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EN ESTA HORA
Biblioteca de
RUSSELL P. SEBOLD
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NICOLAS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA
Ojeada a los valores literarios
5
• - MADRID
Talleres «Voluntad»
Serrano, 48
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lo que poseemos; pero en el fondo ocultamos tal de la crítica, y falta preparación. Podríamos
considerar quizá como de necesaria coincidencia
otra idea: queremos saber lo que nos será po
esas dos faltas, ya que apenas puede darse la
sible realizar con los bienes que nos quedan. El
beneficio líquido cierra una puerta y abre otra. una sin la otra: suele faltar serenidad al hom
bre no preparado. Sin embargo, el veneno de
Y si no la abre es señal infalible de quiebra.
La aspiración restringida de este trabajo la pasión se ha introducido de tal modo en nues
ha sido precisamente su enfoque hacia el balan tra más íntima célula intelectual, que no es raro
ce sin digresiones ni fantasías. La aspiración ver entre nosotros hombres, de cuya cultura no
ambiciosa ha sido nada menos que hacer critica. puede dudarse, manifestar cerrada obcecación,
Una cosa así como hacer pan de trigo sin trigo. turbios ojos y oscuro juicio en cuanto se aplican
Hacer crítica en un momento español $n que al examen de valores nutridos de ideología con
no hay crítica, en que todos los que vivimos nos traria a la propia.
hemos educado en la desesperación sin causa o Derechas e izquierdas. He aquí dos sectores
en el optimismo sin fundamento. Los jóvenes irreconciliables poseídos del maléfico espíritu
de hoy tenemos tremendas responsabilidades que de incomprensión. Esa triste realidad española
exigir. Se nos ha engañado. Algo más. De una disocia el cuerpo nacional con la fuerza de un
parte nos han querido dar veneno y de otra líquido corrosivo. Derechas e izquierdas, dos di
vino. Se nos quería ver con la amarilla piel mensiones de un cuerpo mismo, se niegan obs
del intoxicado y su gesto que presagia la muer tinadamente — las gloriosas excepciones indivi
te, o con la risa estúpida del borracho y su in duales confirman la regla — al razonamiento y a
consciencia suicida. Si en medio de este doble la verdadera crítica que dimana del estudio.
afán destructor tenemos algunos nada más que Constante y diariamente se ve esto comprobado
el deseo de ver las cosas como son, aunque no en el coto particular de la literatura, adonde lle
nos acompañe el acierto, España nos lo agra gan, quizá más intensamente que a otro alguno,
decerá. Nos lo agradecerá algún día, aunque hoy esas corrientes disociadoras. Falta serenidad y
los que querían darnos veneno nos desprecien y falta buena fe, pues no hay que confundir en
nos maldigan y los que querían emborracharnos modo alguno la pedante apostura y la mirada
nos apostrofen y nos repudien. desdeñosa con la verdadera elevación y la mi
Falta en España serenidad, virtud fundamen rada serena. No es lo mismo un hombre alto
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10 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ en esta hora
que un hombre estirado, ni vale más que el del 98 andamos todavía, aunque sea, como que
maestro llano y cordial la institutriz dominadora, remos hacer nosotros, para reaccionar violenta
seca e ignorante. En el campo intelectual pa mente contra él. Basta citar los valores literarios
decemos, por desgracia, los españoles una epi de aquella generación para darnos cuenta de que
demia de institutrices. con mucha dificultad podremos sustituirlos. En
■Como humilde contribución al necesario an algunas zonas, como la del teatro, citar a Be-
tídoto de ese mal empezamos esta revisión de navente parece como poner un punto final ante
los valores literarios poniendo nuestra mejor vo el vacío.
Sería soberanamente injusto encerrar en una
luntad en estimar lo más digno de estima. He
condenación sin apelaciones a toda la pléyade
mos sido leales con nuestro propósito y cuida
de aquellos días del desastre español y la incuba
mos —■ y en lo futuro seguiremos la misma nor
ción del pesimismo. El punto de partida era ló
ma — más ese fondo de lealtad que la elegancia
gico y patriótico inclusive. La manera de des
o el eufemismo. Nuestra norma la constituyen
pertar al pueblo, que tenía tan poco conocimien
las palabras que dice don Pedro en La comedia
to de sí mismo como para pensar en la victoria
nueva, del insigne Moratín: “Yo no quiero men
tir, ni puedo disimular; y creo que el decir la sobre los Estados Unidos, era entrar en el bos
verdad francamente es la prenda más digna de que de sus sueños con la podadera implacable
un hombre de bien.” en la mano. Pero las demasías de los leñadores
fueron tales, que a poco si dan con el bosque
entero abajo y le dejan bueno para que vengan
otros a hacer leña. El pesimismo se adueñó de
II todo, se rompieron lazos tradicionales y se dió
un salto mortal en la solución de continuidad
¿De dónde hemos de arrancar para esta ex histórica que ya se venía observando. La direc
cursión a través del campo literario ? La fecha ción ideológica que impulsó al 98 era sencilla
tan convencional como se quiera, pero muy útil mente la misma que impulsa al suicidio al hom
para entendernos, de 1898, surge ante nosotros bre que hace un mal negocio. El crimen de este
hombre suicidándose, no sólo con olvido de le
llamándonos a ir detrás o a ponernos enfrente.
Lo que no puede hacerse es olvidarla. En torno yes divinas, sino de posibilidades humanas que
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en esta hora
España estamos muy necesitados de hacerlo así, rece observarse un decrecimiento de la influen
y por fortuna se observan buenas disposiciones cia francesa y una preponderancia creciente del
para ello. Este libro, en su esfera humildísima, teatro inglés. Es un hecho general. La influencia
quiere demostrar cómo enfoca un católico el francesa, que es aún muy grande, va centrán
mundo literario, cómo lo siente y cómo lo ve. dose en el grupo de espíritus enfermos, o pre
Él autor, fuerte en sus ideas, no se asusta de sos de dilettantisme/ exagerado y en algún caso
nada. Desprecia o se ríe. Estima todo lo que de afeminación sin atenuantes, que se entusias
cree estimable, hállese donde se halle, y trata de man con Marcel Proust — gran escritor a quien
sumarse al despertar de los intelectuales católi nunca podremos perdonar que haya originado el
cos de España, que son muchos y muy buenos, proustismo — y se sorben mensualmente la Nou-
y pueden ser más y mejores en cuanto decidan velle Revue Française para aprender a hacer
no hacer el menor caso de las voces interesadas monerías.
que se hacen correr por ahí. Fuera de eso, la influencia francesa decrece,
y aumenta la influencia inglesa. Nosotros esti
mamos eso como un gran beneficio. Para nada
necesita España que nadie le excite la sensua
lidad. Lo que hace falta es un mayor interés
IV
por las preocupaciones espirituales y por el tra
bajo. La literatura inglesa — como el pueblo in
Como se ha dicho, en este libro se dedica aten glés — es la que camina más libre de la obse
ción preferente al teatro. Más de la mitad de sión sexual y la que siente con intensidad ma
los capítulos que contiene están dedicados a au yor las preocupaciones del espíritu. En la mo
tores dramáticos. Por ellos se verá que, descon derna literatura francesa e italiana el espíritu se
tadas las grandes figuras, que ya caminan al ha rebajado hasta el servicio de la materia y aun
ocaso, apenas pasamos de la medianía. La figura de las anormalidades de la materia. Procurar,
de Eduardo Marquina, con su teatro poético tan con afanes dignos de mejor causa, la idealiza
bello, es la única que parece destacarse en pri ción del placer material es lo que caracteriza a
mer término. Por lo demás, nuestro teatro vive muchos moderno?. Admirables caminos para la
de traducciones e imitaciones poco felices. Pa locura, para la tisis y para dar que reir al demo-
20 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
aquel volumen pequeñito ? En él se contiene la loa poco amargo, con sus gotas de filosofía y de
zímor de artista, la deliciosa comedia Los fa enseñanza de la vida.
voritos, que Benavente escribió acordándose de Habiendo escrito después Benavente tantas
Much ado about nothing, de Shakespeare; el obras magníficas, que parecía debían borrar el
diálogo El encanto de una hora, y la bella, obra recuerdo de El nido ajeno, éste sigue siendo para
fantástica, en dos actos, Cuento de primavera. muchos como un símbolo, y lo será más aún
Hoy, al amparo de la fama que conquisto aquel cuando- se trace en frío la historia literaria de
mozo iconoclasta de 1892, han vuelto algunos de últimos del siglo xix. En El nido ajeno parece
estos juguetes, que entonces huyeron a una pe indudable que Benavente se propone que el con
numbra grata y modesta. El encanto de una hora traste sea absoluto entre su teatro y la técnica
lo hemos visto con placer en su versión inglesa. que privaba entonces. El nido ajeno puede ser
Dos años después — 1894 — sorprendía a todo vir como un modelo excelente de una manera
el mundo una comedia en tres actos, muy dis moderna, segura y artística de entender el tea
tinta de todas las que entonces se representaban. tro. De El nido ajeno ha salido la lección y la
Era El nido ajeno, y su autor Jacinto Benaven norma para todo nuestro teatro actual. No des
te. El nido ajeno cae de pronto, como la piedra truye esta verdad el que muchos la desconozcan
en el lago. Casi diríamos mejor como el barril o finjan desconocerla. Ella se ha de imponer.
de aceite en el mar embravecido. Mar más que Entonces quizá maraville, indigne y provoque a
embravecido, loco furioso, era el de los sucesos risa al mismo tiempo el comprender la prisa con
tremendos que ocurrían En el seno de la muer que se olvidó. Y cuando ya no quede ni el polvo
te, o en La esposa del vengador. Y. en cambio, del teatro absurdo y grotesco del señor Linares
en El nido ajeno no pasaba nada. No había nin Rivas, y de los Quintero quede apenas un grato
gún conde vengativo, ninguna condesa adúltera, perfume, se dirá- que el teatro español de prin
ningún escudero traidor. Ni siquiera un subte cipios del siglo xx lo formaban unas obras lla
rráneo o una torre visitada por fantasmas. Nada. madas: La comida de las fieras, Los intereses
Salía allí una habitación de casa modesta, y en creados, La noche del sábado, Señora ama, Lec
el segundo acto lo mismo, y en el tercero igual. ciones de buen amor...
Un oscuro incidente de la vida familiar, desarro Dos años después de El nido ajeno dió Be
llado entre muy pocos personajes, y un final un navente a la escena una comedia, que es como la
26 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 27
avanzada de todo un ciclo de obras de las mas Vamos a terminar este primer artículo dedi
celebradas de nuestro autor. Hablamos de Gcwíe cado al gran Benavente con una referencia a la
conocida, que inicia la serie de obras de sátira primera de sus obras de definitiva importancia
fina y de buen tono. En ella existe una condi que vieron la escena: La comida de las fieras.
ción desconcertante todavía para mucha parte Exponemos estos principios con excesiva lenti
del público. No hay “argumento”. El que esto tud, porque se vea bien cómo se dibuja y se
escribe ha visto a algunos espectadores de Gente afirma la personalidad del dramaturgo. En un
conocida preguntar por el argumento con indig próximo artículo ya podremos, más desembara
nación, con el tono del hombre estafado, y que zadamente, intentar una clasificación y proceder
va a pedir que le devuelvan su dinero o arma por grupos de obras, en vez de por obras aisla
un escándalo. En 1896 la tosa era mas extra das, como nos vemos obligados a hacer aquí
ordinaria que hoy. Entonces Gente conocida se La comida de las fieras continúa la serie sa
salvó, porque la sorpresa de que no hubiese ar tírica, empezada dos años antes con Gente cono
gumento desconcertó de tal modo, que casi cayó cida. Pero en La comida de las fieras aparece
en gracia. Allí había una serie de escenas ma ya el dramaturgo entero con un pensamiento
gistrales, finísimas, donde se veía retratada una vigoroso, con una técnica limpia, un estilo ad
parte de la sociedad de entonces, y cuando todo mirable y un hondo sentido poético. Las figuras
iba por lo mejor, ¡paf!, se bajaba el telón y se de los nobles arruinados, sobre los que las fieras
acababa la comedia. Parecía verse al autor con se arrojan para devorarlos, son de mano maes
malévola sonrisilla desaparecer a lo lejos como tra, y en el magnífico final aparecen humanamen
una sombra, alegre por haber escamoteado el te dignificados y elevados por su verdadera su
final, aquel final en que los protagonistas de los perioridad de espíritu, por su riqueza de volun
Quintero se casan y se nos asegura que ya van tad, para edificar en medio de las ruinas de una
a ser felices para siempre, o en que los del señor vida rota una vida nueva y mejor.
Linares Rivas exponen una “tesis” para con Creo que La comida de las fieras — no quiero
mover a la sociedad burguesa. Menos mal que ni mencionar las infundadas acusaciones de pla
la única conmovida es la “claque , y eso porque gio que se le hicieron —es una de las más bellas
es disciplinada y obedece las órdenes que se le comedias de Benavente, que es lo mismo que de
dan antes de que la función empiece. cir una de las mejores del teatro moderno de
NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 29
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Europa. Ya en adelante camina el autor por la muchas direcciones distintas y aun contrarias.
senda de sus gloriosos triunfos con paso seguro Pero siempre para llegar a un punto cercano
hasta llegar a la espléndida madurez coronada al corazón del espectador. Por todas partes se
de luz y de espinas, como todas las glorias de va a Roma.
este mundo. Las que escapen de esta ley están La primera época de Benavente se señala por
fabricadas con angelitos de mazapán, y no pue un predominio de la sátira, casi como objetivo
den pasar por tales glorias como no sea para único. El afán de satirizar abandona raras veces
servirlas de postre. a Benavente; pero podemos verle atenuado por
una emoción, por un florecimiento de poesía, bo
rrado por un vendaval de pasiones o triunfante
en absoluto. En sus primeras obras es el motivo
II
fundamental, la base de toda la orquestación dra
mática. Cuando Benavente estrena Gente cono
El día 14 del corriente marzo—1925—estrenaba cida, acaba de cumplir los treinta años. Se anun
Benavente su centésima obra dramática, Nadie cia claro el triunfo, la sociedad sonríe a los lati
sabe lo que quiere. La sugestión de este número gazos y todo marcha viento en popa. Produce
significativo invita a algunas reflexiones sobre el alguna bella página de emoción juvenil, como el
conjunto de la obra del gran escritor. Nos ha final de La comida de las fieras. Pero tienen
llamos en una etapa en que es fuerza detenerse que venir aún los latigazos de la sociedad sobre
y volver la cabeza para contemplar el camino el artista. Vendrán y entonces le veremos ínti
recorrido. Si a esto se añade que Benavente dijo mamente dolido, exprimiendo sobre el papel
que esa centésima obra sería a la vez la última amargura concentrada o sabia y humana dulzura.
de su autor... ¡Bah! Nadie sabe lo que quiere. El Benavente que fustiga a la sociedad dis
Ese título benaventino parece casi una auto tinguida, al mundo bien, estrena La gata de An
crítica. El concepto de psuge, mariposa,, aplicado gora (1900). Una figura de mujer, de mujer-gata
al espíritu de Benavente, tiene un significado (que las hay), perfectamente trazada, y un apa
exacto. Benavente es en su labor tan vario y tan sionado artista, Aurelio, un poco tonto, como
diverso, dentro de las líneas esenciales de su casi todos los pintores que salen en las comedias.
personalidad, que le vemos levantar el vuelo en A mí me parece que los autores dramáticos no
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se tratan con los pintores. O les tienen mala vo Al natural, estrenada en el mismo año de 1903,
luntad. ¿Es posible que los pintores sean tan pone en contraste con la sociedad pervertida, que
ridículos como los sacan a escena? Sin tener la se satiriza como siempre, otra más humilde y
honra de tratar a ninguno, afirmamos que no. , sana. Es una de las más lindas comedias de este
Al año siguiente (1901), por no aludir más autor, tan pródigo en comedias lindas.
que a las producciones importantes, da Bena- El dragón de fuego, La princesa Bebé, La es
vente Lo cursi a Rosario Pino, su gran inter cuela de las princesas, tienen entre sí y con la
prete, y hacia el final del mismo año La gober Noche del sábado un nexo común, rao tan visi
nadora. En esta última obra se advierte ya mas ble como creen algunos, ya que las cuatro obras
cruel la intención satírica. Nada ni nadie se sal tienen grandes diferencias, sino también consis
van. La acción transcurre entre una colección de tente en una similitud superficial, derivada del
sinvergüenzas, muy finos, con ingenio mordaz y ambiente exótico. El dragón de fuego se inter
gran facilidad para decir atrocidades. preta como un tremendo alegato contra los pro
Cuando el 17 de marzo de 1903 estrena María cedimientos colonizadores de una gran nación
Guerrero La noche del sábado, lleva ya Bena- marítima, dueña de inmenso imperio. Parece ser
vente escritas 25 obras dramáticas. Entre ellas así, en efecto. La obra no es de las mejores de
hay dos intentos fracasados de plantear por fin Benavente, aunque sorprende el hermoso derro
el drama hondo, complejo y humano, Sacrificios che de fantasía y la belleza del lenguaje.
(1901) y Alma triunfante (1902). En La noche Rosas de otoño, otra de las comedias impor
del sábado tenemos ya una realización definitiva. tantes de nuestro autor, continúa la serie de sus
Un lenguaje magnífico, literario, exquisito, que triunfos, que prosigue en crescendo a través de
resplandece desde el primer momento en el bello Cuento inmoral, Los buhos, Los malhechores del
prólogo, una de las páginas mejor escritas en bien, hasta llegar a Los intereses creados, la más
castellano en los últimos tiempos. En Imperia famosa y la reputada mejor entre las obras de
y en Donina, dos figuras maravillosas, llenas de Benavente, sobre todo por aquellos que gustan
poesía y de hondura: la mujer esclava de la am ante todo de la sátira fina y punzante del gran
bición, la mujer esclava del amor. Primores de escritor. Los intereses creados es, desde luego,
técnica, algunos de tan insuperable acierto como una comedia bellísima, literaria, en el sentido más
el final del cuadro tercero. puro de la palabra, y llena de penetrante sutileza.
3¿ NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
incluido creyéndose que era 'buena. No puede buen ingenio, su discreción, las salva a todas. Pero
decirse de ellos que busquen halagar al público hay que significar muy claramente que, tan dig
sirviéndole la mercancía que suponen más de su nos de estima y todo, los Quintero no son, como
agrado. Y el argumento no tiene vuelta de hoja y pretenden algunos, el primer valor de nuestro
es extensible a toda mala producción literaria, actual teatro. Es notoria injusticia considerarlo
que implica siempre o falta de criterio o falta así. Benavente se alza, y se alzará más aún cuan
de decoro artístico. Si esto último no puede de do la Historia haga su labor, a muchos codos por
cirse con razón de los Quintero, ha de decirse lo encima de la mejor obra que los Quintero hayan
otro necesariamente. escrito. Y conste que hacemos la comparación a
Este defecto de los Quintero se hace patente disgusto y porque se ha hecho ya varias veces
al pasar de la comedia al drama. Si tuviera yo antes.
que representar de un modo gráfico, por medio Para finalizar esta ojeada relámpago a la labor
de una curva descendente, el mérito relativo de de los Quintero queremos hablar en particular
los sainetes, comedias y dramas de los Quintero, de dos obras suyas de gran interés, una de ellas
empezaría en lo alto con sainetes, del que podría de las más desconocidas y al par de las más be
ser tipo La buena sombra; descendería un poco llas. Hablo de Don Juan, buena persona. Ya
para llegar en seguida a comedias tan lindas como Pérez de Ayala señaló esto con oportunidad. Don
El centenario, Los Galeotes, El patio, La escon Juan, buena persona, es una lindísima, una fina
dida senda, Doña Clarines; bastante más para co comedia, que ofrece una nueva encarnación de
medias, especiales para señoritas de la clase media, Don Juan, que es un verdadero hallazgo artís
como Amores y amoríos, El genio alegre, La di tico. La otra obra, que merece capítulo aparte,
cha ajena, para caer por último en los pozos mar siquiera sea por la popularidad alcanzada últi
cados por Malvaloca, Cabrita que tira al monte, etc. mamente, es Cancionera, En ella hay grandes
Insistiré de nuevo en las salvedades hechas, bellezas innegables; pero el propósito es ambi
porque me duele pecar de dureza con escritores cioso en exceso y su realización se queda por
que merecen tanta gratitud del pueblo español. debajo. El fatalismo que impregna la obra toda
Los Quintero, valga la frase, están bien hasta es quizá un acierto para los que tienen de Anda
cuando están mal. No hay obra suya francamen lucía una visión unilateral; pero nosotros vemos
te rechazable en el terreno literario, porque su en él un rasgo del carácter, de los Quintero, que
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...______ —
Carlos Arniclies
EN ESTA HORA 45
a ellos. Don Carlos Arniches ha presentado ti
pos populares que no se tropiezan ni con la cedimientos para lograr el chiste y varias situa
linterna de Diógenes, y que nos gustaría mucho ciones, con ligeras variantes, constituyen el tea
tropezar, sin embargo. Así se han producido con tro de este hombre, al que debemos todos un
el nombre de sainetes juguetillos muy lindos y
poco de alegría..
muy graciosos; pero, en cambio, el verdadero con Arniches ha escrito, como es sabido, muchos
cepto del sámete se esfuma, se falsifica, se mez sainetes madrileños. Algunos despiertan con su
cla y amenaza perderse del todo. título un eco grato en todos los oídos. El santo
Pero no vamos ahora a entonar las honras de la Isidra, Las estrellas, El chico de las Pe
fúnebres de un género, sino a ver lo que nos ha gúelas, El amigo Melquíades... De ellos, en El
dado D. Carlos Arniches, y en la forma en que santo de la Isidra hay que reconocer la mayor
nos lo ha dado. Su labor es fecundísima y de aproximación al sainete que Arniches consigue.
indudable mérito. Van casi dos generaciones rién Si se le compara con El amigo Melquíades, por
dose con los chistes de Arniches, cantando a voz ejemplo, observamos que el mismo tipo ha per
en cuello con letra de Arniches, repitiendo, a ve dido espontaneidad y ha ganado algunas super
ces sin conocer la procedencia, frases que a Ar fluidades, que nada tienen que ver con él, y son
niches se le han ocurrido. De entre los autores de la exclusiva invención de su autor.
que en los últimos veinte años cultivan el género' Sin necesidad de ser el chino de antes, se pue
conuco descontados los Quintero —- ninguno tan de establecer un sistema de hacer sainetes, que
chispeante, tan sanamente regocijado como Ar Arniches repite sin cesar. Erase que se era un
niches.
chulo de mala sombra, pendenciero, fanfarrón,
Su labor, con todo y lo extensa, no es fácil explotador y difamador de mujeres, ,y en el
de clasificar. Arniches se repite en lo fundamen
fondo un gallina. Había una muchacha bonita
tal. Lo que constituye las diferencias entre sus
como las propias rosas y buena como el pan, que
obras es el distinto ropaje con que sabe vestirlas. lloraba amargas lágrimas porque el sinvergüenza
Aun en esto último un pacienzudo chino —que del chulo la engañó. Pero un honrado artesano,
supiese el castellano u lo que «a —podría esta que suele ser panadero, cajista de imprenta o al
blecer sistemas de chistes y de situaciones. Se bañil, arremete con el chulo, destruye su falso
vería entonces que una o dos docenas de pro- prestigio, le “arrima candela” y se casa con la chi
ca. Hay, como en los cuentos para niños buenos,
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EN ESTA HORA 47
uno. moraleja que inclina a la honradez y al tra por sendas escabrosas, por las que si él ha cami
bajo y obliga a detestar la vagancia y la chule nado— no siempre —con gracia, otros, que ca
ría. El mismo chulo, y lo mismito de antipático, recían de su ingenio, han ido sólo pertrechados
aparece en El santo de la Isidra, en El agua del de bajas intenciones para escribir esas piececillas
Manzanares, en El amigo Melquíades, etc. Hay “por horas”, deshonra de nuestra escena, y que,
variantes: el chulo se redime y se transforma de por fortuna, el público va rechazando con el des
pronto en el cajista — Serafín el Pinturero —. En precio merecido.
realidad, la variante no es grande: se cogen los Una de las cosas que ha conseguido Arniches,
dos tipos y se hace uno solo con anverso y re a fuerza de conocimiento del teatro y de pasmo
verso. sa habilidad, es que le consintamos que escriba
La tendencia educadora y moral es cosa que melodramas. Cuando nos creíamos ya despedidos
no nos atreveríamos a reprocharle a Arniches, para siempre de la época de Los dos sargentos
que ha hecho con ella mucho bien y que lo ha franceses y La huérfana de Bruselas, ha venido
hecho con gracia. Está presente en todos los sai Arniches, y una vez comprimidos — Doloretes, La
netes. Ya nos muestra los males de la envidia y noche de Reyes—/otra vez sin comprimir — La
la calumnia — El chico de las Peñuelas — ya nos cara de Dios, La sobrina del cura—, nos ha he
prueba cuán locos son los padres que se forjan cho tragar melodramas con todas las agravantes,
excesivas ilusiones con sus hijos — Las estre si bien con cierta dosis de sustancia “arniches-
llas ya nos hace ver de mil modos lo ridículo ca”, que nos los ha hecho soportables .
de los celos — Los picaros celos — y lo falso de Al teatro “grande” de Arniches pertenecen al
los Tenorios baratos. La misma tendencia, am gunas comedias que, en justicia, no deben pa
plificada, pasa a los sainetones, o comedias saine sarse en silencio. » Entre ellas figura en primer
tescas, o juguetes cómicos, con elementos de sai término La señorita de Trevélez. Con un po
nete, a los que Arniches ha dado proporciones quito de menos esfuerzo por declarar explícita
“grandes”. Así, La hora mala, La chica del gato mente la finalidad moral, y habiéndolo dejado
y muchos otros. todo en comedia de costumbres de la clase me
Al genero chico ha dado Arniches mucha con dia provinciana, habría resultado La señorita de
tribución, además de los sainetes, y es no poco Trevélez una obra maestra. El primer acto en el
culpable de haber animado a muchos a caminar casino es de una gracia y de una fuerza de pri-
48 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
esta condición suya esencial, y sus obras de tea su decoro artístico: Las hijas del Cid, En Flan-
tro son poemas escénicos. El poeta domina al des se ha puesto el sol y Doña María la Brava.
dramaturgo. Por todo el tejido de sus obras una El Cid, Flandes, la época de Don Juan II y
grata esencia lírica pasa hasta el espíritu del es de Don Alvaro de Luna, el noble caído. No sor
pectador, y vamos al teatro a oír lo que dicen prende que un poeta tan comprensivo, tan lleno
los personajes de Marquina; pero no a ver lo de ideas, como Marquina, busque inspiración en
que hacen. Y lo que hacen es precisamente el estos días gloriosos de la vieja Castilla. Lo gran
drama. de en él es la manera de realizar el intento, la
Hay en la vida artística de Marquina una forma como se libra de la esclavitud de los
primera época, en la que el poeta siente pode grandes modelos pasados y de la baja adulación
rosamente la atracción de lo tradicional. Es un de los oídos del público, amigos de grato mar
momento inevitable, que podrá o no cristalizar tilleo. Ocasión tendremos en el curso de la serie
en obras; pero por el que todo poeta ha de pa de artículos que nos hemos propuesto escribir
sar. Hay juventud, luz en el aire y un vuelo de de reprochar a poetas de más baja estofa el ha
águilas en la altura. No es posible sustraerse al berle servido al público, en lugar de un drama
instante en que late dentro de las venas el pa heroico, un concierto de calderas. Marquina se
sado y arde el corazón en una hoguera épica. defiende contra ése, que además de feo vicio, es
Es el instante en que el poeta recuerda a su atrayente tentación, como, por desgracia, ocurre
hermano el héroe y le ensalza en el ardor de con la mayor parte de los vicios feos. Aun en
sus estrofas. Marquina — sangre de Aragón, luz los momentos en que parece que claudica y se
de la Barcelona mediterránea — tiene en sus pri entrega, su talento de verdadero poeta le salva.
meras salidas al teatro una tendencia épica, que Quizá — digámoslo con perdón de tanto cálido
le lleva a buscar sus asuntos en la noble tradi panegirista — en Don Luis Mejía, la última obra
ción castellana. Enlaza con ella, llevando a la de Marquina, sea donde más abunden los cona
escena temas heroicos, y da un noble y elevado tos de claudicación. Ya sabemos que ha sido un
sentido moderno a su interpretación poética. Por éxito enorme, rotundo. Cuidado con la fiera, que
lo menos tres obras de esta que he dado en lla es taimada.
mar primera época de Marquina, perduran como De las tres obras citadas como ejemplo de la
gallarda muestra de su talento de poeta y de tendencia épica de Marquina, si se me obliga
54 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 55
a declarar preferencia, me decido por Las hijas tercero, encuentro un bello ejemplo del sentido
del Cid. La honda raíz del asunto en nuestra moderno que Marquina sabe aplicar cuando nu
tradición presta grandiosidad original al poema; tre con sus ideas formas clásicas de metrifica
pero no cabe dudar que, a no contribuir acertada ción. Es ejemplo que bastaría por sí solo para
realización, lo grande del tema tornaría en ri destacar la personalidad de Marquina. Bien está
dículo el intento malogrado. La nobleza artística que al pasado se le pidan prestadas algunas be
del verso en Las hijas del Cid impone respeto. llas formas de métrica; pero no hasta las me
Es un verso robusto, de armonía profunda, nu táforas. Sabe bien el vino nuevo en odres viejos.
trido de ideas, de sentido poético. Hálitos de Lo otro, aunque algunos se crean que es vino
viento poderoso, trayendo perfumes de la selva añejo, no es más que vinagre.
frondosa del Romancero, han pasado por él. Hay un momento en la vida de Marquina,
Puede la inspiración poner mayor o menor hombre de teatro, en el que parece vacilar como
impulso íntimo en el verso. Cuando decrece, en una encrucijada. Yo consideraría representa
Marquina no la sustituye por el vacío redoble do ese momento por la comedia Cuando florez
de tambor. En una de sus obras más conocidas, can los rosales y el drama Alimaña. Al crítico
En Flandes se ha puesto el sol, que mereció un que hubiese sospechado en Marquina falta de
premio de la Academia, se advierte esto. Cada algunas cualidades de dramaturgo, esas dos obras
vez me convenzo más de que a la recatada flor sirven maravillosamente para confirmarle en su
de la poesía los premios le hacen daño. En Flan- opinión. Brilla en ellas, como siempre, el decoro
des se ha puesto el sol es, sin duda, una bella artístico y literario; pero falta vibración dra
obra; pero... digámoslo francamente: si fuera mática.
tan bella como podía ser, no la hubieran pre Llamaré segunda época de Marquina, insis
miado. No se me pidan pruebas del aserto. Hay tiendo en esa clasificación un tanto arbitraria, a
una certeza moral de que las cosas son así, y la que pudiéramos considerar representada por
ella me basta. El pavo real, Una noche en Fenecía y El pobre-
Con estas dos obras y Doña María la Brava cito carpintero. El poeta aparece en esas obras
aparecen en escalón más bajo, pero siempre con todo fulgor vistiendo un nimio asunto, un
dignas de su autor, El Rey trovador y El reta cuento, una leyenda o una evocación con la ma
blo de Agrellano. En la primera de ellas, acto gia de unos versos hondos, cada vez más suge-
56 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
señor Martínez Sierra se halla en decadencia. De ternura natural, sin apasionamiento, es cosa que
Prima-vera en otoño o El ama de la casa a El co muy pocos escritores nuestros saben hacer. Nues
razón ciego o Mujer, hay una diferencia, que el tra literatura pinta muchos ángeles y muchos de
más lego advierte, en perjuicio de las últimas. monios femeninos; pero pocas mujeres al natural.
Todo el teatro del señor Martínez Sierra está El señor Martínez Sierra apenas ha dado paz al
dedicado tan por entero a los tipos de mujer, pincel coloreando de rosa los angelitos.
que ha dado lugar a que se hable, no ya en los En algún momento asoma al teatro del señor
corrillos de murmuradores, sino hasta en libros Martínez Sierra una preocupación trascendental,
de historia literaria, de la influencia que dicen probablemente originada por alguna vibración del
ejerce sobre el literato la distinguida dama que ambiente. Tal así El reino de Dios, donde el señor
es su esposa. Esta influencia, bien legítima en Martínez Sierra sustituye por literatura principios
verdad, si es cierta, y que no traigo aquí a cuento y bases que no halla muy firmes en su interior.
con proposito hostil al señor Martínez Sierra, ni Otras obras del señor Martínez Sierra son li
mucho menos, se aparece al espectador cuidadoso geros y frívolos encajes que se miran con no pe
como muy digna de ponerse en duda. Esa femi queño deleite por parte del espectador. El sueño
nidad que algunos dicen vei4 en las obras del se- de una noche de agosto, Para hacerse amar loca
ñoi Martínez Sierra no es más que una forma de mente, Rosina es frágil representan aspectos in
las imaginaciones a que se lanzan con frecuencia teresantes de este escritor. No se alcanza en ellos
los hombres. Si existe la influencia femenina en el alto nivel artístico que nos forzaría a ocupar
este caso, no vale la pena de ser tenida en cuenta, nos del señor Martínez Sierra como de una gran
pues adopta una forma espiritual masculina. La figura, pero revelan un discreto ingenio.
mujer íntegramente femenina.es un tipo rarísimo Como traductor de obras clásicas extranjeras,
en la sociedad española, y no sería a través de el señor Martínez Sierra nos parece de una falta
las obras del señor Martínez Sierra como se ma de escrupulosidad enteramente rechazable. Tradu
nifestase. ce sin conocer a fondo las dificultades que ha de
A mí la mayoría de los tipos de mujer del se afrontar, y en vez de afrontarlas, las soslaya.
ñor Martínez Sierra me parecen la encarnación Como poeta, es almibarado, redicho, un tanto
de delirios masculinos, algunos de ellos bastante preciosista y empalagoso, y, en realidad, falto de
ridículos. Ver a las mujeres humanamente, con verdadera inspiración.
li
trarse en las cuartetas asonantadas, de inspiración de Rey Soto, puede aplicarse cuanto se ha dicho
popular, que dice Rodrigo en el segundo acto : en los primeros párrafos de este capítulo. Reve
lan los versos de Rey Soto un positivo valor, que
quisiéramos ver evolucionar y desenvolverse. Por
Os vendieron unos labios
eso no le regateamos nuestro estímulo. Es pare
que os prometieron amor...;
labios que amor me jurasteis, cer nuestro (y sirva esto de respuesta a estima
¿qué mal os hiciera yo? bilísimas consideraciones que se nos -han hecho)
que estos artículos no deben perder de vista nun
En su conjunto, el verso, aunque con imper ca, que no son ni pueden ser definitivos. Más bien
fecciones, es rico de ideas, circunstancia impor tienden a influir sobre el público para que sepa
tante que eleva a Rey Soto sobre poetas de más con lo que cuenta “en esta hora”'. Por eso, aun
brillo aparente, pero de un fondo vacío. que parezca injusto a primera vista, han de lle
var una dirección apriorística, que será, en un
La tragedia Cuento del lar es, a mi juicio, lo
caso, la de deshinchar y reducir, y en otro la de
mejor de Rey Soto, y, en. sentido absoluto, obra
realzar. Permítaseme una pequeña comparación
de mucha consideración. Mérito sobresaliente es
económica para estar dentro -de las corrientes
que se llame tragedia y lo sea. El concepto vulga
modernas. Si un señor deja en mi mesa varios
rísimo que poseen los no versados en literatura
de que tragedia es un drama que acaba muy mal miles de coronas austríacas en papel, y otro un
y donde muere muchísima gente, lo tienen tam puñado de pesetillas en plata, deber mío será, si
bién, aunque parezca mentira, muchos dramatur quiero instruir a algún testigo presencial, reve
gos. Rey Soto no es de esos, por fortuna. Cuento larle quizá que aquel montón de billetes no valen
del lar es la tragedia de la superstición. Esta ac más que la piljta de plata. En este caso, aunque
túa de fuerza fatal. Recurso de teatro, de ver ambas cosas valgan lo -mismo, deberé fijarme en
dadero teatro,, es que el cuento que se refiere ocu el demérito del fajo de papel y en el mérito del
puñado de plata. Y no creo que por valorar pue
rra ante los ojos del lector en los actos segundo
y tercero, que son en verso. El primero y el cuar da entenderse otra cosa.
to, en prosa, son bella y sobria pintura del am
biente rural.
A Nido de áspides, el tomo de poesías líricas
FRANCISCO VILLAESPESA
Francisco V illaespesa
-£
EN ESTA HORA 77
NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
Y este hecho es la más grave condenación. ¿Qué nos ha legado teatralmente D. Francisco
Poeta que no se arraiga en el alma y nos deja Villaespesa? (Henos aquí empleando, sin querer,
a i dentro su voz, pronta a despertar y a hablar el pretérito.) Su producción es extensa, y alguna
de nuevo por nuestra propia boca, hizo bien poca de sus obras ha gozado de fugaz aura popular.
poesía. La doncella que Cervantes describió tan El Alcázar de las Perlas, Aben-Humeya, Doña
bien complaciéndose en la soledad, acompañada María de Padilla parecieron un momento brillar
del murmullo de las fuentes, es la eterna compa con 'luz propia. La leona de Castilla, La maja de
ñera del espíritu. Ateridos por el frío de los años, Goya, Judith, El halconero... fueron por sí mismas
grabado en la faz el anticipo de la muerte, pue descubriendo la pobre hilaza de que estaban teji
de evocar nuestro recuerdo su grato perfume de das, y casi no engañaron ni a los críticos teatra
juventud, y un suspiro dice: “Pasó por aquí.” les, que se dejan engañar con tanta frecuencia,
La humilde doncella cervantina — poesía mansa y como buenos chicos y buenos amigos que son en
profunda — no se olvida jamás. su mayoría. Me refiero a esa mayoría que ihace
Don Francisco Villaespesa, que escribió muchos la crítica teatral a base de llamar Pepito al autor
pasajes de grata lectura adornados de fácil or y Lolita o Paco a los artistas.
Así, Paco Villaespesa fué gran poeta, traído y
questación, sufre el destino del músico ovacionar
do como autot de la tonadilla de moda. No vale llevado en lenguas y plumas, y ahora “de su po
derío ya no queda nada”. El Alcázar de las Per
más, ni tampoco menos. No es un mixtificador
enteramente. Es un ave Ide poco vuelo y canto las y Aben-Humeya, las dos obras que dejan cam
.vulgar. Es el último. ¿De qué? No nos metamos po al desbordamiento de la fantasía orientalista
en averiguaciones. Es el último a quien podemos que fué tan del agrado de los románticos, son las
que todavía pueden merecer alguna atención, y
aguantar lo que le hemos aguantado a él. La co
rona de Zorrilla, por ejemplo, fué a parar a una con ellas Doña María de Padilla, en la que el
casa de empeños, y de allí la ha sacado D. Sal reinado de Don Pedro I vuelve por milésima vez
vador Rueda para disfrazarse. También el señor al terreno literario para salir tan falseado como
Villaespesa se viste de ropas usadas. Y sufre la siempre.
En esas tres obras el pastel de liebre -sin liebre
vergüenza del chicuelo a quien sus compañeros
descubren que le han hecho unos pantalones nue llega a tener gusto de liebre de vez en cuando.
vos de unos viejos de su padre. Aunque se pueden y, sobre todo, se deben decir
78 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA 79
de Granada cosas de más sustancia de las que se
fueron éxitos de público — La leona de Castilla
le ocurrieron al señor Villaespesa en su famoso
y La maja de Goya—ha trazado la pluma del
Alcázar y en su no menos famosa evocación de
señor Pérez de Ayala en Las Máscaras una im
Aben-Humeya, reconozcamos que hay dos clases
de latón: el bien dorado y reluciente, que con placable e inconmovible crítica. La maja de Goya,
buena mano de cualquier líquido acabado en ol sobre todo,,es, a nuestro entender, una detestable
producción. Parece en ella observarse lo que ates
pasa por oro, y el que no sirve para otro menes
ter que el de encerrar pimientos de la Rioja. Com tiguan los años subsiguientes: que el escaso y
sonoro caudal del señor Villaespesa se halla ago
petidor del señor Villaespesa anda por ahí que
haría fortuna vendiendo sus dramas a una fá tado o a punto de agotarse.
brica de conservas alimenticias. Esto es lo peor para esta valoración rápida que
Pero estamos hablando solamente del señor Vi estamos haciendo. El señor Villaespesa ha d'ado
cuanto podía dar, y no cabe esperar de él cosa
llaespesa como poeta. ¿ Hay en él alguna fracción
decimal de dramaturgo ? Nosotros creemos since- mayor. Su verbo fecundo, pero hueco, difícilmente
puede tronar con nuevo sonido. Ha dado su parte
raimente que no. En Doña María de Padilla es
de trompetazos y de redoble de atambores. No
donde el autor se aproxima en mayor grado a lo
es que en absoluto deban rechazarse los pasodo-
que entendemos por autor dramático. Traza en
bles; pero venga ya, tras la algarabía atronadora,
la figura de doña María un carácter que, aunque
un poco de sustancia lírica, silenciosa y humilde,
falseado, da alguna vez sensación de realidad y
afectuosa y sedante. Nos duele la cabeza.
existencia. De las que el señor Villaespesa llama
Quizá convenga algún día reducir a un peque
“tragedias” no queremos ni hablar. Judith, por
ño voluimen de páginas escogidas la tarea del se
ejemplo, es una desdicha. El magno asunto re
ñor Villaespesa. Duélenos encerrar en una breve
sulta mixtificado y empequeñecido. Aben-Humeya,
sentencia despreciativa una labor esforzada y cons
que tanta materia ofrece para una buena obra
tante donde vibran a veces chispazos luminosos.
de teatro, está echado a perder por ese afán de
El mismo señor Villaespesa, si no recordamos mal,
sentirse morisco honorario que tienen algunos
redujo a un volumen las que él juzgaba sus me
poetas. ¡ El orientalismo de Víctor Hugo ha es
jores poesías. Empleó para la selección un crite
tropeado la imaginación de tanta buena persona!
rio subjetivo que no es aceptable. Los poetas han
De otros dos dramas del señor Villaespesa que
de persuadirse de que sus dolores no interesan a
80 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
—
84 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA 85
se rebelan contra el crítico que no sabe hacer las
cosas que critica mejor que el criticado. “Está escrito son muchas, y, sin embargo, todas se
mal”, dice el niño espectador del juego de un confunden en una misma y falsa cosa. Empezó
compañero. “Pues, hazlo tú mejor”, le contesta el autor de Cobardías siendo nada más que un
el otro. ¡Y qué conflicto para los críticos some imitador de Benavente. Entonces no pensaba to
tidos a esta teoría! Algunos de ellos saldrían davía en ser igual o superior a nuestro gran
adelante—no cabe duda — en el .empeño de dramaturgo, aunque ya apuntaba en él el amor
hacer mejores comedias que las del señor Lina por las “tesis”. De esta época primera de nues
res Rivas; pero, ¿cómo podrían Cañedo, o Jor tro autor la muestra más aceptable es El abo
ge , de la Cueva, o Rafael Marquina hablar de lengo, que, con su pequeña tesis y todo, no es
la Argentinita sin verse antes en el terrible com comedia demasiado penosa de soportar. A mu
promiso de bailar un zapateado mejor que ella? cho más bajo nivel se hallan éxitos ruidosísi
Comprendemos que el señor Linares Rivas no mos del señor Linares Rivas. Pongamos, por
entiende de manera tan absoluta su teoría de la ejemplo, La fuerza del mal, La garra, Cobar
crítica, porque se refugia en pedir respeto para días...
el escritor que trabaja honradamente. ¿Cómo ne Sospecho que sobre el éxito levanta también el
gárselo, pedido así en términos generales? Pero señor Linares Rivas un argumento a favor de
observe el señor Linares Rivas que el trabajo su teatro. Es otro error del infatigable comedió
que respeta todo el mundo . es aquel que respon grafo, que ni siquiera vale la pena de combatir.
de a un fin y es útil para ese fin. Un hombre Porque, o él estima que Las corsarias (500 re
honrado puede pasarse el día entero calle arriba presentaciones consecutivas a teatro lleno) es
y calle abajo con una gran piedra al hombro, una obra genial, o tiene que admitir que el pú
trabajando enormemente y ocasionando la risa blico aprueba muchas veces obras detestables. Y
de todo el mundo. El señor Linares Rivas se a nosotros nos parece—digámoslo francamen
parece mucho al hombre de la piedra, y por eso, te — que este último calificativo es el denomi
aunque todos le reconocemos trabajador, nos nador común de todas las comedias del señor
resulta difícil no sonreír ante tanto trabajo Linares Rivas.
baldío. No nos ha costado mucho esfuerzo averiguar
Las comedias que el señor Linares Rivas ha el método de trabajo del famoso escritor. Pri
mero elabora una tesis que debe demostrar la
EN ESTA HORA 87
86 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
cosas como teatro, y logra que algunos lo crean.
comedia. Esta tesis puede ser: lo dañino del
Suele decirse por todos los que creen que el
matrimonio indisoluble y conveniencias del di
señor Linares Rivas es malo; pero reconocen en
vorcio (La garra), o que en este picaro mundo,
el fondo de su conciencia que les gusta lo que
en cuanto se utilizan malos medios, se consigue
el señor Linares Rivas escribe; que este autor
lo que no se pudo por medios honrados —■ filó
posee en alto grado esa famosa cualidad de la
sofo que és uno —< (La fuerza del mal), o que
técnica, que se dice salva tantos errores funda
agua pasada no muele molino, y un marido in
mentales en el teatro. Conviene que aclaremos
teligente no debe preocuparse de andanzas de su
estp. Para algunos, el que una obra tenga téc
mujer anteriores al matrimonio (Cuando empie
nica quiere decir que suceden en ella cosas im
za la vida), o que los buenos son cobardes, y de
previstas, y que el autor pone todo su esfuerzo
eso viven y triunfan los pillos (Cobardías), etcé
en ocultar a la perspicacia del espectador todo
tera, etcétera. lo que podría hacer adivinar el desenlace. En
Imaginada la tesis, no hay sino ir sobre ella,
este sentido, y para lograr esto, el señor Lina
sin preocuparse de otra cosa. Hay que expo res Rivas ha hecho prodigios de falsedad. Una
nerla de un modo bien claro, lo cual corresponde de sus obras peores, Cuando empieza la vida,
al personaje que la defiende, y que es siempre sacrifica toda la lógica a ocultar un secretillo,
decidido y valeroso, un espíritu de una pieza
sin el cual no habría comedia. Si esto es técnica
fuerte y limpio como el oro. En lucha con él
teatral, el señor Linares Rivas es un gran téc
se halla el personaje que se opone a la tesis, y
nico. Pero da la casualidad de que eso no es
que, o es un malvado de una vez, o un hombre
técnica teatral. No necesitaré esforzarme en de
cerril e intransigente. Para mayor .comodidad,
mostrarlo.
a los personajes se les priva de uso de razón. También se han corrido las voces de que el
Con dos céntimos de sentido común que se ad señor Linares Rivas escribe galanamente. Las
judicase a cualquiera de los que intervienen en corren los que confunden una sarta de perlas
la comedia, ésta se acabaría, y con ella fenecería con una de frases vacías. El estilo del señor Li
la tesis. Por' eso los personajes han de ser y son nares Rivas carece de toda originalidad, y como
muñecos, tan falsos y tan absurdos, que a veces además viste a un pensamiento ramplón, es a
han despertado en mí verdadera indignación con la larga de lo más empalagoso que pueda darse.
tra el señor Linares Rivas, que presenta esas
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~ ----- yrr-—1 — -
Los kermanos Cueva
-
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92 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
titud. Sin ser defecto grave éste, es un defecto
no han querido dejarse aprisionar en él. Han común a toda la producción de los Cueva. Se
hecho bien. Cuando se sale al mundo con una entretienen con las flores del camino. Y en el
obra de gran éxito, la primera intención del ar camino dramático las flores deben existir, pero
tista ha de ser superarse. Si en la misma direc solamente con objeto de perfumar el ambiente y
ción no es posible, búsquese otra; pero no se ha- adornar los linderos. Pena de lentitud o desvai-
gan a continuación nuevas versiones de una cosa miento para quien se pare a olerías, o a po
misma. Aquélla pudo estar bien y se aplaudió. nerse una en el ojal. Si se llega tarde, no es
Luego, hay que hacer otra. disculpa mostrar el ojal florido.
Los Cueva demostraron con Aquí hase farta Descontado ese defecto, que no se deja sentir
un hombre que 'sabían ver el pueblo andaluz y demasiado, Agua de mayo está muy bien de
trasladar fielmente su visión a la escena. Otra ambiente y tiene algún tipo graciosísimo. El del
prueba de ello dieron en Al arcanse de la mano, pobre muchacho tildado sin cesar de perezoso
juguete movido, lindo, no muy nuevo en el asun tiene verdadero humor. La idea profundamente
to, pero desarrollado con gracia fina y jugosa. poética de elegir ese momento en que la benéfica
Algunos tipos son deliciosos, y otros, aunque lluvia de primavera llega a fecundar las esperan
vistos, cobran vida y calor y se producen con zas y los esfuerzos del labrador para cerrar la
sencilla naturalidad y gracia andaluza de esa tan comedia, llena el final de un regocijo noble y
difícil, tan sutil y alada, que solamente la po callado. El espectador ha sentido primero el
seen así los que se han criado bajo el cielo aquel drama de la sequía — el drama terrible de que
y sobre la tierra aquella. la ciudad no se acuerda —, y luego de la tensión
Obra mas madura, mas ambiciosa, abarcando amarga del espíritu, la lluvia deja en él, como
horizontes de mayor amplitud, aunque sin salir en los campos, una alegría melancólica, una risa
de Andalucía, es Agua de mayo, hasta el día, a empañada de humedad.
mi modo de ver, la obra más lograda de dos Prescindimos de mencionar otras obras de los
Cueva. Entiéndase que no digo la mejor en sen Cueva de menos importancia, aunque siempre
tido absoluto, sino la más lograda, esto es, aque discretas, para llegar a La mujer del Rey, el
lla. que alcanza de más cerca el fin que se pro momento más alto y más reciente en la produc
pone. El único pecado de Agua de mayo es el ción de sus autores. En La mujer del Rey hay
desarrollarse en algún momento con cierta len
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que agradecer ante todo a los Cueva la aspira construida, que es el peor enemigo de la natu
ción, la preocupación artística que la obra signi ralidad.
fica. Para los Cueva, que pueden aún producir Cualidades sobresalientes en ios hermanos
tanto, no será demasiado grave que yo les diga Cueva son la discreción y la honradez literaria.
que la realidad se ha quedado por debajo de la Con ellas, su experiencia de hombres de teatro
aspiración. No importa mucho. Situados como y su talento ágil y claro, es de esperar que nos
ellos y donde ellos, lo que hace falta es sentir la den en el porvenir muy buenas cosas.
aspiración y la inquietud. Lo que no se haya
realizado, se realizará. Lo importante — los Cue
va deben percatarse de esto muy bien —• es no
padecer equivocación, no creer que ya se ha he
cho lo que no se ha hecho todavía. Por lo de
más, La mujer del Rey es una obra que debe
tenerse en buena estima, apreciando en ella mo
mentos y situaciones de fuerza que revelan al
artista en los autores.
Un reproche dirigiría yo a los Cueva. Se re
laciona algo con lo de las flores del camino: el
cariño excesivo a la frase, la rebusca de la fra
se. La frase bonita tiene- un inconveniente gra
vísimo : es como las copas de coñac. Se bebe
una para excitar la imaginación, para apagar la
sed, para trabajar más a gusto. Se beben dos,
se beben tres y 'se acaba por no hacer cosa de
provecho y convertirse uno en bebedor de coñac.
La frase emborracha como el alcohol, y como
el alcohol hace a veces decir cosa distinta de
lo que se quisiera haber dicho. Claro está que
por frase entendemos la frase artificiosamente
PEDRO MUÑOZ SECA
- ut •' ‘ ‘L 1^^——Ian_<Ha
Pedro ÍMiuñoz iSeca
García Alvarez y el señor Pérez Fernández. No verdad de lo que él la hace (ejemplo: El filón):
se les ha nombrado porque cuando estos señores que el drama “grandguignolesco” no es solamen
han hecho salidas aparte se ha visto claro que te cuestión de habilidad (ejemplo: La razón de
no habían añadido nada a la labor del señor la locura, La cartera del muerto), y que La raya
Muñoz Seca. Han estado muy por debajo de él, negra es una cosa que estaba muy mal, y el pú
y, en cambio, el señor Muñoz Seca es lo mismo blico tuvo razón al rechazarla.
solo que mal acompañado. Sus colaboradores En cuanto al porvenir, tememos mucho que
llevarán, sin duda, trabajo material a la obra; el señor Muñoz Seca,, de ingenio innegable, esté
pero no le añaden elemento alguno característico tan echado a perder que no sea capaz nunca
de otra personalidad diferente. Es justo reco de hacer cosa a derechas.
nocerlo así.
Hay que mencionar, como aparte de toda la
labor cómica del señor Muñoz Seca, una obra
graciosísima: La venganza de don Mendo. Esta
parodia del drama romántico seudohistórico en
verso tiene en algunos momentos extraordinaria
sal, y es, por sí sola, un monumento de crítica
aunque tal no haya sido quizá la intención del
autor de los dramones ampulosos y falsos
que de cuando en cuando suelen aparecer en
nuestra escena y de que ya se ha hablado en
esta serie de breves estudios, y habrá quizá oca
sión de hablar de nuevo todavía.
Subiéndome un .poco a la tarima para termi
nar, habré de decir al señor Muñoz Seca: que
el sainete andaluz exagerado es una cosa muy
falsa y muy fea (ejemplo: Pepe Conde, El par
que de Sevilla, Los chatos'); que la comedia sen
timental y amena puede y debe hacerse con más
ENRIQUE LOPEZ ALARCON
Enrique López Alarcón
Tan largo e informal proemio a un artículo de ■las manos de la crítica seria. La nulidad de esta
dicado al Sr. López Alarcón tiene un doble ob obra, que quiso un punto volar a las alturas, es
jeto, al que me guían la sinceridad y la justicia, absoluta. Ni puede contar, ni contará para nada
que me he propuesto por norma. Quiero con ello en el futuro.
colocar en su ridiculo puesto todas las obras seu- Podría muy bien excusarme de dar ninguna
dodramáticas y seudopoéticas, verdadera parodia prueba de estas afirmaciones, que ni son cosa
o caricatura de nuestro gran teatro, y quiero, por nueva ni pueden tener contradictor formal; pero
otra parte, no cargar el ridículo todo entero en la demostración no será larga ni difícil. Siendo
la cuenta del Sr. López Alarcón, contra el que La tizona un drama en verso, bastará con que en
no tengo animosidad alguna, y que no es más ella haya verso y haya drama; pero, por más que
que uno de tantos entre los poetas de segundo nos afanamos, no podemos encontrar uno ni otro.
orden que concibieron un propósito ambicioso y La tizona no es drama, porque carece en absoluto
se quedaron a mucha distancia de la realización, de caracteres, porque el propio protagonista don
no sólo por falta de cualidades, sino por falta de Lope no es más que un fantoche que sus autores
criterio artístico también. Además, en el haber mueven como les parece. En La tizona no hay
del Sr. López Alarcón hay campañas teatrales verso, porque no hay sino ripios y prosaísmos,
bien orientadas, algún esfuerzo bien dirigido, aun porque se recurre, para lograr efectos de sonori
que no plenamente acertado, una personalidad, en dad, a trucos vulgarísimos y gastados.
fin, que no es justo abrumar entera bajo el peso Ya que antes hablamos del buen servicio que
de uno de sus defectos. prestan los votos y juramentos para relleno y con
Prueba de que el defecto aludido no es pro sonante, observemos que el diálogo de La tizona
piedad del Sr. López Alarcón solamente, la tene está empedrado de ellos. En la escena tercera
mos en que el desatino más ambicioso que ha del acto primero, que no es larga, se contienen los
producido este escritor lo ha perpetrado en co siguientes : ¡ Válame Dios! ¡ Vive Dios! ¡ Voto
mandita con otro poeta de escasa altura: D. Ra a Dios! ¡Rayo de Dios! ¡Dios de Dios! ¡Truenos
món de Godoy. Me refiero a La tizona, calificado y rayos! ¡Voto al infierno! y ¡Voto a tal! De la
de drama romántico en cuatro jornadas, y que elegancia y fluidez de un diálogo construido de
por mucho abuso de la sonoridad y del latiguillo ese modo júzguese por esta muestra (Act. I,
que contenga, no logra salvar ni un adarme de Ese. IV):
8
114 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 1,5
“—-¿En Sevilla por lo visto...? Cristóbal de Castro.. Más interés, siquiera por
—Más lejos piensa arribar.
estar trazado en franca prosa, tiene el drama Vivir,
¿Más lejos? —Allende el mar.
—¡ A las Indias! —¡ Voto a Cristo 1 ” intento menos ambicioso y mejor orientado, que,
sin tener gran importancia, revela en el Sr. López
Alarcón cualidades que él debía cultivar, conven
Esta cuarteta no es, por cierto, mejor que las ciéndose de que los grandes poetas son en número
dos que yo hice antes. Con la diferencia de que reducidísimo en cada época y no hay menoscabo
el Sr. López Alarcón hace esas cosas en serio. en la dignidad ni en el honor por no contarse entre
En la misma escena hay escrito lo siguiente: ellos.
con tipos andaluces, que tan admirablemente es El argumento es sencillísimo: una familia mo
criben los autores de Los chorros del oro, tu desta, con ligereza excesiva de cascos en sus
vieron en el Sr. Fernández del Villar un imi componentes, por ridículo snobismo y por afán
tador fiel y afortunado. Se conocía perfectamente de aparentar, se ve a las puertas de la ruina y de
la marca de fábrica, pero no resultaba deshon la deshonra. Hasta aquí todo va bien, y a nos
rada. Antes se le hacía honor, como a todo maes otros nos parece de perlas que el teatro ridiculi
tro un aprovechado discípulo. ce a esa parte amoral de la sociedad que no
Pero pronto el Sr. Fernández del Villar aban piensa sino en goces sin sustancia y le tiene al
donó aquellos floridos y también trillados ca trabajo un asco tan profundo y sincero. Pero,
minos y desembocó en la comedia grande, semi- literariamente, esa sátira hay que realizarla me
sentimental, semicómica, con aciertos ingeniosos diante figuras humanas, vivas, lógicas, y no con
en el diálogo y honradísimas intenciones. No llegó, figurines hechos a propósito. El matrimonio cas
por suerte suya, el Sr. Fernández del Villar a quivano de El paso del camello y sus hijitas
hacerse autor de comedias de “tesis”, con todos forman una colección de majaderos que en todas
los inconvenientes; pero se descubrió, sin em las épocas han de ir por mal camino. Si ahora
bargo, muy a las claras, y nos resultó tan pueril son unos niños bien los que se burlan de la po
y tan candoroso como vamos a ver. bre familia y la arrastran a los linderos de la
Elijamos una comedia de éxito escrita para deshonra, de vivir en la Edad Media cuando no
adoctrinar a las familias y enseñarlas a cosas había, que yo sepa, dancings, hubieran sido unos
tan importantes como a no pasarse, en los gas pajes del castillo vecino o algún trovadorcete
tos, de la cantidad que se ingresa mensualmente guasón los que le hubieran tomado el pelo. No
y a vigilar a las hijas para que no se aficionen puede haber interés dramático con figuras de
a los bailes modernos: El paso del camello. El tan poca sustancia. Las calamidades que 'les ocu
título—para aquellos de mis lectores que por rren dependen de su falta de buen sentido, y no
fortuna lo ignoren—es el de un baile modernista de los perversos tiempos. Con ello, la sátira
practicado con noble entusiasmo por niños y ni pierde toda su fuerza y todo su valor y queda
ñas bien, y en el que el propio título indica ya la buena intención solamente, la cual, muy digna
un deliberado propósito de hacer el indio o, por de estima en el terreno moral, tiene escasísimo
lo menos, el árabe del desierto. o nulo valor literario.
122 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 123
También ha cultivado el Sr. Fernández del señorita Primavera un paso hacia adelante dado
Villar un a manera de juguete cómico un tanto por el Sr. Fernández del Villar, nos alarma
elevado sobre ciertas lacras del género, pero abun mucho el creer que el autor ha confeccionado
dante también en la misma inocencia feliz que ya su formulita y se dispone a disfrutar del in
las demás comedias del mismo autor. Muestra de vento hasta que el público se fatigue. Y esto
esos juguetes pueden ser La negra y Constantino no ha de pasar sin nuestra protesta.
Pía. No se abandona en ellos el propósito moral Conste que no estimamos al Sr. Fernández del
—tan importante como el de combatir la supers Villar sino como una aceptable medianía; pero
tición en la primera de Has dos comedias cita quisiéramos que a su buena intención y a su
das—, y se llega a un final plácido y alenta habilidad para interesar al público se uniese el
dor. Los recursos usados son las más veces de propósito decidido de estudiar y formarse, rom
una cándida y venerable ancianidad, que no me piendo el molde de mazapán que se ha fabri
rece más respeto que el que va adscrito a todo cado y tratando de buscar horizontes más am
lo viejo y honorable. En La negra no hay un plios y elevados. De lo contrario, no podrá pasar
solo incidente que no se adivine por anticipado; de la categoría literaria en que consideramos in-
pero la misma bondad moral de la comedia pre cluído al autor del Tesoro de las escuelas.
dispone a una benevolencia especial que no se
usaría en otro caso alguno.
Como resumen y compendio de las facultades
y méritos del Sr. Fernández del Villar puede
considerarse su comedia La señorita Primavera,
escrita a la medida de la excelente actriz Con
cha Catalá. Se advierte en ella que el autor se
ha picardeado, y se nos presenta con una ino
cencia falsificada, así como algunos aldeanos de
esos que se hacen el tonto y engañan al más pin
tado. El buenazo del público se tragó el anzuelo
todo entero y se dejó ganar por la habilidad
del comediógrafo. A nosotros, con parecemos La
FRANCISCO RODRIGUEZ
MARIN
Francisco Rod ríguez M.arín
más”. Hay otro Rodríguez Marín que algunos del siglo xvi. La doncella de Cervantes le es
estiman quizá en primer término, colocándolo conocida con todas sus bellezas, sus inquietudes
sobre' el otro. Nos referimos al poeta y al de y sus fragilidades, y usa con ella de gran par
licioso narrador, lleno de gracia fina y dueño de simonia, como quien sabe perfectamente con
una prosa limpia y brillante, como una casita quién trata. Por eso las poesías de Rodríguez
blanca en el campo de Andalucía. Nosotros no Marín tienen siempre un meticuloso decoro, que
nos meteremos en la penosa tarea de decidirnos las rodea de una aureola de dignidad. Algunas
por éste o por el otro Rodríguez Marín. Tal de entre ellas han alcanzado general renombre,
como es tiene una personalidad muy suya, pecu y no puede dejarse de señalar el soneto “Agua
liar y significativa. Como estudiosos de la lite quisiera ser...”, del que existen traducciones en
ratura, debemos muchísimo a Rodríguez Marín, siete idiomas.
y no podemos asentir en modo alguno a la idea Rodríguez Marín, cuentista y narrador, es un
de que las investigaciones del maestro se hu andaluz pintiparado. El color, la gracia, la guasa
biesen quedado en lo profundo del tintero. Todo también, juguetean en su prosa, siempre castiza,
lo que ha hecho Rodríguez Marín en el campo y dejan en el espíritu del lector un sabor grato
de la erudición estaba haciendo muchísima fal y un aroma penetrante. Profundo conocedor del
ta ; ha rendido un servicio inapreciable y1 en alma popular de Andalucía, con sus decires pin
ningún caso renunciaríamos a él. torescos, su fantasía, su copla bella y honda,
Rodríguez Marín como poeta es conocido de Rodríguez Marín lleva todo eso a sus narra
los más delicados catadores hace muchos años. ciones, que no son, desgraciadamente, tantas
Fecha de 1875 lleva el libro Suspiros, que se como desearíamos que fuesen.
publicó en Sevilla, y en 1878 apareció Auroras
y nubes. En ambos y en lo aparecido después
Rodríguez Marín se ha mostrado poeta de bue
na escuela, muy cuidadoso de la forma, de la
expresión pulida y no escaso de imaginación y
dotes que pudiéramos llamar “internas” de poe
ta. Se imagina uno a Rodríguez Marín cultivan
do la poesía como un buen hidalgo humanista
ANTONIO MACHADO
Antonio JvLackado
explicar, sin imagen que lo revele, sin compara del camino solitario, donde el silencio le permita
ción que lo evoque! “La poesía — escribió Cer escuchar a su propio corazón. Soledades se llama
vantes, el único, en La Gitanilla — es una bellísi-' un libro de Machado, aparecido en 1903, que
ma doncella casta, honesta, discreta, aguda, retira contiene —< confesión del poeta — poesías escritas
da, y que se contiene en los límites de la discre entre 1899 y 1902. Ya entonces es Machado, pese
ción más alta: es amiga de la soledad, las fuen a fluctuaciones posteriores de su pensamiento y
tes la entretienen, los prados la consuelan, los ár de su estética, el poeta de la música callada.
boles la desenojan, las flores la alegran, y, final A las Soledades siguen — 1907 — Soledades,
mente, deleita y enseña a cuantos con ella comu Galerías y otros poemas. De esta colección ex
nican.” ¿Quién explicará al feliz mortal que lo traigo, porque explica mejor al poeta que cuanto
gra encontrar a esa doncella y llevársela a su yo pudiera decir, una composición breve y de
casa? una gran belleza. No me atreveré a dogmatizar.
Yo me imagino a Antonio Machado como un Diré únicamente que esa composición es la que
inteligente podador, un artista de la podadera. prefiero entre todas las de Antonio Machado, y
Toma el árbol a su cuidado, el árbol que, fron-. que la pongo aquí tal como me la dicta la me
doso y grato, tenía, sin embargo, un no sé qué moria. Dice:
de pesadez, de espesura, de ramaje innecesario.
Empieza la poda y caen ramas, muchas ramas y Yo voy soñando caminos
montones de hojas. Y luego el árbol es una gra de la tarde. ¡ Las colinas
doradas, los verdes pinos,
ciosa figura llena de sencillez, elegancia y signi
las polvorientas encinas !....
ficación. Ni la sombra de él es menos grata ni ¿A dónde el camino irá?
la copa es menos bella. Todo se ha simplificado Yo voy cantando, viajero
agradablemente, y es como un símbolo de vida a lo largo del sendero...
profunda y clara. —■ La tarde cayendo está—.
“En el corazón tenía
Así es el lirismo de Antonio Machado. Surgido
la espina de una pasión;
este poeta al final del siglo xix, cuando triunfa logré arrancármela un día:
la explosión luminosa de Rubén Darío, sabe en ya no siento el corazón.”
contrar una senda nueva. Admira y sigue algu Y todo el campo un momento
na vez al maestro; pero va cada vez más en busca se queda, mudo y sombrío,
138 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 139
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Armando P alacio ValJ es
del arte de Palacio Valdés, las dos figuras de Ca hermana San Sulpicio no es un malvado como
silda y Ventura muestran a un gran artista. Ca estos dos, pero es un hombre tremendo, que en
silda, finísima, fundamentalmente honrada, llena una juerga clava su mano con la de otro en una
de abnegación y de amor, dispuesta al sacrificio, mesa, valiéndose de un puñal.
y Ventura, sensual y voluble, ególatra, que no No tenemos tiempo más que de observaciones
comprende siquiera la íntima alegría de la honra rapidísimas. El humor de Palacio Valdés, su amor
dez, son dos tipos absolutamente distintos y dos a los tipos de niño, podrían ser materia de un
retratos cuya admirable justeza maravilla. La emo estudio de literatura comparada. A la literatura
ción dramática, honda, que Palacio Valdés pone inglesa habríamos de acudir como término de com
en algunos pasajes de esta novela, la elevan a la paración.
más altas regioñes del arte. Otros libros famosos de Palacio Valdés son:
Junto a esta emoción, el humorismo del maes Tristón, La aldea perdida, La fe, Los majos de
tro teje una intriga deliciosa. La Prensa, el cuarto Cádiz, El maestrante, etc.
Poder, va a ejercer su acción en un apartado rin- Palacio Valdés ha puesto al frente de ediciones
concillo provinciano. ¡ Qué sesiones las preparato definitivas de sus libros una advertencia indicando
rias del acontecimiento ! ¡ Oué extraordinarios ti que debe darse por no escrito en ellos cuanto sea
pos ! ¡Qué graciosísima pintura! Tuviera Pala contrario a la fe y -a la moral católicas.
cio Valdés nada más que esta novela, y por ella
se le citaría con admiración.
En El cuarto Poder aparece un tipo de aris
tócrata que Palacio Valdés repite mucho, y que
sería curioso averiguar a qué prejuicios o a qué
experiencias debe el ser. Es el aristócrata frío,
correcto, cruel, impávido, capaz de las más atro
ces acciones. El mismo tipo lo tenemos en El
señorito Octavio, cometiendo aquella fea acción
de matar al perro. Recuérdese que el aristócrata
de El cuarto Poder es igual y que también quiere
en una ocasión matar a un perro. El padre de la
P
PIO BAROJA
1—
Pío Saroja
Bien es verdad que Baroja no para aquí. Sigue Baroja, si Dios no le ilumina antes, no tiene más
su camino ese día y encuentra: suciedad y fetidez remedio que acudir a la aconitina o a otro ve
en las ciudades, miseria en los pueblos, egoísmo, neno de menos pretensiones.
cerrilidad y falsedad por todas partes. Medita un Considero El árbol de la ciencia como la novela
momento, y al final de su paseo concluye: la Re más a propósito para dar idea entera de Baroja.
ligión es una farsa, la amistad es traición, el La producción de este escritor es muy extensa y
amor, instinto carnal. No hay nada noble en la se caracteriza: en el procedimiento, por el impre
vida. Da asco de andar por el mundo. sionismo ; en el estilo, por el desaliño, y en el fon
Lo extraño es que, llegado a la conclusión, y do, por el nihilismo. La última de estas tres cua
no creyendo en un Dios, único dueño de la vida lidades hemos creído prudente analizarla primero,
Jiumana, no busque el puente de más decorosa porque sobre ella construye Baroja, realizando el
altura que encuentre al paso y se arroje por él prodigio de edificar sobre el vacío.
de cabeza. Pero eso tiene su explicación. Baroja, El impresionismo es todo el mérito de Baroja.
como todo verdadero literato, tiene un medio ex Llámesele impresionismo o, si no se quiere usar
celente de resolver cuestiones, que consiste en fa este término pictórico, úsese el filosófico de sub
bricar personajes que hagan por uno lo que uno jetivismo o el literario de romanticismo. En to
no se atreve a hacer. Baroja tiene una novela—El dos los casos se nos dará siempre la obra como
árbol de la ciencia — resumen y compendio de un producto de la reacción producida en el espí
toda su filosofía, si es que puede llamarse filosofía ritu del artista por el mundo exterior. Y cuando,
al nihilismo. El protagonista de El árbol de la como Baroja, se posee una fuerte personalidad,
ciencia sale a la vida como Baroja al camino por esta reacción no puede menos de ser interesante.
donde pasea su espejo, y empieza a darle asco El impresionismo es en Baroja su distintivo li
de todo. La Religión es mentira, la ciencia trae terario, toda la literatura de Baroja. Nos' da las
sólo tristeza y amargura, la amistad es falsa, la cosas animadas por su manera de ver, por su ojo
vida es miserable y sórdida. No hay sino hacer de pintor selvático, rabioso y humorista, y las
lo que hace el personaje. Un día utiliza la aco- cosas tienen así un perfil único que las dota de
nitina cristalizada de Duquesnel y se quita de una vida nueva, intensa, extraña, llena de matices
este mundo, donde ha vivido en perpetua náusea. violentos y audaces.
Todo el que participe de sus ideas o de las de Del estilo de Baroja se han dicho las cosas más
154 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA
diversas. Desde considerarlo casi perfecto, o como Puntos de vista para desarrollos muy amplios
el estilo del porvenir los enemigos del academis nos sugeriría el estudio y consideración de la obra
mo, hasta desprestigiarlo por incorrecto y por barojiana. La necesidad de no salimos de los lí
rudo los de la acera opuesta. No conviene exa mites acostumbrados nos obliga a no extraer to
gerar. Cierto que del purismo a la ridiculez me das las consecuencias que ofrece la perniciosa y
dia una zanja poco difícil de saltar; pero no hay disolvente ideología de este hombre, aliada a. sus
que ser ingratos con la Gramática ni aplastarla innegables dotes de novelista. Entre sus obras
con altos desdenes. Lo difícil tiene siempre un sobresalen Las inquietudes de Shanti Andia, El
mérito sobre lo fácil, y no cabe duda que saber árbol de la ciencia, La dama errante, La busca, El
Gramática es más difícil que no saberla. Yo con escuadrón del Brigante y otras muchas más, que
fieso que no me parece mal que los escritores la hacen un poco atrevida y peligrosa esta enume
sepan. Es más: afirmo que la deben saber, y ase
ración.
guro que sus más concienzudos detractores la sa Baroja es uno de los valores literarios que no
ben perfectamente. De otra manera no la podrían hay más remedio que tener en cuenta en esta
combatir con armas tan agudas. La Gramática hora. Su ideología es total y absolutamente re
tendrá siempre esa fuerza. No se la podrá herir chazable. Sus libros son una lectura nociva para
sino con ella misma. los no preparados, innecesaria para los preparados
El estilo de Baroja dista mucho de ser un mal que no se dediquen a estudios literal ios e indis
estilo. Con incorrecciones y todo, constituye un pensable para estos últimos.
instrumento adecuado en la mano del escritor, y
las pinceladas bruscas de Baroja son las más ve
ces apropiadas al cuadro. El exigir corrección
solamente en el estilo nos llevaría a extremos
tan lejanos como a decir que Cervantes escribía
mal. Cualquier académico puede sacarle a Cer
vantes muchísimas faltas, y podemos afirmar, sin
embargo, que Cervantes tiene un maravilloso es
tilo. Lo cual quiere decir que en el estilo hay
algunas cosas que no son Gramática solamente.
RAMON DEL VALLE INCLAN
_______
Ramón del Valie Inclán
una serie de preciosas narraciones donde Valle villa de ambiente. El alma supersticiosa del
Inclán pasea su aristocrático carlismo con alti campesino gallego, la. miseria errante de los
vez de procer. Entre ellas, si se nos obligara a caminos, las consejas misteriosas, todo pasa con
elegir alguna, votaríamos por Los cruzados de enorme fuerza a estos libros de Valle Inclán, a
la causa. El estilo de estas novelas, como el de veces ásperos y tremendos, realistas, acres, no
las Sonatas, linda con lo maravilloso. Valle In desdeñando nada para la exactitud de la pintura,
clan domina a la perfección el castellano y es descendiendo a rincones negros del alma y exal
maestro en la construcción de la frase concisa tando las pasiones más ocultas en el fondo.
y llena de armonía extraordinaria. Estilista di Aguila de blasón y Romance de lobos forman
fícil de superar, tiene un lenguaje pulido como un conjunto con decidida superioridad de la se
-una joya y que deleita al lector, regalándole gunda parte sobre la primera. Un señor feudal
como con un perfume que le embriaga sua —no menos señor feudal porque viva en época
vemente. moderna—, caballeroso y apasionado, violento y
magnífico, es la figura central. Es todo un nom
Valle Inclán ha escrito en forma dialogada bre. Mejor diríamos todo un macho. Y las muje
unas piezas que no son representables por no res, naturalmente, son sus víctimas. El señor, el
sujetarse a las exigencias i del mecanismo tea señor feudal, suele ser siempre un esclavizador
tral, pero entre las que se encuentra, con toda de mujeres. La propia y las ajenas le deben
seguridad, lo mejor que la pluma de D. Ramón momentos de felicidad y muchas lágrimas. Pero
ha trazado. Las subtitula comedias bárbaras y es un hombre. No se doblega ni se rinde. Y
también tragedias y tragicomedias. A esta serie ellas le adoran al fin y al cabo. En el fondo de
de libros pertenecen: Aguila de blasón, Roman su desgracia se esconde una secreta felicidad.
ce de lobos, El embrujado, Divinas palabras, La Quizá si tuvieran poder para variar el rumbo
cabeza del dragón. de su vida y libertarse de la esclavitud no lo
Las cuatro primeras, que son muy importan harían. Son mujeres.-
tes, tienen por escenario Galicia, la tierra de De este hombre, de este señor feudal, son hi
que es originario D. Ramón. Afirman los natu jos unas cuantas ñeras. Ingratos, feroces, incré
rales de ella, con quienes hemos cambiado im dulos, pueblan de aullidos la triste vejez del
presiones sobre el particular, que son una mara caballero, que sigue presentando el pecho a todo;
164 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA 165
AZORIN”
12
“Azorín
——
————— 1 ---------
mucho menos, valor perdido para el arte litera agudeza de la visión algunas veces. Es un cono
rio ; pero no hay que olvidar que en el 98 la lite cedor, un amador de la obra literaria. Tiene siem
ratura era un medio y no un fin. Y la ideología pre puntos de vista de interés extraordinario, su
que se propugnaba aparece derrotada definitiva gestiones acertadas, indicaciones útiles; pero su
mente. labor crítica no toma cuerpo si no se armoniza. Se
¿Qué es lo que ha salvado a “Azorín” de la ejerce de un modo un tanto disperso, atraída por
derrota? Leamos su confesión: “Los primeros es motivos muy diferentes. Sus Clasicos y wioder-
tudios de los clásicos, hechos siendo niño, pusie nos, su Rivas y Larra, que son, en su conjunto,
ron en mí el gusto por estas lecturas. Luego he bellos libros, revelan de una manera clarísima ios
vuelto periódicamente a ellos y he tratado de re defectos antedichos.
lacionar su espíritu con el paisaje y el ambiente “Azorín” novelista, es la menor porción de no
de España.” Esa ha sido el áncora de salvación. velista posible, si se atiende a un criterio vulgar.
Por los clásicos, elegidos como supremo modelo Dentro de normas superiores de arte, “Azorín”
de técnica literaria, ha ido “Azorín” formándose ha escrito alguna novela de superior calidad. Esa
lentamente. No le habrá ayudado poco el ver con obrita breve y sutil, tan fina, tan humilde, que
serenidad la inconsciente obra destructora que a se llama Don Juan, es, a mi modo de ver, una de
su alrededor se iba efectuando. Determinadas ac ■las novelas más lindas que se han escrito en los
titudes políticas suyas no pueden explicarse de últimos tiempos en España. Hay que perdonarle,
otro modo. Valle Inclán se hizo carlista. Ha ha en gracia a su calidad artística, tal lunar muy li
bido muchos momentos de la vida española en gero que pudiera hacerla no enteramente legible
que los hombres de corazón han sentido el im para todos.
pulso de buscar la reacción violenta. Todo me Los ensayos de “Azorín”, excursiones por el
nos vivir en la charca. No .quiero juzgar con campo de la historia, de la literatura y de la po
esto, ni me corresponde, del acierto o desacierto lítica requerirían estudio aparte, ya que en tra
■de la postura política de “Azorín”. bajos de esa índole conviene analizar el fondo
La novela, el ensayo y la crítica constituyen atentamente. Por fortuna para mí, no es éste el
■las tres direcciones por las que se ha encaminado sitio para meterme en profundidades. El estilo de
la producción literaria de “Azorín”. “Azorín” no esos ensayos es, como siempre el de Azorín , de
es un gran crítico. Le falta método siempre y una gran sencillez y una gran belleza.
RICARDO LEON
■
Ricardo León
por abandonar un poco el castellanismo postizo del En La escuela de los sofistas, D. Ricardo León
novelista y mostrárnoslo unos momentos en el se entrega a las disquisiciones filosóficas. Les tiene
ambiente que le es propio. Comedia sentimental más afición que debiera. Créanos. Bien están re
tiene una melancolía escondida que hace perdonai cluidas en La escuela de los sofistas; pero mal,
lo viejo del asunto. desparramados por las novelas y entorpeciendo
El amor de los amores es, a nuestro modo de la acción, como ocurre en El hombre nuevo. Ade
ver, la intención más alta y a la vez el erroi más más, no participamos del entusiasmo que despier
grande de D. Ricardo León. Se ha calificado por tan en algunos esas obras que pudieran colec
algunos esta novela de una especie de Pepita Ji cionarse bajo el título de La Filosofía al alcance
ménez al revés. La frase es más exacta de lo de todos. Ni el buen estilo ni las ocurrencias fe
que se cree. Con ella no se quiso señalar mas que lices que abundan en La escuela de los sofistas nos
la antítesis del resultado de la lucha entre el amor han podido curar de esta repulsión.
divino y el humano en ambos libros. Por desgra Conviene terminar esta rápida ojeada. Obras
cia, significa también oposición en todo: en cla de consideración entre las del novelista, cuya la
ridad, en gracia, en penetración. La literatura tiene bor examinamos, son Los centauros, especie de
estas jugarretas: la tesis de D. Ricardo León, novela picaresca, Humos del Rey y El hombre
más elevada, de una aspiración muy superior a nuevo; estas dos últimas, manifestaciones del
la de Valera, se queda en la realización muy por sentir de D. Ricardo León, actuando más ya en
debajo de la tesis materialista y socarrona del el odio a lo modernista que en- la reverencia a lo
cultísimo y atildado cordobés. Para los que cieen antiguo. A nosotros nos parece—y hemos tenido
que lo humano es solamente comer, dormir, ganar ya el honor de decirlo—que en esta dirección
dinero y pensar en el sexo contrario, la tesis nueva D. Ricardo León está menos feliz. De
de D. Ricardo León aparecerá como una abstrac Casta de hidalgos a Humos de Rey hay una curva
ción vacía. Para mí—para nosotros , la aspira descendente.
ción es magnífica; pero los alientos requeridos Consideramos rasgos generales de la obra de
para realizarla no han tenido albergue en don don Ricardo León: un solidísimo fundamento re
Ricardo León. Y eso que no faltan en El amor ligioso y tradicional, digno de toda alabanza; cua
de los amores muchas paginas de gran emoción lidades de artista y de poeta, que dan a sus no
y belleza, velas muchos momentos de emoción gratísima
192 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
13
Ramón Pérez de Ay ala
La tesis es en Troteras y danzadoras (¡a estas el carácter más poético, el más puro y el mejor
alturas!) la que expuso Masson de Morvilliers en visto es el de la muchachita asturiana, la pobre
la Enciclopedia, la que rebatió Juan Pablo For- enamorada que pierde la vida en la sima de un
ner en su Oración apologética. ¿ Se concibe mons callado dolor.
truosidad mayor? Beldrmino y Apolonio es, a nuestro juicio, la
Por lo demás, en Troteras y danzaderas en obra cumbre del Sr. Pérez de Ayala. Sentimos
cuentro algunas páginas que son de lo más bello no tener lugar de examinarla despacio. En ella,
que el Sr. Pérez de Ayala ha producido. Entre su autor se nos revela como dueño absoluto de su
ellas, la lectura de Otelo ante una mujer inculta estilo y nos maravilla con prodigiosos equilibrios
que va identificándose con todos los personajes, intelectuales, con figuras de una gracia y un hu
uno por uno, es una felicísima lección de crítica morismo penetrantes, con primores de observa
literaria difícilmente olvidable. Como apéndice de ción. En general, es un libro para acreditar por
ella puede considerarse el estreno del drama de sí solo de gran escritor al Sr. Ayala. Pero tiene
Teófilo Pajares y los comentarios al mismo. A su graves lunares, de los que hemos de advertir a
aparición Troteras y danzaderas movió ruido, por quienes bondadosamente nos sigan y se guíen por
tratarse de una novela con clave, en la que algu nosotros. Este, como todos los libros del señor
nos personajes son muy fáciles de reconocer to Pérez de Ayala, no son para estar en todas las
davía. manos. Hay que oponerles serios reparos desde el
La pata de la raposa, más literaria que Trote punto de vista religioso y moral, y nuestros lec
ras y danzaderas, con un soplo artístico más in tores deben tenerlo en cuenta. Pero es imposible
tenso, representa un ascenso en la producción del ignorarlos literariamente.
señor Ayala. Ha sido quizás su obra de más éxito, Luna de miel, luna de hiel, con su segunda
aunque no la mejor, a mi juicio. Es una ventana parte, Los trabajos de Urbano y Simona, son una
sobre la vida y el alma de Asturias con la pintura nueva versión de Dafnis y Cloe. Por mucha ha
de Pilares, que es interesante comparar con la bilidad y por muchos primores de estilo que el
Vetusta de Clarín. La comparación, sin embargo, Sr. Ayala derroche, no pasan de ser un relato
no puede ir muy allá. En La regenta se trata de inmoral avalorado por muchas prendas literarias ;
pintar la ciudad, e importan poco las peculiari pero siendo todo él un conjunto de variaciones
dades del alma asturiana. En La pata de la raposa, sobre un tema escabroso.
200 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
LUIS ARAQUISTAIN
Luis Araquistain
vocabulario, sin dar la impresión de rebusca di las de café y para conversaciones entre hombres
fícil y feliz en frases y en imágenes informadas solos.
por ese aliento de soberbia y de dureza que tanta De los dos dramas Remedios heroicos y El
cordialidad y tanta simpatía le quitan a muchos rodeo no puede decirse sino que son construc
trabajos del señor Araquistain, meritorios por ciones intelectuales por las que no pasa el menor
otros conceptos. soplo de inspiración. La última de ellas -— escri
El señor Araquistain no pasa de ser un hom ta sobre una idea desarrollada antes por el pro
bre culto, articulista notable y escritor de buen pio señor Araquistain en >su novelita Vida y re
estilo. Pero no es lo que puede llamarse un ar surrección—está edificada utilizando el fácil re
tista. Le faltan imaginación y cordialidad. Por curso del caso patológico. Ibsen, visto—¡ horror!
que le falta imaginación edifica premiosamente a través de Echegaray, tiene un perfil parecido
sobre ideas gastadas y carece de brillantez. Por al del señor Araquistain. Y el Ibsen de Espec
que le falta cordialidad le falta humanidad. Un tros no es, por cierto, el Ibsen grande, como lo
hombre que siente a menudo el desprecio es in es el de Casa de muñecas. En El rodeo, sobre el
capaz de comprensión. Y un escritor sin com pecado de urdir el drama a base de las chifla
prensión de los demás, de los más humildes y duras de una histérica, se comete el de precipi
de los más bajos y sin un sentimiento de piedad tarlo todo a un desenlace violento mediante ac
cordial hacia ellos, no podrá Mamarse nunca un titudes como la del marido, que de pronto se
artista. desboca después de haber sido tan sereno, que
Por eso ni las novelas ni los dramas del se no tiene lógica explicación posible. No importa
ñor Araquistain quedarán como imperecedero que el señor Araquistain nos explique que el ma
monumento literario. De las novelas, ni el señor rido se transforma al sentirse padre. En la obra
Araquistain, con todo y su alta idea de sí mismo, artística, lo que no quede explicado en ella tiene
lo pensará. Ni Las columnas de Hércules, ni El mala explicación. En el último acto de El rodeo
archipiélago maravilloso, ni esas novelitas cortas no vemos más que una turba de locos o crimi
que el señor Araquistain, con poco respeto a su nales. Sus conflictos no nos tocan para nada.
estirpe literaria, entrega a publicaciones de poco Que los lleven pronto al manicomio o a la cárcel
mas o menos, son otra cosa que amenidades es y que nos dejen en paz. ¡Ah! El tipo de la se
cabrosas muy a propósito para entretener char ñora pagada de su rango y del marido toldante,
20® NICOLÁS GONZÁLEZ RÜIZ
WENCESLAO FERNANDEZ-
FLOREZ
■ar --
Wenceslao I*ernánclez - 11 órez
perfección. Es lástima que por su tema esos tra nández-Flórez es en su justamente famosa novela
bajos humorísticos no pudieran tener ¡sino efíme Volvoreta, Alcanzó esta novela el premio de un
ra recordación. concurso del Círculo de Bellas Artes. Desde en
Otros trabajos humorísticos de Fernández-Fló- tonces las ediciones de ella se han multiplicado,
rez circulan recopilados en dos libros deliciosos: y ha llegado a tener lo que pudiéramos llamar una
El espejo irónico y Las gafas del diablo, el se popularidad molesta. Molesta para el autor. El
gundo de ellos premiado por la Academia Es éxito de un libro en los comienzos significa a la
pañola. Se trata de dos libros literariamente muy larga una cadena echada al cuello del escritor. Este
bellos. Algunos de los artículos que contienen al se aleja de su libro, unas veces en terreno llano,
canzan verdadera profundidad y pasan de ser una otras para subir, otras para bajar. En todos los
muestra de buen humor superficial para calar casos llega un instante en que la cadena ha dado
hondo hasta descarnar un trascendental esqueleto. de sí cuanto podía, y el autor empieza a sentirse
Comparando el humor de Fernández-Flórez estrangulado. Si la senda que ha seguido es as-
con el de otro escritor que ha ejercido análoga censional, logrará elevarse con lastre y todo; si
actividad en la Prensa—Julio Camba—•, y que ha sido llana, podrá quizá arrastrar el lastre por
tiene con él muchos puntos de contacto, puede el suelo; pero si ha sido en descenso, no hay sal
observarse mejor la naturaleza profunda del hu vación : el autor fallece colgado de su libro. Y
morismo del autor de Volvoreta. El humorismo Fernández-Flórez está en peligro de hallarse en
de Julio Camba no es sino un malabarismo in este último caso. Todavía sigue siendo el autor de
genioso de las ideas. Surge la nota cómica por la Volvoreta.
curiosa inversión de un pensamiento o por lo que Reconozcamos en su favor que Volvoreta es,
sencillamente llamamos una “ocurrencia”. En Fer literariamente, una excelente novela. ¡ Lástima que
nández-Flórez suele quedarnos a veces un sedi la despreocupación del autor en el terreno moral
mento amargo en el espíritu, una especie de in afee la narración con algunas manchas innece
vitación a filosofar. La saeta ha hecho algo más sarias !
que arañarnos la piel; nos ha pinchado en un Por lo demás, la pintura de ambiente, los tipos,
lugar sensible. la descripción, son de primer orden. El decoro
Donde se observa de una manera clara hasta literario se mantiene en lo posible, sin dar a los
dónde es capaz de llegar el humorismo de Fer momentos escabrosos proporción desmesurada.
EN ESTA HORA 21
214 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
su ignorancia de la Gramática. Hay clases to
Pero la misma índole del asunto hace a esta
davía, y agradeceríamos a Fernández-Flórez que
novela impropia para dejarla en todas las manos.
estimase en más aquélla a la que él pertenece.
Después de Volvoreta, la novela que más noto
No lo hace así, y la justicia no se ha de quebrar
riedad ha logrado entre las de Fernández-Flórez
por eso. En una de esas revistillas ha aparecido
es Ha entrado un ladrón. Sin que deseemos tirar una de las mejores narraciones que Fernández-
de la cadena antes mencionada, es lo cierto que Flórez ha escrito: La caza de la mariposa.
Ha entrado un ladrón es muy inferior a Volvo- Demos una nota final un tanto melancólica.
reta. Es casi una mala novela. No es mala del Nos está pareciendo que Fernández-Flórez da se
todo, porque cuando se posee un espíritu tan fino ñales de cansancio y se cree camino de agotarse.
como el de Fernández-Flórez es imposible des Es una impresión que ha de sentir muchas veces
cender a ciertas zonas. Aunque se quiera bajar quien se entregue de lleno al periodismo. Pero
a ellas deliberadamente, no hay manera de dejarse es una impresión que hay que vencer. Se puede
el espíritu sobre la mesilla de noche. En Ha en hacer más, mucho más de lo que se hace y de
trado un ladrón, Fernández-Flórez ha entrado a lo que se cree uno que puede hacer. Y cuando se
su vez con todas sus cualidades, y hay momentos tiene talento, como le ocurre a Fernández-Flórez,
de humorismo delicioso, buenos retratos y algún no tiene perdón de Dios ponerse neurasténico.
momento dramático en el que se produce una emo A producir. A luchar con la dificultad. A bus
ción noble. Inferior todavía a ella es El secreto carla y a vencerla. Nada de continuar en el surco
de Barba Azul.
ya abierto.
Hemos de reprocharle a Fernández-Flórez el
que de vez en cuando nos obligue a leer cualquier
revistilla de esas, en las que se sabe—por triste
experiencia—que apenas ha de encontrarse más
que pornografía y literatura de bajísimo precio.
Da un poco de pena ver el nombre de Fernández-
Flórez y algún otro alternando con los de una
colección de señores muy conocidos por su ejer
cicio del comercio pornográfico, por su dureza de
mollera, por su falta de criterio artístico y por
ALBERTO INSUA
8
——.
Alberto Insúa
del elogio prenden tan sólo en la madera de la zoológico, no se puede encontrar más detestable
buena amistad y el compañerismo, hemos de libro.
evitar, por lo menos en el radio a nuestro alcan Al otro aspecto señalado en el señor Insúa
ce, que se .juzgue a D. Alberto Insúa como su _ , el de la pintura de ,1a Clase media — corres
perior a sus muy escasos méritos. ponde una novela que ostenta'ya mayor decoro,
La lista completa de obras del señor Insúa aunque busca, Como todas, el aliciente de lo es
seria muy larga de enumerar, y aseguro muy cabroso para lograr difusión. Nos referimos a
en serio que no vale ,1a pena. Bastará que con Las neuróticas. No diremos que ía pintura del
sideremos rápidamente algunas de las novelas señor Insúa sea absolutamente infiel. Por des
que han dado a D. Alberto Insúa más nombre gracia, no es así. Como ejemplo de un caso ge
y más dinero. Con que el lector tenga presente neral, desde lluego no sirve. Como muestra de
que hablamos de las mejores obras de este autor, algo más frecuente de lo que se cree, vale. Lo
quedará en libertad de imaginarse cómo serán que no vale ni sirve es que se busque, arrostran
las otras. do lo absurdo, lo inverosímil y lo antipático, la
Recuerdo que en mis tiempos de estudiante manera de sacudir latigazos a la sensualidad del
circulaba casi más que los libros de texto entre lector. De cierto lector. De aquellos lectores cuya
nosotros — y eso que no pueden ustedes figurar .sensualidad debieran estimar los evolucionistas
se de qué manera tan eficaz se nos recomendaban como una prueba de que existe el tipo interme
los libros de texto — una novela del señor In- dio entre el hombre y el mono.
súa titulada La. mujer fácil. En la portada de un A la primera época del señor Insúa pertenece
ejemplar de ese... libro creo haber leído “sexta también una celebrada novela en dos partes: Los
edición” o una cosa así. Se trata, por tanto, hombres. La primera parte se subtitula Mary
de una de esas obras “muy leídas” que tanto los descubre, y la segunda Mary los perdona.
parecen enorgullecer al señor Insúa. Y se trata Nos complace poder hablar con más elogio de
de uno de los libros más enteramente pornográ estos dos libros.. Nos desagradaría sobremanera
ficos, sin atenuantes literarios ni de ninguna clase que se nos creyese poseídos de animosidad con
que hayamos podido encontrar. Dentro de no re tra el señor Insúa. De veras le desearíamos que
bajarse el hombre de la escala de lo normal para fuese tan buen escritor como él se cree. Todos
penetrar en lo patológico, o simplemente en lo saldríamos ganando con ello. Por eso repetimos
222 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 22
que nos complace hallar en Los hombres otro Suele el señor Insúa defenderse de estos ata-,
tipo de libro más literario, más limpio, más ame ques, que por duros que sean son las más ve
no, y, en general, si no recomendable, por lo ces—de mi caso respondo—perfectamente lea
menos no para echar una mancha imborrable les, argumentando con la tirada de sus novelas.
sobre el crédito de un autor, como ¡le ocurre a Don Luis Araquistain, que no puede argumen
La mujer fácil. Algunos tipos de Los hombres tar así, ha dicho recientemente que el lector bus
— no sólo el de Mary — están bien dibujados, ca siempre sentirse .superior al escritor. De este
e incluso sentidos y comprendidos poéticamente. modo los autores más mediocres y tontos son
Sin estar exenta de lunares, ni mucho menos, los que tienen más público. Así, al superinteli-
esta novela puede considerarse la mejor de don gente D. Luis Araquistain, no le lee nadie, y
Alberto Insúa. así... ¡pero, no! Yo ¡no creo que D. Luis Ara
En su segunda época — o lo que hemos dado quistain escribiese eso pensando en su compa
en llamar así —D. Alberto Insúa se nos pre ñero D. Alberto Insúa. Y no seré yo, por
senta como cronista ameno y novelista de altas tanto, el que dé al artículo del ilustre autor de
pretensiones. En este último aspecto nos parece Remedios heroicos más alcance del que tenga.
completamente desorientado, falto de ingenio, de Como cronista, D. Alberto Insúa nos resulta
aquel matiz de gracia frívola que tenía antes, de bastante mejor que como novelista. Se puede
penetración psicológica, de gusto y de criterio leer, es ameno, y en cuanto alguna vez se le
literario. Lo único bueno que ha hecho ha sido ocurra decir algo será un cronista perfecto.
abandonar la franca pornografía por otra más Como autor dramático D. Alberto Insúa ha
disimulada. Pero aquélla la hacia mejor, que tenido poca fortuna. Sin embargo, una comedia
conste. Resultaba un autor pornográfico mucho que escribió hace tiempo -en colaboración con el
más bueno que D. Artemio Precioso, por ejem señor Hernández Catá, titulada En familia, es
plo. Y como autor de altos vuelos resulta de una linda y digna de aplauso.
lamentable cursilería, complicada y agravada. Si
alguien creyese que no digo la verdad — que no
lo creerá ¡nadie, y esto es lo terrible para el señor
Insúa—, véanse las novelas El negro que tenía
el alma blanca y Un enemigo del matrimonio.
PEDRO MATA
15
Pedro Alata
—
228 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA 229
en su laboratorio no son el resultado de una mez perfección de su método para hacer algo sin nada,
cla de ácidos y un sin fin de reacciones violen es una novelita corta escrita hace algunos años
tas, acompañadas de emanaciones mefíticas. En y publicada por primera vez, si mal no recuer
el laboratorio de D. Pedro Mata se usa el agua do, en El Libro Popular. Se titula El misterio
chirle, los sesos huecos, el vino con sifón, y se de los ojos claros, y constituye la relación de
nota un perfume de agua de Colonia de a dos un asuntillo un tanto espinoso, de fondo inmo
cincuenta el medio litro. ral, pero de forma limpia y contado muy discre
Con estos ingredientes sencillísimos y tan ba tamente. Como esa narración tiene D. Pedro
ratos es justo reconocer que D. Pedro Mata logra Mata alguna otra—La excesiva bondad, por ejem
insospechados efectos. Resulta atrevidillo y semi- plo—que revela posibilidades en su autor de ser
pornográfico, pero sin caer nunca en extremos otra cosa de lo que ha logrado ser. Claro que
presidiables, como otros contrincantes suyos. Na también revela posibilidad de ganar menos dinero
rra con habilidad y con mucha soltura, y logra y hacer menor tirada. Don Pedro Mata vende
ser de aquí su gran difusión—el novelista de muy -bien los productos de su laboratorio nove
las niñas modernas y atrevidas que no son aún lístico.
en excesivo grado ni una cosa ni otra. La men En las grandes empresas es donde, a mi juicio,
talidad de D. Pedro Mata encaja a la perfección D. Pedro Mata se nos muestra tal como al prin
en esa mentalidad media de la juventud, con ganas cipio de este artículo le hemos retratado utili
de ser disipada y sin atrevimiento para serlo del zando buena cantidad de metáforas, que espera
todo. Para ese público, D. Pedro Mata es un sen mos no nos hayan salido mal. En novelas como
timental erótico que ofrece lo escabroso en su Corazones sin rumbo y Un grito en la noche—las
estuche de preocupaciones espirituales, tomando de éxito más loco entre las del autor—se trata de
en serio o haciendo como que toma en serio las alcanzar de lleno el corazoncito no muy firme y
distracciones pecaminosas y las imaginaciones sen siempre ávido de novedades atrevidas de las mu
suales de gente que tiene bastante vacía la ca jeres pertenecientes a esa dorada medianía social,
beza y muy. poquitas cosas que hacer, o muy po con las hondas virtudes de la raza sentidas por
quita gana de hacer cosas. instinto, de una parte, y la escasa seguridad en
Una de las historias más hábilmente narradas los principios y consiguiente gana de epatar, por
por D. Pedro Mata, y donde éste demuestra la otra.
230 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ EN ESTA HORA 231
Nada más del gusto de ese público que los amo recen entre las de D. Pedro Mata. Se puede sen
res tristes y melancólicos de Una estimable joven tar como una consecuencia definitiva de nuestro
que conserva un corazón purísimo en medio de estudio que D. Pedro Mata es un narrador hábil,
las agitaciones constantes de los tés del Palace que, encerrado en límites breves, resulta muy acep
y los fox bailados con muchos agradables com table, y al desbordarse pierde toda su virtud. Para
pañeros. La calidad artística de D. Pedro Mata remachar este aserto pudiera citarse la novela
es, como se ve, exactamente igual a la de las ope grande El hombre de la rosa blanca, cursi, verde
retas vienesas. No .nos atreveremos a decir que y sosa, hasta tocar el límite de la ridiculez.
D. Pedro Mata haya aprendido en ellas; pero, Don Pedro Mata se ha asomado al teatro al
desde luego, lo parece. El ambiente de opereta: gunas veces con varia, pero siempre escasa for
perfumes, música, danza, ropas ligeras, champán tuna. Su más importante obra es El infierno de
y noche de luna. La heroína: se parece a las aquí.
otras mujeres frívolas que por allí pasan; pero, Desde luego, una comedia al revés. Es decir,
¡ ah, señores!, la muchacha tiene un corazón sen se coge una tesis y se fabrican personajes a pro
cillo, puro y tierno, y ya verán ustedes cómo en pósito para demostrarla. Los personajes que no
cuanto se tropiece con el barítono se enlazarán se encuentran vivos por ahí se hacen de cartón,
dulcemente, cantarán y aun bailarán sus amores, y en paz. Tesis disolvente, desde luego. Son las
y revelarán su ingenuidad adorable. Si se nos únicas tesis que arrancan aplauso. Existe siem
permitiese trazar un gráfico de la vida hueca, sin pre como un poco de cansancio de ser persona
consistencia y sin espíritu, de la vida que no es decente. En el sentir íntimo de muchos hay una
vida, sino memez o clorosis en el mejor caso y colección de pequeñas granujadas muy agrada
perversión moral en los otros, uniríamos con bles. Pero mientras las llamemos granujadas, el
una línea el teatro Alkázar, las novelas de don hombre cuidadoso de su reputación no se atreve
Pedro Mata, las..., los..., bueno; por fortuna, no a def enderlas. Mas llega D. Pedro Mata, tonante,
tengo que trazar el gráfico, y con eso me libro altisonante y declamador, y grita que aquellas
de levantar contra mí una tempestad de protesta. granujadas son cosa nobilísima, y lo que creíamos
Las narraciones breves reunidas en el volumen vergüenza es un “prejuicio . Y ya el que en su
Irresponsables, que prologó don Angel Ossorio fuero íntimo no tenia mas valla que la endeble
y Gallardo, son de las cosas que más estima me de una palabra, salta de gozo y exclama: ¡ Bra-
232 NICOLÁS GONZÁLEZ RUIZ
EN ESTA HORA 233
vo!” Y luego dice: “Yo no soy un sinvergüenza; falta para armar bien la comedia, ¡ qué caram
soy un noble ser que no reconoce prejuicios es ba ! y sigue el hombre en sus trece, con un
túpidos. D. Pedro Mata me lo ha dicho, y cuando amor constante y fiel, que es una delicia! c) La
él, que tiene talento y sabe escribir, lo dice, razón hija, ya crecida y conocedora del mundo, ama y
tendrá.” respeta al galán de su madre, y al presentarse
El infierno de aquí. El título quiere decir que su padre verdadero es con él dura y fría en una
el infierno está en este mundo y las malas ac escena que no puede ser más repugnante y an
ciones se pagan en él, tarde o temprano. Del in tihumana.
fierno de allá no se habla más que para casi ne Aceptado todo eso, y que un buen señor que
garlo al paso. Triunfa la última jugarreta del personifica el sentido común y la vergüenza es
diablo, que es, según Papini, correr por ahí las un idiota, todo marcha como una seda. Se lan
voces de que no existe. Don Pedro Mata se ha zan apostrofes al marido, se ensalza al galán y
dejado engañar, como otros tantos que presumen a sus amores, se dice que la hija es magnífica,
de listos. En su “tesis”, el infierno está aquí, se habla de esta España absurda donde el divor
y nos lo prueba mediante el castigo que sufre cio no existe con entera libertad de contraer
un marido que abandonó a su mujer y a su hija nuevo matrimonio, y etc., etc. Ovaciones, bra
a los tres años de matrimonio. vos, y ál día siguiente se nos dice que en la
Vuelve el marido, triste y arrepentido, como noche de nuestra decadencia dramática se anuncia
en la copla, y se le niega absolutamente todo de una aurora feliz en la persona de D. Pedro Mata,
recho. Para que eso nos parezca bien, D. Pedro
Mata pretende que aceptemos lo siguiente: a) La
mujer abandonada no tuvo más recurso que
amancebarse. Así. Sin término medio. O se mue
re de hambre, o acepta un galán que vele por
ella. ¿Y qué iba a hacer la pobrecita con una
hija tan mona ? í>) El galán, que hace vida irre
gular con una mujer casada, es un perfecto ca
ballero. Asusta de bueno y de decentísimo que
és. ¡ Como que pasan veinte años—los que hagan
ÍNDICE
Páginas.
Dedicatoria................................................... 5
Prólogo por el Autor. ......................... 7
Jacinto Benavente........................................... 21
Los hermanos Quintero............................... 33
Carlos Arniches............................................. 41
Eduardo Marquina......................................... 49
Gregorio Martínez Sierra................... 57
Antonio Rey Soto......................................... 65
Francisco Villaespesa.................................... 73
Manuel Linares Rivas................................. 81
Los hermanos Cueva..................................... 89
Pedro Muñoz Seca....................................... 97
Enrique López Alarcón............................... 107
José Fernández del Villar........................... 117
Francisco Rodríguez Marín........................ 125
Antonio Machado.......................................... 133
Armando Palacio Valdés........................... 141
Pío Baroja...................................................... 149
Ramón del Valle Inclan............................. 157
Vicente Blasco Ibáñez................................. 169
“Azorín”......................................................... ^7
Ricardo León................................................. 185
Ramón Pérez de Ayala............................... 193
Luis Araquistain............................................ 201
Wenceslao Fernández Flórez..................... 209
Alberto Insúa................................................. 217
Pedro Mata..................................................... 225
Acabóse de imprimir
en los « Talleres Vol untad»
esta primera colección de artículos titulada
tEn esta hora: Ojeada a los valores literarios»,
el miércoles, cuatro de noviembre de mil
novecientos veinticinco, fiesta de
San Carlos Bol-romeo.
Biblioteca de
RUSSELL P. SEBObD