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La adolescencia está íntimamente ligada a la infancia, ambas etapas van juntas a lo largo del
desarrollo de su misma historia. Dicha historia nos muestra el lado más deplorable de la
situación de los niños y adolescentes a lo largo de los tiempos.
La historia de los niños pertenece a esta dimensión profunda de la historia incluso si esta
resulta caso siempre invisible o con frecuencia se la confunde con la naturaleza. Así,
precisamente a causa de esta errónea confusión, la vida de la infancia aparece en las variadas
sociedades como insignificantes. En realidad por el contrario, ella es un aspecto determinante
de la historia de los pueblos, como el trabajo, la producción cultural, la elaboración religiosa.
(Leonardo & Franco, pág. 5).
En las culturas primitivas los niños y adolescentes eran parte de la comunidad, la adultizacion
precoz era un proceso común, mediante rituales y ceremonias eran inciados en armas o en
relacion al sexo, mientras mas cercanos estén a ser parte del grupo, mas adultos y servibles
eran.
Con el mundo clásico la imagen de la infancia no cambia mucho, existe prevalencia de las
imposiciones de reglas, el dominio e inclusive la violencia, el padre, la familia sombolizan la
autoridad, son quienes deciden todo sobre los niños y jóvenes, el mundo clásico no manifiesta
una sensibilidad particular a la infancia, esta es considerada una edad irracional, una fase
imperfecta de la vida, solo una fase preparatoria a la vida adulta, inclusive una vida marginal.
Con la época del cristianismo la infancia cobra significación, la infancia era considerada la edad
pura de corazón, la mas simple y la que mas necesitaba de amor, aunque con la fusión del
cristianismo con la sociedad romana decilna el modo de ver la infancia, vuelven a prevalecer
las imágenes antiguas en las que se disminuye al niño, considerado como un sujeto todavía
bajo el pecado original.
San Agustin (354-430), define a la infancia como la edad no inocente, nutrida de envida, sujeta
sin ninguna resistencia a la carne, dedicada a los placeres viciosos y a las acciones vergonzosas,
crueles e impias. (Leonardo & Franco, pág. 6).
La infancia y adolescencia eran edades que se tenían que superar, eran periodos de vida que
estaban expuestos al mal, por lo que los adultos debían ser lo controladores de estos mismos y
los guias de niños, niñas y adolescentes hasta que estos fuesen adultos.
Cuanto mas se retrocede en el pasado, mas bajo es el nivle de puericultura y mas expuestos
están los niños a la muerte violenta, el abandono, los gopes, el terror y los abusos sexuales.
(deMause, 1974)
Desde épocas antiguas se mencionaba antes que la infancia y adolescencia eran periodos sin
importancia, y es cierto, las figuras parentales eran un componente determinantes en estas, la
infancia era producto de la proyección y la inversión de los padres, los niños eran lo que los
padres decían que eran, lo que los adultos consideraban que eran, por estas mismas
reacciones proyectivas e inversivas era imposible que los adultos pudieran sentir culpabilidad
en los casos de fuertes palizas y maltratos que recibían los niños, debajo de estas reacciones se
justificaban.
Lo que si es cierto es que cuando la documentación es mucho mas completa, hacia el siglo
XVIII resulta incuestionable que la tasa de ifnanticidio era bastante elevada en todos los países
de Europa (…) A fines del siglo XIX Louis Adamic cuenta que le criaron en una aldea de
“nodrizas infanticidas”, situada en el este de Europa, donde las madres enviaban a sus hijos
pequenos para que los eliminaran “exponiéndolos al frio después de un baño caliente;
dándoles de comer algo que les provocara convulsiones en el estomago y los intestinos;
mezclando yeso con la leche, lo que literalmente les aplastaba las entrañas; atiborrándolos
repentinamente de comida después de haberles tenido dos días sin comer”. (deMause, 1974)
El infanticidio era parte del diario vivir de los niños en época tras época, la pobreza, las
dificultades diarias para sobrevivir o el simple hecho de no querer un hijo diferente,
malformado o directamente de no querer un hijo eran las razones comunes para los diferentes
actos horribles de infanticidio.
“Los impulsos de mutilar, quemar, congelar, ahogar, sacudir y arrojar violentamente al niño se
ponían por obra continuamente en otras épocas”. (deMause, 1974)
Era común en el siglo XVII y en la edad media enviar a los niños desde su infancia hasta su
adolescencia a vivir con otras familias, con diferentes intenciones, inclusive eran enviados
como garantías de prestamos de dinero y negocios, y que muchas veces no eran cumplidos,
pagando estos mismos hasta con su vida.
Motivos parecidos sustentaban la costumbre de enviar a los niños a vivir con otras familis que
los educaban hasta los 17 años, edad que volvían al hogar paterno (…) En realidad, era una
versión exagerada de la practica medieval de enviar a los hijos de los nobles a otras casas y
monasterios para que sirvieran como pajes, sirvientes, azafatas, novicios o clérigos. (deMause,
1974)
Los niños pequeños eran enviados con las nodrizas para que los criaran, y la mayoría de estos
terminaban muertos.
DeMause menciona que un hombre llamado Robert Pemell se quejaba en 1653 de que
mujeres de alta y baja condición acostumbraban a enviar a sus hijos al campo confiándolos a
mujeres irresposables, y todavía en 1780 el jefe de policía de Paris estimaba que de los 21.000
niños nacidos cada año en esa ciudad, 17.000 eran enviados al campo con nodrizas, 2.000 o
3.000 eran llevados a hospicios; 700 eran criados en el hogar por amas de leche y solo 700
eran criados por sus madres. (deMause, 1974)
En el pasado tanto las leyes como quienes las ejercían estaban mal, no existía una verdadera
preocupación por los adolescentes, era infractor aquel “menor” que no tenia una posición
económica considerable, aquel adolescente que crecia en un ambiente de dificultad, y era
considerado y tratado como un adulto por un juez que actuaba como un padre con castigo
severo y haciendo caso omiso a los diferentes componentes que llevaban al adolescente hasta
esa situación.
En Bolivia en 2009 se decidio seguir los pasos de otros países latinoamericanos e impñementar
la justicia juvenil restaurativa y de esta forma mejorar el sistema penal para adolescentes.
Los manuales de actuación especializada en justicia penal para adolescentes aprobados por el
ministerio de Justicia y Transparencia Iinstitucional mediante resolución ministerioal N
48/2017 del 31 de marzo de 2017. Se constituye en una guía para facilitar la labor de los
actores del sistema penal para adolescente en el marco de los principios de la justicia penal
juvenil, la justicia restaurativa y el enfoque de derechos humanos. 24
Consideraciones en la Ley 548, Codigo niño, niña y adolescente
II. Los derechos y garantías de la y el adolescente en el Sistema Penal serán asegurados por
todos los integrantes del Sistema, de acuerdo a sus atribuciones y competencias.
I. La o el adolescente en el Sistema Penal, desde el inicio del proceso, así como durante la
ejecución de la medida socio-educativa, tienen los siguientes derechos y garantías:
c. A Ser Oída u Oído. A ser escuchada o escuchado e intervenir en su defensa material sin que
esto pueda ser utilizado en su contra;
II. Ningún adolescente puede ser procesada o procesado ni sancionada o sancionado por el
acto u omisión que, al tiempo de su ocurrencia, no esté previamente definido en la Ley Penal
como delito. Tampoco puede ser objeto de sanción si su conducta está justificada o no lesiona
o pone en peligro un bien jurídico tutelado
VI. El Estado garantizará la justicia restaurativa, así como la oportuna salida o la liberación del
conflicto.
CAPÍTULO II APREHENSIÓN, MEDIDAS CAUTELARES Y PELIGROS PROCESALES ARTÍCULO 287.
(APREHENSIÓN).
d. Por requerimiento Fiscal, ante su inasistencia, cuando existan suficientes indicios de que es
autora o partícipe de un delito Ley Nº 548: Ley Código Niña, Niño y Adolescente Pág. 155
sancionado con pena privativa de libertad cuyo mínimo legal sea igual o superior a tres (3)
años o de que pudiera ocultarse, fugarse o ausentarse del lugar, u obstaculizar la averiguación
de la verdad
II. En atención a las necesidades de las partes, podrán ser aplicados de manera
complementaria e integral.