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Religió n Umbanda:
La problemá tica de los
prejuicios en Pablo Podestà .

Acst Ivan Emanuel


4to añ o historia
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Los nadies: los ningunos, los ninguneados,

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones,

sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no figuran en la historia universal,

Sino en la crónica roja de la prensa local.

Galeano Eduardo
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Índice

Introducció n………………………………………..……..…4
1. Religió n………………………………………….……..……7
2. Umbanda…………………………………………..……..12
3. Prejuicio..………………………………….……….……..18

Conclusió n……………………………………………...…..24
Bibliografía………………………………….....................27
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INTRODUCCION

La religió n umbanda es una de las religiones “nuevas” que cuenta con una difusió n en
ascenso notable hace décadas en la Argentina y los países sudamericanos. Sin
embargo para la mayoría de los ciudadanos los rituales, dioses o la visió n del mundo
que componen a esta religió n son escasos o se encuentran repletos de prejuicios que
se van heredando y motivan aú n má s la ignorancia sobre la cosmovisió n umbanda .
El siguiente trabajo tiene como objetivo dar a conocer las dificultades sociales que
giran en torno a los prejuicios que enfrentan los fieles de esta creencia en Pablo
Podestá , barrio ubicado en la zona Oeste del conurbano bonaerense.

Esta religió n surge en el Brasil de fines del Siglo XIX y principios del XX en los añ os
posteriores a la abolició n de la esclavitud en este país. Fundada por
afrodescendientes procedentes principalmente del Congo, Angola y Mozambique, este
culto nació para representar a la gran masa de ex esclavos que la religió n cristiana no
pudo asimilar durante la colonizació n a pesar de intentar monopolizar el
pensamiento religioso y erradicar religiones “minoritarias”. Hoy en día se encuentra
bastante instalada por todo el país brasileñ o y es mucho má s visible en la sociedad
como en la cultura, pero en un país como la Argentina sus tradiciones y ritualidades
está n rodeadas de una mirada social llena de prejuicios, cualquiera que no
pertenezca a lo socialmente aceptado y al mundo religiocentrista al que se pertenece
son observados con desconfianza y la apreciació n que se hace de ellos se encuentra
cristalizada y atravesada por los juicios de valores que terminan cayendo en
prejuicios.

Es indispensable para poder desarrollar el trabajo, obtener por un lado un concepto


de religió n y por otro , comprender la importancia de lo simbó lico, de la vida
simbó lica dentro de la religió n. Fundamental también será analizar de qué manera
se interpretan a las culturas que son ajenas a nuestra visió n occidental y cuá les son
los errores que se cometen al tratar de explicar con nuestra visió n del mundo, una
cultura diferente. Como manifiesta Geertz Cliford, tanto en las creencias religiosas
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como en sus prá cticas, el ethos1, convierte a la religió n o a esta cosmovisió n en algo
intelectualmente razonable, al presentá rsela como una imagen de cosas
peculiarmente bien dispuestas para acomodarse a tal estilo de vida. Esta visió n es la
que presta apoyo a las creencias sobre el mundo para invocar sentimientos morales y
estéticos profundamente sentidos como experimentada evidencia de su verdad. Los
símbolos religiosos funcionan entonces como una congruencia entre un determinado
estilo de vida y una metafísica específica, y así cada una se sostiene con la autoridad
tomada de la otra. Este Ethos va a definir la importancia o el rol que obtendrá n cultos
y religiones ajenas a este. Que, normalmente en nuestra tradició n occidental y
cristiana termina en prejuicio.
El prejuicio por otro lado es tambien un conjunto de opioniones que es aceptada
acrítica y pasivamente por la tradició n, por costumbre o por una autoridad. Esto
desencadena en aceptar enunciados sin problematizació n de por medio o sin
cuestionamiento, lo que resulta bastante peligroso para la vida en comunidad. Los
prejuicios al repetirse y reproducirse en la sociedad, son un problema cultural ligado
en muchos casos a la religió n. Geertz también planteara la dificultad que tiene el ser
humano para exteriorizarse de sus propias creencias y modos de vida a la hora de
observar y sacar conclusiones de culturas o tradiciones distintas a la suya, cayendo
siempre en conclusiones prejuiciosas pertenecientes a su cosmovisió n.

La elecció n de la religió n umbanda está relacionada como se mencionó previamente,


a la desinformació n generalizada que hay sobre sus costumbres, su difusió n y
practicas específicamente en Pablo Podestá . Los ritos y ceremonias que los creyentes
de esta fé practican en sus templos pueden asociarse de alguna manera o compartir
patrones de conducta similares a los de las iglesias evangélicas o cató licas de la zona,
(cantos, gritos, bailes, gente realizando gestos o movimientos al unísono) con la
diferencia que los encuentros y rituales de la religió n de origen afrobrasileñ a no se
ven a la luz del día, sino que se producen de forma clandestina, a horas de la noche
donde nadie los ve entrar o salir. Como si fuesen unos “nadies” que no se les permite
tener religió n sino “supersticione” El imaginario popular los relaciona con lo satá nico,
donde solo reinan los sacrificios animales mediante la mú sica y los tambores que se
escuchan por la noche en el barrio, que estimulan aú n má s la imaginació n de los

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El Ethos es la forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos que
pertenecen a una misma sociedad.
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vecinos al no poder ver lo que hacen, pero si escuchar lo que hacen.

No existe mucho material acerca de la religió n umbanda y menos aú n sobre como


llego a la Argentina, mediante la recopilació n de material pertinente para dicho
objetivo propuesto: fuentes bibliográ ficas, publicaciones, fuentes orales
(testimonios), etc. Ademá s de testimonios de vecinos de Pablo Podestá creyentes de
esta religió n y de vecinos que practican la religió n cristiana que prestaran su visió n
hacia el otro, como vecinos del barrio.

La finalidad del trabajo será exponer los prejuicios preexistentes en la sociedad


respecto a las religiones, (en este caso, los prejuicios preexistentes en Pablo Podestá ,
respecto a la religió n umbanda) como se materializan y , de qué manera es que estos
prejuicios modifican o no la vida de las personas que practican la religió n de los
“nadies” verificando si lo occidental y cristiano penetra en el barrio y se impone como
hegemó nico excluyendo a lo diferente. ¿Hasta qué punto pueden los prejuicios afectar
la vida diaria de los individuos, sus costumbres, cultos y hasta la forma en
relacionarse con el otro?

1. RELIGION
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Los problemas de una definición

El periodo comprendido hace unos 70.000 y 30.000 añ os fue testigo de la invenció n


de las primeras barcas, las primeras elaboraciones de arcos y flechas, los primeros
objetos que pueden considerarse con toda seguridad como arte y joyería también
pertenecen a este periodo, como ocurre con las primeras pruebas incuestionables de
religió n. Desde este periodo histó rico los seres humanos han contado historias de
dioses e ídolos, han construido pirá mides del Sol y de la Luna, han realizado
sacrificios humanos y animales, cuevas sagradas con símbolos y pinturas que nos
acercan a este comportamiento y prá ctica ancestral.

Religió n es una palabra que puede parecer de una comprensió n casi intuitiva, se
podría dar a entender que su significado resulta obvio para cualquier persona. Sin
embargo, existen colectivos de humanos que desconocen este concepto, que no
pueden diferenciar entre lo que nosotros definiríamos como comportamientos o
creencias religiosas y otros comportamientos o creencias que no lo sean.
En algunas sociedades los comportamientos econó micos, políticos y religiosos está n
tan imbricados que resultan inseparables. Lo que se podría identificar dentro de
nuestra sociedad como sagrado o profano no resulta oportuno en otras culturas y
exige, aunque sea, el cuestionarnos nuestro pensamiento sobre la separació n que
creemos obvia debería haber en la economía, la religió n o la política.
Definirla es en sí, difícil, lo que se entiende por religió n está ligado a la posició n del
“nosotros” con la identidad, que se enseñ a y se construye socialmente en una cultura
predeterminada. Tendemos a definir la religió n segú n las pautas que nos marca
nuestra cultura, la que aprendimos y en la que vivimos, por muy globalizado y abierto
que sea el contexto en el que nos movamos.

Cultura, símbolos y religión

Para poder adentrarse má s en la bú squeda de un significado de la palabra religió n es


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menester también obtener un concepto de cultura, ya que es dentro de esta que se


dan las relaciones sociales donde surge la religió n, el famoso antropó logo Geertz
Cliford en su obra La Interpretación de las Culturas.(2008) define a la cultura como
un sistema de símbolos, en virtud de los cuales el hombre da significació n a su propia
existencia. La noció n de cultura denota un esquema histó ricamente transmitido de
concepciones que se han ido heredando y expresando en formas simbó licas, por
medio del cual los hombres comunican, perpetú an y desarrollan su conocimiento y
actitudes ante la vida. Marca también que toda religió n tiene una idiosincrasia en la
cual las personas al identificarse con un modo de vida, esperan permanecer
eternamente dentro de la cosmovisió n que les ha sido heredada a través de los añ os.

Entonces podemos definir como dice Geertz Cliford que religió n es “1) Un sistema de
símbolos que obra para 2) establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados
anímicos y motivaciones en los hombres 3) formulando concepciones de un orden
general de existencia y 4) revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad
tal que 5) los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único. Geertz,
Cliford. (2008) Pá g.89

Como se mencionó previamente, se tiende a definir la religió n segú n pautas


establecidas que está n marcadas en nuestra cultura, independientemente de cuan
abierto sea el contexto globalizado en el que vivamos. Esto culmina en que cada
religió n vive en una idiosincrasia, que su poder consiste en lo especial y sorprendente
de su mensaje y en la orientació n en que este mensaje da forma a la vida. Sus
panoramas, los misterios que propone son otro mundo en el cual vivir, y bajo estas
pautas se espera permanecer siempre dentro de él, siempre dentro de este mundo.
Pero al entender que la religió n es una manifestació n que se construye en una
sociedad determinada ¿Qué es lo que sucede cuando se produce un choque de
religiones? ¿Qué sucede cuando otro (otro en sentido de otredad) distinto a nosotros,
otro distinto a nuestra cultura, tiene otra concepció n de la vida, la muerte, otros
dioses y otras costumbres? Hay un grave error que por lo menos se comete en
nuestra sociedad occidental, cristiana, de tradició n europea y argentina, tiene que ver
con los prejuicios, tema que se desarrollara má s adelante.
Al tener una visió n particular del mundo por su religiosidad y su cultura el ser
humano ha buscado siempre respuestas que se encuentren dentro de la filosofía
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cultural, dentro de la religió n. Y se juzga al que no pertenece a este círculo cultural


desde los prejuicios que establece cada religió n en particular, de manera ú nica.

Las particularidades de la religión. Un problema para el otro.

En la historia de la antropología por ejemplo, en sus principios se cometían actos que


hoy en día son considerados errores, como por ejemplo que al estudiar distintas
culturas o pueblos ancestrales se utilizaban criterios pertenecientes al propio círculo
cultural de los investigadores para sacar conclusiones generales. Geertz vino a
cambiar esto, en su obra expondrá que a las culturas no se las puede medir o
clasificas, sino que hay que interpretarlas dentro de sus particularidades.

La religió n es parte de una manifestació n que se construye en una sociedad


determinada que, en el caso de querer lanzar una mirada comprensiva hacia un
universo como es el de las religiones, marcado por la diversidad, tanto en el pasado
como en el presente, es necesario abrirse a la diferencia, a la posibilidad de que otras
culturas entiendan o hayan entendido de un modo diferente aspectos fundamentales
de lo que comú nmente uno denomina como religioso.

Este es el enfoque que caracteriza a la historia de las religiones como disciplina, la


bú squeda de territorios comunes, basados tanto en la comparació n que enriquece el
conocimiento de una religió n (por lo que se asemeja, y también se diferencia,
respecto de otras), como en el punto de vista mundial, que entiende cada religió n
dentro del conjunto mú ltiple de las sociedades humanas a escala global. Aunque
siempre es necesario tener en cuenta el equilibrio en el tratamiento de todas, sin
privilegiar de modo arbitrario ninguna de ellas. Se trata en cualquier caso de hallar
caminos que no asuman de la preeminencia de una religió n o cultura a la hora de
estudiar las demá s: hay que resistir a la tentació n de pensar a las demá s con los
instrumentos para definir lo que ofrece la propia. Se trata pues de abrirnos a una
mirada que ha de intentar ser lo menos religiocéntrica posible. El religiocentrismo
se convierte en un concepto clave y un gran peligro, puesto que actú a como un filtro
de nuestra percepció n que se construye por medio de nuestras creencias, de nuestras
ideas religiosas, pero también de nuestras sospechas o nuestra increencia, y que
distorsiona segú n nuestros deseos o nuestras expectativas, que simplifica, pero
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también engañ a. Definir la religió n resultaría por tanto muy fá cil si lo hiciéramos de
un modo religió n-centro, centrando el foco desde nuestra propia herencia, el
monoteísmo, con un Dios creador por medio del cual todo se explica.
Pero la exigencia no religiocéntrica nos obliga a buscar una definició n que sea capaz
de reflejar, por ejemplo, la multiplicidad de divinidades que caracteriza a muchas
formas del hinduismo o a buen nú mero de religiones étnicas, pero sin optar por el
fá cil recurso de pensar que todas se resumen en una sola, compender las religiones
que convierten en divinidades hasta las má s mínimas manifestaciones de lo natural o
de lo social como ocurre en el sintoísmo2, sin reducir estas presencias sobrenaturales
a espejismos o desvaríos de la fe popular. Requiere también que seamos sensibles a la
presencia de divinidades que antes fueron seres humanos o que reflejan conceptos
funcionales (el primer y divino agricultor, por ejemplo), como ocurre en el
confucianismo3, sin enjuiciarlas como patrañ as imaginarias, o lo que resulta aú n má s
difícil, afrontar el complejo reto de la inexistencia o el desinterés por Dios o los
Dioses, que define el punto de vista de algunas escuelas del budismo o del jainismo,
sin intentar retorcer la documentació n hasta que consigamos que refleje algo má s
aceptable que la paradoja de unas religiones ateas. Hay que intentar soslayar la
tentació n de llegar a pensar de ellas que no son verdaderas religiones, o que no lo son
en la misma medida que aquellas que conforman “nuestras” creencias o
caracterizaban las de nuestros antepasados, como si fueran religiones de segunda,
que se explican desde la mayor perfecció n de las nuestras. Hay, ademá s, una cierta
tendencia del pensamiento, muy comú n, que podríamos denominar de manera
evolucionista, que plantea
otro de los escollos para alcanzar una definició n coherente, segú n los criterios que
estamos planteando, de lo que sería religió n. Consiste en enjuiciar nuestra sociedad y
sus productos culturales como la acabada perfecció n, ante la que las demá s son
aproximaciones que todavía no han llegado a su meta. Perfecció n moderna, que
también tiende a ordenar las religiones de má s a menos evolucionadas, que tiende a

2
Religión animista muy antigua de origen japonés sin escrituras ni dogmas pero con una rica mitología y con
unas prácticas religiosas muy arraigadas. El sintoísmo (神道 Shintō), a veces llamado shintoísmo. El término
Shinto significa "camino de los dioses" Es considerada la religión originaria de Japón,3 un culto popular que
puede describirse como una forma sofisticada de animismo naturalista con veneración a los antepasados,
profundamente identificada con la cultura japonesa.
3
Sistema filosófico y religioso que tuvo su origen en las ideas de Confucio (China, siglo V antes de Cristo);
propugna la reflexión y el esfuerzo personal para aprender a conocer el principio armónico y divino que rige
el universo y así llegar a la compasión que induce a socorrer a los semejantes y a la equidad que conduce al
respeto de los bienes ajenos y de la posición social de cada cual.
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negar la denominació n de religió n a lo que, al denominarlo magia, se intenta situar en


un eslabó n inferior, o que de un modo má s actual enjuicia algunas religiones, y en
especial al islam, como incapaces de adaptarse a las necesidades de la convivencia
presente. En todos estos casos anteriores religió n se definiría de modo insatisfactorio
por hacerlo desde preconceptos, y pasar por encima de ellos resulta tan complicado
que no podemos realmente postular una definició n coherente y rotunda de ésta sin
tener en cuenta que la variabilidad de sus manifestaciones y que la diversidad de los
á mbitos en que se desarrolla son elementos fundamentales.

2. UMBANDA

El caos

El ser humano puede adaptarse a cualquier cosa que su mente pueda afrontar, pero
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Geertz está seguro que el hombre no puede hacer frente al caos.


El hombre necesita comprender y entender el mundo que lo rodea, su mayor espanto
es enfrentarse a algo que no puede explicarse. Una vez asimilado lo “desconocido” el
hombre puede continuar con su vida tranquilamente, pero en situaciones de stress
mental hasta las cosas má s sencillas o las que pueden hacerse de forma
extremadamente familiares pueden parecer de pronto desorganizadas logrando que
perdamos el control causá ndonos horror. Necesitamos del orden y ese orden nos los
propician los símbolos, la religió n.

Los desafíos que tienen que afrontar toda religió n por má s “primitivas” que sean
está n relacionadas a dar respuestas para que la vida sea comprensible y que podamos
orientarnos efectivamente en ella. Por lo tanto se considera a las creencias religiosas
de la gente como intentos de meter experiencias o hechos anó malos como la muerte,
los sueñ os, las fugas mentales, los truenos, los volcanes, las desgracias o situaciones
que inviten a una construcció n ética o moral conceptos como infidelidad, incesto o
poligamia. El hombre, sin estas respuestas se pone ansioso. Los hombres son
incapaces de dejar problemas sin resolver, incó gnitas, van a buscar siempre
respuestas por mas fantasiosas que estas sean.

El caos también se puede producir en el choque cultural, dar nuevas respuestas a un


contexto también nuevo. Esto es lo que sucedió con una de las religiones “nuevas”
que má s difusió n está teniendo en América Latina, pero má s que nada, en países de la
costa atlá ntica, vamos a analizar el surgimiento de la religió n umbanda.

Del caos nace

La llegada de esclavos africanos durante la colonizació n portuguesa en Brasil


provenían del Congo, Angola, Mozambique, ambos países que tiene un origen comú n
de lenguas bantú es4.No solo venían como fuerza de trabajo esclavo, también trajeron
su dogma de Fe. En esta regió n, no se practicaba solo una creencia, sino varias,
asimismo sus participantes hablaban distintas lenguas. Por lo tanto el sincretismo
religioso pre-umbanda no se dio en América Latina, ya estaba complejizado

4
El término bantú se refiere a cualquier individuo perteneciente a los más de 400 grupos étnicos de pueblos
melanoafricanos, que hablan lenguas bantúes, y que viven al sur de una línea que va desde Duala hasta la
desembocadura del Yuba. No comprenden un tipo racial ni una cultura uniformes
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anteriormente desde el Á frica, para luego complejizarse aú n má s con la religió n


cristiana.

El origen de este culto tiene su lugar de nacimiento en Rio Grande Do Sul.


Principalmente y en sus orígenes esta religió n integrara a la mayoría de campesinos
pobres y ex esclavos del Brasil. El nú mero de miembro de los antiguos esclavos es la
miseria total, está n abandonados a su suerte, sin un programa de gobierno que
fomente la inclusió n social. Estos individuos, quienes descreídos de la religió n de sus
amos y ex esclavistas, encontraran en la religió n umbanda un significado vital para su
existencia. El culto a los muertos que es fundamental en la vida de los umbandas esta
ligado a la cantidad de muerte que los rodeaba, asesinados por sus amos, muertes por
mala alimentació n, por enfermedades no curadas abandonas por los amos, mujeres
en partos, niñ os y también por rebelarse ante los amos produciendo un gran respeto
hacia los difuntos que muchas veces morían tratando de ser libres. El catolicismo, la
religió n predominante, repudió la comunicació n con los muertos, y el espiritismo
(espiritualismo)

Del dogma vive

La religió n Yoruba (de todo el mosaico religioso que funda la religió n umbanda), es la
má s predominante. De ella viene su deidad má s reconocida el “Orixa Sango” Rey de
los Orixa e hijos de Oludumare, quien es un dios ú nico omnipotente y creador del
todo, es la manifestació n natural y espiritual de todo lo que existe. Todos los Orixas
tienen representaciones artísticas y se hacen ofrendas y bailes para comunicarse con
ellos. Pero la deidad má xima, Oludumare, no tiene altar, emblemas ni retratos que lo
representen. Esta representació n de Oludumare ayudo al sincretismo con el
cristianismo, ya que el Dios cristiano tampoco tiene una figura o un rostro.

El sincretismo que se ve actualmente de los santos cató licos que representan a los
orixas se debe a que es una manera de establecer un punto de referencia a los fieles
cató licos que buscasen los servicios de la religió n umbanda y no ser perseguidos por
el Estado Brasilero.

Dentro de la religió n umbanda el culto es de "posesió n", pues en los ceremoniales sus
adeptos son incorporados o poseídos por orishas (espíritus sobrenaturales), caboclos,
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pretos velhos, exús y otras entidades propias del culto. Esas corporizaciones se ponen
en evidencia en los estados de trance en que caen los médiums durante los ritos. Para
comprender este culto se requiere tener algunos conceptos que sirvan de guía.

a) Macumba
Con este término se designa las formas brasileñ as de vudú y santería, o el culto a
deidades africanas a través de la magia y la posesió n del espíritu. Estrictamente
hablando no hay una religió n "macumba". La palabra se refiere a las dos principales
formas de culto en Brasil: Candomblé y umbanda. El macumba refiere de manera
despectiva alguna veces a la magia negra, pero este culto es denominado actualmente
Quimbanda. Castillo, Paula. (2005) Pà g.160.

b) Candomblé
Los dioses predominantes en el candomblé son el Iemanjá , Xango y Oggú n. Las figuras
de los santos cató licos representan lo que se denomina orishas, incluso Jesú s, también
denominado Oxalá ..
El primer centro candomblé fue organizado en 1880, en la ciudad de Salvador, Brasil,
capital del estado de Bahía, por tres esclavas africanas. Estas mujeres tomaron las
tareas que antes realizaban sacerdotes hombres, pues éstos debían ir a trabajar a los
campos. Las tres sacerdotisas llamadas "las madres de los santos", entrenaron a otras
mujeres denominadas "hijas de los santos", para proseguir con sus tareas, dejando a
los hombres fuera de escena. Hasta el presente los hombres cumplen en el candomblé
tareas má s de tipo político que espiritual Castillo, Paula. (2005) Pà g.162.
Las ceremonias de candomblé incluyen invocaciones a los dioses, plegarias, ofrendas
y posesiones por parte de los orishas (dioses).. Cuanto má s fuerte sea el orisha (por
ejemplo, dioses como Xango u Ogun) má s violenta e intensa es la posesió n. Una de las
mayores celebraciones, la del Iemanjá ("diosa de las aguas"), tiene lugar cada primero
de enero en las playas, extendiéndose por todo el Brasil. La ceremonia del Iemanjá es
un tanto informal e incluye personas que se adentran en el mar en el crepú sculo.

c) Umbanda
No encontramos umbanda hasta 1904, teniendo su origen en el hinduismo y budismo,
agregado a creencias de origen africano. La idea bá sica es que la comunicació n con
espíritus no es solo posible sino también necesaria para la cura espiritual. La
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aceptació n de las reencarnaciones má s tempranas de las personas tiene, asimismo,


una gran importancia en las prá cticas de esta religió n.

La palabra umbanda deriva, probablemente, del término sá nscrito aun-gandha, que


significa "el principio divino". Los umbandistas temen el contacto directo con los
orishas (dioses), pues dicho contacto sería demasiado intenso para los mortales; por
tanto, se utilizan los servicios de ancestros que actú an como mediadores para la
comunicació n con los dioses. Las ceremonias umbandistas comienzan con el llamado
al exus (fuerza de la naturaleza mensajera de los dioses) para la protecció n contra la
maldad. Entonces las madres o los padres (en umbanda hay sacerdotes masculinos)
de los santos son poseídos, invitando a todos a recibir los espíritus y los á ngeles
guardianes. Los guías espirituales son usualmente ancestros africanos o nativos
americanos, o un niñ o que murió joven. El guía má s popular brasileñ o es el "negro
viejo" (preto velho) y la "negra vieja" (preta velha), que representa la sabiduría de
viejas esclavas. Aquellos que reciben los espíritus asumen las características de
posesor, ejecutando danzas medicinales, dando vueltas al son de tamboriles y cantos,
fumando cigarros y pipas. Castillo, Paula. (2005) Pà g.158.

Los umbandistas creen que la cura del cuerpo físico no puede ser alcanzada sin curar
el espíritu abriendo la entrada a la guía de un espíritu por medio del trance. Los
espíritus entran al cuerpo por la cabeza de la persona y perciben el cuerpo físico a
través del denominado "tercer ojo" ubicado en el centro de la frente.
Los espíritus nunca mueren viajan en eterno viaje a otros mundos y algunas veces
reencarnan en otro cuerpo físico. Cada vez que el médium reciba una guía espiritual,
la mente del médium y la del espíritu es llevada a otros planos de la conciencia.

El concepto del mal es relativo: Los espíritus dedicados al mal son imperfectos, en
estado de aprendizaje, que luego de superar su ignorancia terminará n fundiéndose
con la divinidad y así alcanzará n la perfecció n.

Del Rio de la Plata crece

Después de su desarrollo inicial en Brasil, estos cultos se difundieron hacia el Río de


la Plata, desde inicios de 1950, con grandes avances desde el añ o 1970. Encontramos
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terreiros (casas donde se desarrollan las ceremonias) en Montevideo, desde la década


del cincuenta. Luego encontramos la existencia de establecimientos similares en el
á rea de Las Piedras, La Paz, etc.

Este desarrollo, con un avance a partir de las zonas fronterizas, es muchas veces
identificado con la acentuació n de los problemas socio-econó micos en la regió n,
desde comienzos de la década de 1970 En el libro Creencias y religiones de Nestor Da
Costa y Pablo Mieres (con el auspicio del Centro Latinoamericano de Economía
Humana), se indica que los valores sociales que má s se aprecian son "la Protecció n a
los niñ os y ancianos, hacer el bien, ayudar a los desvalidos y necesitados en general".
Parten de una visió n de respeto por todas las religiones; no pretenden influir en la
sexualidad ni en la esfera de lo político. Da Costa, Néstor. (1996) Pà g.116.

El mundo del culto afrobrasileñ o es visto, algunas veces, con una cierta desconfianza
o ansiedad entre los no adeptos llenando de prejuicios en el imaginario comú n de las
personas; otras veces se trata de reducirlo a lo folcló rico ("la fiesta del Iemanja" del
gran Buenos Aires o del barrio del Parque Rodó , en Montevideo). Esta misma
percepció n es compartida por la prensa o por ciertos sectores de la Iglesia, que no ven
el desarrollo de este culto con agrado.

Luego de la salida de los regímenes de facto en el Río de la Plata (Argentina, 1983;


Uruguay, 1985) se ha podido observar una ampliació n y pluralizació n del espacio
religioso que lleva a la aparició n de cultos no tradicionales en la regió n.

También tuvo mucho que ver en su expansió n la pluralizació n del espacio Religioso
que lleva a la aparició n de cultos no tradicionales en la regió n. Han quedado expuesta
nuevas formas de pertenencia y de vivencia religiosa. Ahora la construcció n del
itinerario creyente recae má s en las personas y está menos regimentado por las
instituciones.. La ampliació n del abanico religioso se vislumbra con la "instalación en
el espacio público de nuevas manifestaciones como los pentecostales, pero también de
experiencias de otros orígenes culturales, persas e hindúes, así como la religiosidad
afrobrasileña". Da Costa, Néstor (2005). Pá g.350
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3. PREJUICIO

Identidad religiosa como patrón cultural

Es comú n identificar a los estados nacionales actuales o a los reinos e imperios de la


antigü edad con la representació n de deidades establecidas e institucionalizadas. Uno
podría pensar en la Antigua Grecia y pensar en dioses como Zeus o Dionisio.
Dependiendo el periodo histó rico podemos identificar al antiguo Egipto con Horus y
Set o en los tiempos de Akenatom identificamos a Ra. En la actualidad, tanto el dios
cristiano, judío y musulmá n es el mismo, el dios de Abraham.

Como se hizo referencia en el primer capítulo, en muchas sociedades o tribus la


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identidad religiosa, política y cultural está n tan arraigadas que es difícil


diferenciarlas. Pero a pesar de su dificultad, en las naciones grandes es comú n
referirse a la població n como pertenecientes a una sola identidad cultural que,
generalmente, está ligada a las instituciones. Con el vaticano, identificamos a la
península itá lica al catolicismo, lo mismo que a Españ a por su corona, o las
monarquías absolutista en Medio Oriente con el Islam.

No es ninguna novedad al menos para los hispanohablantes identificar a la Argentina


con el cristianismo, y como en el caso de muchos estados-nació n las minorías étnicas
o religiosas y sus practicantes suelen quedar marginados o invisibilizados, “los
nadies” en varios ambientes, tanto laborales, e institucionales como en sus
festividades y sus rituales. ¿A que puede deberse esta “segregació n” hacia las
minorías religiosas? El prejuicio en el caso de la religió n umbanda con muchos de sus
ritos “endemoniados” puede ser una de las respuestas.

Para tratar de encontrar una respuesta a este interrogante, se contara con la


colaboració n de varias personas que practican la religió n umbanda en templos en
Pablo Podestá y Caseros, ubicados ambos al noroeste de la Ciudad Autó noma de
Buenos Aires Pero antes de continuar es necesario definir a que llamamos o que se
entiende cuando hablamos de prejuicio.

Prejuicio

Los prejuicios suelen ser una opinió n erró nea, pero no toda opinió n erró nea puede
ser considerada un prejuicio. Los errores comunes, como puede ser, hacer mal un
ejercicio matemá tico o creer en un dato erró neo que nos brindó alguien de buena fe,
pueden ser corregidos mediante el uso de la razó n, la experiencia y el estudio. En
cambio, el prejuicio a veces parece ser-muchas veces- no corregible, ya que es un
error má s tenaz, que socialmente puede ser muy peligroso.

Norberto Bobbio un filó sofo e historiador italiano que en sus obras trata temas
como el prejuicio y la discriminació n, en su trabajo “Naturaleza del Prejuicio” define
el concepto de prejuicio como al conjunto de opiniones que es aceptada acrítica y
pasivamente por la tradició n, por la costumbre o por una autoridad cuyo dictamen se
acepta sin discutirlo. Esta aceptació n en la sociedad sin verificació n, por inercia y
muchas veces por miedo a lo desconocido la aceptamos con tanta fuerza que resiste a
toda refutació n racional. Bobbio, Norberto. (1997). Pá g.185.

Ademá s en su obra se pregunta ¿Por qué el prejuicio tiene tanta fuerza como para
resistir má s que cualquier otro error a la refutació n racional? La respuesta que va dar
a esta incó gnita tiene que ver muchas veces con las propias creencias y esquema
religioso-moral de las personas “la fuerza del prejuicio depende generalmente del
19

hecho de que creer como verdadera que una opinión falsa corresponde a mis deseos,
estimula mis pasiones, sirve a mis intereses”. Bobbio, Norberto. (1997). Pá g.185.

Cuando el prejuicio, ese razonamiento erró neo que tenemos o aquellos preconceptos
concebidos por nuestra propia visió n del mundo quiere demostrarnos algo distinto a
lo que pensamos o cambiar nuestro esquema de pensamiento se activa otro concepto
importante de la obra de Bobbio la “prevenció n” el sujeto prejuicioso esta
favorablemente predispuesto o prevenido para aceptar al prejuicio. Por este motivo
es que el prejuicio, como opinió n erró nea, firmemente creída como verdadera, se
distingue de las otras formas de error, ya que su prevenció n funciona como un muro
que impide llegar a la verdad razonablemente

La peligrosidad de los prejuicios sociales es que muchas veces pueden terminar en


violencia de parte de un grupo sobre otro, derivan del modo distorsionado en el cual
percibimos a otro grupo social, generando incomprensió n, rivalidad, enemistad,
desprecio etc.. Generalmente el prejuicio es reciproco, como pueden tenerlo los
“argentinos” y los “chilenos” pero en otros casos ante una minoría étnica en una
determinada sociedad con una importante identificació n grupal, el otro, el distinto, se
siente excluido ya que sus costumbres o creencias no pertenecen a la esfera del
sentido comú n. A esta identificació n-contraposició n contribuye precisamente el
prejuicio, es decir el juicio negativo que los miembros de un grupo se hacen de los
caracteres del grupo rival.

Todos los humanos al toparse con otro individuo, un ser distinto así mismo hacen un
proceso de distinció n y reconocen al otro como diferente, ¿en qué momento es que se
cruza la línea para discriminar o tener un prejuicio del otro individuo? Ya que de la
constatació n de que los individuos son diferentes no se deduce todavía un juicio
discriminatorio. Para que esto se produzca se necesita un juicio ulterior, que unos se
consideren buenos y otros malos, otros civilizados y los otros barbaros o salvajes, uno
superior y otro inferior (en lo referido en dotes intelectuales, actitudes morales etc..)
Este juicio ya introduce algo categó rico que no es factico,
sino valorativo, que como todos los juicios de valor son relativos. Solamente de una
diferenciació n visible, superficial, pero tan visible que no puede negarse.

Exponiendo prejuicios

Para observar como se activan y funcionan los prejuicios establecidos por los vecinos
de Pablo Podestá sobre algunas cuestiones particulares que tienen relació n con la
cosmovisió n de la religió n umbanda se tendrá n en cuenta diferentes tó picos que se
les acerco a estos vecinos, tanto los que practican la religió n cristiana, vecinos del
templo Umbanda, como los mismos creyentes y fieles que asisten y forman parte del
templo con el objetivo de ver có mo es que se ejecutan la cosmovisió n de cada uno y
en qué punto los prejuicios aflorecen.
20

1. Umbanda
“Los umbandas son adoradores del diablo”5 expresa una vecina, asegura que los
templos son sectas donde los aduladores de satá n se ponen en contacto con los
espíritus, má s específicamente los demonios. Que, mediante sus bailes y ritos invocan
al diablo. También nos confiesa que cada vez que escucha los tambores “me pongo a
rezar por esas almas”.
Retomando lo expuesto en el capítulo se puede examinar que la visió n de la religió n
en confortamiento con otra religió n de Geertz produce su manifestació n aquí. Las
respuestas que brinda la vecina encuentran su base en la doctrina de su religió n, esto
se deja ver de manera má s clara cuando se le pregunta si escucharía la visió n del
mundo de alguien que practica este fé, su respuesta es un no rotundo, ya que es ella la
que tiene que hablar y “hacerles llegar la palabra del señor”6. Como vimos en Bobbio,
las propias creencias religiosas y esquemas morales que las componen anulan la
capacidad de la persona de permitirse conocer, ya que el prejuicio es lo primero que
aparece. Está cerrada en sí, en su teoría. Ya que las respuestas que da al mundo
umbanda son en base a conceptos de “Espíritus” y “diablo”, respuesta que da el
cristianismo a “el mal” o el componente de lo malo.

“Una ya se acostumbra a estos comentarios”7 menciona otra vecina esta vez es una
vecina practicante de la religió n umbanda y dueñ a del templo, de acuerdo a las
declaraciones anteriores. Revela que sí bien la religió n está basada en el secretismo
al ser una religió n que fue perseguida por el Estado brasileñ o en un principio. Las
puertas está n abiertas a todos y todas, asegura firmemente que el intercambio con
otras religiones tiene que ser rico, que estas se nutran mutuamente y no para saber
cuá l postura es verdadera. “Dios es el mismo para todos, es único y universal 8”

Con la visió n que en este caso nos brinda Fabiana sobre el prejuicio cristiano y su
concepció n abierta hacia las demá s religiones deja entrever una raíz bahaista9 sobre
Dios.

Este prejuicio sobre lo satá nico se puede identificar desde el siglo XVIII, durante la
revolució n de Haití. En la cual los esclavos se levantaron en armas por la noche para
independizar el país, realizando previo a la revolució n, sus bailes y rituales
ancestrales. La visió n cristiana de ese momento tanto de la iglesia como de los dueñ os
de las plantaciones fue que invocaron al diablo y eso ayudo a los salvajes a crear el

5
Mabel 2019
6
Mabel 2019
7
Fabiana 2019
8
Fabiana 2019
9
El bahaísmo, conocido como fe bahá'í entre sus seguidores, es una religión monoteísta cuyos fieles siguen
las enseñanzas de Bahá'u'lláh, su profeta y fundador, a quien consideran la Manifestación de Dios para la
época actual. Dios es el mismo, en todas las religiones, solamente se manifiesta de manera particular en
cada cultura atendiendo a sus particularidades para hacer llegar la palabra de Dios.
21

desorden y quemar las plantaciones10. Aquí evidenciamos la bú squeda de respuestas


a lo desconocidos, mediante respuestas de la misma cosmovisió n perteneciente.

En cuanto a si los prejuicios impiden que sus ritualesy símbolos los manifiesten
libremente o durante la luz del día la respuesta es un contundente sí. “Tenemos que,
por nuestra seguridad11”. El ú nico hijo de Fabiana de 10 añ os desde que tiene 4
practica la religió n y es consciente del peligro que generaría confesarle a los demá s
amigos o compañ eros sus prá cticas. ¿Esto es motivo para que el niñ o no pueda
sincerarse o crear un círculo de confianza profundo con sus amigos? La repuesta de la
madre, con un poco de resignació n y angustia asiente, ya que de niñ a le paso
exactamente lo mismo, por eso odiaba la religió n, pero al crecer fue aceptá ndolo y
hoy lo maneja de una forma natural “lo natural” dentro del secretismo, ya que solo lo
sabe su marido y su familia practicante, del resto de su círculo social, nadie lo sabe.

2. Sacrificios Animales
“Si rompen mucho, yo les llamo a la policía”12. Otra vecina que vive a 2 casas del
templo relata con entusiasmo su accionar al escuchar en exceso los tambores por las
noches. Respecto al sacrificio de los animales exclama “¡ay por amor a Cristo Que
horror!”13 Manifiesta un gran rechazo a esta prá ctica, asegura haber visto infinidad de
veces gallinas tiradas con pochoclos por la cuadra (testimonio que es contrario al de
otros vecino que dicen que nunca vieron nada má s allá del ruido de los tambores. Al
preguntarle sobre como es el rito y con qué motivo lo hacen solo repite
reiteradamente y esquivando la pregunta que no puede existir tanta maldad en el
mundo, que es obra del diablo. Ante una pregunta que busca una respuesta
esclarecedora vemos nuevamente como se esquiva la posibilidad de comprender al
otro de forma racional cayendo en el prejuicio. A otra vecina que es creyente pero no
practicante se le realizo la misma pregunta a la cual contesta de forma sincera que
cree que el sacrificio animal lo utilizan como ofrenda a su dios o dioses “no lo
comparto, pero cada cual sus creencias”14

En este punto surge la pregunta , ¿Cuá nto tiene que ver la formació n académica o el
estar abierto a otras lecturas para deshacerse de los prejuicios? O si ¿realmente es un
factor importante? No parece menor que en el primer caso las primeras dos vecinas
no hayan asistido a la secundaria, su libro má s “académico” y herramienta formadora
de vida es la biblia. En cambio la ú ltima vecina, estudiante de Sociología en su carrera
y formació n pudo haber contado con un abanico de material intelectual o académico
que haya vuelto su mirada má s abierta, ya que confiesa “estudiar me hizo ser más
comprensiva y más crítica”15 motivo por el cual dejo de ir a la iglesia hace unos añ os,
10
Martinez Peria, J.M. Libertad o Muerte. Historia de la revolución haitiana. 2012. Bs As. Argentina.
Ediciones del CCC
11
Fabiana 2019
12
Susana 2019
13
Susana 2019
14
Ayelén 2019.
15
Ayelén 2019
22

por diferencias personales que decide guardarse para ella.

A los sobre el sacrificio animal los umbanda explican que existe un abanico de
religiones o mejor dicho, ramas distintas de esta doctrina, una de ellas usa la magia
negra, pero ellos usan los sacrificios en “los casos más extremos”16 solo se utilizan para
liberar una magia negra que la persona cargue en su vida. También explican que los
animales son criados por ellos desde pequeñ os. Tienen gallinas que está n bien
cuidadas que nacen y mueren libres, que seguramente a diferencia de las vecinas
“donde nosotros vemos gallinas ellas ven una pata muslo en la pollería” 17 exponiendo la
deshumanizació n del mercado frente a los animales recordando que ellos practican
rituales ancestrales y que los animales siempre fueron fuente de alimentos para los
humanos pero no al nivel productivo e insano de hoy asegurando que les brindan una
vida digna, y los respetan hasta su muerte, tanto por que los alimentan, como por que
su sacrificio liberara a las personas de los “trabajos”18 oscuros.
Esta prá ctica también la realizan por la noche, si bien nos comentan que es porque la
noche es donde má s las energías fluyen son conscientes de que es una prá ctica
estigmatizada por una sociedad que consideran hipó crita y corrompida.

3. El Bien y El Mal
En este punto el tó pico fue má s bien la concepció n de ambas religiones sobre el bien y
el mal. Una de las tendencias má s antiguas en las religiones dispersas por el mundo.

“Todo lo que Dios creo es bueno. La creación es buena porque la fuente es buena”19
Para esta visió n Dios no creo el mal, así como la oscuridad no existe, sino que es la
falta de luz, para ellos el mal en sí, es simplemente la ausencia de dios. La privació n o
distorsió n del bien. Dios no creo el mal, sino la libertad en el ser humano de hacer el
bien o el mal. El mal es real, pero no tiene esencia en sí mismo.
¿Qué exista el mal podría ser una evidencia de la no existencia de Dios? La respuesta
que brindan es que tanto el bien como el mal son valores absolutos en sentido de que
al existir el valor absoluto, prueba la existencia de Dios ya que él es bueno, él es el
bien. Es el humano quien en su libertad elije uno de los dos caminos. “Dios existe
donde existen las bunas acciones” concluye una vecina20
El sentido del bien y el mal para los umbanda como vimos anteriormente es relativo.
El mal es una instancia de aprendizaje, alguien que todavía no llego a iluminarse. Uno
al aprender, aprende que el dañ o a los demá s es egoísta, previo a eso, vive en la
ignorancia. Cuando uno se vuelve consciente de las acciones positivas como velar por
el cuidado de los otros, de la naturaleza, de los ancestros sin realizar acciones
peligrosas para otros se llega al aprendizaje.

16
Fabiana 2019
17
Fabiana 2019
18
En la religión umbanda un “Trabajo” es lo que conocemos como “magia negra” un hechizo o magia con
intención de lastimar de manera emocional o laboral a la otra persona y su círculo intimo
19
Genesis 1
20
María 2019
23

Prejuicios desde adentro

Fabiana, una de las personas que se encarga del templo nos confiesa que ella ante
religiones desconocidas también fue prejuiciosa. Como se mencionó anteriormente su
hijo que en la actualidad tiene diez añ os practica la religió n desde los cuatro añ os. Su
hijo había visto la película de Disney “Coco” que trata sobre el culto a los muertos y
San La Muerte en México, el niñ o, fascinado con este film le suplico a su madre
invocar al espíritu de su abuelo que había muerto recientemente. “Me asuste por
completo y me sentí prejuiciosa”21 exclamo, ya que al desconocer los funcionamientos
de la doctrina religiosa mexica y sus creencias no quiso atender los pedidos de su
hijo. Aunque má s que prejuicios en este caso podría ser prevenció n y respeto hacia la
alteridad. Se puede hablar de prevenció n, por no conocer el funcionamiento de la
invocació n de espíritus de la religió n mexica y evitar cualquier reacció n inesperada.

Estas entrevistas desde ambas veredas revelan una mirada má s amplia de lo que
significa la religió n en la vida de uno y lo que significa la religió n en la vida del otro.
Al comprender las dos cosmovisiones podemos entender lo que antes no se llegaba a
comprender, los prejuicios de uno hacia otro basados en la doctrina religiosa y como
se apreció al principio de este trabajo, cada religió n busca dar respuestas al origen del
mundo, a su funcionamiento y para alguna religiones como la cristiana existe un valor
absoluto, por lo tanto la verdad es ú nica.

CONCLUSIÓ N

En este punto y con toda la informació n recolectada en el presente trabajo es


necesario verificar si las preguntas iniciales fueron contestadas o si dejan puertas
abiertas.

La religió n umbanda se gestó en el Á frica pero tuvo su nacimiento en el Brasil.


Mosaico de religiones provenientes de distintos puntos del continente que se fundió
junto a las creencias cristianas para dar forma a otro tipo de cosmovisió n. En un
contexto de desarraigo emocional, fundada por ex esclavos del Brasil que no
encontraban su lugar en la sociedad, porque si bien la esclavitud había acabado, no lo
había hecho el sesgo social ni el desprecio de los occidentales.

21
Fabiana 2019
24

Retornando brevemente a la pregunta sobre los prejuicios preexistentes en vecinos


de Pablo Podestá hacia las personas que practican la religió n umbanda y ¿có mo
impactan estos prejuicios en la vida de estos ú ltimos? y ¿Hasta qué punto son
modificadores de conducta Para evitar que estas personas se manifiesten libremente
con sus creencias de igual manera como lo practican los cristianos? vale hacer
algunas observaciones previamente a contestar esta incó gnita.

Se pudo observar y comprobar que una de las características del componente de la


religió n es su ethos, su visió n del mundo, desde la versió n particular de cada una del
origen del universo hasta las cuestiones morales que rigen los comportamientos
sociales.. Dentro de esta visió n cualquier otra visió n de la creació n puede ser resistida
como vimos con Geertz, la postura religiosa o su fin es siempre encontrar respuestas
al mundo que nos rodea, las respuestas van a seguir la doctrina religiosa y cultural de
la que formamos parte como sociedad. Los vecinos de Pablo Podestá se negaban a
abrir un dialogo con los practicantes de la religió n umbanda, tratá ndolos de
pecadores o personas que invocaban el mal es un ejemplo de esta cosmovisió n.

Se puede comprender (pero no justificar) que estén cerrados a escuchar otra


visió n de la creació n ya que como ellos mismos plantearon que “Dios es Absoluto” su
visió n no es relativa y encierra un propio universo donde la existencia de otro
universo es imposible. También de manera sorpresiva se pudo analizar en el caso de
los vecinos que contaban con una formació n académica o universitaria, al estar en
constante contacto con la multisperpectividad de miradas sobre el mundo y sus
asuntos sociales, son má s abiertos a escuchar o aceptar otras creencias a diferencia de
aquellos que la Biblia puede haber sido el libro má s complejo con el cual hicieron
contacto.

El abrirse a la multisperpectividad de miradas lleva a otro aná lisis del trabajo, el de


los prejuicios, que también se pudo comprobar por los testimonios vecinales que
muchos de ellos desconociendo los componentes doctrinarios del umbandismo no
sacaban conclusiones racionales, sino emocionales ligadas a su visió n del mundo,
estos son los componentes de la fuerza del prejuicio, creer como verdaderas
opiniones falsas que corresponden a los deseos particulares o a los propios intereses,
de aquí se activa el concepto de “prevenció n” que expone Bobbio en su teoría, el
sujeto prejuicioso siempre va estar predispuesto o prevenido para aceptar los
prejuicios, su prevenció n impide, como un muro, llegar a conocer o escuchar la visió n
del otro.

Desde el lado de los practicantes de la religió n umbanda, su visió n del mundo no es


cerrada, es abierta a la comprensió n de otras religiones ya que el umbanda tiene una
raíz doctrinaria bahaista, es decir, Dios es uno para todos, pero se manifiesta de
distinta maneras en distintas culturas para hacer llegar su palabra. Esto hace que
sean menos propensos a los prejuicios y estén má s predispuestos al intercambio.
25

Pero como vimos, esto no los hace exentos del prejuicio, como el caso que menciono
Fabiana en relació n a su hijo y el caso particular con la película “Coco”. Quizá s en
algú n punto en todas las religiones descansan prejuicios.

Respecto a la pregunta relacionada sobre si los prejuicios afectan, condicionan o


limitan que los vecinos del templo practiquen la religió n umbanda de manera natural
y a la luz del día la respuesta es sí. Una vecina comentó que es de llamar a la policía
cuando se cansa de los tambores, otros hablaron de forma despectiva y hasta en las
situaciones particulares del barrio como ir de compras al supermercado o en las
murgas del verano, los vecinos tratan de evitarlos. Como expuso Bobbio, en algunos
casos los prejuicios pueden llegar a generar violencia de un grupo sobre otro, la
violencia no solo se ejerce de forma física. En este caso toma el lugar de una condena
social, donde ven como enemigos a los practicantes de la religió n. Asi lo sienten ellos,
no pueden venerar a sus dioses ni realizar en paz sus festividades como quisieran
por el peso social de ser distintos o pertenecer a una cultura que no es la hegemó nica,
pasan a estar invizibilizados de la historia universal, del relato tradicional, pasan a
formar parte de los “nadies”. Sin embargo el amor que tienen por su religió n hace que
esto no sea un factor determinante y a su manera pongan en prá ctica y veneren su
religió n y a sus ancestros.

Desde las sombras nació y vive en el ocultismo, un poco porque su religió n se gestó de
esta manera y otro poco porque sus manifestaciones culturales son contrarias a la
dominante. Pero al investigar y conocer la religió n umbanda podemos observar que
no es muy distinta a las demá s religiones, o en este caso en su componente
doctrinario al cristianismo.

No podemos cambiar la opinió n de los vecinos (aunque sería placentero) respecto a


las creencias y preconceptos que tienen sobre los umbandas y sus prá cticas ya que su
visió n del mundo no se los permite. Pero si se podría generar el respeto hacia la
diversidad cultural y de culto que es constitucional para acabar de una vez por todas
con la limitació n de las manifestaciones religiosas de las minorías en el barrio.

La umbanda, como todas las religiones, no solo busca dar respuestas al universo o
construir un esquema ético y moral para relacionarse en la vida. Sino que su objetivo
como todo, es encontrar el camino a la felicidad que esto debería implicar, no limitar
al otro a ser feliz siempre y cuando que sus prá cticas no sean dañ inas para la
sociedad.

En un mundo donde reinan paradigmas sobre otras teorías, donde religiones se


imponen ante otras minoritarias llamando a estas “supersticiones” como en el caso de
la religió n umbanda se pudo dar a conocer un poco má s có mo piensan, como viven su
cultura y como se sienten tratados. Por esta vez, “los nadies” que no suelen tener voz
ante la homogenizació n cultural fueron escuchados y su mundo revelado.
26

BIBLIOGRAFÌA

Bobbio, Norverto. Naturaleza Del Prejuicio. 1997.. Madrid. Temas de Hoy

Castillo, Paola. Una mirada sobre umbanda. 2005. Montevideo. Udelar


27

Da Costa, Néstor. El espacio de lo religioso a veinte años del retorno a la democracia.


2005. Montevideo. Udelar

De Bara Lana, Eduardo “Umbanda” Doctrina, Conceptos y Enseñanzas. En


http://libroesoterico.com/biblioteca/Espiritismo/Libro%20Doctrina
%20Umbanda.pdf . PP 1-54

Geertz, Clifford. La interpretación de las Culturas. 2008. Barcelona. Editorial Gedisa


S.A

Lechini, Gladys. Los Estudios Afroamericanos y africanos en América Latina. Herencia,


Presencia y Visiones del Otro. 2008. Bs.As: Editorial Clacso

ENTREVISTAS

Castro Mabel vecina 45 añ os (2019)

Merlini Susana vecina 65 añ os (2019)

Fabiana 34 añ os dueñ a del templo (2019)

Ayelén vecina 25 añ os estudiante de sociología (2019)

María 44 añ os profesora de catequesis (2019)

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