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El pelagianismo se interesa ante todo en la teología de la gracia, al igual que San Agustín. Rechaza
la doctrina del pecado original, negando por lo mismo la misma gracia, que es entendida por Pelagio
como ayuda interior, y que permite una observancia salvífica de la ley moral.
Consideró que la fuerza moral de la voluntad humana, cuando está fortalecida por el ascetismo, es
suficiente en sí misma para desear y conseguir la virtud. Por lo tanto, consideró que el valor de la
redención de Cristo está limitado principalmente a la formación (doctrina) y al ejemplo, que servían
de contrapeso frente al mal ejemplo de Adán. Por lo tanto, la naturaleza, según Pelagio, es capaz de
someter el pecado y ganar la vida eterna sin la ayuda de la gracia. Según Pelagio, somos lavados de
nuestros pecados por justificación mediante la sola fe, pero este perdón no implica una renovación
interior del alma.
• Enseña el pelagianismo.
Pelagio aborda el tema de la voluntad libre del hombre, que Dios le ha dado desde el momento de
la creación, y que se le ha llamado como libre albedrío, por el cual, todo hombre tiene la capacidad
de elegir de un modo nato entre el bien o un mal.
El pelagianismo es una posición teológica cristiana expuesta entre los siglos IV y V y que fue
considerada herética por el Concilio de Cartago de 418. Sostenía que el pecado original no manchó
la naturaleza humana y que los seres humanos, por gracia divina, tienen libre albedrío para alcanzar
la perfección humana.
• Semipelagianismo
Doctrina sobre la gracia defendida por los monjes del sur de la Galia y alrededor de Marsella después
del año 428. Intentaba llegar a un compromiso entre los dos extremos del Pelagianismo y el
Agustinismo, y fue condenado como herejía en el concilio ecuménico de Orange en 529 después de
más de cien años de controversias.
En oposición al Pelagianismo, en el Concilio general de Cartago del 418 se mantuvo como principio
de la fe que la gracia cristiana es absolutamente necesaria para el conocimiento correcto y la
realización del bien y que la perfecta impecabilidad es imposible en la tierra hasta para los
justificados.
Juan Casiano, de quien se dice que fue discípulo de Juan Crisóstomo, fundó dos monasterios en
Marsella, donde también escribió algunas de sus obras más importantes. Su nombre se asocia de
tal modo al semipelagianismo que esta posición teológica llegó a ser conocida como “casianismo”
Agustín murió el 29 de agosto del 430, mientras los vándalos sitiaban su ciudad episcopal. Como sus
únicos campeones en la escena del conflicto, el sur de las Galias, quedaban sus discípulos Prospero
e Hilario.