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UNIDAD IV PARTE 1

FISICA MINERAL
La física mineral es la ciencia de los materiales que componen el interior de los planetas,
particularmente la Tierra. Se superpone con la petrofísica, que se centra en las propiedades de la
roca completa.
FISICA MINERAL
Los minerales presentan propiedades físicas escalares y vectoriales bien
definidas.
Las primeras son independientes de la estructura atómica interna y se
mantienen constantes en todos los puntos de la masa cristalina. La de
mayor interés en este tipo de propiedades es el peso específico, cuyo valor
diagnóstico en la determinación de especies minerales es importante si la
masa mineral es homogénea. Las propiedades vectoriales están
subordinadas al orden atómico de la estructura cristalina y no se mantienen
uniformes en todas las direcciones de los cristales.
La determinación expeditiva de algunas
propiedades físicas vectoriales, resulta una guía
importante para el reconocimiento de los minerales
en su análisis macroscópico. Si bien no se
reparten uniformemente en todas las direcciones
de los cristales, se conservan constantes, dentro
de ciertos límites, para cada mineral.
Para efectuar una buena determinación debe tenerse
en cuenta que muchos minerales expuestos a los
agentes atmosféricos durante períodos prolongados,
se pueden alteran y como consecuencia algunas de
sus propiedades físicas se modifican. Es por esta
razón que deben elegirse las superficies frescas,
debiéndose partir la muestra para obtener dichas
superficies para su análisis.
Las propiedades físicas se pueden dividir o agrupar en varios grupos, en las que
prevalecen: las ópticas, mecánicas, eléctricas, radioactivas, etc.
A continuación, se numeran y explican las propiedades físicas de los minerales.
1. COLOR 11. CRISTALES MACLADOS
2. RAYA 12. SOLUBILIDAD
13. PROPIEDADES MAGNÉTICAS Y
3. BRILLO
ELÉCTRICAS
4. FORMA O HÁBITO 14. LUMINISCENCIA Y FLUORESCENCIA
5. DUREZA 15. PIEZOELECTRICIDAD
6. CLIVAJE O EXFOLIACIÓN 16. PIROELECTRICIDAD
7. FRACTURA 17. SABOR
8. PESO ESPECÍFICO O
18. OLOR
DENSIDAD
9. TRANSPARENCIA 19. TACTO
10. TENACIDAD 20. RADIACTIVIDAD
1.- COLOR:
Es generalmente la primera propiedad que se
aprecia en los minerales, y muchos de ellos
presentan una amplia gama de colores, como
por ejemplo el cuarzo, que lo encontramos en
variedades transparentes, blancas, rosa,
morado, negro, entre otros.
Al determinar o describir el color de los
minerales hay que tomar en cuenta varios
factores: la clase de luz empleada (natural o
artificial), y si el mineral está seco o mojado.
El color de los minerales proviene de la absorción
de ciertos rayos o vibraciones cromáticas que
componen la luz blanca ordinaria y de la reflexión
de otras. Es esta una propiedad muy notable,
pero a los fines de la identificación, debe tenerse
en cuenta que a veces varía mucho de un
ejemplar otro de una misma especie mineral.
Al examinar un mineral debe apreciarse si el color que presenta
(color aparente) es propio o accidental. En el primer caso,
depende de su composición química; en el segundo, de las
impurezas mezcladas íntimamente en su estructura.
2.- RAYA:
Se determina el color verdadero mediante la raya que
se obtiene al pasar un vértice o arista aguda del
mineral sobre la superficie de un trozo de porcelana sin
barnizar o reduciéndolo a polvo; el color de la raya o
del polvo es el color verdadero del mineral y a veces
difiere completamente del que presenta a simple vista.
La raya es un mejor diagnóstico que el color, ya que es
mucho más constante.
3.- BRILLO:
El brillo describe la forma en la cual la luz es
reflejada sobre una superficie del mineral. El tipo y
la intensidad del brillo varía de acuerdo con la
naturaleza de la superficie del mineral y la cantidad
de luz absorbida. Para describir el brillo se utilizan
términos muy claros y sobre todo significativos.
El brillo de los minerales depende, tanto en
intensidad como en calidad del poder
reflector y tipo de reflexión que poseen sus
superficies. Esta propiedad debe
analizarse en las superficies frescas del
mineral y compararlas con el brillo de
ciertas sustancias conocidas.
De acuerdo a la intensidad se distinguen las
siguientes clases de brillos: intenso, débil y
apagado.
De acuerdo a la naturaleza, hay dos tipos de
brillo: Metálicos y No Metálicos. Dentro de estos
últimos se encuentran el brillo Vitreo, Resinoso,
Nacarado y Graso.
El Brillo Metálico es propio de aquellos minerales con enlace metálico puro o predominante,
siendo totalmente opacos a la luz.

Plata nativa
El brillo Vitreo es parecido al brillo del vidrio. Lo presentan
minerales tales como el cuarzo o las turmalinas.

Cuarzo
Brillo resinoso es de aspecto similar a la de la resina. Ejemplos
de ello son la blenda o el azufre.

Esfalerita
Brillo nacarado es de aspecto que recuerda a las perlas. Aparece en las
superficies de los minerales paralelas a los planos de exfoliación, por
ejemplo, en el caso del talco o en los planos basales de la apofilita.

Moscovita
Brillo graso en las superficies presentan un aspecto como si estuviesen
recubiertas por una delgada capa de aceite y es propia de minerales con
superficies microrrugosas. Lo pueden presentar ciertas nefelinas, o algunas
especies de esfaleritas o el cuarzo masivo.

Talco
4.- FORMA O HÁBITO:
Es el conjunto de caras de un mineral, que tienen la misma
relación con los elementos de simetría y exhiben las mismas
propiedades físicas y químicas. Esta geometría externa
perfecta es consecuencia de la disposición atómica ordenada,
y de unas condiciones adecuadas de crecimiento. La mayoría
de los minerales no presentan forma, pero cuando un ejemplar
de un mineral tiene sus caras bien desarrolladas, también se le
denomina como cristal.
El hábito puede clasificarse en:
Bloque, en forma de caja o esfera.
Capilar, en forma de hilos o cabellos.
Tabular, en bloques planos semejando mazos de cartas.
Drusa, en grupos de cristales que apuntan en
diversas direcciones.
Prismático, en
prismas cortos o
alargados con
caras opuestas o
paralelas entre sí.
Radial, en grupos
de cristales que
nacen de un
mismo punto y
crecen formando
abanicos o
esferas.
Hoja, semejantes a hojas de navajas.
Reticulados,
cristales
creciendo en
todas
direcciones
interconectándo
se entre ellos.
Acicular,
en forma
de
agujas.
Dendríticos, en ramificaciones con forma
arborescente o de helechos.
Fibrosos, en
formas planas
compuestas de
fibras paralelas
entre sí.
Columnar,
en
crecimientos
paralelos en
forma de
columna.
Estrellado, en largos y delgados cristales que parten
de un centro creciendo en todas direcciones.
Masivo o granular, sin
estructura cristalina
visible.

Globular,
conglomerados de
esferas.
Botroide, como
racimos de uvas.

Geoda en
formaciones rústicas
redondeadas y
huecas.
Las partículas de los cuerpos, en el límite de la división
mecánica, se encuentran retenidas por una fuerza
llamada cohesión, que se opone a la separación de
aquéllas. La acción de la presión y otras fuerzas
mecánicas pueden modificar el estado de equilibrio de
dichas partículas, mantenidas hasta entonces a
intervalos invariables, y producir deformaciones
temporales mientras actúa la fuerza activa que las
produce, o permanentes si se traspasa un cierto límite.
En los gases, líquidos y sólidos no cristalinos,
estas deformaciones se ejercen por igual en
todas direcciones, debido a que la cohesión
es la misma en todos los puntos de sus
masas, comportándose como cuerpos
isótropos (isos igual; tropos: cambio).
Los sólidos cristalinos (en nuestro caso los minerales)
por el contrario, presentan diferente cohesión según
direcciones determinadas por la estructura cristalina y
las deformaciones no se ejercen por igual en todas
direcciones, siendo susceptibles de mayor deformación
según las direcciones de cohesión mínima,
comportándose en consecuencia como cuerpos
anisótropos (an: negación; isos igual; tropos: cambio).
5.- DUREZA:
La dureza de un mineral es su resistencia a ser
rayado, suele ser función del tipo de enlaces
químicos y de su estructura cristalina y puede variar
en las distintas direcciones.
La fuerza de cohesión, fuerza de enlace, se mide
usualmente por la dureza; que es, como se dijo
anteriormente, la resistencia que oponen los
minerales a ser rayados.
Siendo la dureza una propiedad dependiente de la
cohesión, al variar ésta con la dirección, también
variará aquella, si bien dentro de ciertos entornos
despreciables en las determinaciones expeditivas.
El grado de dureza de un mineral se aprecia por
comparación con la que presentan otros diez,
tomados como tipos y que constituyen los términos
de la Escala de Mohs (1824).
Escala de
Mohs
Estos diez minerales, según el orden de la Escala de
Mohs, cada uno raya al que le precede y es rayado
por el que le sigue.
Para determinar la dureza de un mineral,
previamente conviene ensayar con la uña, un clavo y
un trozo de vidrio, para ver cuál de estos elementos
raya al mineral en examen y así incluirlo dentro de
alguno de los grupos de la Escala Expeditiva.
Se procede luego a rayarlo con los componentes del grupo,
determinando cuál es el que tiene la misma dureza o a cuál raya y por
quién es rayado, teniendo en este caso, dureza intermedia a la de
ellos. Por ejemplos un determinado mineral del que tratamos de
averiguar su dureza no es rayado por la uña, pero sí por un clavo,
indicando con esto que su dureza está comprendida en el segundo
grupo de la escala expeditiva (3 y 4 de Mohs). Probando luego con
éstos, se observa que raya al término 3 (Calcita) y es rayado por el
término 4 (Fluorita): su dureza es mayor que 3 y menor que 4; por
convención adoptamos 3,5 o bien 3-4.
Para rayar se elegirá un vértice o una arista viva del mineral de la
escala. Seguidamente se elimina el polvo producido por la fricción y
se observa si ha sido efectivamente rayado, teniendo la precaución
de observar que el polvo no proviene del mineral de la escala.
Si se requiere mayor precisión para la
determinación de durezas, se recurre a
los esclerómetros, a los ensayos por
pulimento (Rosiwal), mediante
microscopio (Bernhardt) o ensayos por
penetración (Brinell).
La escala de Mohs es de valor aproximado,
puramente cualitativo, sirviendo sus términos para
establecer un orden de magnitud con vistas a
diferenciar unos minerales de otros. Sus términos
son sumamente desproporcionados, tal como lo
demuestra la comparación de valores obtenidos para
la dureza según la Escala de Mohs, con los
determinados por Brinell por penetración.
Se denomina dureza Brinell a una escala de
medición de la dureza de un material mediante el
método de indentación, midiendo la penetración
de un objeto en el material a estudiar. Fue
propuesto por el ingeniero sueco Johan August
Brinell en 1900, siendo le método de dureza más
antiguo.
Este ensayo se utiliza en materiales blandos (de
baja dureza) y muestras delgadas. El indentador o
penetrador usado es una bola de acero
templado de diferentes diámetros. Para los
materiales más duros se usan bolas de carburo de
tungsteno. En el ensayo típico se suele utilizar una
bola de acero de 1 a 12 milímetros de diámetro, con
una fuerza de 3 000 kilopondios.
El valor medido es el diámetro del casquete en la
superficie del material. Las medidas de dureza Brinell son
muy sensibles al estado de preparación de la superficie,
pero a cambio resulta en un proceso barato, y la
desventaja del tamaño de su huella se convierte en una
ventaja para la medición de materiales heterogéneos,
como la fundición, siendo el método recomendado para
hacer mediciones de dureza de las fundiciones.
6.- CLIVAJE O EXFOLIACIÓN:
Es la rotura a lo largo de los planos atómicos
con enlaces químicos débiles, y está
relacionada con la estructura interna del
mismo. Solo un pequeño porcentaje de
minerales presentan esta propiedad.
El Clivaje o Exfoliación implica las acciones que
producen las deformaciones temporales que rebasan
cierto límite, éstas se transforman en permanentes,
produciendo la rotura del mineral, según direcciones.
En aquellos casos que se producen según direcciones
regidas por la estructura cristalina, en las cuales
existen discontinuidades en la cohesión, estamos en
presencia de planos de clivaje.
Es así que muchos minerales cristalizados
tienden a dividirse de acuerdo a dichas
direcciones produciendo superficies planas,
más o menos brillantes, denominadas
planos de clivaje, en una, dos o tres
direcciones, según la especie mineral.
La tendencia a dividirse según ciertos planos de
orientación definida (planos de clivaje) está
íntimamente relacionada con la estructura
atómica interna. Si el mineral no se rompe en
forma repetitiva y paralela según una, dos o tres
direcciones, esto implica que el mineral no tiene
planos de clivaje.
En todo mineral cristalizado, el o los planos de clivaje son
paralelos a una o varias caras existentes o posibles del
cristal, para las cuales las redes atómicas son más
densas. Según estas direcciones existe la máxima
cohesión y en consecuencia es mínima para las
direcciones normales a las de clivaje donde los enlaces
son iónicos.
Debido a esta discontinuidad es que muchos minerales
pueden dividirse según planos orientados.
Para no confundir un plano de clivaje con una cara
del cristal es necesario observar detenidamente, a
veces con el auxilio de lupas, el aspecto de la
superficie analizada. Si se presenta lisa y unida es
cara del cristal; si se observan laminillas paralelas
escalonadas y con un brillo más intenso que el
resto de las caras, es un plano de clivaje.
A pesar de que no todos los minerales poseen
clivaje y sólo unos pocos lo presentan de manera
evidente, esta propiedad física, constante para
cada especie mineral, constituye un excelente
medio de identificación.
En las siguientes tres figuras se muestran ejemplos
de minerales que presentan de manera muy clara
las direcciones de clivaje anteriormente analizadas.
Tipos de clivaje:
Clivaje cubico: como la galena y la halita.
Clivaje octaédrico: como la fluorita y el diamante.
Clivaje dodecaedrico: como la esfalerita
Clivaje romboédrico: la calcita y la dolomita.
Clivaje prismático: como los piroxenos.
Clivaje laminar: como la muscovita, biotita, grafito, distena.
7.- FRACTURA
Se observar cuando no existen
discontinuidades marcadas en la cohesión, el
mineral se rompe según superficies no planas
independientes de las direcciones de clivaje.
La fractura es la rotura que no tiene relación
con su estructura interna.
Se distinguen los siguientes tipos de fractura:
Concoide
Desigual
Astillosa
Radiada
Terrosa
Irregular
Ganchuda
Concoide: el mineral se rompe en superficies
curvas, cóncavas o convexas, lisa y suave, similar a
la de la cara interior de una concha, como en el
sílex, la calcedonia. En este tipo de fractura
aparecen, por lo general, estrías concéntricas
sucesivamente menos marcadas en torno al punto
de percusión. Propia de minerales de cohesión
homogénea.
Desigual: la superficie es irregular,
debido a pequeñas elevaciones y
depresiones. La mayor parte de los
minerales presenta este tipo de fractura.
Astillosa: semejante a la madera
astillada. Característica en minerales de
aspecto fibroso.
Radiada: la superficie presenta estrías
radiales convergentes al centro de
percusión.
Terrosa: la superficie se desgrana en
pequeñas partículas. Propia de minerales
de débil cohesión.
Irregular: es el tipo de fractura más
común y origina superficies bastas e
irregulares.
Ganchuda: presenta una superficie con
entrantes y salientes, similar a los dientes
de una sierra.
Fractura
Concoidea
Dureza y fragilidad
No deben confundirse fragilidad y dureza,
ya que aluden a propiedades distintas:
la dureza tiene que ver con la resistencia de la
superficie de un material a las deformaciones,
mientras que la fragilidad alude a su capacidad para
fracturarse en partes pequeñas en lugar de deformarse.
La fragilidad es la capacidad de
un material de fracturarse debido a su escasa
o nula capacidad de deformación permanente.
Por el contrario, los materiales dúctiles o
tenaces se rompen tras sufrir algunas
deformaciones, generalmente de tipo plástico.
Lo que hace preguntarse, ¿cómo se puede ser duro y
frágil a la vez?
Un material no puede ser duro y frágil al mismo
tiempo, ya que la dureza y la fragilidad corresponden
a propiedades de la materia que además de
ser intrínseca, permiten identificar a los distintos tipos
de materia. Son propiedades antagónicas entre sí.
De esta forma, ¿cuál es la diferencia entre dureza y
fragilidad?
Lo opuesto a un material muy frágil es un material dúctil.
Por otra parte, la dureza no es opuesto a la fragilidad, ya
que la dureza es la propiedad de alterar solo la superficie
de un material, que es algo totalmente independiente de si
ese material cuando se fractura y tiene o no, deformaciones
grandes o pequeñas.

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