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RESURRECCIÓN, ASCENSIÓN Y SEGUNDA VENIDA DE JESÚS

El MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN es el más b) Esperanza de que, como Él, resucitaremos algún día.
importante que obró Jesucristo, la prueba más clara de su
c) Propósito de levantarnos del pecado, representado por
divinidad, y el principal fundamento de nuestra fe. "Si
su muerte, a la virtud y santidad, simbolizada por su
Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, y vana
Resurrección. San Pablo lo explica así: "Así como Cristo
vuestra fe" (1 Cor. 15, 14). Da mayor valor a este milagro
resucitó de la muerte a la vida, así también nosotros
la circunstancia de que Cristo profetizó en diversas
vivamos con un nuevo género de vida" (Rom. 6, 4). "Si
ocasiones su resurrección.
resucitasteis con Cristo, buscad las cosas del cielo, donde
Las palabras "bajó a los infiernos" que recitábamos en Cristo está sentado a la diestra de Dios; saboreaos con las
el Credo significan que el alma de Cristo, separada de su cosas de lo alto, y no con las de la tierra" (Col. 3, 11).
cuerpo, bajó al lugar donde los justos del Antiguo
La ASCENCIÓN DEL SEÑOR
Testamento esperaban la Redención.
El articulo del Credo: "Subió al cielo y está sentado a la
La palabra "infiernos" significa los lugares inferiores.
derecha del Padre" nos enseña que Cristo cuarenta días
Estos son tres:
después de su Resurrección subió al cielo en cuerpo y
a) El infierno propiamente dicho, o lugar de los alma, por su propia virtud.
condenados;
Nos refiere San Lucas en el libro de los "Hechos de los
b) El purgatorio, donde se purifican las almas; y Apóstoles", que Cristo resucitado "se manifestó a los
apóstoles dándoles muchas pruebas de que vivía,
c) El llamado seno de Abraham, donde los justos del
apareciéndoseles por el espacio de cuarenta días, y
Antiguo Testamento esperaban la Redención. A este lugar
hablándoles de las cosas tocantes al reino de Dios"
nos referimos ahora. Estas almas se hallaban detenidas
(Hechos 1, 3).
allí porque el cielo estaba cerrado con el pecado; y nadie
podía entrar en él antes de que Cristo lo abriera, con su En este lapso de tiempo, Cristo confirió tres poderes
muerte. Y aunque no experimentaban sufrimiento alguno, importantes a la Iglesia, a saber:
era, muy grande su deseo de ver a Dios.
a) A San Pedro el poder de gobernarla (Jn. 21, 15);
Jesucristo descendió al seno de Abraham para consolar
b) a todos los Apóstoles el poder de perdonar los
estas almas justas, hacerles saber que el misterio de la
pecados (Jn. 20, 22); y
Redención se había realizado, y que pronto irían con El al
cielo. c) también a todos ellos el de enseñar, bautizar y hacer
cumplir lo que El había mandado (Mt. 28, 18).
El artículo del Credo: "Resucitó al tercer día", nos
enseña que Cristo por su propio poder juntó su alma con Nuestro Señor Jesucristo, después de dirigir a sus
su cuerpo, para nunca más morir. Apóstoles estas últimas palabras: "Recibiréis el Espíritu
Santo y me serviréis de testigos en Jerusalén y en toda la
Fue conveniente que resucitara al tercer día; pues si
Judea y hasta los extremos del mundo", "se fue elevando
hubiera resucitado antes, su muerte no hubiera quedado
a la vista de ellos por los aires hasta que una nube lo
comprobada, así como tampoco su Resurrección, prueba
encubrió a sus ojos" (Hechos 1, 8).
de su divinidad.
Cristo subió al cielo en cuanto Hombre, pues en cuanto
Sabemos que Cristo resucitó verdaderamente por el
Dios nunca dejó de estar en él. Subió por su propia virtud;
testimonio de los Apóstoles y de muchos discípulos que le
y esto se diferencia de María Santísima que subió al cielo
vieron muchas veces después de su resurrección, que
en cuerpo y alma, pero no por poder propio, sino por poder
hablaron y comieron con Él (Lc. 24, 43 y 46), y llegaron a
de Dios.
tocar su cuerpo, como el Apóstol Tomás (Jn. 20, 24 ss.).
La palabra ascensión viene de ascender, y denota subir
Los guardias que custodiaban el sepulcro no lo vieron
por virtud propia. La palabra asunción, con que
resucitar. Pero sintieron el terremoto que acompañó su
señalamos la subida al cielo de María Santísima, significa,
resurrección, y vieron que un ángel del Señor bajó del
por el contrarío, ser subida por el poder de Dios.
cielo, removió la piedra del sepulcro y se sentó en ella. Su
semblante deslumbraba como el rayo, y sus vestiduras La frase: "Está sentado a la derecha del Padre", indica la
eran como la nieve. Los guardias repuestos del espanto gloria de Jesucristo en el cielo. La expresión "estar
que sufrieron, refirieron lo ocurrido a los príncipes de los sentado a la derecha de alguno" denota en general ocupar
sacerdotes. María Magdalena y otras santas mujeres un puesto en honor; y en este lugar significa que Cristo
fueron el domingo muy de mañana al sepulcro y lo disfruta en el cielo de gloria igual a la del Padre, en cuanto
encontraron vacío. Cristo se les apareció, y les ordenó que Dios; y mayor que todas las criaturas, en cuanto hombre.
anunciaran su resurrección a los discípulos (cfr. Mt. 28,
Cristo subió a los cielos por tres fines principales:
Mc. 16, Lc. 24, Jn. 20, etc.).
Después siguieron las diversas apariciones, ya a algunos a) para tomar posesión del reino de su gloria;
apóstoles en particular, ya a todos reunidos en el b) para enviar el Espíritu Santo a los Apóstoles y a su
Cenáculo (Lc 24,36ss), y a todos los discípulos. San Pablo Iglesia;
da cuenta de que una vez se apareció a más de 500
hermanos, a cuyo testimonio apela. c) para ser en el cielo mediador e intercesor nuestro y
prepararnos tronos de gloria.
Frutos de la Resurrección
La ascensión del Señor debe fomentar en nosotros de
a) Fe firme en su divinidad y en la de su Iglesia. modo especial la virtud de la esperanza, puesto que El
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"subió a prepararnos un lugar en el cielo" (Jn. 14, 2). Este
pensamiento está llamado a fortalecernos en las luchas y
tentaciones de la vida recordándonos que "si combatimos
con Cristo, con El seremos glorificados" (Rom. 8, 17).
LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR
El artículo del Credo: "Y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos", nos enseña que al fin del mundo
ha de venir Jesucristo con gloria y majestad a juzgar a
todos los hombres para darles premio o castigo conforme
a sus obras. A esta venida gloriosa de Cristo se le llama
"parusía".
Por vivos puede entenderse a los que todavía estén en
este mundo cuando la venida del supremo juez; por
muertos, los que hayan dejado de existir. También puede
entenderse por vivos a los buenos y por muertos a los
malos. En uno u otro sentido se nos da a entender que
juzgará a todos los hombres.
El juicio final: Jesucristo anunció el juicio final a sus
Apóstoles: "El hijo del hombre aparecerá sobre las nubes
del cielo en todo su poder y majestad". Y San Mateo, San
Marcos y San Lucas nos lo describen (cfr. Mt. 24, 30; Mc.
13, 26 y Lc. 21, 27).
Pertenece a la fe de la Iglesia la existencia del juicio
universal, pues antes de reinar con Cristo glorioso, todos
debemos comparecer ante el tribunal de Cristo para dar
cuenta cada uno de las obras buenas o malas que haya
hecho en su vida mortal, y al fin del mundo saldrán los que
obraron bien para la resurrección de vida; los que obraron
mal para la resurrección de condenación (Const. Lumen
Gentiun, 48).
Tiempo y señales del juicio: "El día y la hora nadie lo
sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino sólo el Padre (Mt.
24, 36). Sin embargo, la Escritura da algunas señales:
a) El Evangelio se habrá predicado en todo el mundo (Mt.
24, 14).
b) Se convertirán los judíos a la fe cristiana (Rom. 11, 25).
c) Vendrá el Anticristo y perseguirá cruelmente a la Iglesia,
y muchos cristianos apostatarán.
El Anticristo es "El hombre del pecado, el hijo de la
perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra
todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta sentarse en el
templo de Dios, haciéndose pasar él mismo por Dios" (Tes
2,3).
El Anticristo enseñará falsas doctrinas y perseguirá de
lleno a la Iglesia; será causa de la perdición de muchas
almas, pero al fin será vencido por Dios.
Señala Santo Tomás que "es necesario valorar todos
estos signos con prudencia, ya que no es fácil conocer
estas señales pues los consignados en el Evangelio no
sólo responden a la venida de Cristo para el juicio, sino
también se refieren al mismo tiempo a la destrucción de
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Jerusalén y a las continuas visitas que El hace a su
Iglesia" (Suppl., q. 73, a l).
Modo del juicio: "Cuando venga el Hijo del hombre en su
majestad, con todos los ángeles, se sentará en el trono de
su gloria; y todas las naciones de la tierra comparecerán
ante Él; y separará a los unos de los otros como el pastor
separa las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su
derecha, los cabritos, en cambio, a su izquierda. Entonces
el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre a poseer el reino que os está preparado desde el
principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de
comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve sin asilo y
me hospedasteis, desnudo y me cubristeis, enfermo y me
visitasteis, encarcelado y vinisteis a verme" (Mt 25, 31 ss).
Los buenos preguntarán cuándo hicieron con Él tales
cosas, y les responderá: "En verdad os digo, siempre que
lo hicisteis con alguno de mis más pequeños hermanos,
conmigo lo hicisteis". Dirá luego a los de la izquierda:
"apartaos de mí malditos al fuego eterno, que fue
preparado para el demonio y sus ángeles"; señalando
como causa el que no tuvieron caridad con sus hermanos
desvalidos.
Conveniencia del juicio universal: Inmediatamente
después de la muerte tiene lugar el juicio particular entre
Dios y nuestra alma, que recibirá sentencia de salvación o
de condenación.
Dios, sin embargo, ha dispuesto que haya otro juicio, el
juicio universal, que será delante de todo el universo, por
tres motivos principales:
a) Para manifestar ante todo el mundo su sabiduría y
justicia. Admiraremos con cuánto acierto gobierna todas
las criaturas, y veremos corregidas muchas aparentes
injusticias.
b) Para glorificar a Jesucristo. Cristo fue escarnecido en
su pasión y después combatido por sus enemigos y
despreciado por muchos malos cristianos. Pues bien,
todos los hombres, queriéndolo o no, lo reconocerán como
Señor del universo y juez de sus conciencias.
c) Para gloria de los buenos y confusión de los malos.
Los buenos que tantas veces fueron despreciados en la
tierra, serán glorificados a vista de todos. Los malos, por el
contrario, se verán duramente humillados y abatidos.
El libro de la Sabiduría pinta así la angustia de los impíos:
"Lanzando gemidos de su angustiado corazón, dirán
dentro de sí: "Estos son los que en otro tiempo fueron el
blanco de nuestros escarnios, y a quienes proponíamos
como ejemplar del oprobio. ¡Insensatos de nosotros! Su
vida nos parecía una necedad, y su muerte una ignominia.
Mirad cómo son contados entre los hijos de Dios, y cómo
su muerte es estar con los Santos" (5, 3).