y reflejada
en los proyectos de unificación previos al código, jornadas académicas y ordenamientos jurídicos
extranjeros.
2. Razones de reconocimiento de la declaración unilateral como fuente de obligaciones. La postura del
código en este tema es consistente con la valoración que su texto base de la confianza y la apariencia
en el tráfico jurídico. Las disposiciones generales que aprovechó notable apartamiento de la
construcción subjetiva que integre que impregnaba el código civil derogado mediante el
reconocimiento del efecto vinculante en oferta. En otros términos pero con una claridad sustancial
evidente, se ha vinculado la declaración unilateral de voluntad con la doctrina de la confianza
legítima, fecundos principios de que solicitaba incluso al derecho privado.
3. Ámbitos de obligatoriedad de la declaración unilateral de voluntad. La norma señala que la
declaración unilateral de voluntad es causa de las obligaciones en los supuestos previstos legalmente,
o conforme los usos y costumbres. Se trata de una limitación específica, que aunque responde a una
visión restrictiva sobre la habilidad causal de la voluntad unilateral, tiene un impacto práctico acotado.
4. Integración normativa de la declaración unilateral de voluntad. La parte final de la norma en estudio
prevé la aplicación de la declaración unilateral de voluntad de las disposiciones relativas a los
contratos. La disposición se explica primariamente porque se trata, en ambos casos, de obligaciones
que reconocen al acto voluntario como elemento común.

Reconocimiento y promesa de pago.


Artículo 1801: la promesa de pago de una obligación realizada unilateralmente hace presumir la existencia de
una fuente válida, excepto prueba en contrario. Para el reconocimiento se aplica el artículo 733.
1. La promesa de pago: es una manifestación particular de declaración unilateral de voluntad. Consiste,
básicamente, en Asunción no contractual pero voluntaria de de una obligación, con cualquier
contenido admisible como prestación. Se se promete un hecho personal, y no la actividad del tercer.

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La presunción de pago, gozo de la presunción de fuente legítima y como especie de declaración
unilateral de voluntad, de las notas previamente referido. En
2. El reconocimiento como declaración unilateral de voluntad: la norma se refiere también al
reconocimiento como declaración unilateral de voluntad. Se individualiza de este modo otra
manifestación de la eficacia de la voluntad unilateral con el particular contenido de reconocer, de
manera expresa o tácita, la existencia de una obligación, con las consecuencias jurídicas que implica.

Cartas de crédito.
Artículo 1802. Las obligaciones que resultan para el emisor o con firmantes de las cartas de crédito emitidas
por bancos y otras entidades autorizadas son declaraciones unilaterales de voluntad. En estos casos puede
utilizarse cualquier clase de instrumento particular.

1. Las cartas de crédito: son instrumentos típicos del comercio internacional, que acompañan
normalmente a un contrato de compraventa internacional. El código adoptado por no regular las
cartas de crédito, las que se sujetan a los usos y costumbres que son objeto de periódicas codificación
privada por vía de la Cámara de Comercio internacional.
2. La declaración unilateral de voluntad y las cartas de crédito: la utilización de normas de conflicto
podrá llevar a la aplicación del derecho extranjero, cuando la ley argentina sea la que gobierne la
relación jurídica resultará aplicable el artículo 1802. Las obligaciones de pago derivadas cartas de
crédito son independientes de la relación contractual de comercio internacional.
3. La forma de los actos jurídicos y la carta de crédito: adicionalmente el artículo admite la validez de la
carta de crédito en instrumento particular, lo que envía interpretativa autorizó el discurso a los
instrumentos particulares no firmados. Por supuesto, la vigencia de la solución legal requiere de que
la aplicación de la ley argentina a la forma de la obligación.

Promesa pública de recompensas: conceptos.


Articuló 1803: obligatoriedad. “El que mediante anuncio público promete recompensar, con una prestación
pecuniaria o una distinción, a quien ejecute determinado acto, cumplan determinados requisitos o se encuentre
cierta situación, queda obligado por esa promesa desde el momento en que llegas a conocimiento del público.”

1. La promesa pública de recompensas su efecto vinculante: la promesa publicada del banco de


recompensas se regula como un supuesto declaración unilateral de voluntad, con algunas
particularidades que se presentan en la norma en análisis y en los artículos siguientes. No hay una
precisión y delimitación del concepto, por lo que habrá de entender portales a cualquier
comunicación con virtualidad para ser conocida por persona indeterminada, a diferencia de lo que
ocurre con la oferta contractual.
2. Exigibilidad de las promesas. Las circunstancias que hacen exigible el contenido de las promesas se
presentan de modo amplio. Podrá tratarse de la ejecución del acto, la verificación de ciertos
requisitos, o simplemente cumplir con una situación descrita en las promesas. También pueden
combinarse, por elección del remitente, cualquiera de las variantes descritas.
3. Contenido de la obligación del promitente: la norma autoriza a que el contenido de la obligación del
prominente tenga un carácter pecuniario o consista en entrega de una distinción premio.
Plazos.
Artículo 1804: “la promesas formuladas sin plazo, expreso ni tácito, caduca dentro del plazo de seis meses
del último acto de publicidad, si nadie comunica al remitente acaecimiento del hecho o de la situación
prevista.”

1. Los plazos expreso o tácito de la promesa de recompensa: la necesidad de tutela de la confianza o


apariencia disminuye con el trascurso temporal desde la difusión de la promesa, y es en ese ámbito en
el que debe interpretarse la norma en análisis. Si se trata de acto jurídico voluntario, el plazo puede
determinarse por el propio promitente.
2. Caducidad de la promesa de recompensa. Ausente la previsión de plazo, puede establecerse el
momento en que ha de considerarse extinguida la promesa pública de recompensa ya que no resulta
adecuada una de inhibición en el tema, ni puede suponerse una obligatoriedad sine die. Se determinó

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término de seis meses, que ha de contarse en el último acto de difusión de la promesa y que se
renueva en caso de nuevas comunicaciones.

Revocación.
Artículo 1805: “la promesas en plazo puede ser retratada en todo tiempo por el promitente. Si tiene plazo,
sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa causa. En ambos casos, la revocación surte efecto desde
que es hecha pública por un medio de publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es
inpunible a quien ha efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad
de la revocación.”
1. revocabilidad de la promesa de recompensa. La norma autoriza el principio de la libre revocación de
la promesa de recompensa, sujeta a dos condiciones: la ausencia de plazo y la difusión de la
revocación por el equivalente al usado para la promesa de recompensas.
2. inoponibilidad la revocación. Si una de las razones que justifican el reconocimiento del eficacia
vinculante de la promesa al público en la protección de la confianza o apariencia, resulta consistente
privilegiar esa circunstancia aún en los casos en los que la revocación es autorizadas por la norma.

Supuesto en el que cooperan varias personas.


Artículo 1806:
1. Supuesto de conflicto en el pago de la recompensas: el artículo 1806 prevé diferentes hipótesis en las
cuales puede plantear un conflicto por el pago de la recompensas ya sea por la existencia de una
pluralidad de sujetos respecto de quienes se ha verificado el hecho o las circunstancias clínicamente
relevantes o por la presencia de esfuerzos conjuntos de varias personas que contribuyen a la obtención
de resultados necesarios para la exigibilidad de las promesas.
2. Primer supuesto: concurrencia de varias personas sin esfuerzos de cooperación. Esta concurrencia es
ajena la actuación coordinada o cooperante de los pretendidos acreedores, lo que en materia de la
segunda parte de la norma. De aquí se establece una solución simple que respeta el principio de
primero en el tiempo, mejor en el derecho.
3. Segundo supuesto: concurrencia de varias personas con esfuerzos de cooperación. La solución por
defecto, es respetar lo convenido por los cooperantes, en tanto se haya comunicado de modo
fehaciente al promitente lo acordado. En caso de ausencia de convenios con su notificación
fehaciente, la recompensa debe dividirse en partes iguales, o entregarse por sorteo para el supuesto de
indivisibilidad.

Concurso público.
Articuló 1807: “la promesa de recompensa al vencedor de un concurso, requiere para su validez el anuncio
respectivo contenga el plazo de presentación de los interesados y de realización de los trabajos previstos. El
dictamen del jurado designado en los anuncios obliga a los interesados. A falta de designación, se entiende
que la adjudicación queda reservada al promitente. El promitente no puede exigir la cesión de los derechos
pecuniarios sobre la obra premiada y esa transmisión no fue prevista en las bases del concurso.”
1. Concurso público y promesa pública de recompensa: es necesario aquí una conducta activa y
voluntaria de un sujeto para participar concurso. Por el otro lado, se elimine el azar como elemento
de asignación del premio, y se autoriza una limitación subjetiva de los destinatarios de la promesa.
2. Contenido de la promesa de recompensa concurso público: la norma condicional eficacia obligatoria
de la promesa de recompensa concurso público a la difusión del plazo de presentación de los
interesados y de realización de los trabajos previstos. Se trata de una solución no exenta de
controversia
3. Adjudicación del premio. Obligatoriedad del dictamen del jurado: no exige que el adjudicación del
premio deba ser objeto de una decisión de terceros distintos del promitente, conocido como jurado.
Pero si prevé que si aquél existe, su decisión es obligatorio.
4. Derechos patrimoniales sobre la obra premiada: el derecho moral de autor corresponderá siempre al
concursante, E = solución se prevé como regla supletoria respecto de los derechos patrimoniales o de
explotación.

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Bolilla 4
1- Efectos de las obligaciones. Concepto.
Efectos de la obligación son todas las consecuencias jurídicas derivadas de ellas. Pero, ¿cuáles son esas
consecuencias? Tales consecuencias se traducen en derechos y deberes, que el ordenamiento jurídico atribuye
e impone, respectivamente, al acreedor y deudor. Así, que al acreedor le asista el derecho de exigir la estación
y que al deudor incumban el deber de cumplirla no son otra cosa que consecuencias de la obligación que los
vincula. Ese derecho y ese deber no existirán aquellas personas no se hubiese establecido un vínculo
obligacional.
Por cierto que no es uno el derecho ni uno el deber. Al contrario, la obligación trae como consecuencia un
cúmulo de derechos y deberes. Es más: al acreedor no sólo se reconoce derechos; también se impone ciertos
deberes; y al deudor, no sólo se le impone deberes; también se reconoce derechos. El acreedor tiene derecho
de exigir el cumplimiento y también tiene el derecho de ejercer acciones tendientes a conservar el patrimonio
de su deudor; el deudor parte, tiene el deber de cumplir y observar las conductas accesorias que exija la
naturaleza de las prestaciones.
En definitiva, las consecuencias jurídicas de toda obligación se materializan mediante el ejercicio de derechos
y el cumplimiento de deberes.

Partes, sucesores y terceros.


Las consecuencias de una obligación sólo alcanzan al acreedor y deudor. Y, no pueden afectar a los terceros.

A). Partes: son aquellos sujetos (activo y pasivo) que concurren a constituir o dar nacimiento a la relación
jurídica de obligación; por tal razón, es lógico que sean esos mismos sujetos, y no otros. En toda obligación
concurren dos partes una acreedora y otras deudor, y que algunos de ellas, o ambas, puede ser pluripersonal.
Lo que interesa destacar, es que los efectos de la obligación recae, en principio, sobre las partes.

B). Sucesores: los derechos y los deberes de las partes se pueden transmitir a otras personas, llamada
sucesores, quienes una vez operada transmisión pasan a ocupar el lugar de las partes a la cual sucede, de
manera que en adelante ejercerán observarán los derechos o deberes en nombre propio. Un ejemplo de
sucesores es el heredero. Por ejemplo, Pedro es acreedor de Juan; muerto este, lo sucede Diego, investido de
la calidad de heredero; en tal carácter, recibe la totalidad del patrimonio del fallecido incluida la obligación
con lo cual queda convertido en deudor frente a Pedro. En este caso se trataría de una sucesión universal por
causa de muerte. Por último, cabe reiterar que ciertas obligaciones son bien transmisibles; así ocurre, por
ejemplo, con aquellas que son inherentes a la persona obligada.

C). Terceros: es todo sujeto extraño o ajeno a una relación de obligación dada. Cabe afirmar que los efectos de

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una obligación no pueden perjudicar ni beneficiar directamente a los terceros. Es decir, sólo el acreedor y el
deudor están vinculados; por tanto los terceros se sitúan fuera de los alcances del vínculo o relación. Sin
embargo, es posible hablar de cierta influencia refleja o indirecta de la relación de obligación sobre la esfera
patrimonial de ciertos terceros. En efecto, no todos los terceros tienen el mismo interés jurídico respecto de la
situación en que se encuentran en la acreedor o el deudor, hay terceros no interesados y terceros interesados.
Para ser tercero interesado es necesario estar vinculado con algunos de los sujetos de la obligación, o con su
objeto, pero en virtud de una relación distinta y separada de aquella obligación. Se produce una suerte de
enlace entre dos relaciones jurídicas distintas. Por otra parte, el hecho de que las consecuencias directas de la
obligación alcancen sólo acreedor y deudor no significa que algún tercero pueda intervenir en esa relación,
situación que se presenta cuando el pago es efectuado por un tercero, o cuando se lo efectúa a un tercero.

Efectos de la obligación y efectos del contrato.


En la antigua nota del artículo 505, el codificador destaca que el código francés confunde los efectos de las
obligaciones con los efectos de los contratos es por eso que las diferencias separan a estas dos categorías de
consecuencias jurídicas.

1. La obligación y sus fuentes: nadie discute que la obligación pueden hacer de distintas fuentes.
Es claro, que el contrato es solo una de las fuentes de las cuales puede derivar obligación. De
aquí se deduce lo siguiente: en primer lugar, para hablar de efectos de las obligaciones no es
necesario que haya un contrato previo, pues las obligaciones pueden provenir de otras
fuentes; en segundo lugar una buena técnica legislativa aconseja dictar reglas generales para
todas las obligaciones, cualquiera sea la fuente que las origine.
2. El contrato “creador” de obligaciones: sus efectos. Es válido afirmar que los contratos crean,
modifican, transfieren o extinguen derechos u obligaciones. Se ha de indagar qué diferencia
hay entre los efectos del contrato que crea obligaciones y los efectos de esa obligación. Por
ejemplo, la compraventa “crea” la obligación de entregar la cosa, que estará a cargo del
vendedor, y la obligación de pagar el precio, que le corresponde al comprador.

La doctrina tradicional responde: los efectos del contrato consiste en la producción o creación de las
obligaciones; los efectos de estas consiste en darles a las partes el derecho de emplear “los medios legales”
para exigir el cumplimiento de la respectiva prestación. El efecto de los contratos es producir obligación, en
realidad no hay acuerdo sobre este punto porque para algunos la producción de obligaciones es el “objeto” de
contratos, y el objeto nada tiene que ver con los efectos. Además, la tesis parece desdibujarse con esta otra
comprobación: el efecto del contrato es crear la obligación, y el efecto de esta es crear el derecho de emplear
los medios legales para obtener el cumplimiento, es fácil advertir la cadena causal que se establezca: contrato
-obligación- derecho de emplear medios legales. La diferencia entre los efectos del contrato los efectos de la
obligación debe ser buscada a partir de la naturaleza jurídica del el primero. En definitiva, en tanto que el
contrato produce derecho objetivo, la obligación despliega o pone en funcionamiento un cúmulo de derechos
subjetivos, de facultades y de deberes, todo lo cual constituye “su efecto”.

Clasificación tradicional.

A). Respecto del acreedor: los efectos de la obligación se dividen en principales y secundarios. Conviene
describir cada categoría por separado.
1. Los efectos principales están constituidos por los derechos con que cuenta el acreedor para exigir y
obtener la satisfacción de su interés tienden directamente a satisfacer ese interés, y se subdivide a su
vez en normales y anormales.

a) Los efectos principales normales tienen lugar cuando al acreedor obtiene exactamente aquello que
se le debía, es decir, cuando se produce el cumplimiento en especie de la prestación. Este efecto
“normal” puede ser obtenido por tres vías: cumplimiento voluntario; ejecución forzada y
ejecución por otro a costa del deudor. Esto quiere decir que la obtención de la cosa se logra ya sea
por actuación espontánea y voluntaria del deudor o mediante el accionar del juez que haya

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ordenado la ejecución forzada o la ejecución por un tercero.

b) Los efectos principales anormales, en cambio, se producen cuando el acreedor de frustrada su


pretensión de obtener lo que específicamente se le debe y tiene que conformarse con una
prestación subsidiaria consistente en el valor pecuniario equivalente a la prestación frustrada. Es
decir, el acreedor no recibe la prestación esperada, pero se le entrega como indemnización una
suma de dinero.

2. Los efectos secundarios están constituidos por los derechos con que cuenta el acreedor, no ya para
lograr la satisfacción directa de su crédito, sino para conservarlo, protegerlo o asegurar. Estos efectos
no siempre se produce; operan sólo cuando el patrimonio del deudor atraviesa por situaciones que
ponen en peligro el derecho del acreedor.

B). Respecto del deudor. Los efectos de la obligación consiste en darle una serie de derechos, como el de
exigir la cooperación del acreedor, el de que se le acepte el pago a abrir paréntesis o, en su defecto, el de
recurrir a la consignación judicial), el de liberarse luego de efectuado el pago, etcétera.

Los efectos normales. Inconveniencia de la división.

El criterio seguido para dividir los efectos normales y anormales está dado por la circunstancia de que
el acreedor obtenga uno obtenga la específica prestación debida. Si la obtiene se han producido los
efectos normales; en caso contrario, el hecho de que el acreedor tenga que aceptar la indemnización
sustitutiva constituye un efecto anormal.

Este primer división se prescinde por completo de los medios gracias a los cuales se obtienen las prestaciones
en especie se interesa si cumplimiento logrado sea voluntario, por ejecución forzada o por ejecución un
tercero. El desarrollo o normal de la relación de obligación concluye con un pimiento voluntario, esto es,
cuando el deudor adopta la conducta esperada por el acreedor; cuando esto no ocurre la obligación desemboca
en una situación de incumplimiento. Habrá que indagar si la prestación debida es pese al incumplimiento, de
factible realización, y si el acreedor mantiene su interés en recibir; comprobado esto, se podrá pensar en un
ejecución forzada o por otros. El incumplimiento culpable provoca, un daño al patrimonio del acreedor, por lo
tanto aun cuando éste consiga la prestación debida mediante la ejecución forzada, su interés no quedará
plenamente satisfechos si, además, no se le indemniza el daño sufrido. Se trata del daño moratoria, es decir del
daño que se causa cuando se cumple tardíamente.

Los efectos “anormales”.


Cuando la prestación específica se frustra, el acreedor sufre un daño cuya reparación corre por cuenta del
deudor; cuando esto sucede se dice que la obligación produjo efectos anormales ya que la prestación
específica es reemplazada por una indemnización pecuniaria equivalente. La obligación entre la fase de
responsabilidad civil por incumplimiento. Los requisitos que deben concurrir para que exista el “deber de
indemnizar”; entre tales presupuestos figuran: a) el incumplimiento; b) la imputabilidad; c) el daño; y d) la
relación de causalidad. Por ejemplo, si contrato a una persona para que cuide 1 caballo fino que poseo, y a
causa de un descuido de su parte el animal muere, sufro un daño que deberá ser indemnizado por el
incumplido; asimismo si una persona armada dispara sobre caballo y lo mata, comete un delito que me causa
un daño que deberá indemnizar el que hizo el daño. En uno y otro caso existe responsabilidad civil o si se
quiere decir deber de reparar, cuyos presupuestos son idénticos, a saber: antijuricidad, daño, relación de
causalidad y factores de atribución. Mantener esta perniciosa dualidad: de un lado la responsabilidad por
incumplimiento considerada como un efecto “anormal” de la obligación; del otro, la responsabilidad por
hechos ilícitos, considerados como “fuentes” de la obligación de indemnizar. Ambas especies de
responsabilidad deben ser tratadas en conjunto. Los fundamentos invocados son los siguientes:
1. Se evitará, así, una inútil reiteración de conceptos.
2. Ambas especies de responsabilidad parten de presupuestos comunes y se orientan hacia un objetivo
único que es unificar la disciplina jurídica del “derecho de daños”.

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3. No es exacto que la indemnización sustitutiva constituye un efecto anormal del obligación. En
realidad, deriva del incumplimiento y puesto que éste es una especie de hecho ilícito se debe admitir
que constituye la verdadera fuente del deber de reparar.
4. Por otra parte, de indemnización no sólo cabe hablar en el caso de incumplimiento absoluto, que es el
que se presenta cuando la prestación específica ya no puede ser realizada, se debe indemnización en
los casos de ejecución forzada o por otro. Y aquí es posible extraer dos conclusiones: en primer lugar,
si los efectos son anormales porque el acreedor debe contentarse con la indemnización pecuniaria,
también el ejecución forzada o por otro se observa esa anormalidad, dado que el acreedor tiene
derecho a ser indemnizado por todas las consecuencias de la falta de cumplimiento voluntario. En
segundo lugar, cuando se reclama indemnización por daño moratorio derivado del ejecución forzada,
para obtener esta última se ejerce también una acción típica de responsabilidad, que supone
incumplimiento, daño, relación causal imputabilidad. Si bien la acción de responsabilidad es accesoria
de la acción para exigir el cumplimiento, no deben ser confundidos.

Clasificación adoptada: principales secundarios. Enumeración de los efectos.


Efectos respecto del acreedor: el acreedor investido de una serie de derechos, facultades y también deberes
que en conjunto constituyen “los efectos” del obligación, al tiempo que ubican a aquel en un especial
“situación jurídica”. Ese cúmulo de derechos y deberes se divide, según que sirvan para la satisfacción directa
o indirecta de crédito, en principales y secundarios.
Efectos principales: se materializan mediante los derechos con que cuenta el acreedor para obtener la
satisfacción de su interés, derechos que la ley le reconoce con ese específico propósito, razón por la cual su
ejercicio procura la satisfacción directa de crédito. Los efectos principales difieren según que el acreedor
obtenga la prestación específica por medio del cumplimiento voluntario y espontáneo del deudor, o que la
obtenga mediando inejecución del deudor, recurriendo a los mecanismos de ejecución forzada o ejecución por
un tercero.
1. efecto principal y normal: el cumplimiento. Cuando la obligación se desarrolla con normalidad se
extingue con el cumplimiento; el derecho de crédito se realicen plenitud, el acreedor queda
satisfecho, y el deudor, desobligado.
2. El efecto principal e inejecución. Efectos anormales. Cuando el deudor no realiza la conducta debida
incurre en incumplimiento; si no obstante esa inconducta la prestación específica es todavía posible y
útil, cabe hablar de inejecución. La inejecución intensifica los efectos convulsivos de la obligación,
pues el acreedor queda autorizado a emplear los medios legales con el fin de lograr la ejecución
forzada.
3. Si la inejecución se transforma en incumplimiento absoluto, esto es, si desaparece la posibilidad de
cumplir la prestación en especie y el acreedor debe perseguir la indemnización sustitutiva, no cabe
hablar de efectos anormales sino de responsabilidad por incumplimiento.

Efectos secundarios: son aquellos medios que le permiten al acreedor, no ya la satisfacción directa de sus
derechos créditos sino su preservación o seguridad. Entre ellos figuran el derecho de solicitar medidas
cautelares, el derecho de ejercer la acción del población, la revocatoria, la de subrogación.
Efectos de la obligación respecto del deudor. Los efectos de la obligación respecto del deudor consisten en un
cúmulo de deberes y facultades que ubican al deudor en una situación jurídica especial. Entre los derechos del
deudor cabe destacar:
1. El de solicitar la cooperación del acreedor cuando la naturaleza de la prestación, o su cumplimiento,
así lo exija;
2. El de efectuar el pago voluntario o coactivo;
3. El de obligarse después de efectuado el pago, exigir el otorgamiento de recibo, etcétera.

2- Cumplimiento de la obligación. El pago como efecto normal o necesario:

Definición legal: artículo 865 del código civil y comercial.


“Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto del obligación”.

Concepto: el pago es el cumplimiento por excelencia del obligación, y por ende, su modo de extinción natural

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la que pone fin a la relación jurudica satisfaciendo el interés del acreedor. Si bien puede ser definido de
diferentes maneras, habrá pago al deudor realiza la prestación debida a favor del acreedor que comporta al
mismo tiempo la extinción de la obligación.
Interpretación de la norma: en este nuevo artículo se define con mayor precisión al pago, con la actual
redacción del artículo 865 del código ha quedado perfeccionada la definición de pago, ya que resultan
innecesarias aclaraciones o presiones por parte de la doctrina o de la jurisprudencia, como ocurrió con el texto
del artículo 725 del código civil derogar.

Acepciones del término “pago”. Merecen destacarse que existen en el derecho comparado y en la doctrina
distintas acepciones de pago, según diferentes enfoques:
1. Desde un punto de vista restringido, el pago es considerado como el cumplimiento de una deuda de
dinero. (Teoría alemana).
2. Con un criterio amplio, el pago es sinónimo de extinción del obligación por cualquier medio que
importe la liberación del deudor, por lo cual comprendería a todos los modos instintivos, aún cuando
no se satisfaga el interés del acreedor.
3. Según la noción estricta, el pago es el acto de ejecución de una prestación debida en virtud de una
relación obligatoria y el cumplimiento específico de la prestación adeuda.

Funciones jurídicas: nuestra existencia transcurre en un contorno de obligaciones, las cuales, si bien desde su
gestación transitan con el germen de su propia muerte, llevan en sí el deber de actuar para cumplir, tanto para
la moral como de la armonía social.
El modo más natural de cumplir con las obligaciones es el pago, que extingue la obligación, libera el deudor y
satisface los intereses del acreedor, funciones, estas, de trascendencia.
El pago tiene una supremacía incuestionable. En la novación, la transacción, el extracto, por ejemplo, si bien
la obligación se extingue, no siempre la acreedor queda satisfecho. Su función primordial es la de extinguir la
obligación, agotando con ello el vínculo que une al deudor con el acreedor, para restaurar una relación
armónica, que muchas veces aparece perturbada por las circunstancias propias de las partes, o bien del
conjunto social.
Indudablemente, el pago es también un derecho del deudor. La mutación patrimonial que el pago trae
aparejada le interesa el deudor; este aparece investido de una facultad, un derecho a obtener su liberación y a
desgravar su patrimonio de las cargas que todo crédito implica. Al mismo tiempo, el pago es un acto de
conservación del patrimonio.

Importancia económica y social.


La relación obligacional constituye un instrumento para la cooperación social. La necesidad de asistencia
entre los diferentes miembros del cuerpo social. La relación de obligación es un instrumento destinado a
prestar esa asistencia, sirve para facilitar el intercambio de bienes y servicios. Las personas que celebran
contratos o asumen obligaciones lo hacen proyectando un comportamiento futuro, es decir, programan
conductas destinadas a satisfacer el interés ajeno.
Se advierte, de este modo, la importancia social de las relaciones obligacionales. Más aún: se puede añadir
que el pago no es más que un engranaje dentro del sistema económico de una sociedad organizada; de allí que
el incumplimiento constituya, un serio obstáculo para el funcionamiento regular de cualquier sistema
económico.
En suma, el cumplimiento, al tiempo que satisface el interés particular del acreedor, influye de manera
esencial en el desarrollo normal del sistema económico genera. En una economía de intercambio masivo de
géneros y de servicios el factor tiempo va adquiriendo relevancia primordial. Todo ello conduce, en la
doctrina y en la jurisprudencia moderna, a la idea de que el tiempo de prestación adquiere un papel y una
configuración diferente cuando es esencial para la obtención o la satisfacción del interés de las partes y,
especialmente, del interés del acreedor.

Naturaleza jurídica. Distintas teorías.


Esta cuestión no ha sido pacífica ni en la doctrina argentina ni en la extranjera, puesto que se han sostenido
diferentes posturas al respecto:
1. El pago como hecho jurídico. Para algunos autores, el pago es un hecho jurídico, puesto que la
producción de sus efectos propios no requieren actividad voluntaria del deudor: para esta teoría, lo

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importante es que dichos efectos se producen aún cuando la consecuencia jurídica no haya sido
querida o procurada por el agente.
2. El pago como acto jurídico. Otra doctrina, mayoritaria en el derecho argentino entre ellos llaman
villas, aborda, alter y mi, Salvat entre otros, y que es el que adopta el texto de la norma en
comentarios, sostiene que el pago es un acto jurídico ya que es un acto voluntario lícito que tiene por
finalidad inmediata la extinción de la obligación.
3. El pago como acto debido. Esta postura tuvo su origen en el derecho italiano. Se consideraba que
existía una tercera categoría más allá de los actos jurídicos y de los hecho jurídico, que era la de los
actos debidos. Es característica del pago cierta coerción del ordenamiento jurídico al realizarlo: el
deudor paga porque si no lo hace incurriría en responsabilidad, y sabe que en defecto de
cumplimiento voluntario puede serle impuesto por la fuerza, o su equivalente.
4. Teoría ecléctica. En una postura intermedia entre la concepción del pago como acto jurídico y como
hecho jurídico, sostienen que este puede ser encuadrado en una u otra categoría según el tipo de
obligación que se trate: en las obligaciones de hacer y no hacer se trataría de un hecho jurídico
voluntario o involuntario; en cambio, en las obligaciones de dar, se presenta como un verdadero acto
jurídico.

Elementos del pago.


Al tratarse el pago de un acto jurídico, para su validez deben concurrir cuatro elementos esenciales que no
pueden omitir: sujetos, objetos, causa fuente y causa final.

Sujetos:
Los sujetos pueden clasificarse en activos y pasivos.

Activo: El deudor El sujeto activo del pago es el sujeto


pasivo de la obligación, es decir a la
inversa de la obligación
Pasivo: El acreedor

Sujeto activo del pago: el deudor.


Quienes pueden realizar el pago son:

a) el deudor que ese sujeto pasivo de la obligación


b) y los auxiliares del deudor.

Los sujetos que intervienen en la realización del pago son el solvens y el accipiens. El solvens o sujeto activo
es la persona que realiza o ejecuta el pago; el accipiens o sujeto pasivo es la persona que recibe o en cuyo
beneficio se concreta el pago.
La calidad de solvens, le cabe al deudor, que es por antomasia la persona obligada a cumplir; también pueden
adquirir aquella calidad los terceros interesados y aun los terceros no interesados.

ARTICULO 732.-Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento de las personas de


las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del
obligado.

Según el artículo 732 para el acreedor es indiferente que, si el incumplimiento de la obligación es causado por
el propio deudor o por cualquier otra persona de la cual aquel que sirva para el cumplimiento de la obligación.
Cualquiera sea quien incumple la obligación, el deudor u otra persona incorporada por esta para cumplir con
la prestación debida se produce la responsabilidad del obligado principal. Pues el auxiliar por definición no es
deudor, sino un tercero respecto del acreedor.

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Interpretación del artículo 732. En vigencia del código derogado no existía una norma que es equiparada la
consecuencia de responsabilidad por incumplimiento de la obligación por parte del deudor que el producido
por personas de las que se sirve para la ejecución. Ese cuerpo legal sólo preveía la responsabilidad del
principal por el hecho del dependiente en materia extra contractual. Ello determinó que la dogmática debiera
realizar un claro esfuerzo argumentativo para justificar la responsabilidad del deudor por incumplimiento de
obligación por tercer. Con la incorporación de una norma expresa al código, en los términos reconocidos por
doctrina jurisprudencia, se aclara el supuesto.

Capacidad: según el artículo 875 dice “Validez. El pago debe ser realizado por persona con capacidad para
disponer.”
Quien paga debe tener capacidad para realizar dicho acto, ya que el pago efectuado por persona incapaz sera
inválido.

Capacidad: según el artículo 875 dice “Validez. El pago debe ser realizado por persona con capacidad para
disponer.”

Quien paga debe tener capacidad para realizar dicho acto, ya que el pago efectuado por persona incapaz sea
inválido. Tratándose de un acto jurídico, quien paga debe tener capacidad para ello, caso contrario, el acto
carecerá de validez. Quien paga debe tener aptitud para ejercer el ius solvendi, es decir, el derecho de todo
deudor a obtener su liberación mediante el pago.
Además, la declaración de inhabilitación no modifica la condición de capaz de la persona, si bien le puede
imponer ciertas restricciones.
Si el pago fuera efectuado por una persona que no posea capacidad para disponer, aquél es nulo de nulidad
relativa, toda vez que no se afectaría el orden publico sino solamente los derechos de quien carece de aptitud
para realizarlo. Si ello asi ocurriera, quien hubiera recibido el pago invalido deberá restituirlo a quien lo ha
realizado.

El derecho de pagar: es conocido como llamado “ius solvendi”. Se encuentra legislado en el artículo 879 del
nuevo código.

Artículo 879: “Legitimación activa. El deudor tiene derecho de pagar.”

La legitimación activa del pago recae sobre el solvens, que normalmente es el deudor y que podrá pagar
también a través de sus representantes, y ciertos terceros a quienes se hara referencia y que poseen un interés
especial en el cumplimiento de la obligación.
Es el deudor quien posee la legitimación activa del pago por lo cual, cuando el pago es realizado por él,
extingue el crédito, satisface el interés del acreedor y provoca su liberación a tenor de la finalidad extintiva de
la obligación que persigue con el pago. El pago debe ser realizado por una persona capaz.
El pago puede ser hecho a través de un representante en tanto en cuanto no se trate de una obligación intuitu
personae.
Cuando hay pluralidad de deudores, el pago deberá ser realizado atendiendo los principios que rigen
obligaciones mancomunadas, quedando cada uno de aquellos obligados por su cuota parte o por el total de la
deuda.
Si el deudor originario fallece, la deuda se fracción entre sus herederos correspondiendo a cada uno una
alícuota, de conformidad con haber hereditario recibido.

Supuesto de varios deudores: hace mención a un polo pasivo plural el cual se encuentra legislado también en
el artículo 879 que dice que si hay varios deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las
disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
La legitimación activa del pago constituye uno de los grandes problemas en esta materia porque muchas veces
se pretende imponer la recepción del pago al acreedor, cuando quien intenta realizarlo no está legitimado para
ello. Si bien será el deudor del obligación que quien posea la legitimación activa del pago, no ser el único
habilitado para efectuarlo, ya que también podrán pagar otras personas a quienes la ley les concede la potestad

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de realizar, es el caso de ciertos terceros, que si bien no son parte de la relación jurídica poseen legitimación
para pagar.

Efectos del pago realizado por el deudor: se trata de la legitimación activa del deudor como sujeto pasivo del
obligación. Se encuentra en el artículo 880 del nuevo código: “efectos del pago por el deudor. El pago
realizado por el deudor que satisface el interés del acreedor, extingue crédito y lo libera”.
Según los artículo 879 y 880 el deudor es quien posee la legitimación activa de pago por lo cual, cuando el
pago realizado por el, extingue crédito, satisface el interés del acreedor, y provoca su liberación a tenor de la
finalidad instintiva de la obligación que persigue con el pago. Es de destacar que el único obligado al
cumplimiento de la obligación es el deudor, ya que sólo él puede serle exigido el cumplimiento, o a sus
sucesores universales o singulares, según el caso.

La prestación ejecutada por un tercero:


Artículo 881: “ejecución de la prestación por un tercero. La prestación cambio puede ser ejecutada por un
tercero, excepto que se hayan tenido en cuenta las condiciones especiales del deudor, o hubiere oposición
conjunta del acreedor y el deudor. Tercero interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor
puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor
y el deudor.”
Puede efectuar el pago toda aquella persona que tenga un interés en cumplimiento de la obligación: es el caso
de terceros, a lo que se refiere el artículo 881. Sin embargo, debemos distinguir entre los terceros, según sea
interesados o no interesa.

El tercero interesado, es aquel a quien el incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo patrimonial,
y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor. Es decir todo aquel que
puede sufrir perjuicio propio si el deudor no cumple la obligación. En el caso de los terceros interesados ellos
poseen el derecho de pagar, y pueden efectuar el pago aún contra la voluntad del deudor y del acreedor, y
además de cubrir al pago por consignación ante la negativa del accipiens al recibirse.
Por otro lado, el tercero no interesado pese al silencio de la norma es aquel que siendo ajeno a la obligación
no se encuentra en la situación precitada. Los no interesados, aun cuando se pueda discutir generalmente son
titulares del derecho de pagar, también pueden efectuar el pago de los supuestos en los cuales no exista
oposición conjunta del acreedor y del deudor.

Derecho del tercero frente a la oposición de las partes:

En cuanto al deudor según establece el artículo 881 Esta habla del derecho de pagar aún contra la voluntad del
deudor y tiene como consecuencia que se limita el reintegro esto se conoce como una medida de utilidad.
Por otro lado en el caso del acreedor según el mismo artículo se presenta una regla que habla sobre la
imposibilidad de rechazar el pago y tiene como excepción la obligación intítu personae.
Cuando se habla de oposición conjunta en el anterior código de Vélez no hablaba sobre esta opción y en el
nuevo código expresamente lo contempla, aquí el tercero está legitimado activamente a imponer el pago.

Los efectos del artículo 881 son en primer lugar la satisfacción del crédito (interés del acreedor), en segundo
lugar la no extinción del vínculo, y por último la no liberación del deudor. El pago realizado por el tercero
provoca un desmembramiento y sólo se realiza la satisfacción de crédito. Pero el deudor queda obligado con
el tercero que pago.

Artículo 882: “efectos que produce la ejecución de la prestación por un tercer. La ejecución de la prestación
por un tercero no extingue el crédito. El tercero tiene acción contra el deudor con los mismos alcances que:
1. El mandatario que ejecuta la prestación con asentimiento del deudor;
2. El gestor de negocios que obra con ignorancia de este;
3. Quien interpone la acción de enriquecimiento sin causa, se actúa contra la voluntad del deudor.
Puede también ejercitar la acción que nace de la subrogación por ejecución de la prestación por un tercero.”

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Las acciones del tercero para reclamar el reembolso de lo pagado son en primer lugar el pago del tercero con
el consentimiento del deudor y en este caso se aplica la regla del mandato. Para reclamar el íntegro se aplican
dos tipos de acciones por un lado la acción de mandato y por otro lado, la subrogación legal.
En cuanto al pago del tercero en ignorancia del deudor: se presenta la siguiente situación en donde hay un
pago la cual de alguna obligación de dar aviso al deudor por medio del fundamento de la buena fe. En este
caso, alguna aplicación de las normas de la gestión de negocios. Es por eso, que hay acciones derivadas de la
gestión de negocios y la acción de la subrogación legal.
Y por último cuando hablamos del pago del tercero en contra la voluntad del deudor, éste tiene derecho a
obtener el reintegro. Deberá ejercer la acción debe que de enriquecimiento sin causa que es conocida como
una medida de utilidad obtenida en carácter subsidiario.

Sujeto pasivo del pago. Artículo 883.

Pago al acreedor: el artículo dispone el pago debe hacerse “al acreedor si hay varios acreedores, el derecho al
cobro de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación”. En
razón de ello, ninguna duda cabe de que ante la existencia de un único acreedor, a él deberá efectuarse el
pago. Si existe pluralidad de acreedores deberá apreciarse si se trata de una obligación simplemente
mancomunada o solidaria: en el primer caso, si el objeto es divisible, el pago deberá ser efectuado a cada uno
de los coacreedores según la parte que tengan en el crédito. En cambio, si se trata de una obligación solidaria
de objetos divisible o indivisible, el pago debe efectuarse íntegramente a cualquiera de los acreedores,
diciendo en tal supuesto los principios de prevención, propagación y contribución establecidos para supuestos
de obligaciones indivisibles.
En este caso se deberán observar algunas circunstancias que deben ser consideradas

a) Cuando exista pluralidad de acreedores: El pago deberá ser realizado atendiendo a los principios que
rigen para las obligaciones mancomunadas, quedando facultados cada uno de ellos a exigir al deudor
solo el pago de su cuota parte , o el total del crédito
b) Si el acreedor originario fallece, quedan legitimados para reclamar el pago sus herederos

Legitimación para recibir pagos:

- Cuando exista pluralidad de acreedores, el pago deberá ser realizado atendiendo a los principios que
rigen para las obligaciones mancomunadas, quedando facultados cada uno de ellos a exigir al deudor solo el
pago de sus cuotas partes o el total del crédito.
- Si el acreedor originario fallece, quedan legitimados para reclamar el pago sus herederos, tal como lo
dispone el artículo 849.

Pago al tercero: según el artículo 883 inciso C: “Tiene efecto distintivo de crédito el pago hecho: al tercero
indicado para recibir el pago, en todo o en parte…”
Cuando hablamos de terceros implicados hacemos referencia a la designación de la persona habilitada para
recibir pagos. ¿Quién indica todo esto? Principalmente la voluntad del acreedor que no es necesaria la
conformidad del deudor. La aceptación del tercero lo cual adquiere un carácter irrevocable y por último a
través de una notificación que recomendadas por las doctrinas a la hora de comunicar al deudor. Cabe aclarar
que el tercero indicado no se transforma jamás en acreedor de la obligación, y por ende, no tiene la libre
disponibilidad de crédito que percibe.
La situación del tercero indicado es la siguiente: cobra para así (no como representantes) lo cual se convierte
en un derecho propio. El beneficiario del pago y puede transferir el derecho. Por otro lado está facultado para
exigir el cumplimiento del acreedor, sólo que está autorizado a recibirlo y tiene derecho a reclamar medidas
de conservación.

Es que posee el título: hace referencia el artículo 883 inciso D. a quien posee el título de crédito extendido al
portador, un endosado en blanco, excepto sospechas fundadas de no pertenecerles el documento, porque no
está autorizado para el cobro.”

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La transferencia de un título al portador se logra a través de la entrega del documento, sin necesidad de que se
requiera cualquier otro tipo de formalidad. No hay que olvidar que uno de los pilares del derecho privado es
que el hecho de la posesión genera una presunción de propiedad, por lo tanto se presume que el portador del
título es el propietario del tres. Idéntico temperamento habrá de adoptarse para supuestos en que se trate de un
título endosado blanco, ya que podrá su portador presentarlo al cobro y percibir creer. Siempre que el deudor
tenga sospechas de que el portador del título no sea su verdadero titular es aconsejable efectuar el pago por
consignación, evitando de tal modo que se presuma que las reticencias a pagarle al portador del título es un
prefecto del deudor para no cumplir.

El acreedor aparente: según el artículo 883 en su inciso E: “Tiene efectos del trigo del crédito, el pago
hecho: al acreedor aparente, y quien realice el pago actúa de buena fe y de las circunstancias resulta verosímil
el derecho invocado; el pago es válido, aunque después sea vencido en juicio sobre el derecho que invoca.”
El acreedor aparente es cosa pacífica y públicamente de la calidad de acreedor, aunque no lo es en realidad: se
comporta como un acreedor, adoptan comportamientos respecto de los créditos como si fuera su verdadero
titular, pero no resulta ser tal. Finalmente, es de destacar que para que un pago efectuado a un acreedor
aparente adquiere validez, el solvens debe obrar de buena fe, es decir convencido de que él estaba pagando al
verdadero acreedor, y poder demostrar que la apariencia que denotaba el falso acreedor eran públicas y
notorias. Para que la validez de pago representan siguientes requisitos en primer lugar la verosimilitud del
derecho y la buena fe del deudor que paga.

Pago a persona incapaz, con capacidad restringida por terceros no autorizados: según el artículo 885, esta
norma se refiere a los supuestos de invalidez del pago, aclarando en qué casos éste no surtirá efectos. Dichos
supuestos están íntimamente conectados con la cuestión de la legitimación pasiva del pago que fue tratado en
el comentario a los dos artículos precedentes.
La disposición normativa es contundente al expresar que el pago efectuado a un incapaz no resulta válido.
Surgen como fundamento de ellos dos razones esenciales: la protección al incapaz y la protección al creer. Se
encuentran absolutamente impedido de recibir el pago los incapaces de ejercicio, como así también las
personas con capacidades restringidas no autorizadas por el juez para recibir pagos.
La norma establece como excepción a la invalidez del pago efectuado de tal modo que el acto sea ratificado
posteriormente por el acreedor. En tales supuestos, el pago adquirirá validez y será eficaz. Finalmente la
invalidez del pago hecho a una persona incapaz o con capacidad restringida se establece en beneficio y
protección de este. Pero, si el cumplimiento de la obligación resultó beneficioso para el acreedor, la invalidez
protector ya carece de razón de ser pues, de mantenerse, conllevaría un verdadero enriquecimiento sin causa
para este.

Derechos del acreedor contra el tercer: el artículo 884 del código aporta las soluciones a favor del acreedor,
para el caso en que no sea éste quienes iban pago. En tal sentido, dispone:
1. Que si quien recibe el pago ha sido un tercero indicado por el acreedor, este está facultado para
reclamar el pago a quien los recibió el nombre y por indicación suya.
2. El acreedor está legitimado para reclamar al deudor el pago efectuado, de acuerdo a la normativa del
pago indebido. Ello guarda coherencia, toda vez que quien realizó pago a un acreedor aparente, no
cancela la obligación satisface el interés del verdadero acreedor, razón por la cual deben aplicarse al
caso la regla del pago indebido.

El objeto y las circunstancias del pago.


El objeto del pago: concepto. El objeto del pago es el bien o la utilidad que se obtiene como resultado de la
prestación cumplida por el deudor.
El objeto del pago consiste en el cumplimiento de la prestación debida; es por ello que se puede afirmar que
sólo habrá verdadero pago cuando la actividad desempeñada por el solvens se adecue al programa de
prestación trazado al constituirse la obligación. ahora bien, el pago debe cumplir con determinados requisitos
que determine la exactitud en cuanto a coincidencia o adecuación de la prestación realizada con
originariamente en 1000. En primer lugar debe ser idéntico a la prestación debida; debe ser íntegro y no
parcial; debe ser puntual, es decir, efectuarse en el tiempo convenido y por último debe ser realizado en el
lugar designado.

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Los principios de pago:
Principio de identidad: artículo 868-“el acreedor no está obligado a decidir si el deudor no tiene derecho a
cumplir una prestación distinta a las debidas, cualquiera sea su valor.”

Debe existir un identidad cualitativa entre el objeto del crédito del objeto del pago. Esto se aplica a todo tipo
de obligación. Además, puede ser invocado por el deudor y por el acreedor, ni el acreedor puede ser obligado
a recibir, ni el deudor obligado. Para desobligarse el deudor debe cumplir la misma prestación debida, no
pudiendo efectuar otra distinta no ser que el acreedor lo aceptara.
Las excepciones al principio son las obligaciones facultativas, en la que deudor se reserva la facultad de
sustituir. Después las obligaciones dinerarias que son aquéllas cuando el pago puede ser hecho en una moneda
distinta del especificar. Las situaciones que no constituyen excepciones al principio son: la dación en pago; el
cumplimiento de una obligación alternativa; ejecución forzada e indemnización substitutiva y por último la
entrega de un cheque en lugar de dinero en efectivo.

Principio de integridad: artículo 869-“el acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto
disposición legal o convencional en contrario. Si la obligación es en parte líquida y en parte y ilíquida, el
deudor puede pagar la parte.”

Se transgrede este principio cuando el deudor no cumple la prestación adecuada en su totalidad, y


pretende efectuar el cumplimiento mediante pago parcial. Si el acreedor acepte voluntariamente esta
posibilidad de cumplimiento parcial propuesta por el solvens o por un tercero legitimado para el pago,
éste no puede llevarse a cabo esa manera. Debe existir una identidad cuantitativa entre objeto de crédito del
objeto del pago. El pago es integro cuando se proporciona al acreedor la totalidad del objeto debido en un solo
acto. Se aplica a todo tipo de obligaciones. Sus efectos son el acreedor no puede ser obligado a recibir pagos
parciales; por otra parte, el deudor no puede ser obligado a efectuar pagos parciales. Las excepciones al
principio estaba el acuerdo de voluntades, el cual puede ser originario o sobreviviente; y la autorización legal
y por último la autorización judicial (pago a mejor fortuna, indemnización en razón de la equidad, etcétera.)
Las situaciones que no constituyen excepciones al principio son las obligaciones periódicas independientes
entre sí y la presencia de una pluralidad de obligaciones independientes entre un mismo acreedor y deudor.

Obligación con intereses: artículo 870-“obligación con intereses. Si la obligación es de dar una suma de
dinero con intereses, el pago sólo es integro si incluye el capital más los intereses”.
Los intereses constituyen un accesorio de capital, por lo cual ambos conforman una única dé; la razón de
dicha disposición, puede el acreedor puede usar recibir el pago intentado por el deudor, si éste no alcanza para
saldar la totalidad de los servicios, incluidos los intereses devengados y exigibles.

El beneficio de competencia (artículo 892 del código nuevo): “el beneficio de competencia es un derecho
que se otorga a ciertos deudores, para que pague lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y hasta
que mejoren de fortuna.”
El beneficio de competencia se funda en razones de humanidad, quienes gozan de este beneficio son
generalmente parientes con derecho alimentario del acreedor, por ende la razón de ser del beneficio de
competencia debe tener el rigor de la exigencia de los acreedores si el deudor pudiera quedar en una situación
de pobreza. El beneficio debe ser solicitado por el deudor, quien debe oponerlo, y algunos sostuvieron que
podría ser concedido de oficio. Una vez efectuado ello, se produce una división de crédito, quedando el
acreedor limitado a cobrar sólo la parte que deudor beneficiado pueda buenamente pagar. Si las partes no se
pusieran de acuerdo en torno al monto que pagará el deudor en este caso, y a la forma en que lo afrontara,
deberá disponerlo el juez.

El principio de localización: la obligación debe ser cumplida en el lugar designado para el pago por la parte.
El concepto de lugar de pago es la regla donde el deudor debe ejecutar la prestación y donde el acreedor

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obtiene la satisfacción de su crédito. Según opinión de guayaba, si ambos lugares no coinciden, ese lugar
donde el acreedor obtiene la satisfacción de su interés.
La importancia jurídica en lugar de pago se remite a los deberes de cooperación, a la forma, prueba y validez
del pago si hay controversia, se aplica el principio de lugar de pago. Por último, por juez competente, en caso
de conflicto el juez ejerce competencia en lugar del pago.

Artículo 873: “el lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de manera expresa o tácita.”

Artículo 874: “lugar de pago no designa. Sin haberse indicado, en lugar de pago es el domicilio del deudor al
tiempo del nacimiento de la obligación. Si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el
domicilio actual o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor cuando el lugar de pago sea el domicilio
del acreedor.”

Esta regla no se aplica las obligaciones de dar cosa cierta; porque en este caso, en lugar de pago donde las
cosas se encuentra habitualmente. Tampoco no se aplica a las obligaciones bilaterales de cumplimiento
simultáneo; en este supuesto, el lugar de pago es donde debe cumplirse la prestación principal.
Las reglas para determinar el lugar de pago son la autonomía de la voluntad, que es el lugar que las partes
designaron para el pago. Y por otro lado, el silencio de las partes que se divide en dos:

1. Reglas subsidiarias: si nada se ha indicado, en lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del
nacimiento de la obligación.
2. Para cierto tipo de obligaciones. La ley determina el lugar de cumplimiento que son por cosa cierta y
por obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo.
El principio general de que rige en materia de lugar de pago de que las partes pueden pactarlo y convenir
libremente; ello resulta ser una consecuencia lógica y natural del principio de autonomía de voluntad de las
partes. En razón de ello, una vez que ambas partes restablecen de común acuerdo, ninguna de ellas puede
modificarlo de modo unilateral. La designación de lugar de cumplimiento puede ser fijado libremente por las
partes tanto al momento de constituirse la obligación, como así también con posterioridad a la misma.

Principio de puntualidad: el pago debe ser puntual, es decir debe cumplirse en la oportunidad en que fue
convenida ni antes, ni después.

Concepto de exigibilidad: se refiere al momento en que el acreedor actualiza sus poderes de agresión
patrimonial y está facultado para reclamar compulsivamente la realización de la prestación debe.
Concepto de ejecutabilidad: es la facultad del deudor de ejecutar la prestación de obtener la liberación de las
deudas.

Concepto de cumplibilidad: se refiere al momento en que la obligación deviene exigibles y el deudor se


encuentra en situación de cumplir.
Cumplimiento de la prestación el momento de su vencimiento resulta fundamental para que se configure la
exactitud del pago. El plazo es un elemento accidental de las obligaciones, por lo cual si la relación jurídica no
lo dispone, la prestación debe cumplirse en el mismo instante de su nacimiento. La determinación del pago
variará según los distintos supuestos que encontraremos en las obligación. Se tratará cada uno de ellos
puntualmente:
1. Obligaciones de exigibilidad inmediata: deben cumplirse al momento de nacimiento de la obligación
o a un determinado tiempo razonable.
2. Obligaciones sujetas a plazo: hace referencia al artículo 871 nuevos códigos.
“Tiempo del pago. El pago debe hacerse:

• si la obligación de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento;


• si hay un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento;
• si el plazo es tácito, en el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias de la obligación, debe
cumplirse;

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• si el plazo es indeterminado, en el tiempo que fije el juez, a solicitud de cualquiera de las partes,
mediante el procedimiento más breves que prevea la ley local.
En las obligaciones puras simples o de exigibilidad inmediata, el pago debe efectuarse en forma inmediata y
contemporáneamente al nacimiento de la obligación.
En las obligaciones con plazo determinado, dispone el segundo inciso, del 871 del código, que el pago debe
ser hecho “el día de su vencimiento”.
También el plazo puede ser expreso o tácito, cierto o incierto. El plazo es expreso cuando su existencia surge
de modo explícito e inequívoco en la obligación celebrada por las partes. En cambio, se considera que un
plazo es tácito cuando surge implícitamente de la naturaleza y circunstancias del acto por el obligación.
Finalmente, la norma dispone que en las obligaciones a plazo indeterminado, corresponde su fijación judicial.
En los casos en que el plazo está indeterminado también puede la parte establecerlo con posterioridad; caso
contrario, ser juez quien establecerá el momento en que el deudor debe cumplir con la prestación asumida.

El pago anticipado: artículo 872: “el pago anterior al vencimiento del plazo no da derecho a exigir
descuentos.”

El pago anticipado es aquel efectuado con anterioridad al vencimiento de la obligación. El acreedor no está
obligado a recibir el pago que intenten efectuar el deudor antes del vencimiento del plazo, aunque sí encuentra
facultado para ello. De ocurrir ello, debe interpretarse que el deudor ha denunciado a los beneficios del plazo
que poseía desde el momento del nacimiento del obligación.

El pago a mejor fortuna.


Artículo 889: “Principio. Las partes pueden acordar que el deudor pague cuando pueda, o mejores de fortuna;
en este supuesto, se aplican las reglas de las obligaciones a plazo indeterminado.”

Artículo 890: “Carga de la prueba. El acreedor puede reclamar el cumplimiento de la prestación, y


corresponde al deudor demostrar que su estado patrimonial le impide pagar. En caso de condena, jueves puede
fijar el pago en cuotas.”

Artículo 891: “Muerte del deudor. Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna se establece en
beneficio exclusivo del deudor; las deudas se transmite a los herederos como obligación pura y simple.”
Otras cuestiones:

Propiedad de la cosa con que se paga:


Artículo 878: “Propiedad de la cosa. En cumplimiento de una obligación de dar cosas ciertas para construir
derechos reales requiere que el deudor sea propietario de la cosa. El pago mediante una cosa que no pertenece
al deudor se rige por las normas relativas a la compraventa de cosa ajena.”
Al ser el pago un acto jurídico, es indudable que además de la capacidad exigible en las partes, en las
obligaciones de dar el deudor debe encontrarse legitimado para disponer de la cosa que pretende entregar el
pago.
Podrían darse diferentes situaciones anteriores:
1. Si el acreedor hubiera tomado conocimiento antes de la entrega de la cosa no es de propiedad del
deudor, puede negarse a su recepción y exigir al solvens el pago de la prestación en debida forma.
2. Si el acreedor es de buena fe y le es entregada por el deudor una cosa que no es de propiedad sin que
el accipiens lo supiera, pueden brindarse dos opiniones. O bien considerarse que el pago es nulo de
nulidad relativa o, como lo sostiene otra opinión, en tal caso no se presentan supuestos de nulidad,
sino de incumplimiento por falta de adecuación entre la prestación debida y la conducta cumplida por
el solvens.
3. Si el pago hubiese consistido en la entrega de una cosa que no pertenece al deudor, dispone en la parte
final del artículo que debe regirse la cuestión por lo dispuesto en las normas relativas a la
compraventa de cosa ajena.

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Pago en fraude de los acreedores: artículo 476:. “Pago en fraude de los acreedores. El pago debe hacerse sin
fraude a los acreedores. En este supuesto, se aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso, las de
la ley concursal comillas.
Al ser el pago un acto jurídico, de superioridad que su validez exige que se encuentre libre todo vicio, todo
pago que se realice comprado de los acreedores resultara ineficaz en oponible a estos. El pago será
considerado realizado en fraude de los acreedores, cuando el sol Benz afecta el derecho de los demás
acreedores a obtener la satisfacción de sus intereses, menoscabando la garantía patrimonial que les dé,
mediante la realización de pagos efectuados en fraude a sus derechos. En tales casos los acreedores pueden
acudir a la acción revocatoria en protección de sus derechos o inclusive a la ley concursal. El fraude
constituye un vicio de los actos jurídicos, y en materia de pago, uno de los límites más importantes que pesan
sobre el sol Benz es el respeto de los derechos de sus acreedores, ya que se verá impedido de realizar todo
acto de disposición que tenga la intencionalidad de frustrar la garantía que, sobre patrimonio poseen los
acreedores. Sabido es que los efectos auxiliares o secundario de las obligaciones son los dispositivos que la
ley le brinda al acreedor para intentar mantener íntegro en columna del patrimonio de su deudor, toda vez que
la integridad de este constituida la garantía de cobro de sus créditos.

El pago de créditos embargados ofrendados: artículo 877: “Pago de créditos embargados ofrendados. El
crédito debe encontrarse expedito. El pago de un crédito embargados ofrendados e sin oponible al acreedor
prendario o embargar.”
La eficacia del pago dependerá de que quien lo efectúa posea la libre disponibilidad de las cosas de interés: es
por ello que si la cosa estuviera embargada, dichas circunstancias debe ser comunicada al acreedor, puesto que
caso contrario, el pago no será eficaz y el deudor que ha abonado de tal modo no quedará liberado.

Los gastos del pago: ¿a quién corresponde afrontar los gastos del pago?
Según la regla, se resuelven por acuerdo de voluntades y llamando el silencio ya sea por reglas subsidiarias
emitidas por el deudor o el fundamento que hace referencia al principio de integridad.

La prueba del pago.


Carga de la prueba: artículo 894. “La carga de la prueba incumbe:
a) En las obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago; b) en las obligaciones de no hacer, sobre
el acreedor que invoca el incumplimiento.”
Resulta una obviedad manifestar que la existencia y la entidad del pago deben ser probadas, por lo cual el
artículo 894 hace referencia a la carga probatoria. En las obligaciones de dar y de hacer la carga de la prueba
del pago recae sobre quien lo invoca. Es decir que recaiga sobre el deudor, o sobre los terceros que aleguen
haber pagado la prueba de. En tales casos, al acreedor sólo le bastara acreditar la existencia de la relación
jurídica y la entidad del obligación. Sin embargo, la excepción Este principio lo establece el segundo inciso
del artículo 894 del código lo cual resulta razonable ya que dispones de lo contrario estaría haciendo pesar
sobre el deudor la prueba de un hecho negativo, lo cual procesalmente resulta inadmisible ya que la prueba
debe siempre recae sobre quien afirma y no sobre quien niega.

Objeto y medios de prueba. Artículo 895:. “Medios de prueba. El pago puede ser probado por cualquier
medio excepto que del estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de unos determinados, o revestido de
cierta formalidad.”
En el código anterior se había suscitado controversias doctrinarias, para algunos el pago podría probarse por
cualquier medio probatorio, aunque no exclusivamente por testigos admitiéndose la prueba testimonial sólo
cuando existiera un principio probatorio por escrito en segundo lugar en cambio, al no existir norma expresa
alguna, establecen que podía probarse el pago por cualquier medio de prueba. El nuevo código dispone que el
pago pueda ser probado por cualquier medio, lo cual brinda amplia libertad en materia probatoria del pago
cuando se hayan acreditado al menos indicios de que el pago fue realizado. La parte final del nuevo artículo
895 del código sólo fija como excepción a la amplitud probatoria en materia de pago la de aquellos supuestos,
que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o revestido de cierta
formalidad.

Recibo: importancia, forma y contenido.

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Artículo 896: “Recibo. El recibo es un instrumento público o privado en el que el acreedor reconoce haber
recibido la prestación debida.”
El recibo es la prueba por excelencia, pero además su obtención constituye un derecho para el deudor, ya que
a través del, tendrá la prueba de su liberación y la defensa idónea para oponer a todos aquellos que pretendan
volver a reclamarle por la prestación ya cancelada.
El recibo es una constancia escrita emanada del acreedor, destinada a documentar el pago realizado. Es un
simple documento firmado por el acreedor que permite acreditar la recepción de la prestación debida, y posee
el carácter de confesión extrajudicial por medio de la cual las personas que tiene facultad para recibir el pago
dan cuenta de que no ha recibido.
Quien emite recibo de pago debe contar con capacidad para ellos, el recibo de pago no posee formalidad
alguna, aunque la doctrina mayoritaria entiende que debe realizarse por escrito, ya que se ve dibujaría su
eficacia y su validez como instrumento probatorio. La excepción a esta regla general de libertad de formas, la
constituyen los supuestos en los cuales recibo deba realizarse por escritura pública, porque así lo establece la
ley. Es requisito que recibo esté firmado por quien lo emite, si quien lo emite no pudiera firmar deben
aplicarse las normas de la firma a ruego.
Resulta de buena práctica que se inserte en el todas aquellas cuestiones que contribuyan a la prueba del pago
por parte de quien lo realice. En cuanto a la exigencia respecto a si el recibo debe contener fecha cierta, se ha
dicho que cuando recibo es utilizado entre las partes, parece obvio el efecto probatorio de recibo abarca
también la fecha

Derecho a exigir el recibo:


Artículo 897: “el cumplimiento de la obligación confiere al deudor derecho de obtener la constancia de la
liberación correspondiente. El acreedor también puede exigir un recibo que pruebe la recepción.”
Así como el deudor tiene derecho a obtener el recibo y, de tal modo el medio probatorio que acredita su
liberación, también se establece en su parte final que el acreedor puede exigir también progresivo que pruebe
la recepción por parte del deudor. Esto es conocido como “contrarrecibo” que consiste en una constancia
emitida por el deudor por medio de la cual manifiesta que le ha sido entregado el recibo por el acreedor. En
caso de negativa ¿tengo derecho a no realizar el pago? Se realiza por esto pago por consignación.

Presunciones relativas al pago.


Artículo 899: “presunciones relativas al pago. Se presume, excepto prueba en contrario que:
1. Si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas correspondientes al obligación
por la cual fue otorgar;
2. si se recibe el pago correspondiente a uno de los períodos, están encarcelados los anteriores, sea que
se deba una prestación única de ejecución diferida cuyo cumplimiento se realiza mediante pagos
parciales, o que se trate de prestaciones sucesivas que nacen por el transcurso del tiempo;
3. si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, si los accesorios de crédito, y no se hace
reserva, éstos quedan extinguidos;
4. si se debe daño moratorio, y a recibir el pago el acreedor no hace reserva a su respecto, la deuda por
ese daño está extinguida.”

Imputación de pago:
Artículo 900: “imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen por objeto
prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad de declarar, al tiempo de hacer el pago, por
cuál de ellas debe entenderse que lo vas. La elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si
adeuda capital e intereses, el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.”
La imputación de pago puede ser definida como el conjunto de reglas y normas que permiten brindar solución
a los problemas que se suscitan cuando el deudor debe cumplir con varias obligaciones de la misma naturaleza
que se encuentra pendiente de cumplimiento, y el pago que efectúa a tal fin no es suficiente para cancelar a
todas ellas. En consecuencia, cuando ello ocurre, dichas normas determinan cuál es el procedimiento que debe
seguirse en tal caso.

El procedimiento de la imputación de pago sólo procederá cuando se cumplan los siguientes requisitos:
1. Debe existir varias obligaciones pendientes de pago y que dichas obligaciones vinculen a las mismas
partes, es decir que el acreedor y deudor son los mismos.

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2. Las prestaciones deben ser todas de la misma naturaleza, debiendo guardar homogeneidad entre sí.
3. El pago efectuado por el deudor debe ser insuficiente para dar seguimiento con todas las prestaciones
pendientes de pago.

Artículo 901: “imputación por el acreedor. Si el deudor no importa el pago, el acreedor se encuentra facultado
para hacerlo en el momento de decidir, conforme a estas reglas:

1. Debe imputarlo a alguna de las deudas líquidas y exigibles;


2. una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la cancelación parcial de
cualquiera de las otras.”
Cuando el deudor no hace uso de su facultad de imputar el pago, tal derecho se traslada al acreedor. Se trata
de una atribución subsidiaria, ya que como la norma lo indica sólo podrá hacerlo si el deudor no impute el
pago. Se trata de un acto unilateral que depende exclusivamente de su voluntad, a la cual debe someterse el
deudor. La imputación por parte del acreedor debe realizarse al momento de recibir, por lo cual será el recibo
la prueba por excelencia de qué deudas serán canceladas a través del pago del deudor.

Artículo 902: “imputación legal. Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del pago, se lo imputa:
a. En primer término, al obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor;
b. cuando las deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa prorrata.
El artículo dispone que cuando ni el deudor ni el acreedor efectúa la imputación, esta se llevará a cabo
respetando los principios expuestos en la norma:
1. La obligación de plazo vencido más onerosa será la primera en cancelarse.
2. Si son igualmente onerosas, el pago se imputa a pro rata. Se deberá imputar el pago
proporcionalmente a todas las deudas existentes.

Artículo 903: “pago a cuenta de capital e intereses. Si el pago se hace a cuenta de capital e intereses y no se
precisa su orden, se imputa en primer término a intereses, a no ser que el acreedor dé recibo por cuenta de
capital.”
Este artículo constituye una limitación a las facultades de imputación de las partes, ya que el código establece
como directiva a seguir que, si se debiesen capital con intereses, la imputación debe realizarse en primer lugar
a los intereses.

Bolilla 5

1.- La Teoría del Incumplimiento. El incumplimiento debe ser estudiado como una situación antijurídica que
se presenta cuando el deudor falta al tenor de la obligación. De este modo, considerándolo con sustantividad y
autonomía, se puede elaborar sobre él una teoría integral, que con criterios y principios autónomos permite
una correcta descripción de esta figura y sus consecuencias.

Importancia y necesidad de una teoría del incumplimiento: para advertirle importancia del incumplimiento
en el derecho de las obligaciones, se puede decir que el incumplimiento influye sobre: 1º la ejecución forzada
o subrogada; 2º la indemnización compensatoria; 3º la llamada excepción de incumplimiento; 4º la cláusula
penal; 5º la resolución de los contratos, por pacto o cláusula comisoria; 6º las condenaciones conminatorias; 7º
la imprevisión contractual; 8º la señal o arras; 9º la imposibilidad de pago; etc.
Pero no en todos los casos la palabra incumplimiento designa la misma situación, y supone los mismos
requisitos, ni produce los mismos efectos. Es necesario indagar que es el incumplimiento de la obligación,
cuáles son las formas en que se puede presentar, cuáles sus efectos y cuáles las normas aplicables.

Concepto de incumplimiento: se podría decir que toda disconformidad entre la conducta obrada y la conducta
debida implica incumplimiento. Concebido en términos tan generales, involucra tanto los ilícitos en sentido
estricto como la infracción al derecho de crédito. Pero, de incumplimiento sólo cabe hablar cuando existe una
obligación; esto contribuye a delimitar el concepto. Establecer si hay o no un factor de atribución es vital para
determinar las consecuencias sancionatorias del orden jurídico, pero es indiferente para delimitar el concepto
objetivo de incumplimiento. No se debe confundir el incumplimiento como concepto objetivo con la

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responsabilidad objetiva. El primero apunta destacar que toda conducta disconforme con la debida es
incumplimiento, aunque no haya ninguna razón para responsabilizar al sujeto. La segunda significa que el
sujeto será responsable aunque haya obrado sin culpa, por la existencia de un factor objetivo de atribución de
responsabilidad.
Para ofrecer un concepto objetivo de incumplimiento se ha de tener en cuenta tres aspectos: 1º se trata de un
accionar contrario al derecho; 2º es violatorio de una obligación preexistente, y 3º modifica el curso normal de
la obligación. Conforme a lo expuesto, es dable definir el incumplimiento como “la situación anormal de la
relación de obligación, originada en la conducta antijurídica de cualquiera de los sujetos vinculados, que
impide obstaculizar su realización”. Tal incumplimiento influye sobre el vínculo obligatorio en dos sentidos:
extinguiéndolo, frustrando al acreedor, o prolongándolo, impidiendo la liberación del deudor. Es siempre una
conducta contraria al derecho, con fuerza suficiente para modificar el desenlace normal de la obligación.
El incumplimiento se configura con la sola transgresión del plexo normativo. Ello permite considerar que el
mero retardo es una especie de incumplimiento, sin que sea necesario reprocharle al sujeto culpabilidad
alguna. En efecto: el incumplimiento es una situación de la relación de obligación que puede presentarse por
la inconducta de cualquiera de los sujetos.

Elementos: 1º un obrar humano, puesto que es siempre una conducta, un comportamiento del sujeto y que se
manifiesta por un hecho exterior, positivo o negativo; 2º el comportamiento del sujeto debe ser contrario al
derecho, entendido como totalidad, es decir, integrado no sólo por la ley en sentido amplio, sino también por
los principios jurídicos superiores. 3º la existencia de una obligación anterior.

Clasificación: la ejecución debe ser exacta con relación al objeto, al lugar y al tiempo. Por ello se afirma que
para cumplir hay que observar una conducta de total cumplimiento, ajustándola a la naturaleza de la
obligación y a las directivas que imparte el principio de buena fe.
El incumplimiento es también conducta, pero disconforme con el tenor de aquéllos. Este obrará antijurídico
puede desembocar en un incumplimiento absoluto o relativo, en un cumplimiento parcial, tardío o defectuoso;
puede ser imputable como inimputable y exteriorizarse por medio de actos positivos o de abstención. Estas
categorías no se excluyen, sino que bien pueden combinarse.

Incumplimiento “Absoluto” e Incumplimiento “Relativo”: si luego de la formación de un vínculo


obligatorio en la prestación se torna ejecución imposible y tal imposibilidad reviste el carácter de definitiva, se
dice que la inejecución es total o absoluta. En cambio, cuando la imposibilidad que sobreviene que sólo
temporaria afecta parcialmente a la prestación y se origina en otras imperfecciones que alteran la exactitud del
objeto, no obstante lo cual es siempre posible el cumplimiento, aún con las fallas indicadas, se afirma que el
incumplimiento es relativo.

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ABSOLUTO RELATIVO
Se presenta cuando por razones físicas o jurídicas, Se presenta cuando a pesar de la inconducta del sujeto la
sobreviniendo eso la formación del vínculo, no es posible prestación es de posible ejecución y el interés del destinatario
realizar la prestación, o cuando el cumplimiento de la del pago se conserva integro. Aquí no ha incumplimiento,
prestación es inútil para satisfacer la expectativa del pues, aun cuando de modo parcial, defectuoso tardío, la
acreedor, al perder éste todo interés en percibirla. prestación se verificará. Se trata de formas incompletas de
La imposibilidad por falta de interés tiene que ser cumplimiento, que suelen denominarse bajo cumplimiento
sobreviviente a la formación de la relación. Sin inexacto, irregular o defectuoso.
impedimento ya era tal al tiempo de lanzar la obligación,
esta impide hablar de incumplimiento, puesto que el deber
de cumplir no quedó perfeccionado nunca. Incumplimiento con relación a la integridad del objeto.
Cumplimiento parcial: cuando las conductas del obligado
La situación de inejecución total o absoluta puede tener
lesionan el principio de integridad del objeto, no obstante lo
lugar, principalmente en dos supuestos: cuando la
cual cumple, lo hace parcialmente. En estos casos la
prestación principal perezca, luego de tornarse exigible, sin
disconformidad de conducta se traduce en que el deudor entre
llegar a tener efecto, o por el transcurso del plazo esencial o
una cosa disminuida materialmente. El cumplimiento parcial
la transgresión de deberes accesorios, que priven de interés
implica un deterioro de la cosa debida; los efectos de esta
jurídico al cumplimiento específico.
situación dependen de las causas. (Culpa del deudor =
En las obligaciones de dar, si la cosa pertenece a un género exigencia de la cosa equivalente + daños y perjuicios/ Sin
ilimitado la ejecución es siempre posible, por aquello de que culpa del deudor = aceptar la cosa como está + disminución
“el género y la cantidad nunca perecen”. del precio).
Si la cosa pertenece a un género limitado el cumplimiento
Incumplimiento con relación a la identidad del objeto y al
será siempre posible en tanto subsista uno de los ejemplares
lugar del pago. Cumplimiento defectuoso: cuando el
que integran ese género, y sólo se tornará imposible cuando
comportamiento del sujeto es violatorio de los principios de
éste se agote.
identidad o de localización, sin que por ello deje de cumplir,
Los supuestos más frecuentes tienen lugar en materia de
lo hace defectuosamente.
obligaciones de dar cosas ciertas y determinadas, puesto que
Los efectos que genera un cumplimiento defectuoso
en esas es inadmisible la sustitución.
dependen también de las causas. Si aquél es imputable al
En las obligaciones de hacer, la inejecución total se produce
sujeto, éste cargará con la responsabilidad de su accionar; de
cuando el sujeto comprometido (intuito personae) a realizar
lo contrario, está exento del deber de indemnizar. Sin
la prestación no lo hace. Dado que en tal caso al acreedor no
embargo, en cualquier caso estará obligado a cumplir.
le interesa el cumplimiento por un tercero, queda
configurada la inejecución absoluta. Incumplimiento con relación al tiempo. Cumplimiento tardío:
De las obligaciones de no hacer, algunos piensan que la sola llegado el momento en que debe tener lugar la ejecución, el
realización del acto prohibido provoca el incumplimiento sujeto a quien el vínculo constriñe cumplir o cooperar no
absoluto, otros creen que depende de la naturaleza y el realiza el comportamiento adecuado al objeto de la prestación,
contenido del deber de abstenerse. con virtualidad suficiente para extinguir la relación jurídica.
Acarrea la inejecución total también la falta de interés en el Si a pesar de esta inconducta originaria no desaparece la
destinatario del pago. La hipótesis más importante tiene posibilidad de realizar la prestación, y ésta se verifica con
lugar cuando se contrata la ejecución de la prestación para posterioridad, se habrá efectuado un cumplimiento tardío.
un tiempo, establecido de modo tal que el mero transcurso La obligación aún puede ser cumplida, a pesar del atraso la
de ese tiempo priva de utilidad al cumplimiento tardío, a demora, pues la imposibilidad es transitoria.
pesar de ser materialmente posible. Se trata de un supuesto El cumplimiento tardío se caracteriza por la perdurabilidad
típico de incumplimiento absoluto por falta de interés en el del vínculo durante todo el tiempo que dure el retraso del
acreedor. A esta clase de vinculaciones suele denominarse obligado. La subsistencia del nexo obligatorio no depende de
la de plazo esencial; el tiempo de cumplimiento no la culpabilidad del infractor. En tanto sea posible ejecutar la
constituye un plazo, ni es una modalidad de la obligación, prestación, el deudor estará obligado a cumplir
sino que integra su objeto.
La ejecución requiere una conducta de total cumplimiento, Las distintas formas de cumplimiento irregular pueden
por lo que el sujeto debe observar deberes secundarios de presentarse combinadas; así, una ejecución podrá ser parcial
conducta. La infracción de estos deberes accesorios se y tardía, o tardía y defectuosa, etc.
traduce en incumplimiento. La violación del deber
secundario desemboca en una inejecución completa, según
utilidad de la prestación.

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2) Incumplimiento “Imputable” e Incumplimiento “Inimputable”: para determinar las consecuencias de
orden jurídico hay que atender a la causa que dio lugar al incumplimiento, porque de ella depende. Las
consecuencias de un incumplimiento, pueden ser dos según que haya o no un factor de atribución de
responsabilidad: 1º si ese factor existe, el incumplidor queda obligado a indemnizar, y 2º si no ocurre ninguno
de los factores reconocidos por el ordenamiento, al incumplidor no se le puede imponer el deber de responder.
Los factores de atribución pueden ser subjetivos como el dolo o la culpa, objetivos, como el deber de garantía,
la equidad, etcétera. Lo que interesa poner de resalto el que un incumplimiento dará o no lugar a la
responsabilidad según concurra o no un factor de atribución. Imputable significa tanto como atribuir
determinado accionar al sujeto del cual proviene, considerándolo su autor. Se trata de una atribución de
autoría. Para atribuirle a una persona las consecuencias de tus actos, ésta debe haber obrado con negligencia o
con intención de perjudicar, es decir, que debió obrar con culpabilidad. Esta es la imputabilidad subjetiva. La
imputabilidad objetiva tiene lugar cuando la ley crea factores de atribución de responsabilidad que nada tienen
que ver con la culpa tradicional. Al hablar de imputabilidad hace referencia la existencia de un factor de
atribución que determina la responsabilidad del autor del incumplimiento.

Imputable Inimputable
Cuando el incumplimiento es atribuible al dolo o la culpa del Cuando tratamos el incumplimiento no imputable nos
sujeto, o cuando, a pesar de que la conducta es irreprochable, referimos a aquellas situaciones en que falta un factor
media un factor de atribución objetivo, se afirma que es que permita atribuirle responsabilidad al incumpliente.
imputable. La sanción del ordenamiento jurídico tiene prevista El incumplimiento imputable tiene lugar cuando el sujeto
para tal situación es la de imponer al incumplir el deber de protagonista del accionar ilícito no se le puede atribui
resarcir los daños y perjuicios que haya ocasionado. responsabilidad por las consecuencias perjudiciales que
Toda forma de agresión patrimonial sobre los bienes del se hayan producido. Esta exoneración de responsabilidad
obligado está condicionada a la previa configuración del constituye el efecto típico y propio de la ausencia de
incumplimiento imputable. imputabilidad, y algunas veces lleva consigo la extinción
Desde su nacimiento, la obligación compromete al deudor a del vínculo y la liberación del deudor; otras hipótesis no
cumplirla voluntariamente; por tanto si el deudor se comporta alcanzan ese extremo, pues el vínculo subsiste entre las
de manera distinta de la debida, y además es imputable, partes, aunque la prestación se cumplirá profundamente
facultará el acreedor a: 1º emplear los medios legales para modificada.
obtener la prestación; 2º obtenerla de un tercero a costa del Esto se produce en la inejecución completa y en las
deudor y 3º conseguir las indemnizaciones correspondientes formas de cumplimiento irregular.
mediante el pago de daños e intereses.

Si no se puede efectuar la prestación por una causa atribuible


al deudor, se produce una mutación o transformación en el
objeto debido. Ante la frustración de no tener obligación el
acreedor perseguirá la prestación del interés.
Lo típico de esta figura es la imposibilidad de cumplir la
prestación por impedimentos materiales insalvables y
definitivos.
Para que una obligación se extinga por imposibilidad de
Cuando la prestación ya no es de cumplimiento factible por
cumplimiento (incumplimiento absoluto), ésta debe ser
culpa del deudor, la obligación resulta transformada en su
absoluta, definitiva, sobreviviente e inimputable, es decir
objeto por el hecho culpable de la imposibilidad de pago. En
completamente extraña la voluntad del agente.
consecuencia, y la causa y los sujetos persisten, sólo difiere el
objeto que pasa a ser el valor de la pérdida que el acreedor
haya sufrido, y el de la utilidad que haya dejado de percibir.
Se produce la extinción de la obligación principal y de sus
accesorios y es reemplazada por la de indemnizar al acreedor.

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Mientras subsiste la posibilidad de realizar la prestación, el Cuando a pesar de la inconducta del infractor la
deudor está obligado a cumplir, aunque lo haga prestación es de ejecución posible y el interés de
defectuosamente. Si ello se debe a un obrar culpable de su destinatario del pago se conserva íntegro
parte, carga, además, con la obligación de reparar los daños (incumplimiento relativo), hay cumplimiento irregular
causados. Es el acreedor quien decide el desenlace de la Llegado el momento de la ejecución de la prestación, s
relación, ya que la ley le otorga el derecho de optar entre ésta no se verifica, o el obligado ofrece cumplirla en
recibir las prestaciones del estado que se haya, tras los daños y forma parcial o defectuosa, y tales irregularidades no son
perjuicios, o resolver el contrato aceptando sólo la imputables al agente, éste es eximido de responsabilidad
indemnización. aunque permanece ligado a su acreedor, pues el vínculo
no se disuelve.

3) Incumplimiento “por Actos Positivos” e Incumplimiento por “Actos de Abstención”: en líneas generales,
se suele afirmar que quien deja de hacer lo que debe incumplir por omisión, y quien hace lo que no debe
cometer una infracción positiva. El incumplimiento, en su más amplia acepción está dominado por un dato
negativo: el deudor omite lo que debía haber hecho cuando incumple totalmente o no cumple puntualmente.
En el sistema del código civil, el incumplimiento imputable en cualquiera de sus formas, le impone al deudor
el deber de reparar los perjuicios que su inconducta haya provocado en el patrimonio de su acreedor. Basta
con las disposiciones que establecen la responsabilidad del deudor por daños y perjuicios que por su dolo,
culpa o morosidad en el cumplimiento de las obligaciones le cause al acreedor.

Principales formas combinadas de incumplimiento:

Incumplimiento Absoluto Relativo


No tendrá lugar la prestación que El comportamiento reprochable del deudor no
originariamente se tuvo en mira, ya llega a impedir el cumplimiento; sólo lo toma
que la obligación se transforma en la irregular. La irregularidad puede consistir en una
Imputable de pagar daños e intereses. ejecución parcial, defectuosa o tardía, en que el
deudor carga con el deber de reparar los daños
ocasionados por su inconducta.
Incumplimiento Inejecución, Mora, Ejecución defectuosa.
La prestación no tiene lugar, al El objeto de la obligación sufre menoscabo o
sobrevenir una causa material o deterioro sin llegar a desaparecer, o se ve alterado
jurídica, que toma definitivamente alguno de los principios del pago, y aún así
imposible su ejecución, provocando subsiste la posibilidad de realizar la prestación, sin
Inimputable la extinción de la obligación. Su que dicha situación se imputable al deudor. Su
principal consecuencia es que exime principal consecuencia es que el deudor continúa
de responsabilidad al deudor. obligado a cumplir sin que se le pueda exigir
indemnización alguna.
Imposibilidad de la prestación Alteraciones inculpables de la prestación

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2- La mora del deudor

ARTÍCULO 886.-Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La mora del deudor se
produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el artículo 867 y se
rehúsa injustificadamente a recibirlo.

Método del CCYC:

El incumplimiento de la obligación, además de poder ser total y absoluto, también puede ser relativo , cuando
el deudor cumple con la prestación asumida pero con un defecto en las circunstancias de modo, tiempo o lugar
de cumplimiento pactado. Sin embargo, cuando ello ocurre y a pesar del incumplimiento parcial de la
prestación, se admite l posibilidad de cumplimiento especifico tardío, por ser aun material y jurídicamente
posible, y fundamentalmente, por ser apto todavía para satisfacer el interés del acreedor. Aquí es donde cobra
importancia el instituto de la mora del deudor.
Es un instituto que si bien no ha variado en su concepto, sí ha mutado en cuanto a que clase de mora impera
en el derecho Argentino.
También por primera vez en el ordenamiento jurídico argentino, se brinda tratamiento expreso a la mora del
acreedor.
El régimen adoptado por el código es básicamente el siguiente: Mora automática:

1- Obligaciones de exigibilidad inmediata: El código pone punto final a la polémica con respecto al art 509
del código derogado, sobre la mora del deudor en las obligaciones de exigibilidad inmediata. La mora se
produce automáticamente por el trascurro del tiempo fijado para su cumplimiento. El tiempo de cumplimiento
que la ley fija para las obligaciones de exigibilidad inmediata no es otro que “el momento de su nacimiento”;
queda claro que si el deudor no cumple en ese momento quedara incurso en mora.

2-Obligacioones sujetas a plazos determinados cierto o incierto: Conforme lo dispone el art 871,si hau un
plazo determinado “cierto o incierto”, el pago debe hacerse “el dia de su vencimiento” . en ambos casos, la
mora opera automáticamente “por el solo trascurso del tiempo fijado para su cumplimiento”. Fijado por las
partes por la ley o por el juez.

El código reconoce solo dos excepciones al principio de mora automática:

1- las obligaciones sujetas a plazo tácito: donde es menester interpretar al deudor para constituirlo en dicho
estado y;

2-las obligaciones a plazo indeterminado propiamente dicho: supuesto en el cual debe requerirse fijación
judicial de plazo.

Definición: La mora es un instituto jurídico que no se trata de un simple retraso en el cumplimiento de la


obligación, sino el cualificado por la concurrencia de determinadas circunstancias. Así, se la ha definido como
aquel en el cual el incumplimiento material se hace jurídicamente relevante, o bien, como un retardo
jurídicamente calificado. Sin embargo el retraso no impide el cumplimiento tardío por el deudor. De allí que
la mora resulta solo de aplicación en los supuestos de incumplimiento relativo de la obligación.

Requisitos: Para que se configure la mora del deudor, deben concurrir los siguientes requisitos:

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1. El retardo en el cumplimiento

2. Que dicho retardo sea imputable (subjetiva o subjetivamente) al deudor

3. La constitución en mora del deudor.

1- El retardo o demora en el cumplimiento: Ello ocurre cuando el deudor no ha realizado el comportamiento


debido en el tiempo en que la prestación debía ejecutarse, tal como fuera convenido con el acreedor; se trata
de una situación transitoria, ya que la obligación todavía es susceptible de ser cumplida y apta aun para
satisfacer el interés del acreedor.

2- Imputabilidad del retardo al deudor: El retardo en el cumplimiento no basta para la configuración de la


mora en el deudor, sino que debe existir además un factor de imputación de dicha demora hacia el deudor, que
puede ser subjetivo (culpa o dolo) e, inclusive, objetivo (garantía, equidad, deber calificado de ser seguridad,
etc.).

Imputabilidad del retardo objetivo Imputabilidad del retardo subjetivo


Es el supuesto más frecuente, y es lo que se En cambio, cuando el deudor no ha prometido la
configura sobre todo en las obligaciones en las obtención de la finalidad perseguida por el
cuales el deudor se ha comprometido a la acreedor, sino de adoptar una conducta diligente
obtención de un resultado determinado y con el fin de obtenerla, la imputación hacia el
especifico, en donde el incumplimiento mismo deudor debe ser subjetiva, fundada en su culpa o
de la prestación conforma el estado de mora del dolo
deudor, a menos que este acredite la
imposibilidad de pago.
Esta diferencia entre mora subjetiva y mora objetiva tendrá sideral importancia para el deudor a la
hora de acreditar las eximentes para liberarse de responsabilidad: puesto que si la mora es subjetiva
le bastara al deudor demostrar su ausencia de culpabilidad para acreditar que el retraso no le es
imputable; pero, si la imputación de la mora es objetiva, solo podrá emitirse de sus efectos
acreditando la existencia de una causa ajena (hecho o culpa del acreedor, hecho o culpa de un
tercero por quien no deba responder, caso fortuito o fuerza mayor)

El sistema de constitución en mora: El deudor debe ser constituido en mora para que su incumplimiento sea
jurídicamente calificado y responda por los actos previstos en el código para ello. Existen dos sistemas de
constitución en mora:

1-Mora “ex re” también llamada mora automática: se produce por el solo trascurso del tiempo sin que sea
necesario que el acreedor efectúe interpelación alguna al deudor. Esta concepción de la mora era concebida ya
en el derecho Romano.

2-Mora “ex personae”: Este sistema requiere de un acto previo del acreedor, llamado interpelación, para
constituir en mora al deudor. Reconoce sus orígenes en el código francés, que determino la necesidad de que
el acreedor requiera el pago al deudor en forma previa para que este último quede en estado de mora. En este
sistema, el siempre paso del tiempo no constituye morosidad alguna en el deudor incumplidor.

Interpelación del art 886 CCYCN: La interpelación es un acto por medio del cual el acreedor efectúa una
existencia de pago al deudor.

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-Se caracteriza por qué:

1. Es un acto jurídico: y que persigue una finalidad o consecuencia jurídica.


2. Es unilateral: puesto que depende únicamente de la voluntad del acreedor
3. Es recepticia: debido a que está destinada al deudor, quien debe notificarse del requerimiento del
acreedor para poder ser constituido en mora.
4. Es no formal: ya que no está sometida ni a forma ni a solemnidades alguna, aunque se recomienda
que sea efectuada por escrito a los fines de facilitar su prueba.
5. Puede efectuarse judicial o extrajudicialmente: Según sea realizada o no en el marco de un proceso
judicial

-Para resultar valida la interpelación debe cumplir con ciertos requisitos:

1. Debe contener un requerimiento categórico hacia el deudor: es decir una exigencia de pago expresada
en forma imperativa.
2. Dicho requerimiento también debe ser apropiado: ya que el pago exigido debe estar referido a la
prestación incumplida por el deudor (en forma y tiempo oportunamente convenido)
3. La interpelación de ser coercitiva: toda vez que el requerimiento del acreedor debe advertir de las
consecuencias a que debe atenerse el deudor de persistir en su postura de incumplimiento.
4. La prestación exigida debe ser de cumplimiento posible: toda vez que la exigencia de pago debe ser
efectuada de modo razonable para que el deudor pueda fácticamente cumplir con la obligación
oportunamente asumida.
5. Debe contener un requerimiento circunstanciado: es decir indicar las circunstancias de tiempo y lugar
en el cual debe el deudor efectuar el pago.
6. Debe existir cooperación del acreedor: para posibilitar el cumplimiento por parte del deudor.

Excepciones al principio de mora automática:


El art 886 establece como regla general la mora automática (ex re) al disponer que la mora del deudor se
configura por el solo transcurso del tiempo para su cumplimiento. En razón de ello, una vez operado el
vencimiento de la obligación, el deudor quedara en estado de morosidad, sin que sea necesario requerimiento
alguno por parte del acreedor para su constitución en mora.
Sin embargo el código reconoce excepciones, en su art 887, en virtud de las cuales la mora automática no
regirá en las siguientes obligaciones:

1. En aquellas sujetas a plazo tácito: Si el pazo no está expresamente determinado, pero resulta
tácitamente de la naturaleza y circunstancias de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y a
la buena fe, debe cumplirse. En estos casos, el acreedor deberá interpelar al deudor para constituirlo
en mora. Se trata como se ve, de un supuesto que exige la constitución de mora “ex persona”. ej.: si
las partes han pactado en una compraventa de un automóvil que el rodado será entregado por el
vendedor el día que el acreedor lo exija, resulta obvio, por ende, que una vez que el adquiriente del
vehículo fije la fecha del cumplimiento recién se estará en condiciones de constituir al deudor en
mora.
2. En los casos de obligaciones sujetas a plazo indeterminado: Si no hay plazo, el juez a pedido de
parte, lo debe fijar mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el
acreedor opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el
deudor queda constituido en mora en la fecha indicada por la sentencia para el cumplimiento de la
obligación. En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente dicho, se
considera que es tácito.

Mora y lugar de cumplimiento: el pago deberá efectuarse en determinado lugar y con puntualidad. En cuanto
al lugar, la regla de valor residual es la que indica que debe hacerse en el domicilio del deudor si otra cosa no
resulta de la fuente. Se trata de saber cuál es el régimen de constitución en mora que se encuentra sometido el
deudor de una obligación a plazo, cuando ésta deba pagarse en su domicilio.

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Se afirma que, por imperio del principio de buena fe, el acreedor debe cooperar con el deudor presentándose
recibir el pago en el domicilio de éste. La no cooperación del acreedor impide la mora del deudor.

Eximición de responsabilidad:

ARTÍCULO 888.-Eximición. Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el deudor
debe probar que no le es imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la obligación.

Uno de los recaudos exigidos para su configuración es que la tardanza sea imputable al deudor: en esto radica
lo fundamental de la norma.

-Interpretación de la norma:
Es importante destacar que para que se configure la mora, el retardo en el cumplimiento debe ser imputable al
deudor. Sin embargo, nada refiere la norma si esta imputación al deudor debe ser a través de un factor de
imputación subjetivo u objetivo, por lo cual se debe interpretar que puede ser de ambas clases.
Si bien el principio general estará dado por la culpabilidad del deudor, no se puede soslayar en el derecho
moderno la existencia de una mora objetiva, es decir, que ella sea imputable al deudor por un factor de
atribución distinto a su culpa o a su dolo.
Es decir que si bien en la imputación subjetiva es factor de atribución es la (culpa o dolo) , en la imputación
objetiva es el riesgo creado o la garantía.
Así las cosas, cuando la mora es subjetiva, deberá el deudor acreditar su ausencia de culpabilidad para
demostrar que el retardo en el cumplimiento no le es imputable. En cambio, cuando la mora y la
responsabilidad de ella son naturaleza objetiva, la imputación se efectúa con abstracción de toda idea de
culpabilidad y en base a un parámetro objetivo de atribución (riesgo creado, garantía, equidad, deber
calificado de seguridad, etc), Por lo cual la única eximente válida para que ella no sea imputable al deudor,
será la acreditación de una cusa ajena: hecho del acreedor, hecho de un tercero por quien no deba responder o
el caso fortuito.

Casos particulares:

1- Obligaciones de exigibilidad inmediata: El código pone punto final a la polémica con respecto al art 509
del código derogado, sobre la mora del deudor en las obligaciones de exigibilidad inmediata. La mora se
produce automáticamente por el trascurro del tiempo fijado para su cumplimiento. El tiempo de cumplimiento
que la ley fija para las obligaciones de exigibilidad inmediata no es otro que “el momento de su nacimiento”;
queda claro que si el deudor no cumple en ese momento quedara incurso en mora

2-Obligaciones de no hacer:

ARTICULO 778.-Obligación de no hacer. Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar
una actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física de lo hecho, y los
daños y perjuicios.
Las obligaciones de no hacer son aquellas en la que el deudor debe abstenerse de algo, que de no existir el
derecho creditorio, hubiera podido normalmente obrar. Se manifiesta de dos maneras:

1. En la privación en el ejercicio de una conducta positiva, sea de hacer o dar.


2. O en soportar una actividad ejecutada por el acreedor.
Pueden tener fuente convencional o legal. Las normas de las obligaciones de hacer sean aplicables a la de no
hacer, en forma supletoria y adaptadas a la situación que se presenta, en ambos casos la prestación consiste en
una actividad intangible al deudor.
El no hacer es un resultado, por ende, el factor de atribución es un objetivo. Rigen, en su totalidad, las normas
particulares de la obligación de hacer, y las generales que disponen sobre el cumplimiento y el
incumplimiento obligacional y sus efectos.
Cuando el incumplimiento es imputable al deudor, se puede promover la ejecución forzada, en tanto y en

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cuanto, sea materialmente posible, y el acreedor aun tenga interés en la inactividad del deudor. Los limites de
la ejecución forzada son los mismos que en las obligaciones de hacer

3- obligaciones nacidas de hechos ilícitos: según una tesis, el obligado a reparar los daños causados por los
hechos ilícitos se encuentran mora desde que ha ocasionado el perjuicio, sin que sea necesaria la interpelación
del acreedor.
Sin embargo, la indagación acerca del tiempo del pago de estas tipo de obligación con Rusia a que el daño
debe ser reparado inmediatamente después de causado. Por lo tanto, si ninguna modalidad difiere la
exigibilidad del deber de resarcir, no habría más remedio que admitir que el crédito resarcido yo nace puro y
simple. Siendo así y con el afán de aplicar las reglas de la mora, sería necesario que el acreedor interpelara
para constituir al deudor en mora, cosa que ningún autor admite.
Lo que sucede es que aun siendo una obligación pura, el deudor está obligado a pagar intereses desde que ella
nace, aunque no se encuentre en mora. Es así, porque cuando corresponde pagar dinero en concepto de
indemnización, ese pago está regido por el principio de reparación integral; no tiene carácter moratorio. Las
obligaciones nacidas de hechos ilícitos sólo pueden ser satisfechas mediante la compensación, por medio de la
entrega de la suma de dinero equivalente al perjuicio sufrido por la víctima.

Consecuencias de la situación de mora:


La mora es configurativa del incumplimiento relativo de la obligación imputable al deudor, por lo cual a partir
de él se producen una serie de efectos o consecuencias que deberá asumir el moroso. Los principales son:

1. Se produce la apertura de las acciones de responsabilidad contra el deudor: Y a que este debe
indemnizar al acreedor por los daños e intereses moratorios. Sin perjuicio de ello, el accipiens puede,
a su libre elección, intentar la ejecución forzada o la ejecución por otro de la obligación; si no obtiene
el cumplimiento forzado, tendrá derecho a acumular la indemnización por los daños ocasionados por
la mora al equivalente pecuniario de la prestación, con más la indemnización de los mayores daños
provocados por el incumplimiento total de la obligación.
2. La indemnización del daño moratorio: se mencionó precedentemente que ante la constitución en mora
el deudor queda constreñido al pago del daño ocasionado76 por su morosidad.
3. Clausula penal: La mora se erige en un presupuesto esencial para que proceda la cláusula penal, tal
como lo dispone el art 792 del código: “Incumplimiento. El deudor que no cumple la obligación en el
tiempo convenido debe la pena, si no prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La
eximente del caso fortuito debe ser interpretada y aplicada restrictivamente.

Cese de la mora del deudor: La situación de mora del deudor se extingue:

1. Por el pago efectuado por el deudor o por la consignación del mismo: El pago íntegro del deudor pone
fin a su estado de mora y, por ende, a los efectos derivados de ella. Constituye un principio en la
materia que el deudor moroso tiene derecho a pagar y, ante la negativa del acreedor a recibir el pago,
a consignarlo jurídicamente. Sin embargo, el pago debe ser total, comprensivo no solo de la
prestación adeudada, sino también de los intereses moratorios (si se trata, por ejemplo, de una deuda
dineraria). En caso de que se efectué el pago por consignación, este también deberá comprender el
importe de los daños ocasionados por la mora. Este derecho de pagar del deudor para poner fin a su
estado de mora no es viable cuando ya ha operado la resolución contractual (puesto que se estaría ante
un supuesto de incumplimiento y no de mora), o bien cuando se trata de obligaciones sometidas a
plazo esencial.
2. Por la renuncia del acreedor a hacer valer los efectos de la mora: Esto es una facultad del acreedor,
aunque debe destacarse que la renuncia,- si bien puede ser expresa o tácita - debe ser inequívoca y
apreciada con criterios restrictivos, por lo cual no pueden hacerse interpretaciones extensivas o
análogas a situaciones no previstas en ella. Este derecho de renuncia del acreedor solo cede ante las
prohibiciones legales expresas.
3. Ante la configuración de la imposibilidad de pago: Cuando la prestación deviene imposible con
posterioridad a la constitución del estado de mora, la mora del deudor se transforma en

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incumplimiento total y definitivo; no obstante ello, el deudor incumplidor seguirá adecuando al
acreedor (además del contravalor dinerario de la prestación o id quod interés) el daño moratorio que
su mora ha ocasionado hasta el momento en que la obligación se transformó de imposible
cumplimiento.

3- Ejecución forzada y medios compulsivos:


El acreedor tiene derecho al objeto específico si la obligación se desarrolla con normalidad, obtendrá ese
objeto por medio del pago. Pero si el deudor no observa la conducta debida y queda constituido en mora, el
acreedor tiene derecho a recurrir a un procedimiento judicial que le permita obtener aquel objeto, o en su
defecto, que se le pague una indemnización sustitutiva venciendo así la resistencia del deudor. Depende de
que la obtención del objeto específico sea posible y útil. Y es todavía posible y útil se está ante una situación
de inejecución, frente a la cual cabe el procedimiento judicial que puede consistir, en la ejecución "directa", ya
en la ejecución "por otro". En ambos casos se pretende el bien debido, no un sustituto, y se cuenta con el
auxilio de la fuerza pública, es atinado denominar a este procedimiento, ejecución forzada.

Concepto: ARTICULO 777.-Ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación le da derecho


al acreedor a:

a) exigir el cumplimiento específico;


b) hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor;
c) reclamar los daños y perjuicios.

La ejecución forzada de la prestación supone aun la posibilidad de cumplimiento, caso contrario (este es,
incumplimiento definitivo, imputable o no al deudor)
Para activar los mecanismos de la norma, el incumplimiento debe haber sido imputable al deudor, antijurídico
y en razón de un facto de atribución subjetivo u objetivo. Estas tres circunstancias deben concurrir, ya que de
lo contrario no existirá incumplimiento imputable, y el deudor aún no se encontrara en mora, por lo que el
acreedor no podrá los instrumentos de la tutela satisfactiva del crédito para procurarse, ya no por vía
espontanea, el cumplimiento por parte del deudor.
La norma permite al acreedor optar, en forma alternativa, por dos variantes para lograrlo: el cumplimiento
específico y el cumplimiento por tercer, además, puede reclamar el pago de los daños que ello le ocasione.
Además también puede activar el mecanismo de tutela resolutoria, si la obligación es de fuente contractual.
La ejecución forzada admite dos especies: ejecución directa y ejecución por otro. Ambas son especie de
ejecución porque proceden en defecto de cumplimiento voluntario y pueden llevarse a cabo con el auxilio de
la fuerza pública. La ejecución forzada se caracteriza, además, porque el acreedor pretende el bien que le es
debido y no un objeto sustituto.

- El cumplimiento específico (Ejecución directa): En este caso, es el deudor quien será compelido, por las
vías legales, para ejecutar la prestación en forma personal. El poder de agresión (jurídica) del acreedor
encuentra un límite bien definido: como la persona humana es inviolable y tiene derecho de reconocimiento y
respeto a su dignidad (Art 51) , no puede ejercerse violencia física ni moral sobre la persona del deudor.

1. Obligación de dar (¿)


2. Obligación de hacer y de no hacer (¿)

-El cumplimiento por tercero (la ejecución por otro): El acreedor no puede quedar atado a la voluntad del
deudor, cuando el incumplimiento es imputable a este último.
Por tales razones, puede a su elección obtener la satisfacción de su interés mediante el cumplimiento por un
tercero, lo que deberá ser soportado económicamente por el deudor incúmpliente.
Esta facultad debe efectuarse en el marco del ejercicio regular de los derechos.
En principio debe ser autorizado por el juez para concretarla. Sin embargo, si las circunstancias del caso
motivaran que no pueda existir dilaciones (por ej.: el obstetra no se presenta al parto, y el acreedor elige a otro
médico para que haga la práctica), o si ante el incumplimiento del acreedor lo haga hacer por un tercero con
conocimiento del deudor sin que este se oponga, la autorización judicial no será necesaria, y el deudor deberá
cargar con las consecuencias dispuestas en la norma. Sera una cuestión de hecho, ha determinar en el caso

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concreto.
Por otra parte, en casos se impondrá la necesidad de intimar previamente al deudor el cumplimiento (aun al
deudor moroso), bajo apercibimiento de hacer cumplir la prestación por un tercero. Tal recaudo dependerá
también de las circunstancias del caso.

-Los daños: En el marco de la ejecución forzada, la situación presupone que la prestación aun no se ha
tornado imposible y que puede ser cumplida, tanto por el deudor como por un tercero. El obligado, se
encuentra en mora, y debe resarcir los daños derivados de su nueva situación juridica, de acuerdo a las reglas
generales. En el caso de obligaciones de fuente contractual, la responsabilidad se agrava, en razón del criterio
de previsibilidad contractual allí establecido. Si existe una clausula penal moratoria, se tornara exigible.
En caso de incumplimiento definitivo imputable al deudor, deberá abonar también los daños ocasionados.

Los medios compulsivos


Concepto e importancia:
El deber del deudor no es un deber libre. El no goza de la libertad jurídica que lo autorice a optar entre
cumplir o indemnizar al acreedor; no es libre sino por lo contrario, está obligado a satisfacer el interés del
acreedor proporcionándole el objeto específico. Cuando me su prestación, el acreedor puede recurrir al
procedimiento de ejecución en procura de aquel objeto. La ejecución específica no siempre es factible, porque
encuentro límite infranqueable: no se puede ejercer violencia física sobre el deudor. Este límite pone en crisis
el concepto mismo de obligación, porque tanto más se debilita el vínculo, cuanto más impotente es el acreedor
para hacerse del objeto. Pero es aquí precisamente donde hacen su aparición los medios compulsivos, que son
"instrumentos jurídicos con que cuenta el acreedor ante una situación de inejecución, para constreñir o
conminar al deudor a que cumpla en especie, bajo la amenaza de que si no lo hace sufrir a una pérdida
patrimonial, no una sanción corporal, en beneficio del propio acreedor".
La importancia de los medios compulsivos es notable, como se comprueba con sólo tener en cuenta lo
siguiente:
a. desde el punto de vista del acreedor, fortalecen el vínculo obligatorio, porque propenden el
cumplimiento en especie;
b. desde el punto de vista del deudor, los sustraen de sanciones corporales, ya que si bien operan sobre
la voluntad de aquel, sus consecuencias se dejarán sentir exclusivamente sobre su patrimonio;
c. la vigencia de estos medios viene a confirmar que, en esencia, la obligación, o, con mayor propiedad,
el crédito es un derecho al bien debido, porque están diseñados para forzar la ejecución en especie.

Los medios compulsivos presentan estas características:

a) están reconocidos por el ordenamiento jurídico;


b) son facultativos del acreedor que puede prescindir de ellos;
c) no se excluyen entre sí, de manera que el juez puede, por ejemplo, imponer astreintes, aunque las
partes hubiesen pactado una cláusula penal. El juez no debe tolerar excesos contra el deudor, como
ocurriría si el acreedor pretende, con ellos, provocar su quiebra;
d) constriñan la voluntad del deudor, bajo la amenaza de una pérdida patrimonial;
e) se establecen en beneficio del acreedor.

Enumeración:
Son medios compulsivos las condenaciones conminatorias (astreintes), la cláusula penal, la señal o arras, la
excepción de incumplimiento, los intereses punitorios y el derecho de retención.
• La señal o arras: se trata de una estipulación contractual por la cual una de las partes que entrega a la otra
una cosa, estipulando sé que la entrega podrá tener por objeto cualquiera de los siguientes:
1) Constreñir a la que entregó la seña a cumplir el contrato, bajo amenaza de perder lo que dio; funciona como
un medio de compulsión;
2) permitir el arrepentimiento de cualquiera de las partes mediante la pérdida de la seña para quien la dio o
mediante su restitución para quien la recibió, funciona como una cláusula de arrepentimiento.
• La excepción de incumplimiento: se trata de una institución típica del derecho contractual, que si bien puede
cumplir por decisión de las partes una función compulsiva, no debe ser desplazada de ese derecho.

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• Los intereses punitorios: su estudio debe hacerse junto a las demás especies de intereses, en el capítulo
destinado a las obligaciones de dar dinero.
• El derecho de retención: por sus características, el derecho de retención debe ser tratado como una
institución autónoma.
• Condenaciones conminatorias (astreintes): las astreintes constituyen, según se extrae del artículo 666 bis,
"condenaciones de carácter pecuniario que los jueces, en una resolución judicial, pueden imponer en beneficio
del titular de un derecho, a quien no cumplir el deber jurídico correlativo, como un medio de compulsión
dirigido a obtener el cumplimiento específico de aquel deber".
a) constituyeron medio de compulsión;
b) opera sobre la voluntad del obligado, y es una condena pecuniaria cuyo monto se gradúa a razón de una
determinada cantidad de dinero por cada periodo de inejecución;
c) la amenaza se dirige a la persona que debe cumplir con un deber jurídico y es impuesta en una resolución
judicial;
d) es el juez quien dispone la medida en ejercicio de facultades discrecionales que lo autorizan a aumentarla,
disminuirla o suprimirla según las circunstancias del caso;
e) la medida se decreta en favor del titular del derecho, ya que es él quien se beneficia con él importe de la
condena

La cláusula penal:

ARTICULO 790.-Concepto. La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el
cumplimiento de una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la
obligación.

Las partes puede acordar los efectos en caso de un eventual incumplimiento de una obligación presente o
futura, mediante una clausula penal, prefijando la indemnización de los daños derivados del incumplimiento
obligacional, generando un elemento extra de compulsión en el ánimo del deudor, pues no solo ya sabe cuáles
serán los concretos efectos de una eventual inconducta, sino que además este instrumento actúa como un
castigo frente a ella. Excepcionalmente puede pactase una en las que solo se castiga el incumplimiento, lo cual
permite, además, reclamar la indemnización de los daños.
Para ser válida la cláusula penal, no solamente la obligación debe reunir todos los requisitos establecidos en el
art 725 y 726 del código, sino que además ello acontece respecto de una causa fuente generadora. La
obligación a la que accede puede tener origen convencional o legal.
Es voluntaria, accesoria, condicional, preventiva, subsidiaria, definitiva, relativamente inmutable y de
interpretación estricta.
Sus especies son dos: compensatoria y moratoria.

Noción y funciones: Al contraerse la obligación, las partes pueden acordar los efectos en caso de un eventual
incumplimiento, mediante una clausula penal, prefijando la indemnización de los daños derivado del
incumplimiento obligacional, a la vez, generando un elemento extra de compulsión en el ánimo del deudor,
pes no solo ya sabe cuáles serán los concretos efectos d una eventual inconducta, sino que además, este
instrumento actúa como un castigo frente a ella, constituyendo un arma de disuasión.

Función compulsiva: Cabe señalar que en el ámbito del derecho privado existen ciertas figuras que tiene
componentes punitivos. Esto es, castigan ciertas conductas. En el ámbito obligacional este rol es mayúsculo,
pues los medios de compulsión “subrayan que le derecho del acreedor es, un derecho a la prestación, puesto
que solo con la prestación debida se satisface plenamente al acreedor. Que frente a este derecho, la negativa
del deudor no sea suficiente para frustrarlo; si no fuera así, el deudor seria el árbitro de la situación”, además
sobre la base del constreñimiento apuntan al cumplimiento in natura, al pago con lo debido.
La compulsión pues, es de la esencia misma de la obligación. En los casos que nos ocupan, se trata de otros
mecanismos que se adosan a los ya existentes, cuando son activados de acuerdo a las reglas que el propio
ordenamiento fija, y que sin vulnerar derecho alguno del deudor, se orientan a que este cumpla, lo que debe.
Por tales razones, es incorrecto afirmar que tales situaciones generan miedo o temor en la persona del deudor,
ni que constituyan desde el plano jurídico una amenaza que, vicie la voluntad del acto del pago obrado en
razón de la existencia de estos mecanismos.

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Naturaleza. Momento de su constitución: La cláusula penal emana, necesariamente, de un acuerdo de parte.
Por tales razones el acto por el cual se constituye una clausula penal, una disposición negocial, Es un acto
jurídico. Para ser válida la cláusula penal no solamente la obligación debe reunir todos los requisitos
establecidos en el art 725 y 726 del código, sino que además ello acontécete respecto de su causa fuente
generadora. Lo común es que se pacte una clausula penal concomitante con el nacimiento de una obligación
de origen convencional. Es posible pactar una clausula penal para obligaciones de origen legal.

Caracteres: los caracteres de la cláusula penal son:

1. Voluntaria: surge necesariamente de la voluntad de las partes


2. Accesoria: está ligada de manera indisoluble a la existencia y eficacia de una obligación principal a la
cual accede.
3. Condicional: En el sentido de que su ejecutabilidad queda supeditada al incumplimiento de la
obligación principal
4. Preventiva: Prefija anticipadamente la liquidación de daños y perjuicios y, en su caso, establece una
pena privada determinando su entidad.
5. Subsidiaria: Desde que debe cumplirse la obligación principal, y solo entra en su logar en caso de
incumplimiento.
6. Definitiva: operado el incumplimiento al acreedor tiene derecho a optar por ella, sin que importe el
haber pedido el interés por la prestación principal.
7. Relativamente inmutable: No es revisable, salvo casos excepcionales, cuando es abusiva o ínfima.
8. De interpretación estricta: Por ser un derecho de excepción del acreedor, con lo cual no se presume,
debiendo ser alegada y probada por quien la invoca.

Clasificación: Son dos especie de clausula penal

1. Compensatorias (la que entre en lugar de la indemnización en caso de incumplimiento definitivo de la


obligación )
2. Moratorias (tiene por función el resarcimiento del daño derivado de la mora)

Clausula penal compensatoria: (¿)

Clausula penal moratoria: Cuando el deudor incurre en mora, ingresa en una nueva situación jurídica, que lo
coloca en estado de incumplimiento imputable. No se encuentra eximido de cumplir y de hecho continúa
obligado, salvo que con posterioridad a su ingreso al estado moratorio la prestación se torne imposible, o
bien, desaparezca el interés del acreedor en el cumplimiento. Por cierto que el deudor puede caer en situación
de incumplimiento definitivo y absoluto de la prestación, si antes de que la obligación se torna exigible, o bien
en dicho momento, la prestación se torna imposible. El interés del acreedor no puede desvanecerse con
anterioridad al vencimiento de la obligación, sino a partir de este último momento, en las obligaciones de
plazo esencial.
Sea cual sea la situación, el ingreso al estado moratorio agrava notablemente la situación del deudor, por la
traslación de los riesgos de la prestación en su cabeza, y la responsabilidad por los daños que genera el
incumplimiento imputable en tiempo oportuno. Se habla allí, de daño moratorio.
Como la mora supone la posibilidad de cumplimiento de la prestación principal, nada obsta- sino todo lo
contrario- a que pueda acumularse la pretensión de cumplimiento con la del resarcimiento de los daños
ocasionados.

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Inmutabilidad de la cláusula penal: Cuando se afirma que la cláusula penal es inmutable que quiere
significar, puesto que por naturaleza debe ser el producto de la libre voluntad de las partes, que no es posible
modificar-salvo que medie un nuevo acuerdo de partes-ni su contenido, pretendiendo cambiar el objeto de la
pena; ni su cuantía, pretendiendo incrementar o disminuir la pena estipulada. El fundamento de este carácter
inmutable está dado por la autonomía de la voluntad.:
• nadie mejor que las propias partes para fijar la cuantía de una posible pena o indemnización en caso de
inejecución un incumplimiento;
• el acuerdo previsto sobre el monto de la pena, al eliminar dificultades probatorias referidas a la casación del
daño, seguramente evitará discusiones y pleitos tendientes a establecer esa cuantía.
En nuestro derecho la inmutabilidad no tiene carácter absoluto, sino que es una inmutabilidad relativa:
Inmutabilidad relativa: (art 794) Por regla, cuando la cláusula penal es fruto de un acuerdo de voluntades sin
vicios constitutivos que afecten su validez, una vez que se torna exigible, las partes deben atenerse a lo
pactado. En consecuencia, el acreedor no puede reclamar un daño mayor que el pre acordado, si es que lo ha
sufrido e inversamente, el deudor no puede eximirse de pagar la cláusula penal si el acreedor no sufrió daño
alguno. Una de las consecuencias es de estricta naturaleza procesal; el acreedor no tiene la carga de probar los
daños derivados del incumplimiento.
La inmutabilidad de la cláusula penal es relativa, desde que la existencia de un abuso del acreedor en
perjuicio del deudor motiva que la regla ceda, y la cláusula penal pueda ser reajustada.
Cuando la cláusula penal se pacta en el marco de una relación de consumo, o bien en el de un contrato por
adhesión a clausulas generales predispuestas, la cuestión de su inmutabilidad relativa debe valorarse a la luz
de lo dispuesto por las normas privativas de tal situación, rigiendo supletoriamente el presente artículo.
Con respecto a la inmutabilidad relativa; en el art. 656 del código derogado, se encontraba criticado casi desde
su comienzo por su excesivo rigor. La cuestión varió sustancialmente con el agregado del segundo párrafo por
la ley 17.711 consagrándose lo que unánimemente se ha dado en llamar el principio de inmutabilidad relativa.
La regla es la conversión y estabilidad de la cláusula penal, en razón de ser el fruto de un acto voluntario.

Exigibilidad (wayar) la cláusula penal será exigible cuando se encuentran reunidos los siguientes requisitos:

• Cumplimiento de la obligación principal: el incumplimiento constituye la conditio iuris de la cual depende la


exigibilidad de la pena. Al respecto, es pertinente formular las siguientes observaciones:

1- si la cláusula pactada es moratoria, será suficiente que se produzca una inejecución (incumplimiento
relativo) para que este primer requisito quede satisfecho; es decir, que subsistiendo la posibilidad de ejecución
tardía, el acreedor tendrá derecho al objeto principal, más el objeto de la obligación convenida, en concepto de
pena.

2- si la cláusula pactada es compensatoria, para que la pena será exigible el incumplimiento deberá ser
absoluto o definitivo, esto es, debe desaparecer la posibilidad de ejecución tardía del objeto principal o carecer
de interés en él el acreedor, porque esa es la hipótesis en la que entra en sustitución de ese objeto, el objeto de
la pena estipulada como compensación.

• Constitución en mora del incumplidor respecto de la obligación principal: para que la pena sea exigible,
¿cuál de estas figuras es la que debe prevalecer en nuestro sistema, el mero retardo o la situación jurídica de
mora?

1- para algunos autores, la situación de mora sería aquí relevante, porque para que la pena fuese exigible sería
suficiente el mero retardo del obligado respeto de la obligación principal.

2- pero la doctrina mayoritaria, a la que adhiero, afirma que la exigibilidad de la pena está supeditada a la
previa constitución en mora del obligado respeto de la obligación principal. Los argumentos que avalan esta
tesis son los siguientes:

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a) si se pretende invocar el artículo 659 para procurar hacer prevalecer el simple retardo sobre la mora, se
deben explicar las razones por las que se prescinde del artículo 655 que el explícito término dispone que la
pena será exigible y entrará en lugar de la indemnización de prejuicios e intereses, cuando el deudor se
hubiese constituido en mora;

b) la tesis contraria no sólo no nos da estas razones, sino que pierde de vista que la inserción de cláusulas
penales de los contratos no es un instrumento para decretar la responsabilidad civil de una de las partes, sino
que, a lo sumo, sirve para estimar el monto de una posible indemnización, pero de ninguna manera se puede
usar esa función para imponer al incumpliente una virtual condena a reparar daños y perjuicios al margen de
las reglas generales que rigen la materia;

c) por otra parte, bien se puede interpretar que la expresión simple retardo usada por el artículo 659 equivale a
las hipótesis de mora automática o sin interpelación;
d) respecto del artículo 657, referido a las obligaciones de no hacer, de ninguna manera se puede sostener que
legitima el simple retardo, ya que, a lo sumo, indica que en tales obligaciones no es necesaria la interpelación,
puesto que en ellas se opera la mora automática;

e) por otra parte, no existe en nuestro derecho una norma que asigne efectos a simple retardo al margen de la
mora, y se puede pretender que esa norma es la del artículo 659;

f) por último, y este argumento es fundamental por el carácter accesorio de la cláusula penal, su exigibilidad
debe necesariamente ajustarse al régimen general, y este régimen es el del artículo 509.
En definitiva, la pena sólo será exigible cuando el obligado ha quedado constituido en mora, y para determinar
cuándo ha quedado en mora se aplicará el régimen del artículo 509.

• Imputabilidad del incumplimiento de la principal: los mismos que reivindican el simple retardo y otros que
sostienen la imputabilidad objetiva de la responsabilidad contractual, afirman que para la exigibilidad de la
pena el código civil ha establecido un factor de atribución puramente objetivo, contar prescindencia de culpa,
al disponer en el ya citado artículo 654 que el deudor no se puede dispensar de pagar la multa aunque pruebe
que "por justas causas no hubiese podido" cumplir con la principal. Esta afirmación merece la siguiente
réplica:

1- el texto literal del artículo pareciera indicar que ni siquiera el caso fortuito o la fuerza mayor eximen al
deudor del deber de pagar la pena, pues la ley parece condenarlo a aunque por justas causas no hubiere podido
cumplir.

2- la doctrina, predominante, señala que la mora del deudor debe ser imputable a él a título de dolo o culpa; el
caso fortuito lo exime de responsabilidad. La expresión "aunque por justas causas" empleada por el legislador
en el artículo 654 se refiere a posibles dificultades que pudieran entorpecer el cumplimiento pero no alcanzan
a borrar la responsabilidad.

3- esta interpretación se apoya los siguientes fundamentos: a) la cláusula penal compensatoria se rige por las
mismas normas que gobiernan la indemnización de daños e intereses, para lo que es necesario la
imputabilidad; nada autoriza a apartarse de tales principios; b) la solución culpabilista aparece confirmada en
el artículo 655 que supedita la exigibilidad de la pena a la previa mora del deudor, y esta situación es
esencialmente culpable; c) vía se puede sostener que lo que el artículo 654 expresa es que, aunque el deudor
sea de buena fe, la inejecución lo hace pasible de la pena; pero de allí no cabe deducir que le ha impuesto una
responsabilidad objetiva.

4- en suma, la procedencia de la cláusula penal supone que el deudor incurrió en mora cuya forma de
constitución se verificará de acuerdo con los supuestos del artículo 509, lo que equivale también a sostener
que si se prueba la falta de culpa, el deudor quedará librado de las consecuencias derivadas de la mora, entre
las que se computa la obligación de pagar la pena.

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• El daño: existe acuerdo entre los autores respecto de que no es necesario probar ni la existencia ni la cuantía
de los daños causados por el incumplimiento, por estar así establecido en el artículo 656: "para pedir la pena,
el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el deudor podrá eximirse de satisfacerla,
probando que el acreedor no ha sufrido perjuicio alguno".

Efectos. Prescripción (wayar) por razones de método estimo conveniente analizar los efectos según que la
cláusula se ha compensatoria o moratoria:

• Cláusula compensatoria: si la cláusula tiene carácter compensatorio los efectos se producirán bajo la
influencia de los principios generales:

1- el principio de opción: este principio, que favorece el interés del acreedor, está consagrado en el artículo
659 en los siguientes términos: "el acreedor no podrá pedir el cumplimiento de la obligación y la pena, sino
una de las dos cosas, a su arbitrio...". Tratándose de la pena compensatoria, por hipótesis, el incumplimiento
que se sanciona debe ser el absoluto, en sus dos versiones: la primera, aún cuando después de producido el
incumplimiento no haya desaparecido la posibilidad de ejecución tardía, pero el acreedor sano tiene interés en
esa ejecución tardía (lo que es palmario en las obligaciones sujetas a plazo esencial). La segunda, si él
incumplimiento es absoluto en el sentido de que la obligación principal ya no podrá ser cumplida, ni siquiera
es necesario que principio, pues la única alternativa será el pago de la pena, cuyo monto entre en
compensación del objeto de la obligación principal. El principio, en suma, está plenamente justificado.
Por excepción, la opción le corresponderá al deudor, según está dispuesto en el artículo 658: "el deudor no
podrá eximirse de cumplir la obligación, pagando la pena, sino en el caso de que expresamente se hubiese
reservado ese derecho".

2- el principio de no acumulación: también está expresado en el artículo 659: "pero el acreedor no podrá pedir
el cumplimiento de la obligación y la pena...". Se ha señalado que el principio de no acumulación deriva del
carácter subsidiario de la pena. En efecto, dado el carácter subsidiario de la estipulación penal, por regla
general el acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación y la pena, debe limitarse a exigir una de
ambas.

• Cláusula moratoria: si la pena ha sido establecida sólo para sancionar un incumplimiento relativo, los efectos
que se producen son los siguientes:
1- principio de la acumulabilidad: a diferencia de la compensatoria, la cláusula moratoria está sujeta al
principio de la acumulabilidad, es decir, el acreedor tiene derecho a que se le pague la obligación principal y,
además la pena. Esta consecuencia se deduce del artículo 659 que permite pactar que la pena se pagará "por el
simple retardo". Vale reiterar que, según pienso, la expresión simple retardo empleada en este artículo
equivale a mora en estricto sentido técnico-jurídico.

• Efectos particulares en las obligaciones con pluralidad de sujetos: fondo la relación de obligación principal
está establecida con pluralidad de sujetos, sea la pluralidad activa o pasiva, es necesario efectuar una serie de
distingos:

1- objetos de la misma naturaleza o carácter: cuando el objeto de la obligación principal y el objeto de la pena
son de la misma naturaleza, la cuestión debe regirse por las reglas pertinentes para cada especie. Lo propio
ocurre cuando uno y otro obligación remiten el mismo carácter: simplemente mancomunado o solidario; se
aplican las reglas respectivas.

2- objetos de distinta naturaleza u obligaciones de distinto carácter: se aplican las siguientes reglas: sea
divisible o indivisible la obligación principal, "cada uno de los codeudores o de los herederos del deudor, no
incurrirá en la pena sino en proporción de su parte, siempre que sea divisible la obligación de la cláusula
penal; si la obligación de la cláusula penal fuera indivisible, o si fuere solidaria aunque divisible, cada uno de
los codeudores, o de los coherederos del deudor, queda obligado a satisfacer la pena entera.

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• Prescripción: en razón del principio de accesorio lado y ante la ausencia de una norma expresa que resuelva
la cuestión, cabe afirmar que la obligación de pagar la pena estar sujeta a las mismas reglas que sobre
prescripción se aplican a la obligación principal. Sin embargo, si la pena consiste en el pago periódico, por
años con períodos cortos, de sumas de dinero, la prescripción debe regirse según lo dispuesto en el artículo
4027 inciso tres, que prevé para esta especie alguna prescripción de cinco años.

Las sanciones conminatorias:

ARTICULO 804.-Sanciones conminatorias. Los jueces pueden imponer en beneficio del titular del derecho,
condenaciones conminatorias de carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos impuestos en una
resolución judicial. Las condenas se deben graduar en proporción al caudal económico de quien debe
satisfacerlas y pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de su resistencia y justifica total o
parcialmente su proceder.
La observancia de los mandatos judiciales impartidos a las autoridades públicas se rige por las normas propias
del derecho administrativo.

Las astreintes son sanciones económicas que tiene como finalidad la de hacer efectivas las decisiones
judiciales frente a la renuncia injustificada de sus destinatarios, aunque de una forma particular: mediante una
conducta dineraria.
Constituyen una herramienta de suma utilidad para compeler el cumplimiento de cualquier deber jurídico,
obligacional o de otra índole, y se rigen por las reglas que gobiernan el cumplimiento e incumplimiento de la
obligación de dar dinero.
Deben ser distinguidas de la indemnización de daños y perjuicios, pues responden a causas fuentes totalmente
disímiles, y sus condiciones de procedencia requisitos y determinación difieren notablemente. Ambas
prestaciones son acumulables.
Basta con que exista una resolución jurídica, que se encuentre firme y consentida, y que haya sido incumplida.
Pareciera que solo los particulares pueden ser sujetos pasivos de la aplicación de abstreinte. En el último
párrafo de la norma se excluye a las “autoridades públicas”, lo que incluye tanto al Estado (nacional,
provincial, municipal) como a los funcionarios públicos.
No son retroactivas. Debe existir la posibilidad de que el obligado pueda cumplir aun con el deber jurídico a
su cargo. El incumplimiento debe ser doloso o culposo. Son discrecionales, progresivas y no subsidiarias. La
aplicación de oficio se encuentra vedada.
Para fijar la concreta condena debe tenerse en cuenta la gravedad de la falta cometida, y el caudal económico
de quien deba satisfacerla. Pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas, si el obligado desistiese de su
resistencia y justifica total o parcialmente su proceder.

4- Las acciones con que cuanta el acreedor

Enunciación: El código regula 2 tipos de acciones con las que dispone el acreedor para hacer efectivo su
crédito:
1. Acción directa
2. Acción subrogatoria
Y determina que bienes del deudor constituye la garantía sobre la cual puede hacer efectivo su crédito en caso
de incumplimiento.

Acción directa

ARTICULO 736.-Acción directa. Acción directa es la que compete al acreedor para percibir lo que un tercero
debe a su deudor, hasta el importe del propio crédito. El acreedor la ejerce por derecho propio y en su
exclusivo beneficio. Tiene carácter excepcional, es de interpretación restrictiva, y sólo procede en los casos
expresamente previstos por la ley

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Concepto: La acción directa es aquella concedida al acreedor para percibir lo que un tercero debe a su deudor,
y ver satisfecho su crédito.
El resultado de la acción favorece exclusivamente al acreedor que la ejerció y se puede ejercer solo en los
casos en los que la ley lo prevé en forma expresa.
El art define de manera adecuada a la acción directa como aquella que permite al acreedor cobrar de un
tercero lo que este le debe al deudor hasta el límite del crédito del que el acreedor es titular.
Es en otras palabras “la acción que tiene una persona contra otra, a la que personalmente no la liga ningún
lazo de derecho en razón de la intervención de un tercero y que ejercita sin recurrir a este último”
La noción se compone a partir de la existencia de 3 partes:

1. El acreedor
2. Su deudor
3. Y un tercero ( quien es deudor a su vez del deudor)
4. Y la posibilidad de que el acreedor accione en contra del patrimonio de ese tercero para el cobro de su
crédito.

El límite de la acción: El art. determina que el acreedor solo puede perseguir al tercero hasta el límite de su
propio crédito, mas allá de que la deuda del tercero para con el deudor sea mayor. Pues el importe recibido
ingresa directamente al patrimonio del acreedor accionante, a diferencia de la acción subrogatoria que
beneficia a todos los acreedores. Por ejemplo, si el acreedor tiene un acreencia de $100.000 y el tercero le
debe al deudor $500.000, la acción tendrá un límite cuantitativo de $100.000.

Carácter de la acción:

A- El acreedor acciona a título propio y en su exclusivo beneficio: La acción directa concede al acreedor la
posibilidad de accionar sin necesidad de requerimiento ni autorización del deudor, pues es concedida como un
derecho propio. Es lo que la diferencia de la acción subrogatoria, en la que el acreedor ejerce el derecho que
tiene el deudor y este no ejercita.
Ello trae como consecuencia que el único beneficiado con el ejercicio de la acción es el acreedor que la
impulsa, a diferencia de la acción subrogatoria, en la cual el producto de la acción engrosara el patrimonio del
deudor.

B- Tiene carácter excepcional y es de interpretación restrictiva: El carácter excepcional es consecuencia de


que estas acciones se dirigen en contra de terceros con quien el acreedor no tiene relación contractual, por lo
que constituye una excepción al principio general de que los contratos no benefician ni perjudican a terceros.
En ciertos supuestos se permite la acción que pone en contacto a personas sin un vínculo obligacional previo,
con fundamentos en cuestiones de orden práctico y de causa común de los créditos en juego.
En consecuencia, solo puede ejercerse la acción directa cuando lo disponga una norma expresamente y, ante la
duda, debe interpretarse que el acreedor no puede ejercer los derechos de su deudor.

C- La acción directa solo procede cuando la ley expresamente lo concede: consecuencia de su carácter
excepcional y la interpretación restrictiva, solo procede cuando la ley expresamente lo concede.
El código reconoce el derecho de accionar directamente en los siguientes casos:

1. Subcontrato: En todo supuestos de subcontratos, el subcontrato tiene acción directa contra la otra
parte del contrato principal, “en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las
obligaciones de esté respecto del subcontratante”, y quien no ha celebrado el subcontrato dispone de
la acción que corresponde “al subcontratante contra el subcontratado, y puede ejercerla en nombre e
interés propio.
2. Locación de cosas: El locador tiene acción directa contra el sublocatario para cobrar el alquiler
adeudado por el locatario, en la medida de la deuda del sublocatario. También puede exigir de este el
cumplimiento de las obligaciones que la sublocación le impone, inclusive el resarcimiento de los
daños causado por uso indebido de la cosa. Recíprocamente, el sublocatario tiene acción directa

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contra el locador para obtener a su favor el cumplimiento de las obligaciones asumidas en el contrato
de locación.
3. Leasing: El tomador puede accionar contra el vendedor del bien, en los supuestos en que el dador lo
compre a persona indicada por el tomador según especificaciones del tomador o según catálogo,
folletos o descripciones identificadas por esté o cuando el dador sustituye al tomador en un contrato
de compraventa celebrado por este.
4. Mandato: El mandate tiene acción directa en contra del submandatario por el cumplimiento de la
gestión encomendada.

Requisitos de ejercicios:

ARTICULO 737.-Requisitos de ejercicio. El ejercicio de la acción directa por el acreedor requiere el


cumplimiento de los siguientes requisitos:
a) un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor;
b) una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor del deudor;
c) homogeneidad de ambos créditos entre sí;
d) ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promoción de la acción
directa;
e) citación del deudor a juicio.

Para que el acreedor pueda ejercer la acción directa es necesaria l existencia de dos créditos homogéneos, uno
del accionante en contra de su deudor y otro del tercero demandado a favor del deudor, los que deben
encontrarse expeditos. Es menester la citación del deudor a juicio.

Interpretación de la norma:

1- Requisitos para el ejercicio de la acción: créditos homogéneos del acreedor y del deudor: Para que sea
procedente la acción directa es necesario que el acreedor accionante sea titular de un crédito en contrato de su
deudor, y que esté lo sea de un crédito en contra del tercero accionado. Ambos créditos deben ser exigibles;
así, no será procedente si alguno de los créditos está sujeto a plazo no vencido o condición no cumplida, o se
halle extinguido por cualquier modo.
Ambos créditos deben ser homogéneos, es decir, de la misma naturaleza; por ejemplo, ambas deudas deben
ser dinerarias, o de la misma especie y calidad de cosas fungibles.

2- Requisitos para el ejercicio de la acción: Ambos créditos deben estar expeditos: Al momento del ejercicio
de la acción ambos créditos, el del acreedor accionante y el de su deudor para con el tercero, deben estar
expeditos, libre de embargos u otra restricción que impida su ejercicio.

3- Requisitos para el ejercicio de la acción: citación al deudor: El código impone la citación al juicio del
deudor titular del crédito que ejerce directamente al acreedor. A pesar de que el acreedor actúa a título propio
y no del deudor, se ha considerado necesario imponer esta citación, a fin de que el deudor pueda exponer u
oponer las defensas que tuviere en contra de su acreedor.

Efectos:

ARTICULO 738.-Efectos. La acción directa produce los siguientes efectos:


a) la notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante;
b) el reclamo sólo puede prosperar hasta el monto menor de las dos obligaciones;
c) el tercero demandado puede oponer al progreso de la acción todas las defensas que tenga contra su propio
acreedor y contra el demandante;
d) el monto percibido por el actor ingresa directamente a su patrimonio;
e) el deudor se libera frente a su acreedor en la medida en que corresponda en función del pago efectuado por
el demandado.

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El ejercicio y admisión de la acción directa produce diversos efectos, que el artículo discrimina. La
notificación de la demanda produce el embargo del crédito a favor del acreedor accionante y el tercero
demandado puede oponer todas las defensas que el deudor tenía en contra dela creedor y las propias que
tuviera en contra su propio acreedor. La sentencia puede condenar al tercero solo hasta el monto menor de
ambas obligaciones, el resultado de la condena engrosa el patrimonio del acreedor accionante e, en dicha
medida, el deudor se libera de la obligación.

Interpretación de la norma:

1- La notificación de la acción implica el embargo del crédito a favor del acreedor: Desde el momento en que
el tercero demandado es notificado de la demanda se produce el embargo de crédito a favor del acreedor
accionante, por lo cual adquiere preferencia de pago sobre otros acreedores del deudor y el demandado no
puede pagarle ese crédito a su deudor.

2- Defensas oponibles: El tercero demandado puede oponerle al acreedor accionante todas las defensas que
tuviere en contra de su propio acreedor, y las propias que tuviere en contra del propio acreedor.

3- Límites de la condena: La condena tiene como límite el monto menor de ambas obligaciones. Por ejemplo,
si el acreedor A es acreedor de $100.000, y su deudor B es acreedor de C por 150.000, la condena a C puede
ascender solo a $100.000, consecuencia lógica de constituir una acción ejecutiva que persigue el cobro de la
acreencia y beneficia exclusivamente al accionante.

4- Destino de la condena: El monto que se obtenga ingresa directamente al patrimonio del acreedor
accionante, pues se trata de una acción ejecutiva en beneficio exclusivo de quien demanda.

5- Liberación del deudor: El deudor se libera de su obligación hasta el monto en que el acreedor obtenga por
el ejercicio de la acción directa.

La acción subrogatoria

Concepto:

ARTICULO 739.-Acción subrogatoria. El acreedor de un crédito cierto, exigible o no, puede ejercer
judicialmente los derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en hacerlo y esa omisión afecta el
cobro de su acreencia.
El acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.

La acción subrogatoria permite al acreedor ejercer judicialmente los derechos patrimoniales de s deudor, si
este es remiso en hacerlo y con ello causa perjuicio a aquel. La acción tiene efectos conservatorios del crédito,
por lo cual el acreedor no obtiene preferencia alguna sobre los bienes que ingresen por este medio al
patrimonio del deudor.
La acción subrogatoria, también llamada oblicua, es aquella que concede al acreedor para ejercer derechos
patrimoniales de su deudor, cuando este es renuente en hacerlo y de dicha omisión surgen perjuicios para el
creedor.
Mientras el deudor es solvente, sus acreedores no tienen interés en que ejecute los derechos que tienen contra
terceros; pero cuando no lo es, su interés es evidente. La ley les reconoce el derecho de subrogarse en los
derechos del deudor y de intentar a nombre de éste las acciones que posee contra terceros. Esta es la acción
llamada subrogatoria (porque el acreedor se subroga en los derechos del deudor) oblicua o indirecta (porque
no se trata del ejercicio de las acciones por el verdadero titular, sino por un tercero)

Fundamento: la razón por la cual la ley confiere esta facultad a los acreedores, está dada por el principio de
que el patrimonio del deudor es la prenda común de los acreedores. Por lo tanto si la inoperancia del deudor
atenta contra la integridad o conservación de la garantía, es lógico que se autorice a los acreedores a intentar
las acciones que están destinadas, precisamente a evitar el deterioro de la desintegración del patrimonio.

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Naturaleza: se han expuesto opiniones diversas, así:
a) Se ha sostenido que se trata de una sesión tácita, tensión que se verificaría entre el deudor subrogado
(cedente) y el acreedor subrogante (cesionario), en nuestro derecho esta tesis es inadmisible, porque: 1- no se
puede decir que el contrato de cesión, porque para que el acreedor ejerza la acción subrogatoria no necesita
del consentimiento del deudor; 2- además, no puede haber cesión porque no hay transmisión de un derecho,
como lo exige el artículo 1457.
b) también ha sido concebida como una representación legal en interés del representante. Esta tesis; no hay
nada más que una nueva versión de aquella otra que afirma que se está ante una procuratio in rem suam ya
que, en definitiva, se está diciendo que el subrogante actuaría como un procurador de sí mismo. La tesis no es
aceptable por las siguientes razones: 1- es dudoso que el subrogante actúe en su exclusivo interés, todo
aquello que el subrogante obtenga estará destinado en estará destinado a pagar las deudas subrogado; por ello,
no se puede negar que esté resultará beneficiado después de pagado el acreedor subrogante ya que el
subrogado se habrá liberado de una obligación con la consiguiente desgravación de su patrimonio. 2-
Tampoco se puede ocultar que la tesis de la procuratio in rem desfigura la esencia misma de la subrogación,
ya que no se tendría en cuenta el interés del subrogado con olvido de que él es y continúa siendo durante el
juicio, el dueño de los derechos y acciones que se ejercen en su nombre. 3- por último, aún cuando en un caso
concreto el subrogante actúe en su propio interés, no podría ser considerado como mandatario, porque el
artículo 1892 prohíbe que el mandatario pueda actuar en su exclusivo interés.
c) Otros han sostenido, que se trata de una especie de mandato legal, afirman que el subrogante actúan, como
mandatario del subrogado. Tampoco esta variante resulta admisible, pues no explica por qué es el subrogante
(presunto mandatario) quien debe soportar los gastos y costos del juicio en caso de ser derrotado; si fuese un
mandato, tales gastos deberían ser asumido por el subrogado (mandante) y no por el subrogante (mandatario).
d) Como lo ha sostenido calificada doctrina, a la que el doctor Wayar adhiere, el acreedor que ejerce la acción
subrogatoria ejerce un derecho propio de carácter conservatorio, derecho que le reconoce la ley y que le
permite reemplazar a su deudor inoperante, con el objeto de evitar una desmembración del patrimonio de éste
y así conservar la garantía del crédito del subrogante.

La acción subrogatoria presenta los siguientes caracteres:

a) es facultativa, en el sentido de que es el acreedor quien decide si la intenta uno; no se le puede impedir que
demande, como tampoco se le puede coaccionar para que lo haga.
b) es individual, porque puede ser ejercida por cualquier acreedor, sin que sea necesario que otros acreedores
lo autoricen o le presten acuerdo. Ni siquiera es necesario que el deudor tenga varios acreedores; es suficiente
que exista un solo acreedor y que el deudor sea o mixto en ejercer su derecho con lo que podría procurarse
medios para pagar sus propias obligaciones.
c) proporciona un beneficio indirecto, porque lo que obtenga el subrogante ingresará, primero al patrimonio
del subrogado, luego, aquél podrá satisfacer su crédito del patrimonio de este. Su beneficio es, indirecto.

Carácter conservatorio: considero más ajustada a a la verdadera naturaleza de la acción subrogar historia la
tesis que afirma que siempre tiene carácter conservatorio, aún en aquellos casos en que consiste en una
ejecución contra quien es deudor del deudor subrogado. Son sus fundamentos: a) la ley confiere a los
acreedores esta acción (art. 1196) con el fin esencial de que puedan evitar que se agrave la insolvencia del
deudor, o bien que se expresa insolvencia; no sirve esta acción para obtener el cobro directo del crédito; b) en
caso de que el subrogante logre subastar bienes del demandado, el producido de esos bienes debe ingresar al
patrimonio del subrogado y de allí podrán ser tomados por el acreedor; c) aunque la acción contra el deudor
del deudor sea ejecutiva, para el acreedor se tratara de una ejecución con el fin de conservar el patrimonio del
subrogado (podría llamarse ejecución conservatoria); e) para que el subrogante pueda satisfacer su crédito con
el producto de los bienes subastados, deberá ejercer su propia acción contra el deudor a quien antes debió
subrogar.

Derechos y acciones subrogables:


Regla general; Excepciones:

ARICULO 741:.-Derechos excluidos. Están excluidos de la acción subrogatoria:

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a) los derechos y acciones que, por su naturaleza o por disposición de la ley, sólo pueden ser ejercidos por su
titular;
b) los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores;
c) las meras facultades, excepto que de su ejercicio pueda resultar una mejora en la situación patrimonial del
deudor

Todos los derechos patrimoniales del deudor pueden ser ejercidos por el acreedor mediante la acción
subrogatoria; el articulo determina que no lo pueden ser aquellos derechos que solo pueden ser ejercidos por
su titular, por su naturaleza o disposición legal, aquellos que no forman parte de la garantía colectiva de los
acreedores y las meras facultades, excepto cuando de su ejercicio resultare una mejora en la situación
patrimonial del deudor.

Interpretación de la norma

1- EL PRINCIPIO: todos los derechos patrimoniales del deudor pueden ser ejercidos por el acreedor mediante
la acción subrogatoria: El acreedor puede ejercer todo cuanto su deudor pueda exigir patrimonialmente a un
tercer, por vía de acción o de excepción, quedando comprendidos los:
a) derechos patrimoniales (créditos, derechos subjetivos o relaciones jurídicas),
b) Las acciones (conjunto de poderes emergentes de los actos jurídicos, contratos, obligaciones)
c) Las vías de ejecución (actos tendientes al cumplimiento de una sentencia judicial favorable al deudor
subrogado)
d) Y las excepciones (articulación de las defensas oponibles a terceros para enervar o repeler retenciones
dirigidas contra el deudor subrogado)

Loa derechos no patrimoniales, carentes per se de contenido económico, no pueden ser objetos de esta acción,
aunque de su ejercicio pueda derivar alguna ventaja patrimonial; tales son, por ejemplo, las acciones de
estado, de nulidad de matrimonio, de divorcio y las vinculadas al derecho de familia.

2- Derechos que no pueden ejercitarse por vía subrogatoria: El código enumera aquellos derechos no
ejercitables por vía subrogatoria, a saber:

A- Los derechos y acciones que, por u naturaleza o por disposición de la ley solo pueden ser ejercidos por su
titular:
Algunas doctrinas encuadran en esta especia a los “derechos inherentes a las personas”
Se enumera como tales a los:
a) Derechos de la personalidad
b) Cumplir un mandato otorgado por otro
c) Acción para revocar una donación por incumplimiento del cargo impuesto al beneficiario
d) La acción de exclusión de herencia por indignidad del heredero
e) Los derechos patrimoniales subordinados a una acción de estado
f) El derecho del vendedor a hacer vales el pacto de preferencia
g) El derecho de los autores a publicar o hacer representar sus obras literarias o teatrales

B- Los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores:


Se trata de aquellos bienes que quedan exentos de la acción de los acreedores y que regula el artículo 744 del
código.

C- Las meras facultades:


Refiere a aquellas situaciones en las cuales el deudor tiene la libertad de actuar o no actuar con relación a
derechos, a facultades aun no incorporadas al patrimonio del deudor.
Sin embargo, aun en presencia de meras facultades, el código admite que el acreedor subrogue en los derechos
del deudor cuando su ejercicio pueda resultar una mejora patrimonial del deudor. Se enumeran entre estos
supuestos
a) La facultad de aceptar una herencia o legado
b) La facultad de ejercer un derecho de retroventa ventajoso para el deudor

Gramajo y Rendace Página 71


c) La facultad de ejercer un pacto comisorio
d) La facultad de ejercer opciones contractuales o legales las cuales se reporten ventajas económicas
manifiestas.

Requisitos de la acción: (condiciones para el ejercicio de la acción)

1-Titularidad de un crédito cierto, aunque no sea exigible: El acreedor que ejerce los derechos patrimoniales
de su deudor por medio de la acción subrogatoria:
a) Debe ser titular de un crédito cierto ( cuya existencia pueda ser probada)
b) Valido (no afectado por alguna causa de nulidad)
c) Y vigente (no extinguido), aunque no sea exigible
La no exigibilidad del crédito invocado por el acreedor demandante diferencia la acción subrogatoria de la
acción directa, y tiene su fundamento en que el acreedor solo persigue acrecentar el patrimonio del deudor a
través de la incorporación de bienes debidos por terceros, pero no obtiene el cobro de su propio crédito.

2- La inacción del deudor: El artículo exige que se demuestre la inacción del deudor, pues solo la inactividad
o renuncia en hacer vales sus derechos justifica la intromisión de los acreedores.
Se debe tratar de una omisión de actuar que no esté justificada en impedimentos jurídicos, y es indiferente que
se deba a culpa o dolo del deudor, o por una razón ajena a su voluntad.

3- Perjuicio para el acreedor. Prueba de la insolvencia: La omisión de ejercicio de sus derechos debe causar
perjuicio al acreedor accionante, consecuencia que demuestra su interés en actuar, Si el deudor es solvente y
tiene otros bienes sobre las cuales el acreedor puede ejercer sus derechos, entonces carece de interés legítimo
para accionar.

Defensas oponibles:

ARTICULO 742: -Defensas oponibles. Pueden oponerse al acreedor todas las excepciones y causas de
extinción de su crédito, aun cuando provengan de hechos del deudor posteriores a la demanda, siempre que
éstos no sean en fraude de los derechos del acreedor.

El tercero accionado puede oponer al acreedor todas las defensas y causales de extinción del crédito, aun las
posteriores a la demanda, salvo que se hubiesen producidos en fraude de sus derechos.
El acreedor ejerce la acción subrogatoria persiguiendo el cobro de lo adeudado a su deudor, para hacer
ingresar el producto al patrimonio de este último.
Si el crédito se halla extinguido, entonces las acción no procede.
El articulo aclara que el tercero demandado puede oponerle al acreedor las excepciones y causales de
extinción del crédito producidas por hechos anteriores o posteriores a la demanda. Esto es, si el crédito se
extinguió por un hecho posterior de la demanda la acción no puede prosperar.
El límite de esta facultad defensiva es que el hecho extintivo, alegado por el demandado, se hubiese producido
por conductas fraudulentas perpetradas entre deudor y tercero para frustrar la acción subrogatoria planteada.

Efecto de la acción subrogatoria: Los bienes obtenidos por el ejercicio de la acción subrogatoria ingresan al
patrimonio del deudor y quedan expuestos al ejercicio de los derechos de los demás acreedores.

5- El patrimonio del deudor como garantía común

El principio en nuestro derecho: El principio en nuestro derecho: el patrimonio es la prenda común de los
acreedores. El patrimonio del deudor es la garantía de cumplimiento de las obligaciones contraídas con
acreedores.

ARTICULO 743: Bienes que constituyen la garantía. Los bienes presentes y futuros del deudor constituyen
la garantía común de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del deudor, pero
sólo en la medida necesaria para satisfacer su crédito. Todos los acreedores pueden ejecutar estos bienes en
posición igualitaria, excepto que exista una causa legal de preferencia.

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El articulo determina que el principio de que todos los bienes del deudor, presentes y futuros, constituyen la
garantía de cobro de sus acreedores, quienes pueden ejecutarlo judicialmente para satisfacer sus créditos y
solo en la medida de dicho interés. Todos los acreedores tienen dicha facultad de ejecución, de manera
igualitaria, salvo que la ley le otorgue a alguno un derecho de ejecución preferente.

Interpretación de la norma (bienes que constituyen a garantía)

1- El principio general de afectación de bienes de pago de las deudas: Es principio sentado en el derecho
patrimonial que el deudor responde por sus deudas con todo su patrimonio, con un criterio dinámico, como los
bienes presentes y futuros de los cuales es propietario su titular.
Todos los bines del deudor están afectados al cumplimiento de sus obligaciones y constituyen la garantía
común de sus acreedores. Salvo disposición legal en contrario, todos los bienes del deudor de naturaleza
patrimonial están sujetos a la agresión patrimonial de sus acreedores.

2- La facultad de ejecución judicial de los bienes. Su límite: El código fija también el principio de que los
bienes pueden ser ejecutados judicialmente por los creedores para obtener la satisfacción de sus créditos.
Salvo disposiciones que admitan un procedimiento distinto, la vía judicial es la que se concede a los
acreedores a dicho fin.
La norma determina que solo pueda ser ejercida en los límites necesarios para la satisfacción del crédito,
poniendo de este modo barreras al ejercicio abusivo de ejecución. La ejecución debe estar dirigida solo sobre
bienes suficientes para satisfacer el crédito y enmarcada en este objetivo.

3- La facultad igualitaria de ejecución: Todos los acreedores tienen iguales derechos para ejecutar los bienes,
salvo que la ley le otorgue a alguno o algunos derechos preferentes a hacerlo. Si varios acreedores pretenden
cobrar su crédito sobre los mismos bienes, ejecutara aquel que, según las leyes procesales, esté primero en
condiciones de hacerlo.

Bienes excluidos

ARTICULO 744Bienes excluidos de la garantía común. Quedan excluidos de la garantía prevista en el


artículo 743:
a) las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su cónyuge o conviviente, y de sus hijos;
b) los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la profesión, arte u oficio del deudor;
c) los sepulcros afectados a su destino, excepto que se reclame su precio de venta, construcción o reparación;
d) los bienes afectados a cualquier religión reconocida por el Estado;
e) los derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres prediales, que sólo pueden
ejecutarse en los términos de los artículos 2144, 2157 y 2178;
f) las indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de lesiones a
su integridad psicofísica;
g) la indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los hijos con derecho
alimentario, en caso de homicidio;
h) los demás bienes declarados inembargables o excluidos por otras leyes.

El principio de afectación de todos los bienes del deudor al pago de sus deudas presenta excepciones, pues
ciertos bienes quedan excluidos de dicha garantía. El artículo determina algunas excepciones y delega a otras
leyes la posibilidad de exclusión de otros bienes.

1. Ropa y muebles de uso indispensable: comprende los bienes del deudor, de su cónyuge o conviviente,
y lo de sus hijos.

2. Instrumento de trabajo: No pueden ser embargados y ejecutados los instrumentos necesarios para el
ejercicio personal de la profesión, arte u oficio del deudor. El alcance de la exclusión es una cuestión
a dilucidar en cada caso en particular, teniendo en cuenta las circunstancias personales del deudor,

Gramajo y Rendace Página 73


presidida la interpretación por los principios de razonabilidad de la exclusión y la prohibición de
abuso por parte de los acreedores.

3. Sepulcros: mientras estén destinados al sin que le son propios

4. Bienes afectados a cualquier religión reconocida por el estado

5. Derecho de usufructos, uso y habitación, asi como las servidumbres prediales: Son inembargables los
derechos en sí mismo, pero no el producto que pudiera obtener el deudor de su ejercicio.

6. Indeterminaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de
lesiones a su integridad psicofísica: La inclusión de estos créditos constituyen una meritoria novedad
en el régimen general de responsabilidad patrimonial, aunque se encuentren excluidos de los bienes
del deudor sujetos al desapoderamiento en caso de quiebra del deudor, pero restringido al daño moral
derivado de lesiones a la persona. La doctrina predicaba la inembargabilidad de la indemnización por
daño moral aun en ejecuciones individuales y con criterio amplio

7. Indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los hijos con derecho
alimentario, en caso de homicidio: Existen numerosas leyes que excluyen determinados bienes al
poder de agresión patrimonial de los acreedores, bajo ciertas, condiciones. Por ejemplo:
a) Salarios e indemnizaciones
b) Los sueldos y beneficios previsionales de los empleados de la administración pública y de
las entidades antárticas del estado por deudas emergentes de préstamos o por compras de
mercadería
c) Los bienes grabados a favor del banco hipotecario SA con el fin de obtener o construir
una vivienda propia
d) Las indemnizaciones por enfermedades y accidentes de trabajo, conforme a la normativa
propia de este ámbito
e) Los bienes del deudor quebrado previstos como inembargables por la ley concursal

Pluralidad de patrimonios: la teoría clásica del patrimonio conduce a negar que un deudor para tener más de
un patrimonio. Se estima, sin embargo qué has llegado la hora de revisar esta teoría. Se ha dicho, que el
patrimonio es uno e indivisible y que no se puede ser titular más de un solo patrimonio, pero esto choca con
las necesidades de la vida. Poderosas razones justifican que la ley permite a una misma persona ser titular de
varios patrimonios: a) el fraccionamiento patrimonial favorece los emprendimientos económicos, desde que el
empresario individual no se ve obligado a comprometer todos sus bienes ante un solo emprendimiento, sino
que limita su responsabilidad a los bienes afectados a ese emprendimiento; b) ante la falta de un sistema
jurídico que permita a las personas individuales que limitar su responsabilidad, se recurre a la constitución de
sociedades de capital (anónimas o de responsabilidad limitada) que sólo lo son en apariencia, porque en
realidad lo que se busca es comprometer la responsabilidad sólo hasta el límite del capital aportado y no todo
el patrimonio. En efecto:
a) de lege lata, la ley 24.441, al legislar sobre el contrato de fideicomiso, crea un patrimonio separado y
distinto del patrimonio de las partes, el patrimonio fideicomitido.
b) de lege ferenda, es aconsejable que en una futura reforma el legislador autorice la figura de la empresa
individual de responsabilidad limitada, que vendría a llenar el vacío que hoy existe en la materia; empresa
individual caracterizada por qué los bienes que forman su capital "constituirán un patrimonio separado e
independiente de los demás bienes pertenecientes a la persona física y están destinados a responder por las
obligaciones de la empresa...".

La prioridad del primer embargante:

ARTICULO 745: Prioridad del primer embargante. El acreedor que obtuvo el embargo de bienes de su
deudor tiene derecho a cobrar su crédito, intereses y costas, con preferencia a otros acreedores.
Esta prioridad sólo es oponible a los acreedores quirografarios en los procesos individuales.

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Si varios acreedores embargan el mismo bien del deudor, el rango entre ellos se determina por la fecha de la
traba de la medida.
Los embargos posteriores deben afectar únicamente el sobrante que quede después de pagados los créditos
que hayan obtenido embargos anteriores.

El artículo otorga preferencia de cobro a aquel acreedor que obtiene embargo de bienes del deudor. La
preferencia es oponible solo en los procesos individuales, y en tanto no existan otros acreedores privilegiados.
Entre varios acreedores embargantes, tiene prioridad de cobro quien primero hubiera trabado la medida; este
acreedor cuenta con preferencia para satisfacer el crédito, sus intereses y las costas generadas para el cobro, y
los demás embargantes pueden concurrir solo sobre el remanente del producto obtenido con la medida.

Interpretación de la norma

1-La prioridad del primer embargante. El problema planteado por la traba de embargo y el otorgamiento de
preferencias de cobro. La solución legal: En vigencia del código derogado se discutió si el primer embargante
tenía prioridad de pago y, en su caso, su naturaleza. Como no existía una norma expresa que otorgara un
privilegio, se buscó entonces en leyes procesales y en la interpretación de ciertas disposiciones sobre el pago;
quien primero embargo debe tener prioridad de cobro sobre quienes no lo hicieron o lo hicieron con
posterioridad. Fue así que la jurisprudencia admitió la preferencia, lo que se tradujo en la incorporación de
normas expresas en las leyes procedimentales.
El art. 218 del código procesal civil y comercial de la nación expresa: “prioridad del primer embargante” El
acreedor que ha obtenido el embargo de bienes de su deudor, no afectados a créditos privilegiados, tendrá
derecho a cobrar íntegramente su crédito, intereses y costas, con preferencia a otros acreedores, salvo en el
caso de concurso. Los embargos posteriores afectaran únicamente al sobrante que quedare después de pagado
los créditos que hayan obtenido embargos anteriores.

2- Alcance de la prioridad: El primer embargante tiene derecho preferente de cobro hasta cubrir el monto de
su crédito, los intereses y las costas del juicio.

3-Ambito de actuación de la preferencia: La preferencia solo es intocable frente a acreedores quirografarios, y


declina frente a otros acreedores cuyos créditos gocen de privilegio de cobro, según las disposiciones sobre
privilegios
La prioridad solo tiene relevancia en los juicios individuales. En los universales, rigen las leyes
correspondientes a dichos proceso.

4- Concurrencia de varios acreedores: Si varios acreedores obtienen embargo sobre el mismo bien, tiene
preferencia aquel que hubiera trabado el embargo en primer término temporal.
Este acreedor tendrá derecho al cobro del crédito, intereses y costas, y solo sobre el remante del producto de la
ejecución concurrirán los demás embargantes.

Tutela de la garantía: las medidas cautelares:

las medidas cautelares son aquellas que se solicitan al juez y consisten en actos procesales que éste ordena en
el curso de un proceso o previamente a él, para asegurar bienes o pruebas o mantener situaciones de hecho,
con el fin de garantizar la eficacia de la sentencia a dictarse.
Para que las medidas cautelares sean decretadas por el juez es necesario que quien la solicita que acredite
(prima facie) que el derecho que pretende proteger es verosímil y que existe un peligro cierto de inminente de
que se altere la situación existente en perjuicio del solicitante. En el derecho de obligaciones en particular,
interesan aquellas medidas cautelares cuya finalidad específica consiste en asegurar el resultado de una
ejecución forzada, como son:

• El embargo preventivo: es una medida cautelar por la cual se ordena la afectación de un bien del patrimonio

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del deudor al pago del crédito cuya ejecución está por iniciarse o ya ha sido iniciada. Consiste en la
individualización de uno o más bienes del deudor y en la declaración judicial de que el bien afectado es
indispensable para el deudor, de tal manera que si la sentencia es favorable al acreedor, el juez ordenará la
venta de ese bien en pública subasta y el importe que se obtenga será aplicado a satisfacer al acreedor que lo
ha solicitado. Tratándose de inmuebles, automotores como otras cosas registrales, el embargo se obtiene
mediante la inscripción de la orden judicial en el registro respectivo; tratándose de bienes muebles no
registrales, mediante la designación del propio deudor, o de un tercero, como depositario judicial de los bienes
embargados, asumiendo el designado, en tanto depositario judicial, la obligación de conservarlos y ponerlos a
disposición del juez cuando éste lo requiera. Esta medida otorga prioridad de cobro cuando se producen
ejecuciones individuales concurrentes; quien primero embarga tiene prioridad a percibir el crédito, siempre
que no hubiese acreedores privilegiados que ostenten un mejor derecho.

• El secuestro: es la orden judicial de desapoderar al deudor de determinados bienes (previamente


embargados o prendados), designando a un tercero como depositario judicial, generalmente un martillero
autorizado, hasta cuando se dicte sentencia definitiva en el juicio de ejecución y se ordene la venta del bien en
pública subasta. Esta medida puede ser especialmente útil cuando recaiga sobre cosas que eventualmente
pueden desaparecer o desvalorizarse, tornándose ilusorio el cumplimiento de la sentencia.

• La inhibición general de bienes: es una medida cautelar que puede ser decretada en caso de que fracase el
embargo. En efecto, si no es posible localizar bienes susceptibles de embargo y ante la eventualidad de que el
deudor pueda disponer o gravar bienes registrales no localizados, el juez dicta una resolución judicial por la
cual prohíbe al deudor el tercer acto de disposición (comprar, vender o gravar) de bienes registrales, medida
que cesará y el deudor presenta viene para que sean embargados. La medida se cumple mediante la
comunicación que el juez remite a lo registrado respectivo a fin de que tomen nota de que el deudor,
correctamente individualizado, no está habilitado para realizar ninguna especie de trasmisión registral, ni
enajenando ni incorporando bienes a su patrimonio. Esta medida sólo impide disponer de los bienes
registrales, ya que los muebles no registrales no pueden ser afectados por la medida. No otorga prioridad de
cobro al acreedor que solicitó la inhibición

• La anotación del litis: esta anotación cautelar no provoca la indisponibilidad del bien, sino que tiene por
objeto dar a publicidad la existencia de un juicio sobre el bien al que se refiere la anotación y, si a pesar de la
existencia del pleito, los terceros celebran actos jurídicos con relación a ese bien, ya no podrá ser considerado
de buena fe porque no podrán alegar que desconocían la preexistencia del juicio anotado. La medida judicial
se inscribe en los registro de la propiedad, a los efectos de su publicidad.

• La intervención judicial: es la medida cautelar que consiste en la designación por el juez de una persona
para que sustituya a quien tiene la administración de los negocios del deudor, asignándole atribuciones
específicas, pudiendo limitarse exclusivamente a la recaudación de fondos de hasta el 50% de las entradas o
ingresos que se registren, de las que debe rendir cuentas al juez que lo designó. Tales retenciones se destinan a
satisfacer el interés del acreedor.

• La prohibición de innovar: tiene lugar cuando el juez ordena (a petición del acreedor) que no se modifique
la situación de hecho existente respecto del patrimonio del deudor, siempre que se haya probado, prima facie,
que existe un serio motivo para temer que una modificación de la situación podría ser perjudicial para los
derechos que se quiere tutelar.

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Bolilla 6

1- Efecto de la obligación respecto del deudor. Mora del acreedor:

La cuestión en el código derogado: En el código de Vélez había ausencia de definición, por ello lo que la
doctrina enseñaba en relación con la mora debitoris servía de base para explicar la situación de la mora del
acreedor. La aplicación analógica de los principios y reglas de las mora debitoris se hacía respecto al
acreedor, con la corrección y modificaciones que las particularidades propias de la situación acreedora
imponen en este instituto.

Su incorporación a nuestro derecho: Si bien el instituto de la mora esta referido generalmente al


incumplimiento relativo por parte del deudor, no se debe soslayar que puede ocurrir que si la obligación no se
cumple en tiempo oportuno, ello se deba a la conducta del acreedor que imposibilita con su proceder la
ejecución de la obligación, como puede suceder ante la falta de cooperación por parte del acreedor en la
recepción del pago cancelatorio de la prestación. Es entonces donde adquiere relevancia la llamada mora del
acreedor, que se encuentra legislada ahora expresamente en la parte final del art 886 del nuevo código.

Concepto: Es la situación anormal de retraso en el cumplimiento, por la que atraviesa una obligación
cumplible, cuando por una causa imputable el acreedor rehúsalas ofertas reales que se formulan, y que
subsiste ,mientras la aceptación del objeto debido, aunque tardía, sea posible y útil

Requisitos: Para la constitución en mora del acreedor se requiere según el art 886:

1. Que exista falta de cooperación en el acreedor, quien con su conducta renuente obstaculiza el
cumplimiento de la obligación por parte del deudor;
2. La falta de cooperación debe ser imputable al acreedor, ya sea a título de culpa o de dolo,
3. Y debe existir un ofrecimiento real de pago por parte del deudor de conformidad a lo dispuesto en el
art. 867 y debe existir una negativa injustificada del acreedor de recibirlo.

Ámbito de aplicación: La mora del acreedor tiene vigencia plena en la obligación de dar.
En las obligaciones de hacer es necesario distinguir:
• En las de hacer (puro hacer) que no requieren la intervención del acreedor, al deudor le bastará desarrollar el
comportamiento debido para cumplir, resultando indiferente el comportamiento del accipiens (el accipiens es
quien recibe el pago). Sin embargo, si el acreedor se niega a otorgar el instrumento que acredite su

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conformidad con el cumplimiento, el deudor deberá tomar la precaución de acreditar que hizo lo que debía,
para cubrirse de cualquier ulterior reclamo. En su caso, deberá demandar judicialmente su liberación.
• En las de hacer para cuyo cumplimiento se requiere la colaboración del acreedor, como la del retratista que
necesita que quien lo contrató Ponce para que se pueda hacer el retrato, la posibilidad de mora creditóris es
innegable.
• En las de hacer que consisten en la ejecución de una obra destinada a ser entregada al acreedor, la mora
accipiendi se regirá por las reglas propias de las obligaciones de dar.
• En las obligaciones de no hacer, en tanto el cumplimiento no requiere la intervención del acreedor, tampoco
será menester formular ofertas, bastará la abstención para cumplir.

Efectos: los efectos de la mora del acreedor son similares, pues, por analogía, a los de la mora del deudor

1. El acreedor es responsable por los daños moratorios sufridos por el deudor


2. Los riesgos que soportaba el deudor en torno a la conservación de la cosa se trasladan al acreedor,
quien deberá absorber, a partir de su constitución en mora, los efectos en caso de pérdida o deterioro
del objeto debido.
3. Se produce la suspensión del curso de los intereses compensatorios convenidos durante el plazo de la
obligación que estaban a cargo del deudor
4. En caso de pérdida de la prestación por resultar de imposible cumplimiento luego de estar el acreedor
constituido en mora, la obligación se extingue quedando liberado el deudor.

Cese de la mora: Aun ante el silencio de la norma, se estima que cesará la mora del acreedor cuando:

1. El acreedor reside aceptar el pago luego de haber sido constituido en mora


2. El deudor renuncia expresa o tácitamente a valerse de los efectos de la mora accipiendi.
3. Se produce una imposibilidad de cumplimiento de la prestación, sin perjuicio de que el deudor quede
habilitado a reclamar los daños moratorios sufridos
4. Cuando la obligación se extingue por haberse considerado valido el pago por consignación efectuado
por el deudor.

Situación de débito sin responsabilidad:

2- Pago por consignación judicial:

Concepto: El pago pro consignación es la vía que la ley le concede al deudor de una obligación, a fin de que
pueda efectuar el pago mediante depósito judicial, y consecuentemente, obtener su liberación, en
determinadas situaciones en las cuales se ve impedido de efectuar el pago naturalmente.

Caracteres: La consignación, como medio extintivo de la obligación, presenta los siguientes caracteres:

1. Es excepcional: No se trata de un medio extintivo normal y natural de la obligación, en donde el pago


se realiza directamente entre deudor y acreedor, y sin mediar situación conflictiva alguna. Por el
contrario, la figura del pago por consignación procede ante la dificultad con que se encuentra el
solvens para efectuar el pago, tal como las situaciones mencionadas en el art 904 del código.
2. Debe respetar los principios generales del pago: Para que la consignación efectuada resulte ser válida,
el depósito debe llevarse a cabo respetando las circunstancias del pago pactadas en cuanto a persona,
modo, tiempo y lugar. Es decir, no podrá considerarse valida, una consignación intentada por el
deudor que no respete los principios de identidad y/o de integridad del pago, por lo cual cuando ella
sea efectuada sin ajustarse a lo pactado, no surtirá efectos.
3. Es facultativa: El procedimiento de la consignación es una opción para el solvens, quien de ningún
modo está obligado a realizarla; aunque, claro está, mientras la omita, continuara ostentando el
carácter de sujeto pasivo de la obligación.
4. Puede ser judicial o extrajudicial: Históricamente en derecho argentino, la consignación fue
considerada siempre como un procedimiento judicial, en el cual el solvens hacia un deposito en el
marco de un expediente judicial y luego debía convocarse al acreedor a fin de satisfacer el principio

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de contradicción. Sin embargo, el nuevo código posibilita que la consignación se lleve a cabo de
manera extrajudicial, con notificación previa al acreedor y depósito de suma adeudada ante un
escribano de registro, tal como lo determina el nuevo art. 910.

Significado y procedencia del pago por consignación (fundamento): Así como el deudor posee el deber de
pagar, también tiene el derecho de hacerlo a fin de lograr la extinción de la obligación y obtener su liberación.
El pago por consignación, pues es el mecanismo que la ley le concede al deudor para que pueda hacer efectivo
ese derecho, ya sea por vía judicial o extrajudicial.
En el código civil derogado, el art 756 quedaba circunscripta la consignación únicamente al pago judicial,
razón por la cual requería que el mismo fuera efectuado con intervención de un magistrado, en cambio, en el
actual código, y tal como se estudiara en los art 910 y siguientes, se incorpora la novedad de poder realizar el
pago por consignación en forma extrajudicial, ante un escribano de registro y siguiendo determinados
requisitos pautados en las normas que lo tratan.
Si bien la norma pareciera referirse únicamente a las obligaciones de sumas de dinero, la consignación no se
limita solo a ellas sino que es aplicable de igual modo a las obligaciones de dar cosas ciertas y de cosas
indeterminadas a elección del acreedor.
Sin embargo, el instituto no resulta aplicable a las obligaciones de hacer, ni a las de no hacer. Puede estimarse
que la consignación podría aplicarse en aquellas obligaciones de hacer en las que el deudor debe procurar al
acreedor cierto resultado concreto consistente en una cosa.

Naturaleza jurídica: distintas teorías se han ensalzado con el fin de explicar la naturaleza de este instituto:
a) según una primera tesis, la consignación tiene "valor propio", con prescindencia de la voluntad del
acreedor. La consignación se configura así, como un simple depósito con eficacia jurídica propia. Esta
doctrina pareciera tener sustento en el artículo 756 del código derogado de Vélez según el cual se paga por
consignación haciéndose depósito judicial de la suma que se venden. Este texto, literalmente interpretado,
parecía adoptar aquella teoría, pues bastaría el depósito judicial de lo adeudado. Sin embargo, esta doctrina es
absolutamente inaplicable en nuestro derecho por expresa disposición de los artículos 759 760 del art. del
código de Vélez. Del texto de los artículos enunciados se desprende con toda claridad que para que la
consignación sea válida es necesario que el acreedor no la impune, pues si lo hace la consignación valdrá
siempre y cuando el juez le otorgue eficacia al dictar la respectiva sentencia.
b) para una segunda teoría, la consignación es un negocio jurídico "en favor de tercero". Para sus
sostenedores, la consignación se configura como un típico negocio a favor de un tercero. Se razona que la
consignación que el deudor realiza ante el órgano jurisdiccional está destinado a producir sus efectos respecto
de un tercero: el acreedor, quien verá modificada su situación jurídica anterior al depósito. Respecto del
deudor, la eficacia liberatoria del depósito dependerá de la aceptación que le preste el acreedor, o en caso de
oposición de éste, de la convalidación judicial.
c) para una tercera opinión, la consignación es considerada como acto jurídico "complejos" afirma que en el
proceso de liberación coactiva del deudor es preciso distinguir dos etapas bien diferenciadas: • el depósito
judicial realizado por el deudor, y • la aceptación del acreedor o en su defecto, la sentencia judicial que
declare válido y eficaz el depósito efectuado. El depósito sería sólo un acto preparatorio, mediante su
verificación de poner en movimiento el mecanismo judicial otorgado al deudor que pretende liberarse
coactivamente. Por eso este depósito debe realizarse respetando los principios jurídicos que gobiernan el pago,
puede de ser apto para satisfacer el interés del acreedor, aún contra su voluntad. La aceptación del depósito
por parte del accipiens o, ante su negativa, la sentencia judicial que lo declare válido produce el efecto
inmediato de extinguir el vínculo y liberar al deudor.
d) estimó que la más convincente es la última de las tesis expuestas, en tanto considera a la consignación
como un acto complejo, pues el deudor que pretende por medio de este mecanismo obtener su liberación
coactiva, debe realizar una serie de actos: ofertas o intentos serios de pago directo, depositará judicialmente lo
adeudado y obtener la aceptación del acreedor o una sentencia favorable. Sólo esta última etapa de la órbita
del poder del solvens, pues un logro no depende de él sino del acreedor o del juez interviniente.

Cuando procede la consignación:

ARTICULO 904.-Casos en que procede. El pago por consignación procede cuando:

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a) el acreedor fue constituido en mora;
b) existe incertidumbre sobre la persona del acreedor;
c) el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputable.

La consignación judicial procederá en los casos en los cuales el código enumera en su art 904. Se estima que
dicha enumeración no es taxativa, cabe interpretarla simplemente enunciativa.

Los que se encuentran mencionados en el código son:

1. Si el acreedor fue constituido en mora: Si la obligación no se cumple en tiempo oportuno, ello se deba
a la conducta del acreedor que imposibilidad con su proceder la ejecución de la obligación, como
puede suceder ante la falta de cooperación por parte del acreedor en la recepción del pago
cancelatorio de la prestación. Es entonces donde adquiere relevancia la llamada mora dl acreedor, que
si bien no está legislada expresamente en el código, le resulta aplicable por analogía.

2. Incertidumbre sobre la persona del acreedor: Cuando el deudor posea una duda razonable respecto de
la titularidad del crédito, está habilitado a consignar: toda vez que si el deudor paga mal, puede verse
obligado a pagar dos veces. Se puede estimar que ese deber de prudencia que debe observar el solvens
se condice con esta facultad que le confiere al art 904 del código. De igual modo también está
autorizado a pagar consignando al deudor, cuando no sabe quién es su acreedor aun cuando tenga
certeza d su existencia. También quedarían incorporados en este supuesto los casos en los cuales, al
momento de intentar efectuar el pago el deudor, el acreedor sea incapaz, ya que de no poderse realizar
el mismo a un representante de éste, el pago seria nulo.

3. Dificultad del deudor para hacer un pago seguro: Se cree que dicho supuesto es comprensivo de todas
aquellas situaciones en las cuales el deudor posea dudas razonables para asegurar el pago, por lo cual
quedaría habilitado a efectuar el pago por vía de la consignación jurídica.

Los supuestos no enumerados: Al no ser una enumeración taxativa, podría también llevarse a cabo la
consignación judicial cuando:

1. Cuando el acreedor estuviera ausente, ya que aun cuando se sepa de su existencia, se ignore su
actual paradero.

2. En caso de que la deuda está embargada, ya que el embargo del crédito impide al deudor pagar,
por lo cual si él quisiera exonerarse y declinar responsabilidad por los riesgos de la cosa, puede
efectuarse la consignación.

3. Si el acreedor ha perdido el título del crédito (o no lo presenta el deudor al momento de que éste
intenta efectuar el pago, agregase), por lo cual queda facultado el solvens a fin de evitar tener que
afrontar eventualmente un nuevo pago, a consignar en favor de quien resulte acreedor de dicha
obligación.

4. Existencia de un litigio sobre el objeto de pago

5. Existencia de controversias entre acreedor y deudor sobre el crédito, etc

Requisitos:

ARTICULO 905.-Requisitos. El pago por consignación está sujeto a los mismos requisitos del pago.

En consecuencia, la consignación, para tener fuerza de pago, tiene que ser efectuada respetando lo convenido
por las partes de la obligación en cuanto a la persona, objeto, modo y tiempo. Caso contrario, la consignación
resultara invalida y no tendrá el efecto liberatorio que persigue el solvens al realizarla

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1. En cuanto a la persona: Para que una consignación pueda ser considerada valida, debe ser efectuada
por todos aquellos que se encuentran legitimados para efectuar el pago: el deudor y cualquier tercero
interesado. Es indudable que el destinatario del pago consignado será el acreedor. Así como también
cualquier tercero autorizado a recibirlo si lo hubiera.

2. Respecto del objeto: debe efectuarse la consignación respetando los principios de identidad y de
integridad que afectan al objeto de la obligación; caso contrario ella será rechazada.

3. El modo: Al que refiere la norma aquí anotada, no es más que la manera de cumplir acorde a la
exigencia de conducta que la obligación imponía al deudor, según haya sido la intención de las partes
al darle nacimiento.

4. El requisito relativo al tiempo de pago: consiste en que la consignación, para ser válida, debe
efectuarse en el tiempo que se había pactado para efectivizar el pago. No será válido, pues, una
consignación prematura en los casos en que el plazo de la obligación fuera pactado en beneficio de
ambos partes o del acreedor (cuando el deudor pretende imponer el pago antes del tiempo pactado
para el cumplimiento de la obligación), ni una consignación tardía si el tiempo de hacerse quien la
efectúa carece del derecho de pagar.

Obligaciones en la que se puede consignar:

• Obligaciones de dar: la doctrina afirma que el pago por consignación procede exclusivamente en las
obligaciones de dar, ya se trate de deuda de dinero, de dar cosas ciertas o inciertas. En materia de deudas
dinerarias se debe consignar por depósito. Si se trata de obligaciones de dar cosas ciertas o inciertas, la
consignación debe verificarse por intimación. Ello en principio, pues aun cuando se tratare de cosas
determinadas existen supuestos en los cuales la consignación debe ser efectuada por depósito; en lo que
ocurriría si el comprador se negaría a recibir la cosa comprada,

• Obligaciones naturales: hay quienes creen que la consignación es improcedente cuando se pretende el
cumplimiento compulsivo de las obligaciones naturales; otros, al contrario, sostienen que se debe admitir esa
posibilidad. Ante los términos de la disputa, cabe la revisión de las dos posturas enfrentadas: 1- según una
primera opinión, no procede la consignación; se argumenta en apoyo de esta opinión que la ley sólo admite la
validez de las obligaciones naturales cuando median pago voluntario; antes del pago voluntario la obligación
natural no importa un verdadero vínculo jurídico y, por tanto, no puede servir de soporte para un acto
liberatorio. otro sector de la doctrina afirma que la consignación es procedente esta clase de obligaciones.
Conforme al sistema imperante entre nosotros, las obligaciones naturales son tales porque el acreedor se ve
privado de la posibilidad de accionar judicialmente. Pero el hecho de que no sean ejecutables no quiere decir
que no sean pagables: ello queda demostrado por el carácter irrevocable del pago que pudiere efectuar el
deudor de una obligación natural.
Revisadas las dos opiniones precedentes, por los siguientes fundamentos. Las obligaciones naturales no son
exigibles. Pero ello no quiere decir que no sean ejecutables por el deudor, pues la ley no establece ese efecto;
el deudor conserva el ius solvendi. Recuérdese que llegado el tiempo de pago, la obligación se hace exigible
para el deudor y ejecutable para el acreedor, o para evitar equívocos términos lógicos, diremos que se hace
cumplirle por parte del deudor. (Artículos 515 y 516)

• Obligaciones de hacer o de no hacer: la doctrina señala sin mayores discrepancias, que el procedimiento
previsto para el pago por consignación queda excluido de las obligaciones de hacer y en la de no hacer. Esta
afirmación, no puede ser admitida en términos absolutos, es necesario realizar una serie de distinciones que
permitirán fijar con precisión el alcance de la observación. Si se trata de obligaciones que consisten en un
"hacer" para cuya realización es necesaria la cooperación del acreedor (escribir un guión cinematográfico o
una partitura para una presentación teatral), se deben observar las siguientes reglas:
1- el deudor deberá intimar judicial o extrajudicialmente al acreedor para que éste reciba la obra ya realizada,
si la obra aún no está realizada, el deudor deberá intimar previamente al acreedor para que manifieste si

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recibirá o no el trabajo a realizar; si no acepta la intimación, debe obtener una declaración judicial que así lo
reconozca; si el acreedor acepta la intimación, el deudor debe realizar la obra y luego entregarla;
2- si el acreedor no responde a la intimación, el deudor podrá ejecutar la obra, siempre que pueda hacerlo si la
cooperación del acreedor, y una vez cumplida, solicitar que el órgano jurisdiccional lo declaré liberado de esa
obligación;
3- si para la realización de la obra necesaria la cooperación del acreedor y éste no responde al intimación que
se le digiere en tal sentido, tornándose la obligación de cumplimiento imposible, sólo cabe la resolución
judicial del vínculo por culpa del acreedor, quien deberá hacerse cargo de los daños que les he sufrido el
deudor; sin embargo, si la cooperación del acreedor puede ser suplido por un tercero, alta de la resolución, el
deudor deberá intentar el cumplimiento apelado a la cooperación subrogada, para luego solicitar la liberación
por reconocimiento judicial.
Tratándose de obligaciones de no hacer, pareciera que el procedimiento conciliatorio era imposible
verificación, pues no se advierte como el deudor puede recurrir al órgano jurisdiccional para "depositar una
abstención". Pero creo necesario puntualizar que el deudor de una obligación de no hacer tiene derecho a
solicitar la resolución del vínculo contractual cuando la otra parte, al impedir el cumplimiento de su
obligación, incurra, a su vez, en incumplimiento que ponga en funcionamiento el mecanismo resolutorio.

Forma:
ARTICULO 906.-Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas:
a) si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del juez interviniente, en
el banco que dispongan las normas procesales;
b) si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección, una vez
vencido el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza al deudor a realizarla;
c) si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origina gastos excesivos, el juez puede
autorizar la venta en subasta, y ordenar el depósito del precio que se obtenga.

Es requisito de validez de la consignación judicial, que ella se lleve a cabo con cumplimiento de la formalidad
establecida por la ley.
¿Cómo se instrumenta la consignación del pago? Como pauta general, resulta evidente que quien desea
efectuar el pago de este modo lo hace a través de una demanda, poniendo el objeto debido a disposición del
juez, a fin de que este lo atribuya al acreedor dando fuerza de pago al depósito efectuado por el deudor,
provocando su liberación. El acreedor puede aceptar o impugnar la consignación efectuada; en este último
caso, se hará necesario el dictado de una sentencia judicial que se expida respecto a la legitimidad o no del
pago intentado por el deudor de tal modo.
Sin embargo, la norma establece formalidades que no pueden ignorarse, y si bien el art no expresa cual es la
sanción en caso de omisión de ellas, se estima que es la invalidez de la consignación intentada.

1- En primer lugar se establece que si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a
la orden del juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales. Debe mediar, un verdadero
animus solvendi en quien realiza la consignación judicial, ya que debe evidenciar a través de ella la verdadera
intención de pagar y de liberarse mediante dicho pago (no existiría un verdadero animo solvendi, si quien
deposita el pago lo hace con reservas o modalidades, tales como: condicionar el retiro de la suma de dinero
depositada al cumplimiento previo de la contraprestación por parte del acreedor)
Hasta que no medie aceptación del acreedor o exista una sentencia judicial respecto del depósito, el pago por
consignación no se habrá configurado, ya que lo depositado no sale del patrimonio del deudor.
Quien realiza la consignación deberá adjuntar la boleta de depósito a la demanda de consignación: ambas
circunstancias – depósito y demanda- deben ser notificadas al acreedor. El depósito judicial debe llevarse a
cabo por iniciativa del depositante (debe encontrarse legitimado activamente para el pago- deudor o tercero
interesado) Razón por la cual no se consideran consignaciones los depósitos efectuados por requerimiento
judicial previo, como así tampoco el pago que efectúe mediante depósito bancario un adquiriente de un bien
en subasta judicial.
2- Si el objeto que debe darse en pago, en cambio, es una cosa cierta, aun cuando la norma no prevé
expresamente este supuesto, debe efectuarse en primer lugar la intimación judicial al acreedor para que reciba
el pago. Esa intimación surte todos los efectos de la consignación: si el acreedor no recibe la cosa debida,
puede ser depositada en otra parte con autorización judicial. En materia de contratos de alquiler de inmuebles,

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en cambio, es destacar que el locatario llevara a cabo la consignación con la entrega de las llaves del bien en
el tribunal.
3- Si se trata de una obligación de dar cosas inciertas, y la elección le corresponde al acreedor, de no elegir
éste la prestación debida, el juez autoriza al deudor a que la realice, una vez que ello sucede, la consignación
debe regirse por el mismo procedimiento aplicable a la consignación de la cosa cierta. Así, efectuada la
elección por el deudor, e intimando previamente éste el acreedor a recibir la cosa elegida, de no hacerlo queda
legitimado a consignarla. En tal caso, el depósito es reemplazado por la intimación judicial al acreedor a que
reciba la cosa que se le debe entregar. Esa intimación judicial constituye un acto de desposesión jurídica del
deudor a favor del acreedor, pasando a ser el deudor, a partir de dicho momento, un mero depositario de la
cosa, con el deber de conservación de ella hasta la entrega al acreedor; es de descartar, que todos los gastos
que se originen a raíz de dicha conservación serán a cargo de quien deba soportar las costas del juicio de
consignación.
4-Si se trata de cosas perecederas, que no pueden ser conservadas, o bien si se trata de cosas cuya custodia
irroga gastos excesivos para el deudor, puede el juez disponer la subasta de la cosa, debiendo depositarse el
dinero obtenido de ella en el expediente judicial, con los mismos pasos y procedimientos previstos para la
consignación de sumas de dineros.

Elementos del pago por consignación: al respecto las cuestiones a considerar son:

a) diligencias previas al depósito judicial. Ofertas reales: la ley, al estatuir que la consignación procede cuando
el acreedor se niega a recibir, está presuponiendo que han mediado ofertas. Sin las ofertas es imposible saber
con precisión si el acreedor aceptó o no el pago, más aún, en las ofertas no sólo queda en la incertidumbre la
actitud del accipiens, sino también queda en la penumbra la conducta del deudor. La ley exige no sólo que el
deudor esté dispuesto a cumplir la prestación, sino que además exige que haya comenzado a cumplirla. Por
ello se ha dicho que el deudor ha de aproximar el objeto de la prestación al acreedor en tal forma que éste no
tenga que hacer otra cosa que tomarlo. También se haya dicho que la falta debe ser real. No basta la mera
declaración de voluntad del deudor aunque ésta llegue al conocimiento del acreedor. Lo que interesa es que el
deudor ponga a disposición del acreedor la prestación de tal manera que sólo de este último depende que se
consume el cumplimiento. Respecto de los ofrecimientos verbales o telegráficos, cabe afirmar que no
constituyen ofertas reales, puesto que en tales casos el acreedor no puede disponer, al instante, del objeto que
le es debido. El deudor que pretende consignar debe agotar las posibilidades de pagar de modo directo; sólo
cuando tales posibilidades estén agotadas podrá recurrir a la consignación.

b) caracteres que debe reunir el depósito: cumplida la diligencias previas, el depósito constituye el acto que da
inicio al procedimiento judicial, ya que la pretensión de liberarse del deudor debe ser articulada por medio de
una demanda, reconversión o excepción a la cual se debe adjuntar el instrumento que acredite la realización
del depósito de los bancos oficiales autorizados a recibir depósito. Las sumas depositadas deben ser puestas a
disposición del órgano jurisdiccional competente en individualizarse el expediente por el cual se tramita el
juicio.
• Relaciones entre el depositante y el acreedor: en las relaciones existentes entre el deudor que efectúa el
depósito y el acreedor destinatario final del pago, el depósito se presenta como un acto unilateral. Como
consecuencia de ello, la oferta (en tanto no haya sido aceptada) puede ser revocada por el depositante; así
resulta del artículo 761. También se dice que el depósito configura un acto jurídico condicional, ya qe su
eficacia está condicionada a la aceptación del acreedor o convalidación judicial.
• Relaciones entre depositante y depositario: se trata de un acto jurídico bilateral, pues para su conclusión
concurren ambos centros de interés: la particularidad que presenta este depósito es que se lo efectúa a favor de
un tercero (acreedor) que no participa en la concreción del depósito. Esto ha servido de argumentación a la
tesis según la cual la consignación es un contrato a favor de terceros. En razón de esta peculiaridad, aunque el
acreedor no haya intervenido en la conclusión del depósito, adquiere el derecho de obtener del depositario
(banco oficial) la entrega de las sumas allí depositadas. Siempre será necesaria una declaración judicial que
autorice el retiro de los fondos.

c) iniciativa del deudor: el pago por consignación supone que quien debe tomar la iniciativa para poner en
movimiento el mecanismo consignador no es el deudor. Lo afirmado no significa desconocer que también un
tercero interesado puede intentar la consignación.

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d) animus solvendi: por aplicación de los principios generales, la manifestación del animus solvendi no
requiere de fórmulas sacramentales y de términos solemnes, basta que de la presentación del solvens resulte
clara la intención de pagar. El animus solvendi puede desaparecer cuando el depositante formula reservas que
desvían la intención de pagar, otras reservas, en cambio, son compatible con el ánimus.

a) requisito relativo a las personas: los sujetos legitimados:


1- legitimación activa: se hayan legitimados activamente en para promover una demanda judicial por
consignación todos aquellos que tienen derecho a pagar. Pero quien tiene derecho a pagar? En primer lugar, el
deudor, en segundo lugar, cualquier tercero interesado:
-Consignación por el deudor principal: el sujeto pasivo de la obligación es el deudor; en tal calidad está
legitimado en primer término para efectuar la consignación judicial
-Consignación por el fiador, avalista, etc.: los criadores o avalistas del deudor principal pueden legítimamente,
demandar una consignación, sea la fianza simple o solidaria.
-Consignación por el mandatario del deudor: por aplicación de los principios generales, cabe afirmar que el
mandatario del deudor también puede consignar, para lo cual debe estar investido de poder especial.
-Consignación por terceros interesados: en determinada relación de obligación, tercero es aquel que no es
parte. Ahora bien, tercero interesado es todo aquél, que sin intervenir en determinada relación jurídica, se
puede ver beneficiado perjudicado por las consecuencias derivadas de dicha relación, por estar vinculado en
razón de algún derecho con los sujetos o con el objeto del negocio jurídico. Cuando el interés jurídico del
tercero consiste en obtener la liberación de sus deudor, considerarse que está legitimado para consignar
válidamente.
• Naturaleza del derecho del tercero: el fundamento radica en la necesidad de tutelar el interés del tercero, no
creo que sea razonable negarle a una persona la posibilidad de proteger -por vía de la consignación-el
patrimonio de uno de sus deudores, pues de ese modo pone a resguardo del acervo patrimonial de éstos, que
constituye, como es sabido la prenda común de los acreedores. Cuando el tercero intenta el pago por
consignación debe hacerlo como tercero, y no invocando la investidura o calidad de sus deudor.
• Consignación por un tercero no interesado: según una primera tesis, puesto que él no interesado no tiene el
derecho de pagar, salvo que lo consienta el acreedor, mal podría consignar porque la consignación suponen la
oposición del acreedor a recibir el pago. De acuerdo con la segunda tesis, a la que adhiero, se debe reconocer
el derecho del no interesado a consignar, reconocen a los terceros el ius solvendi sin hacer distingos según que
tengan o no interés; b- el artículo 729 del derogado código de Vélez obligaba a la acreedor a aceptar el pago
que le ofrezco un tercero, también sin distingos; c- no existe en nuestro ordenamiento una norma que prohíba
la consignación por un no interesado. El no interesado no debe actuar en nombre y por cuenta del deudor, ya
que si él no interesado actúa de esta manera, no actúa en realidad como tercero sino como mandatario del
deudor y, en consecuencia, carece de relevancia determinar si está o no interesado en el pago.
• Consignación intentada por un incapaz: si la demanda por consignación promovida por un incapaz, el
demandado puede solicitar su rechazo, pues de lo contrario, si la acepta, corre el riesgo de que se declare la
nulidad del pago, en razón de la incapacidad del consignante. También es posible que el acreedor acepte el
pago, subordinándolo a la ratificación del órgano encargado de velar por los intereses de los incapaces.
2- legitimación pasiva: las personas contra las cuales se puede intentar la consignación son el acreedor o el
tercero autorizado por este a recibir el pago. Ellos son los destinatarios del pago, por tanto es que ellos a
quienes hay que demandar.

b) requisitos atinentes al objeto de la prestación que se le consigna:


Para que la consignación sea plenamente eficaz, debe verificarse respetando los principios de identidad e
integridad, pues con ello se resguarda la exactitud del objeto. Tales principios imponen al deudor el deber de
dar, hacer o no hacer, exactamente lo que comprometió a dar, hacer o no hacer. Cierta doctrina señala que a
esos principios se suma el de indivisibilidad, por nuestra parte entendemos que este principio queda absorbido
por el integridad, considerado stricto sensu. Estimo pertinente tres acotaciones:
1- respecto del principio de identidad: se ha dicho que carece de fundamento el pago por consignación, si el
deudor pretende pagar una suma distinta de la de vida. Por esta razón no puede dársele valor de pago a una
consignación de un monto estimado en forma aproximada por no reunir los requisitos del artículo 758 del
viejo art del código de Vélez . Salvo que por razones justificadas, no le sea posible al deudor liquidar

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exactamente su deuda y, por ello, deposita una suma aproximada, allanando se a las resultas de una
liquidación judicial posterior.
2- respeto del principio de integridad: por idénticas razones, reiteradamente se ha declarado que, para que el
pago por consignación sea procedente, el deudor debe depositar el capital más los intereses que sean exigibles.
Es más, en un caso se resolvió que incluso si estima que los intereses que se le reclama son excesivos, debe de
todos modos depositarlos y expresar reserva de demandar su restitución, sea en el mismo juicio de
consignación o en otro.
3- integridad del pago y abuso del derecho: para evitar abuso es importante considerar que en esta materia
resulta fundamental el principio de buena fe en cuya virtud el juez debe impedir el ejercicio abusivo del
derecho de crédito.

Efecto:

ARTICULO 907.-Efectos. La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida por
reunir los requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica la demanda.
Si la consignación es defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la extinción de la deuda se
produce desde la fecha de notificación de la sentencia que la admite.

Interpretación de la norma:

Efecto de la consignación: Es de destacar que la consignación valida- al ser una forma de pago- produce
idénticos efectos que los que provoca el pago. Sin embargo, son tres las consecuencias de mayor importancia
que ocasiona la consignación:
a) Extingue la obligación con todos sus accesorios.
b) Detiene el curso de los intereses moratorios compensatorios
c) Traslada los riesgos de la prestación consignada hacia el acreedor a favor de quien se efectuó la
compensación.
¿Desde qué momento surte efectos la consignación? La norma prevé dos supuestos distintos para poder
determinar el momento desde el cual dichas consecuencias se producirán:

a) Si el acreedor acepta la consignación: Expresa o tácitamente, es decir, no la impugna, la consignación


surtirá todos los efectos del verdadero pago, desde el día en que se notifica la demanda. Esta
redacción es novedosa y viene a poner a salvo una deficiencia que poseía el código derogado, ya que
guardaba silencio respecto al momento desde que comienzan a aplicarse dichos efectos.
b) Si la consignación fuera defectuosa, reza la segunda parte del art 907 del código y el deudos subsana
con posterioridad sus efectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha de notificación de la
sentencia que la admite. Puede ocurrir que el acreedor, al ser notificado de la consignación intentada
por el deudor, la objete por la razón que considere pertinente: Por resultar insuficiente, por no respetar
los principios de integridad e identidad de la obligación convenida. Si ello ocurriera, podrá luego el
solvens subsanar los defectos en que se ha incurrido al momento de intentar la consignación; en este
supuesto, los efectos cancelatorio del pago efectuado de tal modo se producirán desde el momento en
que la sentencia es notificada.
c) Aun cuando la norma guarde silencio al respecto, se entiende que la consignación realizada por el
deudor, y que es rechazada injustificadamente por el acreedor, debería surtir efectos desde el
momento en que se notifica la demanda. Ello así, ya que resulta lógico que le acreedor que ha
obstaculizado indebidamente el pago intentado por el solvens, sea quien deba soportar las
consecuencias de su actitud.

Supuesto del deudor moros: El art 908 del código establece la posibilidad de que sea un deudor moroso quien
realice el pago por consignación. Ello puede ocurrir, porque habiendo vencido el plazo para realizar el pago el
acreedor se niegue a recibírselo, pretendiendo a alegar con posterioridad su incumplimiento total y absoluto.
Sin embargo, la norma en cuestión coloca al solvens a salvo de dicha situación: si el deudor moroso quisiera
pagar, deberá hacerlo con todos los accesorios derivados de su mora y también por supuesto, estará
legitimando para consignar el pago si es que lo efectúa con esos accesorios devengados hasta el momento de
la consignación.

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Desistimiento de la consignación: Dispone el art 909 del código que mientras el acreedor no hubiese aceptado
la consignación, o no hubiese recaído declaración judicial teniéndola por válida, podrá el deudor desistir de la
consignación. Pero también podrá hacerlo con posterioridad a la aceptación del acreedor o a la declaración
judicial de valides de la consignación, siempre y cuando, logre la conformidad expresa del acreedor.
Aquí son posibles dos supuestos diferentes:
1- Cuando la consignación ha sido realizada por el deudor, y ésta no ha sido aceptada por el acreedor, es
indudable que lo consignado no ha salido todavía del patrimonio del deudor, razón por la cual lo dado en pago
de tal modo, le sigue perteneciendo. En razón de ello, siendo hasta ese momento n acto unilateral, resulta
lógico que quien ha consignado pueda revocar su voluntad y desistir del pago judicial realizado. Dicho
disentimiento por parte del solvens implica también la facultad de retirar los bienes dados en consignación. La
consecuencia del desistimiento del deudor del a consignación efectuada provoca que la obligación vea
frustrado el efecto cancelatorio intentado, razón por la cual se reestablecerá el vínculo de idéntico modo al
que se encontraba antes de la consignación intentada, y volverá a ser exigible por el accipiens con todos sus
accesorios. Aunque la norma guarde silencio al respecto, es de destacar que el solvens no podrá retirar el pago
consignado si este ha sido objeto de algún embargo por decisión judicial.
2- Si, en cambio, la consignación ha sido ya aceptada por el acreedor o declarada, valida por sentencia
judicial, solo podrá el deudor desistir, y retirar, lo consignado, con la conformidad expresa del acreedor, ya
que lo consignado, adquiere el carácter de pago, y por ende seria irrevocable de manera unilateral por el
solvens.
Queda claro que una vez que esto ocurre, los bienes consignados pasan a integrar el patrimonio del accipiens,
razón por la cual solo con la conformidad de esté podrá el deudor retrotraer su voluntad. Si el acreedor
aceptara el retiro de lo depositado por parte del deudor, luego de ser declarada válida la consignación, no
podrá el acreedor aprovecharse de las garantías o de las obligaciones que mantenía con codeudores o fiadores;
ello también resulta razonable: al declararse válida la consignación, la relación jurídica se extingue, y con ella,
todos los sujetos, coobligados quedan liberados. La decisión posterior del acreedor de aceptar el desistimiento
y el retiro de la consignación por parte del deudor no puede perjudicar a los codeudores, fiadores y avalistas
que habían quedados liberados con la consignación, razón por la cual, ellos nada adeudaran al accipiens en lo
sucesivo.

Gastos y costos: Es principio general, en materia de consignación, que el sujeto que debe cargar con las costas
de ella, es quien, con su conducta, ha ocasionado injustamente la necesidad de efectuar el juicio de
consignación para poder pagar. Si bien el código gurda silencio respecto de ello, queda claro que, quien sea
vencido en el juicio de consignación deberá soportar los gastos y costos que haya causado el proceso.

Consignación y juicios de desalojo:


-cobro de alquileres y juicio por consignación: los problemas se plantean cuando existen dos juicios entre las
mismas partes, como uno por cobro de alquileres y el otro por consignación. En consecuencia, si una persona
demandada por cobro de alquileres con posterioridad a su demanda de consignación, podrá detener el primero
de los juicios enunciados oponiendo excepción de litispendencia, pues en esta hipótesis la identidad de objeto
es evidente. Al contrario, si la demanda por cobro de alquileres es iniciada en primer término, el deudor no
podrá paralizar ese juicio con consignaciones posteriores.
-Juicio de desalojo por falta de pago consignación: iniciar un juicio de desalojo por falta de pago, pendiente
de resolución otro juicio de consignación promovida por el deudor en contra del acreedor, el primero quedará
paralizado por el segundo. Al contrario, si el desalojo por falta de pago se inicia con antelación, la
consignación anterior es inhábil para paralizar el desalojo.

3- Consignación extrajudicial

ARTICULO 910.-Procedencia y trámite. Sin perjuicio de las disposiciones del Parágrafo 1°, el deudor de una
suma de dinero puede optar por el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma
adeudada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los siguientes
recaudos:
a) notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en que será efectuado el
depósito;

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b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día del depósito; este
depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el escribano dentro de las cuarenta y ocho horas
hábiles de realizado; si es imposible practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente.

Antecedentes: La consignación privada es un nuevo instituto regulado por el código actual, que si bien había
sido propuesto en el proyecto de reforma de 1998, jamás había alcanzado consagración legislativa. Por ende,
su introducción en el nuevo código constituye toda una novedad para el derecho privado argentino.

Concepto; caracteres: El instituto de la consignación privada está prevista únicamente para el caso de
obligaciones de dar suma de dinero, y es una opción que se le brinda al deudor. La finalidad del instituto, es
evitar que por una consignación que importe el depósito de una suma de dinero, se tenga que acudir a los
estados judiciales. De tal modo, se pretende aliviar la carga de juicios que pesan sobre los tribunales de todo el
país, pudiendo las partes involucradas resolver su cuestión de manera privada, cumpliendo las directivas
previstas en esta norma.
Son requisitos a cumplir para la validez de esta forma de consignación:

1. Que la suma de dinero sea depositada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del
acreedor: antes hay que distinguir entre los llamados escribanos de titulo de los escribanos de
registros. Es escribano de título: aquel que si bien ha obtenido el diploma universitario, no tiene a su
cargo un registro de escritura pública, ni tampoco desempeña como adscripto a dicho registro. En
cambio, es escribano de registro: quien poseyendo título o diploma universitario, previa habilitación
de la autoridad competente para el ejercicio de la función fedante, es titular o adscripto de un registro.
Este último es, el que queda habilitado para levar a cabo la consignación extrajudicial o probada. Pues
bien, es ante el escribano de registro que el deudor efectuara el depósito, a nombre del acreedor, y lo
pondrá a disposición de éste.
2. Debe notificarse al acreedor en forma previa a realizar el depósito, indicándole todas sus
circunstancias: Constituye un deber para el deudor que, antes de efectuar el pago por consignación
privada, notifique al acreedor el día, la hora, y el lugar en que se hará el depósito. Es también
fundamental indicarle el nombre del escribano de registro interviniente, para que pueda el acreedor de
modo inmediato en los términos del art 911 del código
3. Debe depositar la totalidad de lo adeudado y ser ello notificado al acreedor: Determina el inciso –b
del art que el deudor debe depositar la suma debida con más los intereses devengados hasta el día del
depósito, ya que esa será la única forma en que el deudor cumpla con el principio de integridad del
pago. Una vez realizado el depósito ante el escribano, será obligación del notario notificar de ello al
acreedor dentro de las 48 hs de realizarlo. La norma dispone que si fiera imposible practicar la
notificación, la consignación se tendrá por no realizada y el deudor deberá acudir a la consignación
judicial para poner a salvo su derecho.

Derecho del acreedor después de la notificación: Una vez notificado el acreedor del depósito efectuado
por el deudor ante el escribano público, en carácter de consignación, quedaran facultado para:

1. Aceptar el procedimiento y retirar el deposito, estando a cargo del deudor el pago de los gastos y
honorarios del escribano: ya que la consignación fue motivada por el deudor y también el
procedimiento fue elegido por él.

2. Rechazar el procedimiento y retirar el deposito, estando a cargo del acreedor el pago de los gastos
y honorarios del escribano: ya que de ocurrir este supuesto, el accipiens se estaría beneficiando
con la obtención de la suma de depositadas, sin aceptar el procedimiento propuesto por el deudor
para la extinción de la obligación.

3. Rechazar el procedimiento y el depósito, o no expedirse. En ambos casos, el deudor puede


disponer de la suma depositada para consignarla judicialmente: El acreedor no está interesado en
obtener el pago a través de esta instancia privada, razón por la cual deberá el deudor acudir a la
instancia judicial para obtener su liberación a través de la consignación en los estrados judiciales.
Nada prevé la norma sobre quien se hace cargo de los gastos y honorarios del escribano por la

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actividad realizada, pero se entiende que debería recaer sobre el deudor que lo propuso, ya que
fue éste quien recurrió a los servicios profesionales del notario.

Derecho del acreedor que retira el depósito: El art. 912 prevé la posibilidad de que el acreedor retire la sea
depositada por el deudor, sin darle el carácter de pago, ya sea porque:
a) Considera que el deposito efectuado por el deudor es insuficiente (razón por la cual efectúa la reserva
de reclamar el resto posteriormente a través de la vía judicial)
b) Porque considera que no se encontraba en mora (y por ende, pretende repetir del deudor los gastos y
honorarios que ha tenido que abonarle al escribano)
De ocurrir ello, el acreedor, al retirar de la escribanía el dinero depositado por el deudor, debe emitir un recibo
en donde se haga expresa reserva de su derecho, ya que, caso contrario, se presume que el deudor ha pagado
lo que le adeudaba y, por ende, quedaría liberado.
La norma establece que una vez que el acreedor retira la suma depositada y expide el recibo con reservas,
cuanta con un plazo de 30 días para efectuar el reclamo judicial que motivo su reserva, caso contrario,
caducara su derecho.

Caso que no procede el depósito extrajudicial; impedimentos: si antes del depósito efectuado por el deudor,
el acreedor hubiera optado por la resolución del contrato o demandado judicialmente el cumplimento de la
obligación, no podrá este último acudir al procedimiento de la consignación judicial. Se entiende que ello
resulta ser totalmente razonable, ya que sería ilógico que si cierta cuestiones relativas a la obligación se han
judicializado, otras, íntimamente relacionadas con ellas, como el tema del pago, se debatan en el ámbito
privado.

4- Trasmisión del crédito. El pago con subrogación:

Nociones generales
1) Transmisión del crédito:
La palabra transmisión se vincula con su sesión, que a su vez, según el diccionario significa en su acepción
general "entrada o continuación de una persona en lugar de otra" se puede decir que habrá transmisión, en una
determinada relación de obligación, cuando tenga lugar una sucesión en la persona del acreedor o del deudor,
de tal manera que por efecto de la trasmisión Lavín obligación aparece ahora con un nuevo acreedor un nuevo
deudor.

Formas y fuentes de la transmisión


La transmisión del crédito o de la deuda puede tener lugar por actos entre vivos o por causa de muerte.

• la transmisión entre vivos, tiene lugar en vida de quien transmite y de quien los use de, puede nacer:
1- del acuerdo de las partes, por ejemplo, del contrato de cesión de crédito;
2- de una disposición de la ley
La transmisión entre vivos que siempre singular, sólo puede estar referida a uno o varios créditos o deudas
determinadas y no puede comprender la totalidad de los créditos o deudas que están el patrimonio del
transmitente.

• La transmisión por causa de muerte, tiene lugar por muerte del titular del crédito de la deuda, puede ser
universal o singular, es decir que puede comprender la totalidad de los créditos y deudas de que hubiese sido
titular el fallecido (transmisión universal, como sucede, por ejemplo, con la transmisión de la herencia de los
heredero forzoso del causante, o únicamente créditos o deudas determinadas (transmisión particular), como
sucede por ejemplo, con el legado de un crédito.
Principio general y excepciones: en general se puede decir que todos los derechos de que puede ser titular una
persona pueden ser objeto de una sesión, es decir que son transmisibles. Aquí para el derecho de obligaciones,
corresponde afirmar que todo crédito y toda deuda son, en principio, transmisibles, sea por un acto entre vivos
o sea por causa de muerte.

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Este principio no es absoluto y se conocen importantes excepciones:

• En primer lugar no son transmisibles aquellas obligaciones que se han contraído teniendo en cuenta las
condiciones personales del deudor, llamada por ello intuito personae, ya que no podrían ser cumplidas, in
especie, con provecho para el acreedor, sino por quien las asumió.
• En otros casos es la propia ley la que, por razones de interés social, prohíbe la transmisión, como ocurre con
los créditos por jubilaciones y pensiones o con los subsidios por maternidad u otros beneficios sociales.
• Por último, las partes en ejercicio de su autonomía privada pueden prohibir, estipulando no así en el contrato
la transmisión de los créditos o deudas que ellas mismas hubiesen concertado.

ARTICULO 914.-Pago por subrogación. El pago por subrogación transmite al tercero que paga todos los
derechos y acciones del acreedor. La subrogación puede ser legal o convencional.

El pago por subrogación es un supuesto de subrogación personal (cambio de acreedor), ya que el tercero, que
ocupa su lugar, es quien efectúa el pago y satisface el accipiens con la prestación debida por el deudor,
adquiriendo, los derechos que pertenecían al primitivo acreedor.
Concepto y requisitos: El pago por subrogación tiene lugar cuando lo efectúa un tercero, y en razón de ello, se
sustituye al acreedor en la obligación que lo une respecto del deudor. Puesto que, cuando el tercero es quien
paga en lugar del deudor, se produce la satisfacción del interés del acreedor, pero no la extinción de la deuda,
ya que esta subsiste en cabeza del deudor: por ende, el crédito del accipiens a quien el tercero le ha pagado se
traslada el patrimonio de este último, quien puede exigir al deudor el pago de lo que ha efectuado por él.
A través del pago por subrogación, no se extingue la obligación, ya que esta continúa subsistiendo respecto
del tercero que efectúa el pago.
Para que pueda llevar a cabo el pago por subrogación, deben reunir los siguientes recaudos:
1. Que le 3ro cumpla con la prestación, por lo cual debe dar satisfacción al acreedor con el objeto de la
obligación.
2. El 3ro que paga debe tener capacidad para afectar dicho pago a través de la subrogación, ya que esta
figura requiere de la presencia de todos los elementos esenciales del acto jurídico, ya que de otro
modo seria ineficaz.
3. El 3ro debe efectuar el pago con fondos propios o ajenos, pero que no sean del deudor, ya que de lo
contrario habría pago de la obligación por parte del deudor, y no pago por subrogación.
4. Que el crédito que satisface al 3ro exista y sea susceptible de trasmisión, ya que a través del pago por
subrogación se traspasan los derechos del antiguo acreedor al 3ro que paga.
5. Que la transmisión del crédito se realice a partir del momento del pago, en la medida del desembolso
efectuado, a fin de que el 3ro pueda situarse en la misma posición jurídica que poseía el acreedor,
pudiendo ejercer entonces los derechos y acciones que esta tenia contra su deudor.

Naturaleza jurídica, su importancia práctica: Han sido varias las posturas doctrinarias que se han expuesto
en torno a justificar esta figura:
- Algunos autores franceses: expresaban que atreves de esa figura el crédito quedaba extinguido
definitivamente con el pago realizado, por lo cual no se realizaba ninguna transmisión al tercero, en
cambio, solo se trasmitían las garantías personales y reales que se encontraban ligadas al crédito
principal. Se les critica a esta postura, con acierto, que si las garantías personales y reales del crédito
subsisten, es porque el crédito principal en realidad nunca se ha extinguido, ya que dichas garantías
constituirán un accesorio de él.
- Para otros juristas esta figura es una cesión de crédito: en argentina, ha sido colmo quien sostuvo que
la subrogación convencional con el acreedor es una cesión de derechos.
- Se trata de un pago sui generis, puesto que a- entre el antiguo acreedor y el tercero que pago la deuda,
se da un pago con efectos limitados, puesto que extingue la obligación solo respecto de aquel b- se
trasmiten al tercero el crédito del antiguo acreedor y sus accesorios.
- Es una sucesión a titulo singular que establece la ley fundada en una razón de justicia.

En cuanto a la importancia práctica de este instituto: posee una gran finalidad práctica, ya que facilita la
satisfacción de las deudas beneficiando a todos. El acreedor logra la satisfacción de su interés sin tener que

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acudir a un estrado judicial; el deudor evita tal situación, y puede renegociar la forma de pago con el tercero
que desintereso al acreedor originario, y el tercero, al efectuar el pago ocupa el lugar del acreedor en la
relación jurídica, mantiene inalterable su situación patrimonial. En cuanto al resto de los acreedores del
deudor no se altera luego del pago por subrogación.

Comparación con la novación por cambio de acreedor:


El pago con subrogación se asemeja a la novación subjetiva activa, porque en ambas figuras de opera un
cambio de acreedor. De allí la necesidad de establecer la diferencia. En el pago con subrogación, pese al
reemplazo del acreedor: a- subsiste el mismo crédito, con todos sus accesorios; b- en consecuencia, el crédito
transmitido pasa al nuevo acreedor con todas las garantías y privilegios. En cambio, en la novación: a- la
sustitución del acreedor, al tiempo que extinguió la anterior obligación, ha dado lugar al nacimiento de una
nueva; b- en consecuencia, los accesorios de la obligación extinguida -privilegios y garantías- también se
extinguen, salvo reserva expresa.

Clases: La subrogación puede ser convencional o legal, según la misma se realice por voluntad de las partes o
bien, por disposición de la ley

1-Subrogracion legal:

ARTICULO 915.-Subrogación legal. La subrogación legal tiene lugar a favor:


a) del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros;
b) del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia;
c) del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor;
d) del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda del causante.

Surge expresamente de la norma, cuáles serán los casos en los cuales tendrá logar la subrogación legal; se
trata de una enumeración taxativa y no meramente enunciativa. Al ser la subrogación un excepción al
principio de la extinción de la obligación por el pago, no puede ser admitida sino en los casos previos
expresamente por el legislador:

A. A favor del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros: En caso de una deuda
a la que estaba obligado con otros, el coobligado que paga el total de lo adeudado se subroga contra
sus codeudores, en todo aquello que exceda el límite de la cuota parte de su crédito. El caso de la
deuda a la que está obligado por otro seria el del fiador simple, que esta constreñido ante el
incumplimiento del pago por parte del deudor principal, por quien se ha obligado.
B. A favor del tercero, interesado o no, que paga con sentimiento del deudor o en su ignorancia: Se
introduce como novedad, la posibilidad de que el pago se realice también a favor de un tercero
interesado. Con la actual redacción del art 915, solo quedarían imposibilitados de efectuar el pago por
subrogación, los terceros no interesados que pagan contra la voluntad del deudor (no así los terceros
interesados, ya que, por su carácter, pueden pagar contra la oposición individual o conjunta del
acreedor y del deudor, tal como lo dispone el art 881) Finalmente, es de destacar que resulta
indiferente que el pago efectuado por el tercero sea a nombre propio o a nombre del deudor (en
cualquier caso habría subrogación legal del pago), y que es necesario que el tercero pague la deuda
ajena a sabiendas de ello, ya que, se estaría frente a un acto anulable por error, en donde se tornaría
procedente la repetición de tercero contra el acreedor por lo que entrego en carácter de pago.
C. A favor del tercero interesado que paga con la oposición del deudor: El tercero interesado, a quien el
incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la
oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor. el pago efectuado por el tercero no reviste
el carácter de cumplimiento de la obligación, sino que solamente a través de él se da satisfacción al
interés del acreedor, quien queda de tal modo desinteresado. Como fue visto precedentemente, en el
caso de los terceros interesados ello poseen el ius solvendi o derecho de pagar, y pueden efectuar el
pago aun contra la voluntad del deudor y del acreedor, y recurrir inclusive el pago por consignación
ante la negativa del accipiens a recibírselo
D. A favor del heredero aceptante con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda
del causante: La aceptación de la herencia con beneficio de inventario constituye un supuesto de

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aceptación de herencia con responsabilidad limitada, ya que implica ello una separación de los
patrimonios del heredero t del causante. Este supuesto de pago a través de subrogación legal reconoce
como antecedente el derecho francés antiguo, y se funda en que el heredero puede poseer interés en
efectuar el pago para evitar la venta de bienes pertenecientes al acervo sucesorio.

2- subrogación convencional:
A- subrogación convencional por el acreedor
B- subrogación convencional por el deudor

A- subrogación convencional por el acreedor:

ARTICULO 916.-Subrogación convencional por el acreedor. El acreedor puede subrogar en sus derechos al
tercero que paga.

Este supuesto de subrogación convencional constituye una facultad del acreedor, ya que este, si bien está
obligado a recibir el pago efectuado por un tercero no está compelido a subrogarlo en sus derechos, como lo
establece el art 916, que determina expresamente una prerrogativa del accipiens en tal sentido.
Para que ella se pueda llevar a cabo en este supuesto, deben reunirse los siguientes requisitos:
1. La subrogación debe ser expresa, ya que no debe quedar duda alguna de la intención de subrogar, por
lo cual debe evidenciarse el acuerdo de voluntades entre el acreedor originario y quien paga.
2. Debe realizarse con anterioridad al pago o en forma simultánea a él, es inadmisible que se pueda
realizar la subrogación con posterioridad al pago, ya que, de ser así, la obligación estaría ya
extinguida.
3. Debe efectuarse por escrito, y puede ser realizada en el mismo recibo de pago o en instrumento por
separado.
4. Una vez realizada, debe serle notificada al deudor para que la subrogación surta efectos; se busca a
través de ello impedir el fraude contra terceros, mediante el acto de antedatar el instrumento de
subrogación.

B- subrogación convencional por el deudor:

ARTICULO 917.-Subrogación convencional por el deudor. El deudor que paga al acreedor con fondos de
terceros puede subrogar al prestamista. Para que tenga los efectos previstos en estas normas es necesario que:
a) tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior;
b) en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado;
c) en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor

La subrogación puede ser llevada a cabo por el deudor cuando éste paga a su acreedor, trasmitiéndole a un
tercero que le ha suministrado los medios para efectuar el pago, los derechos del acreedor contra él. Es decir,
la subrogación se produce a instancias del deudor, ya que al desinteresar al acreedor con fondos que no son
propios, le trasmite a su prestamista los derechos y acciones que le correspondían al accipiens originario. Lo
cierto es que ha sido receptada en las legislaciones más modernas del mundo, ya que no afecta los derechos de
ninguna de las partes. Quizás a través de esta figura, puede el deudor renegociar su deuda con un nuevo
acreedor (el prestamista), obteniendo otras finalidades de pago que el anterior acreedor no le brindaba.
El art 917 establece los requisitos necesarios para que pueda llevarse a cabo este tipo de subrogación:

1. Que tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior: resulta
totalmente lógico esta exigencia, ya que de no ser así, no podría nunca el prestamista hacer valer sus
derechos frente a otros acreedores que pudiera tener el deudor.
2. Que en el recibo conste que los fondos perteneces al subrogado: ya que si se expide el recibo y nada
se alega al respecto, podría interpretarse que los fondos entregados por el deudor al acreedor
constituyen lisa y llanamente un pago.

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3. Que en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor: es
fundamental a los fines de acreditar de tal modo la relación causal existente entre el préstamo
efectuado por el tercero y la afectación de dicho dinero al pago de la deuda.

Efectos:

ARTICULO 918.-Efectos. El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones del
acreedor, y los accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones contra los coobligados,
fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay.

Operada la subrogación del pago, el efecto principal es que se trasmiten al tercero todos los derechos y
acciones del acreedor, con algunas limitaciones que impone el código.
El pago con subrogación, ya sea legal o convencional, produce la trasmisión del crédito a favor del tercero
subrogante, comprendiendo dicho traspaso

a) Todos los derechos que tenía el antiguo acreedor inherente al crédito trasmitido.
b) Todas las acciones que le correspondían al acreedor desinteresado
c) Todas las garantías del crédito.

De tal modo como lo establece el art 918 del código “El tercero subrogante mantiene las acciones contra los
coobligados, fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay”
No son alcanzados, en cambio, por los efectos de la subrogación por pago, todos aquellos derechos inherentes
a la persona del acreedor, así como todos aquellos otros que por una prohibición legal expresa no puedan ser
objeto de trasmisión alguna.

Límites de la subrogación:

ARTICULO 919.-Límites. La transmisión del crédito tiene las siguientes limitaciones:


a) el subrogado sólo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado;
b) el codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los demás codeudores la parte
que a cada uno de ellos les corresponde cumplir;
c) la subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos o acciones.
Este art dispone en forma expresa ciertas limitaciones a la trasmisión del crédito:

a) El subrogado solo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado, dado que el pago
por subrogación, no existe ánimo de lucro por parte del tercero que efectúa el desembolso, por ende la
trasmisión del derecho se limita al desembolso efectivamente efectuado, conservando el acreedor
originario el derecho a reclamar el remanente si no ha sido desinteresado en su totalidad, ya que la
subrogación tiende nicamente a asegurarle al tercero el recupero de lo que ha desembolsado.

b) El codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los demás codeudores la
parte que a cada uno de ellos les corresponde cumplir. El obligado solo puede exigir a cada uno de los
coobligados la cuota parte que a cada uno de ellos le corresponde, ya que de autorizarse una
subrogación por el remante del crédito, con la acción del solvens contra cualquiera de los codeudores ,
provocaría una cadena ilimitada de acciones de rembolso, que conspiraría contra la finalidad practica
que presenta este instituto.

c) La subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos y acciones: En ejercicio de la


autonomía de la voluntad de las partes, ésta pueden pactar libremente los derechos y acciones que se
trasmitirán luego de efectuado el pago por subrogación. De tal modo, las partes pueden limitar los
alcances de la subrogación, sin que por ello se efectué el orden público, por lo cual es perfectamente
licita cualquier convención en tal sentido.

Subrogación parcial: es de destacar que si el pago es parcial, el tercero y el acreedor originario concurrirán
con igual derecho por la parte que el deudor les debiese. Es posible creer que es una solución justa, ya que

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ambos crédito poseen en este caso la misma causa, por lo cual no cabe hacer diferencias entre uno y otro. Este
supuesto se tornara operativo cuando los bienes del deudor no alcanzaren a pagar la parte restante del acreedor
y la del subrogado.

Trasmisión de deuda
Con el nombre transmisión de deuda, en sentido estricto, se menciona la situación que se presenta cuando en
una relación de obligación integrada por un acreedor deudor determinados, sin que se modifique ni su causa ni
su objeto, se produce el traspaso de la deuda y la liberación del deudor originario, de manera que el mismo
acreedor, después de ella, tiene que cobrar su crédito a un nuevo deudor.
En sentido amplio, también se dice que hay transmisión de deuda con un tercero asume la obligación del
deudor, pero sin liberarlo, no hay aquí, como se verá luego, transmisión sino acumulación de deudores

Definición legal:

ARTICULO 1632.-Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero, acuerdan que
éste debe pagar la deuda, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, el tercero queda como codeudor
subsidiario.
La promesa de liberación; concepto: se trata, de un acuerdo entre el deudor y un tercero, sin la intervención
del acreedor. En virtud de este acuerdo, el tercero, sin asumir la condición de obligado frente al acreedor,
conviene con el deudor que él pagará la obligación, es decir, consiste en una promesa que el tercero le hace al
deudor consistente en que lo liberara de la obligación, de allí su nombre. No hay aquí trasmisión de ninguna
especie.

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Bolilla 7

Según la naturaleza del objeto. Obligaciones de dar cosa cierta.


Concepto y reglas generales.
La obligación de dar cosa cierta es aquella en la cual el contenido de la prestación se encuentra perfectamente
determinado en su singularidad al momento de constituirse la obligación. La razón de ser de las diversas
categorías de las obligaciones de dar es, la mayor o menor determinación de la cosa, que trae aparejado un
régimen de tipo diferenciado antes de la individualización, si se produce la pérdida o el deterioro de la cosa.
En la norma se contemplan dos cuestiones esenciales: la extensión y el deber de conservación de la cosa.

Extensión y deberes del deudor.


Se mantiene el principio de accesoriedad, consagrado en los artículos 229,230 del código. En la gran mayoría
de los casos, determinar cuáles son las cosas haces accesorios era una cuestión de hecho, que es valorada a la
luz de lo dispuesto en las normas generales sobre accesoriedad. Se trata, en definitiva de una cuestión cuyos
contornos se dibujan con una cierta variedad a falta de concreción o de puntualización, hay que entender que
el deudor debe entregar todo aquello que la buena fe y los usos del tráfico imponen como necesario para que
la cosa entregada pueda serle útil al acreedor de acuerdo con su destino económico.
A veces las leyes indican, qué cosas deben entenderse como accesorias y por ende, tienen que quedar
comprendidas en la entrega. En el artículo 1146 del código se establece la obligación del vendedor entregar
los documentos relacionados con las cosas vendidas; y en el artículo anterior se dispone sobre la entrega de la
factura. Respecto de los inmuebles, cabe destacar que en el artículo 226 los inmuebles por sección son ahora
únicamente aquellos muebles inmovilizados por su agresión física al suelo con carácter perdura,
descartándose a los inmuebles por accesión moral. Por lo tanto la accesoria da únicamente es la física, y se
evidencia debido al código derogado.
Si al momento de contraerse la obligación existía alguna cosa que se encontraba juntamente con la principal,
pero que razonablemente debe entenderse que formaba parte de aquella, queda también comprendida en la
entrega.
La separación momentánea “implica el propósito de reintegrar las cosas separadas al todo que
complementaban y quedar así comprendidas dentro del entrega que debe cumplirse”, aunque la prueba es muy
difícil.

Deberes del deudor: se incorpora en forma expresa el deber de preservar el estado material de la cosa en esta
parte general de las obligaciones de dar. La conservación no importa es mejorar el estado de la cosa, sino su
mantenimiento material evitando que sufra detrimentos, y sin producirle cambios respecto al estado en que se
encontraba al nacer la obligación, o bien de acuerdo a la que se hubiera pactado. Es un deber de resultado. Tal

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deber accesorio de conducta puede materializarse en las más variadas maneras y va de suyo que por tratarse
de gastos necesarios, son en principio a cargo del deudor sin derecho a reembolso alguno.
Salvo normas imperativas, es posible pactar lo contrario, existen algunas excepciones de origen legal como en
la anticrecista, donde el titular del objeto grabado debe al acreedor anticresita los gastos necesarios para la
conservación del objeto.

Obligación de entregar.
Artículo 747: “entrega. Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de
entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios aparentes y la calidad
adecuado de la cosa, sin perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de saneamiento en la sección 4°,
capítulo 9, título II del libro tercero.”

El cumplimiento debe ser fiel y exacta motivo por el cual se consagra a favor de cualquiera de las partes la
facultad de solicitar un examen sobre la cosa. La recepción sin reservas importa una manifestación tácita de
voluntad en relación con las dos cuestiones indicadas en honor, lo que no obsta para la aplicación de la
responsabilidad por saneamiento.
El pago de esta obligación se materializa con la entrega de la cosa por el deudor al acreedor, esto es, la
tradición. Comprende además todos los deberes accesorios de colaboración a cargo de ambas partes para
concretar, por ejemplo el concurso lugar de pago, efectuar las gestiones administrativas que impongan la ley,
etcétera.

Cosa mueble cerrada o bajo cubierta.


Artículo 748: “entrega de cosa mueble cerrada o bajo cubierta. Cuando se entregue una cosa mueble bajo
cubierta y sin inspeccionar al tiempo de la tradición, el acreedor tiene un plazo de caducidad de tres días desde
la recepción para reclamar por defectos de cantidad, calidad o vicios aparentes.”
Cuando se trata de cosas que se encuentren cubierta, empacadas o embaladas, o de cualquier otra manera que
impida la inspección in situ al momento de la tradición, se otorga al acreedor un plazo de caducidad para el
reclamo por cuestiones que, no de tornaría necesaria la solución de la norma.
Se trata, de situaciones que razonablemente no permiten a simple vista comprobar, al que recibe la cosa, si las
cosas son de calidad convenida, o si se remiten en menor cantidad o peso.
En la práctica comercial y de consumo, es usual que la entrega se produzca bajo la modalidad aquí prevista, lo
que justifica que en un plazo breve que recibe la cosa pueda acudir cuestionar los defectos aquí aludido. La
solución se extiende ahora a cualquier caso en el cual entrega se produjo en las condiciones aquí indicadas. Se
encuentra excluida la cuestión vinculada a la responsabilidad por evicción y vicios ocultos. Es que un defecto
oculto o interno no podrá ser conocido por las partes al momento del reconocimiento de la mercadería y, por
ende no se encuentre comprendido la norma.
En materia de compraventa, el plazo de caducidad es de 10 días, agregándose que el comprador tiene derecho
de exigir en el acto de la entrega de reconocimientos íntegro de las cosas, caso en el cual se extingue el
derecho al reclamo aquí consagrado.
Si el deudor exige el reconocimiento y el acreedor se niega a hacerlo, en principio se pierde el derecho
consagrado en la norma, desde que bastaría que el comprador se negara por cualquier causa, efecto de
reconocimiento para que el vendedor se viera privado del derecho de liberarse de toda responsabilidad. Si se
trata de varias cosas, la apertura de una de ellas, de la que surge que se encuentre en condiciones no impide la
reclamación por la restante, en caso de que, existieran las deficiencias, debe aceptarse la presunción de que
existen fallas en los otros cajones, y eso podrá ratificarse por otros medios de prueba.

Distintas efectos según la finalidad de la entrega:


1. Entrega para transferir, uso o tenencia.
Artículo 749: “obligación de dar cosas ciertas para transferir el uso o la tenencia. Remisión. Cuando la
obligación de dar una cosa determinada tenga por objeto transferir solamente el uso o la tenencia de ella, se
aplican las normas contenidas en los títulos especiales.”

En esta parte del código se dispone sobre las obligaciones de dar que tengan como finalidad la constitución de
un derecho real y la restitución de cosas al dueño, quedando por ende excluido de esta disposición de todos
aquellos casos en los que debe producirse la entrega de una cosa en el marco de situaciones jurídicas

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diferentes, como son la transferencia del mero uso por la tenencia. En el caso en que un tenedor o usuario
deba restituir la cosa al dueño concurren dos situaciones. El tenedor o el usuario únicamente pueden transferir
el derecho que tiene, y la relación de poder que ostentan puede haberle sido transmitida por un dueño o no.
En otras palabras, lo que se encuentra excluido del presente régimen son las reglas de la transmisión del uso o
la tenencia, sea para constituir la relación de poder, o para restituir la cosa. Acreditada la entrega, si existe
duda sobre su finalidad el artículo 1911 del código resuelve las cosas a favor de la posesión.

2. Entrega para constituir un derecho real. Teoría del título y el modo.


Artículo 750: “tradición. El acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tradición,
excepto disposición legal en contrario.”

La adquisición del derecho real por el acreedor importa el pago o cumplimiento de la obligación de dar bajo
análisis, y la consecuente liberación del deudor.
El código combina el tradicional sistema de adquisición de los derechos reales mediando título y tradición,
con los restantes situaciones en las que se dispone que la entrega de la cosa no produce per se la adquisición
del derecho real, sino que es necesario otro acto distinto.
El título es el acto jurídico de que surge la voluntad de transmisión del derecho real por su titular, y la
consecuente y correlativa adquisición por otra persona. El modo, acto que materializa lo determinado por el
título, no se agota en la tradición, sino que también quedan emplazados en aquella categoría la inscripción
registral y el primer uso en el caso de la adquisición de una servidumbre positiva. Se mantiene, en materia de
inmuebles, el sistema de inscripción registral declarativa.
La publicidad de la adquisición es condición de su oponible y dar, salvo para aquellas personas que
conocieron o debieron conocer la transferencia.

Efectos entre partes: los efectos que entrega de acreedor y deudor, entre partes, produce una obligación de
dar una cosa cierta deben ser analizados discriminando los siguientes rubros: los riesgos de la cosa; los
aumentos y mejoras que pueden incrementar su valor; y los frutos que ella produce.

Los aumentos y mejoras de las cosas. Principio crescit domino.


Artículo 751: “mejoras. Concepto y clases. Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las mejoras
pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se clasifican en
necesarias, útiles y de mero lujo, recreo o suntuarias.”

Se establecen los conceptos de mejoras y sus diversas variedades, las mejoras constituyen modificaciones de
tipo estructural, intrínseco o materia, que traen aparejado un aumento de valor de la cosa, o que ésta no lo
pierde. Son dos sus grandes especies: aquellas producidas por obra y gracia de la naturaleza, y las hechas por
la mano del hombre abrir paréntesis humanas o artificiales).
En cuanto a las mejoras naturales, en el ámbito de los derechos reales se dispone sobre diversos casos en los
que la naturaleza produce tales efectos en materia de inmuebles: aluvión y avulsión.
La conceptuación de la mejoras artificiales surge de lo dispuesto en el artículo 1934 del código. Allí se
distingue a la mejora de mero mantenimiento de la mejora necesaria. La primera consiste en la reparación de
aquellos deterioros de escasa entidad que se producen por el uso ordinario de la cosa, como podría ser tapar la
hendidura que un clavo deja en una pared, removiendo un poco de pintura y concreto. En otras palabras, se
trata de los arreglos comunes que no acrecientan el valor de la cosa. La segunda tiene una mayor entidad, es
aquella indispensable para la conservación de la cosa, que puede hacerla aumentar de valor.
La mejora necesaria no se practica, la cosa puede sufrir deterioros de importancia, en tanto que en el caso de
la de mero mantenimiento la cosa sufre una minoración, pero no le impide ser usado de acuerdos naturales.
Deben distinguirse estos conceptos desde expensas necesarias, que son las que no aumenta su valor y no
incide materialmente en la cosa.
Las mejoras útiles son las que benefician a cualquier sujeto de la relación posee sobre. Se definen, en cierta
manera, por exclusión. No son necesarias, pero tampoco suntuarias.
Por último, las de mero lujo, recreo o suntuarias sordas de provecho exclusivo para quien la hizo, concepto en
el cual se encuentra un claro elemento finalista.

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Artículo 752: “mejora natural. Efectos. La mejora natural autoriza al deudor a exigir un mayor valor. Si el
acreedor no lo acepta, la obligación quede extinguida, sin responsabilidad para ninguna de las partes.”

La mejora natural produce una modificación intrínseca en la cosa que se traduce en un aumento de su valor.
Tales acrecentamientos pertenecen al dueño del inmueble y por tal razón los beneficios.
Se trata de hechos externos, que son extraordinarios e imprevisible, en el sentido de que si bien podría llegar
anticiparse la existencia de un tornado un desastre natural de importancia, es imposible prever sus
consecuencias. En otras palabras, es como un caso fortuito, pero con efecto inverso.
La solución del artículo es, permitirle al acreedor exigir la diferencia entre lo debido y el actual valor de la
cosa. El deudor por su parte, y por las mismas razones, no sólo no tiene derecho exigir la entrega de la cosa
sin pagar por el mayor valor, sino que tampoco puede ser obligado a recibirla pagando por éste. En
consecuencia, en caso de desacuerdo la obligación se extingue con los mismos efectos de la imposibilidad de
cumplimiento. Si las partes están de acuerdo en mantener la obligación, pero no en el valor de la mejoras, la
cuestión debe ser resuelta en sede judicial.

Artículo 753: “mejoras artificiales el deudor está obligado a realizar las mejoras necesarias, sin derecho a
percibir su valor. No tiene derecho a reclamar indemnización por las mejoras útiles y por las de mero lujo,
recreo o suntuarias, pero puede retirarlas en tanto no deterioren las cosas.”
Las mejoras necesarias quien está obligado entregar para constituir o transferir un derecho real las tiene a su
cargo y costo, no pudiendo exigir reembolso alguno. La solución legal es consecuencia de la existencia del
deber de conservar la cosa que pesa sobre el deudor de todo obligación de dar. En las útiles, la norma bodega
derecho alguno al deudor que voluntariamente las ha introducido las cosas, quien puede retirarlas si no afecta
a la cosa. En caso contrario, el acreedor puede resolver el contrato, o bien recibir la cosa, pagando el mayor
valor.
Imperan idénticas reglas que en el primer supuesto del caso anterior para las mejoras suntuarias introducidas
voluntariamente por el deudor.

Frutos:
Artículo 754: “hasta el día de la tradición los frutos percibidos le pertenecen al deudor; a partir de esa fecha,
los frutos devengados y los no percibidos le corresponde al acreedor.”

En el artículo 233 del código se definen a los frutos como los objetos que un bien produce de modo renovable,
sin que se altere o disminuye su sustancia.
Existen tres clases de frutos. Los naturales son las producciones espontáneas de la naturaleza. Los industriales,
los que se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra. Los civiles, las ventas que las cosas
producen, asimilándose a esta última categoría las remuneraciones provenientes del trabajo.
Rige el principio que postula que la propiedad de los frutos se adquiere con su percepción. Cabe distinguir, el
fruto percibido del producto pendiente. En el caso de los frutos naturales e industriales, la percepción acontece
cuando es materialmente separado de la cosa fluctuar, pasando a ser objeto de una nueva relación posee Soria.
De lo contrario, mientras no haya sido retirado, el fruto forma un todo con la cosa, es parte de la cosa y se lo
considera fruto pendiente.
En el caso de los frutos civiles, se dispone ahora que la percepción se materializa con él,: el fruto civil es
percibidos y se ha devengado y cobrado. En tanto que el fruto civil es pendiente si se ha devengado, pero no
se ha cobrado.

Los riesgos: el principio “res perit domino”.


Artículo 755: riesgos de la curso. “El propietario soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o
pérdida, con o sin culpa, servicio por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento.”

El principio res perit et crescit domino adquiere consagración legal, y de él se deriva la circunstancia de que si
luego de la constitución de la obligación y antes de la entrega la cosa se pierde o se deteriora, el perjudicado
será el deudor y no el acreedor.
La cuestión radica en determinar la responsabilidad por el incumplimiento de la obligación. Se distinguen dos
supuestos. Si el objeto se torna imposible en forma absoluta y definitiva luego del nacimiento de la

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obligación, la obligación naturalmente se extingue por falta de objeto. El hecho ajeno y responsabiliza al
deudor. En el artículo 955 del código hace referencia al caso fortuito o la fuerza mayor.
En el caso de el deterioro con relación a la posible del acreedor exigir la cosa deteriorada con disminución
proporcional del precio en tal caso la ley ahora nada dice general, el acreedor tiene la facultad de optar por
estas variantes, a lo que no puede ser conferida, ya que el detrimento afecta la identidad del objeto.
Cuando la obligación de dar emana de un contrato de compraventa, si la cosa ha dejado de existir
parcialmente, el comprador puede demandar la parte existente con reducción del precio. Puede trasladarse, por
analogía, a todo tipo de obligación de dar con el fin de constituir un derecho real. Si el deterioro es atribuible
al deudor, nada obsta también a que pueda solicitar una cosa equivalente.

Concurrencia de varios acreedores:


a. Bienes inmuebles.
Artículo 756: “concurrencia de varios acreedores. Bienes inmuebles. Si varios acreedores reclaman la misma
cosa inmueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:
El que tiene emplazamiento registral y tradición;
el que ha recibido la tradición;
el que tiene emplazamiento registral precedente;
en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.”

La norma resuelve el siempre dificultoso conflicto entre varios pretensores de una cosa, cuando el deudor se
obligado transferirla a todos ellos.
Se trata de establecer quién tiene mejor derecho a la cosa, por lo que en rigor de verdad la cuestión esencial
transita por determinar la o punibilidad entre ellos de las distintas situaciones. Los que quedan relegados, si
son de buena fe, tienen derecho a reclamar los daños derivados del incumplimiento obligación, sin perjuicio
de la eventual comisión del delito de estafa por parte del deudor infiel.
Cualquiera sea la situación del adquiriente, si es de mala fe, no puede invocar derecho alguno. El actuar de
mala fe no concede derecho alguno, salvo excepciones. La mala fe consiste en el conocimiento efectivo de la
existencia del otro acto. E incluye el poder haberlo conocido, cuestión que cobra altísima relevancia cuando
existe emplazamiento registral. Cuando existe posesión la buena fe se presume iuris tantum.
Se excluyen de las reglas que resuelven el conflicto las adquisiciones a título gratuito, lo cual lleva a concluir
que éstas serían inoponibles para los adquirientes a título oneroso y de buena fe.

b. Bienes muebles.
Artículo 757: “concurrencia de varios acreedores. Bienes muebles. Si varios acreedores reclaman la misma
cosa mueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:
El que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes muebles registrables;
el que ha recibido la tradición, si fuese no registrable;
en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.”

El conflicto de derechos es el mismo que en el artículo anterior, pero ahora en materia de bienes muebles. La
regla se adaptan en función de la naturaleza de la adquisición (por tradición o por inscripción registral
constitutiva).
Respecto a las adquisiciones a título gratuito, en materia de bienes muebles registrales son aplicables mutatis
mutandis las reglas enunciadas respecto de los inmuebles, desde que el efecto de la inscripción respecto de los
terceros no varía según la naturaleza de las cosas.

c. Acreedor frustrado.
Artículo 758: acreedor frustrado. “El acreedor de buena fe que resulta frustrado su derecho, conserva su
acción contra el deudor para reclamar los daños y perjuicios sufridos.”
Cualquier acreedor pretensor de la cosa que no ha podido hacerse de ella puede reclamar todos los daños y
perjuicios derivados del incumplimiento, si se verifica los presupuestos de la obligación de indemnizar.
También podría serlo si, pese haber recuperado la cosa ha sufrido algún daño por esta razón. Se trata, de un
acto ilícito que, si reúne los restantes presupuestos de la acción resarcitoria, la habilita.

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La protección del acreedor debe llevar siempre la solución que más se aproxime a la ejecución directa, esto es
al cumplimiento de la prestación convenida. Si la variedad de circunstancias y matices del mundo de las
transacciones, permite configurar cosas o cumplimientos equivalentes a los que en principio y por definición
son únicos y no tienen sustituto en especie, nadie podría sostener que la solución no sea legal.

Entrega para restituirla a su dueño. Regla general.


Artículo 759: “el obligación de dar para restituir, el deudor debe entregar la cosa al acreedor, quien por su
parte puede exigir.
Si quien debe restituir se obligó a entregar la cosa a más de un acreedor, el deudor debe entregarla al dueño,
previa citación fehaciente a los otros que la hayan pretendido.”

La situación jurídica del acreedor y deudor, en estas obligaciones, es la inversa a la de las obligaciones de dar
con el fin de constituir derechos reales. Aquí el dueño es el acreedor.
La norma contempla así todos los casos en que por la razón que sea, una persona debe entregar (restituir) la
cosa dueño.
De acuerdo a la calidad que detente el deudor, se aplicarán las normas de la posesión o la tenencia, y en este
último caso las normas especiales que lo hicieran en razón de la causa que dio origen a la relación de poder..
Resta señalar que por aplicación del principio res perit et crescit domino, todas las vicisitudes materiales que
experimente la cosa por hechos extraños a las partes corren por cuenta del acreedor, quien será beneficiado o
perjudicado, sin derecho alguno entre las partes.

Entrega a quien no es propietario.


Artículo 760: “entrega de la cosa a que no es propietario. Bienes no registral. Con relación a tercero, cuando
la obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a su dueño, si la cosa es un mueble no registrarle y
el deudor hace, a título oneroso, tradición de ella a otro por transferencia o constitución de prenda, el acreedor
no tiene derecho contra los poseedores de buena fe, sino solamente cuando la cosa robada o se ha perdido. En
todos los casos los tiene contra los poseedores de mala fe.”

En materia de cosas muebles registrables, si el deudor la entrega efectivamente a un tercero de buena fe y a


título oneroso, el acreedor pierde todo derecho siempre y cuando la cosa no sea robada o perdida. El conflicto
de intereses entre el dueño y el tercero se resuelve en principio a favor de este último siempre y cuando se
verifiquen los siguientes requisitos: que haya habido tradición; que el acto haya sido a título oneroso; que el
tercero sea de buena fe. La buena fe se presume por lo cual quien alegue la mala fe deberá probar: que la cosa
no haya sido robada o no se ha perdido.
La acción del dueño, en este caso es la reivindicatoria.

Entrega de la cosa aquí no es propietario. Bienes registrables.


Efectos con relación a terceros.
Artículo 761: “si la cosa es inmueble o mueble registrable, el acreedor tiene acción real contra terceros que
sobre ella aparentemente adquirieron derechos reales, o que la tengan en su oposición por cualquier contrato
hecho con el deudor.”

Como nadie puede transmitir un derecho mejor que el que tiene, cuando se trate de bienes registrales en
manera alguna el tercero que ha recibido la cosa podrá alegar la buena fe, pues el transmitente no será, en lo
que a él respecta, su dueño. Ahora, luego de la incorporación al código derogado del artículo 2105, la solución
del artículo 599 se mantuvo invariable, aunque ahora justificada en los efectos de la inscripción declarativa: el
adquirente no puede invocar buena fe. Idéntica solución caviar popular, incluso antes de esta circunstancia,
con motivo de la incorporación de la inscripción constitutiva para la adquisición de automotores. El dueño, en
consecuencia es titular de la acción reivindicatoria.

Obligaciones de dar cosas genéricas: noción y división.


Artículo 762. Individualización. “La obligación de dar este género si recae sobre cosas determinadas sólo por
su especie y cantidad. Las cosas debidas en un obligación de género deben ser individualizadas. La elección

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corresponde al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de las partes. La elección debe recaer
sobre cosa de calidad media, y puede ser hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita.”
En esta teoría que eran emplazadas las cosas que además de estar determinadas por su propia naturaleza, lo
están en función de que se debe una cierta cantidad, pudiendo comprender un solo individuo del género, o
bien varios.
El género o la especie puede tener una mayor o menor extensión, según el caso. De todas maneras es de la
esencia de este tipo de obligaciones que exista una indeterminación in obligatione respecto a la cosa
individual que deberá entregarse, la que in solutione debe haber cesado.
La posibilidad puede ser perfecta o imperfecta, pero lo que importa es que sea indistinto para las partes
cualquiera de ellas. De todas maneras, en el segundo caso la elección deberá practicarse sobre cosa de calidad
media, esto es, ni la mejor ni la peor.
Antes del individualización los efectos no varían según cuál sea la finalidad, y una vez determinada la cosa en
su individualidad, rige lo dispuesto para las obligaciones de dar cosas ciertas. La individualización es un acto
jurídico unilateral y precipicio, puede ser retractado hasta tanto haya sido conocido por la otra parte. Por regla
la práctica el deudor, pero puede pactarse que lo haga el acreedor un tercero.
La demora en la elección se rige por los principios generales, y en caso de que esté a cargo del acreedor, debe
emplazarse. Si hace caso omiso, el deudor puede practicarla, previa autorización judicial.

Elección:
El código emplea el vocablo individualizar, suficientemente comprensivo de elección, contar, pesar o medir.
Es un acto jurídico en el cual otorgante realiza el individuo de la especie, concretando cuál es la cosa que
deberá entregarse en cumplimiento de la obligación de dar.
El principio favor debitoris justifica la facultad del deudor a practicar el acto de individualización, sin
perjuicio de que las partes pacten lo contrario. Es un acto unilateral, motivo por el cual no es necesario para su
formación el concurso de la voluntad de la otra parte, o de ambas.
El acto es no formar, y se prevé que la manifestación de voluntad sea expresa, oralmente, por escrito,
mediante signos inequívocos por la ejecución de un hecho material, o tácita, esto es cuando de un acto que no
se encuentra diseccionado inequívocamente a lo que aquí interesa pueda de todas maneras conocerse con
certidumbre la voluntad de su otorgante.

Cuando se entiende realizada la elección. Efectos.


Las partes pueden pactar un plazo cierto o incierto, o bien este surgir de la naturaleza y circunstancias del
obligación, o será que el indeterminado propiamente dicho.
La constitución en mora de quien tiene a su cargo en el individualización, se rige por las normas generales.
Cuando la elección es a cargo del acreedor, el deudor debe emplazarse, y vencido el plazo de la intimación, es
necesaria la autorización judicial para que el deudor la practique.

Artículo 763. “Periodo anterior a la individualización. “Antes del individualización de la cosa debida, el caso
fortuito no libera al deudor. Después de hecha la elección, se aplican las reglas o la obligación de dar cosas
ciertas”

El principio que reza “el género nunca perece” queda claramente plasmado en la norma, y la división de aguas
que es el otorgamiento de la individualización.
Hasta ese momento, los riesgos son a cargo del deudor, aún mediando caso fortuito, sin perjuicio de que
pueden existir situaciones de excepción que motiven soluciones diferentes.
Luego de la individualización, cesa el régimen intrínsecamente temporario de las obligaciones de género, para
entrar en vigencia el de las obligaciones de dar cosas ciertas, según cuál sea su finalidad.
Sin embargo, podrían presentarse situaciones en las que pese a que materialmente las cosas existan, hacerse de
ella resulte sumamente dificultoso, oneroso o incluso de imposible concreción.
Las dos primeras situaciones van de la mano por ejemplo una epidemia que produce la muerte de un sin
número de animales en un vasto territorio, lo que trae aparejado para el deudor la necesidad de procurárselos
efectuando gestiones y erogaciones que razonablemente no debía quedar comprendidas en el marco de los
deberes accesorios de conducta su cargo. En tal caso puede aplicarse la precisión o adecuación del contrato.

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También puede suceder que pese a que el género nunca perece, se torna virtualmente imposible para el deudor
hacerse la cosa debida. Por ejemplo, si por disposición de la autoridad se prohíbe su importación, y el
elemento no se producen el país.

Obligaciones de hacer y de no hacer:


La obligación “de hacer”. Definición legal (artículos 773 código nuevo).
Artículo 773. “Concepto. La obligación de hacer es aquella cuyo objeto consiste en la prestación un servicio o
la realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordado por las partes.”
Toda obligación supone la realización de una conducta por parte del deudor. Este comportamiento puede
consistir en una acción ya sea dar o hacer o en una omisión que sería no hacer.
Si bien existen aristas difusas, la diferenciación entre dar y hacer tiene bases oncológicas. Ambas son
conductas positivas virtudes acciones. El obligación de dar la mirada y el interés están puestos
fundamentalmente sobre la entrega de la cosa. En las de hacer la cuestión reposa esencialmente en una
actividad del hombre que puede o no producir una cosa.
Las obligaciones de hacer, en la actualidad, tienen una importancia capital en la vida negociar. Erigiéndose
como una figura de alto protagonismo en múltiples situaciones.
Pueden surgir tanto de la voluntad de las partes como de la ley. Por ello se justifica plenamente esta parte
general a que regula, sin perjuicio de las disposiciones específicas, sobre todo en materia contractual. Estas
normas son también aplicables, supletoriamente, a deberes no obligacionales en los que se imponen conductas
de hacer.
Las circunstancias de modo, tiempo y lugar de cumplimiento no se rigen sólo por lo que las partes hayan
dispuesto, sino también por lo que establezcan las normas imperativas en los casos en los que la autonomía de
la voluntad se encuentra de edad, y las supletorias a falta de previsión convencional. También, en su caso, por
lo que es juez determine en los casos sometidos a su decisión.

Prestacion de un servicio: ¿en qué puede consistir el servicio?


Artículo 774. “Prestación del servicio. La prestación del servicio puede consistir:
1. El realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas
que comprometen a los buenos oficios, o aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas en este
inciso;
2. en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficaz;
3. en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto hermano
está comprendida en este inciso.

Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.”
Se distinguen claramente dos modalidades de la prestación de hacer: la prestación del servicio y la ejecución
de un hecho. En el plano contractual, ello se refleja en dos tipos diferenciados: el contrato de servicios y el
contrato de obra. Los conceptos se trasladan a esa parte general de las obligaciones de hacer.
El servicio es una actividad intangible, y en el punto de vista del receptor se agota con el consumo inicial y
desapareces en cambio la obra el resultado reproducible de la actividad y susceptible de entrega, en donde se
combinan actividad y su producido, tan importante como la primera.
En los servicios la responsabilidad puede ser subjetiva u objetiva, según los alcances de la obligación del
deudor. En las obras sólo es objetivo.
Si de la actividad del deudor se produce una cosa, las cuestiones atinentes a su entrega y régimen jurídico se
rigen por las reglas de las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales.

Obligaciones de medios y resultados. Caracterización y responsabilidad.


La norma diferencia tres niveles distintos de los alcances del deber prestación al del deudor. En el artículo
1723 del código se establece que cuando de las circunstancias del obligación, o de lo convenido por las partes,
surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
Lo dicho significa que en el caso del inciso a, la responsabilidad es subjetiva (obligación de medios, para
quienes aceptan la distinción), y únicamente es aplicable a los servicios, desde que en las obras se persigue el
logro de un resultado determinado.

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En el caso del inciso B, el factor de atribución es objetivo (obligación de resultados) y se aplica sólo a los
servicios. Es que en el artículo 1252 del código se dispone que abrir comillas si hay dudas sobre la
calificación del contrato, se entiende que hay contrato de servicios cuando la obligación de hacer consiste
realizar cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera que el contrato de obra cuando se promete
un resultado eficaz, reproducible o susceptibles entre”.
El inciso c, por tratarse de un resultado eficaz, es aplicable a las obras y su factor de atribución es objetivo
(obligación de resultado).
Las consecuencias en cada caso son claras: para determinar si hubo o no incumplimiento imputable, la prueba
de la diligencia no liberara al deudor en las obligaciones de resultado.
En los casos en que es de la actividad del deudor se produzca una cosa, las cuestiones en cuanto su entrega y
régimen jurídico servicio por las reglas de las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales.

Realización de un hecho.
Artículo 775. “El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y modo acordes con la intención de
las partes o con la índole del obligación. Si lo hace de otra manera, la prestación se tiene por incumplida, y el
acreedor puede exigir la destrucción de lo mal hecho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.”

Cuando el deudor no cumple la obligación de acuerdo al plan de conducta establecido en la prestación, ingresa
en la situación de incumplimiento, que puede o no serle atribuida. La mirada puede ser cuantitativa o
cualitativa, y en el ámbito de las obligaciones de hacer, por lo general los mayores conflictos se presentan en
los aspectos cualitativos.
El acreedor cuenta con un importante arsenal jurídico para lograr la ejecución forzada y también puede activar
los mecanismos de resolución del contrato, cuando la obligación emerge de dicha fuente.
Cuando el bien producto de la actividad el deudor no se adecua a lo que era el plan de conducta, para las
obligaciones de hacer se otorga al acreedor una facultad particular: la posibilidad de solicitar la destrucción de
lo mal hecho. La cuestión depende de las circunstancias concretas que la situación presente, ya que en algunos
casos bastará al acreedor con rechazar la entrega. Pero en otras circunstancias puede exigir su destrucción,
siempre y cuando no incurra en abuso del derecho. En caso de negativa deberá solicitarlo al juez, pues no
puede proceder de propia autoridad. La fórmula abierta de la norma permite la valoración de todas las
circunstancias que rodean la situación, para la adecuada protección y justo equilibrio de todos los intereses
que pueden entrar en conflicto.

Ejecución forzada.
Artículo 777. “ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación de le da derecho al acreedor

1. Exigir el cumplimiento específico;


2. hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor;
3. reclamar los daños y perjuicios.”

La ejecución forzada de la prestación supone aún la posibilidad de cumplimiento, su contrario se ubican las
reglas de los artículos 955 y 1900 y muy difícil cubrir. Para activar los mecanismos de la norma, el
incumplimiento debe haber sido imputable al deudor, de su autoría, antijurídico y en razón de un factor de
atribución subjetivo u objetiva. Estas tres circunstancias deben concurrir ya que de lo contrario no existirá
incumplimiento imputable, y el deudor a uno se encontrará en mora, por lo que el acreedor no podrá activar
los instrumentos de la tutela satisface iba del crédito.
La norma permite al acreedor optar, por dos variantes para lograr: el cumplimiento específico y el
cumplimiento por terceros, además puede reclamar el pago de los daños que ello le ocasiona.

Ejecución por terceros.


El acreedor no puede quedar atado a la voluntad del deudor, cuando el incumplimiento es imputable este
último. Por tales razones, puede su elección obtener la satisfacción de su interés mediante el cumplimiento por
un tercero lo que deberá ser soportado económicamente por el deudor incumpliente.
Esta facultad debe efectuarse en el marco del ejercicio regular de los derechos. En principio debe ser
autorizado por el juez para concretarlo. Sin embargo si las circunstancias del caso motivaran que no puedan
existir dilaciones os y ante el incumplimiento el acreedor lo haga ser por un tercero con conocimientos

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deudor, la autorización judicial no será necesario y el deudor deberá cargar con las consecuencias dispuestas
en honor.
Por otra parte, en no pocos casos se impondrá la necesidad de intimar previamente al deudor al cumplimiento,
bajo apercibimiento de hacer cumplir la prestación por un tercero.

Obligación de no hacer.
Artículo 778. Obligación de no hacer. “Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar una
actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física de lo hecho, y los daños
y perjuicios.”
Las obligaciones de no hacer son aquellas en las que el deudor deberá abstenerse de algo que de no existir el
derecho escritorio hubiera podido normalmente obra. Se manifiesta de dos maneras: en la privación en el
ejercicio de una conducta positiva, se ha de hacer o de dar, o en soportar una actividad ejecutada por el
acreedor. Sin perjuicio de ello, nada obsta que otros deberes de abstención no obligacionales, se les apliquen
las reglas de las obligaciones de no hacer.
Pueden tener fuente convencional o legal. Las normas de las obligaciones de hacer sean aplicables a las de no
hacer, en forma supletoria y adaptadas a la situación que se presenta.
El no hacer eso resultado. Por ende, el factor de atribución es objetivo. Rigen en su totalidad, las normas
particulares de las obligaciones de hacer, y la generales que disponen sobre el cumplimiento y el
incumplimiento obligacionales y sus efectos.

Imposibilidad de cumplimiento.
Rigen en su totalidad las normas particulares de las obligaciones de hacer líneas generales que disponen sobre
el cumplimiento y el incumplimiento de obligación y sus efectos. Por tales razones se ha se acontece la
imposibilidad de cumplimiento.
Cuando el incumplimiento es imputable al deudor, se puede promover la ejecución forzada, en tanto en cuanto
ello sea materialmente posible, y el acreedor aún tenga interés en la inactividad del deudor. Los límites del
ejecución forzada son los mismos que en las obligaciones de hacer. La destrucción de lo hecho si fuere
posible, se rige también por los mismos parámetros que los de la obligación de hacer, no debiendo ser abusiva
o disfuncional.
Por último, en todos los casos en que el incumplimiento sea imputable, puede el acreedor solicitar los daños y
perjuicios ocasionados.

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Bolilla 8.

Obligaciones de dar dinero. Nociones preliminares:


La economía y el derecho: el dinero es objeto de consideración con la economía y por el derecho. Cada una
de las ciencias de estudio ambas se implican mutuamente, en el sentido de que existe entre ellos un recíproco
condicionamiento aunque no dependencia de una respecto de la otra. Cuando el Estado, mediante una ley,
establece el valor de la moneda lo hace, supone fundado en determinadas razones económicas; luego, si esas
razones desaparecen, el Estado afrontará un problema económico y si considera que puede superarlo mediante
una devaluación, tomar esa decisión y dictará otra norma que, directamente o por elipsis, ganaron un menor
valor a la moneda, en la que quedará así despreciada devaluada. Los motivos con lo que se quiere justificar la
devaluación, se agresividad que era necesario para corregir errores del sistema monetario o de modelo
económico anterior a ella simplemente para tapar la bancarrota del Estado, la feria del valor de la moneda
produce un monumental impacto en el campo jurídico. Pero sospecho aludo no en la vida y las grandes
grabadoras de
El principal problema consistía en determinar en qué situación jurídica se encuentran los acreedores y
deudores de obligaciones “de dar dinero” frente al edificio, sea que éstas consistan en alterar el valor de la
moneda, o en declinar la indisponibilidad de los depósitos de dinero que se hubiesen efectuado en bancos o
entidades financieras o en prohibir que se incluya en los contratos cláusulas estabilizadoras.

Concepto de dinero. Importancia


El dinero conocido como “papel moneda” pertenece al género de las cosas fungibles y dentro de él está
demostrado, que es útil en el tráfico de los mismos porque simboliza una fracción de 1 U ideal, peso, un dólar
aceptado esto se puede definir como dinero “aquellas cosas fungibles que en el tráfico jurídico se entregan o
reciben, no como lo que físicamente son, sino como una fracción de una unidad ideal de moneda emitida el
autorizado por el Estado”. No
punto de vista teórico, se puede decir que esas cosas fungibles en las que se corporiza el dinero representan
una idea, un símbolo, producto de la razón más humana concebido como 1 U de medida y medio de pago en
las relaciones patrimoniales que se gesta, nacen y extinguen constantemente en una sociedad de división del
trabajo. El dinero, es el medio útil y necesario para facilitar el intercambio y distribución de bienes y
servicios.

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A través del dinero, el hombre construye, desarrollar, modificar y hasta desgraciadamente destruye su vida
social.

Obligaciones de dar dinero.


Desde el punto de vista jurídico, cuando el dinero es utilizado como objeto en una relación de obligación,
surge la llamada obligación de dar una suma de dinero u obligación pecuniaria. Definición se puede decir que
son aquellas que desde su origen tienen por objeto la entrega de una suma de dinero, entendido éste como la
moneda autorizada por el Estado.
Siendo el dinero una cosa representativa de un valor, el objeto de la obligación pecuniaria es el valor que el
dinero entregado como precio representa. El dinero cumple realmente su función de tal, cuando su valor se
mantiene estable.

Caracteres del dinero.


El dinero o papel moneda presentar los siguientes caracteres:
1. Es una cosa mueble.
2. Es representativa de un valor.
3. Es posible, por cuanto cualquier billete o pieza metálica es intercambiable por otro de la misma
especie, siempre que sea igual valor.
4. Es consumible, porque una vez usado deja de existir para quien lo usa.
5. Es divisible, porque puede ser fraccionado indefinidamente, aunque falten los billetes o piezas
correspondientes a las fracciones resultantes.
6. El papel moneda de curso legal, en el sentido de que de su nominación y valor debe estar determinado
por una ley del Congreso y su circulación autorizada de controlada por el Estado.
7. El papel moneda de curso forzoso, cuando es en convertible.
En conclusión, el dinero es una cosa mueble valiosa, fungible, consumible y divisible, a la cual la autoridad
pública le ha atribuido la función de unidad de medida del valor de todos los bienes, razón por la cual tiene
curso legal y forzoso.

Funciones del dinero.


Según la teoría jurídica tradicional, el papel moneda dinero cumple tres funciones esenciales:
1. Es medida del valor de los bienes o servicios; se dice que el dinero permite que el valor de los bienes
o servicios se exprese en determinado número de unidades monetarias. El dinero sirve como patrón
que mide el valor de los bienes.
2. Es un instrumento de cambio. Se dice que la utilidad específica del dinero es servir como instrumento
de intercambio y como portador de opciones.
3. Es un medio de pago, en razón del poder cancelatorio que le confiere el Estado al dotarlo de curso
legal y forzoso.

Reseña histórica de la moneda.


a). Del trueque a la aparición de la moneda.
Cuando el hombre primitivo comenzó a agruparse en comunidades más o menos pobladas, recurrió para
satisfacer sus necesidades elementales al trueque o cambio de cosa por cosa. Esta simple combinación
económica (permuta o trueque), como el contrato de cambio más antiguo de la historia. La permuta pronto
mostró sus limitaciones. Para superar esas dificultades, apareció la moneda, para facilitar el intercambio.
b). De la moneda metálica a la moneda de papel.
El volumen de la moneda metálica en circulación comenzó a aumentar considerablemente después de la
Revolución Industrial. Dio lugar al florecimiento de casas de custodia y depósito, en las que se ha visto el
embrión de los sistemas bancarios. Este proceso terminó cuando los certificados de depósito dejaron de ser
nominativos y las casas de depósito comenzaron a emitirlos al portador. El público al confiar en los
certificados comenzó a hacerlos circular y ante su aceptación, cobró forma un nuevo instrumento monetario:
la moneda de papel.
c). De la moneda de papel al papel moneda.
Generalizado el uso de la moneda papel, por la experiencia que acumularon las casas receptoras de dépositos,
pronto se advirtió que la cantidad de oro que debía permanecer guardad como respaldo para garantizar los
retiros de los depósitos no debía ser necesariamente igual al total de los certificados en circulacion, puesto que

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nunca ocurría que todos los depositantes pudieran al mismo tiempo a retirar el punto a partir de entonces se
convirtieron en casas bancarias, comenzaron a otorgar créditos, dentro de ciertos límites, extendiendo
certificados o notas bancarias a personas que no habían depositado en meta. Las personas a quienes se
entregan estos documentos se convertían en portadores papeles que podían ser canjeados por la cantidad de
metal que en ellos se menciona.
D). La moneda de curso legal y forzoso.
El sistema de la moneda fiduciaria funcionó aceptablemente hasta que se incurrió en emisiones excesivas.
Cuando el valor representado en la papeles bancarios circulación pasó ser notablemente mayor que el valor
del metálico depositado, desaparecido la plena garantía de convertibilidad, es decir de cambiar aquellos
papeles por metal. Sumado al uso imprudente de las emisiones, generó incertidumbre en la población que
corrió a los bancos a retirar sus depósitos en oro y ante la imposibilidad de atender todos los reclamos, se
produjo el derrumbe del sistema, con cierres y quiebras de bancos. El Estado decidió reglamentar la emisión
de papel moneda, creando con ese fin una entidad oficial, llamada en casi todos los países Banco Central,
controlada por el Estado.

Clases de moneda.
Moneda metálica: es la acuñada en metales nobles, oro, plata u otro, cuyo valor excede la cantidad de metal
empleado en su acuñación. Tiene valor intrínseco es decir, vale por sí mismas según el valor del metal en que
está hecha.
Moneda de papel. En su origen, un certificado de depósito en donde constaba que subtitular tenía una
determinada cantidad de metal a su disposición que podía retirar con la sola presentación de ese papel. Pasó a
ser un billete cuyo ente emisor garantizaba al portador conversión por la cantidad de oro, plata o de metales
que se refiriese el billete. Tratándose de una moneda con pleno respaldo metálico, es convertible, en oro, plata
etc., según el metal que la respalde.
Moneda fiduciaria. Cuando los agentes emisores de moneda propia comenzaron a emitir papeles espanto, esos
papeles pasaron a ser moneda fiduciaria, ya que su aceptación se generalizó en razón de que los ciudadanos
confiaban en que podían ser convertidos en metálico. Esta moneda constituyó un puente entre la moneda
papel y papel moneda.
Papel moneda. Es el billete emitido por el Estado, sin respaldo metálico y por ende, y convertible. El Estado
garantiza el valor que atribuye al billete, dándole poder conservatorio de dinero Tiene curso forzoso.
Moneda escritural, giral, bancario. Al papel moneda y a las monedas metálicas en poder de los particulares se
los denomina efectiva. Los papeles bancarios, cheques, letras de cambio se lo conoce como comunidad
bancaria o escritural. Si bien estos papeles no constituyen dinero cumple un importantísimo negocio,
facilitando el intercambio y las transacciones.

Síntesis del sistema monetario argentino.


Una visión diacrónica de nuestro régimen monetario, con referencia a las monedas de los argentinos desde
fines del siglo XIX hasta el presente, podría sintetizarse asi:
1. En 1881 se dicto la ley 1130 que creó un sistema monetario bimetalista, ordenando la emisión como
moneda metalica del peso del oro y del peso de la plata.
2. En 1885 se dictó la ley 1734 que decretó la incovertibilidad de la moneda, con esta ley los billetes
circulantes se hicieron de curso legal y forzoso.
3. Por efecto de la inflación, el peso moneda nacional se despreció a tal punto que en 1970 se dictó la ley
18.188, por la que se reemplazó al peso moneda nacional a una paridad 1 peso ley 18188 = 100 pesos
moneda nacional.
4. El peso ley también se despreció y fue reemplazado a partir de 1983 con el pesos argentino. 1 peso
argentino = 10 mil pesos ley 18188.
5. El peso argentino subsistió hasta 1985 en que fue reemplazado por el austral. 1 austral = 1000 pesos
argentinos.
6. En 1991 entró a regir la ley 23928 que declaró la convertibilidad del austral con el dólar
norteamericano a una paridad 1 dólar = 10000 australes. Luego, el peso circuló como moneda
convertible con el dólar norteamericano a una paridad de 1 peso = 1 dólar.
7. La convertibilidad del peso a la paridad uno a uno con el dólar subsistió hasta 2002 en que entró en
vigencia la inconvertibilidad del peso, para permitir la emisión monetaria sin desprender de la
existencia de reservas en dólares.

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La inflación y el papel moneda. Qué es la inflación.
Con la palabra “inflación” se designa el fenómeno que tiene lugar cuando se desprecia el valor del papel
moneda, depreciación que se traduce en la pérdida de su poder adquisitivo. El asunto suele ser explicado en
los siguientes términos: en toda economía regularmente organizada, la cantidad de papel moneda circulante,
más los depósitos existentes en bancos y entidades financieras, debe guardar equivalencia con el volumen
total de los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. Cuando es equivalencia se rompe, se producen
importantes distorsiones en el valor de la moneda y en los precios. En ese marco, se puede decir que hay
inflación cuando se incrementa la cantidad de papel moneda en circulación o en depósitos bancarios con
esperando el volumen de los bienes existentes, con lo cual la cantidad de circulante excede las necesidades
normales del comercio.
La inflación es uno de los fenómenos económicos más antiguos y polémicos, la expansión de los medios de
pago se produce por la decisión del gobierno e incrementar la emisión de papel moneda. Ese aumento de la
cantidad de papel moneda en circulación, cuando no va acompañado de un aumento equivalente o
proporcional del volumen de los bienes existentes, tiene inevitables efectos inflacionarios.

Clases de inflación.
No todos los procesos inflacionarios tienen la misma intensidad, y se desarrollan de la misma manera.
Así, la historia del registro:

1). Inflaciones moderadas: caracterizadas porque la pérdida del valor de la moneda es mínima, y llega a ser
casi imperceptible.
2). Inflacion galopante: caracterizadas por una importante y sostenida variación en alza del nivel general de
los precios. Es la forma de información más frecuente y perniciosa, se extiende durante largo tiempo,
desquiciando el dinero como medida de valor y con los medios de pago.

3). Hiperinflaciones: caracterizadas por el estallido de los precios que llegan a niveles inalcanzables en breve
lapso. La hiperinflación destruye las bases de la organización económica, porque prácticamente hace
desaparecer la moneda como instrumento de cambio, tornando forzoso el retorno al trueque.

Efectos económicos de la inflación.


La inflación produce el crecimiento generalizado de los precios, con la disminución o pérdida del poder
adquisitivo del papel moneda. Esto es una consecuencia que padecen con rigor todas aquellas personas que
viven de un ingreso fijo, por lo general los sueldos o salarios se mantienen sin incremento, pese a la
persistente alza de los precios.
Otra de las consecuencias económicas más notorias es el profundo trastorno que acaece en el mercado de
créditos y el sistema financiero. Los procesos inflacionarios tienden a hacer desaparecer el crédito al
consumo, con el consiguiente efecto recesivo.
Se ven afectadas las inversiones y en general los procesos de producción de bienes; al caer la inversión y la
producción, se acentúa la disminución del empleo.

Efectos jurídicos de la inflación.


Es obvio que la inflación afecta la relación de obligación, al quebrar el equilibrio con equivalencia que debe
existir entre acreedor y deudor. La distorsión favorece siempre a uno y perjudica a otro. Es una fuente
constante de justicia, se combate la inflación procurando el restablecimiento del equilibrio patrimonial
perdido.
Cuando la inflación irrumpe como hecho extraordinario e imprevisible, dejando atrás un periodo en que el
valor de la moneda se ha mantenido más o menos estable, el directo perjudicado es el acreedor.
Cuando el proceso inflacionario se torna crónico, los acreedores buscan resguardar el valor de sus créditos
recurriendo a cláusulas de ajuste o mecanismo de indexación mediante los cuales se revaloriza periódicamente
el monto de los créditos. Los mecanismos ha provocado verdaderas situaciones de despojo respecto de los
deudores obligados a pagar precios que superan ampliamente el valor real de la cosa objeto del contrato.

Teorías sobre el valor de la moneda.

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Metalismo: según la cual el valor de la moneda es el del metal en que está acuñada, su valor estará
determinado por la cantidad de oro o plata que contempla. Esta teoría sólo es eficaz en un sistema cuya
moneda fuese de metal, sistema que ha desaparecido en el mundo.
Nominalismo, o teoría del valor nominal: según la cual el valor de la moneda es el que le atribuye el Estado.
Valorismo: el valor de la moneda es el que resulta del precio que la moneda tiene en el mercado, medido en
función del valor de los bienes. Hay que distinguir valor interior, que es el poder adquisitivo que la moneda
tiene dentro del país y valor exterior, que es la cotización de la moneda nacional con respecto a las monedas
extranjeras.

El nominalismo. Definición.
Se llama nominalismo al sistema monetario en el cual una obligación de dinero se paga entregando la misma
cantidad o suma que se encuentra consignada en el título como debido, aunque la moneda que se entregue
haya sufrido variaciones en su valor o haya perdido poder adquisitivo. Para el nominalismo, el valor de la
moneda está determinado por el Estado; se trata por lo tanto, de un valor legal, siempre constante, siempre
igual a sí mismo.

El principio nominalista: imperante en la mayoría de las legislaciones contemporáneas, se expresa en la


afirmación: un peso vale siempre un peso; porque para este sistema el valor de la moneda es el que expresa la
cifra o número inscrito en la moneda o billete.

Fundamentos del nominalismo.


Los fundamentos sobre los que reposa el nominalismo, son los siguientes:
1. La prerrogativa que tiene el Estado para crear, por ley el signo monetario y atribuirle un valor
determinado. En nuestro derecho, esa potestad estatal está consagrada en el artículo 75 inciso seis de
la constitución nacional. Se argumenta que el Estado tiene interés en la vigencia del principio
nominalista.
2. La voluntad de las partes. Se sostiene que si las partes han contratado sobre la base del valor nominal
del dinero, debe respetar lo pactado por imposición del dogma del poder normativo de las partes. En
definitiva, cuando en el contrato se estipula pagar 100, se deben pagar 100.
3. El principal y más importante argumento que invoca el nominalismo es la seguridad física. Se afirma
que la seguridad se veía constantemente amenazada si el deudor concreto desconoce qué cantidad de
dinero deberá pagar.
En definitiva, de los dos valores fundamentales en que se polariza el derecho, justicia y seguridad, el
nominalismo prefiere a la seguridad.

Los sistemas indexactorios.


Con la palabra indexación se puede designar la acción y el efecto de corregir o reajustar los números de una
obligación dineraria, con el objeto de que éstos, una vez reajustado, representen el mismo valor que antes
expresaba con un número menor.
Los procedimientos indexatorio, fueron utilizados por los jueces para corregir el nominalismo que afectaba a
las obligaciones de dinero. Estos procedimientos no se aplicaban a las deudas dinerarias cuyo cumplimiento se
verificaba en término, eran utilizadas únicamente para reajustar aquellas deudas en las que el deudor se
encontraba en mora. Se asociaba la idea de indexación a la de indemnización por el daño que le causaba al
acreedor la pérdida del poder adquisitivo del dinero.
La indexación dejó de ser considerada como una indemnización, y se dijo que ella era simplemente la
expresión del valor del dinero en números distintos. Llegó un momento en que todo obligación de dinero era
sometida a distintos procedimientos de manera que mes a mes, el deudor debía pagar una suma cada vez
mayor.

El sistema en el código civil derogado y en la ley de convertibilidad.


El código civil: la obligación de dar moneda extranjera no era considerada como de azar dinero, sino como de
dar cantidades de cosa. No era obstáculo para que se pactarán contratos en moneda extranjera que quedaban
sujetos, según la doctrina y la jurisprudencia mayoritarias, a las siguientes reglas. Primero, el acreedor no
puede exigir la entrega de la moneda pactada; el deudor tenía la opción, llamado derecho de conversión.

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Tercero, en virtud del derecho de conversión, se consideraba que la obligación de pago en moneda extranjera
funcionaba como cláusula de ajuste; por último, sólo exigible la entrega de la moneda extranjera cuando no
era considerada por los contratantes como moneda sino como cosa o mercancía.
La ley de convertibilidad: vino a dar un giro fundamental en esta materia, modificando el artículo 617. La
obligación de dar moneda extranjera dejó de ser considerada como de dar cantidades de cosa y pasó a ser
considerada como de dar dinero. La principal consecuencia que derivó de esta reforma fue la supresión del
derecho de conversión que antes se les reconocía el deudor, quien se obliga a pagar moneda extranjera, debe
cumplir dando la especie designada.

La cuestión en el código civil y comercial de la nación.


La definición legal de obligaciones de dar dinero.
Artículo 765. “Concepto. La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda,
determinada o determinar, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto por el que se ha
constituido el obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal de la República, la obligación debe
considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de
cursok”.

Intereses. Concepto
La noción de interés se genera de economía. Se dice que el interés es el pago que se efectuará el uso del
dinero, y se agrega que el tipo de interés es la cantidad de intereses pagada por unidad de tiempo expresado en
porcentaje de la cantidad recibida presta. Los tipos de interés se expresan en porcentajes medidos por unidad
de tiempo.
En el plano de las relaciones jurídicas, no se limita al pago del precio de la liquidez, sino que se extiende a
otra situación, en ciertos casos constituye la indemnización que el deudor debe pagar por no cumplir en
tiempo y forma con la obligación de dar dinero.

Caracteres.
Las características de la obligación de pagar intereses son:
1. Accesoriedad. Los intereses son accesorios del capital que se adeuda por aplicación de la regla de la
accesoriedad, se tienen, estas consecuencias: el pago de intereses implica el reconocimiento de adeudar el
capital; si el acreedor recibe la cárcel capital sin reserva de cobrar accesorios, quede extinguida la obligación
de pagar intereses.
2. Proporcionalidad. Los intereses deben guardar, siempre razonable proporción con el capital y con el tiempo
en que el acreedor se ve privado de él.
3. Periodicidad. Los intereses se miden y se computan, siempre por periodos.

Distintas especies:
Intereses compensatorios. Concepto. Régimen. Forma de terminar la tasa.
Artículo 767. “Intereses compensatorios. La obligación puede llevar intereses y son válidos los que se han
convenido entre el deudor y el acreedor, como también la tasa fijada para su liquidación. Si no fue acordada
por las partes, ni por las leyes, ni resulta de los usos, la tasa de interés compensatorio puede ser fijada por los
jueces.”
La noción de interés compensatorio o lucrativo es la que responde a la esencia del concepto económico de
interés. Ese que se paga por tener un capital itinerario que, o no es propio, o debe ser entregado a otra persona
y ello con independencia de la existencia de mora del deudor.
Como regla los intereses compensatorios no se deben, salvo pacto de partes o que le imponga la ley.
La tasa de interés.
En principio, las partes están facultadas para fijar la tasa de interés compensatorio, con los límites impuestos
por la buena fe y el ejercicio regular de los derechos.
Puede surgir también de la ley, o de los usos y costumbres; las partes, en tanto no medie una ley de orden
público o bien existan abusos derecho, poder modificar. Si resulta excesiva, rige lo establecido en el artículo
771 del código.

Intereses moratorio. Concepto. Régimen.

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Artículo 768. “Intereses moratorios. A partir de su mora el deudor debe los intereses correspondientes. La tasa
se determina:

a) Por lo que acuerden las partes;


b) por lo que dispongan las leyes especiales;
c) en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central.

Los intereses por mora pueden ser o bien moratorios, o bien por punitorios. Ambos se devengan cuando el
deudor ingresa en estado moratorio, esta vez por no haber cumplido en tiempo su obligación. Pero aún
compartiendo este origen común, tiene una diferencia esencial: el interés moratorio constituye exclusivamente
la indemnización por el retardo injustificado en el cumplimiento de la obligación dineraria; en tanto que el
interés por punitorio representa algo más, tiene un componente punitivo, de sanción que pesa sobre el deudor
por no haber cumplido.
Los intereses moratorios tienen un rasgo esencial: se devengan, ipso iure, a partir de la mora, por expresa
disposición legal. En efecto, en la norma se establece que el deudor moroso debe tales intereses.
La tasa de interés moratorio.
Puede ser por acuerdo de partes, lo que no debe inducir asimilarlos al interés punitorio. Aunque por lo general
el interés por mora emanado de acuerdo de partes es el punitorio, de todas maneras podría pactarse una tasa de
interés moratorio, sin el plus de sanción que es de la esencia del punitorio.
Las leyes especiales pueden fijar la tasa, y las partes podrán establecer una diferente, en tanto en cuanto a
norma no sea de orden público.

Intereses punitorio. Concepto. Régimen de la cláusula penal.


Artículo 769. Intereses punitorio. “Los intereses punitorios convencionales se rigen por las normas que
regulan la cláusula penal.”
Los intereses punitorios, no se agotan exclusivamente en el resarcimiento del daño derivado de la mora, sino
que además tienen un componente de sanción: castigar el incumplimiento.
Ello debe quedar reflejado en su tasa, que necesariamente ha de ser mayor a la del interés moratorio. Suele
existir una tendencia a señalar que este interés es el moratorio pactado, lo cual no es del todo acertado. Es que
el interés moratorio no nace de acuerdo alguno, sino que se aplica por imperio de la ley.
Cuando su origen es voluntario se aplican las normas de la cláusula penal. En el caso de existencia de un daño
distinto al interés punitorio, el principio de inmutabilidad relativa propio de la cláusula penal en nuestro
ordenamiento rige en toda su plenitud.

Tasas. Concepto.
Con la palabra tasa se hace referencia al porcentaje de capital que, según una determinada unidad de tiempo,
debe pagarse en concepto de interés. De acuerdo con su origen, esto es según quien sea el que imponga las
tasas, esta puede ser, convencional, legal o judicial.
Tasas activas y pasivas: la pasiva es la que los bancos o entidades financieras pagan a sus clientes por la
captación de depósitos o ahorros; se llama pasiva, porque el banco es, en este caso el deudor. La tasa de
interés activa es la que los bancos o entidades financieras cobran a sus clientes por los préstamos que les
otorga, se llama activa, porque el banco es en este caso, el acreedor. La diferencia entre la tasa activa y la
pasiva se llama SPREAD, que es la ganancia o utilidad del banco por su actividad de intermediación.
Tasas positiva y negativa: se llama tasa de interés positiva a aquella que supera la tasa de inflación, por
ejemplo si la inflación es del 30% anual, una tasa establecida en el 37% anual será positiva. Por el contrario,
las tasas de interés negativa es cuando es inferior a la tasa de inflación.
Tasas nominales y reales: la tasa es nominal, cuando la suma de intereses se expresa en una cantidad
determinada de dinero. La tasa real cuando la cantidad de intereses a percibir no se expresa en una suma
determinada, sino a determinar en el momento del pago y de acuerdo con el rendimiento del capital medido en
función del valor de determinados bienes o servicios.
Tasa simple o compuesto. La tasa de interés es simple cuando el capital al que se aplica se mantiene invariable
desde el inicio de la operación, es decir los intereses que se van devengando periódicamente no se capitaliza.
En la tasa de interés compuesto en cambio, los intereses se van capitalizando períodos previos, de manera que
el capital al que se le aplica la tasa crece en la misma proporción que el monto de intereses que se le suma.

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Tasa de interés anticipado y tasa de interés vencido. Existe consenso en que el interés anticipado es el que se
cobra al inicio de la operación o al celebrarse el contrato, por eso se los llama también descuento. El interés
vencido, en cambio es aquel que debe ser pagado o, en su caso capitalizado, a la finalización de un periodo
determinado e incluso a la finalización del contrato.
Tasa de interés fijo y tasa variable. Se dice que el interés es fijo, cuando la tasa aplicable se mantiene
inmutable desde el inicio hasta la finalización de la operación. La tasa es en cambio variable, cuando para su
determinación es necesario remitirse a otras tasas o cuando se ha pactado que para fijar la tasa se tendrá en
cuenta la evolución periódica de la tasa de interés de plaza.
Tasa de interés directo y sobre saldos: dado un préstamo que debe ser restituido en cuotas, el interés puede ser
pactado a tasa directa o sobre saldos. Es a tasa directa, cuando la totalidad de los intereses se calculan sobre el
capital inicialmente adeuda, que a los fines del cálculo de intereses se mantiene inmutable. Es obvio que esta
tasa resulta siempre más onerosa para el deudor. La tasa de interés es sobre saldos, cuando el cálculo se hace
sobre capital que efectivamente se adeude, es decir se van descontando del capital, a los fines del cómputo de
interés, los pagos parciales de capital que vaya siendo el deudor.
Tasa de interés puro y tasa de interés productos: el interés es puro cuando no contiene las escorias según
Molinari. El interés es un producto cuando contiene aquellas escorias: tasa de inflación, costo financiero,
seguro de caución, gastos administrativos etc.
Tasa de referencia: son tasas de referencia aquellas que suelen mencionarse en los contratos con el propósito
de utilizarla como parámetros comparativos con la tasa pactada por las partes, para verificar su conveniencia o
razonabilidad o bien para adaptarla al respectivo contrato.

Anatocismo. Noción. Interpretación del artículo 770 del Nuevo COdigo.


Artículo 770. “No se deben intereses de los intereses, excepto que:
a) Una cláusula expresa autorice la acumulación de los intereses al capital con una periodicidad no
inferior a seis meses;
b) la obligación se demande judicialmente; en este caso, la acumulación opera desde la fecha de la
notificación de la demanda;
c) la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce desde que el juez
manda a pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo;
d) otras disposiciones legales prevean la acumulación.”

El anatocismo consiste en la capitalización del interés, que pasa también a devengar interés, es una práctica
que si bien impuesta por las necesidades del tráfico, produce el efecto de acrecentar en forma notable la deuda
de dar dinero. Es que, en definitiva el interés se convierte en capital.
La regla, en consecuencia, es que no se deben intereses de los intereses. Pero existen las cuatro excepciones
indicadas en la norma.
La primera es la voluntad de las partes, el pacto puede ser anterior o posterior al nacimiento de la obligación.
Sin embargo, se limita el lapso de la capitalización, estableciéndose que no puede ser menor a seis meses.
La segunda excepción reconoce como antecedente el artículo 569 del código de comercio de drogas.
En el código la solución es general: solo existe la posibilidad de aplicar el anatocismo desde la fecha de
notificación de la demanda y no es requisito que los intereses se adeude por algún periodo determinado.
La tercera réplica de la solución del artículo 523 del código derogado. En casos particulares las leyes
establecen la posibilidad de capitalizar intereses. En el código existen algunas reglas especiales: en la cuenta
corriente bancaria y en la cuenta corriente.

Facultades judiciales.
Artículo 771. “Los jueces pueden reducir los intereses cuando la tasa fijada por resultado que provoque la
capitalización de intereses excede, sin justificación y desproporcionadamente, el costo medio del dinero para
deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación. Los intereses pagados en exceso
se imputan al capital y, una vez extinguido este, pueden ser repetidos.”
Lo dispuesto en esta norma se aplica a los intereses compensatorios, a los intereses moratorios, a los
punitarios legales y al resultado de la aplicación del Anatosismo. Se establece un criterio netamente objetivo
para proceder a la readecuación de la tasa de interés que resulta excesiva. La comparación se efectúa con “el
costo medio” del dinero en situaciones similares a la del obligación bajo análisis en el lugar donde se contrajo
la obligación.

Gramajo y Rendace Página 111


Si bien la cuestión demanda la mayor prudencia, el juez no sólo puede morigerar la tasa, sino que también
debe hacer, de oficio, cuando las condiciones previstas en la norma surgen evidentes, razón del orden público
comprometido.
Reducido la tasa de interés, si previamente se había efectuado algún pago, la ley le imputa lo entregado a
capital. Si las condiciones económicas se modifican, la tasa de interés mandada a pagar por una resolución
judicial puede ser modificada, y sin que ello afecte la cosa juzgada.

Obligaciones de valor. Diferencias con la obligación de dinero.


Una de las modificaciones más importantes en la materia obligación al de la regulación de las obligaciones de
valor, aplicada durante muchos años por la jurisprudencia y la doctrina argentina. Las obligaciones dinerarias
son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma de dinero. El dinero es lo debido y es el modo de pago. En
la actividad económica son numerosísimas: el precio de la compraventa, la de pagar la prima en el seguro, la
renta vitalicia, la que surge de títulos valores como el pagaré, el cheque, la letra de cambio etc.
La deuda de valor es aquella que el objeto es un bien que medidos por el dinero. Las diferencias son
sustanciales.
En las primeras, el dinero es expresado mediante una suma determinada o determinable al momento del
nacimiento de la obligación; en las de valor, en cambio ello no ocurre al principio sino a posterior, cuando es
precisa la cuantificación.
Las obligaciones de valor adquieren una trascendencia mayor cuando el sistema es nominalista y hay
inflación. En las obligaciones de dar dinero siempre se debe la misma cantidad de dinero, aunque el mismo se
desprecia, mientras que en la de valor, lo debido es el bien, que se valoriza al momento del pago en una
cantidad de dinero.
Son obligaciones de valor: la indemnización de daños y perjuicios, tanto la responsabilidad por
incumplimiento contractual como la extra contractual.
La obligación de valor permanece al margen del nominalismo por cuanto lo que se debe no es dinero, sino un
valor que, aunque termine traudiciendose en dinero, permitirá siempre la actualización que sea pertinente.

Articulo 772.”Cuantificacion de un valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el monto resultante debe
referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de la deuda. Puede ser
expresada en una moneda sin curso legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor es
cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de esta Seccion.”

Gramajo y Rendace Página 112

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