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EL PARADIGMA BAJOMEDIEVAL

DE LA CIENCIA
LOS FUNDAMENTOS DEL SABER EN EL ORDEN CRISTIANO-CÉNTRICO
EL CONOCIMIENTO DESDE EL PARADIGMA CRISTIANO

◼ Monoteísmo: con la noción de un Dios único, la concepción de lo trascendente se vuelve más rigurosa, poniendo a
Dios como lo absolutamente distinto de los demás entes.
◼ La creación de la nada (creatio ex nihilo): se elimina todo ente intermediario y coeterno en la creación del todo,
y además, se concibe a ésta como acto totalmente libre.
◼ Antropocentrismo: el hombre es apreciado como criatura privilegiada, hecha “a imagen” de Dios, lo cual trastoca
la homogeneidad hombre-cosmos que había imperado en la tradición griega.
◼ Una nueva concepción del conocimiento (episteme): la fe pone un valor cognoscitivo nuevo que se impone a
quien tiene fe, instaurando así una “provocación” ante el entendimiento y la razón.
EL CONOCIMIENTO DESDE EL PARADIGMA CRISTIANO

◼ Una nueva antropología: frente a la dualidad cuerpo-alma se propone la tríada cuerpo-alma-espíritu, siendo este
tercer elemento el que permite la participación en lo divino mediante la fe.
◼ Un nuevo rol del hombre: la confianza que deposita Dios en el hombre respecto a la difusión de su mensaje de
salvación le da una nueva grandeza dentro del orden del mundo.
◼ El amor cristiano como ágape es un acto de descenso de parte de Dios para con los seres humanos y, además, un
don espontáneo. Este don es infinito e ilimitado, hasta el sacrificio del hijo de Dios en la cruz y a pesar de las
imperfecciones inmensas del ser humano.
◼ Credo ut intelligam – este rol redentor del ágape es, en su máxima expresión, la posibilidad de iluminar el
intelecto del filósofo.
LO CRISTIANO Y LO ARISTOTÉLICO

◼ A partir del siglo XII, los eruditos y científicos medievales fueron más allá del lote conceptual provisto por la
Biblia, la obra agustiniana y de otros miembros de la patrística, y la lógica de Boecio: ahora entra a tallar el
paradigma aristotélico de la ciencia, más exactamente, el aristotelismo ortodoxo.
◼ Este paradigma proveyó de un orden integral a las investigaciones científicas a partir del modelo biológico de
explicación:
❖ La integración de materia y forma, que lleva a la de cuerpo y alma.
❖ La esquematización del cambio con la dualidad acto-potencia.
❖ Teoría de las cuatro causas (material – formal – eficiente – final) y estructura teleológica del orden natural del mundo.

◼ Así las cosas, la avanzada científica del momento podía sentirse segura a la hora de armonizar la idea de la
regularidad natural con la de la intervención sobrenatural, pues ésta se postula como causa superior y finalidad de
mayor orden.
LA IRRUPCIÓN DEL ARISTOTELISMO

◼ Con la difusión del legado aristotélico de parte de los árabes, la ciencia y la filosofía europeas lograron concretar
varias cosas de gran interés:
El diseño de una minuciosa teoría astronómica que, a su vez, posibilitaba la confección de calendarios climatológicos
de incalculable valor para la agricultura.
La explicación solvente de la totalidad de fenómenos terrestres a partir de la doctrina hilemórfica, la cual explicaba
tanto el movimiento de los cuerpos como sus transformaciones.
La fundamentación elaborada de la moralidad y las formas de gobierno.
El establecimiento de un corpus filosófico y científico que sistematiza todos los conocimientos reduciendo al mínimo
las cuestiones teológicas.
MATERIA Y FORMA, CUERPO Y ALMA

◼ La doctrina hilemórfica determina que los entes están hechos de materia (p.e., la carne y los huesos de Sócrates) y
forma (p.e., la humanidad de Sócrates). Ambas vienen juntas, asociadas de manera integral en el ente, pero la
esencia solo se corresponde con la segunda.
◼ La esencia de los seres vivos consiste en poseer alma (psyché), un alma que configura los cuerpos de los
organismos en tanto que se estructuran de un determinado modo. Así, el alma se define como forma de un cuerpo
natural que tiene vida en potencia.
◼ Así las cosas, la avanzada científica del momento podía sentirse segura a la hora de armonizar la idea de la
regularidad natural con la de la intervención sobrenatural.
ACTO Y POTENCIA

◼ En todo ser vivo hay una estructura acto-potencial, un modo de ser actual que incluye la potencialidad de devenir
algo distinto (bellota → encina, huevo → lagarto, semen → hombre). El compuesto de materia y forma está sujeto
a esta estructura acto-potencial que no solo explica los nacimientos de los entes, sino también sus corrupciones y
sus transformaciones que suceden en el intermedio.
◼ El aparato conceptual aquí expuesto, que tiene clara inspiración biológica, termina imponiéndose en otras áreas de
la ciencia debido a su exhaustiva precisión. Así pues, se aplicó también a los cuerpos inanimados, a la divinidad, a
los seres humanos y a la totalidad del cosmos.
LAS CUATRO CAUSAS

◼ El aristotelismo también trajo la tipología de las cuatro causas: formal (la esencia de Sócrates como hombre),
material (la carne y los huesos de Sócrates), la eficiente (los padres de Sócrates, quienes le procrearon) y la final
(el propósito para el cual existe Sócrates, que es ser un buen ciudadano en la edad adulta).
◼ Esta última causas resulta de especial relevancia para el ideario científico de la época: la finalidad de un ser
consiste en llegar a realizar plenamente la forma que le corresponde de acuerdo a su especie, y éste es un gran
indicio de que hay un orden completo del mundo.
◼ La finalidad también se da en la totalidad de la naturaleza: todo cambio es preordenado excepto aquella alteración
que sucede a modo de “movimiento violento”.
LO CRISTIANO Y LO ARISTOTÉLICO

◼ En este sentido, la noción de finalidad adquiere un protagonismo especial: así como el biólogo y el zoólogo se
percatan de que cada parte del cuerpo animal existe para cumplir con una función específica, lo mismo hay que
pensar sobre cada integrante del orden del mundo. La física aristotélica explícitamente traslada las categorías de la
biología al modelo general de la explicación científica.
◼ Todo lo existente se muestra dotado de unas propiedades estructurales coincidentes con su modo de aparecer
ordinario: en la Tierra vemos nacimiento, crecimiento y muerte; en el ámbito supralunar no existe lo último pues
es el ámbito de los entes incorruptibles, planetas que se mueven de manera cíclica y constante.
◼ La naturaleza encierra una legalidad propia: todo lo que existe y puede existir se sujeta a una normatividad rígida,
nunca emerge por azar.
LO CRISTIANO Y LO ARISTOTÉLICO

◼ Todo esto, además, se amplía a lo metafísico en tanto que se convierte en explicación abstracta del por qué y el
para qué de la existencia de todos los seres en general: una metafísica que el paradigma cristiano deberá ajustar en
algunos detalles para que se acomode a la teología.
◼ El sistema de Santo Tomás de Aquino se convertirá en la propuesta generalmente aceptada de dichos ajustes:
1. afirmación de la inmortalidad del alma individual;
2. la concepción de Dios como acto puro independiente del mundo y anterior a él;
3. la negación del alma del mundo;
4. compatibilidad de la regularidad del mundo con la posibilidad de intervención sobrenatural por vía de milagros.
LOS NATURALIA Y LOS ARTIFICIALIA

◼ El aristotelismo medieval demarca claramente la línea fronteriza ente la naturaleza y el artificio, los naturalia y los
artificialia, siendo así que lo natural se postula como preeminente sobre lo artificial.
◼ Lo natural (physis) tiene un dinamismo autosuficiente en donde todos los seres hallan su mutua dependencia en un
principio rector único, que es la fuerza natural; por su parte, los artefactos de la técnica (techné), en tanto
imitaciones parciales y rudimentarias de lo que la naturaleza puede hacer, pasan a ser menospreciados en varios
niveles (cultural, social, moral, científico).
BIBLIOGRAFÍA

CROMBIE, A. C.
1993 Historia de la ciencia: de San Agustín a Galileo. Madrid: Alianza Editorial.

GILSON, Etienne
1981 El espíritu de la filosofía medieval. Buenos Aires: Emecé.

REALE, Giovanni y Dario ANTISERI


1995 Historia del pensamiento filosófico y científico, ts. I y II. Barcelona: Herder.

TURRÓ, Salvio
1985 Descartes: del hermetismo a la nueva ciencia. Barcelona: Anthropos.

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