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El periodo de la posguerra

 La posguerra de la Segunda Guerra Mundial es el período de la historia


que siguió al fin de ese conflicto bélico internacional.
La crisis económica europea y el ascenso de Estados Unidos
La implantación de una economía comunista y el ascenso de la economía de los EE.
UU.
Se estableció el COMECON, que pretendía articular un mercado común de los países
socialistas. Pero en realidad, sirvió para vincular todas las economías del bloque a las
necesidades de la URSS.
Se convirtió en la primera potencia económica y militar, además de principal
prestamista e inversor en el exterior.
La economía del resto de los países capitalistas. Al terminar la segunda guerra mundial,
el panorama en estos países era más desolador que el de occidente. Antes de la guerra,
sus estructuras económicas estaban menos desarrolladas. También en estos países
fueron mayores las destrucciones demográficas y no tenían un modelo económico
estable.
El crecimiento económico favoreció sobre todo a las empresas norteamericanas. Aquí
aparecieron las empresas multinacionales, quienes tenían su origen y casas centrales en
un país determinado, y su horizonte de inversiones y beneficios en otros países.
El plan Marshall, además de ser un generoso aporte para la reparación económica
europea, lo fue para las empresas y la economía de EE. UU.
Se instauró un modelo de Estado similar al soviético:
- Partido único, ausencia de elecciones y persecución de los opositores.
Estados Unidos era la primera potencia mundial así que decidió ayudar humanitaria,
económica y militarmente a Europa Occidental; así evitaría el avance del comunismo y
el estancamiento de sus mercados.
La crisis de la democracia y el avance de los totalitarismos
La crisis de la democracia y el avance de los totalitarismos Hasta antes de la guerra,
Europa era el modelo que pretendían seguir las incipientes democracias del mundo. Un
modelo en el que la democracia liberal, el capitalismo el desarrollo cultural eran sus
signos más distintivos. Y Tras el triunfo de la Revolución rusa, las potencias europeas
trataron de contrarrestar el impulso revolucionario que sacudía Europa y que hacía
temer que el comunismo terminara imponiéndose como régimen político en ese
continente. La respuesta fue implantar regímenes autoritarios y reprimir brutalmente
todo movimiento revolucionario comunista en donde surgiera, como ocurrió en
Alemania con el sofocamiento de la revolución del movimiento espartaquista de 1919
en la que fue asesinada la dirigente comunista Rosa Luxemburgo. De este
enfrentamiento revolucionario-contrarrevolucionario de la Europa de posguerra,
surgieron, con el respaldo de sectores nacionalistas de la élite y de la población, el
fascismo italiano, el nazismo alemán y el estalinismo en Rusia. En el caso de los prime-
ros dos, fueron formas de regímenes políticos totalitarios que tenían en común que en
ellos el Estado no reconocía límites a su poder, por lo que se convertía en el ente
regulador de la vida pública o privada del país. Además, el partido único controlaba el
aparato estatal y buscaba manejar a la población mediante el uso intensivo de la
propaganda, la represión o la coerción política, así como por un desmesurado culto a la
personalidad del líder político.
La evolución política de la unión soviética
Entre los acontecimientos más trascendentes del siglo XX se encuentra sin duda alguna
la Revolución rusa de 1917. "Sobre todo (porque) inauguró la era de las revoluciones
modernas. Al demostrar que los marxistas podían conquistar el poder y establecer su
'dictadura del proletariado' socialista, los bolcheviques sirvieron de inspiración a los
revolucionarios de todo el mundo para emular su victoria. Después de 1917, el mundo
nunca volvería a ser el mismo" (Times Books Ltd., 1996: 234). De ahí que sea todavía
necesario entender más y mejor la historia interna de este primer experimento marxista.
La Rusia prerrevolucionaria era un país en proceso de industrialización que no tenía
—ni pretendía tener— paralelo en una modernización política7. Este desfase entre
modernización económica e inmovilismo político, junto a otras características de la
Rusia zarista8, convirtieron al gran imperio en caldo de cultivo para movimientos
revolucionarios, no necesariamente marxistas. No es de extrañar entonces que, en marzo
de 1917, el amotinamiento del ejército, en un contexto de generalizadas revueltas e
inestabilidad, obligará al zar Nicolás II a abdicar al trono.
Se instaló un gobierno provisional de corte más bien moderado —burgués, en lenguaje
marxista— que buscaba establecer un régimen democrático liberal.
Pero en octubre9, los bolcheviques, sector marxista más radical, se impusieron sobre los
demás movimientos políticos. Al frente de los bolcheviques se encontraba Lenin, que se
convirtió en el presidente del nuevo gobierno. No importa tanto analizar los hechos
concretos que llevaron a tal victoria sino más bien centrar la atención en el objetivo que
perseguía Lenin. La finalidad de esta victoria tenía para él una trascendencia capital,
pues de allí debería extenderse la revolución a los países industriales.
Lenin:
... veía, como todos los demás marxistas, rusos y no rusos, que en Rusia no se daban las
condiciones para la revolución socialista. Los marxistas revolucionarios rusos
consideraban que su revolución tenía que difundirse hacia otros lugares. Eso parecía
perfectamente factible, porque la gran guerra concluyó en medio de una crisis política y
revolucionaria generalizada, particularmente en los países derrotados (Hobsbawm,
1998: 66).
Este dato, aportado por un autor declaradamente afín al modelo marxista, es de suma
importancia. Esta cita revela que la causa final que los bolcheviques tenían en mente era
la "revolución generalizada". Y es que para Lenin y para muchos marxistas, "sólo hacía
falta una señal para que los pueblos se levantaran a sustituir el capitalismo por el
socialismo, transformando los sufrimientos sin sentido de la guerra mundial en un
acontecimiento de carácter más positivo: los dolores y convulsiones intensos del
nacimiento de un nuevo mundo" (Hobsbawm, 1998: 63). Lo que pocos saben es que en
las elecciones a la Asamblea Constituyente los bolcheviques no salieron ganando. Por lo
tanto, Lenin se vio obligado a prohibir por la fuerza toda oposición política. Y es que,
teniendo en cuenta que su objetivo iba más allá de las fronteras rusas, no podía permitir
que, a causa del escaso apoyo popular hacia los bolcheviques, se estropeara todo el plan
de revolución mundial; "el programa de Lenin, de comprometer al nuevo gobierno
soviético (es decir, básicamente al partido bolchevique) en la 'transformación socialista
de la república rusa' suponía apostar por la mutación de la revolución rusa en una
revolución mundial" (Hobsbawm, 1998: 70).
La revolución rusa pretendió ser un chispazo de revoluciones, por eso se buscó
implantar el modelo marxista en un país que evidentemente no cumplía con los
requisitos teóricos mínimos para ello (país principalmente agrario, población proletaria
minoritaria, etc.) En todo caso, lo que Rusia más necesitaba era una revolución
burguesa10, pero eso no satisfacía los afanes de Lenin ni de los bolcheviques.
Sociedad y economía en los
años veinte

 Como en ninguna década anterior, 1920 evidenció la creación de una


cultura de masas, sustentada en los sistemas de producción en cadena,
nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor. Otras
manifestaciones generaban revuelo, los espectáculos masivos como el
cine, deportes, cabarets, el teatro y los musicales; el interés por la alta
costura, con exponentes como Coco Chanel y Jean Patou; y las nuevas
corrientes musicales como el jazz, el charleston y el blues se
convirtieron rápidamente en objetos de consumo y dieron vida a toda
una industria que nunca antes había sido tan significativa.

La modernización de la sociedad
En la primera mitad del siglo XX se produjo una consolidación de la sociedad de masas,
caracterizada por los siguientes rasgos principales:
• Creciente participación de la población en la política gracias a los medios de
comunicación (prensa, radio) y la difusión del sufragio universal. Además, la clase
media se ha fortalecido.
• El desarrollo de partidos de masas en comparación con los partidos políticos
tradicionales que estaban dirigidos a la élite por lo que actuaban de manera minoritaria.
Los partidos de masas intentaron ganar los votos de grupos sociales muy amplios.
• Desarrollo de los medios de comunicación, especialmente la radio, que se convirtieron
en el principal medio de información y propaganda política. así como entretenimiento
para la población.
•La aparición de un nuevo concepto de ocio, propicio a una reducción de la jornada
laboral. Triunfaron nuevos espectáculos como el cine, los deportes de masas y la música
popular.
Los “felices años veinte”: Una década de excesos y consumo
La modernización de la sociedad hizo que la década de 1920 se convirtiera en una época
de consumismo y exceso, especialmente en Estados Unidos, ya que con los más altos
niveles de refinamiento, belleza o vanguardia se abrió la puerta al disfrute masivo en
espectáculos, deportes y manifestaciones. cultural. Al mismo tiempo que se
popularizaron medios como la radio y el cine, las ciudades crecieron rápidamente y la
clase media obtuvo acceso a un nivel de vida previamente reservado a minorías
privilegiadas.
Para satisfacer las necesidades de la población aparecieron los mercados centrales y los
grandes almacenes; Cafés, restaurantes y locales de ocio y entretenimiento amplían su
superficie, y los estadios parecen dar cabida al gran número de personas que practican y,
lo más importante, disfrutan viendo deportes. La gran demanda de ropa y calzado dio
lugar a la estandarización de la ropa y las revistas de moda, "uniformizando" a la clase
media e introduciéndola en el mundo de la moda.
Las vanguardias artísticas
En el inicio del siglo XX las vanguardias que se desarrollan van a revolucionar
el mundo del arte destruyendo toda unidad formal; el arte experimenta una gran
transformación hasta perder la representación de la realidad. Pretenden crear
un arte adecuado a la nueva sociedad. Aparecen infinidad de tendencias
artísticas con maneras de ver y hacer arte completamente diferente: son las
vanguardias. Todas ellas tienen en común su carácter innovador y el estar en
continuo proceso de renovación. Las vanguardias son movimientos artísticos
revolucionarios que rompen con la tradición y convulsionan el mundo del arte
causando estupor cuando no rechazo. El autor toma conciencia de su libertad
creativa y expresiva, inventando nuevos lenguajes artísticos. El artista en
definitiva se libera de todas las ataduras y modas artísticas del momento y
comienza a experimentar. Todas las vanguardias tienen unos límites
cronológicos precisos.
Las vanguardias son numerosas, pero todas se pueden encuadrar en dos
posiciones básicas: una basada en la razón (Racionalismo, Neoplasticismo y
en parte el Cubismo) y otra en las emociones (Expresionismo, Dadaísmo y
Surrealismo).
Las reacciones conservadoras
En esta década también se desarrolló el conservadurismo moral y el nacionalismo
chauvinista en Estados Unidos. Por ejemplo:

• Prohibición: En octubre de 1919 se aprobó la Ley Seca que prohibía la producción y


venta de bebidas alcohólicas. Estas medidas, impulsadas por grupos moralistas, fueron
contraproducentes ya que incrementaron la venta ilegal de alcohol y provocaron un
aumento de la delincuencia, el contrabando y el crimen organizado (gangsterismo). La
prohibición fue derogada en 1933 por el recién elegido presidente Franklin D.
Roosevelt.
• Racismo: Entre 1921 y 1925 se promulgaron la Ley de Cuotas y la Ley de Restricción,
normas que restringían la inmigración extranjera. El racismo también aumentó en el sur
de Estados Unidos tras la fundación de la organización supremacista blanca Ku Klux
Klan. En su apogeo, la organización tenía alrededor de cinco millones de miembros. Las
principales víctimas fueron negros, católicos, judíos y en general inmigrantes.

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