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Organizadores de Spitz

y
Estadio del Espejo de Lacan

PSICOLOGÍA EVOLUTIVA I – PROGRAMA 2015


Profesor Titular Emérito: Lic. Silvia Benvenuto
Profesor Titular: Lic. Leticia Saguan
Profesor Adjunto: Lic. Omar Castellani
Profesor Adjunto: Lic. Daniela Martinez
Jefe Trabajos Prácticos: Lic. Cecilia Osso

Grupo de trabajo:
Amelie

Integrantes:
Arcaráz, Lucía
Marín, Ramiro
Pérez, Rita
Vallejo, Carolina
Vela, Florencia

Organizadores de Spitz y Estadio del Espejo de Lacan


Grupo Amelie. Arcaráz, Lucía. Marín, Ramiro. Pérez Alarcón, Rita. Vallejo, Carolina. Vela, Florencia.
Introducción:

En el siguiente trabajo abordaremos la teoría de los Organizadores desarrollada por Rene Spitz,
articulando las distintas etapas con sus respectivos organizadores. En paralelo describiremos el
Estadio del Espejo de Jacques Lacan en la formación del yo, las identificaciones y la alienación del
sujeto.

Los organizadores de René Spitz:


Rene Spitz nació en Viena, Austria en 1887, y murió en Denver, Colorado en 1974. Médico y
psicoanalista, al finalizar sus estudios descubrió el trabajo de Sigmund Freud y se convirtió en un
fiel discípulo. Comenzó la investigación en el área del desarrollo infantil. Fue uno de los primeros
investigadores que usaron la observación directa del infante como método experimental. Centró
sus observaciones sobre la conducta de niños institucionalizados y casi todos ellos deprivados de
afecto, abandonados por sus madres o huérfanos.

Sus mayores contribuciones científicas vinieron de sus estudios de los efectos maternales, y la
carencia afectiva sobre infantes. Valoró varios aspectos: observación infantil y evaluación,
depresión anaclítica (hospitalización), transiciones del desarrollo, los procesos de comunicación
eficaz, y comprensión de la complejidad del desarrollo.

Spitz basó sus observaciones y experimentos en las conclusiones psicoanalíticas desarrolladas por
Freud, en los principios de una medicina preventiva inspirada en los trabajos de Anna Freud.
Mientras Freud trabajó sobre el adulto, Spitz, sobre la base de sus ideas sobre la investigación
empírica, se especializó en infantes, especialmente en la relación entre la madre y el hijo durante
los dos primeros años de vida. Explica el desarrollo en términos de relación objetal, considerando
la relación entre madre e hijo, ya que esta es el catalizador que permite a la libido ser fijada en las
distintas zonas erógenas.

En 1945, Spitz investigó el hospitalismo en niños de un orfanato. Encontró que el desequilibrio del
desarrollo causado por las condiciones desfavorables ambientales durante el primer año de niños,
produce el daño psicosomático irreparable a infantes normales. Otro estudio de Spitz mostró que
en circunstancias favorables y la organización adecuada, un desarrollo positivo infantil puede ser
alcanzado. Declaró que los métodos en casas de expósito (orfanatos) deberían ser evaluados.

Spitz acuñó el término " depresión anaclítica " para referirse a la carencia afectiva parcial (la
pérdida de un objeto gustado). Cuando el objeto de amor es devuelto al niño dentro de un
período de tres a cinco meses, la recuperación es favorable. Si uno priva a un niño de afecto, más
largo que cinco meses, ellos mostrarán los síntomas de deterioro cada vez más serios. Él llamó a
esta privación total "hospitalismo".

Los organizadores son conductas afectivas específicas que establecen el inicio de una nueva fase.
Solo se pueden observar en el tiempo cronológico.

Spitz notó tres principios de organización en el desarrollo psicológico del niño: la respuesta
sonriente, que aparece alrededor de tres meses en la presencia de una persona inespecificada;
ansiedad en la presencia de un forastero, alrededor del octavo mes; la comunicación semántica,
en la cual el niño aprende a ser obstinado.

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Etapas y sus organizadores:
Pre-objetal (o – 3 meses):
ETAPA SIN OBJETO 
Spitz ha llamado esta etapa, la primera etapa pre-objetal o sin objeto. Comienza desde el
nacimiento y termina cuando aparece el primer organizador que es la sonrisa. La etapa sin objeto
coincide más o menos con la del narcicismo primario, ya que la percepción, la actividad y las
funciones de un recién nacido no están lo suficientemente organizadas, sino sólo estas zonas que
son indispensables para la supervivencia, como el metabolismo, la absorción de los nutrientes, las
funciones respiratorias, etc. Son funciones esenciales en el niño. 

En este etapa el recién nacido no sabe distinguir una “cosa” de otra; no puede distinguir una cosa
(externa) de su propio cuerpo y no experimenta algo separado de él. Por ello también percibe el
pecho para satisfacer sus necesidades y proveer sus alimentos. Los percibe, como una parte de sí
mismo. 

Varias obeservaciones confirman que el aparato perceptor del recién nacido se halla escudado del
mundo exterior mediante una barrera contra los estímulos. Esta barrera protege al infante
durante las primeras semanas de la percepción de los estímulos del medio ambiente. Durante este
período, toda percepción marcha a través de los sistemas interoceptivo y propioceptivo. 

Ahora bien, la excitación negativa del recién nacido es una respuesta a una estimulación excesiva,
debe ser considerada como un proceso de descarga. Siendo así un proceso puramente fisiológico.
Por ejemplo la Ley de Nirvana, que dice que la excitación se mantiene a un nivel constante y
cualquier tensión que exceda este nivel ha de ser descargado sin demora. Este proceso fisiológico
se desarrollará con el tiempo. Y una vez establecido esto, la función psicológica se regirá por la ley
del principio del placer y el displacer, hasta que este será reemplazado por el principio de
realidad. 

Objeto precursor (3 – 7 meses):


PRECURSOR DEL OBJETO 
La segunda etapa comienza con la sonrisa, su objeto precursor es el rostro humano, se le llama
precursor por que el niño no reconoce el rostro determinado de una persona, si no que le llaman
la atención las figuras y contornos que resaltan del rostro, como la nariz, boca, ojos, etc. Es ahora
la sonrisa, la primera manifestación activa, dirigida e intencional, y tiene desde ahora un papel
muy importante en la vida del niño. 

En el tercer mes de vida el niño responde al rostro sonriendo, si se cumplen algunas condiciones,
estas serían que el rostro se mueva de frente, de modo que resalten las cosas que le llamen la
atención (ojos, boca, etc.) y que este cuente con cierta movilidad. 

Contando con 2 meses de edad, los niños no sonríen con certeza a nadie ni a nada, pueden incluso
alcanzar el 6to mes, y seguirán reservándose su respuesta sonriente sólo para la madre y
conocidos, en pocas palabras para los objetos de amor del niño, y no suelen sonreír a los
desconocidos. 

Ahora, en el 3er.mes de vida, su reconocimiento para los demás, no indica una verdadera

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relación de objeto. Quiere decir que no perciben a ninguna persona o un objeto (lo libidinal), sino
sólo un signo. Lo que forma este signo, es una parte privilegiada de él. Lo que se reconoce durante
esta etapa pre-objetal, son puros atributos secundarios, externos y no esenciales. 

La Gestalt signo, que el niño reconoce a la edad de 3 meses, lo indica para surgir esta respuesta
sonriente, es una transición desde la percepción de “cosas” y también de preobjeto, por haber
sido dotado de cualidades esenciales en el intercambio mutuo entre la madre y el hijo. En este
intercambio, el objeto es investido con catexia libidinal, esto quiere decir que al objeto libidinal lo
distingue de otras “cosas”. 
 
Objeto real ( 8 – 12 meses):
ETAPA DEL OBJETO REAL 
El llanto ante extraños indica que el niño ya distingue a la madre de otras personas. Sabe que la
madre es quien lo cuida, lo protege de los demás, le da alimento, y lo ama. Y es por eso que
cuando está la madre surge el temor de la angustia, de perderla. El segundo organizador sería la
angustia y este es la tensión entre lo libidinal y la actividad agresiva. 

La actividad agresiva es una función psíquica recién adquirida a consecuencia de la maduración


nerviosa progresiva. El bebe, empieza a darse cuenta que esa persona que lo cuida y lo protege, se
ausenta por períodos, provoca que el niño se angustie y la percibe como una agresión que le causó
daño. En este segundo organizador, el niño no solo percibe y reconoce personas sino que
también objetos inanimados. 

El logro más grande que se produce aquí, es la capacidad de la comunicación. La transmisión


directa de mensajes corporales que se convierten en palabras. 

Y con el habla culmina la relación objetal, que termina por los 9 meses, cuando inicia el 3er.
Organizador, que es, el “NO”. Con el fin de proteger al niño, la madre debe acceder a poner
límites hacia el niño, y diciendo verbalmente un “no” el niño debe obedecer, aunque en un
principio le sea sumamente difícil. Esta negación está significando la capacidad de juicio.
Logra la aceptación de este NO, cuando aprende la imitación.

Estadio del espejo de Jacques Lacan:


Según Lacan, el estadio del espejo sería  la primera identificación del bebé ante el espejo, es
literalmente originaria y fundadora de la serie de identificaciones que le seguirán luego e irán
constituyendo el yo del ser humano, con la compañía de sus semejantes.

El estadio del espejo describe la formación del Yo a través del proceso de identificación: el Yo es el
resultado de identificarse con la propia imagen especular (se refiere al reflejo del propio cuerpo en
el espejo, a la imagen de uno mismo que es simultáneamente uno mismo y otro).La clave de este
fenómeno está en el carácter prematuro de la cría humana: a los seis meses, el bebé carece
todavía de coordinación. No obstante, su sistema visual está relativamente avanzado, lo que
significa que puede reconocerse en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus
movimientos corporales. En el estadio del espejo el infante ve su reflejo en el espejo como una
totalidad, como un todo/síntesis (gestalt), en contraste con la falta de coordinación del cuerpo
real: este contraste es experimentado como una tensión agresiva entre la imagen especular y el

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cuerpo real, ya que la completitud de la imagen parece amenazar al cuerpo con la desintegración y
la fragmentación. La angustia provocada por esta sensación de fragmentación y como para
resolver esta tensión agresiva, el sujeto se identifica con la imagen: esta identificación primaria
con lo semejante es lo que da forma al Yo. 

El momento de la identificación, en el que el sujeto asume esa imagen como propia, es descrito
por lo Lacan como un momento de júbilo porque conduce a una sensación imaginaria de dominio;
el júbilo (del niño) se debe a su triunfo imaginario al anticipar un grado de coordinación muscular
que aún no ha logrado en realidad. 

El estadio del espejo demuestra que el Yo nace como una virtualidad, que es el producto del
desconocimiento e indica el sitio donde el sujeto se aliena a si mismo. Lacan, de diferentes formas
plantea que “el Yo es otro”, es decir que la imagen que el niño asume como propia, su Imago,
constituye una unidad ilusoria porque proviene de Otro, es función del deseo de la madre.
Aquel Otro, es en principio la madre (o quien cumpla la función materna). Ella no sólo será
el modelo visual y háptico en el cual se identifique corporalmente el niño o la niña, sino que
además la madre será configuradora de la imago corporal al "modelar" al niño.

A la vez el niño ignora que “es otro” (función de desconocimiento). Por ello Lacan dice que el Yo
está alienado, que constituye una identidad enajenante(o armadura enajenante), una forma
ortopédica, que se sitúa en una línea de ficción.

Representa además, la introducción del sujeto en el orden imaginario. No obstante tiene también
una dimensión simbólica importante, el orden simbólico está presente en la figura del adulto que
sostiene al infante. Inmediatamente después de haber asumido jubilosamente su imagen como
propia, el niño vuelve la cabeza hacia este adulto, quien representa al Gran Otro, como si le pidiera
que ratificara esta imagen. 

Lacan destaca una serie de características que son propias del bebe humano en este periodo del
estadio del espejo, que se pueden reducir en dos grandes ideas: 

-    La primera tendría que ver con la teoría de la Prematuración


-    La segunda es la Dependencia 

    La teoría de la prematuración plantea que a partir del hecho de que nos traslademos en dos
patas, de que los humanos sean bípedos, esto modifico a el aparato músculo-esquelético, modifico
sobre todo la posición de la pelvis, lugar por donde el bebe nace. Y en la medida en que la pelvis se
redujo el nacimiento del bebe se tuvo que anticipar porque si crecería más luego no pasaría por el
canal de parto. Todo esto justifica el hecho de que seamos una de las especies que trae al mundo
sus bebes es un estado prematuro. Esta prematuración genera, necesariamente, dependencia. Por
lo tanto el Otro es esencial. 

* Insuficiencia/Anticipación.
    La insuficiencia es la ilusión de la identificación espacial, es decir, la sensación de contraste con
la falta de coordinación del cuerpo generada por la imagen como un todo/síntesis.  

    En la anticipación, el yo se construye sobre la base de una completud futura imaginada, es decir,
que son fantasías que sucederán desde la imagen fragmentada del cuerpo, pero el sujeto imagina

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un grado de coordinación muscular que aun no ha alcanzado. 

* Fragmentación/Gestalt.
    La gestalt es la imagen visual como un todo unificado. El Yo se forma por identificación con la
gestalt de la imagen corporal. Sin embargo la unidad imaginaria del Yo es constantemente
amenazada por el miedo a la desintegración, que se manifiesta en imágenes de un cuerpo
fragmentado. La fragmentación es el nivel de desintegración agresiva del individuo. 

* Identidad Alienante/Enajenante. 
    Se usa el término alienante porque el yo se identifica por identificación, pero esa identificación
no es con una imagen fiel de uno, sino con la imagen que da el espejo. Lo que uno es parte de
otro, en este caso ese otro, es el espejo. En relación a esto, se dice, que el sujeto está alienado. La
síntesis esencial del yo es esencialmente otro yo. La alienación es constitutiva del orden
imaginario. El sujeto padece una escisión fundamental, esta alienado de si mismo. 

* Yo ideal/ Ideal del Yo.


    El Yo Ideal alude a la imagen unificada en el espejo. Sería la imagen virtual, se origina en la
imagen especular del estadio del espejo: es una promesa de síntesis futura hacia la cual tiende el
yo, la ilusión de unidad que está en la base del yo. (Orden de lo imaginario).

    El Ideal del Yo, es un plan internalizado de la ley, la guía que gobierna la posición del sujeto en el
orden simbólico (lenguaje).

    La identificación imaginaria, esta acompañada por la mirada de la madre. Dicha mirada aporta
algo del deseo de la madre. (Orden simbólico, lo simbólico atraviesa). Acompaña la identificación y
por lo tanto hace a la formación del Yo. El yo no puede constituirse desde lo imaginario,
solamente.

* Matriz simbólica.
    No hay Yo sin matriz simbólica. La matriz simbólica es la mirada unificadora, ésta que representa
para el niño esa mirada ideal a la cual el yo queda identificado. La matriz simbólica permite que se
forme el Yo. A la matriz simbólica también hay que pensarla como deseo materno (que empuja al
niño a identificarse con eso que ella desea. El deseo materno de un hijo se transmite mediante la
mirada amorosa de la madre. 

    La matriz simbólica, puede ser pensada como el deseo de la madre, la castración de la madre da
al hijo su lugar de falo imaginario. De no haber matriz, el niño no tendría valor de falo y no podría
constituirse.  El Yo del niño no se constituye sino es mirado idealmente; esto le permite estar
sostenido por esa mirada unificadora. Permite que el Yo se precipite en la imagen y la tome como
propia. Esta matriz simbólica primordial será el tronco, la base sobre la cual se construirán las
identificaciones secundarias que permitirán la formación del Ideal del YO, en un segundo
momento de lo simbólico.

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Conclusión:
Al articular los Organizadores que plantea Spitz, con el Estadío del Espejo de Lacan, podemos
resaltar que este último coincide con el final del período “Objeto Precursor”, continuando por el
Período del Objeto Real. El niño, al comenzar a sonreír selectiva y dirigidamente a determinadas
personas, también comienza a reconocer figuras y contornos, por lo tanto es capaz de visualizarse
en el espejo y observar, reconociendo a quien lo porta, como también a sí mismo.

Cabe destacar, una fase anterior al estadío del espejo, de identificación primaria entre madre y
niño, como la manifestación más temprana de un lazo afectivo con el objeto. El niño que procede
del estadio intrauterino donde nada le faltó, ingresa ahora en un mundo en el que poco a poco va
apareciendo la sombra carencial.

En el primerísimo estadio madre-niño, apenas existe diferenciación. La identidad solo dispone de


componentes innatos, constitucionales y los provenientes de la fusión con el objeto madre. En
este estadio el sujeto absorbe al  objeto o es invadido por él.  En cualquier caso lo incorpora y dice:
“tener, sirve para ser” (sin el objeto, madre, no se siente nadie), En esta fase el sujeto y el objeto
están fundidos, formando la misma cosa.

Resulta evidente la formación de las relaciones objetales en la categoría de un sistema de


comunicaciones entre madre e hijo. Al observar la angustia del octavo mes, Spitz plantea que el
bebé ya tiene un yo que lo diferencia de su mamá y a su mamá de otras personas. Esto se
relaciona con lo elaborado por Lacan en el estadio del espejo entendiendo que los dos son
procesos evolutivos y que forman parte del desarrollo de subjetivación, es por eso que Lacan
utiliza el término de estadio por única vez.

La identificación propiamente dicha comienza cuando las capacidades perceptiva y cognitiva del
bebe se han desarrollado lo suficiente como para permitirle distinguir al otro. Este hecho
aparecería en el comienzo del segundo mes con el reconocimiento de la figura que calma-no
calma la tensión de necesidades, y en el tercer mes, según Spitz, con la aparición de la sonrisa
recíproca.

Freud distingue entre la fusión inicial del niño y el objeto que implica no distinguirse de los otros y
el principio de realidad (vehiculizado por la no satisfacción inmediata) que irá produciendo un
corte, que poco a poco, irá hablándole de la presencia de otro separado de él, que en el caso de la
madre, es quien regula su satisfacción. Ese encuentro con el principio de realidad amenaza la
completud y comienza a estructurar las bases de sí mismo como sujeto diferente de otro. Asimilar
esa diferencia pasa por un estadio intermedio de identificación, donde en un intento de borrar la
sombra de la separación, el niño se identifica con el objeto. Por tanto, podemos considerar que la
identificación en la más regresiva de sus versiones, es un intento fusional, un mecanismo de
defensa  que intenta borrar la falta.

Por tanto se van dibujando dos direcciones en la identificación, una regresiva que sería la más
fusional entre el niño y el objeto, que tiene que ver con la identificación primaria, momento en el
que tener es equivalente a ser. Para pasar a una identificación progresiva donde se pasa del tener,
al ser como, que sería esta segunda fase.

Al aparecer la sensación de angustia cuando desaparece por momentos su objeto libidinal, éste da
cuenta de que su objeto deseado no forma parte de sí mismo, sino que es un objeto externo de él,

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colaborando así con el primer momento de sentimiento de placer en relación al propio cuerpo del
niño cuando se visualiza en el espejo como un todo unificado, ayudando a la conformación del YO
en este estadío del Espejo, en donde esta angustia irá desapareciendo.

Se inicia también en esta etapa, la comunicación más directa y concreta por parte del bebé, se
desarrolla la capacidad de juicio y por lo tanto, una sensación imaginaria de dominio sobre el
propio cuerpo.

Bibliografía:

 Spitz, René El primer año de vida del niño. Ed. Aguilar. (1972)
 Lacan, Jacques “El Estadio del Espejo como formador de la función del yo (je) tal como se
nos revela en la experiencia analítica”, Escritos I, Editorial XXI. (2008)
 http://psicopsi.com/Etapas-RENE-SPITZ-pre-objetal-objeto-precursor-objeto-real
 https://es.m.wikipedia.org/wiki/Estadio_del_espejo

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