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Tema 5: Hidrología, Meteorología y Climatología.

5.1. El agua en el Mundo. El agua en España.

5.2. Nubes y clima. La cuenca como unidad.

5.3. Flujo y balance del agua. Coeficiente de escorrentía y tiempo de concentración.

5.4. El río y la cuenca. La biocenosis del río. Flujos ecológicos y dinámica fluvial.

5.5. Régimen de caudales. La Directiva Marco del Agua y su importancia en la gestión del
agua.

5.6. Ciclo térmico y tipos de embalses. Balance de oxígeno. Flujo de nutrientes y eutrofización.

5.7. Las ventajas e inconvenientes de los embalses.

5.8. El río y el embalse.

Molécula compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.

Composición química singular. Los electrones están distribuidos de forma muy asimétrica.

Polaridad: la mayor carga negativa se sitúa en el oxígeno y la mayor carga positiva en los
átomos de hidrógeno.

Esta composición hace que las moléculas interaccionen entre sí, se agrupen en forma de
cadenas y sea líquida.

También por sus propiedades fisicoquímicas, el agua es una de las pocas sustancias que en
estado sólido tiene menos densidad que en el líquido (el hielo flota sobre el agua).

Estas propiedades permiten que pueda cambiar entre los estados gaseoso, líquido y sólido en
un margen de temperaturas relativamente pequeño (0 ºC y 100 ºC).

Por su alto calor específico y de vaporización, el agua es capaz de absorber calor y


desprenderlo, contribuyendo, entre otras funciones, a generar un clima más benigno en la
Tierra.

El agua líquida es el medio ideal para la disolución de otros compuestos polares, por ejemplo el
cloruro sódico o sal común (NaCl).

Precisamente, por ser el disolvente universal y encontrarse en abundancia, el agua es


considerada el elemento imprescindible para que exista vida tal y como la conocemos.
¿

El agua siempre se está moviendo alrededor, a través y sobre la Tierra en forma de vapor,
agua líquida y hielo, cambiando continuamente de forma.

Se podría admitir que la cantidad total de agua que existe en la Tierra, en sus tres fases
(sólida, líquida y gaseosa), se ha mantenido constante desde la aparición de la Humanidad
(sistema cerrado).

Toda el agua terrestre = Hidrosfera.

El agua se distribuye en tres reservorios principales: los océanos, los continentes y la


atmósfera, entre los cuales existe una circulación continúa → Ciclo Hidrológico.

Este mismo agua está siendo reciclada continuamente alrededor del planeta.

Sólo el 1% del agua dulce del planeta es apta para el uso humano.

De este 1% sólo aproximadamente el 0.1% se usa para el consumo doméstico.

El resto de esta agua es usada principalmente en la agricultura y en la industria.

España, en su conjunto, no puede considerarse como un país seco en el contexto mundial (640
mm/año).

No obstante, los recursos hídricos disponibles muestran enormes diferencias, debidas a la


diversidad climática de su territorio.

El acceso al agua constituye uno de los problemas territoriales más importantes, y es el más
crítico en relación con los otros recursos naturales del país.

La distribución desigual de este recurso en España puede apreciarse en las tres vertientes en
que se divide el país: la vertiente cantábrica, la vertiente atlántica y la vertiente mediterránea.
En general, la precipitación media es mayor en las cuencas de las vertientes cantábrica y
atlántica que en las cuencas mediterráneas.

La cuenca del Norte supera con creces el promedio nacional, mientras que las menores lluvias
se registran en la cuenca del Segura.

La menor aportación explica por qué en las vertientes cantábrica y atlántica se concentra el
73% de los recursos hídricos naturales, frente al 27% de la vertiente mediterránea.

El problema en la vertiente mediterránea, es que se concentran gran parte de la población y de


las actividades económicas, por lo que su demanda de agua es grande.

La diversidad de regímenes hidrológicos, junto a la incertidumbre sobre la disponibilidad de


agua en gran parte del territorio español, han hecho que se desarrollen importantes
infraestructuras de captación y transporte de la misma.

La demanda total de agua también presenta importantes diferencias regionales. Desde el punto
de vista cuantitativo destaca la demanda para riego, que representa cerca del 80% del total,
seguida del abastecimiento urbano (14%) y de la demanda para la industria (6%).

La mayor parte de la demanda se satisface gracias a los recursos superficiales, aunque en


ciertas regiones la extracción de aguas subterráneas ha permitido paliar su déficit.

En los últimos años, la tecnología asociada a la desalación del agua marina ha alcanzado
también un gran desarrollo, y las plantas en las que se "fabrica" agua potable se están
multiplicando por todas las regiones litorales de España.

La organización institucional para la administración y gestión del agua se estructura en España


en torno a unos organismos denominados "Confederaciones Hidrográficas“.

Cada uno de estos organismos abarca o bien el territorio de una gran cuenca hidrográfica
(Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Ebro) o bien agrupa una serie de cuencas afines de
pequeñas dimensiones (Galicia-Costa, Norte, Cuencas Internas del País Vasco, Sur, Segura,
Júcar, Cuencas Internas de Cataluña, Baleares y Canarias).

Una nube es un volumen de aire que se hace visible al contener una menor o mayor cantidad
de minúsculas gotitas de agua o cristales de hielo, o una combinación de las dos.
Estas gotitas de agua o cristales de hielo suelen tener un tamaño muy pequeño (el diámetro
común es de 0,01 mm) y por lo tanto pueden flotar en el aire, formando un número de unas
1000 por centímetro cúbico.

Las nubes se forman bien por condensación (paso de vapor de agua a agua líquida) o por
sublimación (directamente de vapor de agua a cristales de hielo).

Estas reacciones se producen sobre algunas partículas sólidas microscópicas en suspensión


que se encuentran en la atmósfera y reciben el nombre de núcleos de condensación y de
sublimación.

En una nube se pueden encontrar las tres formas acuosas que las forman: gotas de agua,
gotas de agua congelada y cristales de hielo.

→ Cuando el aire cálido en contacto con la superficie terrestre comienza a


ascender, va enfriándose progresivamente según gana altura, condensando a menudo el vapor
de agua. Mientras el aire frío superior y de alrededor desciende ocupando el lugar que ha
dejado; formándose así una célula convectiva.

→ Cuando el relieve, como puede ser una montaña, obstaculiza el flujo de aire. Esta
masa de aire en movimiento en el intento de salvar este obstáculo, en parte lo rodea y otro
porcentaje se ve obligada a ascender originando así el proceso de condensación o
sublimación.

→ En las borrascas el aire sigue una espiral en sentido antihorario en el hemisferio


norte convergiendo hacia el interior. Como el aire no puede acumularse indefinidamente se ve
obligado a ascender condensándose y formando bastante nubosidad provocando situaciones
generalizadas de "mal tiempo", precipitaciones, etc.

→ Los frentes los componen dos masas de aire con características de humedad y
temperatura diferentes, los de menor densidad tienden a elevarse por encima del otro.

Las nubes se pueden clasificar en 3 tipos principales:

• son las nubes finas y tenues.


• son las nubes algodonosas (solas o en agrupaciones).
• son las nubes planas, difusas y monótonas.

Las nubes se clasifican también de acuerdo con su altitud en: nubes de nivel bajo (hasta 2000
m), de nivel medio (2000-6000 m), y de nivel alto (más de 6000 m).

La altura de las nubes determina su temperatura, lo que a su vez determina la cantidad de


energía que irradian.

Es este factor el que determina el efecto de las mismas sobre el clima.

Las nubes regulan la temperatura del planeta.

• Las nubes de nivel alto son frías e irradian poco calor al espacio; reflejando la radiación
térmica de vuelta a la superficie terrestre, calentando la atmósfera.
• Las nubes de nivel bajo, más compactas y cálidas, emiten más radiación térmica al espacio
que la que reflejan de vuelta a la Tierra. Actúan como una sombrilla, reflejando la luz del
Sol y por tanto enfriando la superficie de la Tierra.
La cuenca fluvial es el territorio drenado por un río y la totalidad de sus afluentes, y cuyo
perímetro queda delimitado por la divisoria o interfluvio.

Es la unidad funcional para analizar la composición, estructura y respuesta de las comunidades


biológicas ante la influencia de factores como el clima, geología, vegetación, régimen de
caudales, actividades humanas, etc.

La cuenca ofrece una gran ventaja en cuanto a la claridad de su delimitación física, y define
una parte del biotopo presente en todos los ecosistemas terrestres.

Permite el estudio de unidades más pequeñas, subcuencas, integradas dentro de la cuenca


principal, y otras divisiones. Lo cual puede facilitar los análisis de este ecosistema.

Aunque es cierto que las relaciones biológicas que se producen no tienen que estar ligadas a
los límites de la cuenca, el flujo de elementos químicos sí que está ligado al flujo de agua en
ella, (superficial y subterránea).

En las cuencas podemos conocer, por tanto, la entrada de elementos químicos (analizando la
composición y el volumen de agua de lluvia y los depósitos sólidos arrastrados por el viento) y
la salida de estos (realizando el estudio de las aguas que circulan por el punto más bajo del
cauce).

Esto permite establecer de forma clara el balance total de su flujo dentro del ecosistema.

Quedando definida la cuenca como una unidad, permite un estudio funcional.

El ecosistema fluvial abarca tanto los aspectos referentes a la forma y longitud de su cuenca,
su recorrido y el régimen de su caudal, como los referentes a las relaciones establecidas con
otros elementos, tanto inertes como vivos.

Con incremento de energía (absorbida por la materia):

SÓLIDO a LÍQUIDO → Fusión

LÍQUIDO a GAS → Ebullición (Evaporación)

SÓLIDO a GAS → Sublimación


Con disminución de energía (liberada por la materia):

LÍQUIDO a SÓLIDO → Congelación

GAS a LÍQUIDO → Condensación

GAS a SÓLIDO → Deposición

El calor latente es absorbido por el hielo para romper los enlaces de los cristales, fuertemente
ordenados, y fundirse.

El calor latente es liberado por el agua cuando cristaliza.

Si queremos enfriar un líquido demasiado caliente, añadimos un cubito de hielo, ya que:

• La fusión del hielo necesita energía para romper sus enlaces.


• El hielo toma el calor que necesita del fluido que le rodea.
• Sus moléculas adquieren más energía cinética y “se liberan”, fundiéndose el hielo.

→ De acuerdo con el Principio de conservación de la energía, la energía ni se


crea ni se destruye, sólo se transforma.
Por tanto, en la congelación debe liberarse la misma cantidad de calor que para fundir la misma
masa de agua.

80 cal g-1 calor latente de fusión y de congelación.

Para romper los enlaces del hidrógeno en el agua líquida y que las moléculas pasen a vapor se
necesita más energía. Esta energía se llama calor latente de vaporización = 597 cal g-1.

En la condensación, se libera este calor. Esta energía se llama calor latente de condensación =
597 cal g-1.

Fuente principal de calor en los procesos internos en las nubes.

Ideal para el transporte de calor a grandes distancias: la condensación normalmente se


produce lejos del punto de evaporación.

Como consecuencia de los procesos de intercambio de calor, la atmósfera adquiere el perfil de


temperaturas (ε). En él, la temperatura disminuye con la altura, desde la superficie, a razón de
un gradiente de 6 °C/km (en Atmósfera Tipo), hasta la Tropopausa.

A partir de ahí, después de unos pocos km, la variación de la temperatura con la altura cambia
de signo aumentando, aunque más lentamente, a lo largo de varios kilómetros.
El Sol se encuentra en uno de los focos de la elipse. La distancia media Sol-Tierra es 1 U.A.
(Unidad Astronómica), que equivale a 149,6 M km.

Gradientes de presión.

Dos situaciones en las que se crea un gradiente de presiones entre los puntos a y b:

1. Pendiente en la superficie.

2. Variaciones horizontales de densidades.

Si se consideran dos columnas con igual masa de aire:


En esa atmósfera, con temperaturas diferentes, pero con igual presión en tierra, si se

considera un avión volando a una altura constante, ¿qué presiones registrará?

Hay más moléculas de aire (más masa) por encima del nivel de vuelo en la columna

cálida que en la fría. Por tanto, a la altura del avión se detecta más alta presión en la

columna cálida y más baja presión en la columna fría. La diferencia horizontal de

temperaturas origina una diferencia horizontal de presiones en altura.

El viento es el resultado de un conjunto de fuerzas que actúan en la atmósfera:

• Gradiente de presión (GP).


• Gravedad (G).
• Fricción o rozamiento (Fr).
• Coriolis (Co).
• Centrífuga (Ce).

Es el fundamento para el cálculo del viento en los mapas meteorológicos.

Grad. P ~ 4 hPa/100 km.

Grad. P ~ 8 hPa/100 km.


A igualdad de densidad del aire, cuanto más “juntas” están las isobaras, mayor es la fuerza del
gradiente de presión.

La fuerza del gradiente de presión vertical (Pz) es mucho mayor (del orden de 100 veces) que
la fuerza del gradiente de presión horizontal (Ph).

La presión varía mucho más rápida y constantemente en la vertical que en la horizontal.

La fuerza de la gravedad (G) siempre actúa hacia abajo, en sentido contrario a la FGP (Pz); las
moléculas de aire son atraídas hacia el centro de la tierra.

*Condiciones de equilibrio hidrostático: G = Pz*

La gravedad equilibra (casi) al empuje vertical de presión.

Es una fuerza ficticia debida a la rotación de la tierra.

No es una fuerza real (en el sentido convencional “newtoniano” de la palabra) en tanto que, por
sí misma, no origina un movimiento.

Como observadores ligados a la tierra, no apreciamos la rotación de la misma.

Los efectos de Coriolis se manifiestan sólo en los cuerpos en movimiento respecto de la


superficie de la tierra.

Su valor es: ⃗⃗⃗⃗ ⃗⃗⃗⃗ × ⃗𝑽


𝒂𝒄 = −𝟐𝑾

Mientras el cohete se mueve hacia el norte, mantiene la


componente de velocidad (vs) hacia el este que tenía cuando
fue lanzado.

Hacia el norte, la superficie de la tierra se mueve más


lentamente (vn), por lo que, para un observador en la tierra, el
cohete se está desplazando hacia el este, con la velocidad
“diferencial”: vs-vn.

Por tanto: Su trayectoria se desvía hacia la derecha.


Análogamente, para un cohete lanzado hacia el sur, la
componente inicial hacia el este (vn) de su velocidad de
arranque es pequeña frente a la velocidad del suelo cerca
del ecuador (vs)

Por ello, para un observador en tierra, el cohete parece


tender a quedarse atrás, a desplazarse hacia el oeste con
la velocidad “diferencial”: vs-vn.

Su trayectoria se desvía hacia la izquierda.

El efecto de la aceleración de Coriolis es:

De dirección opuesta en el hemisferio norte (desviación de las trayectorias hacia la derecha)


que en el sur (desviación hacia la izquierda).

Proporcional a la velocidad el viento puesto que cuanto mayor es la velocidad del móvil (en
nuestro caso el viento), mayor es la fuerza de Coriolis sobre él.

Si se aplica a los vientos, recordando que:

Fuerza neta = FGP + G + Fr + Co + Ce

• Fuerza del gradiente de presión (FGP)


• Gravedad (G)
• Fricción (o rozamiento) (Fr)
• Coriolis (Co)
• Centrífuga (Ce)

Si se supone un viento rectilíneo (Ce = 0) en altura, lejos de la superficie, por lo que (Fr = 0),
entonces:

Fuerza neta = FGP + G + Co

Si se recuerda también que la fuerza del gradiente de presión tiene su componente vertical
(FGPV) compensada por la fuerza de gravedad (hipótesis de equilibrio hidrostático), resulta por
tanto:

Fuerza neta = FGPH + Co

1. Inicialmente la fuerza de Coriolis es nula, pero al comenzar a desplazarse la burbuja, dicha


fuerza deja de ser nula, aumentando al aumentar la velocidad del desplazamiento.
2. La FGP todavía supera a la de Coriolis. La burbuja sigue incrementando su velocidad y la
fuerza de Coriolis continúa aumentando en módulo, dando lugar a que la burbuja se desvíe
hacia la derecha (en el hemisferio norte).
3. En algún momento la FGP y la de Coriolis se igualan y anulan. Entonces la burbuja
continuará moviéndose de modo rectilíneo y uniforme, siguiendo las isobaras (Recordar,
suponiendo rozamiento nulo). Este viento se conoce como viento geostrófico.
1.

2.

3.

Viento Geostrófico.

¿Qué pasa en el espacio tridimensional, con las superficies isobáricas inclinadas?

El viento geostrófico fluye hacia fuera de la pantalla.

Cerca del suelo, los efectos del rozamiento sí son apreciables.

El rozamiento reduce la velocidad y con ello la fuerza de Coriolis. Por tanto, las fuerzas FGP y
Co ya no se anulan.

Se alcanza un nuevo equilibrio, girando el viento hacia las bajas presiones.

El viento de dirige “oblicuamente” de las A a las B presiones.

El nuevo equilibrio supone que:

FGPH + Co + Fr = 0.
El viento térmico.

Recordemos los efectos que las diferencias horizontales de temperatura tienen en la presión:
Una diferencia horizontal de temperaturas origina una diferencia horizontal de presiones, tanto
mayor cuanto mayor es la altura.

Las superficies isobáricas se inclinan, estando más elevadas donde el aire es más cálido.

Como la diferencia de presiones, para una misma altura sobre el suelo, crece con la altura, la
componente horizontal de la FGP se incrementa con la altura.

El viento geostrófico aumenta con la altura.

Es la diferencia de vientos geostróficos a dos niveles diferentes.

Es paralelo a las isotermas.

El viento térmico deja el aire frío a la izquierda y el cálido a la derecha.

La intensidad del viento térmico depende del gradiente térmico horizontal.

El viento térmico es el “viento añadido” que hace que el viento geostrófico aumente con la
altura, debido a la variación térmica horizontal.

• Microescala.
Tamaño: metros (hasta 2 Km).
Tiempo: segundos.
• Mesoscala.
Tamaño: kilómetros (entre 2 y 200).
Tiempo: desde minutos hasta horas.
• Sinóptica.
Tamaño: desde los 200 hasta los 2000 Km.
Tiempo: días.
• Global (planetaria).
Tamaño: global.
Tiempo: desde días hasta semanas.

Un ejemplo de movimiento en microescala pueden ser las turbulencias:

Pequeños remolinos de aire que pueden ser estacionarios o desplazarse.

Ejemplos:
• Estacionarios, las ondas de montaña.
• Con desplazamiento, las bolsas de aire en altura con T.A.C. = Turbulencia en Aire Claro
(Aeronáutica).

La temperatura promedio de una ciudad es normalmente más elevada que la de su entorno.

Ocasionalmente la temperatura de la ciudad puede ser incluso 10 ºC superior al entorno, e


incluso dentro de una misma ciudad las diferencias pueden alcanzar ese valor, entre unas
zonas y otras.

Esta “isla” de elevadas temperaturas es un ejemplo de microescala conocida como isla de


calor.

¿Por qué se produce?

• En la ciudad hay más fuentes de calor:


o Coches
o Personas
o Climatizadores
o Industrias
• Mayor absorción de la radiación solar (asfalto y hormigón)
• Menos vegetación y menor enfriamiento por evaporación

Esta isla de calor genera una capa de contaminación (una “tapadera”) ligeramente elevada
sobre la ciudad.

La ausencia de viento agrava la situación.

Los fuertes vientos la arrastran y forman, a veces, un penacho de contaminación, que parte
desde la ciudad.

Diferencias de calentamiento, de pequeña escala, pueden producir cambios en el gradiente de


presión horizontal, a esa misma escala:

Es un enorme volumen de aire relativamente uniforme de manera horizontal, tanto en


temperatura como en humedad, y diferente de otras masas de aire de su entorno.
Las propiedades de una masa de aire vienen dadas normalmente por el tipo de superficie
sobre la que se ha desarrollado: la región de origen.

Regiones de origen:

Suelen ser relativamente planas.

Son superficies homogéneas, con composición uniforme, p.ej.:

• Océanos.
• Grandes extensiones de tierras cubiertas de nieve.

El aire (mal conductor del calor, debido al calor latente) necesita estar en contacto con la región
de origen durante un largo periodo de tiempo para adquirir sus características y alcanzar
homogeneidad en toda la masa.

Por su temperatura Fría Polar (P).


Cálida Tropical (T).
Por su humedad Seca Continental (c).
Húmeda Marítima (m).
Origina cuatro tipos básicos de masas de aire.

.
El régimen hidrológico es el elemento más expresivo de la hidrología pues los ciclos vitales de
los organismos están sincronizados con estas variaciones. La morfología de los cauces y las
comunidades biológicas que los habitan están adaptadas a un determinado régimen de
caudales

Los ríos pueden tener dos tipos de regímenes:

- Régimen Permanente (precipitación o aguas subterráneas).

- Régimen No Permanente (efímero o temporal).

Nivel de aguas bajas→ Porción del perfil siempre cubierto por las aguas, incluso en estiaje. Es
el nivel mínimo admisible para determinadas especies.

Nivel de cauce activo→ Está inundado la mayor parte del tiempo. Por él discurre el caudal
dominante, responsable de la forma del perfil transversal.

En general el caudal dominante es aquel que tiene un período de retorno de 1,5 – 2 años. Se
corresponde con el caudal para el cual la relación anchura/profundidad es mínima.
El cauce activo delimita la ribera del río. Según la Ley de Aguas las “riberas” son las partes
laterales del cauce que quedarían entre este nivel y el de aguas bajas o estiaje.

Llanura de inundación o límite de caudales→ Porción inundada en las grandes avenidas.


Representa la interconexión entre los ecosistemas acuáticos y terrestre. Cualquier actividad
humana que se desarrolle dentro de estos límites se ve afectada por las crecidas.

Es el movimiento, correr, de un fluido. En este caso hace referencia al movimiento del agua.

Este flujo tiene la forma de una capa delgada de agua que escurre a lo largo de una superficie.

El flujo del río es turbulento, movimiento caótico. Su velocidad varía de un punto a otro, y las
direcciones de flujo no son estrictamente paralelas.

El agua erosiona, levanta y transporta los materiales del cauce. La turbulencia mantiene en
suspensión partículas sólidas y así pueden ser transportadas a través del flujo.

El flujo de agua dentro de una cuenca tiene dos partes diferenciadas:

• Flujo superficial.
• Flujo subterráneo.

La cuenca tiene la característica principal de que la lluvia queda casi perfectamente delimitada
por las divisorias.
El agua que cae humedece el terreno y se filtra poco a poco. Si la lluvia es suficientemente
fuerte, el terreno es incapaz de dejar pasar todo el agua que cae y comienza a escurrir por la
superficie. Lo hace en forma de pequeños cauces que se van uniendo con otros hasta llegar a
los torrentes y ríos.
La forma de poder controlar el agua en una cuenca es aplicar la ecuación de conservación de
la masa.

Para esto se ha de escoger un volumen de control en el territorio. La cuenca puede ser un


buen limitador del espacio en cuestión. Debe incluir el volumen inmediatamente por encima y
por debajo de la misma superficie del terreno, pero no mucho más allá.
La ecuación se puede expresar como el volumen que entra en el volumen de control menos el
volumen que sale del volumen de control (es exactamente el volumen que se queda).
Este balance descrito así parece simple, pero en la práctica es complejo, porque implica una
labor de medición de las cantidades que entran y salen de la cuenca, durante periodos de
tiempo elevados.
Los volúmenes que entran en la cuenca son básicamente la lluvia y las fuentes de agua
que provienen de los acuíferos.
Las aguas que salen de la cuenca son la infiltración por el terreno y el cauce, la
evapotranspiración y el flujo de agua del cauce principal.
El agua almacenada corresponde a las aguas que se recogen en los depósitos, embalses y
lagos dentro de la cuenca. Esta relación en forma de ecuación se puede expresar como:

Agua entrante - Agua saliente = Agua almacenada en la cuenca


Agua entrante = Lluvia + fuentes
Agua saliente = Infiltración + Evapotranspiración + Flujo cauce principal
Incremento = Agua almacenada en lagos y embalses

Para poder evaluar o intentar evaluar el balance hidrológico de una cuenca se han de conocer
todas las partidas que están involucradas.

La simplificación del flujo y los procesos de agua en una cuenca radica en los procesos físicos
individuales. La simplificación matemática es importante para poder evaluar con rapidez los
valores de las variables que nos interesan: los niveles de agua y el caudal.

Estos datos son importantes para evaluar cualquier proceso natural.

Estas mediciones de datos son también importantes a la hora de realizar predicciones y


plantear sistemas de gestión.

En regiones de carácter seco es imprescindible conocer las cantidades de agua disponible con
cierta precisión, lo cual permite gestionar el agua disponible, y si a ello se suma la predicción
es posible adelantarse a acontecimientos futuros para la tranquilidad de los habitantes de la
cuenca.

La cuantificación de la cantidad de agua en la cuenca es uno de los problemas más difíciles de


la hidrología.

Existen diferentes métodos de medición de los datos que se necesitan, como son:

- La precipitación.

- Los caudales de las fuentes.

- La infiltración.

- La evapotranspiración.

- El flujo en el cauce.

Precipitación: Se pueden usar pluviómetros, sin registro o registradores.

Caudales de las fuentes: Se pueden usar caudalímetros.

Infiltración: Se pueden usar infiltrómetros. Es un aparato sencillo, de uno o dos tubos. Se


clava en el suelo a una profundidad variable, se le agrega una cierta cantidad de agua y se
observa el tiempo que tarda en infiltrarse.
Evapotranspiración: Se pueden usar lisímetros. Es un aparato que determina la
evapotranspiración del suelo a partir del peso de un trozo de tierra y su vegetación, y de la
medición de la precipitación caída o la cantidad de agua de escorrentía

A) Terreno en estudio.

B) Balanza.

C) Recolección del agua de drenaje.

D) Recolección del agua de escorrentía.

Flujo en el cauce: Se pueden usar estructuras de medida (aliviaderos) o métodos de área-


velocidad (molinete).

Utilizando estas y otras técnicas de medición se pueden obtener los valores necesarios para
realizar el balance hídrico de la cuenca de estudio.

ENTRADAS - SALIDAS = ALMACENAMIENTO

Después de los episodios de lluvia, toda el agua que no es capaz de ser filtrada por el terreno
pasa a escorrentía circulando por la superficie.

El cálculo de la escorrentía lo podemos desarrollar a partir de la transformación de datos de


precipitación.

Los datos necesarios para realizar esta transformación son:

• Área de la cuenca.
• Altura de precipitación total.
• Características generales de la cuenca.
• Distribución temporal de la lluvia.
• Distribución espacial de la lluvia.

Sólo una parte de la lluvia produce una escorrentía superficial que sale en forma de flujo en el
punto P de salida de la cuenca escogida.

Se denomina coeficiente de escorrentía C, a la relación promedio entre el volumen de agua


que escurre superficialmente Ve , en una cuenca a lo largo de periodo de tiempo, dividido por
el volumen total precipitado Vp.

C = Ve / Vp
Esta definición es general y se usa para saber la producción media anual de una cuenca.

A nivel de un episodio concreto de lluvia también se pueden definir estas cantidades. Si se


limita al área de la cuenca A , el volumen precipitado por unidad de tiempo es exactamente el
producto de la intensidad de lluvia (i) por el área de la cuenca. El volumen escurrido medio en
la cuenca por unidad de tiempo es el caudal medio medido en la cuenca. Así:

C = (Ve / t)/ (Vp / t) = Q / iA

Donde t es la duración del evento de lluvia.

Existen diferentes métodos de cálculo de este coeficiente y tablas de valores típicos del
coeficiente de escorrentía para distintos tipos de área y para diferentes tipos de superficies:

Es el tiempo mínimo necesario para que todos los puntos de una cuenca estén aportando agua
de escorrentía de forma simultánea al punto de salida o punto de desagüe.

Está determinado por el tiempo que tarda en llegar a la salida de la cuenca el agua que
procede del punto hidrológicamente más alejado, y representa el momento a partir del cual el
caudal de escorrentía es constante, al tiempo que máximo.

Nota: El punto hidrológicamente más alejado es aquél desde el que el agua de escorrentía
emplea más tiempo en llegar a la salida.

Para una lluvia de intensidad constante el caudal en la salida irá aumentando a medida que
vaya llegando el agua de escorrentía procedente de puntos hidrológicamente cada vez más
alejados, manteniéndose constante a partir del momento en el que el punto más alejado ya
esté aportando agua a la salida.

Es un parámetro característico de cada cuenca y depende de los siguientes factores:

• Tamaño de la cuenca: a mayor tamaño mayor tc.


• Topografía: a mayor accidentalidad o pendiente, menor tc.
• Forma: a igualdad de otros factores, las cuencas alargadas presentan menores tc que las
cuencas apaisadas o redondeadas.

Al igual que sucedía con el coeficiente de escorrentía la determinación del tiempo de


concentración se realiza con ayuda de tablas o ábacos y ecuaciones empíricas.
5
En muchos proyectos a nivel nacional es habitual el uso de la Instrucción 5.2. I-C de carreteras
para la determinación de estos parámetros.

Coeficiente de escorrentía→

El coeficiente de escorrentía (C) define la proporción de la componente superficial de la


precipitación de intensidad (I), y depende del cociente entre la precipitación diaria (Pd)
correspondiente al período de retorno de estudio y el umbral de escorrentía (Po).

El umbral de escorrentía→

Po refleja la variación regional de la humedad habitual en el suelo al comienzo de aguaceros


significativos.

Tiempo de concentración→

El tiempo de concentración (tc) calculado por este método es función de la longitud (L) del
cauce principal en kilómetros y de la pendiente (S) de este cauce principal en tanto por uno y
se expresa en horas.

Método de cálculo de la Instrucción 5.2. I-C→

En la actualidad existen herramientas tipo SIG, programas o aplicaciones de ciertas


administraciones que nos permiten calcular estos datos de una forma sencilla a partir de la
definición de la cuenca.
Los ríos albergan una parte muy pequeña del agua total que se puede encontrar en el Planeta.
Pero son sistemas con una gran riqueza biológica.

La cuenca fluvial es el territorio drenado por un río y la totalidad de sus afluentes.

La cuenca ofrece una gran ventaja en cuanto a la claridad de su delimitación física. Lo cual
puede facilitar los análisis de este ecosistema.

La cuenca fluvial constituye la unidad funcional que permite el análisis y estudio de la


composición, estructura y respuesta de las comunidades biológicas (biocenosis) ante la
influencia de distintos factores como el clima, geología, vegetación, régimen de caudales,
actividades humanas, etc. (biotopo).

El Texto Refundido de la Ley de Aguas (TRLA) y el Reglamento de Dominio Público Hidráulico


(RDPH) son los que definen los conceptos legales aplicables a los ríos.

“Álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua es el terreno


cubierto por las aguas en las máximas crecidas ordinarias” (Art. 4 del TRLA).

Según el artículo 4.2. del RDPH, “Se considera como caudal de la máxima crecida ordinaria la
media de los máximos caudales anuales, en su régimen natural, producidos durante diez años
consecutivos, que sean representativos del comportamiento hidráulico de la corriente”.

“Franjas laterales de los cauces públicos situadas por encima del nivel de las aguas
bajas” (Art. 6 TRLA). Franjas del cauce que se inundan en las crecidas ordinarias.

“Los terrenos que limitan con los cauces” (Art. 6 TRLA).

“Los terrenos que pueden resultar inundados durante la crecida no ordinaria de


lagos, lagunas, embalses, ríos y torrentes” (Art. 11.1 TRLA).

Según el Art. 14 del RDPH, estas zonas son: “las delimitadas por los niveles teóricos que
alcanzarían las aguas en las avenidas cuyo período estadístico de retorno sea de quinientos
años, atendiendo a estudios geomorfológicos, hidrológicos e hidráulicos, así como de series de
avenidas históricas y documentos o evidencias históricas de las mismas”.

Los ríos han interactuado con el medio que los rodea desde hace millones de años.

Como resultado de los fenómenos de erosión, transporte y sedimentación, los ríos han
configurado un perfil longitudinal y numerosos perfiles transversales, a lo largo de todo su
cauce.

Estos perfiles varían dependiendo de las características del terreno por donde transcurren y de
sus características geofísicas y climatológicas.

El perfil longitudinal Es la representación del recorrido del río por la topografía del terreno. La
forma del perfil refleja el tipo de río y aporta mucha información acerca de su dinámica.

A lo largo de un río tipo se distinguen tres zonas diferentes:

• Curso alto. Se encuentra en la cabecera del río, es el tramo de mayor pendiente, en el que
predomina la erosión.
• Curso medio. Tramo que funciona como zona de transporte, aunque en determinados
puntos se produce sedimentación e incluso erosión, dependiendo de las variaciones de
caudal.
• Curso bajo. Tramo próximo la desembocadura o nivel de base del río. En él la pendiente
es menor, aunque el caudal es mayor. Es la zona de acumulación de sedimentos.

El perfil transversal→ Es la imagen resultante de realizar una sección imaginaria de forma


transversal a la dirección del río.

El ecosistema fluvial abarca: los aspectos referentes a la forma y longitud de su cuenca, su


recorrido y el régimen de su caudal, y los referentes a las relaciones establecidas la biocenosis
y ese biotopo.
La corriente es una de las características principales de los ecosistemas fluviales:

Facilita la renovación de nutrientes.

Impone fuertes restricciones a los organismos, por lo que ha acabado modelando muchos de
sus rasgos vitales.

Todos los ecosistemas cambian con el tiempo por las perturbaciones ambientales que puedan
acontecer.

En los ríos, las perturbaciones más frecuentes suelen ser las riadas o avenidas, que arrastran
gran parte de los organismos dejando nichos libres para nuevos colonizadores.

Las especies fluviales se han adaptado a estos entornos cambiantes, desarrollando


mecanismos que favorecen la recolonización y facilitan una rápida recuperación de la
comunidad tras la perturbación.

Dentro del ecosistema fluvial los microorganismos descomponedores y las plantas (fitoplancton
y vegetación) toman del rio las sustancias necesarias para desarrollarse.

Las comunidades de consumidores (zooplancton y herbívoros) se desarrollan a partir de ellos.

Finalmente, los distintos niveles de carnívoros se alimentan y desarrollan a partir de estos


consumidores.

Está compuesta por comunidades vegetales asociadas a los cauces de agua, tanto
permanentes como temporales. Depende de las características de cada cauce fluvial:

características geomorfológicas de la cuenca (naturaleza litológica, factores edáficos, etc.), las


condiciones del régimen fluvial (intensidad del estiaje, por ejemplo), la calidad del agua (pH,
temperatura, turbidez, sales disueltas...).

El hecho de que en el río se presenten dos medios diferentes, acuático y terrestre, hace que
albergue una gran biodiversidad.

Entre esta gran variedad de especies vegetales podemos encontrar:

Compuesta por especies de algas, helechos,


musgos y plantas con flor o macrófitos. A simple vista muchas de estas especies pueden
parecer muy semejantes.

Sus raíces soportan el encharcamiento temporal o


permanentemente. Entre estas especies podemos encontrar las eneas o los carrizos.

. Siempre que la
inundación del suelo no sea permanente a lo largo del año. Se trata de cañaverales, juncales y
herbazales, ricos en menta, juncos o colas de caballo.

Comienza en la zona donde no existe riesgo de inundación. Estos


árboles y arbustos se organizan en franjas:

La primera de ellas es la sauceda y aliseda, donde aparecen diferentes sauces junto a alisos,
que se acompañan de adelfas y tarajes.

La segunda franja es ocupada por la alameda.


La tercera franja estaría ocupada por las fresnedas y olmedas.

Como consecuencia de la gran productividad de la vegetación de ribera, la presencia de agua y


la convivencia de dos medios, el acuático y el terrestre, la fauna asociada a los ríos es muy rica
y diversa.

La fauna existente se puede dividir en:

• Invertebrados.
• Vertebrados.

Son fundamentalmente bacterias, hongos y protozoos. Son muy abundantes y de gran


importancia en todo tipo de ríos.

Las bacterias y los hongos realizan la crucial función del reciclaje y reutilización del material
orgánico que entra en el ecosistema, tanto el derivado de los productores primarios, como de la
hojarasca, ramas y madera.

Además, otros pequeños invertebrados como artrópodos o insectos de un gran número de


especies también pueden ser encontrados en estos ecosistemas fluviales.

Los ríos y los humedales son los únicos ecosistemas continentales donde se encuentran
representados todos los grupos de vertebrados: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.

Representan más del 50% de la biodiversidad de los vertebrados en el río. Poseen una función
crucial en la regulación de la estructura y funcionamiento de los ecosistemas acuáticos.
Ocupan diferentes escalones dentro de la red trófica.

Encuentran en el contacto tierra-agua su hábitat por excelencia, de ahí que los ríos constituyan
un ecosistema muy importante para ellos.

Poseen una piel muy permeable a sustancias químicas y una movilidad reducida, suelen ser
buenos indicadores del estado del ecosistema a nivel local.

Una de sus características más llamativas es la de disfrutar de una alta capacidad de


supervivencia a las variaciones estacionales y anuales, reduciendo su actividad o evitando la
reproducción durante los años secos.

Algunos grupos son exclusivos de estos ambientes, como algunas culebras de agua o de
galápagos.

Actualmente, debido a la transformación humana de muchos lugares, la mayoría de las


especies de reptiles buscan en el abrigo de los ríos y su vegetación un hábitat idóneo para
sobrevivir.
Los hay exclusivos del ambiente ripario, como nutrias, ratas de agua o el pequeño musgaño de
cabrera.

En general, todos los mamíferos se acercan al río a comer, beber o refugiarse. Los pequeños
mamíferos, como ratones, lirones y musarañas son especialmente abundantes.

Además, las riberas dan cabida a grandes carnívoros: son lugares elegidos frecuentemente
para su reproducción por animales como el lobo.

Las especies de herbívoros como ciervos o gamos, visitan con periodicidad la ribera, sobre
todo de noche, para beber. Los murciélagos, sobrevuelan el río capturando ingentes
cantidades de insectos.

Debido a su gran movilidad, es frecuente observar tanto especies acuáticas como


pertenecientes a ecosistemas típicamente terrestres.

Por regla general, todas las aves dependen de ciertos aguaderos a los que acuden
diariamente, no sólo para beber, sino también por la necesidad que tienen de lavar y
desparasitar su plumaje.

Existen numerosos fenómenos que afectan a los ríos. Estas alteraciones se manifiestan
principalmente modificando el régimen del caudal, la cantidad de agua, la calidad de la misma
o la estructura del hábitat del bosque de ribera.

Entre los diferentes tipos de alteraciones se pueden encontrar:

Modificación de los cursos y caudales. La construcción de embalses, canales y trasvases,


ha modificado sustancialmente la dinámica de los ecosistemas fluviales, mermando su
biodiversidad y afectando a los equilibrios con los otros subsistemas hídricos, como los
acuíferos.

Vertidos (domésticos, industriales, mineros y agroganaderos). Han modificado


drásticamente la composición y calidad de las aguas fluviales, alterando su función ecológica
como medio de vida.

Extracción de áridos. Los áridos son el material de depósito de los ríos. Su extracción
modifica la forma del cauce, produce la pérdida de ecosistemas vegetales, favorece la erosión
y simplifica la complejidad del hábitat fluvial.

Ocupación de los márgenes y ribera. La ocupación de los ríos, suele ser la situación más
frecuente en los ríos. Esto, además de suponer la eliminación directa de los ecosistemas,
afecta negativamente a la capacidad de recarga de los acuíferos, disminuye la capacidad de
autodepuración natural y aumenta el riesgo de afecciones por inundación.

Eliminación de bosques de ribera. En numerosas ocasiones se eliminan bosques de ribera a


fin de liberar suelo para la agricultura, la ganadería o para urbanizarlo.

Introducción de especies exóticas. Tanto vegetales como animales. Ha producido


importantes desequilibrios en la dinámica de los ecosistemas fluviales, llevando al borde de la
extinción a muchas especies autóctonas.
Los ríos son ecosistemas extremadamente complejos.

Las características geológicas y el clima son los factores clave que explican las diferencias
entre ríos de distintas latitudes y biomas.

Densidad y tipo de vegetación, meteorización y desarrollo de los suelos, pendiente de la


cuenca y caudal circulante, las diferencias en la química de las aguas y en las comunidades
biológicas, así como el funcionamiento general del ecosistema son parámetros descriptivos de
la cuenca que dependen de la geología y del clima.

Todo ello hace del río un sistema dinámico y complejo.

La estructura del ecosistema fluvial (el cauce, la zona de ribera, la llanura de inundación, la
zona hiporreica) cambian en tamaño y complejidad como respuesta a la hidrología.

El dinamismo fluvial se expresa tanto en el espacio como en el tiempo.

• Espacialmente existe gran diferencia entre tramos de cabecera, y tramos medios y bajos,
con una pendiente decreciente, mayor anchura, profundidad y caudal.
• Su dinamismo temporal se aprecia en las variaciones de caudal o de concentración de
elementos o materiales en suspensión, que pueden influir en la disponibilidad de luz.

El cauce suele presentar gran diversidad de formas, con rápidos y pozas, presas de materiales
orgánicos y barras de sedimento, constituyendo hábitats donde aparecen comunidades
biológicas diferenciadas.

En las riberas, la vegetación tiene un papel fundamental dentro de la dinámica del ecosistema
ya que ayuda a la fijación de nutrientes disueltos. La zona de ribera es un auténtico corredor
biológico y una zona de reserva para la flora y la fauna en los ecosistemas terrestres vecinos,
hasta el punto que más del 60 % de las especies de todo el mundo viven en riberas fluviales.

Los ecosistemas fluviales tienen un componente subterráneo que no se ve, pero que tiene gran
importancia: el hiporreos, o río inferior buena parte del agua que transportan los ríos no
discurre como agua superficial, sino entre los sedimentos.

En el hiporreos ocurren toda una serie de procesos biogeoquímicos acoplados, como la


nitrificación, desnitrificación, mineralización de materiales orgánicos.

Estos procesos cobran gran importancia, por ejemplo, en la autodepuración de las aguas.

El régimen fluvial es el modo o forma en que se desarrolla el fluir del río.

Está caracterizado por:

• El caudal. Es la cantidad de agua que circula por el río en un punto determinado. Suele
expresar valores medios de un periodo de tiempo determinado (años, meses, días, etc.).
• La irregularidad. Es el cociente entre el caudal medio del año más caudaloso y el del
menos caudaloso. Da idea de la variabilidad del caudal medio del río.
• Las crecidas y estiajes. Son fenómenos extremos. Se estudia su duración, volumen,
fecha, frecuencia o probabilidad de ocurrencia.
• Las variaciones estacionales. Muestran la relación entre el caudal de un mes y el caudal
promedio del año. Se calcularían como el cociente entre el caudal mensual y el caudal
promedio anual.
• Los materiales transportados. Son todas aquellas partículas arrastradas por el río. Se
expresan en Kg/m3.
Los ríos pueden tener dos tipos de regímenes:

• Régimen Permanente (precipitación o aguas subterráneas).


• Régimen No Permanente (efímero o temporal).

En España el régimen de los ríos suele estar determinado por el clima.

Los componentes físicos, químicos, hidrológicos y biológicos interaccionan a muy diversas


escalas regulando el funcionamiento del complejo ecosistema fluvial.

Los recursos alimentarios cambian con el tipo de río, pero también a lo largo del año, y con
eventos más o menos impredecibles como las riadas.

Las comunidades de seres vivos responden a esos cambios, proliferando las especies cuyos
recursos son más abundantes en un momento determinado y reduciendo la disponibilidad de
esos recursos.

Una de las formas más sencillas de evaluar de forma integral el funcionamiento de un


ecosistema es midiendo su metabolismo.

Metabolismo fluvial → Expresión conjunta en términos de balance de oxígeno, de carbono o de


biomasa, del conjunto del ecosistema.

Este se puede estimar mediante cámaras de incubación en las que se mide la variación de
oxígeno o de carbono.

El análisis de las interacciones tróficas se basa en el estudio de los tractos intestinales en


animales y, más recientemente, el uso de los isótopos estables como trazadores.

Estas aproximaciones permiten estudiar la dinámica trófica del sistema y determinar las tasas
de transferencia entre los distintos componentes.

Los ríos deben estudiarse considerando una perspectiva de cuatro dimensiones:

• La dimensión longitudinal (desde las cabeceras hasta la desembocadura).


• Los movimientos laterales de agua, materiales, energía y organismos.
• Los movimientos verticales de agua, materiales, energía y organismos.
• La dimensión temporal, resultante de los cambios ambientales, estacionales o no.

En el eje fluvial se produce una sucesión continua de cambios desde la cabecera hacia la
desembocadura.

La mayor cantidad de materia orgánica proveniente de la ribera en zonas de cabecera favorece


la presencia de organismos productores y el predominio de procesos heterotróficos.

A medida que el orden del río aumenta se reduce el material aportado desde la ribera y
aumenta la disponibilidad de luz, lo que posibilita una mayor cantidad de productores y un
predominio de los consumidores.

A estas tendencias halladas en el eje fluvial hay que sumarles las que ocurren en el eje
horizontal (llanura aluvial) y el vertical (hiporreos).

En grandes ríos de llanuras aluviales, el pulso de inundación determina que en determinadas


épocas las especies acuáticas exploten los recursos acumulados durante meses en las
llanuras de inundación.
Esto influye en la dinámica, en la productividad y en la diversidad que soporta la zona de
transición acuática-terrestre.

La Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo, de 23 de octubre de 2000 establece un


marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas.

Mediante esta Directiva, la Unión Europea organiza la gestión del agua (superficiales,
continentales, de transición, aguas costeras y subterráneas) con el fin de prevenir y reducir su
contaminación, fomentar su uso sostenible, proteger el medio acuático, mejorar la situación de
los ecosistemas acuáticos y paliar los efectos de las inundaciones y de las sequías.

La DMA reconoce que únicamente conservando en buen estado el funcionamiento de los


ecosistemas acuáticos se conseguirá garantizar que se siga proporcionando suficiente agua,
en términos de cantidad y calidad, para satisfacer nuestras necesidades “razonables” de agua
en el medio y largo plazo.

La Directiva está construida alrededor de tres ejes fundamentales:

• Sostenibilidad ambiental: estableciendo la conservación y recuperación del buen estado


ecológico de las masas de agua y buen estado cuantitativo y químico para aguas
subterráneas como objetivo principal de la planificación y la gestión del agua.
• Racionalidad económica (principio de eficacia): reconociendo la necesidad de
recuperar los costes de los servicios relacionados con el agua en base a la aplicación del
principio de “quien contamina, paga” y reconociendo que el precio del agua es un
instrumento útil para racionalizar los usos del agua.
• Transparencia y participación social: exigiendo la participación de todas las partes
interesadas y del público en general en los procesos de toma de decisiones.

La DMA establece un nuevo orden de prioridades en materia de aguas a nivel europeo.

Con el objetivo de garantizar la disponibilidad de agua de calidad en el futuro, supedita la


satisfacción de las demandas a los objetivos de conservación del buen estado ecológico.

En España la política de aguas había sido diseñada para incrementar la disponibilidad y


utilización del recurso, y no para gestionarlo con criterios de sostenibilidad, racionalidad
económica, transparencia y participación social.

Se trata de un proceso que debería estar orientado hacia la gestión adaptativa y caracterizado
por la rigurosidad analítica, la racionalidad económica (en sentido amplio), y la transparencia y
participación pública.

La DMA establecía un claro calendario, según el cual los planes de cuenca deberían haber sido
aprobados en diciembre de 2009.

De esta manera los programas de medidas serían implementados a partir de ese momento y
se pudiese avanzar hacia el objetivo de alcanzar el buen estado ecológico de nuestros ríos,
acuíferos y masas costeras antes del 2015.

En España los conflictos interterritoriales sobre la gestión de cuencas compartidas entre


distintas comunidades autónomas han dificultado enormemente el proceso.
Los plazos no se han cumplido como en otros países de la Unión Europea.

En la actualidad únicamente se han aprobado cuatro Planes de Gestión de cuenca: el plan de


la Demarcación Hidrográfica de las Cuencas Internas de Cataluña (BOE septiembre de 2011) y
los planes de Galicia Costa y los de las tres demarcaciones internas andaluzas (Guadalete y
Barbate; Tinto Odiel y Piedras; y Cuencas Mediterráneas Andaluzas) (BOE septiembre de
2012).

Los planes de las demarcaciones del Duero, Guadalquivir, Guadiana, Miño-Sil y Cantábrico
han finalizado el proceso de consulta pública y están pendientes de aprobación definitiva.

De los planes restantes el plan de Baleares está en revisión, el del Ebro está en período de
consulta pública, y los planes del Tajo, Júcar y Segura están todavía pendientes de
publicación.
Como consecuencia de estos retrasos, España está entre los únicos 4 países de los 27 de la
Unión Europea que no ha sido capaz de cumplir con el calendario establecido por la DMA (los
otros son Grecia, Portugal y Bélgica).

La Comisión Europea ha abierto varios procedimientos de infracción contra España por


incumplimiento de la DMA.

La DMA muestra el camino para realizar una política de gestión de agua en la que:

• Se mejore en la cooperación inter-administrativa tanto entre diferentes sectores de la


administración como entre diferentes niveles administrativos, con distintas competencias.
• Se fomente el trabajo interdisciplinar entre especialistas de diversas ramas del
conocimiento (ingenieros, biólogos, economistas, geógrafos, antropólogos, expertos en
educación ambiental, etc.).
• Se favorezca la integración de diversos actores e intereses en los procesos de toma de
decisiones (Participación Pública).
• La DMA ha favorecido que se avance en el conocimiento del estado de nuestros ríos,
humedales, y acuíferos; quizás no tanto en el de las aguas costeras y de transición.
• También ha mejorado la transparencia y el acceso a la información en materia de
planificación y gestión del agua, aunque menos de lo esperado.
• Lo que falta es que la participación pública sea introducida de una forma más participativa
en el resultado final de la planificación.

El texto legal de la DMA empieza diciendo "El agua no es un bien comercial como los demás,
sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal“.

Todavía nos queda camino para conseguir que este principio rector dirija realmente la política y
la gestión de aguas.

La Directiva Marco del Agua es el principal instrumento para la conservación de los


ecosistemas acuáticos.

La Directiva establece un vínculo claro y directo con el resto de directivas europeas que tengan
por objeto la protección de aguas superficiales o subterráneas o la conservación de los hábitats
y las especies relacionadas con este recurso.

(Red Natura 2000, designada para la protección de hábitats y especies).

En las masas de agua que se encuentran en espacios protegidos de la Red Natura 2000 que
dependen del agua se ha de determinar el objetivo más riguroso que favorezca la conservación
de dicho espacio.

Para ello será necesario el estudio de:

El objetivo de conservación de la Red Natura 2000. El Objetivo genérico de la DMA.


La DMA establece la necesidad de elaborar un plan de cuenca específico en cada una de las
Cuencas Hidrográficas.

Estos Planes Hidrológicos de Cuenca y los Planes de Gestión de Espacios Red Natura
2000 permiten el solapamiento de tareas (diagnósticos, objetivos, medidas y seguimiento) entre
la planificación y gestión de cuencas (DMA) y de espacios protegidos (bajo las Directivas de
Aves y Hábitats).

Ello ofrece la oportunidad de conseguir avances importantes en la conservación de los


espacios acuáticos de la Red Natura 2000.
Los embalses, sistemas generalmente artificiales ampliamente distribuidos en el planeta,
representa un sistema mixto entre los sistemas fluviales y lacustres (lagos).

Se crean principalmente a partir de la construcción de una presa dentro de un punto de un


curso fluvial, su principal función sería la de almacenar agua.

Los embalses como ecosistemas tienen una parte que funciona como un río en la zona de cola
y otra que lo hace como un lago en la zona de la presa.

Los embalses retienen gran cantidad de agua, como los lagos, y en ellos el agua circula a
velocidad reducida. La velocidad del flujo va disminuyendo a medida que aumenta la sección
debido a la elevación del nivel de agua en el río.
Este flujo lento favorece los procesos de sedimentación de los materiales en suspensión que
transporta el curso fluvial, aumenta la superficie libre de la lámina de agua y aumenta la
profundidad de la masa de agua.

Estos cambios tan importantes y radicales dentro de un río provocan profundas modificaciones
en las relaciones de las especies que habitan este curso fluvial, además de la redistribución de
estas dentro del ecosistema.

Los embalses generan ecosistemas con características propias dentro de los ecosistemas
fluviales.

Las características de cada embalse concreto serán las que lo acerquen más a modelos de
comportamiento de río o de lago, ya que son sistemas intermedios entre ambos.

Otros aspectos a destacar son:

• La morfología de su cubeta es marcadamente asimétrica.


• Los tiempos de renovación del agua son en general breves en comparación a los lagos.
• Las fluctuaciones de nivel son amplias e independientes del régimen natural del río.
• La salida de aguas río abajo es casi siempre desde el fondo del embalse, aunque también
se producen vertidos por sus aliviaderos.

La creación de embalses ha sido utilizada para dotar reservas de agua que permitan el
abastecimiento. Esta disponibilidad de agua adecuada para el abastecimiento empieza a ser
cada vez menor.

A la vista de este hecho se hace necesario conocer los fenómenos que se desarrollan en los
embalses y que tienen relación con la calidad del agua. Esto queda patente en el marco
establecido por la DMA. Para ello es necesario conocer los grupos interdisciplinares de
técnicos que trabajen e investiguen conjuntamente.

Existen una serie de factores físicos y químicos que influyen en la dinámica de los ecosistemas
de los embalses. Entre ellos se pueden encontrar:

Físicos

- Temperatura, luz, turbidez.

Químicos

- Gases disueltos, concentración de sales, pH.

La energía solar que llega a la superficie de los lagos origina el calentamiento de las masas de
agua.

Si el agua tiene poco movimiento las capas superiores se calientan más que las capas de agua
profunda. Ello causa una diferencia de temperatura a medida que aumenta la profundidad. Este
factor influye en la densidad, viscosidad y movimiento del agua.

La temperatura juega un papel importante en la distribución, periodicidad y reproducción de los


organismos.

La luz tiene gran importancia por el proceso fotosintético. Sin luz no hay plantas.
En el agua, la luz se va extinguiendo a medida que aumenta la profundidad, las sustancias en
disolución y el material que está en suspensión.

Los lagos con pocos sedimentos tienen aguas transparentes que dejan penetrar
profundamente la luz.

La turbidez es la medida del grado en el cual el agua pierde su transparencia debido a la


presencia de partículas en suspensión.

Cuando hay muchos materiales en suspensión, la penetración de la luz será menor. Este
hecho puede constituir un factor limitante para el desarrollo de los organismos vivos.

El oxígeno y el anhídrido carbónico disueltos en el agua son los dos gases de mayor
importancia.

Tanto la concentración de oxígeno como la del anhídrido carbónico constituyen con frecuencia
factores limitantes.

El oxígeno disuelto en el agua proviene de la fotosíntesis que realizan los vegetales con
clorofila. Como esta actividad fotosintética es mayor en las capas superiores bien iluminadas,
su concentración será mayor a este nivel. En los niveles próximos al fondo, su concentración
es mínima.

El anhídrido carbónico (CO2 ) es un gas que se combina con el agua para formar ácido
carbónico. Proviene de la atmósfera y de la actividad respiratoria de los organismos.

Su concentración en el agua es variable; cuando es alta, puede constituir un factor limitante


para los animales, ya que en estos casos suele ir asociado a concentraciones bajas de
oxígeno.

El CO2 interviene en la formación de los esqueletos, carapachos y conchas de muchos


Invertebrados.

En las aguas dulces las sales minerales más abundantes son los carbonatos, los sulfatos y los
cloruros. Los cationes de mayor importancia son el calcio (64%), el magnesio (17%), el sodio
(16%) y el potasio (3%).

La concentración de sales minerales en las aguas dulces, tienen relación con los procesos de
osmorregulación de los seres vivos. Estos, presentan en mecanismos de regulación de la
presión osmótica, lo cual les permite subsistir en medios de diferente concentración a la del
medio interno.

La calidad del agua en España varía mucho entre comunidades autónomas, y en algunas
provincias dentro de la misma comunidad; la calidad sanitaria del agua de consumo en España
en el año 2.009 fue apta para el consumo en el 99,6% de los boletines de análisis oficiales
notificados en SINAC, 0,5 puntos más que en el 2.008.

Por lo general el agua es de buena calidad, pero el nivel de dureza del agua sí que varía
mucho.
La Dureza del agua es la concentración de compuestos minerales que hay en una determinada
cantidad de agua, en referencia a la suma de sales de magnesio y el calcio que lleva (por ser
las más comunes).

La dureza del agua se clasifica:

Aguas blandas - Concentración de menos de 50 mg/l de carbonato cálcico o 5 grados


franceses.

Aguas ligeramente duras (media) - Concentración de entre 50-100 mg/l de carbonato cálcico,
entre 5 y 10 grados franceses.

Aguas duras - Concentración entre 100 y 200 mg/l de carbonato cálcico, entre 10 y 20 grados
franceses.

Aguas muy duras - Concentración de más de 200 mg/l de carbonato cálcico, más de 20 grados
franceses.

La dureza del agua también se puede expresar en grados franceses (°fH) o en grados
alemanes (°dH). La equivalencia entre estas unidades y la dureza expresada en mg/l de
carbonato cálcico es la siguiente:

1 °fH = 10 mg CaCO3/l

1 °dH = 17,8 mg CaCO3/l

El pH caracteriza si el agua es ácida, básica o neutra. El pH se expresa en la práctica como


una escala que va de 1 a 14.

Si el pH de una solución o del suelo es 7, existe un equilibrio entre los iones; por tanto este
valor constituye el punto neutro, el cual corresponde al agua pura (agua destilada).

Por debajo de este valor, el pH es ácido y lo será tanto más, cuanto más se aproxime a 0. Por
encima del punto neutro (7), los valores expresan alcalinidad y ésta será más alta cuanto más
se aproxime a 14.

Hay organismos que viven en aguas con un pH ácido; otros viven en medios acuáticos
alcalinos.

La planta Typha angustifolia (enea) vive en aguas con un pH de 8.4 a 9. Los hongos, y otros
organismos, viven en medios ácidos.

Las aguas dulces tienen el pH ≈ 6.5 - 8.7.


A través de la superficie del agua de los embalses se produce un flujo térmico, en uno u otro
sentido, que se invierte en modificar la temperatura de la masa de agua además de
almacenarse en forma de energía química como consecuencia de la fotosíntesis.

Como consecuencia de la radiación solar se produce un calentamiento de la masa de agua


durante el día y un enfriamiento durante la noche.

Así, las masas de agua de los embalses estarán sometidas a unas ganancias netas de calor
durante el verano y unas pérdidas netas en invierno.

Las alternancias térmicas diarias y estacionales, si las características topográficas y la


profundidad son adecuadas, logran impedir que el embalse alcance una uniformidad en las
temperaturas de sus diferentes profundidades.

En los embalses que superen los 5 a 10 m de profundidad, se establecerá un gradiente térmico


vertical, de modo que la temperatura va variando con la profundidad de forma gradual hasta
alcanzar una zona determinada en la cual se acentúa claramente el gradiente, para a
continuación seguir variando de nuevo lentamente.

La zona en la que el gradiente es fuerte se denomina “termoclina”, llamándose “hipolimnion” la


masa de agua situada por debajo de la termoclina y “epilimnion” la situada por encima.

Metalimnio. Zona media. Coincidente con la termoclina.

La profundidad y el espesor de la termoclina dependen de la radiación, el viento y las


dimensiones del embalse. Puede oscilar entre los 5 y los 25 metros.
La importancia de esta capa es grande, ya que aísla dos volúmenes de agua. En su plano hay
difusibilidad horizontal, pero no hay mezcla alguna en la vertical.

Aunque las termoclinas pueden, en pequeñas variaciones, durar meses, se destruyen en una
semana.

Diariamente el calentamiento solar crea una leve termoclina que desaparece al ir


desplazándose hasta el fondo.

El efecto de la termoclina más destacado es el aislamiento de la masa de agua de hipolimnion


en el fondo del lago, que en las ocasiones en que la cantidad de materia orgánica es elevada,
puede, al descomponerse ésta en el fondo, reducir a límites peligrosos para la vida acuática el
contenido de oxígeno disuelto.

Existen diferencias entre los lagos someros y profundos:

En los lagos profundos los nutrientes y la materia procedente de la parte superior, o liberados
desde el sedimento, se retienen en la parte inferior hasta que se produce la mezcla de las
diferentes capas de agua.

En los lagos someros no existe esta estratificación, y la masa de agua tiende a estar
completamente mezclada como consecuencia del efecto del viento.

Atendiendo a la estratificación y a la mezcla de las masas de agua de agua hipolimnion y


epilimnion, cuando se rompe la termoclina, los embalses pueden clasificarse atendiendo a una
clasificación propuesta por Hutchinson y Löffler en 1956. De esta forma se podrían encontrar
los siguientes tipos de lagos según la intensidad de la mezcla:

• Amicticos → Son los embalses en los que nunca se produce mezcla entre hipolimnion y
epilimnion porque están siempre cubiertos de hielo.
• Holomicticos → En ellos el agua del fondo y de la superficie se mezcla alguna vez a lo
largo del año, mezcla completa de toda el agua.

• Meromícticos → Son embalses donde la circulación de los períodos de mezcla nunca es


completa, sino que afecta sólo a una zona superior llamada “mixolimnion”, quedando
aislado siempre en el fondo un cierto volumen que se denomina “monimolimnion”.
Esta separación entre ambos niveles es posible por la existencia de un fuerte gradiente
salino denominado “quimioclina”.

Este efecto puede producirse por diferentes causas: por el aporte al embalse de un caudal
de agua salina, por la existencia de manantiales de agua salina en el fondo o por la
liberación de sales en la descomposición de los sedimentos o de la materia orgánica.

Según el número de veces que se desarrolla el ciclo de mezcla se pueden clasificar en:

• Oligomícticos, son los embalses tropicales con temperaturas muy superiores a los 4º C.
Aun cuando tienen un escaso gradiente la estratificación es muy estable y presentan
irregularidades y escasos periodos de mezcla.
• Polimícticos, son embalses de gran superficie y profundidad media. Se localizan en zonas
ecuatoriales con escasa variación anual de temperaturas. El calor diurno y la pérdida de
temperatura nocturna pueden producir la mezcla completa cada día.
En los embalses quedan aislados determinados volúmenes de agua en las zonas más
profundas. Esto provoca que se produzca una compartimentación de la masa de agua.

Por causa de la actividad biológica desarrollada o de la diferencia de flujo de entrada en cada


uno de los volúmenes se pueden llegar a formar dos sistemas claramente diferenciados dentro
de los embalses.

Esto puede producirse en el plazo de varios días o de meses.

La actividad biológica en el medio acuático tiene un condicionante básico: la disponibilidad de


oxígeno.

En un embalse la parte superficial es la encargada de realizar la producción fotosintética y de


abastecer de oxígeno al agua, se la llama la zona “trofogénica”.

El sustrato inferior es el que produce la descomposición de la materia orgánica y en él


predominan los procesos en los que impera el consumo de oxígeno; es la llamada zona
“trofolítica” y es más o menos afótica.

La diferencia ente la producción de oxígeno en la zona trofogénica y el consumo en la zona


trofolítica nos da el balance de oxígeno.

Si el oxígeno no se distribuye de forma uniforme en toda la masa de agua, pueden aparecer


zonas deficitarias y condiciones locales de anoxia.

La superposición de la estratificación térmica y el consiguiente aislamiento del hipolimnion con


la zonificación fótica da como resultado la existencia de una zona profunda de gran consumo
de oxígeno.

Sin posibilidad de oxigenarse adecuadamente con la producción de oxígeno de la zona


trofogénica del epilimnion.

La cantidad de oxígeno disuelto en el agua al inicio del proceso de estratificación, la duración


de este y el grado de actividad biológica de la masa de agua, determinarán si se llega a
producir o no la condición de anoxia y sus consiguientes efectos.

El flujo de nutrientes, junto con la forma y topografía del fondo de los embalses y las
características climáticas, es uno de los factores que regulan la producción de biomasa en los
ecosistemas acuáticos y que, por tanto, determinan las condiciones de eutrofización.

Eutrofización → Enriquecimiento de un ecosistema con nutrientes a un ritmo tal que no puede


ser compensado por sus formas de eliminación natural.

Todos los lagos, naturales o artificiales, están condenados a ser colmados por los sedimentos
que el agua aporta de manera sistemática. El lago acabará transformándose en una superficie
encharcada que dará paso a un margal y después a un bosque.
En esas condiciones de estabilidad ecosistémica los sedimentos en los lagos a los que vierten
las cuencas hidrográficas representan apenas una capa de un milímetro de espesor al año. Se
tardarían 1000 años en alcanzar un metro de espesor.

En los embalses, sistemas artificiales, la velocidad de sedimentación es muy superior. Además,


la tendencia es a incrementar esta velocidad debido a la actividad humana en las cuencas de
aportación, a consecuencia de explotaciones forestales o agrícolas.

Embalses asociados a la construcción de presas han sido colmatados en pocas decenas de


años. En general ninguna de estas obras tendrá una vida superior a un siglo.

Vamos a centrar la atención en las sustancias disueltas que los ríos aportan a los embalses,
aquellas sustancias utilizadas por las especies de fitoplancton para crear la materia orgánica,
introducida posteriormente a las redes tróficas.

Las principales sustancias disueltas que se pueden encontrar son:

• Nitratos (NO-3).
• Fosfatos (PO4 -3).
• Sulfatos (SO4 -2).
• Carbonatos (CO3 −2).
• Cationes de Ca, Mg, Na, K o Fe.

De todas estas sustancias hay algunas que son un factor limitante en el desarrollo de especies
productoras como las algas.

Entre estas sustancias limitantes se encuentran el fósforo, el nitrógeno y el carbono.

Generalmente el fósforo es el factor más limitante y el que marca la cantidad de algas que se
podrán encontrar en el embalse.

El aumento de nutrientes, especialmente el incremento de fósforo o nitrógeno, puede producir


un fenómeno conocido como contaminación cultural o “eutrofización”. Este proceso de
eutrofización puede resumirse:

1. La entrada en el embalse de abundantes nutrientes produce una explosión en la población


de algas.

2. Como consecuencia, aumenta la producción de materia orgánica planctónica, sin que la


producción de oxígeno por el fitoplacton se incorpore en la misma medida al agua, al formarse
en superficie y escapar a la atmósfera.

3. Los cuerpos de los organismos que van muriendo, van aumentando también en forma
exponencial, al tener ciclos vitales muy cortos y van descendiendo al fondo.

4. La descomposición de esta materia orgánica va consumiendo el oxígeno disuelto en el agua,


y su descenso va acompañado de la desaparición de las especies superiores en orden a su
capacidad para soportar la falta de oxígeno, lo que introduce más materia orgánica en el
proceso.

5. Al faltar o desaparecer totalmente el oxígeno en el agua, comienza la fermentación


anaerobia, dando lugar a desprendimientos de sulfhídrico (H2S) y metano (CH4). De esta
forma se puede producir la muerte de todo el anterior ecosistema.

Dependiendo de las condiciones iniciales y de la duración de las alteraciones, el proceso se


detendrá en un punto intermedio, o por el contrario, llegará hasta el final con la destrucción del
ecosistema.

Atendiendo al grado de eutrofia, los embalses pueden clasificarse en: “oligotróficos”,


“mesotróficos” y “eutróficos”.

Los lagos oligotróficos suelen tener un bajo contenido de nutrientes, una gran profundidad, un
crecimiento de algas escaso, pero repartido en toda la masa de agua, y un alto contenido de
oxígeno disuelto.

En el extremo opuesto están los eutróficos, con un alto contenido de nutrientes, un gran
crecimiento de algas concentrado en la superficie, unas profundidades no superiores a los 15
metros, una gran turbiedad y un contenido escaso de oxígeno disuelto.

En posición intermedia entre ambos se encuentran los lagos o embalses mesotróficos.

En cada uno de estos tipos de embalses las comunidades que se desarrollan son claramente
diferentes.
El suministro de nutrientes a una masa de agua está directamente relacionado con la
producción que realiza el fitoplancton. Pero además de esta relación existen otros muchos
factores que determinan y regulan esta producción:

• La actividad del zooplancton y los peces.


• La profundidad del embalse.
• La temperatura.
• La cantidad de luz disponible.
• Las salidas de nutrientes del embalse.
• La entrada o salida de sedimentos.
• Etc.

Estas algas microscópicas de las masas de agua de los embalses son las que regulan la
respiración y la biomasa total de estos ecosistemas.

Los principales efectos negativos y positivos que habitualmente aparecen en los estudios de
impacto ambiental sobre la construcción de grandes presas y embalses son la consecuencia
de:

• El cambio de organización que experimenta el ecosistema fluvial (paso a unas condiciones


lacustres, interrupción del continuo fluvial y modificación del régimen de caudales).
• Las características del embalse.
• La explotación que se haga de ese embalse.

Entre los principales efectos negativos que pueden presentar las presas, los embalses y sus
sistemas de explotación, a los ecosistemas acuáticos donde se construyen, se encontrarían los
siguientes:

a) Presas →
Actúan como una verdadera barrera física para el agua, sus arrastres y toda la
biocenosis fluvial.
Generan un conjunto variable de infraestructuras complementarias (carreteras,
caminos, canales, tendidos eléctricos, edificaciones, etc.) con grandes efectos nocivos
sobre la fauna.
Reducen drásticamente los caudales máximos aguas abajo.
Favorecen la retención de sedimentos

b) Embalses →
Inundan el cauce y los valles, afectando al territorio, a los ecosistemas fluviales, a sus
redes ecológicas y a las redes de comunicaciones e infraestructuras antrópicas.
Producen un efecto barrera sobre algunas especies de la fauna terrestre del territorio
circundante.
Facilitan la accesibilidad por el embalse a zonas antes aisladas.
Elevan la temperatura del agua, producen una estratificación térmica, aumentan la
evaporación y reducen la eficacia de oxigenación, respecto al río natural.
Incrementan, en ocasiones, el efecto de barrera física (para el río y toda la biocenosis
fluvial) de la presa.
Facilitan las condiciones para que se desarrollen procesos de eutrofización.

• Frecuentes oscilaciones en el nivel de las aguas incompatibles con el asentamiento de una


vegetación riparia y de su fauna asociada.
• Régimen de caudales, aguas debajo de la presa, muy diferente del natural.
• Una reducción del volumen y de la calidad del agua circulante aguas abajo.

En España, los aspectos que más consecuencias ecológicas negativas producen y más
posibilidades de gestión admiten en los embalses ya construidos son:

- El control del estado trófico de los embalses.

- La gestión de los sedimentos retenidos.

- La aplicación de un régimen de caudales ambientales adecuado.

A estos aspectos cabría añadir uno más, socialmente aceptado pero ecológicamente grave,
como es la introducción de especies exóticas que pueden ocasionar la desaparición de
especies autóctonas de los ecosistemas.

Entre los efectos positivos de los embalses la mayoría están relacionados con su
aprovechamiento para el uso humano, entre ellos se encuentran:

• Regulación de avenidas.
• Abastecimiento de ciudades e industrias.
• Riegos y producción de energía hidroeléctrica.
• Uso recreativo.

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