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del Deporte
contemporáneo
Objetivos de aprendizaje
Los objetivos que se pretenden alcanzar en este recurso son los siguientes:
Estas fases también corresponden a los grandes cambios que se produjeron durante
este periodo en la política exterior soviética. El deporte, como en otros sistemas
totalitarios que ya se han analizado como el fascismo y el nazismo, someterá todas las
actividades, incluido el deporte, a los intereses políticos de sus líderes perdiendo
cualquier rasgo de autonomía.
Desde 1921 hasta 1937, el deporte soviético estuvo integrado en las estructuras del
movimiento comunista internacional, siendo su representación la Internacional Roja
Deportiva -Internationale Rouge Sportive (IRS)-. Creada en 1921 en Moscú como
organización auxiliar de la Internacional Comunista, la IRS se apoyaba sobre secciones
y grupos que simpatizaban con ella, y que se encontraban localizados geográficamente
en Europa central y occidental y en Escandinavia. No obstante, su sección nacional
más importante era, con mucho, la de la Unión Soviética. Los estatutos de la IRS
establecieron que todas las secciones nacionales estaban obligadas a aplicar las
decisiones adoptadas en los congresos de la IRS, congresos en los que participaban los
representantes de los movimientos deportivos obreros comunistas de diferentes países.
Inicialmente, la IRS fue la organización más importante de un movimiento deportivo
revolucionario.
Pero es necesario mencionar que la creación de la IRS fue la reacción ante la creación
de una organización deportiva internacional controlada por los socialdemócratas en
1920. Durante un congreso del movimiento deportivo obrero europeo, celebrado el 12
y 13 de septiembre de 1920 en Lucerna, se creó una organización deportiva
internacional próxima a los partidos socialdemócratas y socialistas: la Internacional
Deportiva de Lucerna (IDL). En enero de 1928, la IDL, para subrayar su afinidad con
la Internacional Socialista Obrera, cambió de nombre pasando desde entonces a
denominarse Internacional Deportiva Obrera Socialista (ISOS). Los comunistas,
convencidos de que el reformismo había fracasado en todos sus aspectos, y de que el
capitalismo solo podría ser vencido por la revolución, consideraron que la IDL no estaba
a la altura de sus deberes políticos. Por este motivo, el 23 de julio de 1921 se creó,
como ya hemos mencionado, la IRS.
Pese a la anarquía y confusión que vivió el deporte soviético en los inicios de los años
veinte, influido por las constantes dificultades económicas tras el conflicto bélico y las
desavenencias conceptuales entre el mencionado Vsevobuch y las Juventudes
Comunistas o Komsomol, la IRS representó desde su nacimiento a los intereses políticos
e ideológicos de la URSS. La revolución mundial, que tendría como consecuencia el
posterior nacimiento de nuevos estados socialistas, se convierte en el principal
objetivo soviético, por lo que el deporte soviético se debía dirigir a los representantes
comunistas del deporte obrero en Europa. La lucha contra el deporte burgués y la
tendencia reformista en el deporte obrero se convertirán en los dos objetivos
fundamentales en estos años.
Las funciones más importantes que trató de implementar la política deportiva soviética
se reducirían básicamente a dos:
Pese a la gran diferencia de calidad futbolística entre los dos países, ningún equipo
soviético venció por un humillante resultado a los conjuntos turcos, como sí había
ocurrido cuando se habían enfrentado a clubes de otros países de condiciones similares
a las turcas. Seis derrotas, nueve empates y trece victorias, fueron los resultados
obtenidos en los enfrentamientos, lo que podría dar a entender que existiesen
instrucciones previas para dejarse ganar, o para vencer por un margen reducido de
goles. La elección de los lugares para disputar algunos de estos encuentros en ciudades
próximas a ambos lados del Mar Negro, como Odessa, Batuni o Trabzon, también nos
índica la clara intención diplomática que residía en los partidos (Riordan, 1974).
De la misma forma que había ocurrido en el caso turco, la URSS utilizó el deporte como
método para mejorar las relaciones de buena vecindad con Persia. Pese a las disputas
por Azerbaiyán, cuatro encuentros de fútbol se disputaron a lo largo de 1926 en la
El hecho de querer evitar, por todos los medios, que el comportamiento y las
declaraciones de los deportistas soviéticos en el extranjero deteriorasen la imagen
idealizada de la sociedad soviética y de la cultura física de la URSS, y el hecho de
utilizar el deporte para movilizar a las masas a favor de la URSS, beneficiaba no
solamente a los intereses de la política exterior soviética, sino también a los de la IRS
y a los del movimiento comunista en general.
Pero pese a los acuerdos llegados entre la IDL y la IRS para que los encuentros
deportivos con las delegaciones soviéticas no se utilizaran políticamente, el Partido
Comunista Alemán vio en las visitas de los deportistas de la URSS una oportunidad ideal
para movilizar a las masas en favor de la revolución comunista y para criticar el
reformismo. Estas discrepancias se unían a la difícil aceptación por parte de la IDL del
“doble comportamiento” de la IRS; por un lado, la utilización del deporte como medio
diplomático que originaba un acercamiento a los clubes burgueses, y al mismo tiempo,
el pretender controlar el movimiento deportivo obrero internacional. Eran dos
estrategias de difícil armonía que abocaron a la IDL a marcar claramente las diferencias
con la IRS desde el Congreso de Helsingfors en 1928. Se prohíbe a sus secciones
cualquier relación con la IRS, declara oficialmente su relación con la Internacional
Socialista, y para marcar más claramente las distancias, cambia su denominación
pasando a llamarse desde entonces Internacional Deportiva Obrera Socialista (ISOS).
Pero la radical división del deporte obrero en 1928 se tiene que enmarcar dentro del
cambio de orientación política que surge dentro del Comintern en las mismas fechas.
La socialdemocracia se convierte en el principal enemigo del comunismo, y se expande
El nuevo marco deportivo y político provocó una ola de conflictos en cada uno de los
diferentes países europeos en los que existía una estructura del deporte obrero. La
separación entre comunistas y socialistas se contagia al deporte, provocando divisiones
y expulsiones tanto en la ISOS como en la IRS. Alemania, Suiza, Gran Bretaña o
Finlandia sufrirán este cisma deportivo, mientras que en países como Suecia, Noruega,
Checoslovaquia y Francia se instauran diferentes secciones de la IRS.
Al igual que había ocurrido en fases anteriores, los cambios de rumbo en la política
deportiva soviética influían en las estructuras nacionales del deporte obrero europeo.
Francia, como uno de los países determinantes en la nueva política de Frente Popular,
recibirá especial atención desde Moscú. Se le pedirá a Maurice Thorez, secretario del
Partido Comunista Francés, el generar una acción política conjunta con los socialistas.
Rápidamente se inician campañas coordinadas; la petición de libertad para el líder
comunista alemán Ernst Thaelmann, es un claro ejemplo de colaboración entre
comunistas y socialistas franceses. Las nuevas líneas de diálogo se verán colmadas con
la oferta de pacto que realiza en junio de 1934 el Partido Comunista Francés, aceptada
por los socialistas; plasmándose finalmente a lo largo de 1935, cuando socialistas,
comunistas y radicales den forma al primer programa político común del Frente
Popular, que llevará a su posterior triunfo electoral en 1936.
Los éxitos deportivos soviéticos frente al deporte burgués y capitalista servirían para
demostrar al mundo la superioridad del sistema socialista. Era necesario generar
nuevos acuerdos con las federaciones deportivas internacionales, que les permitieran
a los equipos soviéticos poder medirse a estos clubes sin necesidad de convertirse en
miembros oficiales de estas federaciones. Así, se intentó generar acuerdos con la FIFA,
pese a ser considerada una organización fascista, debido a la necesidad de disputar
partidos de fútbol frente a los mejores equipos del mundo (Gounot, 2001).
Los celebrados en Praga en 1921 se podrían considerar como los primeros juegos
olímpicos obreros, aunque no fueron organizados por ninguna de las dos
internacionales obreras del deporte. La Asociación Gimnástica de Trabajadores de
Praga desarrolló durante cuatro días de junio un amplio abanico de actividades
deportivas y culturales en donde participaron atletas de trece países: Austria, Bélgica,
Bulgaria, Inglaterra, Checoslovaquia, Finlandia, Francia, Alemania, Polonia, Suiza,
Estados Unidos, Yugoslavia y la URSS. Los Juegos Obreros de Frankfurt, celebrados en
1925, organizados ya por la Internacional Deportiva de Lucerna (IDL), se consideran los
primeros celebrados con un verdadero carácter oficial. Bajo el eslogan de “no más
guerra” y en clara oposición al CIO por haber vetado en los Juegos Olímpicos de 1920
y 1924 a los atletas alemanes y austriacos, se celebraron los juegos de invierno y de
verano, organizándose en Schreiberhau y Frankfurt respectivamente.
Los primeros juegos obreros organizados por la IRS se celebrarían en Moscú en agosto
de 1928. Conocidos como Spartakiadas, se disputan de forma paralela al VI Congreso
del Comintern. Mediante el festival deportivo se pretendía realizar un ejercicio de
propaganda que mostrase los avances alcanzados por la URSS en materia deportiva, al
mismo tiempo que se criticaba el deporte burgués, ejemplificado en esta ocasión en
los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. La participación no fue todo lo importante que se
esperaba, acudiendo 542 hombres y 70 mujeres de doce países diferentes. La URSS
presentó 3000 hombres y 879 mujeres, lo que supondría aproximadamente el 15% de
la participación global. A los deportistas extranjeros se les obsequiaba con una amplia
visita turística en donde podrían contemplar el gran desarrollo del país; fábricas,
visitas a mandatarios, hospitales, escuelas y las habituales fiestas en honor de los
deportistas obreros conseguían finalmente transmitir una imagen idílica del país.
La II Olimpiada Obrera organizada por la ISOS -antigua IDL- se celebró en Viena en 1931
con un gran éxito de asistencia de deportistas y espectadores, que llegó a superar las
cifras de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles que se celebraron el año siguiente. Como
ocurría con las olimpiadas organizadas por el COI, también se celebraron juegos de
En 1937 Amberes acogió la III Olimpiada Obrera organizada por la ISOS, tras haberse
suspendido la Olimpiada Popular de Barcelona en 1936 cuando todo estaba preparado
para su inicio, debido al alzamiento militar y al posterior inicio de la Guerra Civil
(Pujadas y Santacana, 1990). Caracterizada por el espíritu frentepopulista, contó con
la participación de los atletas soviéticos que querían de esta forma escenificar la
reconciliación entre IRS e ISOS. Con una importante participación de aproximadamente
27.000 atletas de 17 países, cabe destacar que pese a estar en plena guerra civil, una
delegación de deportistas españoles pertenecientes al Comité Catalá pro Esport
Popular (CCEP) participó en los juegos proletarios.
Referencias bibliográficas
Arnaud, P. (coord.) (1994). Les origines du sport ouvrier en Europe. Paris:
L´Harmattan.
Keys, B. (2003). “Soviet Sport and Transnational Mass Culture in the 1930s”. Journal
of Contemporary History, vol. 38, n. 3, 413-434.
Riordan, J. (1974). “Soviet Sport and Soviet Foreign Policy”. Soviet Studies, vol. 26, 3,
322-343.
Stephen G. J. (1987). “State Intervention in Sport and Leisure in Britain between the
wars”. Journal of Contemporary History, vol. 22, n. 1,163-182.