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Mini guía para tener

una conversación
incómoda
¡ b i e n v e n i d @ a e s t a m i n i g u í a !

La vida está llena de conversaciones incómodas. O al menos,


debería estarlo. Las conversaciones incómodas son más
necesarias de lo que nos gustaría, porque claro, nadie disfruta
de tener que hacer un planteo difícil, un pedido poco ameno o
una pregunta compleja. 

Aunque no sean situaciones agradables de transitar, aparece


la necesidad de tenerlas, porque es el modo de llegar a
acuerdos, y de mantener sanas nuestras relaciones.  

Este tipo de conversaciones suele requerir que nos


involucremos emocionalmente, que hablemos de nuestros
sentimientos, inseguridades, frustraciones o expectativas.

¿Quieres saber por qué huir de las conversaciones incómodas


no es precisamente la mejor idea? Escapar de ellas no es
buena alternativa porque son un aspecto primordial de
cualquier relación sana. 

Tenerlas hace que podamos deshacernos de malestar, dudas,


angustias o preocupaciones acumuladas.

En definitiva, tener conversaciones incómodas es muy


importante. Aquí te ofrecemos algunas recomendaciones
para cuando precises proponer alguna. 
Ahora sí, ¡comencemos!
PASO 1: Busca el lugar y momento adecuado
Si bien a veces es la única posibilidad, tener conversaciones incómodas
en cualquier sitio no es recomendable. Procura disponer de un espacio
cómodo e íntimo para conversar, además de asegurarte de que tanto tú
como la otra persona tenga tiempo suficiente para hacerlo.
PASO 2: Normaliza tu incomodidad.
Estás por tener una conversación incómoda: claro que te sentirás
incómd@. Acepta que el nerviosismo es parte de la charla y que muy
posiblemente te acompañará al menos, durante los primeros minutos
de la conversación. 
PASO 3: No des vueltas.
Es importante que seas clar@ y direct@ con lo que quieres decir. ¿Te
enoja que tu amig@ nunca tome la iniciativa de llamarte? Dícelo así.
¿Quieres dejar de salir con la persona que estás conociendo? Dícelo así.
¿Te duele que tu pareja no quiera compartir tiempo con tu familia?
Dícelo así. 

Manteniendo el respeto y la empatía, puedes decir todo lo que quieras


decir. Ve al grano y no confundas a la otra persona con tus palabras. 
PASO 4: Habla siempre desde tu lugar.
Comunica cómo te sientes sin juzgar la personalidad del otro. Enfócate
en lo que tú sientes y no te centres en marcar los errores de la otra
persona.

Por ejemplo, en lugar de decirle: “Eres una muy egoísta porque nunca
vienes a las reuniones con mi familia”, opta por decirle: “Generalmente
no quieres venir a las reuniones con mi familia y eso me duele”.
PASO 5: Practica la escucha activa.
Recuerda que la comunicación es bidireccional. Es decir, es cosa de dos.
Por eso, luego de dar tu punto de vista y expresar tus emociones, debes
permitirle a la otra persona decir lo que necesita y oírle atentamente. Se
trata de escuchar activamente y concentrarse plenamente en sus
mensajes. 

PASO 6: Ofrece alternativas y deja abierto el diálogo. 


Si el objetivo de la conversación incómoda es resolver un problema o
compartir un miedo o preocupación, es fundamental que puedas
proponer alguna posible solución para conversar en conjunto. A su vez,
es importante que dejen abierto el diálogo para poder retomar el tema
más adelante, si así lo necesitasen. 
este es el final...

Esta mini guía llegó a su fin.

Esperamos que te sirva como empujón para dar el salto que


necesitas y animarte cada vez más, a tener conversaciones
incómodas.

Ten presente que la incomodidad es un bucle generativo de


aprendizaje. Para crecer, debes sentirte incómod@. 

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