Está en la página 1de 6

881 Naturale7.a Y aracia 88.

la estructura «por qué» ( -ñ> && 'rl ), que sophie (St 1959); Ch. H. Kllh-. Aoaxim'Pder 8lld
a.rgo no conocieron aquella rela•/ se da necesariamente con todo saber y es the Origios of GRCk Cosmolol)' (NY 1960); F.
Solmnn, Ariatotle's System of the Physical World
i:uliar de los mismos que se · lo Alfaro, J. “Naturaleza
común del concepto Je .C#IU. Re&xio-y Gracia”, (lthaca 1960): W. en:
Wl"'-l,Rahner, K.
Die ariatotclisdlé Plíyaik
mnifiesto desde la teoría de Eins<>·
~
et alt. (ed.) Sacramentum Mundi. Enciclopedia
nando sobre el lenguaje usu.l, en Plsica n 3 (06 1962); E. Hunpr, Von Dcmokrit bis Heilcllbera
Aristóteles entre los muchos modos de en- (Brau 31963); C. F. 11. Wmaieker, Die Tf.'ltlWCiCe
(como totalidad de los lugaroj Teológica.
tender la causa t~Herder, cuatro tipos:Barcelona 1973, (Stp.
1.0 , la der Wiseenschaft 882-892.
21964); E. SchriJdlnpr. Geist
IOrlos cuerpos) y tiempo tien und Materie (Brau 31965); H. SocluH, EintbtirUna
materia ( IS):r¡, causa material); 2. , la forma in die N., 1: Naturcrkenntnis und Wirldichkeit (Brau
0

• moderna una historia moví, (e~ causa formal); 3.0 , lo que obra (-rO 1967), 11: Die Brbnntnis dos Lebendileo (tMI).
lllil con Newton, el cual, en notOY, causa diciente); 4.0 , el para qué
ir """'1'alis principia mathematii (-ñ> 06 lvcxcc) o el fin ('rfl~). también YWmlr Rldl#r
IDtrodujo los conceptos de espac" causa final. Los dos primeros tipos de cau-
lle tiempo absoluto y los conceb sas se interfieren con los principios. Lo mis·
Idos de los cuerpos móviles, has mo que en éstos, no se trata aquí de una NATURALEZA Y GRACIA
t Ja relatividad de Einstein, que;¡ enumeración completa de todos los tipos
la ley de la velocidad constantet de causas. l. El problema de n. y g. se preseQta im·
lllperimento de Michelson, 1881~~ C.On el concepto de causa dicient'e va es- plícitamente en toda reílexión teológica so-
nueva técnica de medición dd3 trechamente unido el de causalidad o de bre la salvación del hombre ( -+ redención,
11 tiempo (transformación de :r..o..' ley causal. Se entiende por tal la regularidad -+ justificaci6n) y se halla estrechamente re-
1 teoría de la relatividad de nuevo~ en la acción recíproca de los procesos físi- lacionado con una serie de préguntas fun·
l!llO plenamente la unidad primi"i cos, la cual se manifiesta en que procesos damentales de la dogmática, tales como: crea·
pacio, tiempo y movimiento. · iguales en las mismas rondiciones siguen ción y alianza, creación y encarnación, co·
idéntico curso. La historia de la física mues- nocimiento natural de Dios y revelación,
tra hoy día distintos tipos de causalidad: 1'87.6n y fe, filosofía y teología, ley y evan·
el determinismo mecanicista de la física clá- gclio, libertad del hombre y autocomunica-
ñicipios del móvil, Aristóteles· sica y el indeterminismo de la mecánica ción de Dios, historia universal e historia
t, en Física 1 2ss: 1.0 , lo subya• cuántica, que representa también un tipo de de la salvación, progreso y reino de Dios,
C,.VOv), el móvil en cuanto per·f causalidad física. ética y ley de Cristo, humanidad e Iglesia,
devenir; 2.0 , la forma (ct~k Sobre la f. romántica de la n., cf.: -+idea- Iglesia y Estado, etc.
cuanto «adquiere forma» en el; lismo (Schelling), -+romanticismo (Catus, La f6rmula n. y g. no designa otra rosa
, Ja privación de forma ( <n"ip71- ~ Novalis ), y también -+ vitalismo. que la situación del hombre ante d Dios
Jil en cuanto en él, al final del • Sobre otros temas de la f. de la n., cf. que se revela y comunica a sí mismo por
~ del resultado quita el ct3~ -+ entdequia, -+ evoluci6n, -+hilemorfismo, Cristo, pues Dios es un Dios de la salva-
-+ causalidad, -+ ciencias naturales y teolo- . ción por su autocomunicaci6n revelada y rea·
1 logra estas distinciones apoyán- gía, -+ vida, -+ materia, -+ tiempo. ,lizada en Cristo. El hombre alcanza su sal·
mas formulaciones del lenguaje. vación precisamente por la accptaci6n libre
=rea del devenir. Efectivamente,.' BIBUOORAFIA: Aristotle's Physks, a revilCd . de esta autocomunicaci6n de Dios por Cristo.
inos del fieri (el punto de par- · Text with lntroduction and Commentary by W. D. Esa salvación ya ahora tiene su principio en
.Wtado ), en la frase que ticM Ron (O 1936) (biblioar.); Ariatotelis opera cum
Averrois commentariis IV. (V 1562, Rimpr. P la -+justificación por la -+fe, y llega a su
lo un devenir concreto, están 1962); Thomae Aquinatia in octo libros pbysicorum estadio ddinitivo en la visión de Dios en
· confrontados en su diversidad:':' Aristotelis expoaitio, ed. cura et atudio P. H. Mag- Cristo; es comunidad de vida entre Dios y
llÍ, estas distinciones están ya.' giolo (fn 1954); Joannis Buridani Quaeationes super hombre, es diálogo personal en el que Dios
llltriamente en toda proposici6n octo physicorum libros Aristotelis (P 1509, Rimpr.
F 1964); Guilielmi Occ:am Philosophia naturalis se comunica a sí mismo y d hombre recibe
mir («si se atiende a la manera (R 1637, reimpr. Lo 1963). - P. D.,_,, Le syatlme esa autodonación de Dios y, de esa manera,
L90a 13 ); no se trata, pues, de , du monde 1-X (P 1913-59); J. Marltabt, Pilosofia ·participa en su vida. Salvación es por tanto
ll a partir de los ejemplos, en ·' de la naturaleza (Oub de Lect B Aitcs); C. F. 11. encuentro entre el ~amor de Dios y la
e la inducción en las ciencias Weiuilcker, Zum Weltbild der Physik (1943, St
101963); E. May, Kleiner Grundri8 der N. (Meisen· · -+ libertad humana que da su respuesta a la
iO de una «consecuencia espe- ·
heim 1949); A. Maier, Studien zur N. der Spltschola· ·llamada divina en Cristo. El problema de
s principios se distinguen según stik l·V (R 1949-58); F. Zubiri, Naturaleza, historia, rn. y g. se articula, pues, en la pregunta por
le acuerdo con el hablar» (ele Dios (Nacional Ma); N. Hartmann. Pilosoffa de la ·las necesarias condiciones de posibilidad dd
190b 22); y esta distinción se naturaleza (F de CE M6x 1960); A. G. 1'0ll Melsen,
The Philosophy of Nature (Pittsburgh 1954); E. encuentro del hombre con d Dios del amor,
1 plano previo a la moderna
Flnk, Zur ontologischen Fr6b¡eschichtc von llaum, ·para que aquél pueda participar realmente
jctlvista) de «realismo·idealis· Zeit, Bewegung (La Haya 1957); e;. Fny, Geaetz en la comunidad con Dios mismo. Puesto
~ rea/is • distinctio rationis. und Entwickluns in der Natur (H 1959); M. Hart- ,que la comunicación de -+Dios mismo en
de los principios está en la mann, Die philosophischen Grundlagen der Natur·
wissenschaftcn. E.rkenntnistheorie und Methodo· ..sí es absolutamente transcendente (sin duda
* qué» ( -rO ~~ oli ). Con la es- Jope (St 21959); W. He#Hnberg, Physik und Philo- el hombre puede concebir como no contra·
~» se cruza en cierto modo
i
Naturaleza y grada 885

dictoria en sf la posibilidad de una comu· nado a la comunidad con Dios por Cristo. · g. de Dios, que él scpit:
~;-
oicad6n del Dios absoluto al espíritu finito), La capacidad natural de conocer a Dios (Rom mente (In 797 814), J · ·
nuestra pregunta se dirige sobre todo al hom· 1, 18-28; Act 17, 24-27; Dz 1785), que . mental para recibir i.
ber, el cristocentrismo de la c:reaci6n y del se identifica con la espiritualidad del hom· · (Dz 1786 1789 1190;¡
capacitado para recibir libremente la autodo- bre, y cuya realización implica su libertad, · -+fe es indivi"sa·da•lill
nac:ión divina. Je hecho y existencialmente no puede actua· bre respuesta del
lizarse sino por la g. de Cristo (d. posibili· 1789 1791 1814). ·k
2. El problema de n. y g. ha de abor- dad de conocer a -+Dios). En nuestro orden · resa a la teología
darse en su perspectiva fundamental, a sa· faktico el hombre s6lo se relaciona con el cierto modo exclU!li'1Na•
ber, el cristocentrismo de la creación y del Dios de la grada. ción fundamental Jlld' tp¡·
hombre (1 Cor 8, 6; 15, 24-28.44-49; Rom obediencia!). Lutero y, ·
8, 19-2.3.28 ..30; Ef 1, 9s.19-2.3; .3, 11; Col .3. Mas por el -+pecado el hombre re· · thon y Calvino conceden
1, 1'-20; .3, 4; Flp .3, 21; Heb 1, 2s; Jn cha7.a la comunidad de vida con Dios, y así · ginal no ha destruido tolllllllí. .
1, .3; 12, .32; Vaticano n, Lumen gentium, se halla en una imposibilidad absoluta de bre la capacidad de ,
n.0 2, .3, 7, 48; Gaudium et spes, n.0 22). cambiar nuevamente esta situación por s1 M. LAcKMANN, Vom G~mibl '
La -+ alianza y, en último término, la -+en· mismo. S61o Cristo por su Pneuma en el fung [St 1952] .320-.367). ''~
carnaci6n son en el plan divino el funda- corazón del hombre puede restaurar la rcla- · Pero no podemos ignorar 4'lll
mento interno de la -+creación, es decir, la ci6n filial con Dios. La g. es la llamada in· supone la n., tambi6i 1- a.~
existencia del hombre y la del mundo .para terna a la conversión; y, en principio, pre-·. presupone la g., en cuanto é(lj
aquél tienen su fundamento y meta en Cris- supone indudablemente en el pecador la ca· Cristo soporta y determina ....

1
to. Este «existencial de Cristo• constituye pacidad de ser llamado por Dios. De otro .. él, la creación entera en • 1!!I
la dimensión más profunda del hombre y modo una conversión sería totalmente impo- La autocomunicación penmlll ~
de la creación (a travá del hombre). La
cncamaci6n del Logos es así el fundamento
que sostiene la creación (casi estamos ten·
st'ble, y ya no habría ninguna responsabilidad.
frente a la llamada constante del Dios de ·
la g.; o sea, el pecador ya no estaría cllama•,
""""'° en la -> entera 1 ·
a la humanidad
último fundamento )Jlhl· · - _
tados a decir que la posibilidad misma del doi. l'Calmente a la participación en la vida mundo y del hombre. - • ' ·,.
hombre y del mundo se funda en la posibi- con Cristo (1 Cor 1, 9; Gá1 2, 20; Rom 8,
lidad de la encarnación). 28ss). Si la fe justificante incluye la of>c.:' 4. En la apertura _:
Por tanto, para el hombre no hay otro dicocia del hombre a la palabra salvffi.ca de.' finito - para el horillO&IW:.
Dios que el de la revelación y de la g., el Dios en Cristo (Rom 1, 5; 10, 16; 15, 18r ve la teología católica la 'e _
cPadrc de nuestro Señor Jesucristo• (2 Cor 16, 26, cte.), el hombre no puede ser radi, mental para la recepc::iáDi. ·,.
1, 3; Ef 1, 3; 1 Pe 1, .3, cte.). Pero esto calmentc incapaz de conocer al Dios de cación de Dios, la cual· ·: ..
significa que toda relación existencial con- rcvclaci6n y de abrirse al Dios de la g. Dicbó en la fe y llega a su . . . .
creta del hombre (y del mundo a travá del de otro modo, la palabra de Dios y la g. • - visión de Dios. Esta capdlllilj
hombre) con Dios está mediada en Cristo; esta capacidad pel hombre ya no serían hombre para la visión de m
y, en consecuencia, de hecho no hay ninguna bra de Dios y g. para el hombre. La pala pretada en dos co~
relación puramente natural del hombre con de Dios no tiene ningún sentido sin desti.I una como mera no conttadim..
Dios. El hombre s6lo existe como justificado
por la aceptación de la g. de Cristo o como
pecador, cuando la rechaza; en todo caso
natario; la g. presupone incluso en el peca."
dor la capacidad fundamental para su~
ci6n. Esta capacidad se identifica con la a
de la unión inmediata con.•
y la g.; en otra como dnilll

interpretación, insinuada ea ....


él permanece llamado internamente a la par- tura ilimitada al ser y al Absoluto, la horada por Tomás de ~
ticipación en la gloria del Scfior (d. Vatica· constituye al hombre como «espíritu en (si bien con diversa articulaéili
no n, Lumen gentium, n.0 1.3-17; Gtuuli#m mundo•. La g. presupone la n. del hom gía) por la mayoría de ·b-l[i
et spes, n.0 19-22; d. tambi6i orden -+so-
brenatural). Esta ordenación interna del hom-
pero su n. es esencialmente capacitación
la g., es decir, condición transcendental
edad media y de la
tina. Recientemente ha ~
dCC""'
bre a Cristo en principio excluye todo dua· la posibilidad de la g. como g. para el h profundización en J. ~
lismo entre n. y g. La relación puramente bre (Bouillard). y sus seguidores. En virtud -
natural del hombre con Dios, que absoluta· La intención aut6itica de la doctrina hacia la infinitud del ser, 111'4
mente hablando es posible en virtud de su t6lica sobre la no destrucción total de dinamismo de la razón no '~
constitución esencial como «espíritu en el -+libertad humana por el -+pecado ori · hasta llegar al conocimientlDc...
mundo•, no se realiza ni es realizable por- (Dz 79.3 81') y sobre la posibilidad de base última del ser, a sabet, _
que de hecho el hombre s61o existe como ~ naturalmente a -+Dios (Dz 178 ración infinita al co~
aquel que, precisamente en la autenticidad 1806), no tiende tanto a delimitar la identifica con la n. ~
de su estar en sf como .unidad y totalidad de la n. humana, cuanto a resaltar la sólo puede alcanzar su PleaiUllll
de espíritu y cuerpo, se halla siempre ordc- mancntc responsabilidad del hombre ante la visión de Dios. N'tngmM ~
884 885 Naturaleza y gracia 886

:omunidad con Dios por Cristo. g. de Dios, que él acepta o rechaza libre- ' llena por completo la más profunda aspira-
1natural de conocer a Dios (Rom mente (Dz 797 814 ), y su capacidad funda- ción del hombre a la perfección infinita.
~ 17, 24-27; Dz 1785), que mental pata recibir la -+ revelación divina únicamente en el encuentro personal con el
con la espiritualidad del hom- (Dz 1786 1789 1790 1796 1808 1813). La -+ Absoluto mismo puede el hombre alcan-
.tealización implica su libertad, -+fe es indivisiblemente don de Dios y li- zar definitivamente la plenitud de su espí-
mstencialmente no puede actua- bre respuesta del hombre (Dz 798 813 819 ritu, hacia la que .él siempre estaba en cami-
por la g. de Cristo (d. posibili- 1789 1791 1814). La n. del hombre inte- no de ·un modo implícito, y que siempre
¡oer a-+ Dios). En nuestro orden resa a la teología católica primariamente (y en estaba presente en él de una forma oculta
:ambre sólo se relaciona con el cierto modo exclusivamente) como capacita- ( intimior intimo meo: Agustín).
pacia. ción fundamental para la g. ( -+ potencia El hombre, pues, según su n. está orde-
obediencial). Lutero y, sobre todo, Melanch- nado a la -+visión de Dios como a su única
m el -+pecado el hombre re- thon y Calvino conceden que el pecado ori- «felicidad perfecta• (Tomás de Aquino) y
llllidad de vida con Dios, y así ginal no ha destruido totalmente en el hom- como a su único fin último absoluto. Mas
uoa imposibilidad absoluta de bre la capacidad de conocer a Dios (d. por su propia dinámica no es capaz de
nmente esta situación por sí M. LAcKMANN, Vom Geheimnis der SchOp- transcender el horizonte del ser y de pe-
Cristo por su Pneuma en el fung [St 1952] 320-367). netrar en el -+ misterio absoluto. Por su
liornbre puede restaurar la rela- Pero no podemos ignorar que, si la g. pre- constitución creada permanecería en un pro-
l Dios. La g. es la llamada in- supone la n., también la n. a su manera ceso progresivo de perfeccionamiento y al-
IBVCl'Sión; y, en principio, pre- presupone lag., en cuanto de hecho lag. de canzaría tan sólo una «felicidad en el movi-
llb.lemente en el pecador la ca- Cristo soporta y determina al hombre y, por miento• (J. Maritain), tal como corresponde
• llamado por Dios. De otro él, la creación entera en su propia esencia. a su finitud y a su posibilidad; por sí solo
raversión sería totalmente impo- " La autocomunicación personal de Dios a Je- nunca podría superar su temporalidad crea-
hebrfa ninguna responsabilidad sucristo en la -+encamación y, por Cristo, da. Ciertamente, la existencia del hombre
llmnada constante del Dios de a la humanidad entera y al mundo, es el como n. no carecería de sentido (en su espi-
1 pecador ya no estaría «llama- último fundamento pata la existencia del ritualidad ci:eada no divinizada por la g.).
t a la participación en la vida mundo y del hombre. Pero en el orden fáctico de la salvación el
C.Or 1, 9; Gál 2, 20; Rom 8, hombre está ordenado a la visión de Dios
líe justificante incluye la obe- 4. En la apertura - esencial al espíritu como g., es decir, a la absolutamente gra-
abre a la palabra salvífica de finito- para el horizonte infinito del ser, tuita autocomunicación personal de Dios. La
• (Rom 1, 5; 10, 16; 15, 18; ve la teología católica la capacidad funda- participación en la vida de Dios comunica
el hombre no puede ser radi- mental pata la recepción de la autocomuni- al hombre una forma de ser supracrcatural:
pn de conocer al Dios de la cación de Dios, la cual tiene su principio «eternidad por participación• (Tomás de
t abrirse al Dios de la g. Dicho en la fe y llega a su consumación en la Aquino), es decir, le da una consciente y
, Ja palabra de Dios y la g. sin visión de Dios. Esta capacidad de la n. del divinizante presencia en s{ mismo, la cual es
llel hombre ya no serían pala- hombre para la visión de Dios fue inter- comunicada por la presencia inmediata del
•w. p.ra el hombre. La palabra pretada en dos concepciones opuestas: en espíritu absoluto. La visión divina repre-
Íl:De ningún sentido sin desti- una como mera no contradicción entre la n. senta, pues, para el hombre la suprema posi-
f-supone incluso en el peca· y la g.; en otra como desiderium 1111turale bilidad, que sólo puede realizar Dios en una
Id fundamental para su recep- de la unión inmediata con Dios. La última libre comunicación de sí mismo. La n. del
lidad se identifica con la apcr· interpretación, insinuada en Agustín, fue ela- hombre no tiene más «finalización• ·definiti-
lit ser y al Absoluto, la cual borada por Tomás de Aquino y aceptada va que la visión de Dios. Mas eso no sig-
"'-nbre como «espíritu en el (si bien con diversa articulación y terminolo- nifica que por sí misma esté «finalizada»
é presupone la n. del hombre; gía) por la mayoría de los teólogos de la hacia ahí: sólo la g. pone el principio de la
l!encia1mente capacitación pata edad media y de la escolástica postriden- divinización del hombre y lo ordena efec-
• condición transcendental de tina. Recientemente ha experimentado una tivamente a la unión inmediata con Dios.
le·la g. como g. para el hom· profundización en J. Maréchal, P. Rousselot Con ello queda excluido todo dualismo
y sus seguidores. En virtud de la orientación entre n. y g.; el hombre existe solamente
, átáltica de la doctrina ca- hacia la infinitud del ser, las preguntas y el en la gratuita ordenación interna a la visión
í" no destrucción total de la .- dinamismo de la razón no pueden descansar de Dios, la cual es el único fin último abso-
. . por el -+pecado original
r '10bre la posibilidad de co- ,
mR • -+Dios (Dz 1785- l
hasta llegar al conocimiento inmediato de la
base última del ser, a saber, Dios. La aspi-
luto de su naturaleza. Así, pues, en el hom-
bre de ningún modo se hallan yuxtapuestos
ración infinita al conocimiento, la cual se dos fines definitivos; esos dos fines ni siquie-
fi· fdto a delimitar la esencia .7 identifica con la n. espiritual del hombre, ra son posibles en la forma de una mera
il. cuanto a resaltar la per· sólo puede alcanzar su plenitud definitiva en yuxtaposición. La concepción de la n. del
'•1idad del hombre ante la la visión de Dios. Ninguna realidad finita hombre como un ser que por propia diná-
~
887 Naturaleza y gracia 888 889

mica sea capaz de alcanzar su plenitud defi- ter.na que eleva el espíritu del hombre a la 29; 1 Cor 6, 15-20; 2 ..•
nitiva, queda excluida por completo. Por otro participación en la vida de Dios por la ~ fe, 23; 3, 19ss; 1 Tes 4. ·
lado, eso deja intacta la transcendencia de la ~esperanza y el ~ amor; esta concepción En los escritos de .
la g.: la n. del espíritu creado del hombre de la función propia de la g. alcanza su como «atracción•
no incluye necesariamente la destinaci6n a la punto cumbre en la teología tomista. Duns al hombre el cootJCialil$i
visión de Dios, pues por sus propias fuer- Escoto limitó a:msiderablemente la función 15-23; 16, 15.26; 16~
zas no puede determinarse absolutamente a iluminativa de la g., y el ~ nominalismo participación en el :~
sf misma. de Ockham defendió un extrinsecismo radi- el Hijo (Jn 6, 44ss•·
Pero esta explicación a manera de resumen cal de la g.: ésta no produce ninguna modi- descrita igualmente . :
de la relación entre la n. y la g. requiere ficaci6n interna en el dinamismo natural del nacimiento» ( 3&ivols: ~t~
todavía algunos complementos. El hombre es espíritu humano. Los teólogos postridenti- 4, 7s), que posibilita (1
esencialmente espíritu encarnado, cspfritu en nos abandonaron esta posición extrema; no nidad de vida con ·.' ,,
un cuerpo; la plenitud de la salvación esca- pocos de ellos redujeron la operación inter- 1, 3.6; 3, 3.5-9.15.24r •
tológica comprende la totalidad y unidad de na de la g. a una elevación entitativo-jurídica posee ya ahora la «vi41··
su n. espiritual encarnada. De ahí resulta de los actos sobrenaturales, que por lo de- 36; 5, 24; 1 Jn 3, 1';'
cla importancia eterna de la humanidad de mM no superarían el dinamismo puramente en el conocimiento de
Crista» (K. Rahner) en la visión de Dios. natural del hombre. plenitud por la ...
La n. del hombre como espíritu en el mundo Una mejor inteligencia de la doctrina bí- Cristo glorificado y, a · .:
está a su vez ordenada a la unión con el blica (sobre todo de la concepción de Pablo Dios mismo, es decir, a - ·
Cristo gloriñca4o y, en él, al auténtico mis- y de Juan) sobre la acción de la g. en el Cristo (Jn 17, 24ss; 1
terio de Dios. En último término el desiáe- hombre y una reftexión más profunda sobre La exégesis moderna'
rium naturale del hombre se dirige a la vi- la. dimensión transcendental del dinamismo te que, según la ·
sión de Dios en Cristo. Y, del mismo modo espiritual del hombre, en el siglo xx han ~Juan, la acción del . _
que el mundo sólo tiene su sentido en la provocado una vuelta decidida a la posición tendida como llamada ~ ·
ordenación al hombre (la ~· de agustiniano-tomista, la cual ha sido confir- mentalmente al hombte) •
la creación en el hombre constituye el pen- mada también por el concilio Vaticano II vida con Dios por •
samiento clave de la concepción evolucio- (Lumen gentium, n.0 12; Dei verbum, n.0 5). la participación esca
nista del mundo), así también hemos de La concepci6n de la g. como iluminación . Dios en la comunidad·
decir que en el hombre la creación entera
aspira a la g. de la encamación como con-
sumación definitjva, tan absoluta como abso-
interna del hombre en la profundidad de su
espíritu comienza ya en el Antiguo Testa-
mento: En la nueva alianza Dios dará al hom-
· citados con el Cristo
Es evidente la npQ•
lli"

iluminativa de la g. paí!ÍF,
lutamente indebida. bre un «corazón nuevo> (Jer y Ez), una nueva gico de n. y g. El ,
Sobre todo hemos de tener en cuenta que inteligencia para el conocimiento del Señor hombre como «espíritu a~ ...
la situación existencial del hombre ante la g. como redentor y para la sumisión bajo su be de la g. una nueva ·~ ..·
no es simplemente la de su n., sino que es ley (Jer 24, 7; 31, 31ss; Ez 11, 19ss; 36, , ordena (en su unidad y ~
la situación de su estado como pecador, en 26ss ). Pablo atribuye a la operación del Pneu- ' cuerpo) a la unión iomo&•
el que se ha perdido la comunidad de vida 11111 enviado por el Cristo glorificado la con- Cristo. La g. afecta al ~
con Dios. El deseo íntimo de hallar a Dios versión del hombre, que de la ignorancia de más profundo de su n., es ded
es experimentado por el hombre como una Dios y de la enemistad frente a él pasa a su titución fundamental CODID ,,.¡
csñoranza> (R. Guardini). Pero el estado de conocimiento y amor (Gál 1, 21; 4, 8s; Ef 4, sona. La g. es una llamlld. il
pecador no excluye la cprcinteligencia> 18; 5, 8; 2 Cor 4, 6; d. Act 16, 14). Sólo mentada en la conciencia, • ili
(R. Bultmann) de la reconciliación con Dios la iluminación interna del Pneuma capacita tencial ante la com1m~'4
por la gracia. al hombre para entender el misterio de su de sí mismo en Cristo. 1-'4
muerte y resurrección en la fe ( 1 Cor 2, del hombre no puede set Cllli
'. Si la g. determina de esta manera la 2·16; 12, 3; Ef 1, 17s; 3, 14-17; Col 2, 2). &Ceptación del Dios del . . .
n. humana en su esencia y la ordena inter- El Espíritu Santo despierta en el hombre el al mismo. No hay ninguna _.
namente a la visión de Dios en Cristo, he- espíritu de la filiación divina (Roro 8, 14-17; tendal del hombre con Dialf
mos de explicar todavía cuál es la repercu- Gál 4,· 6). El creyente recibe una ~mueva dida en el corazón por el Blfi!
sión de lag. en la vida espiritual del hombre vida>, que es participación en la vida de dependientemente de que eHlill
y cómo actúa aquélla en la relación existen- Cristo mismo (Rom 6, 5-10; 8, 4-18; Gál o lo ignore) es la ley interllll!Jj
cial con Dios. También aquí los te6logos 2, 20; 5, 5; 2 Cor 5, 17; Ef 2, 10; 3, 17). a Dios y del amor fratenMbi
defienden dos concepciones opuestas. Hasta La existencia del hombre en el Espíritu · · o, en pocas palabras, Ja . .
el siglo XIV dominó la doctrina agustiniana Cristo tiende a la unión con el Cristo Cristo (1 Cor 16, 21; Ge U
de un magisterium internum de la g., el cual ri1icado por la resurrección, para ' 14, 15.23; 15, 9-1'; ....
fue entendido como una «iluminación> in- por él en la vida de Dios (Rom 8, 11.1' · Pero la iluminación inU!bllii
888 889 Naturaleza Y gracia 890

leva el espíritu del hombre a la 29; 1 C.Or 6, 15-20; 2 C.Or 5, 7s; Flp 1, 19- humano por la g. y su ordenación a la visión
l en la vida de Dios por la -,> fe; 2.3; 3, 19ss; 1 Tes 4, 17). de Dios en Cristo incluyen tambiál la des-
:iaa y el-,> amor; esta concepción En los escritos de Juan la g. es descrita tinación de la creación entera a la partid·
6n propia de la g. alcanza su como «atracción» interna, que hace posible pación escatol6gica en la gloria de Cristo
re en la teología tomista. Duns al hombre el conocimiento de Cristo (Jn 14, (Rom 8, 19-23 ). La aspiración a la visión
t6 considerablemente la función , 15-2.3; 16, 15.26; 16, 1.3) y le comunica la de Dios, que la g. imprime hondamente en
<le la g., y el -,> nominalismo participación en el conocimiento de Dios por , el hombre, mueve la existencia de éste (y
<lefendió un extrinsecismo radi- el Hijo (Jn 6, 44ss.56; cf. Mt 11, 27). Y es por él la del mundo) para que trascienda
~ta no produce ninguna modi- descrita igualmente como «capacidad de co- el tiempo hacia la participación en la eter-
ma en el dinamismo natural del nocimiento• ( &cho&«: 1 Jn 5, 20; d. 3, 6; nidad divina; el tiempo del hombre y del
wio. Los teólogos postridenti- . 4, 7s), que posibilita al hombre la ccomu- mundo está orientado hacia algo supratem-
iaron esta posición extrema; no j nidad de vida con Dios• por Cristo (1 Jn poral, hacia la dimensión de la -,> eternidad.
DIS redujeron la operación inter- 1, .3.6; .3, 3.5-9.15.24; 4, 12-16). El creyente El futuro de la salvación escatológica está ya
una elevación entitativo-jurídica posee ya ahora la cvida eterna• (Jn .3, 15ss. presente en la destinación del hombre por
sobrenaturales, que por lo de- 36; 5, 24; 1 Jn .3, 15; 5, 12s), que consiste la g. de Cristo a la unión inmediata con
nrfan el dinamismo puramente - en el conocimiento de Cristo y se dirige a la Dios. La historia del mundo no es un pro-
IOJDbre. plenitud por la participación en la vida del ceso que haya de continuar indefinidamente,
· inteligencia de la doctrina bí- Cristo glorificado y, a trav~ de él, en la de sino que es un progreso hacia el futuro ab-
todo de la concepción de Pablo Dios mismo, es decir, a la visión de Dios por soluto, a saber, la revelación definitiva de
IObre la acción de la g. en el Cristo (Jn 17, 24ss; 1 Jn .3, ls). Dios en el Cristo glorificado.
• reJlexión más profunda sobre ,; La exégesis moderna enseña concordemen-
transcendental del dinamismo te que, según la teología de ~ Pablo y de 6. Si la g. presupone en el hombre la
1 hombre, en el siglo xx han ~Juan, la acción del Pneuma ha de ser en- capacidad fundamental de ~ptar libremente
• vuelta decidida a la posición tendida como llamada (que determina funda- la autocomunicaci6n de Dios en Cristo, y si
llllista, la cual ha sido conm- J mentalmente al hombre) a la comunidad de la g. se •poya exactamente en esta respon-
ll por el concilio Vaticano Il ; vida con Dios por Cristo y, en definitiva, a sabilidad del hombre ante la comunicación
Wm, n.0 12; Dei verbum, n.0 5). ·' la participación escatol6gica de la vida de absolutamente libre que Dios bace de sí mis-
:i6o de la g. como iluminación Dios en la comunidad de los hombres resu- mo (M. Blondel), en consecuencia hemos de
Dmbre en la profundidad de su 1 citados con el Cristo glorificado. conceder que la g. presupone al hombre, no
enza ya en el Antiguo Testa· .l Es evidente la importancia de la función simplemente como n., sino también como
nueva alianza Dios dará al hom- -" iluminativa de la g. para el problema teoló- persona. La fórmula cla g. presupone la n.•
Sa nuevo» (Jer y Ez), un11 nueva~ gico de n. y g. El dinamismo natural del ha de complementarse con el enunciado cla
• el conocimiento del Señor. hombre como «espíritu en el mundo» reci- g. presupone la persona.. Ambos enuncia·
r y para la sumisión bajo su 1 be de la g. una nueva dimensión, que lo dos se condicionan mutuamente, en cuanto
7; 31, 31ss; Ez 11, 19ss; 36, ~ ordena (en su unidad y totalidad de espíritu- la petsOlllJ humana incluye la n. del hombre
tribuye a la operación del Pnetr ~ cuerpo) a la unión inmediata con Dios por y ~ta comprende su ser personal. En virtud
_. el Cristo glorificado la con-1 Cristo. La g. afecta al hombre en el estrato de su n. el hombre está abierto para la rela-
retbre, que de la ignorancia de r más profundo de su n., es decir, en su cons· ción yo-tú con otros hombres y, en definiti-
lllllCmistad frente a él pasa a su ; titución fundamental como espíritu y per- va, con el Absoluto.
'amor (Gál 1, 21; 4, 8s; Ef 4,~ sona. La g. es una llamada interna, experi- La g. profundiza esta relación en el diá·
iDr 4, 6; cf. Act 16, 14). SókJ' mentada en la conciencia, a la decisión exis- logo del corazón con el Dios del amor. Por
. interna del Pneuma capacita_'." tencial ante la comunicación que Dios hace la aceptación de la g. como autodonaci6n
ia entender el misterio de su: de s{ mismo en Cristo. La respuesta libre personal de Dios, el hombre alcanza en la
ltfección en la fe (1 C.Or zi del hombre no puede ser otra que la libre esperanza, la fe y el amor, aquella actitud
rf 1, 17s; 3, 14-17; C.01 2, 2).~ aCeptación del Dios del amor a la repulsa personal que corresponde a su esencia, y per-
neo despierta en el hombre el' al mismo. No hay ninguna otra relación exis- fecciona progresivamente su propia realidad
iliadón divina (Rom 8, 14-17; tencial del hombre con Dios; la ley infun- personal. En la visi6n de Dios en Cristo, él
· creyente recibe una «nueva;; dida en el coraz6n por el Espíritu Santo (in- recibirá la autocomunkación personal de Dios
• • ºó n en 1a v1"da de.,~
"partlctpao dependientemente de que el individuo lo sepa en su plenitud y, por su parte, se entregará
(Ieom 6, 5-10; 8, 4-18; GS: o lo ignore) es la ley interna del amor filial completamente en respuesta a Dios. C.On lo
Cor 5, 17; Ef 2, 10; 3, 17}.~ a Dios y del amor fraternal a los hombres cual el hombre llega a la plenitud de la pre·
W hombre en el Espíritu ~· o, en pocas palabras, la ley del amor de senda consciente en s{ mismo; cuando el mis-
l Ja· unión con el Cristo giooc1. Cristo (1 C.Or 16, 21; Gál 2, 20; 1 Pe 1, 7; terio de Dios se hace inmediatamente pre·
. taurrección, para particil*':l Jn 14, 15.23; 15, 9-15; Mt 25, 40.45). sente en la interioridad del hombre, también
la <le Dios (Rom 8, 11.19-2)~] Peto la iluminación interna del espíritu ~te adquiere con ello su propia presencia
..
891 Naturalismo 892 893
en sí mismo y recibe una participaci6n en J. Al/aro, Pormalobjekt, llbernatllrlichea: LThK2
nocer su apertura hacia •··
la eternidad de Dios. Entonces él recibe de la IV '1IY1 s; ldem, Gratia supponit naturam: ibid.
1169 sa; Ralurer IV (Natu:ialeza y gracia); St. Otto, cultramundano•, mejor . ~
g. su plenitud como persona, en la totalidad «Natura» und «dispositio». Untersuchung zum N.- fundidad ab*1 y ...·. ·
y unidad de su n. espiritual y corporal, con bepift' und zur Denkf'orm Tertullians (Mn 1960); último de su ptopil • ~
su relación al mundo, al hombre y a Dios J. Al/aro, Poraon und G.: MThZ 11 (1960) 1-19; ma dd hombre, CIOlllll:f .•
mismo, o, dicho brevemente, con su relación H. Boulllard, Blondel et le Cbristianisme (P 1961);
U. Klilul, N. und G. Untersuchungen der deutachen es en último térmlm> .·
a Cristo. La comunidad humana hallari en . di . . ,·.•..
lcatb. Theologie der Gegenwart (B 1961); J. Ratztn- personal , m
Cristo su unidad suprema, y en él la histo- ger, Gratia supponit naturam. Erwlgungen llber manente al hombre':
ria del hombre llegari a su fin definitivo. Sinn und GRD7.e cines scholastischen Axioms: En d campo .· ..
Einsicbt und Glaube ((hOIDCIUl,je a G. 86hngen), lista es la forma mis ·~
bajo la dir. de J. llatzinger - H. Fries (Fr 21962)
BIBLIOGRAFIA: M. J. ~ Naturaleza y tema reduce la realicW --~
135-149; J. Al/aro, N. und G.: LThK2 VII 830-83S;
gracia (Herder Ba 1969); C. v. SduJzler, N. und
Übernatur (Mz 1865); P. Rouuelot, L'lntellectua-
B. Stoeckle, «Gratia aupponit natunun». Gescbichte principio material, cuyo • e

und Analyae eines theologiachen Axioma: SA 49 ble se desarrolla dentro dd


lisme de St. Thomas (P 1924); J. Marlclull, El punto
(1962) (bibl.); G. Hasenlúlttl, Der Glaubensvollzug
de partida de la metaf1sica. S wls. (Gredas Ma
(Essen 1962) SI-SS; B. l.angemeyer, Der dialogiache
mina todos sus fenómenel, '
1 19S7, 11-ill 19S8, IV-V 1959); G. t# llroglle,
Porsonalismua in der ev. und kath. Theologie der hasta los supremos actol ·. ~~
De la place du sumaturel dans la pbilosopbio de
Gegenwart (Pa 1963); J. Alfaro, Supernaturalistas (~monismo, ~ materialismo.·~
St. Thomas: RSR 14 (1924) 193-246, IS (1925)
S-S3; E. Brunner, N. und G. (l' 1935); E. Brl8-
ftdci iuxta S. Thomam (R 1964); C. J. Peter, Par- La concepción estoica de ·~
ticipated Eternity in the Viaion of God (R 1964);
bois, Le désir de voir Dieu et la m6taphysiqae dd mundo•, es decir, como ·•
du vouloír selon saint Thomaa: NRTh S3 (1936)
978-989 1089-1113; H. t# L"6ac, Surnaturel. :études
A. ÁrentU, Gratuidad e inmanencia de la visión bea-
tfftca en los teólogos Jesuitas: ATO 27 (1964) S-204 puramente intramundano, ea m.
historiques (P 1946); W. O'Connor, The Eternal
J. Willlg, Geachaft'ene und ungoschaff'ene G. (Mr n. y no se distingue en ~
Quest (NY 1947); G. d4 Broglle, De fine ultimo
1964); H. Boulllard, L'i<We de IUl'lllÚlJMl et le Mys- materialista e~ estoicismo).
hwnanae vitae. Pars prior positiva (P 1948); ldem,
t«e chr6tien: L 'bommo devant Dieu ill (M6langea Diversos sistemas filMttl; i Í
H. de Lubac) (P 1964) 153-166; H. de Lllbac, El
De gratuitate ord.inia supematuralis: Gr 29 (1948) misterio del sobrenatural (Estela Ba 1968); H. contienen dementos de m. -- .·
435-463; H. de Lllbac, El misterio del sobrenatural en d fondo ofrecen una
Scldl1'b«clcc, Approchea th6ologiques, 11: Dieu et
(Estela Ba 1968}; P. Smidtkn, De oorspron¡ van de
l'bommo (Bru 1965); P. Tilum, Poi et th6ologie selon de la realidad, en C1J8llla.
theorie der zuivere Natuur. Verpten Meeaten der
Godoftoi de Fontaines (P 1966); K. J. B«ker, Die cientemente la distind6a
Leuvenae Scbool: Bijdrapn 10 (1949) IOS-127; M.-J.
Recbtfertiaunplebre nach Domingo de Soto. Das
LeºGulllou. Sumaturel: RSPbTh 34 (1950) 226-243
Denken eines Konzilateilnehmers vor, in und nach y el hombre, Q afirma .
(Bibliografia sobre la controvema con motivo de: Trient (R 1967); H. Hoffmtnm. N. und G. Dio humano se disudvc en· el'.
H. d4 L"6ac, Surnaturcl); z. Alszeg/Jy, La teoloaia, Theologie der Gottesacbau als vollendeter Ver¡Mt- (hinduismo, budismo,
dell'ordine sopranaturale nella scolastica antica:
Gr 31 (1950) 414-450; M. Marltabl, Neuf 1.e9ons lichuna des ~rea bei M. J. Scheeben do hablen dd retomo
(R 1967); R. MarU, Bultmann und die lnterpreta-
tur lea aotions prcmíaes de la pbilosopbie morale después de la muerte,
tion des NT (Pa 21967); H. Yolk, G. und Person:
(P 19Sl) 101; H. U. v. Btlltluuar, Karl Barth. Dar· d acto de este retomo
Gott allea in allem (Mz 21967) 107-122; G. Mlllclul-
stellung und Deutung soincr 'lbeologie (19Sl, K6
21962); R. Renwart, La «naturc puro» la a lumiere lelc, SclWpfun¡ und Bund a1s N.-G.-Problem: MySal concebidos alli en forma· ,'
11 S46-SS1.
ele l'Bncyclique Humani eeneria: NltTh 74 (19S2)
337-354; J. A.lfaro, Lo natural y lo aobrenatural (Ma JWln Alfaro Iidad entera
espiritual) es (o por lo
entendida a.···.·..
,.
19S2); E. Gutwen,er, N. und 'Obematur: ZK.Th 75 una evolución interna del
(19S3} 82-97; Der Bosrift' der N. in der 'lbeologie.
Bine Diskusaion zwischen H. U. wn Baltbasar und NATVRALISMO El ~deísmo de los ~
E. Gutwenger: ibid 452-464; L. Malnez, La gratuitó tiene una concepción natullllillll
du sumaturel: NRTh 7S (1953) 561-586 673-689; 1. El concepto de n. tiene tanto en d len- mo causa impersonal del~
Ralurer 1 323-34S (Sobre la relaeión entre la natu- guaje corriente cotnQ en d técnico (ciencias tenga ninguna relaci6n actml:e
raleza y la gracia); Scluna111 D 11/1 166-215 (ff 114-
21S; bibliografla); W. Trlllhaaa, In we1cJiem Sinn naturales, filosofía, teología) significados muy el hombre. Entre Dios ( ....
sprechen wir beim Menscben von «Natur»?: ZTbK diversos, que no pueden reducirse a un de- Deus sive natura: B. SpüalíJ
S2 (19SS) 272-296; Ralner ill 47-60 Eterna signifi- nominador común. A lo sumo se podría se- (natura naturata) media un: ilJ
cación de la humanidad de JoslD para nuestra n=- ftalar su nota característica en la tendencia salidad cerrado en sí, que tllllli
lación con Dios); K. Ralmer, N. und G.: FThH
209-23 (bibL); C. Colombo, El problema de lo a pensar toda la realidad exclusiva o prefe- bilidad de la revelación y 4ii
sobrenatural (Herder Ba 1961); H. Boulllard, Karl rentemente a base de conceptos e imágenes explica toda religión positiw{~
Barth: Parole de Dieu et exittence bumaine 11/2 (P tomados del mundo de las cosas, negando d cristianismo, por dernentol'J
1957) 100-112; J. Al/aro, Trucendenc::ia e inmanen- o relegando al olvido la dimensión trascen- natural. El concepto bfblianl
cia de lo sobrenatural: Gr 38 (19S7) S-50; idem, Cris-
to Glorioso, Revelador del Padre: Gr 39 (19S8)
dente de la persona y su libertad. Tal forma judaísmo, islam y cristic • ry
222-270; B. Neumann, Der Menscb und die himm- de pensar repettute inevitablemente en la fundamental es la libertad ji
liscbe Seligkeit nach der Lebre Gottfrieds von respuesta a la pregunta última sobre d hom- trascendencia personal y de -
Fontaines (Limburg 1958); V. Caudy, D6air naturcl bre y sobre su posición en d mundo; una en la historia, de ningún ...
et béatitude chez St. Thomas (Montréal 19S8); W.
Pldllpp, N. und Übematur: RGG3 IV 1329-1332
respuesta que no tiene en d fondo sino una ciliarse con d n. dd defamo;~
J. A/faro, Desiderium naturalo: LThK2 111 248 ss alternativa: o encerrar la existencia del hom- presupone un acosmismo, plii
H. de Lavalette, Extrinsezismua 11: ibid 1322 s bre dentro dd horizonte dd mundo, o reco- fundamentalmente d atcfsnD4

También podría gustarte