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Desde el Estudio Nunes & Asoc. decidimos redactar el siguiente artículo, dado que
es notorio el crecimiento de las consultas de nuestros clientes respecto al uso de
firmas digitales, modalidad que crece de la mano de cierta (des)información que
circula en algunos medios masivos de comunicación y portales de internet. En tal
sentido, es importante estar prevenidos para no ser perjudicados en nuestra buena
fe.
Ahora bien, lo importante es ¿qué es una firma digital? Existe una confusión tan
amplia en el imaginario popular que nos hemos encontrado con aseveraciones de
empresarios y personal formado que creen que una foto pegada sobre un texto en
una computadora es una “firma digital” y por tanto vinculante. Pues no: la modalidad
descripta tiene la misma validez que una fotocopia. Esto se encuentra resuelto en el
segundo artículo de la ley citada: “Se entiende por firma digital al resultado de
aplicar a un documento digital un procedimiento matemático que requiere
información de exclusivo conocimiento del firmante, encontrándose ésta bajo su
absoluto control. La firma digital debe ser susceptible de verificación por terceras
partes, tal que dicha verificación simultáneamente permita identificar al firmante y
detectar cualquier alteración del documento digital posterior a su firma.”
Las firmas electrónicas son una categoría genérica denominada por exclusión (que
va desde el caso de la “foto pegada en un documento”, hasta la aprobación de
documentos a través de la plataforma digital de AFIP). Lo que tienen en común es
que no tiene la validez legal de la firma digital y que, si una parte la desconoce, la
otra deberá proceder a un cúmulo de pruebas únicamente para acreditar que esa
firma es válida. En tal sentido, es importante chequear que las firmas sean digitales
porque, incluso en el caso de conseguir la antedicha prueba sobre una firma
electrónica (gestión de dudoso resultado), ello implicará una demora en cualquier
tipo de reclamo judicial, de al menos un año extra, para llegar a debatir el fondo de
las obligaciones y contenido del documento.
Por otro lado, la ley define qué documentos pueden firmarse digitalmente
(obviamente, solo los digitales). Es importante entender que un documento digital es
independiente del soporte en el que se encuentre guardado, pero principalmente
que en su esencia no es la impresión del documento que se hace, sino el archivo
digital. Al respecto, hay una diferencia fundamental con el soporte papel, ya que
cada copia realizada del documento que no sea alterada funciona como un original
nuevo (a diferencia del soporte papel en donde la validez de las fotocopias tiene
una validez probatoria relativa). El documento digital en sí mismo, es un código
de ceros y unos, ordenado de tal forma que arroja un resultado en donde el
consentimiento se otorga a través de un algoritmo matemático.
Otro punto que puede pasar desapercibido, son las presunciones de remitente,
autoría e integridad. Esto implica que para poder alegar que alguien no consintió
digitalmente un documento, que el mismo fue modificado o un envío automático con
firma digital no fue firmado por el remitente, es quien lo alega, quien debe probarlo
en forma fehaciente (mediante pruebas técnicas). Esta presunción, si bien admite
prueba en contrario, es tan complicada de producir, que prácticamente resulta
imposible lograr desvirtuarla.
Por último, respecto a la ley que regula la Firma Digital, es importante que sus
titulares tengan en cuenta las siguientes obligaciones: mantener control exclusivo
de los datos para crear firmas digitales, utilizar dispositivos confiables, renovar o dar
de baja el certificado si presume que sus datos están comprometidos e informar
cualquier cambio en sus datos.
Existen dos formas: una es con un dispositivo físico (token) y otra sin el mismo. La
primera requiere una inversión (que es comprar el dispositivo) y en ambos casos
acercarse a una autoridad de registro. El trámite sin token para personas físicas es
gratuito, como parte de la política pública de disminución de la brecha digital, y
además existen empresas privadas habilitadas para brindar el servicio.
Diego Nunes
Abogado