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DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO
"Muchas veces y de muchas maneras
habló Dios en el pasado a nuestros padres...
en los últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo..."
Hebreos 1, 1
ETAPAS DE LA REVELACIÓN
La revelación de Dios comenzó al principio de los tiempos, con la obra maravillosa de la creación del
mundo, y tuvo un segundo momento fundamental en la manifestación de Dios Creador a los primeros
seres humanos
Cuando el primer hombre y la primera mujer pecaron, y con su pecado rompieron sus relaciones con
Dios, Dios no interrumpió el proceso de su revelación, al contrario, anunció la salvación de toda la
humanidad. A medida que transcurría el tiempo, Dios, llevado de su amor por todos los seres humanos,
estableció alianzas sucesivas con Noé, Abrahán, Isaac, Jacob y José, y finalmente, selló un pacto
definitivo con el pueblo de Israel y lo hizo su pueblo.
Guiados por Moisés, los israelitas prometieron a Dios cumplir su ley y adorarlo como único Dios, y Dios
prometió a su vez, protegerlos de sus enemigos y darles una tierra propia donde pudieran crecer y
desarrollarse.
Durante un largo tiempo, Dios fue instruyendo y formando a su pueblo en la esperanza de la salvación,
por medio de los profetas.
Finalmente, cuando se cumplió el tiempo previsto, Dios se reveló al mundo de manera definitiva, en la
persona de Jesús, su Hijo. Jesús es Dios hecho hombre, Dios encarnado, un Dios con rostro humano.
Jesús es la suprema manifestación del Padre.
Todos los acontecimientos de la historia de Israel fueron considerados por los israelitas como
intervenciones directas de Dios.
Los israelitas transmitieron de generación en generación todas estas acciones de Dios, hasta que
finalmente las pusieron por escrito, en libros que desde el principio consideraron sagrados. Así nacieron
los libros del ANTIGUO TESTAMENTO.
Igual cosa ocurrió con los acontecimientos de la vida de Jesús y sus enseñanzas. Después de su muerte y
su resurrección, los apóstoles, iluminados por el Espíritu Santo, comenzaron a predicar por todas partes lo
que habían "visto y oído", empezando por el maravilloso acontecimiento de la resurrección.
Pasados algunos años, los sucesores de los apóstoles consignaron por escrito lo que los apóstoles les
habían enseñado. Este es el origen de los EVANGELIOS, y posteriormente de los demás libros del
NUEVO TESTAMENTO, que narran la historia del nacimiento y desarrollo de la Iglesia primitiva.
Apoyada en los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento, y en toda su historia, la Iglesia continúa
hoy la misión que Jesús encomendó a los apóstoles: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo
que Yo les he mandado. Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 19-20).
De esta manera y poco a poco, ha ido transmitiéndose por el mundo, la revelación, la manifestación de
Dios a los hombres, de todos los tiempos y de todos los lugares.
Al comienzo, el anuncio de los apóstoles fue una predicación oral. Esta predicación oral de los apóstoles
la llamamos TRADICIÓN, y tiene gran importancia para la Iglesia.
Después, iluminados por el Espíritu Santo, los apóstoles y algunos de sus seguidores, pusieron por escrito
el mensaje que comunicaban, según las necesidades que se les iban presentando. Así nacieron los
Evangelios y demás escritos del Nuevo Testamento.
Los escritos del Nuevo Testamento, unidos a los escritos del Antiguo Testamento, reciben el nombre de
SAGRADA ESCRITURA o BIBLIA.
El autor de la Sagrada Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, es Dios mismo. Dios inspiró a los
hombres que escribieron los libros sagrados y consignaron en ellos los acontecimientos palabras y hechos
que nos muestran la acción de Dios en la historia humana.
En la Sagrada Escritura Dios nos habla a los hombres a la manera de los hombres. Esto quiere decir que
para conocer e interpretar las Escrituras, es necesario buscar lo que los escritores sagrados quisieron decir,
y lo que Dios nos manifestó por medio de ellos. Para lograr esto hay que tener en cuenta la época y la
cultura de estos autores sagrados, y los “géneros literarios” o modos de escribir y de hablar de su tiempo.
La Iglesia nos recomienda con insistencia que leamos la Sagrada Escritura y meditemos en lo que nos
dice, en especial los Evangelios, para que adquiramos el más profundo conocimiento y amor de Dios.
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
En la actualidad, los Obispos, sucesores de los apóstoles, unidos en comunión con el Papa, Obispo de
Roma y sucesor de San Pedro, conforman lo que llamamos el MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Su
misión es enseñarnos con fidelidad el mensaje de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, teniendo como
base la TRADICIÓN y la SAGRADA ESCRITURA.
El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que le viene de Jesús, cuando define Dogmas
de Fe. Los Dogmas de Fe son las verdades que los católicos debemos aceptar y creer como verdades
reveladas por Dios, o que tienen su fundamento en la Revelación.
El Dios de la revelación es el Dios que ha comenzado a caminar con nosotros desde Abraham hasta
Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. El corazón traspasado de Cristo es el corazón de la
revelación, el corazón de nuestra fe y él se ha hecho pequeño, ha elegido este camino.
Papa Francisco
EVALUACION
TEMA N. 2: DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO
NOMBRES Y APELLIDOS: FRANKLIN GERAL PALOMINO PEREZ
PARROQUIA: SANTA ANA