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Jueves, 20 de marzo de 2008

PSICOLOGÍA › IMPLICANCIAS DEL UNIVERSO SIMBOLICO DISCURSIVO

Los nombres y sus diferencias

La autora de este artículo escribe sobre la relación entre la psicología y la educación con motivo de
la pronta iniciación de Seminarios Curriculares/Asignaturas. El aporte de Foucault.

Por Elsa Emmanuele*

Los sustantivos Psicología y Educación no son equivalentes. El primero remite a una disciplina
específica y el segundo, designa tanto un objeto teórico como un espacio social de complejos
entrecruzamientos histórico políticos, económicos, sociales, culturales. Educación alude a una
Institución estructurante del psiquismo humano. Como instancia simbólica es irreductible al
aprendizaje, a la organización de un establecimiento, a los límites de un aula y/o a los
protagonistas individuales. No remite a un mero formato arquitectónico ni al lugar donde se
enseña sino al acto mismo de hacer entrar en la cultura y sus leyes, en el suelo político y
racionalidad imperante de una época; a las formas de distribución y mecanismos o estrategias de
múltiples relaciones de poder que no son lineales ni meramente coercitivas.

Sin embargo, las tradiciones imperantes -pedagogización de la psicología y psicologización de la


educación- persisten en circunscribir las objetivaciones y las problemáticas en torno a figuras
(niño, adolescente, docente, directivo); a establecimientos o niveles organizacionales (aula,
escuela, instituto); o bien, a díadas o tríadas interaccionales de tinte sistémico: docente,
aprendizaje/conocimiento y alumno.

Enunciar un nexo entre ambos sustantivos revela por sí, el sentido de los lazos que se establecen:
subordinación, sumisión, conjunción, disyunción, intersección. El término en designa claramente
un posicionamiento desde la especificidad del discurso Psi en la trama de otra formación
discursiva sin por ello confundirse ni pretender dar a luz otra disciplina diferente, so pretexto de la
ciencia auxiliar o de la ciencia aplicada. Tampoco bajo pretexto de convergencia. Pero esto exige
tomar posición dentro de su heterogeneidad de saberes y teorías justamente para poder -al decir
de Foucault- hablar de los objetos de que trata en su discurso.

En el universo simbólico todo nombre marca diferencias. Lejos de una vulgar variación semántica,
Psicología En Educación remite a sostener una praxis institucional en todo espacio social
atravesado por la Institución Educación. Praxis relativa a una diversidad de problemáticas,
acontecimientos y vicisitudes que instan al arduo trabajo de una arqueología y genealogía dentro
de variados sectores y dispositivos del territorio de la Educación y sus cruces con el área Salud.
Praxis que conlleva un excentramiento ineludible del tradicional mito de lo individual, del
individuo y del particular, ya que el Discurso es aquello que hace función de lazo social. Los
Discursos Sociales -y todo Discurso es social en tanto construcción histórica- se van transformando
mediante incesantes juegos de repeticiones y diferencias producidas por un suelo político
económico que marca reglas de construcción y validación e inclusive, modos o estilos de pensar y
conocer, según la hegemonía de una lógica que surca la historicidad misma de las prácticas
sociales.

Praxis que lejos de confundirse con el ejercicio de la pedagogía o con la tecnocracia tradicional de
la psicología, ha de interrogar la formación básica, disciplinar y profesionalista de grado, desde
saberes diferentes. Por Discurso Psi -Psicología y Psicoanálisis- hemos de entender ese conjunto
heterogéneo de teorías diversas y postulaciones que intentan objetivar el psiquismo humano de
maneras disímiles mientras conviven en el pluralismo del mercado laboral y académico sin
pretensión de unidad totalizante. Su especificidad en la complejidad del área Educación, exige no
sólo conocer su historia social en el seno de la economía política, con revisión crítica de teorías
sociológicas y pedagógicas, sino la interrogación político epistémica de las teorizaciones de la
Psicología y del Psicoanálisis y el dominio exhaustivo de postulaciones de Michel Foucault que no
son mero trasfondo accesorio sino que adquieren sentido sustantivo y primario en virtud de su red
conceptual fecunda para campos laborales donde prima el colectivo social. Se trata de potenciar
otro modo de pensamiento capaz de usar las teorías como instrumentos para explorar redes de las
economías de poder, analizar luchas diversas en el devenir de su historia política, interrogar
modelos imperantes y hegemonías, indagar prácticas discursivas adjuntas y seriadas en una
episteme.

Las disciplinas han nacido para disciplinar al modo de una maquinaria coextensiva al tejido social,
fabricando incesantemente una multiplicidad y variedad de celdas panópticas vinculadas a
intereses epocales diversos de las tramas saber-poder. El Discurso traza los cuerpos humanos y
toma cuerpo en la episteme occidental y ella misma nos enfrenta a las fronteras de nuestro saber,
un saber disciplinado que en su devenir desde las prácticas de militarización del ejército, atraviesa
los espacios públicos que atañen al trípode Educación, Salud, Trabajo.

La vulgarmente llamada cuestión político social acciona sobre los sujetos moldeando formas de
subjetivación, modelos de filiación portadores de identificaciones. Y las identificaciones
constituyen especies de puentes móviles entre la singularidad subjetiva (en la historia de una
biografía), las particularidades histórico político económicas del suelo y época donde transcurren,
y esa inaprehensible universalidad de tecnologías de dominación humana que a su vez, poseen sus
particularidades e imprimen huellas singulares.

*Doctora en Psicología. Autora de libros y artículos diversos.

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