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TEMA 6: RELACIÓN JURÍDICA,

DERECHOS SUBJETIVOS Y
AUTONOMÍA PRIVADA.
1. Límites temporales en el ejercicio de los derechos: prescripción extintiva y
caducidad.

● Prescripción extintiva y usucapión.

En el Código Civil la prescripción extintiva está regulada junto con la llamada


usucapión. El título XVIII del libro IV lleva por título la prescripción. En el
capítulo II se regula “la prescripción del dominio y demás derechos reales”,
llamada también prescripción adquisitiva o usucapión y en el capítulo III la
“prescripción de acciones”, conocida también como prescripción extintiva o
simplemente prescripción. En la usucapión el ejercicio continuado de un
derecho, como el derecho de propiedad, por una persona que no es el titular del
mismo, sin que sea inquietado por el dueño de la cosa durante el tiempo
señalado por la ley, determina la adquisición de ese derecho. La usucapión
constituye un modo de adquirir los derechos reales por la posesión pública
pacífica e ininterrumpida durante el tiempo fijado en la ley. A esta figura se
refiere el primer párrafo del art. 1930 CC.
Por el contrario, la prescripción extintiva es una causa de extinción de los
derechos reales y de crédito por la inactividad de su titular durante el tiempo
fijado en la ley. Es decir, la no reclamación de un derecho de crédito por el
acreedor durante un plazo de tiempo, sin que el deudor lleve a cabo conducta
alguna dirigida a su reconocimiento, puede producir la extinción del mismo a
través de la prescripción extintiva. Se encuentra recogida en el art. 1930.2 CC.

● Requisitos y fundamento de la prescripción extintiva.

1. Que el derecho tenga una naturaleza prescriptible. Algunos derechos son


imprescriptibles como los derechos de la personalidad y otros caducan.
2. Inactividad de su titular. La inactividad del deudor tiene que consistir en la
no realización aquellos actos que el legislador considera relevantes para
interrumpir la prescripción. Según el art. 1973 CC “La prescripción de las
acciones se interrumpirá por su ejercicio ante los Tribunales, por
reclamación extrajudicial del acreedor y por cualquier acto de
reconocimiento de la deuda por el deudor”.
3. El transcurso del tiempo señalado por la ley. Los plazos son distintos, en
función de los tipos de derechos que pueden quedar afectados por esta causa
de extinción.

La prescripción extintiva posee actualmente un fundamento objetivo según el


cual estamos ante una figura que es necesaria para la seguridad jurídica, se
considera que va en contra del interés general, la pretensión de resucitar
pretensiones antiguas, siendo preferente dar estabilidad a situaciones que se han
prolongado durante mucho tiempo.

● Funcionamiento de la prescripción extintiva.

Para que los Tribunales de Justicia declaren que el derecho ha quedado


extinguido como consecuencia de la prescripción es necesario que el demandado
alegue a través de la oportuna excepción, sin que el juez pueda apreciarla de
oficio. Por ello, si el demandado guarda silencio ante esa reclamación del
acreedor fuera de plazo, la demanda prosperará, aunque el derecho haya
prescrito puesto que el demandado no ha opuesto la prescripción en el momento
procesal oportuno.

● Objeto de la prescripción.

El art. 1930.2 del Código Civil señala que por la prescripción se extinguen los
derechos y acciones de cualquier clase que sean. Sin embargo, solo prescriben
los derechos que tienen una naturaleza patrimonial; es decir, los derechos reales
y de crédito. De dicha regla se exceptúa la obligación legal de alimentos entre
parientes (art. 142 CC) que no es susceptible de prescripción las pensiones
alimenticias atrasadas.
De acuerdo con lo dispuesto en el art. 1965 CC no prescriben entre coherederos,
condueños o propietarios de fincas colindantes, la acción para pedir la partición
de la herencia, la división de la cosa común o el deslinde de las propiedades
contiguas. Son imprescriptibles también las facultades que integran el derecho
subjetivo, ya que significan posibilidades de actuación concreta de éste, salvo
que se constituyan como derechos independientes. Los derechos de la
personalidad o los familiares por su carácter indisponibles no susceptibles de
prescripción. De igual modo, no prescriben las acciones que se refieren al estado
civil de las personas, como la acción para reclamar o impugnar la paternidad que
están sometidas a caducidad. Por último, son imprescriptibles las acciones
declarativas como la acción que declara la nulidad de un contrato, así como las
acciones para declarar la ineficacia del contrato están sometidas al plazo de
caducidad.

● Comienzo de prescripción.

Como regla general el tiempo para la prescripción de toda clase de acciones,


cuando no hay disposición especial que otra cosa determine, se contará desde el
día en que pudieron ejercitarse (art. 1969 CC).
Dos interrogantes suscita este precepto: en primer lugar, cuándo cabe entender
que pudo ejercitarse la acción; al respecto, su respuesta exige diferenciar entre
derechos reales y de crédito. En relación con los primeros, es necesario que el
derecho subjetivo haya sido lesionado por un tercero; en los derechos de crédito
comienza la prescripción desde el día que pueda exigirse el cumplimiento de la
obligación. En las obligaciones de hacer o no hacer, cada vez que se interrumpan
(art. 1962.2 CC).
La segunda cuestión alude a la determinación de la fecha concreta a partir del
cual comienza a transcurrir el plazo fijado por la ley; dicho problema admite dos
posibles soluciones. La primera es adoptar un criterio objetivo que atienda solo
al día de producción del hecho, con independencia del conocimiento que del
mismo pueda tener el que ejercita la acción. La segunda es adoptar un criterio
subjetivo exigiendo que el conocimiento del agraviado ya que no puede ejercitar
la acción hasta tanto no tenga conocimiento de la lesión. La regla general
adoptada por la doctrina y la jurisprudencia es la adopción de un criterio
objetivo.

● Interrupción de la prescripción.

Uno de los elementos básicos de la prescripción es la inactividad del titular del


derecho durante el tiempo que marca la ley; en consecuencia, la ruptura de esa
inactividad determina la interrupción de la prescripción. Sin embargo, no es
válida cualquier tipo de actuación del sujeto, sino que ésta tiene que coincidir
con las tres causas de interrupción enumeradas en el art. 1973 CC, el cual señala
que la prescripción de las acciones se interrumpe por su ejercicio ante los
Tribunales, por reclamación extrajudicial del acreedor y por cualquier acto de
reconocimiento de la deuda por el deudor.
El efecto de la interrupción significa la eliminación total del tiempo transcurrido
que debe empezar a contarse de nuevo.

● Renuncia a la prescripción ganada.

El art. 1935 CC señala que las personas con capacidad para enajenar pueden
renunciar a la prescripción ganada; pero no al derecho de prescribir para lo
sucesivo.
La renuncia es el acto unilateral por el cual el sujeto beneficiado por la
prescripción pierde el beneficio de hacerla valer. La renuncia requiere capacidad
para disponer.
La norma se refiere a una prescripción ya consumada. La renuncia no requiere
de ninguna formalidad especial; puede ser expresa cuando se manifiesta a través
de una declaración de voluntad dirigida a esa finalidad, o tácita cuando resulta
de actos que hacen suponer el abandono del derecho adquirido. Se prohíbe la
renuncia del derecho a prescribir con carácter general.
Sin embargo, los acreedores y cualquier otra persona interesada en hacer valer la
prescripción podrán utilizarla a pesar de la renuncia expresa o tácita del deudor o
propietario.

● Plazos de prescripción.

1) Prescripción de las acciones reales. Distingue el Código según se trate de


bienes muebles o inmuebles.

a) Las acciones reales sobre los bienes muebles prescriben a los seis años
de perdida la posesión, salvo que el poseedor haya ganado por menos
tiempo el dominio conforme al art. 1955, excepto en los casos de
extravío y venta pública y los de hurto y robo, en que se estará a lo
dispuesto en el párrafo tercero del mismo artículo citado (art. 1962.1). El
poseedor puede ganar el dominio antes de los seis años porque si se
posee una cosa con buena fe, es decir, en la creencia de que eres dueño
de ella, entonces te conviertes en propietario de ella por el transcurso de
tres años. En tal caso, aunque no ha prescrito aún no podrías ejercitar una
acción para reclamar la propiedad de la cosa puesto que ya has perdido tu
condición de propietario. Si el poseedor es de mala fe, el plazo es de 6
años.
b) Las acciones reales sobre bienes inmuebles prescriben a los 30 años.
c) La acción hipotecaria prescribe a los 20 años.
d) La acción para recobrar o retener la posesión prescriben por transcurso
de un año.

2) Prescripción de las acciones personales.

a) Plazo de cinco años: se establece con carácter general para todas las
acciones personales que no tengan señalado un plazo especial de
prescripción.
b) Plazo de cinco años: prescriben a los 5 años las acciones para exigir el
cumplimiento de las obligaciones de pagar pensiones alimenticias; la de
pagar el precio de los arriendos sean éstos de fincas rústicas o urbanas.
La de cualquier otro pago que deba hacerse por años o en plazos más
breves.
c) Plazo de tres años: la de pagar honorarios profesionales devengados por
la gestión o prestación de servicios realizados.
d) Plazo de un año: la acción para exigir responsabilidad civil por injuria o
calumnia y las obligaciones derivadas de culpa o negligencia de que trata
el art. 1902 CC.

● La caducidad.

La caducidad se configura como un plazo para el ejercicio de un derecho,


potestad, facultad o acción que, una vez transcurrido, provoca su extinción.
En general caducan aquellas situaciones jurídicas que se pueden ver amenazadas
en su estabilidad por el ejercicio de la acción, de tal modo que el legislador no
desea que perdure dicha situación de incertidumbre más allá de un cierto periodo
de tiempo. Por ello señala un plazo para el ejercicio de la acción o derecho,
transcurrido el cual éstos se extinguen. Por ejemplo, la acción para reclamar la
anulabilidad de un contrato o la acción para impugnar una filiación.
Como elementos que diferencian la prescripción de la caducidad la doctrina
señala los siguientes: 1. La prescripción es susceptible de interrupción; la
caducidad no. 2. La caducidad es apreciable de oficio por el juez, mientras que
la prescripción tiene que ser alegada por la parte a quién interese. 3. La
caducidad no puede ser objeto de renuncia; la prescripción sí.
En nuestro ordenamiento jurídico y en defecto de una regulación legal que lo
establezca claramente caducan según la jurisprudencia: 1º. Las facultades,
acciones y derechos que afectan al estado civil de las personas, como por
ejemplo la acción para reclamar o impugnar la filiación. 2º. Las facultades o
acciones que otorgan un poder para modificar una relación negocial como las
acciones para pedir la anulabilidad o la rescisión de un negocio jurídico. 3º. Las
acciones para el ejercicio de los derechos de retracto.

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