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UNIVERSIDAD PRIVADA SAN PEDRO

CARATULA

ETICA PROFESIONAL

DOCENTE:
Valderrama Domínguez, María

TEMA:
Deontología de la profesión del abogado

ALUMNOS:

Cacha Minaya, Alex


Castro Lázaro, Lady
Chávez Bartolo, Eder
Díaz Gomero, Milagros
Rojas Carbajal, Heydy
Villacorta Huaney, Ernesto

HUARAZ
2023
DEDICATORIA

Dedicamos este trabajo a aquellas personas que nos

enseñaron, que la mejor libertad del ser humano está en

la superación personal e intelectual. Así mismo a

nuestros Docentes que se esmeran y nos enseñan con

sus aprendizajes amar esta carrera profesional.

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INTRODUCCIÓN

La Deontología, como teoría de los deberes, también aplicable a los jurisconsultos, forma parte de

la Ética que, a su vez, es parte de la Filosofía. Desde hace muchos años el jurista ha percibido la

necesidad de que en sus escuelas y facultades se examine, cuando menos, la deontología, como

teoría de sus deberes; o de la ética jurídica, que le orienten en sus relaciones con el cliente

particular, oficial o colectivo, para saber la resolución del conflicto de conciencia que se le plantea

en cada momento frente a nuevas situaciones o relaciones humanas más o menos complejas.

Cuando el jurista ama a su profesión, ahonda en su conocimiento y cuida el atender las causas que

considera justas y cuando no lo son, vela porque el Derecho sea aplicado idóneamente al injusto,

sin prometer privilegios o querer alcanzar imposibles. Hay casos de quienes aceptan pleitos ilícitos,

presentándolos como legítimos. Lo hacen por interés de ganar fuertes cantidades en numerario y

no para que se haga justicia. Eso denota inmoralidad y posiblemente delincuencia contra lo que

debe caer una formal denuncia legal y una persecución eficaz. Es por ello que, en cualquier

actividad que ejerza, no puede ni debe olvidar el bien común. Por eso, una injusticia cometida

contra el sujeto más insignificante trasciende y redunda en desconfianza contra los tribunales o

contra el gobierno, provocando el desequilibrio jurídico y, como consecuencia, el social. De ello

se desprende nuestra constante e inconmovible voluntad de hacer justicia en lo individual o lo

colectivo, que comprende el dar servicio al hombre hasta alcanzar la seguridad jurídica y el bien

común.

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ÍNDICE

CARATULA .......................................................................................................................................... 1

DEDICATORIA .................................................................................................................................... 2

INTRODUCCIÓN................................................................................................................................. 3

1.1 ETICA Y MORAL .......................................................................................................................... 5

1.2 LA DEONTOLOGIA...................................................................................................................... 6

1.3 CONCEPTO DE PROFESION ..................................................................................................... 7

1.4 DEONTOLOGIA JURIDICA........................................................................................................ 8

1.5 DEONTOLOGIA DEL INVESTIGADOR ................................................................................. 10

1.6 DEONTOLOGIA DEL MAESTRO ............................................................................................ 11

1.7 CONDUCTA ANTIETICA DEL ABOGADO ........................................................................... 11

CAPÍTULO II...................................................................................................................................... 13

2.2 MEDIDAS DISCIPLINARIAS DEL ABOGADO CON CONDUCTA ANTIETICA............ 15

2.3 EL USO DE CONOCIMIENTOS JURIDICOS COMO CARACTERISTICA DEL


EJERCICIO DE LA ABOGACIA............................................................................................... 15

2.4 CODIGO DE ETICA DEL ABOGADO ..................................................................................... 17

2.5 LA DEONTOLOGIA JURIDICA PROFESIONAL COMO ETICA APLICADA ................ 18

CAPÍTULO III .................................................................................................................................... 21

3.1 IMPORTANCIA DE LA DEONTOLOGIA DEL ABOGADO ................................................ 21

3.2 IDENTIDADES Y DIFERENCIAS ENTRE LA ETICA Y LA DEONTOLOGIA ................ 22

CONCLUSIONES ............................................................................................................................... 26

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................. 27

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CAPÍTULO I

1.1 ETICA Y MORAL

La ética es una disciplina que forma parte de la filosofía y tiene como una de sus tareas la reflexión

sobre la particularidad del ser humano de auto limitarse, a pesar de la libertad absoluta de decisión

para actuar de acuerdo a lo que nuestra propia conciencia nos indica, dando origen a la moral. La

ética estudia los actos humanos libres, voluntarios e imputables al hombre, trata de aclarar ante

todo que es la moral, “también se propone saber para que se produce el acto moral. La ética a

diferencia de la moral, tiene que ocuparse de lo moral en su especificidad, sin limitarse a una

moral determinada, tiene que dar una razón del porqué de la moral.

Como reflexión filosófica se ve obligada a justificar teóricamente por qué hay moral y debe

haberla, o bien confesar que no hay razón alguna para que la haya”. La moral es el conjunto de

normas creadas por el hombre como el medio para la realización del bien. “El sentido moral existe

en todo hombre normal, incluso en el delincuente, pertenece, como la capacidad para la lógica y

la matemática, a la esencia misma del ser humano. Pues en última instancia no es sino una forma

especial del pensar, si por pensar entendemos la captación consiente de significaciones y

conexiones significativas”.

La intención de diferenciar la moral de la ética no es por razones etimológicas, ni por el uso

indiferenciado de ambos términos, sino por imperativos lógicos, es decir, porque configuran dos

niveles distintos de pensamiento, uno, la moral, es parte de la conducta humana y la otra es la

disciplina que reflexiona sobre esa conducta. En el lenguaje común, el uso de esos vocablos es

indistinto, se utilizan inclusive como sinónimos ya que etimológicamente provienen de palabras

con el mismo significado, en latín mor mores que significa costumbre y en griego Ethos, también

significa costumbre. Aristóteles, el creador de la disciplina y de la palabra ética, no conocía, por


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supuesto, la palabra moral, por esa razón hablaba de ética indistintamente para referirse a la

conducta humana en relación con el bien y a la ciencia que la estudiaba, pero actualmente, desde

un punto de vista riguroso, debemos distinguirlos conceptualmente, una es la moral que consiste

en la conducta humana en relación con el bien y otra la ética o filosofía moral.

De acuerdo con Adela Cortina, “Investigar el fundamento de la moral, es la tarea de la ética, que

debe cubrir las siguientes etapas: 1. Determinar si “lo moral” es una dimensión humana

irreductible a las restantes por poseer caracteres específicos. 2. Elaborar las categorías necesarias

para concebir semejantes características. 3. Hacer inteligibles estas características proponiendo la

razón de que las haya. El cumplimiento de esta tarea tiene por resultado la respuesta a la pregunta

¿es razonable que haya moral?” Si la respuesta es afirmativa en el plano individual, entonces cabe

también formular la pregunta por la moral profesional, es decir, la de aquellas personas que

realizan una función específica dentro de la sociedad que tiene como finalidad el bien de todos

como lo es la justicia, la salud, la vivienda, etc.

1.2 LA DEONTOLOGIA

La Deontología es el estudio de los deberes, referidos principalmente a la actividad profesional,

por lo que existe la Deontología del Médico, del ingeniero, del abogado. En este caso nos

concretaremos a mencionar algunos puntos sobre la deontología jurídica, en virtud de que la

moral profesional es una aplicación de la Moral general a la profesión, o dicho más

correctamente, al profesional. De acuerdo al filósofo español Antonio Peinador. “No han de ser

ni pueden ser distintos los principios que rijan la vida moral del profesional en cuanto tal, de los

que han de regir la vida de cualquier mortal, puesto que la Moral, como la Verdad, no puede ser

más que una”.

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1.3 CONCEPTO DE PROFESION

Consideramos oportuno, antes de entrar al tema de la deontología jurídica, mencionar algunas

definiciones de profesión como la del Doctor Aquiles Meléndez, quien afirma que la Profesión

es una capacidad cualificada, requerida por el bien común, con peculiares posibilidades

económico-sociales. Analizado el propio autor su definición sostiene que: A) Capacidad. No

implica propiamente la actividad, sino el conocimiento, así, por ejemplo, “el profesionista puede

estar jubilado o sin trabajo, sin perder en nada su carácter”. B) Cualificada. Significa que se tiene

una preparación científica y humanística producto de estudios universitarios. C) Requerida por

el bien común. La profesión sirve para la realización del bien común, que consiste en las mínimas

condiciones de bienestar o perfección, individual y colectivo. D) Con peculiares posibilidades.

“En el desarrollo y evolución del mundo contemporáneo, la principal fuerza propulsora es la

actividad y organización profesional. El impulso característico del género humano exacerbado

angustiosamente por nuestras generaciones, cuenta como la única seria posibilidad de realizarse

y tonificarse naturalmente con la intervención decidida y definitiva de los profesionistas en todos

los órdenes de la vida institucional”. E) Económico-Sociales. El profesionista se beneficia e

influye en los dos órdenes. Para el pensador cristiano Antonio Peinador, la profesión es una

ocupación del hombre con un fin concreto definiéndola como “la aplicación ordenada y racional

de parte de la actividad del hombre al conseguimiento de cualquiera de los fines inmediatos y

fundamentales de la vida humana”.

La profesión representa un servicio para los demás, consiste en el empleo de las propias

facultades, de las aptitudes congénitas o adquiridas en provecho del prójimo. La profesión sirve

al individuo y al mismo tiempo beneficia a la sociedad. El concepto de profesión nos conduce al

de profesional, considerándose como la exigencia de la profesión en el orden de las realidades

humanas y jurídicas. “En este sentido hablamos de derechos y deberes profesionales, de actitudes

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profesionales, de relaciones, en una palabra, de vida profesional, lo profesional es el hombre

ejerciendo una profesión.”

La moral profesional implica hablar de los deberes profesionales los cuales podemos dividir en

deberes generales de toda profesión y los deberes particulares o específicos de cada actividad

profesional, asimismo podemos clasificarlos también en deberes impuestos por la ciencia y

deberes impuestos por la conciencia. El profesionista tiene dos clases de deberes, los de su

cualidad como ser humano y los propios de su actividad profesional, por lo que se encuentra

doblemente comprometido con el bien, siendo común, encontrar personas que son escrupulosos

en el cumplimiento de sus deberes religiosos y familiares y al mismo tiempo son totalmente

negativos en lo relativo a su profesión. La profesión no debe ser un área neutral para la conciencia,

por el contrario, la potencializa e intensifica.

1.4 DEONTOLOGIA JURIDICA

La deontología jurídica (deberes morales del abogado), considera como la principal obligación

moral del jurista, en cualquiera de sus facetas, tener el conocimiento y la capacidad para ejercerla,

para ello es indispensable tener “un buen conocimiento de la ley, de la jurisprudencia y de la

práctica de los tribunales” a lo cual añadiríamos, el deber de actualizarse constantemente en los

aspectos doctrinales. En cuanto a los deberes específicos del abogado varían de acuerdo a la

actividad que se realiza, por ejemplo, una de las más importantes es la función de juzgar, a pesar

del tiempo y de los avances teóricos que han acontecido en la ciencia del derecho, sigue

funcionando de forma primitiva. Es verdad, que la vida social en sí misma es conflictiva, cada

vez más violenta, con manifestaciones de poder en todos los ámbitos, en los que cada quien

pretende obtener el mayor beneficio para sus fines lícitos o ilícitos. En un ambiente de esa

naturaleza, es más complicado definir cuáles son los deberes de los que ejercen la profesión de
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abogado, en un mundo que clama por la realización de la justicia.

Del análisis deontológico de la conducta debida en los diferentes aspectos en que puede realizarse

la profesión de abogado, es primordial la del juez. ¿Cuáles son los principales deberes morales

del juez? Su principal deber es la imparcialidad sin la cual es difícil la administración de justicia.

La imparcialidad se consigue con determinados factores por ejemplo es incompatible con el

desempeño de cargos políticos, o estar inmerso en una serie de intereses económicos o

comerciales que afecten su función. Legalmente cuenta con los medios para defender su

imparcialidad, por ejemplo, la abstención o la recusación, para aquellos casos en que el juez está

unido por relaciones de parentesco o amistad o enemistad manifiesta con alguna de las partes, en

estos casos surge el deber moral y la obligación jurídica de abstenerse de juzgar, así como, en los

casos en que por razones personales puede renunciar, jubilarse, pedir licencia o su traslado sin

que por ello haya ninguna implicación deontológica.

El Notario tiene sus deberes específicos como es el de proceder con absoluto apego a la verdad,

sin certificar datos falsos y guardando el secreto profesional. “Cuando se habla de la verdad en

la profesión notarial se quiere decir que el notario no puede mentir, que no puede autorizar la

mentira presentada por el cliente, si el notario sabe que es efectivamente una mentira”. El deber

moral de no mentir es parte de la deontología del notario, aun cuando la verdad interesa más al

cliente porque de ella depende la firmeza del acto jurídico.

El Ministerio Público, tiene como principal deber, el de la investigación imparcial con absoluto

apego a la verdad, moralmente no debe acentuarse su actuación como figura eminentemente

punitiva, sino como colaborador estricto de la justicia a través de una investigación seria de los

hechos, respetando primordialmente el principio de inocencia. “El Ministerio Fiscal está obligado

a ejercitar la acción penal apenes llegue a conocimiento de que existen indicios de delito”.

El Ministerio Público se encuentra frecuentemente ante dilemas morales, cuando por

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determinados tipos de delitos se ve presionado por la opinión pública y por los medios de

comunicación para actuar parcialmente tratando de configurar pruebas que no existen, con

testigos falsos, etc. También es frecuente que se presenten casos con repercusiones políticas, y el

más frecuente es el de los casos en que los propios superiores le obligan a actuar en contra de su

deber moral. Al Fiscal se le presentan situaciones especiales en las cuales está exento de seguir

cierto comportamiento deontológico, como cuando sufre amenazas para él o su familia por parte

de narcotraficantes, terroristas o grupos fuertes de interés.

El litigante es quien presenta mayores complicaciones morales en el desempeño de la profesión,

sus deberes morales específicos. Rafael Gómez Pérez, hace la distinción entre el abogado

designado de oficio y el elegido por el cliente, en este caso se “acude a él buscando seguridad,

competencia y honradez profesional. Quiere decir esto que, además de los elementos

contractuales (de un contrato de prestación de obra), cuentan las dimensiones éticas”

1.5 DEONTOLOGIA DEL INVESTIGADOR

La profesión de abogado se ha diversificado en diferentes actividades a las tradicionales

consideradas anteriormente como las propias de la abogacía como profesión liberal. Actualmente

ocupa un lugar muy importante entre las posibilidades del abogado, el dedicarse a la

investigación. Las Universidades e Institutos, dedican gran parte de su presupuesto a promover

la investigación científica, por lo cual consideramos conveniente mencionar algunos de los

deberes profesionales de la investigación. Siguiendo al multicitado filósofo español Antonio

Peinador, de la Universidad Pontificia de Salamanca, quien propone como deberes específicos

los señalados para todo profesional como la vocación, o aptitud, la preparación concienzuda y el

desinterés o entrega al servicio profesional, otros deberes propios del investigador como: a) El

deber de proceder a la investigación por puro amor a la verdad. c) “Deber de la sinceridad en la


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aportación de los resultados obtenidos. d) Deber de respetar el derecho ajeno a la investigación y

al dominio o propiedad de los frutos de su trabajo.”.

El autor que comentamos considera que, en este ámbito, el hombre tiene derecho estricto al fruto

de su trabajo. “Hay robos literarios o científicos reprobables por la misma ley natural, en cuanto

atentados contra la propiedad intelectual, aun independientemente de la prohibición positiva de

la ley”

1.6 DEONTOLOGIA DEL MAESTRO

Los Abogados litigantes, notarios, investigadores, integrantes del Poder Judicial y funcionarios

públicos, suelen ser además Catedráticos de las distintas Facultades de Derecho, por lo que

también tienen deberes morales que acatar, entre los que se destaca el de: 1. Investigar la verdad,

2. Reconocer la verdad y 3. Enseñar esa verdad. Su principal deber es evitar la ignorancia. “No

es ignorante el que no sabe, sino el que no sabe lo que pudiera y debiera saber”.

El Docente tiene el deber de estar actualizado en la materia que imparte, ser totalmente

responsable en cuanto a honestidad, puntualidad y reconocimiento de la verdad, puesto que no

solo transmite conocimientos, sino que es un ejemplo vivo para el futuro abogado, por lo que

tiene gran parte de la responsabilidad moral de las generaciones a las que contribuyó a formar.

1.7 CONDUCTA ANTIETICA DEL ABOGADO

En el ejercicio de la abogacía la ética es ineludible ya que, es precisamente la

certificación de valores del profesional del derecho en quien la sociedad confía y busca una

asesoría jurídica íntegra y competente, el abogado es el encargado de demandar la aplicación

justa de la ley, de defender el derecho a vivir en paz y con dignidad, en definitiva de ser el

verdadero arquitecto del ordenamiento jurídico en el contexto social; sin embargo, a diario se
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puede evidenciar que no se ejerce de forma total la profesión con responsabilidad y honestidad

que la sociedad espera, dejando a sus patrocinados en indefensión, lo que genera perjuicios y

atenta contra la seguridad jurídica, por lo que “la educación jurídica juega un rol insustituible en

el desarrollo de la identidad profesional y de los estándares de actuación ética”.

La abogacía es la actividad dirigida a la defensa de los intereses de otras personas ante autoridades

y tribunales”, al estar al servicio del derecho y la justicia es considerada como una función social;

por lo tanto, debe ser ejercida con ética profesional, la mismas que debe ser iniciada en las aulas

universitarias, los docentes como profesionales del derecho y carreras afines dentro de la

formación del estudiante se debe inculcar valores éticos y morales que serán aplicables en el

ejercicio de su profesión y del diario vivir, coadyuvando con principios y valores éticos ubicados

en la dimensión socio moral, de esta forma permite la cimentación de una sociedad más

democrática y justa. Lo cual sin duda garantiza la justicia social y la certeza de vivir en un

Estado de derecho, a través de un ejercicio profesional ético y responsable, en esta virtud la

enseñanza y el ejemplo por parte de los docentes y administrativos en ética profesional y valores

morales incluye necesariamente incrementar los contenidos de las cátedras incluidas en el plan

curricular además como eje transversales temáticas relacionadas a la ética profesional desde el

punto del derecho, de la psicología como también en base a los contenidos programáticos de las

asignaturas de la malla curricular lo cual permitiría cumplir una función educativa plena,

formando un conjunto de normas, principios y valores que rigen y contribuyen ideas

fundamentales en la formación y el pensamiento humano, permitiendo distinguir lo que es lícito

y que no, en el ejercicio de la profesión que diariamente se realiza en beneficio del interés

colectivo con apego a valores inherentes a la condición de ser humano, con probidad y

compromiso.

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La ética como disciplina pretende que las instituciones de educación superior cuenten con

“docentes responsables con atributos profesionales que deben tener quienes se dedican al

ejercicio de la docencia en su contexto” se comprometan y consoliden principios éticos y

deontológicos propios de los diferentes perfiles profesionales, y que las instituciones de

tercer nivel asuman la obligación de brindar una educación, que exalta valores personales y

sociales, por tanto se deben tener, principios éticos y morales que sirvan de guía y orienten

formar estudiantes universitarios con ejemplo y disciplina para que sean aplicados en su

desarrollo profesional.

CAPÍTULO II

2.1 PRINCIPIOS GENERALES

2.1.1. Misión del Abogado:

Artículo 1. Misión de la profesión. El ejercicio de la profesión de Abogado tiene por

fin la defensa de los derechos de las personas y del Estado Constitucional de Derecho.

La probidad e integridad de la conducta del Abogado, cualquiera fuere el ámbito en el

que ejerza la profesión, es esencial para el adecuado funcionamiento y vigencia del

Estado Constitucional de Derecho y la vida en sociedad.

2.1.2. Deberes y prohibiciones generales

Artículo 2. Defensa del Estado Constitucional de Derecho. El Abogado es parte

esencial de la defensa del Estado Constitucional de Derecho a través de

su participación en el sistema jurídico del país. Por ello, debe respetar la función de la

Autoridad y ejercer la profesión con diligencia, veracidad, lealtad, justicia,

responsabilidad, integridad, respeto y solidaridad. El análisis crítico de las


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decisiones de la Autoridad es un medio válido para defender los intereses del Cliente

y el Estado Constitucional de Derecho.

Artículo 3. Obediencia de la ley. El Abogado debe respetar el orden

jurídico, no debe inducir a otros a que infrinjan la ley, ni fomentar actos ilegales. Debe

promover la confianza de la ciudadanía en que la justicia puede alcanzarse con el

cumplimiento de las reglas del Estado Constitucional de Derecho.

Artículo 4. Respeto a las personas. El Abogado debe respeto a las personas. La

puntualidad del Abogado en el ejercicio de sus actividades profesionales es una

manifestación de dicho valor.

Artículo 5. Confianza y apariencia debida. El Abogado debe inspirar con sus

actuaciones la confianza y el respeto de la ciudadanía por la profesión de Abogado.

Debe actuar con integridad y abstenerse de toda conducta que pueda afectar esa

confianza.

Artículo 6. Cumplimiento general. El Abogado debe actuar en todo momento

conforme a lo establecido por este Código. No debe utilizar a Terceros para eludir el

cumplimiento de dichas obligaciones.

Artículo 7. Alcance de estos principios generales. El Abogado, cualquiera sea el

ámbito de su ejercicio profesional, está comprendido en lo establecido en este Código.

Las referencias que este Código hace a los Abogados se extienden por igual a las

Organizaciones Profesionales, aunque ninguna referencia específica sea hecha

respecto de estas últimas, a menos que expresamente se señale lo contrario o que

la regla por su naturaleza resulte aplicable sólo a los Abogados como personas

naturales

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2.2 MEDIDAS DISCIPLINARIAS DEL ABOGADO CON CONDUCTA ANTIETICA

Artículo 48.- Los Colegios de Abogados del Perú, a través de sus órganos deontológicos

investigan, de oficio o a solicitud de parte, los actos contrarios a la ética profesional en que

incurran los abogados e imponen las sanciones a quienes resulten responsables.

Articulo 49.- Constituyen actos contrarios a la ética profesional la trasgresio0n de las normas

estatuarias del respectivo Colegio, así como aquellas contenidas en el presente Código. Se

comprenden también los actos contrarios a la ética profesional, la conducta o hechos en que

incurren los miembros de la Orden que, sin haberse producido en el ejercicio profesional,

inciden directa o indirectamente en la calidad del servicio que brinda el abogado y que genera

desmedró o desmerece la profesión

Artículo 50.- El presente Código es de aplicación para todos los abogados sin distinción alguna,

sea que el acto violatorio de las normas éticas se haya cometido en el ejercicio de la

profesión, en la actividad pública o privada o cual fuere el cargo que desempeñen, así este

provenga de elección popular o por designación. En consecuencia, el ejercicio de patrocinio

judicial y/o administrativo, la consultoría o asesoría, la función jurisdiccional o notarial y

cualquier otra para lo cual exija el título de Abogado, queda comprendida en los alcances del

presente Código.

Articulo 51.- Siendo que el presente Código regula la conducta ética y moral de los abogados,

no constituye impedimentos para instauración del procedimiento infracción administrativa al

código de ética, sino también a la credibilidad del abogado a sancionar.

2.3 EL USO DE CONOCIMIENTOS JURIDICOS COMO CARACTERISTICA DEL

EJERCICIO DE LA ABOGACIA

La sociedad confía en los abogados el uso de conocimientos técnicos sobre el

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ordenamiento jurídico en un contexto en el que el resto de ciudadanos, como regla general, lo

desconoce. Esto los coloca en una situación de ventaja al conferirles un gran poder.

Por lo anterior, se justifica que la sociedad regule el uso de los mencionados

conocimientos imponiendo a los abogados ciertos límites contemplados, principalmente,

en el Código de Ética que agrupa un conjunto de normas jurídicas. De esa forma, el gran poder

que el uso de los conocimientos jurídicos otorga a los abogados, conlleva también una gran

responsabilidad.

Obsérvese que el Código de Ética es aprobado por los propios miembros de la profesión

considerando aquello que desde los principios de esta se considera correcto. Por eso, bien puede

ocurrir que algunas conductas ameriten un rechazo de la normativa disciplinaria, pero

no de una distinta (por ejemplo, la civil o penal) y viceversa.

De la misma forma en que la sociedad rechaza que un médico, profesional de la salud, utilice sus

conocimientos sobre el cuerpo humano para atentar contra la salud de las personas, la sociedad

no faculta al abogado, profesional del derecho, a usar sus conocimientos para atentar

contra las instituciones del Estado constitucional de derecho.

Es en ese contexto, en el que pensamos debería entenderse que el Código de Ética haya

considerado una definición amplia de “ejercicio profesional” indicando, además, en forma

enunciativa algunas de sus modalidades: “Ejercicio profesional: Actividad en la que el

abogado utiliza sus conocimientos jurídicos con independencia de si es remunerado o no.

Incluye desempeñarse como litigante, asesor legal, gerente legal, gestor de intereses,

árbitro, conciliador, congresista, docente, fiscal, funcionario público, magistrado, investigador,

comentarista en asuntos jurídicos y todo aquel otro trabajo profesional o académico

donde el abogado utilice dichos conocimientos”. Nótese que la relevancia de la adopción

de una definición amplia de ejercicio profesional en el Código de Ética radica en que sus

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disposiciones deben ser cumplidas por los abogados a quienes les es aplicable, sea cual sea la

forma en la que utilicen sus conocimientos jurídicos.

2.4 CODIGO DE ETICA DEL ABOGADO

Según Chanamé Orbe, R. (2012) la abogacía como profesión liberal, cumple una función

social al servicio del Derecho y la Justicia, siendo su objetivo esencial la convivencia social de

los hombres como fuente fecunda de paz, libertad, progreso y bienestar general y cuya acción no

se limita al solo éxito de la causa que patrocina o de la función que cumple en el órgano

jurisdiccional o en una entidad pública o privada, sino que busca conseguir que la convivencia

social sea fuente fecunda de paz, libertad, progreso y bienestar general, lo que implica cumplir

deberes con la comunidad, con los colegas y consigo mismo, que si bien interesan a la propia

dignidad, pero influyen de manera indirecta en el prestigio de esta noble profesión.

Por tanto, la abogacía requiere un profundo conocimiento de la jurisprudencia, las leyes y el

procedimiento de los tribunales, que se fundamentan en una tradición común de dignidad y de

honor en la conducta del abogado. En la formación y en el ejercicio profesional se reúnen un

conjunto de principios, normas éticas y códigos deontológicos que las instituciones estamos

obligadas a elaborar y difundir en los Colegios de Abogados del Perú. Por ello, la Junta

de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú, ha aprobado en su Asamblea General

Extraordinaria de la ciudad de Puno, el 24 de febrero del 2012, el Código de Ética del Abogado,

elaborado por la Comisión Encargada de la Redacción del Código de Ética del Abogado de la

Junta de Decanos, en base al Código Voluntario de Buenas Prácticas del Abogado de la Red

Peruana de Universidades, así como del Proyecto de Código de Ética y Responsabilidad del

Profesional en Derecho, producido por un centenar de abogados, donde además participaron el

Grupo de Estudio sobre Temas de Ética y Responsabilidad Profesional del Abogado de

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asociaciones de estudiantes de Derecho, así como estudios jurídicos del país.

Por tanto, el Código de Ética del Abogado, es el fiel reflejo de varios años de trabajo de docentes

y estudiantes de Derecho de las universidades, de estudios de abogados del país y el aporte de los

decanos miembros de la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú. Es bajo

estos principios y orientaciones que se promulga como un instrumento único a nivel

nacional, con el firme propósito de que sea una norma eficaz para el mejor ejercicio profesional

de los abogados del país.

El acto humano es lo que determina la conducta buena o mala de la persona, al ser evaluado como

acto moral y conforme al fin último de la persona (el bienestar divino).

La ética es el conjunto de principios, modos adquiridos, costumbres o pautas de la conducta

humana. Esta trata de la moral y de las obligaciones de las personas o del conjunto de normas

morales que rigen la conducta humana. La moral es la ciencia que trata del bien general o de las

reglas rectoras de la conducta humana en la sociedad. La ética es una ciencia práctica que persigue

el apoyo a las decisiones morales, el desarrollo de normas y valores universales, para regir la

conducta y las decisiones humanas.

2.5 LA DEONTOLOGIA JURIDICA PROFESIONAL COMO ETICA APLICADA

Si atendemos al amplio panorama de las diferentes profesiones y sus diversas regulaciones

deontológicas, pudiera parecer que existe una pluralidad de éticas o de deontologías propias de

las distintas profesiones. No obstante, la ética y la deontología son comunes a todas las

profesiones, las cuales las regulan en sus ámbitos específicos. El objetivo de todas ellas es el

mismo y, aunque las normas parezcan diferentes, pues se refieren a problemas distintos, de lo

que se trata siempre es de regular la conducta de una profesión para obtener conductas rectas,

honestas y éticas.

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Debe recordarse que la ética, posee la doble condición de ser última y de ser única. Esta

afirmación implica sustentar que los criterios éticos no son sólo los últimos a los que apelamos

en el plano del razonamiento práctico, sino que son también únicos, en el sentido de que, en lo

esencial, son los mismos para todos los agentes morales, con independencia de su posición

social y de la profesión que ejerzan. Conviene no resbalar sobre el alcance de estas dos

afirmaciones, que salen al paso de determinadas confusiones y malentendidos que han

contribuido a dificultar el significado de cuanto implica la proyección de la ética sobre el

ejercicio de las profesiones jurídicas.

El sentido último de la ética implica rebatir la negación del significado final de los argumentos

morales, que fundamentan el razonamiento jurídico, tesis sustentada desde determinados

planteamientos iuspositivistas. Desde la concepción iuspositivista se considera que una

justificación completa de un razonamiento jurídico se concluye con la mera enunciación de la

norma positiva aplicable al caso. Lo que determina la aplicación de esa norma es la aceptación

de la regla de reconocimiento del sistema normativo, o sea, el criterio o los criterios que

permiten identificar las normas válidas: por ejemplo, la conformidad con una Constitución. Para

el positivismo jurídico, esa aceptación no tendría por qué revestir una dimensión moral; podría

aceptarse por razones: teóricas por entender que la regla de reconocimiento consiste en un mero

criterio conceptual, o por consideraciones prudenciales, eso es lo que resulta más conveniente,

lo que mejor satisface ciertos intereses.

Esta postura es criticable, si se tiene presente que la regla de reconocimiento no es un mero

criterio conceptual, porque si lo fuese no permitiría justificar el deber de usar una determinada

norma como premisa normativa. Implicaría caer en la falacia naturalista, en el paso del ser al

deber ser. La regla de reconocimiento es una norma, una norma de carácter consuetudinario que

establece el deber de seguir las reglas del sistema. Al ser esto así, está justificado obedecerla,

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lo que supone apelar, en último término, a razones de carácter autónomo: razones que valgan

por sus méritos intrínsecos y razones imparciales que no pueden basarse en el propio interés de

quienes las esgrimen; o sea, el tipo de razones que solemos llamar morales”.

La otra característica fundamental de la ética es la que hace referencia a su carácter único, es

decir, al rasgo de su universalidad. Este carácter es negado por quienes no aceptan una ética

universal. Según esa tesis, cada profesión tendría una ética propia, dotada de caracteres y rasgos

propios. De ahí, se derivaría que hay especialidades profesionales, en el ámbito de la política,

de la economía, la medicina o el Derecho, en los que no rigen los principios generales de la

moral. Consecuencia inmediata del carácter universal de la ética es que no cabe separar la moral

ordinaria de la moral profesional, si con ello se pretende que, como consecuencia de asumir un

determinado rol profesional (de juez, de abogado, de médico o de político), ciertos principios

de la moral ordinaria (no mentir, no dañar a un inocente) dejan de estar vigentes.

En el desempeño de las diversas profesiones jurídicas los deberes deontológicos asumen

diferente intensidad y matices peculiares. Así, los jueces, en el desempeño de su función, deben

hacer especial hincapié en el mantenimiento de sus deberes éticos de independencia e

imparcialidad, encaminados a la consecución de la sentencia justa. El ministerio fiscal tiene el

deber indeclinable de defender el interés público, mientras que para los abogados asume

especial trascendencia la leal y competente defensa de los derechos e intereses de sus clientes.

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CAPÍTULO III

3.1 IMPORTANCIA DE LA DEONTOLOGIA DEL ABOGADO

A) Humaniza la profesión

La deontología contribuye a humanizar la profesión, pues a través de sus principios se dota

a la misma de algo más que una serie de reglas técnicas que, arropadas por la búsqueda de

la eficacia y la rentabilidad, convierten nuestra actividad en mero utilitarismo. Dada la

dimensión humanista de la abogacía, resulta fundamental disponer de una serie de reglas

que, superando dicha concepción pragmática, fortalezcan esta vertiente humana de la

profesión, lo que sin duda repercutirá en las interrelaciones diarias del abogado con los

clientes y el resto de los operadores jurídicos.

B) Sirve de orientación y guía del abogado

La existencia de todo un conjunto de principios y reglas que regulan el comportamiento del

abogado servirá de orientación y guía al profesional en aquellas circunstancias en las que se

planteen problemas en sus relaciones con clientes, con los compañeros o con los órganos

judiciales.

C) Nos compromete con nuestra profesión y refuerza el colectivo

Adoptar los principios de nuestra deontología nos servirá no solo para integrarnos

plenamente en nuestro rol profesional de abogados, reivindicando así frente a la sociedad

nuestro especial estatus, sino que nos hará sentirnos más comprometidos con nuestra

profesión y con su misión, haciéndonos, de paso, estar más alerta ante cualquier desviación

deontológica, nuestra o de terceros. Dicho compromiso contagiará sin duda al colectivo, que

se verá reforzado.

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D) Disuasivo y disciplinario

A través de la vertiente disciplinaria de los códigos normativos se logra disuadir de

incurrirse en comportamientos contrarios al deber ser del abogado y, en última instancia, a

corregirlos a través de la correspondiente imposición de sanciones. Igualmente, de esta

forma se logran acotar responsabilidades profesionales.

E) Contribuyen a la credibilidad y a la imagen pública de la profesión

La razón de ser de los códigos deontológicos no es otra que hacer mejores profesionales

para servir mejor a la sociedad; es decir, potenciar la función social de la abogacía, lo que

contribuirá sin duda alguna a dar credibilidad e imagen positiva a nuestra profesión. En la

medida en que seamos deontológicamente correctos, nosotros y nuestro colectivo se verán

beneficiados.

F) Perseguir un constante perfeccionamiento en las tareas profesionales

La capacidad técnica del abogado es un elemento primordial en el contexto deontológico,

pues a todo abogado se exige responsabilidad y diligencia en su quehacer diario a fin de no

perjudicar los intereses de sus clientes, siendo fundamental disponer de una técnica

adecuada y una formación permanente para que aquella no se pierda.

G) Garantiza al cliente, y con ello a la sociedad, la prestación de un servicio basado en los

pilares de la honestidad, probidad y confianza.

Efectivamente, dada su dimensión moral, la deontología contribuye a que la relación

abogado cliente se materialice de acuerdo con las pautas y valores éticos sociales.

3.2 IDENTIDADES Y DIFERENCIAS ENTRE LA ETICA Y LA DEONTOLOGIA

Cuando hemos hablado de deontología, irremediablemente hemos realizado alusión a la

ética y, en especial, a la llamada ética profesional. Se propone que, “la ética profesional es

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esa ética aplicada, no normativa y no exigible, que propone motivaciones en la actuación

profesional, que se basa en la conciencia individual y que busca el bien de los individuos en

el trabajo.

La ética es, por lo tanto, el horizonte, la configuradora del sentido y la motivación de la

deontología”. Esta relación resulta sumamente estrecha, donde la deontología cuenta como

punto de referencia y motivo de regulación, la ética profesional. La primera no subsiste sin

la segunda y, de igual modo, la segunda no cuenta con sentido práctico de regulación y

cumplimiento obligatorio, sin identificarse con un cuerpo normativo deontológico.

En este sentido, se dice que la deontología es la ética aplicada al campo profesional –v. gr.;

abogacía–, la que se concreta en normas y códigos de conducta exigibles a los profesionales.

Esta normativa esa aprobada por el colectivo de los profesionales, donde se enumeran una

serie de deberes y obligaciones mínimos para todos estos profesionales, regulando

consecuencias de carácter sancionador –disciplinario–.

En esta búsqueda de similitudes, podemos encontrar esenciales diferencias entre ética y

deontología, las cuales no hacen más que aclarar la estrecha relación entre una y otro,

Podemos señalar algunas diferencias que resultan de especial relevancia, veamos;

a) Cumplimiento de valores éticos y normas deontológicas. El cumplimiento de los

valores éticos corresponde a un campo de la intimidad del ser humano, donde decide si

los sigue o, de lo contrario, reniega de ellos se procede en forma consecuente. No existen

normas imperativas que sancionen a aquellos ciudadanos que no respeten las

regulaciones sociales morales y éticas; como tampoco encontramos mecanismos

institucionalizados de amenaza para que los preceptos éticos se interioricen en cada ser

humano y se conviertan en regla de vida de todos. Por el contrario, en el campo de la

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deontología profesional su tendencia es la creación de regulaciones consensuadas de

carácter moral y ético que se recogen en normativas internas para las diferentes

profesiones, incluida la abogacía, donde estas disposiciones resultan e aplicación

universal a todos los agremiados y de cumplimiento obligatorio. Inicialmente con un

carácter preventivo, pero, en caso de incumplimiento a estos preceptos deontológicos,

surge su faceta imperativa y sancionatoria, donde podemos pensar en una simple

amonestación o llamada de advertencia, hasta la suspensión en el ejercicio profesional.

b) Enseñanzas de la Deontología a la Ética. La ética tiene mucho que aprender de la

deontología, pues la primera presenta un ámbito de regulación más genérico, abstracto

y distante de los sujetos a los cuales se dirige, por lo que su efectividad y seguimiento

resulta cuestionable y difícil de entender. Por su parte, la deontología muestra problemas

y realidades concretas del profesional, donde se regula en forma directa y efectiva el

acatamiento de las disposiciones o regulaciones ético-profesionales, pues su

incumplimiento se encuentra inmerso dentro del ámbito de sanciones disciplinarias que

podrían provocar, en el más grave de los casos, la separación temporal en el ejercicio

profesional de aquellos agremiados que han incumplidos estas normas deontológicas.

c) La Ética se dirige a la conciencia individual, por el contrario, la Deontología regula

lo aprobado para el ejercicio de una profesión –carácter colectivo–. La ética dirige

su atención –en última instancia– a la conciencia individual; sin embargo, esta

conciencia personal necesita remitirse a reglas objetivadas en códigos deontológicos.

Por su parte, la deontología tiene a regular lo aprobado para el ejercicio de una profesión,

lo que le brinda el carácter colectivo. La deontología consiste en un desarrollo de los

principios morales, partiendo de la existencia de normas jurídicas, hábitos, usos,

costumbres, situaciones socioeconómicas del profesional, etc.

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d) El código deontológico regula la conducta del profesional en su campo y prevé

sanciones por su incumplimiento. La eficacia del código deontológico excede el fuero

interno del profesional, pues ante la realización de ciertas conductas surge la sanción.

Estas sanciones son las que brindan eficacia en la prevención de la conducta profesional

incorrecta; mecanismos que no posee la ética en sí misma.

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CONCLUSIONES

- El conocimiento de los deberes propios de cada actividad profesional es tan importante como

la actualización científica, para el desarrollo pleno de una profesión y para que cumpla su

cometido de coadyuvar a la realización del bien común, porque de lo contrario, nos

encontramos con profesionistas deshumanizados cuyas únicas metas son económicas o

políticas, olvidando que el hecho de haber adquirido determinados conocimientos en una

Universidad, les obliga a procurar el bienestar de la sociedad que contribuyó a su formación.

- La deontología, esencial para el abogado y para el colectivo de la abogacía, cumple

numerosas finalidades, todas eminentemente positivas, que favorecen la idea del abogado

humano, responsable, honesto, diligente y eficaz que toda la sociedad demanda.

- La deontología profesional de los juristas, y en concreto, la de los abogados, constituyen un

conjunto de reglas éticas, dotadas de obligatoriedad jurídica, tendentes al logro del valor

superior de la justicia. La relevancia e incidencia social que tiene la corrección de los

comportamientos éticos de los abogados, es decir, el cumplimiento ético de sus

responsabilidades y deberes de su actividad, en aras de la garantía de la justicia, han

incentivado la actuación de los Colegios profesionales de la Abogacía encaminada a esa

finalidad.

- La Deontología Jurídica abarca conceptos y principios que, esencialmente, se encuentran

estrechamente unidos a las actividades del proceder ordinario del profesional en derecho.

Dentro de estos conceptos y principios entendemos incluidos la moral, la ética, la probidad,

la independencia y la libertad profesional, entre otros.

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