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¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL CASTELLANO?

 Johann Ramírez
El origen del castellano se remonta al predominante uso del latín durante la ocupación y establecimiento del Imperio
romano en la península ibérica. A ello se le suman las influencias de varios dialectos indoeuropeos y, posteriormente,
del árabe. Se estima que el castellano es el idioma nativo de más de 400 millones de personas en todo el mundo,
característica que lo hace la más expandida y global de todas las lenguas romances o latinas, tanto en territorio como en
el tiempo.
El castellano también es la tercera lengua con más hablantes en el mundo, manejada por más de 550 millones de
personas, detrás solo del mandarín y del inglés. Como lengua extranjera, es el segundo idioma más estudiado del
mundo, luego del inglés.Es la lengua oficial de 20 países, de los cuales 18 pertenecen al continente americano; España y
Guinea Ecuatorial son los países fuera de América que hablan este idioma. Si se agregara Puerto Rico, serían 21; pero
debido a que forma parte de Estados Unidos, no se cuenta como un país en sí.
Al castellano también se le llama español; ambos términos suelen ser sinónimos o intercambiables entre sí en la mayoría
de los países hispanohablantes.
No obstante, como se le suele asociar directamente con el país de España, el uso de la palabra “castellano” identifica
mejor a la lengua como tal y la diferencia de otras lenguas que también se hablan dentro del territorio español, como
catalán, vasco, gallego, leonés y aragonés.
A continuación se explicará de manera cronológica cómo las mezclas, imposiciones, estandarizaciones y evoluciones de
las diferentes lenguas del área de España dieron origen a lo que se considera hoy en día como el castellano moderno.
Período prerromano ibérico y la conquista de Hispania
Previo a la llegada y establecimiento romano en la península ibérica en el siglo II a. C., existieron varios pueblos que
habitaban la región. Entre ellos los íberos, los celtas, los vascos, los fenicios y los cartagineses.
Estas lenguas desaparecieron por completo, a excepción del vasco. Pocas palabras prerromanas lograron sobrevivir la
fuerte imposición del latín y las subsecuentes estandarizaciones lingüísticas, hasta llegar nuestros días.
Dicho de otra manera, los idiomas ibéricos tuvieron una muy pequeña influencia en el castellano. Algunas de las
palabras sobrevivientes son: conejo, cerveza, perro, balsa, barro, cabaña, salmón, charca, lanza, carpintero, arroyo,
sapo, cachorro y el apellido García.
Una vez el territorio estuvo bajo dominio y administración total del Imperio romano, el latín fue introducido y forzado en
la población, junto con su cultura y modo de vida más avanzado. Durante unos 500 años, el latín tomó raíz en toda
Hispania.
Mientras fue parte de Roma, en Hispania se desarrollaron dos formas del latín hablado. Uno de ellos fue el latín clásico,
usado por militares, políticos, comerciantes, académicos y otros miembros de las clases sociales altas o personas
educadas.
El resto hablaba una variante llamada latín vulgar, que fue el resultado de la mezcla del latín clásico con las lenguas
ibéricas prerromanas. Seguía el modelo básico del latín, pero con palabras presadas o agregadas de otras lenguas, como
la cartaginense, la celta o la fenicia.
Se considera que más del 70 % del castellano, entre palabras y estructura, viene de este latín vulgar, haciéndolo la base
principal desde la cual comenzó a evolucionar.
Los días de la semana (sin contar el sábado), los meses y los números, entre otros elementos, son originarios del latín.
Las invasiones bárbaras
A inicios de siglo V d. C., la Europa romana fue invadida por varias tribus bárbaras del norte y del este (alanos, suevos,
vándalos), pero su presencia fue corta y su influencia en la lengua muy poca. El nombre de la ciudad de Andalucía
proviene de “Vandalucía”, que significa tierra de los vándalos.
Los germanos visigodos, otra tribu bárbara, estuvieron interactuando con Roma por más de 30 años, entre guerras y
tratados a conveniencia; los visigodos terminaron por adoptar el latín como lengua. Para el 415 d. C., invaden Hispania y
expulsan a los vándalos del área.
Luego se separaron del Imperio romano y establecieron su capital en Toledo. Dado que se adaptaron muy fácilmente al
latín vulgar de Hispania, la influencia de los visigodos en la lengua castellana fue casi imperceptible.
Algunas pocas palabras llamadas germanismos lograron introducirse, como espía, ganso, guardia, brotar, parra, ropa,
entre otros.
Sin embargo, la invasión y dominio visigodo aisló a Hispania del resto de las áreas aún controladas por los romanos, lo
que permitió que el latín vulgar de la zona comenzara a evolucionar por sí solo.
Sin el constante contacto con el latín clásico, se afirma que transcurrido 250 años aproximadamente, la lengua de
Hispania ya era notablemente diferenciable de otras áreas románicas en Europa, como Cataluña, Galicia, Aragón, León,
Italia, Francia y Rumania.
Los moros y el nacimiento del castellano
En el 711 d. C., los moros toman Hispania de manos de los visigodos, sin mucha resistencia. Muchos de los reinos
cristianos de la península permanecieron bajo control árabe, sobre todo en el sur y centro de la región.
Otros reinos fueron forzados hacia el norte, fuera de la jurisdicción de los moros. El intercambio cultural y lingüístico
entre la lengua árabe (o mozárabe) y la local fue bastante significativa para la nueva evolución del idioma de la
península. En el año 1200 ya es considerada una lengua híbrida.
Más de 4.000 palabras del castellano son de origen árabe. La gran mayoría relacionadas con vocabulario bélico, agrícola,
científico y del hogar.
Entre estas destacan alférez, alcachofa, alfalfa, algodón, alcoba, algoritmo, alcohol, alquimia, jinete, álgebra, azúcar,
zanahoria y alcantarilla. Fue durante ese tiempo que el rey de Castilla estandariza la lengua de su reino en muchos
textos científicos, legales, traducciones, historias, literatura y demás documentos oficiales. Esto funcionó como el
vehículo para la diseminación del conocimiento en las zonas aledañas.
La lengua de Castilla comienza a ganar aceptación y uso expandido por toda la península. Gracias a la progresiva
reconquista de los territorios dominados por los moros, el uso del castellano tomó más fuerza hacia el sur de España.
En 1492, la unificación de los reinos españoles bajo Isabel de Castilla y Fernando de Aragón termina expulsando a los
árabes de Granada, y establecen al castellano como la lengua oficial de España.
Ese mismo año inician los viajes de descubrimiento de América, llevando la lengua de Castilla a expandirse hacia el
nuevo mundo.
Gracias a los logros literarios del siglo de oro español del Renacimiento, la lengua castellana tuvo suficiente material
escrito al alcance de todos para mantenerse bastante estandarizada en todo el territorio y en sus colonias.
Hasta el siglo XV, la lengua es llamada español o castellano antiguo. A partir del siglo XVI ya se considera como español o
castellano moderno.
En el siglo XVIII se crea la institución de la Real Academia Española, que establece directrices y normativas lingüísticas
para la unificación de la lengua. En el continente americano, el castellano traído por los españoles se fue mezclando y
fue absorbiendo lenguas indígenas locales, dando nacimiento a las diferentes variedades de español conocidas
actualmente desde México hasta Argentina.
Referencias
1. Marius Sala, Rebecca Posner (2015). Spanish language. Encyclopædia Britannica. Encyclopædia Britannica, inc.
Recuperado de britannica.com
2. Dr. Cynthia L. Hallen (1998). The history of the Spanish Language. Brigham Young University. Department of
Linguistics. Recuperado de linguistics.byu.edu
3. Accredited Language Services. Spanish. Recuperado de accreditedlanguage.com
4. Trusted Translations. The History of the Spanish Language. Recuperado de trustedtranslations.com
5. Real Academia Española. Historia. Archivo de la Real Academia Española. Recuperado de rae.es
6. Wikilengua del español. Castellano. Wikilengua. Recuperado de wikilengua.org
7. INTEF. Orígenes y evolución del castellano. Educalab – Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación.
Recuperado de educalab.es

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