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España, 4, 19.02.1915, p.

N ú M . 4'. — 6 E S P A Ñ A

re decir, en griego, acusador ó fiscal. Y tampoco es-


iOntribución á la psicología tará de más decir que, de ordinario, la m.aWad de
un hecho está más en quien la juzga que en quien
C Y el fondo de esa malignidad conservadora ó
diabólica ? Pues envidia, envidia, envidia y nada
más que envidia. La envidia es la que cree que el
del hombre de orden. la cornete. Hay desdichado que lleva á cabo una
barrabasada por torpeza ó ignorancia ó locura;
hombre es naturalmente malo. Y no nos quepa duda
de que si los eunucos mandasen, caparían á todos
[1 Que nuestros partidos políticos no son valores ó pero nunca falta un m.al intencionado, un conserva- los niños. La autoridad para el conservador no es
otencias ideales es algo que aquí nadie ignora. dor, que le atribuye la intención maligna que le más que un instrumento de castración. Dicen algu-
on más bien asociaciones de intereses y de alectos faltaba. Y este tal es, de ordinario, el que hubiese nos de ellos que las ideas delinquen, que hay que
1 ersonales. Hay quien siendo un redomadísimo re- cometido la misma fechoría á no temer á la ley cercenar la libertad de pensamiento; pero es que
pcionario se apunta para liberal por agradecimien- externa. envidian al que piensa. Su ideal es que no circule
¡) á un favor del jefe provincial del partido. Otro Para el buen conservador no existe la irresponsa- más que legalizado papel moneda del pensamiento
e deja colocar por su papá, que husmea en cuál de bilidad... ajena, y en todo caso su aforismo es que y proscribir todo el oro, no sea que alguien le tenga
Ds partidos hay un mejor hueco para la carrera del al loco el palo le hace cuerdo. La cuestión es dar nativo, vena de él, y acuñe dinero que logre curáo.
ijito. Y luego, cuando pasan de uno á otro partido palo, y para tener que darlo, si es menester, se in- En el papel moneda todo es cuño, y el Banco—^una
e dice que han cambiado de ideas, y no hay tal. institución ordenada, y autorizada, y... anónima—
Ojalá! Para cambiar de ideas, como de trajes, es le tienen ellos. ¡ El sentido común sobre todo! Es
lenester tenerlos; y aquí, ¿ quién tiene ideas políti- decir, nada de sentido propio. Los enemigos son la
9S ? Ideas, ¡ eji!, lo único que puede llamarse ideas. heterodoxia. la personalidad, la originalidad... etc.
' No cabe, pues, definir nuestros partidos políticos, Claro está que entre nosotros las cosas andan
lorque la definición supone categoría ideal, con- tan confundidas que figuran como conservadores ó
fiepto. Y ni sabemos qué es lo que tratan de con- liberales muchos que respectivamente no son lo que
fervar los conservadores,' ni qué es lo que van á li- presunien y confiesan ser. Y he aquí por qué hace
berar los liberales. El coco de nuestros partidos es falta,^ de vez en cuando, una sacudida que le obli-
¡1 credo. Les basta con el pontífice. A pesar de lo gue á cada uno á ponerse del lado á que su tempe-
íual, ó mejor dicho, merced á lo cual están muy ramento le lleva, haciéndole ver claro en sí mismo.
)ien los esfuerzos que, como el último de nuestro Si no en sus ideas, por lo menos en sus instintos.
izorín, tienden á definir lo indefinible. Y muy bien Y de aquí el que proclamemos algunos la necesidad
íue sobre la base de un hombre real y concreto, de la guerra civil. Y ahora, en España, la gran gue-
^síquico, se trate de erigir una personalidad ideal, rra europea está azuzando nuestra siempre latente
¡iorque si se consigue, ésta, la personalidad ideal guerra civil y poniendo al descubierto el verdadero
^sí erigida, matará, al cabo, á aquél, al hombre real temperamento de las gentes. Y nuestra íntima bar-
'/ concreto, ó le modificará, si es modificable. barie troglodítica, nuestro autoritarismo inquisitorial
( Pero si nuestros partidos políticos escapan á la y nivelador, el de la democracia (!!!) frailuna de
l'-efinición lógica, no así á la descripción psicológi- que habló Menéndez y Pelayo, el de los eunucos
Pues no cabe desconocer que, aparte los intere- intelectuales—que quieren castrar la inteligencia á
•«-V y los afectos personales, y las tradiciones d<; los capaces de parir ideas nuevas y vivas, heréticas
.•amilia, y el cálculo mundano, y un cierto elemen- por supuesto, con respecto á cualquier ortodoxia!
to de azar, les llevan á los hombres á uno ú otro pues lo demás no serían ni nuevas ni vivas—, todo
artido sus sendos temperamentos. Aparte de las eso que se disfraza de amor al orden y á la tradi-
eas, en el campo de los instintos hay un tempe- ción, nos está brotando como un sarpuUido. Y la
amento reaccionario, y otro conservador, y otro li- conciencia nacional aparece con una enorme costra
eral, y otro radical, y otro escéptico. Y así de se- venta delito. La facultad de castigar no puede que- de lepra. Mejor así, pues cabrá intentar curarla.
uida. Apenas hay envidioso, verbigracia, que no dar ociosa. La dignidad del infierno exige que haya
MIGUEL DE UNAMUNO
lesee una Inquisición cualquiera que impida el que condenados. Y si no. ( para qué se instituyó esa
>tro se distinga donde él no puede distinguirse. Y saludable institución de ultratumba ?
or algo esa especial barbarie troglodítica, que es-
ima extravagancia ó desequilibrio todo lo que no
Hay fariseos que se mueren sin haber hecho nada LA PESETA DEL IVIUSEO
malo—mejor dicho, ilegal—ni deseado nada bue- —t Adonde va usted ?
omprende—y es casi todo—, se viste de tradicio-
no; sin haber cometido acto punible ni tenido pen-
lalismo, sin la menor idea de lo que la tradición es, —Pues al Museo.
samiento bueno. Y que cuando delinquen y se arre-
sin más que una cierta retórica de arenga tan pienten es con atrición, no con contrición. Suelen —Hay que pagar. Y si no, venir los domingos y
vacua como inflamatoria para corazones... de es- ser almas ruines, temerosas de la ley y del buen los jueves.
ppa. parecer. Aquellos á quienes se puede aplicar el fa- La escena en el vestíbulo del Museo del Prado;
Es innegable, zidemás, que' nuestro sedicente li- moso dicho de ((¡ qué canalla es la gente honrada!» el diálogo entre un portero del Museo y un mozo
ralismo propende al libertinismo, es decir, á una V es que las gentes de camisa limpia, por dandysmo
con trazas de artista. El portero, muy entonado, ron
perta laxitud ética que no me atrevo á llamar lati- más que por aseo, suelen tener muy sucio el fondo
Ijtudinarisimo. La pobreza de sentido moral de nues- del alma, el criadero de los deseos. Son los que se el aplomo que dan el sueldo y los galones; el m„:j.o,
í.ros sedicentes liberales oficiales—ó por denomina- alegran del mal ajeno. Y sabido es que Nuestro muy cohibido, con la timidez de los perros maltra-
ción propia—es un triste caso. Cuando en otros paí- Señor Jesucristo, que fustigó crudamente á los fari- tados á los que una simple amenaza hace chillar
is de verdadera, conciencia política han sido preci- seos, personas honradas, respetables, de camisa y huir.
Eunente los liberales los que han anudado el rigor limpia, que tenían qué peraer, no canonizó, ofre-
ico. ciéndole la gloria, más que á un bandolero que mu- —i Y cuánto se paga ?—se arriesga á preguntar
el mozo.
Aquí, en cambio, hasta se jactan del pequeño rió junto á su cruz en otra cruz. Aquel bandolero
hanchullo—porque todo es pequeño, aun la irre- era un anarquista. —Una peseta.
gularidad—, de lo que llaman habilidad, de la ma- i Lo era ? ¡ No ! Los anarquistas eran los otros : Un imposible. El mozo mira al interior de! edifi-
ñería electorera, del favoritismo, y se burlan de las los hombres de la ley y de la autoridad. Es decir, los cio. Allá dentro, en el reposo de los grandes salo-
ideas. La austeridad repúlanla inocencia. que llevaban la ley por fuera. Y es que, como dijo
nes desiertos y en la luz cenital del día nublado,
Y nuestros conservadores, psicológicamente, ¿ có- San Pablo, la ley hace el pecado. las lelas del Tiziano, del Greco, de Velázquez, d«
mo podríamos describirlos brevemente ? No quiero aplicar todo esto demasiado concreta-
mente á nuestros conservadores. Figuran con tal Goya esplenden su gloria vedada. El mozo da me-
No hace mucho que en un semanario—el Nuevo
nombre rnuchos que nada tienen de tales. De su dia vuelta y sale.
Mundo—publicaba Ramón Pérez de Ayala un ar-
tículo, tan sutil como suelen ser los suyos, titulado más prestigioso jefe he hablado con respeto, y más Esta escena se repite muy á menudo. Ya sabe-
Tabla rasa.—Interludio, tratando de esto, de la que respeto; más de una vez. Y recalco todo aquello
mos que la palabra cultura lia caído en descrédito.
p«icología del conservador. Pérez de Ayala, á quien V lo ratifico y encarezco. Pero hay que ver sus ja-
leadores y aduladores é idólatras que operan por Nuestra hipocresía !a prostituyó. Pero también es
siempre leo con interés, suele pasarse de ingenioso
los rincones de provincias. ¡ Hay aue ver los pape- verdad que el Mu-seo del Prado es uno de nuestros
á las veces y fr:sa con frecuencia en sofista. Pero
siempre sugiere algo y á menudo cala hondo. Como luchos de buena prensa y de defensa social y de pocos centros culturales sin exageración ni trampa.
en este dicho artículo. gente de bien que muerden viperinamente, buscan- Y ahí está cor.vc'-v.ido en silgo así como un saca-
do no más cue flaquezas é inventando intenciones!
En el cual nos dice que la esencia de la doctrina Parecen escritos por gente de perversa condición. dinero á beneficio de UJ: sindicato piadoso. A los
conservadora es considerar al hombre naturalmente qué desean estudiar la técnica de ¡os grandes maes-
Nuestra prensa de la extrema izquierda suele pe-
m a l o : la malignidad. «No se entienda—añade—que tros oe la Pintura no les queda más que dos solu-
car, justo es decirlo, de procacidad, de grosería, de
la malignidad es la voluntad para el m a l ; antes ciones : gastaí un capital en entradas al Museo ó
violencia antiestética, de plebeyismo; pero ¡esa
bien, es la suspicacia para el mal, ó sea la manía de
buena prensa de extrema derecha! Es un modelo aprovechar los días d«í entrada libre, y estudiar en
descubrir maldades recónditas allí donde no las
de insidia, de mala fe, de malignidad, de ruindad. varios años lo que podrían conocer en unos meses.
hay, ó entre maldades y bondades iluminar con
Maneja á maravilla el arte de mentir con la verdad
descaro las primeras y preterir las últimas.» ¡Muy Si afirmáramos por ahí que el saber debe ser pri-
V el de morder muerdo venenoso con el elogio mal
bien visto! Y luego, hablándonos de cómo en los intencionado y hasta con el silencio. En mi vida ol- vilegio exclusivo de los ricos, el buen pueblo pro-

I procesos de canoinización en Roma hay siempre vidaré que la única vez, acaso, en que perdí de ve-
un abogado del diablo encargado de interpretar ma- ras los estribos y tuve que acudir á la prensa con
lignamente las vidas de los santos varones, vírge- un comunicado violento, insultante—\ cuando tan-
s y matronas, añade : ((El jefe honorario de to(ios tas cosas hay que dejar pasar I—, fué en ocasión en
.s partidos conservadores del mundo es el diablo.)) que un diario de extrema derecha y de defensa so-
testaría. Y lo del Museo del Prado no es otra cosa.
El que los golfos fueran á gozar de la tempera-
tura del Museo no es un argumento. AI Congreso
va también mucha gente, y á nadie se le ha ocu-
^'''uy bien dicho! cial de mi pueblo nativo se metió, para zaherirme, rrido cotizar los pases á peseta.
' -rá re'-ordar ' lector que lo sepa, y en- en el terreno más sagrado, con la más baja y ruin Verdad es que se quedaiía. sin público.
k ""^ lo—diabolos—quie- mt"QT isaica.
M. 5.
E S P A Ñ A N ú M . 8.
, 8 19.03.1915, p. 7
provincial, por ejemplo, peor que peor, porque eso bres y dar nuestro parecer, nuestra palabra. ¿Que
LA NOLUNTAD es ya el acabóse de la inanidad política. Te pones á
hacer elecciones con el mismo esipíritu—¿espíritu?
¡no! ¡bueno, lo que sea!—•con que te pones á jugar
no nos lo piden? ¡Y qué importa! Si todos los espa-
ñoles nos pusiésemos á gritar algo á los que no lo
son, acabarían por oírnos y por preguntar: «¿Y qué
NACIONAL al chámelo. Y á lo mejor se te ocurre decir que está
ya comprometido tu am,or propio. ¿Amor propio?
¡no! Eso que llamas tú amor propio no es sino tonte-
dicen esos?» Y entonces llegaríamosi á teneír voluntad
nacional.
Sí, hay quienes creen que acaso preocupándonos
Bueno, cy qué queremos? ^Lo sabemos acaso nos- ría. Tontería, sí, así como suena, tontería. Lo único de lo que pasa fuera, de las preocupaciones de los
tros mismos? Yo creo quei no. Sólo sé una cosa y es que tú quieres es que te dejen en paz otros, acabaxemo® por tener propias preocupacione®.
que queremos querer, que acaso soñamos querer. No hay voluntad nacional, no hay conciencia na-
¿Sabes, lector de un rincón de provincia, lo que
Pero voluntad, no ya nacional, siquiera colectiva, de cional, porque no hay voluntad internacional, no hay
hace ese tedio que, como una llovizna helada, cae
unos pocos escogidos, ¿dónde la hay? Cada uno quie- conciencia internacional entra nosotros. Y estoy con-
sobre nuestras almas, y las cala hasta el tuétano, y
re, es cierto, su cosa; mas ¿dónde está aquella sola nos arrece, y nos envejece antes de tiempo? Pues es vencido de que hasta la resolución del más ínfimo
y misma que todos, ó por lo menos muchos, quera- que no queremos nada como pueblo, como nación. problema de índole local depende de que nos sin-
mos? Alguna vez, esa tu aldea, villa ó ciudad, se quejará tamos nación frente á las demás naciones y junto á
Que no hay conciencia nacional decimos. Ni si- diciendo que la tienen abandonada, que es una Ce- ellas. El régimen de administración local d'eipende de
quiera voluntad nacional. Si la hubiera, del querer bro- nicienta—-e'ste tópico de la Cenicienta se emplea mu- la posición internacional. Es perder el tiempo, verbi-
taría el pensar. Pero los españoles, como tales, sólo cho en nuestras soñolientas ciudades provincianas—; gracia, hablar de los males de la emigración y bus-
parecen querer que se les deje morir en paz. Morir, pero repara en que esa tu aldea, villa ó ciudad, no carles remedio mientras no pongamos en claro qué
no vivir. España no quiere nada fuera de si rmsma, quieres nada, absolutamente nada para Espaüa. es lo que quiere España, como nación, para con las
es decir, no quiere nada. No quiere dominio terri- Y si perteneces á algún Instituto, mira bien cómo naciones americanas que surgiteion de sus colonias de
torial; no quiere dominio espiritual tampoco. Ni quie- ese InstitTito á que p^erteneces tampoco quiere nada, antaño y adonde van esos em.igrantes. Es perder el
re soñar .ensueños que dar á los demás. Duerme sin absolutamente nada, sino que le dejen en paz. Y de- ti'empo disc-virrir sobre derechos de importación, tra-
soñar. jar él en paz á los demás, es decir, no hacer nada. tados; de comercio, zonas francas, etc., mientras no
A lo sumo, cada uno de los que lo componéis deseáis se quiera que España sea algo más que un mercado
Mi voluntad ha muerto una noche de luna
que os suban el sueldo y os disminuyan el quehacer. diel campTaventa para con las demás naciones de
en que era muy hermoso no pensar ni querer.
Medro de jornal y mengua de jomada. ¡Y á vivir! Lo cuya concurrencia industrial y mercantil queremos
Mi ideal es tenderme sin ilusión alguna...
que quiere decir: ¡á morir! defeiider á nuestros industriales y mercaderes.
Así cantó Manuel Machado. Y así España. Tal es ¡Haragán, haragán, haragán! No 'e|res nada mas Para vivir como nación hay que vivir con las de-
que un haragán. Y eso aunque cumplas estrictamen- más naciones, y para vivir con las demás naciones hay
también su ideal. que pensar y hay que querer como nación algo más
te con lo que llamas tu obligación. Y á las veces es'e
((¿Qué quiere España?»—me preguntaba un amigo que vivir. «fQue nos dejen en paz...!» Fío;
extranjero Y le contesté:-—«España no harán bien en no dejarnos en paz, en la
quiere nada, sino que la dejen». Y así has-
ta Dios la deja de su mano. ^ FIGURAS DE LA GUERRA paz nortífera de esta Voluntad nacional.
Y luego dirán algunos pobres diablos
A.penas hay hoy nación histórica de
algún bulto que no pretenda tener en que se nos desprecia y se nos desdeña.
algo la primacía. Menos nosotros. En todo, Hacen muy bien; porque para los más
tomados colectivamente, en todo 1» que de nosotros el horizonte del mundo termi-
que puede valer con valor univensal, nos na en las fronteras de la patria.
reonocemos inferiores. Y en esta falta, Y esto os dice im español que lleva años
no ya de orgullo, de dignidad colectiva, el trabajando con su pluma desde España,
orgullo individual de los pocos españoles perT fuera de España y para ella, y bus-
que por gracia de Dios le tengan, apare- cando—si no- lo encuentra no es su cul-
ce más monstruoso, f.Enorgullecerse de ser pa—un anhelo que sea el anhelo de su
espqño! en Eípaña! patria. Pero es más cómodo apuntamos,
Que no haya deseo alguno de expan- á lo sumo, en un partido poli'ico y echar
sión territorial ó espiritual se comprende, la paitida de chámelo ó de tute por las
aunque haya que lamentarlo; pero es que tardes. Y no pensar ni querer nada.
no hay deseo de nada. Unos cuantos se MIGUEL DE UNAMUNO
quejan, dicen que á nombre de los de-
más; pero los demás no se quejan. Viene
un azote cualquiera, una plaga del cam-
po, y los perjudicados mismos parecen
EL S E R E N O
no conmoverse. La insensibilidad, hasta
para con los propios males, pone ©spaníro.
Y EL BRILLANTE
Y no se diga que es resignación, no. ¡Es iin Cádiz ha sido detenido y procesa-
callosidad! do un sereno. Su culpabilidad estriba en
Oigo decir que el país despierta, pero que trató de venJei un brillante que una
lo que yo veo es que á nadie le importa dame perdiera en aquella ciudad. Se le re-
nadd de i\ada. Con dejarle á cada cual comeridó que bus.;ara la piedra preciosa;
echar su partidita ó lo que sea y engullir por extraordinario que parezca, la halló
s^u puchero, que no le den quebraderos y íe esaltó la tentación de convertirla en
de cabeza «¡Déjeme usted en paz, hom- pesetas.
bre!') Y en paz estamos. ¡Y tan en paz! Auí\que eso de que la autoridad, proce-
A nesar de las apariencias en contreirio. se á la autoridad no es cosa común entre
Y tú, lector, que lees esto, tú eres casi nosotros—sin duda merced á nuestras
de seguro, uno de tantos, esto esi, un neu- buenus costumbres—, el hecho en sí no
tro. A Y sabes lo' que es un neutro? Pues tiene gran importancia. Pero se presta á
uno que no es ni masculino ni femenino, un comentario y nos sugiere algo que está
uno que es cosa y no hombre. Porque si aún por hacer en España. Este pobre hom-
pareciendo hombre en cuanto al cuerpo bre, ¿cedió únicamente al instinto del
fueses mujer de instinto—^y mujer en cuer- robo? ¿No influyó también en su ánimo
po de hombre es cosa muy triste; más el recelo de verse mal recompensado ? La
t(ris»^^e que hombre en cuerpo de mujer— J^23I-.V gente rica no suele ser muy espléndida
serían algo aún. Pero ni eso. Porque no para con las personas pobres que, por un
sólo n o obras, pero sí sufres. Dejas que impulso de honradez, entregan las joyas
ruede el mundo porque dices que no lo EL GENERAL HINDENBURG y el dinero perdidos. Hay quien ha pre-
has de arreglar tú. miado con diez feales el hallazgo y devo-
JEFE DE LAS TROPAS ALEMANAS QUE OPERAN CONTRA RUSIA lución de una alhaja de 5.000 pesetas.
((¡Y qué voy á hacer yo?»—^me dirás—•.
(Caricatura- de Leal da Cámara.) En algunos países—^Francia entre ellos—
¡Qué sé y o . . . ! Es decir, sí lo sé. Revol-
verte, agitarte, querer algo. cQué? ¡Lo se asigna á quien devuelve cualquier ob-
mismo da! ¡Querer, querer, querer! Y ya la voluntad estricto, esto es, rutinero cumiilimiento dei tu obliga- jetO' extraviado un tanto por ciento sobre este último.
encontrará su objeto y se creará su fin. ción es la más exquisita forma de haraganería. No co- ¿Por qué no se hace aquí lo mismo? La abnegación
^ o se quiere sino lo que se cohoce de antemano— nozco haraganes mayores que esos celosos funciona- del pobre, aunque no fuera tan meritoria, quizá sería
dijeron los 'escolásticos—. Pero yo te digo que no se rios á quienes les salen canas en la cabeza y callo en menos dura y más frecuente.
conoce eino lo que de antemano se quiere. El ma- el trasero después de cuarenta años de servicios en
moncillo busca y encuentra la teta de su madre sin su oficina. Ellos no se metieron nunca con nadrei.
haberla conocido antes. Pero aquí ni ese instinto, «¿Y qué podemos hacer?»—me preguntarás—.
Pues mira, podemos hacer una cosa y ÍJS sugerimos
PREOCUPACIONES IMPERIALES
como á nación, como á colectividad, nos queda.
Acaso estés alistado, lector, en algún partido polí- una inquietud, por vaga que sea, y empezar á dar A la Ga<ceta de Voss, <xe Berlín, comunican de
tico, bajo un jefe más que bajo un programa. Pero vueltas y á chillar, aunque sea inarticuladamente. Y Viena que el emperador Francisco Joié ha dado orden
eso entre nosotros no tiene nada que ver, de ordina- tú puedes empezar á querer llevar el nombre; de tu de que en los jardines imperiales se aproveche todo
rio, con la voluntad nacional. Los que forman el co- patria, sobre el tuyo ó sin él, fuera de ella. Todos, el terreno posible para cultivar berzas. No está mal
mité de un partido político no quieren nada para la cada uno según sus fuerzas y su voz, podemos gri- pensado. Lo sensible es que necesiten llegar los pue-
nación. A lo sumo ppra sí mismcs'. Mas dé ordinario tar algo dei la frontera allá. Y para ello enterarnos blos á situaciones extremas i>ara que sus monarca<(
no quieren sino matar el tiempo. Y si eres diputado de qué es lo que embarga los ánimos á los otros hom- discurran. '^
España, 200, 06.02.1919, p. 4
Núm. 200.—4 ESPAÑA
paña? Pero están separados y nada indica que mar política entre el idioma castellano y el ca- esos males? Si es que no surgían más podero-
quieran reunirse, lo cual prueba que por enci- talán, los catalanes aprenderán el primero con sos... No, nadie cree de veras que ese sea un
ma de la unidad o diversidad de lenguas hay más empeño y amor que hasta ahora. Después remedio. Lo que hay es que se siente el anhelo
algo que separa o vincula a los pueblos: la vo-de un período de reacción localista, sus escri- de la disolución.
luntad de contrato. ¿Y qué será la Liga de Na- tores volverán a adueñarse, como sus antepa- «Es que si España se disuelve nacerán de
ciones sino una voluntad de contrato universal sados, de este poderoso instrumento de uni- ella otras naciones, que lo serán de veras»—
por encima de la Babel universal de los idio- versalidad que es el castellano, y sus industria- se me dirá. No; esas naciones tampoco tendrán
mas? Y si todas las potencias van a poder en- les y comerciantes lo preferirán también, para conciencia de una misión histórica, hacia fuera.
tenderse en diferentes, profundamente diferen- extender sus mercados de España y América, a No lo tiene Cataluña, nación profundamente
tes lenguas sobre numerosas cuestiones de vi- una lengua de escaso radio práctico. La auto- conservadora, a la que solo mueve el instinto
da común, ¿será imposible que se entiendan nomía de Cataluña, con sus dos lenguas, favo- de propia conservación, y que no tendrá senti-
españoles y catalanes, hablando idiomas tan se-recerá, en vez de estorbar, la castellanización miento de misión histórica. Y si con el tiempo
mejantes, sin separarse por una causa que, des-de los catalanes en el sentido espiritual de esa llega a cobrarlo entonces se suicidará a su vez^
pués de todo, no es de ahora, sino que viene palabra. Y aunque así no fuera, no vemos que heroicamente, noblemente, santamente, fun-
de siglos atrás? sea fatal, por motivo del idioma, la separación. diéndose en nación más grande.
No es fatal en Suiza, con su francés, alemán, Las naciones nacidas de España que llegarán
La españolización
italiano y rumano; ni en Bélgica, con su fran- antes que lo que de España quede a cobrar
de Cataluña cés yflamenco;ni en Canadá, con su inglés y conciencia de una misión serán las repúblicas
OR nuestra parte creemos que, una vez des- francés; ni en el Transvaal, con su inglés y ho- españolas de América. Decimos españolas y no
P aparecida la hostilidad que podríamos lla- landés. latinas ni ibéricas, porque en ellas se habla es-
pañol—y cada vez más y mejor—y no latín ni
ibérico (hay una, el Brasil, portuguesa); ¡y Dios-
sabe si con el tiempo no salvarán ellas a Espa-
ña haciéndola, en un cierto sentido, una colo-
EL SUICIDIO DE ESPAÑA nia suya! ¡No confederándose con ésta, no! Las
repúblicas federales hispanoamericanas tien-
POR den, como toda federación con conciencia de
misión histórica, a hacerse unitarias. El espíritu
federalista de Rosas se borra de la Argentina, y
Miguel de Unamuno
el de Artigas del Uruguay. La historia les ha:
enseñado que el federalismo acaba por ser la
barbarie.
U Ndado
O de los hombres más miserables—¡y cui-
si lo son!—de los que merodean en
sus hijos que pueda dirigirla. Y por esto, por-
que no hay conciencia alguna de misión colec-
Porque los Estados Unidos de la América
del Norte tenían conciencia de su misión hisfó
esa miseria moral que es la politiquería con- tiva, de un papel que haya de jugar España en rica universal—no sólo internacional, que es
servadora española, decía no hace mucho que la historia, por esto para encubrir la disolución otra cosa—, impidieron con Lincoln la esci-
al partido conservador se podía atacarle y tra- nace el menguado y raquítico ideal federalista. sión de la nación. Porque allí son los Esta-
tar de deshacerlo, pero lo que no se puede es Una federación o confederación sólo serviría dos los que hacen la Nación, y no unas men-
pedirle que se suicide. Y, sin embargo, esta es para conservar la apariencia de Estado o de guadas naciones las que hacen el lEstado^
su obligación. ¿O es que no ha habido parti- nación, sólo serviría al miserable sentimiento La Unión Norteamericana proclamó con Lin-
dos, ligas, asociaciones, etc., que se han disuel- de la propia conservación que le hace a un coln que los Estados del Sur no tenían derecho
to una vez cumplida su misión? Peor es que pueblo, como a un hombre, esclavo. a separarse de ella para darse a sí mismos el
ese partido, y no él sólo, haga que se suicide España tenía que cumplir en Cataluña, como gobierno qu° mejor les pareciese. La Confede-
España. Y ese mismo miserable político, que en otras partes, una misión. Y esta misión que ración Norteamericana no acató la doctrina di-
envuelve en gracejo las doctrinas más cínica- España tenía que cumplir en Cataluña no la ha solvente y suicida del pacto. Es que sentía la
mente antisociales e inciviles, ¿no tendrá acaso sabido cumplir, no ha querido de veras cum- historia, y eso del pacto es prehistórico, es de-
sobre su concienpia algún suicidio? plirla. No ha hecho más que aprovecharse de cir, antihistórico, es no ya troglodítico, sino
La que se suicida es España. Y acaso sea su ella, de Cataluña, aprovechándola a la vez mítico.
más heroica hazaña, su más noble sacriñcio. acaso. Y como no ha sabido o no ha querido Y España, falta de sentimiento histórico de
Siéntese hoy en España una especie de vo- o no ha podido cumplir esa misión, le surge la una misión universal que cumplir, se suicida.
luptuosidad colectiva de disolución. Hablase en separación, que es un hecho—no separatismo, ¡Dios la acoja en su seno y que descanse
ella del desmembramiento, aún más, de la diso- que es una idea—actual. en paz!
lución sin pena y hasta con un cosquilleo de Ahora, de lo que no puede ni debe hacerse
ansia. ¡A ver qué es eso! ¡a ver cómo nos en- caso es de esa grotesca invención de la España
contramos dejando de ser españoles! Grande. Esa España Qrande es un gran mau-
El máximo apóstol del republicanismo, Maz- soleo, en forma de fábrica o de almacén, de ta-
LA EXPULSIÓN
zini, el enorme Mazzini, que nunca fué federal ller o de lonja, para enterrar a la España histó-
o güelfo, sino unitario o gibelino —gibelino rica. En boca de los que más la traen en ella,
DE DON DALMACIO
del pueblo—, aquel creador espiritual de la eso de la España Grande es una mentira. Por-
tercera Roma, el que anhelaba que pudiesen que lo triste aquí es la insinceridad, la hipo- ELdepartido jaimista ha acordado la expulsión
D. Dalmacio Iglesias, por haber éste aca-
los italianos «despertados al sentido de su mi- cresía de unos y de otros, de los que gritan tado a la Monarquía adhiriéndose al homenaje
sión en el mundo, escribir en tiempos no tar- ¡viva! y de los que gritan ¡visca!, de los de la al Rey, organizado en la Capitanía general de
díos sobre el Panteón de nuestros Mártires en Liga Patriótica Española y simpatizadores y de Barcelona.
Roma las des palabras símbolo del porvenir: los de la Lliga Regionalista e izquierdista, Sentimos el percance, por que D. Dalmacio
Dios y el Pueblo; Unidad y Libertad>, el má- que arrastra tras de su sentimiento medieval en la Monarquía será para España más funesto
ximo Mazzini decía que la vida es misión. Lo del patriotismo chico y grande. Viven unos y que olvidado en el jaimismo. Pero esos jaimis-
es para un hombre civil e histórico, lo es para otros, españolistas y catalanistas, de mentiras. tas discurren bien al no identificar el monar-
un pueblo. Y cuando termina su misión una ¿Qué es eso de que una Confederación aca- quismo, ni el Monarca, con la idea España, con
nación, como un hombre, muere, debe morirse. baría con las oligarquías y el caciquismo y el que D. Dalmacio quería justificarse al tomar
Y en casos hasta debe matarse ^ J menos, de- despotismo? ¿Quién es el papanatas que cree parte en el anzuelo de adhesiones, que no tenía
jarse morir. que con ocho o diez o doce Parlamentillos— más objeto que un acto de adulación, a quien
La misión histórica de España se acabó ya según el número de naciones confederadas— siente por lo general el frío de la indiferencia,
y no tiene hoy conciencia de ninguna misión y una especie de Reichstag español o ibérico y un propósito manifiesto de molestar a los ca-
nueva. No la tiene ella; no la tiene ninguno de para sus asuntos comunes se acababa aquí con talanes que guía los actos de la Liga españolista.
Nám. 204.—6. España, 204, 06.03.1919, p. 6 ESPAÑA
ticias, como en el caso de los ferroviarios des- : ES ESPAÑA NACIÓN ?
pedidos en 1917. La intransigencia de las em-
presas capitalistas está demostrada hasta la
saciedad. La única solución e3 que el EUado ESO DE MARRUECOS
se incaute de esas industrias nacionales cuya
POR
paralización sería la ruina del país, y conceda
a los obreros cuanto piden, que no es, después Miguel de Unamuno
de todo, nada excesivo ni injusto. Las grandes
industrias españolas en manos del Estado, y el
so de Marruecos no ha logrado interesar a mito. <La posición geográfica es nuestro único
Estado en manos de los hombres de mayor sol-
vencia moral y técnica: no puede ser otro el Enaturalísimo.
los pueblos que habitan España. Y es ello
Eso de Marruecos es, en realidadi
recurso», decía el nacionalista catalán Sr. Ro-
remedio si ha de ser eñcaz y duradero... dés. ¿Nuestro? ¿Qué quiere decir este nues-
un problema internacional, y lo internacional tro? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Y qué unidad
no puede interesar donde falta el sentido de implica este plural? ¿Es plural? ¿Es dual? Lo
La clausura del Casino Nacional —como le nacionalidad. Pues no es tal el mero instinto de que no dijo, lo que no pudo decir es: «la posi-
denomina un diputado amigo nuestro—, vul- conservación colectiva. El sentimiento de na- ción histórica es nuestra única salvación». Y
garmente Parlamento, no habrá matado de do- cionalidad sólo le da una conciencia de una no pudo decirlo porque aquí no hay posición
lor ft nadie. Lo único lamentable sería que el misión histórica común y pública. Y no es mi- histórica española común y pública, no hay
cierre no fuese preludio de su disolución. Este sión histórica la de conservarse. sentimiento alguno de una misión histórica que
Parlamento, nacido muerto, había llegado a un Se ve lo de Marruecos como un negocio, y le toque cumplir a España.
punto de putrefacción irresistible. Bien está en cuanto negocio parece que es, en efecto, Cuando España tuvo un sentimiento de mi-
que se le disuelva. ¿Pero quien será el encar- improductivo, si es que no malo. sión histórica, tuvo verdadera unidad. Y su de-
gado de esa operación de química política? Representaba, por tanto, muy bien a la ma- cadencia no vino de su unidad sino del fin a
Personas que tienen motivo para estar bien in- yoría de los contribuyentes del Estado español que esa unidad se hizo servir, de la misión a
formadas, nos aseguran que el conde de Ro- el catalanista Sr. Rodés, cuando pedía que me- que se consagró la unidad nacional. Y si la
manones posee ya el decreto de disolución. Si diante tales o cuales ventajas mercantiles se unidad se rompe, es porque aquella misión
así es, naturalmente se presupone que el conde abandonara Marruecos. Para la razón social fracasó —como debía fracasar— y no se ha
no dirigirá solo la trifulca electoral. Si quiere pseudónima España y Cía., eso de Marruecos sustituido con otra.
rehabilitarse y salvarse del destino de las viejas es un mal negocio. Y lo será cualquier colonia
Manuel Aznar decía en El Sol que si el pro-
oligarquías, condenadas a inminente extinción* de explotación, lleve el nombre que llevare. Y
blema de Marruecos se sometiera a un plebis-
en las próximas elecciones debe triunfar un si esa razón social llegase a ampliarse a una cito, nuestro protectorado allí terminaría segu-
bloque formado por socialistas, republicanos y República confederativa de Iberia y entrase en ramente con un ¡nol rotundo. Y es natural que
reformistas. Si el conde de Romanones no quie- ésta Portugal, las colonias portuguesas serían así fuese. Ese problema internacional se le
re sucumbir con la España vieja que caduca, de la nación portuguesa tan sólo y no de la ra- plantea a España lo mismo que el nacional se
debe romper toda ligazón no sólo con las oli- zón o empresa confederativa. le plantea, y donde la nacionalidad no se sien-
garquías de los Dato y los Maura, sino también A esto habrá quienes nos vengan diciendo te, mal puede sentirse la internacionalidad. O
de los Alba y García Prieto. que eso de Marruecos es otra cosa que un ne- viceversa.
Estos días se ha hablado de un bloque de gocio, nos hablarán de la posición de España
entre las demás naciones y otras idealidades ¡Y aun hay candidos que hablan de cómo
derechas constituido por Maura, Dato, Cierva
históricas por el estilo. ha de entrar España en la Liga de las Nacio-
y hasta Vázquez de Mella. Antes que eso, un
A esto sólo diremos que ante todo tenemos nes! Para entrar en esta Liga hay que ser na-
bolchevismo a la rusa. Por su parte, el captan-
que poner en claro si España es o no nación. ción y para serlo, hay que sentirse tal. ¿Se
te Dato, capaz de todas las interesadas amabili
Y en todo caso, ¿qué obra civilizadora puede siente nación España? No preguntamos si se
dades y de todas las frías crueldades, moviliza
hacer en Marruecos la que no ha sabido civili- siente empresa o razón social —mercantil e in-
esta temporada todas las artes de la inspiración
zarse ni nacionalizarse a sí misma? ¿Cómo va dustrial yfinanciera—pseudónima, sino si se
periodística y de la sugestión de la llaneza para
o españolizar su zona la que no sabe españoli- siente nación; si se siente una nación; si se
hacernos creer que un nuevo período de datis-
zarse a sí misma? siente nación una.
mo es necesario para la salvación de España.
Hasta un hombre tan inteligente y, en el Supongamos que se hable de escuelas. ¿Es- Lo mejor, pues, es abandonar un mal nego-
fondo, tan escéptico en asuntos políticos como cuelas españolas en Marruecos? ¿Para qué, si cio. Porque nada de violencia. Una vez más
el corresponsal del Times ha caído en la aña- no hay escuelas españolas en España? ¿Enseñar tenemos que repetir a los que nos acusan de
gaza, después de haber añrmado numerosas a los moros en español, cuando no se sabe ni estrechez de espíritu que no creemos que se
veces que la única esperanza de España actual se quiere enseñar en español a los hijos de los deba imponer nada; que a ningún pueblo se le
es un.desplazamiento de la monarquía hacia la contribuyentes de España? Y si se nos dijera debe imponer gobierno alguno contra su gene-
izquierda. No daremos tanta importancia como que en Marruecos hay hoy ya, y polrá maña- ral vduntad; que es locura querer forzarla
El Sol a la opinión particular de un correspon- na haber más hijos de españoles, de quienes voluntad casi unánime de un pueblo. Pero el
sal extranjero. Otra cosa sería si su opinión se sientan tales, responderemos que también deber de no imponerse así no excluye el de de-
coincidiese con la de algún artículo de fondo los hay en Argel y en Portugal y en el Brasil cir siempre la verdad.
de periódico tan influyente como el Timesi y en muchas regiones de Francia y que en Cuando Alberto Revilla, el protestante, decía
aunque siempre nos reservaríamos el derecho estos lugares podía y debía el Estado español en sus Prolegómenos de la historia de las
de discrepar y oponernos a amonestaciones crear y sostener escuelas españolas, tanto y religiones que a la importancia que el fanatis
extranjeras discordes con lo que juzgamos mejor que en Merruecos. En Oporto, en Bur- mo religioso dio a la cuestión de la verdad so-
nuestro interés nacional. Pero nos sorprende deos o en Oran hay seguramente más hijos de bre todas las otras debe la ciencia moderna
que un hombre de la capacidad del amigo Fil- españoles que en Tetuán, v. gr. Y no decimos mucho, y que la intolerancia ortodoxa de la
son Young, tan anheloso de una España mejor, que se instituyan escuelas españolas de ense- Iglesia en la Edad Media imprimió, a la socie-
crea en la modernidad de un político tan pre- ñanza primaria o secundaria en la Argentina, dad cristiana la disposición a buscar a toda
histórico como Dato, cómico remedo de un el Uruguay, Chile o Cuba, porque la enseñan- costa la verdad, de que es aplicación el espíritu
Castlereagh que no se suicidará nunca. Pero za nacional que se da en estas repúblicas científico moderno, no le faltaba razón. Lo
si tan útil y eminente estadista le parece, por hispano americanas es esencial y fundamental- malo de aquel fanatismo fué el compelle intrare,
nuestra parte estamos dispuestos a un intercam • mente española. Acaso más española que mu- el «¡obligarle a entrar!» ¡No, esto no!; nada de
bio: a dar a Inglaterra Dato, más Maura, Cier- cha de la que aquí se da. compulsión. Pero sí el fanatismo por lo que se
va y Vázquez de Mella—podríamos aumentar Sí, el catalanista Sr. Rodés expresaba el des- siente ser verdad.
indefinidamente la lista—, Si Inglatera nos die- interesado sentir de los más de los contribu- Y la verdad aquí es que España no se siente
se un conservador tan culto, amable, suave, in- yentes del Estado español, para los cuales la nación, sino a lo sumo compañía pseudónima
teligente y delicado como Balfoun.. nacionalidad internacional de España es un de seguios mutuos.
España, 217, 05.06.1919, p. 5,

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