Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(UTECO)
Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas
Asignatura:
(CHD - 103)
Introducción al Derecho Público I
Sección:
01
Tema:
Organismos de dirección
Sustentante:
Anderson Jr. Díaz
Facilitadora:
Lauridelissa Aybar Jiménez
Introducción
En las páginas posteriores serán abordados algunos aspectos de relevancia alusivos a los
organismos de dirección en el ámbito electoral de la Republica Dominicana.
La Junta Central Electoral (JCE).
Concepto.
Aun cuando uno y otro cuerpo no pueden sustraerse en absoluto de la organización estatal,
deben mantenerse en sentido normativo, fuera del alcance directo de los poderes públicos
para así conservar su investidura independiente, a la hora de tomar sus decisiones, que
deben ser emancipadas del dictado político de aquellos. La Junta Central Electoral, porque
juzga el proceso en que se eligen las autoridades públicas, y la Cámara de Cuentas, porque
juzga lo contencioso-administrativo y el aspecto financiero en que se havan involucradas
las autoridades elegidas. Esto se traduce, en una necesidad del disfrute de autonomía
suficiente como para poder mantener la autoridad arbitral, opuesta a intereses particulares y
en favor de la equidad.
Y por otro lado ¿podría pensarse en una separación absoluta del Poder Ejecutivo, cuando
éste como Jefe de la Administración Pública, interviene en la entrega de las partidas
presupuestales de que disponen ambos?
Solamente la respuesta cabe en una evidente cuestión de principio moral, que los sitúe en
un plano superior de dignidad, donde los estratos socio-político-económicos no influyan
hasta desmejorar su prestigio. Así que, cuidadoso como debe serlo el Senado para la
escogencia de los magistrados que integren uno y otro cuerpo, es de pensarse que
estaríamos a resguardo de toda suspicacia, contando con la alta dignidad de los nombrados
en tan importantes cargos.
Dicho esto, nos ocuparemos más adelante de la composición y atribuciones de uno y otro
organismo.
Siendo el sufragio un factor tan importante para la ins titucionalidad del Estado, es
comprensible que la Constitución y las leyes hayan contemplado seriamente, la creación del
máximo organismo encargado de viabilizar, juzgar y administrar todo proceso electoral,
que en nuestro medio lo es la
Junta Central Electoral.
Básicamente, las asambleas electorales tienen vigencia para elegir las personas que han de
ocupar en cada período constitucional los cargos electivos. Y claro está, debe existir un
organismo descentralizado que responda efectivamente a la necesidad organizativa de cada
evento celebrado con fines a darle efectividad a las aspiraciones democráticas de la nación.
Debe ser éste un organismo descentralizado, por su misma naturaleza arbitral de los
intereses políticos que les son sometidos y que debe juzgar a la luz de la equidad, sin
miramiento a la parcela política en juego, ni la jerarquía en el poder; así también, le da
mayor cobertura en sus actividades técnicas y administrativas, al seleccionar su personal y
hacer la distribución presupuestal más conveniente con la especialidad del organismo.
Habrá -dice la ley-, una Junta Central Electoral con su asiento en la ciudad capital y su
jurisdicción se extiende a toda la República. Se compondrá de un Presidente y dos
Miembros, cada uno de los cuales tendrá un Suplente.
Puede por otro lado, resolver en última instancia acerca de la nulidad de las elecciones en
una o más mesas electorales; ordenar la celebración de nuevas elecciones cuando hubieren
sido anuladas; dictar dentro de los plazos señalados al efecto la proclama por medio de la
cual se anuncie la celebración de elecciones; convocar a elecciones extraordinarias cuando
proceda de conformidad con la Constitución y la Ley, dictando al efecto la correspondiente
proclama; controlar el comportamiento de los partidos políticos y decidir su reconocimiento
con arreglo a la ley.
Administrativamente, son múltiples también sus atribuciones, en virtud de que debe atender
el buen funcionamiento de sus órganos y hacer distribución adecuada del presupuesto
reconocido por la ley de gastos públicos. Ello así en épocas normales; pero mayormente en
períodos electora-les, cuando tiene que administrar un presupuesto abultado para afrontar
los gastos electorales, distribuidos en equipo, propaganda de concientización popular,
designación de personal nominal y una serie de gastos aseguradores del éxito del evento.
Administrativamente nombra el personal fijo y flotante de las dependencias; crea las mesas
electorales que estime necesarias, reglamenta el horario que debe observarse en las
dependencias, supervigila el desenvolvimiento técnico del sistema, en fin, todo lo
concerniente a darle verdadera expresión de libertad, seguridad y certeza al sufragio.
Políticamente, su comportamiento debe estar erigido en un plano de equidad e
independencia, porque esté consciente de la importancia que para el imperio del derecho en
la democracia representativa tiene un cuerpo electoral.
Por lo demás, tomando en cuenta su particular posición dentro del Estado; se hace
necesario que los mecanismos empleados en su ejercicio, aseguren la concreción de la
vocación democrática del país y la independencia del poder electoral, donde hacen
concurrencia los partidos políticos. Y precisamente, por su obligada responsabilidad de
atenderlos a todos por igual y supervisar sus actuaciones en el debate público, la práctica
política del máximo organismo electoral debe desarrollarse al amparo de un sistema de
garantías constitucionales y legales, que impidan en lo más mínimo las suspicacias, pero
menos aún permitir interferencias o presiones en su ejercicio. La sabiduría y el coraje que
requiere la primera autoridad electoral, debe ponerlos de relieve en todas y cada una de sus
actuaciones en obsequio al respeto efectivo de los fundamentos de la democracia.
Dependencias.
Con este fin se han puesto bajo su dependencia, los órganos denominados: Juntas
Municipales Electorales, Dirección General de Elecciones. Dirección General del Registro
Electoral, Dirección Nacional del Registro Civil y las Oficialías del Estado Civil.
Las Juntas Electorales del Distrito Nacional y de los municipios son las oficinas que más
directamente están subordinadas al máximo organismo electoral, pues como el personal del
Registro Electoral, es designado por éste. Es sensible y el legislador llegará a comprender
este vacío, en que todo el personal de la dependencia sea nombrado por la Junta Central
Electoral, por cuestión de lógica administrativa.
Se cumplen mejor las disposiciones emanadas de quien nombra que de cualquier otro
medio de designación.
La ley Núm. 275/97 consigna en sus artículos 17 y 18 lo que sigue: Las juntas electorales
son órganos de carácter permanente.
dependientes de la Junta Central Electoral, encargadas de los procesos electorales en la
jurisdicción que le corresponda. Habrá una junta electoral en el Distrito Nacional y una en
cada municipio.
Como todo servicio público, este representa una actividad destinada a favorecer el interés
de organización social, que comienza con la persona humana dentro del núcleo la mano
familiar.
En interés general y para garantizar los efectos útiles al respecto, el Estado interviene, para
incorporar así en la vida social a toda persona que como sujeto de derecho debe tener el
goce de las facultades de su personalidad jurídicamente hablando. A estos efectos, la
doctrina se ha pronunciado en el sentido de que la criatura humana recibe la personalidad
des de su nacimiento, o incluso desde su concepción, con la condición de que nazca viva y
viable.
Con este servicio, el Estado cumple con la necesidad de estimular el desarrollo, pues así se
obtiene el dato estadístico sobre las variables demográficas en especial, los servicios
electorales y una prueba fácil y segura para los acontecimientos tos del estado civil.
La estructura jurídica de los pueblos ha jerarquizado la organización del estado civil y la
identificación ciudadana.
como los medios para institucionalizar el poder civil y el poder político. Pues si no hay
orden en estos aspectos de la administración pública. el desarrollo económico, social y
politico quedarían con grandes limitaciones. De ahí que, a nivel mundial se haya activado
en los últimos años una doctrina sobre el registro del estado civil, encaminada a fortalecer
las estructuras de los pueblos donde sea necesario introducir procedimientos conducentes a
estimular las reformas y mejoramiento en este aspecto de la vida ciudadana. En este sentido
afirma Gaete Darbó que los actos jurídicos "matrimonio",
"divorcio" separación" "nulidad" (de matrimonio). "legitimación", "reconocimiento" y
"adopción" son acciones de los individuos que originan modificación o extinguen estados
civiles y otros derechos y obligaciones.
Para organizar ese sistema jurídico y para que funcione adecuadamente es indispensable
que tales hechos y actos jurídicos consten en instrumentos auténticos que permitan acreditar
la ocurrencia o ejecución de ellos. Este es el objetivo que cumple el organismo denominado
Registro Civil que es el encargado de inscribir o registrar los hechos y actos juri-dicos antes
mencionados. Los servicios de registro civil fueron creados y organizados con esa finalidad
jurídica esencial.
Organismos Integrantes.
Este servicio público está compuesto de reglas creadas por la Ley Núm. 659 sobre Actos
del Estado Civil, la cual determina el funcionamiento e indica las facultades de los
organismos que las ejecutan, así como las jerarquías concurrentes en él.
De acuerdo con la Ley Núm. 55 del Registro Electoral, de noviembre del 1970, la Oficina
Central y las Oficialías del Estado Civil, dependen de la Junta Central Electoral, salvo en lo
concerniente a la recaudación de los impuestos y el nombramiento del personal de los
mismos.
En virtud de la referida Ley Núm. 659, fue creada la Oficina Central del Estado Civil, la
cual funciona en la capital de la República, adscrita a la Junta Central Electoral como
dejamos dicho, con un Director y los empleados que le sean asignados.
Esta oficina, que debería ser el órgano director del ser-vicio, está limitada a cumplir las
funciones de un archivo central, encargada de conservar uno de los dos originales de los
registros que llevan los oficiales del Estado Civil.
El Director de ésta puede expedir los extractos, certificados y copias de los actos
contenidos en los registros bajo
su custodia.
Estas oficinas están a cargo de un oficial público de nominado Oficial del Estado Civil.
En el Distrito Nacional, en cada municipio y en los distritos municipales, hay una o más
oficialías del estado civil. Donde hay más de una, leyes especiales le demarcan sus
respectivas circunscripciones.
En el Servicio Exterior.
Este servicio está regido en la República Dominicana, por la Ley Núm. 659 de fecha 17 de
julio del 1944, completada por los siguientes textos legales:
1. Código Civil (Libro Primero);
2. Código de Salud (Ley 4471 de 1956):
3. Ley 1306-Bis de Divorcio de 1937, complementada por la Ley Núm. 3932 de 1954;
4. Ley 214 de 1943, complementada por Ley 4401 de
1956;
5. Ley 1693, sobre Adopción, de 1948;
6. Ley 3874 de 1954, que aprobó el Concordato entre la República Dominicana y la
Santa Sede; y
7. Ley 55 del Registro Electoral de 1970.
Servicio de Identificación.
Generalidades. Con un fin administrativo y de preservación del orden público, fue creado el
servicio de identificación, haciendo obligatorio a toda persona de ambos sexos.
mayores de 18 años de edad o que vayan a cumplir la mayoridad en la fecha de las más
próximas elecciones, residentes en el territorio nacional, proveerse de una certificación
denominada cédula de identidad y Electoral.
Organización y funcionamiento.
La oficina de control de este servicio, es la Dirección General del Registro Electoral. con el
apoyo del Departamento de Informática, el Departamento de Cedulación y además. los
diferentes departamentos técnicos y el personal necesario para el cumplimiento de sus
funciones.
La Expedición del documento se efectúa en los diferentes centros de cedulación instalados
en la Capital de la República y en todos los municipios del país.
La expedición del carnet es gratuita. Este documento fue creado como Cédula de
Identificación Personal, el cual constituyó una fuente de recaudación fiscal, pero en la
actualidad es tan solo un documento de identificación personal exclusivamente.
Independientemente del valor jurídico que representa, como documento público, reviste
gran importancia, por lo útil que es la Cédula de Identificación Personal para todos los
actos de la vida civil donde sea necesario acreditar la personalidad; para la validez de los
contratos; la investigación policial; la presencia en justicia; la expedición de
nombramientos; operaciones bancarias, inscripción en el Registro
Electoral y otros.
Por sus características propias se trata de un acto administrativo, expedido por la autoridad
administrativa. Además, por su gran utilidad, ayuda a resolver casos de interés privado.
El Registro Electoral.
Una de las garantías esenciales del sufragio, es que el voto de cada ciudadano valga en la
medida de sus aspiraciones, sin el riesgo de menoscabo a consecuencia de fraudes o delitos
electorales atentatorios contra los derechos que asisten a los pueblos de darse el gobierno de
las mayorías.
En tal virtud, nada más razonable, que el máximo organismo electoral, controle el sufragio
mediante un sistema adecuado y moderno, poniendo coto a la posibilidad de la repetición
del voto por los delincuentes electoreros o se caiga en una peligrosa maniobra generada por
manos inescrupulosas empeñadas en manipular fraudes. Es por lo que los estados modernos
se proponen poner en ejecución, métodos legales de elección, tendentes a darle certidumbre
a la libertad del voto, en el entendido de que el sufragio es la expresión de la verdad
política, producto de la voluntad popular, seguros de haber hallado en este atributo
ciudadano, la fórmula democrática orientadora del bienestar colectivo.
Como consecuencia de esta aspiración legítima del pueblo, se pone en práctica en nuestro
país, un método técnico y confiable, que permita el control aspirado de las votaciones.
Propiamente hablando, he ahí la razón del Registro Flectoral en el escenario público, como
instrumento legal, surgido de la reflexión, para darle mayores visos de legalidad al hecho
social de la elección de los representantes gubernamentales de la nación, que en virtud de
los cánones constitucionales deben sucederse periódicamente a nivel nacional, provincial y
municipal.
Por lo demás, el Registro Electoral es una concepción jurídica de alto valor moral, por
cuanto -lo repetimos-, acaba con las posibles duplicidades del voto, inspirando más
confianza en las urnas y además, termina con los resentimientos por las dudas, las cuales se
reducen a su mínima expresión.
Para un país como el nuestro, de gran vocación democrática, sin dar por descontado sus
múltiples entorpecimientos, como secuela de la impaciencia política, puesta de relieve a lo
largo de nuestra historia, claro está, que con la instauración de un sistema tecnificado como
lo es el Registro Electoral, se asegura la limpidez del debate electoral y el auge de
sus instituciones.
Sin embargo, conviene agregar, que con el Certificado de Inscripeión Electoral se podrán
ejercer numerosos actos regidos por las demás ramas del Derecho, principalmente el
Derecho Civil; pero esto es separado de la institución en sí, representada por el Derecho
Público.
Partimos del criterio de que, funcionario público es todo individuo que, en cumplimiento de
un servicio público, está facultado por la ley para el desempeño de un cargo administrativo
de manera permanente, mediante una retribución, con facultad para tomar decisiones como
depositario de la autoridad pública.
Dentro de este contorno están ubicados los miembros de la Junta Central Electoral que
representan la máxima autoridad electoral y por tanto el Registro Electoral y los encargados
de las oficinas y sub-oficinas inscriptoras del Registro Electoral. A estos funcionarios la ley
les determina sus atribuciones, son designados con carácter permanente, con una
retribución y toman decisiones conforme la misma ley determina. Yendo directamente al
personal administrativo del Registro Electoral, tratemos de las atribuciones de la Oficina
del Encargado de la Sección del Registro y demás subalternos de la Junta Central Electoral,
que entran en el sistema, las cuales se distribuyen así:
La Oficina de Inscripciones
Por la naturaleza del servicio prestado al público, jurídicamente, estas oficinas quedan
enmarcadas en el grupo de los establecimientos públicos. Esto en base de que son creadas
por la autoridad pública para dar un servicio al público, en una actividad permanente que es
la de inscribir a toda persona con aptitud para el sufragio. Además, porque en vista del
ejercicio de actos administrativos como son los llevados a cabo por dichas oficinas de
inscripciones, la ley les señala expresamente una circunscripción territorial para el ejercicio
de determinados servicios personalizados, dentro de un grupo específico de actividades
públicas.
Como bien pudimos ver la Junta Central Electoral, las Juntas Electorales y los colegios
electorales tienen una importancia capital. Es a través de estos organismos de dirección que
dependen los comicios. Como auxiliar de estos organismos están las oficialías del estado
civil, donde se registran las personas que nacen en el país, los que obtienen la mayoría de
edad.
Sin un registro civil es imposible ejercer (a partir de los dieciocho años de edad) el derecho
al voto pues, necesita la documentación requerida (cédula de identidad y electoral) para
hacerlo.