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Lección 1: El saber, el conocimiento y la ciencia

Los seres humanos han realizado el ejercicio de indagar desde tiempos ya


perdidos en la memoria. La investigación ha hecho parte de las actividades
cotidianas de los grupos humanos y ha posibilitado el crecimiento o avance de éstos
en la acumulación de saberes. No obstante, se habla de investigación, en un sentido
estricto, como proceso sistemático que conduce al conocimiento científico, desde
hace pocos siglos. Puede decirse incluso que recientemente ha surgido un acusado
interés por lo metodológico, la pertinencia de las distintas tipologías, el diseño de
mejores, más válidos y confiables instrumentos de recolección, la selección de
muestras estadísticamente significativas, el control de cada una de las variables,
etc., siguiendo el modelo experimental, aunque también en el abordaje de los
fenómenos sociales desde nuevas perspectivas.
A partir de lo dicho en el párrafo anterior, surgen varios términos afines: saber,
conocer, conocimiento científico, ciencia, investigación, entre otros, que son
centrales en este curso y serán abordados cuidadosamente en este capítulo y en
capítulos posteriores.
Una de las cualidades esenciales del ser humano es su tendencia a tratar de
comprender y explicar el mundo que lo rodea y a buscar el sentido de las cosas.
Esta capacidad, que pudiera decirse es innata, tendiente a la búsqueda de la verdad
y la razón de ser de la existencia, constituye el motor que ha impulsado al ser
humano lograr el avance de la ciencia y la tecnología.
Al revisar definiciones básicas sobre lo que significa el término investigar (in
vestiguim ire o “ir tras el vestigio” o sobre la huella de algo) aparecen sinónimos
como averiguar, indagar, buscar, descubrir, poner en claro, seguir la pista, etc.
(RAE, 2006). Así pues, se afirma que la investigación es una actividad inherente a
la naturaleza humana, con la que es posible construir o reconstruir un conocimiento
particular del mundo, aunque no por esto se pretenda afirmar que todos los seres
humanos sean investigadores.
Pero aparecen entonces dos condiciones: la del sujeto (conocedor o
cognoscente) y la de objeto (lo que es conocido). Y éstos son los dos elementos
que hay en todo conocimiento, ya que el conocimiento puede definirse básicamente
como la relación entre quien ha buscado conocer y aquello sobre lo que ha indagado
(Tamayo, 2005).
Bien sea por tradición oral o por los registro gráficos y escritos, los seres
humanos han acumulado información diversa sobre la naturaleza y sobre sí mismos.
“Dentro de las diferentes culturas y los diferentes momentos históricos se han
establecido los mecanismos mediante los cuales se amplía y transmite dicha
información” (León y Montero, 1993).
En este sentido, se define el conocimiento como el resultado de las experiencias
acumuladas por la especie, incluyendo tanto el sentido común como la ciencia.
Berger y Luckmann (1979, citados por Bonilla y Rodríguez, 2000) consideran varios
tipos de conocimiento:
• Incipiente, o de la experiencia humana, es pre-teórico y corresponde a
sencillas explicaciones sobre los objetos y fenómenos del mundo.
• Rudimentario, es conocido también como conocimiento del sentido común,
es pragmático y está basado en proposiciones teóricas relacionados con
acciones concretas.
• Teórico explícito, se entiende como un cuerpo de conocimientos
diferenciados apoyado en teorías especializadas que legitiman la veracidad
de una realidad.
Por su parte, Pardinas (1991) señala que pueden clasificarse las formas del
saber cómo sigue:
• Vulgar, o aquel que ha sido adquirido en la vida cotidiana, del trato con los
demás y en la relación con la naturaleza. Es un saber de carácter superficial,
empírico y no sistematizado.
• Popular, o información transmitida sin una crítica de las fuentes que la
validan. El saber popular está dirigido al público en general en lenguaje
sencillo y corresponde a informaciones de tipo periodístico, televisivo, etc.
• De divulgación, caracterizado por contener una crítica razonada de las
teorías expuestas, una explicación somera de las fuentes de información.
En este saber los datos son recopilados directamente de investigadores y
están contenidos en enciclopedias, revistas y diccionarios especializados,
libros de texto, estudios monográficos, críticas de libros o artículos, etc.
• Científico, referido a los nuevos conocimientos que tienen la finalidad de
predecir y explicar la conducta de los fenómenos.
De las clasificaciones anteriores, resulta obvio concluir que la investigación
científica debe basarse preferentemente en datos primarios y secundarios y en
fuentes de conocimiento científico y de divulgación, consolidando un conocimiento
teórico explícito. (Los datos primarios o información de primera mano son aquellos
que obtienen directamente el investigador y su equipo; los datos secundarios son
los que el investigador ha recopilado de otros investigadores. Pero, específicamente
lo relacionado con las fuentes de información será abordado posteriormente) La
diferencia entre el conocimiento vulgar y el científico es que este último se obtiene
a partir de un método basado en la lógica y la reflexión, no sólo en la experiencia, y
que además ha sido sistematizado y verificado.
Entonces, la ciencia es “el conocimiento ordenado y mediato de los seres y sus
propiedades, por medio de sus causas” (Sanguineti, 2006). Y el saber científico no
aspira a conocer las cosas superficialmente, sino que pretende entender sus causas
porque de esa manera se comprenden mejor sus efectos. Se distingue del
conocimiento espontáneo por su orden metódico, su sistematicidad y su carácter
mediato.
La ciencia puede ser descriptiva, explicativa o definitoria, por cuanto investiga
qué son las cosas, cómo actúan, cómo se relacionan, cuándo, dónde, por qué, etc.
Las ciencias pretender establecer leyes, basadas en conceptos generales, en las
características en común de las cosas y en lo que se repite en los fenómenos. Es,
según Méndez (1995), un conjunto de conceptos y propiedades que convergen en
un objeto, contiene datos, explicaciones, principios generales y demostraciones
acerca del mundo.
Como se mencionó, la ciencia explica la realidad mediante leyes, y éstas se
basan en las relaciones constantes y necesarias entre los hechos. Son
proposiciones universales que establecen en qué condiciones sucede determinado
hecho; para comprender, por medio de ellas, la ocurrencia de hechos particulares.
También permiten adelantarse a los sucesos, predecirlos. Las explicaciones de los
hechos buscan ser racionales, obtenidas a través de la observación y la
experimentación.
El conocimiento científico busca establecer dichas leyes, de aplicación
universal, pero esto no siempre es posible pues, por ejemplo, se puede generalizar
sobre la naturaleza y no sobre el ser humano, o por el contrario principios sobre el
orden social no son aplicables en la naturaleza. De ahí la distinción entre las ciencias
naturales y las ciencias sociales, aunque en ambos casos se aspira a lograr el
máximo ámbito de generalidad (León y Montero, 1993), utilizando métodos más o
menos estandarizados, que permitan la replicabilidad o repetición de los procesos
investigativos o sus resultados.
Finalmente, las ciencias suelen definirse más por el modo en que se desarrollan
sus procesos de investigación que por el objeto mismo de dicha investigación, de
forma que los procesos son, esencialmente, iguales en todas las ciencias. Y se ha
acordado una manera particular para la expresión de los problemas científicos, la
recolección y análisis de los datos, el uso de un estilo propio de lógica y el uso de
teorías y modelos. Por ello se habla de metodologías para referirse a todas las
posibilidades existentes en el trabajo científico. Y, ya que su propósito es la
descripción, explicación y predicción de los fenómenos, resulta importante saber a
qué tipo de conocimiento corresponden las fuentes consultadas durante la
investigación y delimitar cuáles son los rasgos inherentes al conocimiento científico.
De este modo, el conocimiento científico es un saber metódico, ordenado,
verificable, sistemático, unificado, universal, objetivo, comunicable, racional, crítico,
ya que sigue un cierto proceso, pueden constatarse sus hallazgos, no sólo es un
agregado de informaciones aisladas, sino que conjuga saberes y explicaciones para
una realidad, busca ser válido para distintas personas y contextos, usa un lenguaje
científico, usa la inteligencia y el razonamiento para
tratar de distinguir lo verdadero de lo falso, aunque es también provisorio pues
la labor de la ciencia no está concluida (Tamayo, 2005).
Ejercicios de la Lección
Responda brevemente a las siguientes preguntas:
• ¿Qué es saber? y ¿qué es conocer?
• ¿Cómo se llega al conocimiento científico?
• ¿“Cuánto” conocimiento científico posee en este momento de su vida?

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