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Metodología de la investigación Ximena Laguna, Kamila Hernández

EL ÚLTIMO EMPERADOR DE LA CULTURA CHINA

El último emperador de la cultura china fue Puyi, cuyo nombre completo era Aisin-Gioro Puyi. Nació el 7 de
febrero de 1906 en Beijing, y su reinado se vio influenciado y moldeado por los acontecimientos políticos y
sociales de la época.

Puyi pertenecía a la dinastía Qing, que gobernó China desde 1644 hasta 1912. A la edad de dos años, en
1908, fue designado como el emperador Xuantong de China, sucediendo a su tío, el emperador Guangxu,
quien murió en circunstancias sospechosas.

Debido a su corta edad, Puyi fue gobernado por una regencia, y su reinado estuvo marcado por la
decadencia de la dinastía Qing y el surgimiento de movimientos revolucionarios. En 1911, estalló la
Revolución Xinhai, que buscaba derrocar la monarquía y establecer una república en China. A raíz de la
revolución, Puyi fue obligado a abdicar en 1912, poniendo fin a más de dos mil años de gobierno imperial en
China. Después de su abdicación, Puyi vivió en la Ciudad Prohibida en Beijing durante algunos años, bajo la
protección del gobierno republicano. Sin embargo, en 1924, fue expulsado de la Ciudad Prohibida por orden
del general Feng Yuxiang y se vio obligado a abandonar el palacio imperial.

En 1932, Puyi fue utilizado por el Imperio Japonés como una figura títere para establecer el estado de
Manchukuo en el noreste de China. Fue instalado como el emperador Kangde de Manchukuo, un estado
marioneta controlado por Japón. Durante este período, Puyi tuvo un papel limitado y su reinado carecía de
poder real, ya que era controlado por los intereses japoneses. Después de la Segunda Guerra Mundial y la
derrota de Japón en 1945, Puyi fue capturado por el Ejército Rojo Soviético y entregado a las autoridades
comunistas chinas. Fue acusado de crímenes de guerra y sometido a un período de reeducación en un
campo de trabajo. Sin embargo, a diferencia de otros prisioneros de guerra, Puyi fue liberado en 1959 y se le
permitió vivir en Beijing.

Durante la Revolución Cultural (1966-1976), Puyi fue enviado nuevamente a trabajar en un zoológico de
Beijing y sufrió persecución y humillación. Después de la Revolución Cultural, Puyi se dedicó a la
investigación histórica y escribió sus memorias, que se publicaron bajo el título "Desde el trono del dragón".

Puyi falleció el 17 de octubre de 1967 debido a un cáncer de riñón. A pesar de los altibajos de su vida, su
historia capturó la imaginación de la gente y fue inmortalizada en la película "El último emperador" de 1987,
dirigida por Bernardo Bertolucci, que relata su vida desde su infancia hasta su vida posterior como
ciudadano común.

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