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La Casa Pequeña
La Casa Pequeña
Había una vez una niña llamada Martina que vivía en una casa muy
pero muy pequeña. No podía invitar a sus amigas porque no había
lugar para jugar a las muñecas y divertirse. Martina le pide a su
papá permiso para jugar en casa de sus amigas Micaela, Camila y
Luzmila. De tanto ir y venir Martina se empezó a aburrir, se cansaba
porque no tenía otra cosa. Un día para ir a jugar salió por la puerta
de atrás de su casa. Caminó por el jardín, hasta llegar a la casa de
su amiga, se dio cuenta igual que la caminata era grande y larga. El
jardín de la casa de Martina era grande, con rico aroma de las flores
que plantaba su papá: margaritas, rosas, malvones y alegrías.
Desde entonces se dio cuenta que podía invitar a sus amigas a
jugar en el jardín de su casa. Se puso muy feliz.
Volviendo a la escuela
En una finca cerca de la ciudad vivían Yerson y Pablo. Todo el
mundo estaba triste por la sequía. Los campos no estaban verdes,
estaban amarillos; los arroyos secos, no se podía ni pescar. Un día
comenzó a quedar nublado y la lluvia llegó. Yerson y Pablo
contentos, comenzaron a mojarse bajo la lluvia. Llovió durante
varios días y el arroyo se inundó. Los niños no podían ir a la
escuela. Los vecinos quisieron ayudarlos, cada uno aportó algo
para hacer un bote. Ana prestó la madera, Néstor los clavos, Diego
un martillo y Nadia una sierra. Entre todos hicieron un bote y los
niños pudieron ir a la escuela. La educación es un derecho que
todos los niños tenemos.