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¿Qué es la hidrósfera?

En el ámbito de las Ciencias de la Tierra, se conoce como hidrósfera al sistema de


depósitos y circulaciones del agua que hay sobre la superficie sólida del planeta, y
que incluye a océanos, mares, lagos, ríos, aguas subterráneas, hielo y nieve.

La Tierra es el único planeta del Sistema Solar que presenta depósitos de agua


líquida, lo cual la hace idónea para la vida tal y como la conocemos. El agua cubre
aproximadamente dos tercios de la superficie del planeta terrestre, para un total
de más o menos 1400 trillones de litros, distribuidos en diversos peldaños de la
siguiente manera:

 Océanos. Unos 1.370.323.000 km3 equivalentes a un 93,96%


 Aguas subterráneas. De 60.000.000 a 4.000.000 km3 para un 4,12%
 Aguas interiores y glaciares. 24.000.000 km3 para un 1,65%
 Embalses y lagos. de 280.000 a 5.000 km3 para un 0,019%
 Humedad de los suelos. 85.000 km3 para 0,006%
 Humedad atmosférica. 14.000 km3 para 0,001%
 Agua de los ríos. 1.200 km3 para 0,0001%

La hidrósfera se halla en constante movimiento e intercambio de fluidos a medida


que se cumple el ciclo hídrico o ciclo del agua, en el que este líquido se evapora,
precipita y congela cíclicamente, dependiendo de las condiciones de presión y
temperatura de las distintas regiones. Este ciclo es indispensable para la vida en el
planeta: la precipitación humedece los suelos y alimenta los ríos montañosos,
mientras la evaporación mantiene el aire húmedo y elimina el exceso de agua,
perpetuando el ciclo.
Aguas continentales

Las aguas continentales son todas aquellas masas de agua en estado líquido que
se encuentran en las regiones continentales del planeta. Generalmente, las aguas
continentales están constituidas por agua dulce y su presencia en la biosfera es
constante.

Características:

• Los cuerpos de agua dulce que constituyen las aguas continentales suelen
ubicarse en regiones alejadas de las zonas costeras, dando lugar a formaciones
interiores de agua.

• La presencia de dichas aguas está condicionada a las propiedades y


condiciones de fenómenos como las inundaciones, las lluvias, nevadas y desborde
de ríos o subidas del nivel del mar; ya que estos fenómenos son los responsables
de suministrar a las aguas continentales un volumen determinado de agua.

• Las aguas continentales pueden existir de forma permanente, estacional o


incluso intermitente.

• En numerosas ocasiones, las aguas continentales sufren contaminación, bien


de forma natural (mediante fenómenos como la eutrofización o súper acumulación
de nutrientes y organismos); o por el contrario de forma antrópica, debido al vertido
tanto de aguas residuales contaminadas como de aguas con sustancias tóxicas de
origen industrial, minero o agrícola, en los que se depositan fertilizantes químicos y
productos fitosanitarios muy contaminantes
Aguas oceánicas

Las aguas oceánicas son uno de los componentes biológicos más importantes y
destacados del planeta Tierra desde su formación hace millones de años. En la
actualidad se corresponden con las masas de agua de mayor volumen del planeta, y
están formadas por las aguas de los cinco grandes océanos que la constituyen: el
océano Pacífico (188 millones de km 2 de superficie), el Atlántico (superficie de 94
millones de km2), el Índico (superficie de 74 millones de km 2), el Antártico (20
millones de km2 de superficie) y el océano Ártico (14 millones de km 2 de superficie).

Características:

 Profundidad media de unos 3.900 metros, dependiendo del relieve


oceánico que defina a la zona.

 Temperaturas que oscilan entre los 12 y 30 ºC en las capas superficiales


de aguas templadas, y entre los 6 y -1ºC por debajo de dicha capa.

 La salinidad de los océanos, representada por la cantidad de cloruro


sódico disuelto en el agua, constituye el 90% de los componentes
químicos que aparecen disueltos en las aguas oceánicas. Dicha
composición química la complementan algunos elementos como
magnesio, azufre, potasio y calcio.

 Directamente relacionada con su salinidad, la densidad de las aguas


oceánicas es mayor que la de las aguas dulces, llegando a alcanzar
densidades de más de 1.000 kilogramos por m3. Esta elevada densidad
característica de las aguas oceánicas se puede apreciar fácilmente con la
habilidad de materiales y organismos para flotar en estas aguas densas y
salinas.

 Las aguas oceánicas presentan un característico color azul, debido, entre


otras razones, a la absorción de fotones del espectro de luz roja que las
moléculas de agua llevan a cabo al recibir los rayos solares incidentes, la
cual reflejan en tonalidades azules.
Propiedades:

Propiedades químicas:

 Salinidad: Es la concentración total de iones de Cl - y Na+ disueltos, presentes


en el agua. Entre más cerca del ecuador más saladas, entre más cerca de
los polos menos saladas.
 pH: Es la relación entre la concentración de hidrógenos y oxidrilos,
determinando la alcalinidad o acidez del agua, su valor se encuentra entre
7.5 – 8.4, lo cual indica que el agua de mar es ligeramente alcalina; si la
temperatura aumenta el pH disminuye, su variación está en función de la
temperatura, presión, profundidad y actividad de los organismos.

Propiedades físicas:

 Color. El agua de los océanos es incolora, pero regularmente se aprecia de


color azul, aunque en algunos mares pueden adquirir tonalidades verdosas o
castañas. El color es el azul la luz con menor absorción. Las tonalidades
verdosas se deben a la presencia de microalgas verdes y las castañas se
originan por grandes cantidades de sedimentos en suspensión. Las aguas
rojas se deben a la proliferación de microalgas que son tóxicas.

 Temperatura. El agua oceánica es capaz de absorber gran cantidad de calor,


es decir tiene una capacidad calorífica alta. Sin embargo, la emisión del calor
la realiza lentamente y por tanto la masa de agua oceánica juegue un papel
relevante en la regulación de la temperatura terrestre. Por otra parte, la
temperatura del agua oceánica varía con la latitud y la profundidad y es
afectada por los vientos. En el Ártico la temperatura del agua varía desde 10
°C en verano hasta -50 °C en invierno, con una capa de hielo flotante. En el
caso del océano Pacífico a la altura de la línea ecuatorial, las temperaturas
pueden llegar hasta los 29 °C. Un factor determinante en la temperatura de
los océanos, lo constituyen las corrientes marinas, las cuales son una
especie de ríos dentro del mismo mar, es decir, grandes volúmenes de agua
que se desplazan en el océano siguiendo rutas cíclicas de manera constante.
 Densidad. Debido al alto contenido de sales disueltas la densidad de las
aguas oceánicas supera a la densidad del agua pura en un 2,7%. Esto hace
que sea más fácil que un objeto flote en el océano en comparación con un río
o lago de agua dulce.

 Oxigenación. En las aguas oceánicas se produce aproximadamente 50% del


oxígeno terrestre, pero algunos estudios indican que han perdido cerca del
2% del oxígeno disuelto en los últimos 50 años. El aumento de la temperatura
global promedio incrementa el calentamiento de las aguas oceánicas y
disminuye el oxígeno disuelto que va hacia aguas profundas más frías.

 Movimiento. Las aguas oceánicas están en constante movimiento tanto


horizontal como vertical, bien sea en su superficie como también en las
profundidades. Esta circulación de las aguas oceánicas a nivel planetario es
un factor importante para la regulación climática.

Importancia y la relación que tienen las aguas oceánicas con el


clima y la forma en que se altera el equilibrio establecido

El océano está estrechamente vinculado con la


atmósfera. Por tanto, si queremos pronosticar las
condiciones meteorológicas y climáticas, primero
tenemos que comprender su comportamiento. El
océano absorbe la mayor parte de la radiación
solar que llega a la Tierra. Puesto que el ecuador
recibe mucha más energía del Sol que los polos,
se forman enormes corrientes oceánicas
horizontales y verticales que distribuyen ese calor
por todo el planeta. Algunas de esas corrientes transportan el calor a lo largo de
miles de kilómetros antes de liberar gran parte de él de vuelta a la atmósfera.

El océano se calienta y se enfría más lentamente que la atmósfera y, en


consecuencia, el tiempo costero tiende a ser más moderado que el continental y
suele presentar menos episodios extremos de calor y frío. La evaporación del
océano, en particular en los trópicos, es el origen de la mayoría de las nubes de
lluvia, y ello influye en la ubicación de las regiones húmedas y secas en tierra firme.
La enorme cantidad de energía captada por el océano genera las tormentas y los
fenómenos extremos más poderosos y destructivos del mundo, como los ciclones,
tanto tropicales como extratropicales.

El océano almacena más del 90 % del calor adicional atrapado en la Tierra como
consecuencia de las emisiones de carbono generadas por la actividad humana: solo
un 2,3 % calienta la atmósfera, mientras que el resto derrite la nieve y el hielo y
calienta la tierra. Así pues, el océano ralentiza el calentamiento de la atmósfera. Sin
embargo, esto no significa que podamos permanecer de brazos cruzados, porque el
calentamiento del océano simplemente demora el impacto total del cambio climático.
El exceso de calor contribuye a la subida del nivel del mar como consecuencia de la
expansión térmica del agua, propicia la aparición de zonas anóxicas (sin oxígeno)
en el océano, acelera la fusión de los hielos marinos, favorece el desarrollo de olas
de calor marinas, agrava la decoloración coralina y degrada parajes oceánicos hasta
convertirlos en entornos inhóspitos para la vida marina. Inexorablemente, gran parte
del calor recién absorbido por el océano fluirá hacia la atmósfera a lo largo de los
próximos siglos.

Los pronosticadores meteorológicos conjugan las observaciones oceánicas y sus


conocimientos sobre el modo en que las interacciones entre océano y atmósfera
conforman el tiempo y las condiciones climáticas y oceánicas estacionales y a largo
plazo con observaciones de la temperatura (atmosférica y de la superficie del mar),
la presión atmosférica, el viento, las olas, la precipitación y otras variables. La
combinación de todos esos conjuntos de datos constituye una fuente de información
clave que alimenta los modelos acoplados de predicción numérica del tiempo y
predicción climática. Por tanto, las observaciones, la investigación y los servicios
oceánicos revisten gran interés para la comunidad de la Organización Meteorológica
Mundial (OMM).
Fenómenos meteorológicos

 Las precipitaciones. Es decir, la lluvia, la llovizna y, dependiendo de las


condiciones de presión y temperatura que haya en las regiones atmosféricas
cercanas a la superficie terrestre, también el granizo y la nieve, pues son
formas sólidas o semi sólidas del agua.

 Los huracanes. Este temible fenómeno atmosférico se debe al encuentro y


contraposición de vientos fríos y calientes que, girando en torno a un eje
común, quedan atrapados y generan una pérdida de presión. En principio,
estos fenómenos típicamente tropicales y del Océano Atlántico son llamados
“Depresiones tropicales”, y a medida que absorben materia y energía,
agrandándose, pasan a ser “Tormentas tropicales” y finalmente “Huracanes”.
Se caracterizan por grandes precipitaciones, vientos de mucha fuerza y
velocidad, y descensos rápidos de la temperatura.

 Las auroras. Tanto en el hemisferio norte (aurora boreal) como en el sur


(aurora austral), estos fenómenos visuales se deben al impacto de partículas
solares emitidas al espacio (viento solar) con la magnetósfera terrestre,
produciendo en las regiones cercanas a los polos del planeta un espectáculo
visual de colores, luces y formas aparentes en el cielo.

 Los tornados. Un tornado es una columna de aire en vórtice que está en


contacto con la superficie terrestre y con una nube cúmulo nimbo, rotando
sobre su eje con una velocidad angular sumamente alta. Se trata del
fenómeno ciclónico de mayor densidad energética del planeta, y suelen tener
forma de embudo o de cono invertido, siendo capaces de arrastrar y arrojar a
su paso diversos materiales y seres vivos.

 El arcoíris. Los arcoíris son fenómenos ópticos muy conocidos, que surcan
el cielo luego de (o durante) una lluvia ligera o alguna otra situación
semejante de humedad atmosférica. En estos casos, la luz solar atraviesa las
gotas de lluvia como lo haría con un prisma, descomponiéndose en todos los
colores que componen el espectro de la luz visible.
Contaminación de cuerpos de agua

La contaminación del agua o contaminación hídrica tiene lugar cuando en los


cuerpos de agua naturales (lagos, ríos, mares, etc.) tienen presencia diversos
tipos de sustancias químicas ajenas a su composición original, que modifican
sus propiedades haciéndola insalubre, dañina para la vida, y por lo tanto inútil para
la pesca, agricultura, recreación y consumo humano.

Los principales contaminantes del agua son:

 Aguas residuales. Producto del consumo urbano (aguas cloacales), de


procesos industriales o de otros usos humanos cotidianos.
 Basura y desechos sólidos. Como materiales de desecho, metales,
plásticos, vidrios, objetos que caen de los barcos, etc.
 Productos químicos y agrotóxicos. Los químicos empleados para la
industria agrícola, para tratar los suelos o para otros usos puntuales, a
menudo son lavados por la lluvia y se escurren hacia los mares o las aguas
subterráneas.
 Sedimentos y minerales. Como la ceniza volcánica, los sedimentos y
partículas del suelo o de construcciones, como el polvillo, cal, etc.
 Materiales radiactivos. Resultantes de plantas nucleares, son elementos
sumamente tóxicos que se almacenan en envases de plomo y a menudo se
arrojan al océano al no tener mejor sitio para disponerlos.

Las principales consecuencias de la contaminación del agua pueden ser:

 Desequilibrios biológicos. La presencia de ciertos químicos en el agua


pueden causar la proliferación anormal de ciertos microbios o algas, lo cual
desbalancea la cadena trófica y genera competencias anormales que, a la
larga, ocasionan la muerte excesiva de ciertas especies que van a
descomponerse añadiendo materia orgánica al agua.
 Alteraciones químicas. Los cambios en la química del agua pueden llegar
a extremos letales, en los que la fauna y flora locales se extingan o migren
hacia otras zonas, causando daños ecológicos severos.
 Impacto climático. Los cambios de temperatura, pH y otras propiedades del
agua consecuencia de sustancias añadidas o sólidos en suspensión inciden
en el comportamiento de las masas del líquido, disminuyendo su evaporación
y por lo tanto su precipitación y alterando el clima local.
 Contaminación de tierra y aire. La contaminación hídrica no se queda
sólo en el agua, sino que se esparce hacia la tierra y el aire, conforme al ciclo
hídrico, en un efecto dominó de consecuencias impredecibles.
Alteraciones de las aguas con las fases del ciclo hidrológico.

El ciclo del agua puede sufrir alteraciones tanto de la naturaleza como por parte del
hombre. Un efecto natural que afecta este ciclo es la erosión que contamina aguas
subterráneas, pero no en tal afecta en cantidad como la incontrolable tala de
bosques. Los principales ecosistemas y biotas terrestres, así como los seres
humanos, dependen del agua dulce, aquella cuyo contenido de sales es menor al
0,01%. El 97% del agua de la Tierra es salada y se encuentra en mares y océanos,
y del restante 3%, el 87% ésta concentrada en los casquetes polares y los glaciares,
es agua profunda inaccesible o se halla en la atmósfera, por lo que es solo
asequible el 0,4% del total. El suministro de agua ésta limitado por las cantidades de
agua que se mueven por el sistema natural. En las regiones muy lluviosas hay
bastante agua para la biota y los seres humanos, pero en las más secas y con más
poblaciones en aumento se incrementan los conflictos entre las necesidades de las
personas y las del ecosistema natural. Un futuro sostenible dependerá de que
aprendamos a administrar nuestros recursos hidráulicos. El agua dulce de la tierra
se reaprovisiona cuando el vapor de agua entra a la atmósfera por transpiración
vegetal y evaporación, libre de sales y otras impurezas que quedan abajo. Cuando
el agua vuelve al suelo, sigue varias vías, se abre paso por corrientes, arroyos, ríos
y lagos hasta los mares. En su camino, deslavan todo el tiempo sales de la Tierra
hacia lugares que la única salida del agua es por evaporación, de modo que las
sales se acumulan en esos lugares. Cuando la lluvia llega al suelo sigue una de dos
vías, penetra el suelo en un proceso de infiltración o se desliza por la superficie, en
un escurrimiento pluvial.

La pérdida de cobertura vegetal en selvas y bosques, a causa de la tala excesiva y


los incendios, ha provocado alteraciones en el ciclo del agua, pues al no existir
plantas el agua se pierde por escurrimiento, lo cual produce erosión y una
disminución en la filtración del líquido hacia el suelo. Por otra parte, sin vegetación
no se lleva a cabo la evapotranspiración, por lo tanto, se reduce la humedad en la
atmósfera y con ella las posibilidades de lluvia en esos lugares.

Por otro lado, las actividades industriales y el transporte emiten grandes cantidades
de gases que generan el efecto invernadero en la atmósfera. Se ha observado que
la acumulación de gases está relacionada con un aumento de temperatura en el
planeta que modifica la circulación del agua en los ecosistemas. Entre las
consecuencias que en un futuro pudiese traer este problema está el incremento en
la temperatura de los océanos, mares y otros cuerpos superficiales de agua; lo cual
disminuiría la solubilidad del oxígeno e incrementaría la degradación de materiales
orgánicos, afectando así el desarrollo de la mayor parte de los seres vivientes.

La combustión de gasolina y diésel genera, entre otras sustancias, óxidos de


nitrógeno y de azufre que al combinarse con el vapor de agua en la atmósfera
producen ácido nítrico y ácido sulfúrico respectivamente, mismos que al combinarse
con la precipitación pluvial, generan lo que se conoce como lluvia ácida.

Los efectos de la lluvia ácida se pueden observar en la degradación de monumentos


y edificios construidos con mármol y granito. Asimismo, afecta a plantas y animales,
pues altera las condiciones físico-químicas de los ecosistemas provocando en
ocasiones la muerte de los mismos.

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