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De entre el follaje selvático encendido por el calor


que irradia el fuego tropical al sur del paisaje
húmedo de Colombia. Emerge el pensamiento,
buscando la asta precisa del inquieto investigador.
Y que urdiendo una augusta vida espiritual, lucha
contra sus prejuicios particulares y sociales.

El presente libro, constituye un alcance para las


almas, que envueltas en el dolor de sus ideas y
emociones anhelan la libertad.

Por tal razón, aún podemos realizar la elección


precisa que contribuirá a la transformación del
hombre y por ende a la actual sociedad.

Aquí, en esta propuesta, esparcida en el hilo de la


uniformidad, descubriremos la didáctica a seguir
en la arquitectura del hombre nuevo, el hombre
iluminado lleno del auténtico gozo en Su corazón y
la libertad en su pensamiento

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EL IMPERIO DE LA RAZON SUPREMA

ROBERTO ENRIQUEZ IZQUIERDO


1992

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IMAGEN DE PORTADA
José Miguel Hernández

Este libro se imprimió en el taller gráfico de la


Diócesis de Pasto, en el mes de abril de 1992
Prohibida la reproducción total o parcial sin
Autorización del autor.

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Roberto Enríquez Izquierdo nació en el municipio de La
Florida, departamento de Nariño, Colombia. Realizó sus
estudios superiores en la Universidad San Buenaventura de
Cali.
En esta obra presenta una forma de aprendizaje que
corresponde al desarrollo de la capacidad de aquietar el
pensamiento para observar todos los eventos sin el intervalo
del tiempo psicológico que origina la descripción de lo
conocido y, de esta forma, resolver el enigma del ¿Por qué? Y ¿Para qué? La
existencia del ser humano.
Igualmente busca adentrarse en la corriente del conocimiento, para su
descifrado, considerando las leyes de las analogías, de la cábala y del uso
frecuente de la lengua hebrea, para que aporten las luces en el discernimiento
del fenómeno universo, que está fuera del hombre y del universo que está
dentro del ser humano.

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INDICE
Pág.

PROLOGO ----------------------------------------------------------------------- 7

EL COSMOS -------------------------------------------------------------------- 12

LA UNIDAD --------------------------------------------------------------------- 23

CAMPOS ENERGÉTICOS DEL HOMBRE ----------------------------- 29

LA AUTOOBSERVACION -------------------------------------------------- 40

EL BINARIO -------------------------------------------------------------------- 44

EL BIEN Y EL MAL ----------------------------------------------------------- 59

EL TERNARIO ----------------------------------------------------------------- 64

EL AMOR ------------------------------------------------------------------------ 75

EL CUATERNARIO ---------------------------------------------------------- 79

LA NECESIDAD DE “VER” ------------------------------------------------- 95

LA PENTALFA ----------------------------------------------------------------- 99

EL EXAGRAMA --------------------------------------------------------------- 118

EL DISCERNIMIENTO ------------------------------------------------------ 131

EL SEPTENARIO -------------------------------------------------------------- 135

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PROLOGO
Ante el entendimiento siempre ha advenido la inquietud de poseer una Luz, que
haga claridad el misterio de cómo se creó el mundo o universo en seis días y un
séptimo de descanso.

Para adentrarnos en la corriente del conocimiento, para su descifrado, y resolver tal


enigma se debe considerar las leyes de las analogías, de la cábala y del uso frecuente
de la lengua hebrea, para que aporten las luces en el discernimiento del fenómeno
universo, que está fuera del hombre y del universo que está dentro del ser humano.
Sin alejarse, lógicamente, del génesis bíblico y, en el intento de dilucidarlo con la
palabra, desglosando cada uno de sus días, es urgente demostrar la creación del
universo-hombre en relación con el macrocosmos ya existente.

Siendo que el ser humano no está acabado en su creación es inquietante saber, qué
conocimiento se hace imprescindible para su conclusión física, mental, emocional y
espiritual. Para lograr esta magna gesta se ha de iniciar por el reconocimiento pleno
del Ser, del Dios Intimo particular vivo en cada uno de nosotros y latente en lo
ínfimo o inadmisible o en lo inconmensurable por su grandeza.

Este insuflador de vida, en todo lo existente, mantiene su poder generativo mediante


el elemento agua, origen de toda forma material y que reproduce la vida
incesantemente. Como humanos estamos ante el reto y responsabilidad de intuir cuál
es el aporte que se ha de hacer para realizar el orden creativo y construir nuestro
propio universo.

Como seres inacabados continuamos resistiendo ante lo que nos rodea porque
únicamente evaluamos las cosas a través de una espesa niebla constituida por
prejuicios, vicios hábitos, tendencias que distorsionan la percepción. Desde este
estado se iniciará la lucha con temple de impecable guerrero para organizar nuestro
caos. Suplicaremos Luz para que señale el camino y didáctica a seguir. Y,
seguramente, la respuesta inteligente nunca se deja esperar.

Requiriendo energía para cada labor, crear interiormente exige más de la energía que
imaginamos. En el momento somos grandes despilfarradores de la misma, vemos
como, de manera desbocada, emerge sin control de nuestros centros sico-
bioenergéticos. Con los cuales, necesitamos relacionarnos armoniosamente para que
garanticen el libre fluir del cuerpo físico, base sólida para el despegue en el
autoconocimiento de pensamiento, movimiento, emoción, instinto y sexo; hecho que
es imposible sin el ejercicio correcto de la auto-observación. Para concluir en el
equilibrio armonioso, punto de partida para crear.

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Nos preparamos para la creación perfecta del microcosmos – hombre, iniciando el
trasiego por los opuestos, que como ley física la observamos en la naturaleza
mediante la cual: seres, criaturas, mundos, planetas, soles, estrellas… se atraen y, en
otras posibilidades, se rechazan. Análogamente en nuestra sicología particular,
vivimos el incesante ciclo de las fuerzas antagónicas cuando aceptamos o
rechazamos una forma sicológica peculiar, sucumbimos ante la ira y posteriormente
solicitamos disculpas por el mal causado. De esta manera, caemos de un extremo a
otro en el accionar de las pasiones.

La ley de opuestos ha sido alegorizada por símbolos ritualísticos y sentencias fálico


– uterinas en los misterios sexuales, con el propósito de identificar su conciliación
en el punto medio y, mediante éste equilibrio los mundos mantienen su movimiento
perfecto. La comprensión exacta de cada manifestación, por la observación atenta a
de extraer la luz equilibrante, tan necesaria en el auto-génesis.

Nuestra sociedad desenvolviéndose en medio de fuerzas degenerativas,


desorganizadas en sus distintos niveles: político, cultural, educativo, económico,
etc., podemos señalar que vive en el mal. Para que la sociedad persista en este
estado, todas las personas contribuimos a ello, porque mantenemos la expresión de
un comportamiento violento consigo mismos, con la sociedad, con el medio
ambiente o contra el mismo ser humano; conducta que anidamos en mente y
corazón. Entre tanto hombres y mujeres no decidan cambiar estos factores
destructivos, en sí mismos, la sociedad no podrá cambiar.

Presentes las dos fuerzas opuestas, el Creador ha dispuesto de algo más en sus
elevados planos de multiplicar la vida. Y es la aparición de la tercera fuerza, que
concilia las corrientes femenina y masculina; de esta manera, plasma las partículas
subatómicas y los compuestos, dándole forma a la materia. Tierra y agua nombra la
biblia como elementos primordiales del génesis y de los cuales disponemos para la
creación de nuestro mundo interior.

Bajo el influjo de la meditación, la deforme tierra toma su expresión ordenada en el


plano de la imaginación creadora, erradicando todo aquello que le es impropio y
fatal, de su muerte surge la luz. Queda manifiesto que dichas fusiones tienen su
origen sexual. El amor las ha unido, y sin la armonía fecundante sexual no existe
disponibilidad para crear al Hombre Espiritual.

Más para cumplir con el génesis interno en el ser humano, se ha de “ver” con la
observación oculta todas aquellas equivocaciones, apetitos, desvíos y ademanes
yacentes en el subconsciente. Indispensable es su estudio retrospectivo para volverlo
conciencia y, conociendo sus perversiones, no actuarán más en la vida diaria,
dejando la libertad presente para la eclosión de lo nuevo. La energía flotante
restituida de cada error psicológico, ahora canalizada por la comprensión, nos

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convierte en acumuladores energéticos. Energía que participa en la creación
espiritual.

El amor ha nacido en el corazón del forjador del nuevo mundo como el fuego
maravilloso de la comprensión, que significa derrota para todas las contradicciones y
conflictos personales y sociales. Las delicias del amor apartan la lujuria, la codicia,
la ira… y situaciones pendencieras.

La numeración cabalística es medio para el entendimiento de cómo se suceden los


hechos genésicos. Surge el orden en la gestación bíblica y la armonía es el ribete de
la mano del Creador actuando desde dentro en cada luchador por la verdad. Por el
orden los cuerpos celestes siguen firmes en su paso, en animales y plantas se
continúa.

Los seres humanos hemos violado la ley distorsionando la vida nuestra y la del
planeta. Urge asirnos de la fe como conocimiento, apta facultad que en forma
investigativa nos encumbrará en las alturas del Ser. La razón sola se convierte en
óbice para compenetrarnos con lo misterioso.

Entregados fatídicamente a la atracción de todo deseo alteramos el orden impuesto


por la naturaleza. Ante esta visión, la Voluntad del Ser de los seres, dirige hacia un
propósito nuestra vida, la perfección está gestándose y la imaginación consciente
estructurará el propio cielo.

Medir sabiamente las consecuencias del comportamiento diario, es controlar su


efecto y brindarse una oportunidad receptiva hacia el Dios Intimo. De esta manera,
el cuerpo físico libre en su fisiología, apartado de todo comportamiento vicioso,
purificado en todos sus canales receptivos, acucia la Luz Eterna.

Mediante el “ver”, el pasado o memoria, causa de toda respuesta distinta o


inadecuada al reto presente, queda al descubierto, implantándose la recta acción.

El Ser despliega su poder de crear en los cuatro elementos de la gentil naturaleza.


También, encuentra el hombre que la expresión de dicho poder, se realiza en sus
diez diferentes partes que los cabalistas denominan el Árbol de la Vida. Las distintas
evocaciones del Ser tienen su origen en las aguas de la vida, ya sea que estén
contenidas en los depósitos naturales de la madre tierra o en el ser humano, en sus
órganos sexuales, allí se gesta el universo particular de cada persona.

El caminante espiritual ha de adecuar su oído, vertiéndolo hacia dentro, para


escuchar las fórmulas exactas que de lo interno surgen, en la edificación de la obra
del Padre que está en secreto.

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La inteligencia iluminada del Ser concede autonomía a la obra y cada parte que ha
surgido a la existencia se mueve libremente sin alterar el orden establecido. La
materia se mueve por el espíritu dentro de un ritmo y disciplina.

La obstrucción psicológica mantenida por el incesante diálogo interno, ocasionado


por los innumerables deseos que perseguimos ha de caer por el exhaustivo estado de
alerta, proporcionándonos toda la energía necesaria en el trabajo esotérico.
Escucharnos a nosotros mismos en el silencio de la noche ha de sumergir a la mente
en ése vacío para el advenimiento de lo real.

En la consecución del oído mágico llegaremos a utilizar los Mantram o palabras


sagradas, que musicalmente enunciadas perfeccionan el oído, Además con la
inclusión de ejercicios de relajación mental y física, la investigación interior se torna
profunda y edificante.

En el auto-conocimiento no pueden desdeñarse los sueños, los cuales han de ser


recorridos rigurosamente en el estado de retrospección, hasta que la compresión nos
deje en el sitio en que ya no existan los sueños.

Y prosigue victoriosa la creación del universo en el hombre. Se escalan los escollos


probatorios del sendero iniciático, para ascender al seno del Padre. Más para llegar a
Él, se ha de vivificar primero al Hijo, al Cristo perfección de bondades y amor.

Sin el labrado o pulimento del comportamiento humano, nos acercamos a la


conducta animal, de los seres que se arrastran y caminan. Nefasta es la aproximación
hacia estas criaturas cuando lo realizamos en la alucinación de drogas y licor. Con
tal conducta es imposible que se filtre la luz del Eterno.

Únicamente la atención a la aproximación del Bendito y el desenvolvimiento que de


Él nos viene, como la facultad de discernir, nos permitirá trascender dicha
pretensión animalesca.

El acabado en la conclusión fecundante del Hombre Espiritual lo determina la


energía sexual acolitada por la imaginación. Se entra en el paraíso modelado por los
méritos recibidos en humildad, castidad y ofrenda humanitaria.

Se radica cada elemento inmaduro con el fuego que viene del cosmos unido al fuego
sexual presente en nuestro organismo en el preciso instante que se ha equilibrado.

La imaginación y voluntad tienden casualmente a caer bajo el embrujo de la


fascinación, perdiendo su poder creativo. La fascinación nos conlleva aun estado
aparente de satisfacción de haber logrado la realización en belleza, salud o seguridad
económica, etc. En la creencia de alcanzar por fin el objetivo de algún sueño de tipo

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sentimental o espiritual, abandonamos el libre juicio y se ofusca la razón. Hemos
desandado el mismo viejo camino del dolor y la cruda realidad, para entender que el
objeto que nos fascinó cae por su falsedad sumergiéndonos en la angustia y
depresión, con el anhelo de satisfacer otro deseo.

Blandir en lo alto el estado de alerta novedad es ya un requisito para salir de tal


caparazón. Y la entrega del guerrero consiste en no querer distinguir el
envolvimiento alucinatorio que imponen los sentidos. La observación de toda esta
estructura nos traerá sabiduría.

Fructificaron en la disposición, interés y perseverancia las fuerzas inteligentes para


la creación de la Gran Obra. Han trabajado como emanaciones de la Luz, el
reconocimiento de la Luz misma, la comprensión de los opuestos, el amor, la
meditación, el oír y ver, así como el discernimiento, para concluir en el supremo
éxtasis: la creación del Hombre de Luz, el Hombre Nuevo, el Hombre Galáctico, el
Hombre Solar, para la nueva raza de Amor Crístico.

Ahora el Ser oficia en el altar dirigiendo la magna obra y su Inteligencia


Administradora preserva el nuevo Universo, firme y libre en su movimiento,
mantenido por el sacro fuego de la Vida Eterna.

JUAN PABON ROSERO

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EL COSMOS
“Cuando el hombre haya descubierto
El proceso para crear su universo interno
Y haya logrado el equilibrio anhelado,
Temblará la eternidad en su escondite y
El inconmensurable presente será
Su compañero”.

Se prepara el diapasón para pulsar las rítmicas melodías del gran concierto universal
de la eterna fecundación, que genera el orden, las leyes del equilibrio y hace posible
la vida.

El principio Creador se multiplica manifestándose por cuatro fuerzas elementales,


que se pueden resumir en dos y que se equilibran por tres. Así es como del Uno, del
Increado, del Absoluto, emanan las potencias que constituyen el cielo y la tierra.

La Kábala llama a la primera emanación Kether, que es el Ser de nuestro Ser, el


Padre y Madre en nosotros, el Anciano de los días; es el Padre del cual hablaba
Jesús de Nazaret.

Dicen que la cabellera del Anciano de los Días tiene trece mechones, que sumadas
las cifras de este número: 1 + 3 = 4, donde uno es igual al principio masculino o
también fuego; dos iguales al principio femenino o agua; tres igual al hijo de la
creación, el amor, más la unidad de la vida se constituyen las cuatro potencias
creadoras.

Kether es el Ruach Elohin de los hebreos o Divino Espíritu del Señor, que flotaba
sobre las aguas genésicas del primer instante: “En el principio creó Dios los cielos y
la tierra. La tierra era caos y confusión y obscuridad por encima del abismo, y un
viento de Dios aleteaba por encima del agua” (Gen: 1, 1-2).

La cabeza o primer principio creó Elohin que significa: El, los Dioses, el Ser de los
seres, aquel que creó el cielo y la tierra, o también la colectividad de potencias
divinas que son la esencia del cielo y de la tierra.

Dios en sí mismo se multiplica para crear: es el Verbo, la Gran Palabra, como


también el Ejército de la Voz y su emanación es el Arbol de la Vida, que los
cabalistas hebreos lo sintetizan en los Diez Sephirotes, que a la vez son los atributos
del Eterno manifestados en toda cosa existente, para que la creación del universo sea
posible.

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Los Sephirotes son átomos divinos que viven dentro de nosotros. Son partes
autónomas de nuestro Ser.

El Arbol de la Vida o sephirotes vienen del Ain Soph. Ain= nada. Los egipcios
lo simbolizaban por una piedra negra y le llamaban fuego negro. Soph= Soph Aur
= Luz infinita. El Ain Soph es el sephirote once que se desdobla en el Arbol de la
Vida.

Cada uno de los sephirotes al ser partes autónomas de nuestro Ser, y desde la
dimensión que les corresponde, influyen en nosotros y en nuestra conciencia.
Debemos conocer sus características, su forma de expresión y en qué grado de
conciencia se manifiestan para aprender de nuestro Ser y de esta manera, mejorar el
proceso de nuestro auto-génesis.

KETHER, la Corona, el poder equilibrador, el Padre, la Voluntad consciente. Se


considera como la potencia suprema y está íntimamente relacionado con el sonido
que estabiliza los mundos, hombres, sistemas y galaxias. El sonido es un aspecto de
la creación y rige la inteligencia humana como una particularidad del Padre
Espiritual.

CHOKMAH, La Sabiduría Inmutable, el Hijo, El Cristo. Esta parte autónoma del


Ser está relacionada con la Luz como expresión y característica del Cristo y, lleva a
la persona a desarrollar las dos columnas torales de su templo interno: el Ser y el
Saber, a través de los cuales podrá eliminar todas las creaciones defectuosas o
fragmentaciones psicológicos, que lleva en su psiquis.

BINAH, Es La Inteligencia Divina o Creadora que, en el catolicismo corresponde al


Espíritu Santo. El Calor es un aspecto de la creación que se encarga de las
funciones biológicas representadas por el Espíritu Santo, es una forma energética
sexual en la persona.

Esta Inteligencia Creadora produce los diferentes cambios psicológicos, mentales y


biológicos en los organismos. En los iniciados, esta energía sexual, permite
desarrollar un trabajo consciente en nuestro auto-génesis.

CHESED: Misericordia y amor, es la bondad del Padre Cósmico Universal, es por


esta misericordia que los mundos se manifiestan en esta tercera dimensión. Esta
parte autónoma de nuestro Ser está representada por el Íntimo o Padre Interno, el
cual ejerce la cúspide de la segunda trimurti o trinidad, a través de sus dos almas
(Alma Divina y Alma Humana) con sus respectivas características, de esta forma,
generamos organización al trabajo espiritual.

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GEBURAH: Es un desdoblamiento de Chesed. Viene a ser la justicia, el rigor, la
severidad y la ley. Es el Alma Divina o Alma-Consciencia la cual juega mientras el
alma humana vive el drama de la existencia con todos sus placeres y desdichas.

Geburah les permite instruir a la conciencia manifestada en los demás cuerpos o


seres, y realizar en éstas condiciones el trabajo que como iniciados les pertenece, de
acuerdo al cuerpo de doctrina que han decidido seguir, y así Dios o Padre
Espiritual, hecho conciencia, se fusiona con el Guerrero de la luz ayudándole a
reconstruir, a su vez, su estructura mental, física y psicológica.

TIPHERETH: Es La Belleza del Hijo Celeste. Pertenece al mundo causal y a la


región de la voluntad, del equilibrio y la belleza. Es el Alma Humana. Tiene bajo su
responsabilidad dirigir, estructurar y organizar el trabajo de la obra Espiritual que va
realizando, todo iniciado, en sus cuerpos inferiores, en el mundo de las formas y, por
ende, en las respectivas dimensiones que atraviesa el ser humano. Este es el motivo
por el cual Tipheret o Alma Humana pertenece a la fuerza y se le conoce como la
Voluntad Consciente.

NETZACH: La Victoria, es el mundo del cuerpo mental. Debido a la pluralidad de


elementos que lo manejan, conocidos como yoes o agregados psicológicos, estos
luchan por una supervivencia que origina una interferencia entre el alma humana y
la obra que el Guerrero de la Luz está realizando. Es ante esta realidad que el
iniciado debe ejercer su fuerza de voluntad, dirigida contra los agregados
psicológicos o yoes

Esto amerita una profunda reflexión por parte del guerrero de la luz que recorre la
senda iniciática. Es comprobado, si alcanzamos a autoobservarnos en nuestros
pensamientos, sentimientos y acciones, que cada uno de nuestros propios yoes, pide
a gritos alimento para seguir existiendo en cada persona. Esto implica que ningún
iniciado debe ceder un instante a los clamores de los yoes, por el contrario, se hace
necesario conocerlos, comprenderlos y eliminarlos.

De esta manera, se le quita la razón de ser y de existir a un defecto, yo o agregado


psicológico y, lógicamente, quedará sometido a la muerte y a la desintegración a
través de la voluntad, de la comprensión y lógicamente, con la ayuda de SEPHIRA,
nuestra Divina Madre Kundalini.

JESOD: Es la continua transformación, es el Cuerpo Vital de los seres humanos.


Está constituido por los éteres físico, químico, lumínico y reflector.

El Éter Físico cumple la misión de estabilizar el Prana o energía universal, que baja
de lo alto con la vibración que sube de la tierra. Con el encuentro de estas dos partes

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vitales se logra la compenetración del Cuerpo Físico y el Vital con los elementos
Tierra, Agua, Aire, Fuego y Éter.

El Éter Químico se encarga de recibir y asimilar las sustancias conocidas como las
sales del Zodíaco, que actúan desde la parte genética, dando la particularidad o
característica que le corresponde a cada uno de los Signos Zodiacales, prevaleciendo
en nosotros la que nos corresponde en el signo en el cual nacimos. Esto es
importante conocerlo porque esa sustancia se relaciona en su totalidad con toda la
actividad de nuestro fondo vital.

El Éter Lumínico es un desdoblamiento de la luz que emana del mundo mental y del
mundo astral, permitiendo que haya una coordinación de la vida que también se
procesa en estas dimensiones.

El Éter Reflector corresponde a un desdoblamiento del mundo electrónico donde


emana la vida en sustancia y, a través de él, recibimos en cada retorno los valores de
vida que se depositan en los tres cerebros, los cuales nos permiten, mediante la sabia
o mala utilización de estos valores, prolongar o acortar el tiempo de nuestra
existencia. A través de este éter quedan conectadas en nuestro fondo vital las
consecuencias kármicas que debemos pagar por la mala utilización de estos valores
en vidas pasadas.

MALCHUTH: El Reino, El mundo de las formas, es nuestro Cuerpo Físico. Este


cuerpo planetario es el que recibe las fuerzas pránicas de la naturaleza y la fuerza
solar, para que a través de ellas se pueda producir la materia prima, en nuestro
centro sexual, como es el Hidrógeno SI 12 que nos permite la realización de nuestra
Obra Espiritual. A veces éste cuerpo planetario deja de obedecer a las leyes que lo
crearon (santo afirmar, santo negar, santo conciliar)

El Santo Afirmar permite a este vehículo físico expresar la conciencia y la voluntad


interna, a través de sus actos; el Santo Negar desarrolla dentro de sí las diferentes
características de su propia naturaleza, con el fin de cambiar su estructura en el
pensar, en el sentir y en el actuar. Y, el Santo Conciliar elabora el camino para el
afirmar y el negar, a través de la comprensión, para llegar a la liberación final.

Este cuerpo planetario, además de tener que cumplir estas leyes, debe integrarse con
las leyes que rigen su organización: la procreación física e interna, la vida, el amor,
el altruismo, la voluntad, la justicia, reduciéndose todas a dos, que priman en todos
los procesos de la existencia, y que corresponden a la ley de nacer y a la ley de
morir. En sabias palabras podríamos decir que sólo el que vive tiene derecho a
morir.

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Además de estas funciones, prácticamente desconocidas para muchos, deben
cumplir y obedecer a leyes relacionadas con los cuerpos internos del ser humano: al
Cuerpo Causal, Cuerpo Mental, Cuerpo Astral, los cuales se relacionan entre sí, se
penetran y se compenetran sin confundirse.

Los diez sephirotes que a la vez son los atributos del Eterno manifestados en todos
los seres vivientes, son partes autónomas de nuestro Ser Interno, con las cuales
debemos trabajar para despertar la conciencia y crear en nosotros nuestro universo
interno: el Microcosmos-Hombre, el Hombre Solar, el Súper Hombre, el Hombre
Galáctico. Esta es la Gran Obra del Padre Universal o Arquitecto de Mundos,
realizada en siete días o fases, como lo expresara Moisés, en su génesis.

Estas emanaciones del Padre Cósmico, para realizar nuestra obra espiritual, se
relacionan entre sí: Kether la Corona, que es el poder equilibrador, la Potencia
Suprema; reposa sobre Chohmac que es la Sabiduría Inmutable y sobre la
Inteligencia Creadora Binah. En Él está la Bondad Chesed y la Justicia Geburah, que
son el ideal de la Belleza del Hijo Celeste Thipheret. En Él siempre está el
Movimiento Victorioso Netsach y el Gran Reposo Eterno Hod. Su voluntad Iesod,
es la Transformación Continua, y su Reino Malchuth corresponde a todos los entes
que pueblan el universo.

Elohin equivale a Dioses Secundarios, irradiados del Dios central o pensamientos


creadores, ordenadores y conservadores de los mundos. Son emanaciones de la
Conciencia Suprema, de la misma manera como un rayo de luz, al atravesar un
prisma triangular se descompone en diferentes colores.

Antes que empezaran a palpitar los mundos que forman el cosmos, existían en la
mente de Él, para luego, iniciar la creación a partir de cuatro expresiones que los
cabalistas les llaman planos:

Atziluth: Es el mundo más elevado donde habita el Eterno y es donde plasma sus
ideas arquetípicas que originan los mundos. El Arquitecto de Mundos, en este plano,
crea las leyes que rigen todas las formas visibles y no visibles que constituyen el
planeta tierra y el universo en general.

Briah: Es el plano de la creatividad donde existen leyes que permiten construir los
modelos mentales que se crean a partir de las ideas arquetípicas. Aquí el Arquitecto
de Mundos da forma a todos los entes que habitan el cosmos.

Yetzirah: Es el plano formativo, aquí se encuentran las fuerzas invisibles, leyes que
organizan el mundo físico. Cada ser de la naturaleza obedece a estas leyes que
construyen estructuras moleculares y estructuras genéticas que producen

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características especiales que permiten clasificar, agrupar, diferenciar y describir las
funciones respectivas de los seres, individual o colectivamente.

Assiah: Corresponde a un plano material o mundo de las leyes de acción y reacción


a las cuales están sometidos todos los entes del universo y es donde se desenvuelve
el Real Ser de los seres.

Como podemos ver, además de los diez sephirotes o emanaciones de nuestro Padre
Cósmico Universal, para realizar nuestra obra espiritual, se requiere, también, de las
leyes de creación o planos cabalísticos.

Sin embargo, antes que el Eterno se manifieste en la creación, el tiempo no existía,


permanecía dormido dentro del espacio abstracto geométrico. La Matriz Infinita
vivía el eterno presente. Y, sólo cuando inicia el movimiento, el cambio, la
transformación, el tiempo aparece, iniciando el proceso de nacimiento y de muerte,
leyes que son del mismo Ser para los seres que continuamente están en
transformación, dentro de un aparente ciclo de vida y muerte.

El origen de lo que conocemos como Espíritu, materia, universos, soles, galaxias,


cúmulos, mundos, etc., es el Real Ser, es el Padre Cósmico Universal, quien es lo
que es, lo que ha sido y lo que será. Está más allá del pensamiento, del tiempo, de
toda medida y forma. Sin embargo, el hombre le ha dado forma material para que
proyecte sombra y cubrirse con ella; sin comprender que dentro del espacio
abstracto absoluto la Luz Increada, jamás produce sombra.

Se dice que el Arquitecto del Universo, para crear el cosmos, se expresó en cuatro
potencias creadoras, las cuales entrarían en conflicto produciendo primero el caos
como alfa y omega, como principio y fin de toda cosa existente en el espacio
infinito. Se entiende como fin, el momento en que todos los entes vuelven a la
Matriz Eterna, porque antes estarán sometidos a un cambio, producto de una Eterna
Fecundación.

Después de producir el caos, dentro de una lucha sin tregua, estas fuerzas colosales
se ven obligadas a descansar, quedando en un aparente equilibrio, estableciéndose la
armonía entre los elementos constitutivos de la Gran Obra. El Real Ser del Ser de
todos los seres, programa el mundo de las formas y se expresa en las diez luces del
Árbol de la Vida, no manifestado que subsiste eternamente en la Luz Ilimitada que
habita en el plano arquetípico, donde el universo dormía antes de la aurora cósmica.

Dentro de su matemática trascendental, el Arquitecto de Mundos, inicia su expresión


de la idea a la forma, del plano Atziluth al plano Briah, mediante la división
elemental cuádruple de su naturaleza (tierra, aire, agua, fuego), operando a través de
los diez Sephirotes del Árbol de la Vida manifestado.

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La expresión cuádruple corresponde a los cuatro aspectos del Ser o aspectos de vida
que los cabalistas han llamado: “Elementos” y que se relacionan con las cuatro letras
del nombre del Eterno. Esta operación se efectúa en Men que significa “Agua” que
viene a ser la Matriz de todas las cosas cuyo valor numérico corresponde a 40,
producto de 4 x 10, donde 4 es igual a cuatro aspectos del Ser y 10 igual a diez
Luces de Emanación del Eterno o diez Sephirotes, quizá por esto se dice que las
aguas caóticas son el semillero del cosmos.

Comienza el rítmico concierto. El Arquitecto del Universo inicia la gran obra. Pulsa
su “lira de oro” y los mágicos sonidos como por encanto, forman las siete columnas
que sostienen el universo. Cada nota musical se cristaliza en el todo.

El lírico llamado es la orden de una “Laringe Creadora”, ante la cual obedecen las
partículas subatómicas. Por la armonía de las notas musicales, surge la ley de
afinidad. Se origina el equilibrio de dos fuerzas: una positiva y otra negativa a través
de una fuerza neutral. Se compaginan formando las moléculas y de estas los cuerpos
que pueblan el universo en general. El compás de la gran obra divide el pentagrama
de la existencia, en partes donde todas tienen igual valor ante los ojos del Creador.

La fecundación del caos (desorden) para que aparezca un cosmos (orden) permite
que surja la vida con todo su esplendor. Igual suceso se presenta en nuestra vida
íntima, en nuestro universo interno, en nuestro mundo espiritual.

Para realizar la creación, el Creador necesitó de tres fuerzas: una positiva, otra
negativa y la que va a conciliar a las dos. Estas potencias son leyes para que el
mundo de las formas siga en marcha y para que se presente la eterna fecundación.
El ser humano está supeditado a estas leyes que en la realización de la obra
espiritual corresponden al Santo Afirmar, al Santo Negar y al Santo Conciliar.

Esta obra, según el Génesis se realiza en seis “días”; que pueden ser fases o periodos
de tiempo. Puesto que con la creación del día y la noche ya se había creado el
tiempo como medida. “Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas las llamó noche”.

La primera palabra que Moisés escribió en el Génesis es: Berehshit = “En


principio”. Esta palabra está formada por Be, que es una proposición que significa
“en” y rehshit, que quiere decir principio, comienzo, inicio. A su vez Berehshit tiene
como raíz la palabra rohsh que significa: cabeza, cima, punto, extremidad. La suma
cabalística de los valores de sus letras corresponde a: 200 + 1 + 300 = 501 donde 5 +
1 = 6. Esto da a entender que la creación se realizó en seis días o que la obra, se creó
con seis fuerzas fundamentales, una para cada día.

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El seis se encuentra simbolizado en el signo del Macrocosmos que viene a ser el
hexagrama o doble triángulo, o también Estrella de Salomón. Luego, la formación
del Universo se divide en seis fases a las que posiblemente se les dio el nombre
simbólico de días.

Por otra parte, en el número seis, se encuentra representado el Eterno, el Arquitecto


de Universos, El Real Ser del Ser de todos los seres, manifestado por la Trinidad y
su reflejo, que es la creación impregnada por estas tres fuerzas generadoras de la
vida que permiten la eterna fecundación. Así, la adición de los dígitos que forman la
Trinidad: 1 + 2 + 3 da como resultado seis que viene a ser una doble trinidad. La
primera está representada por el triángulo con el vértice hacia arriba, es la
emanación directa del Real Ser. Es eterna y existe por sí misma.

La segunda Trinidad simbolizada por el triángulo invertido, o sea, con el vértice


hacia abajo, representa el reflejo del Real Ser en la creación.

La palabra Barah que significa crear, tiene como valor cabalístico el número cinco
que resulta del valor de sus letras así: 2 + 200 + 1 = 203, de donde 2 + 3 = 5, valor
que corresponde a la letra He del alfabeto hebreo, cuyo significado es: Vida
absoluta, sonido, luz, vibración, verbo. Según esto, el Increado, realiza su acción
creadora a partir de su Verbo que viene a ser sonido. “En el principio fue el Verbo…
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1, 1-4).

El valor numérico, total, de la palabra Berehshit es: 2 + 200 + 1 + 300 + 10 + 400 =


913 que se reduce a la suma: 9 + 1 + 3 = 13, que corresponde a la letra hebrea Men,
que representa el principio femenino; las “aguas caóticas” del primer instante o
materia prima; aguas sobre las que “flotaba el Espíritu de Dios”.

El Verbo resuena en estas aguas caóticas que se constituyen en la Matriz Eterna de


todo lo existente. Es el Sonido del Padre Espiritual, es la fuerza, el poder para crear.
Por lo tanto, cada cosa creada será el recipiente del Verbo, del Ser que desde el
amanecer de la vida, palpita en todos los seres del universo, formando un cosmos
(orden) a partir de un caos (desorden).

La Trinidad está presente en todo lo creado, cada cuerpo que palpita en el universo,
posee estas tres fuerzas emanadas del Eterno. Así es como El crea y vuelve a crear,
dando a todo lo existente una energía que permite la continua transformación y la
capacidad de crear. Un hombre se une sexualmente a una mujer, el resultado es un
hijo que viene a ser una nueva Trinidad, lista para continuar la vida y realizar el
mismo trabajo.

19
De esta manera es como la Unidad Múltiple Perfecta creó nuestro sistema solar y el
universo en general. El habita entre nosotros y en todo lo existente. Él está en
nosotros, y nosotros estamos en El, y en Él nos movemos.

Él es la Energía Creadora, Principio Vital que penetra en todos los cuerpos, dándoles
el aliento de la vida. Este Pneuma de los griegos, Prana del Sánscrito, Ruach de los
hebreos, Espíritu del Latín, impregna con su fuerza creadora, todo lo existente para
dar inicio a la Eterna Fecundación y con ello la continuidad de la vida por los siglos
de los siglos.

La mecánica celeste comienza. El pentagrama de la existencia se fragmenta;


formándose los planetas, las galaxias, los soles, las especies, etc., pero todo obedece
a la Gran Ley. El concierto universal sigue su marcha, nada muere todo se
transforma y así se cumple la ley del equilibrio, para que surja el orden y la
conservación de esta magna obra.

Todos los elementos que forman nuestra galaxia accionan y reaccionan. Se presenta
le influencia de la fuerza sobre la materia y de la materia sobre la fuerza. Todo
cuerpo posee su capacidad de atracción y de repulsión. El Eterno se expresa en estas
dos fuerzas para generar el orden y para que las cosas existentes no se destruyan
antes de su tiempo. Los planetas son un ejemplo de la alternancia de estas fuerzas,
todos, los planetas y satélites, oponen resistencia para no ser absorbidos por el sol o
por otro cuerpo celeste y así continúan por su ruta marcando un ritmo perenne.

De esta forma, los cuerpos celestes, marcarán su órbita sin la capacidad de decidir
dónde ir. No por esto negaremos la presencia de un motor que genera este
movimiento, el cual se manifiesta en una Ley que al violarla sería la destrucción
definitiva, volviendo al caos inicial.

El Real Ser ha comprendido mediante la autocontemplación de su obra, que


solamente algunos entes del universo deberán cumplir con esta ley mecánica, por lo
tanto, se hace necesario dar a los seres vivos una Autonomía que hace diferencia con
los cuerpos celestes. Esta Autonomía a manera de instinto permite que estos seres
vayan donde ellos quieran, entonces, el Real Ser del Ser de los seres, se convierte en
la libertad de todos los cuerpos vivientes.

Finalmente, el Real Ser se convierte en la Inteligencia que funcionará en una especie


determinada, con el fin de dotar a hombres y mujeres, de una fuerza que les permita
transformar positivamente su naturaleza interior y la naturaleza en general. Esto
implica hacer uso inteligente de los recursos puestos a su disposición y comunicarse
continuamente, con su Creador. Poder, por cierto, superior al de las demás especies,
pero como en todo ente palpita el Real Ser, todos somos iguales, pero con funciones
diferentes.

20
Así es como la Omnipotencia Creadora, mediante su cuádruple manifestación, inicia
su trabajo con las aguas genésicas del primer instante. Las pone en movimiento y
estas invaden los cielos y aparece la tierra convertida en semillero cósmico. Se
expresa en fuego para fecundar el agua y esta se transforma en nubes. Surge su
aspecto de aire para formar las corrientes y separar las nubes para que se vea la
“seca”, la tierra, sus partes áridas, se riegan con las aguas vivas del amor y la eterna
fecundación sigue su curso.

El Espíritu dentro de su creación descansa en la fe de que todo funciona en un


mágico concierto.

Inclinémonos ante la sabiduría de nuestro Creador, de nuestro Padre Celestial, De


este Arquitecto de mundos. Oremos a nuestro Ser para que nos permita comprender
el trabajo del primer día de la creación del Hombre Espiritual.

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LA UNIDAD
“La unidad es el principio de
Todo lo que existe, encarnarla,
Es permitir que el Ser se exprese
A través de todos nuestros actos”.

La narración del Génesis es la historia de un hecho, donde se revelan las leyes


creadoras y la forma como se desenvuelve el Real Ser en la creación. También
debemos comprender que hombres y mujeres están comprometidos a realizar esta
obra, en su parte interna.

El Eterno, hizo brotar del caos primigenio, el universo, de esta manera, el hombre
está llamado a formar su propio universo. Así nos da a entender el axioma: “Lo que
está arriba es como lo que está abajo”. El caos del macrocosmos está también en el
microcosmos-hombre. Así es que, en el ser humano está en potencia el cosmos en
miniatura, solo que en principio está desordenado, está en un caos debido a la
presencia de los defectos, yoes o agregados psicológicos que aletargan la conciencia
y manipulan nuestros pensamientos, acciones y emociones.

Se requiere un arduo trabajo sobre sí mismo para morir en nuestros defectos y volver
a nacer con un cuerpo de virtudes, para que nazca en nosotros el Hombre Espiritual,
el Superhombre, el Hombre Autorrealizado, el Hombre Galáctico; entonces, el
Génesis se repite en nosotros.

Es urgente pasar por los seis días de Moisés, o seis luces, las cuales deben culminar
en su esplendor que es el septenario, donde el Ser se afirma, todo funciona. El
verdadero hombre entra en acción y termina en el descanso del Espíritu que es la fe.

Somos una Trinidad, por lo tanto, tenemos las fuerzas para realizar un trabajo.
Disponemos de una Omnipotencia Creadora para transformar todo cuanto
razonablemente está a nuestro alcance.

Esta voluntad realizadora se aplica primeramente sobre sí mismos, debido a que


cuando hombres y mujeres vienen al mundo, sus capacidades son un caos, las
tinieblas de su inteligencia invaden el abismo de sus corazones y su esencia,
herencia divinal, como también la conciencia son arrastradas por la tempestad de la
incertidumbre.

Existe, en el ser humano, ignorancia para realizar la Obra Espiritual, por lo tanto, se
hace necesario orar, meditar y pedir, incansablemente ayuda, a nuestro Real Ser, a
nuestro Dios Interno, para que nos permita descubrir el camino que conduce a la
auto-realización espiritual.
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La razón es aún pasiva, nos corresponde volverla activa, debemos arrancarle la luz
de la sabiduría (conciencia) a las tinieblas de la ignorancia (yoes psicológicos) y
exclamar: ¡Hágase la luz! Es el primer día de la creación en que se revela la unidad
de la sustancia prima que es la Luz y Vida, que surge de las sombras de lo
desconocido.

La Luz Interna emanada del Sol Espiritual-particular permite en, descubrir el


compromiso que tenemos para con el Creador: La evolución del cosmos; por medio
del descubrir y el transformar, incluyéndonos; también, en este proceso, como
puntos vitales del accionar continuo.

Si definitivamente queremos contribuir a la obra del Padre, es básico respetar el


orden que rige en el mundo de las formas o leyes inviolables que sostienen el ritmo
de la naturaleza. Contribuir a la afirmación del deber dentro del orden social. Lograr
la afirmación del Ser dentro del orden: filosófico, psicológico, espiritual y físico.

En este primer “día” de la creación del Hombre Espiritual, es de vital importancia,


para el iniciado, la relación armoniosa consigo mismo. Esto Implica establecer la
relación con las partes autónomas de nuestro Ser, o sea, con cada uno de los diez
sephirotes o luces de emanación del Increado o Arquitecto del Universo. Un
individuo bien relacionado consigo mismo, está armonizado en todo su accionar:
pensar, comer, respirar, sentir, etc. En general es consciente de sus vivencias y está
en capacidad de poner en orden sus pensamientos, sentimientos, movimientos y
emociones.

En un principio estamos en el escepticismo, en la incertidumbre, en la duda: “Pienso


luego existo”. Si abrimos nuestros ojos internos, comprendemos que el pensamiento
no es solo producto del cerebro y todo lo que existe, fuerza y energía. La materia es
auxiliar del espíritu, sin el cual no tendría razón de ser y no existiría; así como la
belleza es la expresión del espíritu sobre la materia. Luego el “Ser existe y el Ser
piensa”, más para nosotros no hay armonía, nuestro espíritu se mueve sobre las
aguas caóticas de la duda. Fecundar esas aguas con el fuego de la comprensión, es
indispensable para lograr la afirmación del Ser. Y admitir que, hasta el diminuto
elemento, por Él tiene razón de ser y de existir.

Inicia una nueva aurora, la verdad ya existe y la realidad se afirma. El hombre es una
razón, una conciencia y un corazón: Comprende que la acción modifica, mediante su
voluntad consciente dirigida por el espíritu y determinada por la razón.

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Este es el comienzo del microcosmos que los
espiritualistas- esoteristas llaman: El Superhombre
que sale de la transmutación del hombre común y
corriente, de aquel que puede llegar al dominio de
lo sobrenatural, porque aprendió a manejar las
leyes cósmicas. Entonces dirá al Espíritu: ¡Sé
materia! Y a la materia: ¡Sé Espíritu!, y el Espíritu
y la materia le obedecerán.

El hombre es un punto dentro del espacio infinito,


Por esta razón, se le atribuye la carta número uno
del Tarot: El Mago, porque para estudiar y
manejar las fuerzas sutiles de la naturaleza se
necesita ser un mago. Dios lo creó a su semejanza,
y espiritualmente es la síntesis de la inteligencia,
en la creación. Es el amo sobre todas las cosas del
universo. Es director de la fuerza a través de la
cual transforma su conciencia, que lo capacita
para llegar hasta su creador y entender su palabra,
facultad, por cierto, alcanzada por pocos, pero posible para todo el que desee y
trabaje para ello.

El Mago del Tarot, simboliza la Unidad, el principio de la luz, el Padre, el hombre


como unidad viviente completa en sí misma, el fundamento de la razón de todo
accionar: La postura central indica que extrae el poder de arriba, lo que equivale a
decir que el hombre por sí solo no hace absolutamente nada, que actúa como un
canal a través del cual se expresa la Fuerza de Vida. Por esta razón, el número uno
que corresponde a esta clave, simboliza el inicio en el primer “día” del auto-génesis.
El Mago o iniciado, en su génesis, necesita de la Luz Viviente, emanada del Eterno,
del Increado. Debe tomar una actitud que permita extraer el poder de arriba. El
Guerrero de la Luz, debe prepararse para convertirse en un canal, a través del cual,
se exprese la Fuerza de Vida.

Para ser instrumento de esta manifestación se hace necesario reconocer que nuestro
Ser existe, en primera instancia, prepararnos en el dominio de nuestras apetencias,
dependencias, deseos y hábitos, que nos mantienen ocupados o fascinados por una
falsa luz. Confiar en nuestro Ser como una fuerza única, con suficiente capacidad
para transformarnos. Y controlar o equilibrar las dos fuerzas psíquicas que forman,
en nuestra mente, el conflicto de dualidad.

Este simbolismo incluye muchas cosas más, incomprensibles para los sentidos
físicos, pero posibles de descifrar con los sentidos del alma. Por ser el inicio de la

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obra le corresponde el número uno; el cual, puede ser representado geométricamente
por un punto que significa: Atención y concentración.

Atención a todos los sucesos internos y externos, para conocernos en nuestras


manifestaciones. Concentración, a través de la oración y de la meditación,
especialmente, en la Fuerza de Vida que nos permitirá iniciar la creación de nuestro
propio universo; cubriéndonos con su luz espiritual que origina, en nosotros, una
voluntad realizadora, una imaginación creadora, una acción consciente; entonces, el
Sagrado Sol estará con nosotros para continuar la Gran Obra del Padre. Dios dijo:
“¡Que haya luz! Y hubo luz” (Gen: 1,3).

Se apartaron las tinieblas y hemos visto que la luz es buena, ahora, con su ayuda
continuamos el trabajo del primer día. Nos corresponde reflexionar sobre la región
de Malchuth que es una emanación del Eterno, es el décimo sephirah del árbol de la
vida. Malchuth, es nuestro cuerpo físico y también el mundo físico o mundo de las
formas.

El cuerpo físico es nuestro caos, en él se hallan las aguas que deben ser fecundadas
por el fuego y, en su parte interna, es donde debemos formar el Hombre Espiritual.
Los alquimistas dicen que en nuestro cuerpo físico se halla un mercurio, sobre el
cual se debe trabajar, este a su vez tiene una parte; la cual, se debe separar y
comprender, llamada el mercurio seco que forma el ego. Este es múltiple o plural,
son los mismos siete pecados capitales de los cuales habla la religión católica.

De acuerdo al heptaparaparsinoch o ley del siete, el mago o clave uno del tarot, le
sumamos siete; por esta razón se complementa con la clave ocho: La Fuerza; la cual,
corresponde “Al Poder de la Serpiente”, o también al poder de la Divina Madre
Kundalini que, de acuerdo con los hindúes, es a quien debemos pedirle a través de la
oración nos ayude a eliminar nuestros defectos psicológicos.

Esta electricidad cósmica o principio de vida universal, de acuerdo con algunas


hermandades, especialmente, el Gnosticismo, se encuentra en los órganos genitales
de hombres y mujeres: en los testículos y en los ovarios, respectivamente. Y es con
esta fuerza que debemos ayudarnos para revolucionar nuestra consciencia
eliminando el ego.

Esta fuerza a la que refiere la clave ocho, es posible despertarla en acción sexual en
pareja: hombre-mujer. Además, se requiere tener pureza de mente y del deseo,
incorporación física, aspiraciones e ideales elevados y carencia de egoísmo en la
acción, tratar de ver, oír, gustar, palpar, oler, el Espíritu en cada cosa o parte,
utilizando la auto-conciencia de la clave uno (el mago).

25
Uniendo el uno y el ocho se logra espiritualizar
la materia.

La práctica del ocho es “Ver” a través de las


apariencias; ver en los demás el principio de
Vida Eterna, entonces desaparece la crítica y
los defectos de los demás y se comprende que
todo es Espíritu, por lo tanto: Debemos admitir,
en la conciencia, solamente aquellas cosas que
deseamos profundamente, se manifiesten en
nuestra vida.

Debemos comprender que en todas las cosas


existentes palpita el Ser. Espíritu es todo lo que
hay.

Debemos saber que cuando el Espíritu opera en


el plano físico le llamamos materia, de esta
manera, es que el Espíritu actúa en el radio de
sensación humana.

Continuando con el septenario, a la clave ocho del tarot le sumamos siete y nos da
como resultado la clave quince: El Cautiverio o El Diablo. Esta clave representa al
mundo de las apariencias objetivas, a través de las cuales, el iniciado adquiere el
conocimiento trascendental y el mundo de la conciencia, cuya realidad solo es
posible al Guerrero de la luz que esté trabajando con la disolución del ego.

Combinando estos dos mundos se encuentra la guía que capacita al iniciado para
controlar el medio ambiente, la pobreza, la enfermedad y la muerte, porque el diablo
representa la falacia fundamental de donde proceden todas las falsedades que
alimentan al yo psicológico, a través de la fascinación o ilusión de suponer que la
materia es la única realidad.

Las apariencias que engañan al Guerrero de la Luz se constituyen en pruebas para


que logre ser libre o llegue a su propia individualidad. Por esta razón, todo iniciado,
tiene que vencer la ilusión en el aspecto ligante que lo mantiene en estado de
cautiverio.

El significado de la letra hebrea Ayin de la clave quince es “ojo”, “fuente”. Implica


que el diablo es la fuente de las formas y apariencias que producen el velo de la
ilusión que adormece la conciencia. Es prioritario para el iniciado en el primer día
de su auto-génesis despertar su conciencia a través de la auto-observación para
descorrer el velo de “Maya”, ilusión o apariencia que tiene el mundo que le rodea.

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Es necesario aprender a “Ver” el mundo de las
formas y sus influencias para lograr una
consciencia objetiva de las cosas y sus
manifestaciones, a través de los sentidos
físicos. Esta capacidad de percepción libera
del cautiverio al iniciado o buscador de la luz.

Esto implica que la práctica de concentración


representada en la clave uno pone en
operación la ley de sugestión de la clave ocho
y resulta una renovación de la consciencia que
nos libera del cautiverio representado en la
clave quince; componente importante para
espiritualizar la materia, objetivo del primer
día del trabajo espiritual.

La conquista de las fuerzas ocultas del mundo


interno es lograda mediante el mismo
procedimiento que produce la conquista del
mundo exterior; por tal razón, la armonía de
una íntima relación, consigo mismo, genera un poder que conlleva a armonizar la
relación con la sociedad y con el medio ambiente.

También, en el primer día del auto-génesis, corresponde reflexionar sobre la región


de Malkuth, que es una de las emanaciones del Eterno o Arquitecto del Universo. Es
el décimo Sephirote del Árbol de la Vida. Malkuth, es nuestro cuerpo físico y
también el mundo físico o mundo de las formas, con todas sus implicaciones.

El cuerpo físico es nuestro caos, en él se hallan las aguas que deben ser fecundadas
por el fuego y en su parte interna, es donde debemos formar el Hombre Espiritual.
Los Alquimistas dicen que en nuestro cuerpo se halla un mercurio, sobre el cual se
debe trabajar, éste a su vez tiene una parte la cual se debe separar y comprender para
luego eliminar, llamada mercurio seco, que forma el ego o yo psicológico, el cual, es
múltiple o plural, en síntesis son los siete vicios capitales: ira, envidia, codicia, etc.,
que a la vez cada uno es cabeza de muchos más, pero pueden descubrirse en tres
dimensiones del ser humano: en su mundo de deseos, en su mundo mental y en su
mundo de la mala voluntad para realizar la obra espiritual.

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CAMPOS ENERGÉTICOS DEL HOMBRE

Todo ser humano, sin excepción, está irrigado de energía formando campos
energéticos en su cuerpo, a manera de centros o vórtices; igualmente, procesa y
recibe energías que vienen del cosmos y a través de su íntima relación con los seres
del planeta, la comparte continuamente con todos ellos.

Se puede decir que el campo energético que más usamos está situado en el cerebro y
se expresa a través de nuestra vida intelectual elaborando pensamientos sin ningún
control porque no somos conscientes de ellos. Por lo general permanecen viajando al
pasado, a la dimensión del recuerdo, donde están los registros de tristeza, placeres,
alegrías. También viajan hacia el futuro donde están los proyectos y anhelos a largo
o corto plazo.

Conocernos en el mundo de la mente, descubrir cómo funciona este campo


energético psicológico, es trabajo del primer día de nuestro auto-génesis. Descubrir
que esta energía está manipulada por el ego, es importante. Darnos cuenta que en
este campo existe un registro de todo aquello que hemos aprendido en toda la
existencia (lo rutinario, el pasado, lo conocido…) y que solo es útil en algunos actos
de nuestra vida, si realmente deseamos percibir el perfume del amor y la verdadera
paz tan anhelada.

La mente permanece en continuo accionar, charla internamente y libera energía en el


conflicto psíquico causado por impresiones mal asimiladas. En la noche, durante el
sueño, proyecta imágenes sobre las actividades que hemos realizado en el día. Rara
vez queda en silencio para experimentar las cosas trascendentales del Ser.

La respuesta a cualquier estímulo surge del intelecto formado por la memoria, la


tradición, el saber acumulado… Por lo general, el desgaste de la energía
correspondiente a este campo, de nuestro cuerpo, se presenta cuando hay
contradicción, en la parte interna, por algún evento que no es de nuestro agrado. En
esta situación, la mente empieza a urdir y a insinuar una manera de actuar llevando
al individuo a la duda, a la crítica, a la mentira, desconfianza, etc., haciendo un
desorden mental que lleva al derroche innecesario de energía porque es invadido por
los fragmentos psicológicos.

Por otra parte, la persona demasiado intelectual es recargada de experiencia,


tradición, prejuicios y son individuos petrificados en su forma de pensar y, entre más
civilizados se crean, su mente está atrapada en la cultura predominante. Otros
individuos manejan este campo para procesar calumnia, mentira y malicia. Son muy
ingeniosos para urdir toda clase de trampas y estrategias que les permiten lograr los
objetivos que se proponen, formándose así los “bribones del intelecto”, que engañan
a los demás con promesas, conduciéndolos por caminos incorrectos.

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Para estudiar nuestra mente se hace necesario aplicar la técnica de la auto-
observación, mediante la cual podemos ver: cuáles son las propuestas que nos
sugiere, a qué se refiere en su continua charla, por qué está desconforme, a qué se
debe su insatisfacción, cuáles son sus inclinaciones; ayudados de una verdadera
atención y concentración a semejanza del mago, carta número uno del tarot.

La mayoría de seres humanos manejamos solo una parte superficial de la mente


donde están registradas las percepciones sensoriales; me refiero a las impresiones
del mundo de las formas y de los conceptos captados por los sentidos físicos. Este
nivel de la mente está condicionado por el mundo material y el contenido conceptual
aprendido en la escuela, colegio, universidad, libros…

Cuando una persona observa algo, cosa o evento, lo hace con el registro acumulado,
con lo que ya conoce. Este es el conocimiento social que todos los humanos hemos
aceptado para podernos comunicar, entonces, nombramos, describimos, juzgamos,
aceptamos rechazamos, comparamos, etc., con este tipo de conocimiento. De esta
forma, socializamos lo que sabemos y recibimos lo que otros saben. Por ejemplo,
decir que un ente específico se llama silla y es de color rojo, es porque esos
conceptos los conocemos, entonces, aceptamos como tal dicho elemento.

Para una mente que acostumbra esta dinámica, le es imposible comprender las cosas
trascendentales sobre el alma y el espíritu; sobre los misterios de la vida y de la
muerte, la verdadera paz, la acción del amor, la auténtica libertad.

No es desconocido, que los que se hacen llamar: intelectuales, supercivilizados,


genios, cultos, piensan que lo sobrenatural, lo esotérico, las percepciones
extrasensoriales, son una locura. Es justificable porque en su cúmulo de conceptos
no hay respuesta para los fenómenos suprasensibles, solo las hay para el mundo
sensorial, más no para lo que está más allá de la materia y del pensamiento.

El conocimiento espiritual, la luz del conocimiento está más allá del mundo
conceptual o de la percepción de los cinco sentidos físicos. Ver un objeto o un
evento sin la participación del pensamiento y sin la distorsión causada por los
sentidos físicos, implica “Ver” y estar en auto-observación continua. En este estado,
es posible que la mente cese en sus insinuaciones y dé paso a otro estado de
percepción más profundo. Esta actividad es trabajo del primer día de la creación del
Hombre Espiritual, para salir del cautiverio del mundo conceptual como lo
representa la clave quince: El Diablo.

Muchas personas buscan escapar del mundo conceptual o intelectual para


sumergirse en un mundo metafísico o de la antimateria, pero esta búsqueda los
conduce a formar parte de grupos religiosos de dogmas inquebrantables y quedan
atrapados por una falsa luz, creada por el intelecto, la persona se vuelve dogmática y

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termina aceptando una doctrina y finalmente en la creencia, aspecto que se procesa
en una zona intermedia de la mente.

Debemos comprender que la mente es astuta, ella engendra temor, crea imágenes,
palabras hermosas que convencen y, de esta manera, nos atrapa en su red. Por miedo
a lo tradicional, a las creencias o a la cultura aceptamos un dogma sin vivenciarlo y
nos dedicamos a creer en lo que otro ha vivido o inventado, de pronto para
esclavizar o dominar.

Es importante comprender que la experiencia directa de la verdad, solo es posible


Percibirla en lo más profundo de la mente donde participa la conciencia, la parte
conceptual y dogmática no participa; entonces, la conciencia puede experimentar lo
real, lo inconmensurable, lo inmanifestado. Esta auténtica vivencia de la realidad
converge en la fe como producto de la percepción directa, que se transforma en
sabiduría fundamental, que está más allá del cuerpo y de la mente.

La fe auténtica es sapiencia vivida, cognición exacta, experiencia directa de lo real,


y solo la encarnan aquellos que tienen comunicación con su Ser, los que han abierto
un canal más allá del intelectualismo, de la creencia y del dogma.

Reflexionando sobre el mecanismo de la mente, podemos decir que existe diferencia


entre fe y creencia. Las creencias conducen al cautiverio, a la pérdida de la
individualidad, la fe, por su parte, nos lleva a la libertad de sentir, pensar y actuar;
características que deben incorporarse con ayuda de la clave ocho: La Fuerza.

La Fuerza que ruge como un león dentro de nosotros y que la utilizamos para
nuestra cotidianidad, se necesita para nuestro auto-génesis, desde el primer día de la
creación del Hombre Espiritual. El león que ruge, sin control, en nuestra parte
interna debe controlarse, armonizarse, equilibrase a través de la conciencia.

Para hacer uso de nuestra consciencia, (mujer vestida de blanco controlando al león
de la clave ocho), se requiere aplicar el Recuerdo de Sí y la Autoobservación.

El Recuerdo de sí, es el intento, en un momento específico, de estar más consciente,


más despierto, más presente; durante nuestra cotidianidad. El Recuerdo de sí es una
enseñanza que G.I. Gurdjieff entregó como “El Cuarto Camino” (siglo XIX) para
que el hombre revolucionario de consciencia pueda dominar las fuerzas
inconscientes de la mente. “Es la clave más grande para el control de las emociones
negativas porque recordarse así mismo es una experiencia altamente emocional”
dice Robert Burton, discípulo de Gurdjieff en un análisis del “Cuarto Camino”
(1949).

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Mientras el Recuerdo de sí permite el control estratégico de nuestras emociones para
lograr otro enfoque de la realidad, la Autoobservación, nos va a ayudar a conocernos
a nosotros mismos, ya que nuestras propias variables internas nos van a ofrecer
datos sobre el por qué nos comportamos de una determinada manera.

Con la Autoobservación descubrimos cosas de las que no somos conscientes. Al ser


esto una técnica, tiene unos objetivos marcados; el psicólogo, tras entrenar al sujeto,
le pide que se autoobserve para alcanzar datos difíciles de conseguir. La
Autoobservación, al igual que el Recuerdo de Sí, nos permite auto-controlarnos,
cuanto más conocimiento tengamos de nosotros mismos, más podremos auto-
controlarnos y mejor nos adaptaremos. Por tanto, la Autoobservación consiste en
una conducta deliberada de un sujeto que se da cuenta de otras conductas de sí
mismo. Ésta siempre tiene una meta y es un doble proceso porque engloba el auto-
análisis y el registro.

La Autoobservación puede ser útil como elemento motivador porque la persona se


conoce mejor y puede provocar cambios, los cuales, si son buenos, actúan como
refuerzo.

A medida en que vamos conociéndonos, debemos reflexionar y meditar para ver si


es necesario vivir con tal o cual hábito, vicio, creencia, superstición, etc. De lo
contrario, estudiar cada manifestación del yo psicológico preguntándose: ¿Qué
implicación tiene en nuestra vida?, ¿Podemos vivir sin él?, ¿Será esencial en nuestra
existencia?

Vivir la vida a plenitud y con toda la pasión, me refiero con toda la energía, como
una totalidad requiere ser mago para aplicar la atención y la concentración a todos
los eventos que enfrentamos. Sólo cuando la energía del campo emocional se
fragmenta, se forma el conflicto del dualismo, entre lo que realmente es y lo que
debería ser; entonces, los goces de la vida se convierten en fuerzas venenosas del
error.

El sistema nervioso es el conjunto de cuerdas del instrumento que percibe las


grandes impresiones; Hasta allí no hay problema, se vive la experiencia sin
complicación, pero cuando se entra a la interpretación y a la comparación, es cuando
surge la aceptación o el rechazo, el gusto y el disgusto; por ejemplo, si algo nos
agrada pedimos más y deseamos repetirlo; pero cuando aplicamos la
Autoobservación paramos el hábito de describir, sin ninguna necesidad, todo lo que
percibimos a través de los sentidos físicos.

Las alegrías de hoy son las tristezas del mañana, del placer pasamos al temor y al
dolor. Cuando vivimos un placer, experimentamos el temor de perderlo, cuando
vemos que termina, nos invade la nostalgia, nos duele y anhelamos volver a sentirlo.

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Comprendernos emocionalmente es necesario para no derrochar nuestra energía
innecesariamente. Las cosas sorpresivas originan expresiones de alegría
desbordante, de odio, de histeria, de llanto, etc. Y finalmente, algunos de estos
estados emotivos terminan enfermándonos.

En otros casos, uno decae emotivamente, se deprime, porque salta a la mente el


recuerdo de alguna actividad agradable o desagradable, que surge a raíz de un
estímulo que puede ser un lugar, una persona, una canción, etc. De esta manera,
sufrimos reviviendo las escenas que ya pasaron y las continuamos mentalmente a
nuestro gusto. En ese aparente presente, las proyectamos hacia un futuro y, nos
consolamos realizando el drama, de acuerdo a nuestro interés; no como realmente
fue sino como queremos que sea. Sólo el Recuerdo de Sí nos permite neutralizar las
reacciones emocionales y vivir el presente sin viajes hacia el pasado ni hacia el
futuro.

Cuando las inclinaciones negativas toman el campo energético emocional, vuelven


violentas nuestras manifestaciones. El ego toma importancia y nos maneja a su
antojo; así, una sensación de odio, de ira, de ambición de poder, nos lleva al
homicidio, a la destrucción. Actos que en esta época están de moda y se ven en
forma normal, porque los hemos aceptado y no hacemos nada por cambiar este
mundo de cosas, de violencia, de terrorismo, etc.

Hoy en día se habla de treguas, deponer las armas, de acuerdos, de pactos y de


firmar una paz efímera y por una temporada. No es suficiente el sufrimiento que
ocasiona esta sociedad en conflicto para descubrir que cambiando internamente en el
sinnúmero de: sentimientos, ambiciones, pensamientos, ideas, esperanzas, placeres,
temores, rencores, etc., lograremos la verdadera paz.

Estamos acostumbrados a emociones fuertes, a pasiones violentas, a expresiones


vulgares, a la excesiva música, para revivir el pasado y consolarnos en la vejez con
las acciones de la juventud.

El cine cada vez aumenta el caudal de impresiones a su público y éste solicita cada
día más sensaciones violentas, vulgares, tristes, etc. De esta manera, el sistema de
producción nos explota con base a nuestras emociones. En una película o en una
novela, de televisión, nos identificamos con un personaje que hace el bien y odiamos
a aquel que hace el mal. Sufrimos en conjunto con los actores. Nos olvidamos que
realmente somos espectadores y que debemos ser actores del drama de nuestra
propia existencia.

El deporte nos lleva a quemar energía. Los fanáticos liberan gran cantidad
energética, haciendo fuerza para que gane su personaje o equipo favorito. Nos

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desbordamos de emoción alentando a los deportistas, gritando, insultando, llorando,
etc. Parece que está en juego la vida o lo más esencial de nuestra existencia, de esta
manera, olvidamos lo que somos, perdemos la conciencia del entorno y finalizamos
peleando con el contrario de lo que tanto admiramos.

Con este tipo de comportamiento, nos inclinamos por una parte o fragmento del total
de la vida, valoramos un sector, despreciamos otros y así no es posible el amor entre
los seres humanos por que se engendra conflicto, división, agresión física y
psicológica, resentimiento, etc.

El deporte en sí no tiene problema, es lo que cargamos en nuestro interior lo que


desvirtúa la acción, porque toma como instrumento al objeto y al evento, para
satisfacer sus tendencias negativas.

A medida que vamos conociéndonos en la vida emocional, simultáneamente


debemos decidir si continuar así, o existe algo que debemos cambiar, en cuanto a
sentimientos de odio, ira, tristeza, afectos, emociones desbordantes, etc., se refiere.
Debemos comprender que es de vital importancia, para el trabajador de la Obra
Espiritual.

El Recuerdo de Sí continuado abre las puertas de emociones superiores: obras de


caridad, meditaciones, la alegría que produce: la vida, las aves, las flores, las caídas
de agua o cascadas, etc. Es necesario traspasar las barreras del afecto y de esta
forma, en la otra orilla, percibir el aroma de la serenidad y la paz anhelada.

También una persona se desequilibra cada vez que tiene que enfrentar un reto
porque se ha acostumbrado a reaccionar con histeria, tristeza, alegría desbordante,
vulgaridades. Que, por lógica, este tipo de emociones, viola el ritmo perenne de la
naturaleza y recae, directamente, sobre el Arquitecto del Universo. Porque Él está en
todos los seres, Él es el creador de todo. Nada se mueve sin su poder, es el principio
y la raíz. De su Voluntad procede el universo y en su Sabiduría Ilimitada están los
arquetipos y modelos de todas las cosas:

“En todo estado de conocimiento Yo penetro


Tanto en el conocimiento falso como en el verdadero
Porque lo que tú llamas ignorancia y locura
Es mi puro conocer
Imperfectamente expresado,
A través de una imagen incompleta
De mi divina perfección
¡Pobres de aquellos
¡Que condenan mis obras inacabadas!
He aquí que quienes se atreven a juzgar
Son ellos mismos incompletos…” (Libro de los Signos, Paul Foster Case).

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El estudio de Malkuth que corresponde a nuestro cuerpo físico, incluye considerar el
campo energético del movimiento. El control estratégico de este campo nos lleva a
darnos cuenta cómo distribuimos la energía, si estamos equilibrados o por el
contrario nos excedemos en la práctica de deportes, baile, caminatas, etc., o las
actividades motrices, sirven de enlace para que se manifiesten las emociones
exageradas o nos maneje el intelecto, desde su aspecto negativo.

La mayoría de actividades las realizamos inconscientemente; jugamos fútbol,


levantamos pesas, bailamos, etc., mecánicamente, y en otros casos, nos falta
autoridad para decidir, si queremos practicar un deporte, ir a pasear o descansar,
porque la energía está fragmentada , una parte para cada hábito, por lo tanto, cada
uno de ellos desean manipular al individuo y este como no tiene individualidad,
lógicamente, no puede decidir; entonces , el hábito que posea más energía tomará las
riendas de su conciencia.

Cambiar esta actitud requiere espiritualizarse a cada instante recordándonos a sí


mismos, teniendo en vivo recuerdo a nuestro Ser; permaneciendo en el estado de
conciencia: Recuerdo de Sí y simultáneamente la técnica de la Autoobservación, las
cuales nos hacen conscientes de nuestra existencia. Estar en continuo propósito es lo
que nos enseña la clave uno: El Mago, la concentración y la atención, para
autoconocernos, son indispensables. Vivir espiritualmente, como se observa en la
postura de la figura central que manifiesta que extrae el poder de arriba y lo
concentra abajo; igualmente nos dice: “Como es arriba es abajo” o “Como es abajo
es arriba”.

Se hace necesario, también, reflexionar que el exceso en el movimiento es


perjudicial; por ejemplo, los deportes competitivos y de alto riesgo, arruinan los
valores energéticos, se requiere ser equilibrado para avanzar en la obra espiritual.

Es importante alimentar nuestro campo energético, para armonizarlo, realizando:


caminatas al aire libre, evitando hablar demasiado, innecesariamente; visitando
enfermos y prisioneros, practicando deporte no competitivo y sin excederse,
imitando movimientos de motricidad gruesa y fina y en pequeña escala con el fin de
aprender nuevos movimientos, sintiendo amor normal por los juegos, deportes y
bailes.

La mayoría de actuaciones que realizamos son inconscientes, solo con la aplicación


continuada del Recuerdo de Sí, como dice Gurdjieff, se vive el presente, se despierta
nuestra consciencia y se logra el silencio anhelado para que se exprese el Ser. Esto
nos permite ser altamente espirituales y, al mismo tiempo, espiritualizamos la
materia, objetivo primordial del primer día de nuestro autogénesis: mirar a Dios en
todo lo que existe.

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Por otra parte, si los sentidos físicos están alucinados por el mundo material, la
aparente belleza del mundo de las formas y los placeres; entramos en un estado de
fascinación y las fuerzas ciegas del instinto nos privan de la libertad de obrar.
Entonces, no hay diferencia entre el ser humano y algunos animales. No porque el
animal sea inferior al hombre sino porque a cada especie le rigen leyes específicas.

Mucho mal se hace a la sociedad con el terrorismo, las violaciones sexuales, el


sadismo y toda clase de bajas pasiones como: relaciones sexuales extra-vaginales,
homosexualismo, zoofilia, pedofilia, necrofilia, etc., que por cierto son comunes en
esta época y cada día entran más adeptos a este tipo de instintos negativos. Si nos
auto-descubrimos, encontramos que en nuestra parte interna se mueven estas fuerzas
sub-humanas e instintivas que invitan a la reflexión con el fin de manejarlas
inteligentemente y de esta forma, no contribuir a la degeneración de la raza humana.

Esto nos invita a priorizar el trabajo espiritual del primer día de nuestro auto-
génesis, buscando equilibrar y controlar estas fuerzas instintivas, para esto es
necesario: Aprender los procesos de la digestión, alimentarnos con tranquilidad,
buscar la parte natural para las cosas y darles su lugar, Analizar las aberraciones
sexuales y pedir a nuestro Ser Interno, a nuestra Madre divina Espiritual; que nos
vuelva a la normalidad y que nos ayude a controlar las sensaciones de amor animal,
de amor instintivo, celos animales, furia animal, deseo de matar…

A través de la meditación y de reflexiones profundas bucear dentro de ese mar de la


mente subconsciente, que en la clave uno está representada por el jardín que señala
el mago con su mano izquierda; en la clave ocho por la mujer vestida de blanco.

La parte instintiva del ser humano está simbolizada en la clave quince por el fondo
negro que resalta al Diablo quien tiene en cautiverio tanto al hombre como a la
mujer e, igualmente a la pareja cuando viven juntos. El Diablo está prendiendo el
fuego de la voluntad consciente para iniciar la obra espiritual. En la mano derecha
muestra el número cinco del Hierofante diciendo que debemos ser maestros de
nuestra propia obra a través de nuestro “oído interno”. Aprender a escuchar a
nuestro Ser mediante sus intuiciones y telepatías.

Además de la energía cósmica que nos penetra continuamente, como lo expresa El


Mago, Nuestro Cuerpo posee un campo procesador de energía ubicado en nuestro
sistema sexual; el cual, alimenta todos los demás sistemas anatómicos del ser
humano, es una energía de alto voltaje que debemos administrar cuidadosamente, tal
como lo observamos en la clave ocho. Esta Fuerza está representada por el león, que
en La Doctrina Secreta de la Teosofía de la Señora Blabatsky le llaman Fohat y,
como fuerza en nuestro organismo, le llaman Kundalini. Se la observa en la clave
controlada por la subconsciencia, representada por la mujer.

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La Kundalini o poder serpentino, en algunas culturas, le dan el nombre de La Divina
Madre o Madre Kundalini, Stella Maris porque vive en el mar de nuestras aguas
seminales, esto, vista desde el mundo espiritual. Ella, con su fuego sagrado, nos hace
limpieza de todo ese mundo oscuro poblado de defectos, expresado en el fondo de la
clave quince. En esta clave, vemos al Diablo prendiendo el fuego de la Kundalini
para que el iniciado pueda superar sus debilidades

Hacer un estudio profundo sobre nuestra forma de actuar sexualmente, es


importante. Hoy se explota las inclinaciones sexuales; vemos en la mayoría de
propagandas de televisión mujeres desnudas o semidesnudas. La pornografía está en
las revistas, en el cine, en la televisión, en internet, etc. Lógicamente, es una forma
de explotar la debilidad sexual de hombres y mujeres.

El Guerrero de la Luz, sabe que, sin castidad sexual que, si no ahorra esta energía,
no es posible avanzar en su obra espiritual. Sabe que se hace necesaria la
impecabilidad en todo sentido: en pensamiento, palabra, acción, sentimiento. Por tal
razón, El Diablo de la clave quince es la fuente de las formas y apariencias.
Representa la falacia fundamental de donde proceden todas las falsedades; por
ejemplo, suponer que la materia es la única realidad, olvidándose de su parte
espiritual. Vivir intensamente la vida descubriendo su realidad, requiere del cuarto
camino de Gurdjieff, El Recuerdo de Sí. La observación y la Autoobservación
enseñadas por J. Krishnamurti.

La observación se presenta a través de los sentidos físicos, ellos no tienen que ver
con el pasado ni futuro, para ellos, solo existe el presente el instante, cuando entra la
mente con su pensamiento, interpretando, clasificando, discriminando; de acuerdo a
su pasado, se contamina la percepción, con el recuerdo, con lo conocido:

Cuando el hombre se dé cuenta del movimiento de sus propios pensamientos, verá la


división entre el pensador y el pensamiento, el observador y lo observado, el
experimentador y la experiencia, y descubrirá que esta división es una ilusión. Tan solo
entonces puede darse una observación pura, la cual consiste en percibir sin la sombra del
pasado o del tiempo. Esa percepción sin tiempo produce una mutación profunda y radical
en la mente (Jiddu Krishnamurti, 1929)

Esa ilusión, esa falsedad en la percepción de la realidad, representada por el Diablo


de la Clave quince, se transforma con la observación sin pensamiento y, en la parte
interna, con la Autoobservación. Esta es la estrategia para romper las cadenas del
cautiverio, representadas en la clave quince, tanto de manera individual como en
pareja.

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Es importante iniciar el proceso de comprensión de la mecánica sexual y de la
cultura sexual, del momento, para buscar nuestra regeneración como uno de los
puntos de partida de nuestro auto-génesis.

El profesor Walter Siegmeister, en su libro “La Energía Creadora” comenta un


experimento llevado a cabo en New York por John Humprey Noyes, que lo titula:
“Nuevo Descubrimiento de Control de Nacimiento por John Noyes y su Aplicación
Práctica en la Comunidad Oneida”.

Este método fue practicado por más de 250 discípulos durante 30 años, consistía en
la unión sexual sin orgasmo. El experimento fue catalogado muy positivo. Algunos
resultados fueron:

 El control de nacimientos fue superior, no hubo concepciones accidentales ni


abortos.

 Los niños que nacieron fueron engendrados con conciencia y amor. Física y
mentalmente superiores a sus padres y algunos de inteligencia extraordinaria.

 Aumentó la felicidad sexual de la pareja, contrario a cuando hay orgasmo ya


que este conduce a la debilidad y desilusión.

 La mortalidad materna es desconocida. Los sufrimientos especiales de las


mujeres al dar a luz, desaparecieron casi por completo.

 Este método de continencia masculina es el de mayor trascendencia en los


registros eugenésicos (mejoramiento de la raza).

 Recuperación de la juventud, porque el semen es un reconstituyente de la


sangre, con sus componentes como: Lecitina, colesterina y fosfatos, entre
otros, que contribuyen a la vitalización de los tejidos nerviosos, células
cerebrales y el equilibrio de las glándulas endocrinas.

Tanto el hombre como la mujer, han considerado que las únicas funciones de los
órganos sexuales son: placer sexual y la reproducción de la especie, dejando de lado
la de conducir el magnetismo sexual donde la unión de la pareja pone en actividad
las glándulas y deja en reposo las vesículas seminales, reservando el fluido seminal.
Esta tercera función es un llamado para que aprendamos a utilizar nuestros órganos
sexuales con fines más elevados en busca del hombre Espiritual.

En este primer día de nuestro autogénesis, es vital estudiar y comprender la


mecánica del yo psicológico y su engranaje entre el mundo físico y la psiquis del ser

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humano, con el fin de percibir las cosas realmente como son; también, las
expresiones sutiles de la naturaleza y no exclusivamente las grandes proporciones.

Si hemos sido capaces de captar esta verdad, comprendiendo que no es el débil yo el


que percibe el mundo sino nuestro Ser, tendremos fe para dejarlo ver a través de
nosotros y venceremos el mal de los sentidos, dedicándolos exclusivamente a su
uso, entonces, Él nos dirá:

“No tú sino Yo,


Será quien entonces discierna
El peso, la forma y la textura,
De las cosas que tocas.
No tuyo, sino mío,
Será el conocimiento
Del olor y del sabor
Obtenido a través
De la nariz y de la lengua.
Y cuando Yo use tus oídos para oír,
Ellos estarán a tono
Con las más dulces armonías,
Allí donde ahora son asaltados
Por una estridente discordia.
Así te convertirás en partícipe
Del éxtasis de mi experiencia del universo.
Gozo desconocido para los de alma imperfecta
Cuya hora de realización no ha llegado todavía”

(Meditaciones del Tarot, Paul Foster Case).

Todo es posible cuando existe una verdadera fe, el buen guerrero en cualquier
campo de batalla. Por lo tanto, hemos encontrado a nuestro Ser. Hemos separado de
la oscuridad la luz, ahora, oremos a nuestro Sol espiritual para que nos ilumine el
trabajo del segundo día:

¡De la fascinación condúceme a la realidad!


¡De la oscuridad condúceme a la luz de la sabiduría!
¡De la muerte condúceme a la inmortalidad de mi alma!

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LA AUTOOBSERVACION

Es necesario hacer un estudio de la Autoobservación, la cual debe aplicarse desde el


primer día de la creación del Hombre Espiritual, para conocernos y sensibilizar
nuestros sentidos hacia la percepción de la Fuerza Única de Vida para que, dentro
del mundanal ruido, captemos su señal más leve.

Se sabe que la Autoobservación se encuentra en estado de inercia, pero se puede


activar gradualmente a medida que se aplica esta técnica. Correctamente aplicada,
nos permite conocernos y sensibilizar nuestros sentidos hacia la percepción de la
Fuerza Única de Vida, para que dentro del mundanal ruido captemos su señal más
leve.

Estar “al acecho” de lo que perciben nuestros sentidos y su respectiva reacción de


nuestro cuerpo, mente y corazón; es de primera necesidad para no ser partícipes de
escenas desagradables que después de su desarrollo, nos dejan en zozobra, disgusto
o descontento de haber reaccionado de tal o cual manera.

Estar vigilantes implica ser conscientes de lo que se mira, escucha, palpa, etc., más
exactamente, darnos cuenta de todo aquello cuanto captan los sentidos y qué
sensaciones producen en nuestro cuerpo, incluyendo los órganos físicos, como
también la mente. Igual, tener noción de que somos nosotros los que estamos frente
a un determinado evento, que lo vivimos, lo experimentamos, somos responsables
de él directa o indirectamente.

Bien aplicada esta técnica ofrece algunas ventajas, entre ellas:

Regenerar el Sentido para Autoobservarse: Se dice regenerar el sentido de la


Autoobservación, por cuanto hombres y mujeres tenían esta capacidad.
Posteriormente, su conciencia fue absorbida por las emanaciones exteriores del
mundo de la materia; entonces, entraron en un estado de fascinación, de ilusión y
finalmente en el sueño de la consciencia.

En un principio es difícil autoobservarse, por cuanto es más fácil olvidarse de uno


mismo. Lo importante es comenzar para volvernos más sensibles al mundo que nos
rodea, como también al mundo interno y de esta forma, ampliar la consciencia de
nuestros actos.

Al iniciar, esta técnica, se aplica solo en algunas actividades, en otras nos


olvidamos, pero si somos constantes ampliamos el radio de acción. Este sentido
atrofiado por desuso, inicia su regeneración y cuando logremos estar conscientes las
24 horas del día, este sentido será un hecho, y con ello, una lógica en nuestras
manifestaciones.

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Eliminar Conflictos: Las impresiones que nos llegan del mundo exterior, generan,
en algunas ocasiones, conflictos psíquicos que cambian nuestro estado de ánimo
llevándonos, de esta manera, a la depresión, al miedo, a la histeria y, en otros casos,
nos producen alegrías desbordantes que, de alguna u otra manera, no son sino
derroches innecesarios de energía. Estos estados emotivos se corrigen con la técnica
en mención debido a que, si alcanzamos a vernos, en el momento del reto, nuestro
actuar será diferente.

Considerando la Psicocibernética podemos decir, que las emanaciones que nos


llegan de afuera son energéticas, luego en nuestra mente tendría que haber un
receptor, una resistencia y un transformador de impresiones; para que la percepción
se vuelva consciente.

Veamos qué puede suceder cuando estas partes no desempeñan normalmente su


función; por ejemplo: Una persona, de un momento a otro, llega con mucho enojo a
calumniar a otra y a lanzar toda clase de insultos. Esta es una impresión de alto
voltaje que hiere la capacidad receptiva, y si la persona no alcanza a autoobservarse
puede suceder lo siguiente: La energía entra con todo su voltaje, funde la resistencia
y la persona afectada entra en shock, quedando totalmente inconsciente. Por lo
general esto sucede cuando se recibe impresiones fuertes, como noticias
desagradables, sorpresas, sustos, etc.

Si la impresión pasa hasta el transformador y no está a su alcance realizar su


función, la energía pasa entera o inconsciente a la mente, ésta, a la vez, despliega su
energía para asimilarla y puede tardar mucho tiempo para lograrlo. Las personas que
guardan venganza, que no perdonan alguna acción que los ha herido, están
continuamente sacando a relucir su problema, porque no han sido capaces de
asimilar una impresión y siempre estarán quemando energía. Los eventos bien
asimilados jamás dejan huella.

Esto se asemeja al hecho de comer algo mal masticado y difícil de digerir, entonces,
el estómago trabaja forzado, tiene que desplegar más energía. Así es nuestra psiquis,
sufre de “indigestión psicológica”. Permanece repitiendo el evento, contándolo a los
demás para que le den alivio o justifiquen su proceder; remoliendo internamente, el
hecho, con arrepentimiento o urdiendo el desquite para satisfacer sus deseos de
venganza.

En otros casos contra esta impresión mal asimilada sale la justificación originada por
la importancia personal, ¡Cómo puede ser posible que se me insulte…! Se presenta
lo de “ojo por ojo y diente por diente”. Igualamos fuerzas y desempeñamos el
mismo papel del retador, nos recalentamos, derrochamos energía y…, cuando pasa
este mal momento de inconsciencia, cuando se aplacan nuestros impulsos

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instintivos, llega el arrepentimiento y nos sentimos decaídos, debido a que
expulsamos grandes cantidades de energía que al salir van haciendo estragos en la
psiquis y graves consecuencias en nuestros órganos físicos.

Si en el momento de recibir la impresión, la Autoobservación Psicológica actúa


porque hemos estado en alerta a toda percepción, por más voltaje que emita el
retador, el receptor no hace sino escuchar o ver.

Es en este estado de tranquilidad o de reposo mental, que la impresión pierde su


fuerza como cuando se aplaca la ira con la dulzura; entonces, el voltaje de la
impresión, pasa a través de la resistencia sin quemar su fusible, llega al
transformador, este la procesa por asimilación y pasa a formar parte de la
consciencia sin dejar huella en la mente, ya que es en ésta donde se origina el
conflicto, cuando la impresión no llega a la consciencia.

Desarrollar la Capacidad de Atención, Concentración e Inteligencia: Estar “al


acecho” de lo que sucede en nuestro interior requiere de gran atención y energía. Si
empezamos a practicar la técnica de la Autoobservación, lógicamente, se va a
desarrollar la capacidad de atención, porque se trata de estar alerta a lo que pide el
cuerpo a través de los sentidos, qué sugiere la mente, qué imágenes estamos
formando y cuáles agradan más y cuáles menos; qué situaciones engendran temor,
qué ambiciones tenemos, cuáles son nuestros proyectos futuros y qué carga del
pasado llevamos, cómo nos relacionamos con las demás personas, con los entes de
la naturaleza y consigo mismo, etc.

Si logramos todo esto estamos autodescubriéndonos, conociendo las capacidades y


debilidades que tenemos. Al mismo tiempo canalizamos energía porque estamos
atentos a los sucesos, sin dejar que la mente divague en cosas superficiales e
innecesarias.

Cuando hay verdadera atención no hay derroche de energía, porque realizamos un


evento a la vez; por ejemplo, si estamos atentos a lo que nos enseña un profesor,
debemos estar con toda nuestra energía, con el cuerpo y la mente; entonces, habrá
comunión entre el discípulo y el maestro, pero cuando estamos desatentos; presentes
con el cuerpo, pero no con la mente, ella está en otro lugar y pensando en otras
cosas, ocasiona pérdida de energía y el trabajo realizado es de mala calidad.

Al estar atento a la mayoría de nuestras actividades, también desarrollamos la


capacidad de concentración que nos llevará luego a la quietud de la mente, necesaria
para conocer las cosas trascendentales, para descubrir lo desconocido, lo que está
más allá del pensamiento y finalmente, despertar nuestra inteligencia debido a que
nos volvemos más sensibles a la percepción. También, porque canalizamos nuestra
energía que nos permite realizar trabajos de mejor calidad.

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Existen muchas ventajas que ofrece la técnica de la Autoobservación, quizá: “el
conocimiento de uno mismo”, sea la más principal para todo aquel que camina por
la senda espiritual, porque si no se conoce en sus debilidades, vicios, hábitos,
dependencias… no puede desconstruirse ni volverse a construir.

Cuando el reto es exterior, debemos ver la manera cómo reaccionamos ante él, qué
sugiere la mente, qué pensamientos llegan, etc., pero sólo “Ver”, nada de
comentarios internos ni incomodidades, si esto sucede es porque no estamos auto-
observándonos plenamente, no existe una verdadera atención en la percepción, o de
lo contrario la mente no interviene.

Si estamos autoobservándonos, la mente cesa sus insinuaciones, no se presenta la


comparación, la descripción, rechazo o aceptación, ni se da nombre al evento. Sólo
se presenta la “observación” del hecho, y lo que se “ve” o se “aprende” es nuevo,
porque no hubo comparación con conocimiento viejo, o lo que llamamos trasfondo
registrado en la memoria; no se utilizó nombres conocidos, no se juzgó de acuerdo a
patrones ya establecidos.

Cuando la Autoobservación maneja todos los parámetros requeridos para que se


presente a plenitud, se desarrolla esta técnica y se despierta el sentido de
observación psicológica que estaba adormecido y empezamos a percibir los eventos
internos y externos con precisión y exactitud, luego, toda acción que realicemos,
estará supeditada al “Arte de Ver”, consecuencia de una Autoobservación
continuamente aplicada.

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EL BINARIO

“Las fuerzas de la corriente universal


Accionan y reaccionan, en el hombre.
Cuando éste las desequilibra, se convierte
En un imán perturbado”.

Hemos admitido que por el Ser hay vida, vencimos la duda y el escepticismo. La
prueba está en el cosmos, donde vemos que el movimiento demuestra la vida que se
conserva por el equilibrio de dos fuerzas recíprocas y alternadas.

Estas dos fuerzas funcionando en la naturaleza, forman las leyes de atracción y


repulsión para conservar la existencia de la creación. Con la revelación del binario,
en el segundo día del génesis se prepara la consolidación de los astros en la bóveda
celeste del cuarto día.

La luz universal se manifiesta por dos corrientes contrarias. Los astros y todo lo que
existe en los sistemas planetarios son imanes que accionan y reaccionan unos sobre
otros. Igualmente sucede con los seres vivos, los hábitos irradian magnetismo para
manejar al hombre, no sólo durante el día sino también en la noche, durante el
sueño.

De esta manera, en la naturaleza, se presenta la influencia recíproca, de las formas


sobre la fuerza y de la fuerza sobre las formas. La belleza que es la armonía en lo
físico, está acompañada de gran fuerza de atracción, pero para algunos la belleza de
ciertas formas es discutida, originando la fuerza de repulsión. Esto es de acuerdo al
gusto e inclinación que tenga el individuo sobre las cosas. Para un hombre, una
mujer obesa posee atracción, para otro puede ser lo contrario.

La mayoría de la humanidad camina entre la belleza imaginaria, uno que otro entre
la verdadera o real. Esto se debe a la fascinación que ejerce, sobre nosotros, el
mundo material. Existen formas que nos embriagan dominando nuestra razón y
llevándonos a gustos depravados o corruptos, aparentemente bellos. De esta manera,
construimos nuestro paraíso, que lógicamente, es un infierno cuando nos aplican la
ley mecánica de causa y efecto, porque la naturaleza equilibrando las fuerzas
negativas, produce el mal físico y la destrucción aparente del hombre
desequilibrado; entonces, el sufrimiento no es un mal sino la consecuencia o
remedio para el mismo mal.

Somos hijos de nuestras propias obras y a consecuencia de ellas sufrimos, pero no


entendemos que es un efecto de nuestro comportamiento porque violamos el ritmo
de las leyes naturales: quemando los suelos, talando bosques, contaminando las
aguas y el aire, etc.

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En los casos anteriores, entran en funcionamiento las fuerzas constructoras de la
naturaleza, tratando de equilibrarse con las fuerzas destructoras y mientras esta
batalla se concilia, los suelos se vuelven áridos, la lluvia se aleja, se secan los ríos y
proliferan enfermedades.

Es importante comprender el ritmo ecológico; cómo las especies se conservan por su


reproducción, pero sólo en época fecunda. Por qué un animal sirve de alimento a
otro, en las llamadas cadenas alimenticias, lógicamente, para que no haya
desproporción de animales en el planeta.

Las estaciones que son producto del movimiento rítmico de traslación, del planeta
tierra, alrededor del sol, permiten que la tierra renueve su fertilidad. El concierto
universal de la creación está supeditado al ritmo de la naturaleza, que origina el
movimiento permanente de la vida, quien viola estas leyes sufre las consecuencias.

Estas dos fuerzas del equilibrio universal se manifiestan como un canon infinito de
dos melodías simultáneas, donde cada una tiene sus notas características que le
permiten irradiar mientras la otra atrae y viceversa, obedeciendo las dos a un mismo
ritmo de aquel mágico concierto de la vida, a través de los siglos, hasta que llegue la
noche cósmica y todo vuelva al seno profundo de la Matriz Eterna.

También el hombre se desequilibra en la parte física o psicológica cuando abusa en


la utilización de su energía, se excede en el comer, en el beber, en los deportes, etc.
Los placeres forman un centro de atracción y se convierten en hábito. El deseo por
las cosas materiales se engrandece, la consecución de dinero y la ambición de poder,
son el único fin de nuestra existencia. Por ello matamos y esclavizamos.

Siempre habrá una remuneración para nuestras obras, cuando la consecuencia es


fatal exclamamos. ¡Qué fatalidad, Dios mío!, ¡Por qué tanta mala suerte!, ¡Dios es
injusto!... No comprendemos que la naturaleza tiene su medicina para el mal que le
aqueja y que sus leyes son inviolables, porque si no existiera la alternancia de estas
dos fuerzas contrarias, todo sería destrucción.

Es necesario afirmar que nada es casual en el universo, él es exacto, practica la


matemática trascendental, para de esta manera, conservar el movimiento perpetuo y
la continua transformación para que todo cambie de acuerdo a la gran Ley.

Para formar las leyes del equilibrio en la consolidación de todo lo que se mueve, la
fuerza de Vida, el Padre de lo Creado, se duplica. Esta doble fuerza en sus impulsos
recíprocos y alternados, conserva la misma esencia del primer día y vienen a
constituir la bóveda celeste que contiene el semillero cósmico, que originará el
mundo de las formas de arriba y de abajo, según manifiesta el Génesis en el segundo
día de la creación: “Después Dios dijo: que haya una bóveda que separe las aguas

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para que estas queden separadas, y así fue Dios hizo una bóveda que separó las
aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. A la
bóveda le llamó cielo” (Gen. 1, 6-8).

El Uno se desdobla en Dos fuerzas preparadas para fecundarse por la ley del amor.
Fluye la corriente de la creación donde todas las cosas y criaturas, grandes y
pequeñas son la imagen del Principio Creador, de esta manera, todo lo existente
participa de la divina perfección.

Aunque el hombre considera estas fuerzas como superiores y las cosas existentes
como inferiores, no debemos olvidar que las dos son de igual importancia. Y aunque
tienen su cualidad peculiar, son como los platos de una balanza, ninguna antecede a
la otra y así existirán por los siglos de los siglos para conservar el movimiento
perpetuo, el rítmico concierto universal y la armonía de las formas.

De otra manera los entes creados se destruirían chocando unas con otras de mayor
fuerza de atracción, y por alto grado de repulsión, otras formas, serían lanzadas
hacia el espacio exterior, haciéndose un desorden total, regresando al caos inicial.

Por tal razón, no se debe asignarle a la naturaleza inferior menos poder y valor que
los que le corresponde a la superior. Escrito está: “Lo que está abajo es como lo que
está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo”. De otra forma sería ver
en la creación solo la parte material y no su corazón que es donde habita y se refleja
el Ser. La creación es el espejo del Ser para sí mismo y se convierte en el registro de
su cambiante manifestación, conservando siempre la substancia única.

Se puede decir que para seguir el camino espiritual no es suficiente con el


conocimiento inferior, sino también el superior. Quien busque a su Creador, debe
basarse en su naturaleza superior e inferior, quizá esta última es la que conduce
hacia la superior si aprendemos el secreto de su dominio, ella es el punto de unión
entre el Ser y los seres creados.

Toda la sabiduría del hombre debe resumirse en el conocimiento de su Creador, éste


será el objetivo de toda búsqueda, de todo emprendimiento. Aprender a descubrirlo
en todo lo que existe, es tenerlo en vivo recuerdo y así nos unimos al principio sutil
de la Vida Eterna.

La alternancia de estas dos fuerzas origina el movimiento perpetuo; es la ley eterna


de la vida que se manifiesta en todas partes, en la vida y la muerte, la noche y el día,
la mentira y la verdad, Dios y el diablo, bien y mal, etc.

Nada tiene de extraño las agitaciones que presenciamos en esta época, son el
resultado del continuo movimiento que derriba todo aquello que hombres y mujeres

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quieren oponer a las leyes de su eterna balanza, jamás podrán renunciar a este
movimiento porque él es la vida misma y se hace necesario sufrirlo o dirigirlo. Si lo
sufrimos nos destruye tras de la consecución del equilibrio, y si lo dirigimos nos
regenera porque logramos el punto equilibrante.

La resultante de las fuerzas contrarias es el punto equilibrante, quien aprenda a


contrabalancear estas fuerzas logrará entre la vida y la muerte, la inmortalidad. Entre
el orden y la libertad, la verdadera política. Entre el hombre y la mujer, el amor.

El equilibrio entre el cuerpo y el alma, es el medio en el cual los dos se unen para
identificar la misión que le corresponde, al ser humano, en este planeta. No debe
existir antagonismo entre el alma y el cuerpo, porque la sed insaciable del alma es
tan destructora como los apetitos desordenados del cuerpo.

Cuando la fuerza espiritualista se extrema se originan los puritanos, fariseos y santos


que no tienen la verdadera comprensión del mundo trascendental. Si los apetitos de
la carne tienen más fuerza, se robustece el deseo por los placeres materiales, las
manifestaciones instintivas superan la conciencia y se forma el mundo de los ateos,
se fortalece el yo psicológico y aparecen los asesinos, depravados, drogadictos,
terroristas. También, los abstemios insensatos producen sufrimiento al cuerpo físico
y vuelven triste el alma, porque ésta necesita de órganos libres y tranquilos para
reflejarse.

El antagonismo entre el hombre y la mujer sería el egoísmo fatal. La unión entre


ellos debe equilibrarse para lograr la comprensión entre la pareja y así, vivir en
armonía. La mujer debe cautivar al hombre por su atracción y el hombre debe liberar
a la mujer por su inteligencia. Si hacemos de ella una cosa que se compra, se vuelve
costosa y termina arruinándonos y si la pervertimos, nos corrompe. Si no hay
equilibrio la vida conyugal se convierte en una guerra donde los enemigos duermen
juntos.

Cuando hay armonía entre los dos polos, nadie es dueño de otro, nadie tiene poder
sobre los demás. Obedecemos para nuestro bien, de esta manera, entre más poderoso
sea un líder más libertad concede a sus seguidores. Es la forma más inteligente de
equilibrar los polos contrarios, dirigir su voluntad sin subyugarla ni alinearla.

Algunos contrarios se realizan por contrarios, por eso dicen los ocultistas
espiritualistas: “Si quieres cosechar a la izquierda siembra en la derecha. ¿Quieres
atraer?, haced el vacío. La nada atrae al todo. La plenitud busca el vacío y el vacío
atrae la plenitud”. Esto respondería a ciertas incógnitas en la búsqueda de dinero,
queremos ganarnos la lotería y la compramos con tanta ansiedad. No ganamos y de
pronto la está cobrando aquel que la compró con desinterés o sin ninguna ambición.

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En otros casos, aquellos que consideramos indignos de amor vemos que son los más
amados.

De todas formas, si el antagonismo cesase en la manifestación de estas fuerzas, todo


quedaría suspendido en un equilibrio inmóvil o muerte universal. Sería la negación
de la creación, por esto el movimiento perpetuo se origina en la alternancia de las
fuerzas contrarias de la naturaleza.

Comprender la ley de los contrarios es vital para el ser humano. Si la naturaleza está
en continuo movimiento y nosotros somos parte de ella, nuestro deber será
renovarnos instante por instante, la mente debe estar alerta al cambio. Sucede que la
existencia se nos vuelve monótona y carente de sentido porque la vivimos con una
mente tradicional, que compara con las viejas experiencias acumuladas en la
memoria, solo vemos desde un ángulo, somos rígidos y radicales no comprendemos
que cada momento que vivimos es totalmente nuevo.

Cuando nos formamos una imagen específica de una persona, siempre que la
miremos será con la misma imagen, comparándola con lo viejo, con lo conocido y
jamás la vemos tal como es en cada momento que se nos presente. Esto se debe a
que nuestra mente es desordenada y está repitiendo lo que ha aprendido
continuamente, también porque la energía psíquica está fragmentada y cada parte
trata de realizar lo que quiere. Los fragmentos se encuentran en antagonismo por la
supremacía de la personalidad.

Este funcionar de la mente no permite percibir la realidad de las cosas: Si queremos


atraer lo nuevo, formemos el vacío en nuestra mente y esto se logra, como ya se ha
dicho, estudiando su funcionamiento con la ayuda de la meditación, de la
Autoobservación y el Recuerdo de Sí, que son importantes para el trabajo espiritual.

Hay que entender, que para estudiar las cosas secretas y trascendentales de la
naturaleza y en general del universo, solo es posible cuando la mente está quieta, en
silencio. Implica que ha logrado el vacío iluminador, para desechar lo viejo y recibir
lo nuevo. “Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo
hace que se revienten los odres, y tanto el vino como los odres se pierden. Por esto
hay que echar el vino nuevo en odres nuevos” (Lc. 5,37-38). Es esencial una mente
nueva para lograr lo desconocido, lo infinito, lo eterno, lo inconmensurable…

Una mente que ha logrado el vacío, que origina el reposo, es nueva instante por
instante y puede comprender lo que está más allá del pensamiento, porque el
pensamiento es producto del dualismo, de la memoria, del pasado, de la divagación,
de una falsa realidad.

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El conocimiento social, que corresponde a todo lo aprendido, nos permite
comunicarnos, mediante un lenguaje ya establecido y aceptado y pertenece a la
memoria acumulada. Cuando miramos con este trasfondo, nuestro ver es una ilusión
con la cual nos confundimos y comparamos.

El conocimiento espiritual es necesario para crear el Ser Espiritual, el


Superhombre… Esto implica que en el conocimiento está el binario: un
conocimiento tridimensional o inferior y un conocimiento supradimensional o
superior. Entonces, es vital estudiar las fuerzas del dualismo, su verdadera conexión
y lograr el vacío iluminador, en este segundo día de nuestro auto-génesis.

Somos conscientes de estas fuerzas cuando sentimos la necesidad de atraer y de


irradiar, de conservar y de esparcir, de dar y recoger. Lo raro es que nos
incapacitamos para lograr un equilibrio energético entre estas dos fuerzas, para
lograr el punto equilibrante. Por lo general, cuando nos extremamos, nuestras
manifestaciones se vuelven ciegas e instintivas.

Vemos como en esta época de descomposición social, todos tratamos de atraer y


conservar lo que más nos gusta. Acumulamos bienes materiales, el factor dinero se
ha convertido en el único objetivo de la existencia.

Los industriales, empresarios, latifundistas, aumentan cada día más su caudal y


respiran por cada poro el egoísmo, la soledad, el marginamiento, la esclavitud y la
pobreza de un pueblo. Para ellos la solidaridad, el compartir, el bien común, etc.,
obras que permiten el equilibrio individual y social, que alivian el dolor humano,
carecen de sentido.

Personas de esta talla, permanecen en un solo lado de la balanza, practican la ley del
embudo: “Lo ancho para el rico y lo angosto para el pobre”. No existe el tiempo
para reflexionar que los bienes materiales y principalmente el dinero, son un medio
para la existencia y no un fin para la vida.

Todas las riquezas materiales y aún las intelectuales, como el saber y los grados de
cultura, son perjudiciales cuando no se comprenden y utilizan bien. Con el
conocimiento se subyuga o aliena la voluntad de los demás y con el dinero se
esclaviza. Es fácil darnos cuenta que a pesar de tener tanta riqueza acumulada no
logran la verdadera felicidad, por el contrario, estas personas reflejan: angustia,
desesperación, preocupación, etc.

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No están satisfechos, ellos saben que con el dinero
se puede comprar una lujosa cama, pero no el
sueño, comida en abundancia, pero no el apetito,
los libros, pero no la inteligencia, el lujo, pero no la
belleza, una gran mansión, pero no la paz del
hogar, medicamentos, pero no la salud, la
convivencia, pero no el amor, el crucifijo, pero no
la fe, la diversión, pero no la felicidad…El
equilibrio de los instintos ciegos es vital y es
trabajo del segundo día del auto-génesis. De esta
manera, logramos el punto equilibrante entre las
dos fuerzas antagónicas, del binario, que luchan en
la psiquis, con el fin de crear nuestro propio
universo y entonces, se cumple que el
macrocosmos está en el microcosmos.

Dentro de las ciencias ocultas, el binario lo


encontramos simbolizado en la carta número dos
del Tarot, llamada “La Sacerdotisa” que viene a ser la manifestación dual de la
Unidad: del número uno, del Mago, del Padre que está en secreto.

El dos corresponde a la Madre Divina, a la Madre Cósmica, a la Madre Espacio, que


viene a ser un desdoblamiento del Dios Padre, o Arquitecto del Universo con el fin
de generar las creaciones correspondientes. El Uno es el Eterno Principio Masculino
y el Dos el Eterno Principio Femenino, donde todo nace.

Por esta razón, La Gran Sacerdotisa, simboliza también a la mujer, ser único que
tiene la fuerza reproductora y la capacidad de crear. De acuerdo con el esoterismo la
mujer, reúne varios aspectos de la Madre Divina. Estudiemos tres de ellos;
simbólicamente hablando:

La Madre Espacio: Es aquel contenedor de toda la creación. Ella es el vientre


donde se gestan los mundos. Por su divina bondad, en su útero, la Madre Naturaleza
es fecundada por una tercera fuerza o tercer logos (Espíritu Santo) obteniendo como
resultado: seres, entes, mundos, semiespacios, vacíos, galaxias, cúmulos,
nebulosas…

La Madre Naturaleza: Es la misma Pacha Mama de nuestros antepasados o de la


cosmovisión andina. Ella hace sus creaciones dentro de la Madre Espacio e
impregna de sus leyes a todos los seres que alberga en su seno. Permite que dentro
de sus creaciones se cumpla la ley del “Trogoautoegocrático Cósmico Común”:
tragar y ser tragado. Por esta razón se le llama: “Terror de Amor y Ley”. Esto
implica que Ella es la vida y por lo tanto, es dueña de la vida, entonces se concluye

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que la vida es dueña de la vida. Por lo tanto, un ser humano que aún tenga algunas
milésimas de consciencia no debe quitar la vida a ningún ser porque ésta le
pertenece a la Madre Naturaleza

La Madre Kundalini: Es la Madre Divina de los Gnósticos, la RAM IO de los


egipcios, la Stella Maris o Estrella del Mar de los Alquimistas… Ella es nuestra
madre particular individual, es la mediadora entre nuestro Ser y la Divina Madre
Espacio como también con la Madre Naturaleza y la Madre Muerte o Proserpina. La
Madre Kundalini se convierte en la guía espiritual de todos los iniciados del mundo
esotérico espiritual: del guerrero de la luz, del Superhombre, del Hombre Galáctico,
del Ser Autorrealizado.

La Divina Madre Kundalini, nos conduce entre las aguas del mar de nuestra
subconsciencia donde se encuentra todo nuestro registro o trasfondo de lo que
somos, especialmente, en el asiento del yo psicológico y desde allí obra para
ayudarnos a disolver nuestros vicios, defectos y dependencias que obstaculizan el
avance espiritual de nuestro auto-génesis.

Igualmente, ella nos ayuda a sostenernos en la castidad sexual que es la materia


prima de la Gran Obra Espiritual. Debemos orarle con fe viva para que nos dé su
mano para pasar las dificultades que se presentan en el camino que nos conduce a
nuestro Ser.

La atribución astrológica de la clave dos es la luna. La luna para los ocultistas,


especialmente para los alquimistas, es la reflectora de la luz solar; por lo tanto, es un
símbolo de reflexión, duplicación (como en un espejo), e ideas similares. Ahora,
mirando la forma de copa que toma la luna en su creciente lunar, simboliza
receptividad.

Estas propiedades atribuidas a la luna, también, son de la mente subconsciente, la


cual es depósito de experiencias y su función básica es la facultad de la memoria. La
subconsciencia conserva un registro perfecto de toda experiencia de cada persona y
la de la raza. Esto origina, en el ser humano, intuiciones y descubrimientos
científicos.

Para lograr este tipo de facultades, es necesario ser consciente de: pensamientos,
emociones, sentimientos y acciones. Esto se logra, lógicamente, aplicando, instante
por instante la Autoobservación y el Recuerdo de Sí. Porque la Subconsciencia es un
jardín o una energía cultivada por una energía consciente. Este jardín hace crecer
cualquier semilla; por ejemplo, De observaciones descuidadas desarrollamos
semillas de error. Igualmente, una buena semilla plantada producirá: frutos de
renovación, revivificación y regeneración de la personalidad, volviéndola apta para
la expresión de nuestro Ser.

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Los ocultistas han sabido durante siglos que el universo, realmente, está formado por
energía mental. Esta sustancia primordial, conocida por los hindús como Prakriti, ha
sido simbolizada siempre por el agua y por la virgen. La gran Sacerdotisa es una
virgen, simbolizado por la cortina detrás de Ella; por lo tanto, representa el elemento
agua que forma el mar de la subconsciencia, donde está el semillero cósmico que
debe separarse del caos de nuestras aguas. Por esta razón, los alquimistas, adoran su
Divina Madre Stella Maris o Virgen del Mar.

La actividad familiar de la mente subconsciente, es la divagación mental, permanece


“rumiando” los eventos vividos, y cuando dormimos, ella revisa todas nuestras
experiencias. Por esta razón, se hace necesario, que la autoconsciencia, simbolizada
por el mago de la clave uno del tarot, controle las fuerzas sutiles de la naturaleza
(yoes psicológicos), depositadas en la subconsciencia, a través de las prácticas del
despertar de la consciencia: Autoobservación y Recuerdo de Sí.

Además, para neutralizar este tipo de charla psicológica, se debe aplicar las
propiedades de reflexión y duplicación de la mente subconsciente y, para esto, es
necesario aplicar la práctica de recapitulación de todo lo realizado durante el día,
esto es, recordar todos los eventos vividos; por ejemplo, una persona, antes de
acostarse a dormir puede recapitular las escenas por las cuales atravesó durante el
día, desde que se levantó de dormir hasta el momento de acostarse nuevamente.

Esta práctica de recapitulación requiere también de la propiedad de la receptividad.


Sabemos que sólo seremos receptivos si vivimos conscientemente nuestros actos.
Por tal razón, la recapitulación consciente, es la única manera de volver conscientes
nuestros actos ya vividos; entonces, la mente subconsciente se ocupará de otras
actividades, durante la noche, mientras dormimos. Por otra parte, cumple con una
función u obligación de dar un informe a nuestro Ser, de los eventos que, por
vivirlos inconscientemente, no llegaron hasta las capas profundas de nuestra mente,
donde se encuentra el Ser.

En la cosmovisión andina de los Toltecas, específicamente, la de los indios Yaquis


de Arizona, se encuentran registros que hablan sobre la recapitulación como medio
de informar al Águila (Dios), sobre todo lo realizado durante todos los días de la
existencia. Lo justifican argumentando que, momentos antes de morir, todos los
seres humanos, sin excepción, damos un informe a nuestro Dios, cuando no hemos
vivido conscientemente. Por lo tanto, la recapitulación realizada día por día,
obviaría hacerlo al momento de morir.

Para el Iniciado o Guerrero de la Luz, en el segundo día de su auto-génesis, es vital


realizar las recapitulaciones de toda su existencia, para volverse consciente de todo
lo que ha vivido, hasta el instante de iniciar su Obra Espiritual.

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Para facilitar el trabajo, considerando lo ya vivido (pasado), debe hacer un pequeño
proyecto dividido en etapas de su vida, por ejemplo: etapa infantil, etapa preescolar,
etapa adolescencia, etc. Para volver consciente el pasado y al mismo tiempo,
autodescubrirse y conocerse a sí mismo.

Que sería de la vida si no existiera el dos. Nada hubiese sin el otro principio. Esposo
y esposa se fecundan y adviene el universo, se separan las aguas superiores de las
inferiores y el fuego fecunda la materia caótica originando el día cósmico.
Igualmente, para crear el Hombre Espiritual, dentro de uno mismo, solo es posible
con la participación del hombre y la mujer; el hombre solo no completa la obra, de
manera igual, la mujer; los dos se necesitan mutuamente. Sin lugar a dudas la
materia prima es sexual.

Los principios masculino y femenino se conjugan en el tetragrama divino, palabra


misteriosa que el gran sacerdote de los israelitas pronunciaba: Jodchéva, y que
separadamente corresponde a las cuatro letras del nombre del Eterno, escrito en
hebreo: IOD, HE, VAU, HE. Nombre santo, principio de la vida y del amor.

IOD: Eterno principio masculino.


HE: Eterno principio femenino.
VAU: Principio masculino, fálico
HE: Principio femenino, útero.

Iod, Hé, Vau, Hé significa: El Ser que fue, que es y que será. Siendo un nombre
sagrado no debía ser pronunciado por los profanos, se lo sustituía por la palabra:
TETRAGRAMMATON que quiere decir cuatro letras, o también por: ADONAY
que traduce: SEÑOR. En el mundo espiritual el Tetragrammatón se representa por
una estrella de cinco puntas que simboliza al hombre equilibrado, al hombre
perfecto, cuya mirada está dirigida a su Creador, es aquel que tiene mando sobre las
fuerzas ciegas del instinto y sobre las leyes naturales, porque primero aprendió a
obedecerlas.

También los principios masculino y femenino se encuentran simbolizados en el


clave número dos del Tarot, por las dos columnas de la luz y de la oscuridad y de
todos los pares de opuestos en eterno equilibrio. Estas dos columnas reciben el
nombre de. Jakin y Bohas.

Jakin: Es el principio creador, es el falo ideal, la unidad. Representa el principio


masculino, la fuerza, el hombre, el sol, todo lo activo y positivo. En los templos de
misterios, esta columna de la luz, se pinta de color blanco.

Bohas: es el principio creado, el cteis formal, en el binario significa el principio


femenino, la mujer, la luna, todo lo pasivo y negativo, lo que aún no vive una vida

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personal, pero que tiene una fuerza adquirida para transmitirla. En los templos de
misterios, esta columna, se pinta de color negro.

Entre las dos columnas: Jakin y Bohas está el equilibrio de la creación, la eternidad
siempre presente, el ritmo perenne del mundo de las formas, la eterna fecundación,
el movimiento perpetuo…Por esto el origen de los mundos es sexual.

Si en el macrocosmos se encuentran estos dos principios para que la corriente de


vida siga su curso, lógicamente, en el microcosmos hombre estarán presentes estas
dos fuerzas necesarias para crear el Hombre Espiritual, el Superhombre, el Hombre
Galáctico.

Dicen los ocultistas, se coloca la piedra cúbica en estado bruto entre las dos
columnas y se convierte en la piedra cúbica ya labrada. Claro está que para este
trabajo se necesita combinar inteligentemente el uno y el dos, el Jakin y el Bohas en
vibrante equilibrio, la Autoconciencia del mago y la Subconsciencia de la Gran
Sacerdotisa.

Equivale a colocar la rústica personalidad, compuesta por todos los sistemas:


Educativo, Religioso, Político, Social, Económico… más la cultura la tradición y en
general todo lo que somos, entre las dos columnas y se continúa la Obra Espiritual,
en el segundo día.

Empezamos a labrar nuestra piedra con el cincel de la inteligencia, el martillo de la


voluntad y le aplicamos la imaginación consciente para pulirla y darle forma
perfecta. La clave está en unir la VOLUNTAD y la IMAGINACIÓN en vibrante
armonía y lograr el equilibrio anhelado, que corresponde a la comprensión de
nuestras debilidades.

La imaginación aplicada debe ser consciente y no mecánica, por cuanto se


convertiría en fantasía y no se lograría el objetivo propuesto. Pero si utilizamos la
imaginación consciente que es totalmente creativa; entonces, las cosas se logran
porque existe en nosotros optimismo y estamos continuamente en Recuerdo de Sí y
en Autoobservación. En este caso imaginar es “Ver”, es tener optimismo, fe en que
sí se va a lograr lo que buscamos, de esta manera podemos decir: Deseo que el
equilibrio se realice en mí, y el equilibrio se realizará.

La corona de plata, de la gran Sacerdotisa, representa las crecientes y menguantes de


la luna, indicándonos periodicidad y ritmo en el trabajo del segundo día. El
pergamino que porta en sus manos, indica memoria, registro, experiencia; guardada
en nuestra psiquis y es donde debemos trabajar. La palabra TORA significa que
debemos trabajar bajo las leyes humanas y divinas.

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Continuando con el septenario, si sumamos a la
clave dos el número siete obtenemos la clave
nueve: El Ermitaño o Eremita, que viene a ser el
portador de la luz, representa el Ser o Intimo de
todo iniciado, es el Atman del Sánscrito.

Cuando el iniciado, en la segunda fase de su auto-


génesis, ha comprendido la ley de los contrarios,
está logrando el equilibrio de las fuerzas
antagónicas y ha colocado su personalidad a
disposición de su Ser, entonces se convierte,
simbólicamente, en un Ermitaño.

El Ermitaño es el símbolo de nuestro Padre


Espiritual, el Atman del sanscrito, que está todo el
tiempo en todos nosotros. Es una presencia que
nos guía con amor y se le llama el Único, El
Indivisible, El Maestro Solitario; por esta razón,
ser Ermitaño implica separarse, sin egoísmo, de
los que no lo comprenden y de los que lo desvían del camino espiritual.

El iniciado Ermitaño, en esta fase, empieza a encarnar su individualidad y se ilumina


con su propia luz; con la Luz de su Ser Interior, de su Maestro Interno, de su
Ermitaño Interior. Entonces aprende que la Luz Interna es conocimiento
trascendental, es sabiduría y, comprende que la soledad del sabio no es como la del
“intelectual”, el sabio tiene la compañía de su Ser.

La ley de la clave nueve es la “respuesta”, porque toda actividad humana es una


respuesta a la iniciativa del Originador del Universo y estas respuestas son las que
debemos descubrir en el quehacer de nuestra existencia debido a que nada
realizamos sin la voluntad del Uno, lo demás es la apariencia expresada por el yo
psicológico que insistentemente nos presiona a realizar actividades fuera del control
de la consciencia, debido a que la personalidad no está en función del Ermitaño o del
Ser.

Debemos entender que es la energía de la Identidad Una la que se libera a través de


cualquier actividad particular, no importa que la acción salga de nuestro Intimo o del
ego, recordemos que cada yo psicológico, que forma el ego, tiene atrapada partículas
de energía de la Identidad Una en forma de esencia y es empleada para la expresión
del yo psicológico.

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A la clave nueve se le asigna el sentido del tacto, porque el sentimiento más intenso
de placer, en el campo de la experiencia física, es a través del tacto, por esta razón,
todo iniciado debe:

Discriminar por medio del tacto el registro de sensaciones derivadas de la


percepción sensorial, específicamente por el sentido del tacto. Este discriminar, en
este caso, corresponde a separar o poner aparte lo que no se va a consumir. El
alimento de un Guerrero de la Luz es seleccionado por la consciencia.

Examinar las imágenes mentales producidas por la interacción con los demás seres,
con los eventos que ellos ocasionan y las impresiones que recibimos, dando especial
cuidado a la sensación táctil.

Antes de iniciar cualquier actividad nueva recuerde que el poder expresado en su


trabajo manual es una manifestación especial de la Energía Cósmica de la MANO
ETERNA.

Es importante saber que el poder de la serpiente, de la Fuerza de la clave ocho es el


secreto para que el iniciado llegue a la cima y se convierta en un Ermitaño,
simbólicamente hablando. Este iniciado del Arcano Nueve, debe obligatoriamente,
buscar el portal en el nueve, en su campo energético sexual y, en pareja, trabajar en
la alquimia.

El manto de la figura central es de color gris simbolizando la neutralización de todos


los pares de opuestos en la manifestación por la acción del uno sobre el otro, porque
los colores negro y blanco mezclados en igual proporción producen el gris; desde
otro punto, se logra la comprensión del ser y no ser.

El báculo que lleva en su mano izquierda corresponde a la voluntad del Mundo


Arquetípico. Está de pie en la oscuridad, debido a que lo que está más allá de las
personificaciones de la Realidad Suprema es oscuro e incomprensible para nuestro
intelecto. En su mano derecha porta la luz dorada de seis rayos, simbolizando leyes
y principios cósmicos que el iniciado ermitaño debe considerar.

A medida que nuestra consciencia despierta a la comprensión de los contrarios, la


oscuridad retrocede al paso de la luz que brillará con más intensidad
conduciéndonos a las alturas a las cuales aspiramos.

Si sumamos siete a nueve, obtenemos la clave dieciséis que corresponde al nombre


de: La Torre, que dentro del Tarot Egipcio se llama La Fragilidad.

A esta clave se le atribuye el estado de desenvolvimiento espiritual llamado


“Despertar”, porque representa el relámpago de visión clara que revela, al iniciado

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en la segunda fase de su auto-génesis, la verdadera
Naturaleza del Ser y que se encontraba
previamente oculto a él a causa del cautiverio de
su consciencia.

La Torre representa la estructura del error y de la


ignorancia, se puede decir que corresponde a la
falsa personalidad por cuanto ésta es el
instrumento para la expresión del ego con toda su
fragmentación.

Es de vital importancia, para todo iniciado,


transformar su personalidad y colocarla en función
de su Ser, entonces la torre es fulminada o
destruida por el rayo de la comprensión espiritual,
emanado del Sol Central, de la Verdad Única o del
Ser Puro.

Los elementos centrales de la clave dieciséis son:


el Despertar al mundo espiritual en forma consciente y la Destrucción de la torre o
de los cimientos frágiles formados por conceptos falsos, vicios, defectos,
dependencias, limitaciones, complejos, etc. Se hace necesario construir nuestra obra
espiritual en cimientos sólidos y fuertes que sólo se consiguen con el despertar de la
consciencia y con la castidad sexual.

Aparecen dos figuras que caen en el momento que el rayo de la comprensión


espiritual fulmina la torre, estas son las dos modalidades de la consciencia personal,
generalmente llamadas: Autoconsciencia y Subconsciencia.

El relámpago que destruye la torre viene de la Superconsciencia y constituye el


primer despertar que logra el iniciado, es la primera iluminación que lo transforma y
desde ese instante pertenecerá a un nuevo orden, el de los seres despiertos.

La destrucción es esencial, es recoger el material para formar la nueva obra. El


poder del Ser es liberado por desintegración. Por esta razón, en el desarrollo
espiritual, el despertar es un proceso destructivo. Todo el acostumbrado actuar y
pensar erróneo empieza a desaparecer trabajando con la disolución del yo
psicológico para que la Superconsciencia desgarre el velo que oculta la verdad a
nuestros ojos.

Un ocultista práctico, un verdadero iniciado debe comprender que no alcanzará


ninguna meta sin destruir primero las condiciones en que se encuentra. Antes de
lograr la liberación de las cadenas que lo atan, debe aprender cómo romperlas. Así

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es que, el tiempo para la demolición de las formas limitantes es ahora y no en un
futuro.

La corona, que es derribada de la cima de la torre, es la fuerza de voluntad. Esta es


la falsa corona porque representa la voluntad de la falsa personalidad mediante la
cual actúa el ego. El conocimiento correcto comienza con el relámpago de la
comprensión que nos revela la verdadera naturaleza de la Voluntad. Por lo tanto, lo
que se destruye es el error de una personalidad que vive en la ilusión y que es causa
de toda limitación y sufrimiento humano.

El planeta Marte está relacionado con la clave dieciséis a través de la letra hebrea
Peh. Sabemos que Marte simboliza guerra de acción precipitada, por lo tanto, de la
forma como se manifiesta la fuerza de Marte, en nosotros, depende nuestro actuar.

Es natural controlar la fuerza del deseo en la acción, a través de la discriminación


que pone aparte las acciones incorrectas e inconscientes, y de la concentración de la
clave uno que elimina el apresuramiento en la acción, se piensa y luego se actúa
sabiamente.

La letra hebrea Peh significa boca como órgano de lenguaje, lo que implica que la
clave dieciséis sugiere el desarrollo adecuado del lenguaje. Por lo tanto, en el
segundo día del auto-génesis, es importante mejorar al máximo nuestra forma de
comunicación con los seres que nos rodean.

Igualmente, en esta fase de la obra espiritual, se requiere de la armonía de las


fuerzas que viven en pugna en la psiquis. De ésta depende la tercera fase o tercer día
de nuestro auto-génesis, por cuanto si no hay equilibrio no podemos crear el
universo interno con el cual mejoramos la raza para una nueva era y, de esta manera,
convertirnos en habitantes de la Heliópolis.

Suficiente para el segundo día, oremos a nuestro Sol Espiritual para que nos despeje
las tinieblas restantes y así entender el trabajo del tercer día:

Que el egoísmo se torne en amor por los demás


Que de la guerra psicológica surja la paz del alma.
Que del sueño de la fantasía pase al despertar de la consciencia.
Que de las cadenas del deseo aflore la libertad.

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EL BIEN Y EL MAL

Continuando con el estudio de binario, se hace necesario abordar el problema del


mal y lógicamente, relacionarlo con el bien, para poder tener una visión integral de
la existencia del hombre y de la mujer, tanto individual como social.

Se ha tratado de buscar una respuesta al mal a través de toda la historia de la


humanidad: Con Job, en la Biblia, en la India con las teorías reencarnacioncitas y las
leyes de Karma y Darma. Los grandes filósofos, teólogos, existencialistas modernos,
también han contribuido, con su aporte.

Dentro del materialismo de Marx encontramos el mal en “la propiedad privada de


los medios de producción”, origen de toda injusticia social, cuya solución se
encuentra en un mundo sin clases sociales, propuesta que tiene afinidad con la
civilización del amor y de la fraternidad promulgada por Jesús el Cristo.

Algunas teorías presentan el mal como un elemento necesario para el equilibrio


universal, de la misma manera como la oscuridad hace resaltar la luz y la disonancia
la armonía musical. De esta forma, sería como una medicina para el
perfeccionamiento humano. Para otras, el mal no tiene explicación en sí mismo, sino
a partir del bien, como decir que la existencia del uno hace posible la del otro y el
mal siendo transitorio da paso al bien. “El mal está siempre en movimiento…
porque el mal tiene que pasar delante y convertirse en bien” (R. Tagore, El Sentido
de la Vida).

Ubicándonos fuera de tantas doctrinas que tratan de explicar el mal; que lo condenan
alienando la psiquis del ser humano, lo exaltan, etc. Con una visión objetiva,
podemos decir que el aparente mal, nos acecha en todos los eventos; nuestra
existencia está amenazada constantemente por la muerte violenta, presionada por el
temor de una guerra nuclear, asaltada por el terrorismo, el secuestro y manipulada
por los diferentes sistemas: político, económico, social, militar, religioso, educativo.

No se puede negar, respiramos un ambiente putrefacto que no permite ser honrado,


justo y bueno ya que experimentamos que frecuentemente los malos triunfan y viven
una vida llena de comodidades, lujos placeres, etc., y los supuestamente buenos
sufren: injusticia, pobreza, marginamiento, carestía.

¿Será posible construir un mundo fraternal?, ¿Una civilización donde se respire el


perfume del amor?, ¿Partiendo de esta sociedad cuyos hilos de estructura son: el
odio, el egoísmo, el terrorismo, el secuestro, la opresión, la esclavitud? Si tenemos
fe en hombres y mujeres, si comprendemos que es posible lograr un ser humano
nuevo, quizá. ¿De qué manera?, lógicamente, ordenando el sistema de vida

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individual y social, de tal forma, que nos lleve a la estructuración de una sociedad
más humana.

Se supone que el mal es un caos y por ende un desorden transitorio en presencia de


un orden eterno, y un desorden relativo en presencia del orden absoluto que es la
voluntad del Eterno y razón suprema del bien. Así, por ejemplo:
El mal dentro de un orden filosófico es el desorden en la razón.
El mal dentro del orden social es el incumplimiento del deber y el desconocimiento
de los derechos.
En el orden físico, el mal, es la violación de las leyes naturales que permiten el
equilibrio y hacen posible la vida.

Se puede decir que el sufrimiento no es un mal sino una consecuencia y casi siempre
el remedio para el mal cuando resistimos a las leyes inviolables de la naturaleza, por
cuanto somos incapaces de comprender el engranaje entre nuestra forma de actuar y
la consecuencia de nuestros actos, cuyo efecto causado es hijo de nuestras propias
obras.

En otros casos podemos confundir el mal con eventos del desequilibrio natural, sin
darnos cuenta que aquello que es inevitable no es un mal, como es el caso del
invierno, la primavera, la noche, la muerte…, son transiciones naturales de un día
hacia otro, del otoño hacia la primavera, de esta vida a otra vida.

El mal está con nosotros y de nosotros se nutre, de acuerdo a nuestras obras. Nos
hemos acostumbrado a esta “carencia de bien” y no podemos discernir con facilidad
entre estos dos aspectos, debido a que el mal se nos presenta con una “apariencia de
bien” que nos confunde y es así como entramos a ser cómplices de esta fuerza
negativa, así como Eva sucumbió ante las palabras seductoras de la serpiente
(símbolo de la fuerza del mal), porque miró que su ofrecimiento era bueno para
comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría. (Gen. 3,6).

Esta incapacidad para discernir, lleva al hombre a abordar este problema de


diferentes maneras: algunos se complacen con el mal porque lo aman o se alegran de
las injusticias sociales y del sufrimiento de sus semejantes.

Sin embargo, quienes soportan las consecuencias de los autores del mal, lo reciben
con resignación sin hacer nada por superarse, por el contrario, asumen una actitud
evasiva, de indiferencia, de justificación y finalmente disipan ese ambiente con el
alcohol, la droga, el sexo, los deportes y toda clase de diversiones.

La problemática del mundo que hemos creado, en algunas personas, sacude su


consciencia y comprenden que directa o indirectamente son culpables y su forma

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reflexiva es producto del asombro del pensamiento ante el escándalo que ha
originado el mal que corroe las entrañas de los habitantes del planeta.

Aquellos que han percibido que el mal amenaza en privar de sentido a la existencia
humana y al universo en general, toman la decisión de combatirlo y pueden entrar en
estados de desesperación buscando una explicación satisfactoria, al no encontrarla
terminan vencidos.

La actitud más real que la estamos viviendo en esta época de violencia, terrorismo,
secuestro, asesinato; es la de aquellos que quieren arrancar de raíz el mal del mundo,
con la consigna de que el mal desaparece cuando se elimina al “malvado”. De esta
manera se crean grupos de “sicarios” para acabar con aquel que ha sembrado mal en
una persona o en la sociedad: existe muerte a secuestradores, a viciosos, a
subversivos, a terroristas. Los representantes de la ley eliminan al que viola las leyes
sociales y el mal que originan los políticos y administradores del estado, los condena
el pueblo y los grupos revolucionarios. En todo caso para uno hay otro y se paga mal
con mal.

Existe una forma activa e inteligente de luchar contra el mal buscando origine el
bien. Esto es extraer la luz de las tinieblas, de lo inútil sacar lo más útil y obtener
bien del mal. Esta será la manera de comprender las fuerzas del mal y equilibrarlas
con las del bien para lograr el cosmos particular anhelado de nuestro auto-génesis.

Al tratar de combatir esta descomposición social, se incrementan los valores


humanos de: el sentido de pertenencia, el compartir, la solidaridad, el respeto, la
responsabilidad, la autonomía. Para construir la nueva sociedad donde reine la
filosofía del amor a Dios, a nuestros semejantes y al mundo ecológico.

Logrado este espacio, el hombre actuará como un Ser de la Naturaleza y un Ser del
Infinito, porque es conocido que, al cortar el hilo de comunicación con el Infinito,
ingresamos al mundo de las dependencias psicofísicas que nos conducen a
dimensiones infrahumanas donde se procesa: ambición de poder, acumulación de
riqueza material a cualquier precio y a toda clase de violaciones. Aquí radica el
problema del mal, en esta ruptura producida en el interior del Ser de hombres y
mujeres, en su dimensión trascendente; por la cual, nos unimos al Arquitecto de
Mundos, a nuestro Padre Espiritual, al Creador.

Considerando esta forma de ver el mal, creo conveniente relacionarlo con el pecado,
hablando religiosamente, aunque la palabra pecado es alienante para el ser humano,
por cuanto ha engendrado toda forma de temores; pero la palabra no es la realidad,
podemos llamarle de otra manera, si quisiésemos. Teniendo en cuenta esta
apreciación, el problema del mal, tendría respuesta en la incapacidad religiosa de
hombres y mujeres; entendiendo al ser religioso como un ente que vive toda su

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existencia ordenada, con acciones armoniosas y sin contradicción, buscando originar
la innovación del ser humano, cuyo objetivo sea la íntima y vital unión con su
Creador, más no por pertenecer a un grupo religioso organizado y seguir resignado
ante el mal o convertirse en cómplice o promotor del mismo.

Al aceptar libremente el desorden existente, siendo promotores del mal originamos


el “pecado personal” y como consecuencia aumentamos el poder del “pecado del
mundo” o “pecado original”, del cual habla la Biblia (Gen. 3,15) que, en últimas, es
una falta personal de desobediencia a Dios, que simbólicamente es atribuida a un
personaje llamado Adán y que se ha incrementado por las acciones de los demás
hombres.

De todas formas, el “pecado del mundo” es una fuerza que inclina a las personas a
multiplicar el mal y le impide construir una sociedad fraterna. Estas dos formas de
mal están íntimamente relacionadas, el uno aumenta el poder del otro y éste a su
vez, con su fuerza, favorece la proliferación de las acciones negativas de cada
persona.

El “pecado personal” tiene su raíz en la división, tanto del hombre como de la mujer,
en su parte interna, porque el yo humano está fragmentado en partes positivas que
desean el bien y en partes negativas que quieren el mal. Estas dos fuerzas viven en
continua lucha y en este ambiente de maldad en que vivimos, siempre ganan las
fuerzas del mal. Lo ideal sería que siempre se viva en lo positivo, no como extremo
sino considerando lo justo, la verdad, el amor, la libertad y la auténtica paz, poderes
que surgen del equilibrio de estas dos fuerzas.

¿Qué sucedería con las fuerzas del mal si el hombre no contribuyera con su “pecado
personal”? Creo que allí está la solución; de pronto esta sea la medicina universal
para esta enfermedad que se extiende por todos los rincones de este planeta,
compuesta por muchos virus: hambre, enfermedad, violencia, guerra, pobreza,
esclavitud, etc. Según esto el cambio está en nuestra parte interna, para luego
cambiar las estructuras: económica, social, política, religiosa, etc. Hombre nuevo,
sociedad nueva.

Nuestra crisis actual tiene respuesta en la importancia que se ha dado al mal, en


forma general creándonos tendencia de disculpa y descargando la responsabilidad a
otros, sobre los males que acontecen en el mundo, invalidando un trabajo que
permite abordar, en forma decidida, el problema.

El reto, en estos momentos, es: hacer una revisión personal, en la parte interna,
acerca de la complicidad con el mal: ¿Qué hemos aportado a esta crisis?, ¿La hemos
aumentado o disminuido? Y según esto, tomar nuestra propia decisión porque
vemos claramente que:

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“La única revolución enteramente eficaz es la revolución interior del hombre.
Todo proyecto de mundo mejor que cambie instituciones y programas sin cambiar al
hombre es una locura, y, tarde o temprano, un fracaso.
Frente a los que sueñan con un mundo mejor, aspira tú a un hombre o a una mujer mejor.
La crisis de nuestro tiempo no es crisis económica ni política; es crisis de hombres y
mujeres”. (Fragmento del libro: Juventud Rebelde)

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EL TERNARIO

“Si tu tierra es árida debido al


Conflicto de dualidad psicológica,
Riégala con las aguas vivas del amor
Para que se vuelva fértil”.

El mundo de las formas empieza a perfilarse en el pentagrama de la existencia. El


sagrado Sol Blanco inunda el caos con su Luz Ilimitada y en Atziluth o mundo
arquetípico, que viene a ser el plano más elevado de los cuatro mundos cabalísticos,
el Eterno inicia su expresión de la idea a la forma.

Para esto trabaja en Briah, mundo creativo o de los modelos mentales, para luego,
plasmarlos en el universo cuya corriente de creación está regida por Yetzirah, plano
de las fuerzas invisibles que impregnan las cosas visibles o temporales
pertenecientes al plano Assiah o mundo material.

La creación se hace posible debido a la meditación incesante del Eterno, del


Increado, del Arquitecto del Universo y, la corriente de vida sigue su curso por su
autocontemplación, no se olvida de sí mismo, produciendo un silencio que
perfecciona su obra, pasando del caos (desorden) a un cosmos (orden). De esta
manera el universo es el resultado de la meditación del Espíritu y se mantiene en
eterna fecundación por la misma.

Las ideas de la Fuerza Primaria se vuelcan en modelos mentales, en fuerzas regentes


del mundo de la formación, y finalmente a todas las cosas las convierte en recipiente
de su hermoso perfume. Por esto no debemos desvalorar aquellas formas que no
comprendemos, por cuanto, todo lo existente contiene la enseñanza del Creador.

Los entes de la naturaleza son como son mas no como nuestros sentidos los
perciben. Si los juzgamos o desdeñamos es porque los captamos superficialmente,
no vemos su corazón ni sabemos cuál es su verdadera funcionalidad. Están hechas
así para lograr el equilibrio universal para nuestro progreso espiritual y material.

Una estrella fugaz que miramos en el espacio infinito cubre otro lugar donde ella
hacía falta. El beso profundo de dos cuerpos estelares es un acto sexual que libera
otros cuerpos o cantidades de energía necesarias para el equilibrio universal. Nada
sobra en el universo, la creación es exacta dentro de su matemática trascendental.

Deja que las nubes se levanten y viertan su lluvia sobre la tierra, permite que llegue
a todos, la esperanza eterna, deja que germinen las creencias ingenuas que ellas
formarán la fe en el mañana, deja en paz las sectas o grupos religiosos porque de
ellos florecerá el mundo espiritual; ellas son como un bastón para dar los primeros

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pinitos hacia la vida trascendental, si crees no necesitarlas, por esto no estás en el
derecho de impedirlas.

Cada cosa existente es un aspecto del Ser de los seres. Luego Él está en todo: en el
agua, en el aire, en el fuego, en la tierra y en todos los seres. Todo funciona porque
no se olvida de sí mismo, si lo hiciese volveríamos al caos inicial. Cada cosa tiene su
particularidad y forma que la diferencia de las demás, pero su esencia es única.

Todo elemento tiene su tiempo y lugar, ha sido creado con su respectiva función, por
esto en el tercer día del génesis, primeramente, se prepara el hábitat (tierra y agua),
para algunas formas. “Entonces Dios dijo: Que el agua que está debajo del cielo se
junte en un solo lugar, para que aparezca lo seco. Y así fue. A la parte seca Dios la
llamó tierra, y al agua que se había juntado la llamó mar” (Gen. 1,9-10).

Preparada la tierra, la Voluntad Primaria, con su inteligencia luminosa, obtenida de


la continua meditación y autocontemplación, inicia el concierto de la vida, pues
antes de que todo llegue a la existencia, estaba en su mente, dentro del espacio
abstracto absoluto.

Esta Imaginación Creadora ordena a la tierra manifestarse con su propiedad o


función primaria. “Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: que produzca la tierra toda
clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto y así fue” (Gen.
1,11).

En este día se manifiestan las tres Fuerzas Creadoras, aquí se completa la divinidad;
la Fuente de Vida Eterna que lleva el peso de la creación. Ella como Voluntad
Primaria se convierte en el Ser de todos los seres o hace de su Ser la morada de
todos los elementos constitutivos del universo. Como Inteligencia Unificadora, con
su sabiduría perfecta, equilibra las dos fuerzas para que exista el mágico ritmo en la
creación. Como Inteligencia Luminosa, se convierte en puerta para que la vida
eterna e ilimitada pase a la creación limitada y temporal.

Para construir el mundo de las formas, el Poder de Vida se expresó, en el segundo


día de la creación, en dos fuerzas opuestas, pero no contrarias, las cuales
funcionarían en el tercer día con la ayuda de una tercera fuerza. Esta última viene a
ser la que concilia a las dos opuestas.

Estas fuerzas habitan en el plano Yetzirah (mundo de las fuerzas invisibles), pero
son la expresión de la Fuerza Primaria que mora en Atziluth (Mundo de ideas
arquetípicas), de allí esparce el Eterno sus ideas a los demás planos (mundo de los
modelos mentales, de las fuerzas invisibles y del mundo material), a través de la
puerta del entendimiento, de Binah.

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Binah es la Inteligencia Creadora o Espíritu Santo del catolicismo, que se expresa a
través del fuego fohático y flamígero de la simiente. Se puede decir que sin Binah no
es posible la creación y el orden matemático del cosmos, por eso ella (la puerta del
entendimiento o Inteligencia Creadora), se constituye en la madre fértil de todo lo
que existe.

El Ser de nuestro Ser se expresa mediante tres fuerzas para poder crear; Es la triada
perfecta: Kether, Chokmah y Binah. Esta trinidad, como ya hemos dicho, está dentro
de nosotros, cada uno tenemos estas tres fuerzas, cada persona que nace viene con
ellas, son parte autónomas del Ser y nos ayudan para crear en el mundo del arte,
dentro de la materia y del espíritu.

La unidad para volverse activa tiene que multiplicarse. La individualidad divina más
la repetición se convierte en la multiplicación de los elementos constitutivos del
cosmos.

Dios es uno para hacerse llamar Creador y Padre. Luego es dos para formar las
fuerzas opuestas que originarán el equilibrio universal. Una fuerza positiva y otra
negativa forman el binario de la filosofía secreta manifiesta en el segundo día del
Génesis. Si solo funcionaran las dos, habría antagonismo, se repartirían las cosas
creadas, sería una lucha continua y se llegaría a la destrucción, a la muerte de todo lo
existente.

La divinidad se completa con la tercera fuerza, para formar el ternario conciliando y


equilibrando el binario y hacer posible la creación, para que todo funcione en un
mágico concierto. De esta manera, Dios es único en sí mismo y triple en nuestra
concepción. Así se demuestra la existencia de la trinidad cristiana de: Padre, Hijo y
Madre o Espíritu Santo, mediante la presencia de tres fuerzas activas: positiva,
negativa y neutra; presentes en toda cosa existente. Por esto los entes del universo se
convierten en vasos donde vierte el Eterno su esencia.

A manera de ejemplo podemos decir que: una pareja decide tener un hijo, el acto de
crear un cuerpo físico requiere de la acción de las tres fuerzas; la positiva la aporta el
hombre, la negativa la mujer y la conciliadora para que se efectúe la obra es el amor.
Este equilibra las fuerzas de atracción y repulsión para que todo marche en armonía
y llegue a feliz término.

El Ternario es el fin y la expresión suprema del amor, se buscan dos para convertirse
en tres. Los dos cables de la corriente eléctrica se unen amorosamente para producir
luz, calor, frío, movimiento, etc.

Cuando Dios decide, en el tercer día, crear las plantas, se multiplica. El creando se
habla de sí mismo a sí mismo e impregna, a todo ser, con sus tres formas de

65
manifestación para que en ellas exista la
capacidad de reproducirse al ritmo natural de la
vida y de la muerte, del nacer y morir para que
todo esté continuamente renovándose y se
conserve a través de los siglos.

Dentro de la simbología del Tarot, encontramos


atribuido al tercer día de la creación, la carta
número tres que corresponde al nombre de “La
Emperatriz”. La cual, representa la Imaginación
Creadora, necesaria para conservar la corriente
de la vida con su reproducción, multiplicación y
crecimiento; También, porque la Imaginación
Creadora es la fuerza que cristaliza lo que uno
desea hacer.

Contrario, a la carta número dos: La Gran


Sacerdotisa, que simboliza la virginidad, la
Emperatriz es una matrona embarazada. Es
Venus, el amor, la belleza, del crecimiento y la fructividad. Siendo el vientre fértil
donde nace el universo es considerada como: La Gran Madre, la Puerta que permite
el paso a la vida. Representa la actividad de la mente subconsciente.

La Emperatriz corresponde al resultado de la acción combinada de Kether y


Chokmah o sea: 1 + 2 = 3. Es la combinación simbólica de ideas representadas por
la Autoconsciencia (el mago) y la Subconsciencia (la sacerdotisa). La
autoconsciencia fecunda la subconsciencia resultando la Imaginación Creadora de la
clave tres; de otra manera, el Mago fecunda a la Gran Sacerdotisa, por tal razón, la
Emperatriz se observa embarazada.

El corazón y la paloma, las perlas, el trigo y los árboles son todos símbolos de
venus, del amor que viene a ser el conciliador del binario. Es por amor que se
comprende las fuerzas contrarias del ser y no ser, del dualismo psicológico para que
origine el silencio de la mente y se exprese el Ser. Así crece el caudal espiritual
expresado por la luna en creciente.

Las doce estrellas sobre su cabeza nos invitan a revisar nuestro signo zodiacal,
porque nacer bajo un signo zodiacal significa heredar una influencia planetaria, un
rasgo psicológico, tanto de fortalezas como debilidades, las cuales deben
reflexionarse.

El arroyo y la caída de agua simbolizan la corriente de la consciencia que fluye del


manto de la gran sacerdotisa. El agua cayendo en el poso representa las potencias

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positiva y negativa en equilibrio, el binario se ha conciliado; acción que se observa
en el cetro,

Relacionemos las tres claves para comprender qué nos corresponde hacer para el
tercer día de nuestro auto-génesis:

El Mago es el hombre o mujer considerados como directores de la Fuerza de Vida,


del poder del Padre, el cual, debe actuar como canal de su expresión y a través de
esta fuerza, debe transformar su consciencia, lograr la capacidad de atención y
concentración, esenciales para todo aspirante a la verdad.

Para lograr este objetivo se debe trabajar, también, con la clave ocho del Tarot: La
Gran Fuerza Cósmica que P. Blabatsky le llama el Fohat y los hindúes Kundalini
(“La enroscada”). Fuerza que se encuentra oculta en el organismo humano y se
emplea todos los días naturalmente, sin darle una atención consciente.

El trabajo con la clave uno nos lleva a la Autoconciencia, que se encarga de ordenar
y organizar nuestra vida, nos ayuda a discernir entre lo positivo y lo negativo, entre
lo útil y lo inútil, entre lo profundo y lo superficial. En la autoconciencia está el
conocimiento intelectual del mundo material, como también las ideas arquetípicas
comunicadas por el Creador al hombre.

La clave dos: La gran Sacerdotisa es la Madre sin fecundar. Simboliza la luna


reflectora de la luz solar, por esto indica reflexión, receptividad. Esto corresponde a
lograr la capacidad de ser receptivos a todos los eventos y cosas del mundo de las
formas y la duplicación de los mismos para lograr una compilación de todos los
actos de nuestra vida. Aquí juega un papel importante la concentración, la atención y
necesariamente la Autoobservación y el Recuerdo de Sí.

Esta recopilación de hechos se efectúa para luego ver qué es lo que vamos a
cambiar. Por esta razón, una práctica para lograr este objetivo es la recapitulación,
aspecto que se consigue si hemos permanecido al “acecho”, “Alerta novedad” en
todo nuestro accionar.

Recordemos que en esta clave encontramos los pares de opuestos, las dos fuerzas
que se encuentran en pugna en la psiquis y forman el “diálogo interno”, que no
permite llegar al silencio de la mente tan importante para que se manifieste la
Identidad Una, El Poder de vida, El Padre Espiritual…

La recapitulación permite, cuando dormimos durante la noche, llegar a la quietud


mental, porque al ordenar los actos del día, la mente ya no proyecta imágenes
tratando de organizar los eventos realizados y, de esta manera, dejaremos de soñar.

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Estar alerta a conocer los movimientos de la mente en su percepción externa y en
sus reacciones internas, es trabajo de esta clave. Para lograrlo se necesita de una
verdadera atención, ser receptivos, concentrarse con toda la energía en lo que se está
haciendo, aplicar el Recuerdo de Sí para no olvidarnos de nosotros mismos. Si esto
ha sido posible, eliminamos el “diálogo interno”, dando paso al silencio anhelado
para que se manifieste el Ser.

Recordar los eventos realizados en el día, días y meses… es importante, pero


también debemos recordar las acciones que proyectamos durante el sueño con el fin
de desarrollar la memoria onírica, para esto, al momento de despertarnos debemos
conservar la quietud del cuerpo, no movernos y empezar a ordenar las escenas,
registrarlas en la mente para volverlas conscientes y de esta forma conocernos
totalmente.

La Gran Sacerdotisa simboliza la capacidad de recibir y duplicar que el iniciado del


segundo día debe lograr. Para recibir debe vencer el mal de los sentidos que origina
la ilusión, y para duplicar requiere desarrollar la capacidad de concentración,
específicamente para recapitular su existencia, de tal forma que la pueda recordar sin
alterarla.

Estas propiedades que son de la mente subconsciente, permiten adquirir consciencia


del mundo de las formas, o sea, un conocimiento del universo con las leyes que lo
rigen, su funcionamiento y el desenvolvimiento del Ser en todas las cosas existentes.

Cuando se trabaja con la mente subconsciente y no se vence el mal de los sentidos,


las cosas, los eventos que suceden nos producen el sueño de la consciencia, porque
los yoes psicológicos que llevamos dentro se encargan de distorsionar la percepción
del mundo de las formas y entramos a un estado de fascinación olvidándonos de
nosotros mismos; Por ejemplo, el fanatismo por más noble que sea, es resultado de
una conciencia dormida que se produce cuando no vigilamos las expresiones,
cuando no somos actores y espectadores de la percepción de nuestros sentidos y de
la acción.

Para ser receptivos debemos aprender a “Ver”. En este fenómeno participan todos
los sentidos, equitativamente. Sabemos que hemos descargado más trabajo a la vista,
debemos disminuirle su carga, se hace necesario observar la percepción en el oído,
vista, tacto, olfato y gusto, sin utilizar lo aprendido para comparar porque el “Ver”
no es conceptual sino la aprehensión de algo nuevo.

Todo este trabajo realizado en la mente subconsciente, que viene a ser el depósito o
memoria, por la actividad consciente, representada por la verdadera atención y
concentración, corresponde a la clave tres: La Emperatriz. Por esto se dice que ella

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es la actividad de la mente subconsciente fecundada por la mente consciente. La
virginidad en la clave dos y la fertilidad en la tres.

A la mente subconsciente se la considera femenina, a la autoconsciente masculina.


Dos polos se unen para originar una tercera fuerza: La Imaginación Creadora que
conciliará a las dos aparentemente opuestas llegando al equilibrio, así es que uno
unión dos iguales a tres. Autoconsciencia unión subconsciencia igual a Equilibrio.

Este equilibrio se forma en el Guerrero de la Luz o Iniciado, en el tercer día de su


auto-génesis, cuando haya logrado la comprensión del “diálogo Interno”, porque
éste cesa sus insinuaciones dando paso al Ser, debido a que la mente superficial
queda suspendida dejando el funcionamiento a la mente interna.

Este estado mental es posible si se trabaja correctamente con el Uno y el Dos,


entonces, se consigue el hecho trascendental y se percibe el silencio donde se
manifiesta el Eterno.

EL SILENCIO

En el concierto de la vida
Se pulsa una sinfonía
Cuyas notas son eternas.
Entre armonía y acordes,
Entre ritmos y silencios.

Silencios y más silencios:


El silencio del desierto,
De la ciudad cuando duerme,
El silencio del enfermo
Y también el de la muerte…

El silencio del silencio


Que llena de paz el alma,
Solo se puede lograr
Cuando alcances la otra orilla,
Cuando mueras para el caos
Y resucites para el cosmos.

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Continuando con el septenario, sumando a tres el
siete, obtenemos la clave diez: La Rueda de la
Fortuna o también, la Retribución. Rotación es la
palabra clave asignada a la Rueda de la Fortuna y
está cercanamente relacionada con ideas tales
como: Hilandería, enrollamiento, remolinar,
rodaje, etc. En general esta clave hace referencia
al movimiento rotatorio inicial en la vasta
expansión de la sustancia raíz del universo o luz
Ilimitada.

El título de la clave diez hace referencia a Júpiter,


llamado “Señor de la Fortuna”, por los astrólogos.
La perfección de la buena fortuna es producida
por el funcionamiento correcto de un centro en el
cuerpo humano, conocido en ocultismo como el
centro de Júpiter y es el mismo plexo solar,
ubicado en el ombligo.

Se le atribuye, también la Inteligencia Recompensadora debido a que el trabajo


correctamente realizado en la subconsciencia, determinado por la clave tres,
concluye en una recompensa, en el logro de méritos que lo conllevan a liberarse de
las ataduras del cautiverio ocasionado por el ego o la fragmentación psicológica.

A la letra hebrea Kaph, se le atribuye el planeta Júpiter que en la astrología se le


llama la Gran Fortuna. Los Mitos hacen de Júpiter el Gobernante de los dioses y, a
través de ellos, el maestro de los destinos del hombre. Por esta razón la rotación de
la rueda significa que todo aquello que emitimos regresa a nosotros.

Es asequible para el iniciado del tercer día el control de su destino. El diez le sugiere
comprensión y entendimiento del movimiento perpetuo, determinado por la Rueda
de la Fortuna, que le permite comprender las leyes que gobiernan el destino humano.
De esta manera, hombres y mujeres, se capacitan para liberarse de toda enfermedad,
de toda desgracia. El Poder de Júpiter (La Rueda) es el poder del ser humano.

La clave diez incluye la Disolución, trabajo práctico, que viene a ser el signo de
hombres y mujeres de acuario. En el tercer día de su auto-génesis, todo iniciado,
debe disolver los yoes psicológicos de las formas de la apariencia que le rodean,
extraer su esencia, asimilar esa esencia así mismo y proyectarla en nuevas formas
modificadas por su imaginación creadora, debido a que la disolución coloca en
disponibilidad las varias energías encerradas en las formas.

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La doctrina de rotación es una de las más importantes en ocultismo y muy especial
para el Guerrero de la Luz, por cuanto, puede comprender las leyes mecánicas de la
naturaleza (evolución, involución, retorno, recurrencia…) en las cuales se encuentra
atrapado, igualmente, controlar su destino ayudándose de las leyes del Karma y de
Darma.

El iniciado debe liberarse de las leyes mecánicas de evolución e involución. El


Hermanubis, con cabeza de chacal, representa la evolución de la conciencia desde
las formas inferiores a las superiores. La serpiente amarilla, cuyos movimientos
sugieren vibración, representa la involución de la energía cósmica radiante, o Fohat,
dentro de la materia. Los emblemas angélicos (Toro, León, Aguila y Hombre) son
los ángeles mencionados en Ezequiel y la Revelación, representan los cuatro
elementos de la naturaleza humana: Tierra, Fuego, Aire y Agua con los cuales el
iniciado tiene que trabajar durante su auto-génesis.

La Rueda de Ezequiel, de acuerdo con los grandes ocultistas, tiene la solución a la


cuadratura del círculo, al movimiento perpetuo y al equilibrio universal. Todo lo que
nos rodea ahora, es la culminación de una corriente de sucesos procedentes del
pasado, nada nuevo nos sucede; estamos repitiendo eventos sucedidos en otras
existencias de acuerdo a las rotaciones que hace la rueda. Nadie se escapa al
movimiento perpetuo, hasta que despierte de su letargo y decida bucear en el océano
de la subconsciencia.

El diez sugiere comprensión y entendimiento del movimiento perpetuo para


entender las leyes que gobiernan el destino humano. Discernir, con claridad, qué
leyes rigen al hombre y cuales a los animales y demás seres de la naturaleza y del
universo, para que surja el respeto del hombre con el hombre, del hombre con la
naturaleza, del hombre con su creador.

Para lograr la Inteligencia Recompensadora y su influencia de prosperidad, el


aspirante, necesita disolver su ego en toda su manifestación, para despertar su
consciencia que está dormida y atrapada por estas leyes mecánicas. Este proceder no
es evolución es Revolución de su consciencia es volverse en contra de uno mismo,
volverse cruel con uno mismo, porque se va a negar placeres, anhelos, deseos
incoherentes para la obra espiritual. Es comprender los sistemas imperantes
(Religiosos, educativos, políticos, culturales, tradicionales, económicos, etc.), para
no entregarse a ellos, solo lo necesario, equivale a salirse del montón parta lograr su
propia individualidad.

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Ahora, si a la clave diez le sumamos siete,
obtenemos la clave diecisiete: La Estrella. Refiere
a la Gran Estrella Central; la cual, es símbolo de
la Vida-Poder, que está concentrada irradiando a
todas las estrellas del universo. Igualmente irradia
a las llamadas siete estrellas interiores o centros
de fuerza del organismo humano, en el ocultismo
occidental, o también llamadas chacras, por los
hindúes.

Esta clave simboliza la revelación, la declaración


y el descubrimiento del Ser Interno. Es
importante percibir que el descubrimiento no es
efectuado por el buscador de la Verdad, sino que
le es hecho a él, es él quien recibe la revelación.
Esta última no es alcanzada por la mente
razonadora como consecuencia de observar lo
externo. Esta viene cuando la mente razonadora
se encuentra totalmente en quietud y los sentidos
sellados.

Tzaddi es la letra hebrea asignada a la clave diecisiete. Su nombre significa


“anzuelo”, el cual es un símbolo de pesca. Por esto se encuentra relacionado con
nuestras ideas de experimentación, de búsqueda, de investigación, de
descubrimiento, etc.

Dentro de la senda espiritual, el iniciado, anda a tientas en su búsqueda, trata de


pescar algo de conocimiento para iluminarse en su camino. Este deseo profundo de
búsqueda, esta ansiedad de encontrar algo corresponde al anzuelo, este representa un
medio o instrumento; por el cual, el Guerrero de la Luz, se esfuerza en resolver un
problema o enigma.

La Meditación es el medio simbolizado por el anzuelo y ésta viene a ser, en este


caso, pensamiento atento y continuado. Corresponde a vivir en una idea central, es
un bucear en las profundidades de la mente por las varias asociaciones relacionadas
con el pensamiento principal, esto es, pescando la Verdad.

Los aspectos mentales de la meditación funcionan con los números: Uno (El Mago),
el Dos (La Sacerdotisa) y Tres (La Emperatriz.

1: La selección de un objeto sobre el cual se fija la atención: un problema, que al


inicio, se le busca solución y que posteriormente, esa búsqueda concluye para lograr

72
buen resultado. Este trabajo se realiza con la mente autoconsciente; por lo tanto, el
buscador de la verdad, no puede abandonar en ningún instante El Recuerdo de Sí.

2: Una actividad asociativa: la cual tiene relación con lo que realmente queremos
pescar, la verdadera solución al problema y no una proyección. Esto tiene analogía
con el pez cuando empieza a picar en la mente subconsciente. En este caso, la
concentración y la verdadera atención deben estar presentes.

3: El desenvolvimiento de la imaginación mental: Al picar el pez, inmediatamente,


debe lanzarse a tierra. Es el resultado de la meditación, es la revelación, la cual debe
traducirse a la realidad consciente, a través de la Imaginación Creadora. Equivale a
que el iniciado se alimenta con el pez que ha sacado del mar de la mente interna, se
alimenta del conocimiento trascendental emanado de su Instructor Interno a través
de La Voz Interior, de allí que estar atento a los sonidos del silencio, emanados del
Instructor Interno es indispensable.

Suspender la actividad de la consciencia personal es el resultado de profunda


meditación y esto requiere parar el diálogo interno, el pensamiento debe cesar,
quedar en suspenso. Por esta razón la letra hebrea Tzaddi de la clave diecisiete tiene
un valor cabalístico de noventa (90) igual que la letra Men de la clave doce: Hombre
Suspendido.

Cuando el iniciado descubre la verdad acerca de sí mismo y actúa de acuerdo con


ella encuentra la liberación de toda clase de cautiverio, dependencia, limitación.

El disolvente universal es la consciencia humana concentrada y dirigida en la


meditación, por medio de esta se puede disolver todos los problemas.

Se han disipado las tinieblas del tercer día. Oremos a nuestro Padre Interno para que
su Luz Ilimitada nos inunde y así percibir el trabajo para el cuarto día.

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EL AMOR

Esta palabra es muy usual dentro de nuestra sociedad, creemos amarnos los unos a
los otros: el padre al hijo, la esposa al esposo, pero estamos equivocados. No hemos
comprendido el hondo significado del amor, somos prisioneros de la palabra.

Castigamos a nuestros hijos, esclavizamos, nos tornamos egoístas con nuestra


esposa, porque supuestamente, la amamos.

Se han alienado voluntades con dogmas rígidos por amor a Dios. En ocasiones,
reñimos con algún amigo y llegamos tranquilamente donde nuestra esposa y
exclamamos: ¡Hola amor! De esta manera, cargamos internamente odio, ambición,
ira, etc. Y pretendemos amar.

Hemos construido una sociedad en crisis, carente de valores humanos, llena de


violencia, terrorismo, guerra entre países debido al nacionalismo, al
expansionismo… y supuestamente amamos.

El ego individualista nos separa de los demás, formando sectores que entran en
conflicto unos contra otros, eliminando la posibilidad de cooperación, favoreciendo
el dominio de un grupo sobre otro, violando los derechos humanos… y expresamos
¡Amo al prójimo!

Al ver el conflicto interno y externo, estamos en la obligación de ejecutar una acción


que nos lleve a comprender este mundo de cosas incoherentes, de este desorden o
caos para que luego surja el orden como producto de una revolución psicológica,
porque se entiende que el orden implica equilibrio donde “ni uno, es más, ni otro es
menos”, dando paso al compartir, consecuencia del amor.

Es de vital importancia reflexionar sobre la fragmentación psicológica. La energía


de nuestra mente está hecha pedazos. Es como un rompecabezas difícil de armar
cuando no se ha aprendido a “Ver”. La unificación de esta energía solo es posible
cuando hayamos muerto para el pasado y futuro. Cuando solo experimentemos el
presente en toda acción.

Miles de fragmentos energéticos constituyen los hábitos, defectos psicológicos,


vicios o yoes. Cada parte tiene su particularidad, por esto en nuestro
comportamiento presentamos miles de facetas, no hemos formado un centro de
gravedad construido por una voluntad consciente, movida por la fuerza del amor
para que toda manifestación sea armoniosa, unificadora y no divisionista.

Si queremos comprender el significado del amor, si queremos realmente amar,


tenemos que revolucionarnos internamente. Necesitamos partir de lo que somos:

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egoístas, temerosos, iracundos, ambiciosos, etc. Descubrir que estos fragmentos nos
impiden percibir el perfume del amor y, por lo tanto, se hace necesario transformar
nuestra personalidad para no quedar cautivos de la palabra y por el contrario,
experimentar lo que es el amor.

El comprender está íntimamente relacionado con el amor. Este solo existe cuando no
comparamos, no rechazamos, no describimos; solamente observamos, creando una
libertad interna de obrar y una libertad para que el otro accione.

Al comprender a otra persona en sus manifestaciones, no hay coacción, violencia ni


temor porque no participa el ayer, el pasado, los ideales, o sea, el pensamiento. Solo
está el hecho en sí, no hay nada que obstaculice o distorsione la realidad.

Es el caso de un niño que llora, al escucharlo reaccionamos con ira, nos tornamos
violentos, temerosos… o sea lo miramos con todo el trasfondo y nuestro accionar se
condiciona al pensamiento que nos dice internamente: ¡Es un molestoso, castígalo!
¿Será que está enfermo? ¡Cúralo! De esta manera la acción no es libre y es
imposible comprender al niño ya que deseamos que sea de otra forma: que no sea
llorón, molestoso. Queremos que reaccione de acuerdo a nuestros ideales y
traducimos el hecho de acuerdo a conceptos y tratamos de hacer, del niño, un molde
violando su particularidad y así no es factible amarlo ni comprenderlo.

Somos incapaces de comprender cuando al “hecho real” lo disfrazamos con el ideal


del “no ser”: a la violencia la no violencia, a la ambición el desinterés, al egoísmo el
compartir, etc., formando conflicto psicológico que se manifiesta exteriormente en
la sociedad. Esto sucede cuando entre el estímulo y la reacción interviene el
pensamiento.

“Ver” el evento sin el pensamiento, es comprenderlo porque no hay separación ni


distancia entre el estímulo y la reacción. Hay comunión entre la cosa que sirve de
estímulo y la cosa estimulada, surge aquello que se llama amor y no necesitamos
decir ¡Te amo! La palabra no es el sentir.

Comprendemos un hecho cuando observamos fuera de nosotros y cuando auto-


observamos la reacción que sentimos, sin el intervalo de tiempo psicológico que
utiliza el pensamiento y con él los yoes psicológicos. Para actuar, entonces vemos
que el objeto, el evento, el hecho está ahí, vemos su expresión sin tratar de cambiarla
a los deseos del pensamiento. De esta manera, se da paso a la “observación” que
cambiará nuestra existencia rutinaria y carente de sentido, recargada de dolor,
sufrimiento, marginamiento, brutalidad, ambición de poder, etc. Fragmentos que no
permiten el amor entre los seres humanos.

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Cuando hayamos muerto en los hábitos innecesarios, en los estados emotivos de ira,
odio, agresión, morbosidad… la realidad del amor tocará a nuestra puerta, sin
haberla invitado. Claro está que para lograrlo es necesario comprender el
funcionamiento del pensamiento. Estar al “acecho” de lo que sucede dentro y fuera
de nosotros, ver lo que somos, observar y observar conscientemente y nunca
cansarnos; entonces, el pensamiento trabajará cuando verdaderamente sea necesario.

Según esta reflexión, el amor está más allá del pensamiento, por lo tanto, su valor
está en la experimentación más no en la conceptualización que nos lleva a movernos
en el mundo de las palabras y de las teorías, del significado que alguien le ha dado o
de las vivencias ajenas. Lo que cuenta es experimentar, actuar y de nada sirve que
nos digan que nos amemos los unos a los otros, si no hemos trascendido en los
elementos inmaduros que cargamos dentro de sí.

Si el amor está más allá del pensamiento, que es el pasado, la experiencia


acumulada, como también la tradición; entonces, es algo desconocido que debemos
vivenciarlo sin la intervención de una mente tan recargada por lo conocido que nos
obliga a manifestar amor cuando lo que sentimos es una dependencia, una forma de
temor, una ambición…

Los hijos dicen amar a los padres, pero la realidad es que hay respeto, temor y
dependencia. Los padres, por su parte, dicen te castigo con una mano y con la otra te
amo, no se dan cuenta que lo que sienten es miedo a perderlos en esta sociedad
corrupta, temen ver frustrados sus anhelos.

Amarlos sería comprenderlos, ver lo que son, sin miedo, sin dolor, sin violencia, sin
ninguna clase de dependencia y en este estado de silencio mental surge una acción
nueva que es amor. En este estado nos comprendemos los unos a los otros en
nuestras debilidades y potencialidades.

El hombre se hizo para vivir en comunidad, pero cuando la ayuda o el compartir


toman importancia, entra en juego el apego, nuestra imagen, el miedo a perder los
bienes materiales. Se nos forma un conflicto y creemos amar cuando solo existe una
dependencia.

Los esposos dicen amarse; cuando uno de ellos abandona al otro parcialmente o en
forma definitiva, en el caso de morirse, se llora amargamente. Quienes miran esta
escena dirán: ¡Se amaban tanto!, sin embargo, si la persona se autoobserva puede
descubrir que su tristeza es debido al temor, a la soledad, por cuanto ya no tendrá esa
forma de compañía.

¡Qué nostalgia!, dirán otros, he perdido lo que más amaba, pero esta no puede ser la
realidad, la pregunta que hace el pensamiento es: ¿Quién solventará mis necesidades

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económicas? En esta situación, la persona puede sufrir ataques de histeria porque
han perdido quien los mimaba y satisfacía sus caprichos, y ahora con la terminación
del ciclo biológico de la persona, ¿Quién lo hará?

Igualmente, si uno de los cónyuges está enfermo o en peligro, se agudiza el temor a


perderlo y se cree amar con más intensidad, pero lo que sucede es que hay miedo a
perder ciertas cosas como: lavado de ropa, comida, dinero, sexo, compañía…
¿Queremos dar paso al amor?, lo primero es comprender las partes que nos lo
impiden: las dependencias psicofísicas, hábitos que hemos creado y que son
innecesarios; vicios que nos llevan a un derroche de energía. Estudiarnos en las
relaciones con nosotros mismos, con los demás y con el ecosistema o la naturaleza,
sin intervención del pensamiento, es muy importante.

Un conflicto, un hábito cesa cuando lo comprendemos, y para esto debemos verlo en


plena acción. Esto implica estar atentos a todos los sucesos; Si los vemos tal como
son, sin distorsión, sin el tiempo psicológico, hay comunión con él y deja de ser
nuestro enemigo. Surge una nueva energía que amorosamente concilia la pugna del
“deseo y no deseo” formando el equilibrio en nosotros. Si estamos siempre al
“acecho” a todo evento externa e internamente, entonces hemos comprendido
nuestra existencia.

Definitivamente sólo amaremos cuando alcancemos el estado más elevado de pensar


que es no pensar.

COMPRENDER

Es vivir amorosamente
Desterrando la miopía
Que nubla el corazón
Cuando desaparece el amor.

En el silencio de la mente
Habita el comprender
Porque no discrimina,
No limita ni critica.

La percepción se vuelve clara


Expresando otro color
Y el estridor psicológico
Explicita su receso.

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EL TETRAGRAMMATON

“Aprende a leer en las escrituras celestes


Y descubre que hombres y mujeres
Son puntos que brillan en el firmamento,
Comprometidos a encarnar el equilibrio
De la dinámica universal”.

Hemos aprendido que el amor se expresó en la naturaleza por la armonía, tras la


consecución del punto equilibrante, resultado de las fuerzas contrarias compensadas
unas por otras para lograr el orden físico. Es así como se completó la divinidad.

El triángulo sagrado hace brillar la luz. La inteligencia se hace madre fecundada por
el genio de la fe y da a luz el mundo de las formas complementando el cuaternario:
La Trinidad presente en la forma más la forma originan el cuaternario y, éste a su
vez, se reduce a la unidad. Por esta razón, la suma cabalística de sus dígitos
corresponde a: 1 + 2 + 3 + 4 = 10 donde 1 + 0 = 1. La unidad se multiplica para
crear y en cada cosa creada se manifiesta nuevamente la unidad.

Si pudiésemos penetrar en la naturaleza interior de las cosas, allí encontraremos al


Eterno. Por los objetos, animales, plantas, etc., nos acercaremos y conoceremos
algún aspecto del Ser, cuya expresión es la de dar frutos, la de originar el reino de
Malchuth, por esto se dijo anteriormente: el cuatro está contenido en el diez. Cuatro
es el número del sephirote Chesed que es la inagotable misericordia del Padre en la
cual se esconde el mundo físico Malchuth, la décima manifestación del Creador.

Todo este universo es producto de su presencia y donde quiera que ubiquemos


nuestros pies está El. No solo en los santuarios sino en la calle, en el mercado, en el
hogar… Y en toda forma existente lo encontramos, si hemos aprendido a “Ver”.

Es importante reflexionar sobre la naturaleza y en general sobre sus obras ya que en


la creación lo descubrimos como Madre que ha dado a luz a la existencia y hasta que
no hayamos logrado esto, no lo podemos percibir como Padre, como la sustancia de
que están hechas las cosas.

Toda esta creación es la irradiación de su luz ilimitada, por eso en el principio de la


aurora cósmica lo primero que el Espíritu de Dios creó fue la luz (Gen. 1, 3-5).
Alcanzar esa fuente de iluminación divina, equivale a descubrirle en la década
porque allí es donde se oculta el cuaternario, esa inagotable misericordia que
impregna todas las cosas del universo, luego el mundo físico también está dentro de
su misericordia.

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Él está en todo y todo está en El. Escrito está: “los ojos del Señor están en todas
partes, contemplando el bien y el mal”. El poder de su visión es la verdad que
consiste en “Ver” las cosas como realmente son, sin mancha de juicio falso,
llegando a la comprensión, y por esta razón se le llama Misericordioso. Entonces el
universo es llamado a manifestación por la auto-contemplación del Espíritu.

El poder de visión atribuido al Creador corresponde al sendero de la misericordia


que está por encima de la mente del ser humano y para seguirlo debemos
convertirnos en águilas, remontarnos más allá del pensamiento, donde es posible
comprender todo evento y todo objeto. Este es el camino de la acción que sale del
corazón. Todo aquel que trate de atrapar la Luz Ilimitada en las redes del
pensamiento. Ella se convierte en eterna fugitiva.

Si nuestros sentidos se encuentran afinados para “Ver”, comprenderemos que el


Eterno es el precursor de todo, por lo tanto, aquello que conozcamos es su conocer,
siempre estará delante de nosotros en el camino de la vida, un paso que demos, Él ya
lo ha dado, siempre pisaremos sus huellas, por esto a Moisés le dijo: “Verás mi
espalda, pero no verás mi rostro”.

Si nos es posible seguir sus huellas, se convierte en la fuerza que impulsa y dirige
nuestras acciones, será el Instructor a lo largo de la existencia hasta que volvamos a
Él. Será el Maestro de maestros y en los momentos difíciles, será el Eterno Obrero
que realizará las cosas en nosotros. En medio de esa acción estaremos en paz y
descansaremos en El.

Nada se realiza por sí mismo, de todo trabajo es su ejecutor, toda actividad procede
de su control y no hay elemento en el universo que tenga voluntad separada de la
Voluntad Una. De ella proceden las formas y allá vuelven, así a ese retorno le
llamemos destrucción, la cual es necesaria para volver a construir.

En la destrucción está la existencia, esto no es más que recoger material para una
nueva estructura y en este proceso está lo evolución del cosmos.

Si el Gran Aliento de Vida existió antes que todo lo demás, se constituye en Líder,
Jefe y juez del accionar continuo de la naturaleza, por lo tanto, solo cuando Él se
manifiesta a través de nuestros sentidos seremos realmente justos, en una mano
tendremos la balanza equilibrando nuestras obras y en la otra la espada de la justicia.

En la cuarta fase del génesis el Principio de Vida, desde el plano arquetípico


(Atziluth), plasma sus ideas en el plano material (Assiah), creando los elementos
constitutivos de la bóveda celeste: “Entonces Dios dijo: que haya luces en la bóveda
celeste que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para
señalar los días, los años y las fechas especiales. Y así fue.

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Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar
de noche. También hizo las estrellas. Dios puso las luces en la bóveda celeste para
alumbrar la tierra de día y de noche y para separar la luz de la oscuridad, y vio que
todo estaba bien. (Gen: 1, 14-19).

Levantemos los ojos y contemplemos el cielo. ¡Qué hermoso! ¿Verdad?, extasiados


observamos el esplendor de los astros. Con el telescopio del astrónomo podemos
calcular y ver la vuelta de los cometas; la distancia entre los soles, planetas, satélites
y concluir que todo se mueve conforme a leyes admirables. Toda esta inmensidad,
llena de mundos, ultrapasa la comprensión de hombres y mujeres.

Se ha creado la mecánica celeste, todo obedece a la gran ley del movimiento


continuo y de la eterna fecundación. El cielo es una máquina inmensa que tal vez no
piensa, pero sí revela el pensamiento y la inteligencia suprema de su Creador. Por
ejemplo, los planetas no se salen de sus órbitas ni los soles van donde quieren, todo
funciona de acuerdo al rítmico concierto universal.

Si nuestros sentidos no perciben el motor independiente que permite el orden


planetario y la formación de galaxias, sería creer que la naturaleza es una máquina
capaz de andar por sí misma. Sería dudar de la sabia voluntad que ha ordenado: los
planetas, satélites, cometas, galaxias, cúmulos, nebulosas…Que han sido agrupados
de tal forma que no se destruyan para que sea posible la vida.

Es factible que, en la bóveda celeste, haya galaxias con soles igual al nuestro, otras
con soles rojos y con número de planetas diferente a la nuestra. Algunas estarán
naciendo y otras muriendo, unas en la aurora y otras en la noche cósmica.

Estos sucesos permiten conservar la corriente de la creación y comprobar que el


Eterno es el Alfa del Omega y el Omega del Alfa, es el principio del fin y el fin del
principio. En aquello que se destruye es su destructor y en aquello que se construye
es el Eterno Obrero. El cuaternario nos revela el orden de las cosas; por lo tanto, se
hace necesario aprender a leer el sentido oculto de las escrituras del cielo.

Reflexionemos sobre nuestra galaxia, descubramos su mensaje. Recordemos que en


el segundo día del Génesis, se crearon las fuerzas opuestas para que con ayuda de
otra se origine el equilibrio y surja el cosmos. Este sistema planetario ha logrado el
punto equilibrante de la dinámica universal con la ayuda de la alternancia de las
fuerzas de atracción y repulsión. Cada planeta genera estas dos formas de energía
para mantener su equilibrio.

El movimiento de los elementos, que conforman nuestra galaxia, se asemeja a un


canon de voces, donde varios grupos inician una misma canción a diferente tiempo,

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pero todos llevan el mismo ritmo y conservan el orden de afinidad de las notas
musicales de la melodía. Cada grupo que comienza forma su centro de atracción
hacia los demás y por la concentración en el orden de la canción que le corresponde,
origina la fuerza de repulsión para no dejarse atraer por otro grupo.

Los planetas en el recorrido por su órbita alternan con las fuerzas de atracción y de
repulsión para no salirse de su camino. El sol, por su parte, trata de atraer a los
planetas, pero estos despliegan fuerza contraria para rechazar y continuar por su vía.
Cada planeta es una rueda del engranaje de la máquina celeste, cada uno necesita de
los demás para poder sostener su marcha.

Si hemos aprendido a “Ver” comprenderemos que nada de lo que ha sido creado


sobra, cada elemento por más insignificante que nos parezca tiene su función y está
allí para contribuir al equilibrio universal.

Los movimientos de rotación y traslación de los planetas son rítmicos, se realizan en


un periodo uniforme de tiempo. Este ritmo en el movimiento es vital para conservar
la mecánica celeste y organizar la vida. Allí encontramos la presencia de la Voluntad
Suprema. ¿Qué sucedería sin este orden rítmico?, ¿Sin el equilibrio de las fuerzas
opuestas? Por ejemplo, Si cesara en su movimiento nuestro planeta; se perdería la
noción del tiempo: en el día y en la noche. Habría desorden, y si las fuerzas no se
equilibraran, el sol absorbería los planetas, ellos se estrellarían entre sí, desplegarían
una velocidad incalculable, llegando a su desintegración.

El Creador ha impregnado de este ritmo perenne a la naturaleza para la corriente de


vida siga su curso por los siglos de los siglos… Los eventos que se repiten forman
parte de su ritmo; se está dando continuamente el nacer y el morir, la vida y la
muerte, que son indispensables como lo son las cadenas alimenticias, el ciclo del
agua, las estaciones, las mareas, las fases de la luna, etc.

El equilibrio ecológico es vital para la supervivencia planetaria, pero el hombre


viola las leyes que mantienen estos ritmos y sufre las consecuencias. Este ritmo, sin
lugar a dudas, está en el corazón de cada mundo, de cada galaxia, de cada planeta,
como también en el corazón de nuestro cuerpo físico. En todo ente del universo
palpita el Ser; la creación es un concierto de palpitaciones.

La Razón Suprema revela en el cuaternario el orden y la organización de los


mundos, ejemplo que debe seguir el Guerrero de la luz, en el cuarto día de su auto-
génesis. Debe crear su sol psicológico para que le ilumine su existencia, su maestro
para que lo guie en la construcción de su universo interno, su propio centro de
gravedad para su individualidad y autonomía. Cuando haya construido su sistema
planetario, su galaxia, habrá aprendido a ver más allá de las estrellas y será digno de
llamarse: Hombre Galáctico, Superhombre…

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Existen eventos que el ser humano los ha organizado rítmicamente: Ha establecido
la alimentación con un horario determinado, por lo general, tres comidas al día. En
los establecimientos educativos, horarios de entrada, de clase, de descanso y de
salida. En la empresa o lugar de trabajo, igualmente se presenta el tiempo como
indicador de: entrada, salida y descanso, etc. Hemos dividido el tiempo en partes
iguales: días, semanas, meses, años… y fechas especiales para organizarnos
socialmente.

El orden social es necesario, siempre debe existir, en una sociedad, quien organice.
En un país, departamento, municipio… Habrá quien administre. Las leyes, códigos,
normas, se han hecho para implementar el orden social.

El estado reglamenta y aplica las leyes por intermedio de grupos especializados que
se vuelven represivos, debido a que tanto el que manda como el que obedece, no han
aprendido el orden personal o lo que corresponde a la relación consigo mismo, tan
esencial para construir una sociedad organizada.

Somos desordenados en la alimentación, en el vestir, en el comportamiento y en


general en la mayoría de nuestros actos. Deseamos que exista una sociedad
organizada cuando no hemos encarnado el orden personal, entonces como no
tenemos armonía en nuestra relación con nosotros mismos, se falsea la relación con
la sociedad en la cual vivimos.

Por ejemplo, un gobierno se vuelve tirano porque sus apetitos de poder son
desordenados y sus instrumentos para lograrlo son represivos, mediante los aparatos
de defensa: policía, ejército, grupos de inteligencia… Ellos creen que castigando se
impone el orden, debido a que estamos acostumbrados a que: “La letra con sangre
entra”. A esta represión se impone la subversión que trata de implantar un aparente
orden ayudándose de violencia, terrorismo, secuestro, destrucción… que no son sino
otra cara del desorden imperante en esta sociedad en conflicto.

El cambio debe ser de todos y por todos. El orden personal que corresponde a
armonizar la relación existente con uno mismo, aspecto que es posible cuando
cambiamos nuestra forma de ser, de sentir, de pensar y de actuar, mediante una
íntima recordación de sí mismos, cuando nos autoobservamos y cuando observamos
el entorno para conocer como pensamos, que sentimos y cómo actuamos respecto a
los retos que se nos presentan, es primario y el orden social y el de la naturaleza, son
secundarios, serán producto del primero.

Conocerse así mismo para cambiar y armonizarnos o equilibrarnos en nuestras


fuerzas de poder, es indispensable para lograr una relación espiritual con los reinos
de la naturaleza: reino animal, reino mineral, reino vegetal y reino humano.

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Cuando el perfume de la armonía, del equilibrio y del ritmo, no impregna el
pentagrama de nuestra existencia, la relación íntima y con los demás seres del
universo será desordenada; entonces, nos convertimos en actores de desorden, de
conflicto, de problemas, que actualmente afectan al planeta tierra. Por ejemplo: Las
buenas intenciones de un gerente o dirigente de una empresa se inutilizan cuando
sus colaboradores o trabajadores, tienen corroído el corazón por los apetitos
desordenados de riqueza y ambición de poder.

Cantar nuestro propio canon es indispensable. Los hábitos innecesarios, ambiciones,


vicios, emociones desbordantes, instintos negativos, etc. forman un centro de
atracción y nos arrastran. Estos tienen un magnetismo fatal, una fuerza que nos lleva
a un actuar negativo y nos convierte en un imán perturbado, funcionando con un
solo polo.

Para ordenar nuestra existencia se hace necesario equilibrar estas formas de energía,
comprender el magnetismo del mal y del bien, como también las fuerzas errantes
que atormentan al hombre llevándolo a creer en lo absurdo y a experimentar lo
imposible, en busca de una esperanza nueva y que al no comprobarla desfallecen
porque perciben que son un engaño.

Creen que la amistad no existe, que el amor es una farsa, que lo espiritual es
inalcanzable, que una doctrina es alienante, que la razón, la ciencia, la tecnología no
son suficientes para alcanzar la respuesta anhelada.

En la luz del cuarto día o cuarta fase, al equilibrar las formas de energía, con las
cuales funcionamos, como también las fuerzas errantes, el aspirante al mundo
espiritual, debe concluir en la fe como punto de apoyo para llegar al conocimiento
trascendental ya que por la ciencia y la sola razón no le es posible.

Me refiero a la fe como producto de la vivencia, de la participación del Ser que se


manifiesta a través de la mente interna, cuando la mente superficial que es lo
conocido, el pasado, la memoria acumulada, ha cesado dando paso a la percepción
más allá del pensamiento.

Muchos creen que los cometas son errantes y que no describen órbitas fijas
alrededor del sol. En realidad, lo que ocurre es que su órbita es tan excéntrica y su
periodo de traslación es tan largo que tardan muchos años en volver a aproximarse al
sol. Su deambular se produce entre dos focos, uno real que corresponde al sol y otro
no tangible ubicado en el extremo opuesto.

Con las fuerzas errantes, de hombres y mujeres, sucede lo mismo. Una sola luz no
les basta, por lo tanto, para equilibrar su vuelo son necesarios dos centros o dos
focos: uno es la razón; el otro es la fe. Si tratásemos de demostrar la existencia del

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Principio Creador por la razón, llegará un momento en el cual, la filosofía no tiene
respuesta, buscar y buscar en ella sería como tejer y tejer hasta quedar atrapados por
nuestra propia red. Entonces entra en función la religión con la fe. Me refiero a esa
fe científica que es experimentación a partir de una quietud mental, de esa inacción
cuya consecuencia es la acción incondicionada, donde se percibe la realidad.

Tocar nuestra propia sinfonía en el concierto de la vida es vital y está de por medio
el mundo del espíritu. Está demostrado que la razón fecundada por el genio de la fe
obra milagros en la organización de nuestro actuar porque las notas discordantes
desaparecen del diapasón de la existencia, originando una individualidad consciente
no supeditada a un mecanismo fatal, cuyos frutos son: el hambre, la pobreza, el
sufrimiento, el marginamiento, la guerra, etc., provocados por múltiples causas
internas, extrañas y difíciles de comprender.

Es bueno meditar sobre el cuaternario a la luz de la cábala hebraica, del simbolismo


del Tarot y de la ciencia de Hermes Trismegisto, por cuanto la Biblia está escrita en
lenguaje simbólico, propio de su época. Traducir sus versículos a letra muerta es
como mirar hacia el sol y, cegados por su luz, creer que él es negro.

En la clave uno del Tarot, encontramos en la mesa de trabajo, o campo de


concentración del mago, los cuatro implementos que todo iniciado o guerrero de la
luz debe utilizar para crear su universo interior. Estos están simbolizados por un
bastón, una copa, una espada y los pentáculos. Representan los elementos que se
transmutan en la naturaleza para que la creación sea posible, estos son: aire, agua,
fuego y tierra que en alquimia se llaman: azogue, mercurio, azufre y sal. En la vida
del iniciado corresponden a: la voluntad, la imaginación, la acción y la
incorporación física.

Estos cuatro elementos que constituyen la creación se registran en los planos


cabalísticos:
Atziluth: Plano arquetípico, fuego, es el más elevado donde habita el Eterno.
Briah: Plano creativo, agua, aquí se forma el mundo de los modelos mentales.
Yetzirah: Plano formativo, aire, donde se forman las fuerzas invisibles que
organizan el mundo físico.
Assiah: Plano material, tierra, este es el mundo de la acción y de las cosas.

Así como el Creador utilizó estos cuatro elementos para realizar su obra, el iniciado
necesita ayudarse de los cuatro elementos para realizar su creación espiritual, porque
todo ser humano lleva estos elementos en su cuerpo y por ellos vive, actúa, piensa y
siente.

Cada elemento tiene sus criaturas divinas que lo rigen, y como parte del trabajo del
primer día corresponde a espiritualizar la materia, por lo tanto, debemos

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espiritualizar los elementales; comprender que estos elementos tienen habitantes que
son seres divinales.

Sabemos que en la naturaleza hay ríos, lagos, mares… que vienen a ser
contenedores del elemento agua, el hombre y la mujer también lo son, manejan un
gran porcentaje de este preciado líquido en sus venas, vasos sanguíneos, arterias, etc.

Pedir ayuda a las Ondinas y Nereidas del agua para reconstruirnos internamente en
nuestras debilidades para dejar de ser sujetos, fríos y pasivos en lo relacionado con
el trabajo espiritual, de la misma manera, no ser tan blandos al tomar una decisión y
en los momentos de sensibilidad afectiva, dejar de ser volubles ante las
circunstancias.

De la misma manera como hay fuego en los volcanes, en la madera y en general en


todos los cuerpos combustibles, también existe este elemento en el ser humano, en
sus arterias, venas, vasos sanguíneos… con el cual se origina el calor que requiere el
cuerpo humano, además podemos decir que existe un fuego muy especial en los
órganos genitales que produce la energía sexual o energía creadora, tan
indispensable para realizar la obra espiritual.

Se hace necesario compenetrarse con las salamandras del fuego, para que estos
elementales gloriosos nos ayuden a controlar los pensamientos, las emociones
desordenadas y los instintos negativos. Debemos pedirles ayuda para vencer la ira y
todas sus formas de manifestación: agresión, intolerancia, impaciencia,
incomprensión. También, es necesario cuidarse de las exigencias de las salamandras,
pues, ellas ocasionan torbellinos lujuriosos que conducen al iniciado a derrochar su
energía sexual, la cual la necesita para crear el Hombre Espiritual.

El elemento aire que se encuentra en todos los espacios del universo, el cual
contiene el oxígeno, indispensable para todo ser vivo; Se encuentra también en los
pulmones del ser humano y lo recibió por primera vez cuando recibe su hálito de
vida. Este elemento se constituye en un alimento vital, sin él morimos.

Relacionarnos íntimamente con los silfos y sílfides del aire, es de primera necesidad
en el camino espiritual, para pedirles ayuda en el dominio de nuestros caprichos y
especialmente en el dominio de la mente en lo relacionado con el pensamiento y, de
esta manera, dominar la charla psicológica o diálogo interno que no permite la
atención y la concentración, necesarias para lograr una verdadera meditación.

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La tierra que la encontramos en nuestro suelo y
de la cual extraemos muchos minerales
esenciales para la construcción y la industria, en
la cual vivimos los humanos, las plantas y los
animales, también se encuentra contenida en los
huesos, en algunas glándulas y en todo el cuerpo
del ser humano, en lo que corresponde a
minerales.

Es de primera necesidad relacionarse con los


Gnomos y Pigmeos de la tierra para que estos
elementales contribuyan en la obra de todo
iniciado y se facilite el trabajo espiritual en lo
relacionado con el cuerpo físico. Pedirles nos
ayuden a vencer los apetitos y deseos por los
bienes materiales y que nos ayuden a controlar el
apetito desordenado por los placeres
deshonestos.

Igualmente, en la clave cuatro del Tarot: El Emperador, que corresponde al cuarto


día del auto-génesis, encontramos, también los cuatro elementos en las cuatro puntas
de la cruz de la iniciación, presente en el globo que porta en la mano izquierda la
figura central o Emperador.

Como podemos ver, en la cuarta fase, se hace necesario familiarizarnos con los
habitantes elementales de los cuatro elementos. Sin estos habitantes elementales, es
imposible realizar la Obra del Padre, son ellos los que permiten transmutar el plomo
de la personalidad reiterativa en el oro del Espíritu, como lo expresan los
alquimistas.

Para lograr este objetivo se hace necesario ordenar nuestro sistema de vida mediante
la imaginación consciente, la cual se vuelve útil si ha sido ordenada y sistematizada
como medio para dirigir las actividades que realizamos. Gobernar y controlar es la
actividad de la clave cuatro: El Emperador, mediante la razón como medio de
“discernimiento” o visión mental o poder de visión consciente que corresponde al
mismo “Arte de Ver”. La vista física también está representada en esta clave en el
color naranja al fondo simbólico del sol, por cuya luz estamos en capacidad de ver.

Definitivamente la clave cuatro simboliza el orden, la forma sistemática de


organización y de regulación, la administración como también la supervisión de la
obra espiritual, de allí su nombre: Emperador, quien manda.

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El cuatro, visto de esta manera, hace referencia a
la actividad clasificadora de la autoconsciencia,
esa forma de discriminar lo incorrecto, la forma
errónea de actuar de la personalidad.

La imaginación mental consciente es útil siempre


que sea ordenada, sistematizada como un medio
para dirigir nuestras actividades debido a que,
gobernar es la actividad del cuatro.

Continuando con la afinidad del septenario, en


este día del auto-génesis, si le sumamos siete a
cuatro, obtenemos la clave once del Tarot. Esta
clave es el centro de los arcanos mayores.

El once contiene dos dígitos iguales, símbolo de


balanza o equilibrio, tipificando: igualdad,
simetría y reposo. Acción, equilibrio y justicia
son las actividades de la clave once.

Ya sabemos que el equilibrio es el resultado de la igualdad de dos fuerzas que se


oponen, a través de la persuasión. Para el iniciado son los pares de opuestos de la
alquimia:

Positivo – Negativo
Activo - pasivo
Osiris – Isis
Esposo – Esposa
Sol – Luna
Fuego – Agua
Azufre – Mercurio.

Cuando se habla de alquimia se incluye la transmutación sexual en pareja (hombre-


mujer), después de acumular el fuego sagrado, mediante la castidad, porque el león
de la alquimia sexual, de la clave ocho, transmutado, se convierte en el oro de la
conciencia y esto se logra trabajando con la Divina Madre Kundalini quien nos
mantiene en la ruta adecuada.

En la doctrina hindú, literalmente, karma significa acción o trabajo. Esta misma


doctrina está expresada en el aforismo cristiano: “Como un hombre siembre, así
también cosechará”. En física está establecido que cada acción tiene igual y opuesta
reacción. Aspecto de causa y efecto.

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La acción corresponde al poder con el karma que viene a ser una indesviable
justicia. Para hacer una conquista plena del futuro se requiere controlar el karma,
sabiendo que no se puede cambiar la inmutable ley del karma ni tampoco
interferirla, debe cosechar lo que siembre, pero puede seleccionar la semilla para
obtener una cosecha deseada mañana. Si lo que sembró cosecha, no está obligado a
comerlo, es vital cambiar los resultados a través del hoy.

La ley del Karma es una rotación de los ciclos cósmicos de la rueda de la fortuna,
clave diez, “lo que se siembra se cosecha”. Una vuelta de la rueda cosmogónica de
Ezequiel, es el final de un ciclo de actividades, es la culminación de una corriente de
sucesos procedentes del pasado.

De esta manera, en la modificación del Karma, el iniciado, debe utilizar la


discriminación correcta y el juicio recto; aplicado a su trabajo o a su acción para
cambiar los resultados a través de lo de hoy. Por lo tanto:

Toda acción que vaya a realizar hay que hacerla con la fuerza o poder de la
concentración.
Realizar trabajos reposados y tranquilos.
Enseñar al cuerpo el significado del equilibrio.
Disuelva la ansiedad y el temor.
Desvanezca estados de ánimo.
No olvide que su trabajo personal es del Ser.

Las dos cortinas que se observan al fondo, sugieren dualidad y por su arreglo
simétrico manifiestan equilibro de los dos platos de la balanza y de las leyes del
Karma y del Darma. Por su color semejante a la vestidura del Emperador simbolizan
mandato o gobierno para equilibrar las dos fuerzas. El círculo y el cuadro al frente
de la corona se refieren al movimiento del Espíritu dentro de las formas materiales.
La espada es aliada a la idea de la justicia.

La acción que al mismo tiempo es movimiento, es el resultado de la alternancia de


dos fuerzas: Calor después del frío, afecto después de la cólera. Este es el secreto del
Movimiento Perpetuo.

Debemos comprender que operar siempre en el mismo lado y de la misma manera es


sobrecargar uno de los dos lados de la balanza y se destruye el equilibrio. Por lo
tanto, se debe transformar la personalidad reiterativa, disolviendo sus fragmentos
como: hábitos, costumbres, tradiciones, dogmas, creencias, recuerdos…

La letra Lamed de la clave once, significa “aguijón para guiar bueyes”, esto nos da
la idea de control para mantenerse en la ruta adecuada.

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Continuando con el septenario, al sumarle siete a
once, obtenemos la clave dieciocho: La Luna. La
clave dieciocho simboliza la cuarta etapa de
desenvolvimiento espiritual.

Después de comprender que el cautiverio por las


apariencias es solo una ilusión (Clave quince);
Cuando por el relámpago de la iluminación
espiritual, han sido demolidas las estructuras de
la falsa personalidad, del pensamiento y de la
acción errónea (Clave dieciséis); entonces viene
un periodo de descanso y quietud, semejante a la
calma que sigue a la tormenta y, durante esta
calma se nos revelan nuevas relaciones por medio
de la meditación (Clave diecisiete). Después de
esto empieza el proceso de organización
representada en la clave dieciocho.

Trabajar en forma organizada, como se expresa en la clave dieciocho, conduce a la


incorporación física, la cual se consigue con la organización de las partes del cuerpo
humano.

La aplicación práctica de los principios de Sabiduría eterna está dirigida a producir


este cambio en el organismo humano. “El Gran arte”, como los alquimistas llaman a
su práctica, consiste en la producción de un tipo de cuerpo humano más elevado,
más fino, más sensitivo y más receptivo.

“La operación del sol” se hace posible por la imaginación porque ella hace claros y
definidos nuestros deseos y aspiraciones, todo pasa a la subconsciencia que es la
constructora del cuerpo y la controladora de sus funciones. Razón por la cual, la
clave dieciocho expresa la ley de sugestión (clave ocho) operando a través de la
atención (clave uno).

Esta operación se efectúa por la acción directa de la voluntad e imaginación


consciente del hombre, sobre su propio vehículo de carne y sangre, más la acción
conjunta de fuerzas universales.

A la clave dieciocho le corresponde la letra hebrea Qoph; la cual, se asigna al sueño.


Este estado aparenta un periodo de descanso y recuperación; sin embargo, nuestros
procesos mentales continúan en niveles subconscientes, mientras las células del
cerebro superior descansan.

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La clave dieciocho simboliza “El Sendero del Retorno” de la energía a su fuente,
expresado por los rayos de la luna que refleja los rayos del sol de regreso hacia el
sol. Por esta razón es necesario antes de dormir hacer revisión de los hechos del día,
con el fin de volverlos conscientes y armonizar los que han generado conflicto para
no remolerlos con el pensamiento. De esta manera, el desperdicio de energía
causado por la actividad diaria se elimina y nuevos materiales son tejidos en la
estructura corporal, logrando una recuperación del cuerpo físico. El sendero del
camino medio, aconsejado por Budha, corresponde a la clave dieciocho. Conducir
nuestro cuerpo físico a la mejor armonización.

El cabrajo representa la energía instintiva que debemos controlar y disponer para


nuestro trabajo, su color es igual al de la vestidura del Emperador (clave cuatro), que
simboliza gobernar. El lobo y el perro significan la misma energía, pero en una
forma más elevada como producto de modificaciones evolutivas. El lobo como ser
de la naturaleza corresponde al respeto por nuestro cuerpo físico en su naturaleza
como el ser creador lo construyó. El perro, por su parte, simboliza el arte de vivir, la
capacidad de adaptación del cuerpo físico a la obra espiritual.

El sendero conduce a través de un campo bien labrado hacia alturas desconocidas,


más allá de las dos torres que representan las adquisiciones humanas del presente: el
mundo material y de riqueza que tanto anhelamos; también, el binario, el dualismo
psicológico, los contrarios representados en la Gran Sacerdotisa (clave dos) cuyo
manto azul se extiende hasta esta clave, porque Ella simboliza el agua como
principio de limpieza y de purificación.

Hemos relacionado el cuaternario con el lenguaje del Tarot, ahora continuemos


dilucidando sobre el mismo tema, recordemos que en este cuarto día Dios crea los
planetas, galaxias satélites, cúmulos, estrellas, astros, etc. pero sin autonomía, sólo
regidos por las leyes: de atracción y de repulsión. Esto implica que ningún cuerpo
celeste va donde quiere, el hombre cuando es esclavo del deseo desordenado, de los
caprichos de sus pensamientos, de los deseos de su cuerpo físico y del sexo, no es
más que una marioneta del destino y se mueve por un mecanismo fatal, como una
máquina, como un robot.

Hombres y mujeres, como seres mecánicos, repiten lo que su mente les insinúa, se
mueven a sus deseos y emociones; no son sino productos emocionales. Sus
caprichos inconscientes son resultado de sus instintos, así como su actividad sexual.

El bastón de la voluntad es símbolo de mando sobre todos los elementos inmaduros


que nos manejan. Por un acto de voluntad consciente podemos llegar a ordenar
nuestra vida para realizar lo que realmente quiere el Ser y no mediante los caprichos
de una entidad egóica.

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El buen guerrero debe aprender a manejar su imaginación, la copa o receptor, debe
captar sus diferentes rostros que se perfilan en el agua de la vida y transformarlos en
uno solo, el de la individualidad o de la particularidad, para dejar de ser varios,
entonces, toda decisión tomada será unificada y no se presentará el conflicto donde
un fragmento psicológico quiere una cosa y otro desea otra. Cuando nuestra
imaginación es desordenada nos convertimos en esclavos de los deseos y de las
emociones.

Con la transformación de los elementos inmaduros que cargamos dentro, nuestro


actuar se vuelve justo debido al equilibrio de las fuerzas instintivas de la
personalidad o de lo contrario se nos aplica la ley de causa y efecto; “como un
hombre siembra, así también cosechará”: Sembramos violencia, cosechamos
violencia, sembramos odio, odio cosechamos.

En Física se establece que “cada acción tiene igual y opuesta reacción”. En la


doctrina hindú está simbolizada, esta ley de causa y efecto por la ley del Darma y
del Karma. Las actuaciones negativas dejan como efecto una deuda a corto o largo
plazo, se ha ganado Karma. Las buenas obras representan dinero cósmico o Darma,
para equilibrar o pagar las malas obras.

La causa y efecto es una ley mecánica de la naturaleza para mantener la corriente de


la creación. Toda causa produce una consecuencia, se destruye algo para construir
una obra más espléndida, razón por la cual se dice que la naturaleza equilibrando
genera un aparente mal, como medicina para mantener firme su eterna balanza.

Es de primera necesidad trascender esta ley porque tanto el hombre como la mujer
tienen autonomía no hay por qué dejarnos arrastrar hacia las consecuencias de dolor,
tristeza, agonía existencial, pobreza, producto de un obrar desequilibrado.

El dolor humano, la desorganización social, las carestías son hijas de nuestras


propias obras, debido al desorden personal. Por ejemplo, abusamos del cuerpo físico
con sobrecarga de alimentos y bebidas, deportes en exceso; lógicamente, sufrimos
consecuencias que vienen a ser enfermedades por algunos órganos afectados debido
a la sobrecarga de trabajo.

Igualmente, las emociones fuertes mal asimiladas interrumpen el ritmo normal del
corazón y producen taquicardia, como también el conflicto psicológico ocasiona
derroche continuo e innecesario de energía. Toda esta vida rutinaria y superficial
que llevamos debe comprenderse para equilibrar nuestro actuar.

Una sola causa produce, en algunos casos, una cadena de consecuencias; por
ejemplo, dentro de negocios ilícitos, se cree ser dueño de la vida de una persona,

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cuando este ha incumplido con el pago de una deuda. Se inicia con un asesinato,
viene el desquite y se aplica el axioma: “ojo por ojo, diente por diente”.

De esta manera, llegan a exterminarse familias enteras, ocasionando terror y


violencia en la sociedad, donde las personas involucradas forman grupos de
guardaespaldas y de sicarios para protegerse. Todo esto converge en un punto: la
descomposición social existente.

La injusticia de los administradores del estado, de los empresarios, industriales y en


general de algunos patrones que en su afán de poder o de crear grandes capitales,
pagan un salario injusto a sus obreros, estos producen en la sociedad grandes
consecuencias, entre ellas: división de clases sociales, grupos ideológicos, pobreza,
descomposición social... efectos que no permiten que los seres humanos vivan en
comunión, porque obstaculizan la cooperación, la fraternidad, el compartir y, de
esta manera, hacen imposible la filosofía del amor; además, llevan a sus trabajadores
hacia manifestaciones violentas por la defensa de sus derechos.

El profesor que no educa integralmente a sus estudiantes, solo los instruye, y aún, lo
hace en forma represiva, produce personas inadaptadas a la sociedad o resentidos
sociales.

No es posible terminar de nombrar todos los eventos que suceden a raíz de acciones
desordenadas que originan el mal del mundo: descomposición social, carencia de
valores humanos, falta de cooperación y de ayuda mutua… sin embargo, para el
iniciado, lo más importante es comprender a partir de esta reflexión, que no hay
causa sin efecto ni efecto sin causa, para cuando vaya a actuar medite sobre la
consecuencia que va a producir.

Como habíamos dicho, de acuerdo con la doctrina hindú, producir consecuencias


negativas, de desorden, que desequilibren a una persona, a la sociedad o al
ecosistema, es ganar Karma o deuda con la Madre Naturaleza por violar la ley de su
eterna balanza. Luego se nos cobra con un aparente mal que no es sino el llamado
para que rectifiquemos las obras realizadas. Aquí es cuando la Naturaleza tras del
punto equilibrante destruye los planes, proyectos y hasta nuestro cuerpo físico,
puesto que también somos partes de ella y estamos sometidos a sus leyes.

Si nos movemos libremente mediante una voluntad consciente, una imaginación


mental ordenada, mediante acciones equilibradas y justas, trabajando en la castidad
científica de la transmutación sexual, logramos el cuaternario cuyo fruto es la
incorporación física.

Esta equivale a tener un cuerpo preparado para lograr estados de conciencia


elevados, porque la iluminación necesita de órganos bien cargados de energía,

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equilibrados, sanos, funcionando normalmente igual a un sistema planetario que se
mueve en forma organizada y hace que todo funcione en un mágico concierto.

Adquirir la inteligencia corpórea es volvernos conscientes del funcionamiento del


cuerpo físico. Un cuerpo cansado, enfermizo, vicioso no sirve para la expresión del
Ser, por cuanto no posee la energía suficiente para comprender lo desconocido. Solo
un cuerpo que vive en armonía permite que lo Eterno, lo Inconmensurable, lo
Inmanifestado se exprese a través de él.

Este estado de consciencia se logra administrando correcta y conscientemente los


campos energéticos, porque el sendero espiritual se conduce a través de un campo
bien labrado hacia las alturas desconocidas, hacia el Águila, por un acto de
desenvolvimiento organizado.

Ser conscientes del cuerpo es permitirle al Ser el auto-conocimiento del mundo de


las formas. Por esta razón debemos aprender a “Ver”, tener una visión de todas las
cosas existentes, cómo se desenvuelven, bajo qué leyes, si estamos incluidos en
ellas, si es necesario estar allí, razonablemente “Ver” si “las leyes se hicieron para el
hombre o el hombre se hizo para las leyes”.

El cuaternario incluye dentro de la bóveda celeste los puntos cardinales que llevan
implícito los extremos del conocimiento, del mundo de las cosas, como recipientes
del Ser. Estos esconden el santo y misterioso TETRAGRAMMATON donde se
encuentra incluidas las cuatro letras del nombre sagrado del Eterno: IOD. HE, VAU,
HE, que los hebreos tenían prohibido pronunciar. Esta razón nos invita a reflexionar
sobre todas las cosas existentes, aprender a “Ver” en forma completa, en forma total
y con la misma importancia, porque el Eterno está en todo.

Recorrer el cuarto camino, del hombre equilibrado implica: investigar interna y


externamente nuestro desenvolvimiento en pensamientos, sentimientos, emociones y
acciones, elevándonos a las partes más altas de la filosofía. Y al mismo tiempo
convertirnos en artistas para dar una nueva forma al comportamiento y siempre
permanecer en Recuerdo de Sí.

Suficiente por este día, el planeta hombre funciona en equilibrio y ordenadamente.


Descansemos del arduo trabajo del cuarto día. Oremos a nuestro Sol Espiritual para
que “mañana” nos manifieste la autonomía en la creación.

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LA NECESIDAD DE “VER”

Estamos acostumbrados a la rigidez del pensamiento. Al nacer nos enseñan qué


debemos pensar y a responder a un estímulo con el pensamiento, con la experiencia
acumulada, con la memoria, con la tradición y de allí surge la respuesta a todo
evento. Respuesta que es condicionada al saber imperante o conocimiento social,
con el cual, nos comunicamos con las demás personas.

Así es que todo accionar depende de la memoria acumulada; por esta razón, en una
percepción nunca descubrimos algo nuevo, siempre comparamos o medimos la
fuente de estímulo con lo conocido, como decir la respuesta ya está dada o
aprendida. Esto ha formado un punto estático de percepción, moldeado por el
conocimiento social, por el pensamiento, por el registro acumulado.

No estoy juzgando el conocimiento intelectual, ni mucho menos el conocimiento


social, porque éstos cumplen una función en nuestra existencia: para comunicarnos,
nombrar a los seres, aumentar nuestra cultura, avanzar en el campo tecnológico y
científico, etc. Pero para el objetivo que perseguimos: la autorrealización espiritual,
se hace necesario ser inteligentes para utilizarlos solamente cuando sea conveniente.

Considero importante tener claridad sobre el funcionamiento del pensamiento,


porque él interviene continuamente en los eventos que realizamos, en las respuestas
a estímulos y en las decisiones que tomamos.

En síntesis, todas nuestras respuestas son condicionadas por el pensamiento, si


vemos una persona la comparamos con lo conocido: gordo, flaco, blanco o negro.
Si es un animal o un árbol lo describimos con nuestra especialidad en biología. Nos
solicitan un favor o nos determinan una responsabilidad, el pensamiento funciona
para tomar la decisión.

Hay momentos que no es necesario que el pensamiento funcione o intervenga. “Ver”


una persona, un árbol, un animal, sin este condicionante corresponde estar en
Recuerdo de Sí; es percibir los elementos en forma nueva instante por instante.

Si al tomar una decisión el pensamiento no participa; entonces, la acción es libre y


espontánea o de lo contrario se manifiesta en la mente un diálogo interno, se inicia
un proceso de mala voluntad, de temor al fracaso, al qué dirán...

Mientras nuestro accionar esté manipulado por una mente distorsionada debido a
impulsos, sentimientos neuróticos, miedo, sufrimiento, ambición de poder, no será
posible que escuche, huela, observe, palpe, sienta, realmente un suceso. Todo
aquello que se perciba será conceptualizado con la experiencia del ayer.

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Para “Ver” se debe comprender el tiempo, porque éste forma un intervalo entre la
percepción y la acción que condiciona las decisiones. Me refiero al tiempo
psicológico que es el cúmulo de experiencias agradables y desagradables adquiridas
a través de toda la existencia. Es la memoria que ha registrado: frustraciones,
temores, tradiciones, supersticiones, creencias, odio, venganza, egoísmo, etc. y toda
respuesta a un estímulo estará circunscrita a todo este desorden mental. Estos
fragmentos son limitantes para la plenitud de la percepción y privan de la libertad
para decidir.

La mente ha dividido el tiempo en pasado y futuro. En el primero, la mente,


responde con todos sus recuerdos, alegrías, tristeza, conocimiento acumulado,
fracasos, temores. todo lo relacionado con el ayer. En el segundo funciona con los
ideales, proyectos, esperanzas, ilusiones, todo lo relacionado con el mañana.

En las dos posibilidades, las actividades realizadas están movidas por el miedo,
histeria, dolor. Si vamos a emprender algo nuevo. Por ejemplo, un negocio, lo
vemos con lo viejo, con el fracaso personal vivido hace días, meses, años, etc., o con
frustraciones de otros. Nos llenamos de miedo, nos volvemos pesimistas y de pronto
no se realiza la acción.

Cuando miramos hacia el futuro, programamos un proyecto a lograr en un lapso de


tiempo y con unos objetivos por conseguir, al fallar, vemos truncadas nuestras
ilusiones o ideales que buscamos alcanzar. Un caso práctico sería criar un hijo con el
ideal que cuando haya crecido sea médico, si por el contrario no es apto para el
estudio, se imposibilita o se muere, entramos en un estado de nostalgia, de histeria,
cambiamos en el ánimo y lloramos por ver frustradas las ilusiones o esperanzas.

Este es el complejo mecanismo del pensamiento con su memoria acumulada que


origina el intervalo de tiempo psicológico, el cual es innecesario en la toma de
decisiones y en la percepción de la realidad. Aquí está el mal de los sentidos físicos
que captan las impresiones distorsionadas por el tiempo y que la mente las traduce
de acuerdo a la experiencia registrada.

El tiempo que interviene entre la percepción y la acción es innecesario, más no el


tiempo cronológico; por ejemplo, necesitamos de dos o más años para ser
profesionales en filosofía, para aprender un idioma, para ser médico, etc.

Otra situación es que el tiempo psicológico interfiere entre lo que captamos y la


respuesta al estímulo. Si alguien nos solicita un favor, supongamos dinero, antes de
dar la respuesta, existe dentro de la mente un diálogo o charla psicológica buscando
las posibilidades para decidir. Esta acción no es libre, ni espontánea, ni inmediata.
Por el contrario, es prisionera del tiempo, del pensamiento, de la memoria, del ayer.

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De esta manera se demuestra que la libertad auténtica para obrar sólo es posible
cuando se ha trascendido en el tiempo psicológico. Cuando hemos aprendido que
entre la percepción y el actuar, existe el pasado y el futuro como un intervalo de
tiempo que limita la acción y que éste, a su vez, ha creado un punto fijo de reacción:
siempre de la misma manera, como nos enseñaron en la escuela, como nos
acostumbraron a pensar para luego entrenar nuestros sentidos a responder de
acuerdo a un patrón determinado o punto fijo de acción.

Preparamos los ojos para mirar y al mismo tiempo pensamos sobre lo que miramos
y en este estado comparamos, juzgamos, evaluamos, describimos, etc. las cosas no
las vemos realmente, solo las miramos.

Entre el “Ver” y el mirar, lógicamente hay una diferencia. En el primero existe


quietud de pensamiento, silencio de la mente, la memoria con su pasado y futuro no
funciona y todo se hermana en un eterno presente. En el segundo todo se traduce de
acuerdo al registro de la memoria, participa el pensamiento con todas sus
implicaciones. El dialogo interno se expresa para manejar nuestras acciones, para
responder con su trasfondo ante un estímulo.

En el mirar participa el ego y los yoes que actúan a través del pensamiento, de lo
aprendido, de la costumbre, del hábito, del vicio y distorsionan la percepción y por
ende la acción. En el “Ver” participa el Ser con el Recuerdo de Sí, por lo tanto, solo
existe percepción y acción sin condicionamiento. Con el “Ver”, la espontaneidad y
el presente son el pan de cada día para el iniciado, entonces, se hace necesario
volverse artista de la percepción y de la acción practicando el “Arte de Ver” en todo
momento de nuestra existencia.

Comprender el engranaje, sin interferencia, entre la percepción y la acción es


importante y es trabajo del cuarto día o fase de nuestro auto-génesis o de la creación
del Hombre Espiritual, por cuanto se hace necesario equilibrar las fuerzas que viven
en pugna en nuestra psiquis y para lograrlo debemos verlas en plena manifestación,
percibir lo que somos realmente y no partir de lo que deseamos ser.

El intervalo de tiempo funciona entre “lo que es” y “lo que debería ser”. Partir de la
realidad es vital, pero ella se distorsiona por la incapacidad de percepción.
Permanecemos constantemente con el deseo de pasar de un estado a otro: de pobre a
rico, de violento a no violento, de negro a blanco, de la tristeza a la alegría, de la
infelicidad a la felicidad. Vivimos en un ideal más no en la realidad, lo que somos.

La incomprensión de lo real forma, en el ser humano, el conflicto interno la guerra


psicológica, los problemas sociales, tratando desesperadamente de alcanzar un ideal.
En la búsqueda de lo propuesto nos separamos de los demás, seguimos una
ideología, una doctrina, un sindicato y funcionamos con egoísmo: allá el católico,

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acá el evangélico, más allá el comunista, allá el socialista, acá el patrón, allá el
obrero y así no es posible la cooperación entre los seres humanos.

Hemos reflexionado sobre el tiempo psicológico que en últimas es el pensamiento,


la memoria, el ayer y cuando éste funciona condiciona nuestro actuar y nos priva de
la libertad de “Ver” y de realizar acciones espontáneas.

Ahora, tratemos de comprender cómo podemos llegar a “Ver” sin que intervenga el
pensamiento, porque si aprendemos esta forma de percepción, se hace posible
formar el equilibrio de las fuerzas instintivas que viven en pugna en nuestro interior,
para que la mente cese en sus conflictos, llegue el silencio y sea posible la
manifestación del Ser.

El pensamiento, la memoria con toda su carga de experiencia funciona para todas las
respuestas formando así un punto fijo. Ahora se trata de no permitir que el
pensamiento intervenga entre lo que percibimos y el comportamiento que
manifestamos para que la respuesta al estímulo no esté supeditada a lo viejo o a lo
conocido. Por el contrario, lo que expresemos sea libre, inmediato y lógicamente
nuevo. Esto es como decir salirnos de la rutina de la memoria, mover ese punto fijo
de actuar que nos tiene prisioneros.

Lo más apropiado para “Ver”, sin interferencia del pensamiento, es aplicando la


técnica de la Autoobservación, esta es la clave para mover el punto estático de
reacción. Lo importante es autoobservarnos con toda nuestra energía, concentrarnos
con plena atención para que no intervenga la memoria con su justificación, rechazo,
aceptación, etc.

La participación del pensamiento forma una distancia entre la cosa observada y el


observador, debido a que la memoria separa en un lugar lo observado y en otro la
persona que observa. Esta distancia es el tiempo psicológico que no permite ver la
realidad. Este intervalo aparece cuando el observador y lo observado, que
corresponde a la antesala de la Autoobservación, dejan de ser simultáneos; lo real es
que sean un solo evento: observador-observado.

Cuando no se presenta esta distancia hay comunión entre estas dos partes, porque
desaparece la cosa observada y el observador y solo existirá la “observación”, la
cual permite la percepción sin distorsión, se vence el mal de los sentidos físicos y
hemos aprendido a “Ver”. Entonces, se forma en nosotros el equilibrio entre el “ser”
y “no ser”, para que el universo espiritual que vamos a construir no se destruya.

Esta es la sabiduría trascendental del Principio de Vida Eterna, aplicado a la


creación del mundo de las formas, en el cuarto día del Génesis. ¡Oremos ante la
sabiduría del Creador!

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EL PETAGRAMA

“Sumérgete en el mar de vuestra


Vida interior, hasta perder
El sentido de la fragmentación del
Yo falso, engañoso y personal, para
Así lograr, la Unidad Perfecta del Todo”.

La Unidad Viviente, presente en todos los elementos del universo, continúa su obra
y se prepara para dar inicio al trabajo del quinto día.

La Luz Ilimitada, en el cuarto día, nos permitió interpretar las escrituras del cielo,
comprender las leyes admirables a las cuales obedecen los soles, satélites, planetas,
galaxias, cúmulos… engrandecernos con el conocimiento supremo que funciona
inteligentemente en la bóveda celeste, incluirnos como hijos del Creador y
extasiarnos mirando los millares de estrellas que viven en la inmensidad, para en
conjunto con los científicos construir el cielo de la ciencia.

El Eterno se convierte en agua de vida que es el seno de todos los seres. Es en estas
aguas genésicas sexuales, donde todas las formas existentes tienen su principio
porque ellas se convierten en la matriz eterna de la creación, son la sustancia del
noveno sephirote, de Iesod que es el fundamento de todo ser viviente.

Aunque la manifestación del Ser es en variedad de formas, su naturaleza permanece


siempre igual. El Agua, principio-semilla, permanece siempre pura como un espejo
donde el Ser se refleja así mismo.

Según los cabalistas Iesod está relacionado con las fuerzas auto-perpetuadoras del
Poder de Vida y manifiestan que la letra hebrea Men representa el murmullo de este
gran mar de vida y su valor del nombre-letra, suma noventa que viene a ser la
operación de Iesod a través de las diez luces de emanación del Eterno o partes
autónomas de nuestro Ser, debido a que: 90 = 9 x 10. Donde, el número 9 = Iesod, y
el 10 = a los diez sephirotes.

También esta fuerza emanada del Creador, la asignan a los órganos reproductivos
del hombre cósmico, del hombre autorrealizado, del microcosmos de los
Pitagóricos, que empieza a perfilarse desde el quinto día del Génesis.

Como ya se ha dicho, las fuerzas creadoras del universo interno tienen su asiento en
los órganos reproductivos tanto del hombre como de la mujer. Estas fuerzas
creadoras, para que se conviertan en la raíz de todas las aguas, deben pasar por un
proceso de transmutación hasta que se transformen en la materia prima para que el
Espíritu de Vida la fecunde y surja nuestra propia galaxia.

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El Principio Creador se manifiesta mediante los diez sephirotes que conforman el
Arbol de la Vida. Como ya dijimos, son emanaciones a manera de fuerzas que
permiten la existencia del universo y que funcionan en conjunto con los cuatro
aspectos de vida llamados “Elementos”. Razón por la cual, los nombres divinos en
algunas lenguas constan de cuatro letras, el más importante es el Tetragrammatón,
que representa en hebreo, las cuatro letras: IHVH del nombre del Eterno.

Cada letra a las que refiere el Tetragrammatón, está relacionada con un elemento así,
por ejemplo: La I = fuego; la primera H = agua; la V = aire; y la segunda H = tierra.

Con estos elementos el Creador ejecuta su trabajo, se divide en cuatro aspectos de


vida y realiza sus operaciones a través de los diez sephirotes. Esta acción demuestra
por qué el valor numérico de la letra Men es cuarenta ya que: 40 = 4 x 10, donde 4 =
cuatro aspectos de vida; 10 = diez emanaciones del Eterno, y todo esto se encuentra
en la Matriz Eterna, en el Gran Mar, en el Agua Primaria, donde “El Espíritu de
Dios se movía”.

La Naturaleza Divina se multiplica en sus cuatro aspectos. Prende el fuego y


fecunda el agua; se forman las nubes, fluyen las corrientes de aire separando el agua
de arriba y la de abajo, empieza a perfilarse la seca que Dios le llamó “tierra” y a las
aglomeraciones de agua de abajo les llamó “mar”, que sería desde entonces la raíz
de todas las aguas, el alma de todos los mundos y elementos constitutivos del
universo.

Las fuerzas están listas para iniciar la quinta fase, La Voluntad Sabia del cuarto día
sigue su proceso, empieza a dar forma a los entes que lógicamente serán diferentes
a los del cuarto día, en su hábitat, en su forma y utilidad, aproximándose cada vez
más al término de la obra cuyo Padre siempre estará en secreto dentro de cada ser.

El Verbo Divino inicia la quinta operación diciendo: “Que produzca el agua toda
clase de animales, y que haya también aves que vuelen sobre la tierra y así fue. Dios
creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el agua produce y que
viven en ella, y todas las aves”. (Gen. 1, 20-23).

Se han unido el agua y el pez; el aire y el ave… el uno se sirve del otro y el Ser está
allí como un lazo o vínculo que une a todas las partes del tejido de la existencia,
cada punto que brilla en el universo está unido a los demás.

Tejiendo está el Creador telas para su uso. Telar que une todos los hilos de la
existencia en una sola red que viene a ser la unidad del Ser.

No debemos confundirnos con la infinita variedad de formas, clases y especies, no


es sino una ilusión, nada existe solo, no nos engañemos, todos los elementos están

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relacionados y nada es distinto al Creador. En todas las cosas Él está, uniéndolas
para que no estén aisladas. Es como un clavo que une una puerta, una ventana…
como partes de una casa. Es el lazo de unión entre los seres y de estos con El, solo
necesitamos ver el corazón de las cosas y volvernos hacia dentro para percibirlo.

La búsqueda de los secretos de esa unión que es el mismo Ser, necesita de gran
energía y rectitud. Este camino siempre está abierto porque el Verbo, al momento de
crear se habla a sí mismo, sonido que resuena en todas las cosas del universo: “!Qué
la tierra produzca las plantas!; ¡Qué las aguas produzcan peces!” Para que convivan
y se complementen en utilidad, de unos a otros. Esta orden es el nexo de unión entre
todos los seres y equivale a la Gran Palabra del Creador que continuamente está
organizando los elementos que conforman su obra.

Cada cosa necesita de la otra y es como una aparente limitación la variedad de


formas, pero es indispensable para que se puedan servir de unas a otras
construyendo una especie de cadena circular. Todo esto con el anhelo de que la
creación siga su curso a través de los siglos.

Sin embargo, el Creador, al mismo tiempo, permite que una cosa destruya a otra o se
destruya a sí misma para que el universo esté continuamente autoconstruyéndose.
Esto ha hecho que los cabalistas hebreos le llamen a la quinta manifestación del
Creador: Geburah, o severidad, debido a esa aparente limitación y separatividad de
formas que toma nuestro Real Ser, como también por el despliegue de su fuerza que
simultáneamente construye y destruye.

El Verbo Creador también resuena dentro de nosotros, no es sino volver el oído


hacia dentro y estaremos escuchándolo, para que nos instruya sobre los misterios de
la vida y de la muerte, de las leyes naturales y, en general, nos guie en la creación de
nuestro propio universo, para luego comprender, que el Creador es uno con nosotros
y que en adelante estaremos unidos conscientemente a Él; con el infinito deseo de
avanzar en la obra espiritual.

Su Voz estará siempre con nosotros, instruyéndonos a lo largo del camino y en


cualquier clase de actividad que realicemos, ya sea durante el día o cuando estemos
dormidos, sus enseñanzas sonarán súbitamente en nuestro oído interno como el
repicar de una campana.

El Espíritu de Dios se sumergió en las aguas caóticas, del primer instante de la


aurora cósmica, para ordenar y crear. Se extasió en su auto-contemplación hasta
perderse en ellas, para luego, encontrarse a sí mismo en la creación.

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De esta misma forma, debemos aprender a sumergirnos en el gran mar de nuestra
vida interior, hasta perder el sentido de separatividad de las cosas existentes y el de
la vida personal, hasta lograr la Unidad Perfecta del Todo.

Esto es como aislarse de la confusión del mundo que nos rodea, del yo falso,
engañoso y personal, de la fascinación del mundo de las formas y encontrarse con
uno mismo, llegando por ese nexo de unión, a ser uno con el Eterno. De esta manera
el Creador estará en nosotros y nosotros estaremos conscientes en El.

Esta estabilidad culmina en el Esplendor del conocimiento perfecto que nos permite
vernos realmente como somos, en una forma total en el espejo de las aguas claras de
Hod (Octavo Sephirote del Arbol de la vida). Porque si la superficie de esas aguas
no está alterada por ninguna ola de pensamiento, es posible el reflejo del Ser. De
esta manera, restauramos el trono para el Rey.

En el cuarto día los entes creados obedecen a una ley de la dinámica, a un


movimiento ordenado. Cada planeta, satélite, galaxia, cometa, agujero negro… está
supeditado a un ritmo en el movimiento, como ley mecánica que debe cumplirse
para que sea posible el universo y la vida en general.

Una rueda que falle en su engranaje es fatal. Todas las partes forman un todo y
caminan por una vía trazada por una orden inteligente del Creador. Ya se dijo:
ningún planeta, galaxia, satélite… va donde quiere, siempre estarán circunscritos a
una fuerza de atracción y de repulsión para conservar su equilibrio y no destruirse
antes del tiempo señalado por el Arquitecto de Mundos.

Ubicándonos estrictamente en el trabajo del quinto día, el creador nos enseña la


Autonomía. Los seres creados en el quinto día no se mueven como ruedas de un
mecanismo, aunque formen parte de la misma obra. Está claro, para nosotros, si
hemos observado detenidamente a los animales, así, por ejemplo: una mosca va de
un lado a otro, se posa dónde quiere; en la inmundicia como también en los
alimentos más refinados. El ave vuela de un árbol a otro y fabrica su nido en el
ramaje que mejores condiciones le ofrece. El pez salta fuera del agua y busca su
alimento, y al menor ruido se espanta huyendo hasta lo más profundo del agua. La
gallina incuba sus huevos y luego cuida de sus polluelos.

Es interesante observar como los pájaros atraviesan el aire y buscan su alimento en


un determinado lugar y cuando allí termina vuelan en pos de otro que satisfaga su
necesidad alimenticia. De la misma manera, algunos habitantes acuáticos y terrestres
cambian de color para defenderse de sus enemigos, aplican el camuflaje cada vez
que se sienten atacados…

101
Si dudamos de la inteligencia manifiesta en los
planetas, satélites, galaxias… no es posible que
dudemos de la inteligencia que da Autonomía a los
peces, a las aves, en general a los seres “vivos”.

Si creemos que el agua es esclava de los peces,


estamos equivocados, el agua obedece a Aquel que
da libertad a los peces, manifestado en el nexo de
unión entre el pez y el agua, el ave y el aire, el
cielo y la tierra, el nido y el árbol…

Comprobado está que la materia no puede


moverse sin que el Espíritu la dirija. La
Autonomía Suprema se manifiesta en la
naturaleza, creando formas autónomas y vivas,
fuerzas que serán sumisas al hombre producto del
sexto día.

Refiriéndonos al Tarot, encontramos que la letra hebrea Vav atribuida a la clave


cinco y correspondiente al quinto día de la Creación, significa clavo, también la
conjunción “Y”, por esto se dice que la Inteligencia Triunfante y Eterna, del
Arquitecto de Mundos, es el nexo entre las cosas existentes.

La función asignada a la clave cinco: el Hierofante, es la de “oír”, corresponde a una


audición interior y también al oír físico ordinario. El personaje central representa a
nuestro maestro interno, dispuesto a instruirnos para que podamos avanzar en el
camino espiritual.

Pendiendo de sus oídos, aparece un yugo convencional que simboliza la unión de los
pares de opuestos que viven en pugna en nuestra psiquis para que sea posible captar
las enseñanzas que vienen del Ser. Las columnas representan la Ley de la Polaridad,
o el intercambio de los pares de opuestos. Sus capiteles muestran un diseño de
articulación esférica y una bellota rodeada por hojas de roble igualmente simbolizan
la unión de los opuestos.

Para lograr este estado debemos cerrar los oídos físicos al mundanal ruido,
concentrándonos en todo lo que sucede en la parte interna, esto es ver hacia dentro y
percibir la enseñanza interior, por medio de la intuición. Si conseguimos la unión de
los fragmentos psíquicos, entonces seremos maestros-discípulos y nos conduciremos
por el camino del corazón, con ayuda de nuestra propia luz a través del oído interno.

La palabra Hindú Yoga, significa unión e incluye un sinnúmero de prácticas,


posiciones del cuerpo, etc. Para conseguir el desenvolvimiento de la intuición. Esto

102
depende del guerrero, del buscador, algunos trabajan con el yoga, otros por medios
diferentes. Muchos son los caminos que convergen en el mismo punto, lo esencial es
llegar a unirnos al Instructor Interno y ser uno con El.

El resultado de la actividad clasificadora y ordenadora, orientada en la clave cuatro,


es la Intuición o “Instrucción Interior” de la clave cinco. Para esto debemos estar
receptivos, simbolismo expresado por los dos ministros que se arrodillan ante el
Hierofante, representan deseo y conocimiento, como lo indican las rosas y los lirios
sobre sus vestiduras.

Podemos decir que la Intuición es la percepción directa de principios eternos que


pueden aplicarse a la solución de problemas. Esta percepción directa corresponde a
la unión consciente con nuestro Ser o con la Superconsciencia, por esta razón las
intuiciones de nivel superior se llaman “Premoniciones”.

La palabra unión es la clave de la recepción de intuiciones espirituales. Esta “Unión”


debe realizarse entre la personalidad, afinada y armonizada, y el Ser o Maestro
Interno, porque el conocimiento elevado o superior, viene a través del “sonido
silencioso” de una voz interna. Esta connotación está demostrada por las llaves
cruzadas, es una campana. Esto simboliza la vibración del sonido haciendo
referencia a que el sonido tiene un valor práctico en la apertura de las puertas de su
templo interior.

Sabemos que la audición interna nos coloca en comunicación con seres humanos de
conocimientos espirituales avanzados que son miembros de la escuela interna, los
cuales son maestros pertenecientes a la Logia Blanca, que rige los destinos del
Planeta Tierra. Sin embargo, se hace necesario que este tipo de comunicación, a
través de la Intuición, sea exactamente la de nuestro Guía Espiritual, debemos
distinguir la voz entre las voces.

“Quien la palabra del Maestro anhele,


De sus mandatos póngase en escucha
Entre el fragor de la terrena lucha,
La escondida luz atento cele.

Sobre el inquieto y mundanal gentío,


Del Maestro atisbe la señal más leve,
Y oiga el susurro que su voz eleve
Del mundo entre el rugiente griterío”

(J. Krishnamurti, A los Pies del Maestro).

La Intuición es la misma razón que manejamos, pero elevada a la enésima potencia,


o sea, es un razonamiento profundo que conduce a la Intuición.

103
Por ejemplo, cuando atacamos un problema,
lógicamente, organizamos los hechos a cerca de él,
las vivencias, el impacto ocasionado, el número de
veces que ha participado, cómo ha surgido, etc. Este
tipo de razonamiento a cerca del problema que nos
incomoda, corresponde a prepararnos para escuchar
la voz interior.

Si el razonamiento sobre el problema de eliminación


de yoes psicológicos, en el caso del trabajador
espiritual, ha sido profundo, simultáneamente
recibimos la luz interior que soluciona el problema,
si al mismo tiempo no es posible; entonces, requiere
entrar en estado de meditación para encontrar la
anhelada palabra del Maestro Interno.

Para comunicarnos con el Maestro Interno se hace necesario trabajar con la ley de
polaridad intercambiando los pares de opuestos, uniendo los contrarios en una forma
de equilibrio psicológico y así lograr la Inteligencia Estable que es la fuente de
consistencia de las posibles manifestaciones del Ser en sus diez luces de emanación
o Sephirotes.

Sumando al cinco el siete logramos La Inteligencia Estable que refleja la luz del Sol
Espiritual, y está representada por la clave doce: el Ahorcado o también el
apostolado, que simboliza “Mente Suspendida”. En este caso, implica invertir ese
estado parlanchín de la mente hacia una quietud de pensamiento, hacia un silencio
que los hindúes le llaman samadhi o iluminación, porque cuando el pensamiento
está en calma se llega al vacío iluminador, donde el aspirante alcanza la conciencia
del Ser.

Sabemos que nuestra vida es dual, en la mente tenemos dos fuerzas que permanecen
en lucha obstaculizando la verdadera percepción. El batallar de los opuestos se
presenta cuando no hay Autoobservación ni Recuerdo de Sí, cuando no hemos
asimilado una impresión, cuando no nos vemos como realmente somos, sino más
bien con una idea de ser, cuando vivimos en el pasado o en el futuro y no en el
presente, cuando nos arrepentimos de lo que fuimos y luchamos por querer ser de
otra manera, después de un tiempo. Siempre vivimos en el ideal de “lo que
deberíamos ser”, pero lo normal es lo que somos realmente.

Esta lucha entre “lo que es” y “lo que debería ser” genera el diálogo interno y la
mente, por su parte, está continuamente remoliendo escenas vividas y le dificulta
quedar en silencio, con lo cual derrocha energía innecesariamente.

104
Este fenómeno obliga al buscador de la luz espiritual, a realizar prácticas de yoga,
técnicas de relajación del cuerpo físico y de la mente, técnicas de vocalización,
prácticas de oración y en general cualquiera otra ayuda para lograr la suspensión de
la mente.

En un estado de relajación profundo, con ayuda de la auto-observación entramos a


percibir el gran mar de nuestra vida interior, observa y observa; escucha y escucha
sin descansar, todo lo que sucede dentro de nosotros, con plena atención y
concentración hasta lograr el silencio de la mente, perdiendo, de esta manera, esa
separatividad de los fragmentos psíquicos que hablan, gritan, lloran, etc. y lograr
escuchar una sola voz, unificándonos con el Poder de Vida, con la Unidad Perfecta
del Todo.

Algunos trabajadores o Guerreros de la Luz, en el quinto día de su auto-génesis,


además de lo anterior, aumentan a sus prácticas de meditación, el sonido,
simbolizado en la clave cinco a través de dos llaves cruzadas a manera de campanas,
las cuales, representan la vibración del sonido, que será lo que debemos escuchar,
pero el llamado alude a que el sonido tiene gran importancia para la apertura del
templo interior donde va a oficiar el Ser y desde donde nos va a dirigir a través del
oído interno.

La razón anterior ha llevado a los buscadores del Sol Espiritual a la vocalización de


Mantrams: fonemas, sílabas, palabras, frases, oraciones consideradas como mágicas.
Se trata de repetir estos sonidos por largo tiempo ya sea en forma oral o mental y en
ocasiones entonados con ayuda de las notas musicales. Se busca por medio de la
vibración, abrir el oído interno y por la concentración y repetición de los sonidos
llegar a la suspensión mental.

Se puede decir que el mundo es sonido y que la Palabra Creadora resuena en todas
las cosas existentes, también es posible que las notas musicales sean las siete
columnas que sostienen el universo.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Todas
las cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En
Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1, 1-4). Juan presenta el
Verbo como palabra, y lógicamente, ésta implica sonido, que debe captar el oído
interno y que al mismo tiempo es luz, es conocimiento trascendental, es el Principio
de Vida Eterna que estará presente en todo iluminado, en todo Guerrero de la luz, en
el buscador del camino espiritual.

Los filósofos dicen que en el origen, hay en nuestro mar dos peces despojados de
carne y hueso, y hay que cocerlos en el agua que les es propia para que de ellos se
haga un mar inmenso imposible de describir. Los dos peces, en apariencia, son dos,

105
pero son una sola cosa, son dos fuerzas que deben unificarse en una. El mar es el
cuerpo físico y específicamente, la mente subconsciente que viene a ser el recipiente
de lo que somos, de nuestra fragmentación psicológica, la cual debe comprenderse,
equilibrarse para que la charla psicológica termine y el batallar de los contrarios
finalice para llegar al vacío iluminador y se manifieste nuestro Ser.

En nuestro mar podemos trabajar durante el día con la Autoobservación que nos
permite ver las cosas en forma total. Esta técnica es continua meditación que nos
lleva a eliminar el diálogo interno y a percibir la realidad sin distorsión, sin
fragmentarla, ver la existencia total unificándola que es lo que en verdad anhela el
Ser. Para esto se necesita estar al acecho, no olvidarnos de nosotros mismos,
desempeñar el papel de actor y espectador en toda acción y reacción que
enfrentemos.

Si la Autoobservación es bien aplicada en la mayoría de eventos, estaremos viviendo


la vida con toda intensidad, con toda plenitud y nuestra existencia, se convierte en
un continuo aprender, logrando el estado de Maestro-discípulo para dejar de vivir
con luz prestada.

El estado de consciencia Maestro-discípulo desarrolla el verdadero “Arte de Ver”,


que incluye el funcionamiento del oído interno, donde todo se hermana en un
proceso total y todo lo que alcancemos a captar será percibido sin descripción
alguna, sin juzgar, sin comparar, sin nombrar… llegando, por este medio, a captar
las cosas tales como son, como la Madre Naturaleza las ha creado, en una sola
unidad, sin separatividad, sin la distancia que genera el intervalo de tiempo
psicológico.

La clave doce del tarot: el Ahorcado o el Apostolado tiene que ver con la suspensión
mental o quietud mental, mediante la cual funciona nuestro oído interno. Para lograr
este objetivo requiere de la aplicación de la ley de Inversión, de la cual habla esta
clave, que permite que los entes del universo estén en continuo cambio.

Nuestro mar, el agua simbolizada por la cabellera del personaje central corresponde
a la ley de inversión porque ella refleja todo al revés, es el mar de la subconsciencia
de la clave dos: La Gran Sacerdotisa. Se refiere a la inversión del pensamiento hacia
el punto de vista sostenido, quedar suspendido como cuando el péndulo de un reloj
queda centrado y en quietud; esta es la postura del ahorcado de esta clave. Cuando la
concentración es prolongada, su efecto es el samadhi o vacío iluminador, donde se
presenta la suspensión de la mayoría de las funciones corporales logrando la
conexión directa con la Superconsciencia.

106
Es importante comprender que solo con la suspensión mental, se une la consciencia
personal con la Consciencia Universal y en este estado, se liberan los poderes
necesarios para reconocer a nuestro Ser.

El estado de inversión consigue que la imaginación se subordine a la razón


profunda, a través de la capacidad de discriminar qué imágenes mentales deben
ocupar el campo de nuestra atención y lógicamente la subconsciencia, que es el
asiento del yo psicológico, se encuentra bajo el control de la autoconsciencia,
entonces una persona deja de ser esclava de los estados de ánimo, mientras unos
están en tempestad, él se encuentra inmóvil.

Invertir nuestra actitud mental es tener una nueva visión del mundo, que consiste en
ver el universo como una danza de vida y de muerte, sin separar, en ningún
momento, estos dos fenómenos. El aspirante es el danzante en el escenario de su
propia Obra Espiritual,

LA DANZA DE LA MUERTE

La muerte revoletea en todo concierto solista.


Pero tú sufres de sagacidad escueta,
Padeces de transparencia de antropoide
Precisamente donde están las tinieblas tenebrosas.
Danzas todos los días… para solo morir.

El temor te amenaza, danzas,


Das vueltas al sol agarrándote el alma;
La proteges, la amas, la maltratas,
Sufres, con deseos de escape, y la muerte ahí,
A tu izquierda, a tu derecha, arriba, abajo.
Duerme tus agitadas noches,
Sonríe estruendosamente y de manera sutil.
Mueres instante por instante… para solo morir.

Sigues danzando, loco, lobo de tu cordero,


Rico en abundantes burradas, esdrújulo de duro pellejo,
Candado, miserable llave. payaso en tus ratos de ocio.
Mueres poco a poco… para solo morir.

Danzas con tus amantes: piernas, bustos, glúteos….


Les sonríes con tu mano, con el olfato, con la laringe.
Miras en prosa cuando pasan y en verso cuando paran.
Defiendes tu presa, previo paréntesis, corchetes y llaves.
Te duele la ingle pública, prototipo de alarde fálico.

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Mueres de momento en momento… para solo
morir.
¡Al fin!
Ella amable con deseos de tocarte, de danzar
con tu alma,
Y tú, aurífero, melancólico, taciturno,
Con rostro triangular geométrico, en difunto.
…..

Sobran las patatas, la carne


Y las contradicciones bajo las sábanas.
Y ella, ahí… observándote, te toca y danzas
El vals de la Eterna Primavera, tu última danza.
¿Es para esto que morimos tanto?

Considerando la ley del siete, en el quinto día de


nuestro auto-génesis, debemos tener en cuenta,
también, la clave diecinueve del tarot: El Sol, se
refiere al sol de nuestro sistema solar interno, a quien le corresponde la Inteligencia
Colectora del Creador, porque él colecta y distribuye impulsos de poder que nos dan
la luz y la vida.

El sol es una síntesis de todas las fuerzas activas que entran en la composición de la
nueva personalidad del iniciado, esa personalidad apropiada para la expresión del
Ser. La energía del sol brilla en nosotros y nuestra energía brilla en el sol. Por esta
razón, el estado de desenvolvimiento atribuido a esta clave es la Regeneración,
“volver a ser niños”, alegoría que ofrece el reino de los cielos.

La Gran Obra Espiritual es la operación del sol y éste es el símbolo del oro
alquímico u oro viviente. Viene a ser la energía radiante del sol concentrada en el
cuerpo del ser humano, especialmente en los órganos sexuales de hombres y
mujeres, energía que se convierte en la materia prima de la Obra Espiritual en la
creación del Superhombre, del Hombre Galáctico, del hijo del Hombre.

La forma viviente del sol simboliza la inteligencia consciente necesaria para trabajar
con los cuatro reinos de la naturaleza: mineral, vegetal, animal y humano;
representados por los cuatro girasoles y, el girasol en botón es el nuevo estado
espiritual del iniciado, más allá de nuestro estado presente. los dos niños simbolizan
la humanidad regenerada, aludiendo a las palabras del Cristo que debemos entrar
como niños al reino de los cielos. El muro de piedra nos enseña que la comprensión
de la verdad está limitada, si se funda exclusivamente sobre la evidencia sensorial.

Definitivamente, se debe aplicar la ley de inversión de la cual nos habla la clave


doce del tarot, la energía sexual debe quedar dentro de cada cuerpo: del hombre y de

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la mujer. Para el iniciado que está construyendo su propia obra espiritual, ya no es
posible el orgasmo. Esta sabia decisión tomada por la pareja implica una etapa para
un nuevo nacimiento: de la humanidad natural hacia la humanidad espiritual en un
proceso de regeneración.

Este nuevo nacimiento incluye: una muerte mística o eliminación de vicios, defecto,
hábitos, dependencias, yoes psicológicos… Nacer por segunda vez; esto es sexual,
solamente a través de la trasmutación y sublimación de la energía sexual, es posible
la transformación del cuerpo físico, incorporándolo al servicio del Ser y, el hombre
y la mujer llegan a ser “nacidos dos veces”. Además, se necesita del perfume del
amor, representado en la ayuda a nuestros semejantes, en el sacrificio por la
humanidad y su entorno.

Cumplidos estos tres aspectos, el iniciado sufre alteraciones tanto físicas como
mentales. El adepto viene a ser como un niño que cumple la voluntad de su Padre
Espiritual y encuentra su verdadero lugar en el orden cósmico.

El aspirante del quinto día, en su auto-génesis necesita: desarrollar su oído interno


(clave cinco) para caminar sabiamente con la voz de su maestro interno. Para
lograrlo tiene que conseguir la suspensión mental o quietud de la mente (clave
doce). Los dos procesos se obtienen a través de la regeneración: muriendo, naciendo
y sacrificándose por los demás (clave diecinueve).

Para lograr la quietud mental por un tiempo determinado se debe iniciar por la
relajación del cuerpo físico, interna y externamente. Me permito sugerir un proceso
para este caso.

En una posición de cúbito dorsal, se busca, poner en tensión los músculos, ejerciendo
presión sobre ellos, durante un tiempo considerable y en seguida dejarlos en reposo así:

- Las manos, cerrando el puño con toda la fuerza


- Se dobla el antebrazo sobre el brazo tratando de tocar los hombros.
- Unir los hombros con el cuello, levantando la cabeza.
- Contraer los músculos faciales y el cuero cabelludo.
- Llenar de aire los pulmones para inflar el tórax y abdomen., presionando los músculo del
pecho y abdominales.
- Contraer el esfínter del ano, por varias veces, para relajar los órganos genitales.
- Contraer los músculos de la espalda y de la región lumbar, formando un arco con el tronco
sin levantar los hombros ni los glúteos.
- Contraer con presión los glúteos por varias veces.
- Extender y levantar las dos piernas por largo tiempo, tratando de tensionar los músculos
de los muslos y de las pantorrillas, moviendo los pies hacia delante y a los lados.
Se suelta todo el cuerpo dejándolo en reposo.

Ahora se empieza a trabajar con la imaginación y la autosugestión diciendo: Estoy relajado,


mi cuerpo está liviano, no lo siento, ningún músculo trabaja, descansa cuerpo, descansa, te

109
lo ordeno… Después de esto se revisa mentalmente, sin moverse, todos los órganos del
cuerpo para detectar qué músculos están todavía en tensión. Si los hay se les va dando la
orden de relajarse: ¡Yo te ordeno que te relajes!, ¡que descanses!... y se vuelve a imaginar
que el cuerpo es liviano, que flota en el aire, que no se siente….

Para el relax interno, nos imaginamos que nos deslizamos por la pupila de un ojo y
llegamos a los órganos internos (hígado, riñones, pulmones, intestinos…), les damos unos
golpecitos y les ordenamos que descansen, que se relajen, que su funcionamiento sea
mínimo.

Por último, para relajar la mente, con el fin de eliminar la divagación o charla psicológica,
algunas personas utilizan la vocalización de Mantrams, por un corto periodo de tiempo.
Otros se dedican exclusivamente a observar todo el mecanismo del pensamiento, esta
técnica se llama el observador, observado, observar todo, lo atento y lo inatento que hay en
la mente, hasta lograr el estado de reposo o de suspensión mental. Esta práctica de
meditación puede acompañarse con música de los grandes maestros: sinfonías, operas,
sonatas, polonesas… a bajo volumen.

A veces no es posible darse cuenta del estado de suspensión mental. Esto es normal
porque esta es una experiencia que no se puede comparar, no tiene definición
conceptual. En otros casos nos sorprende un aparente sueño, es allí donde
precisamente están la mayoría de enseñanzas que no corresponden a un simple soñar
debido a la calidad de imágenes y a las insinuaciones que se reciben, las cuales son
benéficas para el avance espiritual.

También se hace necesario recordar todas las escenas del sueño normal, por cuanto
hay influencias superiores que actúan sobre nosotros y que son registradas por
nuestra psiquis, pero a veces no es posible captarlas conscientemente por estar
apegados a la percepción de los sentidos físicos, disminuyendo la atención a nuestra
vida interior.

Es indispensable llevar un registro del mundo de los sueños para poder conocernos
más a fondo y ver dónde es que fallamos, para sí lograr el equilibrio, la armonía,
necesarias para el quinto día de trabajo espiritual, porque el sueño es la repetición de
lo que diariamente vivimos, es el eco de las cosas vistas en el día: movimientos,
emociones, sensaciones, etc.

Si nos Autoobservamos, nos damos cuenta que nuestra psiquis permanece ocupada,
durante el día, en todos los quehaceres y en la noche proyectando los eventos
realizados. Los sueños se constituyen en la mayoría de casos en pruebas que
debemos pasar o superar, en algunos casos vencemos y en otros caemos vencidos y,
por lo general no recordamos.

Los pensamientos morbosos de una imaginación desordenada, proyecta imágenes


lujuriosas que nos conducen a poluciones nocturnas. Las emociones de miedo
terminan asustándonos, en las noches, con pesadillas…. De esta forma son
110
obstáculos imaginarios que se yerguen ante el soñador para impedir que acceda a las
maravillas de su mundo interior.

Conocernos en el mecanismo de funcionamiento de nuestra psiquis, durante el día y


durante la noche, es indispensable para todo aspirante a la autorrealización
espiritual. Comprender cómo nos manifestamos en las dos posibilidades, y al mismo
tiempo, ir trascendiendo en algunas de esas formas para unirnos más y más al
Eterno. Esto equivale a recoger, reunir, recolectar los elementos inmaduros y
ubicarnos en la cima para de allí mirar nuestro propio rostro, el único, el Ser.

Existen recomendaciones para practicar el yoga del sueño, las cuales sería bueno
tenerlas en cuenta:

 No comer antes de acostarse y menos alimentos pesados o que produzcan


insomnio.
 No abusar, durante el día, de ejercicios físicos, porque el cuerpo debe estar
armonioso para la noche.

 El ambiente del dormitorio debe ser acogedor, con buena ventilación, con un
perfume agradable y con música suave, de preferencia clásica.

 La posición de la cama debe estar con la cabecera hacia el norte para


aprovechar inteligentemente la corriente magnética del planeta que fluye de
sur a norte.

 Evitar ruidos o sonidos producidos por la cama, al mover el cuerpo porque


distorsionan los procesos psíquicos del soñador.

 No moverse al momento de despertar del sueño, repasar las escenas soñadas


y registrarlas por escrito en una agenda que debe estar disponible junto a la
cama.

Con esta práctica y con el ejercicio de retrospección de las escenas del día, se logra,
paulatinamente, el desarrollo de la memoria onírica para percibir las enseñanzas que
van a favor de la autorrealización espiritual y, accionar de acuerdo a las
orientaciones del Maestro Interno. Y aquellas escenas que son producto de nuestra
inconsciencia, de vicios, de hábitos, de emociones negativas, etc., estudiarlas,
psicoanalizarlas, para definitivamente, no volver a realizarlas, entonces,
escucharemos su Voz que es nuestra voz.

Estamos llegando al final del quinto día, nos hemos convertido en atletas del
espiritualismo. Oremos a nuestro Sol Espiritual para que nos guie a través del oído
interno, producto de esta etapa donde el silencio mental es un hecho.
111
En esta etapa de la intuición, la eternidad vence al tiempo, la felicidad trasciende al
placer; dejando atrás el temor, el placer y el dolor. El egoísmo, que nos lleva a
separarnos de los demás, da paso al amor, con ayuda de la comprensión que nos une
a todos en un proceso total…

Brilló el rostro de la Pentalfa del Microcosmos-Hombre.


¡¡¡BIENVENIDO HOMBRE INTELIGENTE!!!

112
¿QUE ES MEDITACIÓN?

El concepto de meditación es complejo e intrincado, por cuanto pertenece a un


determinado grado de conciencia de la persona que conceptualiza este tipo de tema.
La mayoría de meditadores coinciden que, en este acto, siempre se busca lo
desconocido. Para lograr ese algo o respuesta desconocida, corremos el riesgo que
el resultado sea una proyección de lo que ya conocemos; porque implica que vamos
de tras de… queremos descubrir algo que… ya conocemos lo que queremos,
sabemos más o menos lo que perseguimos.

De acuerdo con lo anterior, para una meditación profunda, se hace necesario


comprender que mientras la mente esté ansiosa tratando de buscar algo, lógicamente
siempre encontrará lo conocido, aquello que pertenece al pasado, a la memoria, al
registro de todo nuestro trasfondo mental: la tradición, la cultura, el saber imperante,
la idiosincrasia…

Esto equivale que el meditador, para tener acceso a lo desconocido, debe abandonar
la búsqueda. “…El buscar no ayuda en nada; porque lo que se busca está
predeterminado por lo que deseamos; si estamos tristes, solos, desesperados,
buscaremos esperanza, compañía algo que nos sirva de sostén, y lo encontraremos
inevitablemente” (J. Krishnamurti, Más Allá de la Violencia).

Sabemos que sin el silencio psicológico o sin la quietud de la mente no es posible la


meditación; sin embargo, el control de la mente no conduce a la verdadera
meditación porque éste es una forma de represión, rechazo o exclusión de la
funcionalidad de la mente común que corresponde a la divagación mental o charla
psicológica.

Lo esencial es no separarnos de la mente, saber que somos uno con ella, para que
nazca la comprensión de la mecánica mental, de su devenir, de su continua charla,
de sus conflictos. Tenemos que trabajar muy duro para averiguar las actividades
egocéntricas, del “yo” y del “no-yo” de nuestra propia mente.

Si hemos estudiado la mecanicidad de la mente, en una forma serena, en forma


neutral, sin separarnos de ella, entonces la hemos comprendido y, lógicamente, es
posible lograr el silencio mental anhelado para percibir lo desconocido, a través de
la meditación.

Además, ese silencio no es posible si nuestro cuerpo no está quieto en absoluto. El


organismo requiere estar completamente quieto, libre de reacciones nerviosas, de
agitaciones, del movimiento incesante de los dedos, de los ojos, de los músculos,
tendones, etc.,

113
Algunos expertos en esta materia aseveran que cuando el cuerpo está quieto, la
sangre fluye en mayor rapidez a la cabeza, aspecto que constituye una ventaja para
lograr la meditación; sin embargo, se puede meditar en cualquier parte y realizando
cualquier actividad, porque el cuerpo tiene su propia inteligencia, es el pensamiento
quien la ha obstruido.

Otros expertos expresan que la meditación trabaja sobre la consciencia que, al


mismo tiempo, beneficia al cuerpo físico, al sistema nervioso y a los órganos
sensoriales. Lo cierto es que todo iniciado debe convertir la meditación en el pan de
cada día, porque esta práctica le ayuda a conocerse a sí mismo, a comunicarse con
su Ser y recibir sus enseñanzas, a morir psicológicamente en sus defectos y a
marchar por el camino que conduce a la realización de su obra espiritual.

Lo importante es avanzar en la obra, la meditación es un recurso para lograrlo; por


lo tanto, no importa el nombre (un estado de consciencia, una modalidad del Ser,
Consciencia Cósmica, Nirvana, Samadhi, Sartori…), el método, el grado de
consciencia, la modalidad, que ella implica. Lo esencial es convertirse en un atleta
de la meditación.

Sin embargo, no importa quién sea el meditador o el grado de consciencia que


posea, sino en identificar la experiencia común que se presenta en todos los
meditadores, que se constituye en la esencia de la meditación, por ejemplo:

Perder el sentido de separatividad, en este caso se presenta un nuevo orden de


consciencia, que permite Silenciar al “ego”; o conjunto de yoes que producen la
fragmentación psicológica que nos lleva a la separación en nuestra relación consigo
mismo y con los demás seres. De esta manera se logra la unicidad con todo lo
existente y con todo el universo lográndose, en nosotros, un amor incalificado e
incondicional por todos los entes del universo.

Un estado intuitivo de Sabiduría Trascendental, incluye una percepción completa


de nuestro verdadero Ser, imposible de conceptualizar y de trasladarlo al mundo del
razonamiento.

Un estado de dicha inefable, se encuentra lejos de todo lenguaje conocido y está


más allá de la descripción y del entendimiento de la lógica común, llamado: “vacío
iluminador” Estado de consciencia que no puede describirse o expresarse en
palabras porque el lenguaje humano ha sido creado para designar cosas,
pensamientos y sentimientos existentes, menos para la vivencia de la meditación.

Estas tres características que atraviesa la meditación las viven la mayoría de


meditadores, pero hay que ser cuidadosos en no buscarlas, lo esencial es entregarse a
la meditación sin olvidarse de la Autoobservación y del estado de consciencia,

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Recuerdo de Sí, enseñado por Gurdjieff como el cuarto camino de autorrealización
espiritual.

Aunque se puede considerar que no hay método para cada meditador sino más bien
didácticas creadas empíricamente que van volviéndose prácticas de acuerdo a los
resultados obtenidos; sin embargo, los orientales y, especialmente, los budistas,
expresan que un meditador exitoso debe ser capaz de “cerrar”, “abrir”, “vaciar” o
“aniquilar” a voluntad la consciencia y a esto le llaman meditación integral.

Estos cuatro propósitos se convierten en cuatro métodos que conducen al meditador


a aplicar la cibernética de la consciencia, que no es otra cosa que gobernar y
controlar voluntariamente la energía de la consciencia.

Primeramente, Claudio Naranjo y Robert E. Ornstein, en su libro “Sobre la


Psicología de la Meditación” clasificaron tres tipos o métodos de meditación:
El Método Concentrativo donde la mente “se cierra”
El Método Contemplativo donde la mente “se abre”
El Método Eliminativo donde la mente “se vacía”

Posteriormente, el Doctor Benito F. Reyes, en su libro “Manual de Meditación”


incluye un cuarto método al que le llamó Aniquilativo en donde la mente misma es
“aniquilada”. El cual lo considera necesario basándose en la existencia de dos
métodos o escuelas claramente diferentes de meditación que se encuentran en el
budismo: La Escuela de la Sólo-Mente (Método Eliminativo) y la Escuela de la No-
Mente (Método Aniquilativo).

Método Concentrativo: Este reduce la conciencia a un objeto o foco de atención


buscando excluir todo lo demás, puede ser una vela, un punto, un círculo o la
intención de la misma mente. Aquí la mente se cierra a un único objeto aislándose
de todos los demás.

Método Contemplativo: Es inverso al Concentrativo, mediante este método se trata


de expandir la consciencia hacia todos los objetos de atención, hacia el universo
como un todo, logrando una meditación Expresiva o Expansiva. En este método la
conciencia se abre hacia el cosmos, hacia el universo.

Método Eliminativo: Se presenta un estado de Sólo-Mente porque el meditador


abandona todo el foco de atención, todo objeto de meditación, toda la corriente de la
consciencia y todo el universo del razonamiento. Esto corresponde a lograr un
estado de Conciencia Pura o del “espectador sin un espectáculo”. En este estado la
mente se vacía de los contenidos de la conciencia y son detenidos sus procesos, no
obstante, queda el perceptor o espectador. Este método viene a integrar los
métodos: Concentrativo y contemplativo.

115
Método Aniquilativo: En este método desaparece la mente como también el
meditador entrando a un estado de No-Mente, pero sigue la conciencia o Conciencia
Pura que en oriente le llaman Energía Chit, la cual, es una con el Ser, con la dicha
Inefable, con el Amor, con la Fuerza Cósmica, con Dios.

Cuando el meditador se encuentra en proceso de silenciar la mente o lograr el vacío


iluminador, se puede decir, que tiene una meta por alcanzar: lograr el Estado de
Conciencia Pura. Logrado este estado, el meditador ya no tiene meta alguna por
alcanzar.

Según el Doctor Benito F. Reyes, para aquietar la mente, el meditador, debe


emprender dos procesos principales que, al mismo tiempo, se convierten en
problemas de la meditación: Detener el proceso de mente-emoción y vaciar la mente
de todos sus contenidos y acumulaciones.

Detener el Proceso de mente-emoción: La mente en su estado condicionado está


continuamente ocupada en producir imágenes, en formar palabras, frases, oraciones,
para expresarlas, para nombrarlas e identificarlas. Está ocupada en proyectar sus
imágenes a una existencia en el espacio y en el tiempo, busca clasificarlas mediante
cualidades, características y las separa mediante funciones específicas.

La mente siente agrado, para ella es un placer realizar este tipo de eventos y de esta
manera crea su propio universo discursivo, su “mundo”, su “realidad” que no es otra
cosa que el “Sí mismo” o el “ego”. Este intrincado mundo, debe pararse, esto es
“parar el mundo” mental para lograr la quietud de la mente.

Las herramientas ya están dadas: la Autoobservación, el Recuerdo de Sí que


permiten detener el proceso de mente-emoción. Y es por la aplicación continua de
estas prácticas que se puede identificar las diferentes actividades de la mente, en
todo nivel, tanto en el sueño como en condiciones de vigilia.

Vaciar la mente de todos sus contenidos y acumulaciones: La mente


condicionada por acumulaciones, fijaciones y adicciones limitadoras y aprisionantes
no puede lograr la quietud y, mucho menos, el estado de Conciencia Pura

Igualmente, para poder vaciar la mente, es necesario conocer todos sus contenidos y
acumulaciones y esto se logra a partir de una Autoobservación continua y aplicando
la práctica de recapitulación para conocer nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones realizadas durante el día. Lógicamente que la meditación continua y
definitiva, sólo se logrará con la comprensión de la fragmentación psicológica.

116
EL EXAGRAMA

“Solo comprendiendo la ley de los


Opuestos y disolviendo el falso yo,
El hombre estará preparado para
Absorberse en la Conciencia Universal”

Hemos visto como en el quinto día empieza a perfilarse el Microcosmos-hombre. La


estrella flameante brilla en el universo, dispuesta a mandar sobre las fuerzas
elementales y vivas, creadas desde el tercer día del génesis, preparándose para
trascender la ley del equilibrio y así lograr su propio sistema planetario.

La Suprema Inteligencia se plasma en Malchuth. Hombre-Mujer, se constituyen en


un punto dentro del accionar cósmico. La Espada del Entendimiento, modela al
nuevo ser (Ser Humano) a su imagen y semejanza, es una parte más del Ser. Ciegos
aquellos que creen ser independientes de su Creador, pues Él es la fuente de todo y
como está escrito: “Aparte de El no hay nada”. Por esta razón, algunos lo adoran
como Padre y los Sabios lo conocen como la Gran Madre donde se oculta el Hijo.

Así es como el Ser rompe su unidad, dividiéndose en dos, el Padre y la Madre, y el


Entendimiento resplandece desde el corazón de la Madre hasta el corazón del Hijo.
La Gran Madre es Binah o segunda emanación de la Corona (Kether), y el
fundamento de la Belleza, es Tipheret, llamado el Hijo que corresponde al sexto
Sephirote del Arbol de la Vida. De esta manera: “La Madre oculta el poder del
Padre, y manifiesta ese poder en el Hijo”, a través del sendero de la Inteligencia que
Dispone; el cual comienza en el “Gran Mar” y termina en la belleza de Ben, el Hijo.

La Madre Divina siempre llevará al hijo en sus brazos, el cual representa al Cristo
como una Fuerza Cósmica que habita en todo, porque el Padre que está en secreto
habita en todos los seres y El esconde al Hijo, al Espíritu santo y a la Madre
Cósmica.

Encarnar la Belleza de Tipheret equivale a cristificarse y para lograrlo, debemos


seguir el camino de la Inteligencia que Dispone para con la espada del
Entendimiento, cortar, separar, escoger, aquello que seleccionamos en el quinto día
de nuestro auto-génesis. Por esto dice Moisés que el comienzo de todas las cosas, es
la separación. En la aurora de la creación se separaron las tinieblas de la luz, los
cielos de la tierra… Las sombras de la ignorancia son cortadas y separadas para
lograr el resplandor del entendimiento.

Escrito está: “Él tenía su morada en el Gran Mar, y en él era un Pez”. Este Pez
donde el profeta Jonás vivió sus sufrimientos durante tres días y tres noches, es el
emblema de todos los dolores y penas que llevan al espiritualista a seguir el camino
del Gran Pez y a comprender que los sufrimientos, el dolor y las penas son la puerta
117
a través de la cual llegamos al corazón de la Gran Madre, del Mar donde nada el
Pez, por esto los dos forman la unidad que penetra en todo lo que existe.

El Pez está escondido en las aguas del Mar, así también el secreto del Ser está
encerrado dentro de la apariencia de los muchos, adquirir la sabiduría será el
descubrimiento del Uno, porque el Pez es el Uno Perpetuo, Lo Eterno, La
Inmortalidad, el Padre de Salvación.

La letra Nun del alfabeto hebreo, significa “Perpetuidad”, luego la Inteligencia


Perpetua se le atribuye a Nun como también al Padre Eterno quien es el que posee el
poder transformador, es el Círculo de la Llama Eterna, que se auto-alimenta. Todas
las cosas salen de allí y allí vuelven, pero nada termina, el final de una forma creada
es la transición a otra y para ninguna criatura existirá la muerte.

Nun, es el Padre de Salvación es uno con el Hijo, escrito está en el libro del Éxodo:
“Josué era el Hijo de Nun”. Josué quiere decir: “La Naturaleza de la realidad es la de
liberar”, Por esto tanto el Padre como el Hijo se les atribuye la palabra “Salvador”.

El nombre Jesús (del Cristo Redentor) es una variante de Josué. Jesús viene de la
palabra Jeshua que quiere decir Salvador. Jesús afirmaba la unidad cuando decía:
“Quien me ve a mí, ve a mi Padre”. Luego el Padre contiene al Hijo y al Espíritu
Santo.

Del Uno sale el Dos y de la perfecta unión de ellos nace el Cristo Cósmico, fuerza
que se humaniza en nosotros convirtiéndose en el Niño Salvador o en el Ser
Particular de cada persona. Hombre o mujer puede encarnar su Cristo Intimo
Particular, esto nos lo enseñó Jesús de Nazaret, quien representó al Cristo Cósmico
Impersonal y Universal.

Todo el drama del Cristo Histórico, tenemos que vivirlo internamente. El nace en un
medio aparente hostil. En este ambiente va creciendo y madurando. Su labor es muy
dura, se sacrifica por amor para que todos los seres obtengamos la vida. En los soles,
planetas, satélites, galaxias, cúmulos… está presente desde el amanecer de la vida,
como una fuerza que palpita, en cada ente, para que la corriente universal siga su
curso.

Así es como el hijo del Hombre queda expuesto a los sufrimientos, dolores y
preocupaciones de la humanidad y, con su arduo trabajo, ordena y transforma
nuestro proceso psicológico. Herodes, que simbólicamente corresponde al mundo
con todas sus implicaciones, tratará de asesinar al Cristo Intimo, pero El caminará
sobre las olas embravecidas del mar de la vida para que los ojos de cada iniciado
recuperen la luz perdida.

118
Después de ser bautizado en el Jordán de la Existencia y con las aguas de la vida, el
Cristo Intimo, iniciará su predicación en esta Jerusalén Moderna, enseñando el
mensaje de la nueva era, la Era de Acuario, la del Hombre Solar, sin discriminación
de sexo, raza ni credo.

En ese instante, será atacado por los escribas, intelectuales materialistas de este
tiempo, quienes creen que un loco es el que inicia una revolución y un sabio es el
que la termina. Los sacerdotes o dirigentes de grupos religiosos, sintiéndose
desplazados por una doctrina de cambio, manifestarán su celo y rechazarán al Hijo
del Hombre, aquel Hombre Galáctico o Ser Espiritual de la Nueva Era.

El Cordero se ha inmola para salvar al hombre, a ese iniciado, al Guerrero de la Luz,


al buscador del mundo espiritual. De esta manera, con su sangre desintegra todos los
elementos inmaduros que llevamos en nuestra psiquis y, después de tres días de
purificación resucita; entonces, la naturaleza reverdece, el sol alumbra con más
intensidad, florecen los campos, se curan los enfermos, se levanta el paralítico y ese
hombre nuevo resucita en sus principios anímicos y espirituales, así es como el
Guerrero de la Luz encarna la Unidad porque el Hijo resucitó en el Padre y el Padre
resucitó en el Hijo.

Para realizar este trabajo tenemos que estudiar las fuerzas autónomas creadas en el
quinto día, como también las creadas en el sexto día cuando Dios dijo: “Que
produzca la tierra toda clase de animales domésticos y salvajes y los que se arrastran
por el suelo” (Gén. 1:24) La fuerza que se expresa en los animales en forma
instintiva, se manifiesta en el hombre, con la diferencia que el Creador le permitió
trascender hacia una Autonomía Suprema porque fue creado a semejanza del Eterno.

Luego, para el ser humano está dado el poder de mandar sobre los animales.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra semejanza, y tendrá poder sobre
los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se
arrastran por el suelo” (Gén. 1:26).

El Creador ha dotado a los animales de características especiales que corresponde a


una autonomía instintiva, mediante la cual tienen libertad de obrar. Mediante el
régimen alimenticio contribuyen al equilibrio ecológico, su modo de reproducción
combate la extinción de las especies. De la misma manera, la estructura física, para
algunos, es el medio de defensa; así como para otros lo constituye el movimiento, el
camuflaje u órganos específicos. Todo esto es una maravillosa manifestación del
Creador, del Arquitecto de Mundos.

El comportamiento de los animales se halla regido por la subconsciencia, aunque


unos más evolucionados presentan destellos de autoconsciencia, propiedad exclusiva

119
de hombres y mujeres, por medio de la cual se comunican con el Creador y con ella
actúan con inteligencia, característica propia del ser humano.

El ser humano es considerado, por su inteligencia, en una escala más alta a la de los
animales. Por sus vicios, hábitos, yoes psicológicos, su grado de consciencia
desciende a la esfera propia de los animales.

¡Adelante Rey de la Naturaleza!, ¡Adelante Guerrero de la Luz!, procura ser digno


de llamarte Hombre Espiritual. Aprende a “Ver” la realidad para que logres la
libertad. Aprende a “Oír” para que puedas tomar decisiones justas, porque tu Ser no
se equivoca. Aplica el discernimiento en tu acción para que no afectes
negativamente a nadie y vivas en comunión con tus semejantes. Utiliza la técnica de
la “muerte” para que, de los vicios, defectos, hábitos, surjan virtudes y cualidades
positivas.

Recuerda que el Creador es la Eterna Fecundación, el Cambio Continuo, el


Movimiento Perpetuo que todo lo transforma. De esta manera, todo iniciado debe
acudir a su Creador para que le permita el cambio de Hombre Terrenal a Hombre
Espiritual. Debe acudir al don (Semejante a Dios) atribuido al momento de su
creación. Es necesario ganarse este atributo, a través de la muerte psicológica para
comprender y honrar el poder de Dios.

Hombre y Mujer del sexto día, ¡De pies! ¡A vencer la muerte con la misma muerte!
Y permitir la resurrección del Hijo del Hombre, nacer por segunda vez y exclamar
como San Pablo: “La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está oh
muerte tu victoria? ¿Dónde está oh muerte tu aguijón? (1 Co. 15: 53-56). El aguijón
de la muerte es el dolor y el sufrimiento que originan todos los defectos psicológicos
que cargamos, los cuales serán vencidos con la sangre del Cordero, es decir, con el
fuego de vida.

Para que nuestra naturaleza defectuosa se revista de perfección y el cuerpo mortal se


revista de inmortalidad, debemos seguir firmes con la obra del Padre, realizar todo el
trabajo orientado a la creación del universo interno. Y para esto necesitamos de la
Superconsciencia, representada en la clave seis por el ángel, donde las nubes nos
indican que se encuentra parcialmente escondida debido a nuestro estado inferior de
consciencia en el cual estamos.

La carta número seis del Tarot: Los Amantes, nos enseña parte del trabajo para el
sexto día. Aquí en esta clave están presentes, el hombre y la mujer como prototipos
de la especialización de la Fuerza de Vida; como macho y hembra. Dando a
entender que los opuestos son en realidad dos aspectos de una cosa y que son
complementarios que cuando se equilibran logramos la suspensión mental.

120
La letra hebrea Zain, perteneciente al sexto día de
la creación del Hombre Espiritual, significa espada
que equivale al Entendimiento que en el amanecer
del cosmos separa las tinieblas de la luz, los cielos
de la tierra, el agua de las aguas…. Este
entendimiento viene del Ser de nuestro Ser y es una
fuerza que nos permite discriminar todo aquello que
captamos por medio de nuestros sentidos físicos.
Estímulos que nos invitan a una determinada
reacción, ante los cuales debemos estar alerta para
encaminarnos por las más convenientes.

También a la clave seis se le atribuye “La


Inteligencia que Dispone”, debido a que la palabra
disponer significa literalmente “Colocar Aparte” o
separar aquello que vamos a transformar: vicios,
dependencias, hábitos y en general todos los yoes
psicológicos para, de esta manera, unificar toda
nuestra energía. Y, con la incorporación de la Autoobservación, utilizar los cinco
sentidos como instrumentos que nos capacitan para discriminar entre una cosa y
otra, entre el bien y el mal. En general la discriminación entre los opuestos para
lograr un recto actuar.

En este caso la discriminación es valiosa cuando se utiliza para percibir lo real de lo


irreal. La autoconsciencia controla la discriminación y la utiliza para el verdadero
uso en la percepción del medio ambiente, principalmente, a través de los sentidos
físicos, representados en los cinco frutos del árbol del bien y del mal, detrás de la
mujer. La función de esta clave es “Colocar Aparte” esas características peculiares o
rasgo psicológico de nuestra personalidad heredado al nacer y relacionado con el
signo zodiacal, Simbolizado por el árbol de doce llamas, detrás del hombre.

La discriminación comienza por la clasificación cuidadosa de diferencias, hasta


llegar a comprender que todos los pares de opuestos son la manifestación dual de
una sola actividad: La Obra Espiritual en pareja expresada, en esta clave, por los dos
amantes que representan a Adán y Eva, dispuestos a trabajar con la Fuerza Oculta
conocida como Kundalini, simbolizada por la serpiente enroscada en tres vueltas en
el árbol del bien y del mal, detrás de la mujer

El equilibrio buscado y percibido en el cuarto día de nuestro auto-génesis, se


encarna en el hombre inteligente del sexto día, porque sólo este don permite el
discernimiento, tan esencial para la autorrealización del Ser. Esta inteligencia de la
cual disponemos nos da la libertad para comer de los frutos del conocimiento del
bien y del mal, pero está claro que el camino que conduce al Padre espiritual está

121
labrado por un recto pensar, un recto sentir y un recto
actuar, como lo manifiesta el Budha y, solo
llegaremos a Él cuando hayamos comprendido los
opuestos y hayamos muerto para todas las limitantes
del Sendero Espiritual.

Morir para el mundo sensorial y nacer para el mundo


del Espíritu Puro es el trabajo de este día. La muerte a
la cual me refiero corresponde a la muerte mística o
trascendental, la cual es movimiento, cambio y en
ella está el Ser, El Eterno, El Creador, porque Él es la
continua Transformación. Él se desdobla en la Madre
Muerte que nos ayuda a bien morir.

Esta manifestación del Eterno está representada en la


carta número trece del Tarot: “La Muerte”, con la
cual adviene la Inmortalidad. Lógicamente que este aspecto de la Madre Cósmica,
no alude a la muerte física sino más bien a la Muerte Mística o Muerte Opcional.
Esta última es una opción para el iniciado, “la toma o la deja”. Si anhela llegar al
sexto día de su auto-génesis, debe asumirla.

En la clave trece, la escena no es un atardecer, como podría suponerse, sino un


amanecer. No representa el final, sino el significado real de la muerte, que es
cambio, movimiento, transformación. La muerte es el portal a una vida más grande
en nuestra realidad., a través de la desintegración.

El poder representado por esta clave es el que transforma nuestra consciencia y la


libera de los obstáculos y limitaciones que impiden realizar la obra espiritual. La
disolución es el secreto de la gran obra. Cuando las formas o agregados psicológicos
se desintegran, se libera energía o esencia, la cual aumenta el torrencial de
consciencia.

El número trece que corresponde a la muerte mística o muerte psicológica, nace de


dos palabras hebreas (Achad o Echud) que significan unidad y (Ahebah) que
significa amor. Esto implica que todas las cosas existentes, proceden de la Unidad y
del poder del amor que es la causa de todas las atracciones y afinidades.

El mismo poder del amor que conduce al nacimiento es el que controla los cambios
físicos, psicológicos y concientivos que resultan de la disolución y la muerte. El
poder del amor gobierna ambos aspectos, el comienzo y el cese de actividades.

El esqueleto es la figura convencional de la muerte. Su guadaña es de acero, metal


del planeta Marte, el planeta guerrero; aludiendo las batallas que el iniciado debe

122
librar, los trabajos a enfrentar durante la disolución de su ego, simbolizados por las
tres manos dos activas y una pasiva. El pie cortado representa el final de la edad de
piscis, así como el sol levantándose y el torrencial de agua que viene desde la Gran
Sacerdotisa, clave dos, hace referencia al inicio de la era de acuario donde el hombre
solar, el hombre galáctico entró a la regeneración. La cabeza de hombre simboliza
sabiduría y la de la mujer entendimiento; componentes necesarios para disolver los
elementos innecesarios para la obra espiritual.

La muerte mística corresponde a morir para nosotros mismos. Y para este aspecto,
Aristóteles plantea cuatro tipos de cambio: Cambio de posición, generación y
disolución, alternancia, crecimiento y disminución.

Cambio de Posición: Este se realiza desde el instante en que hemos decidido


cambiar nuestra forma de ser, en nuestro caso, desde el primer día de nuestro auto-
génesis. Porque en este momento movemos el punto fijo que teníamos de pensar, de
sentir y de accionar.

Optamos por un cambio de posición en el momento en que reconocemos al Creador


en el mundo de las formas, cuando nos autoobservamos y en las demás fases donde
fue posible aprender a “Ver” y a “Oír” buscando una dimensión más allá del
pensamiento y de la materia; donde nuestros pies quedan más firmes en el mundo
espiritual que en el mundo material.

Generación y Disolución: Corresponde a la muerte de todos los hábitos


innecesarios, emociones fuertes, vicios, pensamientos morbosos, instintos negativos,
etc., que impiden la comunicación con el Creador.

Disolver todos estos elementos inmaduros que son obstáculo para la realización de
la obra espiritual implica la muerte mística y con esta actitud obtenemos como
resultado la generación de una conciencia despierta para continuar con la obra y
abrir las puertas del templo interno para que oficie nuestro Ser.

La alternancia: Se inició el estudio de este aspecto desde el segundo día de la obra


espiritual, debido a que las fuerzas creadas en este día necesitan de impulsos
alternados para evitar la destrucción de toda cosa existente.

Esto refiere al magnetismo y al equilibrio universal que, para mantenerse constantes,


continuamente se presentan impulsos de la fuerza sobre las formas y de las formas
sobre la fuerza. Los yoes expresan magnetismo de atracción y el iniciado expresa su
fuerza de repulsión a través de la fuerza de voluntad emanada de su Padre Espiritual,
para de esta manera, no alimentar su ego.

123
El mismo Creador después de haber realizado su obra, la dejó impregnada de la
alternancia de dos fuerzas una que destruye y otra que construye para que la
corriente de la vida siga su curso. Igualmente, la muerte mística busca destruir el ego
para construir un alma.

Crecimiento y Disminución: Se cumplen cuando al morir en un hábito innecesario,


se libera energía que este tenía atrapada y la energía libre, que forma nuestra
consciencia, crece o aumenta, y lógicamente por cada partícula de energía que
liberemos nuestro embrión de alma se desarrolla, crece en valores y se disminuyen
los antivalores.

Recordemos que la energía del ser humano está fragmentada, utilizamos una parte
para cada acción que realizamos: trabajo, deporte, vicios, emociones, deseos, etc., la
batalla está en unificar esta esencia o energía atrapada en este sinnúmero de
actividades, que las utiliza el ego para expresarse. De esta manera, crecemos en
consciencia y todo lo que emprendamos tendrá un resultado de óptima calidad.

Lógicamente, cada elemento inmaduro que se disuelva permite el aumento en el


grado de consciencia, crecemos en espíritu y por lógica disminuye nuestro apego por
el mundo material, por los placeres, por los hábitos, etc.

En el sexto día o sexta fase de nuestro auto-génesis, debemos estar alertas a percibir
el estado de consciencia en el cual nos encontramos en las relaciones consigo mismo
y con los demás, como también en las reacciones del cuerpo físico, incluyendo
mente, corazón y sexo y, al mismo tiempo, acumular y reunir, para luego separar lo
que deseamos cambiar.

En este caso, debemos pedir a nuestro Padre-Madre internos, para que nos den
entendimiento y discernimiento entre el bien y el mal, entre lo que realmente quiere
el Ser y lo que desea el débil yo.

Ahora, viene el paso más grande que es el de disolver aquello que hemos separado,
lo que es innecesario y perjudicial para la obra espiritual. En este paso se hace
necesario considerar que la alternancia en el universo es la fuerza que destruye y
construye continuamente y toda forma existente fue, es y será, en un círculo
perpetuo hasta que llegue a la Matriz Eterna.

Entonces, después de disolver se debe construir, con esa energía liberada, nuestro
propio universo. Es importante comprender que el disolver es como quitarle el
cascarón a una fruta, el caparazón que recubre a la energía o como limpiar un cristal
para permitirle brillar libremente. Todo aquello que se va liberando será el material
para la nueva obra, del nuevo hombre renovado con todo su sistema planetario, su

124
centro de gravedad, su sol psicológico, sus satélites, etc. de tal forma, que sea digno
de llamarse Hombre Galáctico.

Todo este proceso incluye pasos hacia la muerte psicológica, destruir lo viejo o lo
innecesario para construir lo nuevo. No hay por qué temerle a la muerte, si seguimos
este proceso, estaremos muriendo de momento en momento y cada vez lograremos
estar más cercanos a esta expresión del Arquitecto de Mundos, con la cual, le
permite auto-construirse dentro del mundo de las formas.

Ahora, veamos cómo se expresó el Creador en el sexto día, considerando las letras
del alfabeto hebreo, porque en el total de ellas está representada la creación, según
manifiestan los cabalistas.

A la letra hebrea Nun de la clave trece del Tarot: La Muerte, se le atribuye “La
Inteligencia Imaginativa”, la cual viene del Creador, y está continuamente
presentándose en la creación debido a que la Imaginación Universal, realiza las
mayores transformaciones, que observamos en la naturaleza que nos rodea.

Por esta fuerza todo continúa sin cesar porque el cambio, que es el mismo Ser de los
seres, es la raíz de todas las cosas; el cual tiene dos fases: una de vida y otra de
muerte que están alternando para que todo marche en un rítmico concierto, entonces,
es admisible darle el nombre de Eterno al Arquitecto del Universo.

La Imaginación Universal está en la imaginación de hombres y mujeres, como una


fuerza por medio de la cual transforma su medio ambiente, de aquí que se
caracterice por ser destructiva, debido a que destruye lo viejo, lo innecesario, para
edificar algo nuevo.

Se puede decir que todas las formas deben cambiar, y lo que las cambia es la
Imaginación Universal. Con la muerte física pasamos de un estado a otro, y en este
cambio está presente la Imaginación Universal, así es que el símbolo de un esqueleto
con una guadaña, del ícono de la muerte, no es más que la fuerza transformadora de
toda cosa existente, para mantener el universo constantemente auto-construyéndose.

Nun tiene su correspondencia zodiacal con Escorpio, el cual rige los órganos
reproductores del cuerpo humano, razón por la cual los cabalistas aseguran que la
Inteligencia Imaginativa tiene su asiento en los órganos reproductores, es aquí donde
se encuentra oculta y más activa esta Energía Cósmica que los hindúes le llaman
Kundalini y, que para los Gnósticos viene a ser la Divina Madre interna, particular
de cada iniciado, Simbolizada por una serpiente de fuego que duerme enroscada tres
veces y media entre el ano y los órganos genitales de hombres y mujeres.

125
Ella manifiesta la electricidad, la fuerza fohático, el magnetismo, la cohesión y la
gravitación en el universo. Es la Madre Naturaleza particular individual, porque crea
nuestro cuerpo físico, Ella une las dos células reproductivas para que surja la vida.
Ella es la Madre que debe ser fecundada para que nazca el Niño Salvador, por esta
razón algunos cabalistas expresan que la letra hebrea Nun significa “Pez” que viene
a ser el símbolo de Cristo que es el principio inmortal en nosotros, el primer
momento de Superconsciencia, que místicamente los ocultistas le llaman: “El
nacimiento de Cristo Niño”, en la personalidad humana.

Para morir psicológicamente, necesariamente necesitamos de la fuerza de nuestra


Divina Madre Kundalini, porque si el Ser es el anzuelo lanzado a las aguas de las
tinieblas, para sacar a hombres y mujeres a la esfera de la luz; para entrar a esta
esfera debemos haber muerto a nuestros yoes psicológicos, de la misma forma como
el pez muere al ser lanzado a tierra. Pero debemos entender que nos vestimos de
muerte para vivir de nuevo.

Según esto, todo buscador de la verdad debe hacer una revisión sobre el
comportamiento sexual para comprender ese falso pudor sexual que cargamos y
estudiar la sabiduría antigua, donde encontraremos aspectos indudablemente fálicos.

Parece ser que el camino de regeneración está relacionado con la función


reproductiva del sexo. Así es que, tenemos la sobrehumana tarea de investigar al
máximo las asociaciones con la palabra “Sexo”, para que el comportamiento que nos
lleva hacia una degeneración sexual sea sustituido por una elevada actitud de respeto
para el campo energético donde está más activo el Fuego de Vida.

Nos interesa utilizar esta manifestación del Principio de Vida Eterna para disolver
nuestra falsa personalidad, el débil y falso yo, más no para adquirir poderes, ellos
llegarán sin ser invitados como producto del arduo trabajo de muerte psicológica.
Cada chacra que se despierta es una ventana por donde se asoma el alma a
contemplar la creación y solo se logra con trabajo incesante de Autoobservación,
recolección, discernimiento, retrospección y disolución.

También, observar la relación con las cosas externas y al mismo tiempo la reacción
interna, acumular todas estas acciones y reacciones; si es posible por escrito, es parte
del trabajo del sexto día. Esto corresponde a realizar un inventario de nuestra
personalidad de momento, en momento para conocernos realmente como somos;
incluyendo, también, las escenas oníricas.

Debemos entender que nunca vamos a terminar de conocernos porque la fuerza de la


muerte está haciendo su trabajo de cambio en todas las cosas del universo. En el ser
humano, desde que se unen las dos células reproductivas, inicia el proceso de muerte

126
porque vamos quemando etapas del desarrollo y en cada cambio que expresamos,
allí está presente la Madre Cósmica con su manifestación transformadora.

De aquello recolectado hay que discriminar lo que realmente nos incomoda, ya


porque después de la reacción nos deja esa zozobra de haber actuado mal o porque
son actuaciones que en vez de unirnos con los demás nos separan y que, al mismo
tiempo, nos esclavizan quitándonos la libertad de actuar. Lo más vital serán esos
yoes psicológicos que obstaculizan el avance, del aspirante, en su obra espiritual.

Antes de entrar a disolver un vicio, hábito innecesario, lo primero será hacer un


inventario sobre él. Recapitular todas las escenas posibles, de nuestra existencia,
donde el protagonista haya sido el elemento que estamos trabajando. Este acto debe
convertirse en un estado de meditación profunda. El Recuerdo de Sí y la
Autoobservación estarán presentes para que, al traer las escenas a la pantalla del
recuerdo, podamos verlas como son, sin tratar de cambiarlas, prolongarlas,
juzgarlas; exclusivamente verlas.

Al tomar la decisión de dejar tal o cual manera de ser, surge dentro de nosotros una
energía que va a transformar aquello que hemos visto innecesario. Así se forman las
fuerzas “del ser” y “del no ser” que vienen a ser dos opuestos de una misma cosa
que se complementan. Armonizar estas fuerzas será de vital importancia. El punto
equilibrante se logra cuando los dos lados de la balanza pesan igual.

Para lograr el equilibrio que viene a ser la comprensión de un elemento innecesario,


debemos familiarizarnos con él. Esto se logra con la disección realizada en la
recapitulación que nos permite dejarlo al descubierto y conocer cómo ese fragmento
actúa independiente de nuestra consciencia y sin ningún control.

De esta forma la energía transformadora empieza su trabajo en forma consciente.


Cuando inhibe la reacción se robustece la energía de transformación y cuando el reto
se realiza se robustece el hábito por disolver. Siempre se presentará esta alternancia
hasta que las dos fuerzas queden en suspensión y se unifiquen.

Hay fragmentos sencillos que se equilibran fácilmente, solamente cohibiéndonos de


realizarlos. En cambio, otros tienen raíces profundas que al cohibirse hacen sufrir el
alma, pero que vamos hacer, estamos en guerra y cualquier estrategia que nos
permita vencer es válida.

Hay elementos difíciles de comprender porque no hemos podido conocerlos en todas


sus manifestaciones y porque tienen atrapada gran cantidad de energía y se han
vuelto necesarios en nuestra vida, también porque la energía de transformación es
menor, pero la pelea de David contra Goliat debe realizarse.

127
En este caso, se hace necesario conservar el
propósito de disolución del hábito y no alimentarlo
para fortalecer la fuerza de voluntad, además,
abandonar los hábitos innecesarios como son
algunos deportes, muletillas, gestos, en general
eventos que son fáciles de eliminar; con el fin de
que esta energía que gastan estos pequeños
fragmentos entre a incrementar la energía de
transformación.

Se hace necesario enjuiciar un fragmento


psicológico para, definitivamente, separarse de él.
Bien aplicado este trabajo, con medida y peso
correctos, nos lleva a la comprensión y,
simultáneamente, a la disolución o muerte mística.

De acuerdo con el septenario, sumando a la clave trece siete, nos resulta la clave
veinte del Tarot: El Juicio; cuyo nombre nos alerta que de un juicio exacto depende
un razonamiento recto y como resultado la realización del hombre espiritual, que en
forma definitiva ha vencido el par de opuestos.

Los personajes que aparecen en esta clave están pintados de gris, debido a que este
color resulta de la combinación del blanco con el negro, en iguales proporciones.
Empieza a perfilarse la resurrección o el nuevo nacimiento representado por estos
personajes, de pies, sobre féretros que simbolizan el abandono del mundo material.
El hombre corresponde a la consciencia; la mujer a la subconsciencia y el niño a la
personalidad labrada, perfeccionada y adaptada al servicio del Ser. Este es el
ternario maravilloso, resultado de la muerte de los fragmentos innecesarios en el ser
humano.

A la clave veinte le corresponde la letra hebrea Shin que por su sonido “sh” significa
silencio, requerido para recibir el “Consejo Oculto” que conduce al término del
razonamiento, dando oportunidad a un nuevo orden de conocimiento de este
“mundo”; donde se pesan en una balanza nuestras evidencias, buscando en nosotros
el mismo peso de la Realidad Una, del Aliento de Vida como una actividad
vibratoria controlada, representado por el simbolismo del ángel tocando la trompeta.

Para lograr este objetivo se necesita de medida, de conclusiones razonadas; porque


un juicio correcto depende del razonamiento recto y de la habilidad para pesar y
medir los factores concernientes; razón por la cual, el ángel está rodeado por nubes
porque el Real Ser se encuentra velado por las apariencias causadas por la operación
de la sustancia tipificada por el agua de la cual se forman los vapores y las nubes.

128
El equilibrio iniciado en el cuarto día termina y en forma definitiva hoy. Hombres y
mujeres del sexto día han vencido los opuestos, son iluminados y están a punto de
fusionarse con la Consciencia Universal, velada por la apariencia de los muchos que
están listos para disolver; por cuanto el hombre del sexto día de su autogénesis ha
comprendido la ley de los contrarios y esto le ayuda a la comprensión amorosa de
sus defectos. “El amor es una de las imágenes mitológicas del gran secreto y del
gran Agente Mágico, porque manifiesta a la vez una acción y una pasión, un vacío y
un lleno, una flecha y una herida” (Eliphas Lévi, Dogma y Ritual de Alta Magia).

Si definitivamente hemos unido todos nuestros fragmentos; entonces, surge de entre


el claro espejo de las aguas, la presencia de nuestro Real Ser. Entonces, hemos
muerto para el tiempo psicológico, el cuerpo se reviste de inmortalidad, la naturaleza
defectuosa se reviste de perfección y en nuestra parte interna sucederá algo
maravilloso e indescriptible para el razonamiento normal.

En ese instante el hombre reconoce, por su autoconsciencia, a su Creador. Se ha


abierto el canal de comunicación con El. Los dos son uno. Las puertas del Edén
están abiertas para que emprenda su retorno. Su propio universo está construido,
solo falta que esté en condiciones de mantenerlo en marcha a partir de su continua
participación para que el flujo y reflujo de la vida siga su curso.

El arduo trabajo del sexto día ha terminado. Que la Luz Eterna Ilimitada nos permita
comprender ese descanso del séptimo día para lograr el septenario anhelado y
nuestro progreso espiritual continúe a través del tiempo y edades.

129
EL DISCERNIMIENTO

El poder de la fascinación estimula la imaginación, alucina los sentidos y se apodera


de la voluntad de una persona privándola de la libertad consciente para proceder.
Estar fascinado es creer en lo imposible, ver lo invisible y palpar lo intangible.
Experiencias convencedoras que hacen retroceder la razón y despertar el
entusiasmo. Jesús, el Cristo, dijo a sus discípulos: “Esto es mi carne, esto es mi
sangre”. Extraña fascinación que llevó a multitudes a decir: yo lo vi, yo lo toqué, lo
comí y lo sentí vivo.

Jesús, el Cristo fascinó a sus seguidores con sus milagros, con sus gestos, con sus
palabras y con su doctrina del amor: “¿Quieres amar a Dios?, amaos los unos a los
otros”. “Lo que hacéis al menor, lo hacéis a mí y a Dios”. Fe sublime que inauguró
el reino de la fraternidad universal, el mundo de solidaridad entre los hombres.

Hombres importantes son fascinadores de las multitudes por la palabra. Otros por su
prestigio como los médicos y los sacerdotes. La reputación de un médico cura de
antemano el cuerpo físico de sus pacientes, de la misma manera, los sacerdotes de
prestigio logran curar nuestra alma.

Un grupo de soldados marchan a la guerra fascinados por el nacionalismo o por un


ideal patriótico. Si alguien les pregunta ¿a dónde van?, ellos dirán: ¡al triunfo!, ¡a la
victoria!, cuando realmente van a la muerte o a la destrucción. Lo mismo sucede con
dos fuerzas que se atraen y concluyen en un sentimiento que le dan el nombre de
amor; la mujer se transforma en un hada, en un ángel. El hombre se vuelve un héroe
y casi un Dios. Cuando su estado de fascinación pasa y se ven las cosas realmente
como son se llega a un estado de decepción.

Parece ser que existe una fascinación inteligente y una fascinación fatal. La primera
puede ser necesaria para hacerle comprender la verdad a la humanidad; así por
ejemplo, la mayoría de iglesias fascinan con rituales, templos, imágenes, paraísos,
cielos, infiernos… El sacerdote con la palabra, oraciones, consejos que alivian el
alma. Todo esto para estimular el espíritu y tener en vivo recuerdo a Dios.

Me atrevo a decir que hasta las supersticiones son necesarias. Quien no cree en el
sacerdote, cree en el hechicero y es preferible creer en algo que no creer en nada.
Destruir las supersticiones porque son peligrosas es como eliminar el vino para
escapar de su embriaguez o como aquel que después de comprobar que los animales
no hablan trata de quemar, por inservibles, los libros de fábulas que leía en su niñez.
Si hemos decidido seguir la luz no destruyamos la sombra porque ella hace más
perceptible la claridad.

130
La fascinación fatal es la que nos lleva a las bajas pasiones, a las locuras del amor
porque alucina nuestros sentidos, llevándonos a percibir el mundo físico en forma
distorsionada. Creemos ver realmente una cosa o un evento, pero es falso, la realidad
es otra.

Alteramos un evento porque la imaginación está exaltada por una aparente belleza,
textura, color, forma, tamaño, etc. En este mundo se encuentran los que después de
una decepción amorosa asesinan o se suicidan porque ya no creen en nada.

Estas personas se han ido por la fascinación de las sombras, algunos de ellos,
después de haberse casado, despiertan a la realidad y convierten la vida conyugal en
una comedia para evitar la guerra abierta. Otros, alucinados por el alcohol, ven
hermosas e irremplazables a las prostitutas y caen en las más bajas pasiones.
Igualmente, las riquezas materiales, con su falsa luz, nos llenan de ambición y se
convierten en un fin esencial para nuestra vida.

Es primordial conocer las ventajas y encantos de las cosas para escapar a su


fascinación y es importante aprender a verlas ayudados de la Autoobservación y de
la aplicación del discernimiento. Comprender que la fascinación ejerce influencia
sobre los seres que aún no han llegado al equilibrio de la razón.

Inclusive esa fascinación aparentemente necesaria pasa para los hombres y mujeres
que trascienden en el mundo del espíritu; solo fue el apoyo para dar los primeros
pinitos, pero ella estará allí para todo el que la necesite.

El ser humano fascinado dice: Creo porque es la tradición de mi familia, porque me


dijeron que creyese o porque tal o cual persona, que es la autoridad, cree. El ser
humano equilibrado dirá: tengo fe porque es una realidad y no la niego porque
existe.

Para que la fascinación no tenga poder alguno en ningún hombre y en ninguna mujer
es importante practicar el discernimiento que permite distinguir lo real y lo irreal y
así avanzar en el camino espiritual porque este es uno de los requisitos vitales para
todo iniciado.

Si entramos a engrosar las filas de hombres solares, de los pioneros de una nueva
raza: la del Hombre Galáctico, del Superhombre, es porque hemos comprendido que
los objetivos, para lograr este fin, son alcanzables, son una realidad para el alma, su
producto es la eternidad y es más valorable que las riquezas materiales porque ellas
son temporales; razones suficientes para merecer ocupar un espacio en nuestra
existencia.

131
Conocer el plan divino, en la creación del hombre nuevo, es un conocimiento
trascendental y este será el más importante, sin dejar a un lado los demás. Si este
conocimiento es el que importa deberá compartirse con los demás, con aquellos que
conocen como también con los que no conocen, sin discriminación de raza o
religión. No interesa que quien lo reciba sea negro, blanco o amarillo, budista,
hinduista, católico, mormón… lo primordial es que a ellos llegue la luz del
conocimiento espiritual que hemos concebido como la única verdad.

Cuando ya estemos dentro del sendero no va a ser difícil elegir lo recto entre lo
erróneo, porque siempre estaremos dispuestos a realizar el bien a cualquier precio,
así sea desplegando el máximo esfuerzo. Aunque sabemos que siempre seremos
justos si hemos hecho el equilibrio.

Debemos estar alerta a aplicar el discernimiento puesto que las cosas se disfrazan
con el traje de la ilusión; por esto, siempre estaremos listos a percibir entre aquello
que tiene importancia lo más importante, lo útil de lo inútil, lo esencial de lo útil, lo
más agradable de lo desagradable. Entre aquello que es ordinario lo delicado que
contiene, así como entre las espinas de una planta se encuentra la delicadeza de una
rosa… Esto es vital, porque tenemos que aprender a descubrir a Dios en cada ser y
en todas las cosas, aunque parezcan malas superficialmente.

El hombre oscila como el péndulo de un reloj, entre el deseo de la insatisfacción y el


aburrimiento de la satisfacción, su vida es un continuo deseo. El cuerpo físico
quiere una cosa, la mente otra y hasta en el sueño seguimos deseando emociones
más fuertes.

Debemos identificar los deseos de cada una de estas partes y no dejarnos manejar.
discernir que cada una de ellas está a nuestro servicio y que son instrumentos para la
manifestación del Espíritu; por lo tanto, deben estar en condiciones óptimas.

Cuidar el cuerpo físico equivale a nutrirlo bien, con alimentos y bebidas saludables,
no extremar actividades que lleven al agotamiento del cuerpo físico porque pierde la
inteligencia corpórea y entra en un estado de pereza física. Así mismo la mente debe
alimentarse con pensamientos sanos, de amor, de cooperación y estar atentos
vigilando sus insinuaciones para no permitirle el desvío hacia pensamientos
morbosos, egoístas y mezquinos. Evitar el diálogo interno para no derrochar energía
innecesariamente.

En el mundo de los sueños también realizamos actividades de violencia, celos,


odios, codicia, lujuria… pero no nos preocupa por cuanto por más delitos que
cometemos, supuestamente, nadie nos juzga. Sin embargo, debemos entender que el
subconsciente es un jardín que se cultiva a partir del consciente. Alguien dice: ¡yo
no soy capaz de asesinar a otra persona!, pero sucede que en los sueños sí lo realiza,

132
luego, tiene dentro de sí esos instintos negativos de destruir el proceso biológico
natural de un ser humano.

Finalmente, después de haber determinado este sinnúmero de deseos es importante


descubrir qué es lo que en verdad quiere nuestro Ser y tomar las decisiones con el
axioma: “No es lo que mi débil yo desea sino lo que mi Real Ser quiere”

Todo conocimiento es útil, pero hay que seleccionar el más útil. Estudiar las leyes de
la naturaleza y adaptar nuestra vida a ellas, es trascender la ley de causa y efecto;
por lo tanto, tendrá más importancia el conocimiento que nos permite caminar con
rectitud, aquel que sirve para alimentar las almas de nuestros semejantes. Porque
alimentar el cuerpo físico cualquiera lo puede hacer y es preferible enseñar a pescar
antes que regalar un pez.

No toda acción es buena, pero todas realizan una obra y es por ellas que se nos
juzga. La ley de la balanza siempre buscará el punto equilibrante, luego es necesario
reflexionar y ver lo que realmente debe hacerse y lógicamente será aquello que es
útil para los demás, aquello que no obstaculiza los planes divinos, así la acción no
sea muy notoria, pero es digna de llevarse a cabo.

Hay que insistir en el conocimiento trascendental, no por placer ni porque otros nos
digan sabios, sino porque Dios es sabiduría y sólo así Él se puede expresar a través
de nosotros, permitiéndonos distinguir la verdad de la falsedad, a obrar con entera
libertad, a ser sinceros con nosotros mismos y con los demás, a no encerrarnos en la
discusión sino más bien en una conversación precisa y sin exageración, a callar y
reflexionar cuando se trate de escuchar palabras de descrédito para otra persona…

Si se ha aprendido a discernir, el equilibrio se hará en el trabajador de la obra


espiritual, en el Guerrero de la Luz y el Padre Universal, el Arquitecto de Mundos se
hará más perceptible en cada día que pase.

133
EL SEPTENARIO

“Cuando el guerrero de la luz conquiste


La ilusión y corra el velo de la apariencia,
El Real Ser guiará sus manifestaciones y todo
Funcionará como en un mágico Concierto”

Hemos pasado por la sexta fase. El hombre inteligente se ha unido al Eterno, ha


abierto el canal de comunicación, los dos son Uno. El Ser se ha convertido en su
Guía, en su Maestro, en su Protector. Los sentidos físicos se han transformado
convirtiéndose en los instrumentos para que el Ser se exprese y concluya una nueva
obra.

Fue posible reconocer el caos, como Matriz Eterna del mundo de las formas, como
principio y fin de todos los elementos constitutivos del Macro-cosmos y, al mismo
tiempo, relacionarlos con el caos existente en el Micro-cosmos hombre, para
comprender que el trabajo realizado por el Creador, es posible efectuarlo dentro de
nosotros mismos para crear un universo interno.

Se creyó necesario reconocer al Ser dentro de todas las cosas, no importa que sean
seres animados o inanimados, si creemos que es posible llamarles así, con el
objetivo de tener al Creador en vivo recuerdo y comprender que existe un mundo
espiritual al cual, tenemos acceso y que pasa por nosotros sin que nos demos cuenta,
porque hemos dado más importancia al mundo sensorial o hemos creído que solo
tiene validez aquello que es comprobable o demostrable mediante las técnicas de
laboratorio, haciendo caso omiso de lo que está más allá del pensamiento, lo
ultrasensible, aquello que solo es posible percibir con los sentidos del alma.

También reflexionamos acerca de la energía o campos energéticos que el Ser ha


depositado en nosotros, que bien administrados, contribuyen al incremento de la
fuerza, que permite mejorar el trabajo espiritual, especialmente la percepción de lo
desconocido, cuestión que requiere de gran cantidad de energía.

El descubrimiento continúa. El Creador se expresa en dos fuerzas opuestas, pero no


contrarias para que el flujo y reflujo en la creación continuamente esté presente, esto
es necesario para realizar una obra.

El trabajo consiste en descubrir, dentro de nuestra parte interna, estas dos fuerzas
que viven en pugna dentro de la psiquis del hombre, fuerzas que pelean la
supremacía de la personalidad, las cuales toman la apariencia del bien y del mal que,
sin lugar a dudas, son susceptibles de llegar a la armonía, debido a que las dos se
complementan formando equilibrio y como resultado la quietud mental.

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Si en la creación solo funcionaran estas dos fuerzas, presentarían guerra,
antagonismo y no hubiese sido posible el orden. Entonces, se hace necesario de otra
fuerza para formar el ternario, donde se completa la divinidad, porque todo ente se
construye por acción de tres fuerzas, dos aparentemente opuestas y otra que
armoniza mediante la ley del amor.

Un elemento inmaduro posee estas dos fuerzas en conflicto, necesitamos de la


tercera fuerza que entra a conciliar, que logra unirlas amorosamente. Esta unión se
logra por un proceso de compresión del defecto en todas sus manifestaciones. En
todo trabajo que realicemos debe estar presente el ternario. La trinidad estará en toda
acción que emprendamos, para comprender nuestra existencia monótona y carente
de sentido.

Descubrir el orden que el Creador ha impregnado en la naturaleza es vital. Con base


a El crearemos el orden personal que originará una nueva sociedad producto del
hombre equilibrado, que implica un ritmo de vida ordenado y la organización de
nuestros actos, así como los planetas, satélites, astros, etc., de una galaxia poseen
movimientos rítmicos mediante los cuales se determina la presencia de la Razón
Suprema en la organización de los mundos.

El orden y la organización de nuestra vida nos llevará a la unión con el Ser porque
lograremos el estado de suspensión mental que nos permitirá abrir el canal de
comunicación con la parte íntima, a través del oído interno, para no confundirnos en
la percepción del mundo de las formas, dentro de sus especies, clases, razas, etc.,
comprendiendo que todo es una unidad.

Es indispensable darnos cuenta que, para comprender nuestra forma de ser,


iniciamos por ciertos elementos que nos incomodan y obstaculizan el camino
espiritual. Al comprenderlos cesan dejando de manejarnos como marionetas, pero
quedamos expuestos al regreso a través de las huellas. Luego, la limpieza debe ser
total por el proceso de disolución con ayuda del Fuego de Vida, de la Bendita Madre
Kundalini, entrando al estado de muerte psicológica y logrando definitivamente la
unión con nuestro Ser para que a partir de ese instante sea Él quien guie nuestros
pasos.

Ahora, el esplendor del septenario se perfila en este día. La Ilusión muere al realizar
la obra, debido a que el Ser entra en manifestación convirtiéndonos en instrumentos
de su expresión, en defensa contra las tinieblas que están en el exterior, y que, a la
vez, se constituyen en el campo de batalla donde habitamos y donde se desenvuelve
el Ser. Desde este instante, nuestro dolor será su dolor, nuestros sufrimientos y
angustias serán suyos y nuestras penas atravesarán su corazón.

135
Somos el Ser, nos hemos encontrado a nosotros
mismos. La luz Ilimitada nos inunda con su
deslumbrante resplandor. Nada hay que temer.
Pasamos de la ilusión de la separatividad a la
libertad infinita. La obra sigue su marcha.

No por esto, debemos pensar que el Ser queda


inmóvil, apartado contemplando su creación o en
un descanso eterno. Si fuese así, sería la negación
de la existencia. Es por su Auto-contemplación que
los mundos se manifiestan a nuestros sentidos. Por
esto, Él es la obra, el obrero y los instrumentos de
trabajo.

A construir nuestra galaxia interna con la materia


prima que hemos liberado a través de la muerte
para ser dignos de llamarnos: Hombres Galácticos.
Para que esta obra sea un esplendor purifiquémosla
con el Fuego de Vida que pondrá a prueba todo lo
construido.

Para este día corresponde la clave del Tarot número siete: La Carroza, que otros
ocultistas le llaman: El Triunfo que demuestra la conquista de la ilusión. El Auriga
es nuestro Íntimo, nuestro Ser Interno. Es un vencedor que representa la conquista
de la ilusión. Las riendas con que conduce el “carro”, que viene a ser el cuerpo físico
del iniciado, son invisibles, hacen alusión a la mente, en la cual no ha quedado ni las
huellas del falso yo, está alado por dos esfinges que simbolizan los sentidos, que
lógicamente han vencido el mal de la ilusión, de la separatividad, permitiendo al Ser
guiar las manifestaciones del ser humano que entra al septenario.

La letra hebrea Cheth, correspondiente a la clave siete, significa campo, valla o


palizada; dándonos la idea de cercamiento, seguridad y protección, mediante, la paz
interna, lógicamente después de la conquista de la ilusión y de la disolución del yo
psicológico, porque la paz y la conquista establecen el equilibrio entre las dos
fuerzas contendoras. Por eta razón el siete representa el Poder que establece la
armonía que permite extraer el orden del caos.

Este poder es de adaptación y de ajuste, en el cual interviene la Voluntad del Ser,


que se mueve en el universo motivando la vida y la acción. El poder de la Voluntad
es una Energía Cósmica y sería un error considerarlo como una propiedad personal
porque la Voluntad se expresa a través de leyes cósmicas para todos los seres. La
diferencia entre las personas está en la habilidad para expresar el Poder de la
Voluntad a través de la personalidad, adaptada para este caso.

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Aquí funciona un campo-universo con sus
componentes y energías manifestadas o emanadas de
la Voluntad Una del Real Ser. En el hombre este
campo es la personalidad que debe cultivarse,
adecuarse y transformarse para la expresión de la
Voluntad del Padre o de nuestro Real Ser.
Igualmente debemos preparar el vehículo físico para
la manifestación de la Voluntad Primaria.

Para que el Padre Espiritual logre expresarse a través


de nuestra conciencia y del cuerpo físico se hace
necesario, la receptividad a través de los sentidos y
de la meditación profunda consiguiendo un estado de
paz y de silencio mental.

Sólo el silencio permite al Eterno Obrero


perfeccionar su obra, mediante una voluntad consciente, manifiesta en un poder
motivador que nos lleva a sentir fe y seguridad de que todo funciona en un mágico
concierto universal; entonces, con toda confianza exclamaremos: “¡Padre mío, en tus
manos encomiendo mi espíritu!”.

El Ser se convierte en el Soporte de todo aquello que forma parte de nuestra obra.
Porque por La creación de los mundos se mantiene en un eterno flujo y reflujo. Por
lo tanto, iniciaremos nuestra obra espiritual, dando forma al sol, planetas, satélites,
galaxias, universos… psicológicos, hasta convertirnos en Cosmocratores.

Para lo construido, el Eterno asume la forma de un fuego purificador para depurar


toda forma creada; sometiendo a prueba de fuego el oro de la consciencia y el oro de
la Belleza para que el Hijo Celeste resucite.

Sumando dos veces el siete obtenemos catorce que corresponde a la clave del tarot
llamada la Temperancia, a la cual se le atribuye la Inteligencia de Probación o
experimento. Esto se refiere a las diferentes pruebas que el iniciado debe pasar en
todo lo construido que lógicamente está sometido a la ley del equilibrio.

La temperancia corresponde a realizar una mezcla balanceada o equilibrada. Aquí el


iniciado o Guerrero de la Luz debe estar perfectamente equilibrado en relación con
todos sus vehículos. Toda su parte interna ha dominado los pares de opuestos,
camina por el sendero medio. Entonces, vemos como el fuego de la antorcha cae
sobre el águila, símbolo del aire y el agua de un jarro cae sobre el león símbolo del
fuego, simbólicamente hablando.

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El arcoíris simboliza la diferenciación de la luz en colores por medio del agua de
vida. El ángel es andrógino y lleva el símbolo de la energía solar sobre su frente y
simboliza la Superconsciencia, razón por la cual, en el pecho, lleva las cuatro letras
del nombre del Eterno: La estrella de siete puntas que lleva el ángel sobre el pecho
representa los trabajos o acciones que deben ser medidas y pesada para que
mantengan el equilibrio; por cuanto, para dibujar una estrella de esta categoría,
requiere la ayuda de herramientas de medición

En este proceso se requiere de la verificación del conocimiento para luego aplicarlo


porque no es suficiente tener el conocimiento sino actuar de acuerdo con él. Esto
corresponde al sendero probatorio; por esta razón, la clave catorce: La Verificación
o Temperancia, está relacionada con la letra hebrea Samekh que significa: apuntalar,
sostener, establecer, asir, sustentar, verificar. Con más precisión la letra Samekh
representa la prueba, la purga y purificación de la obra espiritual.

Si el iniciado es un candidato a la verdad, debe someterse a las pruebas sobre sí


mismo. La ley de verificación busca establecer la solidez de la construcción del
templo interno donde habitará nuestro Real Ser. Por esta razón el número 14 es igual
a la suma cabalística de 1 + 4 = 5 porque la meta de la verificación es alcanzada
siguiendo cuidadosamente las instrucciones de la intuición, clave del tarot número
cinco que corresponde al desarrollo de la intuición y simbolizada por las cinco
pequeñas llamas desprendidas de la antorcha.

El proceso de creación necesita de gran energía y visión. Este último componente


establece la comunicación con el Ser como algo vital en todas las posibilidades de la
obra. El razonamiento innecesario debe convertirse en intuición para que la mente
quede en manos del Ser, para que todo aspirante a la verdad aprenda a leer donde el
maestro no escribe y a escuchar donde el maestro no habla. Esto es posible a través
del discernimiento que permite la percepción directa de la verdad, sin el proceso del
razonamiento.

La obra espiritual es un avance continuo, dado por una instrucción interna y eterna,
por esta razón, el Obrero es el Fin que no tiene fin. Entonces, al sumar tres veces el
siete resulta la clave veintiuno del tarot: El Mundo, donde la letra hebrea Tav o ThV,
atribuida a esta clave sugiere “fin” por medio de Th, y “continuación” por medio de
V, lo que equivale a decir: “El fin y el principio son Uno”.

El modo de consciencia de la clave veintiuno es: “La Inteligencia Administrativa”


que la podemos descubrir en la naturaleza, porque Dios después de realizar este
universo, no se ha aislado de su obra, está dentro de ella aplicando la Inteligencia
Administradora, mediante leyes que mantienen en equilibrio la Eterna Balanza.

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Así es que el trabajo del séptimo día consiste en la
depuración de la Obra Espiritual, con el fuego
purificador. Toda acción tiene su consecuencia y es
el fuego de esta consecuencia el que purifica porque
asemeja un aparente castigo que viene de la
Severidad del Eterno como ley que debe cumplirse
para que exista una buena administración en la
empresa.

Las cuatro figuras en las esquinas son las mismas


de la clave diez, siempre manifestarán el trabajo con
los cuatro elementos de la naturaleza, aspecto que
debe continuar en el séptimo día del auto-génesis y
más allá del mismo. La corona es un símbolo
matemático que nos sugiere la exactitud en la
continuidad de la obra como también a la Vida
Poder como principio fundamental de la forma.

También la corona por ser un trabajo del hombre le atribuye al trabajador de la obra
la capacidad de crear y construir su propia galaxia que lo convierta en un ser digno
de llamarse Hombre Galáctico. La figura central parece ser femenina, pero las
piernas tienen una apariencia masculina que revela que la figura es realmente
andrógina.

La expresión del Eterno en Fuego Purificador, lo convierte en el soporte de lo que


viene a la existencia y todo aquello que va siendo creado, pasa por la prueba del
Fuego Devorador. Toda nuestra obra es probada para demostrar la solidez y la
calidad de la construcción.

En toda cosa creada resuena el Verbo Creador, sin El nada existe. Es importante
aprender a percibirlo para que nuestra obra sea dirigida por El. Por esta razón, en el
séptimo día, se debe trabajar con el lenguaje en cualquier tipo de expresión y en las
formas posibles.

Depurar el lenguaje es esencial, principalmente los gestos, estados de ánimo,


lenguaje articulado, dando prioridad al último. Una forma correcta de hablar es
propia de una persona equilibrada y no viola el ritmo perenne de la naturaleza. Las
palabras vulgares, la calumnia, el insulto son notas discordantes en el diapasón de la
existencia.

El lenguaje corporal no debe ser ambiguo, los gestos innecesarios deben


desaparecer. Transmitir sentimientos de odio, tristeza, aburrimiento, no soluciona
nuestros conflictos y ninguna persona está en la obligación de tolerarnos.

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Necesitamos aprender a hablar y a callar cuando sea
necesario y ninguna nota discordante ha de salir de
nuestra garganta porque a través de ella necesita
expresarse el Eterno. Cuando los gestos, palabras y en
general cualquier forma de lenguaje sean armoniosos,
el Increado se manifestará y todo mensaje que salga
de nosotros será un alivio para las almas que sufren.

Se ha purificado nuestro lenguaje, el Verbo Creador


está en nosotros dirigiendo la obra. El mundo del
Espíritu sigue en marcha; podemos descansar en la Fe
de que todo funciona en un mágico concierto y que
avanzamos a través de la perfección hacia el Absoluto.

Aparentemente esta clave es el final de la serie, pero


no existe un fin para ella; por cuanto, veintiuno es una
triple manifestación del número siete, una triple
manifestación de la ley del siete que continuamente está organizando y ordenando
los mundos. Siempre será el final de un ciclo y el principio de otro.

La continuidad del septenario de la creación, nos remite a la clave cero: El Loco,


palabra derivada del latín “follis”, que significa “saco de viento”, aquello que tiene
aire o aliento que llega hasta nosotros como energía proveniente del sol. Este
principio es llamado: Aliento de vida, Pneuma para los griegos, el Prana del
Sanscrito, el Ruach de los hebreos, el Espíritu del latín. Literalmente estas palabras
significan “aliento”. Secundariamente, Espíritu o energía de vida que lo penetra
todo.

La fuerza generadora es la Superconsciencia simbolizada por el sol blanco que


alumbra al caminante de la nueva obra más allá del primer septenario. El personaje
central camina confiado acompañado por el Poder de vida. Su bastón ya no se apoya
en el mundo material, su percepción está basada en la intuición, esto se observa en la
bolsa que carga atrás que está más allá de la percepción sensorial y de la memoria.

En su brazo izquierdo demuestra que ha trascendido el deseo representado en la rosa


blanca y que en la clave uno del Mago aparece de color rojo. Igualmente, a dejado
de lado la mente razonadora simbolizada por el perro. Está listo para iniciar un
nuevo ciclo.

Siempre habrá otros pasos que dar, senderos que recorrer y elevadas metas a las
cuales aspirar, pero todo estará en la expresión de la Ley Cósmica, si trabajas con
ella alcanzarás los soles, planetas, galaxias, universos…

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