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El sistema constitucional de Irlanda 261

EL SISTEMA CONSTITUCIONAL DE IRLANDA *


HUGO CÉSAR ARAÚJO DE GUSMÃO **

SUMARIO:
1. INTRODUCCIÓN
2. DERECHOS FUNDAMENTALES
3. FUENTES DEL DERECHO
4. RELACIONES ENTRE ORDENAMIENTOS
5. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL
6. FORMA DE GOBIERNO
7. ORGANIZACIÓN JUDICIAL
8. DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER
9. LIMITACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
10. PERSPECTIVA DE GÉNERO
11. INMIGRACIÓN

1. INTRODUCCIÓN

Como parte integrante de los resultados del «Congreso sobre interacción


constitucional entre la Unión Europea y los Estados miembros como fac-
tor de desarrollo del Derecho Constitucional Europeo», realizado los días
14 y 15 de septiembre de 2010, en Granada, este trabajo tiene como objeto
el sistema constitucional irlandés. Tiene como finalidad, de forma genéri-
ca, proporcionar un perfil estructural de Irlanda, en tanto que Estado Cons-
titucional integrado en la Unión Europea. Específicamente se llevará a cabo

* Traducción del portugués por Augusto Aguilar Calahorro.


** Profesor de Derecho Constitucional. Universidad Estatal de Paraíba.

ReDCE. Año 8. Núm. 15. Enero-junio/2011. Págs. 261-284.


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un análisis de varios aspectos, en virtud de los cuales se subdivide este


trabajo, y que, en conjunto, proporcionarán esta dimensión constitucional
material.
La Constitución irlandesa entró en vigor el 29 de diciembre de 1937,
durante el gobierno de Éamon De Valera, como punto culminante de una
serie de acontecimientos que aumentarán el distanciamiento y la posterior
ruptura de la mayoría de los vínculos entre el Estado Libre Irlandés y Gran
Bretaña, declarándose como soberano, independiente y democrático en el
Art. 5 de su recién promulgada Carta Política. En la medida en que ésta no
se puede definir como un documento sintético, tampoco se la puede tachar
de ser muy prolífica, puesto que contiene en total cincuenta artículos y vein-
tiocho enmiendas hasta el momento. Todos contienen materia esencialmente
constitucional.
La vigencia de esta Constitución antecedió a la integración de Irlanda
en las Comunidades Europeas en treinta y seis años, lo que no impidió que
fuese continuamente actualizada conforme avanzó el proceso de integra-
ción, a través de cláusulas europeas introducidas por medio de Enmiendas
Constitucionales, la última de las cuales representó el nudo gordiano de la
entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ya que la modificación de los Tra-
tados fundacionales de la Unión Europea impone en Irlanda su integración
en el ordenamiento interno por medio de reforma constitucional que, con-
secutivamente, exige una consulta popular a través de referéndum, la ver-
dadera bestia negra de la integración comunitaria tras el revés representa-
do por el rechazo al Tratado por el que se establece una Constitución para
Europa.

2. DERECHOS FUNDAMENTALES

El listado de los Derechos fundamentales en el sistema constitucional


irlandés se establece a partir del artículo 40 de la Constitución de 1937.
Esto no quiere decir que haya una sistematicidad absoluta en su enuncia-
ción, ya que ciertos principios como el de igualdad, las garantías del debi-
do proceso legal y el juicio por jurado se disponen, aunque no enteramen-
te —en el caso del primero— antes de este artículo, respectivamente en

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los Artículos 9.1.3, 16.1.1 (igualdad), 38.1 y 38.5. De forma genérica,


no obstante, puede encontrarse el «Bill of rights» irlandés en los artícu-
los 40 a 45.
Encabezan esta lista de Derechos individuales, en el art. 40, la enun-
ciación literal del principio de igualdad (art. 40.1), seguido de la garantía
del respeto a la vida, integridad física, el honor y la propiedad de los ciu-
dadanos (art. 40.2), así como la libertad de circulación, cuya protección
coincide textualmente con la enunciación del principio de legalidad (art.
40.4.1). No hay una distinción nítida y sistemática entre derechos y garan-
tías personales, de modo que, inmediatamente después se establece la pre-
visión del «habeas corpus», junto a su procedimiento, en los arts. 40.4.2
a 40.4.5.
En el art. 40.5 se consagra la inviolabilidad del domicilio, seguido del
establecimiento de las libertades públicas (libertad de expresión, libertad
de reunión y libertad de asociación), en el art. 40.6, en relación a las cua-
les se observa una evidente preocupación del Constituyente por garantizar
el contenido esencial en caso de eventuales restricciones destinadas a pre-
servar el orden público. En el art. 44 se enuncia la libertad de creencia re-
ligiosa y de culto (art. 44.2.1) con sus respectivas garantías (arts. 44.2.2
y 44.2.6), definiéndose el Estado como laico (art. 44.2.2).
Respecto de esta lista cabe hacer algunas aclaraciones. Cuando men-
ciona la protección del derecho de propiedad, el Constituyente irlandés de-
cidió abordarlo de forma específica en el art. 43, encuadrándolo como un
derecho natural, anterior a su positivización, y equilibrando su tendencia
irremediablemente individualista con los principios de justicia social de los
arts. 43.2.1 y 43.2.2. Por otro lado, la protección constitucional del dere-
cho a la vida tiene que ser entendida a la luz de la inviolabilidad de la vida
del «nasciturus», que se hace constar en el art. 43.3.3, y de la revocación
de la pena de muerte con el advenimiento de la Enmienda constitucional
núm. 21 de 2002, que lo convirtió en un derecho absoluto. Esta conforma-
ción del derecho a la vida, sobre todo en lo que concierne al primer aspec-
to resaltado, se alcanzó tratando de evitar restricciones a la libertad de cir-
culación, ya que el Constituyente se vio forzado a prohibir el aborto al mis-
mo tiempo que debía impedir que el derecho a la vida del nasciturus pu-
diese vulnerar el ejercicio del derecho a la libre circulación, especialmente

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en el ámbito comunitario, con la finalidad de buscar información sobre ser-


vicios legalmente establecidos en otros Estados miembros, entiéndase, re-
lativos a la práctica del aborto. Esta distensión fue introducida a través de
la Enmienda constitucional n. 13, de 1992.
En el ámbito de los derechos sociales, se confiere al Estado el deber
de ofrecer una educación primaria gratuita, en calidad de guardián del bien
común, garantizando a la familia la libertad de optar por una educación
privada (art. 42), al mismo tiempo se enuncian, si bien de forma
programática, los principios orientadores de la política social, consagrán-
dose los principios de solidaridad (art. 45.1), la exigencia de garantizar a
los ciudadanos un salario justo (art. 45.2.i), una distribución de los bienes
materiales que privilegie el bien común (art. 45.2.ii), el equilibrio entre la
libertad de empresa y la justicia social (art. 45.2.iii), y la previsión de se-
guridad social para todas las familias residentes en el país (art. 45.2.v).
De forma genérica, el listado de los Derechos y las Garantías Funda-
mentales amparado por la Constitución irlandesa se identifica con el con-
sagrado en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
Atendiéndose a las exigencias, allí esculpidas, de protección de la vida,
dignidad de la persona humana, protección de la familia, libertades bási-
cas, igualdad, etc. Cabe resaltar, no obstante, que siendo un producto de la
década de los treinta del siglo XX, la Constitución irlandesa siguió el pa-
trón sistemático de su época, con la incorporación de derechos y garantías
individuales, reproducción de un alto grado de programaticidad en las nor-
mas definitorias de los derechos sociales y ninguna mención a cualquier
derecho que trascienda las primeras dos generaciones de Derechos Funda-
mentales, distanciándose, así del contenido de la Carta, que contempla in-
numerables modalidades inexistentes en la carta constitucional como las
restricciones impuestas en los ámbitos de la medicina y la biología (CDFUE
art. 3.2), el derecho de negociación y acción colectiva (CDFUE art. 28),
protección del medio ambiente (CDFUE art. 37), y defensa de los consu-
midores (CDFUE art. 38), entre otros.
Es cierto, no obstante, que este déficit debe ser observado como una
oportunidad de fomentar la complementariedad en ambos sentidos, sobre
todo a través de la apertura hermenéutica proporcionada por la «doctrina
de los derechos no enumerados» («unenumerated rights»), abrazada por el

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Tribunal Supremo irlandés. Es precisamente en referencia a esta doctrina,


que afirma que la lista de los derechos positivizados es ejemplificativa y
no exhaustiva, como se puede vislumbrar una creciente armonía y
complementariedad entre la protección de los derechos fundamentales a
nivel interno, en Irlanda, y aquella positivada en la Carta de Derechos Fun-
damentales de la Unión Europea.
Finalmente, la figura del «Ombudsman», aunque se prevé en Irlanda,
no fue prevista en la Constitución, encontrando, sin embargo, amparo le-
gal en el «Ombudsman Act» de 1980, en el cual se definen sus funciones,
poderes, formas de nominación y demás aspectos pertinentes al cargo.

3. FUENTES DEL DERECHO

El sistema jurídico irlandés pertenece a la familia del «Commnon law»,


aunque haya sido encabezado por una Constitución rígida que en su pro-
pio texto establece cláusulas que expresan su carácter supremo 1. En este
sentido, el art. 6.2 establece que el Poder público sólo puede ejercerse por
los órganos establecidos en la Constitución y en virtud de la autoridad de
ésta derivada. Por otro lado, en el art. 15.4.1 y 15.4.2, se prohíbe la pro-
ducción de leyes por parte del Parlamento contrarias a la Constitución, re-
saltando su nulidad en aquello en que sea incompatible con la Carta políti-
ca. Por consiguiente, fue consagrado un mecanismo de control como ga-
rantía de la posición jerárquicamente superior de la Constitución en el or-
denamiento, mecanismo que será tratado más adelante.
El procedimiento de reforma constitucional fue regulado en el art. 46.
Las propuestas de modificación de la Constitución se presentan en forma
de un proyecto de «Ley de Enmienda de la Constitución» y se inician en la
Cámara de Representantes, necesitando de la aprobación de ambas Cáma-
ras («Houses») del Parlamento y su posterior aprobación popular a través
de referéndum. No existe una exigencia de un quórum concreto ya que la

1
S. JACOBS, «Organization for Economic Co-operation and Development»,
Regulatory Reform in Ireland. Paris, 2001, p. 135.

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Carta Política guarda silencio al respecto y en su art. 15.11.1 queda esta-


blecido que a no ser que «(…) la Constitución disponga otra cosa, toda
cuestión en cualquiera de ambas Cámaras será decidida por mayoría de vo-
tos de los miembros presentes, sin incluir al Presidente de la misma o, en
su caso, al miembro que actué como tal». Consecuentemente el referendo
obligatorio caracteriza la distinción entre la norma constitucional derivada
y las demás leyes, ya que en el caso de estas últimas la consulta a la vo-
luntad popular es facultativa, sin que pueda aplicarse a las leyes de carác-
ter financiero. El Constituyente no adoptó cláusulas de intangibilidad, por
tanto, materialmente la Constitución irlandesa se encuentra enteramente
abierta al poder de reforma constitucional.
Tampoco fueron enumerados ni los tipos normativos infraconstitu-
cionales ni la relación entre estos y la ley en cuanto que fuente normativa.
Aun así existen referencias expresas a la enmienda constitucional, a las le-
yes y a la ley de carácter financiero. El art. 15.2.1 es taxativo al determi-
nar que se confiere «(…) al Parlamento Nacional el poder único y exclusi-
vo de hacer las leyes. Ninguna otra autoridad normativa tendrá la facultad
de elaborar leyes del Estado». Sin embargo, a pesar de esta determinación
y del silencio constitucional respecto de los demás tipos normativos exis-
tentes en territorio irlandés, el art. 15.2 establece: «Se podrá, no obstante,
establecer por ley la creación o reconocimiento de órganos legislativos su-
bordinados, así como los poderes y funciones de los mismos». En este sen-
tido, cabe destacar que, a pesar de que la Constitución no abarca el tema
de manera prolífica, sí lo hace la legislación infraconstitucional a través de
el «Statutory Instrument Act» de 1947, que conforme a la descripción lite-
ral de su articulado se trata de una norma dirigida a «proveer y regular la
impresión, publicación, numeración y modo de citación de órdenes, regla-
mentos, decisiones, leyes locales y programáticas establecidas por autori-
dad estatutaria, y para complementar ciertas materias relativas a las mate-
rias arriba citadas» 2. Estos tipos normativos se describen como «statutes»
por el art. 1.º de la referida ley. También, según el art. 2.º de esta ley, es

2Statutory Instruments Act, disponible en http://www.irishstatutebook.ie/1947/


en/act/pub/0044/print.html, última visita en 05/03/2011.

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posible vislumbrar que tales normas pueden derivar de las siguientes enti-
dades: el Presidente, el Gobierno, cualquier miembro del Gobierno, cual-
quier Secretario del Parlamento, cualquier persona u órgano que ejerza, en
el Estado, cualquier función gubernamental, o cualquier función ligada a
la Administración Pública.
En todo caso, cabe analizar el ordenamiento jurídico irlandés a la luz
de su caracterización como un sistema perteneciente al «Common law»,
adoptando la regla del «stare decisis» y, por tanto, en el que el precedente
judicial gana una relevancia equiparable a la de la ley en los sistemas del
«civil law».

4. RELACIONES ENTRE ORDENAMIENTOS

La Constitución irlandesa no prevé ninguna articulación entre


ordenamientos internos. Su texto original no hace ninguna mención a los
ordenamientos locales y a su eventual relación con un ordenamiento na-
cional. Y a pesar de que la Enmienda constitucional núm. 20 haya inclui-
do, en la Carta política, referencias al papel, a la función y elección de las
autoridades locales, no menciona a las normas locales o su articulación
como la legislación primaria y secundaria de Irlanda.
En lo que concierne al Derecho internacional, no obstante, asume una
postura distinta. La Constitución irlandesa fue provista de una cláusula es-
pecífica que trata de la articulación entre el ordenamiento internacional y
el interno. En primer lugar, cabe destacar la recepción de los principios
generalmente consagrados en el Derecho internacional como norma de con-
ducta de las relaciones con otros Estados, como consta en el art. 29.3. Por
otro lado, el Parlamento tiene un fuerte protagonismo en la articulación arri-
ba mencionada, ya que el Constituyente exigió expresamente, en el art.
29.5.1, el sometimiento de todo tratado internacional, en el que Irlanda sea
parte, a la Cámara de representantes, además de que, como prescribió el
art. 29.6, ningún acuerdo internacional puede integrar el derecho interno
del Estado a no ser que cuente con el aval del Parlamento, asumiendo así
un carácter dualista respecto de las relaciones entre Derecho interno y De-
recho internacional. Al mismo tiempo, el Tribunal Supremo creó jurispru-

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dencia en el sentido de ejercer el control de constitucionalidad de los trata-


dos, conforme veremos posteriormente, en el caso «Crotty v. An Taoiseach»
(1978) IESC 4; (1987) IR 713 (9 de abril, 1987).
Respecto de la relación con el Derecho Comunitario existe un contex-
to distinto. Irlanda incorporó en su constitución, a través de la Enmienda
constitucional núm. 3, una cláusula de apertura a la dimensión supraestatal
en la que se reconocía la existencia de las Comunidades Europeas, autori-
zando al Estado a integrar su derecho, e impedía que el ingreso de normas
comunitarias, en forma de ley, pudiese ser eventualmente invalidado fren-
te a la propia Constitución, abriendo así el camino para el efecto directo al
reconocer esta naturaleza legal en el ámbito interno, apartándose del ca-
rácter dualista que caracteriza la relación con el Derecho internacional.
Cabe resaltar que otras nuevas disposiciones, con semejante redacción,
han sido incluidas en cada modificación significativa de los tratados co-
munitarios fundacionales, hasta culminar con la última modificación for-
mal de la Constitución, mediante Enmienda constitucional núm. 28, por el
que fue insertado el artículo concerniente al Tratado de Lisboa. El conte-
nido de esta última innovó respecto de sus precedentes, en el sentido en
que asumía un estilo más amplio destinado a garantizar la naturaleza legal
de las normas comunitarias adoptadas por entidades ya existentes antes del
referido tratado o aquellas que aparecieran como consecuencia de este. Otra
innovación puede observarse respecto de las disposiciones que expresan
la cooperación reforzada, o el acervo Schengen, o el espacio de libertad,
seguridad y justicia, en concordancia con la posibilidad de que el Consejo
de la Unión Europea pudiese tomar decisiones a través de un procedimiento
distinto al de unanimidad y se autorizase la adopción del procedimiento
legislativo ordinario. En estos casos, el eventual consentimiento del Esta-
do deberá someterse a la previa aprobación del Parlamento.
Conforme será abordado posteriormente, esta articulación con la esfe-
ra jurídica comunitaria, aunque más abierta que aquella relativa a los trata-
dos internacionales de naturaleza diversa, no es inmune a la incidencia del
control de constitucionalidad, una vez que el Tribunal Supremo ya asentó
precedente en este sentido. Al mismo tiempo llama la atención el hecho de
que, las enmiendas constitucionales relativas a las modificaciones de las
de los tratados comunitarios fundacionales siempre impusieran la integra-

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ción de normas comunitarias en el sistema interno en forma de ley, y por


lo tanto, sujetas a la Constitución. De la misma forma, tales enmiendas de-
jan claro que ninguna disposición constitucional invalidará la integración
de las normas comunitarias en forma de ley, pero a partir de esta afirma-
ción no puede deducirse que normas comunitarias así integradas sean in-
munes a la verificación de su constitucionalidad, en caso de que entren en
conflicto con la Carta política.

5. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

Irlanda presenta un sistema de control de constitucionalidad que llama


la atención por llevarse a cabo por los órganos del poder judicial, aunque
una de sus manifestaciones se presente como un mecanismo de control pre-
ventivo, operando a lo largo del proceso legislativo y no sobre una fuente
del derecho ya producida en forma de ley. Al mismo tiempo, en cuanto al
momento de control, podemos apuntar la existencia de una modalidad re-
presiva (control a posteriori) de constitucionalidad. Esta se encuentra pre-
vista en la Constitución irlandesa en los arts. 34.3.2, 34.4.4 y 34.4.5, en
las disposiciones de delimitación de la organización judicial. El control pre-
ventivo, a su vez, fue regulado dentro del procedimiento legislativo, en una
parte específica dedicada al envío de proyectos de ley al Tribunal Supre-
mo, en el art. 26.
Dos órganos ejercen el control de constitucionalidad en Irlanda, el pro-
pio Tribunal Supremo, conforme se ha apuntado en el párrafo anterior, y
el Tribunal Superior 3. Aquel lo realiza de forma preventiva y de forma
represiva, con competencia originaria en la primera y con competencia en
apelación en la segunda 4. Por otro lado, el Tribunal Superior tiene compe-

3K. GÖZLER, Judicial Review of Constitutional Amendments - a comparative


study. Bursa: Ekin Press, 2008, p. 17.
4 A. SÁINZ A RNÁIZ, «El Tribunal de Justicia, los Tribunales Constitucionales y

la Tutela de los derechos Fudnamentales en la Unión Europea: Entre el (Potencial)


conflicto y la (Deseable) Armonización. De los Principios no Escritos al Catálogo

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tencia originaria sobre cuestiones relativas al control de constitucionalidad,


siendo sus decisiones susceptibles de recurso ante el Tribunal Supremo.
En lo que concierne al envío de proyectos de ley al Tribunal Supremo,
es decir, al control preventivo de constitucionalidad, hay algunas caracte-
rísticas que llaman la atención. En primer lugar, la Constitución establece
restricciones en cuanto al tipo de proyecto de ley que puede ser objeto de
control de constitucionalidad. Se exceptúan de este procedimiento, por parte
del Tribunal Supremo, las propuestas de Enmiendas constitucionales, ya
que, en el sistema Irlandés, la manifestación del poder constituyente deri-
vado no se sujeta ni siquiera al control represivo de constitucionalidad 5,
conforme se decidió en el caso «Riordan v. An Taoiseach» (1999) IESC 1
(20 de mayo de 2999, Appeal núm. 202/98) 6, en el que afirma el Tribunal
Supremo que, de acuerdo con el «sistema constitucional el pueblo es so-
berano. Considerando que se han previsto procedimientos apropiados, no
hay circunstancias en las cuales este Tribunal pueda pretender juzgar una
expresión auténtica de la voluntad popular o una enmienda a la Constitu-
ción hecha de acuerdo con las prescripciones del art. 46».
Tampoco pueden ser objeto de esta modalidad de control de constitucio-
nalidad las leyes de carácter financiero, previstas en el art. 21 de la Cons-
titución, ni aquellas cuyo proceso de producción sea más abreviado, en los
términos del Art. 24, dada su relevancia para la preservación de la seguri-
dad y del orden público 7.
El envío del proyecto de ley para el control de constitucionalidad por
parte del Tribunal Supremo se caracteriza como una facultad del Presiden-
te y no como una obligación impuesta por la Carta irlandesa, aunque al

Constitucional, de la Autoridad Judicial a la Normativa», en: M. CARTABIA, B. DE


WITTE, P. PÉREZ TREMPS, I. GÓMEZ FERNÁNDEZ, Constitución Europea y Constitu-
ciones nacionales. Valencia: Tirant lo Blanch, 2005, p. 536.
5 K. GÖZLER, op. cit., 2008, p. 82.
6 Riordan v. An Taoiseach [1999] IESC 1 (20th May, 1999, Appeal Núm. 202/

98), disponible en http://www.bailii.org/ie/cases/IESC/1999/1.html, última visita,


02/03/2011.
7 Constitución de Irlanda, art. 26.

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hacerlo deba consultar previamente al Consejo de Estado 8. El trámite le-


gislativo se interrumpe en cuanto estuviese en curso un procedimiento de
control de constitucionalidad del proyecto de ley. Una vez oído el Procu-
rador General, el Tribunal supremo, compuesto para esta ocasión por cin-
co miembros, decide 9. En caso de que sea declarada la inconstitucionalidad
del proyecto de ley, el Presidente deberá abstenerse de firmarlo y promul-
garlo 10; en caso contrario, el referido proyecto retoma su trámite normal,
siendo firmado o promulgado por el Presidente.
El control represivo de constitucionalidad, conforme se señaló ante-
riormente, se ejerce, por un lado, por el Tribunal Superior, que detenta com-
petencia originaria para el proceso y el juicio de cuestiones referentes a la
cuestión de validez de las leyes frente a la Constitución, en los términos
establecidos por el art. 34.3.2. Por otro lado, por disposición expresa de la
Carta irlandesa en su art. 34.4.4 el Tribunal Supremo también ejerce el con-
trol de constitucionalidad, al juzgar en segunda instancia las decisiones del
Tribunal Superior referentes a la compatibilidad entre las leyes y la Carta
Política.
Finalmente cabe resaltar algunos aspectos sobre la relación entre la ju-
risdicción constitucional y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Ini-
cialmente puede decirse que el Tribunal Supremo afirmó en el caso «Crotty
v. An Taoiseach» (1987) IESC 4; (1987) IR 713 (9 de abril 1978)» su com-
petencia en el control de constitucionalidad de los tratados de forma gené-
rica, incluyendo a los comunitarios: «Las disposiciones relativas al ejerci-
cio del poder público en las relaciones exteriores no contiene un mandato
expreso a favor de la intervención de los tribunales. Nada dicen los artícu-
los 28 y 29 de la Constitución (…), que pueda indicar cualquier compe-
tencia de los Tribunales en general de interferir en el campo o área de las
relaciones exteriores del ejercicio del Poder ejecutivo. Esto no significa que
el Ejecutivo esté o pueda estar libre de control por parte de los Tribunales
respecto del ejercicio de sus atribuciones en el ámbito exterior. De cual-

8 Constitución de Irlanda, art. 26.1.1.


9 Constitución de Irlanda, art. 26.2.1.
10 Constitución de Irlanda, art. 26.3.1.

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quier forma, una vez que el ejercicio de aquellas función represente una
auténtica o potencial violación de derechos de un individuo, los Tribuna-
les tendrán el derecho y el deber de intervenir» 11. También en este prece-
dente el Tribunal Supremo se posicionó en el sentido de que cualquier mo-
dificación estructural en los tratados fundacionales comunitarios pasase in-
ternamente por la criba de la reforma constitucional: «En lo que concierne
a Irlanda, no se puede deducir que todas las otras decisiones del Consejo
que ahora requieren unanimidad puedan, sin la debida enmienda consti-
tucional, ser transformadas en decisiones que requieran menos que una-
nimidad» 12.
Por otro lado, puede percibirse una profundización en la cooperación
institucional entre la jurisdicción constitucional y la jurisdicción comuni-
taria, culminando con el planteamiento de una cuestión prejudicial por parte
del Tribunal Supremo en 2009, en el caso «Goshawk Dedicated Limited
and Kite Dedicated Limited formerly known as Goshawk Dedicated (No.
2) Ltd, and Cavell Management Services Ltd, and Cavell Managing Agency
Ltd v. Life Receivables Ireland Limited ([2009] IESC 7)» 13.

11 Crotty v. An Taoiseach [1987] IESC 4; [1987] IR 713 (9th April, 1987),


disponible en http://www.bailii.org/ie/cases/IESC/1987/4.html, última visita, 03/
03/2011.
12 CROTTY V. A N T AOISEACH [1987] IESC 4; [1987] IR 713 (9th April, 1987),

disponible en http://www.bailii.org/ie/cases/IESC/1987/4.html, última visita, 03/


03/2011.
13 «The Court is satisfied that it is necessary to refer the question to the European

Court of Justice. The exact format of the reference may be considered in submissions
by the parties after the delivery of this judgment. However, in essence such a reference
would query whether, when a defendant is sued in its country of domicile, it is
inconsistent with Regulation 44/2001 for the court of a Member State to decline
jurisdiction or to stay proceedings on the basis that proceedings between the same
parties and involving the same cause of action are already pending in the courts of a
non-Member State and therefore first in time. It may be necessary also, having regard
to the absence of any clear guidance, to pose an additional question concerning the
criteria to be applied by a Member State coming to a decision whether to stay pending
proceedings in a Member State, depending on the response to the first, primary,
question to be posed. Consequently, the parties may prepare terms of a draft reference

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6. FORMA DE GOBIERNO

Irlanda ha adoptado una forma republicana de gobierno. Aunque no


haya una referencia expresa a tal forma de gobierno, este puede deducirse
de la recepción de principios que caracterizan la manifestación del poder
político en gobiernos republicanos: el principio democrático 14, el de im-
personalidad y el de transitoriedad en el ejercicio del poder. En este senti-
do, a ningún cargo político en Irlanda tiene vedado el acceso el ciudadano
común, al mismo tiempo en que todos ellos son ejercidos por mandatos
claramente delimitados, prohibiéndose expresamente la concesión de títu-
los nobiliarios por el Estado y condicionando la aceptación de estos, por
parte del ciudadano, a la aprobación gubernamental 15.
El parlamentarismo es el régimen de gobierno adoptado por el Estado
Irlandés. El Presidente —cargo para el cuál la única limitación de acceso
por parte del ciudadano común es una edad mínima de treinta y cinco
años 16— que no puede ser miembro del Parlamento aunque lo compon-
ga 17, es elegido de forma directa 18 y desempeña el papel de Jefe de Esta-
do, con un mandato de 7 años, y con la posibilidad de una única reelec-
ción. Entre las atribuciones del Presidente encontramos la de designar al
Primer Ministro («Taoiseach»), nombrado por la Cámara de Representan-
tes («Dáil Eireann») 19, convocar y disolver ésta mediante propuesta de

for consideration by the Court, on which submissions will be heard». (Goshawk


Dedicated Limited and Kite Dedicated Limited formerly known as Goshawk
Dedicated (No. 2) Ltd, and Cavell Management Services Ltd, and Cavell Managing
Agency Ltd v. Life Receivables Ireland Limited [2009] IESC 7 (30 th January,
2009, Appel Núm. 136/08), disponible en http://www.courts.ie/Judgments.nsf/
597645521f07ac9a80256ef30048ca52/86102620A8CB3D408025754E003CD89E?
opendocument, última visita, 03/03/2011.
14 Constitución de Irlanda, art. 6.1.
15 Constitución de Irlanda, art. 40.2.1 y 40.2.2.
16 Constitución de Irlanda, art. 12.4.1.
17 Constitución de Irlanda, art. 12.6.1.
18 Constitución de Irlanda, art. 12.1.
19 Constitución de Irlanda, art. 13.1.1.

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274 Hugo César Araújo de Gusmão

aquél, o negarse a hacerlo, en caso de que el Primer Ministro haya perdido


la confianza de los miembros de esta Cámara 20. El listado de las funcio-
nes del Presidente no llega a ser exhaustivo en la Constitución, pues esta
permite, en conformidad con su contenido, la ampliación del mismo me-
diante ley 21.
Junto con el Presidente, dos Cámaras componen el Parlamento irlan-
dés, el Poder legislativo: la Cámara de Representantes («Dáil Ereann») y
el Senado («Sennar Ereann») 22. La Cámara de representantes se encuen-
tra abierta a ciudadanos elegidos por sufragio universal mediante sistema
de representación proporcional por voto único transferible 23, donde desta-
ca la imposición de un límite de edad de 21 años. La Constitución no es
taxativa a la hora de imponer el periodo de legislatura de la Cámara de
Representantes, aunque menciona el límite máximo de 7 años, permitien-
do que la ley, eventualmente, fije plazos menores 24. El Senado, que no
expresa una fracción del legislativo que obedezca a una lógica territorial,
al contrario de lo que pueda parecer, tiene una composición distinta, ya
que ninguno de sus 60 miembros son elegidos directamente. De entre es-
tos, 49 son elegidos atendiendo a criterios de representación clasista 25 y
sujetándose a las mismas condiciones de elegibilidad aplicables a la Cá-
mara de representantes, 11 son designados por el Primer Ministro, 6 son
elegidos por los licenciados de la Universidad de Dublín y de la Universi-
dad nacional de Irlanda 26.
El Gobierno, que desempeña la función del Poder ejecutivo, está pre-
sidido por el Primer Ministro («Taoiseach»), y se compone por no menos
de siete y no más de quince miembros nombrados por el Presidente 27, en-
tre los cuáles al menos el Primer Ministro o el Vicepresidente y el encar-

20 Constitución de Irlanda, art. 13.2.1 y 13.2.2.


21 Constitución de Irlanda, art. 13.10.
22 Constitución de Irlanda, art. 15.1.2.
23 Constitución de Irlanda, art. 16.2.5.
24 Constitución de Irlanda, art. 16.5.
25 Constitución de Irlanda, art. 18.4 y 18.7.
26 Constitución de Irlanda, art. 18.3.
27 Constitución de Irlanda, art. 28.1 y 28.2.

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El sistema constitucional de Irlanda 275

gado del Ministerio de Hacienda deben ser diputados de la Cámara de Re-


presentantes 28, en cuanto a los demás podrán ser, alternativamente, miem-
bros de esta o del Senado, sin que más de dos senadores puedan ocupar el
Gobierno 29.
La pérdida de la mayoría provoca la caída del Primer Ministro y del
Gobierno, a menos que aquel requiera, y el Presidente acepte, disolver la
Cámara y, seguidamente, con una nueva composición, el Primer Ministro
obtenga mayoría. La Constitución irlandesa no fue muy detallista a la hora
de enumerar el mecanismo de organización del Gobierno, incluyendo la
disposición de ministerios, la distribución de competencias, el nombramien-
to de sus miembros, etc.… dejando que tales asuntos fuesen regulados por ley.
Aunque no exista previsión alguna de representación en el Parlamento
de los gobiernos locales, la Enmienda Constitucional núm. 20, que amplió
el art. 28.a, reconoció el papel de tal esfera gubernamental como un foro
de representación democrática de las comunidades locales en defensa de
sus intereses y en el desempeño de las funciones delimitadas por ley 30.
Las autoridades locales son, de esta forma, elegidas directamente por su-
fragio universal.

7. ORGANIZACIÓN JUDICIAL

La organización judicial está regulada en la Constitución irlandesa en


los arts. 34 y 37. El principio de publicidad de los actos judiciales preside
su reglamentación, dividiéndose los tribunales entre tribunales de primera
instancia y un tribunal de última apelación. Entre los primeros figuran tan-
to los tribunales de actuación local limitada, cuyas decisiones pueden ser
objeto de recurso 31, cuanto el Tribunal Superior, con jurisdicción origina-
ria plena y capacidad para dirimir cuestiones de hecho y de derecho en el

28 Constitución de Irlanda, art. 28.7.1.


29 Constitución de Irlanda, art. 28.7.2.
30 Constitución de Irlanda, art. 28a.1.
31 Constitución de Irlanda, art. 34.4.

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276 Hugo César Araújo de Gusmão

ámbito civil y penal 32. Por otro lado, el tribunal de última apelación se
designa constitucionalmente como Tribunal Supremo y se sitúa al vértice
del Poder judicial en Irlanda 33. Su competencia es de segunda instancia,
atrayendo tanto las decisiones de los tribunales legalmente constituidos
como las del Tribunal Superior, y sus sentencias tienen carácter de cosa
juzgada.
Los magistrados que componen los tribunales de primera instancia, in-
cluido el Tribunal Superior, y aquellos que componen el Tribunal Supre-
mo, son designados por el Presidente de la República, y el ejercicio de sus
funciones se encuentra regido por varios principios, entre los cuales desta-
can las garantías funcionales del Poder judicial, a saber, independencia 34,
inamovilidad 35 y la imposibilidad de reducir su salario 36. Una gran canti-
dad de aspectos relativos al Poder Judicial han sido delegados por la Cons-
titución a la ley infraconstitucional, aspectos como el número de magistra-
dos de los tribunales superiores, los criterios de designación aplicables, sa-
lario, edad de jubilación, número de jueces, constitución y organización
de los demás tribunales 37.
La estructura básica del Poder Judicial irlandés sólo puede ser com-
prendida a la luz del «Courts (Establishment and Constitution) Act», de
1961. A partir de una lectura conjunta de esta ley y la Constitución puede
verificarse que la organización judicial atiende a una división entre tribu-
nales superiores e inferiores. Entre estos últimos figuran el Tribunal de
Apelación Penal y los tribunales de distrito y circuito, y entre los primeros
el Tribunal Supremo y el Tribunal Superior.
La relación entre la jurisdicción constitucional y la jurisdicción ordi-
naria no se configura, ya que, en Irlanda, el control de constitucionalidad,
conforme se ha destacado anteriormente, se encuentra concentrado y no se

32 Constitución de Irlanda, art. 34.3.1.


33 Constitución de Irlanda, art. 34,.4.1.
34 Constitución de Irlanda, art. 35.2.
35 Constitución de Irlanda, art. 35.4.
36 Constitución de Irlanda, art. 35.5.
37 Constitución de Irlanda, art. 37.

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El sistema constitucional de Irlanda 277

ejerce más que por el Tribunal Supremo y el Tribunal Superior. Por otro
lado, respecto de la aplicación judicial del Derecho Europeo, las decisio-
nes del Tribunal de Justicia de la Unión Europea priman sobre cualquier
decisión judicial en territorio irlandés, inclusive sobre las del Tribunal Su-
premo, aunque ninguna sentencia de este pueda ser objeto de apelación al
Tribunal europeo.
Finalmente cabe mencionar que la Enmienda Constitucional Núm. 23
de 2001 permitió al Estado ratificar el Estatuto de Roma del Tribunal Pe-
nal Internacional, entrando en vigor, internamente en 2002.

8. DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER

Irlanda no adopta una forma federativa de Estado. Como Estado uni-


tario acentuadamente centralizado no se aproxima en nada a esta modali-
dad de organización territorial y al abordar esta cuestión no puede ignorarse
el hecho de que sólo muy recientemente, esta, dejó de ser una materia tur-
bulenta y polémica 38.
En parte, esta configuración se debe al hecho de que en el texto origi-
nal de la Constitución irlandesa se establecía, en el art. 2, que el territorio
nacional abarcaba toda la isla irlandesa, sus islas adyacentes y el mar terri-
torial, para en seguida, en el art. 3, afirmar que hasta «(…) la total restitu-
ción del territorio nacional, y sin perjuicio del derecho del Parlamento y
del Gobierno, establecido por esta Constitución, de ejercer jurisdicción sobre
la integridad de dicho territorio, las leyes del referido Parlamento tendrán
el mismo ámbito de aplicación que las leyes del Estado Libre de Irlanda
(«Saorstat Eireann») y el mismo efecto extraterritorial». Sólo en junio de
1998, como consecuencia de los Acuerdos de Belfast, tales disposiciones
fueron revocadas y sustituidas por otros con un contenido nuevo. El nue-
vo art. 2 establece el derecho de cualquier persona nacida en la isla de com-
poner la nación irlandesa. Se extiende este derecho a las personas que fue-

38 S. JACOBS, op. cit., 2001, p. 145.

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278 Hugo César Araújo de Gusmão

ra del territorio nacional y en conformidad con las exigencias legales qui-


sieran adquirir la ciudadanía teniendo ascendentes de origen irlandés. En
el art. 3.1, se consagra el compromiso con un proceso pacífico y democrá-
tico de reunificación de Irlanda en ambos territorios, en tanto que en el art.
3.2 se autoriza la posibilidad de establecimiento de instituciones con po-
deres ejecutivos y funciones compartidas entre ambos gobiernos con auto-
ridad sobre parte de la isla o sobre todo su territorio 39. Finalmente, a tra-
vés de esta enmienda, se insertó el art. 29.8, que prevé la posibilidad del
Estado de ejercer autoridad extraterritorial en conformidad con los princi-
pios de Derecho Internacional.
En el ámbito interno, la Constitución irlandesa expresa un alto grado
de centralización, ya que sólo se menciona la división territorial del poder,
de manera limitada, en la ya referida Enmienda Constitucional núm. 20 de
1999, que incluyó el art. 28.a en el texto original. A través de esta modifi-
cación formal, junto con el reconocimiento del papel del gobierno local
como encargado de fomentar la representación democrática de las comu-
nidades locales, se establece que las autoridades locales serán elegidas por
sufragio universal. Otros detalles acerca del tema, específicamente referi-
da al número de tales autoridades, sus poderes y funciones, la forma de
ejecución de la elección de tales autoridades y las consecuencias de la va-
cante del cargo, se remiten a la legislación infraconstitucional. En este caso,
el «Local Government Act» de 2001, especifica, en su art. 10, la división
del Estado en «Counties» y «Cities» y la subdivisión de aquellas en
«Boroughs» y «Towns», además de desarrollar las cuestiones previstas en
la Constitución 40. Sin embargo, no se puede entrever, sea en el ámbito cons-
titucional o infraconstitucional, algún tipo de división territorial que pueda
asemejar a Irlanda a los modelos federales —como el alemán— o no ne-
cesariamente federales, pero sí con profundas semejanzas materiales con
estos, como es el caso español.

39 Ibidem, pp. 147-148.


40 Ibidem., p. 146.

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El sistema constitucional de Irlanda 279

9. LIMITACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

No hay un tratamiento específico y sistemático de los mecanismos de


defensa del Estado y de las instituciones democráticas. Esto no quiere de-
cir, no obstante, que la Constitución irlandesa haya ignorado la cuestión.
La regulación puede encontrarse contemplada en el art. 28 y se inserta en
el tratamiento constitucional de las competencias del poder ejecutivo. La
declaración de guerra o la participación en la guerra, en los términos del
art. 28.3.1, depende del consentimiento de la Cámara de representantes aun-
que se confiera al Gobierno —siempre con el límite dispuesto en el art.
28.4.1, de que responda de sus actos ante el Parlamento— la facultad de
adoptar medidas necesarias para la protección del Estado en caso de inva-
sión efectiva, según el art. 28.3.2.
Se encuentran dos situaciones de emergencia en las que, según el art
28.3.3, no se podrá invocar cualquier precepto constitucional con el fin de
invalidar eventuales leyes aprobadas por el Parlamento con el objetivo de
mantener el orden público y resguardar al Estado. La primera se relaciona
con la expresión «tiempo de guerra», que se refiere a todo el período en el
cual ocurra un conflicto armado que no implique al Estado, aunque sus
consecuencias provoquen un cuadro de emergencia nacional que afecte a
los intereses de este. Se exige el reconocimiento de este estado de emer-
gencia por la aprobación en ambas Cámaras. La segunda situación se con-
figura a partir de la expresión «tiempo de guerra o rebelión armada», y
consiste en el «inter regno» comprendido entre el final de una situación
como la mencionada en la hipótesis anterior —o de una rebelión armada—
y la decisión, por ambas Cámaras del Parlamento, de que la situación de
emergencia dejó de existir.
Inevitablemente, la reglamentación de las situaciones excepcionales se
articula con los Derecho fundamentales, y llama la atención de que en el
art. 40.4.6 haya una disposición expresa que indica que ninguno de los de-
rechos expuestos en la carta constitucional puede ser invocado para prohi-
bir, controlar o interferir en las acciones de la Fuerzas armadas en las si-
tuaciones de guerra o rebelión armada. Esta limitación comprende una grave
limitación del derecho a la vida, consagrado en el art. 40.3.2, en la medida
en que posibilita la aplicación de la pena capital en estados de excepción.

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280 Hugo César Araújo de Gusmão

Con el advenimiento de la Enmienda Constitucional Núm. 21, sin embar-


go, fue revocada la pena de muerte 41, y ello se refuerza en el art. 28.3.3,
que dispone que nada en la Constitución, excepto la prohibición de la pena
de muerte, podrá neutralizar cualquier acto normativo gubernamental du-
rante las situaciones de guerra o de rebelión armada, lo que confiere al de-
recho a la vida un carácter absoluto que no se verifica en ningún otro dere-
cho o garantía fundamental previsto en la Carta irlandesa.
Otras restricciones a los Derechos Fundamentales destacables en la lista
constitucional pueden ser encontradas en las disposiciones sobre la liber-
tad de expresión, libertad de reunión y asociación, en el art. 40.6.1. En am-
bos casos se hace mención al mantenimiento del orden público como fac-
tor de limitación de tales derechos.

10. PERSPECTIVA DE GÉNERO

Las referencias constitucionales a lo que se denomina «gender


equality», o igualdad de género, comienzan a partir del art. 9.1.3, con la
prohibición de eventuales restricciones a la adquisición de la nacionalidad
irlandesa por motivos de sexo. Esta toma de posición se profundiza cuan-
do, en el art. 16.1, el Constituyente neutraliza cualquier discriminación de
género en el derecho al sufragio pasivo en la Cámara de Representantes.
Y se consagra definitivamente en la enunciación de los Derecho Funda-
mentales, en los arts. 40.1, 40.3.1, y 40.3.2, al declararse que todos «(…)
los ciudadanos recibirán, en tanto que personas humanas, la misma consi-
deración ante la ley», y que el «(…) Estado garantizará mediante la ley el
respeto a los derechos personales del ciudadano en la medida de lo posi-
ble, los defenderá y reparará conforme a las leyes», y finalmente que el
«(…) Estado protegerá con sus leyes en la medida de lo posible la vida,
las personas, el honor y el derecho de propiedad del ciudadano frente a
todo ataque injustificado y reparará cualquier ataque consumado». En la

41Constitución de Irlanda, art. 15.5.2: «El Oireachtas no elaborará ninguna ley


que establezca la imposición de la pena de muerte».

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El sistema constitucional de Irlanda 281

disposición siguiente, esta igualdad adquiere contornos materiales mas pro-


fundos, en la medida en que se abre camino para un tipo de discriminación
permitida a favor de la mujer, reconociéndose en el art. 41.2.1 y 41.2.2, en
el ámbito de la protección de la familia, que la mujer es imprescindible
para la consecución del bien común, y que la carga que la mujer soporta,
en razón de su profunda relevancia para el equilibrio del hogar, justifica
que el Estado garantice que las madres no se vean obligadas a trabajar des-
cuidando sus deberes maternos.
La igualdad de género recibe, también, un trato infraconstitucional, ad-
quiriendo mayor concreción que en las previsiones constitucionales, a tra-
vés del «Employment Equality Act», de 1998, en el cual se confiere, de
forma circunstancial y exhaustiva, un parámetro legal para el alcance de la
igualdad de género en el ámbito de las relaciones laborales que, como se
reconoce, representa un verdadero talón de Aquiles del principio de igual-
dad, especialmente en lo que concierne a la igualdad de género. Por otro
lado, el «Equal Status Act», de 2000, trató de suplir la falta de una regula-
ción laboral de protección de la igualdad, incluyendo una especial referen-
cia al género en su art. 3.2.a.
Finalmente, en lo que concierne al tema de la violencia de género, la
actuación del gobierno deja mucho que desear. En relación con la existen-
cia de legislación sobre el tema a parir de 1996, con la promulgación del
«Domestic Violence Act», las estadísticas no son menos que alarmantes:
hasta 2002 una de cada cuatro mujeres había sido víctima de abusos sexua-
les, mientras que una de cinco sufría algún tipo de agresión sexual a lo
largo de su vida; en 2003 la «Women’s Aid helpline» recibirá 13.000 lla-
madas, una de cada tres relacionada con violencia física y el 13 % en rela-
ción con abusos sexuales; entre enero de 1996 y final de junio de 2005,
109 mujeres fueron asesinadas, 72 en su propia casa 42. Queda patente que
la superación de la violencia de género constituye un horizonte aun distan-
te para Irlanda, aunque desde un punto de vista institucional ya exista un
marco estructural que se mueve en ese sentido.

42
D. CONDON , Violence against women in Ireland. Disponible en http://
www.irishhealth.com/article.html?id=7787, última visita, 15/02/2011.

ReDCE. Año 8. Núm. 15. Enero-junio/2011. Págs. 261-284.


282 Hugo César Araújo de Gusmão

11. INMIGRACIÓN

Históricamente Irlanda ha sido conocida por la emigración y no por la


inmigración. A partir de la década de los 70 el movimiento migratorio co-
menzó a tender a un equilibrio, hasta que, dos décadas después, por el im-
pulso del desarrollo económico, la inmigración inclinó la balanza. Su con-
figuración es, sin embargo, distinta de aquella de países como España o
Italia 43. En Irlanda existe un considerable flujo de inmigrantes provenien-
tes del Este de Europa, recientemente integrado en la Unión Europea 44.
Por otro lado, la inmigración ilegal no llegó a constituir un problema de
dimensiones semejantes a aquellas encontradas en otros Estados Miembros,
por varias razones, de entre las cuales destaca la posición insular de Irlan-
da, la política de control fronteriza, la concesión de visados y la libre cir-
culación, ya que, así como el Reino Unido, no es parte del Acuerdo
Schengen, además de la actuación gubernamental en el sentido de propor-
cionar mayor integración de los inmigrantes en la realidad político-social
del Estado 45.
En la última década, el aumento exponencial de la inmigración llevó
al Gobierno a tomar medidas restrictivas que se reflejaron en la propia Cons-
titución. Prueba de ello fue la Enmienda Constitucional Núm. 27, que in-
trodujo el art. 9.2.1 en 2004, invirtiendo el criterio del «ius soli» al de «ius
sanguinis» para la adquisición de la nacionalidad 46. Por otro lado, la re-
ciente crisis económica ha afectado profundamente a Irlanda, provocando
un aumento del desempleo en un 104% entre el primer cuatrimestre de 2008
y el primer cuatrimestre de 2009, acentuando además la vertiente proble-

43 M. RUHS, Martin. Ireland: From Rapid Immigration to Recession. Disponi-


ble en http://www.migrationinformation.org/Profiles/display.cfm?ID=740, última
visita, 09/03/2011.
44 E. Q UIN , J. S TANLEY , C. J OYCE , Ph. O’C ONNEL , Philip J. Handbook on

Immigration and Asylum in Ireland - 2007. Dublin: The Economical and Social
Research Institute, 2008, p. 19.
45 M. SEAVER, Ireland steps up as immigration leader. Disponible en http://

www.csmonitor.com/2007/0905/p06s02-woeu.html, última visita, 09/03/2011.


46 E. QUIN, J. STANLEY , C. JOYCE, Ph.O’CONNEL, op. cit., 2008, p. 26.

ReDCE. Año 8. Núm. 15. Enero-junio/2011. Págs. 261-284.


El sistema constitucional de Irlanda 283

mática de la inmigración que, a pesar, de este contexto desfavorable, no se


redujo significativamente 47.
La Constitución irlandesa no trata el tema de la inmigración, excepto
con una breve referencia en el ámbito de los principios informadores de la
política social, en el art. 45.2.v, cuando establece la previsión de que el
estado oriente su política a la consecución del establecimiento, en el país,
de tantas familias como fuese posible en condiciones de seguridad econó-
mica, atendiendo a las circunstancias. Además, el tema es objeto de un con-
junto de leyes que incluyen «The Aliens Act», de 1935, «The Immigration
Act», de 1999, el «Illegal Immigrant Traficking Act», de 2000, el
«Employment Permits Act», de 2003 y 2006, y el «Irish Nationality and
Citzenship Acts» 1956-2001 48.

Resumen:
Este trabajo tiene como finalidad el análisis del sistema constitucional irlandés en
sus diferentes aspectos, en tanto que modelo compatible con los principios de tradi-
ción constitucional europea, y capaz de mostrar la influencia absorbida por el acen-
tuado proceso de integración en la Unión Europea, al mismo tiempo que trata de
proporcionar nuevas perspectivas para una tradición jurídica común de los Estados
miembros. El análisis se desenvuelve a partir del estudio de los derechos fundamen-
tales, las fuentes del derecho, la relación entre ordenamientos, el control de
constitucionalidad, la forma de gobierno, la organización judicial, la distribución
territorial del poder, los límites a los derechos fundamentales, la perspectiva de gé-
nero y la inmigración.
Palabras Clave: Irlanda, Constitución, Sistema Constitucional Irlandés, integración,
Unión Europea.

Abstract:
This paper aims at annalyzing the irish constitutional system in its various aspects
as a model compatible with the principles of an european constitutional tradition,
able to expose the influence received by the developing integration process of the
European Union and, at the same time, offering new perspectives to the common
tradition of its Member States. The analysis is developed by studying the fundamen-

47
M. RUHS, op. cit.
48
IRELAND . Handbook on Immigrant’s Rights and Entitlements in Ireland.
Immigration Council of Ireland, 2003, pp. 30-31.

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284 Hugo César Araújo de Gusmão

tal rights, sources of law, relationship between legal systems, judicial review, form
of government, judiciary system, territorial distribution of power, limits to funda-
mental rights, equality and the question of immigration.
Keywords: Ireland, Constitution, Irish Constitutional System, Integration, European
Union.

ReDCE. Año 8. Núm. 15. Enero-junio/2011. Págs. 261-284.

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