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LA PRESCRIPCIÓN

Concepto.-
El tiempo, con el concurso de otros factores puede funcionar como causa de adquisición o
pérdida de los derechos, a través de la institución de la Prescripción, que se encuentra definida en el
artículo 1952 del Código Civil venezolano.

Se evidencia del artículo que existen dos clases o especies de prescripción: la adquisitiva o
usucapión y la extintiva o liberatoria, aun cuando están reguladas en un mismo título, ambas
instituciones son netamente distintas.

a) La Prescripción extintiva o liberatoria: es el modo de extinción de una obligación, proveniente


de una relación jurídica preexistente, por la inercia del acreedor y el transcurso del tiempo, y que
suministra al obligado (deudor) una excepción de fondo para rechazar la acción que el pretensor
(acreedor) promueve contra él.

Para que haya prescripción extintiva, deben darse los siguientes supuestos:
1. Que haya transcurrido determinado plazo, que es variable según los casos, siendo el punto de
partida del cómputo del plazo el momento en que la obligación es exigible.
2. Que el acreedor hubiere observado una actitud pasiva, absteniéndose de reclamar su derecho en
la forma legal durante todo el plazo.
3. Que el deudor se oponga oportunamente al cobro judicial extemporáneo.

b) La prescripción adquisitiva o usucapión: es un medio originario de adquirir la propiedad o un


derecho real, por la posesión continuada del poseedor, aunado a la inercia del propietario en
ejercitar sus acciones y permitir el asentamiento de otro en su propiedad y el transcurso del tiempo.
Esta puede ser opuesta como defensa de fondo (excepción) o como acción principal a través del
juicio declarativo de prescripción.
Para que se produzca la prescripción adquisitiva, den darse los siguientes supuestos:
1. Que haya transcurrido un plazo (que ha sido determinado por la ley).
2. Que el propietario hubiere observado una actitud pasiva, negligente.
3. Que la cosa sea apta para ser adquirida por usucapión.
4. Que el poseedor haya poseído esa cosa reuniendo ciertas condiciones durante el tiempo
requerido.

Régimen jurídico de la prescripción.-


El régimen general de la prescripción comprende la renuncia a la misma y sus requisitos, los
derechos de los acreedores y terceros ante la renuncia a la prescripción, la prohibición a los jueces
de suplir de oficio la prescripción no opuesta.

A) En materia de renuncia a la prescripción:


El artículo 1954 CC establece cuándo se puede renunciar a la prescripción (sólo después de
adquirida), lo cual implica la prohibición de renunciar por anticipado a la prescripción. Sin
embargo, a pesar de que la ley prohíbe la renuncia por anticipado, autoriza la renuncia de la
prescripción cumplida o adquirida, pues en esta caso solo hay un interés en juego, el particular, el
beneficiado por la prescripción puede a su elección, aprovecharse o renunciar a ella, con ello no
hace sino disponer de su derecho, sin comprometer el orden público.
Se entiende que la prescripción ha sido adquirida o consumada, cuando se han cumplido todos
los requisitos exigidos por la ley para adquirir por usucapión, o para que se extinga una obligación.
Tal sería el caso del poseedor legítimo, quien para adquirir por prescripción adquisitiva debe reunir
todos los requisitos exigidos por el artículo 772 del Código Civil y además, tener veinte o más años
en posesión legítima de la cosa; si tiene menos de ese tiempo no puede renunciar a la prescripción,
pues aún no la ha adquirido, no está consumada, sería una renuncia anticipada.
Sin embargo, no basta con que la prescripción haya sido adquirida para renunciarla, deben
llenarse otros extremos para que la renuncia surta efecto. De acuerdo con el artículo 1955 CC sólo
aquellas personas que son capaces de enajenar sus bienes, pueden renunciar a la prescripción
adquirida o consumada. Así, un menor, un entredicho, por su condición de incapaces, y en
consecuencia no poder enajenar sus bienes, no pueden renunciar a la prescripción que ha corrido a
su favor. La persona que renuncia debe tener la capacidad de disponer, pues ella implica un acto de
disposición, que genera empobrecimiento o disminución del patrimonio.
Otro de los requisitos exigidos en materia de renuncia lo establece el artículo 1957 CC: La
renuncia a la prescripción debe ser declarativa, retroactiva, unilateral y exenta de formalidades
especiales, lo cual indica que puede ser justificada a través de cualquier medio probatorio y su
destinatario puede renunciar a ella en forma expresa o tácita.
La renuncia expresa resulta de la manifestación directa de la voluntad de no aprovecharse de la
prescripción. Para que ello ocurra, la ley no reclama una fórmula especial (verbal o escrita). La
renuncia tácita “resulta de todo hecho incompatible con la voluntad de hacer valer la prescripción”
(art. 1957 CC). La renuncia, sin embargo, no se presume. Por lo tanto, toda manifestación dirigida a
no hacer valer la prescripción debe revelarse inequívoca y manifiesta. Así, en el juicio
reivindicatorio, si el demandado se limita a reclamar el pago de las mejoras realmente hechas en un
fundo, y existentes aún, sin oponer al actor la usucapión, pese a haber poseído durante veinte años
o más en concepto de dueño, se entiende que renuncia a los efectos del instituto.

B) La prescripción no puede ser suplida de oficio (art. 1956 CC).-


La ley establece una prohibición a los jueces, ordenándoles que deben dictaminar basándose en
lo alegado y probado en autos. Cuando el que debe hacer valer la prescripción (poseedor o deudor,
según la clase de prescripción de que se trate), no la opone, no corresponde al juez examinar si
aquél cuida bien o mal sus intereses, por lo tanto debe circunscribirse a estimar que la prescripción
no se ha producido.
La prescripción para producir sus efectos, necesita de la voluntad de aquél a quien favorece, si
no se manifiesta esa voluntad, la prescripción no producirá efectos, y como tal no puede tomarse en
consideración por el juez.
La prescripción a diferencia de la caducidad, no opera de pleno derecho. El poseedor al
renunciar a la prescripción en el momento en que esta se cumple, parece que se despojara de su bien
y consentir un acto traslativo de propiedad en provecho de tercero, pero eso es solo aparente; por lo
tanto, si el destinatario de la prescripción quiere aprovecharse de ella, debe oponerla, pues a los
jueces les está prohibido suplirla de oficio.

C) Derechos de terceros (art. 1958 CC).-


El artículo establece un medio de protección a los acreedores y terceros, que vean lesionados sus
intereses por la renuncia efectuada por el destinatario de la prescripción. Así, aunque el deudor o el
titular del derecho adquirido renuncien a la prescripción consumada, los acreedores o cualquier otro
interesado en hacerla valer pueden oponerla. La regla técnica no se aplica a cualquier tercero, sino a
aquél que tenga un interés digno de tutela (así, por ejemplo, al sujeto que haya adquirido un derecho
real sobre el bien usucapido).

Objeto y ámbito de la Prescripción.-


La prescripción recae tanto sobre los bienes muebles como sobre los inmuebles, sin embargo, en
materia de bienes muebles rige el principio de que la posesión equivales a título, pero opera la
prescripción sobre las cosas muebles extraviadas o robadas y las poseídas de mala fe. Pero en
cualquiera de los casos, deben ser cosas que se encuentran en el comercio (art. 1959 CC).
Es necesario recordar que el comercio es por esencia la transmisión, la circulación de las cosas
de una persona a otra, no estando las cosas en el comercio son inalienables y en consecuencias
imprescriptibles, tal es el caso de los bienes del dominio público y de las cosas comunes.
Son susceptibles de usucapión los derechos reales principales, esto es, la propiedad, las
servidumbres, usufructo, uso, el derecho de habitación y la enfiteusis. La usucapibilidad, por tanto,
se limita al derecho de propiedad sobre las cosas in comercium y a los derechos reales limitados de
goce sobre la cosa ajena: usufructo, uso, habitación, servidumbres. Por el contrario, las garantías
reales (hipoteca, prenda, anticresis) escapan de la esfera de actuación del instituto, pues su función
consiste en asegurar al acreedor la satisfacción de su crédito, confiriéndole un poder especial sobre
la cosa dad en garantía, faltando aquí aquella facultad de goce más o menos extenso que es el
normal contenido de aquellos. No son tampoco usucapibles los derechos relativos al estado civil de
las personas, los derechos de la personalidad, los derechos políticos, los derechos de obligación, el
derecho hereditario, etc.

Cálculo del término útil para usucapir.-


I. Por disposición de la Ley, la prescripción se cuenta por días enteros y no por horas y se
consuma al fin del último día del término. La cuenta de los años se hace por la cantidad de ellos, es
decir, por doce meses, sin importar el número de días de cada mes (artículos 1975 y 1976 CC). A
estas normas deben añadirse las reglas generales sobre cómputo de lapsos contenidos en el artículo
12 CC en cuanto sean aplicables.
Tenemos así que como los lapsos en materia de usucapión son de años, el tiempo necesario para
prescribir se contará desde el día siguiente al de la fecha de la toma de la posesión y concluirá el día
de fecha igual al de esa toma de posesión, del año que corresponda para completar el número del
lapso (art. 12 CC, encab. y arts. 1975 y 1976). Si conforme a esa regla el lapso debiera cumplirse en
un día de que carezca el mes, se entenderá vencido el último de ese mes (art. 12 CC, ap. 1º). El día
del vencimiento del lapso se entenderá terminado a las doce de la noche (art. 12 CC, ap. 3º).
II. Desde luego, el lapso requerido para usucapir, puede ser cumplido íntegramente por el mismo
poseedor que invoca los efectos de este modo originario de adquirir, pero también es posible que
éste invoque no sólo el tiempo de su propia posesión útil sino que le sume el tiempo de la posesión
de sus causantes. Ello puede lograrse, en los supuestos de la accesión de posesiones y de la sucesión
a título universal en la posesión, por el dispositivo contenido en el artículo 781 del Código Civil.

Causas que impiden la prescripción.-


Las causas que impiden la prescripción están referidas a un motivo impeditivo a la prescripción,
nos enfrentamos a un hecho o a una circunstancia que no permite que se produzca genere la
prescripción, de manera que puede una persona poseer un bien por más de veinte años, pero si
existe alguna causa que impida la prescripción, es como si nunca hubiese poseído, pues su posesión
en inútil, ineficaz, no produce efectos jurídicos.
Entre las causas que impiden la prescripción están:
1) Estar en posesión de un bien que no está en el comercio (art. 1959 CC), lo que, por lo demás, no
viene a ser sino una consecuencia de la norma de que no produce efectos jurídicos la posesión de las
cosas cuya propiedad no puede adquirirse (art. 778 CC).
Siendo la posesión un medio para que se produzca la usucapión, nada se logra si se está en
posesión de un bien que no puede ser adquirido. En principio, todo mueble o inmueble es
susceptible de posesión, pero sin embargo, las cosas que no pueden ser objeto de propiedad como el
caso de los bienes del dominio público y las cosas comunes, igualmente los bienes inalienables o
sean aquellos que no pueden ser enajenados bien por obstáculos naturales o por prohibición legal o
convencional, no pueden ser objetos de usucapión, y en consecuencia, esta es una causa que impide
la prescripción.
2) La ausencia de posesión legítima (art. 1953 CC). Los detentadores y poseedores precarios que
poseen en razón de un título que los obliga a restituir y que determina el reconocimiento de una
posesión de grado superior a la suya, no pueden usucapir la cosa que les fue confiada. Con relación
a esto el artículo 1963 establece, en su encabezamiento que: “Nadie puede prescribir contra su
título, en el sentido de que nadie puede cambiarse por sí mismo la causa y el principio de su
posesión”.
Cuando una persona posee en nombre de otro, como se indicó, hay ausencia de posesión
legítima, por tanto no es una posesión ad usucapionem. En principio nadie puede cambiar la causa y
origen de su título. Sin embargo, el mismo legislador establece excepciones a este principio en el
artículo 1961 CC, cuando se produce inversión del título derivada o por causa procedente de un
tercero.
El cambio del concepto posesorio (inversión del título) no se presume, debe necesariamente ser
probado y procede en los casos planteados en el citado artículo 1961 y a los fines de la posesión ad
usucapionem: a) sólo por causa de un tercero; y b) por la oposición que el poseedor o sus herederos
a título universal (que continúan la posesión de su causante) hayan hecho al derecho del propietario.

a) Inversión del título por causa procedente de un tercero.-


En este caso se supone que el poseedor precario, adquiere el inmueble de un tercero a quien cree
verdadero propietario, o que otra causa de adquisición se realiza en su provecho en las mismas
condiciones (permuta, donación, legado, etc.). Desde ese momento posee en virtud de un título que
la habría transmitido la propiedad, si hubiera emanado del propietario de la cosa, el adquirente será,
en consecuencia, un poseedor de buen fe, y se fundará a partir de ese momento una posesión con
ánimo de dueño, se ha invertido la causa y principio de su título por causa procedente de un tercero.
Así, el caso del arrendatario (poseedor precario) compra el inmueble arrendado a un tercero
creyéndole propietario, en lo sucesivo será poseedor de buena fe y podrá prescribir por el transcurso
de diez años. Pero es necesario que deje de hacer los pagos de los cánones de arrendamiento que
antes pagaba, sin lo cual su posesión adolecería del vicio especial que se llama equívoco, ya que no
se sabría si posee como propietario o como inquilino, y su posesión nueva sería contradicha por la
continuación de su antigua posesión a título precario.

b) Inversión del título por oposición al derecho del propietario.-


La oposición del poseedor en nombre ajeno al derecho del poseedor en concepto de dueño,
consiste en actos que inequívocamente manifiesten su voluntad de iniciar una nueva posesión para sí.
Pero no se trata de una simple negación del derecho del propietario, es preciso que haya una
contradicción opuesta al propietario, es decir, que exista un conflicto directamente entre ellos sobre
la cuestión de la propiedad.
Este conflicto puede ser judicial o extrajudicial. Es judicial, por ejemplo, cuando el poseedor
precario se niega a restituir la cosa al propietario, por pretenderse propietario o cuando el
arrendatario se niega a pagar los cánones de arrendamiento por la misma causa. Es extrajudicial,
cuando el inquilino notifica al propietario que no pagará por cuanto ostenta derecho de propiedad
sobre la cosa. La inversión del título también puede suceder cuando no haya ningún acto formal (el
poseedor ejecuta actos públicamente en concepto de dueño con conocimiento y sin oposición del
propietario, sin pagar los cánones de arrendamiento).
La segunda causa (oposición a los derechos del propietario) difiere de la primera (hecho
proveniente de un tercero), en que el poseedor detenta la cosa en lo futuro, sin haber obtenido sobre
ella ningún título nuevo; en cambio, cuando la causa proviene de un tercero, el ex detentador
adquiere un título: es comprador, donatario, permutante, etc.
En condición muy distinta están los sucesores a título particular de los poseedores precarios y
aquellos a quienes éstos hayan cedido la cosa a título de propiedad, cuando tengan buena fe, la
adquisición por prescripción es posible, porque aquí no se verifica la plena sustitución que opera en
la sucesión a título universal (art. 1962 CC).

Causas que suspenden la prescripción.-


Se habla de suspensión cuando se paraliza el transcurso del tiempo por un determinado factor
que la Ley considera como válido para impedir que transcurra ese tiempo a favor de una
determinada persona; ese tiempo no se cuenta, el tiempo de suspensión se debe omitir y únicamente
se computa el tiempo anterior al momento cuando se produce la suspensión, adicionándose a aquel
que corra posteriormente cuando cese el motivo, la circunstancia que la ley ha considerado como
factor de suspensión de la prescripción.
En este orden de ideas hay que establecer, que el tiempo transcurrido antes de las producción de
la suspensión no se elimina; tan pronto cese la causa, la prescripción se reanuda desde el punto en
que había quedado. En otros términos, el tiempo anterior está vigente, ha de considerarse como un
lapso útil que se adiciona al tiempo que transcurra con posterioridad al momento cuando cesa esa
causa. Las causas o motivos generadores de esa suspensión, están previstas en los artículos 1964 y
1965 CC. En primer lugar, pueden referirse o se refiere a las relaciones del derecho de familia; y en
segundo lugar, se refieren a las condiciones del titular contra quien corre la prescripción. Ejemplos:
la prescripción no puede correr y por lo tanto, se suspende, entre cónyuges; No puede correr y se
suspende con relación a los menores emancipados, a los mayores provistos de curador y a los
menores no emancipados entredichos.

Causas que interrumpen la prescripción.-


A diferencia de lo que se señaló en el caso anterior, cuando se trata de interrupción de la
prescripción, su efecto fundamental es eliminar de una manera retroactiva cualquier lapso que
hubiese transcurrido a favor del prescribiente. De tal manera que si se inicia nuevamente la
prescripción, el plazo anteriormente transcurrido no podría computarse. El concepto de interrupción
de la prescripción, ha de referirse a la supervivencia de un hecho que destruyendo una de las dos
cosas esenciales de la usucapión, hace inútil cualquier tiempo transcurrido anteriormente.
Al sistematizar la interrupción de la prescripción, es necesario ubicarla en dos categorías
distintas: a) la llamada interrupción natural, de conformidad con los artículos 1967 y 1968 del CC.
En este caso, se verifica cuando el poseedor por cualquier causa deja de estar en el goce de la cosa
por más de un año, bien sea que el poseedor voluntariamente deje de ejercitar los actos posesorios
durante el lapso de un año, el llamado abandono o renuncia, o porque esa posesión le sea quitada, sea
privado de ella por un tercero; conviene clarificar que si se recupera la cosa o cesa la perturbación
obtenida al ser declarado con lugar la demanda, actúan retroactivamente los lapsos a favor de la
persona en contra de quien se pretende alegar la interrupción; b) la interrupción civil prevista en los
artículos 1969 y 1073 CC: a.- la demanda judicial, aún cuando sea intentada ante un juez
competente, b.- el reconocimiento del derecho del titular, efectuado por el prescribiente.
Como ejemplos, una medida de embargo decretada y ejecutada, así como un cobro extrajudicial,
constituyen formas que interrumpen la prescripción extintiva de los créditos. Finalmente y en lo que
concierne a la demanda judicial intentada contra quien posee ad-usucapione, para que la misma surta
efectos interruptivos, debe configurarse, deben darse los requisitos establecidos en el artículo 1969
CC.
Adicionalmente, si en el ejercicio de la acción reivindicatoria intentada por el propietario, ésta es
declarad sin lugar, o si el actor desistiese de la acción, se considerará que la prescripción no ha sido
interrumpida; no basta con que se proponga la correspondiente acción judicial, no basta con que se
practique la citación del demandado, es necesario que prospere la acción para que pueda
interrumpirse la prescripción que beneficia al poseedor del inmueble o de la cosa mueble.
Si la acción propuesta no prospera en definitiva, no es deducida en derecho la acción
correspondiente, es evidente que cualquier lapso que hubiere corrido con antelación a la fecha
cuando se produjo la citación con el demandado, tendrá que aunarse al tiempo transcurrido
posteriormente, sin que pueda invocarse, sin que pueda alegarse el tiempo transcurrido durante el
juicio, durante el proceso como muerto, como un lazo no computable, dentro de cualquier lapso
anterior que hubiese transcurrido a favor del poseedor prescribiente de la cosa.
Tipos de usucapión.-
Usucapión veintenal.-
El Código Civil establece como lapso útil para la consumación de la prescripción adquisitiva,
regida por el artículo 1977, el de veinte años. Dicho término puede ser cumplido íntegramente por el
mismo poseedor (legítimo) del derecho real usucapible, o puede computarse mediante el recurso a la
successio possessionis (sucesión en la posesión), o a la accessio possessionis (accesión de
posesiones) (tema de la posesión y art. 781 CC).
A) La successio possessionis se verifica únicamente en la sucesión a título universal. Como se
sabe, el heredero adquiere la posesión, ejercitada por el cuasante, ipso iure. Tratándose de una sola
posesión (no de dos posesiones disímiles), la condición posesoria del causante se refleja en la del
heredero. La “sucesión” posesoria es necesaria: se proyecta en el causabiente unversal. Por la nota
señalada, la sucesión posesoria provoca la continuación de la posesión con el mismo carácter que
tenía para el causante (si era mediador posesorio, el causahabiente no podrá usucapir aunque crea
firmemente que el de cuius poseía en concepto de dueño), salvo la inversión o interversión del título,
lo cual escapa de estas consideraciones. La sucesión actúa, asimismo, en la buena fe. No se exige la
buena fe en el heredero si ya existía en el de cuius, a objeto de que la prescripción iniciada por éste
llegue a consumarse.
B) La accessio possessionis es perceptible en los supuestos de sucesión a título particular y se
revela en la unión de dos posesiones diversas (la del causante y la del causahabiente). Ambas
posesiones han de ser, sin embargo, idóneas para el fin que se pretende alcanzar (en el caso concreto
de la usucapión veintenal, ambas deben revestir los elementos típicos de la legitimidad, exigidos en
el art. 772 CC.
La accesión de posesiones es meramente facultativa para el sucesor a título particular (art. 781
CC, in fine) y presupone un vínculo jurídico entre el precedente poseedor y el actual.
Del anterior orden de ideas se infiere, que una posesión viciosa (o en concepto distinto al de
dueño), en el causante, no puede computarse con la posesión del causahabiente para completar el
lapso útil para usucapir. Por otro lado, si la posesión del causante era en concepto de dueño y apta
para usucapir, en tanto que la ejercida por el causahabiente adolece de algún vicio, éste no podrá
valerse de la unión de las dos situaciones posesorias para invocar sus efectos.
La prueba del transcurso del tiempo se facilita, en gran medida, por la aplicación de las
presunciones posesorias (en particular las presunciones de no interrupción y de continuidad).

Usucapión decenal.-
La prescripción de diez años es solamente adquisitiva. Para tal prescripción se necesita, además
de la posesión legítima de diez años, de un título y de buena fe. La prescripción adquisitiva decenal,
por otra parte, únicamente es aplicable a los bienes inmuebles y a los derechos reales inmobiliarios.
El artículo 1979 CC permite delimitar así, los supuestos básicos para la consumación de la
usucapión decenal:
a) Que se haya adquirido de buena fe un inmueble o un derecho real (poseíble) sobre el mismo;
b) Que la adquisición se funde en un título debidamente registrado, que no sea nulo por defecto de
forma;
c) El transcurso de diez años contados desde la fecha de registro del título.
La concordancia lógica entre esta norma y el artículo 1953 CC, complementa el esquema de
supuestos constantes en la doctrina tradicional:
a) Posesión legítima;
b) Título debidamente registrado;
c) Buena fe;
d) Transcurso de diez años.

Efectos jurídicos de la prescripción.-


La prescripción consumada y declarada procedente en juicio, cumplidas sus condiciones,
produce los siguientes efectos:
1°) Extingue la obligación y la acción, extingue el poder jurídico de hacer cumplir la obligación. La
obligación se transforma entonces en una obligación natural, cuyo pago espontáneo en válido y no
está sujeto a repetición.
2°) Se extinguen igualmente las garantías y accesorios de la obligación cuya acción ha prescrito,
tales como las prendas, privilegios e intereses.
3°) La prescripción produce el efecto liberatorio con carácter retroactivo; invocada la prescripción,
el deudor queda liberado, no desde el momento en que la alega, sino desde el momento en que la
prescripción se consumó.

Caducidad y prescripción.-
La caducidad es un término fatal, cuyo transcurso produce la extinción de la acción, no de la
obligación. Respecto de ciertos términos se discute si se trata de un término de prescripción o
caducidad; por ejemplo, el término de cinco años para intentar las acciones pauliana y de
simulación, las cuales la mayoría de la doctrina considera términos de prescripción.
La caducidad se caracteriza por:
1°) En ella está interesado el orden público. En el derecho de familia encontramos muchos términos
de caducidad, pues hay un interés general en hacer indiscutible el estado de las personas.
2°) Puede ser suplida de oficio por el juez, por ser precisamente una institución de orden público.
3°) Produce la carencia de acción; el titular del derecho no tiene la facultad de acudir a los órganos
jurisdiccionales para reclamar o establecer su derecho subjetivo.
4|°) Debe ser opuesta como cuestión previa (art. 346, numeral 10° CPC), no como defensa de
fondo; pero puede alegarse en cualquier estado y grado de la causa, por ser una cuestión en que está
interesado el orden público.
5°) Es un plazo fatal, no susceptible de interrupción o suspensión; corre contra menores y
entredichos. La acción debe intentarse antes de que se cumpla el plazo.
6°) En materia contractual encontramos algunos lapsos de caducidad:
a) Acción redhibitoria en materia de venta, por vicio de la cosa (art. 1525 CC).
b) Las acciones derivadas de defecto de calidad en la venta de inmuebles (art. 1500 CC), que
deben intentarse dentro del año de la celebración del contrato.
c) La garantía de buen funcionamiento de la cosa vendida (art. 1526 CC), dentro del mes de
descubierto.
d) El retracto legal (art. 1547 CC).
7°) Es posible establecer lapsos de caducidad convencionalmente, siempre que su duración no sea
tan corta que en la práctica equivalgan a negar la acción.

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