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Sociedad y Religión N° 9 1992

Cultos de posesión y empresas de cura divina en el Uruguay: desarrollo


y estudios

Renzo Pirugarte
Coordinador del Área de Ciencias Antropológicas
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad de la República del Uruguay

El desarrollo de la Umbanda en el Uruguay

El culto Umbanda muestra en el Uruguay una dinámica expansiva muy notoria


y en tal sentido podría sostenerse que aunque carente de un plan misional y de un
empuje catequístico definido, ha entrado al igual que otras religiones históricas, en una
fase de ampliación de sus espacios y de reagrupamiento de nuevos adeptos e iniciados.
La carencia de una organización de culto centralizada, evidentemente perjudica
la adopción de contenidos míticos y teológicos así como de normas reguladoras del
ceremonial, que sean aceptados de manera general y que en consecuencia, puedan ser
considerados canónicos. Es difícil vaticinar el éxito que llegue a alcanzar el culto
Umbanda y cuál será el límite de su expansión posible, así como cuánto pesará
políticamente en las sociedades donde existe.
En las localidades brasileñas fronterizas con el Uruguay (Quaraí, Livramento)
ya revestía importancia la presencia de locales del culto Umbanda conocidos localmente
como "terreiros" o "caboclos" en los finales de la década de los años 50. En los
comienzos de la década siguiente, ya existían algunos locales aunque pocos en
Montevideo.
La importancia que la Iglesia Católica le ha asignado a la expansión de la
Umbanda por América Latina en general, hace sospechar dada la falta de estudios al
respecto que en otras fronteras del Brasil también está teniendo lugar un proceso similar
de difusión.
Si bien una informante (la Mai María Das Matas, del barrio del Cerro) sostiene
que ella estableció en 1942 el primer templo de Umbanda en Montevideo, esta

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presencia se hizo manifiesta como ya se ha dicho, en la década de los 60. Nos


correspondió señalar por primera vez en la literatura antropológica nacional (Pi Rugarte
y Vidart, 1969: 52 ss) la presencia y la importancia creciente de tal manifestación
religiosa en este país. Anotábamos entonces las posibilidades ciertas de multiplicación
del número de adeptos, en función de las transformaciones que se operaban en la
estructura socioeconómica nacional, las cuales, al acentuar la pauperización de los
sectores populares facilitando así el crecimiento de sentimientos colectivos de
frustración y desesperanza, propiciarían nuevas conversiones a cultos cuyo sistema de
creencias y cuyas prácticas apuntan a las soluciones individuales de consuelo
inmediatista; a ello hay que agregar el efecto catártico de ceremonias en las cuales el
fenómeno de la posesión cumple un papel central.
En los años siguientes, en los cuales las condiciones anotadas se vieron multipli-
cadas, especialmente en el período dictatorial (caída continua del salario real,
ilegalización de las instituciones políticas y sindicales con la prohibición de sus ac-
tividades, aplicación generalizada de los métodos de terrorismo de Estado, persecución
y amedrentamiento de la población, con la comprensible secuela de desanimo y
desmovilización para amplios sectores) tuvo lugar un explosivo aumento en el número
de los locales dedicados a cultos procedentes del Brasil, en especial de la Umbanda.
Ello seguramente implicó un consecuente aumento de conversos y practicantes a cultos
hasta entonces ajenos a la tradición religiosa nacional.

Los estudios sobre la Umbanda uruguaya

Pese a lo sugestivo del fenómeno, ningún estudio sociantropológico abordó el


tema. Es justo, sin embargo, considerar las dificultades que la investigación social y
cultural debió enfrentar durante los años de gobiernos autoritarios.
Doce años después de nuestro señalamiento inicial, se publicó el libro de Moro y
Ramirez "La Macumba y otros cultos afro-brasileños en Montevideo'' (1981). El rápido
agotamiento de la hasta ahora única edición, hace presumir que el mismo consiguió
satisfacer una necesidad de información mayor sobre una materia que se presentaba
como actual y sugestiva. Para entonces, casi todas las personas del país habían alguna
vez oído hablar del tema, corrientemente asociado a la realización de maleficios y a la

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práctica del curanderismo así como a otras acciones propiciatorias de la fortuna


personal. Muchos, sin proponérselo incluso, como resultado de la simple vecindad,
conocieron la existencia de locales de Umbanda por comentario de los moradores del
barrio o simplemente por escuchar el toque de los tambores y los cánticos rituales.
Quien más, quien menos, observó alguna vez en diversos sitios pero de preferencia en el
cruce de calles, que se había dejado un "despacho". En diversos barrios surgieron
comercios dedicados a proporcionar los materiales y objetos requeridos por el culto,
algunos de los cuales inclusive, se traen de Brasil. En ciertas ocasiones y especialmente
el 2 de febrero en muchas playas capitalinas y en particular en la Playa Ramírez, la
celebración de lemanyá concita una adhesión popular multitudinaria, que ha pasado a
ser un peculiar espectáculo folclórico montevideano.
Se carece de datos sobre el número de " terreiros" o "terreras", como más
comúnmente se les llama existentes en el interior del país y de la importancia relativa
que la Umbanda pueda tener en diferentes departamentos, más allá de algunas
apreciaciones impresionistas. Para Montevideo, las ya indicadas Moro y Ramirez han
señalado que los registrados por la policía alcanzarían a unos 700, conjeturando estas
autoras quede considerarse los no registrados, podrían sobrepasar "holgadamente el
millar". (Es preciso tener en cuenta que durante el período de gobierno de facto, la poli-
cía exigía la inscripción de los "terreiros" en sus registros para permitirles funcionar).
La cifra de 700 es repetida por Pallavicino (1985), quien al parecer realizó la
recolección de sus datos con posterioridad a las autoras antes citadas, sin aclarar la
fuente de su estimación.
En una primera instancia, parecerían exagerados los números aludidos, sobre to-
do si se comparan con la cantidad de locales que actualmente existen, por ejemplo, en
una ciudad como Bahía, donde los cultos de posesión tienen una larga tradición y en los
tiempos presentes un enorme prestigio social, en gran medida resultante de la afiliación
de varios destacados intelectuales y artistas. Un informe reciente de Gallup Uruguay
("La República", 1991) estima que funcionan en Montevideo unos 300 terreiros y otros
tantos en el resto del país. Este es un punto que próximas investigaciones deberán
aclarar, teniendo en cuenta, no obstante, el constante proceso de apertura de nuevos
locales y también, paralelamente, el de cierre de muchos que se quedan sin integrantes.

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Una visión de los trabajos realizados en el Uruguay sobre cultos de posesión,


debe comenzar con la referencia a una amplia nota periodística sobre Umbanda en la
región fronteriza de Pereira Brum, de 1961. Su interés reposa precisamente en señalar
en Rivera la presencia de "terreiros" en ese año.
En 1975, un trabajo de Brazeiro Diez dirigido a considerar el tema del
curanderismo, consideró el culto Umbanda aunque sin metodología adecuada por lo que
el libro resulta inutilizable del punto de vista científico. Aporta apenas referencias
borrosas sobre las prácticas de Umbanda en los Departamentos del Norte, vecinos del
Brasil. Hay una descripción de una sesión que tiende más a lo pintoresco que a lo
documental. El culto es valorado apenas como una forma de curanderismo, lo que
trivializa el estudio. No incluye ningún sistema de referencias ni de citas técnicamente
hecho y la proliferación de groseras erratas lleva a que muchas veces no se pueda saber
qué autor o qué obra es la que se ha querido indicar. El autor mezcla las consideraciones
sobre la Umbanda con otras dirigidas a la medicina popular, las supersticiones y el
charlatanismo, con gruesos errores conceptuales e incluso de observación.
El libro ya indicado de Moro y Ramírez (1981) escrito íntegramente por
Mercedes Ramírez, pues al momento de su redacción final, América Moro había ya
fallecido fue el primero dedicado al tema. Consta de una primera parte dedicada a la
introducción de africanos en el Brasil, a la esclavitud en ese país y en el Uruguay, al
sincretismo religioso operado en el Brasil y a las distintas formas de cultos afro-
brasileños. Infortunadamente no indica una sola fuente bibliográfica o documental pues
el libro, acaso por estar dirigido al público general, carece de aparato erudito y
bibliografía. En su segunda parte se incluye lo más original y valioso del punto de vista
documental: un reportaje bastante detallado a un destacado pai-de-santo de Montevideo
Félix de Abaluaié quien realiza ceremonias de candomblé bahiano de nación Congo-
Angola. En la tercera parte se agregan reportajes de menor extensión a pais y mais
dedicados a la Umbanda y al Batuque: Nilo de Ogún Arué, Tía María y Armando de
Oxalá Mozo; también son destacarles estas entrevistas, pero los datos generales sobre
Umbanda en el Uruguay no están referidos a ninguna fuente y al parecer recogen las
opiniones del principal entrevistado: el pai Félix. Aún siendo de lectura indispensable
por las características anotadas, no debe perderse de vista que constituye un estudio

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descriptivo de aspectos teológicos y ceremoniales, por lo que no avanza en el terreno de


las interpretaciones de los procesos socioculturales implicados.
Un trabajo que ha gozado de considerable difusión, ha sido el del Padre Elizaga
(1988) en el que bajo el término "secta" engloba todo lo que no sea reconocible como
religión tradicional. El concepto de "secta" utilizado es inaceptable del punto de vista
científico y todas las observaciones y conclusiones resultan descalificadas por la
intención polémica, motivada en el compromiso con el catolicismo del autor, quien ve
en toda manifestación religiosa ajena a la suya una forma de superchería. El libro, por lo
tanto, tampoco tiene una orientación científica e incluye una bibliografía confeccionada
sin ninguna técnica. En rigor, parece un libro compuesto con fragmentos extraídos de
trabajos de divulgación y propaganda originados en las propias "sectas" que se pretende
estudiar. Dedica 12 páginas a los "Cultos Afrobrasileños" indicando sin señalar las
fuentes de su información que "se estima que hay más de dos mil terreiros" en todo el
Uruguay, mientras que "sólo en Montevideo hay más de ochocientos", cifras que nos
parecen en extremo elevadas por las razones antes indicadas. Asimismo, aunque no lo
expresa así, parecería que intentara una distinción entre hijos y clientes de los templos,
pues afirma que "se calcula entre doce y quince mil los creyentes practicantes de
Umbanda en Uruguay y unos ciento veinte mil los que alguna vez asisten a algún
terreiro para solicitar ayuda". Estas estimaciones podrían aceptarse primariamente, a
título de hipótesis de trabajo, si se pudiera conocer al procedimiento mediante el cual se
llegó a tal cálculo. El informe ya citado de Gallup Uruguay ("La República", 1991),
considera que "puede estimarse a los creyentes en Montevideo en no mucho más de
5.000 personas y a los eventuales en no mucho más de 60.000 que han visitado algún
terreiro o tomado contacto con un pai o que tienen propensión o hacerlo. Para todo el
país es razonable estimar en 9.000 a los creyentes y en 100.000 a los flotantes".
María A. Pallavicino (1985, s/d -1987-) ha enfocado el tema con propósito soci-
ológico y hace el trabajo más serio publicado hasta el presente. Se aprecia insuficiencia
en su apoyo bibliográfico y en el conocimiento de las religiones afroamericanas y
afrobrasileñas en general. Muchas veces hay un toque de ingenuidad en sus apre-
ciaciones. Como se indica en su libro de 1987, que sin embargo fue editado sin
indicación de fecha. El mismo es una síntesis de la tesis doctoral que presentó ante la
Universidad de Roma; cabe pensar que en ese trabajo mayor se hayan incluido los

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elementos que en éste faltan. Su informante principal habido el pai Armando de Oxalá
Mozo, de manera que muchas de las afirmaciones de carácter general que se incluyen,
corresponden en realidad a circunstancias propias de la "terrera" de este pai. Pone
algunos cuadros con datos de los umbandistas entrevistados que por desgracia son
demasiado generales; las preguntas que se consignan no van más allá de un nivel de
exploración bastante superficial. En una entrevista que se le hizo y se publicó en la
revista umbandista "Nuestra Umbanda" (Año 1 - N21) expone un interesante juego de
hipótesis que no incluye en su libro; por lo tanto, no es posible saber si han sido
examinadas y sometidas a prueba, no obstante su pertinencia. El número de entrevistas
en que se basó su estudio y que concluyó adeptos y sacerdotes, alcanzó a 205, lo que
señala su importancia. En su trabajo, Pallavicino intenta clarificar la naturaleza del
fenómeno considerándolo como un rebrote místico colectivo, como solución a
situaciones individuales de infelicidad y como un conjunto de prácticas curanderiles, en
tanto que hipótesis alternativas. Su enfoque, pues, es preferentemente psicosocial.
En un libro reciente, Teresa Porzecanski (1991) dedica una sección —4
capítulos, 26 páginas más 5 páginas de notas que incluyen referencias bibliográficas,
distribuidas en los distintos capítulos— a la Umbanda. Su base empírica está constituida
por las declaraciones de tres mai-de santo. Fuera de las apreciaciones de tipo general,
interesa el destaque que hace del carácter de espectáculo del ritual, del que efectúa una
descripción de su estructura: 1) la "yira" y el "rodado"; 2) la "incorporación"; 3) la
"manifestación de la entidad incorporada" que procede a "descargar" al consultante, es
decir, lo que corrientemente se llama dar-la-caridad; y 4) la "desincorporación". Esta
autora estima el trance (pág. 21) como "el momento central no sólo en la práctica del
culto sino en el análisis de los acontecimientos, adaptaciones y transformaciones
contextuales de la religiosidad afro-brasileña", todo lo cual resulta en extremo
discutible, aparte de que no se expone cuáles son esas expresiones cambiantes de la
religiosidad en lo que tiene que ver con el trance, lo que lleva a pensar que hay
modalidades del mismo distintas, cuando lo que se puede apreciar es la modificación de
algunos aspectos del ceremonial que pueden más bien considerarse adjetivos y no de la
naturaleza y expresión del trance. La autora parece sostener una apreciación que resulta
incierta, respecto del trance en tanto técnica ritual de vinculación con las entidades
objeto de culto y la función psicológica individual que el mismo cumple, al señalar que

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"para los creyentes es el trance el momento culminante de la religiosidad Umbandista"


(pág. 29). El texto todo adolece de oscuridad, dejando la impresión de que se está ante
afirmaciones de alguien que pertenece a la religión y no de quien la estudia.
Aparte de los trabajos reseñados, cabe anotar la creciente producción de notas
periodísticas, especialmente en épocas de celebraciones Umbandistas públicas, como la
de lemanyá u Ogún. En general las mismas parecen orientadas a satisfacer el gusto de
cierto público por asuntos que provocan el morboso atractivo de lo misterioso, es decir,
de aquello que se siente como racionalmente inexplicable, pero de algunas pueden
rescatarse datos interesantes, sobre todo cuando se basan en entrevistas a distintos país
o mais. Esto es también válido para las notas televisivas, muchas de las cuales parecen
incluso hechas para promover determinadas figuras de la Umbanda local.
Un balance de los estudios hasta ahora realizados, lleva a concluir que no
obstante la notoriedad del tema, el rápido y reciente crecimiento y difusión de cultos
provenientes del Brasil y en especial la Umbanda no ha sido abordado con el rigor
requerido, lo cual es decisivo para una comprensión del Uruguay actual.
Los estudios que necesariamente deberán emprenderse, tendrán que apoyarse en
la comprobación de que los fenómenos ideológicos como es el caso de la religión se
vinculan de manera estructural con la organización social y la modalidad de su
fundamento económico. Como esta relación es de naturaleza dinámica, la alteración de
uno de los términos necesariamente apareja modificaciones en los otros; así, la difusión
de la Umbanda deberá analizarse en función de los cambios experimentados por la
sociedad uruguaya en los últimos 20 años, período en el que ha tenido lugar su
introducción y notorio desarrollo.
Naturalmente, cualquier consideración sobre esta temática requiere, del punto de
vista metodológico, el abandono de posturas previas que aprecian las experiencias
religiosas como un anacronismo social, por el cual algunos individuos se encontrarían
en situación de sufrir una recaída en formas de pensar ya superadas por los miembros
intelectualmente más esclarecidos de la sociedad.
Teniendo en cuenta la escasez de estudios existentes, cabe plantear que los pró-
ximos enfoquen puntos más concretos, como la descripción y análisis de los meca-
nismos de difusión; la red de relaciones con organizaciones locales, nacionales y
brasileñas del mismo culto; los dispositivos de catequización y expansión; la orga-

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nización de programas y entidades de objetivo no religioso (culturales, de promoción


barrial, de ayuda mutua) vinculados a ciertas "terreras" y la trascendencia alcanzada; la
propia economía interna de las "terreras" y la vinculación económica con entidades
secundarias; la distribución de bienes y servicios entre los miembros del culto; etc. Más
allá de las opiniones que ven las conductas individuales de contenido irracional como
respuestas a situaciones sociales críticas, se vuelve necesario explorar las vinculaciones
existentes entre el fenómeno en estudio y la posición de clase de sus oficiantes y fieles,
así como las implicaciones políticas del mismo.

Difusión y auge de empresas de cura divina pentecostales

En el sentido expuesto, el estudio de la Umbanda debe ser ubicado dentro del


marco más amplio de la presencia de cultos diversos en el país y de su incidencia
global. Y dentro del gran tema de la difusión de nuevos cultos en el Uruguay, merecen
especial atención las iglesias pentecostales.
El pentecostalismo conforma en su origen un movimiento protestante extendido
en los EE.UU. primero, ya en el siglo pasado, y que en las últimas décadas ha
presentado un enorme dinamismo en algunos países de América Latina como Chile y
Brasil; desde este último se ha introducido recientemente en el Uruguay. El pen-
tecostalismo también considera la posesión como la experiencia religiosa suprema,
aunque entiende que la única entidad que puede encarnarse benéficamente en las
personas es el Espíritu Santo, que manifiesta su aparición a través del don de lenguas y
la capacidad de curar y extraer los demonios que se-hayan instalado en las personas, por
la sola presencia y exclusiva invocación al mismo. Algunos especialistas entienden que
la ausencia de culto a los santos en el protestantismo, favoreció la formación por
sincretización con las experiencias típicas de las religiones de origen africano, del
pentecostalismo; aquí no habría posesión por ningún orixá, caboclo, preto velho, exú o
pombagira a los que se considera sin excepción como de naturaleza demoníaca sino por
el propio espíritu superior de santidad, tal como lo entiende y reverencia el cristianismo.
En estas razones se fundan las interpretaciones que parten del hecho de que en los
EE.UU. muchas de las llamadas "sectas de negros" sean pentecostales.

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En Brasil el pentecostalismo ha tenido un agresivo desarrollo desde los


comienzos de las segunda década del siglo, pero mostrando un aumento explosivo a
partir de los años 70. Siempre ha enfrentado los cultos afrobrasileños y la Umbanda,
valorando las entidades invocadas en sus ceremoniales como manifestaciones diabólicas
y por lo tanto nocivas para las personas. Sus promotores llevan a cabo una acción
proselitista muy activa que utiliza por lo común los modernos medios de comunicación
masiva y en particular la radio.
Aún hay pocos estudios específicos sobre la importancia de estos cultos en los
sectores sociales en que reclutan preferentemente a sus adeptos. La presencia en
Uruguay de varias iglesias pentecostales que desarrollan continuas campañas de
divulgación de su mensaje en diversas localidades del interior y en Montevideo, se debe
precisamente al señalado impulso expansivo procedente de Brasil.
Algunas de estas iglesias han conformado verdaderas "empresas de curación
divina" como se las ha denominado en Brasil, por la abierta exigencia de dinero a los
fieles, a cambio de las intermediación para que la divinidad aporte beneficios; los
"milagros" cotidianos son transformados en cosas con valor de cambio, es decir, en
mercancías. Los seguidores de estos cultos, empero, no se consideran para nada
víctimas de la codicia de nadie y entienden como legítimo intercambio de dones el
entregar dinero a cambio de prodigios, en el supuesto, además de que cuanto mayor sea
la importancia de lo impetrado, mayor debe ser el aporte monetario que corresponde
dar. Este es el caso de varias organizaciones surgidas del pentecostalismo como la
'Iglesia Universal del Reino de Dios" del "obispo" Edir Macedo también originada en
Brasil, o la iglesia llamada "Cristo es mi salvador" orientada por el predicador Januario
Rodríguez, cuya matriz se encuentra en Temperley, Argentina. Pero la que con más
fuerza se ha hecho conocer en el Uruguay a partir de 1986, ha sido la Iglesia Pentecostal
"Dios es Amor", del pastor David Miranda, cuyo crecimiento en Brasil ha sorprendido
por lo vertiginoso.

Estudios sobre pentecostalismo y moda periodística

El único estudio encuadrado en los presupuestos teóricos y metodológicos de la


Antropología cultural que hasta el presente se ha realizado, es el que emprendimos en

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1990 a propósito de la Iglesia Pentecostal "Dios es Amor". Contando con la ayuda de


los Colaboradores Voluntarios Mariel Cisneros, Nicolás Guigou, Yamila Rovito,
Mónica Talamás, Roberto Elissalde, Alvaro Alvarez y Aldo Barrete, se elaboró un
trabajo (de 57 págs.) que resumía datos y conclusiones y que se presentó al III
Congreso Argentino de Antropología Social, efectuado en Rosario en julio de ese año.
Esa comunicación constituía un avance de una investigación de mayor amplitud que
sobre expresiones de la religiosidad popular se viene cumpliendo en el Departamento de
Antropología Social y Cultural de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, bajo nuestra responsabilidad. La hipótesis central de esta investigación es la
consideración de que la búsqueda de la milagrosidad conforma el aspecto definitorio de
la religiosidad popular. Es esto lo que hace que la misma se traduzca en actitudes
apartadas de cualquier experiencia mística. En otras palabras, la religiosidad popular se
manifiesta en conductas prácticas y no en devociones contemplativas ajenas a las
manifestaciones del cotidiano vivir; antes bien, la solución de los problemas corrientes
conforma la justificación de la afiliación y el cumplimiento de los rituales. Obviamente,
esta conceptuación es aplicable tanto al del estudio de la Umbanda y otras modalidades
ceremoniales de origen afrobrasileño como al del catolicismo popular y a las iglesias
pentecostales de todo tipo.
Frente a la falta de otros estudios científicos, cabe anotar una relativa proliferación de
artículos periodísticos que han planteado sistemáticamente el rechazo a estas nuevas
formas de religiosidad características de pentecostalismo milagrero.
El tema del rápido arraigo de estas organizaciones, así como el de las
modalidades de reclutamiento que utilizan y el énfasis que otorgan al cobro de diezmos
y de otros aportes monetarios, ha provocado en las publicaciones no especializadas de
Uruguay un tratamiento revelador de un sistema de ideas y valores característicos que
incita a efectuar algunas reflexiones.
El problema de las sectas y cultos de reciente difusión en este medio (mejor
dicho, el considerar que esas manifestaciones religiosas constituyen un problema) pone
de manifiesto un acentuado etnocentrismo, enraizado en valores que se exponen como
determinantes de la idiosincrasia nacional. Se percibe así un extendido sentimiento de
que existen unas religiones de primera, cuyo espacio resulta ahora amenazado por
otras que son de segunda, lo que implica degradarlas al nivel de subreligiones. La

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"amenaza" se vuelve tal precisamente por el hecho de que las que las atacan y minan,
no son religiones de idéntico nivel y equivalente "seriedad", es decir, "de primera". Si
así fuera, parecería entenderse que ese cotejo resultaría legitimado.
Aunque pueda parecer ocioso a quienes conocen la naturaleza de la cultura, no
está demás recordar que la manifestación de valores sociales que conforman el núcleo
mismo de la cultura como los apuntados, se procesa de manera inconsciente. Por eso es
que se descubren en las opiniones, incluso (y más bien, sobre todo), de personas que se
autodefinen genéricamente como no religiosas ateas y agnósticas por lo común
pertenecientes a los sectores intelectualizados de los estratos sociales altos y medios.
Es decir, que se trata de personas que muy corrientemente suele alardear de juzgar con
conocimiento, objetividad y ausencia de prejuicios.
Las religiones de primera catolicismo obviamente, pero también varias deno-
minaciones protestantes y el judaísmo son, en consecuencia aquellas que presentan una
más antigua institucionalización, por lo que el imaginario colectivo ya las ha podido
integrar al sistema global de valores y normas, otorgándoles la necesaria
respetabilidad.
Entre las religiones de segunda, se destacan de la barahunda de cultos y creencias
diversas, por ser las de adhesión más masiva, la Umbanda y las sectas pentecostales;
entre éstas, especialmente, aquellas que tienen mayor presencia en los medios de
comunicación, como es el caso de "Dios es Amor". A estas religiones de segunda no les
corresponde al parecer ninguna consideración sensata; apenas conforman algo
pintoresco, que más bien debería avergonzar a una sociedad que se pretende moderna y
mesurada. En todo caso, puede denunciarse la perfidia de sus métodos de captación,
aplicados a los simples y crédulos, así como censurar su desmesurado afán de dinero
que hace que sus seguidores sean esquilmados de manera inmisericorde, A lo sumo y
para dar muestras de comprensión, se les puede destinar con irónica suficiencia alguna
reflexión sobre la absurdidad de sus creencias y el desenfreno de sus ceremoniales. A
nivel periodístico, no parece ser interesante ni de buen tono aplicar enfoques del tipo de
los reseñados, a las religiones de primera.

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Religiosidad popular y ethos nacional

Es claro que esta literatura no está motivada por ningún afán científico; su
propósito consiste en satisfacer el gusto de cierto público lector por asuntos que
provocan el morboso atractivo de lo misterioso, es decir, de aquello que se siente como
racionalmente inexplicable. Más allá del interés que puedan despertar, e incluso del
valor testimonial o estilístico que contengan, esos trabajos son extraños a la teoría y
metodología de las ciencias sociales. No obstante, el análisis de los valores implícitos y
muchas veces manifiestos en los trabajos periodísticos sobre la temática considerada, es
imprescindible para el estudio del ethos prevalente en determinados cortes de la
estructura socioeconómica nacional.
Es inútil enfatizar que el verdadero objetivo del estudio de estas manifestaciones
de la religiosidad popular, lo constituye la comprensión de los aspectos cognitivos y
simbólicos de la cultura nacional. Es decir, de lo que conforma los elementos dis-
tintivos, individualizantes de esa cultura. Tal sistema de comprensiones y valoraciones
que es unívoco en sociedades complejas filtra el entendimiento de la realidad haciendo
que sus portadores y partícipes plasmen conductas acordes con el mismo, el que
también condicionará sus programas de acción social.
En este sentido, la fisonomía cultural del Uruguay está cambiando y las nuevas
manifestaciones religiosas que mayor influjo tienen en este cambio, proceden ambas
del Brasil: el culto Umbanda y las iglesias pentecostales organizadas como "empresas
de cura divina".
Estas últimas, llevan una guerra abierta contra la Umbanda en clara señal de que
disputan idénticos espacios sociales, orientándose a la captación de individuos que no
han encontrado en aquélla satisfacción a sus problemas existenciales o a sus
dificultades concretas.
Lo característico del desarrollo de la Umbanda en el Uruguay es su
espontaneísmo. No está dirigida por multinacionales de la fe que componen, al mismo
tiempo, prósperas empresas de negocios, que planifican sus campañas catequísticas con
el apoyo de las más modernas y probadas técnicas de propaganda, auxiliadas por el
empleo de la radio y la televisión para el logro de conversiones masivas, como
corresponde a los tiempos presentes. No recibe tampoco el apoyo generalmente

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encubierto de Estado alguno, que entienda su acción como coadyuvante de su política


internacional.
Considerando estos fenómenos dentro de un panorama temporal amplio,
referido a la dinámica de la cultura nacional, cabe resaltar que así como la cultura
criolla tradicional del Uruguay que surgió a la vida independiente se vio
profundamente alterada por los aportes hechos por individuos de diversos orígenes en
la época de la gran inmigración lo que vino a conformar el estilo de la cultura
uruguaya actual, de la misma manera puede predecirse que las influencias brasileñas
(en particular las riograndenses) alterarán los esquemas presentes. No obstante, no
debe entenderse estos procesos de dinámica cultural como simples mecanismos que
operan la transposición de elementos de un contexto al otro, sin modificación alguna.
Jamás un rasgo cultural procedente de una cultura ingresa a otra sin experimentar
redefiniciones que lo alteran de acuerdo a las pautas de la cultura receptora.
Valga este principio general para señalar que la umbanda del Uruguay no es
idéntica a la del Brasil; tampoco el batuque portoalegrense es aquí lo que es allá. Vale
esto también para la quimbanda o línea cruzada y de manera más amplia, para los
contenidos mítico-ideológicos y las manifestaciones litúrgicas de todos estos cultos.
La umbanda del Uruguay es ya un fenómeno cultural propio.

Bibliografia sobre religiones de posesión en el Uruguay

I) Libros y artículos específicos


BRAZEIRODIEZ, Héctor, 1975, Supersticiones y curanderismo. Ed. Barreiro y Ramos,
Montevideo.
ELJZAGA, Julio C, 1988, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del
Uruguay, Ed. La Llave, Montevideo.
MORO, América y RAMÍREZ, Mercedes, 1981, La Macumba y otros cultos afro-
brasileños en Montevideo. Ed. Banda Oriental, Montevideo.
PALLAVICINO DE GRAMUGUA, María I., 1985, Ritos afro-brasileños en
Montevideo. Revista ilaciones" Na 18, Montevideo.

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s/d. 1987, Umbanda. Religiosidad afro-brasileña en Montevideo. Edición de la autora,


Montevideo.
PI RUGARTE, Renzo y VIDART, Daniel D., 1969, El legado de los inmigrantes (I).
Ed. Nuestra Hería, Montevideo.
PORCEKANSKI, Teresa, 1991, Rituales. Ensayos antropológicos sobre Umbanda.
Ciencias Sociales y Mitologías. Luis A. Retta Editor, Montevideo.
II) Monografías Estudiantiles
BESPALI, M. de CONSENS, Yubarandt, 1987, Aspectos psicopatológicos de
los cultos afrobrasileños en el Uruguay. Monografía para el Cursillo de Etnografía
Regional americana. Departamento de Ciencias Antropológicas, Facultad de
Humanidades y Ciencias, Montevideo (inédito).
SOLLA OLIVERA, Horacio E., 1989, Estudio de un templo urnbandista de
Montevideo. Monografía para el Curso de Técnicas de Investigación Etnográfica.
Departamento de Ciencias Antropológicas, Facultad de Humanidades y Ciencias,
Montevideo (inédito).
III) Artículos Periodísticos
ALFARO, Hugo, 1989, Las cosas que veo. Semanario "Brecha", 10 de febrero,
pág. 8, Montevideo.
ALTHALLER, Eliane, 1991, ¿La mae Lola es como la Madre María? Diario
"El país" (Suplemento "El país de los domingos") 2 de junio, pág. 2, Montevideo.
CASAMAYOU, Ana, 1989, En Pajas Blancas, junto al mar, Yemanjá con los
pescadores. Semanario "Mate Amargo", 15 de febrero, pág. 31, Montevideo.
ELISSALDE, Roberto, 1989, Iemanjá: una Mae que emerge entre nosotros.
Semanario "Brecha", 10 de febrero, págs. 12-13, Montevideo.
GUARIGLIA, Melba, 1990, Yemanjá: mujer del mar. Revista dominical del
diario "La hora popular", Año 1, Nª 36,4 de febrero, pág. 12, Montevideo.
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muchos uruguayos asisten a sesiones de Umbanda en los seiscientos terreiros que hay
en todo el país. Diario "La República", 16 abril, págs. 36-37, Montevideo.
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IV) Libros de propaganda y explicación ritual
AYALA, Armando (Pai Armando de Oxalá Mozo), 1991, Eí batuque. Mitos y
fundamentos de la gran nación Nagó en América. Ed. M. Z., Montevideo.
VILLALBA AGOSTA, Aglimira, 1989, "Macumba", terapia del pueblo. Ed.
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V) Revistas Umbandistas y de otros cultos

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AFRO-UMBANDISTAS XAPANA-IEMANJA, Año 1, Nª 1, s/d (diciembre


1987). Directores: Roberto Pino/Margarita Fontán, Montevideo.
AFRO-UMBANDISTA XAPANA-IEMANJA, Año 1, Na 2, s/d (enero 1988).
Directores: Roberto Pino/Margarita Fontán, Montevideo.
AFRO-UMBANDISTA XAPANA-IEMANJA, Año 1, Nª 3, s/d (marzo 1988).
Directora: Margarita Fontán, Montevideo.
AFRO UMBANDISTA DEL URUGUAY, Año 1, NQ 4 (sic), s/d (circa marzo
1988). Directores: Margarita Fontán/Armando Ayala, Montevideo.
AFRO UMBANDISTA DEL URUGUAY, Año l, NQ 5 (sic), s/d (circa agosto
1988). Directora: Margarita Fontán, Montevideo.
NUESTRA UMBANDA, Año 1, N21, s/d (circa setiembre 1988). Director:
Armando Ayala.
NUESTRA UMBANDA, Año 1, Nª 2, s/d (circa junio 1989). Director Armando
Ayala, Montevideo.
KIMBANDA-PALMARES, Año 1, NQ 0,1988 (abril). Editor: Humberto José
Araujo.

Bibliografía sobre empresas de cura divina en el Uruguay

I) Trabajos Específicos
PI-HUGARTE, Renzo et ali, 1990, Dineros y müagros: dialéctica de la
devoción popular. (A propósito de la Iglesia Pentecostal "Dios es Amor" en el
Uruguay). Ponencia presentada al in Congreso Argentino de Antropología Social,
Rosario 23-27 de julio de 1990.
II) Artículos periodísticos
ALDECOSEA, Bruno, 1988, En nombre del Señor... Semanario "Brecha", 27
de mayo, pág. 2, Montevideo.
BOTTERO, Mónica, 1990, "Dios es Amor", una iglesia autodefinida
pentecostal irrumpe desde radios y vidrieras en la inda de los montevideanos.
Semanario "Búsqueda", 28 de febrero, pág. 29, Montevideo.

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DEL MONTE, Carlos, 1988, Una misma lógica: Manimal, el Hombre Araña y
las sectas. Entrevista a un pastor valdense por María Esther Guio. Semanario
"Brecha", 27 de mayo, pág. 3, Montevideo.
DOGLIO, Laura y PAIVA, Aníbal, 1990, Nuevas sectas pentecostales: "Honra
a Dios con tus bienes". Semanario "Alternativa", Año V, Na 223,23 de mayo, págs. 10-
11, Montevideo.
ELIZAGA, Julio César, 1990, El grupo "Dios es Amor" es una excrecencia de
la Iglesia Pentecostal y está organizado para explotar a la gente. Reportaje de César di
Candía, Semanario "Búsqueda", 22 de marzo, págs. 38-39, Montevideo.
....... 1991, Aumentan las sectas religiosas en nuestro país? ¿Nos convertiremos
en un shopping
espiritual?. Entrevista al sacerdote católico Julio César Elizaga. Diario "La
Hora Popular", 5 de marzo, pág. 9, Montevideo.
MARCONI, Carlos, 1990, Curran con Dios: Si cree, pague. . .! "Müagros" por
20.000 pesos!. Semanario "Al Rojo Vivo", 2da. época, Año 1, Nª 22,10 de abril, págs.
2-5, Montevideo.
Me COY, John, 1990, Caza a los infieles. Revista "Cuadernos del Tercer
Mundo", Nª 124, enero, Montevideo.
SPINELLI, Sebastián, 1990, Milagros por 20 mil pesos. Mercaderes de la
Iglesia Pentecostal. Semanario "La Juventud", N° 276,2 de febrero, pág. 11,
Montevideo.
TRICANICO, Santiago, 1990, Nuevas religiones en el Uruguay: Haz lo que yo
digo pero no lo que yo hago. Semanario "Zeta", 10 de enero, pág. 9, Montevideo.

Síntesis - Abstract – Résumé

En esta exhaustiva reseña de los trabajos (tanto académicos como periodísticos)


existentes sobre las religiones afrobrasileñas y pentecostales en Uruguay, el autor nos
brinda un completo panorama de la situación y grado de desarrollo de estos mo-
vimientos religiosos en el país, así como del estado actual de nuestro conocimiento al
respecto. El autor destaca la necesidad de estudios que consideren los cambios que se
producen en la fisonomía cultural del Uruguay a raíz de los aportes de estos grupos

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religiosos, y a la vez, las modificaciones que sufren estas religiones en su adaptación a


la cultura receptora.

In this comprehensive review of what has been written by scholars and


journalists about Afro-Brazilian religions and Pentecostalism in Uruguay, the author
provides an up-to-date picture of the status and degree of development of these
religions in this country, and of our current state of knowledge regarding them. The
author is critical of the ethnocentric view that sees these religions as intrinsically alien
to Uruguayan culture, and calls for an analysis of the contribution they make to it, as
well as of the modification wrought on these religions by the new social environment to
which they are adapting.

L´auteur fait un très complet panorama sur les differentes travaux —menés par
des chercheurs ou des journalistes— au sujet des religions afro-brésiliennes et
pentecostales en Uruguay, leur situation actuelle, leur niveau de développement et les
études menées jusqu' á ce moment.
II affirme le besoin de développer des études las qui tiennet compte des
changements culturels en Uruguay du fait de apports des ces groupes religieux et des
modifications des ces religions dans leur adaptation a la culture locale.

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