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Pérez Herrero – La América colonial (1492 – 1763)

Capítulo II – Los primeros experimientos antillanos. 1492 - 1520

La sociedad que se formó en las Antillas desde 1492 hasta 1520 tuvo características
muy especiales. Fue una época de experimentación, que heredó los planteamientos de
las sociedades señoriales de finales del siglo XV, donde la monarquía no había
centralizado su poder y los grupos locales mantenían gran nivel de autonomía y poder.
La sociedad antillana, entonces, fue un reflejo de esto. El modelo de colonización, al no
estar planteado desde un principio, fue el resultado de la combinación cruzada de los
intereses de cada uno de los actores existentes.

El modelo colombino

La sociedad americana, según el plan de Colón, debía estar organizada según el modelo
de la factoría comercial. Se trataba de una empresa mercantil que adquiría mercancías
para redistribuirlas en los mercados del Viejo Mundo. Poseía una infraestructura
mínima y no reclamaba grandes inversiones iniciales ni un proceso de colonización
complejo, ya que el único requisito era que la empresa tenía que estar basada en la
comercialización de mercancías de alto valor y escaso volumen.
Colón, en un comienzo, buscó que las especias se convirtieran en la mercancía principal
de la factoría, considerando la demanda generada por el crecimiento demográfico
europeo a finales del siglo XV. Sin embargo, al comprobar que las especias no se
encontraban en las islas, la alternativa fue el oro. A finales del siglo XV, con la
aceleración del tráfico comercial entre Europa y Asia, generó una sangría de metales
preciosos que hizo que estos subieran de precios. El método central de la factoría para
conseguir oro eran los rescates: intercambio de metales preciosos por baratijas que
atrajeran a los aborígenes.
Pero esto no iba a estar exento de problemas: los indios no facilitaban la cantidad de oro
esperada. Ante el fracaso, Colón ideó otra alternativa: mano de obra y tintes, pensando
que estos podían convertirse en la llave del negocio del Nuevo Mundo. Frente a las
relaciones sociales imperantes en Europa, la mano de obra esclava indígena podía
resultar un ventajoso negocio. La conversión de pueblos “infieles” en esclavos era una
práctica común.
Informada Isabel la Católica de esta situación ordenó la supresión inmediata de esto. Era
consciente de que la trata de esclavos ponía en jaque el control de los territorios del
Nuevo Mundo otorgado en las bulas concedidas por Alejandro VI, las cuales otorgaban
el monopolio de la conquista a cambio de la evangelización. Se presentaba un problema
para la Corona, ya que necesitaba cumplir con su compromiso de evangelización pero
también existía la necesidad de extraer beneficios económicos: había que encontrar una
alternativa.
Colón ideó un plan, argumentando que si las bulas alejandrinas impedían la
esclavización de los indios, su conversión en vasallos les obligaba a cumplir con
tributos. De acuerdo a este plan, cada indio debería pagar cierta cantidad de oro y
algodón y cultivar la tierra. Pero de nuevo, surgieron problemas, generando descontento
entre los colonos. Por otro lado la Corona iba constatando que debía recuperar el control
sobre el Nuevo Mundo: los indios eran vasallos de ella, no de Colón. La Corona podía
encomendar transitoriamente que el cobro de los tributos lo recibiera Colón como
recompensa de los servicios prestados.

Las pretensiones de los colonos

La Corona ideó una doble estrategia para ir restringiendo las atribuciones de Colón. Por
una parte, se planteó una estrategia que fuera socavando el control de Colón y por otro,
una contraofensiva legal que acabara con los títulos concedidos.
Mediante una Real Cédula, cualquier persona que no tuviera problemas con la justicia
podía emigrar al Nuevo Mundo, mientras que por otra Cédula afirmaba que los títulos
de Colón eran válidos en las tierras por él descubiertas. Todo aquel que se dirigiera a
nuevos territorios no descubiertos por Colón establecería une relación con el monarca
en función de la capitulación que liberaba al conquistador de sus compromisos con
Colón.
Los nuevos colonos que fueron llegando arribaban con la intención de obtener
beneficios económicos: el oro se convirtió en el centro del proyecto americano. Pero
para su extracción eran necesarios técnicos apropiados para su extracción y abundante
mano de obra. Para resolver el problema técnico la corona envió a Belvís. Pero el
problema de la mano de obra no se resolvió de manera fácil: las remisiones de oro
aumentaron, pero las tensiones entre los antillanos y los nuevos colonos aumentaron, ya
que todos querían participar en el negocio. El descontento hizo que la Corona enviara a
Francisco de Bobadilla, para que suspendiera a Colón y calmara la situación. Frente a
este panorama la iniciativa privada nacía como motor imparable de la conquista.

Las necesidades de la Corona

A partir de comienzos del siglo XVI, la Corona decidió comenzar a controlar y a dirigir
los asuntos del mundo americano, que se fueron definiendo en función de las
necesidades peninsulares. La reina Isabel dio las órdenes precisas para fortalecer su
poder en los espacios del Nuevo Mundo, encargando a Nicolás de Ovando que se
hiciera cargo de la gestión y administración de los destinos de los territorios americanos.
La idea básica que tenía la Corona era ir desmantelando los restos del modelo de
factoría comercial e ir sustituyéndola por un sistema de colonización centralizado en
mano del monarca, basado en la presencia de colonos y el trabajo indígena. Por medio
de las capitulaciones el rey permitía descubrir, comerciar y conquistar a la iniciativa
privada en un espacio detallado. De esta manera, el descubridor – conquistador
quedaba obligado a organizar y pagar su expedición. De ahí se le encomendaba (de ahí
el nombre de la encomienda) defender con sus armas el territorio conquistado. El rey se
comprometía a legitimar el descubrimiento y conquista mediante un reconocimiento
legal y político: se nombraba capitán, gobernador o alcalde del territorio conquistado
con los privilegios que acarreaba, a la vez que el conquistador recibía la merced del
trabajo y el tributo indígena.
Para solucionar el problema de la mano de obra, ya que los indígenas se negaban a
trabajar y esa mano de obra no podía ser esclavizada se incorporó en 1503 el
repartimiento. Esto no era algo nuevo, pero en las Antillas los indios no podían ser
etiquetados de infieles, por lo que en virtud del repartimiento se les obligaba a trabajar
pero a cambio de un salario: era una forma de legalizar el sistema compulsivo laboral,
reduciendo a la población.
A su vez, el rey organizó las tareas del gobierno de las islas:

 Un gobernador, que ostentaría el poder civil y militar.


 Los funcionarios reales que se ocuparían de la Real Hacienda.
 Una Audiencia, que se ocuparía de la administración de justicia.
 La Casa de Contratación, que se encargaría del tráfico ultramarino.
Como resultado de este nuevo modelo, los descubrimientos y conquistas se
multiplicaron, extendiéndose la ganadería, la producción agrícola y la extracción
minera. Pero también los colonos comenzaron a operar autónomamente, ya que estos
buscaban reproducir la sociedad feudal de la que habían salido: buscaban ser señores
feudales, mientras que la Corona buscaba eliminarlos.

La transformación de las sociedades originarias

La presencia de extranjeros incidió en forma diferente en las distintas sociedades. Las


más complejas captaron en un primer momento la atención de los invasores, pero
opusieron menos resistencias. Mientras que las más belicosas demostraron estar más
capacitadas para resistir mejor, y la conquista reforzó sus formas de integración basadas
en la guerra.
Como consecuencia de la disminución de la población indígena el modelo de
colonización existente tuvo que remodelarse de nuevo: se planteó una huida hacia
delante como resultado de la necesidad de mano de obra, lo que conllevó nuevos
descubrimientos.

Los compromisos eclesiásticos

No pasó mucho tiempo para que volviera a plantearse el tema de la legalidad en las
nuevas conquistas: la Iglesia comenzó a denunciar que se estaba violando el principio
de las bulas alejandrinas. El punto más alto de tensión se dio en 1511 cuando
Montesinos declaró en La Española que todos los colonos estaban en pecado mortal y
que los indios no podían ser esclavizados.
La Iglesia vio en el Nuevo Mundo la posibilidad de llevar a cabo un modelo de sociedad
que erradicara los vicios del Viejo Mundo. Este modelo de colonización evangelizadora
chocaba con los ideales privados como con los reales. Era evidente que se necesitaba un
entendimiento, ya que ninguna de las tres partes podía funcionar por separado.

 La Corona era consciente de que el negocio americano funcionaba si el costo


recaía sobre la iniciativa privada.
 La iniciativa privada era consciente de que el rey tenía la capacidad de
legitimar sus conquistas y que necesitaba de la Iglesia para cumplir con los
requerimientos evangelizadores.
 La Iglesia sabía que necesitaba a los conquistadores, pero también a la Corona
para frenar las ambiciones de aquellos.

Las Leyes de Burgos (1512) fueron el instrumento que el rey utilizó para reducir el
poder de los colonos, estipulando que los conquistadores estaban obligados a construir
casas e iglesias a los indios, organizar la producción, vigilar y asegurar la dieta y el
descanso.

Corona, Iglesia y encomenderos: intentos de conciliación

Los colonos contraatacaron para defender lo conquistado. A la muerte de Fernando,


Ximénez de Caseros ocupó la regencia y la influencia de Bartolomé de las Casas
comenzó a sentirse. Se organizó el gobierno del mundo antillano a una comisión de tres
frailes jerónimos. El Gobierno de los Jerónimos (1516 – 1518) fue una experiencia
frustrada, pero su moderación haría que ninguna de las partes se sintiera apoyada.
El mundo antillano se fue convirtiendo en una trampa sin salida: cada día había “más
caciques para pocos indios”. El continente americano se convertía así en la nueva
frontera.

Capítulo III -El modelo de sociedad de los conquistadores (1521 – 1555)

La conquista territorial del continente americano fue realizada de forma rápida. Nacía
en el Nuevo Mundo una sociedad señorial basada en las relaciones vasalláticas.
El modelo de sociedad de los conquistadores tuvo un período de vida muy corto:
cuando se agotó la expansión de la frontera, se agotó este modelo. Los encomenderos se
quedaron sin vasallos, la Corona recuperó el poder y la política de centralización se
impuso.
La sociedad de la conquista se caracterizó por ser el período en el que el modelo de
sociedad de los conquistadores se impuso. Entre el final de la época antillana y 1560 se
dieron ciertas características comunes en las sociedades americanas. Una de ellas fue
que los conquistadores trataron de construir una sociedad basada en los principios
medievales, pero se encontraron con la reticencia de la Corona. Las sociedades
originarias fueron las perdedoras.

Los hechos de la conquista. Fases y núcleos

El territorio que hoy conocemos como América Latina fue conquistado entre 1519 y
1540.
Una vez agotado el modelo antillano, se conquistó el territorio de la Triple Alianza
entre 1519 y 1522. A partir de entonces las conquistas se establecieron de forma radial
con epicentro en México. A partir de esta fase las conquistas fueron tomando un ritmo
más lento por la extensión espacial.
El continente de América del Sur fue conquistado desde diferentes frentes. De
Panamá hacia Quito y Perú. La fundación de Lima dio impulso a la conquista de
Chile y el Alto Perú.
Las bases de lo que se convertiría en el Río de la Plata se establecieron desde
Asunción.

Características generales de los procesos de conquista

A la hora de hablar del proceso de conquista podemos hablar de ciertos rasgos


comunes:

 La rapidez de la incorporación de los territorios a la Corona de Castilla no


significó la ocupación y control absoluto de todos los espacios y de las
comunidades originarias. Los espacios americanos fueron anexionados militar y
jurídicamente a la Corona y sus habitantes fueron declarados vasallos, pero la
colonización efectiva tardó décadas en realizarse. Primero se conquistó y en
segundo lugar se colonizó.
 La conquista y la dinámica de los hechos de armas no fueron procesos aleatorios
desde lo territorial, ya que aquellas regiones con alta densidad poblacional
fueron conquistadas más rápidamente que otras. El proceso de conquista muestra
claramente que los hechos de armas estuvieron en relación directa con la
densidad poblacional. Los conquistadores buscaban señorear la tierra, por lo que
les interesaban sobre todo las sociedades complejas.
 La superioridad de las armas no es un argumento para explicar la victoria de los
conquistadores. La rápida victoria se explica mejor por la confluencia de
distintos hechos. En los casos del Tahuantinsuyu y la Triple Alianza la conquista
fue facilitada por los pueblos oprimidos, ya que los conquistadores explotaron la
dinámica interna de los distintos grupos. Por otro lado, se apoyaron en las
epidemias y en la cosmogonía de los pueblos originarios, así como en las
concepciones distintas de la guerra.
 La conquista de los territorios no fue una empresa únicamente castellana.
Participaron una multitud de actores, como la banca genovesa o alemana. Los
beneficios de la conquista se repartieron por Europa, que sería imposible de
imaginar hoy día sin este proceso.
La sociedades resultantes en el caso de las regiones nucleares solieron heredar un
importante colonialismo interno, mientras que en las periféricas se implantaron formas
de organización nuevas llegadas del exterior en las que las formas de organización de
las sociedades originarias tuvieron un peso poco relevante.

La legitimación de la conquista, el monopolio de la colonización y el nuevo pacto de


vasallaje

La legitimidad de las acciones y la presencia de la Corona se estableció como


resultado del cruce de distintos principios. De acuerdo a la tesis de la época, que
sostenía que aquel que encontrara algo que nadie reclamara podía afirmarse como
propietario, se necesitaba demostrar que Colón era el primer descubridor.
Demostrar que los habitantes del Nuevo Mundo no eran propietarios legítimos de sus
tierras llevó más tiempo para demostrar. Pero rápidamente surgió el pleito con la
Corona de Portugal que reclamaba por el Tratado de Alcaçobas – Toledo, mediante el
cual quedaba para Portugal todos los territorios frente a la costa africana: a eso se aferró
Castilla para demostrar su punto.
Probar que los habitantes del Nuevo Mundo tenían el dominio pero no la autoridad
legítima para ejercer la titularidad de la propiedad se realizó mediante diferentes
argumentos: algunos argumentaron que por sus prácticas culturales (incesto,
canibalismo) esto era inviable, otros, que al negarse a aceptar la fe católica se justificaba
la guerra y la conquista.
El monopolio de la colonización se consiguió mediante las bulas alejandrinas, en
virtud de las cuales el papado donó a Fernando e Isabel las tierras descubiertas por
Colón y las que quedaran por descubrir, bajo el compromiso de difundir el cristianismo.
Por el Tratado de Tordesillas, Portugal acató la validez de las bulas alejandrinas, pero a
cambio de recibir lo que con el tiempo sería el Brasil.
El tercer escalón que tuvo que superar la Corona fue establecer el mecanismo legal para
el pacto de vasallaje, es decir, establecer el mecanismo legal que hiciera que los nuevos
súbditos indianos necesitaran la tutela de la monarquía española. En primer lugar, había
que probar que el avance sobre las tierras estaba justificado, para lo cual se creó el
requerimiento: previo a cualquier entrada, se leía posibilitando que los indios
aceptaran el pacto de vasallaje. De negarse, quedaba justificada la guerra. Una vez
convertidos en vasallos, el siguiente paso fue hacer que el rey se convirtiera en defensor
de los indios y para ello se dictaron las Leyes Nuevas, donde se legisló como debían ser
tratados los indios y se declaró el fin de la encomienda. El rey se convertía en defensor
de los indios y en la correa de transmisión entre la República de Indios y la de España.
Estas leyes ofrecían el marco jurídico para reducir el poder de los encomenderos.
El rey, al establecer distintos compromisos con las partes, se convertía en el eje central
del juego político y su poder se basaba en garantizar el bien a cada una de las partes. La
fidelidad al monarca era la contraprestación. Su poder dependía de la existencia de una
sociedad de privilegios y desigualdades: lo contrario sería una sociedad liberal, de
iguales ante la ley.
Surgió un problema respecto a los indios: si no podían ser convertidos en esclavos, y se
negaban a vender su fuerza de trabajo, se estableció que el tributo que las comunidades
debían pagar al rey lo debían hacer en moneda. De esta forma, cada comunidad se vio
forzada a adquirir, trabajo mediante, la moneda.

Las tensiones ocasionadas por la conquista

El grupo de los conquistadores trató por todos los medios de perpetuar la sociedad
medieval. En un primer momento, convertido en encomendero, dirigieron sus acciones a
percibir el tributo indígena y convertirse en señores de vasallos, apoyándose en las
formas de organización preexistentes, pactando con las élites dirigentes.
Dentro del grupo de los conquistadores se generaron diferencias, ya que los
participantes de cada empresa recibían una recompensa con relación a su inversión
inicial, generando tensiones al interior de los grupos.
Se comenzó a generar una regionalización del poder y dando paso a una estructura
piramidal de poder en la que las formas clientelares se convirtieron en el mecanismo
más importante de cohesión social.
La movilidad social se cortó luego de la primer generación e conquistadores, que trató
de perpetuar el sistema de las encomiendas.
Con la conquista se abrió una dinámica social doble. Por un lado, estaban los
conquistadores – encomenderos. Por otro, el resto de los colonos. Los primeros
representaban la tradición y los segundos la modernidad. La Corona se valió de los
primeros para conquistar y de los segundos para resquebrajar el poder de los anteriores.

La Corona a comienzos del siglo XVI estaba luchando por ampliar su poder, y la plata
americana le ofrecía la posibilidad de esto. Dada esta situación, va a entrar en conflictos
con los conquistadores que deseaban perpetuar los privilegios de la sociedad señorial,
pero el problema es que la Corona necesitaba de estos para la empresa. Al conceder
capitulaciones, se encontró creando nuevos poderes en el Nuevo Mundo: el rey ganaba
territorios y vasallos, pero automáticamente, por las concesiones, perdía buena parte de
las rentas.
Carlos V llega en un momento a ordenar parar el proceso de conquista americano.
Cuando De Las Casas declaró a los conquistadores en pecado mortal, el rey vio cielo
abierto. Las Leyes de Burgos y las Leyes Nuevas son avances del poder de la Corona
para coartar el poder de los conquistadores. Esto obviamente generó resistencias, y a
partir de 1543 se fue permitiendo por una o dos vidas las encomiendas. Paralelamente se
dispuso que los indios tuvieran que tributar en dinero a fin de construir relaciones
despersonalizadas y fomentar la monetarización. Al mismo tiempo, el rey se benefició
del descenso poblacional, ya que precipitó el fin del modelo de los conquistadores. La
gran jugada fue que les ofreció la posibilidad de reciclar sus modos de vida.
La Corona fue construyendo los instrumentos jurídicos para una administración
imperial afecta a la monarquía. Por ello, fue creando virreinatos que mermaron el poder
de los conquistadores. De ahora en más, cualquier actividad debía ser legalizada por las
autoridades dependientes del rey.
La Iglesia se planteaba a su vez que el continente podría ser espacio para construir una
nueva sociedad, basada en la aceptación del catolicismo por parte de los pueblos
originarios. La propuesta de conquista pacífica le venía bien al rey para reducir el poder
de los encomenderos.
Este proyecto se basaba en el cambio de creencias: aborígenes por cristianas, pero no
una aculturación total, ya que de esta manera los aborígenes dejarían de ser menores de
edad y el papel proteccionista de la Corona y los misioneros se deslegitimaría: esto era
un requerimiento político.

Las sociedades originarias americanas sufrieron un rápido declive demográfico. El


descenso poblacional fue dramático, por razones múltiples y actuaron de forma
combinada. La violencia, enfermedades, o el vacío psicológico fueron algunas de las
causas. La última transformación se produjo cuando se impuso tributar en moneda: a
partir de ahí, el movimiento demográfico reprodujo los movimientos económicos (un
aumento en los precios retrasaba la edad de casamiento)
Las tierras de la comunidad para generar alimentos se redujeron en pos de las tierras
dedicadas a la producción de mercancías. Al variar el régimen de propiedad del suelo la
presión fiscal se vigorizó. La succión de mano de obra impidió que las comunidades
pudieran disponer de todo el potencial necesario para generar alimentos.
Al mismo tiempo que se dificultaba a las comunidades que ofrecieran una respuesta
económica expansiva, se abría la puerta a que se ampararan en la benevolencia del
monarca para reducir la presión fiscal. Las comunidades comenzaron a pedir que se
adecue el tributo a la cantidad de población existente, con lo que comenzaron a ver al
monarca como su brazo derecho. Así entraron en el juego de intereses entre la Corona,
la Iglesia y los conquistadores.

Capítulo IV – Sociedad y poder en las estructuras de Antiguo Régimen coloniales

El imperio no significaba que los distintos reinos estuvieran fusionados, sino que
estaban conectados entre sí en la medida en que compartían un mismo rey. No era
necesario, por tanto, la existencia de un cuerpo legal único y universal para todos los
súbditos, ya que no existían ciudadanos iguales ante la ley, sino un caleidoscopio de
diferentes vasallos. El catolicismo se convirtió en un elemento de identificación común.
Es en este sentido que el término monarquía fuera en la práctica casi sinónimo de
imperio. Monarquía, imperio y Corona tenían así la connotación de dominio
universal: el monarca era el único elemento capaz de vincular y dar coherencia a
comunidades heterogéneas y todas necesitaban la figura del monarca para
adquirir su legitimidad.
Desde comienzos del siglo XVI, la Corona diseñó una política social que tenía como fin
mantener a cada grupo separado: se ordenó la división entre “pueblos de indios” y
“pueblos de españoles” bajo la excusa de preservar a las comunidades de los abusos de
los conquistadores. Cada grupo debía conservar sus rasgos originarios, su pureza. Lo
único que compartirían sería el catolicismo. Dicha política social tenía como propósito
facilitar el buen gobierno al mantener a los cuerpos sociales separados.
La limpieza de sangre se convirtió en la apoyatura de este sistema social: el mestizo no
podía inscribirse dentro de ninguna de las “razas puras” por lo que no podía ocupar
ciertos cargos.
Con el término de “indio” el mundo occidental definió en el siglo XVI a “los otros”:
fue una invención de la conquista, exponiendo a las sociedades americanas a un
proceso de indianización. Aunque vale aclarar que las comunidades no eran
homogéneas y las categorías jurídicas y sociológicas se mezclaban (un individuo podía
ser indio y artesano)
El principio que rigió la conformación de las sociedades americanas no fue el criterio
económico de mercado sino el de la relación política súbditos – monarca. Hay que
dejar en claro que la concepción imperial de los Habsburgo posibilitó la convivencia de
diferentes culturas y etnias: el capitalismo puso en entredicho este supuesto. El
problema específico que apareció en el Nuevo Mundo fue que la justificación de la
conquista se basó en la evangelización. Este espacio adquirió un mayor grado de
unificación.
Esto permitió la construcción de sociedades “plurales”. Las diferencias estamentales se
hacían ostensiblemente visibles a través de la indumentaria, formas de expresión,
residencia, patrones de consumo, etc. Esto explica por qué el nacionalismo no pudo
darse en el Antiguo Régimen: el rey y la Corona simbolizaban la suma de los reinos y la
unión de los grupos sociales, favoreciendo la unidad dentro la diversidad.

La gestación de las relaciones de poder coloniales


Las sociedades de Antiguo Régimen eran personales antes que institucionales. La
administración se gestionaba como un asunto privado, cuyo epicentro lo ocupaba el rey.
La fidelidad era el mejor bagaje para ser seleccionado a un cargo: el rey necesita leales
antes que profesionales. A su vez, el rey era el único que tenía la potestad de hacer
nombramientos: la autoridad se basaba en la existencia de una complicada
maquinaria de pactos y reciprocidades. El rey gestionaba las desigualdades.
Ahora bien, si el rey gestionaba su autoridad de manera desproporcionada los súbditos
podían interpretar que era injusto y no llevar la orden adelante: se acata pero no se
cumple. Nadie ponía en duda la autoridad.
No existían códigos que reglamentaran por igual a la sociedad, sino que la ley era
casuística, el resultado de la resolución de cada caso concreto.
Ante la ausencia de una administración y de un ejército profesional, el monarca tenía
que gestionar los asuntos imperiales: el pacto de vasallaje era la pieza clave. Para esto,
la plata y los beneficios de la guerra se tradujeron en una ampliación del poder del
monarca, en aumento de la centralización y en una reducción del poder de la nobleza,
pero no hay que olvidar que estas actuaron como freno de la burguesía.
Fue así como se fue creando un sistema de poderes en los territorios americanos en el
que todo se gestionaba y pactaba sobre el entendido de que la autoridad del monarca
era indiscutible y de que el poder se obtenía a través de servicios prestados a la
Corona. Se generó un sistema político apoyado en el entrecruzamiento de intereses
entre la Corona, la Iglesia y los grupos de poder indianos. El proceso centralizador se
llevó a cabo partiendo de altos grados de permisividad.
En los territorios americanos esta estructura de poderes se reprodujo parcialmente a
escala regional hacia abajo. Cada señor tenía su corte, su área de influencia, su clientela.
Podemos hablar de soberanías fragmentadas sin autoridad en discusión.

El cabildo como poder intermedio

Si el rey representaba la autoridad y algunas grandes familias ejercieron el poder, desde


un principio en Indias se fue gestando a través de los Cabildos como un eje interpuesto
entre el rey y los hacendados. La ciudad nació como un espacio de poder intermedio
entre el rey y los conquistadores.
Hay que recordar que el municipio no era la representación de todos los habitantes de la
ciudad y los cabildos estaba conformado por los que eran considerados como vecinos:
no existía la noción de soberanía popular y los cabildos deben ser interpretados como la
representación de los notables, reflejando el juego de fuerzas de los mismos.
No puede interpretarse que fueran el escenario donde jugaran independientemente las
burguesías y las clases medias, ya que los hacendados y el rey tenían representantes
(corregidores) en los cabildos. Entre estos últimos los cabildos tuvieron un papel
importante a la hora de establecer reciprocidades entre las partes, aunque también los
usó para frenar el poder excesivo que habían adquirido el grupo de los
conquistadores.
Si bien los cabildos no funcionaron como núcleos puros preburgueses ello no quita que
alrededor de las ciudades fueran conformandose espacios de poder intermedio. Por esta
fragmentación del poder no es posible entender a la elite colonial indiana en singular.

Las comunidades y los pueblos de indios como elementos articuladores de la República


de Indios

Las sociedades estuvieron marcadas por un principio diferenciador: la presencia de la


República de Indios y de Españoles. Era imposible que ambas vivieran separadas,
cuando la segunda vivía de la primera. Las poblaciones originarias fueron identificadas
como una unidad, y es en este sentido que las repúblicas de indios fueron la nueva
dinámica impuesta por los colonizadores. Los “pueblos de indios” tenían la misión de
ayudar a concentrar la población indígena dispersa para facilitar las labores de
evangelización, tributo y gobierno, además de facilitar la fragmentación de las
solidaridades previas.
La organización política residió en los cabildos, similares a los de españoles. En
aquellos pueblos donde pervivió la capa alta de las antiguas comunidades la rotación de
poder fue menor, cosa también fomentada por los conquistadores. También se
establecieron jerarquías entre ciudades, con pueblos cabeceras y otros menores. En
las cabeceras había representantes de la administración virreinal, mientras el resto se
visitaba solo para recaudar impuestos. Se detecta que debe estudiarse la historia de las
comunidades post conquista en el contexto de la dinámica de las sociedades coloniales.

Capítulo V – La estructura institucional de gobierno de las sociedades indianas

Generalidades
El centro de todo el sistema era el rey. Las labores de gobierno, administración, justicia,
etc no estaban delimitadas, porque en las sociedades de Antiguo Régimen coloniales no
existía una clara diferenciación de las funciones de gobierno. La única división clara de
poderes se dio entre el gobierno eclesiástico y el secular.

Las instituciones de gobierno metropolitanas

 Casa de Contratación: Se creó en 1503 a fin de gestionar los asuntos


económicos y el traspaso de individuos. En una primera fase, se ocupó de todos
los asuntos indianos y gozaba de total autonomía, para pasar entonces a
especializarse en lo económico – comercial, naútico y emigración. Las
atribuciones desde 1524 iban desde las administrativas a las judiciales, pasando
por las científicas y las políticas.
 Consejo de Indias: Fue fundado en 1524 con la misión de ayudar al rey a
resolver los asuntos que a diario se iban generando. Rápidamente por el volumen
y la complejidad de los reinos se convirtió en la institución central que en la
Península Ibérica dirigía a diario los asuntos indianos, sin estar subordinado a
otro Consejo peninsular. Proponía al rey líneas de acción a seguir,
nombramientos, censura de libros, etc.

Las instituciones de gobierno en Indias

Generalidades

En el continente americano las labores de gobierno se establecieron sobre la base del


cruce de acciones de diferentes instituciones: virreinatos, audiencias, capitanías, etc.
Muchas veces se concentraba en una persona distintos cargos para evitar problemas
interinstitucionales.

 Virreyes: eran los representantes del rey en los territorios americanos. Tenían
funciones de gobierno, justicia, defensa, todos acumulados en su persona. Era la
máxima autoridad en Indias. Al final de su mandato debía someterse a un juicio
de residencia, que daba cuentas de su gestión. Esto simbolizaba que había
actuado como rey, pero que no lo era, porque tenía que rendir cuentas. Eran
nombrados por el monarca, previa recomendación del Consejo de Indias. Al
llegar al virreinato, eran recibidos como álter ego del rey. Como acto simbólico
pasaba por los principales edificios y se reunía con los distintos sectores,
ritualizando el pacto de vasallaje. Así, las fiestas servían para ritualizar las
relaciones de poder.
 Las Audiencias: el sistema judicial tuvo como máximo exponente a las
Audiencias. Tenían jurisdicción civil y criminal, formadas por oidores
designados por el virrey o el Consejo de Indias. A partir del siglo XVII, la venta
de cargos hizo que se “criollizaran”. En algunos casos funcionaron como
instituciones de gobierno o como consejos consultivos del virrey. Las labores de
los oidores excedían las de justicia o gobierno, controlando por ejemplo las
cuentas de las Cajas reales.
 Los gobernadores: fue bastante común utilizar la figura de los gobernadores
para administrar el Nuevo Mundo. Nombrado por el rey por un tiempo
determinado, tenían atribuciones específicas para cada caso. Desde mediados del
siglo XVI se diferenciaban las gobernaciones mayores y las menores, ocupando
estas lugares marginales del imperio. Hacían las veces de capitanes militares.
 Los adelantados: la conquista trajo la figura de los adelantados durante los
primeros momentos, con funciones judiciales, defensivas, administrativas, etc.
 Alcaldes mayores y corregidores: las primeras, establecidas en Nueva España
y las segundas, en el Perú, constituyeron las unidades político – administrativas
locales menores del sistema imperial. Tenían, entre otras, la función de ser
protectores de los indios. Aunque la función primordial era la recolección de
tributos y vigilancia de que se cumplieran las órdenes del rey, pero desde muy
pronto combinaron en la práctica dichas funciones con las comerciales dirigidas
a obtener beneficios económicos personales.
 Cabildos: tenían atribuciones judiciales, de gobierno, fiscales y defensivas. El
alcalde funcionaban como juez de primera instancia. Los cabildos fueron
núcleos que ocuparon espacios de intermediación entre diferentes fuerzas
políticas y sociales, gozando de cierta autonomía. Los bienes comunales dotaban
a los municipios de una capacidad de ejercer una función de intermediación.
Durante el siglo XVII el número de regidores va a disminuir, pero durante el
XVIII va a crecer de nuevo. El corregidor representaba la voluntad del monarca
en la corporación municipal.
 Las Leyes de Indias: el derecho indiano se caracterizó por su condición
casuística y por la diversidad de fuentes de su generación, como también de
tomar como influencia a los precedentes en Castilla. El problema apareció
cuando se hizo cada día más difícil saber si existía un precedente o no, por lo
que se hizo urgente un trabajo de compilación y otro de recopilación.
 Real Hacienda: para administrar sus rentas, la Corona impulsó la creación de
una maquinaria fiscal. En la Hacienda cada ingreso tenía un gasto específico,
que permitía financiar una compleja estructura administrativa. No es casual que
se fomentara la comercialización y se temiera el contrabando. Por ello se creó un
complejo sistema que regulaba hasta el último rincón. Esto favoreció el proceso
de centralización y la anulación de las autonomías de los conquistadores, dando
nacimiento a una estructura colonial que favorecía la exportación de metales
preciosos. Durante el siglo XVII, la Hacienda aumentó sus ganancias a través de
las composiciones para financiar la Armada de Barlovento. Este aumento de la
presión fiscal hizo que se frenaran las actividades económicas. Su estructura
orgánica estaba dividida en Cajas Centrales y Cajas Provinciales, y se extendió
la costumbre de encargar la recaudación de los impuestos conectados con las
actividades mercantiles a los Consulados de Comerciantes. Conforme fue
avanzando el tiempo se amplió la competencia de las Audiencias en materia
fiscal.

Capítulo VII – Las sociedades de Antiguo Régimen indianas. Época de los Austrias
Mayores (1556 – 1630)

Hacendados, terratenientes, latifundistas


La tierra funcionaba en las sociedades de Antiguo Régimen coloniales como un símbolo
de posición social, un factor productivo, un elemento de integración social y un
instrumento de acceso al crédito hipotecario. El hacendado, páter familias, era el centro
de la escena. Era el germen de los posteriores caudillos.
Su poder emanaba de las reciprocidades y de las intermediaciones. Los trabajadores
ofrecían su trabajo como peones a cambio de un salario bajo y una porción de terreno.
El hacendado recuperaba el salario pagado en la tienda de raya, donde los trabajadores
debían consumir. En todo momento había una relación de dependencia entre peones y
hacendados.
Respecto a su familia, el hijo mayor era educado para ocupar el lugar del padre,
mientras que las hijas eran casadas para acrecentar la hacienda y la red de influencia.
Las relaciones reciprocidad funcionaban hacia arriba, ya que el hacendado hacía que se
pudieran cumplir las reglamentaciones reales a cambio de privilegios otorgados por la
corona, mientras que los corregidores, alcaldes mayores se solían apoyar en los
hacendados debido a que sus ingresos eran reducidos: el hacendado hacía de prestamista
a cambio de favores. Esto no debe ser entendido como corrupción pues los cargos
públicos no tenían salarios fijos, sino que se basaban en el poder de intermediación.
No es cierto que los hacendados no tuvieran capacidad empresarial o de reinvertir: el
problema no era que no fueran capaces de llevar adelante negocios, sino que el fin de la
sociedad del Antiguo Régimen no residía en el beneficio económico, sino en el prestigio
y honor. La adquisición de nuevas tierras estaba dirigida a engrandecer el patrimonio
para ampliar el radio de influencia y poder.
En las áreas de alta densidad demográfica durante la época de la conquista los
hacendados fueron el resultado de la evolución de los encomenderos. Al quedarse
éstos sin el número suficiente de encomendados fueron ocupando sus tierras y
dedicándose a la producción de los espacios que se habían quedado sin tributos en
especie que venían de las comunidades. Pasaron así de encomenderos a hacendados: los
hacendados siempre tuvieron como ideal ser señores de la tierra.
En otras regiones fueron el resultado de adquisiciones territoriales realizadas por
conquistadores menores que se vieron obligados a ocupar tierras en territorios por
conquistar, en otras, como donación por servicios prestados a la corona.

Comerciantes, mercaderes, negociadores


El denominado grupo de los comerciantes se configuró rápidamente de la mano del
crecimiento de la economía monetizado, aunque siempre con el fin de adquirir prestigio
social. Había diferencias dentro de los mismos: algunos se dedicaban al comercio
ultramarino, un grupo reducido, institucionalizado en los Consulados. Jugaban con el
control de la oferta para hacer subir artificialmente los precios, aunque el verdadero
negocio era el intercambio por plata u oro. Poseían un origen peninsular y modesto,
reproduciendo el trabajo mediante el sistema del “sobrino pobre” que, sin compromisos
en la Península, perpetuaba el negocio del “tío”. Desarrollaron mecanismos para
conectar con los grupos de poder locales, pero al mismo tiempo no descuidaron
alimentar estrategias para asegurar la permanencia de la firma en el tiempo, por
ejemplo, construyendo mayorazgos, adquiriendo tierras a fin de poder legar su
patrimonio. También realizaban contribuciones al rey a cambio de favores.
Los comerciantes que se dedicaban al comercio interregional estaban integrados en una
pequeña parte por los “sobrinos” de los almaceneros de la capital que hacían su carrera
estableciendo contactos para que prosperara el negocio familiar. Encontramos el caso de
los aviadores dependientes de los almaceneros que surtían a crédito todos los productos
que necesitaban los centros mineros para luego recibir la plata, convirtiéndose en la
conexión almaceneros – sociedad indiana, controlando circuitos mercantiles.
Una de las prácticas habituales en las zonas de alta densidad de poblaciones originarias
fue la del reparto de mercancías, con la relación alcaldes – corregidores – comerciantes
y almaceneros que establecía solidaridades y contraobligaciones: se tejió una red en la
que participaban distintos agentes, cuerpos sociales, intereses y sectores. Fiscalidad,
negocio, política y administración quedaban entrelazados.
Los comerciantes que se dedicaban a la venta al detalle en los centros urbanos como
propietarios de una tienda solían ser de origen humilde, con ingresos reducidos, a la par
de los vendedores ambulantes.

Servidores públicos, empleados, oficiales reales


No es posible desde un punto de vista teórico hablar de una “administración pública” en
términos generales. En las sociedades de Antiguo Régimen, al estar compuestas por
estamentos y privilegios, no es adecuado hablar de una administración pública
independiente: el acceso a los cargos se lograba por demostración de lealtad. Al morir el
rey los servidores debían volver a simbolizar el establecimiento de las relaciones de
reciprocidad y lealtad.
El salario estaba conceptuado como la compensación de los servicios al rey. No existía
en la época una denominación de los servidores públicos, términos como “ministro”,
“oficiales” se emplean en situaciones parecidas de manera indistinta debido a que no
existía una estructura jerárquica definida con claridad, como así tampoco existía una
relación entre el cargo y la preparación del individuo para ejercerlo, sino que el mérito
dependía de la lealtad demostrada.
No existía reglamentación que impidiera a los súbditos nacidos en las Indias acceder a
los cargos reales, pero se prefirió a los peninsulares para evitar concentración de poder
en los grupos indianos, situación que cambiaría a partir de la venta de cargos del siglo
XVII.

Mineros, azogueros, aviadores


El sector de los mineros fue un grupo heterogéneo, no se caracterizaron por su riqueza.
Se trató de un mundo en el que, aunque podían amasarse fortunas en poco tiempo, la
suerte era una variable importante. En lugar de reinvertir lo ganado, se tendía a adquirir
bienes para ganar prestigio social. En muchas ocasiones establecían alianzas con los
mercaderes urbanos a fines de hacer frente a las necesidades de capital.

Capitanes, alféreces, sargentos y soldados


El oficio milita proporcionaba un rango y una posición social especiales. Ingresar a las
milicias suponía la posibilidad de acogerse al fuero militar y por tanto ingresar en un
estamento. Pero es necesario trazar un límite entre el antes y después de 1760. Luego de
las reformas en el sistema y la creación de un ejército profesional se asistió a una
remodelación social al ampliar el número de individuos que podían hacer carrera en el
ejército: se sometió a un peligroso reacomodo al antiguo y existente juego de equilibrios
sociales propios del Antiguo Régimen. Previo a esto, la jerarquía militar y los
nombramientos se hacían de forma discrecional, sin importar la preparación sino la
fidelidad.

Frailes, monjas, sacerdotes, obispos

El número de religiosos y religiosas que vivían en los territorios indianos era altísimo.
La propia simbología externa del estamento eclesiástico estaba diseñada para ser
visibles y hacía que el número de religiosas pareciera aún mayor. La Iglesia era el
símbolo de legitimidad de la autoridad del monarca, ya que el catolicismo era el único
elemento cultural cohesionador.
La expansión de la presencia del Iglesia siguió el proceso temporal de la conquista y en
Indias en función del Patronazgo la Corona pudo organizar a la Iglesia, así como
nombrar a los eclesiásticos. Se dio una especialización entre clero secular y regular: el
primero se asentó en las ciudades, mientras que los segundos se dedicaron a la
evangelización en el resto del territorio.
En no pocas ocasiones, los sacerdotes vincularon sus obligaciones eclesiásticas con sus
quehaceres como administradores de haciendas y bienes. Se les exigía al ingresar al
sacerdocio la congrua para evitar que el nuevo sacerdote implique un gasto.
Se buscó que los cargos altos de la Iglesia tuvieran atribuciones políticas en la
administración, por lo que la frontera civil – eclesiástica se hizo ambigua,
convirtiéndose así en aliados del Monarca.
Pero en las regiones más alejadas el clero permitía a las modestas familias locales
obtener prestigio, con la carrera religiosa como el acceso a una forma de vida decente y
honrada (¿?)
Durante los siglos XVI – XVIII preocupó a la Corona que la Iglesia americana estuviera
controlada por familias indianas. Los Borbones van a convertir esto en una obsesión y
las familias de los notables indianos fueron corridos del centro de la escena, al mismo
tiempo que las parroquias marginales veían como se succionaban sus recursos e iban
para el centro del imperio.
A los miembros de la República de Indios entrar en una orden religiosa les
proporcionaba perjuicios, ya que suponía renunciar a seguir siendo de la comunidad.
Las monjas vivían en los conventos, lugares donde encontraban protección y asilo. La
fundación de uno tenía que tener el visto bueno del poder. Cumplían una importante
función social y económica, ya que ofrecía al fundador la posibilidad de adquirir
prestigio. A las hijas de los notables que estaban solteras, encontraban en los conventos
una ubicación respetable que al mismo tiempo dotaba a la familia de un prestigio
añadido por la carga de moralidad que suponía tener una mujer virtuosa entre sus
integrantes.

Artesanos, maestros, oficiales y aprendices


La sociedad colonial era altamente desigual, pero resulta incorrecto tratar a los
individuos de escasos ingresos como pobres potencialmente revolucionarios: esto no se
tradujo en ningún peligro para el régimen. No existían clases sociales, no había
tensiones entre pobres y ricos que hicieran peligrar al Imperio.
Para entender el comportamiento de los sirvientes, los esclavos y los trabajadores en
régimen de dependencia es que existía una alta movilidad geográfica de la población y
las relaciones de dependencia no solían ser permanentes. Lo que hay que comprender es
por qué un individuo podía pasar de una condición a otra con relativa facilidad. Hay que
recordar que en economías agrícolas se podían utilizar los períodos de menor actividad
para trabajar en otras actividades no rurales.
Debido a que la mayoría de los trabajadores fueran estacionales provenientes de la
República de Indios, la mayoría de los delitos fue cometido por ellos, con lo cual se creó
la imagen del “negro” y el “indio” como ladrones y borrachos.
El mundo de los esclavos era distinto. Al no ser vasallos, tenían que conseguir su
libertad para cambiar la situación, o huir. La mujer esclava se presentaba como un
objeto sexual, unida a la prostitución, ayudando así a solucionar la moralidad católica.
La mano de obra indígena se basaba en el trabajo que de forma obligatoria tenían que
donarle a la Corona, mediante un mecanismo oportuno en virtud del cual las
comunidades, al no poder ser tratadas como esclavos por las Bulas, quedaban obligadas
a surtir de una cantidad de mano de obra a los reales de minas a cambio de un salario
mínimo. Para lograr que la mita fuera aceptada se procedió al establecimiento de otro de
los pactos de reciprocidad. Las comunidades, a cambio de su mano de obra, obtenían el
uso de las tierras que ocupaban. Tenía una ventaja adicional: como las comunidades
estaban obligadas a remitir una cantidad fija de trabajadores, cuando uno moría la
comunidad debía reponerlo, por lo que para evitar esto se ideó un sistema rotativo: la
mina así contaba con trabajadores “frescos” todo el año.
Otra modalidad era el libre asalariado a precios de mercado. Los yanaconas utilizaban
sus técnicas y herramientas y se les pagaba en arriendos.

La República de los Indios

Es imposible realizar una descripción en singular: existían múltiples identidades, tanto


al exterior como al interior de las comunidades. La categoría de indio es una
construcción occidental fruto de la colonización. Asimismo, vale la pena resaltar que las
sociedades originarias han evolucionado en el tiempo.
Conforme fue avanzando el proceso de colonización cada comunidad se fue adaptando.
El resultado de la invasión fue la interacción de dos sociedades: en unas circunstancias
supusieron la redefinición de la cultura americana, pero en otros casos que se partía de
pueblos guerreros las respuestas no fueron homogéneas.
Los procesos de colonización introdujeron cambios en las estructuras de las poblaciones
originarias y modificaciones en sus patrones culturales. Las mayores transformaciones
se dieron en aquellas regiones y grupos que habían alcanzado complejidades mayores,
procediendo a una fragmentación de los territorios. Los sistemas de reciprocidad y
redistribución que habían funcionado durante siglos variaron al entrar los europeos. Los
espacios de poder se transformaron.

Capítulo VIII – Las transformaciones de las sociedades de Antiguo Régimen coloniales


indianas. Época de los Austrias Menores (1631 – 1700)

La redefinición de las relaciones de poder entre la Corona y los grupos locales indianos

El período de los Austrias Menores supuso un cambio por la concatenación de varias


circunstancias. El retraimiento de la monarquía, el comercio intercontinental y la
variación de los flujos internos hizo que aumentara la autonomía de los grupos de
poder locales, corriendo la correlación de fuerzas hacia los grupos indianos.
A partir de finales del reinado de Felipe II los cargos comenzaron a ser enajenados y a
partir de 181 se incorporó la posibilidad de la renunciación, que el titular adquiriente
pudiera donar el cargo a un tercero, abriendose un mercado de cargos públicos que
atentó contra el poder del monarca: el dinero comenzó a horadar las reciprocidades.
Esto fue la consecuencia lógica de la confluencia de factores. Por una parte, el monarca,
al haberse visto con menos caudales de Indias vio como se recortaba su poder ante las
Cortes. Entonces, comenzó a vender cargos públicos al mejor postor y se impulsaron las
composiciones , en virtud de las cuales se permitía arreglar, componer, las situaciones
de irregularidad. De esta manera el monarca dependía de los grupos indianos para
mantener su poder y estos lo aprovecharon.

La venta de cargos
La venta de cargos no era una práctica nueva. Lo novedoso fue la intensidad con la
que se realizó.
En 1558 Felipe II permitió la venta de cargos con la explícita misión de aumentar sus
rentas, volviendo a ampliar esto en 1581, con la novedad de que los escribanos podrían
renunciar por una vida más en personas hábiles siempre y cuando abonaran una tercera
parte del valor del oficio.
Con el gobierno de Felipe III se dio un paso importante en la venta de cargos públicos al
permitirse en 1606 realizar todas las renuncias que se quisiera sin otro requisito que fijar
un plazo para realizarlas y comunicar esta decisión a la Corona. De esta manera, se
aseguraba ingresos pero iba perdiendo el control de la administración.

La modificación de las prácticas capitulares


La segunda innovación que fue a favor de los grupos indianos fueron las
modificaciones en la gestión y composición de los cabildos. En un comienzo de la
vida indiana estas instituciones gozaron de escasa autonomía, ya que la Corona no
quería una autoorganización de los poderes locales. Pero la práctica diaria fue
evolucionando de forma distinta, alejándose con ello la teoría de la realidad.
Para impedir que los cabildos aumentaran su autonomía política se recurrió a
corregidores y regidores. Pero los cabildos no permanecieron pasivos, utilizando
resquicios legales y como consecuencia de la venta de cargos y el aumento de la
influencia de los comerciantes, los grupos locales fueron ampliando el control.

Las composiciones
Por las composiciones se permitió que todo aquel individuo que estuviera en una
situación de ilegalidad pudiera “componer” su situación mediante el mecanismo de
intercambio de un servicio a la Corona a cambio de un favor o privilegio. Una de las
prácticas más habituales fue la composición de tierras. Por ella los encomenderos que
habían ocupado las tierras de la encomienda tuvieron la posibilidad de acceder al título
de propiedad que no tenían y pasar a ser propietarios legítimos. El monarca así se
desprendía de un instrumento de presión.
Otra práctica fue que, mediante el pago de una cantidad un individuo podía componer
su situación jurídico – social. Una persona de origen africano podía obtener a través de
esto la condición jurídica de “blanco”.

El aumento de la autonomía de los grupos de poder indianos


Las consecuencias de lo previamente dicho fue un aumento de la autonomía de los
grupos indianos. Paralelamente hay que recordar que como consecuencia de variaciones
en los flujos económicos se dio una revigorización del papel del sector interno de las
economías indianas. Hacendados y comerciantes redefinieron sus papeles. El descenso
del comercio oficial potenció los factores internos.
Los empresarios mineros comenzaron a transformar sus centros de producción y variar
las técnicas extractivas. En consecuencia los reales de minas comenzaron a perder el
valor original y los contactos interregionales fueron decreciendo con lo que se aumentó
la regionalización y ruralización, frenando el crecimiento demográfico.
El proceso de redefinición de las relaciones de poder entre los grupos de poder indianos
y la Corona se tradujo en reducción de recolección de impuestos y por lo tanto, una
disminución de las cajas de la corona. Al aumentar los servidores públicos como
resultado de crear cargos para vender, la maquinaria administrativa se fue haciendo más
compleja y menos eficaz. Se podría decir que la administración se privatizó.

Las transformaciones de las comunidades originarias


Durante el siglo XVII se procedió en algunas regiones a procesos de desindianización.
En paralelo se produjo una perdida de poder de los antiguos principales ante la
recomposición de las relaciones sociales y de poder de los distintos grupos. Los pueblos
de indios comenzaron a estar formados por personas procedentes de distintos lugares y
clanes sobre los cuales los antiguos curacas tenían escasa influencia.

La redefinición de los sentimientos de identidad


Durante los años centrales del siglo XVII los reinos indianos vivieron un clima de
permisividad que amplió su margen de autonomía política.
Una de las consecuencias más palpables fue una vigorización de la construcción de
identidades propias, como resultado de los intensos enfrentamientos entre la Corona y
los grupos locales. Mientras la Corona se trató de impulsar una campaña para
desacreditar el discurso de identidad, los grupos de poder locales comenzaron a exaltar
las bondades del continente, en el marco de una batalla política donde los indianos
reclamaban mayor participación en la gestión. Fundaron Colegios, Universidades y
Seminarios. De esta manera fueron definiendo señas de identidad basadas en lo local y
al mismo tiempo las sociedades americanas fueron construyendo sobre las cenizas del
mundo precolonial y los resquicios que dejaba la sociedad colonial nuevas identidades.

Capítulo IX – La modificación de las sociedades de Antiguo Régimen coloniales


indianas. Primer reformismo borbónico (1701 – 1763)

La primera mitad del siglo XVIII como un período bisagra


El siglo XVIII comenzó con un cambio de dinastía en la Península Ibérica y con una
remodelación en el juego de fuerzas internacional. Tras la Guerra de Sucesión (1700 –
1713) el nuevo rey de España se vio obligado, mediante el Tratado de Utretch
importantes concesiones a Inglaterra. Felipe V así se vio impulsado a desprenderse de
importantes territorios, sumado al contexto de crecimiento de demanda internacional
y la escasa respuesta del sistema imperial español hizo que ingleses, franceses y
holandeses se fueran asentando en territorios americanos no explorados, potenciándose
el comercio triangular con base en las Antillas. Los resultados fueron claros: Felipe V
no pudo imponer el control sobre los territorios. Por la paz de Aquisgrán y la
convención hispano – inglesa, Fernando VI se comprometió a dejar de revisar los
buques ingleses en alta mar, lo que va a dar una consolidación del poder británico.
Tras la Guerra de los Siete Años (1763) y el Tratado de París Gran Bretaña controla
Canadá y Florida.
El siglo XVIII supuso un cambio de concepción imperial de la dinastía borbónica. Se va
a buscar implementar medidas para aumentar el poder del monarca y reducir la
autonomía de los grupos locales. Fue el paso de un sistema imperial a una monarquía
centralista, nacional y unificadora poniendo en crítica el pacto existente entre la
Iglesia, la Corona y las elites.

Medidas tomadas:
 Limitar el poder de los primeros conquistadores mediante la extinción de las
encomiendas de tributo
 Creación de la Secretaría de Despacho de Marina e Indias, limitando el poder del
Consejo de Indias
 Profesionalización del Ejército, disminuyendo el poder de los grupos locales
 Remodelar el sistema de flotas y galeones
 Limitación de ventas de oficios
 Creación de sistemas de compañías

Crecimiento externo vs. Crecimiento interno


De lo que no cabe duda es que la primera mitad del siglo XVIII fue seguida de un
crecimiento económico, aumento del poder real y aumento de la centralización, proceso
que terminó a finales de siglo en una crisis total. Fue un período de recomposición
demográfica y del aumento de la producción mediante la incorporación de tierra y
trabajo y de crecimiento de exportaciones, que se tradujo en crecimiento de tensiones
sociales. En las nuevas regiones de expansión colonial, donde actuaron las compañías
comerciales utilizaron mano de obra barata o esclava. El control de la oferta de la mano
de obra y la tierra siguió siendo el centro del negocio.
Los procesos de apertura comercial tuvieron efectos diferentes en la primera mitad del
siglo que en la segunda debido a una combinación de factores. Por un lado, los flujos de
exportación fueron menores entre 1700 - 1750, y el crecimiento económico de esta
mitad se caracterizó por tener eslabonamientos internos más acusados. Los grupos
locales tuvieron una mayor participación en los beneficios generados, lo que explica por
qué no se dio un enfrentamiento con las elites nuevas. Se puede decir que el crecimiento
económico fue más integral y se puede interpretar que los efectos desestructuradores y
desestabilizadores fueron menores.

Comportamientos de los grupos de poder locales indianos


El fin del período austríaco se caracterizó en los territorios americanos por una
expansión de la autonomía política y económica. El sistema funcionaba sobre la base de
respetar una buena dosis de autonomía a cada una de sus piezas, ya que tampoco
disponía de las fuerzas para imponer su autoridad. Durante la segunda mitad del siglo
XVII los reinos de las Indias eran prósperos. A principios del siglo XVIII lo que se dará
es un enfrentamiento entre los grupos de poder locales y la política recentralizadota
borbónica, pero de ninguna manera tan fuerte como el de finales del mismo.
La emigración de peninsulares a América no era rechazada, sino que los grupos de
poder los iban absorbiendo, conformándose así por criollos y peninsulares en constante
interconexión.
Parecería apropiado interpretar que las tensiones políticas que se produjeron durante la
primera mitad del siglo se dieron entre los sectores que defendían la autonomía local y
la nueva política dinástica antes que entre peninsulares y criollos: la base de tensión
eran los intereses.

Transformaciones fiscales
Se ha interpretado que el orden administrativo y la desregulación económica supusieron
un aumento espectacular de los ingresos de la Corona y que el aumento de la
recaudación es un fiel indicador del crecimiento económico. Esto se ha refutado en el
último tiempo, y hoy podemos afirmar que:
 Los beneficios netos para la Corona no se ampliaron porque los gastos crecieron
de igual manera.
 Las Indias no fueron sometidas a un proceso de “succión” sino que se
enriquecieron durante la época.

En presencia del plan reformista de finales de siglo XVIII, su fuerza residió de la


voluntad de los poderes locales de donar recursos a cambio de protección y de la
justificación ideológica de la estructura colonial. Si hubo paz social fue por el
compromiso de las elites a apoyar esto. Cuando el rey dejó de garantizar el retorno de
beneficios y restó beneficios, el pacto colonial se rompió y surgió el conflicto.
Durante el primer reformismo no se quebró el pacto colonial. Las contradicciones que
generó la profundización de este ocasionaron una peligrosa tensión que acabó con el
pacto, pero no supuso la quiebra automática de la lógica de las sociedades de Antiguo
Régimen. Los movimientos independentistas significaron el rompimiento de la
dominación política, pero no significaron la transformación de las sociedades en
liberales.

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