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DOMINGUEZ, Sergio D. Formoseñeidad, sinónimo de convergencia. Ensayo introductorio del ser
formoseño. Editorial de Hermano a Hermano. Formosa. 2002. Página 31
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DOMINGUEZ, Sergio D. Ob. Cit. PAG 42
Además de esta pretendida definición de “identidad formoseña” se refuerza en
los textos, a través del rescate e incorporación de expresiones o discursos del
Gobernador actual de la Provincia, su interés por esta cohesión popular y el compromiso
con el ser formoseño, en dichos como:
“Hace un par de años, el Dr. Gildo Insfrán, exponía en un discurso para mí
premonitorio, reseñándose la situación política y económica del país, en los
conceptos “hay que ser y pertenecer para resistir lo que se avecina”, y más
adelante, advertía “al ser y pertenecer, debemos agregarle el hacer”. Es decir,
el Gobernador proponía, afirmar el ser, - sentir lo propio- y con sentido de
pertenencia hacer. El compromiso con nuestra Formosa.
Desde ese instante asumí, sistemáticamente mi parte de responsabilidad como
componente del pueblo y trabajador de la cultura buceando nuestras raíces,
ansiando dar impulso concreto al concepto de cultura como acción y decisión,
por entender al pueblo formoseño como una comunidad de destino, fundada
en una memoria común que se proyecta al futuro, apoyado por los valores de
justicia, dignidad, solidaridad y trascendencia”.3 (el subrayado es nuestro)
3
DOMINGUEZ, Sergio D. Ob. Cit. PÁGINA 29.
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DOMINGUEZ, sergio D. Ob. Cit. página
formoseños en la mansedumbre y la pasividad. Agregándose ahora valores positivos
como la “lealtad” y la “amistad”5
Creemos que si es posible hablar de formoseñeidad como algún tipo de identidad
local esta no podría entenderse más que como una negociación constante, y
contradictoria (a menudo conflictiva entre muchas otras identidades) y no un conjunto
de esencias prístinas hallables más allá de las declamaciones:
Por cuanto esta postura, nos parece que detenta un panorama parcializado con
pretensión de absolutizar la realidad y que una vez más, desde el discurso, se crean
significados difícilmente probables como también se hace desde el contexto histórico:
se agregan más hechos de los que sucedieron y se inventan más características en una
tradición mitológico-política que tiene así continuidad y se refuerza así misma,
contando para ello con la colaboración de ciertos intelectuales cercanos a la dirigencia o
formando parte de ella.
Para completar esta aseveración sobre el relato de la historia, ya sea a nivel
nacional o provincial, citamos las palabras del historiador misionero Héctor Jaquet
expuestas en su libro “En otra Historia”, página 155, donde expresa:
“De todas las disciplinas científicas, la historia fue la que mayores servicios
otorgó al Estado, al punto de convertirse en el principal instrumento para
fundamentar la existencia de una Nación Argentina que venía de tiempos
remotos. Si bien el Estado era de constitución reciente, sus fundamentos
debían ocultar ese carácter en un relato didáctico sobre antiguas
contingencias. Con un fuerte compromiso político, los historiadores
5
No se descarta una subyacente intencionalidad política en esta apreciación: presentar entre las
particularidades formoseñas su tendencia “natural” al movimiento político peronista. Esto se apoya en
una innegable conexión con el peronismo provincialista de los años 50 que tantos beneficios habría
otorgado a Formosa y a su población. Recordemos que el 90% de la población de esta provincia vive del
sector servicios y de la administración pública, espacios laborales que son sensibles a la presión y control
del partido gobernante. Los grupos políticos tradicionales como la UCR y el Partido Socialista no
llegaron a constituirse en una alternativa. La dirigencia política en general y el radicalismo en particular
se hallan actualmente en una profunda crisis de representatividad.
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DOMINGUEZ, Sergio D. Ob. Cit. PAG 41.
construyeron, sin demasiado rigor científico en el relato y en la selección de
los sucesos del pasado, una historia nacional que servía a los fines del
gobierno y a la justificación presente en el poder de la propia clase dirigente.
De hecho, la mayor parte de los primeros historiadores eran, sugestivamente,
funcionarios del Estado o presidentes del país (...)7(el subrayado es nuestro).
“La identidad es una construcción que se elabora en una relación que opone
un grupo a los otros con los cuales entra en contacto (...) De esta manera, para
definir la identidad de un grupo, lo que importa no es hacer el inventario del
conjunto de los rasgos culturales distintivos, sino encontrar entre estos rasgos
los que son empleados por los miembros del grupo para afirmar y mantener
una distinción cultural. Dicho de otro modo la diferencia identitaria no es la
consecuencia directa de la diferencia cultural (...) Esto lleva a considerar la
identidad como algo que se construye y se reconstruye constantemente en los
intercambios sociales. Esta concepción dinámica de la identidad se opone a la
que la considera un atributo original y permanente, que no puede
evolucionar”.9
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CUCHE, Denys. Ob. Cit. Página 117-118.