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La florecita peleonera

Había una vez, en la escuela de flores, un grupo de pequeñas florecitas. En este grupo había flores
con características muy peculiares, pero a pesar de sus diferencias todos eran amigas. Todos los días
las florecitas asistían a la escuela con mucho entusiasmo, ansiosas por escuchar lo que su maestra
les quiere enseñar. En la hora del recreo todas las flores jugaban juntas y eran muy felices, hasta que
un día una de las pequeñas flores llegó muy enojada a la escuela. El nombre de esta florecita era
Rosita. La maestra muy preocupada le preguntó a Rosita que, sí que le sucedía, si todo estaba bien,
pero Rosita no sabía como responder.
La maestra pensó que al día siguiente se le pasaría, pero no fue así, rosita llegó enojada a la escuela
una vez más, no tenía interés en aprender, no trabajaba y cuando le preguntaban si se sentía bien,
ella no contestaba. En el recreo ya no jugaba como antes, les sacaba la lengua a sus amigas, les
pegaba y les jalaba sus pétalos. Las otras flores lloraban y le platicaban a la maestra sobre el
comportamiento de rosita. La maestra muy preocupada habló con sus amigas maestras y ellas
recomendaron que hablara con la mamá de rosita, y así lo hizo, la maestra citó a la mamá de rosita,
pero la situación siguió siendo la misma.
Todos los días Rosita peleaba con una de sus compañeras, les pegaba, les jalaba los pétalos y les
decía groserías. Las florecitas les contaban a sus mamás que una flor llamada rosita las golpeaba,
les hacía cosas feas. Las mamás muy molestas hablaban con la maestra, la maestra intentaba
tranquilizarlas, pero no siempre lo lograba.
La maestra quería ayudar a Rosita, así que investigó e intentó aplicar técnicas novedosas para que
Rosita dejara de ser una florecita peleonera pero no lo logró. Rosita siguió peleando y se comenzó a
portar mal con la maestra, no le hacía caso, se tiraba al suelo y le desordenaba el salón de clases. El
comportamiento de Rosita se volvió algo normal, las otras florecitas dejaron de juntarse con rosita
porque sabían que peleaba entonces trataban de evitarlo.
Todas las flores conocían a Rosita como la florecita peleonera, ninguna flor se quería sentar junto a
rosita, tampoco querían jugar con ella en el recreo. Paso un tiempo y rosita seguía peleando, hasta
que un día, durante el recreo Rosita golpeo a una de sus compañeras, esta flor estaba muy cansada
del comportamiento de Rosita y le regresó el golpe. Rosita lloró y corrió a contarle a la maestra.
La maestra mando a llamar a la florecita que había golpeado a Rosita, habló con las dos florecitas y
les preguntó ¿Por qué hicieron eso?, Rosita no respondió, pero la otra flor sí, “Porque Rosita golpea
y duele, ahora sabe que lo que hace duele” respondió la florecita. Rosita comprendió que había
hecho mal, le pidió una disculpa a todas sus compañeras y a su maestra y prometió que jamás
volvería a lastimar.

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