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Tiempo Memoria y Creacion en Las Confesi
Tiempo Memoria y Creacion en Las Confesi
Es una cosa tan alta y tan superior a mí [el tiempo], que no puedo con mis propias fuerzas
llegar a conocerla, pero podré conseguirlo concediéndomelo Vos, que sois suavísima y deliciosa luz de
paisaje interior del ser humano a partir de dos dimensiones o planos: el terrenal y el
dialéctica entre eternidad y tiempo del hombre; memoria de Dios y memoria del
hombre, presenta una serie de reflexiones cuya influencia puede percibirse desde la
Edad Media, empapapando el pensamiento cristiano, hasta hallar eco en filósofos como
Cronos, líder de los Titanes –hijo de la tierra y el cielo– aparece como una de las
potencias fundadoras del mundo junto con divinidades como Ceo, dios del intelecto y
del tiempo al afirmar en el fragmento 22b12 que “en el mismo río entramos y no
entramos, pues somos y no somos [los mismos].” El cambio como constante universal
determina la realidad; ¿cómo puede el río ser y no ser el mismo?, en el transcurrir del
tiempo ocurre el movimiento, motor del cambio, vida del mundo. Parménides de Elea,
son la excepción. En un intento por explicar el origen del universo, Platón expone en el
manera notable al pensamiento cristiano empezando por las reflexiones de San Agustín.
inteligente; la creación del mundo para Platón es inherente al logos, mismo que
apropiado por los hombres, los vuelve capaces de conocer lo creado con solo recordar el
mundo perfecto de las formas que es el único inmutable y eterno. Todo lo generado
corresponde a un modelo perfecto que es posible conocer a través del logos. Este
pensamiento se encuentra reflejado a su vez en San Agustín para quien tiempo, memoria
e intelecto forman una totalidad dialéctica tanto universal como particular, tanto divina
como humana.
Una vez que, en opinión de su hacedor, toda la composición del alma [del mundo] hubo
adquirido una forma racional, éste entramó todo lo corpóreo dentro de ella, para lo cual
los ajustó reuniendo el centro del cuerpo con el del alma. Ésta después de ser
entrelazada por doquier desde el centro hacia los extremos del universo y cubrirlo
1
Platón, Timeo, p. 180
En el Timeo la noción de tiempo se encuentra en permanente relación dialéctica con la
mundo ideal. Para Platón, el tiempo nació con el universo, por decisión divina,
El tiempo, por tanto, nació con el universo, para que, generados simultáneamente,
también desaparezcan a la vez, si en alguna ocasión tiene lugar una eventual disolución
suya, y fue hecho según el modelo de la naturaleza eterna para que este mundo tuviera
la mayor similutud posible con el mundo ideal […] La decisión divina de crear el
tiempo hizo que surgieran el sol, la luna y los otros cinco cuerpos celestes que llevan el
nombre de planetas para que dividieran y guardaran las magnitudes temporales. (38b) 2
transcurre,
Por ventura, Señor, siendo propia de Vos la eternidad, ¿será posible que dejéis de saber
lo que yo os refiero, o que veáis sucesivamente las cosas que se hacen con sucesión del
tiempo? Pues ¿para qué os hago relación de tantas cosas? No lo hago ciertamente para
informaros de ellas; sino para excitar mi afecto y amor a Vos, y el de aquellos que
leyeren estas Confesiones para que todos digamos a una voz: “Grande sois, Señor, y
“¿Y a quién confesaré con mayor provecho mío mi ignorancia, sino a Vos a quien no le
son molestos ni enfadosos estos deseos ardientes, que me inflaman por la inteligencia de
2
Platón, op.cit. p. 183
vuestras Santas Escrituras?”3 Para explicar su concepción del tiempo Agustín recurre al
memoria universal o absoluta –que contiene al tiempo del mundo y que sin embargo,
vive dentro de cada ser humano– y memoria individual –que permite al hombre percibir
San Agustín queda trazada por su relación con la creación del mundo.
vez en los tres últimos libros de las Confesiones y en los Libros 11 y 12 de la Ciudad de
Dios.4 Para Agustín, es necesario preguntarse por la creación para poder descifrar el
misterio del tiempo; ¿en qué momento fue creado el tiempo?, ¿existe un tiempo anterior
a la creación?, ¿qué puede haber antes del mundo, sino tiempo? Estos cuestionamientos
en nuestro ser –teniendo como locus “los vastos palacios de la memoria”– aún siendo
mundo en que vivimos es una imagen que intenta asemejarse al mundo ideal, que es el
3
Refiriéndose a sus disertaciones sobre el enigma del tiempo. San Agustín, Confesiones,
XII, XXII, 28.
4
“Time and creation in Augustine”, en The Cambridge Companion to Augustine, p. 103-
116.
5
“Mas ¿quién sabe ni podrá decir cómo fueron formadas estas especies o imágenes, no
obstante que claramente consta por qué sentidos fueron atraídas y guardadas ahí dentro?” (Conf.
X, VIII, 13)
único perfecto y eterno. En el mundo real percibimos el tiempo como cambio y
movimiento, aún cuando estos factores no sean más que una ilusión, un reflejo de lo
verdaderamente inmutable.
Agustín muestra una primera prueba de la existencia del tiempo y su relación con el
He aquí, pues que el Cielo y la tierra existen; y en alta voz nos dicen que fueron
hechos, pues se mudan y varían. Porque en todo lo que existe sin haber sido hecho, no
hay cosa alguna ahora que antes no la hubiera; en lo cual consiste el mudarse una cosa y
variarse. Claman también que no se han hecho a sí mismos, diciendo: “Por tanto somos,
por cuanto somos hechos; luego antes de que fuésemos hechos no éramos ni existíamos,
para poder hacernos a nosotros mismos”. Y la voz con que lo dicen, es la misma
están sujetas al cambio, ya que las compone una parte espiritual y otra corpórea, ligada
existencia de todas las cosas es la voz con la que hablan, y esta voz es el cambio que
en ellas percibimos. Partiendo de la dualidad Cielo y Tierra como las dos entidades
supremas –el Cielo como representación del plano de las formas, de lo divino y lo
existencia del mundo y cómo se nos revela dicha existencia a través de los cambios
que percibimos en las cosas tales como el movimiento, la vida, la muerte y los
cambio.
antes, sobre un único comienzo de todo?, ¿cuál es el origen del tiempo?, ¿existe un
tiempo antes del tiempo en que fue creado el mundo? y si es así, ¿qué ocurría antes de
eternidad y tiempo,
de todas las cosas, conservador de todas, Autor de cielo y tierra, hayáis dejado pasar
innumerables siglos, antes que hiciéseis esta obra tan admirable, vuelva sobre sí y
contemple que se admira de unas cosas falsas que él mismo allá se finge. Porqué ¿cómo
habían de haber pasado antes innumerables siglos, que Vos no habíais creado, siendo
Vos el único Autor y Creador de todos los siglos? […] Vos hicisteis todos los tiempos,
y sois antes de todos los tiempos; ni es imaginable un tiempo en que pueda decirse que
no había tiempo. Con que es imposible hallar algún tiempo en que hayáis estado sin
hacer algo; porque aquel mismo tiempo Vos le habíais producido, y ningún tiempo
puede ser coeterno a Vos, porque Vos sois permanente, y si el tiempo lo fuera, no fuera
Si el tiempo de Dios es eterno, ¿cómo podemos decir que medimos los tiempos? El
tiempo del hombre se construye de la imagen del tiempo. El tiempo que percibimos es
aquel que permanece en el alma, y por tal permanencia es que podemos decir que
eso que Agustín concluye que con el alma, medimos los tiempos,
En ti es ¡oh alma mía!, en donde mido los tiempos. No quieras ahora estorbar mi
mido los tiempos; porque lo que mido es aquella misma especie que en ti hicieron las
cosas cuando iban pasando, la cual queda impresa en ti, y permanece aún después que
ellas han pasado ya; y no mido las mismas cosas que pasan, y que al pasar dejan aquella
impresión; y esta es la que tengo presente y la que mido cuando mido los tiempos. De lo
cual se infiere que ella es la misma que los tiempos, o que no es verdad que yo mido los
que transcurre, y esta división es marcada por decisión del demiurgo quien pretende
que el tiempo por él creado sea una imagen móvil de lo que es la eternidad, ya que la
naturaleza del mundo ideal es eterna, y lo que deviene, por naturaleza, es imposible
que lo sea,
Pero dado que la naturaleza del mundo ideal es sempiterna y esta cualidad no se le
puede otorgar completamente a lo generado, [el demiurgo] procuró realizar una cierta
siempre en un punto una imagen eterna que marchaba según el número, eso que
llamamos tiempo. Antes de que se originara el mundo, no existían los días, las noches,
6
Platón, op.cit. p. 182
En el Timeo, continuando con el tema de la generación del tiempo y poniéndolo en
relación con los astros que marcan su transcurrir, Platón expone la división de los
Por ello, planeó su generación [de los días noches meses y años] al mismo tiempo que la
composición de aquel [el tiempo]. Estas son todas partes del tiempo y el era y el será
son formas devenidas del tiempo que de manera incorrecta aplicamos irreflexivamente
al ser eterno. (37 d) Pues decimos que era, es y será, pero según el razonamiento
verdadero solo le corresponde el es, y el era y el será conviene que sean predicados de
Agustín acepta que se pueda medir el tiempo con el movimiento de los cuerpos celestes,
tal como señala el Génesis8; aunque no se conforma con esta explicación; ¿qué es,
entonces, lo que marca la duración de esos desplazamientos que nos hacen percibir los
misterio alrededor del tiempo e incluso va más allá, dudando acerca de la verdadera
ni lo futuro tampoco. Ni con propiedad se dice: “tres son los tiempos: pasado, presente y
futuro”. Y más propiamente acaso se diría: “Tres son los tiempos, presente de las cosas
pasadas, presente de las presentes y presente de las futuras”. Porque estas tres
presencias tienen algún ser en mi alma, y solamente las veo y percibo en ella. Lo
7
Ibid, p. 183
8
Es cierto que los astros y luces celestiales están puestos en el cielo, y destinados para señalar y
distinguir los tiempos, los años y los días. (Génesis, 14)
presente de las cosas pasadas, es la actual memoria o recuerdo de ellas; lo presente de
las cosas futuras, es la actual expectación de ellas. (Conf. XI, XX, 26)
ocurre, ¿cuál es entonces la relación del hombre con su presente? ¿de qué forma lo
traza y lo conoce? Agustín reconoce el enigma del presente al afirmar que si el tiempo
presente siempre fuera presente, entonces ya no sería tiempo sino eternidad. Para que
haciendo presente, aún cuando esta imagen del pasado se convierta inmediatamente en
otro pasado; lo mismo ocurriría al momento de predecir una aurora: para anunciar el
futuro nacimiento del sol, dice Agustín, se han de estar viendo, presentes en la mente,
Así, la edad de mi puericia, que ya no existe está en el tiempo pasado que ya no existe
ni le hay; pero cuando recuerdo cosas de aquella edad y las refiero, estoy viendo y
mirando de presente la imagen de aquella edad, que persevera aún y existe actualmente
En esta explicación sobre las diferencias de los tiempos, aparece el papel fundamental
de la memoria como potencia del alma; siendo esta la parte del alma que capacita al
hombre para el conocimiento tanto sensitivo, como de sí mismo y de Dios. La memoria
es al mismo tiempo una parte del sí mismo y una parte del todo, que es Dios. Solo
Todo esto lo ejecuto dentro del gran salón de mi memoria. Allí se me presentan el cielo,
la tierra, el mar y todas las cosas que mis sentidos han podido percibir en ellos, excepto
acuerdo de mí y de lo que hice […] a todas estas imágenes añado yo mismo una
innumerable multitud de otras que formo sobre las cosas que he experimentado […]
Además de esto se han de añadir las ilaciones que hago de todas estas especies, como
las acciones futuras, los sucesos venideros y las esperanzas[…] (X, VIII, 14)
En la memoria está contenido el propio tiempo del hombre; se muestra también como
una forma de asimilación del presente; no es una sustancia perdurable, siempre está en
constante cambio, Agustín cree que la memoria es al alma lo que el estómago al cuerpo
ya que puede guardar cosas sin tener presente su sabor, el ejercicio de memoria es
comparado también con el acto de rumiar, de esta analogía se deduce igualmente que lo
que entra a la memoria y se convierte en imagen, sale de manera distinta a como entró
pues de otra forma estaríamos condenados a vivir una y otra vez las tristezas y miserias
de la vida con tan solo nombrarlas, es por eso que la memoria nos posibilita para atraer
ciertas emociones o ideas, sin necesariamente experimentarlas tal y como las vivimos
por vez primera, la memoria contiene una posibilidad de intelección del presente, a
Tal vez podría decirse que así como en los animales el manjar sale del estómago a la
boca rumiándole, así estas cosas salen de nuestra memoria acordándonos de ellas.
¿Cómo pues en el pensamiento que es la boca del alma, no se siente lo dulce de la
espacio alguno siquiera para percibirlo? En este punto, se llega a una de las tesis más
presente, que se desdobla y se fuga entre los instantes pasados y futuros, es decir, el
condición humana,
Entonces quedaré firme y solidado en Vos, de modo que conserve en mi alma vuestra
verdad, que es el modelo por donde me formasteis. Ni tendré que sufrir las importunas y
molestas cuestiones de los hombres, que por la dolencia que padecen en pena de su
culpa, desean saber más de lo que deben y pueden. […] Extiendan su consideración a
las cosas eternas que son antes de las temporales y transitorias; para entenderos a Vos,
que sois antes de todos los tiempos; y que ningún tiempo, ni criatura alguna, aunque sea
doble función de la memoria: una memoria que reside en la mente, asociada con los
procesos cognitivos y que contiene las imágenes de lo vivido; y una memoria que
que transcurre, esto es, cuando comete el pecado original y comienza su andar por el
mundo. La memoria de Dios está determinada por las formas, mientras que la del
hombre lo está por las imágenes. Cada uno de estos factores, determinan la percepción
sino que es, a su vez, una constante sin la cual es imposible pensar en un origen de la
tiempo ancestral, en un pasado que no puede recordar, y sin embargo habita dentro en
su interior,
noticia que deseo averiguar si reside en la memoria; pues si residiese en ella, se inferiría
examino ahora si esto se debe entender de todos los hombres y de cada uno en
“todos alguna vez fuimos felices, ya sea como individuos o a través de Adán”. 9
9
The Cambridge Companion to Augustine, p. 153
Para el pensamiento cristiano, las reflexiones de San Agustín sobre el enigma del
paraíso del que fuimos expulsados. Los tres tiempos del hombre como añoranza del
pasado, fugacidad del presente y esperanza del futuro, dialogan con una eternidad
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
___, Confesiones, traducción directa del latín del Rdo. Eugenio Ceballos,
ARENDT, Hannah, Love and Saint Augustine, University of Chicago Press, 1996.
http://www9.georgetown.edu/faculty/jod
www.sanagustin.org/Documentos/lamemoriaensanagustin.doc