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ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Las respuestas a estas preguntas, que surgen en este tema, más allá del
reconocimiento histórico que los pueblos requieren para entender su
realidad y proyectar su desarrollo humano, social y cultural, se hacen
necesarias para comprender, a la luz del derecho, lo relevante que es
hacer respetar lo más sagrado de todas las personas: la integridad de su
dignidad como ser humano, reconociendo a este Derecho tanto en su
dimensión individual, como colectiva, y, por sobre sus vínculos con el
Derecho de acceso a la justicia, el Derecho a un debido proceso, el
Derecho a un recurso o acción efectiva y eficaz, el Derecho a la
investigación y el Derecho a la información, se trata de reconocerlo como
un derecho fundamental autónomo y no sólo como un derecho subsumido
dentro de alguno de los anteriores.
Si queremos un proceso con una sentencia justa, ese proceso debe estar
basado en la veracidad de los hechos; y la verdad que se busca no es la
absoluta, sino que la verdad procesal, que es una verdad relativa que dice
relación con los hechos alegados y la probanza rendida puntualmente en
el proceso. Así lo decía Couture: "... porque probar es persuadir de la
verdad de los hechos, de la misma manera que alegar es persuadir de la
verdad de la tesis de derecho.".
Por esto, el concepto de verdad toma relevancia, toda vez que si los
factores que la constituyen (étnicos, culturales, sociales o de cualquier
otra índole) no se acercan a ella, el modelo o sistema jurídico que se
construya difícilmente podrá interpretar con fidelidad a la sociedad
política, y si ello no es coherente ni coincidente, la crisis institucional es
inminente e inevitable, de manera que un Derecho sin verdad no puede
solucionar los conflictos de la sociedad política.
Por otro lado, también se puede decir que es un derecho que surge de
manera autónoma, puesto que los elementos que lo constituyen se
encuentran bien determinados y no son dependientes de los demás
derechos ya comentados, sin perjuicio de que no debe olvidarse que
todos los derechos fundamentales conforman una unidad integrada,
aplicable a toda persona, por lo que la manifestación de estos derechos,
con mayor o menor fuerza de unos y otros, se va dando dentro del plano
del bloque de constitucionalidad, de la progresividad y de la fuerza
expansiva de los derechos esenciales de la persona humana.
Clases de Justicia
La Justicia es un término con varios significados, pero relacionados por un
sentido principal en el que se dice el término. Como antes vimos, la
noción de justicia se hallaba entremezclada.
Fue Aristóteles con su teoría de las virtudes quien clasificó a la justicia
como virtud particular y la justicia como virtud general. Santo Tomás de
Aquino se encargó, posteriormente, de darle aún mayor precisión a la
clasificación hecha por el gran filósofo griego.
Justicia General.
En este primer sentido de justicia, nos referimos a ella como virtud
general. Como dice Santo Tomás de Aquino: "La virtud humana es la que
hace bueno el acto humano y bueno al hombre mismo”, lo que,
acertadamente, es propio de la justicia. La justicia general supone la
virtud en cuanto se refiere al bien del otro y se ordena al bien de la
comunidad. Esta virtud tiende al bien externo, no a una persona en sí
misma, sino en cuanto a su relación con los demás.
La justicia como bien de la polis, consistente en lo conveniente para la
comunidad. La justicia general, recibe el nombre, también, de Justicia
Legal. Pues, "por medio de ella el hombre concuerda con la ley que
ordena todas la virtudes del bien”. Más o menos perfectamente según que
las leyes sean mejores o peores. La ordenación de las conductas al bien
común corresponde a las leyes de la comunidad, por lo cual la justicia
general consiste nuclearmente en el cumplimiento de las leyes.
Obviamente, nos referimos a una norma prudente, derivada de la razón
de la autoridad y realmente ordenada al bien común.
La Justicia Distributiva