Está en la página 1de 6

Pacto, cordón o

debacle: Las siete


semanas y media que
estremecerán España
Ociel Alí López

Publicado:1 jun 2023 10:44 GMT


El triunfo de la derecha española no puede analizarse solo desde el


ámbito nacional. Lo que ha sucedido en Italia y Francia, entre otros, con
el auge de la extrema derecha y de las derechas en general, ahora es
una tendencia que se confirma también en el país ibérico.

Y no solo en el continente europeo.

América Latina tampoco escapa a la ola. El buen resultado de las


derechas de Brasil y Colombia, el triunfo en Chile y la escalada en
Argentina hacen ver que los tiempos conservadores, que se creían
superados con el nuevo ciclo progresista de los últimos años, están de
vuelta y desde un formato más radical.
Antes que producir un relato efectivo, las derechas están sabiendo
entender la coyuntura. Por otro lado, para las izquierdas, el gobierno
es un lastre electoral y la coyuntura que le ha tocado administrar quema
los votos que se habían cosechado, desde el malestar, para derrotar
administraciones conservadoras.

El triunfo de la derecha española no puede resultar sorpresivo, sino que


corrobora la tendencia de algunas elecciones pasadas en las que la
izquierda radical perdía votos, la derecha "alternativa" de Ciudadanos
tendía a la desaparición y el Partido Popular se consolidaba.

Todo ese movimiento ocurría mientras el Partido Socialista Unido Español


(PSOE) ya recibía el castigo por estar en el gobierno. Quizá lo novedoso
de este resultado del 28 de mayo es que la extrema derecha de Vox, que
parecía estancada, ha dado un salto enorme, triplicando sus
concejalías en todo el país y poniéndose a punto de derribar cualquier
cordón sanitario. 
Quizá lo novedoso de este resultado del 28 de
mayo es que la extrema derecha de Vox, que
parecía estancada, ha dado un salto enorme,
triplicando sus concejalías en todo el país y
poniéndose a punto de derribar cualquier cordón
sanitario. 

En la Comunidad de Madrid propiamente, que es el paradigma por la


forma en que el PP proyecta su triunfo, un resultado muy similar así ya
había ocurrido en las elecciones  de 2019 y 2021. En 2021, Isabel Díaz
Ayuso obtuvo el 44 % de los votos frente al 17 % del izquierdista Más
Madrid (MM) y al 16,8 del PSOE.

Ahora, el PP subió a 47%, MM a 18% y PSOE a 18%. Con una abstención


al alza, sin sobresaltos, pero sostenida. Es decir, no hay tanta diferencia
entre ambos eventos, sin embargo,  la diferencia existente confirma la
tendencia de toda España, salvo excepciones: la derechización general.

La convulsión mundial y las agendas ineficaces


A las claras, la izquierda no supo entender los signos
electorales que venían sucediendo, pero no solo en la Comunidad de
Madrid, sino tampoco en el de la España profunda.

En especial, las izquierdas no supieron descifrar la incógnita sobre los


buenos resultados de gestiones como el de las derechas en Madrid
durante la pandemia.

A los electores poco les importaron las consecuencias de la gestión


derechista, por el contrario, simpatizó con la forma en que se enfrentó la
crisis, y esto es algo muy importante. Lo que generó profunda
"indignación" en unos pocos, provocó simpatías en muchos otros.

En ese escenario, la izquierda ha venido haciendo campaña desde


una indignación que lució inefectiva para contrarrestar el malestar por la
gestión de gobierno que tiene en sus manos.

En especial, las izquierdas no supieron descifrar


la incógnita sobre los buenos resultados de
gestiones como el de las derechas en Madrid
durante la pandemia.

El relato de la derecha se vino desparramando por toda España, hasta


llegar al paroxismo del resultado de este domingo, en el que se prefigura
un gobierno de ese signo con decisiva participación de la derecha radical.
La izquierda, aferrada a su verdad, logró desarrollar dos políticas de
gestión en las escalas nacional, autonómica y municipal: por un lado, una
política progresista en relación con la crisis económica europea, que
produjo aumentos considerables de sueldos y ayudas sociales
indiscutibles. Por el otro, una gestión hacia las identidades, mujeres y
trans a través de sendas leyes que, independientemente de sus vaivenes
y resultados finales, aclararon al votante español la interpretación de las
izquierdas sobre estas identidades.

Lo cierto es que las políticas identitarias no han resultado, ni de


lejos, suficientes. Las mujeres, como sujeto de mayorías, no se han
movilizado a las urnas a defender los postulados feministas de las
fórmulas izquierdistas. No se han sentido convocadas por el actual
discurso de género que ha desarrollado el progresismo. Comprender y
procesar esta realidad es clave para rehacer la estrategia política. Ha
fracasado una agenda cultural que trató de marcar una cancha virtual
que se ha quedado muy chica ante la realidad político-electoral. 

En España, a diferencia de EE.UU., estos discursos no suman a las


mayorías sino que parecen ahuyentar a las mayorías hacia la derecha, al
menos desde el enfoque que se ha producido estos años.

Sin embargo, las izquierdas podrían estar confrontando un


problema mayor. Las políticas económicas y sociales que han generado
tanto el gobierno español de coalición izquierdista como las
administraciones autonómicas y municipales, en medio de la crisis
europea, tampoco han convocado a las mayorías. Es posible que la
inflación y la precariedad hayan dispersado las fuerzas.

En todo caso, las políticas de contención a la crisis no han sido leídas


como algo preponderante que vale la pena defender con el voto, al
menos en estas elecciones que acaban de ocurrir. Y este drama es mayor
porque pareciera que no es solo asunto de malestar económico sino de
avance cultural de la derecha. 

Así, ninguna de las dos políticas de las izquierdas fueron suficientes para
parar el ciclón de las derechas, lo que deja a las izquierdas sin mapa. La
izquierda, en el gobierno, ni logra movilizar a los sujetos tradicionales de
apoyo, ni establecer nuevas alianzas con los sujetos "emergentes".
Deberá entonces rehacer su discurso y delimitar nuevamente su sujeto de
apoyo.

La izquierda, en el gobierno, ni logra movilizar a


los sujetos tradicionales de apoyo, ni establecer
nuevas alianzas con los sujetos "emergentes".
Deberá entonces rehacer su discurso y delimitar
el perfil de a quiénes se dirige.

Se prepara, a las claras, un gobierno de coalición conservadora en el que


terminará de caer, por su propio peso, cualquier cordón sanitario hacia la
extrema derecha.

Elecciones adelantadas: la última apuesta

El sorpresivo adelanto electoral para el 23 de julio que ha hecho el


presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, trata de evitar este escenario. El
panorama nacional no tiene que seguir necesariamente las tendencias del
municipal y autonómico.

Por esa razón, Sánchez trata de levantar una respuesta rápida a los
resultados, cuya prolongación podría significar la institucionalización de la
extrema derecha. Se trata de parar la "italianización" de España.

También podría gustarte