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ne1rabiíUdad.

, desvalimiento y maltrato
"''"""- ........... en las organizaciones familiares

Este libro se inscribe como un nuevo grifo en el territorio de las voces mutilados
de los niños y de los niños violentados por los adultos, cuyo deber es cuidarlos y
preservar sus derechos. Un grito nuevo que anticipa y anuncia la decisión de tomar

ln rabilidad,
la palabra como definición político; proviene de los llamados y de los quejidos de los
víctimas y habrá de desembocar en el discurso.
Haber elegido la vulnerabilidad y el desvalimiento como coordenados que

valimiento
posicionen o los organizaciones familiares como padedentes y o la par responsables
por los sufrimientos de los más débiles pretende desactivar la ilusión que conduce a
suponer que, por definición, las familias serían hontanar de paz y fortalecimientos

altrato infantil
amorosos poro sus miembros. Ilusión que acompaña a otras, por ejemplo, creer que
los escritos técnicos -como éste que presentamos- aportan mensajes claves,
proféticos y asumibles como garantía de lo que se debería hacer, como si desde
nuestros subjetividades reenviásemos directivas destinadas a corregir e/ dolor y la
injusticia en el mundo, cuando solamente encadenamos palabras derivadas de organizaciones familiares
aquel grito simbólico que proponemos para que vulnerabilidades y desvalimientos
adhieran a los nuevos sentidos que los lectores y las lectoras quieran aportarles. Nos
proponemos trabajar con lo relación que podamos establecer entre la palabra
tomado y lo significación que cado uno le otorgue.
Vulnerabilidad
y desvalimiento

Tanto vulnerabilidad cuanto desvalimiento aparecen actualmente,

en los escritos técnicos, asociados fuertemente a la idea de riesgo

social, pero sin recortar los límites de ambigüedad de esta expre­

§iQJ1. Sería necesario revisar la definición, clasificación y posiciona­

mi�P.!P de los riesgos, puesto que la idea suele ser aplicada técnica­

mente de acuerdo con el aporte de Castel.1 Corresponde diferenciar

riesgo social, como expresión taxonómicamente aplicada, de socie­

dad del riesgo,2 como U. Beck la desarrolla.3 Este autor, reiterando la

caracterización de Luhman, distingue entre riesgo y peligro y aporta

un cuidadoso modelo que, al distinguir entre una primera y una se­

gunda modernidad, señala las dificultades que sobrellevamos los ha­

bitantes de esta segunda modernid�d al no lograr modificar los ries­

gos que las tecnologías han incorporado, a pesar de tener conoci­

miento y conciencia de los daños y destrucciones planetarias que ta­

les riesgos desencadenan.

Si, desde otra perspectiva, seleccionamos el aporte de Castel y sus­

tituimos riesgo social por vulnerabilidad y/o desvalimiento, quizás en­

contremos una mediación vicariante capaz de eludir la idea de riesgo,

cuando se torna reduccionista en su capacidad proyectiva provenien­

te de la subjetividad de quienes la aplican técnicamente. Parecería

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1 Eva Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y maltrato infantil 1

que el riesgo fuese patrimonio de otros, ajeno a lo que podría suce­ médicas, de la ecología y desde las técnicas que se utilizan en la pre­

derle a los profesionales. En cambio, es posible pensar en la propia vención y asistencia de desastres naturales. Lo distintivo de la efica­

vulnerabilidad en diferentes áreas de la vida, aunque momentánea­ cia conceptual de ambos términos radica en su posicionamiento his­

mente se suponga que "se está a salvo" junto con la propia familia. tórico; actualmente aparece adosada a un mundo que se evalúa a sí

En cuanto a desvalimiento,4 según Castel es la condición de me­ mismo como estable aunque -paradojalmente- incierto, distinta de

nesteroso, del desgraciado. Se aplica al que carece de recursos y de las vulnerabilidades de otros tiempos cuando no existían seguros so­

ayuda (abandonado, desheredado, pobre, huérfano), y que no pue­ ciales ni ideas acerca de la justicia social, cuando el Estado no había

de trabajar. Esta imposibilidad puede deberse a una motivación pro­ desplegado aún soportes proteccionales para los necesitados. Es de­

pia (psicopatología, impedimentos físicos, enfermedades de orden cir, se padece la vulnerabilidad social desde la certeza previa de po­
físico) o bien producto de la exclusión social (desempleo por ejem­ der estar protegido (Castel, R.,5 Giddens,6 Lash,7 de Sousa Santos��).
plo). La vulnerabilidad (del latín, vulnerare: herir, derivado de vul­ Tanto Castel cuanto Lash y Giddens, incluyéndolo a Beck, insisten
nus, herida) incluye recibir un .golpe y �n su etimología se añade: en subrayar que la capacidad de reflexionar acerca de lo que sucede
desgracia, aflicción. Post vulnus acceptum quiere decir: después de en este momento histórico es una característica de la denominada
sufrido ese desastre. por Beck segunda modernidad, lo que implica mantener una cons­
Los eventos dañinos o destructivos que tienen eficacia en los su­ tante revisión relativa a las propias prácticas socales a partir de flu­
jetos pueden provenir de sus procesos psíquicos o del mundo exter­ jos continuos de información y de conocimientos; )!)ero tal ejercicio
no. Ante ambos orígenes, la vulnerabilidad se expresa por una impo­ influiría en los modos de relación entre los miembros de las organi­
sibilidad de defensa frente a los hechos traumatizantes o dañinos de­ zaciones familiares, disminuiría la seguridad que esa organización
bido a insuficiencia de recúrsos psicológicos defensivos personales históricamente parecía garantizar y abriría nuevas compuertas de
ojy merced a la ausencia de apoyo externo, además de una incapa­ vulnerabilidad. El fenómeno, estudiado y evaluado en Europa y Esta­
cidad o inhabilidad para adaptarse al nuevo escenario generado por dos Unidos, no obstante puede reconocerse en la región que abarca
los efectos de la situación riesgosa o peligrosa. América latina y el Caribe. ·

Estos fenómenos compatibilizan su presencia con la progresiva

erosión de las funciones estatales que describen los dentistas socia­

Vulnerabilidades y desvalimientos socioeconómicos les y los politólogos, lo cual incrementa la inseguridad de los ciuda­

y políticos son claves en el estudio de danos en diversos órdenes, particularmente en lo referente a las

las organizaciones familiares áreas laborales y a la responsabilidad estatal en la supervisión de la

seguridad a cargo de la policía e instituciones especializadas depen­

Las diversas formas de vulnerabilidad se estudiaron a partir de dientes del Estado.

criterios sociológicos, psicopatológicos, desde los campos del dere­ La perspectiva social y económica es la que describe la vulnerabi­

cho, de la macro y microeconomía, de la sociología, de las ciencias lidad como dependencia inevitable de las desigualdades sociales. La

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1 Eva Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y m�trato infantil 1

que la zona de vulnerabilidad ocupa una posición estratégica. Se po­


modernidad contemporánea propone a todos los actores sociales el
dría decir que es ella la que produce las situaciones extremas a par­
atractivo desafío de "ser forjadores de su propio destino", al decir de
tir de un basculamiento que se produce en sus fronteras.
Giddens. Pero no queda asegurada una distribución equitativa de los
Corresponde advertir que la lectura política, que habitualmente
beneficios de las producciones económicas para encarar con éxito
acompaña a las ideas de exclusión y de desafiliación, requiere un or­
aquel desafío. Entonces se erosionan las fuentes tradicionales de
denamiento conceptual: la exclusión debe pensarse desde la socie­
apoyo, solidaridad, seguridad y confianza, y· se agudiza la incerti­
dad que la produce y no exclusivamente desde la exasperación de la
dumbre frente al futuro, una "incertidumbre fabricada", según Gid­
pobreza evaluada como carencia económica, como encogimiento 0
dens. Si aquellos que parten con desventajas no son objeto de inter­
pérdida de ingresos, puesto que esta lectura parcializa el problema.
venciones compensatorias, ya están virtualmente predefinidos los
Los factores económicos instrumentan la condición de aquellas
ganadores y perdedores: la competencia termina reproduciendo las
personas a las que las prácticas sociales les niegan la participación
condiciones de desigualdad originales.9
en la distribución de lo producido económicamente por las socieda­
En cuanto a la vulnerabilidad sociodemográfica,10 apunta a los ras­
des en las que se privilegian las riquezas en manos de una minoría.
gos sociodemográficos que caracterizan a los grupos en condiciones
·

Tanto Rosanvallon11 cuanto Amarytia Sen12 amplían dicha concep­


de vulnerabilidad social, ya sea porque se trate de quienes podrían
ción tradicional de la pobreza. Rosanvallón, refiriéndose a la nueva
llamarse pobres extremos o porque forman parte de los que anterior­
cuestión social een oposición al planteo liberal), en la cual los sínto­
mente se caracterizó corrío la franja de vulnerabilidad a la pobreza.
mas como la pobreza y el desempleo son tributarios -desde el siglo
Arriesgando un reduccionismo propio de este recorte, se puede
XIX- de los "disfuncionamientos" de la sqciedad industrial y al retor­
hablar de distintas zonas de vulnerabilidad: una de ellas es una zona
nar actualmente no dependen de la mecánica de la explotación, sino
de turbulencia caracterizada -someramente- por una precariedad
surgen como fenómenos actuales de exclusión asociadas a la deses­
en relación con el trabajo y por una fragilidad de soportes relaciona­
tabilidad salarial, "la cuestión de las clases medias" provenientes de
les que incluyen vínculos familiares y relaciones sociales. Ambas va­
una lógica política y fiscal.
riables suelen superponerse.
A. Sen es quien pone el acento en la privación de "capacidades,
Existe otra zona de exclusión, de notoria marginalidad, de desafi­
destrezas y habilidades" que resultan de las diferentes formas de po­
liación, en la que se mueven los más desfavorecidos. Éstos se encuen­
breza, aludiendo a la omisión de estos aspectos al considerar la po­
tran desprovistos de recursos, de soportes relacionales y de protec­
breza sólo como génesis de carencias prioritariamente económicas,
ción social, de modo que una manera de ser justos con ellos no estri­
desatendiendo el corpus total que pobreza, exclusión y desafiliación
ba únicamente en una cuestión de ingresos, sino concierne también
construyen progresivamente, hasta alcanzar el deterioro de la iden­
al lugar que se les procura en la estructura social. ¿Se encuentran to­
tidad original del sujeto.
davía inscritos en las redes de interdependencia que constituyen a
Por tanto, no cabe plantear una lucha contra la pobreza, la exclu-
una sociedad como un todo o están ya al margen de esas redes? Esta
·

sión Y la desafiliación, como si se tratasen de hechos que provienen


tesis de Castel plantea esta tipología sumaria para poner de relieve

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1 EPa Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y maltrato infantil 1

de algún exterior malevolente, ya que cualquiera de ellos constitu­ Una característica importante de la coyuntura actual estriba en lo

que se denominaría la ascensión de la vulnerabilidad. 18 La precarie­


ye un proceso, 13 sino de internalizar la responsabilidad de las prác­
dad y ausencia del trabajo, así como determinadas formas de debili­
ticas sociales -de las que todos participamos- que son las que ges­
tamiento del vinculo social, no representan de hecho situaciones iné­
tan dichos fenómenos estructurantes, cuyas herramientas son eco­

nómicas. ditas. Se trata de constantes históricas que han existido durante lar­

gos períodos. Pero, en otras épocas, las desigualdades sociales, in­


La discrepancia con la idea de que la vulnerabilidad y la desafilia­
cluso pese a ser muy pronunciadas, eran pensadas a partir de un
ción dependen mutuamente ha sido discutida reiteradamente14 para

acentuar la relación entre el desajuste entTe los activos y la estruc­ marco general de integración: todos los miembros de la sociedad

tura de oportunidades que configuran el mercado, el Estado y la co­ pertenecían a un mismo conjunto.

Quedaban fuera los grupos alérgicos a la modernidad que habían


munidad.

En lo que concierne al trabajo, significa la precariedad en el em­ permanecidv en los márgenes, en los confines de nuestra cultura. Pe­

e�os grupos no parecían poner en cuestión el crecimiento econó­


pleo Y la desocupación, el 50% de los trabajadores informales15 son
! l.

mico y el desarrollo social del conjunto. Esa pobreza y esa a-sociabi­


mujeres, con el "fuerte impacto que ello implica para la contención
lidad podían ser pensadas como formas residuales, y podía esperar­
familiar, la educación y la protección a la niñez".16 A lo que corres­
se reducir su peso si se seguían desarrollando los sistemas de protec-
ponde añadir las dificultades (falta de posibilidades, en realidad) pa­

ción que habí� dado cobertura a la mayoría de la clase trabajadora.
ra una futura reinserción.
Actualmente no se puede seguir considerando como un residuo
En el orden de la sociabilidad, una fragilidad de los soportes pro­
marginal a quienes ahora son desocupados, que no han logrado la
porcionados por la familia y aun la pérdida de ellos el entorno fami­

liar, en tanto y cuanto dispensan lo que se podría denominar protec­ integración, sino están colocados en situación de vulnerabilidad in­

gresando progresivamente en la exclusión. El fenómeno social ha si­


ción máxima. Cuanto más se agranda esta zona de vulnerabilidad, ma­
do lúcida y claramente analizado por Boaventura de Sousa Santos:19
yor es el riesgo de ruptura que conduce a las situaciones de exclu­
'}! medida que el trabajo, y aún más el trabajo seguro, se vuelve más
sión. La vulnerabilidad desde la cual los sujetos "se deslizan hacia po­

siciones de mayor privación" propicia el enfriamiento de los vínculos escaso, la integración garantizada por él se muestra más y más preca­

sociales, previos a su ruptura. Se reconoce por una fragilidad de los


ria. Y en ese sentido el trabajo pasa a definir más las situaciones de

soportes proporcionados por la familia y el entorno familiar.


exclusión que las situaciones de desigualdad. La informalización, la

Un análisis de CELADE17 incluye el síndrome de fatiga crónica


segmentación y la precarización o la flexibilidad de la relación social

(conjunto de síntomas de etiología multifactorial en el que la inves­


hacen que el trabajo, lejos de ser una garantía contra la vulnerabili­

tigación ha revelado alteraciones en la función inmune, el metabolis­


dad social, se convierta él mismo en la expresión de esta vulnerabili­

mo muscular, la función cognoscitiva, el eje hipotálamo-pituitario


dad. (...)El trabajo pierde eficacia como mecanismo de integración

adrenal y un correlato psiquiátrico), asociado ¿ los efectos de la vul­ en un sistema de desigualdad, para convertirse en un mecanismo de

nerabilidad fisiológica.
reinserción dentro de un sistema de exclusión. (...) Asf pasa de meca-

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1 Eva Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y maltrato infantil 1

nismo de pertenencia por la integración a mecanismos de pertenencia "adentro"o el "afuera"; sentir si algo es "bueno" o "malo" puede inci­

por la exclusión". dir en la vida pulsional. Tengamos en cuenta que los vínculos afecti­

Según los principios defendidos por los derechos humanos, la lo­ vos o las respuestas simbólicas no son el único camino para estable­

calización y descripción de las situaciones de vulnerabilidad social, cer una unión con otro cercano, sino también las relaciones entre las

Y la implementación de medidas de protección debe ser parte cons­ vías pulsionales. Por ejemplo, en el caso de un bebé dormido al iado

titutiva de las políticas de Estado. No obstante, este principio debe­ de su madre, si la madre está colérica por razones ajenas a su víncu­

ría complementarse con otros dos: "el principio de justicia en la dis­ lo con la criatura, puede ocurrir que el bebé sienta taquicardia, sin

tribución de lo producido socialmente y el principio de promoción que la madre haya exteriorizado verbalmente su estado de ánimo. Es

de la autonomía", que forman parte de las declaraciones internacio­ un ejemplo del orden de lo experimental, en el cual no hay compro­

nales acerca de esos derechos. misos simbólicos entre sus protagonistas. Por otra parte, es conoci­

da la posible reacción psicosomática del adulto ante la intrusión pul­

sional de otro, por ejemplo, agresiones verbales que logran modifi­

La vulnerabilidad como respuesta del psiquismo car la economía pulsional del agredido cuando no puede defenderse,

ya que fracasan sus defensas psíquicas.


La vulnerabilidad como respuesta del psiquismo de quienes la pa­ El desvalimiento psíquico se produce cuando la familia, actuando
decen encuentra múltiples caminos para expresarse ¿De qué índole como medio externo, invade permanentemente el psiquismo de sus
son los estímulos negativos, peligrosos, que pueden actuar en los su­ miembros más pequeños al intervenir desmesuradamente en contro­
jetos, desde edades tempranas? les acerca de lo que "debe o no debe hacer" o "hace mal" (portarse
Comencemos por una descripción aportada por D. Maidavsky: 20 mal, por ejemplo, como acusación contra niños pequeños). En algu­
"La incidencia de los estímulos externos o internos puede recaer sobre nas organizaciones el fenómeno es inverso, ya que se autorregulan y
diversos momentos de la organización de procesos e instancias psíqui­ ante determinada reacción orgánica del niño que les resulta inexpli­
cas tales como los núcleos pulsionales, el yo temprano, el yo más evo­ cable (insomnios, por ejemplo) reflexionan acerca de las actividades
lucionado, y el superyo ". (excitaciones) que puede haber vivido la criatura y rápidamente re­
Los efectos de dichos estímulos serán acordes con las caracterís­ curren a caricias o palabras calmantes. Es decir, se intenta interve­
ticas de la región psíquica comprometida: el yo temprano (bebés y nir contribuyendo en el procesamiento que el niño pueda hacer de
primera infancia), el yo más evolucionado, el superyó y también re­ los estímulos dañinos que haya asumido. Cuando las figuras paren­
caerán sobre los núcleos pulsionales, es decir, interferirán en los re­ tales no logran acertar con estos registros que no cuentan con las
cintos arcaicos de la personalidad. palabras de niños pequeños, se genera una situación de desvalimien­
Las interferencias de estímulos intensos, dolorosos, inquietantes to, cuya instalación dependerá de la reiteración de esas conductas
o dañinos actuando en la organización del yo temprano contribuyen adultas. Las criaturas quedan desvalidas, es decir, sin posibilidad de
en la confusión entre lo que es propio y ajeno, lo que forma parte del contar con recursos psíquicos eficaces para regular el desorden de

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1 Eva Giberti �
Vulnerabilidad, desvalimiento y m trato infantil 1

sus mociones pulsionales, arriesgando, al mismo tiempo, generar un cia en la cual surge una demanda pulsional que precisa ser tramita­

permanente estado de alerta que las fragiliza psíquicamente. da, procesada y no encuentra eco en el mundo exterior, es decir, ayu­

Dada la vulnerabilidad propia del yo temprano. el riesgo de desva­ da� o recursos provenientes de instancias aseguradoras.

limiento, coyuntural o instalado, es significativo durante los dos pri­ Para tramitar cualquie� pulsión hace falta tener alguna conexión

meros años de la vida. En ese período podríamos decir que los niños con el mundo. En algunas situaciones, cuando el sujeto ha sido colo­

"no logran sacarse de encima" por sus propios medios los efectos de nizado culturalmente por otros sujetos -por ejemplo mediante la im­

estímulos dañinos. posición de prejuicios-, parecería que debiese hacerse cargo de la

Resulta fácil imaginar los efectos de estímulos tales como el ham­ pulsión de esos otros para contribuir a procesarlas. Como si la ur­

bre en una criatura que no recibe el alimento necesario: dada la con­ gencia pulsional de quienes son ajenos fuese propia. O sea, cuando

fusión entre el adentro y el afuera, el intento de acabar con ese sufri­ uno/a se convierte en el ayudante involuntario de quien no está en

miento que el hambre provoca genera, clínicamente interpretada, la condiciones de hacerse cargo de sus pulsiones. Suele encontrarse

vivencia que conduce a querer "sacarse el estómago" como genera­ este fenómeno en aquellas situaciones en las que una mujer, mien­

dor de ese sufrimiento. O sea se convierte en interno un estímulo da­ tras está siendo golpeada, es decir, como objeto de la violencia de un

ñino originado en la ausencia de comida. Es conveniente mantener varón, aun pudiendo huir o de iniciar una denuncia, se mantiene en

esta información como dato de la realidad, clínicamente avalada, da­ el lugar é:liciéndole: "se te va a pasar ... "

da la existencia de universos de niños y de niñas que están crecien­ O sea, se instituye como paradigma de desvalimiento, pero no co�

do en el mundo -y entre nosotros- víctimas de estas vivencias. Ha­ mo persona cuyo desamparo resulta de falta de apoyo en el mundo

ber pasado hambre en la temprana infancia instala una vulnerabili­ externo, sino por desinvestidura del mundo que ella misma suscita.

dad estructurada y un desvalimiento presente durante el procesa­ Corresponde tener en cuenta que en determinadas situaciones la

miento de todos los estímulos que registra el psiquismo. A partir de mujer se encuentra absolutamente impotentizada por su propia con­

estas experiencias, nos encontramos con personas incapaces de ex­ vicción acerca del derecho que tienen los varones sobre las mujeres.

poner sus demandas. Quedan posicionadas como víctimas del de­ Convicción que, como sabemos, se instala mediante las prácticas so­

samparo por desinvestidura del mundo. ciales y frecuentemente aliada con las mismas mujeres. ·

La realidad por momentos es intrusiva, por ejemplo, la experien­ Estos procesos que comprometen vulnerabilidades y desvalimien­

cia que realizan aquellos niños que descubren el porno en la panta­ tos también forman parte de procesos históricos que irrumpen en el

lla de su computadora, impuesto por spams ajenos a cualquier deci­ psiquismo y en los hábitos de la familia: un modelo paradojal e ines­

sión o descuido familiar, momentos en los que se genera una dificul­ perado es el que registramos actualmente en la consulta clínica. In­

tad de comprensión al mismo tiempo que asombro, susto en otros numerables padres aparecen vulnerables ante comportamientos de

casos y particularmente sentimiento de quedar expuesto ante una hijos adolescentes que no solamente ensayan diversas drogas, aun­

violencia que no se comprende. Este fenómeno corresponde al con­ que no se conviertan en adictos, repiten el año escolar o "se llevan"

cepto psicoanalítico de desinvestidura que se refiere a la circunstan- siete u ocho asignaturas para intentar promocionarlas en diciembre

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1 Eva Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y m�trato infantil 1

o en febrero. La vulnerabilidad radica en los diversos niveles de nar­


dicionada por la falla en la consolidación de sí mismo, que causa
cisización de los padres que vivencian estos comportamientos como
inestabilidad psicológica afectiva, capacidad de regulación defectuo­
ataques a la integridad familiar, en particular a ellos en tanto padres
sa de sí mismo y dependencia de otros, dando pie a vulnerabilidad
que no pueden sentirse orgullosos por los logros de su prole. El es­
dentro del espectro de síntomas depresivos.)
tudio, las "malas" conductas (respuestas insolentes, fugas del hogar,
Sería posible recurrir a los múltiples estudios que en el área de las
ropas y peinados provocativos o estrambóticos), vulneran la imagen
ciencias de la educación han producido los especialistas, advirtien­
que los padres tienen de sí mismos como educadores de sus hijos. Y
do acerca de la relación que se establece entre vulnerabilidad -ya
los posiciona como adultos desvalidos, ya que no aciertan con las
sea como característica de las organizaciones familiares, cuanto fe­
políticas eficaces para regular estos comportamientos juveniles.
nómeno individual- y aprendizaje, ya que es posible anticipar que,
La expresión "no sabemos qué hacer con ellos" es una constante
en tal situación, los alumnos sobrellevarán una insuficiente organiza­
en la realidad actual verbalizada por los padres de adolescentes; los
ción representacional, una carencia de recursos cognitivos y proba­
hijos se convirtieron en una realidad externa temida por donde los
blemente tendencia a la descarga pulsionaljmotriz, es decir, es posi­
datos de la realidad que la adolescencia consagra se infiltran por ca­
ble prever niveles de desorganización psíquica.
minos que los dejan inermes.
Los indicadores clínicos refieren la presencia de estrés por aso­
Una índole particular de vulnerabilidad que no compromete des­
ciación con factores predisponentes desencadenantes o que poten­
valimiento es el que se produce cuando en provincias ingresan, por
cian los factores psicopatológicos previos. Recuerdan que la vulne­
medio de la televisión, propuestas y logros de personas que han con­
rabilidad conduce a que quien ha exacerbado ese estado se angus­
seguido avanzar en determinados proyectos que los habitantes de
tie con facilidad y tienda a relaciones que se expresan mediante el
esa provincia habían soñado para ser realizada por ellos. Surgen así
sistema neurovegetativo. Para Zukerfeld21 el problema de la vulnera­
las sintonías con deseos de realización de proyectos que se estiman
bilidad implica: "considerar qué es lo que favorece que un sujeto pa­
que podrían realizarse en las megaciudades y entonces los habitan­
se, de no tener síntomas a tener síntomas funcionales; de tener sínto­
tes de la provincia no saben cómo tramitar sus aspiraciones válidas,
mas funcionales a padecer lesiones tisulares; de tener conductas apro­
ya que fracasa el soporte que su medio natal podría aportarles. Es un
piadas para tratar esas lesiones a no tenerlas; de tener lesiones rever­
tema importante que interesa desarrollar en el campo de los logros
sibles o benignas, a desarrollar lesiones crónicas, recidivantes o ma­
que los habitantes de una provincia pueden alcanzar creando sus
lignas; de la ausencia de complicaciones a la presencia de complica­
propios recursos. En la Argentina, los múltiples emprendimientos
ciones y de una buena respuesta al tratamiento a una mala respuesta
que han surgido defensivamente después de la catástrofe de 2001 po­
al mismo".
sibilita pensar en la planificación de estrategias que permitan expre­
O sea, para esta línea teórica se trata de tomar en cuenta la forma
sar potencialidades regionales.
en que cada uno afronta las situaciones graves, catastróficas o in­
Por su parte, CELADE, refiriéndose a vulnerabilidad psicológica,
quietantes, ya sea incluyendo modalidades apropiadas de comporta­
apunta a la depresión como uno de los efectos más probables. (Con-
miento o en situación de vulnerabilidad, fracasando en el tratamien-

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1 Eva Giberti Vulnerabilidad, desvalimiento y m�trato infantil 1

to que otorga a aquello que debe afrontar. La falta de registro del pro­ NOTAS
l. Castel, R., La gestión de los riesgos.
pio cansancio o los intentos de sobreadaptación a los conflictos
2. Beck, U., La sociedad del riesgo.
constituyen indicadores de vulnerabilidad avanzada. En estas perso­
3. Cf. Giberti, E., La familia a pesar de todo.
nas, la falta o disminución de redes familiares y vinculares, situación 4. Castel, R., "De la exclusión como estado a la vulnerabilidad como proce-

que puede agudizarse en el desvalimiento y que se catapulta al vacío so", en revista Archipiélago N2 21.
5. Castel, R., ob. citada.
en la desafiliación, aporta vivencias de desamparo que potencian la
6. Giddens, A., Modernidad e identidad del yo.
patología del estrés, una de cuyas características principales reside 7. Lash, S. & Urry, J., Economies of Signs and Space.
en la imposibilidad de proyectar planes futuros, juntamente con de­ 8. Sousa Santos de, B., La caída del angelus novus.
9. Ocampo, J. A., "Agenda del desarrollo", Revista de la CEPAL, 2001.
presiones reiteradas o crónicas.
10. Rodríguez, S., "Desde un punto de vista metodológico, se han usado indi­
Cualquiera sea la teoría que se elija para incluirse psicoterapéu­
cadores poblacionales agregados (niveles de fecundidad y de mortalidad
ticamente en los efectos de la vulnerabilidad, la clave reside en pre­ entre pobres no pobres) e indicadores a escala de hogar (número de niños

venir la exasperación de las vulnerabilidades que pueden formar y uniparentalidad en hogares con y sin NBI, por ejemplo)", Centro Latinoa­
mericano y Caribeño de Demografía (CELADE), División de f oblación de
parte de la cotidianidad. En cuanto al desvalimiento y desafiliación,
la CEPAL, 2001.
constituyen paradigmas de la convivencia actual que reclaman la re­ 11. Rosanvallon, P., La nueva cuestión social.
formulación de políticas económico/sociales en tanto y en cuanto 12. Sen, A., Nuevo examen de la desigualdad.
Castel, P., ob. citada. La exclusión, "más que designar una ruptura, traza
constituyen violencias suscitadas por las mismas organizaciones
13.
un recorrido" (pág. 115).
sociales. Sin prescindir de los componentes psíquicos que se articu­
14. F. Filgueira & R. Kaztman, "Las claves generacionales de la inclusión y ex­
lan -deficitariamente- en los estímulos externos. clusión social: adolescencia y juventud en Uruguay y Chile en los albo­
res del siglo XXI". Se trata del enfoque AVEO: abordaje a la vulnerabili­
dad social que observa la interrelación de los activos familiares e indivi­
duales y la estructura de oportunidades.
www.ucu.edu.uyjFacultades/CienciasHumanas/IP ES/pdf/Claves%20ge­
neracionales.pdf
15. Trabajo informal. Según la OI T, son tareas regulares de trabajadores no
declarados, ejecutado en empresas declaradas o no registradas, sin re­
cibir la protección social necesaria, garantías de seguridad y derechos
de representación. Es una respuesta al desempleo. Se busca generar tra­
bajo y los únicos beneficiarios son quienes explotan la coy untura labo­
ral. Según el Grupo de Trabajo (ver nota 16), este tipo de trabajo repre­
senta como mínimo cuatro millones de personas en la Argentina y la glo­
balización es la responsable de este flagelo.
16. Grupos de Trabajo para la XII/ Conferencia Interamericana de Ministros de
Trabajo, 11 al 13 de abril 2005, en Buenos Aires (COSATE).
17. Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). División
de P oblación de la CEPAL, 2001.

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