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Parcial L y E
Parcial L y E
Hacer un Tango
Los orígenes del Cachafaz, un referente del
género
Por Stefanich, Maria Esperanza y Starodubsky Candela
En el correr de sus andanzas, años más tarde, encuentra confort en zonas más
concurridas de los alrededores del abasto; es en los bares, clubes, conventillos y
prostíbulos donde buscando una despreocupada diversión comienza a reunirse,
junto a la compañía de una vasta diversidad de culturas y orígenes procedentes de
las oleadas migratorias de la época. Es allí además, entre improvisaciones,
despliegues informales, melodías lunfardas, alcohol y un clima nostálgico que brota
la esencia del tango, esa que va más allá de técnicas complicadas, y busca más
bien, una necesaria química entre ambos bailarines, quienes envueltos en un abrazo
logran escucharse, y transmitir al circunstante sus sentimientos. Esa esencia,
evidentemente, el cachafaz logró revelar, acompañado tanto en el amor como en el
baile, por diferentes compañeras. No obstante, a partir de un encuentro casual en un
club de los suburbios, Carmencita Calderón se convierte exclusivamente en su única
partenaire.
Debutaron juntos por variopintos rincones del gran Buenos Aires, hasta que el
ímpetu de su fama los estimulo a instalar academias y comenzar a viajar por todo el
mundo. Sin embargo, como expone Carmencita (Amuchástegui, 1997, como se citó
en Bop, 2013): “Allí "El Cacha" la pasaba mal, extrañaba mucho, porque él era de
dormir todas las noches en la casa de la mamá. Además le gustaba llegar todas las
tardes a la seis al café de Corrientes y Talcahuano donde ocupaba siempre la misma
mesa y recibía a sus amigos” (párr. 26). Es así, tal como lo manifiesta la bailarina,
que un poco por su apego sentimental y otro tanto por la mantenida fidelidad a sus
conductas azarosas que lo llevaban a gastar cualquier centavo que adquiriese, tenía
la constante necesidad de regresar a sus orígenes, el Abasto, arrabal adornado por
su andar que lo vio crecer y transformarse. De todos modos, se puede apreciar que
para Bianquet su vida misma empezaba y terminaba con la danza, tanto así, que su
corazón se paró de un síncope entre las vueltas de un tango, minutos más tardes de
concluir una función en Mar del Plata. Es desde ese entonces que tanto sus
travesías y aventuras como su magnitud de bailarín trascienden en la historia
padeciendo carencia de documentación fílmica que lo demuestren en plenitud. Sólo
contando con viejos trozos de películas, algunas pocas fotografías e innumerables
testigos de su arte, la estampa del cachafaz se imprime para siempre como imagen
viva y latente de un tango bien bailado.
Bibliografía:
Dinzel, G., y Dinzel, R. (26 de Mayo de 2020). Historia del tango Argentino. El Sur del Sur.
Recuperado de:https://surdelsur.com/es/historia-tango-argentino/