Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
12:
JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS, Y ESTA SENTADO A
LA DERECHA DE DIOS PADRE TODOPODEROSO.
"Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios"
Marcos 16, 19
Después de su resurrección, Jesús volvió a la gloria del Padre, de donde había salido para encarnarse. Este
regreso de Jesús a la gloria de Dios es lo que se quiere dar a entender con la expresión “subió a los
cielos”.
Jesús resucitado y glorioso entró en el Misterio de Dios que está más allá del espacio y del tiempo, e
inauguró un nuevo modo de vida. Jesús abrió para todos nosotros el acceso a la “Casa del Padre”.
Como cabeza de la Iglesia, Jesús nos precede en el Reino glorioso del Padre, para que nosotros, miembros
de su Cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con él, por toda la eternidad. Así lo anunció cuando
todavía estaba en el mundo: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones, si no, se los hubiera dicho;
porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los
tomaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes” (Juan 14, 2-3).
La resurrección de Jesús y su ascensión al cielo, son dos aspectos de un mismo misterio: el Misterio de
Jesús muerto en la cruz y glorificado por Dios Padre. Sin embargo, los evangelios sinópticos (Mateo,
Marcos, Lucas), y los Hechos de los apóstoles, separan estos dos aspectos del Misterio Pascual de Jesús,
como si fueran dos acontecimientos diferentes, con una finalidad pedagógica; entre uno y otro hablan de
las apariciones de Jesús resucitado. El libro de los Hechos incluso, señala un intervalo de cuarenta días
entre la resurrección y la ascensión.
¿Qué quisieron enseñarnos los evangelistas con la separación de estos dos sucesos? Desde el momento
mismo de su resurrección, Jesús entró en la gloria del Padre, y desde allí se hacía tangible y visible a los
apóstoles y discípulos. La ascensión marca, simplemente, el momento en el cual cesaron las apariciones
del resucitado y los coloquios familiares de Jesús con sus amigos.
Los cuarenta días que menciona san Lucas en el libro de los Hechos de los apóstoles, son un elemento
simbólico. El número cuarenta designa en la Sagrada Escritura, un tiempo especialmente sagrado, y en
nuestro caso es el tiempo en el cual el Señor glorificado se apareció con su cuerpo glorificado a sus
discípulos.
La nube que cubrió a Jesús y lo ocultó a los ojos de sus discípulos – según los relatos evangélicos -, es
símbolo de la presencia de Dios, en cuya gloria penetra Jesús. Los términos “subir” y “ascender”, son
términos simbólicos que hacen relación a la bóveda celeste que con su luz, su inmensidad y su libertad,
simbolizan maravillosamente la morada de Dios y su realidad.
La ascensión señala el comienzo del tiempo de la Iglesia, en el cual Jesús, después de haber vuelto al
Padre, permanece con los suyos de un modo nuevo, les envía el Espíritu Santo, y por medio de él les
comunica la fuerza que necesitan para continuar su obra en el mundo. Todavía hoy resuenan en nuestros
oídos de creyentes las palabras de Jesús en su despedida: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin
del mundo” (Mateo 28, 20b)
A LA DERECHA DE DIOS PADRE
Lo que se quiere decir con esta expresión “a la derecha de Dios Padre”, es que Jesús participa de la gloria,
de la majestad, del poder y de la divinidad de Dios su Padre. Es “Nuestro Señor”.
“Sentarse a la derecha del Padre” significa la inauguración del Reino del Mesías, con el cual se cumple
la visión del Profeta Daniel, respecto al Hijo del hombre. “A él se le dio imperio, honor y reino, y todos
los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su
reino no será destruido jamás” (Daniel 7, 14).
En el cielo, “a la derecha del Padre”, oculto a los hombres en espera de su manifestación última en el
momento de la resurrección universal, Jesucristo, Rey y Señor del universo, intercede por nosotros sin
cesar. Es el mediador que nos asegura la efusión del Espíritu Santo, luz y fuerza en nuestro caminar hacia
la Casa del Padre.
La relación con Jesús resucitado es – por así decir – la “atmósfera” en la cual vive el cristiano y en la
cual encuentra la fuerza para permanecer fiel al Evangelio, también en medio de los obstáculos y las
incomprensiones.
Papa Francisco
EVALUACION
TEMA N. 12: JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS, Y ESTA SENTADO A LA DERECHA DE
DIOS PADRE TODOPODEROSO.
NOMBRES Y APELLIDOS: ____________________________________________________________
PARROQUIA: ________________________________________________________________________