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Los animales como propiedad. De Locke a Francione.

Dr. Ernesto Cabrera García

Profesor de Tiempo Completo en el Departamento de Filosofía de la Universidad


Autónoma de Tlaxcala (México)

Resumen de la ponencia:

Desde hace un par de décadas, la identificación humana de los otros animales como
propiedad ha sido cuestionada por diversos teóricos y activistas de los derechos de los
animales (Francione, 1995). La crítica señala que esa identificación implica considerar a los
otros animales como cosas u objetos, y no como individuos o sujetos, por lo que legitima su
explotación. La concepción de los otros animales como propiedad no es exclusiva de las
sociedades capitalistas e industriales, pero en éstas ha legitimado la existencia de granjas y
mataderos a gran escala que, sin exagerar las cosas, algunos se atreven a considerar como
auténticos campos de concentración y de exterminio (Patterson, 2001). Para una crítica
radical de esa concepción se requiere exponer sus fundamentos, los cuales se pueden
localizar en los orígenes mismos del pensamiento moderno. En particular, estos se hallan en
el Second Treatise of Government (1690) de John Locke. El propósito de este trabajo
consiste en exponer los fundamentos teológicos y filosóficos de la concepción de los otros
animales como propiedad en el pensamiento de Locke. A partir del análisis del escrito de
Locke, plantearé que la identificación de los otros animales como propiedad es resultado de
una traducción secular de la imagen bíblica de la Creación del mundo, pero también es un
brote de las raíces antropocéntricas e individualistas del iusnaturalismo moderno.

Palabras clave:

Animales no humanos, propiedad, propietarismo, secularización, derecho natural


1. Problema: el estatus de los animales como propiedad

En las sociedades occidentales parece haber una esquizofrenia moral en el hecho de que
amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas. En un plano
mediático, esta esquizofrenia se hace patente cuando se exhiben notas escandalosas de las
condiciones de abuso en las que se pone a los perros destinados al consumo en China, pero
no ocurre lo mismo cuando nos enteramos de lo que ocurre con los cerdos o las gallinas en
nuestro propio país. En un plano legal, se celebra el heroísmo de quienes irrumpen en un
espacio para rescatar a un animal doméstico, pero se castiga el de quienes lo hacen con un
animal de granja. La diferencia en ambos casos se deriva del estatus ontológico que les
damos en las sociedades occidentales: a unos como animales de compañía y a otros como
animales de consumo. Esta distinción se afianza legalmente por medio del derecho de
propiedad. La pregunta que orienta este ensayo se refiere a si es correcto atribuir el estatus
de propiedad a los otros animales.

Partamos de dos casos concretos. Por un lado, uno que rescata a un perro encerrado
en un auto a casi 40 grados de calor es aplaudido. Por otro, un activista que expone el abuso
de una granja industrial y rescata a un bebé cerdo es arrestado y acusado de allanamiento y
robo…

La tesis de Locke

La antítesis abolicionista de Francione

Bienestarismo perpetúa la esclavitud

Abolicionismo la combate

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