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Pide más que la ley, quien niegue el carácter presuntivo del régimen de inscripción de
vehículos motorizados.
El juez sentenciador, en esta causa actúa como oficial como del registro civil ignorando que
tiene todas las facultades legales para ordenar la inscripción luego de haber apreciado toda
la prueba rendida.
Ha sido abundante la jurisprudencia de nuestros tribunales que han dado lugar a incontables
casos de regularizaciones de vehículos motorizados de los cuales no se tenía la inscripción
por parte del poseedor, Corte Suprema Rol N°19.087-2021, Rol N°30.769-2014, Corte de
Antofagasta Rol N°508-2020, 3° Juzgado de Letras de Antofagasta RIT C-5717-2018,
Corte de San Miguel, causa rol N° 356-2000, entre otras.
En tal sentido agrega que, “(…) No obsta a lo anterior la circunstancia que exista un
Sistema de Registro de Vehículos Motorizados a que se refiere el artículo 39 y siguientes
de la Ley de transito pues la inscripción que ordena la ley no opera como modo de
adquirir el dominio -tradición- sino como un medio de publicidad”.
Una de las razones esgrimidas por tribunal de primera instancia, fue el hecho de que “No
se acompañaron al proceso documentos que peritan acreditan el titulo de dominio del
vehículo a favor del solicitante; el cual debe cumplir con una serie de características
requeridas por el texto normativo”. Yerra el juez de la instancia, al establecer requisitos
que ni el mismo legislador ha requerido, yendo en contra del régimen presuntivo de los
vehículos Motorizados, pues como sabemos “donde el legislador no distingue no es lícito al
intérprete distinguir”. No cabe en este caso, sino cuestionar la interpretación restrictiva y
en desacuerdo con el criterio visto que esgrime nuestro máximo tribunal.
Seremos majaderos en indicar que, el espíritu de la ley de tránsito ha indicado que “La
constitución del dominio, su transmisión, transferencia y los gravámenes sobre vehículos
motorizados se sujetarán a las normas que el derecho común establece para los bienes
muebles”, esto quiere decir, lisa y llanamente que la entrega de la cosa y acuerdo en el
pago, van a transferir el dominio del bien mueble. Si el legislador hubiese deseado crear
un régimen similar al de bienes inmuebles, habría hecho mención expresa, o no habría
incorporado los vocablos que utilizó al describir la forma de transferencia e inscripción de
los vehículos. Es evidente que el sentenciador no puede exigir “documentos que
permitan acreditar el título de dominio”, toda vez que impone exigencias que la ley no
requiere, restringe los medios de prueba y no aprecia correctamente los incorporados en
juicio, desconoce derechamente el régimen jurídico otorgado al registro de vehículos en
Chile y no toma en consideración el espíritu de la ley.
Cabe indicar que esta parte, rechaza el fundamento judicial, respeto de que acoger la
presente solicitud podría afectar derechos de terceros, pues como se vio, no tiene encargo
por búsqueda o robo, no tiene posesión efectiva intentada, ni alteraciones que haya arrojado
el informe del servicio de registro civil e identificación, o del certificado de anotaciones
vigentes, entre otros.
POR TANTO, y de acuerdo con los artículos 186 y siguientes del código de
resolución en todo lo que perjudica a esta parte, y en base a la tenencia y posesión del
vehículo, declarar la inscripción judicial del vehículo motorizado a nombre del solicitante.