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Origen y evolución de las distintas lenguas de la península ibérica

 Introducción
 Lenguas primitivas
 La lengua latina
 La lengua de los pueblos germánicos
 La lengua árabe
 El castellano primitivo

I. Introducción
¿Qué lengua utilizaban las personas que durante miles de años ocuparon lo que hoy es la
Península Ibérica? No lo sabemos, porque no hay testimonios. Únicamente podemos hablar a
partir del s. X a. C. Es una época poco estudiada por la ausencia de datos que , tal vez, nunca se
tendrán.

Las lenguas actuales del Estado Español, menos el euskera, proceden del latín. Cuando éste se
fragmentó surgieron, como dialectos del mismo, las llamadas lenguas románicas o romances:
aragonés, leonés, castellano, gallego, portugués, catalán, provenzal, francés, italiano, sardo,
romanche, rumano y dálmata.

II. Lenguas primitivas


Son las lenguas anteriores al latín que los romanos imponen al ocupar la Península Ibérica en el
año 218 a. C. La situación aproximada sería la siguiente:

Al Norte, lo que hoy denominamos euskera, lengua de los vascones. Es anterior al latín
peninsular y no fue latinizada.

Al Sur de Andalucía y de Portugal se hallaban los tartesios, cultura de la que se tiene pocos
datos, pero muy relacionada con los pueblos del Mediterráneo y Oriente.

En el Levante estaban los iberos, de origen norteafricano. Esta zona estuvo sometida a las
siguientes influencias lingüísticas:

Los etruscos, de origen italiano.

Los fenicios fundaron diversas ciudades Gádir (Cádiz), Málaka (Málaga).

Los cartagineses fundaron Cartago (Cartagena). Tal vez el nombre Hispania ("tierra de
conejos") sea cartaginés.

Los griegos denominaron Iberia a nuestra Península. Fundaron Lucentum (Alicante), Emporion
(Ampurias).

En el Centro y el Noroeste de la Península encontramos la presencia lingüística de: Los ligures,


pueblo de la costa mediterránea francoitaliana. De este origen son Toledo, Barcelona, Badajoz.
Los celtas llegan desde el sur de Alemania hacia el s. VII a. C. Se instalan en Galicia, el sur de
Portugal y las regiones altas del centro y de Sierra Morena: Segovia, Mirobriga (Ciudad
Rodrigo), Brigantium (Betanzos), Bedunia (Benavente), Begoña (Vizcaya), Coninbriga
(Coimbra).

Los celtíberos en el Centro y Bajo Aragón, donde se mezcla el habla de los dos pueblos.

Conclusión. En la Península Ibérica, antes de la llegada de los romanos, no se hablaba una


sola lengua, sino varias; cada pueblo hablaba la suya. Menos el euskera, desaparecieron y
fueron sustituidas por el latín.

III. La lengua latina


Los romanos. Desembarcan en Ampurias (Gerona) en el 218 a. C. y comienzan a conquistar la
Península Ibérica. Se encuentran con la resistencia de los cartagineses y de los nativos: los
iberos en Sagunto (Valencia), Lérida, Huesca y Zaragoza; los celtíberos, en Numancia (Soria);
los lusitanos, al mando de Viriato; los cántabros y astures (Cantabria, Asturias y León) son los
últimos en resistir hasta el 19 a. C.

Romanización. España fue conquistada también por la cultura romana a través de los soldados
y los que administraban las ciudades conquistadas. La religión cristiana, explicada en latín, fue
otra de las causas de la colonización cultural, en la que intervienen políticos y escritores
españoles.

La lengua latina. Es una vieja lengua del grupo itálico (s. VII a. C.) que procede del
indoeuropeo. Su evolución debe mucho a la cultura griega. Llegó a ser vehículo de expresión
de un gran imperio y de escritores universales.

Tipos de latín:

Latín clásico o literario: utilizado por la gente culta de Roma y del Imperio. En la
Península Ibérica había alguna escuela que lo enseñaba.

Latín vulgar: el hablado por la gente. Es el que mayoritariamente se hablaba en la


Península Ibérica.

Bajo latín: las invasiones bárbaras de los siglos IV y V d. C destruyen el Imperio Romano
y la unidad de su lengua. El latín vulgar se comienza a hablar de manera distinta en
cada una de las regiones hasta hacerse irreconocible. Así surgen las lenguas románicas.
Pero el latín clásico o literario, un poco degradado, se siguió enseñando en los
monasterios y utilizando por algunos escritores: es el bajo latín.

Latín humanístico: utilizado en los siglos XV y XVI por personas cultas (abogados,
científicos, pensadores) del Renacimiento. Los escritores literarios preferían ya la
lengua románica propia.
IV. La lengua de los pueblos germánicos
La invasión. Las tribus germánicas comienzan la invasión de la Península en el año 409, apenas
iniciada la Edad Media. Vándalos, suevos y alanos luchan contra romanos e hispanos, pero
serán expulsados o sometidos por otro pueblo germánico, los visigodos. La capital visigoda
será Toledo. Traen su cultura (costumbres, leyes), pero renuncian a su lengua y adoptan el
latín.

La lengua germánica. Poco a poco toman elementos de la cultura romana y, ya en siglo VII,
utilizan el latín casi exclusivamente. Siguen utilizando palabras germánicas que pasan al léxico
común de los hispano-romanos y de las lenguas romances. Dichas palabras reciben el nombre
de germanismos, entre las que abundan los nombres de persona: Álvaro, Fernando, Rodrigo,
Rosendo, Argimiro, Elvira, Gonzalo, Alfonso, Adolfo, Ramiro; nombres de lugar como Burgos.
También visigodas son guerra y falda.

V. La lengua árabe
La invasión. Los sucesores de Mahoma continúan combatiendo para ganar adeptos al Islam
desde Arabia hasta Marruecos. Un conde visigodo, para vengarse del rey, les llama en su
ayuda, y el año 711 desembarcan en Gibraltar. En una década dominan la Península y el sur de
Francia.

La cultura árabe. En la época visigoda se había producido un alejamiento de la cultura de


Grecia y Roma, que había sido recogida por los árabes. Ahora, a través de España, le va a ser
devuelta a Europa dicha cultura en campos tan importantes como la medicina, las
matemáticas, la filosofía, la botánica, la astronomía.

La lengua árabe. Después del latín, el árabe es la lengua que más palabras aporta a nuestras
lenguas romances:

Vocablos técnicos árabes de uso internacional: alcohol, alquimia, alambique, elixir,


zenit, álgebra, algoritmo, cero, cifra, guarismo.

Sustitución de los números latinos (I, II, III, IV, V, X etc.) por las cifras arábigas (1, 2, 3...

Abundancia de topónimos: Algarbe, La Mancha, Alcalá, Medina, Guadalajara,


Guadalquivir, Gibraltar, Guadiana, Algeciras, Almazán, Maqueda, Medinaceli,
Calatayud, Guadalupe, Guadix, Almonte.

Palabras en todas las actividades:

Organismos oficiales: alcalde, alguacil, albacea, alcabala.

Guerra: adalid, alférez, alfanje, rebato, alarde, atalaya, tambor.

Jardines: azucenas, azahar, adelfas, alhelíes, arrayán, almez, acebuche, espliego,


mejorana.

Caballería: alazán, acémilas, jaeces, albardas, jáquimas, ataharres.


Prendas: jubón, albornoz, zaragüelles, babuchas.

Ocio: ajedrez, laúd, tahúr, azar.

Artesanía: tarima, taracea, alhaja, abalorio, ajorca, taza, jarra.

Albañilería: albañil, alcoba, azotea, tabique, alféizar, azulejo, alcantarilla.

Minerales: azufre, albayalde, alumbre, azogue.

Matemáticas: algoritmo, guarismo, cifra, álgebra.

Agricultura: arroz, alfalfa, azafrán, sandía, alcachofa, algarroba, alubia, zanahoria,


berenjena, aceituna, azúcar algodón, albérchigo, acequia, zanja, noria, maquila,
almazara.

Comercio: arancel, tarifa de aduana, almacén, almoneda, zoco, , alhóndiga, arroba,


quintal, fanega, azumbre, maravedí.

Vivienda: arrabal, aldea, zaguán, alcoba, azotea, albañil, tabique, azulejo, alcantarilla,
almohada, alfombra, alcuza, almirez.

Adjetivos: garrido, horro, mezquino, baladí, baldío, zahareño, gandul, azul, añil,
carmesí, fulano, mengano.

Partículas: de balde, ojalá, ya.

VI. El castellano primitivo


Las lenguas romances españolas. La llegada de los pueblos germánicos a la Península Ibérica
produjo la pérdida de unidad del latín y la aparición de variantes del mismo en distintas
zonas geográficas. Aparecen las lenguas románicas o romances españolas, lejos de los
territorios donde el dominio árabe era más fuerte: gallego, leonés, asturiano, castellano,
navarro-aragonés y catalán. En la zona árabe los cristianos hablan el mozárabe, un latín
evolucionado con muchos términos árabes. El euskera, ya hemos dicho que no es lengua
romance.

Origen del castellano. Surge en Cantabria, en unos condados del reino de León, en contacto
con el euskera y el navarro-aragonés.

Los primeros textos. Son del siglo X y se hallan en unos documentos denominados Glosas
Silenses (Monasterio de Silos, Burgos) y Glosas Emilianenses (Monasterio de San Millán de la
Cogolla, La Rioja). Las glosas son anotaciones, realizadas por un monje, sobre ciertas palabras
latinas para aclarar su significado.

La historia del castellano. En estos textos llenos de vacilaciones comienza la historia de una
lengua que llegará hasta nuestros días. Alfonso X fija las primeras normas ortográficas en el
siglo XIII. Antonio de Nebrija escribe la primera Gramática en 1492. A lo largo de los siglos XVI
y XVII los escritores la perfeccionan y el comercio con América la enriquece y universaliza. En
1713 se funda la Real Academia Española que se encarga de cuidar su desarrollo.

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