Está en la página 1de 177

Lo Que Te Quiero Decir [JenLisa] •COMPLETA

Monse_kook97

Published: 2021
Source: https://www.wattpad.com

<Mi nombre es Jennie Kim, mucho gusto> escribió en el pizarrón.

- Que rara es... - dijo una chica de cabellera rubia.

Todos en el salón rieron ante el comentario de la rubia.

<No puedo hablar, soy muda.> escribió abajo de su nombre y sonrió débilmente.

Todos callaron...

-Adaptación, historia original de @Vanessa-mpl-yay.


-Historia homosexual.
-Capítulos extensos.
-Portada por @KC_Y055 y la editorial @erodagraphics y banner por @Lucic_1
-Adaptada al Jenlisa por @Monse_kook97
Prólogo.

Todo estaba listo, se sentía ansiosa y al mismo tiempo preocupada, nunca


había ido a la escuela... no sabía como la tratarían, la educación en casa era
buena, pero no le enseñaban a relacionarse con las personas.
La chica de ojos grisáceos bajó a la primera planta con su mochila en la
mano, su madre la llevaría a su primer día de instituto.
- Oh linda, ¿ya estás lista? - preguntó su madre con una sonrisa, ella
asintió con una dulce sonrisa -, bueno solo desayuna y nos iremos. - dijo su
madre y la pequeña asintió para comenzar a desayunar.
<Mamá, ¿podrías pasarme una cuchara?> preguntó haciendo señas con
sus manos.
- Claro mi niña. - dijo su madre, quien la observaba pues estaba algo
nerviosa ya que su pequeña entraría a un nuevo mundo - Acá tenés. - dijo
entregándole el utensilio.
La pequeña agradeció con señas nuevamente. Al terminar su desayuno su
madre la llevó a la escuela.
- ¿Segura de que no querés que te acompañe hasta tu salón? - preguntó su
madre, aún preocupada.
<Estaré bien mamá, te preocupas demasiado.> dijo con señas mientras
sonreía <Dile a papá que lo quiero.> se despidió y entro a la escuela antes
de que su madre la detuviera y le preguntara por undécima vez si no quería
su compañía.
Su recorrido por el instituto fue corto, pues no tenía intención de salir del
salón de clases mucho, llegó a su salón de clases sin problemas, pues ya le
habían indicado a donde iría con anterioridad, las clases ya habían
comenzado, tocó la puerta para llamar la atención del profesor y él se
acercó.
- ¿Qué sucede señorita? - preguntó el profesor amablemente.
La chica sacó un papel su bolsa y se la entregó al que sería su profesor. El
hombre leyó la nota y sonrió.
- Adelante. Te presentaré con el grupo. - dijo, la joven asintió y entró,
todos en el salón se le quedaron viendo, pues era raro recibir alumnos
nuevos en esa época del año - Bueno chicos, como podrán notar tendrán
una compañera nueva, su nombre es... - pero antes de que pudiera continuar
la joven hizo una seña -, ¿querés presentarte vos? - preguntó tratando de
adivinar. Ella asintió.
La joven sonrió, camino al pizarrón y tomó un plumón, sus compañeros
la veían confundidos pero atentos, todos querían saber que estaba apunto de
hacer. La azabache comenzó a escribir lentamente sobre él.
<Mi nombre es Kim Jennie, mucho gusto.>
Eso escribió. Sonrió satisfecha por su hazaña, pero un comentario se hizo
presente.
- Que rara es. - la voz de una chica sonó y todo el salón rió.
La joven se sintió mal, pero no dejó que eso la venciera.
<No puedo hablar, soy muda.>
Escribió debajo de su nombre.
Todos callaron.
Capítulo 1.

Jennie sabía que el instituto sería un verdadero reto, sabía que no sería fácil,
más si no podía comunicarse con todos.
- Podés sentarte junto a Rosé. - le indicó el profesor y ella asintió.
Camino por el salón y le sonrió a todos sus compañeros que veía
mientras llegaba a su asiento. Algunos le correspondían la sonrisa, otros
simplemente la ignoraban.
*Tal vez la escuela sea más difícil de lo que creí.* Pensó Jennie.
- Mucho gusto, Jennie. - la saludó su compañera de clases, Rosé - Me
alegra ver que estás bien. - dijo.
<Hola Rosé, me alegra compartir clases con vos.> dijo Jennie con señas
de manos.
Rosé y Jennie eran buenas amiga, más bien las mejores amigas. Rosé la
conocía de años, al principio Jennie se comunicaba a través de un cuaderno,
pues Rosé no sabía el lenguaje de señas, pero Rosé quería mucho a su
amiga, y quería que ella también lo supiera, aprendió a leer las señas y
también a hacerlas, fue difícil, pero todo era por alguien a quien quería y no
le importó. En el cumpleaños de su amiga la sorprendió realizando aquellas
señas, mientras le explicó que ahora podían hablar sin la necesidad de un
cuaderno.
Desde ese momento fueron aún más unidas que antes, Rosé dejó de ser
su amiga y se convirtió en una hermana para ella.
- Vamos, te daré un tour por el instituto a terminar la clase. - dijo su
amiga.
Jennie sonrió y asintió. La clase era aburrida, las matemáticas no eran lo
mejor del mundo para la primera clase del día, los chicos recién despiertos
apenas mantenían atención a ésta, otros no podían y terminaban
cabezeando, pero la azabache estaba emocionada, era la primera vez que
estaba en una clase con más gente, no podía darse el lujo de distraerse.
Por otro lado su amiga sonreía al ver el entusiasmo de la azabache, pero
también pudo notar las miradas de otra de sus compañeras sobre la
azabache, y no precisamente de una buena persona, si no de una persona
que le gustaba estar sobre todos, pisar a la gente para sentirse mejor con ella
misma, o al menos eso creía ella, y estaba hablando de Lalisa Manoban la
reina de la escuela y la hija de un gran CEO.
"No tengo un buen presentimiento de esto." Pensó Rosé acomodando sus
anteojos, mientras regresaba la vista al pizarrón.
Pasó el tiempo y la clase terminó, dejando a los jóvenes libres hasta la
siguiente, lo cual aprovecharon algunos para acercarse a Jennie.
- Hola, soy Park JiMin. - se presentó un rubio de ojos oscuros y sonrisa
encantadora.
- Y yo soy Kim TaeHyung, mucho gusto, Jennie. - dijo un chico
ligeramente moreno de gorra y auriculares.
Jennie levantó la mano en forma de saludo, se sentía feliz de que vinieran
algunos de sus compañeros a presentarse, eso la hacía sentir aceptada.
- Mucho gusto Jennie, yo soy Ahn HyeJin pero me podés llamar solo
Hwasa. - se presentó una chica morena de cabello castaño, que se unió
segundos después.
Jennie le sonrió en forma de saludo, abrió su mochila y sacó un cuaderno
grande, todos la miraron un poco confundidos, menos su amiga Rosé, que
se limitó a reír por lo bajo. Jennie comenzó a escribir algo con un plumón,
los tres esperaron pacientes a que la azabache terminara y les mostrara lo
que había hecho.
《 》
Gracias por hablarme. fue lo que escribió y mostró a los chicos, los
cuales se sorprendieron un poco.
- No tenés que agradecer. - dijo el rubio con una sonrisa.
- Vamos, no porque tenga un pequeño problema la trataran de manera
especial. - dijo una voz con tono de desagrado - No me importa su
incapacidad de hablar, no la trataré diferente de como trato a los demás. -
dijo Lalisa desde su asiento.
Todos los que estaban vieron, algunos sorprendidos, otros con desagrado
y otros con miedo. Ella era la reina del instituto, ella podía hacerte pasar un
infierno si así lo quería, nadie podía tocarla, nadie podía hacerla pagar por
sus actos, ella era intocable.
Pero a pesar de que esas palabras eran para hacer sentir mal a la
azabache, ella no pudo sentirse feliz, rápidamente escribió algo en su
cuaderno mientras JiMin le decía lo grosera que había sido, al terminar de
escribir se levantó de su lugar y camino hacía la castaña, todos la miraron
expectantes, no sabían que haría.
《Lo que más quiero es ser tratada como todos, gracias.》 Fueron lo que
Jennie le escribió a Lalisa.
La chica rubia se sorprendió, no esperaba una reacción por parte de la
chica, también se sintió algo alegre, pues todos sus compañeros la veían
como un demonio, solo por ser sincera, de una manera cruel y directa, pero
al fin y al cabo, sincera. Aún así retomó su papel de diva y habló.
- No seré nada amable con vos, rarita. - dijo y salió del salón acompañada
de una pelirroja.
Aún así, Jennie sonreía, camino hacía Rosé y le hizo unas cuantas señas
que los otros tres chicos no pudieron descifrar.
- No. - dijo Rosé en respuesta a lo que le dijo Jennie.
- ¿Podemos saber lo que dijo? - preguntó Hwasa algo confundida.
- Sí, Jennie me preguntó cómo hacerse amiga de La Reina del Drama. -
dijo como si fuera la cosa más horrible del mundo.
- Yo no le veo lo malo. - respondió JiMin - Lisa no están mal... - no
terminó de hablar ya que sus compañeros, a excepción de la azabache lo
miraban con una ceja levantada - bueno... tal vez es un poco mala. - se
cruzó de brazos.
<Quiero ser su amiga.> dijo nuevamente a Rosé, quien fue la única en
entenderla.
- Mmm... - TaeHyung habló - ¿podrías traducirnos, Rosé? - preguntó.
- Como sea... - dijo Rosé algo molesta por lo que traduciría - "Quiero ser
su amiga" eso fue lo que dijo. Y no Jennie, antes sufrirás un infierno en el
instituto antes de ser amiga de Lalisa.
La de ojos grisáceos se cruzó de brazos e hizo un puchero, no estaba
acostumbrada a que se le negaran las cosas, también no entendía porque no
podía ser amiga de la chica que le dijo que la trataría como a cualquiera,
ella había sido amable con ella. O al menos esos eran los inocentes
pensamientos de la chica.
- Olvidemos a Lalisa. - dijo Hwasa - Hablanos de vos, Jennie. - pero al
terminar la oración rápidamente se tapó la boca - Lo siento... - se disculpó,
no se había dado cuenta de que ese comentario podía ser ofensivo.
- No te preocupes, Hwasa, a Jennie no le molesta eso. - dijo Rosé en
lugar de su amiga que se limitó a sonreír.
Todo estaba tranquilo en ese pequeño grupo, Jennie hacía señas y Rosé
las traducía, para hacer más rápida la conversación, era divertido hablar con
más personas. O al menos para ella lo era.
Tal vez esto no sea tan difícil como creí. - pensó la azabache mientras
sonreía ante las historias de sus nuevos amigos.
Primer capítulo.
Toy feliz. :b
Capítulo 2.

Había pasado exactamente una semana desde que Jennie había entrado al
instituto, y ahora entendía porque Rosé le decía que no se acercara a Lalisa,
ella era demasiado presumida y egoísta, y no dudaba en humillar a
cualquiera que estuviera frente a ella.
También había conocido más de sus amigos y había entablado una
pequeña amistad con otras personas y aunque algunos de sus compañeros la
trataran de manera especial por el hecho de no hablar, ella parecía no
incomodarle tanto.
Pero hoy Jennie no iría al instituto, el día anterior había atrapado un
pequeño resfriado, y pues amaneció con fiebre. Ahora estaba en cama y
aburrida, su habitación estaba en el cobertizo, a ella le gustaba la
privacidad, pero en ese momento odio haber pedido que su madre le hiciera
caso.
Tomo su celular, eran las 11:00 a.m., Rosé seguía en clases, así que la
opción de hablar con ella por mensajería no podría ser, así que se puso a
escuchar música, era lo único que podía hacer ahora, no le gustaba estar en
casa, y menos ahora que ya se había acostumbrado a ir al instituto, puede
sonar extraño, pero Jennie amaba ir al instituto, le era divertido y siempre le
encontraba algo nuevo e interesante para ir al día siguiente.
Pero no podían culparla, para ella todo era nuevo, su curiosidad era igual
que la de un pequeño niño, de hecho entró a la biblioteca del instituto estaba
tan emocionada que literalmente estaba saltando de un lado a otro tomando
diferentes libros. Eso era divertido para Rosé y TaeHyung que estaban con
ella dándole un tour por el colegio. De hecho ese día también pudo sacar su
credencial de la biblioteca y pudo sacar prestado uno de los tantos libros
que quería.
Oh, cierto tenía el libro, la chica se levanto de la cama, algo mareada,
pero logró acercarse a su mochila y tomó aquel libro que había traído a
casa, era interesante, y aunque tenía 3 días con él ya había leído más de la
mitad, ¿que podía decir? Le encantaba la lectura. Regreso a la cama y
comenzó a leer.
En verdad que no podía dejar de leer, le era imposible, el simple hecho de
imaginarse ella siendo la protagonista la hacía emocionarse, aunque otras
veces le molestaba las decisiones que estas tomaban, pero allí no podía
hacer ya nada debido a que hacía lo que había puesto la escritora o escritor,
por algo lo hizo, no. En dado momento, la chica de cabello azabache se
quedó dormida debido a la medicina que había tomado momentos antes,
además de que la fiebre no ayudó mucho a mantenerse despierta.
Pero mientras Jennie dormía cómodamente en su casa, una chica de
cabello gris no paraba de pelear con una castaña de ojos oscuros.
- Mira que ya me tenés harta, Lisa. - dijo la chica con anteojos, mientras
la apuntaba con su dedo.
- Para lo que me importa. - respondió con arrogancia - Yo sólo opine a tu
tonto artículo en el periódico. - dijo como si no fuera nada.
- ¿Opinar? - preguntó incrédula la chica - ¡No fue lo que hiciste! ¡Lo
denigraste! ¡Le dijiste basura! ¡Y lo pusiste en tus redes sociales! - gritó
furiosa mientras TaeHyung la sujetaba de la cintura, lo menos que quería el
chico era que expulsaran a su amiga por una pelea que no ganaría.
- Vamos, Rosé, no vale la pena. - susurró Hwasa mientras la tomaba del
brazo para que se retiraran.
- Yo no hice, solo compartí mi opinión con todos, no es mi culpa que lo
que escribes sea tan malo. - escupió Lalisa con intención de molestarla.
- Basta Lisa. - dijo JiMin con seriedad.
Lalisa vio a su amigo, a su único amigo y suspiró, sabía que si seguía él
se enojaria más con ella, y eso quería evitarlo, aún así no se disculparía ni
mucho menos.
- EunHa vámonos. - ordenó la rubia y la pelirroja asintió.
Ambas chicas se alejaron.
- Ya sueltame, TaeHyung. - dijo Rosé obviamente irritada.
- Sí, solo no vayas tras ella, ya sabes que no le podrás hacer nada,
recuerda quien es su padre. - dijo su amigo soltandola.
- Sí - dijo de mala gana -, por eso la odio más.
- No sos la única, la mitad del instituto lo hace. - dijo Hwasa mirando en
dirección donde la castaña había marchado.
- No es su culpa, chicos. -trato de calmarlos JiMin, pero recibió una
mirada fulminante de Rosé - Vamos, lo siento. - se disculpó en lugar de su
amiga.
- Aún no entiendo porque sos su amigo. - dijo Rosé claramente molesta.
- La conozco desde niños, igual que vos con Jennie. - explicó - Ella pasó
por mucho de pequeña, no es su culpa. - dijo con cierta tristeza.
- Eso no es excusa. - dijo Rosé sabiendo a que se refería, pero no
queriendo entrar en ese tema el cual era delicado.
- Mejor pasemos la página. - dijo TaeHyung obviamente incómodo ante
la situación - ¿Iremos a ver a Jennie después de clases? - preguntó tratando
de eliminar el ambiente hostil.
- Yo iré, no sé ustedes. - dijo Rosé.
- Yo también quiero. - dijo Hwasa sonriente.
- Yo no puedo, tengo una sesión de fotos al terminar las clases. - dijo
BamBam.
- Bueno, mandaremos saludos de tu parte. - aseguró Hwasa.
- Bueno, creo que seré el único hombre en el lugar. - dijo TaeHyung con
una sonrisa, no podía sentirse más afortunado.
- Ni creas que te llevaré - dijo Rosé -, tampoco creo que la mamá de
Jennie te deje entrar, tal vez crea que querés aprovecharte de su pequeña. -
dijo jugando.
- Oh sí, me encanta ir a la casa de compañeras enfermas para
aprovecharme de ellas. - siguió el juego.
Todos comenzaron a reír, era típico en ellos hacer roles así debes en
cuando, los cuales dejaron de lado cuando Jennie entró a su grupo de
amigos, ella era demasiado inocente que creía que lo que decían era enserio.
De hecho en una ocasión todos los chicos bromearon de que los viernes
tenían que venir con un traje de superhéroes para la clase deporte, ellos
pensaron que la joven había captado la mentira, pero al día siguiente que
era viernes se dieron cuenta que no, al verla disfrazada bastaron varias
disculpas para que la azabache dejara de sentirse estúpida, desde ese
momento prometieron no hacer más bromas ni pequeñas ni grandes.
Aunque haya sido gracioso.
- Bueno, pues esta decidido, las dos veremos a Jennie mientras que Tae
se queda fuera de la casa. - bromeó la morena.
- Yo estoy de acuerdo. - dijo Rosé.
- Yo no. - dijo TaeHyung riendo.
- Jaja, vamos - dijo BamBam mientras reía -, entremos al salón, no falta
mucho para que comience la última clase. - dijo y todos asintieron.
《》 ...
Me quedé dormida. - pensó la pequeña chica mientras frotaba sus ojos.
Miro la hora, ya habían salido sus amigos, sonrió y tomó su celular, ahora
podría mensajear con Rosé libremente, pero antes de poder escribirle, su
amiga se dio cuenta de que tenía un correo de ella.
^Vamos a tu casa, espero que te sientas mejor, o almenos que estés
presentable.^
Rosé.
Jennie se sorprendió al leer el mensaje, y más cuando allí decía que
vendría más gente con ella. Rápidamente miro a su alrededor, tenía que
asegurarse que su habitación estuviera presentable, ojalá lo hubiera estado.
Había ropa tirada por todos lados, y uno que otro pedazo de papel
arrugado por todo el suelo, ella realmente no era amante de la limpieza ni
mucho menos era ordenada, y ahora mismo odiaba serlo, como pudo se
levantó, levantó todas sus cosas iba a limpiar... o al menos eso quería hasta
que escucho el timbre de la puerta sonar, ellos estaban acá.
Que soy igual a Kim Jennie en esta historia dice.
Ahre
Capítulo 3.

Tres chicos se encontraban subiendo las escaleras que dirigían a la


habitación de su amiga, iban hablando de sus cosas cuando un fuerte sonido
proveniente de la habitación de la chica se escuchó. Rosé no perdió el
tiempo y entró de golpe a la habitación, tenía que su amiga se hubiera
desmayado, caído o algo por el estilo, pero al entrar se encontró con su
amiga debajo de un montón de ropa y algunos libros a su alrededor.
- Jennie. - dijo y se acercó a ayudarla.
<Hola Rose... disculpa el desorden.> dijo Jennie con un leve sonrojo en
sus mejillas.
- He visto tu habitación aún más sucia, Jennie. - se burló Rosé de lo
desordenada que era la azabache.
<Cállate.> dijo inflando sus mejillas.
- ¿Pasa algo malo, chicas? - preguntó Hwasa entrando en la habitación.
Jennie se levantó rápido y comenzó a levantar sus cosas para meterlas al
armario que tenía en su habitación, sin embargo éste se encontraba repleto
de sus cosas y Rosé al verlo sabía que ya no le cabrían más.
- Creo que ya esta lleno, Jennie. - comento su amiga, la cual no hizo caso
y metió todo lo que tenía en sus manos y lo cerró rápidamente.
<No, todavía cabía eso.> dijo Jennie con una sonrisa de triunfo en sus
labios.
Rosé puso los ojos en blanco ante lo que Jennie le dijo. Camino como si
nada y se acostó en la cama de la azabache como si fuera de ella.
- TaeHyung entra. - dijo Hwasa al ver que todo estaba bien y porque se
sintió ignorada al ver que no le respondieron.
El chico entró a la habitación de la chica y sonrió al ver todo, en estos
momentos se sentía en la gloria al estar en una habitación con tres lindas
chicas.
<¿Cómo te fue hoy en el instituto, Rosé?> Le preguntó Jennie a su mejor
amiga.
Rosé suspiró pesadamente, cosa que no pasó desapercibido por los
demás.
- ¿Qué te dijo, Rosé? ¿Es algo malo? - preguntó Hwasa.
- Nada... me preguntó por la escuela. - dijo
- Oh... sí... hoy no fui tu día. - dijo TaeHyung.
- ¡TaeHyung! - dijo un poco molesta, no quería que su amiga se
preocupara - No fue nada malo, Jennie. - dijo rápido para que su amiga no
se preocupara.
Lo cual no resultó, la azabache tenía una cara de preocupación y parecía
querer saber lo que pasó. Aún así Rosé no quería arruinar el final de su día
recordando lo que Lalisa le hizo, ella quería pasar el rato riendo y hablando
con Rosé, eso la ayudaría a tener un increíble día.
- Sólo tuvo una pequeña discusión con Lisa. - intervino rápidamente la
morena sabiendo que Rosé no quería hablar del tema.
- ¿Pequeña? Rosé casi salta sobre Lisa para matarla, tuve que tomarte por
la cintura para que no la mataras. - dijo TaeHyung sin entender lo delicado
del asunto.
La morena y su amiga vieron fulminantes al chico, el cual se encontraba
confundido y asustado. Por otra parte, Jennie se encontraba perdida en su
mente imaginando un escena en particular. TaeHyung y Rosé cerca. Lo cual
no venía la caso del tema principal del evento, pero algo que ella no pasó
por alto aunque así lo hubiera querido. Sintió se oprimió al dolor de pensar
en lo que había hecho su amigo, al cual ahora tenía ganas de golpear sin un
motivo en particular.
Para Jennie algo había cambiado durante las pocas veces que a asistido a
clases, y era la reacción que tenía con Rosé, ellas se habían alejado un poco,
Jennie había ganado nuevos amigos y varios de sus compañeros hablaban
con ella durante el almuerzo y aunque Jennie prefería comer con Rosé y los
demás, ella no podía negarse a pasar tiempo con los demás, era una buena
chica.
Aún así ese no era el punto, Jennie aunque lo negara tenía miedo de
perder a Rosé por culpa de algún chico. Quizá suene egoísta, pero Jennie no
quería que Rosé se enamorara.
- No fue nada grave, enserio Jennie. - dijo Rosé al percatarse que su
amiga estaba quieta.
En cambio Jennie no hizo ningún movimiento y siguió quieta,
preguntándose porque se sentía tan triste al escuchar lo que había dicho su
amigo.
- ¿Jennie? - preguntó Rosé con cierta preocupación al ver a su amiga
perdida en su mundo - Oye. - la llamo una vez más.
Jennie salió por fin de su mente y sacudió la cabeza tratando de alejar
aquellos pensamientos de su cabeza.
<Lo siento... me siento un poco mal, si no es mucha molestia me gustaría
dormir.> dijo la azabache con una sonrisa débil.
- Oh entiendo. - dijo Rosé - Chicos vamos, Jennie quiere descansar. - le
hablo a sus amigos que solo asintieron y la siguieron a la puerta - Nos
vemos mañana. - dijo saliendo por la puerta dejando sola a la de ojos grises.
No pasaron ni cinco minutos cuando las lágrimas se formaron sin
ninguna razón en los ojos de la azabache, en su pecho sintió un fuerte dolor
punzante, pero no era físico y ella lo sabía, aunque no sabía era el porqué de
sus lágrimas.
¿Por qué estoy llorando? Se preguntó mientras trataba de secar las
lágrimas que recorrían sus mejillas. ¿Por qué me siento de esta manera?
Así pasó el resto del día la azabache llorando, sin entender el dolor en su
pecho.
De hecho si lo sabía, mas no quería aceptarlo, era imposible,
inimaginable, tonto... se había enamorado... ¿y cómo no hacerlo? Rosé fue
la única en mostrarle afecto de forma increíble, nadie ha estado con ella
como Rosé lo había hecho.
Vamos... ¿quién aprende el lenguaje de señas sólo para entender a tu
amiga muda? Otros simplemente se conformarían a que ella les escribiera,
pero Rosé fue diferente, ella le enseñó a no tenerle miedo a las personas y
lo que digan. Ojalá le hubiera enseñado a no tener miedo a lo que ella diría.
Jennie sabía que Rosé estaba enamorada de TaeHyung, ella se lo confesó
una vez, antes no lo conocía y tampoco sabía cómo definir sus sentimientos
por lo que no le dio importancia. Ahora mismo se arrepentía de no hacerlo.
No tenía oportunidad... lo único que podía hacer ahora era callar y sentir
como su corazón caía a pedazos.
Capítulo 4.

Jennie sabía lo que debía hacer.


Enamorarse de alguien más.
Tenía que olvidar esa confusión que sentía con Rosé, o al menos eso le
dijo internet. Sí, busco su "problema'' en internet.
Pero... ¿Quién se fijaría en ella? Nadie haría lo que Rosé hizo por ella.
Jennie sacudió su cabeza ante esos pensamientos, debía dejar de
comparar a todos con su amiga.
Al llegar al instituto Jennie no estaba sonriendo como acostumbraba,
tenía una expresión triste, eso no era propio de ella, algunos de sus
compañeros le preguntaban a la azabache si le ocurría algo pero ella solo se
limitaba a negar, no podía revelar lo que la atormentaba, pensarían que es
más rara de lo que ya es.
- ¿Pasa algo malo... Jen-Jennie? - preguntó un joven pelirrojo.
La azabache lo miró y negó suavemente, el pelirrojo tragó saliva y volvió
a hablar.
- Podés decirme lo que te tiene tan... triste. - dijo el chico algo apenado -
Para eso están los amigos, ¿no? - sonrió pero se veía nervioso.
Jennie sintió ternura al ver al chico, el cual estaba sonrojar y movía sus
manos nerviosamente, tomo un lápiz y su cuaderno para escribir algo.
<No es nada, Mark.> escribió dándole una pequeña sonrisa.
- Sabes que... podés contar conmigo para lo que sea. - dijo mientras
sonreía nervioso.
Jennie solo asintió y Mark se regresó a su lugar, Jennie aprovechó el
tiempo que había antes de que las clases comenzaran y comenzó a diseñar
un nuevo vestuario. Realmente la inspiración le vino de repente pues no
sabía cómo comenzar.
《》 ...
- ¡Papi ahora iremos al parque! - dijo una pequeña niña mientras
viajaba en los hombros de su padre.
- Sí, mi panquesito. - dijo mientras transitaban las concurridas calles de
China.
- Mamá quiere algo, pero no recuerdo que era. - dijo la pequeña
pensativa.
- Mh... me pregunto que será. - dijo fingiendo no tener idea del encargo.
- ¡Papi se suponía que vos debías recordarlo! - regañó la pequeña a su
padre.
- Jaja, lo siento, princesa. - dijo y se detuvo al oír un alboroto.
Enfrente de ellos había una pandilla causando alborotos.
- Vamos papi, ya casi llegamos. - gritó la pequeña.
- Tal vez más tarde, panque. - dijo y dio la vuelta.
- ¡Miren, un extranjero! - gritó un hombre. El padre se maldijo
mentalmente y trató de ignorarlo - ¿a dónde vas? ¡Ven!
《》 ...
Los recuerdos de Jennie fueron interrumpidos por alguien que tocó su
hombro, al voltear se encontró con Rosé, que la miraba con preocupación.
- ¿Pasa algo malo? - preguntó.
La azabache sólo negó y vio su cuaderno solo para encontrar unos
rayones gruesos en ellos. Jennie arrancó la hoja y se levantó.
- Jennie, por favor, sé que te pasa algo. - dijo su amiga evitando el paso
de la azabache.
<Nada pasa.> dijo Jennie con su lenguaje de señas. <Solo...> bajó las
manos y sonrió amargamente, no podía decirle... no tenía el valor.
- ¿Solo que? - insistió. Ganando solo una negación por parte de su amiga
- Vamos Jennie, somos amigas, ¿no? - preguntó.
En ese momento aquella palabra había causado un dolor inmenso en el
pecho de la azabache, uno que no había sentido jamás. ¿Cómo es que ahora
esa palabra dolía? ¿Por qué dolía escuchar la verdad?
Eran amigas, nada más amigas... jamás serían nada más, sonrió
amargamente y levantó sus manos para decir algo.
<No es nada Rosé, solo es el resfriado, aún no se va del todo.> dijo, y eso
bastó para que su amiga dejara el tema de lado.
- Ya veo. - dijo - Si te sientes mal avísame y te llevaré a enfermería. - dijo
preocupada por la salud de su amiga.
Jennie solo asintió y camino hacía la papelera, dolida, dolida.
¡Carajo, enserio dolía! Jennie sentía un gran dolor en el pecho, sabía que
era la verdad, suponía que ella estaba consciente de que jamás habría algo
entre ellas... entonces... ¿por qué dolía tanto?
- Como te dije EunHa, mi papi debería prohibir que los plebeyos vengan
a este instituto. - una voz familiar para la azabache de escucho entrar al
salón - Oh mira, la rara de las raras. - dijo al percatarse de la presencia de
Jennie.
La azabache no apartó la mirada de la rubia y al parecer recordó algo ya
que no tardó mucho en fruncir el ceño y ver con cierta irritación a la chica,
lo cual era inusual en ella, quien siempre mostraba una sonrisa a todos.
- ¿Se te perdió algo? - preguntó al ver que la azabache no hacía otra cosa
más que mirarla - ¿Que te pasa? Deja de verme. - ordenó al sentirse
intimidada ante la mirada de Jennie.
Rápidamente llegó Rosé, al lado de su mejor amiga y como si se tratara
de un instinto natural se colocó frente a ella para protegerla de Lalisa.
- Atrás Manoban. - advirtió Rosé.
- ¿Yo? - preguntó incrédula -, yo no te haré caso, aficionada a intento de
escritora. - dijo con tono de burla - Además es la rara ésa la que me está
viendo de esa manera extraña. - señaló a Jennie que parecía querer
asesinarla.
¿Y quién no luego de escuchar como insulta a la persona que te gusta?
Jennie dio un paso hacia el frente, abrió ligeramente los labios, y nada
salió de ellos, era obvio, pero pareció sorprender a Jennie.
¿Por qué? Ella no hablaba, ella lo tiene claro, pero un tiempo pasado lo
hizo ¿no? Si no es así, ¿por qué recuerda tener conversaciones divertidas
con su padre?
- ¿Acaso intento hablar? - preguntó Lalisa con burla - Sé que soy
increíble, casi hago que una muda hable. - dijo con tono arrogante.
- ¡Cállate Lisa! - gritó Rosé al oír a la rubia hablar de su amiga - Sos
una...
- EunHa vamos, no tenemos tiempo que perder. - dijo la rubia ignorando
a la chica y pasando por un lado ella.
- ¡Ugh! - soltó Rosé con frustración - Si será una... - calló al notar a
Jennie seguir con la mirada a la castaña, en sus ojos podía ver enojo, pero
también algo más... ¿dolor? - Jen, ¿pasa al...? - pero no termino porque su
amiga camino a su lugar dejando a una confundida Rosé atrás.
Jennie tenía un nuevo sentimiento en su pecho, rencor, le guardo rencor a
Lalisa por pelear con Rosé y hacer que se acercara más a TaeHyung, y
aunque sonara tonto, se enojó por eso y no por los varios momentos en los
que la castaña la molestaba.
Jennie llegó a su lugar y vio su cuaderno de diseños, la mayoría estaban
inspirados en Rosé, y eso la azabache lo sabía, lo tomo con cuidado y
aunque quería tirarlo para comenzar todo de nuevo, no podía hacer eso. Lo
guardo en su mochila y sacó su cuaderno para comunicarse con algunos de
sus compañeros. Lo miro por un momento y cerró los ojos para soltar un
suspiro cansado.
"Si yo pudiera hablar como los demás... ¿me hubiera enamorado de Rosé
de todos modos? ¿O de alguien más? - se preguntó la azabache mientras
escuchaba el timbre, dando así inicio a las clases.
Ay... me dio tristeza por la Jennie.
😔
Capítulo 5.

Tres días habían pasado, solamente tres días desde que Jennie había
regresado al instituto luego del resfriado. Aunque su humor lo había
cambiado casi nada, más bien disminuyó, ya no sonreía como antes, ya no
se comunicaba con sus amigos, ahora se la pasaba todo el tiempo en la
biblioteca, ya no podía diseñar ningún vestuario nuevo, al menos no sin
estropearlo con grandes y gruesas líneas de su pluma.
Esta demás decir que que tanto Rosé como sus demás amigos estaban
preocupados por eso, Rosé trato de hablar con ella muchas veces, pero
Jennie solo le decía la misma cosa.
<No es nada.>
- Vamos Jennie, haz ido a la biblioteca toda la semana. - dijo Rosé.
<No es cierto. Aún no voy el viernes y el fin de semana.> informó la
chica.
- Vamos, algo pasa, no hablas con nosotros, y he notado que miras
demasiado a Lisa, ¿te hizo algo? - preguntó pensando que a eso se debía su
extraño comportamiento.
Jennie solo negó con la cabeza y miró hacia un lado encontrándose con la
castaña antes mencionada. Rápidamente su estado de ánimo bajo y frunció
el ceño, lo cual no pasó desapercibido por su amiga quien al seguir la
mirada de su amiga se encontró con Lalisa.
- Otra vez la estas viendo. - comentó Rosé y Jennie aparto la mirada de la
chica, miró a su amiga y suspiró derrotada.
Era tonto, incluso para la azabache estar molesta por algo que no se pudo
evitar y más aún culpar a alguien quien no tenía la intención de dañarla a
ella.
<Sólo... estoy cansada de su actitud.> mintió <Tenés razón, pasó
demasiado tiempo en la biblioteca. Al salir de clases, ¿vamos a mi casa a
ver una película?> preguntó con una sonrisa.
Rosé sonrió ampliamente al leer el mensaje que le dio su amiga.
- ¡Sí! - dijo con entusiasmo y colocó su brazo alrededor de los hombros
de la chica.
El corazón de Jennie se aceleró considerablemente ante esa acción,
lamentablemente eso pasó desapercibido por la chica, quien solo tenía algo
en su mente, contarle un secreto... algo que había sucedido recientemente y
cosa que tal vez arruinaría la tarde de película de su amiga.
Lamentablemente para Jennie la tarde de películas se arruinó en cuanto
entro al salón de clases.
- Hey, Jennie, Rosé. - saludó TaeHyung acercándose a las chicas.
Jennie levantó su mano en forma de saludo, pero Rosé se separó de su
amiga y saludó al chico de una forma no muy común entre amigos.
- Hola, Tae. - dijo tomando su mano y dándole un beso en los labios.
Jennie sintió como el aire se escapaba de sus pulmones, también sintió un
fuerte dolor en el pecho y sintió inmensas ganas de llorar.
¿Por qué tenía que pasar esto justo ahora?
- Veo que convenciste a la fugitiva de volver. - dijo colocando uno de sus
brazos alrededor de los hombros de la chica.
Jennie comenzó a sentirse mal, ojalá fuera físicamente y no emocional,
hubiera sido más fácil ir a enfermería de ésa manera.
- Hey... ¿pasa algo malo? - preguntó Rose al ver a Jennie mirando el
suelo.
<Nada, recordé algo, lo siento pero me tengo que sentar un rato.> dijo y
no le dio oportunidad a su amiga de hablar.
- ¿A dónde vas? - preguntó TaeHyung y algo dentro de la azabache la
hizo detenerse - Ven. - eso se escuchó tan familiar.
Volteo a ver a su amigo y sintió como una oleada de recuerdos
suprimidos la golpeaban de forma bruta haciendo que casi cayera al suelo
de no ser porque Hwasa se acercó y la tomó por detrás evitando que caiga.
La chica comenzó a ver imágenes confusas recorrer su mente al igual que
comenzaba a sudar frío.
Todos se acercaron ante lo que sucedía, Jennie abrió la boca ligeramente
y un sonido salió de ella provocando sorpresa en todos.
- A... a... - salió de la azabache antes de caer inconsciente.
《》 ...
- ¡Papi! - gritó con terror la pequeña niña.
Los hombres que lo golpeaban no paraban de reír.
Uno de los hombres del grupo, que parecía el más joven, se acercó a
Jennie, quien solo caminó hacia atrás sintiendo miedo.
- No tengas miedo pequeña. - dijo con tono amable mas su expresión era
de maldad.
El joven tomó a la pequeña Jennie y saco un navaja.
- ¡Papi! - gritó desesperada por la situación.
- Ya cállate. - dijo con enojo y pasó la navaja por la garganta de la niña,
arrojandola una vez que termino.
La sangre comenzó a fluir de la herida de la menor, el aire comenzó a
faltar, el dolor en el cuello era insoportable.
- Vámonos. - dijo uno de los hombres y todos obedecieron dejándolos
allí.
El padre de la pequeña se levantó y tomó a la pequeña en sus manos, con
todo el dolor de su cuerpo por la golpiza que recibió, corrió hacia la calle
concurrida y pidió ayuda, la cual fue dada rápidamente.
La pequeña Jennie apenas podía mantenerse consciente de lo que
ocurría a su alrededor, además de que trataba inútilmente de hablar, solo
para que a los pocos minutos perdiera el conocimiento.
《》 ...
Jennie abrió los ojos y por reflejo colocó una de sus manos en su
garganta, podía sentir aquella herida abierta, todo aquello se sintió tan real,
el dolor, el miedo...
- Jennie... - habló Rosé al ver a su amiga reaccionar - ¿Estás bien? -
preguntó con preocupación.
La azabache miro con terror todo el lugar, se encontraba confundida, no
parecía recordar donde estaba o que estaba haciendo anteriormente, aunque
realmente Jennie no reconocía a ninguna persona presente allí, rápidamente
busco con la mirada algo, pero no lo encontró.
Con su mano en su garganta trató de hablar, fallando totalmente.
- Jennie, cálmate. - dijo la chica a su amiga.
La enfermera entró tras ser llamada por uno de los estudiantes al ver el
extraño comportamiento de la azabache, rápidamente se acercó a la chica.
- ¿Que sucedió? - preguntó a los chicos sabiendo la incapacidad de hablar
de la chica.
- No lo sé, simplemente cayó y comenzó a actuar así. - comentó Rosé
preocupada por su amiga.
- Bien. - dijo y puso su atención total en la chica - Jennie, asiente con la
cabeza si me entiendes. - dijo y espero la respuesta de la chica, la cual no
llego, solo veía aterrada a todos a su alrededor - Jennie. - dijo ganando la
atención de la chica, quien pareció relajarse levemente ante la presencia de
un adulto - Todo esta bien. - dijo.
Jennie separó sus manos de su cuerpo y abrazó a la enfermera mientras
lágrimas salían de sus mejillas. Tenía miedo, no sabía donde se encontraba,
tampoco reconocía a las personas a su alrededor, y más importante, aún no
sabía donde estaba su padre.
Capítulo 6.

- Entonces, ¿no saben lo que tiene Jennie? - le preguntó Rosé a la madre de


su amiga.
- No, ella no sabe como comunicarse con los doctores, parece haber
olvidado el lenguaje de señas. - respondió la señora Kim.
Había pasado solo un día desde que Jennie se desmayó y despertó
actuando de forma extraña.
Le hablaron a su madre minutos después, al llegar corrió a sus brazos y
continuó llorando, fue llevada al hospital o específicamente a su médico
particular para tener respuestas, pero nada.
- Jennie... - dijo con preocupación Rosé.
《》 ...
- Mi nombre es Rosé, mi mamá me dijo que les diera la bienvenida al
vecindario. - dijo una joven Rosé frente a la puerta de la familia Kim.
- Mucho gusto, Rosé. - dijo la señora Kim - Jenn, ven y saluda. - llamó la
señora.
Una niña de nomas de nueve años, llegó caminando tímidamente, vestía
una falda color rosa pastel y una remera blanca, tenía dos coletas y
curiosamente tenía vendas alrededor de su cuello y un cubre bocas.
- Jennie ya hablamos de esto, deja el cubre bocas. - reprendió su madre.
La pequeña negó con la cabeza y miró con temor a su madre.
La madre sólo suspiro y se agachó para estar a la altura de la pequeña.
- ¿Es para curar tu voz? - preguntó con dolor y la pequeña asintió con
un brillo en los ojos.
- ¿Todo está bien, señora? - preguntó Rosé.
- Sí, no es nada. Vamos, Jennie, saluda a la vecina. - dijo la señora Kim
con una sonrisa, Jennie solo levantó su mano en forma de saludo.
- Hola. - saludo la contraria y se quedó viendo a la azabache con
curiosidad - Me gusta tu remera. - dijo, y se ganó una sonrisa de Jennie la
cual no pudo divisar debido al cubre bocas.
《》 ...
- Rosé. - la voz de JiMin sacó a la chica de sus pensamientos - ¿Cómo
está Jennie? - preguntó preocupado.
- No hay ningún cambio... no ha dicho nada. - dijo mientras se abrazaba a
ella misma.
- No te preocupes, ya verás que todo saldrá bien. - dijo mientras le
regalaba una sonrisa.
Pero mientras ella era reconforta por su amigo, una chica de cabello
azabache se encontraba sentada en la cama del hospital completamente
asustada, no sabía que pasaba, tampoco sabía porque estaba allí.
"Mamá..." pensó y se abrazó mientras escondía su rostro en sus rodillas.
Tocó su garganta y sintió como su mano ardía, recuerdos horribles
atravesaban su mente, doctores, sangre, murmullos, miedo...
- Jennie, una amiga quiere verla. - dijo una enfermera entrando a la
habitación.
La chica solo asintió, aunque realmente no sabía quien quería verla.
- Hey, hola Jenn. - saludó Rosé con una sonrisa, pero la azabache solo la
miró causando nerviosismo en ella - Bien... ¿cómo estás? - preguntó, pero
no hubo respuesta o acción por parte de ella, la cual solo se dedicaba a
mirar a Rosé - Bien...
Luego de unos segundos, Jennie apartó la mirada de Rosé, y parecía
buscar algo, que se encontraba entre sus cosas o cosas que le dieron los
doctores. Rosé miró con curiosidad como Jennie sacaba una libreta y un
lápiz, eso le recordó el pasado y como se comunicaba con ella.
La azabache colocó el lápiz sobre una hoja y comenzó a escribir sobre el.
Rosé, con curiosidad se acercó lentamente hacia su amiga y notó
ilegibles letras.
- Tranquila... - susurró causando que Jennie saltara - Toma tu tiempo. -
dijo con voz suave y sonriendo a la chica.
Jennie miró por unos minutos a la chica y bajo la mirada suspirando
lentamente y, con un movimiento suave comenzó a escribir.
- Mi-e-do. - leyó Rosé en el escrito de su amiga - ¿Tenés... miedo? -
preguntó a su amiga que la miró con temor y solo asintió mirando alrededor
- No deberías, estas a salvo acá. Estas personas están acá para ayudarte,
Jennie.
Antes de que Rosé continuara hablando, Jennie escribió algo en su
libreta.
^lo sé.^
- Entonces, ¿que te da miedo? - preguntó curiosa.
Jennie tomo la mano de Rosé y la llevo a su cuello. En ese momento ella
no entendió lo que su amiga trataba de decirle.
- Te da... - no pudo aclarar sus dudas debido a que se vio interrumpida
por un doctor.
- Bien, señorita Jennie, será dada de alta ya que no hemos encontrado
nada anormal en sus análisis, aún así estaremos en contacto. - dijo el doctor
sin voltear a ver a la chica y sólo concentrándose en sus documentos.
Jennie frunció el ceño preocupado, ahora, ¿a dónde la mandarían?
[...]
- Así que, ¿ella ya no volverá al instituto? - preguntó TaeHyung
sosteniendo la mano de Rosé.
- Por el momento no. - dijo ella suspirando, mirando el suelo - Sigue sin
querer salir de su casa, pero al menos ya establece una conversación con
alguien. - dijo sonriendo.
- ¿Aún no se comunica por sus señas raras? - preguntó TaeHyung.
- No son raras. - reclamó Rosé un poco molesta - Y no, todavía no. - dijo
haciendo que extrañara sus conversaciones con su amiga.
- Es... tan extraño... ¿por qué le sucedió esto a Jen? - preguntó Hwasa
mirando a su amiga desanimada.
Rosé levantó la mirada y miró casualmente pasar a una castaña
insoportable por el frente.
- Creo saber quien fue la razón. - dijo Rosé levantándose y soltando a
TaeHyung para llegar con la rubia acusada - ¡Lalisa! - gritó Rosé y la rubia
volteó mirando con desagrado a la chica que venía hacia ella.
- ¿Qué querés? - preguntó sin interes realmente.
- ¿Que le hiciste a Jennie? - preguntó furiosa.
- Yo no lo he hecho nada a esa, ya estaba defectuosa cuando llegó. - dijo
cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.
- Mira, rubia oxigenada - dijo Rosé acercándose amenazadoramente a
Lalisa -, ella estuvo días viéndote desde lejos, sé que le hiciste algo y por
eso le pasó lo que le pasó. - dijo y ella la miró sorprendida.
- ¿Qué? - dijo con nerviosismo.
- No te hagas, Lalisa. - dijo.
La rubia sintió una amenaza y cambió su posición a una defensiva.
- Mira cuatro ojos, no sé de qué hablas así que mejor deja de molestar, yo
no le cause nada a esa niña, así que no molestes. - dijo y camino dándole la
espalda a Rosé - ¡EunHa! ¡Tráeme un latte!
Rosé apretó los puños y gruñó, quería desquitar aquella frustración con
alguien, pero no podía.
- Solo deja que se vaya. - dijo una voz detrás de ella y volteó, asustada.
- ¡Mark! - exclamó asustada.
- Lo siento, no fue mi intención... yo solo... - decía torpemente el chico
-... quería preguntar por Jennie. - dijo sonrojado.
- Ella está... - dijo y calló por un segundo solo para soltar un suspiro -...
está en casa, descansando.
- Oh... ya veo... - dijo bajando la mirada - Dile que la echo... digo la
echamos de menos. - dijo nervioso.
- Sí. - dijo dándole una sonrisa triste.
Aunque Rosé sabía que eso no importaría ya que Jennie parecía ni
recordar el instituto.
Capítulo 7.

Una rubia iba caminando por las calles de la ciudad de Seúl, estaba enojada
e insultaba a la chica que la había acusado antes, de ser la causante del mal
de Jennie.
- EunHa, dame mi Latte de Makachinno. - dijo con arrogancia.
Su asistente y amiga obedeció y se lo dio, pero en cuanto la rubia lo
probó lo escupió en la cara de la pobre chica.
- Que asco. - dijo y tiró el vaso con todo y líquido al suelo - No podés
hacer na... - pero guardo silencio al ver el edificio frente a ella - Pero que
tenemos acá...
[...]
Jennie se encontraba dibujando, algo que sería normal, si no fuera de que
en lugar de ropa dibujaba siluetas de personas sin rostro...
Eran muchos los días en los que Jennie pasaba sin dormir por las muchas
pesadillas que tenía, de las cuales no entendía ninguna.
Se sentía perdida y sola, no importaba que su madre estuviera allí para
ella, o Rosé quien decía ser su amiga la visitara todos los días, aún así sentía
miedo.
"No podrá hablar otra vez... tiene suerte de haber sobrevivido."
Jennie abrió rápidamente los ojos, otra vez se había quedado dormida,
aunque solo lo había hecho por un pequeño momento. Tenía que evitarlo,
sólo así mantendría alejadas las pesadillas.
- Jen, una... amiga vino a verte. - dijo su madre desde el marco de la
puerta.
La chica solo la observó sin hacer otro movimiento, a lo que su madre
interpretó como un bueno.
Con la mirada baja, la mujer bajó, Jennie intuyó que era para atraer a la
supuesta amiga que claramente no era Rosé ya que hoy tenía algo que hacer
y aunque estuviera libre ella entraría como si nada a su habitación.
No pasó mucho cuando escuchó una voz en su puerta, que no se oía para
nada amistosa.
- Vos - Jennie levantó la mirada y se encontró con una rubia molesta
señalandola con su perfecta manicura -, he recibido una acusación falsa por
tu culpa. - dijo y se acercó a la chica.
Jennie al verla acercarse entro en pánico, no la reconocía y parecía
enojada, su instinto la hizo retroceder y esconderse tras su escritorio.
La rubia al ver la reacción de la chica se sorprendió un poco,
normalmente cuando se veían, la azabache le sonreía o algo parecido, pero
ahora parecía asustada, más bien aterrada ante su presencia, lo cual hizo que
recordara cosas que no le agradaban tanto.
《》 ...
- No le hables tanto, es hija de un hombre muy rico, si la molestas quien
sabe lo que pasaría. - la voz de un niño se escuchó en susurros.
- Tal vez haga desaparecer a nuestras familias. - seguían los murmullos.
Todos hablaban y hacían sus teorías de lo que ocurriría si ella se
enojaba con alguno de ellos.
- Yo no soy así... - murmuró la pequeña mientras apretaba los puños y
trataba de no llorar.
¿Por qué no podía ser igual que los otros niños y jugar sin importar su
estatus social? ¿Por qué le tenían tanto miedo sin siquiera conocerla bien?
Lalisa no pidió ser rica, no pidió ser temida, solo quería a alguien para
jugar...
- ¿Lisa? - la voz de una mujer sonó y la pequeña alzó la vista para ver
una mujer en la entrada de la escuela.
- Mamá... - dijo y sonrió olvidando toda la tristeza que sentía en ese
momento - ¡Mami! - gritó saltando a los brazos de su madre.
Ella era la única que la hacía olvidar de su dolor y tristeza al no ser
aceptada, su madre era la única que la hacía soportar todo ese dolor.
《》 ...
- Jennie. - habló la rubia más calmada.
A los ojos de Lalisa, Jennie parecía indefensa, vulnerable, veía en ella
una niña la cual buscaba un abrazo protector... le recordaba a ella buscando
el abrazo protector de su madre.
La chica miró por encima de su escritorio y se encontró con la mirada
triste de la rubia, todas sus defensas bajaron, su miedo disminuyó, no diré
que se sentía segura porque no lo hacia, todavía sentía peligro, siempre lo
hacia.
- Jennie, ¿podemos hablar? - preguntó Lalisa dudando un poco si podía
usar ese término, después de todo Jennie era muda, ¿no?
La azabache asintió levemente y se encaminó a su cama, realmente
Jennie lo hacía porque sentía curiosidad, no había muchas personas a las
que había visto desde que salió del hospital, solo había visto a su madre y a
Rosé, ¿su padre? El ni siquiera vino a verla.
Pero eso no importaba ahora.
Jennie llegó a su cama y alzó la almohada para sacar una libreta y un
lápiz el cual normalmente utilizaba para hablar con Rosé y a veces con su
madre.
<Ola> escribió con una falta se ortográfica y apenas una letra legible.
Hasta podría decir que un niño de cinco años escribía mejor que ella.
Pero eso a Lalisa le pareció gracioso.
- Hola. - saludó. Parecía como si lo que acababa ee pasar hace segundos
realmente no hubiera pasado - ¿Qué estabas haciendo antes de que llegara?
- preguntó mientras miraba con detenimiento el lugar.
Jennie colocó el lápiz sobre el papel y comenzó a escribir lentamente,
tratando de que su letra pudiera ser leída por la chica en su habitación.
<Mantenía fuera las pesadillas.> fue lo que escribió y Lalisa logro leer.
- ¿Pesadillas? ¿Tenés pesadillas? - preguntó.
La azabache solo asintió y comenzó a rayar su cuaderno nuevamente.
<Personas hablan... sangre y oscuridad...> se leyó del cuaderno de
Jennie.
Lalisa sintió su piel erizarse ante lo escrito por Jennie. ¿Por qué le sonaba
tan familiar aquello?
- ¡Bien! - dijo la rubia alzando la voz - Te mostraré algo para mantener
alejadas esas pesadillas. - dijo Lalisa pero su actitud cambió un poco y miro
a Jennie de manera seria - Si le dices a alguien que vine, te haré la vida
cuadritos. - amenazó.
Jennie asintió con un poco de miedo y Lalisa la ignoró para luego sacar
su celular, parecía buscar algo pues sus expresiones eran de concentración
pura.
- Lo encontré. - dijo celebrando su búsqueda - Mira. - dijo mostrándole la
pantalla de su celular.
¿Super-Girl?
Jennie miró a Lalisa, estaba realmente confundida, ¿para qué le enseñaba
un cómic?
- Mi madre de pequeña me leía estos cómics - comenzó a contar la rubia
con nostalgia -, ella es una superheroína, ella aleja cualquier mal que podés
encontrar... o al menos eso era lo que mi madre me decía. - dijo Lalisa algo
avergonzada por su entusiasmo.
Jennie miró nuevamente el móvil, se grabó la apariencia de la chica del
cómic y sonrió. Tomo su cuaderno nuevamente y volvió a escribir.
<Gracias.> fueron las palabras escritas en aquella hoja.
Lalisa sonrió para si misma, se sentía bien ser buena debes en cuando,
con alguien que no es ella misma...
JAJAJAJAJA
Realmente ni yo sé porque puse a SuperGirl, solo disfrutenlo.
JAJAJAJAJAJ
Capítulo 8.

Podría decir que Jennie al pasar de los días comenzaba a recuperar la


memoria, o al menos relacionarse con sus amigos nuevamente.
Pero la realidad era otra.
Sus pesadillas continuaban, a veces peores que otras, cuando despertaba
de una había a quien acudir, sus gritos no eran escuchados por obvias
razones...
Pero algo había cambiado.
Ahora tenía algo a que aferrarse para no tener miedo, aunque fuera
temporal...
¿Quién diría que le cómic que Lalisa le enseñó hace algunos días la
ayudaría bastante?
Es cierto que luego de eso no la volvió a ver, pero Jennie le agradecía de
corazón lo que había hecho por ella.
~Tock tock~
Un simple toque que indicaba la llegada de alguien a su habitación.
- Hola, Jen. - saludó su amiga - ¿Cómo estás hoy? - preguntó tímida.
Jennie se dedicó a verla por un largo rato y luego se encogió de hombros,
regresó su vista a sus manos donde sostenía su móvil y siguió mirando el
cómic que Lalisa le había enseñado.
Rosé bajo la mirada, extrañaba tanto las conversaciones que tenía con su
amiga, pero tenía que mantenerse fuerte.
- Jennie... - habló nuevamente para llamar la atención de su amiga - Que
te parece si, ¿venís al instituto mañana?
La chica frunció el ceño en señal de confusión. ¿Instituto? ¿Será
divertido ir?
Con movimientos lentos saco su libreta y escribió.
<¿Por qué?> fue la pregunta que hizo la azabache.
- Porque... - trataba de inventar una explicación realista y creíble para su
amiga - será divertido... - pero realmente no se le ocurrió nada.
Jennie sonrió, iba a ser divertido ir al instituto, porque iba a mentirle su
amiga, ¿no?
<Iré.> fue su respuesta y su amiga sonrió.
Tal vez así Jennie mejoraría... bueno al menos ese fue el pensamiento de
la chica... ojalá todo fuera así de fácil.
Esa tarde no pasó nada interesante, Jennie no dejaba de leer aquellos
cómics y Rosé trataba inútilmente de entablar una conversación que
claramente ella no deseaba.
Luego de una hora sin lograr que su amiga dejara el celular, se rindió y
tomó el suyo para leer o mirar sus redes sociales. No fue hasta que vio en el
muro de su amigo rubio una foto que la hizo fruncir el ceño.
- No puede ser. - dijo levantándose de la cama y dando pisotones en el
suelo.
Jennie saltó un poco y dirigió su mirada a la chica en su habitación, miró
su ceño fruncido y notó como murmuraba cosas que no escuchaba. Se veía
como uno de los personajes malvados del cómic.
Ella no quería eso, se levantó lentamente y se acercó a su amiga. Tenía
que hacer algo para llamar su atención pues en esos momentos su amiga le
daba la espalda, luego de considerarlo con un poco, optó por colocar su
mano en el hombro de Rosé, quien inmediatamente volteó sorprendida.
Jennie movió su cabeza de un lado a otro lentamente, Rosé frunció el
ceño confundida, no entendía lo que su amiga quería decirle. Rápidamente
la azabache buscó en su celular el bloc de notas y escribió lo que le quería
decir.
<Tranquila.>
Rosé relajo su ceño un poco y suspiro cansado.
- Lo siento, Jen, solo que paso algo en el instituto y estoy molesta. - dijo
la chica.
<¿Qué pasó? Cuéntame.>
Rosé miró a su amiga y sintió una alegría al saber que quería escucharla,
las lágrimas rápidamente invadieron sus ojos y bajaron por sus mejillas.
Jennie se preocupó y con un tímido movimiento acercó una de sus manos a
la mejilla de la chica quitando las pequeñas gotas con su pulgar.
Podría ser una acción sencilla e insignificante, pero Rosé lo encontró
tierno y sin siquiera pensarlo abrazo a su amiga, quien se sorprendió pues
no esperaba ese abrazo.
- Te extraño... - susurró y Jennie sintió su corazón acelerarse ante esas
palabras.
Con lentitud correspondió el abrazo de su amiga, escondió su rostro en su
cuello y se sintió en casa.
"Está bien llorar, llorar te libera, llorar no te hace débil, te hace
humano." - la voz de una pequeña llego a la cabeza de Jennie.
Desconocida pero tan familiar, tan lejana pero llena de nostalgia, un
recuerdo que no podía ver claramente.
- Creo que Tae está jugando conmigo. - dijo la chica alejando todo lo
demás de la cabeza de la azabache - JiMin subió una foto a su blog y en ella
sale Tae con una chica, están muy juntos... no parecen amigos... ni familia. -
dijo Rosé mientras lloraba un poco.
Jennie sintió algo arder dentro de ella, se sentía molesta e irritada y no
entendía el porque, así que solo abrazó un poco más fuerte a su amiga.
Tal vez ella no recordara su vida, pero sus sentimientos seguían allí, eran
ignorados por la misma Jennie, pero su corazón no le mentía. Rosé era
importante y no dejaría que alguien la lastimara, no si ella podía evitarlo...
Capítulo 9.

Era un nuevo día, Jennie se levantó temprano y se metió a la ducha, tenía


que alistarse para ir al instituto por primera vez... al menos así lo pensaba
ella.
No tardó mucho en el baño, ya que luego de diez minutos salió de el con
una toalla en la cabeza y otra cubriendo su cuerpo, con cuidado saco ropa
del armario, aún no sabía que ponerse, pero tenía tiempo, eran las cinco de
la mañana y no comenzaban las clases aún, si no hasta las ocho, o al menos
eso fue lo que dijo Rosé.
Tenía que verse... "normal", salir y mirar el mundo... tratar de recordar...
Luego de una hora buscando en su armario, optó por una remera blanca,
una chaqueta negra, unos jeans y tennis negros. Bajó a la cocina y preparó
su desayuno.
- Buenos días, Jennie. - saludó con cuidado su madre.
La azabache se congeló por un segundo, tragó lo que tenía en la boca y se
dio la vuelta para ver a su madre, con cuidado levantó su mano y la saludó
con ella. Una sonrisa se formó en los labios de su madre, era un gran avance
de su hija el saludar, desde que había salido del hospital había perdido poco
a poco la interacción con las personas.
- Es muy temprano, ¿no lo crees? - preguntó tratando de tener un
momento con su hija.
Jennie por su parte miró el reloj para asegurarse de la hora, 7:35 a.m. No
era tan temprano, pero tampoco era tarde, ¿o si? La chica caminó un poco y
tomó una pequeña libreta que llevaba consigo.
<Rosé me invitó a ir al instituto y quise ir.> escribió y fue allí cuando
recordó que no le había informado nada a su madre, <¿puedo ir?> preguntó.
Una gran sonrisa apareció en el rostro de la mujer y Jennie pensó que no
era normal, ¿acaso no le dolerá sonreír de tal manera?
- Claro hija, ¿querés que te prepare algo rápido para el almuerzo o querés
que te dé dinero? - decía la mujer algo emocionada.
<Dinero, no tengo mucho tiempo.> escribió Jennie y recibió unos billetes
por parte de su madre.
[...]
Incómodo.
Era lo único que podía decirse en esa situación.
Jennie era el centro de atención en el instituto, pero nadie le hablaba, solo
murmuraban cosas, estaba esperando a Rosé en la entrada del instituto
como habían acordado, fue una suerte que su madre la haya llevado ya que
ella desconocía donde quedaba el instituto.
Tal vez, ¿debería llamarla? No, eso sería tonto, ni siquiera puede hablar,
sería un mensaje en tal caso... ¿debería enviarle uno entonces? No, no ha
pasado tanto tiempo solo son las... ¿¡8:24!?
Las clases ya habían empezado, ¿qué haría ahora?
- ¿Jennie? - una voz familiar sonó detrás de la chica y volteó algo
asustada.
Sus ojos se abrieron y una sonrisa apareció en su rostro. Con la libreta en
mano se acercó y comenzó a escribir con cuidado sus pensamientos.
<Hola.> saludo la azabache sosteniendo su libreta frente a ella.
La rubia miró a los lados, procuraba que nadie estuviera cerca, suspiro al
ver que nadie estaba.
- ¿Qué hacés acá? Pensé que no saldría jamás de tu casa por... las
pesadillas... - dijo tratando de ser cuidadosa, lo cual era raro viniendo de
Lalisa.
Jennie comenzó a escribir en su libreta y al enseñarlo, Lalisa se
sorprendió un poco.
<Ya no tengo tanto miedo, vos me ayudaste a superarlo, vos y
SuperGirl.> una sonrisa apareció en los labios de Lalisa y Jennie sonrió
igual <Quiero saber tu nombre.> fue lo siguiente que escribió y la rubia
volvió a sentirse sorprendida.
- Lalisa. - dijo y miró la sonrisa de Jennie crecer un poco más.
Sin saber la razón, Lalisa sintió sus mejillas arder y desvió la mirada.
- Aún no me decís porque estás acá. - dijo tratando de cambiar el tema de
conversación.
Jennie miró su cuaderno un rato y volvió su mirada a Lalisa.
- ¿Qué? - dijo sintiéndose algo nerviosa.
<Rosé me invitó... pero no la veo.> escribió y miró a la rubia dándole una
sonrisa triste.
- Ya... - dijo mirando su celular, ya era tarde para entrar al instituto -
¿Querés ir a comer algo? - preguntó mirando a la azabache - Podemos venir
a la salida, ya no nos dejarán entrar. - explicó al ver el rostro confuso de la
pequeña.
Jennie asintió con emoción.
Lalisa miró su celular nuevamente y escribió rápidamente un mensaje
para EunHa diciendo que no iría a clases. La respuesta le llegó enseguida
preguntando la razón, pero la rubia no diría por lo que no contesto y guardo
el celular.
Jennie por su parte miraba el suelo y sonreía, había visto la ciudad
infinidad de veces pero siempre atraves de la ventana de su casa, siempre
sintió la curiosidad de salir, pero el miedo se lo impedía, ahora también lo
tenía, pero alguien estaba con ella.
- ¡Jennie! - un gritó sonó he hizo que ambas chicas se detuvieran.
La azabache volteó con lentitud y miró a su amiga a unos cuantos metros
detrás de ella, parecía agitada, por el sudor que recorría su frente podía
deducir que había corrido hasta allí. Jennie sonrió y levantó su mano en
forma de saludo, pero muy al contrario que la pequeña, la rubia no estaba
muy feliz de ver a la chica y su mueca lo decía por ella.
Rápidamente Rosé camino hasta su amiga y la tomó de la cintura
apartandola de Lalisa, que miraba todo atentamente.
- Aléjate de ella. - dijo con veneno en sus palabras - No quiero que le
vuelvas a hacer daño. - dijo acercando más a su amiga a ella.
Jennie miró la escena con miedo, en los cómics que leyó esto sucedía
antes de que alguien se volviera malo, no quería que ninguna fuera víctima
de algo similar, aunque ella sabía que solo era ficción, los sentimientos
negativos no eran buenos.
Rápidamente apartó a su amiga de ella dándole un pequeño empujón,
Rosé miró a su amiga algo sorprendida y Lalisa sonrió un poco al verlas ya
separadas a una distancia considerable.
Jennie con su lápiz en mano comenzó a escribir sobre la libreta, pero
ahora se sentía presionada, asustada y agitada, su letra era horrible e
incomprensible a la vista incluso a la suya, por lo que arrancó la hoja con
violencia y la tiró, su respiración comenzó a ser irregular, pero tenía que
transmitirles el mensaje de algún modo.
- Calma, Jen. - dijo Rosé con voz suave - Respira... - dijo y Jennie la veía
atentamente, pero su respiración seguía siendo agitada.
Era frustrante no poder comunicarse con ellas, y al no poder escribir algo
comprensible en las hojas de su libreta, era inútil ahora.
- Piensa en SuperGirl. - dijo Lalisa desviando la mirada.
Rosé la miró confundida y con enojo hacia la rubia, pero Jennie se
sorprendió por la idea de Lalisa, cerró los ojos e imagino la imagen de la
heroína de Washington D.C. Al menos eso la ayudó a regular su
respiración.
- Jennie vamos, te llevaré a casa. - dijo Rosé al ver que su amiga ya se
había tranquilizado.
La chica al oír eso comenzó a negar con la cabeza y apuntó a Lalisa
tratando de decir algo.
Rosé miró a Lalisa y frunció el ceño.
- ¿Le hiciste algo? - acusó.
- No, no perdería mi tiempo haciendo algo malo a ella. - dijo Lalisa
tratando de medir sus palabras, aunque no comprendía el porque de ello.
- No estoy jugando oxigenada, sé que fuiste vos la responsable de que
Jennie quedara así. - dijo y la azabache quedó en shock. No porque Lalisa
fuera sospechosa del estado de ella, si no porque su amiga parecía
molestarle su nuevo estado.
- Yo no tengo nada que ver con con la condición de ella. - dijo la rubia
con enojo.
- ¡Es tu culpa! - insistió la chica tanto de descargar su frustración con
alguien - ¡Por tu culpa perdí a mi mejor amiga! - gritó y Jennie abrió los
ojos.
"¿Yo no soy su amiga?... ella no me busca a mí, ella no me extraña a
mí... extraña a la Jennie que no recuerdo..." - pensó la azabache y sintió su
pecho comprimirse.
Dio unos pasos hacia atrás antes de mirar a las chicas que no dejaban de
pelear, movió sus labios sin soltar algún sonido.
Luego salió corriendo del lugar...

<Lo siento por no ser lo que buscas...>


Ay... pobre Jennie QwQ
Pero cambiando de tema drásticamente, ahre
Uno a hacer stream a "Ice Cream" asies
Y dos, la Jennie hasta debería estar en rápidos y furiosos.
JAJAJAJAJA
Capítulo 10.

- Todo era perfecto hasta que vos apareciste. - decía Rosé furiosa, aún sin
percatarse que su amiga se había desaparecido hace rato.
- Yo no tengo nada que ver en eso. - dijo y trató de buscar con la mirada a
la azabache pero no la encontró, ¡no estaba! - ¿Jennie? - preguntó
angustiada y volteó hacia los lados esperando verla.
Rosé dejó su pelea de lado y preocupada por su amiga la comenzó a
buscar.
- Le hiciste algo, ¿cierto? - la acusó sin prueba alguna.
- No tengo tiempo para esto. - dijo la rubia ignorando a la chica que la
veía furiosa.
- No huyas. - le dijo deteniendola.
- No lo hago. - dijo la chica mirando con desagrado a la chica - Así que
arreglemos esto otro día, ahora estoy más... quiero ver que esa niña no se
haya lastimado. - dijo y corrigió sus palabras - Te diría que buscaras a tu
amiga también, pero al parecer la perdiste hace tiempo, ¿no? - dijo
recordándole las palabras que la chica había dicho... o dio a entender.
Rosé solo se quedó viendo como Lalisa caminaba caminaba en dirección
contraria, apretó los puños y sintió sus ojos picar, quería llorar, tal vez y
solo tal vez Jennie se había ido por las palabras que ella había dicho... y no
porque Lalisa le haya hecho algo malo.
Deseaba estar equivocada.
Por otro lado, una chica corría por las calles de Seúl, se sentía triste y las
lágrimas que recorrían sus mejillas lo revelaban.
Quería recordar, quería hacerlo.
Todos los días trataba de recordar lo que ella era, lo que ella fue... lo que
ella quería ser.
Los álbumes de fotos eran de gran ayuda pero no recordaba nada, no
recordaba los sentimientos que experimentó esos días, ni como actuaba con
personas.
Su diario le daba una pequeña y vana idea de cómo era ella, de su
personalidad y de como veía a las personas, pero ahora se veía como una
completa desconocida para todos.
No era como Jennie. La Jennie que todos conocen era alegre, ingeniosa,
generosa amable, servicial, algo torpe, una buena chica. La Jennie que era
ahora era totalmente diferente.
Tenía miedo, era antisocial, egoísta, reservada, retraída, lo torpe se quedó
al menos, pero no servía de nada.
"No sos ella."
Era lo que se repetía una y otra vez.
Quería recuerdos... y no sus pesadillas llenas de sangre y miedo, quería
recuerdos con su familia y no personas con objetos quirúrgicos en mano.
Deseaba no sentir su dolor en la garganta.
Tal vez debió prestar atención a su camino, pues tropezó con una piedra
del lugar, perfecto, se decía mentalmente, lo último que necesitaba era ser la
torpe niña de siempre.
Las lágrimas no se detenían, su manos comenzaron a arder debido a la
caída. Era débil, una inútil niña que no entendía la situación.
- ¿Je-jennie? - una suave y débil voz sonó llamando la atención de la
chica - ¡Oh por Dios! ¿Jennie te en-encuentras bien? - el chico pelirrojo se
acercó con rapidez y fue rechazado por la azabache con miedo.
Jennie movía la cabeza de lado a lado, negaba repetidas veces, no
conocía al chico, no sabía lo que le haría.
- Calma... estoy acá, solo soy yo, Mark. - dijo el chico tratando de
acercarse a su amiga.
"Aléjate... Aléjate, aléjate" decía una y otra vez la chica en su mente,
cerró los ojos por reacción, había entrado en pánico.
Mark decidió no acercarse, lo último que deseaba era asustar más a la
chica, miró a sus lados y notó las miradas curiosas de las personas, algunas
miraban con desagrado, otros con pena y otros con burla. Pero nadie se
acercaba a ayudar.
- ¿Te gustan los dibujos? - preguntó con una voz suave.
Jennie abrió los ojos confundida, miró al chico, ahora parecía inofensivo,
su mirada era suave y tranquila, su sonrisa tímida... no había peligro.
- A mí me encanta dibujar... - comentó sacando su libreta de bocetos de
su mochila -... en este cuaderno realizo mis trabajos. - dijo aproximando el
cuaderno a la chica.
Jennie miró el cuaderno un momento y lo tomó aún con dudas, lo abrió y
encontró dentro de el varias ilustraciones hechas a mano, personas, objetos,
animales... había una gran cantidad de cosas en las hojas.
- Jennie. - habló el joven y ella lo miró - Vamos, levántate. - dijo con una
sonrisa y extendió su mano.
La azabache dudo unos segundos si tomarla o no, pero debía levantarse,
así que tomo la mano del pelirrojo y se levantó, pero su vista regresó al
cuaderno rápidamente mirando los dibujos, hasta que uno captó su atención.
Lalisa...
Jennie miró a Mark y levantó el cuaderno enseñándole el dibujo hecho
por él.
- Oh... sí, lo hice porque ella me lo pidió, pero al momento de querer
dárselo dijo que no era tan bueno... - dijo el chico algo enojado.
Jennie frunció el ceño, miró el dibujo nuevamente pensó que era
perfecto. Reflejaba claramente la imagen de Lalisa, sus ojos reflejaban su
seguridad y su cuerpo mostraba elegancia, simplemente se miraba hermosa.
¿Por qué la rubia diría que no era bueno?
- De hecho ya debo deshacerme de el, si ella llega a verlo conmigo de
nuevo, me matará. - dijo con temor el joven y trató de tomar de nuevo su
cuaderno.
Jennie retrocedió unos cuantos pasos hacia atrás y negó con la cabeza
varias veces, miró a Mark de manera suplicante y el chico tardó unos
segundos en recordar como debía respirar.
- ¿L-lo querés? - preguntó algo nervioso ante la mirada de la chica.
La azabache sonrió entusiasmada y asintió repetidas veces entregándole
el cuaderno al chico quien arrancó con cuidado la hoja y se la entregó con
cuidado a la chica.
"Lalisa" dijo su nombre en su mente y sonrió, ella era la única que le
había dado algo en lo que apoyarse.
- ¿Querés que te acompañe a casa?... digo al instituto ya... ya no podemos
ir, aunque ya yo iba tarde, jeje. - dijo el pelirrojo bastante nervioso.
La azabache negó suavemente con su cabeza y señaló un parque que
estaba cerca.
- ¿Querés ir al parque? - preguntó, y obtuvo un sí por parte ella - ¿Querés
que te acompañe? - preguntó tímidamente y recibió un no, lo cual lo
deprimió un poco - ya... ya veo...
Jennie sacó su celular ya que había tirado su libreta en alguna parte del
camino.
<Quiero estar sola, necesito pensar.> le mostró lo que había escrito y el
chico sonrió un poco.
- Entiendo... bien, nos vemos Jennie. - se despidió y se fue alejando.
La azabache respiró con dificultad, tenía miedo, pero debía quitárselo, no
podía huir por todo a la vida. Camino al parque y se sentó en una de las
bancas del lugar, miró el cielo por un momento y sonrió al ver una nube con
forma de mariquita, o al menos eso era lo que ella veía.
"Tengo que ser fuerte como SuperGirl. No tengo porque tener miedo a
las pesadillas, no son reales." Pensó y su mano se posó en su garganta, "yo
nací así, yo nací así... lo hice... yo..."
^Ya cállate.^
Los ojos de la azabache se abrieron de golpe y apretó un poco el agarre
de su cuello, lo había visto, había visto nuevamente al chico con la navaja,
había sentido nuevamente el dolor.
"¡Papá!" Trato de gritar, pero nada salió. Ni un sonido, lo que frustro a la
azabache. "¡¡¡ALGUIEN QUIEN SEA, POR FAVOR...!!!" gritaba, pero
nadie la oía, no había sonido, sus manos se posaron en su cabeza y su
mirada en el suelo.
"¡¡¡AYÚDENME!!!"
:D
¿Team Lisa? O ¿Team Rosé?
¿Quién cree que llegue? :)
¿O Mark? Ahre él no.
JSJSJSJSJSJS
Capítulo 11.

- ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde estás? - se preguntaba una rubia que caminaba


sin rumbo fijo. Estaba preocupada y no lo soportaba, no quería tener ese
sentimiento - ¡Maldita sea! ¡Te dije que iríamos a comer! - gritó dando un
pisotón al suelo.
Mantenía fuera las pesadillas. Recordó las palabras que había escrito
Jennie.
Odiaba verla tan vulnerable cuando siempre se veía radiante, no quería
verla con esa tristeza, deseaba verla sonreír, quería que le mostrara la
sonrisa que ella le dio el primer día que se conocieron, quería ver aquella
sonrisa sincera, aquella que solo reflejaba inocencia y alegría, aquella lejos
de la falsedad.
- Por Dios, ¡Sal de una vez! - dijo ganando la mirada de algunas
personas, cosa que a la rubia no le importó, ninguna le pertenecía a la chica
que buscaba.
Decidió caminar en otra dirección, pero algo delante de ella le llamó la
atención, una pequeña libreta tirada en medio de la calle, una libreta que
ella conocía, rápidamente camino a el y lo tomó, reviso su interior pero no
se espero encontrar un dibujo.
SuperGirl...
Era un dibujo de la heroína SuperGirl, no era un dibujo tan bueno como
el de los cómics, ni siquiera se le acercaba, pero Lalisa eso no le interesó,
ya que algo había llamado su atención en ese dibujo, detrás de la heroína se
encontraba una chica, una niña escondida que parecía llorar y frente a ellas
una gran sombra que tenía escrita la palabra, "pesadillas".
No fue difícil para Lalisa saber quien era la joven detrás de la heroína.
- Jennie... - dijo mientras ejercía algo de fuerza sobre la libreta.
Sin pensarlo más comenzó su camino nuevamente, solo que ahora corría,
sabía que iba en la dirección correcta, la libreta le había dado un camino.
Volumen 3, página 14, cuando la heroína es herida y obligada a huir por
el miedo que ella sentía se fue a un parque el cual la ayudo a calmarse y el
cual se convirtió en su guarida.
La única pista que tenía era esa, tal vez Jennie buscaba vencer sus miedos
de la misma forma que la heroína, pero, ¿a qué parque debía ir? ¿Cuán de
todos debía buscar? Tenía que apresurarse, Jennie se encontraba sola
luchando con sus pesadillas.
Piensa.
Esquivaba a la gente mientras corría.
Más rápido.
Cruzo una esquina y corrió a un parque cerca de la estación de tren,
recorrió el lugar pero no la encontró.
Vamos, debes encontrarla.
Dio marcha atrás, en el lado contrario se encontraba también un parque,
claro de encontraba un poco lejos pero allí podría estar Jennie.
Está sola.
Sus piernas comenzaron a doler, no estaba acostumbrada a correr, sus
pulmones ardían, sentía que estaban en llamas, pero eso no importaba, tenía
que llegar a ella, tenía que llegar a tiempo, no podía fallar, no de nuevo...
《》 ...
Una pequeña se encontraba en sus clases de baile, luego de finalizar
podría ir a casa y con eso ver a su madre, que hace tiempo no estaba en
casa debido a que debía ir al hospital de vez en cuando, pero hoy habían
prometido pasar el día juntas, por eso estaba ansiosa y feliz que ni siquiera
me interesaban los comentarios de sus compañeros y compañeras de baile.
Al finalizar la clase, la pequeña Lalisa corrió al baño y se cambió, pero
al momento de querer salir un grupo de cuatro chicas se interpuso en su
camino, cerrandole el paso.
- Alto allí, Manoban. - dijo una pelirroja, era la más alta del grupo.
- ¿Que? - preguntó con cierto nerviosismo.
- ¿No crees que es algo injusto que tengas el protagonismo de la función
cuando apenas llevas unos meses acá? - preguntó con molestia.
- No es mi... culpa ser tan buena... - dijo con arrogancia tratando de
ocultar su miedo.
- O sí, muy buena la niña de papi. - dijo una de las chicas ganando que
las demás rieran.
- Si no fuera por su dinero, no entraba en la función ni de telonera. -
seguían las burlas de las chicas.
Lalisa apretó los puños y contuvo sus ganas de llorar, tenía que ver a su
madre con una sonrisa y no dejaría que esas chicas arruinaran su día aún
más.
- Digan lo que quieran. - dijo alzando la voz, la pequeña rubia - Ustedes
solo están celosas de que yo sea mucho mejor que ustedes en el baile, pero
no tengo tiempo para esto, así que si me disculpan debo retirarme. - dijo y
trato de pasar.
La chica de cabello rojo se enojó y con su mano cerrada golpeó a Lalisa
en el rostro haciendo que cayera al suelo.
- No seas tan arrogante, niña - dijo la chica con coraje -, solo no te hacía
nada por tus padres, pero me tenés harta. - dijo y comenzó a patear a la
joven.
Sus amigas la veían con miedo y asombro, no esperaban tal arrebato por
parte de ella.
- Pobre de vos si le dices de esto a alguien. - amenazó y la pateo por
última vez en el abdomen.
Todas salieron del baño, dejando a la rubia en el suelo llorando, su
respiración era irregular y su cuerpo dolía, su mejilla se sentía realmente
caliente, por lo que concluyó que tendría un lindo moretón más tarde.
El tiempo comenzó a transcurrir y Lalisa apenas había salido del salón
de baile al cual asistía, sus pasos eran lentos, no quería ir a casa, no así,
quería pasar tiempo con su madre, pero no podía dejar que la viera así.
"Surgió un compromiso, tengo que asistir, lo siento, llego más tarde."
Fue el mensaje que le envió a su madre y padre, apagó su celular y
camino sin rumbo fijo.
Le pediría una disculpa a su madre cuando llegara...
[...]
- Mamá... - dijo la pequeña al ver a su madre recostada en la cama
mientras su padre la tomaba de la mano y lloraba amargamente - Mamá... -
dijo mientras se acercaba lentamente.
- Lisa... tu madre a... muerto... - los ojos de Lalisa se abrieron más al oír
las palabras de su padre.
"Yo... lo siento..."
《》 ...
Sus pies se detuvieron, su respiración era irregular y su cuerpo se sentía
muy pesado, pero frente a ella se encontraba sentada la chica que buscaba,
la cual lloraba en silencio.
"Tal vez yo no sea lo que vos busques, pero por favor... déjame
ayudarte."
Se acercó con lentitud y habló con delicadeza.
- Jennie... - llamó a la chica quien no tardó en levantar la vista al
reconocer a la persona tras aquella voz.
Lalisa.
Sin pensarlo dos veces, Jennie saltó a los brazos de la rubia y continuó
llorando.
- Esta... esta bien. - dijo la chica algo sorprendida por la acción de la
azabache, pero correspondió el abrazo rodeando su cintura y acariciando su
cabello trabando de calmarla - Te tengo.
La habían oído, la escuchó. Lalisa Manoban la había escuchado.
¡¡¡AAAAAAAAH!!!
Dos cositas...
1. Lalisa ganó asies UwU
2. Jennie de rosita aunque sea peluca no se supera, asies. 😔❤
Capítulo 12.

Una chica lloraba en los brazos de su novio, sólo había pasado uno hora
desde que Jennie se había ido, y él la había encontrado llorando.
- Vamos Rosé, dime, ¿qué pasó? - preguntó el chico preocupado.
Pero la chica no hablaba, se sentía triste y estúpida, por todo lo que había
dicho en presencia de su amiga. Había dicho que perdió a su amiga, no se
podía imaginar lo que Jennie sintió luego de que ella le aseguró que eran
amigas.
Solo culpaba a Lalisa porque no sabía que hacer, extrañaba a su amiga, la
Jennie que se encontraba ahora era una completa extraña.
- Por favor, Rosé, háblame. - dijo TaeHyung algo desesperado al no saber
la razón de las lágrimas de su novia.
- Jennie... - susurró y el chico frunció el ceño.
Otra vez ella, nuevamente Jennie era la causante de las lágrimas de Rosé,
de la atención de la chica, de su preocupación y su cuidado, de todo, y ¿él
que?
Desde antes del accidente Rosé se la pasaba hablando de Jennie, de como
todo cambio cuando entró al instituto era algo tedioso pero podía tolerarlo,
pero ahora se había vuelto realmente molesto. Podía sentirse la diferencia
entre él y Jennie en el corazón de Rosé, la azabache ocupaba la mayor parte
del corazón de ella, y al chico eso no le gustaba.
- ¿Podés parar? - preguntó separándose de la chica - Jennie esto, Jennie
aquello, Jennie, Jennie, Jennie... - sus celos comenzaron a mostrarse.
- Eso no es cierto. - dijo Rosé enojada - Ella es mi mejor amiga, es
normal que este pendiente de ella, además ella es diferente.
- No lo es. - dijo TaeHyung - Ella no es diferente a nosotros, deja de
tratarla como algo frágil, solo le haces daño a ella también. - dijo.
La chica apretó los puños, ¿cómo se atrevía decirle eso? Él no era un
santo y se lo diría en la cara.
- No sé de que vas, vos no sos el mejor, vi las fotos. - dijo y vio como el
chico se tensaba un poco.
- Si te referís a eso, fue el día que me cancelaste por ir con la mudita esa.
- dijo sin pensarlo bien realmente.
Rápidamente una mano se levantó y cayó sobre la mejilla del moreno,
Rosé había abofeteado a TaeHyung, la cual la sorprendió así misma, pero
no dejaría que él notara su nerviosismo.
- No te permito que le digas así a mi amiga. - dijo con una expresión seria
y algo nerviosa.
TaeHyung tenía sus ojos abiertos, sentía su mejilla arder, volteó a ver a su
novia y una sonrisa amarga se posó en sus labios.
- ¿Así que así será ahora? - preguntó con una sonrisa seca - La mudita
para sobre mí... - dijo y se pudo notar como sus ojos comenzaron a
cristalizarse - Por favor Rosé... ¿¡Crees que soy un maldito idiota!? - gritó
logrando que la chica se sobresaltara un poco.
- ¿Que querés decir? - preguntó al no entender lo que ocurría con él.
- No estoy ciego, lo quise ignorar desde un principio, y cuando aceptaste
ser mi novia lo olvidé por completo. - dijo mientras apretaba los puños para
evitar llorar - Solo admítelo de una vez.
- No te entiendo. - dijo la chica.
- ¡Sentís más que amistad por ella! - gritó.
Ahora Rosé abrió los ojos sorprendida por las palabras de su novio.
- ¿De qué hablas? Ella es mi amiga. - dijo y TaeHyung bufó irritado.
- Por favor. - dijo - Es obvio. Le hablas de una forma diferente, hablas de
ella de una forma especial, te preocupas por ella cuando no es tu
responsabilidad, y simplemente como la miras... - dijo apretando los puños,
pero ahora con rabia.
- ¿De qué hablas, Tae? Vos sos el que me gusta, ¡por eso acepté ser tu
novia! - gritó algo alterada.
- Sí... sos mi novia. - dijo con una sonrisa muy falsa - La que no me ha
prestado atención desde que toda esta cosa pasó, desde que Jennie llegó al
instituto pase de ser el plato principal a ser el plato de segunda mesa. Era
como si no quisieras que ella se enterara de lo muestro. - dijo finalmente y
notó como la mirada de Rosé pasaba de confusión a culpa.
- Tae... no es a... - pero fue interrumpida por el chico.
- Olvídalo... ve y búscala. - dijo y se fue, dejando a la chica confundida y
con un pequeño sentimiento de culpa en su interior.
- Haces todo mal, Rosé. - se dijo mientras sentía sus mejillas mojadas
nuevamente.
[...]
- ¿Te encuentras mejor? - preguntó Lalisa con voz suave.
La azabache asintió y lentamente se separó para ver los ojos avellana de
la rubia, una pequeña sonrisa en sus labios, Lalisa imitó su acción y aunque
espera la hermosa sonrisa de la azabache, se conformó con esa.
- ¿Que te parece ir por un postre? Yo te invito. - ofreció la rubia con una
sonrisa y al ver los ojos de la azabache con emoción, supuso que era un sí -
Bien, vamos. - dijo y le extendió la mano.
Jennie miró con curiosidad la mano de la chica por unos segundos y
recordó la escena del cómic de su superheroína, una parte importante y
significativa o al menos para la azabache.
Confianza...
Sin pensarlo más tomo la mano de la rubia y comenzaron su camino a
algún lugar.
"Prometo ayudarte... ahora y siempre." Fue el pensamiento de Lalisa
quien sonreía al tener la mano de Jennie entrelazada con la suya.
Pero... ¿podrá cumplirlo?
Amo a Lalisa Manoba ¿ok? Ok
¡Se ve jodidamente perfecta en el póster, no me imagino en el MV!
Me vo' a morir de tanta perfección, asies 😔❤
Capítulo 13.

Hoy a sido un día muy divertido, Rosé me llevó al parque de animales y fue
increíble. Había un hipotamo y una girafa, también habían delfines y
pingüinos.
Quiero volver a ir con Rosé pronto...
Allí se encontraba Jennie otra vez, leyendo nuevamente uno de los pocos
diarios que tenía guardados, al parecer tenía una edad de 7 o 10 años ya que
tenía escritas mal unas palabras.
Jennie aún no entendía porque ella guardó sus diarios y algunas libretas
que utilizaba para comunicarse, parecía que no quisiera olvidar, aunque ya
era tarde, no recordaba nada de lo que era antes.
"Tiene que haber algo acá que me ayude a regresar a la antigua Jennie."
Pensaba la chica mientras buscaba en su habitación.
Solo habían pasado dos días desde aquel día fuera del instituto, dos días
donde al volver a casa no quiso saber nada de nadie, por lo que las visitas su
habitación estaban totalmente prohibidas.
Jennie supo que Rosé había venido a su casa, la escuchó hablar con su
mamá, escuchó como pedía verla, pero su madre simplemente le negó la
entrada a petición de Jennie, algo similar con una rubia que se presentó en
su casa, pero ésta no insistió cuando le dijeron que no estaba disponible.
El celular de Jennie se encontraba apagado debido a las constantes
llamadas y mensajes de cierta chica.
Aún recordaba las palabras de Rosé y el dolor que le transmitían.
"Perdí a mi mejor amiga."
No eran amigas, no eran nada, ni siquiera podía ser un reemplazo de si
misma. Era una inútil.
No importaba cuanto investigara en internet, no había nada que le diera
respuesta a su situación, ir al médico no servía de nada ya no había nada
anormal en su sistema por lo que no había algo que ellos pudieran hacer.
Aunque algo positivo había pasado, encontró su vieja libreta que alguna
vez utilizó para aprender lenguaje de señas...
- Jennie, ¿querés comer algo? - preguntó su madre detrás de la puerta,
pues la azabache se rehusaba a salir de la alcoba o abrir la puerta.
Jennie golpeó la madera dos veces en forma negativa, un toque para sí, y
dos para no, fácil.
En pocas palabras, Jennie se sentía triste y herida, pero no dejaba que la
afectara... tanto. Tal vez no comía a su horas y no socializaba, pero no era
como si se matara de hambre, cuando la noche caía Jennie hacía un
pequeño viaje y robaba algo para comer, la parte de socializar... eso sí no
podía hacerlo.
Jennie camino alrededor de su habitación, pensaba que hacer... no fue
hasta que escucho su puerta ser golpeada, eso le extraño, normalmente su
madre dejaba de insistir desde el primer llamado.
- Kim, sé que estás allí. - una voz masculina sonó... no la reconocía pero
se le hacía familiar - Abre la puerta.
Sin duda no abriría.
- Vamos joven, ella no saldrá... retirese. - la voz femenina de su madre
sonó y Jennie se alivió un poco al saber que ya se marcharía el joven
desconocido.
- ¡Jennie sal! - su voz aumentó lo que causó que Jennie obedeciera con
cierto miedo.
La puerta se abrió con cierta timidez, detrás de ella apareció una
azabache algo desmejorada.
Su cabello estaba desareglado y en una mala coleta, tenía puesta su
pijama la cual se encontraba muy arrugada, y por sus ojeras se notaba que
no dormía muy bien, sin contar el hecho de que estaba más pálida de lo
normal.
- Bien. - dijo el chico moreno de gafas y gorra, miraba a la azabache con
seriedad lo cual le causaba incomodidad y miedo.
Aquel chico desconocido causaba en Jennie un sentimiento de desagrado,
enojo y miedo... pero no entendía la razón.
- Deja de jugar, Kim. - dijo el chico - Estas matando a Rosé con esto.
Jennie bajó la mirada, lastima a la chica que se suponía era su amiga, se
supone que las amigas se apoyan y cuidan... ¿qué clase de amiga era ella?
<Lo citó.> movió sus manos tratando de disculparse, pero aún se le
dificultaba recordar como se formaban las palabras u oraciones...
- ¿Que? - dijo mirando irritado a la chica, él tenía entendido que la chica
había olvidado todo y no se comunicaba a través de sus señas, ¿acaso todo
era una mentira de la azabache?
- ¿Lo citó...? - murmuró su madre con confusión, pero rápidamente
entendió el mensaje - Se está disculpando. - aclaró la madre.
En la mente del chico se creó toda una historia llena de suposiciones y
especulaciones suyas... su ira aumentó al pensar que quizá Jennie no tenía
nada.
- No puedo creerlo. - susurró el chico - Rosé está mal por no poder
"hablar" con vos a través de tus estúpidas señas y vos podés hacerlas sin
problemas. - dijo el chico enojado.
Jennie sintió una opresión en el pecho... más que sentirse triste se sintió
enojada... ella estaba igual o peor que su amiga.
No sabía gran cosa de ella y lo poco que recordaba eran borrosas y
desagradables, trataba de salir adelante, de volver a la "normalidad" ¿qué
acaso nadie lo veía?
<Yo hago lo que puedo... quiero regresar... quiero ser yo de nuevo.>
movió sus manos y sintió sus ojos arder.
El chico claramente no entendía nada y eso le irritaba más.
- Vos venís conmigo. - dijo y tomó de la mano a la chica y sin esperar
nada comenzó a sacarla de la habitación.
- Oye déjala. - dijo su madre y el chico la miró con mala cara.
- La llevaré con Rosé, a que resuelvan sus problemas. - dijo, y era la
verdad.
Aunque él estaba enojado, dolido y deprimido, no quería ver a la chica
que le gustaba tan triste, esperaba que con esto, la chica de la chal se
enamoró, regresará aunque no fuera a su lado.
La azabache se resistía y oponía resistencia, pero claramente era más
débil que el chico.
Al salir del edificio un auto los esperaba, JiMin estaba ayudando a sus
amigos y Hwasa... ella solo quería ser popular...
Jennie se sentía vulnerable...
La imagen de un hombre acercándose vino a su mente y sus ojos se
cerraron.
Comenzaba a recordar...
Amé el capítulo, asies.
Grita*
¡Mañana sale el MV! Bueno es a la 1a.m., a madrugar, pero...
¡Se viene arte!
Veamos si sobrevivo. 😔
Capítulo 14.

Una pequeña caminaba junto a su madre, la mirada de la pequeña era


vacía y carente de aquel brillo que la caracterizaba. Era comprensible, su
garganta dolía y su voz se había ido... para siempre.
Recordaba claramente las palabras de aquel doctor.
"Logramos salvarla pero... el daño de sus cuerdas vocales es
irreversible... no hay manera de que recupere su voz."
No lo había entendido del todo, solo sabía que su garganta estaba muy
lastimada y su voz no sonaba porque se había... roto.
- Jen... - habló su madre captando la atención de su hija - Tu padre y yo
hemos decidido mudarnos. - dijo y la pequeña abrió un poco sus ojos
sorprendida de lo que estaba escuchando.
¿Mudarse? ¿Por qué? A ella le gustaba su casa, no quería irse. ¿Que
pasará con sus amigos? ¿Y la escuela? Alto... eso puede ser bueno, si se
muda no tendría que ir a la escuela... pero aún así no quería mudarse.
Con su cabeza negó a la idea de su madre, abrió su boca y trató de
hablar, pero como era de esperarse no salió nada... la pequeña puso sus
manos en su cuello y sintió una pequeña presión en el pecho, su madre
sintió una gran tristeza y se lanzó a abrazar a su hija.
- Lo siento... mi niña... - se disculpó.
¿Por qué te disculpas? No es tu culpa...
[...]
Era la primera vez que Jennie subía a un avión, era emocionante, mirar
por la ventana y ver las nubes moverse, el paisaje era hermoso y se veía tan
pequeño, sus padres sonreían al notar el entusiasmo de su hija.
Tal vez mudarse a Seúl no era tan mala idea después de todo.
《》 ...
Los ojos de la azabache se abrieron y cerraron rápidamente... eso había
sido extraño, incluso podría llamarlo ridículo aquello no tenía nada que ver
con la situación que pasaba en ese instante.
- Vamos. - una voz la hizo recordar en la situación en la que estaba.
Un chico el cual ella desconocía, quería llevarla a un lugar que ella de
igual manera desconocía, pero por alguna razón allí se encontraba Rosé,
Jennie negó con la cabeza, tenía miedo de ver a Rosé, y más cuando aún no
sabía cómo volver a ser ella.
- ¡No me interesa! - gritó - Ella está llorando, ¡y todo por tu culpa! - el
moreno estaba furioso y la azabache estaba congelada.
¿Su amiga estaba llorando por su culpa?
"Rosé es mi amiga. Ella es una niña agradable, es mi amiga y la quiero."
Recordó algo que había escrito en uno de sus diarios, tal vez Rosé no la
veía como una amiga, pero para Jennie, Rosé era una persona muy
importante
... era su amiga.
- Tae, déjala. - dijo JiMin saliendo del auto - No podés obligarla.
- JiMin, no dejaré que le haga daño a mi novia.
¿Novia? ¿Por qué aquello le desagrado tanto? Un pequeño piquete se
presentó en su pecho, dolía pero no era mucho, aún así, era tan, familiar...
- Pero esta no es la manera. - señaló el rubio.
El moreno apretó aún más el agarre de la chica, la cual hizo una mueca
de dolor, pero el rubio no lo notó y al moreno no le interesó. JiMin trataba
de que su amigo entrara en razón, no habían acordado nada de eso.
Hwasa por fin salió del auto, cansada de ser una espectadora más.
- ¿¡Querés parar!? - gritó y empujó levemente al moreno, haciendo que
soltara a Jennie para no perder el equilibrio - Le hacés daño. - señaló a
Jennie, quien acariciaba su muñeca en busca de parar el dolor en ellas.
<Quiero hablar ella, llévame ella.> fueron las palabras que quiso decir,
pero por obvias razones, ninguno de los presentes le entendió.
- ¿Puede...? - preguntó Hwasa a medias, tratando de analizar la situación.
- Ella es una mentirosa... sólo quiere dañar a Rosé. - decía TaeHyung.
Jennie abrió más los ojos y negó con la cabeza. ¿Acaso había hecho una
cosa mal y lo malinterpretaron? Lo último que ella deseaba era lastimar a su
amiga. Sus manos volvieron a moverse casi por si solas, era verdad que
apenas y había leído algunas de las señas que tenía que volver a entender,
pero era como si su cuerpo las recordara, pero aún así confundía algunas
cosas.
<No, ella es amiga.> trataba de explicarse, pero nadie le entendía.
- Jennie, ¿nos mentiste? - la voz de un decepcionado JiMin sonó y Jennie
por alguna razón se sintió mal.
¡¡¡NO, POR FAVOR ENTIENDANME!!! - negó con la cabeza mientras
gritaba con todo su ser palabras que jamás saldrían.
Las miradas de los chicos mostraban diferentes emociones, enojo,
tristeza, asombro, decepción...
"No me vean así..." Jennie comenzó a retroceder.
- Deja de mentir, apuesto a que sí podés hablar. - dijo TaeHyung a punto
de explotar.
- Calmate Tae, puede que haya una explicación para todo esto... ¿no es
así Jennie? - dijo JiMin colocándose justo frente a su amigo, pero viendo a
la azabache.
Hwasa miró a Jennie, se encontraba seria, tratando de analizar la
situación, pero en un punto se frustró y sólo soltó lo que tenía en su mente.
- ¿Nos mentiste? - preguntó, pero la chica solo la miraba aterrada -
¡Responde! - gritó y más que estar enojada suplicaba por la respuesta.
Jennie saltó por el repentino grito de la chica, y retrocedió unos pasos...
por su mente solo había una cosa...
Huir.
Sus piernas actuaron por si solas y antes de que ella lo supiera se
encontraba corriendo hacia el único lugar donde ella estaría a salvo... su
habitación. Abrió rápidamente la puerta de su casa e ignoró por completo
los llamados de los chicos, solo quería estar a salvo. Su madre quien se
encontraba hablando por teléfono vio a su hija y se preocupó, pero la chica
no le dio tiempo de decir algo, pues ella ya se había dirigido a las escaleras
que la llevarían a su habitación.
Sintió un gran alivio al ver las escaleras, pero ese mismo desapareció al
escuchar unos pasos detrás de ella.
¡Déjenme sola!
Su paso se hizo aún más veloz y sin importarle nada, subió las escaleras
saltándose uno que otro escalón.
Mala idea...
Jennie resbaló...
Logró escuchar el grito de su madre, Jennie comenzó a rodar por las
escaleras de forma violenta, su cuerpo chocaba dolorosamente con cada
escalón, dolía, dolía... luego de unos dos escalones más, llegó al final para
quedar inmóvil en el suelo.
El dolor era insoportable... y antes de perder el conocimiento vio una
silueta en las escaleras... luego sus ojos se cerraron...
JAJAJAJAJAJA
Perdón por ser así, pero mientras lo escribía me imaginé a Jennie
cayendo con la canción de la Rosa de Guadalupe de fondo.
JAJAJAJAJA.
Por cierto, arte el MV, UwU.
Capítulo 15.

Doctores y enfermeras entraban y salían de las puertas, camillas con


pacientes pasaban por los grandes pasillos del hospital, familias esperaban
por noticias de sus familiares, se podían escuchar llantos de algunas
personas... un escenario que no se le deseaba a nadie.
Pero una vez más una madre vivía una pesadilla...
Ver a su tras ese cristal no ayudaba a calmar su angustia, sólo una
persona la acompañaba en ese lugar, una chica rubia que había ido a la casa
de la azabache los días que la chica se negaba a salir. Su intención no era
hablar con ella, aunque no le hubiera molestado, lo que realmente quería era
asegurarse que su madre estaba bien.
La forma en la que se enteró no fue la mejor, ya que como era usual ella
iba a la casa de la chica, cuando vio una ambulancia, a JiMin y a los demás
allí.
Aunque no recuerda mucho de lo que pasó, aunque sabe perfectamente
por el dolor de su mano que, golpeó a alguien.
Lalisa se sentía impotente... no quería estar allí... quería llorar y salir de
allí. Odiaba los hospitales, el solo ir a uno le causaba náuseas.
Unos pasos se escucharon y ambas levantaron la vista para encontrarse
con el doctor que atendía a la azabache, la primera en levantarse fue su
madre, rápidamente se acercó al doctor y lo atacó con preguntas.
- ¿Cómo está ella? ¿Es grave? ¿Puedo verla? - la voz de la mujer sonaba
quebrada, nadie desea ver a una madre así.
- Calmese señora. - pidió el doctor con suavidad - Sí, su hija... está
estable... solo unas pequeñas contusiones y un brazo roto. - dijo el doctor
mirando el archivo médico de la chica, pero su mirada mostró lástima.
- ¿Hay algo mal? - preguntó Lalisa al percatarse de aquella mirada.
El doctor sólo suspiro y bajo los papeles mirando a ambas.
- Hay... algo... aún no estamos seguros, pero... su cabeza... - decía el
hombre algo cansado -... recibió un golpe preocupante... haremos algunas
tomografías para ver si pudo ocasionar algún daño cerebral o un trauma
craneal... pero por ahora - suspiró -, sólo hay que esperar.
Eso fue suficiente para hacer que la madre de Jennie cayera de rodillas y
llorara nuevamente.
Lalisa se agachó y colocó una de sus manos en la espalda de la mujer
tratando de calmarla, pero el sonido de unos pasos la hizo levantar la vista,
no tan lejos de allí se encontraba una chica corriendo hacia su dirección, la
rubia sabía a lo que venía, y no la detendría, no tenía ese derecho y aunque
lo tuviera no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
- Señora Kim. - habló la chica, pero la mujer no hizo nada.
Rosé miró a Lalisa junto a la mujer, frunció el ceño preguntándose la
razón de su presencia pero decidió ignorarla, Jennie era más importante que
su odio hacia la rubia.
- Señora Kim, ¿cómo está ella? - preguntó la chica al desconocer lo que
le había ocurrido a la azabache. Lo único que sabía era que se encontraba en
el hospital.
La razón la desconocía, pero suponía que algo tenían que ver, TaeHyung,
JiMin y Hwasa, ya que la señora Kim la había llamado para preguntar si
sabía que Jennie iría a su casa o si ella había enviado a los chicos.
Al oír eso ella negó, pero rápidamente se escuchó un grito algo lejos y
mucho ruido.
El miedo la invadió, y como pudo salió de su casa, corrió hacia la casa de
su amiga, la cual estaría cerca de no ser porque Rosé se había mudado ya
hace algunos años a otro vecindario y ahora su casa le quedaba a media
hora de recorrido a pie.
Al llegar al hogar de su amiga sólo encontró una ambulancia y a lo lejos
a sus amigos decaídos.
Lo único que recuerda es que Jennie iba camino al hospital.
Pasó un rato y no obtuvo respuesta por parte de la mujer, sin ver otra
opción miró a la chica más odiosa que conocía y formuló su pregunta.
- ¿Cómo está ella? - preguntó con cierto desagrado.
Lalisa la miró, podría decirle tantas cosas que tenía guardadas... decirle
tanto... pero ese no era el mejor de los momentos.
- Estable... - respondió tragándose el nudo que se había formado en su
garganta.
No podía decirle lo que el doctor le había dicho y no porque quisiera que
Rosé se preocupara, si no, porque no quería decirlo, con solo pensarlo
sentía su garganta arder, tratando de negarse a la cruel realidad.
- Es... bueno saberlo. - dijo un poco aliviada.
- Señora creo que debería descansar. - dijo la rubia a la madre de la
azabache - Yo le avisaré si ocurre algo, además llamaré a papá para que
busque a los mejores doctores. - dijo dándole una sonrisa reconfortante a la
mujer.
La señora solo asintió y comenzó a alejarse pasando de largo a Rosé
quien se encontró confundida por aquello.
- También deberías irte. - dijo Lalisa mirando a Roseanne con molestia -
No tiene caso que te quedés acá. - dijo sacando su celular.
- ¿Que le pasó a Jen? - preguntó - ¿Que hacés vos acá? ¿Por qué te
interesa en lo más mínimo mi amiga? ¿Acaso tenés algo que ver y te sentís
culpable? - preguntaba Rosé, ya que no estaba la señora Kim podía tirar
todo lo que tenía.
Lalisa sintió una punzada en su corazón... sí, se sentía culpable.
Tal vez sí hubiera llegado antes para golpear a TaeHyung para que soltara
a Jennie, quizá si ella hubiera aparecido antes podría haber evitado que la
azabache cayera por aquellas escaleras.
Mierda... se sentía la responsable de que Jennie se encontraba así cuando
claramente ella no tenía la culpa.
- ¿Que le hiciste Lisa? - preguntó Rosé enojada al no tener respuesta.
- ¿Que hice? - se preguntó y una sonrisa apareció en sus labios, pero
aquella reflejaba de todo menos felicidad, era una sonrisa amarga - Tratar
de ayudarla. Tratar de cuidarla, dejar que entrara en mi vida de una forma
estúpida. - contestó aguantando las inmensas ganas de llorar - Tal vez sí es
mi culpa que Jennie en aquella cama, no llegué a su casa a tiempo, no insistí
mucho para que abriera la puerta como debí hacerlo. - dijo sintiendo las
lágrimas caer por sus mejillas.
Rosé se sorprendió, fue la primera vez que veía llorar a la chica, pero una
sola oración logró que ella no sintiera empatía por Lalisa.
"Tal vez sí es mi culpa."
- Vete. - dijo Rosé mirando como la rubia la veía confundida - No te
acerques a Jennie nunca. - dijo con expresión seria.
- Vos... - trató de hablar la chica, pero calló al sentir un empujón en su
hombro.
- No, vos lo dijiste, tal vez sos la culpable de esto. - dijo y notó dolor en
la mirada de Lalisa.
La rubia bajó la cabeza y mordió su labio inferior, sí... tal vez era lo
mejor.
Al parecer jamás dejará de cometer los mismos errores...
Llegó tarde a un momento importante y perdió a su madre.
Ahora perderá a Jennie.
En primer lugar, ¿se puede perder algo que no te pertenece?
[...]
Dentro de la habitación una chica dormía, más que hacerlo por voluntad
propia lo hacía por la cantidad de anestesia en su sistema.
Ella no escuchaba nada, no sentía nada y no veía nada.
O al menos nada que fuera agradable...
Sus pesadillas se volvieron más fuertes y ahora nada la despertaría.
Capítulo 16.

Correr.
Era lo único que la chica hacía.
No importaba nada más, tenía que huir.
¿Que ocurría? Algo la perseguía y no sabía que era o que intenciones
tenía, tampoco iba a averiguarlo.
Pero aunque corría a gran velocidad pareciera que no avanzaba nada y
eso aumentaba más su desesperación.
Poco a poco sintió un líquido recorrer su cuello y mojar su pecho, con
una de sus manos tocó su cuello y al verlo quedó helada.
Rojo...
Sangre...
Todo comenzaba a dar vueltas, se sentía enferma.
Colocó su mano en su garganta tratando de que la sangre parara, todo
su cuerpo temblaba, tenía miedo, miró hacia los lados buscando ayuda,
pero lo único que encontró fue unos ojos grisáceos viéndola con seriedad.
Sus ojos se abrieron.
Frente a ella estaba... ¿ella misma?
《》 ...
Un chico de cabello rizado y tez ligeramente morena se encontraba en su
cama, sus audífonos estaban en sus oídos y alejaba cualquier sonido que no
fuera la música.
Su mejilla ardía, Lalisa le había dado una buena bofetada, pero eso no le
molestó, lo que lo molestó fue ver llegar a Rosé a la casa preguntando por
Jennie.
- ¿Cuál es su problema? - se preguntó, nuevamente su música se vio
interrumpida por una llamada a su móvil.
Hwasa y JiMin llamaban al chico, regañandolo por lo ocurrido, y más por
haberle mentido a su amiga.
[- ¿Dónde está Jen?
- No lo sabemos, cuando llegamos ya estaba la ambulancia. - dijo el
moreno y se comenzó a alejar.]
No lo hizo con la intención de mentir, pero no podía decirle que Jennie
cayó de las escaleras por su culpa y menos que se sintió bien al verla
inconsciente.
No, no podía...
- Maldita sea... - maldijo el chico lanzado los audífonos a la cama, estaría
enojado mas no era idiota, no rompería los audífonos por una estupidez.
Se levantó de su lugar y comenzó a caminar por su habitación, aún
recordaba las palabras de la rubia al enterarse de lo ocurrido.
[- Será mejor que encuentre un buen abogado si no querés acabar en
prisión.]
TaeHyung sabía que no podría hacer nada contra él. Había una razón para
ello, una simple y estúpida razón.
Él no la tiró por la escaleras.
Ni siquiera estuvo cerca de hacerlo, solo la siguió hasta la cocina y se
detuvo ya que la señora no lo dejó entrar más, luego de allí solo se escuchó
un ruido y lo último que supo es que ella había caído. Él no tuvo nada que
ver... ¡nada!
Camino un rato más por su habitación hasta que su celular comenzó a
sonar nuevamente.
Eso era todo, iba a apagarlo.
- ¿Rosé...? - fue lo que dijo al ver quien le estaba hablando.
Algo dudoso contestó, tenía mucho sin hablar con ella, desde su pelea se
veía obligado a alejarse. Ahora... ¿cómo tenía que actuar? ¿Por qué tenía
miedo y culpa?
- ¿Bueno? - fue lo que dijo al contestar el celular, pero lo que escuchó
después lo dejó helado.
Se podían escuchar sollozos y sonidos de máquinas...
- Tae... - la voz quebrada de la chica sonó y él sintió su corazón estrujarse
- Jen... está... está... - el llanto nuevamente.
¿Tan grave estaba?
Fue allí cuando la realidad golpeó al chico.
Fue allí cuando el chico vio lo que realmente había provocado...
Cortó la llamada y apagó su celular.
- Yo no hice nada. - dijo y sus pasos se volvieron más apresurados -
Nada... yo no provoque esto. - se decía, tratando de mentirse a sí mismo era
la forma en la que evitaba quebrarse.
《》 ...
¿Cuánto tiempo había pasado?
¿Un día? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Dos? ¿Años? ¿O tal vez unas
cuantas horas? O minutos...
No lo sabía con exactitud.
La azabache se encontraba en el suelo el cual se encontraba cubierto de
sangre.
No sabía que hacer.
A veces se veía a sí misma frente a ella, pero nunca se hablaban, más
bien la otra la veía con cierto rencor o algo por el estilo.
¿Había muerto?
Esperaba que no.
Tenía que ver a Rosé, tenía que disculparse, tenía que decirle que ella
era su amiga...
Pero además tenía que hablar con Lalisa... tenía que agradecerle por
todo lo que hacía por ella y disculparse por apartarla sin razón.
¿Cuánto tiempo estaría allí?
Se lo preguntaba mucho, pero no había respuesta a su pregunta.
No tenía sentido nada, así que solo cerró los ojos... tal vez así el tiempo
pasara más rápido y ella despertara...
Tal vez... no debió cerrar los ojos...
《》 ...
Una rubia caminaba al estacionamiento del hotel, solo habían pasado
unas horas desde lo sucedido con la azabache y la chica no podía sentirse
agotada.
Sentía que su cabeza explotaría, sus ojos dolían debido a cuanto había
llorado y cuanto más quería llorar.
Pero tenía que soportarlo, por Jennie.
Camino con paso firme hasta llegar a su auto, iría a la oficina de su padre
y le pediría su ayuda, su dinero, influencia y todo lo que tiene para ayudar a
la situación de Jennie.
No quería vivir nuevamente una pérdida, no ahora que apenas había
encontrado algo que amaba.
¿Amaba? No... no era eso...
Era cariño... sí.
Definitivamente solo le había tomado afecto a la chica, nada más.
Todo el camino hacia la oficina de su padre sintió sus ojos arder debido a
las lágrimas que quería derramar, su pecho dolía de igual forma debido a la
culpa que no debería sentir.
¿Por qué le importaba la niña en primer lugar?
Debería ignorarla como lo hacía con todo mundo y seguir su monótona y
falsa vida...
Oh... por eso no lo hacía...
Desde que la azabache llegó a su vida, la hizo olvidar su pequeña y
aburrida vida, la inocencia de la chica ganó un pequeño lugar en su corazón,
la sinceridad de la chica la hizo pensar que si había oportunidad para ella.
Pero ahora... ¿qué pasaría?
Cerró sus ojos para impedir que las lágrimas cayeran por sus mejillas...
pero en un movimiento seco, el auto frenó de golpe y la rubia se sacudió
dentro del auto.
Luego el sonido de los metales chocando se hizo presente.
《》 ...
Sus ojos se abrieron con pesadez, un techo blanco fue lo que vio.
Se encontraba recostada en una cama la cual desconocía, miró a su
alrededor en busca de algo que la ayudara a recordar.
Nada.
Todo el lugar estaba vacío... y las pocas cosas que habían estaban
ordenadas.
La chica de ojos grisáceos se levantó con cuidado y sintió algo halarla
hacia atrás.
Cables conectados a su cuerpo.
El miedo la invadió y arrancó con temor aquellos cables, aquello le
resultaba tan familiar y aterrador que no quería sentirlo más.
El sonido de la puerta se escuchó y la chica fijo su mirada a ella.
Un hombre alto y fornido entró, le resultaba familiar.
El hombre al verla sonrió con tristeza y se acercó a la azabache, ella por
su parte no se sintió amenazada, más bien se sentía cómoda... incluso
podría decirse que feliz.
Cuando aquel hombre se encontraba lo suficientemente cerca de la
chica, ella lo reconoció.
- Papá... - dijo y se sobresaltó.
¿Qué había sido esa voz?
Miro a todos lados en busca de la voz, pero solo estaban ellos dos.
- Jaja... - la risa del hombre sonó y la chica lo miró confundida - Parece
que mi pequeña princesa olvidó como sonaba su voz. - dijo y la chica abrió
sus ojos sorprendida.
- Mi... voz... - dijo y se sorprendió nuevamente... ¿así era su voz? Se
escuchaba algo ronca y grave.
- Sí, aunque creo que no la has usado mucho. - dijo y acarició la cabeza
de la chica - Me alegro de verte, Jen.
La chica sonrió y las lágrimas comenzaron a caer de por sus mejillas sin
saber realmente la razón. Trato de levantarse, pero algo se lo impedía, pero
ahora no sabía lo que era.
- ¿Papá? - dijo al verlo alejarse - ¡Vuelve! - dijo y trato de sujetarlo,
pero sus manos no llegaban a él - ¡Papá! ¡No me dejes! - era tan familiar -
¡Papá!
《》 ...
Sus ojos se abrieron de golpe, su respiración era agitada y se encontraba
algo aturdida.
- Señorita Lisa, ¿se encuentra bien? - preguntó su chófer quien se giró
para verla.
La chica miró hacia el frente y se encontró con un accidente de autos,
solo un poco más y ellos pudieron haber acabado allí.
- Sí... - dijo tragándose el nudo que se formó en su garganta.
Suerte... era la único que pensó...
Tuvo suerte de no salir herida...
- ¿Quiere que la lleve a casa? - preguntó el hombre preocupado por ella.
- No... sigue, tengo que ver a mi padre. - dijo y retomaron camino.
Era la hora... hablaría con su padre.
Capítulo 17.

Solo habían pasado dos días desde la caída de la chica.


Rosé no quería separarse de ella ni un segundo, pero debía hacerlo para
asistir a clases.
Aunque extrañamente dos personas no asistieron esos días.
El moreno y una rubia odiosa, al menos para ella.
La chica no sabía la razón y tampoco le interesaba saberla, la rubia podía
faltar siempre si quería y al chico, bueno pues ahora no quería ni verlo,
luego de saber de boca de sus amigos lo ocurrido.
Estaba furiosa con todos, pero los perdono por su honestidad, o al menos
a los que tenía enfrente, ya que TaeHyung ni se aparecía y tenía el celular
apagado.
- Rosé. - dijo Hwasa ganándose la atención de su amiga quien miraba su
cuaderno con gran desinterés.
- ¿Que pasa? - preguntó con voz cansada.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó mirando a su amiga preocupada.
La chica se veía cansada, las ojeras debajo de sus ojos revelaba que no
dormía lo suficiente, sus ojos se encontraban igualmente hinchados y rojos
dejando en claro que había llorado demasiado. Si eso sucedió en dos días no
quería imaginarse como se encontraría su amiga si Jennie no despertaba.
- Tan bien como se puede. - dijo sin disimular nada, lo mal que se sentía.
- Hola. - saludó JiMin quien se acercaba, parecía cabizbajo.
- No otro. - susurro Hwasa al verlo triste - ¿Que ocurre JiMin?
- Nada... solo que Lisa... - al mencionar el nombre de la chica, Rosé
levantó la vista molesta y miró al rubio con fuego en sus ojos - Ella... -
decía el chico algo intimidado -... ayudará con los gastos del hospital de
Jennie. - dijo rápidamente para que Rosé lo dejara de ver.
- ¿Que? - preguntó la morena al no entender lo que decía el chico.
- Explicate, Park. - exigió Rosé con los ojos entrecerrados.
- Yo... - se rascó la cabeza tratando de eliminar la repentina presión que
sentía - Ella me contó que habló con su padre hace dos días... al parecer
cubrirían los gastos de Jennie... pero... - dijo y bajó la mirada.
- ¿¡Qué!? - dijo algo desesperada la chica, cualquier cosa relacionado con
la rubia era malo para ella.
- Ella dejará de venir a este instituto... - dijo y Rosé no le tomó
importancia.
- No me interesa eso, ¿por qué pagará los gastos médicos? - preguntó.
- No lo sé, no me lo dijo. - respondió el chico.
Rosé bufó claramente irritada, le molestaba que la rubia se preocupara
por su amiga, para ella, la rubia era una amenaza potencial y lo más
probable es que lo haría para que la familia de la azabache quedara en
deuda con su familia.
Aún así... sabía que necesitaban el dinero, ya que la familia de la
azabache no podía pagar tal cantidad.
La chica no tuvo más que hacer que suspirar y esperar a que acabara el
día para poder ir al hospital como ya lo hacía desde hace dos días y contarle
a Jennie lo que había hecho hoy aunque supiera que no la escucharía.
[...]
Por otra parte una rubia se encontraba en casa de cierta azabache, iba
desde el accidente y solo para asegurarse de que la madre de Jennie se
alimentara y descansara como debía.
- Gracias. - decía la señora quien se encontraba en el sofá, sus ojos se
encontraban rojos debido al llanto.
- No es nada. - respondió la rubia con una sonrisa triste - Hoy trasladarán
a Jennie a un mejor hospital. - mencionó.
- No es necesario todo esto. - decía la madre avergonzada.
- Déjeme hacerlo. - suplicó Lalisa - Quiero ayudarla. - dijo.
La señora Kim se levantó de su lugar para acercarse a Lalisa y darle un
cálido abrazo.
- Gracias. - dijo y Lalisa no dudó en corresponder el abrazo.
- No... esta bien.
Pasaron unos minutos y la señora se fue a dormir un rato, pues más tarde
iría a visitar a su hija y quería estar bien descansada.
Por otro lado, Lalisa subió a la habitación de Jennie para limpiarla un
poco, o al menos tratar, ya que nunca había limpiado en su vida.
- Veamos que podemos hacer a... - dijo pero calló al ver el gran desastre
que tenía la chica en su habitación.
Libretas tiradas por toda la habitación, botellas de agua, y algunos platos
sucios, papeles y ropa había también.
- Genial. - dijo y comenzó a levantar las cosas que ella creía que servían -
¿ellos tiran los platos o los lavan? - se preguntó mirando un plato en la mesa
de la azabache.
Mientras Lalisa acomodaba las cosas de Jennie se encontró con varios
cuadernos los cuales llamaron su atención ya que la palabra Diario que se
encontraba escrita en su portaba estaba tachada y abajo había puesto
recuerdos, y Lalisa al no conocer la palabra privacidad abrió aquella libreta.
<...>
Hoy fue mi primer día de clases.
Como supuse, Rosé estaba allí, además conocí a gente súper genial y
amable.
Sus nombres son JiMin, Hwasa y TaeHyung, los tres fueron muy amables
conmigo.
Además de que conocí a una chica... Lisa. Ella me ha prometido tratarme
igual que a cualquier otro, no sabes lo feliz que me sentí, tal vez por fin
pueda sentirme normal.
Luego escribo más de mi día, tengo que ir a comer.
<...>
- Esto es... - dijo la chica mientras se saltaba algunas páginas y seguía
leyendo.
<...>
No lo entiendo...
¿Cuándo ocurrió esto? Enamorarme de Rosé... es ilógico, ella es mi
mejor amiga...
¿Por qué ahora me doy cuenta?
Que importa, a ella le gusta Tae y seguro se quedarán juntos por culpa
de Lisa.
Rosé tenía razón...
Ella no es una buena persona, solo le gusta humillar y maltratar a las
personas... y lo más probable es que ya se haya burlado de mí...
No puedo creer que consideré ser su amiga...
<...>
¿Enamorada? ¿Ella está enamorada de... Rosé?
<...>
Hoy nuevamente me pasé el día en la biblioteca, no quiero ver a nadie.
Hoy he visto a Lisa molestar a unos chicos de primero, hubiera querido
detenerla, pero el solo verla me hizo enojar... me tuve que ir... ella es un
monstruo.
<...>
¿Monstruo? ¿Así es como la veía antes de su pequeña pérdida de
memoria...?
<...>
Encontré este cuaderno... creo que es mío... no lo sé.
No recuerdo nada... pero si esta en mi vida... quiero recordarla.
<...>
Eso lo escribió después de que despertó.
<...>
Rosé... hoy conocí a mi supuesta mejor amiga.
Hoy conocí a una chica... no me dijo su nombre... le tuve miedo, pero
luego fue muy amable conmigo.
Al parecer ella me conoce, pues sabe mi nombre, quiero decir, me llamo
por mi nombre... y eso.
Tenía el cabello rubio... y sus ojos eran de un color avellana muy bello...
sus ojos reflejaban un sentimiento... algo muy profundo... no lo sé... además
eran bastante claros, eran simplemente hermosos.
Además me mostró una superheroína... SuperGirl... ya no tendré miedo.
<...>
Lalisa volvió a pasar algunas páginas las cuales no considero
importantes.
Hasta que llegó a una que capturó su atención total.
<...>
Lalisa...
No sé si sea la misma persona a de la cual escribí... en lo personal no lo
creo.
Son muy diferentes... ya esta Lisa me trata bien...
Hoy Rosé dijo que no era su amiga... al menos la que ella recuerda... eso
me dolió, corrí y me perdí... pero Lisa vino a mi rescate.
No se si escucho la voz de mi interior que suplicaba ayuda o algo... pero
realmente lo aprecio.
Además de que me llevo a una cita.
<...>
¿¡Cita!? A este punto Lalisa estaba totalmente sonrojada.
<...>
Fue increíble y divertido, fuimos a un local... habían postres y eran
deliciosos... ella me hizo olvidar mis pequeños problemas... mis pesadillas...
todo lo malo.
En mi diario dije que me había enamorado de Rosé... pero... no lo siento
así... ella no ha estado como lo ha estado Lisa...
Creo que... me estoy enamorando de ella...
<...>
UwU
El Jenlisa.
Capítulo 18.

Todo era muy confuso...


Desde ese día en la habitación de la azabache, la rubia no podía sacar
casa imagen de ella con la chica.
¿Qué demonios le ocurría?
Caminaba en círculos por su casa, tenía que salir de esto, no podía ni
siquiera tener una mínima atracción por alguien.
Camino un poco más por su casa hasta que decidió salir, hoy iría a ver a
Jennie, sí, aunque estuviera algo confundida y asustada por lo que leyó, aún
se preocupaba por la azabache y la necesidad de verla le ganaba a cualquier
excusa que pudiera tener.
Pero al salir por la puerta se encontró con cierta chica bastante enojada.
- ¿Qué querés? - dijo con desagrado, pero había algo más. Un
sentimiento nuevo que iba hacia la chica, ¿odio? No, este era diferente.
- ¿Dónde enviaste a Jennie? - preguntó molesta.
- Sólo hice que la trasladaran a un mejor hospital. - dijo y trató de pasar,
pero la chica se lo impidió - Roseanne apártate. - ordenó enojada, se estaba
conteniendo llamar a seguridad, y solo era porque era amiga de Jennie.
- Dime, ¿por qué lo hacés? - preguntó la chica.
- ¿Eh? - la miró confundida.
- ¿Que ganas con acercarte a Jennie? Ella es una buena chica, no tiene
nada especial que pueda interesarte. - dijo y Lalisa apretó la mandíbula.
¿Nada especial? Tenía que estar bromeando, la azabache sí tenía algo
especial... su inocencia la hacía especial, su sonrisa la hacía especial, su
sinceridad, su forma de ser, todo de ella la hacía especial.
- No es de tu incumbencia si me intereso en Jennie. - dijo Lalisa en tono
molesto.
- Es mi amiga, no dejaré que la lastimes. - dijo Rosé.
- Creo que sos una posesiva. - dijo Lalisa con una sonrisa burlona, pero al
mismo tiempo irritada.
- Vos sos una engreída y odiosa. - dijo la chica con lentes.
- No me interesa, de todos modos fue tu amiguita la que decidió quedarse
conmigo. - dijo - Ahora apártate.
- ¿Irás a verla? - preguntó con cierto rencor.
- Sí. - dijo mirando a Rosé con superioridad - Quiero saber su estado. -
dijo y comenzó a caminar.
- ¿Acaso crees que ayudándola podrás pagar por el daño que has hecho? -
gritó Roseanne y Lalisa se paralizó - Vos lo dijiste. Es tu culpa que ella esté
así.
Lalisa volteó a verla, su mirada mostraba frialdad y odio, lo cual provocó
que Rosé retrocediera un poco.
- Lo dije. - aceptó - Pero no importa eso ahora. Y nada de lo que digas o
cuanto me culpe cambiara lo que pasó. - dijo Lalisa y empujó un poco a
Rosé para por fin avanzar a su auto - Deja de buscar culpables donde no los
hay.
- ¡Pero vos sos responsable! - gritó.
- ¡No lo soy! Tu novio fue el que llegó a esa casa, él hizo algo para que
Jennie se asustara, él provocó que cayera de alguna manera, mi único error
fue no haber llegado antes. - dijo dándole la cara a Roseanne - Y eso va
para vos también, sos su amiga, ¿no? ¿dónde estabas cuando ella se
encerró? ¡Vos la heriste! ¡Lo que yo he hecho todo este tiempo es ayudarla,
tratar de sanarla, protegerla!
- ¿Por qué harías algo así?
- ¡No lo sé!
- ¡Ella te odia!
- ¡No es cierto!
- ¿Cómo lo sabes? Ella te miraba con desprecio en el instituto, se dio
cuenta de lo mala que sos, lo abusiva que sos en realidad.
- ¡Cállate! ¡Soy diferente ahora!
- ¡Las personas no cambian de un día para otro! Vos seguís siendo la
misma niña mimada y egoísta.
- Tal vez lo sea. ¡Pero al final seré yo quien se quede con la chica! - dijo y
entró a su automóvil - Avance. - ordenó a su chófer y éste obedeció.
Lalisa podía escuchar los gritos de Roseanne pero no le importaba, ahora
estaba concentrada en lo último que había dicho.
"Al final seré yo la que se quede con la chica."
¿Por qué lo había dicho?
"Enamorada de Rosé."
Recordó las palabras escritas en el diario de la azabache y sintió una
acidez en su estómago, no le gustaba para nada eso.
Aunque ahora ella decía estar... tal vez... enamorada de ella...
Si recordaba todo... ¿olvidaría su amor?
《》 ...
Jennie se encontraba sentada en medio de un cuarto oscuro y vacío,
había pasado días... meses, y ella seguía allí, las voces seguían, los gritos,
el dolor...
No comprendía muy bien lo que ocurría, solo sabía que ella quería salir.
- Lisa... - murmuró mientras abrazaba sus piernas.
Solo quería despertar de esa pesadilla, quería dejar todo atrás.
- Papá... mamá... - decía mientras las lágrimas comenzaban a recorrer
sus mejillas - Alguien... por favor... ayuda.
- Yo te ayudaré. - una voz sonó - Solo dame la mano, yo te salvare. - dijo
y alguien estiró su mano frente a ella.
Jennie vio la mano con miedo, no veía a nadie, solo una mano saliendo
de la densa oscuridad, pero no había nada más... ella era su última
esperanza de salir de aquel infierno.
- Por favor... - dijo la azabache mientras estiraba su mano - Ayúdame... -
dijo tomando la mano.
- Lo haré...
Pronto todo se iluminó obligando a Jennie a cerrar sus ojos.
《》 ...
- ¿Jennie? - se escuchó la voz de un hombre, pero aún así la chica era
incapaz de reconocer el lugar donde se encontraba - Hey... ¿te encuentras
bien? - preguntó acercándose.
La chica pudo enfocar su vista al fin y vio un techo blanco, movió
ligeramente su cabeza, y vio a los doctores y enfermeras en la habitación,
sus ojos se llenaron de lágrimas y sonrió... había vuelto.
- Todo está bien, tranquila. - decía el doctor acercándose.
La chica levantó las manos y realizó señas que los doctores no lograron
entender.
- ¿Que hace? - preguntó la enfermera.
- Lenguaje de señas, es buena señal... llama a su madre, ella se alegrará...
además de que la necesitaremos para hable con ella. - dijo mirando a la
azabache.
- Enseguida doctor.
La azabache por su parte miraba todo que su alrededor, su cabeza le
dolía, además de que las vendas en ella le molestaban.
Pero algo que realmente odiaba eran los cables conectados a su cuerpo,
estos le traían familiares y horribles recuerdos que prefería olvidar.
Todo era muy confuso para ella, recordaba cosas, aunque eran borrosas...
JiMin... TaeHyung... Hwasa... ellos se encontraban frente a ella... también
tenía recuerdos de Lalisa los cuales no entendía... todo era muy confuso... y
entre más trataba de recordar más dolor le causaba.
- Tranquila, recibiste un fuerte golpe en la cabeza, pensamos que no
despertarías en mucho tiempo. - dijo el doctor y Jennie lo miró confundida -
Pero lo importante es que estas bien.
La azabache asintió y sintió un mareo.
- Coloquenle algo de suero. - dijo el doctor y la enfermera asintió - Es
normal, es buena señal que tus tomografías hayan salido bien, no tenés
ningún derrame cerebral, o algún golpe significativo, pero aún así te
mantendremos en observación para prevenir cualquier anomalía.
El doctor hablaba, pero Jennie dejó de escucharlo desde hace ya un rato.
Miro su mano y sintió que algo no andaba bien...
Miro al doctor nuevamente y señaló un lugar.
- No te preocupes... con rehabilitación todo volverá a la normalidad. -
dijo y salió de la habitación.
Pero aquella respuesta no dejó satisfecha a Jennie, miró nuevamente sus
manos y luego miró sus piernas... ¿por qué no podía moverlas?
Ahhh...
Ando muy lejos de por acá, pero los estudios me consumen, so, el fin de
semana vuelvo a actualizar y tal vez, solo tal vez puede que haya una mini
maratón, hasta entonces.
:3 ❤
Capítulo 19.

Tenía la respiración agitada, había corrido hacia el hospital apenas había


sabido de la noticia. Su corazón latía desenfrenado y no era por la carrera
que hizo del estacionamiento a la habitación de la azabache.
¿Estaba bien peinada? ¿Había sudado? ¿La ropa que utilizaba era la
adecuada? ¿Por qué estaba tan nerviosa? Esto no debería ser nada, estuvo
esperando esto desde... desde siempre... pero tenía miedo...
¿Y si había recordado todo y la odiaba? ¿Podría con eso?
- ¿Lisa? - la voz de una mujer sonó y la rubia saltó un poco de la
impresión.
- Oh... señora Kim... - dijo la chica colocando la mano en su pecho -
¿Cómo está ella? - preguntó con miedo.
- ¿Por qué no entras vos y lo ves por vos misma? - decía la señora con
una sonrisa tranquila.
- Yo... - dijo y desvió la vista -... tengo una cita urgente... solo quería ver
cómo estaba ella. - dijo forzando una sonrisa.
- Nada de eso. Aún tenés tiempo para verla. - dijo la señora y tomando de
los hombros a la pobre chica hizo que entrara a la habitación.
Lalisa casi por reacción cerró los ojos, tenía miedo de abrirlos.
- Hija... ¿está dormida...? - fue lo que escucho de la mujer y fue cuando
abrió los ojos encontrándose con una Jennie dormida - Ha estado muy
cansada desde que despertó. - indicó su madre y Lalisa asintió - Iré con el
doctor a... ver algo, cuida a mi hija. - dijo dándole una sonrisa a Lalisa y
saliendo de la habitación.
- Pero yo... - trató de hablar, pero ya era tarde, la mujer se había ido
dejándola sola con la azabache.
La rubia soltó un suspiro, miró hacia la cama de la azabache y sintió su
corazón acelerarse, camino despacio y se colocó frente a la cama, estaba
nerviosa, asustada y con grandes ganas de huir... pero... quería verla.
Sus ojos se encontraban cerrados, sus labios entre abiertos, y su pecho
subía y bajaba lentamente, se veía realmente linda. Nunca la había visto tan
tranquila, pero esperaba que no fuera la última vez que la viera dormir.
Sonrió un poco y se sentó en la cama mirando a Jennie dormir, si de algo
estaba segura era de que Jennie no despertaría fácilmente, así que tenía que
aprovechar aquella muy bien.
Con una mano temblorosa acarició la mejilla quien por reacción se
sacudió un poco lo que provocó que la rubia se asustara y retirara la mano
rápidamente, pero la chica no despertó y solo sonrió un poco para
acurrucarse un poco en la cama.
- No me des esos sustos... - dijo en voz baja y volvió a colocar su mano
en la mejilla de Jennie.
Podía ver pequeños raspones en su rostro y otros pocos en sus brazos,
aunque uno de ellos lo tenía vendado, seguramente esperarían un poco para
poder enyesarlo, ya que, si no se equivocaba lo tenía roto.
- Mira lo que te hicieron. - murmuró acariciando su mejilla, la cual era
suave y cálida.
Lalisa con curiosidad recorrió el rostro de Jennie con sus dedos, era como
si tratara de recordar como se sentía cada parte de su rostro, hasta que llegó
a sus labios, se detuvo y sintió su corazón acelerarse considerablemente, los
nervios se hicieron más grandes y su mano comenzó a temblar.
- Controlate Lisa... esto... no - dijo mirando los labios de la chica, se
veían tan suaves, ¿lo serían realmente?
Un momento, ¿¡que diablos estoy pensando!? - se regañó mentalmente y
apartó las manos de la azabache.
Desde que había leído su diario, sin permiso, se sentía extraña. Pensar en
ella la ponía muy nerviosa y ansiosa. Nunca le había pasado algo así, por lo
que no comprendía nada.
Miró nuevamente a la chica que estaba dormida, ajena a todo lo que
ocurría en la habitación, ella era la culpable de todo lo que comenzaba a
atormentarla. Aún así no podía odiarla, le era imposible sentir algún
sentimiento negativo hacia ella.
- ¿Que me estás haciendo? - preguntó ma rubia colocando su mano en la
mejilla de Jennie nuevamente - ¿Por qué no puedo sacar esas palabras de mi
cabeza? - cuestionó refiriéndose a lo escrito en el cuaderno.
Pero como era de esperarse la chica no respondió, ni siquiera se movió,
dormía tranquilamente mientras que la rubia sentía un extraño cosquilleo en
su estómago.
Nuevamente sus manos se movieron por el rostro de Jennie, pero esta vez
parecían tener un destino en particular, pues justamente llegaron al último
punto que había llegado anteriormente, sus labios.
La necesidad de tocarlos eran enormes, así que cumpliendo aquel deseo,
Lalisa pasó la yema de sus dedos por los labios de la azabache.
- Suaves... - susurró y sus mejillas no se podían encontrar más rojas.
Separó sus manos de la chica y la miró, todavía podía sentir la piel de la
chica en sus dedos, pero... no era suficiente.
Lalisa miró a la chica nuevamente y automáticamente bajo su mirada a
los labios. Era como si aquellos delicados y suaves labios la llamaran.
Poco a poco, la chica, ignorando totalmente la vocecita en su cabeza que
le decía que no, se fue inclinando hacia la chica, podía sentir sus respiración
y eso le causaba un cosquilleo en su estómago, el tiempo parecía estar
congelado y a pocos centímetros de la chica se detuvo, estaba ridículamente
cerca de los labios de Jennie que los sentía rozar, pero tenía miedo.
¿Era normal querer besar a una chica? ¿¡Era normal eso!?
Creo que tal vez... me estoy enamorando de ella... - pensó y terminó de
juntar sus labios con los de Jennie.
Eran realmente suaves, pero un ruido la hizo separarse rápidamente de la
chica y voltear hacia la puerta solo para encontrarse con un par de ojos
observándola atónita.
[...]
Una madre se encontraba sentada en una de las sillas de la sala de espera,
estaba confundida, había hablado con el médico no hace apenas unos
minutos y aún no podía creer la noticia que le había dado.
Su celular sonó anunciando un mensaje, la mujer no se molestó en
responder, y solo se quedó allí, mirando el suelo mientras lloraba.
- ¿Por qué Dios? Ella es solo una niña... mi única niña. - decía para luego
cubrirse con sus manos el rostro.
- Señora Kim. - una voz familiar llegó a la mujer que levantó la mirada
para encontrarse con cierta chica bastante preocupada - ¿Que pasó? ¿Todo
está bien?
La mujer sólo negó suavemente.
- Jennie... ella... - la mujer calló y volvió a llorar.
Rosé sintió miedo y ansiosamente preguntó a la mujer en busca de una
respuesta, pero la mujer ya no decía nada, solo lloraba.
Tenía que ver a Jennie, ella tenía que estar bien. Camino a paso veloz por
el pasillo y fue directo a la habitación de su mejor amiga, sabía en dónde se
encontraba por la madre de su amiga, así que no tuvo que preguntar en
recepción.
Abrió la puerta rápidamente con la esperanza de encontrarse a su amiga
sentada en la cama, mirando la ventana, o leyendo algo, esperaba verla
bien... pero no espero ver aquello.
- ¿Qu-qué? - dijo al ver a una rubia se separaba velozmente de su amiga
inconsciente.
Ella la había... ¿besado?
Buenas, aún no he muerto.
JAJAJA.
Maratón 1/3
Capítulo 20.

Rosé miraba con gran asombro a la rubia en la habitación, pero rápidamente


su semblante cambió a uno furioso.
- ¡Aléjate de mi amiga! - gritó y camino rápidamente hacia la chica.
La rubia rápidamente se levantó pero no pudo reaccionar cuando la chica
le dio una onora y firme bofetada. Sus ojos miraban con incredulidad a
Rosé, parecía confundida y parpadeo un par de veces antes de caer en
cuenta de lo que pasó.
- Vos... - trató de hablar pero fue callada por un empujón.
- ¡Largo! - grito echando chispas por los ojos.
- No. - dijo firme.
- ¡Vete! - gritó.
No sabía la razón pero sentía su sangre hervir, quería golpear nuevamente
el rostro de la chica que tenía enfrente, el simple hecho de verla besar a su
amiga le nubló el juicio y sinceramente no le importaría terminar en la
cárcel con tan del que se aleje de su amiga.
- La que debería irse debería ser vos. - dijo la rubia - Solo tengo que decir
una palabra y los de seguridad vendrán a sacarte. - dijo y eso solo aumentó
la ira de Rosé.
- El dinero es lo que te da poder, sin el solo serías una tonta chica que
molesta a la gente. - decía la castaña.
- No me importa lo que salga de tu tonta boca. - dijo Lalisa caminando
con seguridad - Así que lo diré de mejor forma. Lárgate.
- ¿Por qué besaste a mi amiga? - preguntó y Lalisa retrocedió - ¿Que
clase de juego es este?
- No es un juego - dijo la rubia -, te lo había dicho, seré yo quien se
quede con Jennie. - dijo y Rosé se enfureció más.
- Cuando ella se entere de lo que hiciste mientras estaba inconsciente te
odiara.
Lalisa sintió algo que pocas veces en su vida había sentido... miedo.
- Lárgate antes de que llame a seguridad.
Pero Rosé no parecía temerle.
- Esto no se quedara así, espera que la señora Kim se entere de esto,
seguro te dirá que te alejes de su hija. - dijo la chica.
- Entonces todo el apoyo económico que les estoy dando se irá. - señaló
la rubia - Me pregunto como hará para pagar los medicamentos y la estancia
en el hospital. - dijo Lalisa mirando con superioridad a Rosé.
Rosé solo apretó la mandíbula callando todo lo que quería gritarle, dio
media vuelta y comenzó a a caminar a la salida.
- Ella no te corresponderá jamás. Ella te odia y cuando lo recuerde te
odiara más. - dijo antes de desaparecer por la puerta.
Lalisa suspiro y miró a Jennie que dormía tranquilamente sin saber lo que
pasaba a su alrededor, aunque también lo agradecía, lo último que deseaba
era que la chica se enterara que le había robado un beso mientras dormía.
Y aunque soñaba romántico y cursi, no se sentía así, el miedo de ser
rechazado, pero lo dicho por Rosé la dejaba pensando en lo que pensaría la
azabache al recordar todo.
Es un monstruo.
Aún recordaba lo escrito en el cuaderno y cada vez dolía más.
- Lo siento por dejarlas. - la voz de la señora sonó, pero al ver sólo a
Lalisa guardo silencio.
- ¿Está bien? - preguntó al ver los ojos hinchados de la señora.
- No... mi niña... dicen que cuando despertó señaló sus piernas. - dijo
mientras caminaba a ella - Dicen que no es grave pero, ¿y si no vuelve a
caminar?
Lalisa sintió su corazón comprimirse pero sonrió para tranquilizar a la
mujer.
- Yo creo que Jennie podrá manejar esto... ella es fuerte. - hablo la chica
recordando cuando la conoció en el instituto y con la que interactuó después
- Ella no caerá... y si lo hace se levantará con una sonrisa. Ella volverá a
caminar. - dijo mientras la veía - Estoy segura.
[...]
Rosé caminaba furiosa por la calle, sabía que si alguien la golpeaba la
golpearía, y esperaba que ese alguien fuera la rubia.
¿Cómo se había atrevido a tocar a su amiga?
Y no solo eso, la beso... ¡la beso!
Esto no era nada bueno, Lalisa planeaba algo y Jennie era parte de su
plan, Rosé estaba segura.
- Si te atreves a lastimarla, juro que arrancaré tu intento de cabello. -
decía entre murmullos.
[...]
No había pasado mucho tiempo desde que la madre de Jennie había
entrado a la habitación.
Lalisa miraba su celular con tranquilidad mientras que la señora se
acercaba a su hija, tal vez debería darles privacidad, pero... pero quería
verla abrir los ojos antes de irse.
- Será mejor que me vaya. - dijo la rubia luego de unos minutos.
- ¿No querés esperar a que despierte? - preguntó - Creo que le haría
bueno ver una amiga cuando despierte.
- No me gustaría molestar. - dijo y la mujer negó.
- No lo harás. Has hecho mucho por nuestra familia, nunca podré pagarle
por lo que ha hecho por mi hija. - dijo la mujer acercándose a la rubia y
tomándole las manos - Sos un ángel que vino a cuidar a mi hija. - dijo la
mujer y Lalisa la miró expectante.
- Realmente... creo que fue al revés... ella es un ángel que vino a mi
rescate. - dijo mientras sonreía a la mujer.
Luego de unos segundos de silencio escucharon unos pequeños ruidos, al
parecer Jennie estaba despertando...
JAJAJAJAJAJA
Perdón, pero el wattpad me eliminó el capítulo :c, pero acá esta.
Maratón 2/3
Capítulo 21.

Pov' Jennie:
Sentía mi cuerpo pesado y adolorido, era como si hubiera ejercitado al
día anterior, pero eso era imposible, soy muy mala en los deportes, además
de que soy demasiado torpe para ello.
Trate de abrir mis ojos pero la luz me hizo volver a cerrarlos. ¿Por qué
hay tanta luz? Dios, me duele la cabeza.
Trate de levantarme utilizando mis brazos de soporte, pero uno de ellos
me dolió bastante, así que volví a caer a la cama provocando un pequeño
ruido, pero eso no era importante, mi mano sí y duele.
Abrí mis ojos y fue cuando vi a dos personas frente a la cama. Reconocí
rápidamente a mi madre, quien al verme noté como sus ojos se cristalizaban
y tapaba con sus manos su boca para callar los sollozos, pero sin éxito, pues
podía oírlos claramente.
- Mi niña. - dijo y se acercó rápidamente para envolverme en sus brazos.
Correspondí su cálido abrazo con mi mano derecha, ya que la otra dolía
con solo moverla, oculte mi rostro entre su cuello cerré mis ojos para
disfrutar el abrazo de mi madre. Desde que era una niña recuerdo abrazar a
mi madre para buscar seguridad, ella siempre ha sido mi refugio, incluso
aquellos días.
- Me alegro que despertaras. - dijo mi madre acariciando mi espalda y
sollozando un poco - Nos tenías preocupados. - dijo y yo me confundí un
poco.
Oh cierto. Rosé y los demás deben estar asustados... aunque realmente no
recuerdo que pasó, lo único que sé es que tuve un pequeño accidente que
me provocó ciertas lesiones, y un golpe muy fuerte en la cabeza, no sé que
pasó pero si me conozco bien, tal vez caí de las escaleras o el baño, no me
extrañaría.
Mi madre se separó de mí y medio sonrió, lo cual correspondí, fue allí
cuando vi algo o alguien moverse en la habitación, moví un poco mi cabeza
y vi a una chica de cabellera rubia mirándome con unos ojos llenos de
ternura... sentí como mis mejillas se calentaban y bajé la mirada, pero había
una sonrisa en mi rostro.
- Hola... - saludó Lisa y volví a verla.
Una sonrisa se formó en mi rostro al verla, había venido a verme, se
había tomado el tiempo de venir y ver como estoy. Sabía que ella es una
persona amable y confiable.
Vi como sus mejillas se sonrojaron levemente, pero sacudió la cabeza,
¿que le pasa?
"Que rara es."
¿Eh? ¿Por qué Lalisa está acá? Me separé de mi madre y miré a todos
lados en busca de mis amigos, Rosé no me dejaría sola con esta chica
egoísta, molesta y cruel.
- Jen... - la voz de mi madre hizo que parara de buscar lo que sea y la
miré directamente - Lisa nos ha ayudado bastante. - dijo y abrí mis ojos.
¿Ayudar con qué? ¿Ella no era un ser egoísta?
Mi mirada se dirigió nuevamente a la chica de cabellera rubia quien me
miraba con... ¿preocupación? ¿Miedo? ¿Nervios? Realmente no logro
distinguir muy bien lo que trata de decirme con la mirada, así que
nuevamente miro a mi madre, en busca de una explicación más clara de lo
que ocurría acá.
Levanté mi mano derecha, ya que la izquierda con solo moverla comenzó
a dolerme, no quiero lastimarme más y quedarme acá más tiempo del que
debería.
<¿Ayudar con qué?> pregunté lo cual resultó más difícil al solo poder
comunicarme con una mano.
- Ella se hará cargo de todos los gastos médicos. - dijo y mis ojos casi se
salen de la impresión.
Giré rápidamente mi cabeza a dirección de la chica y creo que fue mala
idea, mi cabeza volvió a doler, además de un dolor de cuello. Aún así, ¿por
qué Lalisa haría algo así?
Desde que había entrado al instituto ella me había... molestado, creo que
me ha humillado al igual que a mis compañeros... ella no es una persona
que ande realizando servicio comunitario así porque así.
Noté la mirada de Lalisa, parecía... ¿triste? ¿Por qué está triste? No
debería de estarlo, ¿o sí?
<Mamá, quiero hablar con ella...> comencé a comunicar <Podrías
traerme una libreta, por favor.> realmente era muy difícil realizar el
lenguaje de señas con una mano, tarde más del doble de tiempo en
realizarla, por su suerte mi madre tenía una gran paciencia y, a pesar de
equivocarme un poco, logró entenderme.
- Claro hija. - dijo mi madre, besó mi frente y se levantó - Ahora vuelvo.
- dijo y miró a Lalisa - Cuidala. - dijo en lo bajo pero entendí claramente.
¿Desde cuándo son tan buenas amigas?
Miraba a la chica en la habitación, ella miraba a todas partes menos a mí,
y cada vez que me miraba retiraba sus ojos de mí. No entiendo nada.
Trate de levantarme nuevamente de mi lugar, trate de sentarme, pero me
era imposible, hice una mueca de dolor y si no fuera por mi ausencia de
voz, hubiera dado un grito.
- No te esfuerces demasiado, Jennie. - dijo Lalisa acercándose a mí y
ayudándome a levantarme.
Acomodó mi almohada un poco y por fin pude estar bien sentada.
Cuando se separó de mí la vi mejor, se veía diferente, no tenía ese aire de
superioridad, sus ojos no mostraban la burla de siempre y por alguna razón
no me sentía molesta con ella.
- ¿Querés leer el nuevo volumen de SuperGirl? - preguntó de repente y la
miré confundida - Salió ayer, y como estabas... dormida pues no lo viste...
tengo la copia en digital. - dijo mientras miraba su celular... eso, el celular -
Tal vez sí lees un poco te distraiga... - decía nerviosa.
Pero... ¿quién es... SuperGirl?
"-Mi madre de pequeña me leía cómics, ella es una superheroína, ella
aleja cualquier mal que podés encontrar... o al menos eso era lo que mi
madre me decía.-"
Sentí como alguien me sacudía un poco, al voltear un poco me encontré
con la mirada preocupada de Lalisa.
- ¿Estás bien? - preguntó y asentí - Parecías ida. - dijo mientras se
mostraba aliviada.
Sonreí ante su preocupación, ella es así, desde que la vi en mi habitación
aquel día, ella se ha mostrado atenta conmigo. Me ha cuidado y... mi
cabeza.
Poco a poco mi cabeza comenzó a doler, como si algo la estuviera
comprimiendo hasta tal punto en el que quisiera que explotara. Coloque mi
mano sobre mi sien, mi vista se tornó borrosa y sentía que alguien me
hablaba, pero realmente el dolor me mataba.
Mi cabeza era un total desastre, imágenes iban y venían, unas que
conocía, otras que me confundían, unas que ni siquiera recordaba y otras
que parecían conocidas.
Mi respiración se volvió agitada y comencé a temblar, sentía que en
cualquier momento me iba a desmayar... y de repente todo se volvió negro.
Maratón 3/3
Bueno, este es el fin del mini-maraton, pronto volveré a a actualizar
seguido, hasta entonces.
Capítulo 22.

Una ansiosa Lalisa se encontraba afuera de la habitación de la azabache


luego de avisar al médico lo que había sucedido con la chica.
Habían pasado alrededor de veinte minutos y el doctor seguía dentro, era
poco decir que la chica se encontraba preocupada, literalmente se
encontraba muriendo de la preocupación.
¿Y si era grave lo que sucedió? ¿Tendría algo debido al golpe? ¿Por qué
tardaba tanto?
Era una de las tantas preguntas que se hacía Lalisa mientras esperaba
noticias de Jennie.
- Tranquila, Lisa... todo saldrá bien. - dijo la señora Kim tratando de
convencer a la chica de algo que ella no creía.
- Lo sé. - dijo la rubia y la puerta se abrió.
Ambas se levantaron de las sillas donde estaban y caminaron hacia el
doctor.
- ¿Cómo está mi hija? - preguntó la madre.
- Ella se encuentra bien, solo un poco confundida, parece que le cuesta
trabajo recordar algunas cosa. - dijo el doctor - Además le expliqué la
situación. - dijo mirando a la madre que solo asintió dejando a Lalisa
confundida.
- ¿Situación? - preguntó Lalisa mirando al doctor.
- La señorita Jennie sufrió un golpe... preocupante en la columna
vertebral por la caída. Afortunadamente no tendrá consecuencias graves. -
habló el doctor.
- Pero las hay. - dijo la chica deduciendo que había algo que no le estaba
diciendo.
- Jennie será capaz de caminar de nuevo... pero tendrá que pasar por
terapias y una operación. - dijo el doctor.
- ¿Ella lo sabe? - preguntó la rubia y el doctor solo asintió.
[...]
Minutos atrás dentro de la habitación.
- Jennie, veo que despertaste. - dijo el doctor mirando a la chica abrir
los ojos - ¿Te duele algo? - preguntó mirándola.
Jennie lo miró por algunos segundos, trataba de recordar en donde se
encontraba, o al menos saber quien era el hombre frente a ella, tardó un
poco pero logró recordarlo y solo negó.
- Toma Jennie, tu madre dijo que así podríamos comunicarnos. - dijo el
doctor entregándole una libreta y un lápiz.
La chica miró la libreta, pero no hizo ningún intento de tomarla, solo
miraba la habitación y al doctor.
- ¿Estás confundida? - preguntó y la chica asintió - Es normal, un golpe
en la cabeza es grave, aún sin una lesión visible. - la chica lo miró y tomó
la libreta.
<Mis piernas.> fue lo que escribió con una letra algo descuidada.
- ¿Que pasa con ellas? - cuestionó el hombre.
<No las puedo mover.> mostró su escrito con una mirada asustada.
El doctor cambio su expresión un poco y comenzó a mover las
extremidades de la chica.
- ¿Podés sentir eso? - preguntó tocando la pierna de la chica, la cual
asintió - ¿No podés moverlas? - la chica negó y sus ojos comenzaron a
cristalizarse - No te preocupes, Jennie. - dijo el doctor.
Jennie miraba sus piernas y sintió miedo. Ya no podría huir de las
pesadillas.
- Creo ver el problema. - dijo e hombre observando los documentos que
tenía.
Pero la azabache ya no hacía caso a lo que decía, su mente divagaba
más en el hecho de que no podría caminar.
¿Por qué me tenía que pasar esto? ¿Que había hecho para merecer lo
que le ocurría?
Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras se lamentaba,
no le importaba ser muda, era lo menos, incluso si no podía comunicarse
con los demás, incluso si jamás escucharía su voz, incluso si era diferente,
incluso si era difícil comunicarse con los demás, a pesar de esos
problemas... ella podía soportarlos, podía ignorarlos, pero, ¿vivir atada a
una silla de ruedas? No... eso no...
No quería que la gente la viera con más lástima, no soportaría la mirada
de dolor de su madre, no podría oír los sollozos de la mujer que le dio la
vida, ni hablar de sus amigos, ellos la habían aceptado a pesar de no
hablar... pero, ¿podrían aceptar a una inválida? ¿La verían igual? ¿O
habría lástima en sus miradas?
- Una operación sería lo más adecuado, pero podría ser peligroso si algo
sale mal. - escuchó y levantó la mirada.
¿Operación? ¿Podría volver a caminar si se sometía a una operación?
<Opereme.> escribió y lo mostró con desesperación. Haría cualquier
cosa por no cambiar, por caminar.
- ¿Segura? Es una operación... - pero se detuvo al ver a la chica mover
su cabeza en forma de afirmación - Bien, hablaré con tu madre. - dijo y
salió de la habitación.
Ella debía caminar nuevamente, ella no podría volver a ser una carga.
Su cabeza era un desastre, aún se sentía confundida, con algunos recuerdos
y no sabía realmente quién era Lalisa, pero en ese momento solo le
importaban sus piernas.
[...]
Lalisa miró al doctor y preguntó lo que más le preocupaba en ese
momento.
- ¿Cómo lo tomo? - preguntó la chica y el doctor solo negó levemente.
Esa respuesta fue suficiente para que Lalisa entrara en la habitación de
Jennie nuevamente, no importaba el miedo que tenía momentos atrás de que
recordara o no lo hiciera, solo quería saber que se encontraba bien.
Al entrar se encontró con una Jennie reprimiendo sus ganas de llorar y
moviendo sus piernas en un intento de que reaccionaran, eso partió el
corazón de la rubia quien, sin pensar muy bien la situación, camino hacia la
chica y la envolvió en un fuerte y cálido abrazo.
La azabache fue tomada por sorpresa, tratando de saber lo que estaba
ocurriendo, pero una suave y calmada voz dijo lo que ella necesitaba en ese
momento.
- Te tengo, te tengo... todo estará bien... podés llorar... está bien... te
tengo... no te dejaré... no lo haré... no otra vez...
Lalisa estaba llorando, eso lo sabía la azabache, pues escuchaba los
sollozos de la chica, la estaba consolando aunque ella estaba mal, que tan
genial podía ser esa chica.
Jennie rodeó la cintura de Lalisa con su mano y la acercó más a ella,
escondió su rostro en el cuello de la chica y lloró, lloró como nunca lo había
hecho. Gritaba todo lo que podía, no importaba, su voz jamás sería oída,
pero necesitaba gritar, las lágrimas caían como nunca, parecían no tener fin,
pero necesitaba liberarse de todo eso.
Lalisa acariciaba la espalda de Jennie en un intento de que se calmara, o
en señal de que estaría con ella, era libre de interpretarlo como ella quisiera
y eso hacía.
- Estoy con vos, no te dejaré. - decía la chica y eso solo hacía que la
azabache la abrazara más fuerte.
Se aferraba a Lalisa como si de eso dependiera su vida, no quería soltarla,
se sentía tan segura en sus brazos, no eran los brazos de su madre pero le
daban la misma seguridad.
<Lisa... Lisa Lisa Lisa.> la llamaba en silencio, aquel nombre la calmaba
de una forma inexplicable, aunque también causaban en ella gran
confusión.
Jennie sabía que algo no estaba bien con ella, sabía que el golpe en su
cabeza había causado algo en ella, había olvidado algo, y lo odiaba.
En su mente habitaban dos rubias con diferentes personalidades pero
misma apariencia.
Una chica arrogante, prepotente, egoísta, mala, una personalidad horrible.
Pero también había una chica amable, gentil, divertida, tímida...
Una chica que provocaba confusión en la mente y corazón de la
azabache.
Ella no era tonta, sabía cual era aquel sentimiento. Lo conocía muy bien,
pues lo conoció gracias a su amiga Rosé, pero... ¿por qué lo sentía por
Lalisa?
No tenía sentido...
<¿Por qué no te odio como antes?> se preguntaba la chica mientras su
llanto era lentamente calmado. <¿Por qué sos buena?>
- Perdón... perdón... si tan solo hubiera llegado antes. - la voz de Lalisa se
hizo presente en forma de murmullo - Todo es mi culpa.
<No lo es.> negó moviendo la cabeza causando un sobresalto por parte
de la chica. <Sé que no es tu culpa.> se decía para sí mientras aspiraba el
aroma de la rubia. <No me harías daño.>
- No te dejaré sola... - dijo Lalisa causando que algo se moviera en el
estómago de Jennie - No importa que... estaré a tu lado.
<No...>
- Todo estará bien.
<No lo entiendo...>
- Te tengo.
La mente de la azabache se comenzó a aclarar, recuerdos e imágenes iban
y venían, desde el beso de Rosé y TaeHyung, hasta la cita con Lalisa.
- Estoy para vos...
<Oh... ya veo...>
- Te prometo que todo saldrá bien.
<Ya lo entiendo.>
Jennie se separó de Lalisa, que solo la miraba confundida, el maquillaje
se había corrido y su nariz estaba roja, pero aún así Jennie la vio hermosa,
puso la mano sobre la mejilla de Lalisa y corrió las lágrimas que aún
corrían por ella.
<Me enamoré de vos.> dijo en silencio y sonrió ampliamente a la chica
que jamás la escucharía.
O al menos eso creía.
Hola!
Aún no muero, ahre
Los trabajos en matan y quitan tiempo, pero apenas acabe con todo
volveré a actualizar seguido.
Solo eso y bai.
<333
Capítulo 23.

Luego de unos minutos, Jennie fue informada de que le harían la operación


en dos días, solo para asegurarse de si era realmente necesario.
Esta de menos decir que ella estaba aterrada, pensar que algo saliera mal
y perdiera la movilidad como ahora era horrible, pero el hecho de tener a su
madre y a Lalisa junto a ella le hizo no pensar tanto en la situación en la que
se encontraba.
Su madre tuvo que irse luego de un rato, tenía trabajo y no podía dejar
todo botado, aún si es por la salud de su hija, necesita el dinero para
sobrevivir.
Ambas chicas quedaron solas, lo cual no preocupó a la azabache, solo la
puso nerviosa.
Aún se sentía confundida de tener recuerdos de dos chicas iguales pero
con personalidades distintas, aún le costaba recordar algunas cosas y las que
recordaba le costaba creerlas.
- Tengo que irme. - informó Lalisa mirando su celular - Tengo una
reunión con mi padre y no puedo faltar. - dijo y le sonrió en modo de
disculpa.
Jennie solo sonrió y asintió en forma de estar bien.
- Nos vemos. - dijo y salió de la habitación.
La azabache miró la puerta unos minutos más y suspiró, se encontraba
cansada pero aún así la sonrisa en su rostro no desaparecía.
Las palabras de Lalisa retumbaban en su cabeza y la hacían sonreír más,
¿dónde se encontraba Rosé para decirle lo que sentía?
Fue allí cuando lo recordó... Rosé.
La sonrisa de la azabache desapareció rápidamente e imágenes
aparecieron en su cabeza.
Un beso entre su mejor amiga y TaeHyung.
Lo recordaba, recordaba aquel día, sabía que los sentimientos hacia la
castaña no eran simplemente de amistad, ella la quería, le gustaba, aún
ahora... lo hacía.
<¿Por qué?> se comenzó a cuestionar la joven mientras cerraba su mano
en un puño, tragando lentamente su enojo y frustración <Rose... ¿dónde
estás?> preguntó y las lágrimas aparecieron.
El solo pensar que se encontraba en los brazos de aquel chico la hizo
sentirse enferma y molesta, tal vez ella veía más importante estar con él.
Secó con brusquedad las lágrimas tratando de pasarlas, no debía llorar, Rosé
no era así, debía de haber una razón.
[- ¡Es tu culpa! - insistió la castaña tratando de sacar su frustración con
alguien - ¡Por tu culpa perdí a mi mejor amiga! - gritó y Jennie abrió los
ojos.
¿Yo no soy su amiga? Ella no me busca a mí... ella no me extraña a mí...
extraña a la Jennie que no recuerdo... - pensó la azabache y sintió su pecho
comprimirse.]
Los ojos de la azabache se abrieron.
¿Que había sido aquello? ¿Un recuerdo?
Sí... lo había sido.
<¿Por qué?> nuevamente cuestionó la joven mientras las lágrimas
aumentaban <¿¡Por qué dijo eso!?> su respiración comenzó a ser irregular y
trataba de calmarse, pero no podía.
Ahora sus emociones se encontraban al borde.
Sus diferentes recuerdos comenzaron a llegar, y en todos había algo que
era común, Rosé era la que menos aparecía en ellos.
<Es mi amiga.> se decía la chica mientras sentía un ardor en su pecho.
Imagines de un día en particular llegaron a su mente. No recordaba
mucho, pero eran imágenes muy claras.
TaeHyung, JiMin y Hwasa, miradas de decepción, enojo y tristeza.
Su cabeza comenzó a doler, punzadas de dolor iban y venían, golpeando
una y otra vez la cabeza de la joven.
Cerró sus ojos con fuerza y la imagen de ella corriendo vino, estaba
huyendo.
¿Por qué lo hacía? ¿De quién lo hacía?
A lo lejos escucho el sonido de la puerta pero poco le importo.
Voces se oían pero ella no las reconocía, sus músculos se contraían y se
movían involuntariamente, perdió la consciencia, pero eso no detuvo los
movimientos.
Sí, Jennie sufrió una convulsión.
[...]
Rosé caminaba por las calles de la ciudad de Seúl, estaba furiosa, quería
golpear el rostro de la rubia. La razón era simple, había tocado a su amiga.
Miro la hora en su celular, pero el fondo de pantalla captó más su
atención.
Jennie.
Las lágrimas rápidamente bajaron por las mejillas de la chica, su amiga
aún se encontraba en el hospital y ella estaba lejos, ¿que clase de amiga era?
Tenía que madurar, tenía que dejar de culpar a los demás por cosas que
no podía evitar, tenía que dejar de ser una tonta.
Tenía que disculparse con su amiga por las palabras hirientes que dijo la
última vez que la vio, tenía que decirle que fue una tonta por decirlo.
Así que dio media vuelta y comenzó a correr hacia el hospital
nuevamente, sabía que las horas de visitas pasarían y ya no podría verla, por
lo que corría lo más rápido que podía, esperaba verla aunque sea una vez
más, verla bien, verla sonreír.
Era verdad, extrañaba a su amiga, no se acostumbraba a la idea de
empezar desde cero, pero nuevamente, no quería volver a pasar por eso.
Y se odiaba por tener esos pensamientos.
Era egoísta, quería que Jennie recordara todo, que la recordara a ella, que
sonriera como siempre, que la viera y que hablara con ella como siempre.
Pero recordar las palabras de Lalisa la hacían perder toda la razón.
"Al final seré yo, quien se quede con Jennie."
¿Eso quería decir que Lalisa si estaba interesada en Jennie de esa forma?
¿Le gustaba?
Rápidamente la castaña sacudió la cabeza ante aquellos pensamientos,
eso era ridículo, aquella chica sin corazón no podía sentir nada por su...
No... sí podía.
Claro que podía, su amiga era hermosa, por dentro y por fuera, capaz de
perdonar a cualquiera por lo enorme de su corazón.
Si Lalisa fue capaz de ver el brillo de Jennie en unos días que estuvieron
juntas, no sería tonto que haya encariñado con ella.
Sus pasos se comenzaron a detener poco a poco, hasta que quedó
inmóvil. Su respiración era pesada y se encontraba cansada, el sudor resbala
por su frente y su pecho dolía.
Se encontraba frente al hospital, pero algo le impedía avanzar más.
¿Y si Jennie sentía lo mismo por Lalisa y por eso ella la besó? ¿Y si
Jennie la odiaba por lo que había dicho?
¿Por qué la primera le aterraba más que la segunda?
Nuevamente comenzó a caminar, pero su rumbo era otro, hoy no la vería.
No quería...
La vería después...
[...]
- Es la cuatro vez desde que entró. - dijo el doctor mientras veía a la chica
que se encontraba dormida.
- ¿Que es lo que provoca esto? - preguntó la enfermera que encontró a la
chica.
- Solo tengo una idea de lo que puede causar sus convulsiones... espero
equivocarme. - respondió el doctor.
Capítulo 24.

- ¿Cómo que no puedo verla? - preguntó Lalisa molesta.


- Lo siento señorita, pero la joven Kim está en observación. - dijo la
enfermera.
- Pero si ayer la vi. - dijo molesta por no ver a la chica.
- Lo siento, pero son órdenes médicas. - dijo la enfermera entrando a la
habitación de Jennie y dejando a una molesta Lalisa.
- Pero que demonios... - dijo mientras caminaba hacia la salida.
No sabía la razón, la madre de Jennie la había llamado en la mañana y le
había informado que no podía ver a su hija, por eso ella vino, pero no pudo
ver ni siquiera al doctor que atendía a la chica.
El miedo invadió a la chica, se suponía en un día la azabache tendría la
operación. ¿Podría ser grave? ¿Afectaría algo lo que pasaba?
- Calmate Lalisa... deja de... hacer especulaciones... y de hablar sola. -
dijo caminando hasta el automóvil que la esperaba afuera.
- Señorita. - dijo el chófer abriendo la puerta.
La chica sin embargo no dijo nada y subió al vehículo, realmente pensaba
en lo que había ocurrido y porque Jennie estaba en observación y se le
negara el acceso tanto a ella como a la madre, sin embargo nada vino a su
mente.
- ¿A dónde? - preguntó el chófer amablemente, esperando la respuesta de
la chica.
- Llévame a la mansión de los Park. - ordenó y el chófer obedeció.
Tendría que hablar con su mejor amigo para calmar su angustia,
BamBam era el único que podía aconsejarla, o al menos al único al que le
contaría como se sentía.
El camino fue silencioso, y eso fue lo más molesto del viaje, Lalisa
quería de todo menos silencio.
Al llegar a la mansión de su amigo le dijo al chófer que se fuera, ella le
hablaría para que la recogiera.
- Lisa. - saludó el rubio una vez que la chica había entrado en su casa.
Pero ella no saludó, su mente venía divagando entre decirle todo lo que
ocurría o simplemente omitirlo.
- ¿Pasa algo malo? - preguntó el chica ya preocupado por su amiga.
- Jennie... - dijo y la expresión del chico cambió de preocupación a
miedo.
- ¿Esta bien? - preguntó aún alarmado pero en voz baja.
- No... digo sí... o... no lo sé. - dijo la rubia sentándose en el sofá que
había en el living - No logro entender que pasó...
- Yo no sé que pasó... ¿es cierto que la cambiaste de un hospital a uno
privado? - preguntó para sacarse de dudas, la chica solo asintió y él hizo ma
siguiente pregunta - ¿Por qué?
Lalisa levantó la mirada y se encontró con la de JiMin, lo examinó en
busca de algo que le dijera que callara y evadiera la pregunta, pero no
encontró nada de eso, suspiró.
- Yo... - comenzó a hablar -... creo que me sentía culpable de lo que pasó.
- confesó y su amigo le dio una mirada de confusión.
- No entiendo como podés sentirte responsable cuando no fue así, fue un
accidente. - dijo JiMin acercándose a Lalisa - Además por la bofetada que
le diste a TaeHyung pensé que lo culpabas de todo.
- Lo hago todavía. - dijo la chica - Pero aún así... yo...
- Lisa. - intervino JiMin - ¿Por qué ayudaste a Jennie? - preguntó - Odias
a Rosé tanto como ella te odia, y aún así ayudaste a Jennie que es su mejor
amiga, no digo que seas mala persona o algo parecido, sé que te hubieras
preocupado aunque sea un poco, pero normalmente no ayudas a nadie de
forma económica como lo has hecho con ella. - dijo el chico y la rubia
sentía su cuerpo tensarse.
- JiMin... yo... - pauso un poco y soltó todo el aire que retenía - Creo que
me gusta Jennie...
[...]
- Bien Jennie, ¿cómo te sientes? - preguntó el doctor entrando a la
habitación.
Ella volteó para verlo y negó, se sentía mal, pero no físicamente. No
quería estar más en el hospital, quería ver a su mamá y también a sus
amigos, aún no entendía porque no se lo permitían.
- ¿Estás cansada? - preguntó el médico acercándose cuidadosamente a la
chica.
Jennie tomó su libreta y comenzó a escribir.
<Quiero ver a mí mamá.>
- Eso no será posible por el momento, Jennie. - dijo el doctor - Queremos
evaluarte un poco más. - comentó mientras escribía en su libreta - Sabes
que tuviste una convulsión el día de ayer. - dijo y ella asintió - No quiero
que vuelva a ocurrir hasta mañana, quiero que la cirugía sea un éxito. - dijo
el doctor.
Jennie bajó la cabeza y asintió.
Estar sola en esa habitación durante horas no eran agradables para ella y
menos cuando lo único que lograba recordar lo que había pasado en día
pasados, ya no eran imagines confusas y borrosas, ahora eran claras.
Y muchas de ellas deseaba olvidar.
- Bueno Jennie nos vemos luego. - dijo el doctor saliendo del lugar.
Jennie miró la puerta y suspiró, se sentía cansada y con sueño, era algo
normal tras sufrir una convulsión o eso había dicho el doctor.
No recuerda mucho de lo que pasó, todo era muy confuso, pero no se
molestó en tratar de recordar lo que había pasado.
Tomó su lápiz y comenzó a dibujar, eso siempre la calmaba, la hacía
sentir menos encerrada, pero mientras lo hacía su mente vagaba por un
rumbo diferente, centrándose en una persona que anhelaba ver.
Lalisa...
Recordaba cada detalle de la chica... las dos versiones de ella y de alguna
forma extraña... ambas me comenzaban a gustar...
《》 ...
- ¡Vamos! Conozco un restaurante que sirve unos postres deliciosos. -
comentaba la rubia mientras caminaba aún tomada de la mano de la
azabache.
Aunque Jennie miraba los lugares con admiración, todo le parecía
increíble, quería conocer la ciudad, pero un pequeño local llamó su
atención, una heladería.
Quería ir, quería ir, quería ir.
- Solo tenemos que caminar un poco más y... - la rubia se detuvo al sentir
su mano ser jalada hacia atrás.
Volteó y miró a la azabache señalar un lugar, una heladería.
- ¿Querés ir? - preguntó y la pequeña asintió con una sonrisa - ¿Ya no
querés postre? - preguntó Lalisa y Jennie se mostró indecisa bajando la
cabeza.
Jennie jugó un poco con la mano de Lalisa hasta que levantó la mirada
nuevamente, parecía apenada y sus mejillas tenían un ligero color rojizo,
levantó una de sus manos y mostró dos dedos.
- ¿Querés las dos? - preguntó Lalisa sorprendida y a la vez con un
revoltijo en su estomago ante la tierna imagen.
Jennie asintió un poco apenada y Lalisa soltó una suave risa.
- Bien, vamos por el helado. - dijo y Jennie sonrió ampliamente.
Pasaron horas en donde ellas solamente caminaban por la ciudad hasta
que la azabache se cansó.
- ¿Querés ir a casa? - preguntó Lalisa al ver la expresión de cansancio
de la chica. Jennie solamente negó y señaló un pequeño parque - Supongo
que tomamos un pequeño descanse en el parque. - dijo Lalisa con una
sonrisa que Jennie correspondió totalmente.
Ambas se sentaron en el pasto, miraban el parque desde su lugar, era
tranquilo y eso a la azabache le gustaba, por un momento se dedicó a mirar
a su compañera y admirarla.
Sus ojos, pestañas, la forma de su nariz y sus labios.
Sintió sus mejillas arder y apartó la mirada rápidamente sacando
aquellos pensamientos de su mente. Pero en una mala jugada volvió a ver a
la chica, pero ahora se encontró con los oscuros y hermosos ojos de Lalisa.
Jennie sintió su corazón acelerarse y sus mejillas volvieron a calentarse,
tragó saliva, le encantaban los ojos de Lalisa.
- No importa que me acueste un poco, ¿verdad? - preguntó Lalisa
rompiendo el silencio, Jennie negó levemente sin apartar su mirada.
Lalisa se recostó y miró el cielo por un momento, poco momento después
Jennie se acostó también, vio el cielo y sonrió, cerró los ojos y aspiró el
olor a césped, era relajante.
Cuando volvió a abrir los ojos notó algo diferente, el cielo se veía más
opaco, se levantó un poco y también notó que era más tarde, se había
quedado dormida. Volteó para ver a Lalisa pero se sorprendió al verla
dormida.
Realmente se veía calmada, relajada... se veía hermosa. Su respiración
era lenta, su cabello estaba revuelto, y con algunas hojas, pero aún así su
fleco se mantenía perfecto.
<Linda.> fue la palabra que vino a la mente de la chica, pero negó
rápidamente, esa palabra se quedaba corta para describir la belleza de la
chica, <hermosa.> aún sentía que no era suficiente, pero no conocía otra
palabra para describir su belleza.
Decidió admirarla un poco más, pero poco a poco sintió que verla ya no
era suficiente, así que con cuidado levantó una de sus manos y con su
índice pico la mejilla de la chica.
<Suave.> se dijo y volvió a hacerlo. Una sonrisa se formó en su rostro y
rió un poco aún cuando ningún sonido salía de sus labios.
Poco a poco los toques se volvieron en suaves caricias. Era realmente
agradable el contacto con Lalisa, pero ahora Jennie quería más.
Miro con atención los labios de ella y recordó un capítulo de SuperGirl,
en donde la amiga de la protagonista besaba a su compañero para
despertarlo de un hechizo, claro que Lalisa no estaba bajo un hechizo, pero
tenía curiosidad de besarla.
<No podés.> se dijo y cerró los ojos. <No así.> abrió los ojos y miró a
Lalisa otra vez. <Lisa... me gustas.> y al decir aquello se inclinó y beso
con delicadeza la frente de Lalisa.
Capítulo 25.

Sus ojos se sintieron pesados, se sentía realmente cansada, su respiración


era lenta y lo único que escuchaba era el sonido del monitor con su pulso
cardíaco.
Estaba asustada... sabía lo que pasaría, sabía que era de procedimiento...
pero aún así tenía miedo.
- Tranquila Jennie... todo terminará. - dijo el doctor, aunque lo vio mover
más los labios pero ya todo era más confuso, luego todo se volvió negro.
[...]
Lalisa caminaba por la sala de espera algo ansiosa, estaba preocupada,
asustada.
Aún recordaba lo que la madre de Jennie le había dicho al llegar al
hospital.
"Dicen que Jennie perdió la sensibilidad de sus piernas."
Eso era preocupante y enserio anhelaba a que esa cirugía ayudara a la
chica a recuperarse.
- Calma, Lisa. - dijo JiMin que también había venido a ver a su amiga -
Todo saldrá bien. - dijo con una sonrisa tratando de calmar a su amiga.
Lalisa daba gracias al cielo porque JiMin no haya reaccionado de mala
manera al confesarle sus sentimientos hacia la chica, también se sorprendió
cuando él le dio su apoyo, pero también lo agradecía, era lo único que
necesitaba, a su amigo dándole ánimos y apoyo en estos momentos.
- Trato... eso trato. - dijo la rubia bajando la cabeza y soltando una gran
cantidad de aire.
- Todo... estará bien. - dijo él tratando de convencer a su amiga.
El tiempo pasaba lentamente mientras Lalisa, JiMin y la madre de Jennie
esperaban a que por fin todo terminara, pero a la sala entro una silueta a
Lalisa claramente no agradó.
- Señora Kim... ¿cómo está Jennie? - preguntó una castaña acercándose a
la mujer.
- Aún no lo sé... sigue en el quirófano... han pasado treinta minutos y
nadie a salido. - respondió mientras ocultaba su rostro en sus manos.
- Rosé... - se acercó JiMin un poco confundido.
- JiMin... Hwasa me habló, dice que viene en unos minutos. - dijo la
castaña. Pero luego su vista se fijó en la rubia al lado del chico y frunció el
ceño.
Lalisa se mordió la lengua para evitar gritar cualquier clase de insulto a
Roseanne y esperaba que ella hiciera lo mismo.
Se podía notar el odio de ambas, pero parecía que la castaña no quería ser
sacada del hospital por seguridad, por lo cual contuvo las ganas de golpear
a la rubia, pero aún así se dedicó a realizar un comentario.
- Me pregunto que pensará la prensa de tu interés a... las mujeres. - dijo
Roseanne acercándose a Lalisa para que nadie las pudiera escuchar.
- Ni lo intentes, Roseanne. - dijo Lalisa entre dientes.
- No estoy intentando nada... en cambio vos... - dijo Rosé mirando con
desprecio a Lalisa.
- Rosé, basta. - dijo JiMin acercándose a ambas chicas - Cuida tus
comentarios... hazlo por Jennie. - dijo y Lalisa se tensó.
- No me sorprende que ayudes a tu amiga. - dijo Roseanne mirando con
decepción al chico.
- Rosé por favor... entiende que este no es un buen momento para iniciar
una discusión con Lisa... - habló JiMin tranquilamente.
- ¿Por qué no vas a los brazos de tu novio? - preguntó la rubia enojada -
Son tal para cual.
La castaña le lanzó una mirada asesina a la chica, quería golpearla,
enserio que quería hacerlo, pero eso significaría ser escoltada por los de
seguridad fuera del lugar.
- ¿Querés resolver todo ahora, rubia? Porque ahora le puedo contar a la
señora Kim lo que hiciste con su hija mientras ella no estaba presente. -
amenazo la chica.
- ¿Y quién dice que Jennie no quería eso? - dijo Lalisa entre dientes
mientras miraba con odio a la chica.
- Mi amiga preferiría besar a un vagabundo antes que a vos. - dijo la
castaña con odio.
JiMin miraba con miedo la escena.
- Paren ya. - dijo el chico colocándose en medio - Lisa vamos a
sentarnos, Rosé... realmente me gustaría saber porque sos amiga de Jennie...
sos muy diferente a como ella te describe. - dijo el chico y se alejó con su
amiga.
La castaña apretó la mandíbula y fue a sentarse al lado contrario, al lado
de la madre de su mejor amiga.
Lalisa mientras tanto se sentía molesta, pero también llena de miedo, ¿y
si Jennie ya no quería saber nada de ella cuando esto terminara?
- JiMin... - llamó Lalisa en un débil susurro - ¿Vos crees que ella me
odie?
El chico la miró confundido, pero rápidamente entendió a quien se refería
y abrazó a su amiga.
- No lo creo... - dijo sinceramente - Ella no es capaz de odiarre, ella es de
un gran corazón... realmente quiso ser tu amiga el primer día en que te vio. -
confesó - Solo habla con ella.
- Gracias. - agradeció con sinceridad y su amigo solo la abrazo.
[...]
Había pasado una hora y por fin el cirujano que estaba a cargo de la
operación de la azabache, salió de la sala de operaciones y camino a la sala
de espera, su expresión demostraba cansancio.
- Familia Kim... - habló al entrar a la habitación.
Rápidamente la madre de Jennie, Rose y Lalisa se pusieron de pie.
- ¿Cómo está mi hija doctor? - preguntó la madre preocupada mientras se
acercaba junto a Rosé.
- La operación fue todo un éxito. - dijo sonriendo - En unos minutos
podrá verla, ahora está todavía bajo los efectos de la anestesia. - dijo el
doctor.
- ¿Nosotras también podremos verla? - preguntó JiMin un poco
preocupado.
- Claro, pero solo si la madre así lo permite. - dijo el doctor - Bueno me
retiro.
- Muchas gracias doctor. - y así se despidió del médico.
JiMin y Hwasa se miraron entre sí y se sonrieron tristes, sabían que tenía
prohibida la entrada a la habitación de la chica debido a los acontecimientos
de aquel día, fue un milagro que la señora no los haya echado del hospital.
- Muchas gracias, Lalisa, no sé que hubiera sido de mi hija sin tu ayuda. -
dijo la madre con una sonrisa.
- No es nada... además se lo dije... Jennie es fuerte... cuando se recupere
volverá a caminar. - dijo con una sonrisa.
Pero poco a poco la mirada de cierta castaña comenzaba a incomodarla,
aún así no quería retirarse sin ver a su Jennie.
Tampoco permitiría que la chica entrara a la habitación con Jennie sola,
no quería admitirlo, pero se sentía intimidada de que la castaña le dijera
algo a la azabache que hiciera que la odiara o algo parecido.
- Señora Kim... ¿me permitiría ver a Jennie después de usted? - preguntó
Lalisa con una sonrisa mientras Roseanne fruncía el ceño.
- Claro que sí, Lisa. - dijo y la sonrisa de Lalisa se volvió una de burla
dirigida a Roseanne.
- Hablaré con el doctor y le preguntaré a que hora puede entrar, para ver
si puede descansar un poco. - dijo y comenzó a alejarse.
- Yo te acompaño. - la voz de la castaña hizo que se detuviera - Ya que
quiero saber a que hora puedo ver a mi mejor amiga.
- Me alegra saber que Jennie si tiene amigos que se preocupan por ella. -
dijo la mujer, haciendo que el rubio y la morena que no hacía mucho que
llego, bajaran la cabeza.
- Sí... Jennie tiene amigos... - habló Rosé - Unos mejores que otros, claro.
- susurró para Lalisa quien solo apretó la mandíbula y comenzó a caminar.
[...]
Y mientras todo aquello ocurría, dicha surcoreana abría los ojos con
dificultad y muy cansada.
- Oh... despertaste. - la voz de una mujer se hizo presente y la chica la
busco con la mirada - Hola Jennie, ¿cómo te sientes? - preguntó la
enfermera a lo que ella solo sonrió débilmente.
Estaba cansada, su mente comenzó a repasar los sucesos anteriores a su
operación y rápidamente recordó sus piernas.
Trato de levantarse, pero rápidamente la enfermera la detuvo colocando
su mano en el hombro de la chica y volviéndola a recostar en la camilla.
- Tranquila, no te levantes tan pronto, acabas de salir de una cirugía,
descansa un poco. - dijo amablemente y Jennie solo asintió.
Miro el techo por un rato, la operación había pasado, solo faltaba esperar
y ver si daba resultado. Cerro sus ojos un momento y recordó las palabras
que hace mucho tiempo escucho.
"Hicimos todo lo que pudimos, pero la pequeña perdió su voz, las
cuerdas vocales están totalmente dañadas... lo sentimos."
Abrió lentamente los ojos y notó que era de noche... se había quedado
dormida... poco a poco recorrió el lugar con los ojos y vio a su madre
dormida en el sofá que había en la habitación, una pequeña sonrisa apareció
en sus labios, para por fin volver a caer en sueño profundo.
Poco sabía Jennie que las cosas se pondrían demasiado... intensas al día
siguiente cuando Roseanne y Lalisa decidieran verla.
Hey, ¿cómo están? Espero que bien.
Bien quería saber, ya que actualizo cada vez menos seguidos, ¿les
gustaría que pusieran un horario de actualizaciones? O sea, ciertos días
de la semana.
Si es así dejándolo en los comentarios, si me ignoran lloro, ok no, ahre.
Pero ya enserio, me dicen <333
Bai ♡
Capítulo 26.

Era un nuevo día, la azabache se encontraba comiendo una manzana que su


madre le había comprado, habían estado hablando un poco.
Ahora sabía que sus amigos habían ido a visitarla el día anterior pero no
pudieron verla, también supo del pequeño rencor que guardaba su madre a
los chicos y le pidió que lo olvidara, ella no quería vivir en el pasado y
esperaba que su madre hiciera lo mismo.
Pero un recuerdo se hizo presente, sintió su pecho comprimirse y las
lágrimas se posaron en sus ojos.
<Extraño a papá.> dijo Jennie realizando el lenguaje de señas.
- Yo también bebé... yo también. - dijo la madre abrazandola mientras
soltaba silenciosos sollozos.
Se aferró a los brazos de su madre y poco a poco el llanto se intensificó.
Ella no recordaba mucho de aquel día y no porque fuera muy chica, sino
porque simplemente no quería recordar los dislates de aquel día.
Aún recordaba cómo aquel hombre soltaba su mano para correr hacia la
calle, recordó los sonidos del carro al frenar, recordó los gritos de la gente
alrededor... y sobretodo recordó al pequeño que se encontraba en los brazos
de su padre quien lo había salvado.
Jennie limpió sus mejillas, sabía que el dolor de perder a su padre nunca
se iría, pero ella no dejaba que aquello la tumbara, su padre era un héroe y
ella lo sabía.
- Las chicas no tardarán en lllegar informó su madre limpiando sus ojos -
¿Querés ver a alguien especial después de mí? - preguntó su madre con una
sonrisa.
Jennie lo pensó un rato y la imagen de una chica rubia pasó por su mente
haciéndola sonrojar.
<¿Lalisa vendrá?> preguntó con cierta timidez y vio a su madre sonreír.
- Sí hija, de hecho ahora que lo recuerdo, quería verte luego de que yo lo
hiciera. - confesó y Jennie se sonrojo aún más.
Coloco sus manos en sus mejillas tratando de esconder el notable sonrojo
que había en ellas, una gran y amplia sonrisa se hizo presente además de las
varias mariposas que volaban en su estómago.
- Pareces demasiado feliz solo por ver a una amiga. - dijo su madre con
tono serio.
Fue allí cuando la sonrisa de Jennie se desvaneció, las mariposas que
tenía en su estómago murieron y el sonrojo de sus mejillas se tornó pálido.
Rápidamente negó asustada de la reacción de su madre.
- ¿Tenés algo que decirme? - preguntó su madre con una mirada seria y
un tono acusador.
El miedo de Jennie creció, su boca se secó y sintió sus manos temblar.
Si le decía la verdad a su madre, ¿la odiaría? ¿Le prohibiría el contacto
con Lalisa?
Los ojos de Jennie se comenzaron a nublar debido a las lágrimas que
comenzaron a formarse por las posibilidades, no quería que nada de eso
pasara, pero no podía mentirle a su madre, así que tomó suficiente aire para
sus pulmones, levantó las manos y comenzó.
<Me gusta, Lalisa.> cerró sus ojos esperando alguna reacción, gritos, un
golpe o incluso un abrazo.
Pero nada... solo había silencio, pero un silencio doloroso, las lágrimas
poco a poco comenzaron a resbalar por sus mejillas en un llanto silencioso.
Aquel silencio podía significar muchas cosas, pero solo una venía a su
mente, decepción.
- Jennie. - la voz de su madre sonó y ella solo se estremeció - Mírame. -
era una orden pero no sonaba autoritaria.
La chica de ojos felinos obedeció y lentamente abrió los ojos para
encontrarse a su madre con los ojos brillosos y una sonrisa.
- Mi pequeña está enamorada. - dijo en voz baja pero con emoción.
Las lágrimas de Jennie se intensificaron y abrazó a su madre. Todo el
miedo que sentía momentos atrás desapareció y se convirtió en alivio, no
perdería ni a su madre ni a Lalisa.
- Mi pequeña... no llores... no soy un monstruo, no tenés porque
temerme. Soy tu madre y vos mi hija... soy feliz de ser tu madre sin
importar quien te guste. - dijo mientras acariciaba el cabello de Jennie - No
te mentire, me sorprendí de ver tu reacción al mencionar a Lisa, pero... te
veías feliz y eso es lo que yo anhelo desde que eras pequeña... tu felicidad.
<Mamá... mamá.> decía en silencio.
- Te amo hija... y aunque quiero nietos no me importa con quién quieras
estar. - dijo provocando que la azabache se separara con un rubor extendido
por todo su rostro - Aún así quiero nietos hija. - dijo riendo mientras besaba
su frente.
Jennie solo se tapó con las sábanas de la cama, pero con una gran sonrisa
en sus labios.
- Tengo que ir a trabajar en unos momentos. - informó su madre -
Posiblemente Lisa ya este afuera esperando poder hablar con vos. - dijo su
madre con toda intención de hacer sonrojar a su hija - Veré si esta y la haré
pasar. - dijo y miró como la azabache salía de su escondite con una mirada
asustadiza y suplicante.
<No mamá... me veo mal, no quiero que me vea así.> dijo bajando la
mirada avergonzada.
- ¿No querés verla? - preguntó su madre.
<Sí, pero...>
- Eso es todo lo que necesito saber. - dijo la madre abriendo la puerta -
Adiós, hija. - se despidió y salió de la habitación.
<Lalisa.> pensó Jennie y sus mejillas se tornaron rojizas, las mariposas
volvieron y su corazón se aceleró. <Quiero verla.>
[...]
Lalisa caminaba por el pasillo que la dirigía a la habitación de Jennie, era
temprano, apenas eran las once de la mañana pero sus ansias de verla le
ganaban, el no verla el día anterior la decepcionaba, pero lo entendía.
Ahora esperaba al menos verla y contemplar su hermosa sonrisa.
Pero su buen ánimo se vio arruinado al ver a cierta castaña en el pasillo
hablando con una persona.
¿Que acaso esa chica no se podía ir simplemente con su novio a hacer
cualquier cosa? ¿Tenía que estar necesariamente acá?
Lalisa camino firmemente, tratando de ignorar a la chica allí, lo cual no
logro debido al empujón por parte de ella.
- Oh... lo siento, no te vi. - dijo la castaña con toda la falsedad del mundo.
Lalisa estuvo a punto de soltar miles de insultos hasta que vio a la señora
Kim allí.
- Buenos días, señora. - saludó la rubia de forma educada ignorando a la
castaña - ¿Jennie se encuentra bien? - preguntó con preocupación.
- Sí, esta bien. - dijo la mujer y vio a Lalisa con cierto brillo juguetón en
los ojos. No estaría mal ayudar a su hija con la persona que le gusta - Por
cierto, a preguntado por vos. - dijo y Lalisa se sonrojo un poco, cosa que no
pasó desapercibida por ambas.
- Oh... ya veo... - dijo la chica bajando la cabeza tratando de ocultar su
sonrisa.
Roseanne por su parte se sentía irritada, molesta y cualquier cosa
relacionada con un sentimiento negativo. Odiaba el hecho de que la
azabache buscara de alguna forma a la rubia que estaba frente a ella.
- Señora Kim... ¿será posible que pueda ver a mi mejor amiga, ahora? -
preguntó Rosé de forma posesiva y molesta para Lalisa.
- Oh... - la madre de Jennie parecía estar en un aprieto, no sabía que
responder.
Rosé era la mejor amiga de su hija, eran inseparables y le haría bien a su
hija tener a su amiga allí, apoyandola, pero por otra parte estaba Lalisa, el
primer amor de su hija, o al menos el que ella conocía, darles un momento a
solas estaría bien.
"Pero al demonio, las tres pueden estar juntas, lo más probable es que
Rosé esté enterada al ser su mejor amiga, esto es genial, así podrá estar con
su mejor amiga y su casi-novia al mismo tiempo, soy brillante." - se dijo a
sí misma sin saber la pequeña guerra que desataría al meter a dos fieras en
la habitación de su hija.
- Pueden entrar las dos. - dijo la mujer sonriendo.
Tanto Lalisa como Roseanne sentían como algo les caía encima, y la
sonrisa de la castaña desapareció tan rápido que podía desafiar la ciencia.
- Yo no creo que... sea buena idea. - trato de decir la castaña.
- Sí, no creo que sea la mejor... opción. - coincidió la rubia.
- No sean tontas, claro que es buena idea. - dijo la madre - Primero entrás
vos, Lisa, yo tengo algo que decirle a Rosé. - dijo empujando a la chica.
- Yo no... - pero antes de siquiera darse cuenta se encontraba frente a la
puerta que daba con la habitación de la chica.
Tomó una bocanada de aire y entró a la habitación con paso lento y
temeroso.
Fue allí cuando vio a la azabache recostada en la cama, miraba la ventana
a un lado, Lalisa no podía describir a la chica que veía enfrente, solo una
palabra venía a ella y era hermosa.
- Buenos días... Jennie. - habló Lalisa con voz segura aunque por dentro
se moría de nervios.
Por su parte, Jennie se sonrojo al verla, pues recordó la platica que tuvo
con su madre hace minutos atrás y los nervios volvieron, bajo la mirada y
saludó de forma tímida moviendo su mano.
- Me alegro de verte mejor. - dijo Lalisa acercándose mientras que
sonreía.
Jennie sentía que en cualquier momento vomitaria todas las mariposas
revoloteantes en de su estómago. Aún así le devolvió la sonrisa, tal vez
todavía no podría decirle sus sentimientos, tal vez nunca podría hacerlo,
porque siendo sinceros, ¿quién se enamoraría de una muda? Pero eso ahora
no importa.
Lalisa estaba al lado de Jennie lo que provocó la aceleración del corazón
de ambas.
Pero Lalisa quería saber si Jennie recordaba los días que pasaron juntas,
su cita, SuperGirl, lo que escribió en su diario... sus sentimientos hacia ella.
- Jennie... - habló y la azabache la vio preocupada por su rostro serio -
Vos... ¿recuerdas todo lo que hicimos juntas? - preguntó sin darle tantas
vueltas, todo era mejor así.
La azabache se sorprendió un poco, pero asintió y miró una sonrisa
expandirse por el rostro de la chica. Jennie deseaba decirle cuanto le
gustaba, pero, ¿por qué no hacerlo? Aún cuando ella no le entendiera. Así
que con cuidado levantó sus manos y realizó unos pequeños movimientos
con ellas, la rubia la miro curiosa y confundida al no entender lo que podía
significar, ambas estaban tan concentradas que no escucharon el ruido de la
puerta abrirse.
<Me gustas, Lisa... me gustas mucho.> fueron lo que sus manos dijeron y
una enorme sonrisa apareció en los labios de Jennie.
- ¿Que signi...? - pero su pregunta se vio interrumpida por un fuerte
empujón - Pero que... - dijo mirando con furia a la castaña.
- ¡Maldita oxigenada de mierda! - gritó Roseanne llena de odio - Te dije
que te alejara de mi amiga, maldita perra. - dijo mientras tomaba con fuerza
la remera de Lalisa.
- ¿Cuál es tu problema? - preguntó Lalisa enojada - No le hago nada
malo.
- Vos sos mi problema, no sos nada más que una niña de papi que no hace
nada, solo mal a la gente. Estar junto a vos significa estar rodeado de
problemas. - dijo Roseanne.
Jennie miraba horrorizada la escena que ocurría frente a ella, trató de
gritar, trató de detenerlas, pero no pudo levantarse.
¿Que tan inútil podía llegar a ser ella?
Las lágrimas rápidamente se formaron en sus ojos al ver a dos personas
que le importaban a punto de golpearse.
- Sueltame Roseanne y olvidaré lo que hicistes, ahora. - dijo Lalisa entre
dientes.
- No me das miedo, Lalisa, no sos capaz de luchar tus propias batallas. -
comenzó a decir y Lalisa sintió su cuerpo tensarse - Acaso tu madre...
- Cállate Roseanne. - amenazó Lalisa con miedo.
- Acaso ella no supo educar a su hija. - dijo y esa fue la gota que derramó
el vaso.
Dos cositas.
1- Uy, se está poniendo buena la cosa, ahre
2- Ya decidí, seguiré subiendo capítulos los sábados y domingos.
So, se quedarán con la intriga, jeje.
Los amo y no me odien, bai.
UwU
Capítulo 27.

Aquellas palabras hicieron hervir la sangre de Lalisa, quien, sin mucho


esfuerzo apartó las manos de la castaña y la empujó haciendo que cayera al
suelo. Su mirada mostraba furia, odio y deseos de sangre.
Roseanne devolvió la mirada con la misma intensidad, se levantó
rápidamente y se lanzó hacia Lalisa tomándola de la remera para estrellarla
contra la pared violentamente.
Y fue allí cuando el primer golpe se dio.
El rostro de Rosé se movió un poco debido a la bofetada que le brindó
Lalisa.
- Hija de puta... - dijo Rosé levantando una de sus manos y soltando un
puñetazo en la cara de Lalisa.
Jennie entró en pánico, no sabía que hacer, los golpes iban y venían de
ambas partes. Le era imposible detenerlas ella sola; gritos e insultos se
comenzaron a escuchar por parte de ambas.
Entre tantos golpes y empujones ambas chicas provocaron que la
intravenosa que tenía la azabache fuera arrancada de una forma no tan
linda.
Jennie, rápidamente colocó su mano en su brazo debido al dolor, algo de
sangre comenzó a brotar del lugar.
El ruido comenzó a llamar la atención del personal médico para que
luego de unos minutos unas enfermeras entraron y separaron a ambas
chicas.
- ¡Sueltenme! Ella es una maldita perra. - gritó Rosé tratando de
acercarse nuevamente a Lalisa.
- Te arrepentirás de haber metido a mi madre en esto, maldita. - dijo
Lalisa con odio.
No tardo mucho para que los de seguridad entraran, se llevarían a ambas
chicas y les prohibirán la entrada, o al menos a una.
- ¡Jennie! - gritó Rosé volteando a ver a su amiga - Por favor, ¡dime que
es mentira! - suplico mientras era sujetada por los de seguridad.
La azabache miró con confusión a su amiga.
- ¡Dime que es mentira lo que le dijiste a esta estúpida! - pidió mientras
contenía las lágrimas.
Aquella escena hizo que el corazón de la azabache sintiera culpa, pero
aún así bajo la cabeza dejando que el silencio le diera la respuesta a su
amiga.
- ¡Jennie! - gritó mientras era sacada de la habitación - ¡Por favor
niegalo! ¡Dime que es una jodida mentira!
Jonnie tapó sus oídos y sintió sus lágrimas salir con intensidad, su amiga
ya no estaba en la habitación, pero aún se escuchaban los gritos pidiendo
que fuera mentira.
¿Estaba mal? ¿Rosé vio lo que le dijo a Lalisa? ¿Se enojó por eso? ¿No
está de acuerdo?
- Jennie... - la voz de Lalisa sonó esta vez y ella levantó la mirada - Lo
siento tanto. - se disculpó y los guardias la soltaron. Ventajas de ser Lalisa
Manoban, supongo.
Lalisa se acercó a Jennie con pasos lentos, como si quisiera asegurarse de
no asustar a la chica por su cercanía.
Jennie miró con detalle su rostro, su mejilla izquierda se encontraba roja
debido a un golpe que le propinó la castaña, igualmente su ceja fue abierta y
su labio estaba roto. Podía ver la sangre salir de ambas heridos y eso solo la
alarmó.
¿Era su culpa? Tenía que serlo, ella sabía cuánto odio se tenían esas
chicas, sabía de su rivalidad.
Ella había provocado que dos personas importantes se golpearan de tal
forma.
Sus manos viajaron al rostro de la rubia cuando ella se encontraba lo
suficientemente cerca, lo cual provocó que Lalisa cerrara los ojos debido al
contacto con Jennie. Leves caricias se produjeron en las mejillas de la
chica, eran cuidadosas y llenas de cariño.
"Lo siento... lo siento." - se disculpaba la azabache silenciosamente
mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
- Esto no es tu culpa. - habló Lalisa y Jennie se paralizó por un momento.
¿Ella pudo oír lo que decía?
- Perdóname por lo que viste. - se disculpó Lalisa sosteniendo la mano de
Jennie que aún seguía en su mejilla - Pero he de admitir que no me
arrepiento de golpear a la... idiota de tu amiga.
"Sí, es una idiota, no debió golpearte." - pensó la azabache mientras
asentía levemente.
- Tu madre me dijo que preguntaste por mí. - la rubia cambió de tema
mientras abría sus ojos para contemplar a la chica que se encontraba frente
a ella.
Jennie sintió sus mejillas arder y solo asintió.
- Señorita, podría acompañarnos para curar sus heridas. - dijo una de las
enfermeras y la chica bufó en respuesta.
- Volveré en un rato. - dijo y la azabache asintió.
Jennie vio como Lalisa salía de la habitación acompañada de algunas
enfermeras.
- Jennie. - la voz de una mujer hizo que volteara a verla - Le haré algunos
chequeos... por lo que sucedió, queremos evitar algo que perjudique su
recuperación. - explicó la enfermera y ella solo asintió.
Su brazo le dolía, y la enfermera colocó una gaza para limpiar la pequeña
herida que la intravenosa provocó.
Una nueva intravenosa fue colocada en el brazo de la azabache, su
presión fue revisada y le dieron algunos medicamentos para el dolor por la
operación. No había nada fuera de lo normal, lo cual eran buenas noticias.
- Bueno, todo se encuentra en orden. - confirmó la enfermera saliendo de
la habitación, mientras la azabache miraba su brazo.
Quería salir de allí, y lo que tenía entendido es que saldría en una semana
si todo salía como esperaban. Cerro sus ojos un poco tratando de relajarse y
olvidar todo lo que había pasado minutos atrás, tendría que hablar con
Roseanne por su violento comportamiento, al igual que con Lalisa pero si
de algo estaba segura era de que su amiga había iniciado la pelea.
"Bien Jennie, piensa en qué le dirás." - se decía a ella misma - "Es obvio
que se ha molestado por..." - calló al pensar la razón del enojo de su amiga.
"Dime que es mentira lo que le dijiste a esa estúpida." - las palabras de
Rosé volvieron a su mente.
<Me gustas Lalisa, me gustas mucho.> al igual que sus propias palabras.
Los ojos de Jennie se abrieron con sorpresa al tener un pequeño indicio
del porque su amiga se había enojado de aquella manera.
¿Acaso ella...?
Jennie sintió sus ojos arder debido a las lágrimas que amenazaban con
salir, mordió su labio para reprimir las ganas de llorar y una de sus manos
se colocó en su pecho, justo donde estaba el corazón
Recordaba claramente aquel día en el que su amiga compartió aquel beso
con TaeHyung, sabía que tenían una relación, los amigos no se besan. ¿Por
qué ahora parecía celosa de que encontrara a alguien?
Jennie no impidió que ella y TaeHyung se hicieran más que amigos.
Además, Rosé jamás le dio indicios de que estaba interesada en ella
sentimentalmente.
¿Por qué hacerlo ahora que ella tenía novio?
Las lágrimas comenzaron a salir involuntariamente, trató de limpiarlas
con el dorso de su mano tan rápido como caían, pero parecían no tener fin.
Jennie se encontraba confundida, sabía de sus sentimientos por Lalisa,
pero... aún había un sentimiento por Roseanne, sentimiento que deseaba
desapareciera.
Todas eran suposiciones de la azabache, Rosé podría no estar interesada
en ella, tal vez solo eran celos de amiga, tal vez solo le molestaba el hecho
de que se estaba enamorando de Lalisa, pero aún así le dolía.
- Jennie. - la voz de una chica sonó, la reconoció al instante - No llores. -
dijo y dos brazos la rodearon por los hombros.
Jennie pasó sus brazos por la cintura de Lalisa y se aferro a ella. No
importaba si estaba confundida, no importaba si estaba dividida por dos
personas... ella se sentía segura en esos brazos.
- Ya... ya... deja de llorar, no me gusta verte llorar. - decía Lalisa con una
dulce voz mientras acariciaba el cabello de Jennie - Haría cualquier cosa
para que dejes de llorar. - murmuró pero Jennie sí fue capaz de escucharla.
<Y yo daría cualquier cosa para dejar de hacerlo.> se dijo Jennie
aferrándose a Lalisa.
Mientras Jennie tenía una batalla interna con sus sentimientos, Lalisa
pensaba en el significado del movimiento de manos de la azabache.
- Jennie. - habló Lalisa con un tono suave y bajo - ¿Me dirás el
significado de lo que dijiste antes? - preguntó con cuidado.
Jennie se paralizó por completo. ¿Estaba bien decírselo? No lo sabía...
pero no quería mentir... quería decirle la verdad a Lalisa... no haría lo que
Roseanne le estaba haciendo a ella.
Así que con cuidado se separó de Lalisa y mirándola a los ojos asintió.
- ¿Me lo dirás ahora? - preguntó y ella asintió - Déjame busco una libreta
o... - pero antes de terminar Jennie colocó sus manos en las mejillas de la
chica provocando que esta la viera y ganara una negación - Pero, entonces
cómo...
Pero antes de siquiera poder terminar de hablar, algo impactó con
delicadeza sus labios, sus ojos se abrieron de la sorpresa...
Pasaron unos segundos y Lalisa reaccionó.
Jennie la estaba besando.
Miren nada más, si cumplí UwU.
Bueno, ¡Viva el JenLisa!
Ahora sí va a haber bastante JenLisa, hasta entonces.
<333
Capítulo 28.

Pov' Lalisa.
Mi cuerpo se paralizó y a la vez se estremeció completamente al sentir
sus suaves y delgados labios fundirse con los míos.
Era una sensación indescriptible, una mezcla de sentimientos y
adrenalina. Mi corazón latía de forma descontrolada, era como si en algún
momento fuera a explotar por la fuerza en la que latía.
Sentí como se separaba de mí lentamente, sentí que el frío invadía mis
labios y la vi a los ojos. Note un rubor cubrir sus mejillas y en sus ojos se
reflejaba miedo, duda y... amor.
Sus manos continuaban en mis mejillas, quería hablar, decir algo para
expresar lo que sentía en estos momentos. Pero solo lograba abrir y cerrar la
boca como si fuera una tonta, mi corazón latía a gran velocidad y sentía mi
respiración entre cortada.
- Yo... - trate de hablar pero las palabras salían torpemente - Vos... yo. -
deje de hablar cuando sentí una caricia en mi mejilla.
Mire los ojos de Jennie nuevamente y sentí el mundo detenerse, sabía lo
que quería. Tal vez no podía expresarlo pero lo sabía, solo tenía que
demostrarlo. Tomé una gran bocanada de aire y me acerqué a los labios de
Jennie nuevamente, sentirlos sobre los míos era lo más maravilloso de este
mundo.
- Auch... - me separé rápidamente al sentir dolor en mi labio, todo por el
maldito golpe de la estúpida de Roseanne - Creo... que no puedo besarte
mucho por ahora. - le dije dándole una sonrisa en modo de disculpa.
Jennie me miraba sorprendida, sus mejillas se encontraban temidas de
rojo y temblaba un poco, se veía demasiado adorable. Sus manos ya no se
encontraban en mi rostro por lo que me faltaba su calidez, pero no la
presionaria... estoy segura de que ella no entiende lo que acabo de hacer.
Sonreí un poco triste y comencé a alejarme lentamente.
- Bueno, me tengo que ir. - le dije al notar su mirada de confusión -
Tengo que ir a... otro lugar. - mentí, ni tenía nada que hacer, pero tenía que
salir de acá... por mi bien. - Nos vemos después, Jennie. - dije desviando la
mirada y caminando a la salida.
Abrí la puerta y no me detuve hasta salir de la habitación, cerré la puerta
y sentí una inmensa soledad. No quería irme, no quería dejarla, ahora
extrañaba sus labios, pero tenía que hacerlo, debo cumplir con las
condiciones de mis padre.
Comencé a caminar hacia la salida del hospital, mi chófer me esperaba en
el estacionamiento, tendría que darle indicaciones para que me lleve a la
oficina de mi padre nuevamente... bueno tal vez mañana, hoy he tenido
demasiadas emociones.
Llegué hasta el auto de mi padre y miré a JongDae, estaba sentando
leyendo el periódico como siempre lo hacia, suspiré y camine a su
dirección.
- Llévame a mi casa. - le ordené y él bajo rápidamente del auto, su
expresión me decía que estaba asustado.
Me tiene miedo... como todos los del instituto, ser la hija de aquel
reconocido CEO tiene grandes ventajas, pero al mismo tiempo crueles
desventajas.
《》 ...
- Entonces, sos hija del señor Manoban. - dijo una chica con un tono
amable totalmente falso - Eso es increíble, debes de tener mucha influencia.
Así era siempre, cuando alguien sabía quien era rápidamente intentaba
acercarse, muchos tratando de hacerse mis amigos, los cuales he terminado
de alejar. No necesito hipócritas cerca de mí, no importa cuánto luche por
quitar esta imagen que tienen de mí, jamás se quitara.
- Lisa. - la voz de EunHa me sacó de mis pensamientos - Acá están las
cosas que me pediste. - dijo algo nerviosa.
- Bien. - dije y tome la pequeña bolsa de plástico con aquellos
medicamentos que le pedí.
EunHa era la única persona que podía considerar amiga, era la cosa
más cercana a eso, ella era muy honesta en cuanto a las cosas que le
gustaban, además de noble e ingenua, su voluntad es débil y fácil de
manipular.
Me siento un poco por tratarla como asistente o subordinada, pero no
puedo tratarla como algo más, la gente normalmente me trata como algo
para hacerse más populares. Aunque EunHa se ha mostrado honesta de su
amistad hacia mí, no puedo dejar de pensar en que ella buscara alguna
ventaja de juntarse conmigo, como todos lo hacen.
- Podés retirarte, te llamaré si hay algo más. - dije y ella asintió.
Comencé a caminar hacia mi casa, los nervios comenzaron a aparecer,
mi respiración era irregular y mi corazón latía rápidamente, tal vez hoy lo
vería.
¿Hablaríamos? ¿Me daría un abrazo? ¿O simplemente me ignoraria
como en otras ocasiones?
Entre al hotel como siempre, y allí en recepción encontré a mi padre
junto a algunos empleados, parecían discutir por algo importante del hotel.
- Papi, buenos días. - dije acercándome para darle un abrazo.
- Oh... hola hija. - dijo acariciando mi cabeza - Que bueno que te veo, no
llegaré a casa hoy, toma algo de dinero y no sé, sal un rato con tus amigas.
- dijo entregándome el dinero y se comenzó a alejar.
Mire el dinero en mis manos y sentí un dolor en mi pecho, el mismo dolor
que había estado sintiendo desde hace ya años.
- Claro. - dije sabiendo que no me escuchaba y camine al ascensor.
Esto no era nada nuevo para mí, así era mi vida desde aquel día, tengo
todo lo que quiero, ropa, dinero, celulares de alta tecnología, pretendientes
dispuestos a todo para estar conmigo, amigos interesados que les importa
más el dinero y posición económica que lo que soy.
No importaba que era lo que pedía, siempre lo obtenía. O al menos la
mayoría.
Entre a mi habitación una vez que llegue a mi piso. Se podía sentir el frío
del lugar, lo solitario que era aquel lugar que, sin importar los hermosos
colores ya agradable decoración no lograban transmitir el calor de un
hogar... mi viejo hogar.
《》 ...
Baje del auto una vez que éste se detuvo frente al gran edificio que era mi
hogar, camine al interior colocándome unas gafas de sol, tendré que ir
directamente a la habitación para que nadie vea estos jodidos moretones.
Llegue hasta el elevador y presione el botón para poder ir a mi
habitación, espere un poco hasta que éste se abrió, pero me sorprendí al ver
a mi padre salir de éste con una señora.
Cabello desordenado, respiraciones agotadas, ambos acomodando su
ropa... mirada nerviosa.
- ¿Papá...? - pregunte al ver que él no se movía y me veía con cierto
miedo.
Las palabras no salían, pero no era una idiota, sabía perfectamente lo que
había ocurrido dentro de ese ascensor... sabía perfectamente quién era esa
mujer, no era estúpida.
- Hija... - dijo aclarándose la garganta - Iba de salida. - me informó y
comenzó a revisar sus bolsillos.
- Guárdate tu dinero. - dije enojada, por primera vez en años le había
faltado el respeto a mi padre - No lo quiero. - dije y camine hacia el
ascensor de al lado. Ni loca usaría aquel sucio ascensor - Y ni pienses que
cumpliré con lo que acordamos ahora que sé de esto. - dije mirándolo con
desagrado.
- Hija... - hablo de forma seria - Me pediste ayuda, y realizamos un trato,
debes cumplirlo. - dijo y sonreí de forma burlona.
- Jamás cumpliría un trato con una hombre que se acuesta con... - mire a
la mujer que se encontraba junto a mi padre quien solo tenía la mirada baja,
avergonzada de haber sido atrapada -... una oportunista y zorra. - dije
mirando con odio a la mujer.
Un fuerte sonido se escuchó en el lugar y mi mejilla nuevamente ardía
por la bofetada por parte de mi padre. Mis ojos se abrían lo más que podía
por la sorpresa del golpe, lo miré y noté su severa mirada.
- No te atrevas a hablar así de Lawan. - dijo y apreté la mandíbula.
- ¿Cómo se siente solo ser el reemplazo de tu hermana? - le pregunte a la
mujer que en algún momento fue mi tía, y sin esperar respuesta entre al
elevador y presione un botón para cerrar la puerta.
Mi espalda choco con la pared una vez dentro de mi habitación, una
opresión en el pecho me hacía difícil respirar, mi mejilla ardía de una
manera horrible, y mis ojos picaban debido a las lágrimas que evitaba
derramar.
Poco a poco me deslice por la pared hasta sentarme en el suelo, escondí
mi rostro en mis rodillas y mi llanto comenzó mientras me abrazaba a mi
misma en la soledad de mi habitación.
- Maldición... - dije entre sollozos - Maldición... te odio...
Era tan patética... llorar sola en mi habitación, con maletas a medio
hacer... me iría... me iría de acá... y no podía hacer nada para detenerlo.
Lo siento... Jennie... no puedo quedarme a tu lado después de todo...
¡Buenas!
Acá estoy de nuevo, uwu.
Ahora, ¿qué pasará? Ahre, posiblemente hoy publique otro, hasta
entonces.
Bai.
Capítulo 29.

Dos semanas después.


Dos semanas era el tiempo que lestuvo Jennie en el hospital antes de que
le dieran de alta. Luego de agendar los días que regresaría para realizar la
rehabilitación en su casa.
Como era de esperarse se movía por medio de una silla de ruedas, su
madre, quien la había visitado todos los días la ayudaba.
Pero la azabache no estaba feliz, se sentía triste al lo contar con la
presencia de cierta rubia quien no regreso desde aquel día.
Aquel día Jennie se sentía la persona más feliz del mundo. Todavía no
sabía muy bien de los sentimientos de Lalisa hacia ella, pero el simple
hecho de recibir un beso por parte de la chica le era suficiente. Esperaba
que llegara el día siguiente para poder hablar con ella, aclarar todo y
confesarle correctamente sus sentimientos.
Pero Lalisa no vino ese día, ni el siguiente, ni el otro. Según por palabras
de su madre la chica tenía asuntos que resolver y se encontraba ocupada.
Aún así Jennie se sentía triste por no ver a la chica al menos el día que salía
del hospital.
- Cuando lleguemos a la casa te prepararé tu pastel favorito. - comentó su
madre tratando de animar a su hija.
Jennie solo asintió sin muchas ganas de entablar una conversación con su
madre.
- Lisa me dijo que vendría a casa para visitarte. - dijo y si fuera magia
una sonrisa apareció en el rostro de la azabache.
Su madre trató de sonreír por la reacción de su hija, pero más que una
sonrisa era una mueca.
La señora Kim sabía de los sentimientos de su hija hacia Lalisa y como
toda madre deseaba la felicidad de su hija, pero desde hace unos días sus
hija no parecía feliz y sabía la razón de eso.
Jennie por su lado imaginaba como podría ser volver a Lalisa luego de
dos semanas de no saber nada de ella. La sonrisa de Jennie no podía ser
borrada con nada, tenía una gran ilusión de ver a Lalisa. Para eso tendría
que arreglarse un poco, tendría que cambiarse de ropa y peinarse de manera
distinta, ¿sería demasiado usar un poco de maquillaje? No lo sabía, pero
quería verse linda para Lalisa.
Su corazón comenzó a latir rápidamente, se sentía ansiosa, pero un cálido
sentimiento invadía su pecho y eso era lo único que le importaba.
Quería decírselo.
"Me gustas... te quiero... estoy enamorada de vos."
Esas palabras se repetían una y otra vez en la cabeza de la azabache. La
pequeña se perdió tanto en sus pensamientos que no noto que ya había
llegado a su casa. Su madre con cuidado abrió la puerta y en cuanto
cruzaron las luces se encendieron y algo de confeti comenzó a caer.
- ¡Bienvenida! - decían varias voces mientras se escuchaban aplausos y
algo de música.
Los ojos de Jennie se abrieron al ver a varios de sus compañeros de clase
reunidos en su casa. Una amplia sonrisa se mostró y pequeñas lágrimas
salían de sus ojos, estaba feliz.
- Jennie. - saludó JiMin acercándose a la chica - Espero que te guste
nuestra sorpresa. - dijo mostrando una radiante sonrisa.
Jennie solo asintió con alegría, varios de sus compañeros se acercaron a
ella para hablar. Realmente todo fue alegría, risas y anécdotas graciosas de
algunos de sus compañeros.
Jennie sabía que TaeHyung y Roseanne no vendrían a aquella fiesta, por
una parte la hacía sentirse triste pero por otra lo comprendía. TaeHyung tal
vez se sentía culpable por lo que había pasado y Rosé... tal vez ella la
odiaba.
Pero no dejaría que eso arruinará su diversión.
Las horas comenzaban a pasar y la gente iniciaba a retirarse, Jennie se
sentía feliz de saber que tenía gente que tenía gente que se preocupaba por
ella, aún cuando su estadía en el instituto fue corta logró conseguir grandes
amistades. Pero una gran decepción invadía su pecho, ese sentimiento lo
provocaba la persona que más anhelaba ver, pero al parecer ella no sentía lo
mismo.
- Bueno, creo que es hora de irnos. - la voz de Hwasa sacó a la azabache
de sus pensamientos - Nos vemos después. - dijo y les dio un beso en la
mejilla en forma de despedida.
<Nos vemos.> escribió Jennie en su libreta y despidió a su amiga.
JiMin por su lado seguía en la casa tomando un vaso de soda, le dijo algo
a la morena quien solo asintió y se retiró, Jennie lo vio al notar que se
acercaba, se notaba serio y algo triste, podía decirse que no tenía muy
buenas noticias y eso comenzó a incomodar a la azabache.
- Jennie. - habló el rubio - Quiero preguntarte algo. - dijo y la de ojos
gatunos asintió dándole el permiso - ¿Cuál es tu relación con Lisa? -
preguntó y Jennie lo miró sorprendida.
¿Cuál era? Eso era lo que ella se preguntaba, no eran amigas, eso ella lo
sabía, las amigas no se besan en los labios, o al menos eso creía ella.
<No lo sé. Ella me agrada.> escribió en su cuaderno, no quería mentir,
pero no quería decirle sus sentimientos a él.
- Ella me contó que la besaste... y que ella te devolvió el beso. - contó y
Jennie nuevamente se sorprendió, sus mejillas se tornaron rojas y esquivó la
mirada del rubio - Jennie, quiero saber que significó eso para vos. - decía el
rubio pero la azabache noto algo en su mirada.
<¿Que pasa?> escribió mirando a su amigo con confusión. <¿Que me
estás ocultando?> preguntó.
JiMin suspiro al terminar lo escrito por su amiga, pasó su mano por su
cabello alborotando su cabellera rubia. Miro nuevamente a Jennie y en
aquella mirada se podía notar miedo.
- Sólo respóndeme. ¿Que sentís por ella? - preguntó nuevamente pero
ahora había un tono suplicante en su voz.
Jennie no entendía lo que pasaba, la actitud de su amigo la comenzaba a
poner nerviosa y el miedo comenzaba a brotar, tenía un mal presentimiento
y quería equivocarse. Apretó el agarre de la libreta y comenzó a escribir.
<Me gusta. Estoy enamorada de Lalisa.> sus palabras eran claras y
directas.
JiMin leyó lo escrito en la libreta y cerró los ojos para luego colocar una
mano en ellos cubriendo así las lágrimas que estaban saliendo. Jennie se
comenzó a asustar y trato de acercarse a JiMin empujando sus silla de
ruedas.
- Lo siento... - dijo JiMin rápidamente y Jennie se confundió - Lo siento...
- decía pero su voz se quebraba cada vez más - Lo siento, Jennie... - decía y
Jennie no lograba entender lo que sucedía, pero no le gustaba.
Tomo su bolígrafo y comenzó a escribir en la libreta para preguntarle a
JiMin el porque de su disculpa, pero antes de siquiera poder terminar el
chico volvió a hablar haciendo que Jennie quedara congelada analizando las
palabras de JiMin.
- Se fue... - dijo entre sollozos tapando sus ojos - Lisa se fue de Corea.
El cuaderno de Jennie cayo al suelo al igual que su bolígrafo, sus ojos se
abrieron bastante y sintió como su pecho se oprimía de una forma en la que
jamás se había hecho.
Jennie no lo sabía, pero algo se había roto en ella.
Ahora sí, entramos a la llamada, "etapa final", si me odian por
dejarlos así la próxima semana lo entiendo, pero vo' a disfrutar de este fin
de semana.
So, bai.
Capítulo 30.

Dos años después:


Un pequeño grupo de amigos caminaban por las calles de Seúl, su charla
era bastante animada pues las risas se podían escuchar a lo lejos.
- Dejando eso de un lado, ¿ya decidieron a que universidad entraran? -
preguntó cierto rubio.
- No estoy muy segura, creo que entraré a la quede más cerca de mi casa,
supongo. - dijo una morena - Me imagino que vos ya tenés la universidad,
JiMin.
- Pues sí, mi padre la eligió, dice que es la mejor de Seúl, y bueno, tengo
que hacerle caso, al final él pagará mis estudios. - dijo sonriendo mientras
acomodaba su cabello - ¿Mark?
- S-sí... - habló con timidez el pelirrojo que los acompañaba - Iré a una
universidad que tenga una especialización en las bellas artes.
- Eso es grandioso, seguir tus sueños y las cosas que te gustan. - dijo con
entusiasmo una chica de cabello rubio - ¿No lo crees, Irene?
- Sí, SeulGi. - dijo la pelinegra con una sonrisa mientras tomaba la mano
de su novia.
- Por cierto, Jen. ¿Ya elegiste universidad? - preguntó Hwasa a su amiga
que se encontraba caminando unos pasos delante de ellos.
Jennie volteó a verlos y con una sonrisa asintió.
- ¿Todavía tenés pensado volver a Nueva Zelanda? - preguntó JiMin que
luego de todos los sucesos ocurridos años atrás se había vuelto confidente
de la azabache.
La chica negó y detuvo su paso mirando su celular.
<Estaré acá, con ustedes.> dijo realizando los movimientos con sus
manos.
Hacia un año que ellos aprendieron el lenguaje de señas para poder
entender con mayor facilidad a Jennie, lo cual alegro bastante a la chica.
Aún así, faltaba algo en su vida.
El paseo del grupo continuó un poco más hasta que la azabache llegó a su
casa, se despidió de sus amigos y entró a su hogar, camino por la sala un
rato y suspiro sentándose en uno de los sofás. Miro el techo y sonrió con
tristeza.
《》 ...
Dos años atrás.
Una semana, solo había pasado una semana desde que se había
enterado de la partida de la rubia, y se encontraba destrozada.
¿Por qué no se despidió de ella? ¿Por qué la beso si al final se iría de su
vida? ¿Que significo realmente ese beso para ella?
Varias preguntas recorrían la mente de la azabache mientras lloraba en
su cama.
Había intentado contactarse con Lalisa desde el primer día que supo lo
que hizo, pero su número estaba suspendido, sus redes sociales cerradas y
su padre no le daba información de la chica.
JiMin también trataba de contactarse con la chica, pero también tuvo el
mismo resultado que Jennie.
Un pequeño sonido sacó a Jennie de su pequeña burbuja de dolor y
soledad. Alguien tocaba su puerta, tal vez era su madre que estaba
preocupada por ella, tal vez era JiMin que venía a decirle que no podía
encontrar a Lalisa o tal vez solo trataba de despertar de aquella pesadilla...
Pero era real... era una cruel realidad.
Se levantó de manera lenta de la cama y camino un poco hasta llegar a
la silla de ruedas, podía caminar pero eso era muy doloroso para ella
quien aún no se recuperaba lo suficiente de la operación. Llego a la puerta
y abrió sin saber quién era la persona detrás de ésta.
- Jennie. - la voz de Roseanne la hizo levantar la mirada sorprendida.
Tenía casi un mes sin verla o hablarle, ¿a que venía ahora?
Jennie frunció el ceño algo confundida, Rosé la miraba nerviosa, aún se
podían ver marcas en su pálido rostro de la pelea que tuvo con Lalisa,
incluso pudo notar las ojeras que la chica tenía.
<¿Qué querés?> preguntó Jennie mostrando indiferencia con su mirada.
Rosé bajo la mirada y coloco sus manos detrás de ella, Jennie pudo
notar como sus ojos se cristalizaban pero trató de ignorarlo.
- Quería verte. - confesó la chica levantando la mirada con suplica.
<Rosé... yo estoy ocupada.> dijo Jennie aunque era mentira, solo quería
seguir llorando por la chica que la había abandonado.
- Por favor, Jennie, te necesito a mi lado. - dijo Rosé arrodillandose para
quedar a la altura de su amiga - Lisa no volveré, lo sabes. - dijo
provocando dolor en el pecho de la azabache.
<No me importa si no vuelve.> dijo Jennie, sus manos temblaban y sus
ojos estaban húmedos. <Solo quiero saber si esta bien... y la razón por la
que se fue.> dijo y sintió como las lágrimas comenzaban a bajar por sus
mejillas.
- Por favor, Jennie. - dijo tomando las manos de la azabache - Vuelve a
mí... Lalisa solo te hizo daño. - dijo y Jennie la miró incrédula.
¿Aún seguía en ese plan?
Rápidamente deshizo el agarre de la castaña y la miró molesta. Tal vez
era verdad que Lalisa le hizo daño al final, pero aún así le quería y no
permitiría que trataran de convencerla de lo contrario.
<No me importa. Yo me enamoré de ella.> dijo e hizo que Rosé cayera al
fondo.
- ¡Ella te abandonó! - gritó y la tomó por los hombros - Yo no te haría
eso. - dijo Roseanne mirando a Jennie con desesperación.
<Vete.>
Rosé miró a Jennie sin entender muy bien lo que la más pequeña le había
pedido.
- Jennie, ¿que estás...? ¡No podés hacerme esto! - comenzó a alterarse -
Yo he estado para vos todo este tiempo, yo he sido tu amiga durante años. -
decía la chica mientras lágrimas recorrían sus mejillas - No podés tirar
todo a la basura por esa chica. - dijo mientras apretaba el agarre.
Jennie cerró sus ojos debido al dolor que sentía en sus hombros, pero
más que eso, era por el miedo que sentía hacia la persona que se
encontraba frente a ella, aquella no era la Rosé que ella había conocido,
ella no era su amable y divertida chica, no era la chica fuerte y gentil que
había conocido cuando era una niña.
"Aléjate de mí." Gritó Jennie desde su interior mientras empujaba sin
ningún cuidado a Rosé.
Ese día Jennie sacó de su vida a una persona que alguna vez fue
importante para ella.
《》 ...
Unos pequeños movimientos hicieron que Jennie abriera sus ojos, sin
darse cuenta se había quedado dormida en el sofá de su casa.
- Hola hija. - saludó su madre con una sonrisa.
Jennie sonrió mientras frotaba sus ojos con algo de cansancio.
- ¿Cómo te encuentras hoy? - preguntó su madre.
<Mejor... ya no pienso tanto en ella.> dijo Jennie con una sonrisa.
La señora Kim sonrió orgullosa y camino hacia la cocina.
Un año atrás Jennie había sido diagnosticada con depresión, fue difícil
para su madre soportar ver a su hija en el hospital nuevamente. La repentina
ida de Lalisa había golpeado muy fuerte a Jennie, quien se había aferrado a
ella. Gracias a los psicólogos y los medicamentos pre-escritos logró superar
aquello, pero el tema jamás se superó.
Jennie también sentía dolor y rencor al recordar a Lalisa.
"Mentiste." - pensó la chica de ojos gatunos mientras veía el techo
nuevamente. "Me dejaste... prometiste no dejarme sola... prometiste
protegerme... ¿dónde estás?
¡Holaaaa!
Ya sé, hoy es lunes, pero ñeh, solo soy buena persona ;p
Capítulo 31.

Jennie corría por los pasillos del instituto, hoy era el día en que presentaría
su examen para la universidad, su alarma no sonó y el auto de su madre se
descompuso precisamente ese día.
Llegó a la puerta frente al salón donde presentaría el examen, se detuvo
un momento y trató de calmarse para regular su respiración, segundos
después tocó la puerta que fue abierta mostrando a un hombre mayor con
canas en su cabello y una expresión seria.
- ¿Si? - preguntó con tono molesto y Jennie solo sacó una nota de su
pantalón y se la entregó al profesor - Ya veo... llega tarde. - dijo y Jennie
solo asintió avergonzada - Entre pero el tiempo sigue siendo igual, no por el
llegar tarde tendrá tiempo extra. - dijo y Jennie solo entró tratando de
ignorar el mal genio del profesor.
El tiempo comenzó a pasar y Jennie se encontraba muy concentrada en
su examen, tenía que salir bien en aquel examen, ya que ella quería estudiar
y salir adelante. Regresar al instituto nuevamente, ya que cuando volvió a
caminar ella decidió terminar la preparatoria en línea, por lo que termino
antes que sus amigos.
- El tiempo terminó. - anunció y Jennie dejo el examen.
Ella no había tenido problemas en terminarlo, sabía que lo había
contestado todo y sabía que le iría bien, ya que lo que único había hecho
durante un año fue estudiar sin parar.
Salió del salón para ir a encontrarse con JiSoo, una amiga que hizo en
línea, al principio fue extraño, ya que la azabache no confiaba mucho en las
personas, ni siquiera en sus propios amigos, que ya conocía. Pero conocer
gente nueva no estaba demás, además de que había sido recomendación del
psicólogo, aunque él jamás especificó donde debía buscarlos.
JiSoo era una chica de veinte años, era dos años mayor que Jennie, era
unos centímetros más pequeña que ella y su cabello era largo, con
tonalidades moradas, unos hermosos y oscuros ojos, era realmente atractiva,
para los ojos de un hombre y también a los ojos de Jennie.
La conoció en una página de chat en la cual entró solo por aburrimiento,
al principio le pareció extraño chatear con una total desconocida, no sabía si
realmente le estaba diciendo la verdad o se estaba haciendo pasar por otra
persona, pero con el tiempo Jennie le tomó cariño a la chica y sus
conversaciones se volvieron más largas. Aún recordaba cuando JiSoo o
Chicken-Love1995, como se hacia llamar en el chat le sugirió hacer una
video llamada.
Jennie lo dudo, pero quería saber a quién le hablaba en el chat, así que
acepto, no podía olvidar su sorpresa al encontrarse el rostro de una joven
tan hermosa como JiSoo, fue una sorpresa para Jennie cuando JiSoo
confesó que la conocía, aunque fuera de vista. Ya habían pasado diez meses
desde que se conocían en persona más los dos que pasaron hablando pro
chat.
- ¡Jendeukie! - saludó JiSoo al ver a Jennie llegar a su encuentro.
Jennie sonrió y levanto la mano para devolver el saludo. A diferencia de
los demás amigos de Jennie, JiSoo no había aprendido el lenguaje de señas,
y no porque no le interesara, de hecho lo encontraba fascinante y divertido,
pero el trabajo y la universidad no se lo permitían. Aún así Jennie se
encargaba de enseñarle algunas palabras.
- ¿Cómo crees que te fue en la prueba? - preguntó la pelimorada tomando
la mano de la azabache y entrelazando sus dedos.
A Jennie no le parecía extraño, eran amigas de todos modos, eso hacían
las amigas, ¿no?
<Bien, sé que aprobare.> escribió Jennie en su celular para luego
mostrárselo a JiSoo.
- Sé que lo harás. - dijo soltando su mano para darle un abrazo.
Jennie correspondió el abrazo, era una gran amiga y muy divertida,
siempre que estaba con ella se sentía... especial. Olvidaba sus
preocupaciones y tristezas, olvidaba lo sola que se sentía sin Lalisa.
- ¿Querés ir por un helado? - preguntó JiSoo rompiendo el abrazo con
Jennie quien solo asintió - Bien, así aprovecho para comentarte algo. - dijo
ganando una expresión de confusión por parte de la azabache - Cuando
tengamos el helado hablamos. - dijo mientras comenzaba a caminar y
tomaba nuevamente la mano de la azabache.
Jennie sentía curiosidad de lo que su amiga le quería contar, aunque sabía
lo misteriosa que era ella, pero no era algo que le molestara ya que se le
hacia divertido.
Una vez que ambas tenían el helado se dedicaron a caminar por el
parque, JiSoo vio a Jennie un momento y suspiro.
- JenJen. - habló rompiendo el silencio - Cuando entres a la universidad,
vos... ¿quisieras mudarte conmigo? - preguntó deteniendo su paso y
mirando a Jennie con esperanza.
Jennie bajó su helado al escuchar la pregunta de JiSoo, eso la había
tomado por sorpresa, aún así una pequeña sonrisa se formó en sus labios y
asintió con alegría.
[...]
Del otro lado de la ciudad una joven bajaba del avión, volviendo a Corea
del Sur, lugar donde vivió gran parte de su vida, lugar donde dejó lo más
importante de su vida sin decirle ni una sola palabra de despedida.
- Señorita Manoban. - un hombre mayor se acercó a la rubia - La
esperaba. - sonrió de manera amable.
- Gracias. - dijo simplemente mientras caminaba hacia la salida del
aeropuerto, lo último que quería era seguir en ese lugar - ¿Cómo está mi
padre? - preguntó desinteresada.
- El señor está bien. - respondió el hombre.
- ¿Sabe que llegue hoy? - preguntó y el hombre negó.
- No, como usted me lo ordeno, no dije nada. - dijo el hombre.
- Bien. - dijo sonriendo - Llevame a la casa de los Park. - dijo.
- Como ordene. - ambos llegaron al automóvil y el hombre abrió la
puerta para que la rubia tomara asiento.
Lalisa pensaba en lo feliz que se pondría JiMin al verla nuevamente
luego de dos largos años, aunque también debía disculparse con él por
haberlo dejado de esa manera. Pero al mismo tiempo pensaba en la pequeña
que había dejado sin decirle nada, que, aún luego de tanto tiempo se sentía
culpable por lo que hizo.
Solo esperaba volver a verla pronto y rogaba para que Jennie no la odiara
por lo que había pasado hace dos años.
Se va la Rosé y aparece la JiSoo 7u7.
Además de la aparición de Lisa, se va a poner buena lo cosa.
<333
Capítulo 32.

- No deberías estar acá. - fue lo primero que salió de la boca de su mejor


amigo.
Lalisa aún no creía lo que escuchaba, su amigo, la persona que había
estado con ella desde la muerte de su madre la miraba como si fuera una
desconocida, sus ojos mostraban rencor y dolor.
- JiMin. - dijo la rubia algo desconcertada - ¿Es todo lo que me dirás
luego de no verme por dos años? - preguntó con dolor.
- Realmente me gustaría decirte cosas peores, pero... no sería justo. -
confesó el chico - Yo sabía que te irías, vos me lo dijiste. Aún así... ¿tenías
que dañar a Jennie con tu ida? - pregunto el chico.
Lalisa bajó la mirada sintiendo una gran culpa en su pecho, sabía que su
partida de algún modo lastimaría a la azabache.
- No quería hacerlo. - dijo con honestidad - Peto debía irme. Juro que iba
a ir a verla ese día... pero...
- Tuviste miedo. - se adelantó el rubio y ella guardó silencio - ¿A que
viniste? - preguntó tratando de cambiar de tema.
- Vine a visitarte. - dijo y notó molestia en la mirada del chico - También
me quedaré en Corea... no me iré más.
JiMin suspiro y miró nuevamente a Lalisa, sabía la razón por la que se
fue, jamás se lo dijo a nadie por petición de ella misma, pero estar un año
apoyando a Jennie lo hizo lamentarse de esa decisión, un años sintiéndose
la peor basura por ocultarle algo que podría mejorar la situación... un año
fingiendo no entender la razón de la partida de su amiga.
No quería admitirlo, pero todo aquel cariño y amor que le guardaba a su
amiga se esfumaron cuando Jennie le contó lo que pasó la última vez que la
vio hace más de un año.
- Le hiciste daño. - dijo con tono molesto - La lastimaste. - continuo,
recordando a la azabache buscando refugio en él sin éxito - ¡Ella lloro por
vos mucho tiempo! - cada palabra de JiMin hacían que Lalisa se sintiera el
peor ser humano de la historia - ¡No te imaginas cuanto! - pero el chico
también se sentía culpable, él pudo hacer algo para que eso no pasara, pero
no lo hizo - ¡Sólo te fuiste y la heriste! - gritó y rápidamente recibió una
bofetada por parte de Lalisa.
- ¡No hables como si a mí no me hubiera dolido! - dijo mientras las
lágrimas recorrían sus mejillas - ¿¡Acaso crees que yo deseaba irme!?
¿¡Acaso crees que yo quería dejar a la persona de la cual me enamoré!? Lo
sé, fui una cobarde y todo... ¡Pero yo no deseaba dejarla! - gritó mientras
sentía su alma quebrarse - Me odié por eso, ¡me sigo odiando por eso! ¡Yo
también lloré! ¡También sufrí por no tenerla cerca, por no verla! ¡Lloré al
no tenerla en mis brazos! - JiMin miraba sorprendido a Lalisa, que lloraba
frente a él por primera vez luego de tantos años desde la muerte de su
madre - ¡Así que no vengas con reclamos estúpidos! ¡Yo sufrí al igual que
todos!
La habitación quedo en silencio luego del grito de la rubia, JiMin miraba
como Lalisa trataba inútilmente de secar las lágrimas de sus ojos. Era
verdad, él no tenía porque culpar a Lalisa de algo que no fue su decisión; tal
vez pasar tanto tiempo junto a una frágil Jennie lo hizo sobreprotector en
cualquier tema relacionado con ella.
- Perdóname... fue descortés de mi parte. - dijo y se acercó a ella - Te
extrañe tanto. - dijo para luego abrazar a Lalisa, quien lloró ante el acto.
JiMin decía la verdad, la había extrañado, se alegraba de verla
nuevamente, pero sabia que algo saldría mal de todo esto. Temía que Jennie
cayera nuevamente, no sabía cómo tomaría ver a la rubia nuevamente en
Seúl. Jamás volvieron a tocar el tema desde que fue con un psicólogo,
además sabía del odio que le tomó la madre de Jennie a Lalisa por el dolor
que le provocó a su hija con su partida.
- Muchas cosas cambiaron durante estos dos años, Lisa. - dijo JiMin
mientras acariciaba la espalda de su amiga.
- ¿Que querés decir? - preguntó confundida.
Pero JiMin solo sonrió con tristeza sin darle una respuesta clara a Lalisa,
él sabía que lo entendería una vez que se encontrara con Jennie, ya que ella,
había cambiado durante esos dos años.
[...]
Jennie se encontraba sentada en el sofá, JiSoo le pidió ir a su casa y ella
aceptó.
- Disculpa hacerte esperar. - dijo la pelimorada mientras entraba a la sala.
Su ropa de distinta pues había decidido cambiarse debido al calor que sentía
con la ropa que traía antes. - ¿Querés comer algo antes? - pregunto y ganó
una negación por parte de la más pequeña.
Jennie sabia la razón por la cual la había traído a su casa, estaba feliz
pero sabía que era apresurado.
<Me gusta tu casa.> Le mandó un mensaje a JiSoo lo cual provocó una
pequeña risita en ella, era gracioso que la azabache le mandara mensajes
estando en la misma habitación pero era comprensible al saber su
condición.
- Gracias. Pero recuerda que esta también es tu casa. - dijo la chica
mientras se acercaba a Jennie. - Puedes mudarte cuando quieras acá. - dijo
mientras se sentaba a su lado.
<Lo se y te lo agradezco. Pero sabes que me mudarte sólo si quedó en la
Universidad.> Fue un nuevo mensaje que Jennie le mandó a la chica.
- Bueno creo que seguiré comiendo comida rápida. - dijo divertida
haciendo clara referencia a su nulo conocimiento de la cocina más básica. -
Sabes que tu eres la única que ha usado mi cocina para lo que se creo...
cocinar. - dijo con una sonrisa ganándose un pequeño golpe en su hombro.
<Aún no puedo creer que colocaras una tele de plasma y una pequeña
cama en tu cocina.>
- No me puedes culpar. - dijo riendo. - Lo hice cuando mi familia vino a
visitarme y apenas cabiamos en esta casa, además alguien durmió en el
baño. - contó.
<Fuiste vos si no me equivoco.> recordó la azabache.
- Si, no te iba a dejar a ti dormir en la tina del baño, por eso te di la
cocina. - dijo y la pequeña sonrio al recordar aquel dia.
<Sabes que podías haber dormido conmigo.>
- Lo se, pero al día siguiente gane mimos por tu parte así que creo que
valió la pena jajaja. - dijo mientras tomaba una de las manos de la azabache.
Jennie sintió estremecerse un poco, no era ni siquiera la mitad de lo que
sintió con Lalisa pero era lindo sentirse querida nuevamente, aun así tenía
miedo de que aquello desapareciera como la última vez.
Lalisa no sólo fue la primera que le mostró realmente el sentimiento del
amor, sino también el dolor y el miedo a confiar en el.
<Ya hablamos sobre esto, Chu.>
- Lo se. - dijo la chica con una sonrisa mientra soltaba la mano de la
azabache. - Yo te esperaré lo que tenga que esperar. - dijo mirando a la
azabache con comprensión y adoración.
Jennie sabía de los sentimientos que JiSoo tenía hacia ella, eran puros y
honestos. La azabache compartía aquel sentimiento, pues tambien sentía
algo fuerte por su amiga pero lo único que la detenía por no comenzar una
relación con ella era el miedo, eso era lo que Lalisa le habia dejado con su
partida, miedo a volver a enamorarse.
<Gracias.> envió el mensaje y beso la mejilla de su amiga.
Capítulo 33.

Varias cajas de cartón se encontraban en la habitación, Jennie sabía que aun


faltaban mucho tiempo para saber si había pasado el examen o no, pero
JiSoo la había convencido de irse a vivir con ella antes diciendo que sin ella
comenzaría a engordar por seguir comiendo comida rápida.
- Para el viernes tendrás todo en cajas. - dijo Mark, quien vino a ayudar a
su amiga.
<Lo sé, JiSoo quiere que me mudé lo más pronto posible.>dijo Jennie
con su singular lenguaje de señas.
- Le gustas. - dijo sonriendole a la chica.
<Lo se, me lo dice cada vez que tiene la oportunidad.> dijo la azabache
sonrojada pero con una sonrisa adorable.
- ¿Queres que subamos las cajas al auto para comenzar a llevar algunas
cosas? - pregunto mirando las varias cajas que había y las cosas que aun
faltaban por empacar.
<Sólo dejame confirmar si JiSoo esta en casa.> Dijo y sacó su celular
para mandarle un mensaje a su amiga.
"Hey JiSoo! ¿estas en casa?" Guardo su celular pero rápidamente
obtuvo su respuesta.
"Si Jendeuki, ¿Ocupas algo? ¿Vas a venir?"
La azabache sonrio al leer su mensaje.
"Sólo quería saber si puedo comenzar a tu casa a dejar algunas de mis
cosas." - mando el mensaje esperando ansiosamente la respuesta de la
chica.
"Oh eso es grandioso! claro ven aquí te espero <3"
La sonrisa de la azabache creció por su rostro lo cual era fácil de leer,
Mark veía a su amiga con miedo, sabía que en cualquier momento esto
podría terminar, en cualquier momento la pequeña burbuja de su amiga se
quebraria y la azabache tocaría fondo nuevamente.
JiMin había hablado con ellos unos días atrás contandoles la situación y
la reciente aparición de Lalisa, esta de más decir que todos estaban en
desacuerdo de que la rubia tratará de acercarse a la azabache, sin embargo
no harían nada en contra de ella.
Mark miro a su amiga seguir mandando mensajes con JiSoo, la veía tan
feliz y eso le gustaba, aun recordaba esos días de tristeza y lagrimas que
solían azotar a la pequeña. El sólo esperaba que la castaña fuera lo que
Jennie necesitaba para ser feliz.
- Tal vez quiera leer algo cuando este en esa casa. - dijo al ver los libros
de los estantes.
Tomo algunos libros de aquel viejo estante y se sorprendió al ver varios
frascos con pastillas tras ellos. Los libros resbalaron de sus manos cayendo
al suelo, el sonido provocó que la azabache mirará a su amigo pero al notar
lo que había descubierto dejó caer su móvil.
Corrió rápidamente frente a el y comenzó a tomar los frascos.
- J-J-Jennie... - comenzó el chico viendo como su amiga guadaba los
varios frascos en una caja - ¿Qué... que es eso? - pregunto refiriéndose a los
frascos.
La azabache escuchaba a su amigo y mordió su labio con nerviosismo.
Tendría que explicarle, tenía que decirle de su problema y lo odiaba.
Cuando ya no hubo más frascos dejó la caja en el suelo y voltio a ver a su
amigo quien lo veia asustado y sorprendido, respiro profundamente tratando
de buscar el valor para comenzar a hablar y levantó las manos.
<Tengo que decirte algo...>
[...]
Lalisa caminaba por las calles de Seúl, se debatía entre ir a buscar a
Jennie o no, tenía miedo, se sentía igual que hace dos años.
Pero deseaba verla, así que lo haría sin importar nada.
Sabía por JiMin que la señora Kim le guardaba cierto rencor por lo que
sucedió con su hija. Sabía que seria imposible ir a la casa de la azabache sin
recibir el rechazo de la señora, así que su única opción era la escuela, pero
la azabache no asistía a una aun.
Sólo le quedaba la esperanza de encontrarla en la calle de pura casualidad
lo cual podría tomar semanas como le estaba tomando ahora.
Solo habían pasado dos semanas desde que llegó a Seúl y no había
podido ver a su azabache, tampoco había tenido el valor de ir a buscarle y
sabía que eso era malo. Entre más tiempo pasará más difícil sería un
hermoso reencuentro como el que una vez soñó.
- Jennie... - susurro el nombre de la azabache.
Poco a poco sintio un nudo en la garganta y un sentimiento de culpa llegó
a su pecho, los dos años lejos de la azabache habían sido duros, pero nada
comparado con lo que paso Jennie.
Flashback...
- Las cosas no serán fáciles para vos aquí Lisa. - Habló JiMin luego de
que ambos se calmaran.
- Lo se JiMin, Jennie debe estar molesta conmigo por lo que hice ese día.
- comentó la rubia sin saber realmente lo que había pasado con la
azabache - Me imagino que pudieron ser unos pocos meses difíciles. Para
mi también lo fueron... - comenzó pero JiMin la paro.
- No Lisa. - dijo con seriedad. - Jennie no duros sólo unos meses triste
por tu repentina ida. - dijo mirando a su amiga.
- ¿Que querés decir? - pregunto asustada de que algo malo hubiera
sucedido con la azabache - ¿Qué paso?
- No se si sea bueno que lo sepas... - dijo pero suspiró sabiendo que ya
no había marcha atrás, había comenzado el tema y había que terminarlo -
Jennie entró en una gran depresión luego de que te fueras. - dijo haciendo
que la rubia se sintiera culpable - No comía, no se movía, no salía de su
habitación... sólo lloraba todos los días, tardes y noches pensando en la
razón por la que te fuiste. - dijo mirando el rostro de su amiga cada vez
caer más - Eso sólo fue el primer mes... luego de eso se dedicó a buscar
respuestas, buscarte de alguna manera, saber de vos y a donde te fuiste...
fue con tu padre... - confesó y Lalisa se asustó levantandose rápidamente.
- ¿Él le dijo algo a ella? - pregunto asustada.
- No lo se. Ella jamás me contó nada de lo que hablaron pero luego de
eso Jennie cayó aun más hondo. Su madre la mandó a un psicólogo,
también comenzó sus terapias para volver a caminar y algunos otros
chequeos de rutina. - explicó todo lo que había pasado con la chica - El
psicólogo le preescribio algunas medicinas a Jennie por su depresión, todo
eso duró un año. - dijo sorprendiendo a la rubia - Jennie hablaba más
conmigo, me contó muchas cosas sobre vos... y de... como la ilusionaste. -
dijo haciendo que el corazón de la chica se oprimiera - También ella
comenzó a asistir a grupos de ayuda y a salir más con sus amigos....
- ¿Y Rosé? - pregunto Lalisa al no oír nada respecto a la castaña quien
se supone debía estar con su mejor amiga.
- Poco tiempo que te fueras, ella fue a casa de Jennie y trató de arreglar
las cosas pero no fue de la mejor manera ya que tocó un tema delicado...
- ¿Cual?
- Habló de vos... - dijo ganando más la atención de la chica - Tu tema
aun era reciente y dolía para Jennie, así que ella le pidió a Rosé que la
dejará, no queria volver a verla más, al menos no hasta que pensará
realmente quien era realmente quien le hacía más daño si ella o...
- Yo... ¿no es asi? - pregunto al ver a su amigo algo callado.
- Si... - contestó bajando la mirada - luego de eso Rosé no volvió a
buscar a Jennie... y hasta ahora sigue igual. - dijo terminando el tema de la
castaña.
- ¿Cómo esta Jennie? - Pregunto rápidamente.
- Ella esta mejor que antes, aunque tú nombre y cualquier tema
relacionado con vos es difícil para ella. Es casi como un tabú. - explicó el
chico mirando dolor en los ojos de su amiga - Aún no es fácil para Jennie
tu partida. Ella ahora es... más insegura de las cosas... y tiene miedo a
confiar en las personas... - comenzó a hablar - Su psicólogo nos dijo que
ella no podrá comenzar nada nuevo hasta que no te dejé ir, hasta que no se
despida de vos... - dijo.
- ¿Comenzar algo nuevo? - pregunto con temor, por alguna razón esa
parte no le gustaba.
- Jennie jamás podrá comenzar una relación con alguien si no te suelta...
- dijo causando un gran dolor en el corazón de la rubia.
- Ella no necesita comenzar ninguna relación con alguien más. - dijo
algo celosa.
- Lisa. - dijo con voz seria - Jennie creció, ya conoce más la vida y a las
personas... - explicó y miro a su amiga con algo de tristeza..
- ¿Que estas tratando de decir...? - pregunto.
- Jennie conoció a alguien.
Algo se rompió dentro de Lalisa.
Capítulo 34.

Las cosas iban bien, los días comenzaban a pasar y la espera por saber si
Jennie había quedado en aquella universidad se acercaba cada vez más y
vivir junto a JiSoo era una gran experiencia.
- Jen. - Hablo la pelimorada mientras se acercaba a la chica - Hoy llegaré
un poco tarde por el trabajo. - dijo y la azabache asintió - ¿No tendrás
problemas en cenar vos sola? - pregunto preocupada ya que seria la primera
vez en los pocos días que vivían juntas que llegaría tarde.
Por su parte Jennie sonrio ante la preocupación de la chica y negó, tomó
su cuaderno y escrito algo para calmarla un poco.
<Sólo será una noche sin vos, creo poder sobrevivir a eso.>Escribió con
gracia mientras le daba una sonrisa burlona.
- Bien. - sonrio divertida la chica mientras abrazaba a Jennie - Nos vemos
después. - dijo con cariño mientras depositada un suave beso en la mejilla
de la azabache. - Te quiero. - dijo en despedida mientras rompía el abrazo y
salía de la casa.
Jennie miro con una sonrisa a la chica hasta que ella salió de la casa. Se
sentía feliz de poder convivir más con JiSoo, realmente le gustaba estar con
ella, pero sabía que JiSoo quería algo más con ella que una simple amistad
y Jennie no estaba muy segura si ella podía dárselo. No es que no le gustará
JiSoo, es decir, la chica era guapa e inteligente, amable, divertida, tierna,
algo cursi y honesta, era casi imposible no fijarse en ella.
Pero Jennie sentía miedo, estaba insegura de que algo funcionará si ella
decidiera dar un paso más, aun recordaba la vez que JiSoo le confesó sus
sentimientos, Jennie aun no podía creer que existiera una persona que la
pudiera amar o algo por el estilo, pero ahí estaba JiSoo declarando sus
sentimientos sin miedo a ser rechazada.
Aún recuerda como la rechazó, contándole la verdad y el como se sentía,
contándole su historia con su primer amor y el como terminó, diciendo
como aquello la dejó y el como ahora no quiere una relación. Jennie ese día
pensó que JiSoo la dejaría, pero se sorprendio al comprenderla y darle su
apoyo en todo lo que ocupará.
Jennie quería a JiSoo, en serio la quería pero aun no estaba lista para
comenzar algo con la chica.
Salio de sus pensamientos luego de escuchar el sonido de su estómago,
tenía hambre, camino hacia la cocina y busco algo para comer, la cena de
anoche sería una buena opción para no cocinar más.
Al terminar de comer comenzó a alistarse, no iba a quedarse toda la tarde
en su casa si hacer nada, iba a ver a uno de sus amigos los cuales había
estado muy ocupado las últimas semanas.
Sabía que el chico estaría en su casa, pues no había escuela y el chico no
salía mucho de casa. Le daría una sorpresa con su peqeuña visita y también
aprovecharía para pedirle un consejo con respecto a su relación con JiSoo.
Camino por la casa un poco antes de ir con su destino, entró en su
habitacion y camino hacia uno de los muebles que tenía en el. Abrió unos
de los cajones y miro su contenido, negó con su cabeza y cerró el cajón para
salir de su habitación.
Salio de la casa con una enorme sonrisa en su rostro, sabía que las cosas
estaban por cambiar, tenía ese presentimiento y aunque se sentía algo
preocupada iba a arriesgarse para cambiar.
Tal vez si hubiera sabido lo que le esperaba en la casa de su amigo habría
decidido no salir de su casa ese día.
En el camino pensaba en lo mucho que las cosas estaban mejorando,
pensaba en cómo por fin estaba cambiando y olvidando el pequeño
incidente de hace dos años.
Pero no podía sentirse feliz y lo sabía, estaba mintiendo y lo sabía, la
conversación que tuvo con Mark la había dejado pensando en lo que estaba
haciendo, en sí era correcto lo que hacia. Tal vez depender de una droga
para sentirse feliz no era bueno, pero las necesitaba.
Tal vez ocultarles el hecho de que habia dejado el psicólogo por decision
propia a sus amigos no era una gran idea, ella sólo estaba harta de ir todos
los días a tratar de "hablar" con un señor que no hacia un intento por
entenderla realmente.
Además de ocultarles sus demás problema. ¿Estaba siendo mala amiga al
no decirles la verdad?
Antes de que se diera cuenta ya se encontraba frente a la casa de su rubio
amigo, pero ahora tenía varias cosas en su cabeza, tanto buenas como
malas, tal vez hablar honestamente con JiMin la ayudará a sentirse mejor, y
tal vez fue mala idea no haber tomado su medicina antes de salir pero no
habia nada que la alterará de alguna forma...
El timbre sonó y la azabache sonreía mientras esperaba que la puerta se
abriera, el auto negro que había afuera de la propiedad del rubio era nuevo
para Jennie tal vez el chico tenía visitas.
- ¿Jennie? - Hablo el chico al abrir la puerta, parecía sorprendido y
asustado - ¿Qué haces acá? - pregunto mirando nerviosamente el interior de
la casa.
<Hola a vos también.>Dijo Jennie con una sonrisa. <Estoy bien gracias.>
- Lo-lo siento es sólo que me sorprendí un poco al verte acá. - dijo el
chico pasando su mano por el cabello.
<No te preocupes.> dijo Jennie quien notaba a su amigo todavía
nervioso. <¿Mal momento para una visita?> pregunto y miro a el rubio
dudar entre hablar o no.
- La verdad es que... - pero antes de que pudiera decir algo una voz sonó.
Una que Jennie nunca olvido.
- JiMin, ¿Quien es tan importante como para dejarme esperan...? - La
chica calló al ver a la azabache en la puerta.
Ambos corazones comenzaron a latir con intensidad, luego de dos largos
años ambas volvían a verse.
Lalisa pudo notar como el cabello de la azabache había crecido, los dos
años le habían hecho justicia a la azabache ya que su cuerpo se encontraba
bien formado, se veía aun más hermosa que antes a los ojos de la rubia.
Pero Jennie no estaba viendo el cambio de la rubia, ella estaba
recordando todo lo que había pasado aquel dia en el hospital, recordando.
Por fin luego de dos años volvía a verla.
- Jennie... - Hablo Lalisa tratando de acercarse a la pequeña.
¿Qué debía decir? ¿Cómo debería dirigirse a la chica que abandonó? No
lo sabía, tenía mucho que no hablaba con ella, no sabía como hablarle, tenía
miedo.
Jennie cerró sus ojos rápidamente y negó con su cabeza rápidamente,
quería que fuera una ilusión, una mala y cruel broma de su mente causada
por la falta de su medicina, se negaba a creer que aquello que veía fuera la
realidad.
Sintió como le comenza a faltar el aire, sus músculo se tensaron un poco
y sintió enormes ganas de correr pero su cuerpo no se movía, no le
obedecía, sintió sus manos temblar, ahora sabía que había sido mala idea no
haber tomado aquellas pastillas.
- Jennie, ¿te encuentras bien? - pregunto JiMin al mirar a su amiga en un
estado diferente y distante.
Ella sólo negó y retrocedió unos pasos, cerró sus ojos y dejó de oír a su
amigo, trató de controlar su respiración como su doctor le había dicho, pero
la ansiedad era más grande.
El sudor se hizo presente y un nudo en la garganta se formó, comenzó a
sentir miedo, su corazón latía a gran velocidad y su pecho comenzó a doler,
sentía ahogarse y eso la estaba desesperado, su piel comenzó a perder el
color y sus ojos se nublaron.
- ¡Jennie! - se acercó JiMin asustado al ver a su amiga colocar sus manos
en su pecho - Por Dios Jennie... - dijo mientras se colocaba a su lado para
sostenerla.
Lalisa por su parte miraba asustada a la chica, su miedo era enorme, no
sabia como reaccionar y veía con terror como la chica que amaba sufría un
ataque de algo que desconocía.
Jennie miró a su amigo antes de caer inconsciente al suelo.
¿Y ahora? ¿Que pasará con la Jennie?
Ahre, JAJAJA
Capítulo 35.

- Ella... - trato de decir algo la chica pero le era imposible terminar una
simple frase.
- Estará bien, sólo se desmayó... - dijo JiMin mirando a la azabache quien
se encontraba acostada en su sofá - Tendré que llamar a... - guardo silencio
y vio a su amiga.
- ¿Quien? - pregunto la chica al notar al chico dudar.
- JiSoo... - dijo tomando su celular.
- ¿Quien? - pregunto Lalisa algo confundida al no reconocer el nombre
de aquella chica.
- JiSoo. Una amiga nuestra. - dijo el rubio pensando en sí decirle todo o
no.
- No hay razón para llamar a una amiga, vos lo dijiste, Jennie estara bien.
- dijo Lalisa un tanto molesta.
El rubio suspiro y apartó su vista del celular para enfocarla en la chica, en
algún momento Lalisa se enteraria de la verdad y era mejor que lo hiciera
pronto a que intentará algo con Jennie.
- JiSoo y Jennie viven juntas. - dijo provocando que la rubia casi perdiera
el equilibrio.
¿Vivían juntas? ¿Eran pareja? ¿Realmente había perdido a su azabache?
- ¿Que..? - dijo Lalisa con su voz débil.
Sentía un gran dolor en su corazón y sentía como las lagrimas
amenazaban por salir, pero debía ser fuerte.
Ella sabía que Jennie no la esperaría dos años, ni siquiera se había
despedido de la chica. Lalisa podía comprender el punto de vista de Jennie.
Cualquiera odiaria a una persona que te ilusiona y te deja sin decir nada.
- Vuelvo en un minuto. - dijo dejando la habitación.
Lalisa miro a Jennie recostada en el sofá, se sentía triste al saber que ella
era la causante del estado actual de la azabache, odia ser la razón del
desmayo de la chica. ¿Tan malo fue verla?
Algunas pequeñas lagrimas cayeron por las mejillas de la rubia quien las
secó con rapidez, suspiro tratando de alejar toda la culpa y tristeza que
sentía por haber dejado a Jennie.
Cuando se calmó un poco se comenzó a acercar a la azabache y se
arrodilló para estar estar su altura.
- Lo siento tanto Jennie. - dijo en un susurro mientras tomaba la mano de
la chica y la acariciaba lentamente - No sabes cuanto me dolió haberte
dejado de esa forma. - confesó aun sabiendo que la chica era incapaz de
oírla - Mi intención jamás fue hacerte daño, eso era lo que menos quería
hacer, yo te quería, aun lo hago. - dijo mientras comenzaba a acariciar su
mejillas -Siento tanto que las cosas hayan terminado así... - dijo mientras
apartaba su mano de la mejilla y comenzaba a levantarse.
- Siento hacerte esperar. - dijo el rubio entrando nuevamente a la sala -
Ella llegará en unos minutos. - dijo mirando a su amiga con pena.
- No me mires asi. - dijo Lalisa con una sonrisa triste. - No es como si
ella y yo hubiéramos sido algo. - dijo mirando a Jennie - Aún cuando yo
sienta algo por ella...
- Lo siento... - dijo el chico bajando la mirada y acercándose a su amiga -
Se lo que ella significa para ti, me lo has dicho estos días... y yo sólo te he
ocultado muchas cosas. - dijo el chico triste.
- No importa JiMin, mi vida fue más fácil que la de Jennie, yo sólo tuve
que lidiar con problemas familiares. - dijo mientras miraba a Jennie - Yo no
fui a un psicólogo por alejarme de la persona que amaba, tampoco entre en
una gran depresión o algo parecido. - mientras sentía las lagrimas en sus
ojos.
- Lalisa no podés sentirte mal por eso, Jennie a diferencia nuestra no
sabía mucho de... muchas cosas, ella me confesó que antes de ir a la
escuela, nunca había salido realmente al mundo exterior.
- No importa eso. - dijo Lalisa tratando de ocultar su culpa - Yo
realmente... lo único que hice fue aceptar que no la tendría, que no podría
verla, lloré unas semanas y seguí adelante como si nada hubiera pasado. -
dijo limpiando las lagrimas que comenzaban a escapar.
- Eso no te hace mala persona, sos fuerte. - dijo JiMin acercándose a su
amiga - Jennie no lo fue, ella fue débil y se negó a aceptar la realidad. - dijo
tomando a la rubia por los hombros - No podemos cambiar nada de lo que
paso, sólo podemos seguir adelante, y aprender a vivir con eso.
Lalisa miro a el rubio por unos segundos antes de asentir y apartar sus
manos con cuidado para darle la espalda.
- Tenes razón, tengo que continuar viviendo. - dijo mientras miraba a la
azabache. - Y no importa nada más. - dijo con voz firme volteando
nuevamente hacia su amigo - No volveré a dejar a Jennie, ahora lucharé por
ella.
[...]
Una preocupada chica conducía su automóvil por la calle en dirección a
la casa de JiMin. Agradecía al cielo que le dieran aquel permiso para salir
de su trabajo para ir a ver a la chica.
Estaba preocupada pero sabía que ella estaba en buenas manos.
Trató de ignorar su preocupación para así concentrarse en el camino y no
tener un accidente.
Aún se preguntaba el por que la azabache se había desmayado, no
recordaba que Jennie tuviera algo para provocar tal cosa, comía bien, hacia
ejercicio en las mañanas. No había nada que provocará tal cosa en la chica.
Pero ahora mismo sólo quería llegar a donde ella se encontraba para
cuidarla, asegurarse que estuviera bien y no perder su razón de vida.
El camino no fue tan largo debido a los atajos que ella tomaba y en
cuestión de minutos llegó a la casa del rubio, apagó el motor de su auto y
bajo de el no sin antes colocar el seguro y su alarma.
Tocó el timbre de un forma algo impaciente y espero a que esta fuera
abierta, lo cual no demoró mucho.
- JiSoo. - dijo en rubio al abrir la puerta.
- ¿Dónde esta ella? - pregunto preocupada mientras entraba a la casa sin
importarle pedir permiso o algo.
- En el sofá. - dijo y la castaña se dirigió al lugar con prisas.
Al entrar vio a Jennie recostada en uno de los sofás, parecía dormir
plácidamente y tal vez lo hacía. Camino hacia ella y se arrodilló para poder
quedar a su altura, suspiro al ver que no era tan malo como parecía, y con
una de sus manos acarició la mejilla de la chica, ignorando por completo la
presencia de otra persona en la habitación.
En el otro extremo de la habitacion una irritada Lalisa se encontraba
mirando la escena con molestia, sentía grandes ganas de acercarse y alejar a
esa chica de la azabache, pero sabía que aquello no haría nada más que
crear problemas. Así que sólo aclaró su garganta de tal modo en el que la
pelimorada logrará oírlo y volteara a verla reconociendo su existencia.
- Oh... - JiSoo hablo al ver a Lalisa y se levantó despacio - Disculpa no te
había visto. - dijo sin malicia pero eso sólo irritó a la rubia.
- Lo noté. - dijo Lalisa indiferente mientras se acercaba a la chica -
¿Cómo te llamas?
- Mi nombre es JiSoo. - dijo amable mientras extendía su mano para un
saludo formal, acompañado de una pequeña reverencia.
- Soy Lalisa. - dijo y notó un pequeño cambio en la expresión de la
pelimorada que la hizo sonreír más.
- Ya veo... - dijo bajando su mano al notar que no recibiría un saludo por
parte de la chica.
Un silencio incomodo se apoderó de la habitación, el cual JiSoo decidió
ignorar concentrándose únicamente en la azabache.
- Jendeukie, por favor despierta. - dijo en un susurro mientras se
arrodillaba nuevamente.
Lalisa sintió su sangre hervir al ver aquella interacción y decidió que era
mejor irse, así que camino hacia la puerta con la intención de salir de
aquella casa pero algo la hizo detenerse.
- ¿Jennie? - la voz de la pelimorada se elevó un poco. - JiMin ¡Ella
despertó! - grito mientras sostenía a la azabache en sus brazos.
Lalisa volteó nuevamente para encontrarse a Jennie levemente sentada y
con la vista clavada en ella.
Ya se conocieron, ya Jennie despertó, será hasta la próxima semana,
JAJAJA, ya sé, soy relativamente mala, pero bueh, hasta entonces.
No olviden votar y comentar, bai
Capítulo 36.

Nervios. Eso era lo que Jennie sentia en esos momentos, tener a Lalisa
cerca nuevamente la hacia sentir nerviosa y también provocaba que
aquellos recuerdos que tanto había tratado de olvidar regresarán.
¿Por que tenía que haber vuelto? ¿No pudo quedarse en donde estaba en
lugar de volver para lastimarla?
Al menos agradecía la presencia de JiSoo en la habitación ya que sus
caricias la calmaban un poco y le ayudaban a no sentirse intimidada ante la
intensa mirada de la rubia.
Por su parte Lalisa sentía celos al ver como Jennie se encontraba entre los
brazos de la chica recibiendo caricias por parte se la pelimorada, grandes
eran sus ganas de acercarse a ellas y apartar a esa de su chica, pero sabía
que si lo hacía probablemente Jennie se enojara con ella por eso.
JiSoo por su parte miraba a Jennie mientras le daba suaves caricias en sus
brazos, sabía que aquellas acciones tranquilizarian a la pequeña, pues era
consiente que la presencia de la rubia la incomodaba. De hecho JiSoo
conocía a Lalisa también como podía, pues en el pasado Jennie le había
hablado de ella y le había dicho todo lo que había pasado.
Cualquier persona se hubiera sentido amenazada por la presencia del
primer amor de la persona que te gusta, pero JiSoo no, ella sabía que quien
tenía que decidir era la azabache, sentirse insegura y celosa solo seria una
tonteria e incluso podia molestar a la azabache si actuaba de forma posesiva
o algo cuando ellas no tenian una relacion mas haya de una amistad. Eso no
significaba que dejaría que ella se ganará a la chica, lucharía por conquistar
el corazón de la azabache pero trataría al mismo tiempo no la presionaria
pues sabía lo emocionalmente dañada que se encontraba la chica y no
quería lastimarla más.
- Creo que JiMin ya se tardó demasiado. - dijo JiSoo parando las
cararicias de Jennie para mirar a la rubia y así por fin notando su rostro de
molestia.
- Si. - sólo fue eso lo que respondió Lalisa de manera indiferente.
Jennie bajo la mirada hacia sus manos, sentía nervios y esperaba que el
chico llegar lo más pronto posible para romper esa tensa situacion Lalisa no
apagaba la mirada de la azabache, la miraba con tanta intensidad que
incluso llegó a incomodar a la pelimorada.
- Podrias dejar de verla asi. - pidió JiSoo con amabilidad tomando la
mano de la azabache para tranquilizarla un poco debido a lo tensa que se
había puesto - La pones incómoda. - comentó.
Lalisa apretó su mandíbula sintiéndose ofendida y molesta de que ella le
dijera aquello. Aún así tenia razón, incluso la rubia podía notar la
incomodidad de la azabache.
- Jennie. - Lalisa se dirigió a la azabache quien dirigió su mirada a la
rubia algo intimidada - Tememos que hablar. - dijo la rubia provocando que
Jennie se tensara aun más.
La mirada de Jennie se dirigió rápidamente a JiSoo, era suplicante y llena
de pánico, no queria estar a solas con ella, no sabía si sería capaz de hablar
con la rubia realmente. El sólo hecho de tenerla frente a ella ya era una
tortura pues sus emociones y sentimientos estaban en una guerra. Sabía que
llegando a casa tomaría una buena dosis de aquellas pastillas para olvidar
todo lo que estaba ocurriendo aquí, o al menos para intentarlo.
- Creo que su platica será en otra ocasión. - hablo JiSoo recibiendo una
mirada de enojo por por parte de la rubia.
- Tengo que hablar con ella. - dijo Lalisa con enojo por la intromisión de
la pelimorada, ¿Quien se creía ésa?
- Lo entiendo. - dijo JiSoo con sinceridad, ella sabía que la azabache
merecía una explicación de lo que sucedió aquel dia, de la razón por la cual
hizo lo que hizo - Pero Jennie no desea hablar con vos ahora.
Lalisa apretó su mandíbula, no le gustaba nada esa chica, era linda,
madura, honesta, todo lo contrario a Roseanne que alguna ves se interpuso
ante Jennie y ella... eso no era bueno.
- Jennie por favor. - dijo mientras miraba a la chica de forma suplicante.
El corazón de la azabache se aceleró y se odio por esa reacción así que
rápidamente tomó su celular y comenzó a escribir en el.
<Lo que me tengas que decir dilo frente a JiSoo.> fue lo que escribió y se
lo dio a la pelimorada.
- Lo que me tengas que decir dilo frente a ... ¿A mi? - pregunto la
pelimorada mirando algo confundida a la azabache quien sólo asintió.
- No lo haré frente a ella, esto es algo entre nosotras dos. - dijo Lalisa
enojada. Sólo quería hablar con la azabache y disculparse con ella por ser
una completa idiota.
- Bien. - Hablo JiSoo al ver el estado de Lalisa - Sólo calmate, estas
alterada y no quiero que hagas que Jennie se sienta más incómoda. - dijo
mientras soltaba el agarre de la azabache - Estaré en la cocina unos
minutos, sólo escuchala y decides después. Yo estaré en la cocina si ocupas
cualquier cosa rompe esa lampara y vendré enseguida. - dijo con una
sonrisa - Ya veré yo como pago esa cosa. - dijo para luego levantarse y
caminar hacia la cocina.
Lalisa siguió con la mirada a la chica hasta asegurarse de que ya no se
encontraba en la habitación.
- Jennie... - Hablo y notó a la azabache temblar antes de verla - Sé que te
debo una explicación. Pero debes saber que realmente jamás quise irme. -
decia mientras se levantaba de su lugar y caminaba para acercarse a la chica
frente a ella.
"No le creas." - era lo que su mente le decía a gritos. "Ella volvió...
realmente lo hizo" - y esas eran las palabras de su corazón.
Jennie se encontraba dividida entre dos bandos dentro de si, una quería
odiar y olvidar a la rubia, pero la otra parte quería olvidar y perdonar todo
lo que paso, pero realmente no sabía que hacer.
- Jennie yo...ese día en el hospital... - comenzó a decir y Jennie se tenso.
La sola mención de aquella institución médica le hacía recordar las dos
semanas que espero a la rubia, esos días en el que creyó ciegamente que
estaría ahí al salir de ahi, la hizo recordar su primer beso, su primera cita, la
hizo sentirse triste de nuevo por que luego de esos días sólo hubo tristeza y
dolor.
Jennie creyó durante gran parte del tiempo que Lalisa no queria nada con
una muda. No sólo ella, pensó que nadie podría amarla realmente, ¿Quien
amaría a una persona que no puede ni propiciar su propio nombre...?
- Jennie... yo sentí algo con ese beso. - escucho por parte de la rubia y la
miro con temor.
Rápidamente negó con su cabeza y tomó su celular para escribir algo.
- Deja que termine Jennie. - dijo la rubia y la azabache sólo negó.
Luego de eso tiró la lámpara y le dio el celular a Lalisa levantándose para
acercarse a la puerta de la cocina.
- ¿Que paso? - pregunto JiSoo algo asustada al ver a Jennie con los ojos
cristalinos - Jennie, ella... - trato de adivinar y esta sólo negó para abrazar a
la castaña, se quería ir - Esta bien... - dijo mientras acariciaba la espalda de
la chica y miraba a una celosa Lalisa - Nos retiramos, lo siento. - dijo y
salió de la casa junto a la azabache.
- No. - dijo Lalisa mirando con enojo a JiSoo - No le he dicho nada. - dijo
ahora más calmada - Por favor.
- No es mi decisión Lalisa. - dijo mirando con comprensión a la chica -
Pero Jennie no quiere hablar con vos. Será en otra ocacion. - dijo para luego
salir de ahi junto a la azabache.
Lalisa sintió sus lagrimas aculumularse en sus ojos, esto no era como ella
lo había imaginado, ella esperaba que la azabache la escuchará, y tenía la
esperanza que tal vez la perdonará y todo volviera a lo de antes.
Pero antes de comenzar a llorar recordó el celular que la azabache le dio
antes de irse, lo miro y miro el mensaje que le dejo.
<No quiero oirte, no quiero verte, sólo me haces daño. Por favor deja de
lastimarme.>
Fue ahí cuando las lagrimas comenzaron a caer...
Posiblemente todxs lxs que leen esta historia deben estar re sacados de
onda, pero ya no pude más, so, acá un capitulo, pronto un segundo,
esperenlo uwu
Capítulo 37.

Pov' Jennie.
Me había encerrado en mi habitación en cuanto llegamos a la casa, JiSoo
no me había dicho o preguntado nada al respecto lo cual agradecí, tal vez
ella esperaba que estuviera a su lado pero realmente quería estar sola en mi
habitación. Ver nuevamente a Lisa fue demaciado para mi, necesitaba
aquellas pastillas para poder calmar el dolor que sentía en mi pecho antes de
perder lo único que me quedaba de cordura.
Por lo tanto camine a mi mueble y abrí el primer cajón mirado todos los
frascos que tenía dentro de el, tomé uno de ellos y lo abri.
Por Dios la había extrañado, había llorado tanto por ella durante un año,
me volví loca por ella durante un año, todo por no saber la razón de su
partida, todo por no saber en donde se encontraba o como se encontraba.
Pero al tenerla nuevamente frente a mi me llenó de panico, no queria
escuchar lo que decía por el miedo de que aquello me dañara aun más de lo
que lo habia hecho con su partida.
Había soñado varias veces con el regreso de Lisa, un año completo soñé
con que ella volvería y yo me lanzaría a sus brazos, pero ahora que la tenía
frente a mi sentí pánico, enojo, y confusión. ¿Sentía algo por ella? Obvio
que si, aun yo sentía algo por aquella chica que había conocido en la
escuela, con aquella que me ayudó cuando yo más pérdida me sentía,
cuando me tendió su mano ofreciendome la salvación que yo pedía. Pero
por lado tenía a JiSoo quien ahora formaba parte de mi vida, ella me había
ayudado cuando mi vida comenzó a perder sentido, ella me comprendió
cuando le explique lo que sentía, ella me apoyo cuando caía, ella se
encontraba a mi lado, Lisa me había dejado y no debía aferrarsme a ella, no
más.
- Jennie. - la voz de JiSoo me saco de mis pensamientos y mire hacia la
puerta - Por favor... abreme, has estado encerrada durante 3 horas... - decía,
su tono de voz me indicaba que estaba preocupada y desesperada - Por
favor me estoy asustando. - dijo y escuché como su voz se quebraba
levemente.
Un sentimiento de culpa invadió mi cuerpo, ella no merecía lo que hacia,
no podía hacerle eso a ella quien me había brindado el afecto que tanto me
hacia falta...
Deje el frasco de pastillas en mi cajón nuevamente no sin antes tomar dos
de esas pastillas para controlar mejor mi ansiedad, cerré el cajon para luego
dirigirme a la puerta y la abrí encontrandome con JiSoo detrás de ella.
- Jendeukie... - dijo para luego refugiarme en sus brazos, sentí como me
hacia falta tanto aquel abrazo así que lo correspondi con la misma
intencidad que ella - Tranquila... -dijo mientras acariciaba mi espalda, eso
sólo lo hacía cuando yo me encontraba llorando... y en esos momentos eso
era lo que hacia... - No te mortifiques... no estabas lista... eso es todo... -
dijo y sentí como un peso se me quitaba de encima.
Las siguientes horas me las pase junto a JiSoo, quien no me cuestionó en
lo que paso cuando me quedé sola con Lisa, lo cual agradeci, estuvimos
viendo películas, comiendo helado, y todo el día abrazadas.
En ningún momento me sentí incómoda ante las caricias de JiSoo, me
encantaba estar con ella, ella me respetaba y cuidaba, no intentaba nada y
aunque estaba consciente de mi historia con Lisa quien por fin conoció, no
parecía afectarle en ningún sentido.
Poco tiempo después de que la tercera película que veíamos se acabará,
note como ella se había quedado dormida, sonreí al verla asi y no pude
resistir acariciar su mejilla con cuidado. Su piel era suave y cálida, siempre
me había fascinado la belleza de ella, era hermosa sin siquiera intentarlo,
ella fácilmente podría tener a cualquier persona a su lado pero ahí estaba
ella buscando la forma de entrar en mi corazón.
Me acomode un poco en el cuerpo de ella y me recoste, no estaría mal
una pequeña siesta junto a ella. Poco a poco fui cerrando los ojos, pues
estos comenzaban a sentirse pesados, trate de olvidar todo aquello que me
preocupaba y concentrarme únicamente en la persona que tenía junto a mi
en esos momentos...
《》 ...
La tenía nuevamente frente a mi, sólo que esta vez su mirada mostraba
indiferencia, había decidido hablar con ella otra vez y escuchar su versión
de la historia, oír el porque de su partida y si se podía el significado de
aquel beso que me dio aquel dia.
Me sentía nerviosa, al menos esa vez no había olvidado tomar mi
medicamento por lo cual no tendría algún ataque o algo.
Tomé con cuidado la libreta que había llevado y comencé a escribir.
<Habla.>fue lo único que pude escribir, no me sentía lista pero sabía
que esto no terminaría hasta hablar con Lisa, si no terminaba con mi
pasado jamás podría formar mi presente y futuro con JiSoo.
- ¿Hablar? - pregunto con un tono burlón - Ya no hay nada de que
hablar. - dijo haciendo que yo me congelará... ella no se parecía en nada a
la chica que había visto tan sólo unos días atrás quien rogaba por
explicarme las cosas - ¿O de que quieres hablar? -pregunto haciendo que
un hueco que formará en mi estómago.
<De la razón por la que te fuiste.> escribí rápido y se lo mostré.
No te cono una sonrisa burlona crecia en aquel rostro que me había
fascinado años atrás.
- No quería estar con vos. - dijo tranquilamente haciendo que mi corazón
dejará de latir. - Pero sentía lástima y pena por vos. - dijo con indiferencia
y frialdad, se notaba las intenciones de lastimarme - Por favor no me mires
asi. - dijo pero no lo dijo en un tono amable o comprensible, sonaba
irritada y molesta - ¿Que acaso mi papi no te dijo la razón por la que me
fui? - pregunto y yo sentí mi corazón romperse un poco al recordar ese día,
así que sólo asenti - Bueno pues esa es la verdad Jennie. - dijo haciendo
que mi corazón terminará por romperse completamente.
Las lagrimas rápidamente se formaron y nublaron mi visión, retrocedi
lentamente mientras me negaba a creer aquella verdad.. podía notar la
mirada fría que me daba Lisa y eso me provocaba más dolor.
Sentí mi pecho oprimirse y el aire faltar, mi cuerpo comenzó a temblar y
apenas podía sostenerme de pie. Cerré mis ojos en un intento por
controlarme, pronto mis pies dejaron de tocar el suelo y sentí como caía de
una gran altura.
《》 ...
Abrí mis ojos rápidamente y mi respiración se encontraba irregular, mis
latidos eran demasiado rápido y mi cuerpo se encontraba bañado en sudor,
recorrí el lugar con la mirada y sentí la necesidad de correr.
- Jen... - una voz sonó detrás de mi, era suave y sonaba cansada - ¿Pasa
algo? - pregunto y voltee a verla.
Al parecer la había despertado pues tallaba uno de sus ojos mientras
soltaba un pequeño bostezo.
Mi único instinto fue refugiarme en ella con un abrazo mientras sentía mi
cuerpo temblar debido a mi pesadilla, JiSoo se soprendio pero no me
cuestionó y sólo acarició mi espalda mientras cantaba un linda canción con
la intención de calmarme...
Pero yo sólo sentía que estaba volviendo a quebrarme...
Segundo capítulo de la noche, tal vez mañana termine de publicar
TODO lo que queda de la historia, so, disfrutenlo.
Capítulo 38.

Antepenúltimo.
Los días comenzaban a pasar y Jennie se sentía cada vez más ansiosa, le
daba miedo salir y encontrarse con Chloe en algún lugar de la calle, pero
tampoco podía quedarse encerrada en su casa por el resto de su vida.
Poco a poco la cantidad de pastillas en los frascos disminuyó y eso sólo
preocupaba a la azabache... ¿Acaso estaba abusado de aquellas pastillas?
- Jendeukie, ¿estas bien? - la voz de JiSoo la saco de su cabeza y volteo a
verla - ¿Quieres salir a comer algo o..? - pregunto algo nerviosa, no sabía
que hacer para poder traer devuelta a la pequeña que tanto la había
enamorado.
La azabache dudo un poco pues sabía que había una pequeña posibilidad
de encontrar a Lalisa pero no queria abusar más de la amabilidad de JiSoo.
Asintió levemente y miro un brillo hermoso en los oscuros ojos de la chica,
lo que provocó que ella también sintiera un poco al ver que ella había
logrado hacerla feliz.
- Vamos. - dijo más entusiasmada y extendió su mano hacia la pequeña.
Ambas salieron de la casa y optaron por caminar en lugar de usar el auto
de la mayor, sería más divertido según JiSoo. Durante el camino la
pelimorada le contaba cosas que habían pasado en su trabajo y el la
Universidad, cada cosa que salía de la boca era atentamente escuchada por
la azabache.
Pero dentro de la pelimorada un pequeño sentimiento de culpa crecía en
su interior, sabía que lo que iba a hacer podia romper la confianza que la
azabache tenía en ella pero sabía que era lo correcto, sabía que ambas
chicas debían hablar por eso le pidió al rubio que hiciera lo posible por
llevar a Lalisa a la heladería cerca del parque para que ambas pudieran
hablar.
En el fondo sabía que había una pequeña posibilidad de que Jennie aun
sintiera algo por la rubia, y mentiría si dijera que no temía a esa posibilidad
pero ver a Jennie era más fuerte por sus deseo de que la menor le
perteneciera sólo a ella.
Un pequeño tirón en su mano le indicó que la pequeña había dejado de
caminar y volteó sólo para mirar que la azabache miraba algo con miedo,
siguió la mirada de la pequeña y se encontró con la persona a la que veía.
Lalisa se encontraba sentada en una de las mesas de aquella heladería, no
lo había notado pero el camino al lugar había sido muy corto.
- Vamos, JenJen. - dijo con un tono dulce y jaló con cuidado la mano de
la azabache para que volviera a caminar - Sabes que deben hablar... - decía
mientras veía como la pequeña negaba - No estarás sola. - dijo mientras
apretaba más su agarre - Nunca lo estarás.
La pequeña miro a JiSoo y una pequeña sensación de confianza llegó a
ella, tomó aire y con una mirada llena de determinación comenzó a caminar
hacia el lugar para enfrentar su pasado nuevamente y esta vez terminar con
todo.
La puerta de aquel lugar sonó dando a entender que un cliente había
llegado, Lalisa alzó su vista algo lento pues no tenía esperanza de ver a
Jennie llegar, pero se sorprendió al verla entrar, una pequeña sonrisa se
formó rápidamente en su rostro y se levantó rápidamente con la intención
de acercarse a ella para poder hablar y explicarle todo, pero se detuvo al
observar que la azabache no venía sola, y un pequeño dolor vino al ver las
manos entrelazadas de las chicas.
- Jennie, JiSoo, hola. - saludo el rubio quien se encontraba junto a su
amiga.
- Hola JiMin, gracias por venir. - dijo la pelimorada y Lalisa fruncio el
ceño. ¿Acaso ella había planeado todo esto para restregarle que tenía a
Jennie? - Lisa, creo que tienen una platica pendiente. - dijo mientras
señalaba a la azabache con su cabeza.
Por un momento Lalisa se sintió una tonta por pensar que la chica tenía
una mala intención, pero aun así se sentía molesta al verla tan cerca de la
chica de la cual seguia enamorada.
- Si... - fue lo único que respondió.
- Creo que... nosotros estaremos por haya. - dijo el rubio señalando una
mesa un poco alejada de las chicas - Sólo para darles privacidad.
- No te molesta ¿O si Jennie? - pregunto JiSoo con un poco de
preocupación.
La azabache negó levemente tratando de mostrar seguridad aunque en
realidad se moría de nervios.
- Toma. - se acercó JiMin a la azabache para entregarle una pequeña
libreta y un lápiz.
Ahora Lalisa entendía por que su amigo había traído aquellos objetos a
su "paseo".
[...]
Ambas se encontraban sentadas una frente a la otra sin saber exactamente
como iniciar la conversación, Jennie sentía sus manos sudar y temblar
mientras se sentía incómoda por el silencio que había entre ellas, sólo
agradecía el hecho de haber tomado sus pastillas pues sin ellas
posiblemente hubiera tenido un ataque al ver nuevamente a la chica. Lalisa
por su parte no sabía como dirigirse a la azabache sin causar una respuesta
negativa, tenía miedo de hacerla enojar o incomodarle más de lo que ya
estaba.
- Esto es un poco más difícil que el otro día... - dijo Lalisa soltando una
pequeña risa para aligerar el ambiente pero no hubo reacción por parte de la
azabache - Bien... Jennie... preguntame lo que quieras. - dijo mostrando su
lado seguro y sereno.
En ningún momento Jennie le dirigió la mirada a la rubia, pues si lo hacía
perdería todo el valor y determinación que JiSoo le había brindado antes.
Tomo el lápiz en su mano y comenzó a escribir su pregunta en aquella
libreta.
<¿Por que volviste?> fue la primera pregunta que la azabache realizó.
Lalisa se sintió un poco triste al leer la pregunta pues ella esperaba otra
clase de pregunta, algo relacionado a ellas y su pasado.
- Este es mi hogar, después de todo. - comenzó la rubia notando un poco
de decepción en los ojos de la azabache - Además vos estabas acá. - dijo
logrando por fin que Jennie levantará la mirada y mostrando el leve sonrojo
en sus mejillas - Nada fue lo mismo sin vos.
Jennie sintió la necesidad de saltar a los brazos de Lalisa y olvidar todo
lo que había pasado, pero se detuvo pues el miedo de que todo fuera
mentira seguía en su mente y lamentablemente no se iría tan pronto.
<¿Qué paso por tu cabeza el día en el que te fuiste?>fue su siguiente
pregunta.
Lalisa se sintió algo confundida por la pregunta pero sabía exactamente
como responderla.
- Lo que paso por mi cabeza... - repitió en un murmullo y sonrio con
nostalgia - Pues en lo idiota que era por dejar a la persona mas importante
para mi... pensar en cómo había roto mi promesa de cuidarte y nunca
dejarte sola... en lo mucho que me odiaba y en cuanto te extrañaría... - dijo
provocando una gran guerra en la mente y corazón de la azabache.
<¿Por que no fuiste a verme luego de... el beso?> fue la siguiente
pregunta de Jennie, esta fue más difícil de escribir que las anteriores pues la
azabache no queria recordar aquellos días en donde pensaba que aquel beso
había sido el responsable de la partida de la chica pero necesitaba una
respuesta sin importar cual fuera.
- Miedo. - respondió tan rápido como leyó aquella pregunta y notó la
mirada confundida de la chica - Yo era consciente de mis sentimientos hacia
vos antes de aquel beso. - explicó - Pero comencé sentir miedo por eso,
¿Gustarme una mujer? Jamás me había pasado, no sabía como tomarlo, me
dio miedo y al besarte... bueno... - Jennie sentía las lagrimas formarse en
sus ojos... ¿Lalisa se avergonzaba de haber sentido algo por ella? - No supe
como reaccionar, me gustó y quería volver a hacerlo pero... ¿Era normal,
sería bien visto, mi padre lo aceptaría? Mi inmadurez actuó y los miedos
controlaron mis acciones... - Terminó mirando como la azabache baja la
mirada a sus piernas.
Jennie quería detener todo de una vez e irse a su casa pero sabía que
debía terminar de una vez con aquel capítulo de su vida.
Ella sabía que su tiempo se había detenido el día en el que supo de la
partida de la rubia, desde ese momento nada fue lo mismo y sabía que
jamás lo sería si lo dejaba ir todo eso que la detenía.
<¿Alguna vez pensaste en cómo me tomaría tu repentina partida?
¿Consideraste en lo que tu ya significabas para en esos momentos?>fueron
sus preguntas causando culpa en la rubia.
- Sí. - confesó Lalisa mirando a Jennie en todo momento - Pensaba en lo
mucho que podría dolerte, en cómo tratarias de entender el porque me fui...
pero trataba de evitarlo pues eso sólo provocaba que llorara y la culpa
creciera.
Jennie sintió un poco de alivio al saber que Lalisa si llegó a sentir culpa o
que pensó en ella en el momento en el que se fue, aun a sí era el momento
de acabar con todo eso.
<Gracias por responder mis preguntas, además me alegro de saber que
estas bien, no sabes cuanto te extrañe estos dos años> escribió la azabache y
Lalisa sonrio.
- Y yo a vos... hay muchas cosas que aun faltan por... - trato de hablar
pero fue detenida cuando la azabache levantó su mano mientras negaba con
la cabeza, casi indicando que la dejará continuar.
<Te estoy agradecida por todo lo que hiciste por mi, jamás podré
pagartelo. Gracias por cuidarme, hacerme feliz, no dejarme sola el tiempo
que estuviste junto a mi, por ayudarme y ayudar a mi madre, gracias a vos
aprendí un monto de cosas que desconocía. Gracias por ser parte de mi
vida...> cada palabra escrita sólo provocaba un gran dolor en el corazón de
la rubia quien sabía lo que significaba aquella "carta".
- Jennie... no... por favor... - comenzó a hablar.
<Gracias por permitirme enamorarme de vos.> en esos momentos las
lagrimas de Lalisa ya habían comenzado a recorrer sus mejillas. <Pero llegó
el momento de dejarte ir, soltar aquello que me tiene detenida en el tiempo.
Gracias por todo, Lisa.>
- No por favor Jennie, no quiero que todo termine asi, por favor, se que
me equivoqué me arrepiento de eso cada día de mi vida. Pero por favor no
me dejes, no asi. - dijo entre lagrimas la rubia mientras tomaba las manos
de la azabache entre las suyas.
Jennie negó con la cabeza mientras se resistía a derramar lagrimas frente
a ella, con cuidado separó sus manos y escribió para Lalisa.
<Déjame ir, sueltame y vive. Es por nuestro bien, si no lo haces jamás
podrás seguir adelante.>
-No quiero dejarte ir, me gustas. -confesó Lalisa mientras se levantaba de
su asiento mientras Jennie se sorprendía ante su revelacion - Por favor
Jennie...
La azabache negó con su cabeza y su corazón latir con rapidez, esto no
era lo que se supone que debía pasar, se supone que ambas dejarían irse y
vivirían sus vidas separadas... tenía que hacer algo para detenerla. Tenía que
protegerse.
<Y yo lo hacía hace un año atrás. Pero ya no siento lo mismo... me gusta
alguien más..>
¿Quien hubiera pensado que aquella mentira sólo provocaría que Jennie
se rompiera nuevamente?
Pido perdón por ser así
Capítulo 39.

Penúltimo.
Sus ojos se encontraban mirando el reloj que se encontraba en la pared,
se sentía nerviosa al estar en aquel lugar, no le gustaba y quería irse de
inmediato pero sabía que debía quedarse por su bien.
- Señorita Kim. - Hablo la enfermera haciendo que la pelimorada saltará
un poco de su asiento.
- Buenos días. - saludo torpemente la chica levantándose de su asiento.
El hospital no era el lugar favorito de JiSoo, quien lo evitaba lo más que
podía pues aun cuando lo odiara era necesario para su vida.
- El doctor puede atenderla ahora. - dijo mostrando una pequeña sonrisa
que la pelimorada no noto al estar nerviosa al entrar a el consultorio.
Camino y abrió la puerta dejando ver una habitación blanca y
perfectamente ordenada, una camilla podía verse al fondo de la habitación,
al igual que varios objetos médicos. Nada que la hiciera sentir menos
incómoda.
- Hola JiSoo. - saludo el doctor con una gran confianza.
- Doctor, Lee. - dijo en modo de saludo.
El hombre sonrio de lado por la forma tan tosca de tratarlo.
- No hay necesidad de tanta formalidad y lo sabes. - dijo mirando
significativamente a la pelimorada quien sólo fruncio el ceño algo molesta.
- Déjalo TaeYong. Sólo quiero terminar con esto de una vez. - dijo
secamente - Odio los hospitales.
- Bien si así lo quieres... - dijo suspirando levemente. - Primero que
nada... sabes las probabilidades ¿cierto? - Le pregunto.
- Si. - dijo y el hombre vio un poco de miedo en los ojos de JiSoo.
- Bien.
[...]
Sus ojos miraban fijamente el techo en una busca de alguna solución a su
situación, ella realmente se sentía triste al saber que la azabache había
renunciado a ella.
Ese día luego de que ambas chicas se fueron del lugar juntas Lalisa sintió
su mundo caer en pedazos, lloro toda la noche en los brazos de su amigo y
se culpó por permitir que eso sucediera.
La opción de dejar a Jennie seguir con su vida a lado de la chica
pelimorada cruzó por su cabeza causando un gran dolor en el pecho de la
chica, lo cual la hizo deshacerse de la idea tan rápido como esta apareció.
Había decidido no rendirse. Sabía que no sería fácil, sabía que tratar de
acercarse a Jennie sería aun más complicado que antes, tal vez ni siquiera la
pequeña dejaria que se acercara.
Miro el reloj de su celular y notó que eran las dos de la tarde, no se había
levantado de su cama en todo el día y tampoco tenía ganas de hacerlo,
quería y extrañaba a Jennie.
- Vamos Lisa. - se dijo a sí misma para levantarse pues sabía que más
daño se haría a ella si se seguía lamentando de esta manera.
Así que se levantó tomo una larga ducha con agua caliente, se vistió con
la mejor ropa de marca que tenía y salió de su casa decidida a no perder a
Jennie.
Salio de su casa con una mirada llena de determinación, su paso era firme
y decidido, pero su camino fue interrumpido por el sonido de un claxon,
volteó a ver de quien podría tratarse sólo para encontrarse con una castaña
sonriendole de manera amistosa.
- Lisa. - dijo en modo de saludo la chica lo cual provocó una confusión
en la rubia.
- ¿Que? - pregunto pero su tono no fue el más suave que tenía por lo que
sonó molesta.
- Creo que me odias. - dijo soltando una pequeña risita. No había malicia
ni intenciones ocultas en su comentario.
Lalisa podía entender un poco por que la azabache podía haberse
enamorado de aquella chica.
- No te odio. - Dijo con verdad, ya que aunque no lo aceptará, aquella
chica era una gran persona y no había razones válidas para odiarla - Sólo
que me sorprendió el hecho de que Jennie y vos...- dijo algo incómoda.
- Ni hablar. - dijo la chica negando con su cabeza mientras sonreía - Jen y
yo no tenemos nada, sólo somos amigas. No te negaré que me gusta mucho
Jen, ella lo sabe. - confesó ganando sorpresa por parte de Lalisa -Pero ella
no siente lo mismo por mi.
- ¿A que te refieres? - pregunto la rubia interesada en aquella
información.
- No creo que este sea el mejor lugar para hablar. - dijo JiSoo mirando
que aun se encontraban a media calle y ella aun estaba en el carro.
- Oh...
- Vamos sube iremos a mi casa. - dijo la pelimorada mientras sonreía y un
brillo extraño pasaba por su ojos.
- Yo... esta bien. - dijo poco convencida, pero aun así subió al auto y
espero a que la chica arrancará.
- Tienes que hablar con ella. - solto tan rápido que Lalisa pensó que lo
habia imaginado - Ella te necesita en su vida, no importa de que manera.
- No te entiendo. - dijo Lalisa interrumpiendo a la chica - ¿Estas diciendo
que puedo acercarme a la chica que te gusta y que sabes que me gusta
sabiendo que tuvimos algo antes? - dijo tratando de entender su lógica. -
Sos idiota y no quiero ofenderte pero no te entiendo.
JiSoo miro unos pocos segundos a Lalisa con una seriedad que logró
intimidar a la chica pero pronto está comenzó a reír como si le hubieran
contado el mejor chiste de su vida.
- Tienes razón debo de ser una idiota. - dijo mientras reía y tapaba sus
ojos con su mano.
Lalisa no se podía ni imaginar que era lo que pasaba en la mente de
aquella chica de cabello morado, pero no era algo que odiara, pues ella era
honesta o al menos eso creía la rubia, ya que no tenía ni idea del secreto que
guardaba aquella chica.
- ¿Realmente quieres que me acerqué a Jennie? - pregunto. Aunque poco
le importaba su consentimiento pues se acercaría a la chica aun si la
pelimorada se lo negará.
- Honestamente... no... - confesó mientras sus ojos continuaban debajo de
sus manos... - Pero no importa lo que yo quiera o desee... sino lo que es
mejor para Jennie aunque ella crea lo contrario. - dijo mientras destacaba
por fin sus ojos mostrando lagrimas acumuladas que poco a poco fueron
bajando por sus mejillas.
Lalisa sabía el significado de aquellas lagrimas, sabía lo difícil que era
para JiSoo soltar su felicidad, sacrificarla sólo por la felicidad de su persona
amada.
Fue ahí cuando Lalisa se pregunto si podría hacer ella lo mismo.
¿Podría dejar ir a Jennie si no fuera feliz a su lado?
No estaba muy segura pues ella sabía que era egoísta y sabía que no
quería dejarle a Jennie a nadie.
- Bien fue una buena charla. - dijo JiSoo repentinamente de buen humor -
Vamos a casa, tienes una platica más con cierta chica. ¿O no? - pregunto
mientras le daba una sonrisa a la chica.
- Creo que si. - dijo algo extrañada por el repentino cambio de humor de
la chica.
Ninguna se imagino que al llegar a la casa no encontrarían a la chica que
tanto amaban.
[...]
Su mente se encontraba pérdida, en su interior sentía un gran vacío y el
tiempo que ella sentía que se había detenido ahora lo sentía congelado.
Jennie nunca se imagino que haber roto los lazos que la unía a Lalisa
haría que un vacío creciera en ella, nunca pensó que la extrañaría más que
cuando no la veía.
Ahora la pequeña se sentía vacía, su ansiedad había crecido con los pocos
días que habían pasado tras ese suceso.
"No tiene caso seguir así..." era una voz que sonaba dentro de su cabeza,
hace tiempo que la oía y sabía que aquella voz comenzó a aparecer ahora
por la falta de su medicamento.
<No puedo seguir asi..>pensó la azabache quien se encontraba recostada
en su cama mirando fijamente su mueble de ropa.
"Sólo unas pastillas necesitas para acabar con todo." La voz dijo con
malicia."Y con un poco de alcohol todo terminará."
<Sólo unas pastillas..> decía la pequeña quien no pensaba con claridad
luego de largas noches en vela y terribles pesadillas su mente se encontraba
confunsa y tal vez alucinaba un poco.
"Vamos..." la voz la alentó y Jennie se levantó con lentitud y camino
hacia su cajón donde se encontraba sus medicamentos.
Abrió el primer cajón de el mueble y tomó un frasco mirando levemente
el nombre de aquellas pastillas, camino hasta salir de su habitación sólo
para llegar a la cocina, sabía que JiSoo guardaba una botella de vino en uno
de los anaqueles de ahi.
"Hazlo... Hazlo... ¡¡HAZLO!!"
El frasco se abrió y un puño de pastillas terminó en la mano de la
azabache quien sin titubear se las llevo a su boca y con la ayuda de aquel
vino se las paso sin tanto problema.
Cerro sus ojos y espero pacientemente que las pastillas causarán alguna
reacción en ella.. pero cuando estas comenzaron a surtir efecto sintió como
su pecho comenzaba a doler, la botella que tenía en sus manos cayó al suelo
rompiéndose en el acto. Retrocedió varios pasos con sus manos en su pecho
tratando de parar aquel dolor que sentía en su cuerpo, las lagrimas
comenzaron a caer a monto y deseaba con toda sus fuerzas que terminará.
Cayó de rodillas y trató de gritar por ayuda aun sabiendo que nadie
podría oírla jamás, su cuerpo comenzó a realizar ciertos movimientos
involuntarios, y su mente comenzó comenzó perderse...
Sus ojos comenzaron a pesar y el dolor iba desapareciendo... todo parecía
estar mejor pero ella sabía que estaba muriendo...
En efecto, terminaré de publicar la historia hoy.
Capítulo 40.

Último.
Poco a poco sentía como recuperaba la conciencia, podía oír algunas
voces lejanas pero no sabía lo que estas decían. Poco a poco menso a abrir
los ojos con algo de dificultad pues sus ojos aun tardaron en acostumbrarse
a la luz del día.
Lo primero que pudo distinguir a medias fue la silueta de una chica, no
podía decir de quien se trataba pues su mente aun estaba algo confundida.
Aquellas voces que se escuchaban a la lejanía comenzaron a sonar más
fuerte y comenzaron a ser oraciones claras en lugar de ruidos y murmuros.
- ¡Jennie! - era una voz familiar y cálida - Jennie por favor... - fue por fin
ahí cuando la pequeña logró ver a la chica que tanto la llamaba.
"Lisa" fue lo que quiso decir más eso se quedo en su corazón y una
pequeña pero tierna sonrisa creció débilmente en los labios de la chica.
Sus ojos pronto se acostumbraron a la luz y lo primero que vio fue a la
rubia con lagrimas en los ojos y una exprecion de preocupación.
- Jen... - dijo Lalisa al notar la mirada de la azabache y no contuvo las
lagrimas por más tiempo.
Sintió un gran alivio al saber que Jennie había despertado.
- Jendeukie. - otra voz sonó y la azabache no tardó en saber de quien
provenía.
"JiSoo." se dijo a si misma y volteó un poco su rostro para encontrarse
con una angustiada chica quien no ocultaba sus lagrimas y sonreía al ver a
la menor mejor.
- Nos diste un buen susto pequeña - dijo la pelimorada con una sonrisa
mientras pequeños sollozos salían de sus labios.
Jennie dejó de verlas y fijo su vista al techo, no recordaba mucho de lo
que había pasado antes de cerrar los ojos, todos sus recuerdos e imágenes se
encontraban borrosas y algo confusas, sólo recordaba dolor y un inmenso
sentimiento de asfixia.
De hecho ahora que lo notaba no se encontraba en su casa, pues el techo
de aquella habitación era demaciado diferente a la de cualquier habitación
de la casa, incluso el olor del lugar era muy diferente. Entonces lo supo, se
encontraba en un hospital...
¿Había tenido otro ataque? ¿Una convulsión? ¿Se desmayó debido a su
extremo cansancio?
No lo sabía.
- ¡Tonta! - exclamó Lalisa ganando la atención de la azabache - ¿Qué se
te había metido en esa cabeza para cometer tal estupidez? - grito la chica y
Jennie sólo la veía algo confundida -Sos una idiota. - decía mientras las
lagrimas continuaban cayendo.
- Tranquila, Lisa. - dijo JiSoo colocándose a lado de la chica - Deja a
Jennie descansar un poco, acaba de despertar, luego la puedes regañar hasta
que se te vaya la voz. - dijo la pelimorada ganando una respuesta afirmativa
por parte de la rubia.
Jennie trató de levantarse un poco pero rápidamente fue detenida por
Lalisa.
- No te levantes. - dijo y su mirada reflejaba tanta preocupación por ella
que Jennie no pudo evitar que su corazón se acelerará.
Ambas chicas no apartaron la mirada, se podía notar rápidamente el amor
que ambas sentían por la otra, y eso lo pudo notar JiSoo quien sintió una
gran punzada en su pecho, sonrio de una manera sincera y se levantó
haciendo que ambas chicas cortarán esa mirada.
JiSoo lo sabia, nunca podría tener una parte del gran corazón de la menor,
supo desde el primer momento en el que Jennie hablo de Lalisa ella jamás
podría sustituirla, y mucho menos podría ser un remplazo de ella.
Aún sabiendo todo eso lo intento, trató de ayudar a reparar aquel
hermoso corazón aunque es significará romper su propio corazón.
- Lisa, por favor. - dijo JiSoo dándole una mirada significativa que
rápidamente la rubia entendió.
- Claro, esperaré... afuera. - dicho eso la chica salió de la habitación
dejándolas solas.
Jennie miro a JiSoo, tratando de entender el porque hizo que la rubia
saliera de la habitación pues siendo sincera ella deseaba estar con Lalisa
más tiempo.
- Jen. - hablo la castaña mientras miraba a la azabache - Me gustas. - dijo
repentinamente que provocó que la azabache se sorprendiera - Se que no
soy yo la persona que tienes en tu corazón, no soy con la personas que
sueñas cada noche ni con la que imaginas un futuro, conozco tu historia y
cada uno de tus detalles, los que me has dicho y los que he descubierto yo
misma, sos honesta y amable, lista e inocente, frágil y sensible... sos un ser
humano increible y te amo - dijo mientras tomaba una de las manos de
Jennie - Por eso he decidido que debo dejarte ir... yo nunca seré lo que
buscas... no importa cuanto me esfuerce cuanto lo intenté, jamás tendré tu
corazón en mis manos como tú tienes el mío... - decía mientras acariciaba
una de las mejillas de la azabache quien a este punto se encontraba llorando
- Por favor Jendeukie. .. vive... vive por vos, tu felicidad... no trates de huir
por miedo... no la dejes si es lo que en verdad amas... por... - su voz fue
callada por unos delicados labios que impactaron con los suyos de una
manera torpe.
JiSoo sintió una gran corriente de electricidad recorrer su cuerpo y su
corazón romperse... sabía el gran significado de aquel beso, el sabor salado
debido a las lagrimas de la menor lo decía de una manera muy clara. Aún
así no lo rompió y lo correspondió con gusto, sabía que esto sólo le causaría
un gran dolor a ella misma, pero aun así lo deseaba tanto que soportaría
cualquier castigo por eso.
El beso no duró más que unos segundos pero fue como una eternidad
para la pelimorada, aun así sabía que esta era la forma de la azabache de
decirle adiós...
- No me arrepiento de haberme enamorado de vos. - dijo la mayor
mientras depositaba un suave beso en la frente de Jennie - Gracias por
dejarme amarte.
Luego de eso JiSoo dejó la habitación sin decir nada más ni derramar una
sola lágrima, indicándole a la azabache que no dejaría ver cuán afectada
estaba en realidad.
Jennie sintió una gran culpa en su pecho pues sabía que había hecho lo
mismo que Lalisa le había hecho el día en que la dejó, la había besado para
luego dejarla... pero era lo mejor, Jennie no podría realizar nada solido con
nadie pues realmente aun amaba a otra persona.
- Jennie. - la voz de Lalisa hizo que la azabache la volteara a ver - Lo
siento... - se disculpó la chica y Jennie tuvo una vaga idea de la razón de la
disculpa - Se que... ella te amaba... y vos la querías - dijo mirando con
tristeza a la azabache....
Jennie seco un poco sus empapadas mejillas y negó suavemente. Estiró
su mano en señal que deseaba la cercanía de ella y por supuesto Lalisa
entendió el mensaje pues con paso veloz se acercó entrelezando las manos
con la azabache.
"Vos sos la única persona que realmente amo." Pensó Jennie y por más
que esas palabras quisiera decir, le era imposible expresarlas... al menos
verbalmente por lo que optó por una opción más directa y con cuidado jaló
a la rubia hacia ella para sellar sus labios con un delicado beso.
Ese beso que tanto había anhelado desde la primera vez que habia
provado sus labios, todos sus sentidos se encendieron y se encontraban
locos, un gran alboroto se sentía en su estómago y su corazón latía
velozmente. Jennie se sentía maravillada con aquel beso, y lo mejor de todo
era que era correspondido por la rubia quien no dudo ni un segundo en
profundizar aquel beso.
"Jennie."
Su manos viajaron hasta el cuello de la rubia tratando de alguna manera
estar aun más cerca de ella.
"Jennie... por favor...
Todo era tan perfecto...
"No me dejes.."
Ambas se separaron y se vieron fijamente a los ojos mientras en sus
labios se encontraban unas amplias y grandes sonrisas.
- Quédate conmigo... - dijo Lalisa mirando a Jennie con tanta adoracion
que sintió como su cuerpo se estremecia.
<Sí.> asintió con una gran sonrisa.
Y sin saber exactamente la razón un sentimiento de paz invadió en
corazón de Jennie, todas sus preocupaciones y miedos parecían haberse ido
sabía cual era la razón pues la tenía frente a ella.
Abrazo a Lalisa y cerró sus ojos sintiendo un cálido sentimiento, sabía
que estaba segura y no volvería a sufrir..
- Te amo... - dijo Lalisa mientras abrazaba a la azabache con un poco más
de fuerza y unas cuántas lagrimas caían por sus mejillas...
<Te amo... también lo hago... así que por favor... Perdóname... por lo que
hice... no importa que... yo siempre te amaré...>decia Jennie en su corazón.
Poco a poco sintió como el cansancio la vencía y cayó dormida en los
brazos de Lalisa.
Para no volver a despertar.
No me maten por favor QwQ
Epílogo.

La lluvia caía por la ciudad de Seúl, parecía como si el mismo cielo supiera
que aquella chica alegre se hibiera ido y este estuviera triste.
Lágrimas caían por las mejillas de una chica quien se encontraba
sentada en la sala de su propia casa mirando por la ventana aquellas
grandes y oscuras nubes que sólo le hacían recordar que no había nada
hermoso el día de hoy o en los siguientes.
Lalisa aun podía recordar aquel dia en el que perdió a el amor de su
vida, aun recuerda con detalle todo lo que vio y sintió aquel dia.
Recuerda como la encontró en el suelo inconciente, todo se desmoronó
en ese instante, sin pensarlo dos veces corrió a su lado y trató de
despertarla sin saber realmente lo que había ocurrido, podia oír a JiSoo
hablar por su celular, posiblemente a una ambulancia pero ella sólo podía
concentrarse en el pequeño cuerpo que tenía entre sus brazos.
Aún recuerda como la pequeña abrió sus ojos recuperando su poca
consciencia, trató de mantenerla despierta pero la más chica sólo la
miraba con una mirada perdida y nublada, no parecía saber donde estaba.
JiSoo lloraba mientras decía que no quería perderla, no de esta
manera... Lalisa por su parte sólo decía su nombre y rogaba por que los
paramédicos llegarán de una vez.
Pero estos no llegaron a tiempo, Lalisa sintió como la pequeña se
desvaneció en sus brazos mientras una pequeña sonrisa se colocaba en sus
labios.
Ese día Jennie había muerto en sus brazos, ese día Jennie estaba
sufriendo, ese día ella no estaba ahi. Otra vez había llegado tarde...
Ese día jamás se iría de su mente y viviría con eso el teatro de su vida...
Fin...
Cerró su libro con cuidado, había pasado varios días leyendo aquella
historia que tanto había esperado y ahora no sabía exactamente que sentir
pues aquella historia había despertado tantas emociones en ella y la forma
en la que esta había terminado sonaba tan injusta pero real.
- Jennie. - la voz de su mejor amiga sonó sacándole de su pequeña
burbuja - Vamos que ya es tarde. - le aviso señalando su muñeca como si
ahí hubiera algún reloj o algo.
La azabache sólo se levantó de su asiento y camino hacia la repisa donde
había tomado aquel libro que semanas atrás había llamado su atención y lo
colocó nuevamente en su lugar.
- Vamos rápido. - apresuró la pelirroja mirando su celular como si su vida
dependiera de eso.
- Ya voy. - dijo mientras tomaba su mochila y salía del lugar junto a
Rosé.
Caminaron por todo el campus de la escuela hablando de cualquier
tontería que se les ocurriera, reían y bromeaban de cosas sin sentido.
- Aún me cuesta trabajo creer que te hayas pasado semanas encerrada en
la biblioteca sólo por un libro. - dijo su amiga mientras la miraba con
reproche.
- No podés culparme, ese libro me enamoro por completo. - dijo mientras
miraba hacia el cielo con una gran sonrisa.
- Me imagino, los chicos realmente creían que jamás te verían
nuevamente, te aseguró que cuando te vean bromearan con eso. - advirtió y
la azabache sólo rió por su comentario.
Siguieron así por unos cuantos minutos más hasta que llegaron a una
cafetería cerca de su campus, ahí vieron a su grupos de amigos riendo de
alguna tontería que TaeHyung decía.
Jennie sonrio pues aunque amara leer libros más que nada en el mundo,
extrañaba la compañía de sus amigos más que nada.
- Hey pero miren quien decidió aparecer. - dijo TaeHyung ganando la
atención de todos - Ya se me había olvidado como te veías. - dijo
provocando que todos rieran.
- Y a mi se me olvidó que tan ruidoso sos. - dijo con un tono burlón - Tal
vez debí quedarme más tiempo en la biblioteca. - dijo y el moreno rió como
si hubieran dicho el mejor chiste de su vida.
- Vamos Jennie siéntate. - dijo JiMin quien en sus manos tenía un
expreso.
- Si, los días sin vos fueron totalmente aburridos. - dijo Hwasa
acercándose a la chica para darle un abrazo.
- Saben que pudieron venir a la biblioteca conmigo. - dijo ganando un
bufido de TaeHyung y algunos quejidos de los demás - Se me olvidaba que
la biblioteca es un lugar peligroso para sus frágiles mentes.
Todos rieron ante el comentario de la chicas pues todos sabían que jamás
entrarían a una biblioteca por voluntad propia.
- Por cierto. - dijo Jennie mirando al rededor notando que alguien
faltaba.-¿Dónde esta Lisa?-pregunto con un ligero sonrojo en sus mejillas.
- Oh ella... - dijo Rosé mirando hacia el techo - Creo que se vería con
alguien hoy... creo que un chico se le va a declarar o algo así. - dijo sin darle
mucha importancia.
Jennie miro hacia el suelo y sintió un ligero dolor en su pecho, sabía que
era tonto sentir celos por algo asi, sabía que Lalisa rechazaría a aquel chico
como a todos los anteriores pero aun así sentía celos de ellos.
Ella también deseaba poder demostrar su afecto hacia la rubia sin tener
miedo de lo que pudiera pasar sólo por que ella amaba a una mujer.
- Bien... - dijo sintiendo un poco deprimida - Voy a ordenar algo. -
mientras se dirigía al mostrador.
Pidió un Frappe de chocolate con trocitos de fresas, espera que algo dulce
quitará el amargo sabor de boca que tenía al saber que la chica que le
gustaba se encontraba todos los días con chicos, aunque fuera sólo para
rechazarlos.
Pasaron un ratos todos juntos hablado de varias cosas, de la escuela, la
familia, pero jamás tocaron un tema romántico.
- Por cierto Jennie. - Hablo Hwasa ganando la atención de la más chica -
¿De que trataba el libro que tanto leias? - pregunto haciendo que la
azabache sonriera.
- Habla sobre la vida de una chica que no podía hablar y de su
experiencia conociendo el mundo luego de vivir la mayoría de su vida
encerrada, también habla sobre su experiencia romántica pero eso es más
triste y el final no es precisamente feliz. - dijo recordando cuanto había
llorado al leer aquella historia.
De alguna extraña manera se sentía identificada con Ruby Jane, la
protagonista de la historia, pero al mismo tiempo eran tan diferentes.
- Lamento llegar tarde. - dijo Lalisa entrando al lugar.
Como siempre vestía a la última moda, y su peinado era el mejor, o al
menos así lo veía la azabache quien bajo la mirada rápidamente y fingió ver
su Frappe como si eso fuera de lo más interesante.
- Oh Jennie por fin saliste de tu agujero. - dijo Lalisa sentándose a lado
de JiMin.
Jennie apretó sus puños y sonrio de manera forzada, pues aunque la
azabache sintiera una gran atracción hacia la chica esta sólo se burlaba de
ella.
- Y bien, Lisa, ¿como te fue con el chico? - pregunto Rosé algo
interesada por el tema.
- Nada lo mismo de siempre, me dijo que le gustaba y cuando le pregunté
que era lo que más le gustaba de mi me dijo que era hermosa. - contestó con
indiferencia.
"Claro que sos hermosa.... además de lista, claro... tu personalidad es
algo difícil y sueles tratar mal a las personas pero eres amable con quienes
en verdad te importan, cuidas y proteges a tus amigos y aunque seas
grosera, eres honesta y firme con tus ideales..." - pensó Jennie mientras
tomaba de su bebida.
- Entonces, ¿lo rechazaste? - pregunto TaeHyung mirando su celular.
- Si. - dijo mirado de reojo a la azabache quien parecía más entretenida
con su bebida que con la plática - Aunque creo que debería salir con alguien
de una vez. - dijo mirando como la azabache se tensaba pero no le dirigía la
mirada.
- Acabo de recordar que tengo algo pendiente con una persona. - dijo
Jennie levantándose de su lugar algo incómoda.
- ¿Iras a la biblioteca otra vez? - pregunto Lalisa con un poco de burla.
- Tal vez. - dijo la azabache un poco molesta - Hay alguien a quien quiero
ver. - dijo y notó como la sonrisa burlona de la chica desaparecía
rápidamente.
- Uy Jennie tiene novio. - dijo TaeHyung y todos comenzaron a hacer
ruidos graciosos menos Lalisa quien miraba seria a la azabache.
- No es así. - dijo Jennie caminando hacia la salida - Porque es una chica.
En todo caso sería mi novia. - dijo y salió del lugar dejando a sus amigos
callados y a una rubia molesta.
Jennie caminaba hacia alguna dirección, pero eso ya será para otra
historia.
Y así, amores de mi vida, la historia de Lisa y Jennie finalizó, o tal vez
no... ahre
Hasta mañana.
Segunda Temporada.

Así como dice, hay segunda temporada UwU


Bueno, leí todos sus comentarios en los últimos capítulos de ayer y
JAJAJAJAJAJA no puedo, casi se me sale un pulmón JAJAJAJAJA.
Lxs quiero > <
Ojalá lean esta segunda parte y pues, hasta entonces, bai y besos.

También podría gustarte