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Psico[ogia

Social
Zoe Bello Dávila
Julio César Casales Fernández

~/ EDITORIAL
V FÉLIX VARELA
LA HABANA, 2005
Diseño· de cubiertl/; Lázaro Alberto Toca Ramos

Primera edición, 200 \


Primera reimpresión, 2002
Segunda reimpresión, 2005

© Zoe Bello Dávila


y Julio César Casales Fernández, 2001
© Sobre la presente edición:
Editorial Félix Vare la, 2005

ISBN 959-258-839-2

EDITORIAL FÉLIX VARELA


San Miguel No. 11\1
el Mazón y Basarrate, Vedado,
Ciudad de La Habana, Cuba.
Introducción
La presente selección de lecturas tiene como finalidad continuar
ampliando el conjunto de materiales que constituyen el fondo bibliográ-
fico del curso básico de psicología social para estudiantes de esta disci-
plina, de conformidad con el programa aprobado. \
En cuanto a su estructura y contenido, hemos considerado conve-
niente dividirla en seis partes, que constituyen temáticas importantes
del estudio de esta especialización (sin que pretendamos agotarlas to-
das), e incluimos artículos tanto de autores cubanos como de otras na-
cionalidades.
La perspectiva general y el enfoque fundamental de la obra están
orientados a la fundamentación de la psicología social de orientación
marxista, algo de mucha importancia pues se corresponde con los valo-
res ideológicos de nuestra sociedad socialista, donde se forman nues-
tros estudiantes y donde desarrollarán su quehacer investigativo y
profesional.
La Primera Parte contiene artículos que abordan aspectos relativos
a los principios que sirven de fundamento a la psicología social marxis-
ta, su objeto de estudio, y su misión en una sociedad socialista.
La Segunda Parte aborda el análisis de procesos fundamentales en
grupos y colectivos, relacionados con la organización de los mismos,
sus características básicas y su clasificación. Se recogen experiencias
de autores de antiguos países socialistas, cuyas contribuciones resulta-
ron importantes en la construcción de las bases de la psicología social
marxista. También se presenta desde una perspectiva crítica el modelo
de un autor estadounidense, clásico en este tema.
La Tercera Parte está referida al estudio de un tema básico de la
psicología social: el liderazgo. La primera investigación científica acer-
ca del papel de los estilos de liderazgo en el clima y la productividad
grupal fueron diseñados y conducidos por Kurt Lewin (psicólogo ale-
mán, del grupo de la Gestal), quien es justamente considerado como el
padre de la psicología social. En esta parte presentamos un artículo de
la obra de Koontz (publicada en nuestro país) que resume algunos tra-
bajos importantes en este campo.
La Cuarta Parte concierne al estudio de las actitudes sociales. El
trabajo presentado permite tener una idea de la importancia y comple-
jidad del tema, así como de cuestiones tan específicas como su defini-

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ción, su caracterización y los problemas relacionados con las posibilida-
des de modificación.
La Quinta Parte se refiere al estudio de los medios masivos de difu-
sión, comunicación y propaganda. En ella se analizan sus característi-
cas fundamentales, así como los factores que se deben tomar en
consideración para influir efectivamente mediante estos.
El trabajo presentado en esta parte aborda desde una perspectiva
crítica los principios sobre los que descansan la utilización de los me-
dios y los procedimientos de influencia en el individuo a través de los
mismos en las sociedades burguesas.
La Sexta Parte aborda las características generales de un importante
método de investigación psicosocial muy utilizado por los psicólogos
(el test sociométrico) y se desarrollan los procedimientos concretos
para su elaboración e interpretación.
Deseamos que esta selección resulte de utilidad para los estudian-
tes que inician su conocimiento en este tema y que, conjuntamente
con otros materiales ya existentes, contribuya al enriquecimiento del
campo.

Dr. Julio César Casales Femández

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Primera Parte

Cuestiones relativas
al desarrollo
de la psicología social
y sus probl.etnas
fundatnentales

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Contribución al estudio
de la historia de la psicología
social
Dr. Julio César Casales Fernández

El surgimiento de la psicología social como ciencia independiente


data de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Para comprender su
carácter (como el de toda ciencia), debemos tener en cuenta las cir-
cunstancias históricosociales de su nacimiento. Fueron las necesida-
des de la producción material capitalista, en última instancia, las que
condicionaron la aparición de la psicología social burguesa. Era la época
en que el capitalismo completaba su desarrollo y aparecían, de manera
más aguda, las contradicciones del sistema, haciéndose más intensa la
lucha de clases. Se necesitaba proporcionar una "justificación científi-
ca" al régimen social imperante, y para ello se utilizaron con amplitud
las llamadas "ciencias sociales"; entre ellas, la psicología social, que
fue, desde sus inicios, un arma ideológica de la burguesía.
Sin embargo, en la medida en que la ciencia refleja de manera correcta
la realidad, al trabajar con datos objetivos y descubrir principios y leyes
generales, deviene una fuerza social activa y transformadora. En este
sentido, debemos analizar el importante papel que debe desempeñar la
psicología social en las nuevas condiciones producidas por el socialismo.
En los países socialistas, la primera tarea que enfrenta la psicología
social es la búsqueda activa de una orientación ideológica adecuada,
cuyas bases se asienten de manera firme en el marxismo-leninismo.
Solo despojando a la psicología social de su orientación ideológica burgue-
sa y desarrollándola sobre una base marxista, lograremos una ciencia
acorde con las nuevas condiciones sociales del socialismo.
Principales etapas del desarrollo de la psicología social
En la historia del desarrollo de la psicología social se distinguen con
claridad tres etapas principales, destacadas por Kuzmin. A continua-
ción presentamos las características de cada una.
E tapa" descriptiva
Se caracteriza por el surgimiento de la problemática sociopsico1ógica,
pero con una gran indeterminación de sus límites, y la utilización de

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principios muy generales para su análisis. Dicha etapa comenzó a me-
diados del siglo XIX y se extendió hasta los años 20 del siglo XX; duran-
te la misma existieron dos direcciones principales para el análisis de los
fenómenos: la individual psicológica y la sociológica. A ambas les era
inherente la aspiración de encontrar el factor fundamental de la con-
ducta social en alguno de los siguientes aspectos: imitación, deseo, su-
gestión, atracción sexual, etcétera. En general, en esta etapa estuvo
presente la tendencia al irracionalismo.
La tendencia individual psicológica tenía como centro de interés al
individuo y su psicología, trataba de explicar los fenómenos sociales
mediante la psiquis individual. El mayor error de esta tendencia consis-
tió en ignorar el papel que desempeñan las condiciones sociales de la
vida en sociedad. Sobrestimaron, de manera errónea, el papel de los
factores psicológicos en la determinación de los fenómenos sociales.
Por su parte, la tendencia sociológica, al explicar las causas de las
transformaciones sociales, consideraba de manera mecánica e inade-
cuada el papel de los factores sociales. Durante esta etapa se desarro-
llaron las tres corrientes consideradas como las raíces de la psicología
social burguesa: la psicología de los pueblos, la psicología de las masas
y las teorías del instinto. Cada una de estas corrientes hacía énfasis,
bien en los factores individuales o bien en los sociales (concebidos de
manera mecánica) a la hora de explicar los fenómenos en estudio.
Psicología de los pueblos. Se desarrolló en Alemania y tuvo su más
destacado exponente en W. Wundt (1832-1921). Para este autor, la tarea
de la psicología social debía ser el estudio de la psicología de los pue-
blos mediante el idioma, los mitos y las costumbres.
Según Wundt, se trataba de comprender la naturaleza del "espíritu
del pueblo" y de sus actos, e indagar por las razones del origen, desa-
rrollo y desaparición 'de lo que se consideraba como rasgos característi-
cos del pueblo. Respecto al factor que resultaba más importante en la
explicación de los fenómenos, hacían énfasis en lo social, es deciI~ re-
solvían la contradicción fundamental (característica del período) entre
lo individual y lo social a favor de lo social; pero, como vemos, su con-
cepción del papel de los factores sociales tenía un carácter
mecanicista, en tanto no destacaban que es en las condiciones
sociales de carácter económico donde podemos encontrélr el funda-
mento de cualquier fenómeno social, y que los restantes factores socia-
les (costumbres, mitos, etcétera) desempeñan un papel secundario
(subordinado) para la comprensión del fenómenó en estudio. Es decir,
que no estaba presente una concepción dialéctica-materialista.
Psicología de las masas. Se desarrolló en Francia e Italia. Entre sus
principales representantes se encuentran .Gabriel Tarde y Gustavo le
Bon, ambos influidos por la psiquiatría de Charcot, en especial por sus
estudios acerca de la sugestión e hipnosis.

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Le Bon (1841-1931) consideraba la psicología de las masas el objeti-
vo fundamental de la psicología social. Argumentaba que a las masas
les eran inherentes características tales como la irracionalidad y la (n-
clinación hacia las formas inconscientes de la conducta bajo la influen-
cia de la sugestión y el contagio. Según Tarde (1843-1904), para la
comprensión de todas las formas de la conducta colectiva era necesario
estudiar, ante todo, la psiquis del individuo. Consideraba un error atri-
buir a la colectividad el honor del progreso humano, pues (según él)
cualquier iniciativa fecunda parte de un pensamiento individual inde-
pendiente y fuerte. Para él las masas tienen corno características la
irracionalidad, desorganización e incapacidad, las cuales no se presen-
tan en el hombre individual.
En sus fundamentos, la orientación de estos autores alegaba la
incapacidad de las masas para crear su propio orden social, y reservaba
esta posibilidad solo a la "elite" o a las personalidades sobresalientes.
Esta posición manifiesta un carácter francamente reaccionario, apoya-
do en un individualismo extremo. El término masa se refiere al proleta-
riado, al que se le quiere negar la capacidad de dirigir la sociedad; la
elite es la burguesía y -según afirman- solo ella puede hacerlo. Esta
era la posición de la pequeña burguesía de la época, la cual expresaba su
profundo rechazo a las masas populares.
Teorías del instinto. Poseen también una orientación individualista y
señalaron el significado primordial de la investigación de la psicología
individual para la comprensión de la conducta social.
Esta orientación se desarrolló básicamente en Estados Unidos, a partir
de W. Mc Dougall (1871-1938). En esencia, planteaba que las "fuerzas
impulsoras" que rigen la conducta del hombre (y, en especial, su con-
ducta social) son los instintos; es decir, disposiciones psicofísicas, ca-
nales fijados de manera hereditaria para la descarga de la energía
nerviosa. O sea, para este autor, debe encontrarse en las fuerzas instin-
tivasinnatas la causa verdadera y definitiva de la conducta social.
Corno vernos, los representantes de las distintas corrientes de la etapa
descriptiva diferían en cuanto al objeto de la psicología social (el "alma
del pueblo", "las multitudes", la~ "personalidades sobresalientes", los
"instintos congénitos"), pero tenían un rasgo en común: la interpreta-
ción irracional de la conducta humana.
Para interpretar la naturaleza de los fenómenos sociopsicológicos,
todos estos autores soslayaron el análisis económico y socioclasista
de las fuerzas motrices de la sociedad. En su lugar ubicaron las par-
ticularidades psicológiCas atribuidas a las masas, los grupos o los
héroes, con desprecio de la importancia de los análisis de aquellos y
sobrevalorización del papel de estos últimos. Se trata de un aspecto
todavía presente en la psicología social burguesa, cuyos máximos re-

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presentantes sostienen que la fuerza motriz de la historia son los "gran-
des hombres": jefes, caudillos militares, legisladores y otros.
De acuerdo con sus puntos de vista, el pueblo deviene una masa
pasiva e inerte, incapaz de realizar una creación histórica independiente.
El papel del pueblo en la historia es insignificante y depende, por ente-
ro, del que desempeñen las grandes personalidades o una elite selecta
de aristócratas. Esto equivale a subestimar a las masas.
Pero desde la aparición de la concepción materialista de la historia
con Marx y Engels, quedó firmemente demostrado que el pueblo, las
clases avanzadas, las masas populares representan la principal fuerza
motriz de la historia. La concepción materialista de la historia demues-
tra que la producción material es el fundamento de la vida y del devenir
de la sociedad. Este descubrimiento reveló el gran papel creador de las
masas trabajadoras en la historia, y así quedó demostrado que la histo-
ria del desarrollo social es la historia de los productores inmediatos, de
las masas trabajadoras, fuerzas esenciales en la producción de bienes
materiales. En el proceso de producción material, los trabajadores pro-
ducen y reproducen la vida material de la sociedad, perfeccionan los
instrumentos de trabajo, acumulan una experiencia productiva, y crean
así la base para desarrollar la ciencia, la técnica y la cultura.
Acerca de esta primera etapa de la psicología social conviene aclarar
que, pese a sus limitaciones, tuvo como rasgos positivos los inténtos de
determinar los límites y la esfera de la psicología social, la recopilación
y descripción de un enorme material acerca de la imitación, la suges-
tión, las costumbres y el lenguaje, y la revelación de algunas particula-
ridades psicqlógicas de los pueblos primitivos.
Etapa del surgimiento de la psicología social
como disciplina independiente
La etapa en que la psicología social se establece como ciencia co-
mienza con la introducción del método experimental en las irivestiga-
ciones del individuo y del grupo, y con el perfeccionamiento de la técnica
de obtención y elaboración cuantitativa del material.
El inicio de la psicología social como disciplina independiente se re-
monta a los trabajos de W. Moede, F. M. Allport y V. M. Bejterev, quie-
nes en los años 20 del siglo XX fueron los primeros en aplicar el
experimento a los fenómenos sociopsicológicos del grupo. Es cierto
que los experimentos individuales en el dominio de la psicología social
se habían efectuado con anterioridad, ya que la primera respuesta de
laboratorio proviene de Triplett, quien en 1897, trabajando con niños
entre 10-12 años, encontró que el rendimiento en la tarea de enrollar
carretes de pesca era mayor si se hacía en común que de manera indivi-
dual. En 1914, Neuman estudió el rendimiento de sus sujetos en el
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ergógrafo, y comprobó que cuando él entraba en el laboratorio aumen-
taban los rendimientos, por lo qije concluyó que la presencia de otra
persona favorece la práctica. Por esa misma época, Schmidt comparó
los trabajos de los alumnos en la escuela y en la casa trabajando de
manera individual, y también llegó a la conclusión de que el trabajo en
colectivo es más provechoso que el individual.
Sin embargo, se trataba de investigaciones experimentales esporá-
dicas, en las cuales a menudo era difícil separar los problemas de psico-
logía general de los propiamente sociales. Por ello, solo a partir de
Moede, Allport y Bejterev puede hablarse de investigación experimen-
tal sistemática en psicología social.
Moede estudió los movimientos automáticos, la intensidad del es-
fuerzo volitivo, la sensibilidad al dolor, la atención, la memoria y las
asociaciones, tanto en las condiciones de trabajo individual de los suje-
tos como en las condiciones colectivas (grupales). Mediante los experi-
mentos corroboró que la influencia del grupo es menor en la esfera de
los procesos cognitivos que en la de la voluntad, las emociones y la
motricidad. Allport efectuó experiencias con estudiantes de la Univer-
sidad de Harvard entre 1918 y 1924. Las personas escogidas realizaron
varias tareas, tanto en condiciones aisladas como en condiciones colec-
tivas. Estas consistieron en: pruebas de cancelación de vocales, prue-
bas de atención, pruebas de multiplicar, marcaje de letras, asociaciones
libres, apreciación de olores, refutar fragmentos de filósofos antiguos,
etcétera. Al comparar los resultados, Allport encontró que en las condi-
ciones grupales cambian de manera notable los resultados del trabajo y
que la presencia de otras personas produce "facilitación social" en ta-
reas de tipo motor, mientras que en tareas intelectuales produce "inhi-
bición social".
V. Bejterev realizó ensayos con estudiantes y reunió después los re-
sultados colectivos. Estos se sometieron más tarde a discusión, y las
personas escogidas tuvieron oportunidad de completar los datos obte-
nidos en cuanto a reproducciones de cuadros, comprobación qe la coin-
cidencia y la diferencia entre los originales y las copias, apreciación del
tiempo empleado, etcétera. Se encontró que el grupo aumentaba la ex-
tensión de los conocimientos individuales, atenuaba la actitud negativa
hacia las contravenciones y generaba más iniciativas.
Después.de su surgimiento corno disciplina independiente en los años
20, la psicología social se ha desarrollado en muchos países. Así tene-
mos que en Occidente se caracteriza por una cuidadosa elaboración de
las metodologías y de la técnica de investigación, gracias a las cuales se
han obtenido algunos datos importantes acerca de fenómenos
sociupsicológicos concretos, y han alcanzado un alto desarrollo en ra-
mas aplicadas de la psicología social como propaganda, comunicación,

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estudios de liderazgo, estudios de mercado, etcétera. No obstante,
muchos de estos trabajos revelan una raíz clasista por su defensa del
modo de vida de las sociedades de consumo y la apología abierta o vela-
da del capitalismo.
De hecho, la psicología social burguesa ha sido y es utilizada con el
deliberado propósito de contribuir a la conservación, consolidación y
desarrollo del capitalismo. Con ese fin, y apoyándose en el llamado en-
foque de las "relaciones humanas", ha tratado de estimular la producti-
vidad del trabajo, agudizando de esa manera la explotación de la clase
obrera e incrementando las ganancias de los empresarios; además de
intentar inculcar en la conciencia de las masas la ideología burguesa y
anticomunista mediante un vasto sistema de comunicaciones y de
sofisticadas técnicas persuasivas.
En el nivel teórico, muchos psicólogos sociales en las sociedades
capitalistas han seguido como enfoque fundamental la interpretación
de la vida social de los hombres en función (esencialmente) de
condicionamientos psicológicos, tratando de este modo de atribuir la
causa de las tensiones y los conflictos sociales a aspectos relacio-
nados con las particularidades psicológicas de individuos o grupos, y
no a las contradicciones inherentes a ese tipo de sociedad.
Etapa del surgimiento de la psicología social marxista
El proceso de formación y desarrollo de la psicología social marxista
solo fue posible a partir de un profundo estudio, por parte de los investi-
gadores, de los fundamentos aportados por la concepción materialista de
la historia desarrollada por Marx y Engels. En la obra de estos autores se
formula una concepción auténticamente científica del desarrollo de la
sociedad, se establece la adecuada relación dialéctica-materialista entre
el ser social y la conciencia social, etcétera. A partir de estos fundamen-
tos fue posible la comprensión de las bases teórico-metodológicas de la
ciencia sociopsicológica, el análisis profundo de los fenómenos de la psico-
logía social en las diferentes clases y capas de la sociedad y el desarrollo de
los principios fundamentales de la psicología social marxista por parte de
los investigadores de orientación marxista.
Sin embargo, si se consideran tres etapas en la historia del desarrollo
de la psicología social, debemos establecer la diferencia y sucesión en-
tre ellas, ya que entre las mismas existen tanto relaciones de continui-
dad como de ruptura. La diferencia esencial entre la psicología social
marxista y la burguesa consiste tanto en cuestiones de orden teórico
como en la orientación ideológica de las investigaciones.
ER el aspecto teórico, las distintas tendencias de la psicología social
burguesa se forman sobre una base mecanicista o idealista. Los' fenó-
menos sociopsicológicos se deducen, bien a partir de las particularida-
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des del individuo, o bien, de manera absoluta, del medio. En lo referen-
te a la orientación ideológica, los psicólogos sociales tratan de justificar
el sistema de producción capitalista, de enmascarar sus contradiccio-
nes, de eliminar los conflictos sociales mediante métodos psicológicos,
de envenenar la conciencia de los hombres sencillos con ideas
anticomunistas.
Pero, esto no significa de ninguna manera (como plantea Kuzmin)
que entre la psicología social burguesa y la marxista no haya sucesión.
Por el contrario, al analizar los fundamentos teóricos de la psicología
social burguesa se deben considerar sus logros concretos y verda-
deramente científicos, como el desarrollo de metodologías y técnicas
de investigación psicosocial, así como la obtención de datos acerca de
fenómenos sociopsicológicos concretos acerca del problema de la per-
cepción y comprensión mutua de los individuos, conformismo de gru-
po, análisis de la estructura y de la dinámica de los pequeños grupos,
papel de la imitación y la sugestión en la vida social, entre otros.
Al realizar un análisis de la psicología social marxista, un enfoque
correcto de sus principales cuestiones presupone comprender el desa-
rrollo histórico de sus principios básicos, métodos y desacuerdos du-
rante el período en que surgieron su teoría y práctica. Es por ello que
resulta necesario analizar ese proceso en las condiciones específicas de
algunas ciudades de la antigua URSS, país donde logró el más alto nivel
de desarrollo, aunque también alcanzó notable madurez en lo que antes
fuera la República Democrática Alemana, cuestión que se capta en un
análisis de las obra~ de H. Hiebsch y M. Vorwerg, por citar solo dos de
sus principales exponentes.
La psicología social en ciudades de la antigua URSS
Los primeros intentos de fundar la psicología social en la URSS exis-
tieron en los años 20 del siglo XX. Por ejemplo, Voitolovski estudió la
psicología social como manifestación de los sentimientos y estados de
ánimo de las masas, de la multitud, en sus actividades. Pero en sus
trabajos manifestaba una clara influencia de la obra de Le Bon. Reisner
unió el freudismo y el behaviorismo con el marxismo, y entendió la
psicología social como reacciones colectivas a impulsos socialmente
organizados. Bejterev, con su creación de la "reflexología colectiva",
hizo una interpretación de los fenómenos sociales más generales, mez-
clando conceptos materialistas del marxismo con otros procedentes de
las ciencias físicas y biológicas; esto produjo una especie de mecanicismo
que le impidió alcanzar su propósito.
De lo anterior pueden extraerse las siguientes conclusiones: los in-
tentos de crear una psicología social marxista en los años 20 fueron
infructuosos, porque los científicos especializados en psicología social

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no dominaban suficientemente el marxismo como para evitar una com-
binación ecléctica de este con la reflexología, la psicopatología, el freu-
dismo y el empirismo sociológico subjetivo. Los métodos de
investigación no eran adecuados a sus amplios y osados problemas.
Existieron otros factores que influyeron en el estancamiento del de-
sarrollo de la psicología social a fines de los años 20 y que condujeron a
la declinación del interés por esta ciencia. Como se ha señalado por
diversos autores (Kuzmin, Paryguin, Petrovski), entre estos factores
se encuentra, en primer lugar, el temor, que aparecía una y otra vez, de
que la psicología social tendiera en la investigación a interpretar desde
un punto de vista psicológico los fenómenos sociales. Además, los dife-
rentes criterios acerca de este problema culminaron en la afirmación de
que no se necesitaba una psicología social marxista, pues sería idéntica
al materialismo histórico. Este punto de vista contenía una confusión,
en tanto no reconocía que el materialismo histórico es la base teórica y
metodológica de las restantes ciencias sociales pero no pretende su-
plantar ninguna de estas. Todas las ciencias sociales, así como las in-
vestigaciones sociológicas concretas, necesitan del materialismo
histórico como teoría general que constituye su fundamento, pues per-
mite la interpretación, la integración de las investigaciones especializa-
das, así como la orientación de la adecuada utilización de los métodos y
formas de la investigación social. Esta conclusión fue planteada, con
posterioridad, por muchos científicos soviéticos comprometidos en la
investigación de las bases teóricas de la psicología social.
Otro facto:r; que obstaculizó el desarrollo de la psicología social en la
antigua URSS en la época que se analiza fue el siguiente: como es sabi-
do, la psicología general soviética parte de que todo fenómeno psíquico,
desde el más elemental hasta el más complejo, es social por su
condicionamiento, esencia y carácter. De este modo se superó la con-
cepción dualista de Durkheim, quien separaba los procesos psicológicos
elementales de los superiores, los biológicos de los sociales. Este es
uno de los aspectos progresivos ge la psicología soviética. Sin embargo,
esa acertada tesis tuvo consecuencias negativas para la psicología so-
cial. Como la psicología general planteó la determinabilidad social de
los fenómenos psíquicos, se concluyó que no tenía sentido una discipli-
na particular (psicología social) que se ocupara de la investigación y
comprobación de la determinabilidad social del psiquismo, pues toda
investigación psicológica debía partir de este principio. Un punto de
vista similar sostuvieron los principales psicólogos soviéticos desde los
comienzos de la década del 30.
Sin embargo, la tesis de que la psicología social no debía considerar-
se como una ciencia independiente pues su campo de estudio podía,ser
abordado por la psicología general, carecía de todo fundamento, si tene-

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mos en cuenta lo siguiente: Es innegable que la psicología general es
social, porque ni las sensaciones, ni las percepciones, ni cualesquiera
otros fenómenos psíquicos pueden comprenderse y explicarse sin el
análisis del condicionamiento socio histórico de todos los procesos psí-
quicos del hombre. Pero una cosa es el condicionamiento social de la
psiquis de cualquier hombre concreto, individual, y otra cosa es el estu-
dio de las leyes de los fenómenos psíquicos que surgen y cambian en
condiciones de unas colectividades u otras, aspecto este correspondiente
a la psicología social y no a la general.
Como puede observarse, el campo de la psicología social fue, en el
período que se analiza, el centro de una controversia extremadamente
compleja entre los psicólogos soviéticos y, al prevalecer los criterios
erróneos, se produjo un estancamiento en el desarrollo conceptual e
investigativo de esta esfera, gue se prolongó hasta los inicios de los
años 50.
No obstante, de manera indirecta hubo ciertos progresos que depen-
dieron de los logros alcanzados por la psicología general, pedagógica,
deportiva y del trabajo. Los problemas de la psicología social se resol-
vían en el contexto del desarrollo general de la ciencia psicológica en la
antigua URSS, la cual logró acumular un extenso y valioso material
relacionado con las peculiaridades psicológicas del hombre en la nueva
sociedad. Se puso en claro la significación de las diversas colectivida-
des (escolares y productivas) para el desarrollo integral de la personali-
dad en la construcción del socialismo. Otras áreas de la psicología
alcanzaron un elevado nivel sobre la base de la interpretación marxista
de las relaciones individuo-sociedad. Los problemas de la formación del
hombre y de la motivación individual y social, tan importantes para el
socialismo, fueron abordados por la psicopedagogía y la psicología ge-
neral. De esa manera, cuando se produjo el esclarecimiento y se elimi-
naron los factores que condujeron a su estancamiento, la psicología
social soviética halló un sólido basamento teórico y práctico que le
permitió colocarse, en breve tiempo, a la altura de las demás disciplinas
independientes.
¿Cuáles son entonces, a la luz de esta perspectiva, los principios, las
áreas de problemas y el objeto de la psicología social marxista? .

Principios de la psicología social


Estamos de acuerdo con que para definir la psicología social es nece-
sario partir de tres principios señalados por Kuzmin y otros autores,
aunque una revisión de la literatura indica que estos principios no son
los únicos.

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PrinciPio del condicionamiento de lapsiquis humana. Según este, no
existen procesos psíquicos condicionados solo biológica o socialmente.
Cualquier propiedad y proceso psicológico está, en una u otra med1da,
condicionado por muchos factores, de los cuales los más importantes
para la psiquis son las condiciones sociohistóricas.
Principio del desarrollo .De acuerdo con este, la formación y desarro-
llo de los fenómenos sociopsicológicos tiene lugar a través de la
interacción del hombre con el medio social. Es decir, los fenómenos
sociopsicológicos son el resultado del contacto directo de los hombres
en grupos y comunidades.
PrinciPio de la comunicación. Señala que la comunicación entre las
personas es el factor primordial en la formación de su psiquismo y el
medio de manifestación de todas las posibilidades y particularidades
individuales de cada hombre. La relación psíquica entre los hombres
comprende las simpatías, antipatías, la relación mediante el lenguaje, la
apreciación del hombre por el hombre, y todo esto es dominio de la
psicología social. Es comprensible que las formas de relación psíquica
no surgen de manera espontánea del interior de los individuos, sino
que están determinadas por condiciones económicas, políticas, de cla-
se, nacionales y otras condiciones sociales. El carácter de la relación
psicológica puede influir, a su vez, en las condiciones sociales, pero
estas últimas son determinantes. En esto difiere por principio la psico-
logía social marxista de algunas orientaciones de la psicología social
burguesa, para las cuales la psiquis es el factor preponderante y decisi-
vo en las transformaciones sociales y el factor explicativo del compor-
tamiento social.
Sobre la base de estos tres principios, Kuzmin delimita el dominio de
los fenómenos sociopsicológicos:
• El estudio de los rasgos peculiares de la psiquis humana que
surgen en condiciones histórico-concretas.
• Los procesos y propiedades psicológicos que cambian de
acuerdo con el modo en que transcurren en las condiciones
de las colectividades y grupos.
• Las diversas formas de relación entre los individuos: simpatías,
antipatías, apreciaciones recíprocas, t;tcétera.
El objeto de estudio de la pSIcología social
A partir de las consideraciones anteriores, el objeto de la psicología
social es, de acuerdo con Kuzmin, el estudio de las leyes de los fenómenos
psicológicos que surgen en las condiciones de vida y actividad de las diver-
sas colectividades. Quiere decir que, a su juicio, la psicología social estu-
dia cómo cambian la sensibilidad, la percepción, la memoria, el lenguaje,
el pensamiento, las emociones, la voluntad, el carácter, las aptitudes,
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según el hombre actúe de manera aislada o en colectivo. Sin embargo,
en la definición del objeto de esta disciplina aún subsiste cierta polé-
mica. Más recientemente, el propio Kuzmin (y también Shorojova) lo
define como el estudio (ante todo) de la personalidad, determinada por
las condiciones de vida y por la relación con los demás. Pero Kuzmin
señala que, aunque las particularidades sociopsicológicas de la perso-
nalidad constituyen el centro, también debe incluirse en dicho objeto
el estudio psicológico de los grupos. Otras orientaciones, como las de
Paryguin, Hiebsch y Vorwerg, enfatizan en sus definiciones que dicho
objeto es el estudio, ante todo, de las particularidades psicológicas de los
grupos sociales (sin negar el estudio del lugar y papel de la personali-
dad en el grupo y de la influencia del grupo en la personalidad). Un
punto de vista que pretende unificar es el de Andreieva, quien lo defi-
ne como el estudio de las leyes del comportamiento y actividad de las
personas que están condicionadas por la inclusión de estas en los grupos
sociales, así como el estudio de las características psicológicas de esos
grupos.
Nos parece apropiado expresar nuestro propio punto de vista en tor-
no a esta importante cuestión sujeta a controversia.
De acuerdo con nuestro criterio, el objeto de la psicología social con-
siste en el estudio de las regularidades psicosociales del proceso de organi-
zación y dinámica grupal; de las peculiaridades que asume el reflejo de
dicho proceso en la estructura de la personalidad; así como el estudio de los
mecanismos de influencia en el individuo y sobre las diversas comunida-
des de personas mediante la utilización de diversos medios. Es decir, debe
tenerse presente que la psicología social estudia las diferentes formas de
comunicación colectiva y de influencia mutua.
Para no dejar lugar a dudas deseamos enfatizar que, desde nuestra
perspectiva, el psicólogo social estudia en primera instancia los proce-
sos, las estructuras y los dinamismos que surgen como consecuencia de
la interacción entre las personas; y es solo en segundo término que pres-
ta atención al individuo, pero como expresión del grupo. Este último as-
pecto se capta claramente en la clásica experiencia del conocido psicólogo
social norteamericano M. Sherif, quien utilizó el fenómeno autokinético
para demostrar el impacto de los factores psicosociales en el individuo.
Aunque la problemática en relación con la definición del objeto de estudio
de la psicología social no está completamente resuelta, existe, sin embar-
go' bastante consenso en cuanto a la consideración de sus principales áreas
de problemas, algunas de las cuales reflejamos a continuación.

Áreas de problemas de la psicología social


1. Análisis de los procesos psicosociales característicos de los grupos
humanos (psicología de los grupos pequeños de contacto directo).
16
-Aquí se encuentran los problemas relativos a la conceptualización de
los grupos humanos desde la perspectiva psicosocial, el análisis de sus
propiedades, dinamismos fundamentales y las leyes de su funciona-
miento interno. También incluye el estudio de los factores que afectan
la motivación, la creatividad y el rendimiento grupal. Otro aspecto im-
portante (sin que pretendamos ser exhaustivos), está relacionado con
el estudio de los modelos explicativos del proceso de organización y
desarrollo grupal, las leyes de la compatibilidad psicológica, el desarrollo
de las relaciones interpersonales, las causas de la atracción
interpersonal, los problemas del clima grupal y de los diferentes tipos
de grupos, y el papel de estos en el desarrollo social.
2. Estudio del fenómeno delliderazgo.- Incluye el problema de la im-
portancia de los líderes para el funcionamiento de grupos yorga-
nizaciones, los determinantes de su surgimiento, los diferentes tipos
de líderes y su eficacia relativa; vale decir, el papel de los diferentes
estilos de liderazgo y los factores de los que depende su efectividad.
Igualmente estudia los modelos y teorías que explican el fenómeno
del liderazgo, así como los programas para el entrenamiento y desarrollo
de las habilidades para el ejercicio del rol de líder.
3. Estudio de las actitudes sociales.- Un aspecto importante en el
estudio sociopsicológico de la personalidad es el análisis del fenómeno
de las actitudes como elementos fundamentales para la socialización
del individuo. Esto incluye, ante todo, la conceptualización de las
actitudes como variables psicosociales, las características de su
estructura, los factores asociados con el proceso de su formación,
las condiciones que intervienen en la modificación, las posibilidades
de medición, las actitudes como variables explicativas del
comportamiento, las diferencias entre las actitudes y la conducta,
en qué condiciones coincidirán actitudes y conducta y en cuáles no,
el problema de las relaciones entre actitudes, estereotipos y
prejuicios y el fenómeno de la resistencia al cambio de los prejuicios.
Debe tenerse presente que un aspecto que patentiza la importancia
de esta área del conocimiento en nuestras condiciones socialistas
de vida, está relacionado con el hecho de que para la solución de
muchos problemas del trabajo político-ideológico, cuyo núcleo central
es la formación de una actitud comunista en la amplia masa de
trabajadores y estudiantes del país, se requiere de un gran trabajo
investigativo, en especial de las regularidades del proceso de formación
y modificación de las actitudes.
4. Estudio de la eficacia de los procesos de la comunicación social a
través de los diferentes medios masivos.- Una condición indispensa-
ble (como señala Lomov) para el logro de un trabajo educativo efec-
tivo de las nuevas generaciones y de los adultos es el estudio de los

17
mecanismos psicológicos de influencia en la conducta y conciencia
del hombre, mediante la utilización de diferentes medios.
Cuáles son las peculiaridades del modelo comunicacional básico; de
qué factores depende su eficacia. En este aspecto, el problema funda-
mental consiste en determinar cómo lograr la persuasión, el compro-
miso y la movilización de los individuos en torno a las tareas de
significación social para la materialización de nuestro proyecto de trans-
formaciones sociales de carácter socialista.
Entre los más efectivos medios de difusión y comunicación se en-
cuentran el cine, la prensa, la radio y la televisión. Su desarrollo crea
grandes posibilidades de ampliar y profundizar el trabajo político-ideo-
lógico en todas las capas de la población de nuestro país; su papel es
fundamental para la solución de la tarea de elevar el nivel cultural del
. pueblo. La psicología social puede realizar aportes significativos en cuan-
to a la investigación de las condiciones que permiten utilizar mejor es-
tos medios. De gran importancia resulta el fenómeno de cómo presentar
una idea, ya sea en la prensa, el cine, la radio o la televisión, para que el
público pueda percibir y recordar la información necesaria; cuáles son
los mecanismos psicológicos de influencia de las transmisiones sobre
la esfera motivacional del individuo, sobre la formación de sus actitu-
des, intereses, gustos, etcétera; vale decir, todo lo relacionado con la
eficacia comunicativa.
Una correcta solución de las cuestiones referidas a la técnica de uti-
lización de los medios masivos de difusión, comunicación y propagan-
da, presupone la investigación de un amplio círculo de problemas.
Todos los problemas planteados a la psicología social exigen la elabo-
ración de una teoría y métodos de investigación sólidos, que permitan.
dar respuesta a las necesidades y exigencias de nuestra práctica social.

18
La misión de la psicología social
en el socialismo
H. Hiebsch
Ponencia ante el Congreso de Psicología en lena

1. Introducción
El desarrollo social en los países socialistas plantea cada vez nuevas
preguntas a las ciencias. Es comprensible que ellas estén dirigidas en
primer término a las ciencias naturales y técnicas, de las cuales depen-
de esencialmente el incremento de la productividad del trabajo necesa-
rio para la culminación de la sociedad socialista y para la transición al
orden social comunista, es decir, el acelerado desarrollo ulterior de las
fuerzas productivas. Son, ante todo, estas ciencias las que deben con-
vertirse cada vez más en fuerzas productivas inmediatas.
Pero también las ciencias sociales tienen en el período actual gran-
des tareas: elaborar en forma general las bases científicas para la plani-
ficación y dirección del desarrollo social. En esta conexión hay gran
cantidad de problemas que requieren urgente solución. Uno de estos
problemas concierne al papel de los llamados factores subjetivos en el
desarrollo social, es decir, en los procesos sociales e históricos decisi-
vos. Menciono esta problemática porque me parece que resulta funda-
mental para tratar nuestro tema del simposio.
Los clásicos del marxismo-leninismo aportaron la base teórica para
su solución; la práctica del movimiento internacional de trabajadores la
confirmó y desarrolló más. Los clásicos comprendieron esencialmente
que las leyes del desarrollo social revisten carácter objetivo y no de-
penden de la voluntad de los hombres. De ello se arribó con frecuencia
a la conclusión de que los factores subjetivos tendrían solo una signifi-
cación subordinada, ya lo sumo podrían influir cuantitativamente en el
desarrollo socioeconómico. Citemos como ejemplo que a la pregunta:
"¿qué es el movimiento obrero sin socialismo?" Stalin respondió con
las siguientes palabras: "Un barco sin compás, que aun así podría ganar
la otra orilla pero que de contar con un compás, llegaría más rápido y
estaría expuesto a menos peligro".
Conceptos como estos o parecidos contienen dos errores teóricos:
• Una interpretación deficiente d«t la relación entre los factores objeti-
vos y los subjetivos en el sentido de una comparación absoluta.
19
• Un concepto impreciso sobre la objetividad de las leyes de la so-
ciedad.
En la acepción de Marx, Engels y Lenin hay que hacer las siguientes
observaciones: a causa de la interacción de los factores objetivos y sub-
jetivos en el proceso histórico, su relación puede entenderse única-
mente como una contradicción relativa. De este modo sigue en pie el
papel determinante de los hechos económicos.
Objetividad de las leyes naturales y sociales
La objetividad de las leyes sociales y de las leyes naturales concuer-
da por el hecho de que ambos tipos existen independientemente de la
voluntad de los hombres, es decir, que no pueden estar sujetas a la
arbitrariedad subjetiva de individuo alguno. Pero, a pesar de ello, hay
entre ambas una diferencia esencial.
Diferencia entre las leyes naturales y sociales
Las leyes naturales existen en la acción recíproca de factores objeti-
vos reales en el sentido de una exclusión disyuntiva de cualquier factor
subjetivo. En cambio, las leyes generales de la sociedad existen dentro
de la interacción de factores objetivos y subjetivos.
Esto se infiere del concepto de fuerzas productivas en la economía
política marxista, el cual, como es sabido, comprende los conocimien-
tos, capacidades y destrezas humanas, tal como se manifiestan en el
proceso de producción. Al afirmar que la objetividad de las leyes socia-
les comprende la intervención de factores subjetivos, hay que recordar
aquí una vez más la relatividad de la confrontación de "objetivo" y "subje-
tivo"; todos los factores subjetivos están objetivamente condicionados,
pero una vez creados actúan sobre la base material de la sociedad. Por
consiguiente, puede decirse que, en virtud de este hecho, los factores
objetivos y los subjetivos intercambian constantemente sus lugares en
el proceso histórico, de modo análogo a como Engels se manifiestó so-
bre las causas y efectos. Pero, ¿qué se entiende por el concepto de
factores subjetivos?
Definición de factores subjetivos
Entiéndanse por este concepto todas las formas del reflejo de las
condiciones objetivas de vida en la conciencia individual y social, así
como la acción concreta de los hombres y de toda la sociedad que de
ello resulta. Pero 10 que se refleja son las condiciones materiales, tal
como los hombres se enfrentan a ellas en una determinada época. Estas
condiciones se presentan en forma de conocimientos, capacidades, actitu-
des, enfoques y mentalidades individuales, típicas de clases y específicas

20
de grupos, que se traducen en actuación consciente y actividad en la
vida política y económica de los hombres. Es verdad que estos factores
surgen, en última instancia, sobre la base de las condiciones materiales
de vida, pero de no contar con su actuación, las leyes de la evolución
social quedarían sin completar. Es que entre los factores objetivos y los
subjetivos de la evolución social no solo hay un nexo cuantitativo en el
sentido de una demora o aceleración, sino un nexo cualitativo intrínse-
co y esencial.
Este nexo, por sí solo, adquiere formas cualitativamente diferentes
. en diferentes épocas históricas. Es comprensible que la actuación de
los factores subjetivos es tanto mayor cuanto más profundamente se
conservan en ellos las leyes generales fundamentales de la naturaleza
y la sociedad y cuanto más determinada esté por esta cognición la ac-
tuación de los hombres. El que los hombres lleguen a tales cogniciones
profundas de la evolución social es posible gracias al marxismo-leninis-
mo; la posibilidad de convertir estos conocimientos en actuación
uniforme y unidad de la clase trabajadora y, por ende, de todos los hom-
bres, se debe a la existencia y unidad de los partidos obreros comunis-
tas. A medida que haya más hombres actuando uniformemente y
persiguiendo un objetivo sobre la base de estos conocimientos, más
importante y decisivo será el papel de los factores subjetivos. [...] Soy
de la opinión que de ello resultan nuevas y amplias tareas para las cien-
cias sociales y, en especial, para la psicología. Algunas podrían expre-
sarse de la siguiente manera:
En la actualidad, la educación del hombre socialista, la formación de
la conciencia socialista, se ha convertido en uno de los problemas prin-
cipales en nuestro desarrollo social. De acuerdo con la lógica de la evo-
lución spcial, ha de suponerse que la importancia de esta tarea de ningún
modo disminuirá, sino que aumentará. De ello se infiere que a las cien-
cias no solo les incumbe solucionar las cuestiones actuales de la forma-
ción de la conciencia, sino que han de orientarse con perspectiva a las
futuras variantes de esta tarea, las cuales están relacionadas con el pa-
pel progresivamente ascendente de los factores subjetivos en el desarrollo
social. Es decir, las ciencias, especialmente las ciencias sociales y
humanísticas, tienen que investigar las leyes fundamentales de la for-
mación de la personalidad y de la conciencia a fin de poderlas introducir
en la práctica de la educación o· instrucción y de la propaganda en sus
múltiples formas.
Es nuestra opinión que en este campo de tareas radica el propósito y
con ello la misión social de la psicología social. Conjuntamente con otras
ciencias sociales y humanísticas, particularmente con otras disciplinas

21
parciales de la psicología dialéctica-materialista, pedagogía, sociología,
ética, etcétera, tendrá que sentar las bases para la solución de la tarea
esbozada.
2. Deducción de la misión de la psicología social
2.1 Caso de reconocerse que la cuestión decisiva del presente, plan-
teada a las mencionadas ciencias, es la de la formación de la perso-
nalidad, la educación del hombre socialista, al objeto de determinar
la misión social de cualquiera de las disciplinas participantes habrá
que fijar tres cosas: el problema de la formación de la conciencia
que, para nuestro propósito, se caracteriza satisfactoriamente por
las cualidades fundamentales del hombre socialista y comunista
(el trabajo como primera necesidad vital, concordancia de los inte-
reses personales y los sociales), el camino principal de la forma-
ción de la personalidad, tal como ha sido delineado en las
interpretaciones del materialismo dialéctico e histórico, y el as-
pecto específico, bajo el cual una ciencia por separado, en nuestro
caso la psicología social, busque las leyes aplicables a fin de resol-
ver definitivamente los problemas vinculados con el modo de la
educación.
2.2 En vista de que las disciplinas psicológicas deben investigar ante
todo el camino de la formación de la conciencia, y no la meta, ocu-
pémonos primeramente de la segunda determinación, a la que
dedicaremos más detalladamente el examen de la misión social de
la psicología social.
Ateniéndonos a la tesis fundamental del materialismo histórico, la
conciencia de los hombres no es otra cosa que el "ser consciente" y el
ser de los hombres en su proceso de vida real.
Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, la conciencia
es secundaria, es producto y cons~'cuencia de la existencia objetiva,
del proceso de vida real de los hombres. Sabemos que esta definición
se aplica tanto a la conciencia individual como a la social, y tanto desde
el punto de vista fi10genético como ontogenético. Pero el proceso de
vida real de los hombres es la producción social y la representación
de la vida propia y ajena, cosa que el trabajo social, el cooperativo,
garantiza.
De modo que la conciencia del individuo, su personalidad individual
está determinada por lo social, fundamentalmente en todas las esferas
de la acción recíproca del hombre con el mundo. Esta determinación,
que diferencia principalmente al hombre de los animales, transcurre en
el trabajo; dicho en forma más general, en aquella actividad en que los

22
hombres transforman la naturaleza y la sociedad y con ello se transfor-
man a sí mismos. .
Marx, en su "Tesis sobre Feuerbach", formuló este problema magis-
tralmente y con plena validez y lo resolvió de modo filosófico general.
Puede decirse que estos breves comentarios de Marx, especialmente
la tercera tesis, son condición básica y punto de partida no solo para el
tratado filosófico general sino también para el científico particular de
nuestro propósito social.
La importancia especial de los enunciados de Marx para las discipli-
nas psicológicas es evidente, y la psicología encierra una cantidad in-
apreciable de hechos científicos (incluso la psicología marxista) que
confirman brillantemente la determinación mediante la actividad. No
podemos adentrarnos en este aspecto por ralOnes de tiempo.
2.3 Si nos proponemos investigar más a fondo la misión social de la
psicología social, sentimos una fuerte tentJcióu de determinarla,
de acuerdo con lo que acabamos de decir, basándonos en las tesis
fundamentales del materialismo dialéctico. Esta prueba la he-
mos hecho con anterioridad, pero sugiero que procedamos hoy
más inductivamente. En vista de que nos interesa ante todo lo
específico de nuestra actual situación histórica, debo buscar, con
respecto a la psicología social, un acceso "filtrador" al exponer
cuáles son las preguntas que las distintas esferas de nuestra prác-
tica social plantean actualmente al psicólogo social. Es bien com- .
prensible que todas estas preguntas resultan de determinadas
dificultades y contradicciones. Para esto me baso en un material
muy simple: los temas de conferencias que son muy solicitados
por nosotros y las preguntas que a lo largo de la discusión se
plantean en semejantes conferencias. Tomando la frecuencia de
las preguntas planteadas como medida de su relevancia práctica,
se infiere de ello que los siguientes problemas "urgen" una solu-
ción.
¿Cómo debe organizarse el trabajo colectivo socialista -y activida-
des comunes en general- de manera que se invierta un mínimo de
tiempo y obtenga un efecto óptimo? Preguntas como esta y simi-
lares están siendo planteadas por esferas muy diversas: de la in-
dustria y la administración, de escuelas y círculos infantiles, de las
organizaciones de pioneros y de la juventud, etcétera. y, además,
estas preguntas presentan dos variantes: a) referente a la eficacia
del rendimiento y b) con respecto al resultado pedagógico (efica-
cia educacional) de la labor colectiva.
Una pregunta estrechamente vinculada a la práctica es la siguien-
te: ¿Cómo ha de ser nuestra labor de dirección y educación a fin de

23
garantizar el rendimiento práctico del grupo, así como el éxito edu-
cacional (en el sentido del objetivo educacional socialista)?, ¿cuál
es, de acuerdo con las condiciones imperantes, el estilo óptimo de
dirección?
Otra pregunta formulada con extraordinaria frecuencia es ¿cuándo
llega un grupo de hombres al nivel que permita calificarlo como un ver-
dadero colectivo?, ¿por cuáles índices hay que regirse para medirlo?,
¿cómo se alcanza tal nivel de desarrollo?
Estas preguntas son las que pueden surgir en relación con la men-
ción honorífica de "brigada socialista" en centros de producción. En
relación con la educación colectivista en escuelas e internados, ellas
resultan fundamentalmente del conocimiento, proporcionando exten-
samente por Makarenko, de que el nivel óptimo de un grupo de personas,
es decir, el colectivo, actúa pedagógicamente de modo "autógeno", tanto
en el sentido de la elevación del rendimiento como por el resultado
educacional.
Hay otra pregunta asimismo estrechamente vinculada a esta cues-
tión, que procede más bien del campo de la educación institucional:
¿cuáles son los contenidos y las formas de actividad que actúan en fa-
vor de la formación colectiva y que inculcan la conducta social? (Por
ejemplo: ¿qué juegos debemos practicar en los círculos infantiles al
objeto de formar la conducta social de los niños?)
La siguiente pregunta penetra en una esfera algo diferente: ¿cómo
hay que proceder para investigar y realizar la transmisión de noticias al
objeto de conocer y eliminar alteraciones y modificaciones como, por
ejemplo, rumores inducidos por las diferentes barreras de comunica-
ción? Cuando se hace una investigación concienzuda de este complejo
aspecto y se examina bien de cerca el nivel de comunicación de grandes
formaciones sociales que lleva implícito intenciones específicas de edu-
cación, se llega a un "campo muy amplio" de preguntas relacionadas
con el desarrollo óptimo de la labor de propaganda directa. Aplicado
esto a la esfera de la práctica, las preguntas que se dirigen a los psicólo-
gos sociales serían más o menos estas:
¿Cómo podemos lograr mayor eficacia en la labor instructiva y edu-
cativa en partidos y organizaciones de masas, en escuelas de forma-
ción de las empresas, escuelas técnicas y escuelas de oficios de las
empresas?
Finalmente, hemos de aludir a un último conjunto de preguntas, el
cual, desde el punto de vista teórico está vinculado muy estrechamente
con todas las preguntas mencionadas, pero que se presenta en la prác-
tica en forma peculiar. Me refiero a la siguiente pregunta:
¿Cómo puede garantizarse a través de toda la labor educativa e ins-
tructiva que los progresivos postulados y normas de conducta social

24
sean aceptados e individualmente asimilados?, ¿cómo presentar los pos-
tulados de la conducta de un modo "vivo", para que sean eficaces?
No es extraño que esta pregunta proceda sobre todo de círculos en los
que existen contradicciones especiales, por ejemplo los órganos judiciales.
Dos problemas específicos parecen ser allí particularmente graves: la
relación de los hombres, principalmente de los jóvenes, con la propiedad,
en especial con la propiedad social, y la relación entre los sexos.
Es verdad que nuestra colección de preguntas aún no está agotada,
pero las citadas se caracterizan por su urgencia y peso. Seguramente
resulta claro ahora que con ellas se citan problemas que hubiesen podi-
do encontrarse por otras vías, digamos mediante el análisis de docu-
mentos del Partido Socialista Unido de Alemania en los últimos años, o
mediante la investigación de nuestras publicaciones en la prensa. Al
optar por este camino de investigación algo raro, quise demostrar que
el campo de preguntas aludido es, en efecto, relevante en lo social.
2.4 Como puede verse, ya hemos generalizado un poco las cuestiones
y las hemos transformado, en parte, en lo psicológico social; antes
de proseguir por otro camino a su examen, debo hacer dos
comentarios fundamentales con respecto a su solución.
2.4.1 Los problemas mencionados no deben abandonarse de ningún
modo a la simple práctica. Si nos limitamos a analizar caso por
caso tal como se presentan y cambiar luego sus condiciones,
podríamos tener éxito de vez en cuando, pero no lograríamos
solucionar científicamente el problema social en su conjunto. El
método que nos ha sido recomendado ahora para realizar algo así
como una propaganda psicológicosocial en conferencias y eventos
escolares, tampoco promete una soluCión amplia; a pesar de poder
responder algunos puntos de las preguntas citadas, correríamos
el riesgo de movernos en un círculo vicioso.
2.4.2 Al explicar en lo que sigue cómo la psicología social marxista puede
resolver todas las cuestiones mencionadas basándose en la
investigación científica, hay que decir "podría". La situación en
cuanto a la capacidad de los cuadros y a las bases de investigación es
aún poco favorable, de modo que en los próximos años
solopodremos elaborar una pequeña fracción de lo que se considera
necesario. La complejidad de la investigación sociopsicológica y
la inversión de tiempo que exige es muy considerable y requiere
una capacidad muy superior a la existente.
2.5 Cuando investigamos a fondo los problemas reales esbozados,
resulta que todos encierran contré!-dicciones. Son contradicciones
entre las relaciones sociales objetivas y entre las tendencias de
desarrollo de las mismas, a lo que hay que añadir los deficientes
estados de conciencia y modos de conducta de los hombres.

25
No d<.:bc pa~~aFe por ,lItO q11': c.t'''J contr3diccioncs pueden tener
distintas raíces. Primero, resultan d:ol hecho de que los restos caducos
de elementos de la conciencia que fueron heredados de la sociedad bur-
guesa imperialista en vías de extinción, se encuentran en contradicción
con las nuevas relaciones sociales progresistas; de lo qlle se trata aquí
es de la contradicción entre el viejo orden social y el nuevo, del antago-
nismo de clases. Por otra parte, sin embargo, existen contradicciones
inmanentes del desarrollo, que surgen constantemente, se separan y
son sustituidas por nuevas formas de contradicciones, impulsando así
el desarrollo (mientras que las contradicciones del primer tipo frenan
en la actualidad el desarrollo en diversos puntos).
Un ejemplo: la necesidad del trabajo colectivo socialista resulta, ante
todo, del hecho de que las tareas de la producción, de las ciencias, etcé-
tera, por el grado de complejidad que han alcanzado, solo pueden ser
vencidas con una cooperación inteligentemente organizada y basada en
relaciones de camaradería. La necesidad de trabajo colectivo no está
motivada subjetivamente, sino objetivamente. Hace años, cuando nues-
tro partido (repito que fue por razones objetivas) presentó a discusión
la introducción y desarrollo ulterior del trabajo colectivo socialista, sur-
gieron considerables resistencias. Estas originaron, ante todo, críticas
en los círculos de la clase intelectual más vieja, con motivaciones de
distinta natllraleza (yen parte también racionalización), y fueron, en
consecuencia, resultado de los antiguos axiomas de conducta indivi-
dualista (independientemente de que uno u otro tuviera plena concien-
cia de ello). De modo que, en la realidad fueron en su conjunto expresión
objetiva de la lucha ideológica de clases de nuestra situación alemana.
La situación en el presente es otra, salvo remanentes insignifican-
tes. La comprensión de la necesidad del trabajo colectivo ha crecido
notablemente en muchas esferas de nuestra vida. Las contradicciones
que surgen ahora son de otro tipo; estas resultan primordialmente de la
ausencia de conocimientos científicos acerca de las leyes elel fenómeno
ele la cooperación.
En otras palabras: hasta ahora se creía frecuentemente que el eleva-
do rendimiento del trabajo colectivo se producía con la introducción del
mismo, pero hoy sabemos que, en términos psicosociales, la ventaja en
el rendimiento del grupo solo puede lograrse en las condiciones de es-
pacio, tiempo e información.
Misión de la psicología social
En resumen, podría decirse que, desde este punto de vista, la misión
social de la psicología social consiste en ayudar a solucionar científica-
mente algunas de las contradicciones de nuestro desarrollo social.

26
Pero, ¿cómo podrá hacerlo una disciplina científica como la psicolo-
gía social? En otras palabras: ¿cuál es su aspecto específico, que debe
servirle de guía para dar solución a las preguntas esbozadas?
3. Deducción del aspecto de la psicología social
que debe servir de guía para la solución
de las preguntas planteadas
3.1 De acuerdo con lo que explicamo.s anteriormente, el aspecto espe-
cífico de la psicología social, a partir del cual le será posible solu-
cionar las tareas planteadas, podrá ser definido adecuadamente si
buscamos aquel proceso real de la vida colectiva en la sociedad
socialista que provoca, en un solo acto, tanto la elevación del ren-
dimiento como el cambio de la conciencia. De modo que nos refe-
rimos a aquel proceso en que se desarrollan los hombres en la
forma deseada tanto con respecto a sus capacidades como con res-
pecto a las características de su personalidad. Este proceso es la
cooperación y la acción recíproca entre los hombres.
Si tratamos de deducir de ello el aspecto de la psicología social,
permítaseme una observación metodológica necesaria. De modo
similar a como Marx deducía el análisis del proceso de producción
capitalista de la mercancía (ya que las circunstancias de las mercancías
contienen todas las propiedades del modo capitalista de producción),
vemos el proceso de la cooperación e interacción en las circunstancias
que son específicas para la psicología social, de las cuales podemos
deducir los campos de problemas y el de investigación de esta cien-
cia. Esto, como ha de notarse, no debe significar que vemos en la
cooperación e interacción de los hombres el único objeto de la inves-
tigación psicológica.
A falta de, un análisis general extenso del acto de la cooperación,
deseamos señalar al menos las razones por las cuales vemos en el
mismo, es decir, en la labor conjunta de toda la sociedad (en el sen-
tido de la economía política), el centro de la actuación psicosociales
y el punto de partida para su determinación. Al analizar la imagen
(general) del hombre marxista se hace evidente que encierra dos
atributos generales inalienables (o característicos del hombre); es-
tos son: a) la libre actividad consciente en calidad de carácter gené-
rico del hombre y b) su determinación social. No será difícil
comprender que estos dos atributos se manifiestan como unidad,
incluso en el acto más elemental de cualquier interacción entre los
hombres. Por consiguiente, hay que ver el eje central de la vida hu-
mana, y también de la vida social y de su desarrollo, en la co,opera-

27
ción e interacción concreta entre los hombres. Aunque nuestro enun-
ciado está planteado en forma general, no debe entenderse de modo
abstracto; claro está que se refiere siempre a aquella cooperación e
interacción cuyos contenidos y formas corresponden a las condicio-
nes sociales y circunstancias históricas imperantes.
3.2 La demostración siguiente exige de nosotros dos cosas: hay que
comprobar que en actos de cooperación social concreta se fomen-
ta la capacidad de rendimiento al igual que la actitud (en sentido
más estrecho, la conciencia). Recuérdese que este fue nuestro
punto de partida práctico.
Deseamos ocuparnos en 10 adelante de la comprobación de estos dos
aspectos.
3.3 En una investigación de pruebas realizadas por Koch bajo nuestra
dirección, estudiamos la cuestión de cómo y en qué condiciones
podrán desarrollarse los estilos de conducta social deseables en
niños en edad de círculo infantil, ante todo, el actuar conjuntamen-
te y a favor de otros. Es bien sabido que en niños pequeños con
una educación tradicional predominan las formas de conducta po-
lares, de actuar uno contra otro, y la del indiferenciado actuar con-
junto. En la bibliografía encontramos datos según los cuales el
actuar uno a favor del otro puede lograrse en la edad presco1ar
solo en primeras tentativas.
Nuestra investigación partió de la tesis de que mediante el entrena-
miento en juegos dirigidos que implican necesariamente la cooperación
a fin de llegar a la meta, podrá elevarse el nivel medio de la conducta
social de presco1ares en el sentido de la actuación conjunta a favor. Los
resultados de la investigación confirmaron la suposición. En todos los
grupos en edad de círculo infantil pudo ser cambiado el nivel medio de
la conducta social en dirección a la actuación conjunta uno a favor de
otro. Las diferencias entre el estado previo al entrenamiento y el poste-
rior al mismo fueron en todos los grupos significativas en el nivel del
1% de exactitud. El grupo más joven (cuya edad promedio era de tres
años y medio) alcanzó la tasa de crecimiento relativamente más alta; la
conducta social media, después del entrenamiento, correspondió casi
absolutamente a la que tenía el grupo más viejo antes del entrenamien-
to (cuya edad promedio era de cinco años y cuatro meses).
Además, hay dos cuestiones significativas: que las discrepancias de
los valores de edad disminuyen, es decir, la conducta social (con un
"incremento" general) se nivela; y que los niños que mostraron valores
individuales muy bajos antes del entrenamiento proceden, sin excepción,
de un ambiente socialmente desfavorable y muestran el incremento
relativamente más alto en sus valores de posentrenamiento.
28
En una segunda etapa de investigación se comprobó la siguiente hi-
pótesis: en otros juegos que también requieren cooperación, los niños
adiestrados de esta manera aventajan a los no entrenados. La diferen-
cia entre la capacidad de los niños entrenados y la de los no entrenados
de grupos de control (homogéneos) para resolver la segunda tarea de
juego pudo ser verificada en todos los grupos de edad y todas las va-
riantes del juego por lo menos al nivel del 5% de exactitud.
Aparte de los resultados aludidos, hay otros obtenidos por la obser-
vación de resultados marginales de la investigación de Koch que confir-
man que (en las condiciones del experimento) tanto la capacidad corno
la presteza para la cooperación de los prescolares puede cambiarse,
mediante un juego especialmente construido para ellos, el cual está
en correspondencia con los valores adecuados al objetivo socialista
de educación para la conducta entre los hombres. Los resultados de
esta investigación quizás no sean suficientes para la demostración anun-
ciada, pero tampoco existen indicios en la bibliografía psicológica y
psicosocial, de que nuestra suposición no sea justificada. De modo que
dejémoslo así: en efectos sociales concretos de cooperación se forman
y se desarrollan las capacidades al igual que la actitud (conciencia en el
sentido más estricto) de los hombres. Esto se aplica al rendimiento en
la medida en que el contenido de la cooperación se refiera al rendimien-
to práctico, y es válido para la "actitud" en la medida en que en las
condiciones de cooperación puedan ser realizados de hecho los valores
y normas de conducta de nuestro orden social.
3.4 Nuestro segundo y último deseo de hacer una demostración es
menos difícil de llevar a cabo y tendrá en nuestra exposición un
carácter más programático. Se trata de analizar el carácter coope-
rativo y, al mismo tiempo, confrontarlo con la práctica (utilizando
para ello nuestra colección de preguntas) de manera que resalten
las posibilidades científicas de solución de nuestros problemas
sociales.
Para continuar el curso de nuestras ideas hemos de abstenernos
de realizar un análisis diferenciado del propio acto cooperativo; en
su lugar debernos buscar y analizar la pareja estructural de la "co-
operación" .
Corno pareja estructural de la cooperación concreta considerarnos el
grupo. Para delimitar este concepto, téngase en cuenta que se trata
siempre de grupos de personas entre cuyos miembros existen verdade-
ras interrelaciones. Esto excluye de nuestro concepto de grupo una
recopilación (abstracta) de personas basada en una o más característi-
cas en el sentido del concepto lógico de clases. Se escogió la palabra
grupo porque, primero corresponde al uso idiomático y, segundo, puede

29
utilizarse ampliamente con valor neutral, lo que IlO puede hacerse con
el concepto de colectivo como nosotros lo entendemos.
3.5 Para abreviar el procedimiento ulterior, proseguiremos del modo
siguiente: trataré de definir las condiciones que han de cumplirse
para que pueda hablarse de grupo en el sentido psicosocial. Con
ello se caracterizan al mismo tiempo los rasgos de este fenómeno
de base estructural psicosocial y, si se quiere, sus dimensiones,
debiendo establecer UIla relación entre estas últimas y las cues-
tiones prácticas.
3.5.1 Concepto de grupo.- Por el concepto de grupo debe entenderse,
primeramente, un determinado número de personas que se unen
para solucionar una tarea encomendada o escogida por ellos mismos,
es decir, para llevar a cabo una actividad, o las que se unen, sobre
la base de necesidades comunes a fin de satisfacerlas conjunta-
mente. (Se sobreentiende que la comunidad de determinadas ne-
cesidades está vinculada con la condición "actividad". Aun cuando
la pertenencia de un número de personas a un grupo esté deter-
minada por una fuerza externa mediante el planteamiento de ta-
reas, puede considerarse que el grupo creado tiene carácter
permanente solo cuando se desarrollen· necesidades comunes o
cuando ·en el seno del grupo puedan ser satisfechas a plenitud las
necesidades individuales.)
3.5.2 Cuando un grupo de personas debe enfrentar una tarea
cooperativamente, se requiere una diferenciación de los miem-
bros que se ajuste a la inclinación natural para talo cual actividad.
Por esta razón fijamos como segunda condición el fraccionamiento
del grupo. Podemos investigar esta "característica" desde diver-
sos aspectos y denominar las diferentes dimensiones estructura-
les como sigue:
• división por funciones
• disposición en categorías
• fraccionamiento interior.
3.5.3 Como tercera condición debe tomarse en cuenta la existencia de
la comunicación y de posibilidades de comunicación. Como es
natural, ello debe concebirse, ante todo, como condición para la
verificación de cualqllier actividad cooperativa, es decir, que en
cuanto a su función, la misma consiste en garantizar la cooperación
total. Ella tiene, sin embargo, una significación más amplia: con
el medio de comunicación universal de los hombres, el idioma, se
garantiza en situaciones concretas o de cooperación no solo la
comunicación materialmente necesaria y que pertenece direc-
tamente a la actividad, sino que, por encima de ello, se ga-
rantiza todo lo relativo a las interrelaciones humanas en cuales-
quiera condiciones. En otras palabras, solo en casos extremos el
campo contentivo de la comunicación coincide con el contenido
de una tarea de cooperación; en la mayoría de los casos, el pri-
mero excede al segundo.
Esta "redundancia", si se quiere llamar así, frecuentemente resul-
ta perturbadora para la solución práctica de una tarea. Por otra parte,
sin embargo, constituye el terreno de las extensas interrelaciones o
las influencias recíprocas de los hombres, las cuales necesariamente
deben estar incluidas en el mecanismo de la formación social del indi-
viduo. A propósito de esto, no debe perderse de vista que la comuni-
cación puede hacerse relativamente independiente de la cooperación
momentánea, y puede surgir como verdadero "objetivo" de la coope-
ración (por ejemplo, en la forma verbal de la educación, en la "conver-
sación", etcétera).
3.5.4 Cuando se considera el grupo como lugar social de cooperación
directa, debe cumplirse una cuarta condición, que es la
coexistencia espacial y temporal de sus -miembros.
Con esto creo haber esbozado suficientemente las condiciones que
debe cumplir el grupo y, con ello, la dimensión de este fenómeno.
Como es natural, el carácter general de la descripción solo permitiría
ilustrarlos en el correspondiente grado de formalización. Con ello no
quiero de modo alguno hablar a favor de "formalismo" al tratar proble-
mas psicosociales. Basta deducir las dimensiones del fenómeno de la
cooperación concreta, el cual consideramos es el "elemento" de una
determinada cooperación de toda la sociedad (es decir, en nuestra so-
ciedad), para ver claramente que los correspondientes contenidos y
relaciones sociales de un acto cooperativo constituyen la expresión del
contenido de la actividad cooperativa.
Además, debe tomarse en consideración lo siguiente: ningún grupo de
personas flota en un vacío desprovisto de todo lo social. El grupo estable-
ce relaciones con la sociedad ante todo mediante la actividad, él es un
miembro de la cooperación dentro del conjunto de la sociedad. Otro factor
es que cada grupo está integrado por individuos con ciertas experiencias
sociales que acumularon a lo largo de su vida. La historia de la vida de un
individuo es, como sabemos, resultado de innumerablés influencias so-
ciales que se han individualizado como rasgos característicos de la perso-
nalidad. Esto significa que cada miembro del grupo aporta una cuota de
origen social al grupo al cual se asocia. Con. ello cuenta, por ejemplo, con
"modelos" para la función directriz para el establecimiento de categorías
(es decir, determinados juicios apreciativos, sobre la base de los cuales
valora el prestigio de los demás), con modelos para normas de comunica-

31
ción que quizás considera como cosa natural, dispone de estilos de con-
ducta y de relaciones que puedan ser adecuadas o inadecuadas para las
nueva tarea cooperativa, etcétera.
Todo esto contribuye a producir el enlace en cuanto al contenido de
cada grupo concreto con la sociedad que integra. De esta manera, las
características de la estructura social se reflejan en las de un grupo.

4. Conclusiones y tareas
4.1 Con esto hemos llegado al último paso de nuestra reflexión. Este
paso será cuantitativamente más corto porque tratará de cuestio-
nes que aún no están resueltas.
Tenemos que establecer una correlación entre los siguientes tres
aspectos de nuestro análisis: la meta de nuestra labor psicosocial enca-
minada a rendir un aporte específico a la formación de la conciencia
socialista, el análisis de las cuestiones actuales apremiantes, tal como
las esbozamos anteriormente, y nuestra revisión de una serie de cues-
tiones de la investigación psicosocial, las cuales tratamos de reproducir
fundamentalmente en forma de análisis del grupo cOmo fenómeno
psicosocial.
Me parece que ha quedado claro que en lo antes expuesto existen
cuestiones no resueltas. Por razones de tiempo tengo que omitir la ex-
plicación detallada al respecto.
4.2 Las relaciones entre los tres elementos mencionados de nuestra
reflexión deben ser establecidas primeramente mediante dos te-
sis, y la última será abordada posteriormente:
• Todas las cuestiones aludidas de nuestra actual práctica social se
refieren por último a la formación de la conciencia socialista, es
decir, interrelaciones humanas en comunidades o colectivos so-
cialistas, y se plantean, por regla general, con el propósito de ele-
var la productividad del trabajo colectivo.
• En el breve esbozo del sistema de objetos de investigación
psicosocial que se evidenció en el análisis del fenómeno funda-
mental de la cooperación o grupo, están contenidas las cuestiones
de la práctica de un modo objetivo y libre, por consiguiente, po-
drán ser solucionadas.
La última afirmación necesitaría una explicación más detallada. Es-
pero que se comprenda que no pueda hacerlo con cada problema y que
cite en su lugar dos ejemplos apremiantes. Para ello me valdré de nues-
tras cuestiones de la práctica y trataré de demostrar hasta qué punto
llevan implícitos varios de los problemas teóricos aludidos.
4.3 Primer ejemplo: función directriz y estilos de dirección.

32
Cada forma de cooperación entre los hombres o de actividad de gru-
pos lleva inmanente la función directriz. Ella es la función central y
para el efecto de la cooperación es esencial y decisivo en un grupo con
distribución de funciones; por esta razón, el problema relativo a este
, asunto pertenece a la segunda condición señalada por nosotros para la
existencia de un grupo, y que denominamos con el término "fracciona-
miento". Esto significa: el aspecto de diferenciación de un grupo, al que
le dimos el nombre de "división de funciones", contiene como momen-
to central la función directriz; puede decirse que las restantes funcio-
nes del grupo, de carácter muy variable, se refieren a esta función central
y dependen de ella.
Con respecto a la función directriz puede comprobarse una doble
dependencia.
El aspecto que esto adquiere en un grupo concreto depende, según
nuestra opinión, del "modelo" de la dirección que es inmanente a las
condiciones sociales. Este hecho podría fundamentarse ampliamente
en un análisis de la "problemática de dirección" psicosocial y sociológi-
ca (que no podemos realizar por razones de tiempo). En la investiga-
ción de un campamento de verano que llevamos a cabo hace algún
tiempo, pudimos comprobar que en estos grupos infantiles está pre-
sente una organización directriz (incluso sin manipulación consciente
desde adentro o desde afuera), que está copiada del ejemplo de nues-
tras organizaciones sociales.
Esta está integrada por un grupo directriz del cual se selecciona, por
turno, a un niño. Sin embargo, en grupos de juego de la misma edad encon-
trarnos aún la dirección unipersonal en el sentido despótico, es decir, una
organización directriz propia de la sociedad imperialista (lo que puede com-
probarse plenamente en la bibliograña alemana de los años 20 Y30). Dicho
en pocas palabras: en cualquier grupo, la función directriz sigue en lo esen-
cial el modelo de la organización directiva general de la sociedad. Por otra
parte, el modo de ejecutar la función directriz depende también de las pe-
culiaridades de aquel grupo concreto donde se entrena la persona para di-
cha función: las ideas, deseos y esperanzas de los miembros del grupo
determinan no solo quién es apto para ser líder, sino también cómo este (o
varios) debe realizar esta función dirigente~
En tanto que una gran parte de las investigaciones llevadas a cabo
hasta ahora para conocer el estilo de mando y de dirección suponía una
relación causal entre el estilo de mando y el efecto que ejerce sobre las
personas bajo ese mando (por ejemplo, Lewin), debemos apelar aquí a
la idea de una determinación múltiple del estilo de mando y su efecto
para satisfacer estas cuestiones. Se ha demostrado, sin dudas, que el
llamado estilo democrático o "sociointegrativo-activo" produce mejo-

33
res efectos de conducta que el autoritario; pero esto no puede regir
como ley fija, sino debe entenderse en relación con las condiciones
imperantes. Con esto termina por el momento la posibilidad demostra-
tiva de nuestra ciencia, ya que sabemos muy poco de las relaciones que
enlazan las variables en cuestión. Habría que pensar, digamos, en la
interdependencia:
• entre el contenido de la actividad y sus requisitos "tecnológicos"
(por ejemplo, qué grado de libertad tiene un dirigente, en las condi-
ciones tecnológicas dadas, para manejar su estilo directriz en una
empresa productiva altamente tecnificada) y el nivel de madurez ideo-
lógica, intelectual, y de edad de los miembros del grupo. (
• entre las tareas y el nivel de desarrollo del grupo (compárese el ca-
mino de Makarenko desde el estilo de mando autoritario al democrá-
tico).
Hay que tomar en cuenta, además, el tamaño del grupo y otras varia-
bles más formales.
Hallar los datos constituye en la actualidad el objetivo del programa de
investigación, cuya solución exige un gran esfuerzo en esta actividad.
Claro está que esto no altera el requisito de que un dirigente en nues-
tra sociedad socialista ha de esforzarse por adoptar el estilo directriz
que corresponde a nuestras condiciones sociales, a nuestros principios
éticos y que está fijado en los documentos de nuestro partido tal
como puede ser caracterizado con el concepto del centralismo de-
mocrático.
El carácter relativo aludido anteriormente sigue en pie, ya que su
realización se entiende siempre en relación con las condiciones que
existen en general. Formulémoslo mejor de la siguiente manera: cada
dirigente debe empeñarse en crear aquellas condiciones que le viabilicen
la realización de este estilo de mando y que conduzcan hacia buenos
resultados. .
Recuérdese una vez más que del análisis de la cooperación, o de su
pareja estructural, el grupo, resultó como campo de problemas el del frac-
cionamiento; uno de los aspectos de este último se definió como "división
de funciones directrices". El problema del estilo de mando o de dirección
puede tomarse como caso particular, y en 10 que atañe a la misión social de
la psicología social, debe verse este caso particular desde el punto de vista
de la educación y formación de la conciencia socialista.
Aquí tropezarrlOs con una cuestión muy práctica: ¿cómo debemos
dirigir? El nexo, tal y como acabamos de mostrar, constituye el camino
científicamente válido para la solución tanto de la cuestión práctica como
del problema en su conjunto; pero no solamente eso. El que haya segui-
do la exposición atentamente habrá notado que nuestra deducción con-

34
tiene, además, otr~s cuestiones de la práctica esbozadas hace un mo-
mento; por ejemplo, la cuestión de cómo organizar el trabajo colectivo
(que, naturalmente, tiene también otro aspecto), la cuestión de cómo
desarrollar verdaderos colectivos y su definición, la cuestión de la es-
tructura de aquellas actividades comunes que arrojen un efecto óptimo
en lo pedagógico, y finalmente nuestro último y muy extenso problema
práctico que implica la relación con nuestras normas éticas, ya que el
centro del desarrollo de un colectivo lo constituye, claro está, la asimi-
lación de los valores éticos y sociales por el grupo, su transformación
en el sistema de valores específicos del grupo, y no cabe duda de que
nuestras ideas sobre subordinaciones y jerarquías necesarias en la prác-
tica son parte indispensable de ello.
De modo que podemos afirmar que todas las cuestiones prácticas
están vinculadas unas con otras, pero sus relaciones objetivas están
enteramente proporcionadas por el sistema de la investigación
psicosocial, que resulta necesariamente del análisis de la cooperación y
del grupo. Esto no quiere decir que todas las cuestiones citadas pueden
ser resueltas exclusivamente por la psicología social, pero tampoco
podrían ser solucionadas de modo satisfactorio sin ella.
4.4 Segundo ejemplo: la estructura subjetiva de la cooperación y su
creación óptima.
Por lo visto, esta cuestión está estrechamente relacionada con lo que
acabamos de tratar. Ello se refiere, sin embargo, a un aspecto diferente,
ya que enfoca en primer término la elevación del rendimiento material
de la labor colectiva. Sin necesidad de analizar estos problemas en to-
dos sus detalles, se puede comprobar que la acción de un dirigente,
educador, maestro, propagandista con respecto al rendimiento del gru-
po que encabeza, también depende de su estilo de mando, como lo he-
mos descrito con anterioridad.
Así sabemos que del estilo de mando depende igualmente la motiva-
ción de los miembros del grupo para el trabajo, la "moral del grupo" y la
satisfacción de sus miembros. En este sentido también influyen en la
productividad del grupo las características de conducta óptimas en de-
terminadas condiciones, el estilo de mando de un director, etcétera.
Es evidente que con ello no basta. No menos importante es la capa-
cidad de un director para organizar adecuadamente la labor colectiva, lo
que presupone conocimientos de la especialidad y experiencia. Los co-
nocimientos de la especialidad no significan solamente el conocimiento
técnico, sino asimismo el conocimiento de las leyes que rigen la coordi-
nación respecto del espacio y el tiempo y el conocimiento e informa-
ción de los actos parciales individuales para la acción conjunta.
Creo que no cabe duda de que, a pesar de sus peculiaridades, estas
leyes generales se encuentran en todo el campo de investigación

35
psicosocial, lo que ratifica asimismo que la investigación encaminada a
hallarlas no puede trabajar aisladamente en este conjunto.
A pesar de que la psicología social norteamericana ha realizado gran
cantidad de investigaciones sobre el problema de la cooperación, nota-
mos también aquí la ausencia de hallazgos. Apenas conocemos estas
leyes; ellas constituirán en el futuro uno de los ¡ puntos esenciales de
nuestra investigación.
Hay que añadir que con respecto a estas cuestiones nos encontra-
mos ante grandes dificultades metódicas. Hasta ahora se ha tratado de
reducir la solución de tareas en pequeños grupos a límites extremos
(experimento de laboratorio). La reducción afectaba las tareas (por ejem-
plo, juegos sencillísimos al efecto de la teoría del juego), al igual que las
condiciones de comunicación (mediante lo cual puede lograrse la re-
ducción de la comunicación o de los procesos en redes de comunica-
ción, empleando para ello el instrumento matemático de la teoría de la
comunicación, o al igual que en el caso anterior, el de la teoría del juego
v.
de J. Neumann). Así se emplearon en los experimentos de Supper y
Atkinsen, entre otros, juegos de suma cero, en los cuales quedó exclui-
da cualquier comunicación entre los participantes y el jugador no sabía
que su conducta (su estrategia) tenía influencia sobre los
coparticipantes. Es evidente que en estas condiciones experimenta-
les (cuyo valor, de paso, parece indiscutible) tiene lugar un máximo
de exactitud (que es factible en el presente) con un mínimo de refe-
rencia a la práctica. Pero, según demuestran nuestras experiencias, la
realidad es que la aproximación deseada a situaciones bióticas hay
que pagarla con una pérdida considerable de exactitud cuantitativa; a
fin de compensar un poco esta pérdida, hay que realizar experimentos
de más amplia masa estadística, cosa que tropieza con inesperadas
dificultades organizativas y de tiempo.
Por otra parte, somos de la opinión que es imprescindible abordar
este problema con métodos experimentales, los que deben ser comple-
tados con el análisis de situaciones reales. Sin duda, tenemos que hallar
primeramente cuáles son las variables y los parámetros que participan
en el acto cooperativo, y en qué orden dimensional calculado lo hacen.
Solo después podrá avanzarse hacia la formación de hipótesis y la ela-
boración de reglamentaciones.

36
Segunda Parte

Cuestiones relativas
a los procesos
en grupos y colectivos
Problemas sociopsicológicos
en grupos pequeños y colectivos
Ya. L. Kolominsky

Primera parte: Acerca del objeto de estudio


de la psicología social
La psicología social estudia el desarrollo, las relaciones y la actividad
del individuo en el proceso de las interacciones humanas. De manera
que tanto la personalidad como el proceso de interacción humana son
conceptos básicos en esta importante área de la psicología.
La personalidad, de acuerdo con Marx, es el conjunto de todas las
relaciones sociales. Esta es la razón por la cual todas las ramas de la
psicología son, en cierta medida, ciencias sociales. El hombre es un ser
social en su origen histórico, en sus condiciones de existencia dentro
de su medio ambiente, y en la naturaleza de su desarrollo desde el naci-
miento hasta la madurez. El individuó, dijo Marx, es un ser social. Su
vida, aun cuando esta no se manifieste de forma directa en una vida en
colectividad, es por esta razón una expresión y confirmación de vida
social.
En el proceso de interacción con los demás, el hombre asimila y se
apropia de la cultura humana, la experiencia acumulada en el transcurso
de su desarrollo histórico y es generalizada mediante conceptos, co-
nocimientos prácticos del trabajo, normas de conducta, etcétera. Resulta
imposible estudiar al hombre fuera del contexto de la psicología social.
Dicho estudio, no obstante, tiene su especificidad, pues, en contraste
con ótras ciencias, la psicología social, como una rama especial de la
psicología, estudia aquellas manifestaciones de la vida del hombre que
tienen lugar, y de hecho surgen como consecuencia de la vida en comu-
nidad, en asociación con los demás.
La interacción humana, mediante el contacto directo con los demás,
es una de las necesidades sociales básicas del hombre. En sus relacio-
nes con los demás, el individuo satisface otra necesidad fundamental, la
de nuevas experiencias y nueva información. Estas dos necesidades
inseparables determinan el desarrollo del individuo desde sus prime-
ros días de nacido.
Desde las primeras etapas de desarrollo, la necesidad infantil de
interacciones humanas se torna selectiva. De manera que aunque en
39
los dos o tres primeros meses de vida el niño "da la bienvenida" a cada
sonido y movimiento realizado por alguien en su campo visual, al arri-
bar a los cinco o seis meses ya realiza selecciones.
El niño comienza a disfrutar de la visión de todo lo que le resulta
familiar, pero en cuanto se encuentra con "extraños", probablemente
termine llorando.
De esta manera sus preferencias iniciales resultan elegidas, y
subsiguientemente adquieren gran importancia en su vida, pues deter-
minan en su selección de compañeros de juego, de estudio y trabajo, de
amistades, enamorados, etcétera.
La necesidad objetiva que impulsa a los individuos a unirse, y que
está en la base de las acciones, en unión con otras, es experimentada
por ellos subjetivamente como una necesidad de interactuar con otra
persona por simpatía, sentimiento de amistad, amor ... La selectividad
inherente a la necesidad de interacción social, incluye un amplio rango
de actitudes hacia los otros, desde una gran necesidad de contacto (amor,
amistad), hasta una fuerte necesidad de evitación (enemistad, odio).
Segunda parte: Acerca del concepto de grupo
psicosocial como aspecto importante del objeto
de estudio de la psicología social
La necesidad objetiva de cooperación y la necesidad subjetiva de
interacción social conducen a la formación de asociaciones de indivi-
duos denominados grupos.
En realidad, toda la vida de las personas transcurre en el seno de
algún grupo nominal o real. Por ejemplo, puede hablarse de los grupos
de edades: prescolares, adolescentes, jóvenes, antiguos vecinos, o de
grupos ocupacionales: maestros, metalúrgicos, expertos agrícolas. Ta-
les grupos pueden denominarse nominales, porque sus miembros no
necesitan entrar en contacto directo entre sí, puede que no mantengan
relaciones interpersonales, y no existe la necesidad de coexistencia
espacio-temporal.
La psicología social estudia principalmente los grupos reales. Vale
decir, conjuntos de individuos entre los cuales existe el contacto y la
interacción directa. Pero para que ello resulte posible, el grupo debe
tener ciertas dimensiones definidas. Si, por ejemplo, una persona tra-
baja en una fábrica de varios miles de trabajadores, no es posible que
establezca contacto directo con todos ellos. En realidad el número de
personas con quienes nos relacionamos es limitado, y disminuye en la
misma medida en que la profundidad del contenido de las relaciones
aumenta. Mientras más rico es el contenido de la esfera de la comuni-
cación, más estrecho el círculo de los participantes. La psicología social

40
está especialmente interesada en el estudio intensivo de los denomina-
dos grupos pequeños, los cuales, en lo adelante denominaremos simple-
mente grupos, por razones de brevedad.
El interés de la psicología social moderna en estos grupos no es acci-
dental, se debe, en primer lugar, a la importancia que el individuo le
asigna al grupo.
Es precisamente en el seno de tales grupos en los cuales se desarro-
llan los procesos sociopsicológicos que sirven de enlace entre la socie-
dad y el individuo, y es aquí donde este encuentra su más completa
expresión como sujeto y objeto de la interacción social.
En segundo lugar, por lo limitado de su membresía, el grupo pequeño
brinda la posibilidad del estudio empírico de los diversos parámetros de
su funcionamiento; además, tales estudios posibilitan la aplicación prác-
tica de los resultados de los estudios psicológicos científicos a las más
diversas esferas de la vida.
Por tales razones la psicología de los grupos se está convirtiendo
gradualmente en una disciplina científica independiente, su objeto lo
constituye el grupo pequeño, y su materia toda la esf~ra de las
interacciones sociales entre sus miembros, que incluye tanto el aspec-
to objetivo como el subjetivo de las relaciones interpersonales y su
influencia en el desarrollo de la personalidad y la actividad humana.
Toda la vida del individuo puede considerarse como un conjunto de
movimientos de un grupo a otro. Por ejemplo, el primer grupo perma-
nente para cualquiera es la familia. Pero, al llegar los amigos de la hija
de visita a la casa, ella se convierte de inmediato en miembro de un
nuevo grupo. Cuando los jóvenes llegan al aula y son rodeados por sus
compañeros, están en otro grupo. También pertenecen a equipos de-
portivos, círculos de interés artístico, etcétera. En el caso de
los adultos, el contexto de las situaciones de trabajo (taller,
brigada, departamento) y de otro tipo (organizaciones políticas, sindi-
cales, círculos de amigos) conducen a situaciones análogas.
Los grupos en los cuales una persona participa difieren en muchos
aspectos. La importancia de esto amerita una especial consideración.
Ante todo, \leamos los grupos que son diferentes en sus metas y modo
de organización.
Entre los grupos a los que pertenece una persona, se encuentran
aquellos creados por la sociedad para desarrollar determinadas funcio-
nes específicas. Tales grupos son denominados en psicología socialgru-
pos formales u oficiales. El grupo de clase, la brigada estudiantil, la
brigada de trabajo, el pelotón de combate, la tripulación de un avión,
constituyen ejemplos de grupos que se han formado por la sociedad
(mediante sus diversas instancias) para llevar a cabo ciertas tareas so-
cialmente útiles. Su organización específica ha sido determinada por

41
los niveles más elevados dentro de diferentes instancias, y ha sido plas-
mada en documentos oficiales: estatutos, reglamentos estatales,etcé-
tera, los que definen su estructura organizacional, prescriben un sistema
de relaciones funcionales, y establecen el orden de autoridad y subordi-
nación. En estos grupos, cada persona desempeña un rol social especí-
fico, el cual cumple en correspondencia con una serie de derechos y
obligaciones establecidos por la sociedad. Por ejemplo, en la escuela
existe el rol social de director, en una brigada de trabajo industrial exis-
te el rol de jefe de brigada. .
Tan pronto como una persona asume un rol social, surgen expectati-
vas sociales, es decir, que se espera de ella una conducta específica en el
desempeño de las funciones sociales asignadas para dicho rol.
La sociedad compara constantemente la actividad real y el compor-
tamiento de una persona que desempeña algún rol contrario a las ex-
pectativas, es decir, que contradice ciertos modelos y normas
establecidos para la ejecución de dicho rol. En otras palabras, se aplica
el control social.
El status o autoridad no oficial (informal) de una persona, depende
del grado en el cual su conducta de rol se ajusta a la norma. Por ejem-
plo, dos ingenieros que desempeñan el mismo rol social, pueden po-
seer status diferentes en el grupo, y ejercer diferentes grados de
autoridad entre sus compañeros de trabajo. En contraste con el rol so-
cial oficial (formal), el status o autoridad surge de la actividad real.
En el desempeño de sus funciones de rol, los individuos establecen
relaciones específicas determinadas por las tareas asignadas al grupo
por la sociedad. Estas constituyen el sistema de relaciones prácticas, tal
como fueron denominadas por A. S. Makarenko: relaciones de "depen-
dencia responsable". .
Pero el hombre no es un robot que solo desempeña funciones pres-
critas: el jefe de la brigada y los restantes trabajadores se relacionan
mutuamente también como seres humanos, y no solamente por sus
funciones de roles oficiales (formales). Ellos pueden o no experimentar
una fuerte simpatía recíproca, o pueden experimentar hostilidad unos
con respecto a otros. Dichas actitudes pueden ser: recíprods o unilate-
rales, estables o situacionales, permanentes o transitorias. Esta serie
de sentimientos experimentados por las personas hacia los demás, cons-
tituye un sistema especial denominado sistema de relaciones
interpersonales de carácter afectivo, el cual posee sus roles y status, ex-
pectativas sociales y mecanismos de control; no obstante, dicho siste-
ma es espontáneo y no prescrito, emerge del proceso de la interacción
diaria.
Ambos sistemas de relaciones coexisten dentro de un mismo grupo;
se trata de relaciones entre las mismas personas, y por esta razón están

42
indisolublemente entrelazados, y se influyen' constantemente de ma-
nera recíproca.
Pero ¿cuál de estos dos sistemas resulta dominante?
Muchos científicos burgueses (Moreno y otros), consideran que
las relaciones interpersonales, al nivel de la microestructura del grupo
(las relaciones de carácter afectivo), resultan las fundamentales. Ade-
más, en su opinión, resulta suficiente establecer la armonía entre la es-
tructura externa e interna del grupo para eliminar todas las contradicciones
clasistas inherentes a la sociedad capitalista; esto motiva sus intentos de
sustituir los problemas sociales por los problemas psicológicos.
Desde hace muchos años, en la obra de Plehanov está presente la
crítica a tal aproximación al estudio de la sociedad. De acuerdo con sus
planteamientos, "la sociología no puede basarse en la psicología para la
interpretación de los fenómenos que tienen lugar a nivel de la estructu-
ra del sistema social; al contrario, la psicología debe utilizar como fun-
damento las leyes generales del desarrollo históricosocial para la
comprensión de diversos fenómenos al nivel de los pequeños grupos, y
las particularidades de su funcionamiento. La sociología no puede sus-
tituir a la psicología, pero le sirve de fundamento teórico y metodológico.
Las relaciones prácticas constituyen los factores dominantes y
determinantes en los grupos en nuestro país. Pero los vínculos entre
las relaciones prácticas y las relaciones interpersonales de carácter afec-
tivo resultan complejos. Un desarrollo más o menos armonioso entre
ambas resulta posible, pero también pueden tener lugar conflictos que
resulten perjudiciales para el desarrollo de los aspectos prácticos.
Por ejemplo, si trabajadores que establecen relaciones de coopera-
ción sobre una base funcional, poseen sentimientos positivos recípro-
cos, entonces, como consecuencia de ello, también su trabajo sería
positivo. Por el contrario, si existen tensiones y conflictos entre ellos,
el resultado puede ser una reducción sustancial de la productividad.
El status del individuo puede operar también de modo diferente en
los dos sistemas de relaciones (prácticas y afectivas). Aquí también
pueden surgir relaciones contradictorias. En tal sentido, una persona
que desempeña oficialmente un rol de dirección, puede disfrutar de la
aceptación de muchos de sus compañeros de trabajo. En este caso su
rol social (como di¡igente) y su status (en el sistema de las relaciones
afectivas) coinciden. Pero si dicha persona le resulta antipática a mu-
chos miembros de su grupo, y estos les resultan hostiles, entonces su
rol (formal, como dirigente) y su status al nivel de las relaciones afectivas,
están en contradicción, lo cual tendría una influenCia negativa en la ac-
tividad del grupo.
Mientras que el status del individuo, dentro del sistema de las rela-
ciones prácticas, está en buena medida dependiente de la realización de

43
su rol oficial (formal), y puede estabilizarse, sin embargo, su status dentro
del sistema de las relaciones interpersonales de carácter afectivo, se
conforma de manera espontánea, así, mientras mayor es el número de
miembros del grupo a quienes el individuo les resulta agradable, más
privilegiado resultará su status.
Tercera parte: El grupo informal y su
importancia
En contraste con los grupos formales, los grupos informales no son
constituidos por el sistema social de manera consciente para propósitos
específicos, sino que emergen espontáneamente por sí mismos. Estos
son por ejemplo una asociación de amigos, un conjunto de personas con
intereses y gustos similares. Tales grupos pueden surgir tanto en el
interior de las organizaciones formales como fuera e independientes de
estas. Dichos grupos poseen una estructura más simple que los forma-
les; no cuentan con una estructura organizativa impuesta desde arriba,
con roles fonnales, jefatura, niveles de jerarquía y subordinación, etcétera.
No obstante, todos sus elementos estructurales existen informalmente;
ellos son una parte consustancial del proceso de interacción humana.
Tales grupos poseen un individuo dominante: el líder del grupo.
También este tipo de líder informal puede existir dentro de un
grupo formal. Frecuentemente es dicho líder, y no el jefe o dirigente
designado oficialmente, quien ejerce la mayor influencia en el grupo
formal.
La distribución de roles dentro de los grupos informales es un fenó-
meno extremadamente interesante. Por ejemplo: en un grupo de ami-
gos todos parecen ser iguales a primera vista; pero si observamos más
detenidamente, podemos descubrir una clara distribución de roles y
de control social. Así, alguno está siempre trayendo nuevas ideas,
otro funciona como el ingenioso, un tercero tiene fama de pendenciero,
otro asume el rol de conciliador. De ahí que el grupo espera desde el
inicio, ciertos comportamientos definidos de sus miembros, y ellos están
constreñidos a conducirse de acuerdo con patrones definidos.
De todas formas no siempre es fácil trazar una línea de demarcación
clara entre un grupo formal y uno informal. Por ejemplo, una familia
comienza como un grupo informal típico (una pareja de amor), pero
en cierta etapa formalizan sus relaciones en una institución estatal.

Cuarta parte: Grupos de pertenencia y referencia


Ya hemos planteado cómo el individuo vive y actúa no solo dentro de
uno, sino de diversos grupos. En él cada grupo influye de manera defi-

44
nida, y posee un valor específico. La importancia y valor de los grupos
es experimentada de forma diferente por cada individuo. Toda persona
tiene un grupo que considera como suyo, es decir, que se identifica con
él. Identifica a los miembros de dicho ~upo como nosotros, ya los otros
como ellos. En psicología social, tales grupos se denominan grupos de
referencia. Se debe tener claro que un grupo de referencia no necesita
ser el grupo en el cual el individuo pasa la mayor parte del tiempo, y con
el que mantiene vínculos funcionales (grupo de pertenencia); podría
ser un grupo completamente diferente, cuyos valores e intereses re-
sultan más atractivos para él. Esto puede preparar el escenario para
cierto desdoblamiento de la personalidad, lo cual es especialmente fre-
cuente en casos donde el individuo no está satisfecho con su status en
el grupo principal.

Quinta parte: Acerca de los límites cuantitativos


del grupo
Un aspecto importante desde el punto de vista teórico y práctico, es
el número de miembros que un grupo posee. Es nuestra opinión que al
menos dos individuos constituyen un grupo pequeño. Aun entre dos
individuos resulta posible un amplio y diversificado rango de relaciones
recíprocas, positivas y negativas, tiene lugar una distribución de roles,
y el liderazgo y la subordinación se aprecian con rapidez. .
Un grupo de dos individuos (una díada) puede, como cualquier otro
grupo, ser formal o informal. Muchas unidades de producción son
diádicas, por ejemplo, el conductor y el chofer de un ómnibus, un médi-
co y su enfermera.
El límite superior de un grupo pequeño depende en muchos sentidos
del tiempo de existencia del mismo y de la frecuencia de los contactos
entre sus miembros. Un grupo estable y permanente puede ser consi-
derado pequeño, aun cuando este conste de 40 a 45 miembros. Es el
tiempo de duración de la actividad común, lo que garantiza que dentro
de dicho grupo existan las posibilidades del contacto directo cara a cara
indispensable de los grupos pequeños.
Sexta parte: Acerca de los métodos de estudio
de las interrelaciones grupales
La psicología social ha desarrollado métodos especiales para el estu-
dio del sistema de interrelaciones afectivas entre los miembros de un
grupo, el cual, a diferencia del sistema de relaciones prácticas no es
visible de forma directa, de ahí que requiera métodos especiales para
su detección. Uno de los métodos utilizados con mayor frecuencia es la
sociometría, ella ha experimentado un desarrollo extensivo desde la
aparición de los trabajos de J. Moreno, su creador.

45
En Rusia, las posiciones teóricas de Moreno han sido criticadas des-
de una perspectiva marxista. De todas formas, su técnica experimental
demostró ser completamente válida bajo aquellas condiciones.
El fundamento de la sociometría es, esencialmente, que para cual-
quier actividad que el individuo emprenda, tiene que seleccionar un
compañero. Ordinariamente seleccionamos aquellos con quienes nos
llevamos bien y lo consideramos como un colaborador deseable para la
situación dada. De tal forma, si escogemos cualquier situación cotidia-
na uuego, trabajo, recreación) y determinamos con qué personas se
prefiere cooperar (para la situación dada), podemos deducir ciertas con-
clusiones acerca de sus gustos, sin necesidad de plantearles preguntas
directas a las que usualmente los individuos responden con extremo
disgusto o no responden sinceramente. Las preguntas indirectas le son
formuladas a cada miembro del grupo en forma individual garantizando
privacidad. El número de selecciones puede limitarse, por ejemplo, a
tres o cinco compañeros.
Los resultados obtenidos se someten a un tratamiento matemático
especial que proporciona criterios importantes para la caracterización de
las relaciones dentro del grupo. De esta forma se determina el número de
selecciones obtenidas por cada miembro del grupo. Dicho número
constituye una medida de la posición del individuo dentro del sistema
de relaciones de carácter afectivo de su grupo. Es decir, su status
sociométrico. Las personas que han obtenido un determinado núme-
ro promedio de selecciones son clasificadas como "aceptadas"; las que
han obtenido más del promedio se clasifican como "estrellas". Aquellas
que obtienen una cantidad menor del promedio, son consideradas "olvi-
dadas"; aquellas que no obtienen ninguna son "aisladas"; y, finalmente, aque-
llas que reciben selecciones negativas son "rechazadas".
Naturalmente, todas estas son clasificaciones nominales, pero resul-
tan útiles para distinguir las diferencias de status entre los miembros
del grupo.
Otro índice importante lo constituye la reciprocidad de selecciones y
actitudes, las cuales se determinan con facilidad mediante la técnica
sociométrica. Se mide mediante un coeficiente de reciprocidad espe-
cial. Con todas las demás condiciones constantes, este valor caracteri-
za la solidaridad del grupo.
La psicología social ha desarrollado también otros métodos para el
estudio de las interrelaciones, especialmente la observación participahte,
y diversos tipos de cuestionarios y entrevistas.
Séptima parte: Acerca del concepto de colectivo
Además del término grupo, el término colectivo es frecuentemente
utilizado para designar una comunidad de individuos que actúan en con-

46
junto. La comunidad puede ser grande o pequeña. Sin embargo, la psi-
cología social utiliza el término colectivo en un sentido más restringido,
solo para cierto tipo de uniones sociales.
El colectivo se corresponde con el grupo pequeño, desde el punto de
vista del tamaño. De manera que el colectivo presenta todos los rasgos
aquí analizados, característicos de los grupos. Pero no todo grupo se
considera un colectivo. Para convertirse en un colectivo, el grupo tiene
que recorrer un complejo camino de desarrollo, a lo largo del cual ad-
quiere ciertas propiedades adicionales.
Pero, ¿en qué consiste la especificidad de este concepto?
Un activo educador ruso, A. S. Makarenko, a principios de la década
del 30 del siglo xx, presentó una fructífera definición de este término.
De acuerdo con su criterio: "Un colectivo es un conjunto organizado de
individuos orientados hacia determinadas metas, que posee órganos.
Dichos órganos están constituidos por individuos representativos, que
son los depositarios del colectivo; y en el colectivo, las relaciones entre
sus miembros no están determinadas por la amistad o afectividad, sino
por la dependencia responsable".
Al enfatizar el papel directriz de las relaciones prácticas en esta defi-
nición, Makarenko no pierde de vista sin embargo, el importante rol de
las relaciones personales de carácter afectivo entre los miembros del
colectivo. Pueden encontrarse brillantes ejemplos de ello en su obra
Poema pedagógico. Además, investigaciones especiales han demostra-
do que mientras mayor es el nivel de desarrollo de un colectivo, más
armónica será la correspondencia entre las relaciones· prácticas y las
afectivas de sus miembros.
La mejor manera de desarrollar esta armonía, consiste en organizar la
vida y la actividad de los miembros del colectivo, de tal forma que se
refuercen tanto las relaciones prácticas como las relaciones humanas entre
sus miembros.
Pero un colectivo no es simplemente un grupo organizado. Un grupo
se convierte en colectivo siempre que las metas y tareas del grupo
estén en correspondencia con las metas y tareas de la sociedad de la
cual es parte. Es decir, un colectivo solo es posible, enfatizaba
Makarenko, si reúne a los individuos sobre la base de tareas que posean
una clara utilidad social.
El colectivo genuino debe distinguirse del egoísmo de grupo, que a
veces surge cuando la competitividad no está correctamente orientada,
cuando la rivalidad se convierte en un propósito a cualquier precio, sin
considerar los intereses sociales de las tareas comunes.

47
Resumen dellibro
El grupo humano de George
Homans
Dr. Aníbal Rodríguez

El libro de Homans tiene el propósito de contribuir a una teoría ge-


neral de la sociedad humana. Partiendo de la consideración de que el
grupo pequeño es la unidad social básica, cree que si puede lograrse un
procedimiento adecuado de análisis de los grupos pequeños, sus resul-
tados podrían extenderse paso a paso a grupos más grandes.
En su criterio, los grupos pequeños son los únicos que han sobrevi-
vido en la historia de la humanidad, y las civilizaciones se han
desintegrado por su incapacidad para mantener algunas de las caracte-
rísticas del grupo. Por ejemplo, el sentimiento de pertenencia que pre-
dominaba en las tribus primitivas.
El criterio de extender los resultados del estudio de grupos peque-
ños a las naciones y civilizaciones, es un criterio erróneo, que desconoce
la relación dialéctica entre la sociedad, el grupo y los individuos. De acuerdo
con ello, el grupo se estructura siguiendo el modelo general de toda la
sociedad, por lo que deben aplicarse las leyes sociales generales al análi-
sis de los fenómenos grupales y no al contrario. Por tal razón nos limita-
rnos a presentar aquellos aspectos de la obra de este autor que tienen
utilidad para analizar algunos procesos de los grupos pequeños.
Los grupos peqúeños, formales e informales, constituyen una reali- .
dad psicosocial que puede ser abordada corno un objeto de estudio en sí
mismo. Podernos decir con Homans que la experiencia social primera y
más inmediata de la humanidad es la que ocurre en el grupo pequeño.
Desde la infancia en adelante somos miembros de familias, equipos,
etcétera, y cuando adultos, el grupo continúa siendb la más común y la
más familiar de las unidades sociales.
El método de Homans
El principal propósito de Homans es trabajar en dirección a una teo-
ría sociológica, partiendo de la observación de hechos y situaciones de
la vida cotidiana que, según él, forma la materia prima de la sociología.
La materia prima de su obra está constituida por cinco grupos estudia-
48
dos por diferentes investigadores, tratando de sacar a la luz las genera-
lizaciones implícitas en esos estudios. Estos grupos son:
.1. Un equipo de obreros dedicados a la fabricación de equipos telefónicos.
2. Una pandilla de "esquina" metropolitana.
3. Una tribu de isleños del Pacífico.
4. Un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, EE. DU.
5. Un equipo ejecutivo de una fábrica de equipos eléctricos.
A estos diferentes grupos Homans les aplica a lo largo de su libro un
conjunto de variables, con el objeto de mostrar que, a pesar de sus
diferencias, en los cinco grupos se dan los mismos elementos y proce-
sos a fin de cumplir idénticas funciones.
Cada grupo es estudiado como un todo orgánico o sistema social que
sobrevive en un medio. La conducta del grupo es analizada manejando
unas pocas variables mutuamente interdependientes. Mediante la apli-
cación de un mismo esquema analítico intenta poner de manifiesto las
semejanzas en las relaciones humanas que existen por debajo de las
diferencias que en sus aspectos externos presentan los grupos huma-
nos. Esas diferencias son, según Homans, diferencias de grado y no de
clase.
El procedimiento de Homans se basa en manejar un esquema con-
ceptual (que desarrollaremos más adelante) en tres niveles de genera-
lización:
Primer nivel: Descripciones de acontecimientos individuales.
Segundo nivel: Descripciones de la conducta promedio de un número
limitado de personas en un área limitada y durante un
período de tiempo también limitado.
Tercer nivel: Descripciones de la conducta que pueden aplicarse a
muchos grupos y a personas que participan en muchas
clases de relación mutua. A este nivel su propósito es
obtener hipótesis analíticas que describan la conducta
de las personas en grupos. Cada hipótesis constituirá
parte de un sistema, en donde las diferentes hipótesis
se limitan y condicionan mutuamente.

El esquema conceptual
El esquema conceptual que propone Homans está integrado por la
consideración de tres elementos de la conducta: actividad-interacción-
sentimiento. Estas tres variables son manejadas básicamente a lo largo
de su análisis, siendo gradualmente completadas por otros conceptos y
problemas, entre los cuales los fundamentales son: el concepto de nor-
, mas y 'la definición de dos sistemas: el sistema externo y el sistema
interno. '

49
Siguiendo a Homans vamos a empezar por definir inicialmente todos
esos términos para desarrollar luego su sistema de hipótesis y la teoría
que las sustentan.
Actividad. En términos generales se refiere a lo que hacen los miem-
bros de un grupo en su condición de tales. Podemos identificar el tér-
mino al de tarea del grupo, o trabajo.
Interacción. Se refiere al hecho de que alguna "unidad de actividad"
de un hombre sigue o es estimulada por determinada "unidad de activi-
dad" de otro.
Prefiere Homans usar el concepto de interacción en lugar del de co-
municación para especificar que la interaccion incluye tanto la comuni-
cación verbal como la no verbal.
Sentimiento. Bajo esta denominación incluye toda la gama de ten-
dencias, emociones, estados afectivos, sentimientos y actitudes. Se
refiere a la suma de sensaciones interiores (físicas o mentales) que
un miembro del grupo experimenta con respecto a lo que el grupo
hace, y lo que experimenta hacia los demás integrantes del grupo.
Homans señala la utilidad de los métodos de J. Moreno para delinear
los sentimientos interpersonales de un grupo en determinadas cir-
cunstancias.
Estos tres conceptos analíticos son considerados como elemen-
tos de toda conducta social. Actividad e interacción son directamen-
te perceptibles, se pueden ver. Los sentimientos se infieren de la
observación de las expresiones, matices, movimientos, etcétera, de
las personas y, además, a partir de lo que dicen respecto de lo que
sienten y del eco que sus palabras encuentran en nuestros propios
sentimientos. ,
Homans fundamenta el valor de usar esos tres conceptos (de un gra-
do menor de abstracción) porque permiten clasificar los datos centrán-
dose en un tema, y posibilitan tratar sistemáticamente cada cosa por
separado para considerar en seguida las relaciones de esa cosa con las
demás. Por este camino espera llegar a la generalización.
Definición de grupo
Un grupo, según Homans, se define por las interacciones de sus miem-
bros. Está formado por una cierta cantidad de personas que se comuni-
can a menudo entre sí, durante cierto tiempo, y que son 10
suficientemente pocas como para que cada una de ellas pueda comuni-
carse coÍl todas las demás cara a cara. Una reunión accidental de cono-
cidos casuales no constituye un grupo.
Cualquier grupo cuya cantidad de miembros sea mayor de dos, pue-
de dividirse en subgrupos. El hablar de grupo o subgrupo estará deter-

50
minado, según Homans, por el nivel en que se de<;ida realizar el análi-
sis. La red de interacción siempre muestra puntos débiles, dice, donde
caen los límites entre diferentes grupos.
Decir que un grupo se define por la interacción no equivale a decir
que la interacción lo es todo en la vida del grupo. Esta definición supo-
ne que el grupo tiene un límite y que fuera de este se extiende su am-
biente.
Las actividades, interacciones y sentimientos de los miembros de un
grupo, conjuntamente con las relaciones mutuas de esos elementos du-
rante el tiempo en que el grupo se halla en actividad, constituyen lo que
Homans Barna el sistema social. Todo aquello que no es una parte del
sistema social forma parte del ambiente en el que ese sistema existe.
Tanto la definición de grupo como la de ambiente son para Homans
relativas. Quiere decir que el grupo no puede ser considerado total-
mente independiente de su ambiente. Aun cuando el grupo 'nunca es
totalmente pasivo, las exigencias del ambiente no pueden ser desecha-
das. Estas exigencias, por otra parte, tampoco determinan por comple-
to la constitución del grupo. En el mejor de los casos lo que ocurre es
que el grupo desarrolla en forma espontánea la conducta necesaria para
mejorar su nivel de vida en el ambiente.
El ambiente
El ambiente es dividido por Homans en tres aspectos principales:
a) físico, b) técnico y c) social.
Estos tres aspectos se hallan interrelacionados y cada uno de ellos
puede, en un grupo particular, tener un predominio sobre los demás.
Siguiendo a Homans, estudiar cualquier tipo de grupo supone co-
menzar por el ambiente físico y técnico. El primer interrogatorio a plan-
tearse sería entonces: ¿en qué forma los factores físicos y técnicos
ayudan a determinar las relaciones entre los miembros de un grupo?
Homans destaca el término "ayudan", pues recuerda que nunca el
ambiente determina totalmente las relaciones sociales de un grupo.
El ambiente social impone también límites a la conducta del grupo.
Aquí los aspectos a tener en cuenta que sugiere Homans son:
• los planes y propósitos de la organización o institución de la que el
grupo forma parte;
• las circunstancias socioeconómicas del momento histórico;
• la pertenencia de los miembros a otros grupos;
• la cultura (normas y valores) de la sociedad de la cual forma parte el
grupo.
Para cada grupo, recuerda Homans, el ambiente y sus influencias
serán diferentes.

51
El sistema externo
Luego de estudiar el ambiente y los tipos de influencias que puede
ejercer sobre la conducta de un grupo, pasaremos a considerar la con-
ducta del grupo mismo.
Homans plantea que en el momento de su estudio 10 que observa-
mos es que el grupo persiste o sobrevive en su ambiente, por lo cual
infiere que: "La conducta del grupo debe ser de índole tal que le permi-
ta sobrevivir en el ambiente".
A partir de aquí, introduce el concepto de sistema externo, y 10
define como "el estado de los elementos de la conducta (actividad-
interacción-sentimiento) y de sus interrelaciones, en tanto constitu-
yen una solución al problema: ¿cómo sobrevivirá el grupo en su
ambiente?"
Lo llama externo porque se halla condicionado por el ambiente, y sis-
tema porque en él los elementos de la conducta tienen una dependencia
mutua.
El sistema externo, más otra serie de relaciones a las que llama siste-
ma interno, forman el sistema social total, es decir; el grupo. Recorde-
mos una vez más que para Homans, la relación entre grupo y ambiente
es esencialmente una relación de acción y reacción, una relación circular
donde grupo y ambiente se influyen y modifican recíprocamente.
El sistema externo es, en primer lugar, un conjunto de condiciones
iniciales que permite parcialmente la adaptación de un grupo a su am-
biente. De acuerdo con esto, todo grupo necesita motivos (sentimientos)
por parte de sus miembros, tareas (actividades) para que estos las cum-
plan y alguna comunicación (interacción) entre ellos.
Todos aquellos sentimientos que se originan en un grupo diferente
del que estamos estudiando, forman parte del sistema externo. Homans
destaca que el interés que motiva a un individuo a formar parte de un
grupo o de una institución determinada, 10 que se llama corrientemen-
te el "interés propio individual", no es en realidad algo individual ni
egoísta. Ese interés personal es para Homans un producto de la vida
del grupo, y sirve a los fines de todo el grupo y no de un mero individuo.
Esos sentimientos que acercan a los individuos a un determinado
grupo y lo influyen en parte, son los que Homans considera como com-
ponentes del sistema externo.
Lo mismo ocurre con la actividad de un grupo, que en parte es pla-
neada desde afuera, y dirigida y supervisada por la organización de la
que forma parte. La actividad así promovida, es también parte del siste-
ma externo.

52
La interacción es otro elemento del sistema externo en la medida
que el tipo de actividad o la geografía física donde el grupo actúa, la
impone o la hace necesaria.
Después de· este primer análisis en donde Homans descompone la
conducta de un grupo en sus elementos de sentimiento, actividad e
interacción, el segundo paso que se propone es el de hacer una primerá
síntesis en la cual intentará teunir lo que empezó separando.
Este segundo paso corresponde al estudio de las relaciones de
dependencia mutua entre sentimiento, actividad e interacción en el
sistema externo; dichos elementos los agrupa en las tres posibles parejas:
• sentimiento-actividad
• actividad-interacción
• interacción-sentimiento.
Sentimiento-actividad
Homans cita una serie de ejemplos para mostrar cómo estos dos ele-
mentos se influyen recíprocamente. En esta relación el sentimiento es
considerado como motivo o impulso para la actividad, según el esquema
clásico frustración-recompensa de las teorías del aprendizaje.
Actividad-interacción
En el sistema externo la mutua dependencia entre estos elementos
vincula la división del trabajo con el esquema de la comunicación en el
grupo. En término~ generales Homans plantea que cualquier distribu-
ción entre los miembros de un grupo de las actividades parciales que
integran el cumplimiento de una actividad total, supone siempre un
esquema de interacción entre las personas afectadas, de modo que "si
el esquema de actividad cambia, el esquema de la interacción en gene-
ral, también cambiará y viceversa".
Esta regla se modifica en el caso especial de que la actividad de que
se trate se refiera a la supervisión o al control, en donde el esquema de
interacción entre líderes y seguidores tiende a conservar la misma for-
ma general de pirámide aunque ocurran cambios en las actividades del
grupo.
La relación entre el esquema de las actividades y el esquema de la
interacción constituyen, según Homans, el problema de la organización
en sentido limitado. En las grandes organizaciones, independientemente
de sus.actividades, el esquema de interacción tiende a aparecer en for-
ma de pirámide, con un líder en la cúspide. Esa pirámide es planeada e
impuesta, y con frecuencia, muestra cuáles deberían ser los canales de
interacción, pero no siempre cuáles son los que funcionan en la reali-
dad. En el grupo pequeño unas veces la pirámide es creada espontánea-

53
mente para actuar con éxito sobre el ambiente y otras el grupo la crea
aun sin necesitarla. Esto es así, porque los principios de organización,
según Homans, son universales y no un invento del estado mayor
prusiano o de la gran empresa norteamericana.
Interacción-sentimiento
Esta dependencia Homans propone analizarla como parte del siste-
ma interno que vamos a desarrollar seguidamente.
Resumiendo, Homans se refiere al sistema externo cuando habla de
la dependencia mutua entre el trabajo realizado en el grupo y los moti-
vos para trabajar; entre la división del trabajo y el esquema de
interacción, en la medida en que tales relaciones satisfagan la condición
de que el grupo sobreviva en un ambiente.

El sistema interno
Homans señala que cuando una cantidad de personas se reúne para
formar un grupo, su conducta no se atiene jamás a la pauta primera. La
vida social, dice, no es nunca del todo utilitaria, se elabora y complica
más allá de las exigencias impuestas por la situación original. Se produ-
cen cambios en los motivos y las actitudes de los individuos, así como
en sus actividades e interacciones que, de hecho, modifican la organiza-
ción del grupo como un todo.
Homans llama sistema interno a la elaboración de la conducta del gru-
po que de modo simultáneo surge del sistema externo y reacciona so-
bre este. Lo llama interno porque no está directamente condicionado
por el ambiente, y lo relaciona al término "elaboración" porque abarca
formas de conducta no incluidas en el sistema externo.
El sistema externo se refiere a la conducta que permite al grupo
sobrevivir en su ambiente, mientras que el sistema interno constituye
una expresión de los sentimientos recíprocos que son desarrollados
por los miembros del grupo en el curso de su vida en común. Recorde-
mos que los dos sistemas (externo e interno), son dos aspectos <le la
vida de todo grupo, y que ambos, en conjunto, definen al grupo como un
sistema social total.
En el sistema interno los tres elementos principales de la conducta,
actividad-interacción-sentimientos, no adoptan la misma forma que en
el sistema externo. En lugar de considerar los motivos que llevan a
entrar en un grupo (sistema externo), señala Homans, tendremos que
ocuparnos en el sistema interno de los sentimientos desarrollados en
la actividad, como la simpatía o la aversión hacia otras personas, o la
aprobación o desaprobación de las cosas que hacen los demás. En lugar
de considerar las actividades exigidas por el trabajo o la tarea, tendre-

54
mos que ocuparnos de las actividades surgidas espontáneamente, que
sirven para expresar las actitudes recíprocas de las personas. En lugar
de considerar las interacciones requeridas para la coordinación de las
actividades prácticas, tendremos que ocuparnos de la interacción ela-
borada socialmente.
Como en el caso del sistema externo, también el sistema interno
recibe el nombre de sistema por la mutua dependencia de los tres ele-
mentos que también van a ser analizados en pareja.
Interacción-sentimiento
El sistema interno empieza allí donde acaba el sistema externo, aun
cuando Homans mismo señala que la línea divisoria entre ambos resulta
arbitraria y sirve fundamentalmente a las necesidades de la exposición.
La interacción en el sistema externo, señala Homans, origina senti-
mientos que tratamos como parte del sistema interno en razón de que
1W son llevados al grupo por sus miembros, sino producidos en los miembros
por su vida en el grupo. Aun cuando conceptualmente estos elementos
se consideran aislados, advierte que en la conducta social real,
interacción y sentimiento no pueden ser aislados del tercer elemento,
actividad, y de los demás factores aún no considerados; teniendo
presente esta advertencia y a partir del análisis de las investigaciones
que le sirven de base, Homans presenta las siguientes hipótesis en
relación con el epígrafe: "Si la frecuencia de interacción entre dos o
más personas aumenta, aumentará el grado de su simpatía recíproca, y
viceversa" .
Un poco más adelante yen relación con su esquema conceptual esta
hipótesis se reformula de la manera siguiente: "Si las interacciones
entre los miembros de un grupo son frecuentes en el sistema externo,
se desarrollarán entre ellos sentimientos de simpatía, yesos sentimien-
tos conducirán a su vez a posteriores interacciones, en exceso de las
interacciones del sistema externo".
Tomando en cuenta el tercer elemento, o sea, la actividad, la hipóte-
sis se modifica: "Dos personas que interactúan entre sí tienden a
experimentar una simpatía mutua, solo si las actividades que lleva a
cabo una de ellas no irrita demasiado a la otra. Si eso se produce, el
mero hecho de reunirlas, al aumentar su interacción, puede aumentar
los sentimientos negativos antes que los positivos".
Según las hipótesis señaladas, la interacción se ve acompañada por
la amistad entre los miembros del grupo, tan solo si el grupo se mantie-
ne en su ambiente como un todo. Si el grupo no logra sus propósitos y
comienza a dispersarse, su desintegración se verá apresurada por los
presentes antagonismos y recriminaciones recíprocas. Por otra parte,

55
los sentimientos de amistad se elevan si juntos arrostran con éxito un
ambiente peligroso.
Sentimientos-actividad
Todo sentimiento, señala Homans, busca expresarse en la acción, y
si esta es recompensadora se tratará de repetirla. La hipótesis que tra-
ta de demostrar es la siguiente: "Las personas que experimentan sen-
timientos recíprocos de simpatía, los expresarán en un aumento de las
actividades correspondientes al sistema interno, y estas actividades pue-
den fortalecer más aún los sentimientos de simpatía".
Lo mismo pasaría con la "aversión mutua". El círculo puede ser tan-
to vicioso como beneficioso.
Actividad-interacción
La íntima relación entre ambos en este caso es del mismo tipo que la
ya expuesta en el sistema externo.
Elaboración e infoffllación
La descripción de la mutua dependencia de sentimientos, interacción
y actividad en el sistema interno se refiere exclusivamente a lo que
Homans llama el modo de elaboración. Esta denominación la expresa:
"La interacción entre las personas conduce a sentimientos de simpatía
que se expresan en nuevas actividades y estas determinan, a su vez,
una interacción ulterior".
Así se cierra el círculo y se reconstruye todo el sistema siguiendo la
forma de una espiral. Homans plantea que las mismas relaciones que
unen al grupo pueden disolverle. En la mayoría de los grupos existe un
equilibrio precario entre ambas tendencias. El proceso señalado puede
empezar por cualesquiera de los elementos en lugar de la interacción.
Homans llama la atención sobre otro proceso que se presenta en el
sistema interno al que llama "modo de uniformación", que indica, "que
cuanto mayor es la frecuencia con que las personas interactúan unas
con otras, más semejantes tienden a tornarse, en ciertos aspectos, tan-
to sus actividades como sus sentimientos".
Normas
Hasta aquí la teoría de Homans se limitó a considerar aspectos de la
vida social observable. Se propone a continuación incluir las ideas que
los sociólogos llaman normas.
Las normas son un producto del grupo como un todo, emergen de la
conducta real y, a su vez, reaccionan sobre ella. Una norma es una idea
que ocupa las mentes de los miembros del grupo, idea que puede ex-
56
presarse en forma de un juicio en el cual se especifique lo que los mien{
bros o los demás hombres en determinadas circunstancias deben hacer,
debieran hacer o se espera que hagan.
Un juicio del tipo descrito solo constituye una norma, si cualquier
desviación de la conducta real con respecto a ella es seguida por algún
castigo. Algunas normas se aplican solo a algunos miembros del grupo
según su posición particular. Este tipo de norma que define la relación
esperada entre una persona que ocupa una posición determinada y otras
personas con las que está en contacto, recibe a menudo el nómbre de
papel o rol de esa persona. Nuestras normas, dice Homans, son ideas,
no constituyen la conducta misma, sino lo que las personas piensan que
debiera ser la conducta.
Diferenciación dentro del grupo
Bajo este epígrafe, Homans se plantea profundizar en el análisis del
sistema interno, en lo que respecta a la relación mutua de los distintos
subgrupos que pueden formarse en el seno de un grupo. Hasta aquí él
había considerado el grupo como un todo exponiendo su característica
general. Ahora va a considerar dos nuevos aspectos:
1. Las características de cada subgrupo en la medida en que mantiene
"relaciones exteriores" con otro subgrupo.
2. Las caraCterísticas del subgrupo considerado como parte del grupo
total.
Para el primer aspecto, el subgrupo es considerado como un todo,
mientras que para el segundo toma en cuenta que solo es parte de una
unidad mayor.
Al hablar de subgrupo, Homans usa a menudo la expresión camarilla.
Comienza por recordar que para el subgrupo son válidas algunas de las
hipótesis mencionadas al hablar del grupo:
• Cuanto mayor sea la frecuencia con que las personas interactúan unas
con otras, más fuertes podrán ser sus mutuos sentimientos amistosos.
• Las personas que experimentan sentimientos recíprocos de simpa-
tía, los expresarán en actividades en exceso de las correspondientes
al sistema externo. En otras palabras, tenderán a realizar juntas más
actividades que las impuestas por la tarea.
Se da así en el subgrupo un proceso de desarrollo de nuevos senti-
mientos, actividades e interacciones que recibe el nombre de modo de
elaboración. Junto a este proceso plantea Homans la presencia del otro
al que llama modo de semejanza y diferencia, y que explica en las hipóte-
sis siguientes: "Las personas que interactúan a menudo unas con otras
se parecen más entre sí, en sus actividades, de lo que se parecen a otras
personas con las que interactúan menos frecuentemente".

57
Esta hipótesi~· es válida cuando las personas actúan como iguales
sociales, y cuando sus tareas no se hallan rigurosamente diferenciadas.
Cuando intervienen factores como la autoridad y las clases de activida-
des realizadas en el sistema externo, se modifica.
La otra hipótesis se refiere a las posibilidades de diferenciación en-
tre subgrupos porque cada uno quiere ser diferente al otro: "Las activi-
dades de un subgrupo pueden volverse cada vez más diferenciadas de
los otros subgrupos hasta cierto límite impuesto por los controles del
grupo mayor al cual pertenecen todos los subgrupos".

Graduación social
Un rasgo adicional de la diferenciación dentro del grupo (para el cual
hay que tener en cuenta al grupo como un todo) es lo que Homans
llama graduación social, cuya característica es la adopción, por parte del
grupo, de las normas mencionadas anteriormente.
Tan pronto como dos subgrupos son colocados uno aparte del otro y
adquieren conciencia de sus diferencias, uno de ellos al menos es sus-
ceptible de sentirse superior al otro. Homans señala que los miembros
de un grupo se parecen más en sus normas de conducta que en su
conducta real, y que un subgrupo es valorado como mejor o peor que
otros según el grado en que se aproxima a las normas del grupo como
un todo.

58
El carácter de algunas
concepciones del grupo
en la perspectiva de la teoría
del conocimiento. Análisis
del modelo de George Homans
HahnE.

En este capítulo nos ocuparemos en primer lugar del trabajo The


human group (El grupo humano) de George Gaspar Homans.
R. Kbnig adjudica a Homans el mérito de haber desarrollado la expo-
sición hoy día más importante de esta problemática y un abordaje in u-
sualmente interesante a una teoría general del grupo;E§Je juicio lo
confirma de manera impresionante quien puede considerarse, junto a
Parsons, como el psociólogo más prominente de los Estados Unidos,
Robert K. Merton, quien escribe,al final de su introducción al trabajo
de Homans: "Desde los originales análisis de Simmel, hace casi medio
siglo, ninguna obra ha aportado tanto a una teoría sociológica de la es-
tructura, los procesos y las funciones de los grupos pequeños como la
teoría del grupo social de George Homans".
Con gran generalidad, Homans define un grupo como "una serie de
personas, quienes en un período de tiempo determinado tienen comu-
nicación entre sí, y cuyo número es tan reducidó que cada una de ellas
puede entrar en contacto con todas las. demás cara a cara. En el caso de
un encuentro accidental de conocidos que se separarán rápidamente,
no hablamos de grupo".
Pero ese es solo el punto de partida para la explicación propiamente
dicha. Con ese fin se introducen tres conceptos decisivos, y en nuestro
contexto tiene gran interés seguir la génesis de estos conceptos.
Homans comienza la formulación de la teoría, según sus propias pala-
bras, con un análisis semántico; se plantea la tarea de seguir el rastro
de las palabras hasta su arraigo en hechos observados, la tarea de cons-
truir sus conceptos con la mayor proximidad posible a los modos de
conducta humana observados de manera inmediata.
Esta vía le parece· transitable de la manera siguiente: como sociólo-
go, no puede observar un objeto de modo inmediato, concreto, señalar-
lo con la mano y darle un nombre, o designar de manera inmediata

59
diversos detalles en la conducta de grupo, para llegar así a un sistema
de conceptos. Homans parte más bien de descripciones existentes del
grupo, surgidas en el lugar de los hechos, o sea, procedentes de gente
que ha observado en realidad el grupo concreto y singular dado, y da
nombres a diversas determinaciones contenidas en las descripciones.
Los conceptos así encontrados son conceptos de un bajo nivel de abs-
tracción; es decir, muestran las relaciones con las cosas que percibimos
realmente en la conducta humana. En verdad, Homans no es conse-
cuente por entero en esta cuestión. Por una parte, califica estos con-
ceptos, como en el ejemplo mencionado, de conceptos con un bajo
nivel de abstracción, que sirven para mostrar la relación de concep-
tos más abstractos con las cosas realmente percibidas en la conduc-
ta humana. En otro pasaje, sin embargo, califica los mismos conceptos
de abstracciones de primer orden, que designan cosas que vemos en
realidad: "No observamos de manera directa el status y el rol. Lo
que vemos en realidad son actividades, interacciones, valoraciones,
normas y controles. Status y rol son nombres que damos a un con-
junto de observaciones disímiles. 0, como diría un semántico, una
palabra como 'interacciones' es una abstracción de primer orden; es
un término mediante el cual se designa una única clase de observa-
ciones, mientras que una palabra como 'status' constituye una abs-
tracción de segundo orden, un nombre que damos a varias clases de
observaciones compuestas".
Aquí no solo estamos ante un análisis semántico, sino ante una pre-
sentación categorial del método general de Homans. Ello se pone de
manifiesto ante todo, si se considera la estructura total de· su libro. Él
parte de la descripción de cinco grupos concretos diferentes, y en cada
uno de ellos analiza una o varias características más o menos genera-
les. Su método consiste en avanzar de descripciones simples de suce-
sos sociales a regularidades en lt;l. conducta de un número limitado de
personas y grupos, y, por último, a generalizaciones que se aplican a
todos los grupos. De acuerdo con ello, Homans formula en general que:
"Una teoría [...] comienza con la descomposición de la realidad concre-
ta, y termina dejando fuera la mayor parte de ella". También califica su
método, de método del caso particular, de método de la indagación del
caso particular. La valoración crítica de este método solo es posible
cuando hayamos conocido los resultados obtenidos mediante él. Aquí
nos interesa, en esencia, describir la vía por la cual llega Homans a sus
conceptos elementales.
Sé trata de los conceptos actividad, interacción y sentimiento. Estos
designan elementos de la conducta social. Para decirlo con más exacti-
tud: Homans cita, por ejemplo, una descripción bien detallada del modo
de vida de una familia de campesinos irlandeses. En esta descripción se

60
buscan 'tres series de palabras, cada una de ellas se refiere a determina-
dos aspectos de la conducta social. Entonces se pregunta si cada uno de
los tres aspectos de la conducta social así obtenidos, tienen algo en
común entre sí. A este elemento común se le da un nombre. Así, las
palabras plantar papas, segar heno, castigo físico, fumar, beber, dar de
comer, vestirse, preocuparse, jugar, sentarse, correr, hablar, primera
comunión y confirmación, comparten un elemento de conducta social,
al cual Homans llama actividad. La segunda serie de palabras es: al
muchacho lo ponen junto con sus hermanos mayores; cada vez entra
más en contacto con su padre; nunca escapa al poder de las órdenes del
padre; participa en el trabajo de los hombres; es el continuo acompa-
ñante de la madre; viene a ver de nuevo a la madre. Aquí, el elemento
común es la interacción pura entre personas, aparte de las actividades
particulares en las cuales se manifiesta el mero hecho de la vinculación,
del trato. Cuando llamamos la atención acerca de que una determinada
unidad de actividad de un hombre sigue la determinada unidad de otro,
o, en caso de preferir esta expresión, es inducida por esta -por cierto,
independientemente de la pregunta por lo que compone estas unidades-,
nos estamos refiriendo a una interacción. La interacción abarca
comunicación verbal y no verbal. La última serie de palabras es:
cariñosa, simpatía y dulzura, compenetración íntima, respeto, orgullo,
tensión, relación sentimental, desprecio, nostalgia, hambre, sed. Tie-
nen en común el referirse a estados internos del cuerpo humano.
Homans las llama sentimientos. También los sentimientos son un ele-
mento de la conducta social.
Mediante estos conceptos, Homans elabora otra definición del gru-
po. Un grupo se define por la interacción de sus integrantes. Las per-
sonas constituyen un grupo cuando participan mancomunadamente
en sucesos sociales; o sea, se encuentran en interacción unos con
otFOS. Ello no significa que el grupo se forme solo por el elemento de
interacción de las personas dadas. Homans comienza por la interac-
ción porque esta puede observarse de manera bastante unívoca, e in-
cluso puede registrarse con números. Mediante el simple conteo de
las interacciones, es posible distinguir cuantitativamente un grupo de
otros. Visto en su conjunto, un grupo está constituido por
interacciones, actividades y sentimientos. "Las actividades, interaccio-
nes y sentimientos de los miembros del grupo, constituyen -junto
con las relaciones recíprocas de estos elementos-, en el tiempo que
actúa el grupo, lo que llamamos sistema social".
El sistema social se caracteriza como sistema externo e interno. Todo
grupo tiene -ello se desprende de la definición- un límite, más allá del
cual comienza el "medio circundante". Todo lo que no es parte del sis-
tema social, es parte del medio circundante en el cual existe el sistema.

61
,.
El primer paso en la indagación de un sistema social, consl~t~ en plan-
tear y responder la pregunta: ¿a qué limitaciones están sujetos los sen-
timientos, interacciones y actividades de un grupo para mantenerse
con vida en el medio circundante? Por consiguiente, depende de sus
tres elementos que el grupo pueda o no afirmarse en el medio circun-
dante dado, y cómo lo haga. Como el estado de estos elementos garan-
tiza la supervivencia en el medio circundante, Homans le llama sistema
externo. Lo llamamos "externo", porque está condicionado por el me-
dio circundante. Lo llamamos "sistema", porque en él los elementos de
la conducta dependen unos de otros.
Este criterio del condicionamiento del sistema por el medio circun-
dante no debe subestimarse. Homans se desvincula de manera termi-
nante de los intentos' dirigidos a interpretar el grupo como mera
consecuencia de su medio circundante. "Es cierto que las exigencias
del medio circundante no pueden dejarse fuera de la consideración, pero
no determinan en manera alguna la constitución del grupo. Más bien
este desarrolla espontáneamente, por sí mismo, la conducta necesaria
para mejorar sus condiciones de vida en su medio circundante determi-
nado".
A causa de esta supervivencia en el medio circundante, un grupo
también experimenta transformq.ciones internas, transformaciones de
los tres elementos, que repercuten a su vez sobre el grupo como sis-
tema externo. A estas transformaciones, a este despliegue de la con-
ducta del grupo, procedente del sistema externo y que, a la vez, influye
sobre este, Homans lo llama el sistema interno. "Llamamos a este
sistema 'interno' porque no está condicionado directamente por el
medio circundante, y hablamos de él como de un despliegue porque
incluye formas de conducta no abarcadas por el calificativo del siste-
ma externo". Este sistema también se llama sistema porque en él los
tres elementos sociales de la conducta se encuentran en interdep@n-
dencia recíproca. El sistema externo y el interno constituyen el siste-
ma social total.
Por tanto, las características del grupo dependen de dos clases de
factores: resultan determinadas por el medio circundante y por el desarro-
llo interno del grupo. Estas dos clases de factores no existen con inde-
pendencia una de otra. Toda la exposición de Homans abarca, en 10
fundamental, estas interrelaciones. Si bien existen originalmente de-
terminadas relaciones entre los miembros del grupo, que permiten so-
brevivir en el medio circundante, después el grupo desarrolla sobre la
base de estas "viejas" relaciones, otras nuevas, que repercuten a su
vez sobre las relaciones originales, las modifican o, incluso, llegan a
crear relaciones. Por su parte, la conducta del grupo modifica el medio
circundante. Dentro de esto, Homans siempre se centra en las

62
interrelaciones entre los tres elementos fundamentales de la conducta.
Formula gran número de hipótesis acerca de la interdependencia recí-
proca de actividad y sentimiento, de actividad e interacción, de
interacción y sentimiento.
Estas hipótesis dicen:
• Sean cuales sean los cambios que se presenten en el esquema de
actividades de un grupo, el esquema de interacción existente entre los
dirigentes de distintos niveles y sus subordinados tiende a retener la
misma forma general de pirámide [... ] Cuando aumenta la frecuencia de
interacción entre dos o más personas, también aumentará la medida de
su inclinación recíproca, y viceversa [...] Cuando son frecuentes las
interacciones entre los miembros de un grupo en el sistema externo,
surgirán sentimientos de atracción entre ellos, y a su vez estos senti-
mientos conducirán a nuevas interacciones, más allá de las interacciones
del sistema externo [... ] Una disminución en la frecuencia de interacción
entre los miembros de un grupo y otros fuera de dicho grupo, acompa-
ñada por un fortalecimiento de los sentimientos negativos hacia los
externos, aumentará la frecuencia de interacción y la intensidad de los
sentimientos positivos entre los miembros del grupo, y viceversa.
• Las personas que albergan sentimientos de atracción, expresarán
estos sentimientos en actividades que rebasan los límites del sistema
externo, y estas actividades podrán fortalecer aún más los sentimien-
tos de atracción [... ] Cuanto más frecuentemente las personas se en-
cuentren en interacción unas con otras, tanto más tenderán sus actividades
y sentimientos a semejarse en muchos sentidos [... ] Cuanto más
frecuentemente las personas se encuentran en interacción recíproca,
tanto más tienden a fortalecerse los sentimientos de amistad existentes
entre ellas [... ] Las personas que se encuentran con frecuencia en
interacción recíproca, guardan más semejanza entre sí en sus actividades
que con otras personas con quienes no se encuentran con tanta
frecuencia en interacción.
• Las diferencias en las actividades de un subgrupo respecto a las de
otro, pueden avanzar continuamente hasta llegar a un límite estableci-
do por el control del grupo mayor, al cual pertenecen todos los subgrupos
[...] Cuanto mayor sea el rango de una persona en un grupo, tanto más
coincidirán sus actividades con las normas del grupo [...] Cuanto más
alto sea el rango social de una persona, tanto mayor será la esfera de
sus interacciones [... ] Una persona de rango social más elevado que
otra, iniciará con más frecuencia interacciones con ella, que a la inversa
[...] Una persona que inicie interacción para otra en el sistema externo,
tenderá hacer lo mismo en el sistema interno [...] Cuanto más se aproxi-
me un individuo o un subgrupo en todas las actividades a alcanzar las
normas del grupo como totalidad, tanto más alto será el rango social del
individuo o subgrupo [...] Los sentimientos de los dirigentes de un gru-
63
po pesan más que los de los otros miembros para el establecimiento del
rango social [... ]
Cuanto más alto sea el rango social de una persona, mayor será el
número de personas que inicien interacción con ella, ya sea de manera
directa o mediante intermediarios [... ] Cuanto mayor sea el rango social
de una persona, tanto mayor será el número de personas con quienes inicie
interacción, ya sea de manera directa o mediante intermediarios [oo.] Cuanto
más se asemejen una serie de personas en su rango social, con tanta
mayor frecuencia se encontrarán en interacción recíproca [... ] Si una
persona inicia interacción para otra de rango superior, tenderá hacerlo
con el miembro de su propio subgrupo que se encuentre más cercano a
ella en rango [oo.] Cuanto más alto sea el rango social de una persona,
con mayor frecuencia se encontrará en interacción con personas ajenas
a su propiO grupo.
• Cuanto más frecuentemente unas personas se encuentren en
interacción y si alguna de ellas inicia interacción con mucha mayo~ fre-
cuencia que las demás, tanto mayor será su atracción recíproca y la
identificación que sienten unas en presencia de otras [oo.] En el caso de
interacción recíproca de dos personas, cuanto mayor sea la frecuencia
con que una de las dos inicie interacción con la otra, mayor será en la
segunda persona el sentimiento de respeto (o de hostilidad) hacia la'
primera, y tanto más quedará limitada la frecuencia de la interacción a
la medida característica del sistema externo [oo.] La relación entre dos
personas A y B está determinada en parte por las relaciones entre A y
una tercera persona C, y entre B y C [oo.] Cuanto mayor sea la frecuen-
cia con que A establezca interacción con B -en comparación con la fre-
cuencia de ese establecimiento con C-, tanto mayor será su sentimiento
de identificación por C, comparado con la intensidad de esta atracción
por B [oo.] En la medida en que A y B inician interacción para Centre
ellos impera una relación de formalidad, y la interacción existente en-
tre ellos tiende a quedar limitada al mínimo [oo.] Si las relaciones entre
Ay B y entre By C, se caracterizan por ser forzadas y por la interacción
relativamente poco frecuente, la relación entre A y C puede caracteri-
zarse por lo natural y afeCtuoso, y por la frecuente interacción [oo.] Por
consiguiente, en la medida en que A inicie interacción con B, y B con
otros miembros del grupo, la actitud de A hacia B será de respeto y
formalidad [oo.] Si la relación entre A y B es de índole definida, y la
relación entre B y C es estrecha y afectuosa, la relación entre A y C
tenderá asemejarse a la existente entre A y B.
• Cuanto mayor sea el número de elementos de la conducta social
vinculados por interdependencia recíproca, y más complejas sean sus
vinculaciones mutuas, tanto mayor será la probabilidad de que un cam-
bio en uno de los elementos ocasione cambios en los demás, con ten-

64
dencia a eliminar el primer cambio. Cuanto más se convierta un grupo
en sistema social, tanto mayor será el control ejercido sobre cada miem-
bro individual [... ] Al disminuir la frecuencia de interacción entre los
miembros de un grupo en el sistema externo, también se disminuirá la
frecuencia de interacción en el sistema interno [...] Una disminución en
la frecuencia de interacción conduce a una reducción en la intensidad
de los sentimientos interpersonales [...] Una caída en la interacción
entre Los miembros de un grupo y en el número de actividades en los
que participan juntos, tendrá por consecuencia una reducción de la
medida en que las normas están difundidas en general y son claras para
todos [...]
Al reducirse el número de actividades realizadas por los miembros
de un grupo, también se hace menos definitiva la clasificación de rango
social, basada en la dirección de esas actividades. Al reducirse la medi-
da en que las normas de un grupo resultan inteligibles para todos los
miembros del grupo y estos las defienden, también se hace menos de-
finitiva la clasificación de rango de los miembros del grupo [... ] Si ade-
más, como hemos dicho, se mantiene el .control social en las relaciones
del sistema social, todo cambio en la intensidad del control tiene que
estar determinado por cambios en las relaciones.
Una especialización creciente de actividades provoca la reducción de
la esfera de interacción de una persona que se ocupe de una de esas
actividades, y limita el campo en el cual esa persona puede iniciar
interacción [...] Un aumento en el tamaño del grupo y la especialización
de sus actividades, tienen la tendencia a multiplicar el número de luga-
res en la cadena de interacción que va del dirigente máximo al miembro
común [...] En la medida en que disminuye la esfera de interacción de
una persona, esta se encuentra con menor frecuencia en interacción
con los dirigentes de su grupo y experimenta una limitación el campo
sobre el cual ejerce autoridad, también descenderá su rango social.
Todo esto suscita los comentarios siguientes:
1. El punto de partida merece un análisis crítico. Se trata de una
peculiar mezcla de punto de partida abstracto y concreto. Según el pro-
pio testimonio de Homans, el punto de partida es concreto. Toma sus
conceptos de una esfera lo más próxima posible a la observación inmediata.
Sin embargo, tiene lugar entonces -contra las propias interpretaciones
de Homans- un brusco paso a un nivel de abstracción muy alto. En
verdad, los conceptos interacción, sentimiento y actividad se derivan,.
en el curso de la exposición, de descripciones, de sucesos singulares,
pero tienen un grado de abstracción muy difícil de sobrepasar. Después
sirven, en el nivel siguiente, de abstracción, para la construcción de
hipótesis que se supone atañan a todos los grupos humanos posibles.
De esta manera, en el curso de la exposición de Homans, las condicio-

65
nes de surgimiento, los elementos concretos y las circunstancias ex-
ternas de los cinco grupos que usa este autor como punto de partida,
casi no desempeñan ningún papel. Esos cinco grupos son: un grupo de
trabajo en una fábrica de aparatos telefónicos en los Estados Unidos a
fines de la década del 20 del siglo XX; un grupo de jóvenes en una
ciudad de los Estados Unidos de 1937 a 1940; los habitantes de una isla
de la Polinesia, que viven en un estado de comunidad primitiva; una
pequeña ciudad en los Estados Unidos en su totalidad; el equipo ejecu-
tivo de una compañía de aparatos eléctricos de los Estados Unidos. Los
cinco grupos son llevados de inmediato a un común denominador, y se
les analiza en cuanto a las mismas relaciones posibles entre los tres
elementos básicos de la conducta.
En este gran paso de las descripciones concretas a los conceptos o
hipótesis abstractas, llama la atención que Homans destaque precisa-
mente los tres elementos de la conducta. El informe acerca del modo
de vida de una familia de campesinos irlandeses, ofrece desde el punto
de vista de esa pretendida carencia de supuestos, que proclama Homans,
muchas otras posibilidades de destacar hechos comunes de los modos
de conducta sociales presentes. Por ejemplo, hubiera sido posible divi-
dirlas en clases de relaciones materiales e ideales, de relaciones entre
hombre y hombre y entre hombres y objetos, entre personas de iguales
y de distintos sexos, entre personas de iguales y diferentes edades,
etcétera, y dar a cada clase un término común. Es necesario preguntar-
se hasta qué punto Homans se dirige, desde el primer momento, a una
meta de análisis fijo, y en qué medida encuentra los conceptos que bus-
ca. Evidentemente, aquí hay una confusión del punto de partida de la
investigación con el punto de partida de 'la exposición. Como punto de
partida de la exposición sirven hechos concretos.
Homans se ahorra el trabajo de analizar en detalle estos hechos con-
cretos y de ellos deriva de inmediato determinaciones extraordinaria-
mente abstractas, que en realidad no se desprenden de 'manera directa
de los hechos concretos de base, sino de abundantes mediaciones teó-
ricas, que admite sin mencionarlas, y posiblemente inconscientes para
él. Estas determinaciones abstractas sirven como punto de partida de
primer o segundo nivel de la exposición.
Entre esas mediaciones teóricas -que han entrado sin dudas en el
método de Homans- comprendemos, por ejemplo, el evidente supues-
to de base, según el cual es posible edificar de manera inductiva una
teoría sociológica a partir de la descripción y análisis de los modos de la
conducta humana y sus elementos. Sin embargo, ¿son en realidad esos
modos de conducta tan inmediatos como se nos presentan en la obser-
vación directa de un grupo pequeño? ¿Está fundamentado, por tanto,
este punto de partida, "conducta"? Vemos otro supuesto de base en la

66
interacción de elementos de la conducta real y los sentimientos, postu-
lada como inmediata sin someterse a un ulterior análisis: ¿hay even-
tualmente un elemento supraordenado en esta interacción? En el marco
de sus puntos de partida fundamentales, Homans no plantea en absolu-
to esta pregunta. Un tercer supuesto que hubiera necesitado, en reali-
dad, fundamentación detallada lo vemos en el método explícitamente
utilizado de indagar en busca de aspectos comunes en los cinco grupos
tan diferentes investigados por él.
En realidad, Homans parte ahí de supuestos que también se mencio-
nan en ciertos pasajes del texto. Por ejemplo, defiende la idea de que la
humanidad constituye una unidad, por cierto, en el sentido de que en
todo el mundo sus integrantes se comportan de la misma manera si
se ven colocados en la misma situación o, como diría un psicólogo, en
los mismos "campos". Pero si aplicamos a todas las sociedades huma-
nas el mismo tipo de análisis, a nuestro juicio, comprobaremos que es-
tas solo se distinguen unas de otras porque en cada caso poseen, en
diferente medida, las características presentes en todas ellas. Estas hi-
pótesis y supuestos hubieran requerido un estudio más detallado, an-
tes de exponerlas como base para todo el análisis. Está de más decir
que Homans pretende aportar un estudio no solo de psicología social,
sino de psociología general.
2. Actividad, interacción y sentimiento fungen, equiparados, como
elementos básicos. Hómans practica esta equiparación, aunque a veces
comprueba de manera explícita el carácter diverso de los tres elemen-
tos. Esta transformación de las actitudes ocasionada por la pertenencia
a grupos, es quizás el tema central de la psicología social. Pero desarrollo
también significa que se llega a modificaciones en las actividades e
interacciones, o sea, a modificaciones en la organización del grupo como
un todo. De hecho, no considerar esta diversidad lleva a una primacía
de los factores psíquicos. El análisis del origen y papel de los compo-
nentes psíquicos -de las distintas manifestaciones de los sentimientos- se
limita casi exclusivamente al marco de la tríada interacción-actividad-
sentimiento. Los sentimientos se originan en el mecanismo de estos
modos de conducta, repercuten sobre él, y así sucesivamente. Esto sig-
nifica, de hecho, una reducción del análisis a fenómenos en sí de natu-
raleza psíquica o que se derivan de factores psíquicos, y constituyen
repercusiones inmediatas de procesos psíquicos. Ello se desprende de
las definiciones de actividad e interacción.
Ambos elementos -así como el tercero- no son indagados respec-
to a sus determinaciones materiales. También aquí la reducción a lo
inmediato conduce a quedar constreñido en la esfera de lo psíquico.
Esta conclusión la corrobora la tesis del desarrollo espontáneo de la
conducta de un grupo a partir de sí mismo, planteada con gran énfa-

67
siso Si se considera al grupo como determinación última de la con-
ducta (y veremos que Homans realiza este supuesto hasta el punto
de que el grupo genera a partir de sí mismo, de manera casi
autárquica, normas, motivos, estados de ánimo, etcétera), de hecho
no es posible una fundamentación de la conducta que no sea en defi-
nitiva idealista.
3. La primacía de los sentimientos sobre todas las interacciones y
actividades, también puede corroborarse basándose en otro aspecto.
En un capítulo final, dedicado a las conclusiones de su libro, Homans
estudia las repercusiones de la civilización sobre lo~ conjuntos
sociales. Por una parte, habla en el mismo sentido de una disolución
del grupo y de una disolución de la sociedad (como consecuencia de
la influencia de la civilización). En la sección "La disolución del gru-
po" se dice: "En la vieja sociedad, el hombre todavía estaba unido al
hombre. En la nueva acumulación no puede llamársele sociedad, se
encuentra solo. Y no ha tenido tiempo de ser otra cosa. El círculo es
maligno, y la pérdida de la membresía de grupo en una generación
puede hacer a los hombres en la próxima generación todavía menos
apropiados para pertenecer a grupos. La civilización, que por su mero
proceso de crecimiento destruye la vida de los grupos pequeños, deja
a su paso hombres y mujeres solitarios e infelices [... ] La sociedad no se
disuelve sin lucha". Esto significa que Homans identifica determi-
nadas formas históricas de relaciones sociales con las relaciones de
grupo, y la disolución de las primeras con una disolución de la socie-
dad en general.
Por otra parte, la cita manifiesta con claridad la esencia del grupo
pequeño. Por disolución del grupo, Homans entiende, en lo fundamen-
tal, la desarticulación y destrucción del sentimiento de pertenencia de
un hombre al grupo pequeño circundante. Todos los descubrimientos
de la psiquiatría indicaban que la pertenencia a un grupo sostiene al
hombre, le permite mantener su equilibrio interno en las dificultades
de la vida cotidiana. Según Homans, en los últimos cuatrocientos años,
los hombres han perdido la sensación de pertenecer a un grupo cuyos
miembros colaboran para satisfacer los intereses más íntimos de cada
uno de ellos. Estos son procesos que Marx describió, hace más de cien
años, con exactitud mucho mayor, pues lo hizo sobre la base de las ten-
dencias sociales concretas que los generan, y aparecen recogidos en el
Manifiesto del Partido Comunista y en otras obras. Aquí solo nos intere-
sa el énfasis explícito puesto en los nexos y relaciones emotivas como
núcleo, como esencia de las relaciones del grupo pequeño. De manera
que la concepción de Homans puede ubicarse, evidentemente, muy bien
en la caracterización general de la naturaleza del grupo pequeño que da
René Kbnig para la sociología burguesa contemporánea de los grupos

68
en general: "El rasgo estructural fundamental de todos los grupos hu-
manos, por el cual el mismo sentimiento que los une los separa de otros
grupos semejantes [...]". Seguramente es correcto decir que el grupo-
al contrario de las suposiciones de la teoría de las relaciones- no se
funda en una mera red de interrelaciones (L. von Wiese), sino en un
sentimiento del nosotros.

69
Algunas consideraciones acerca
de la teoría de George Homans
Dra. Mara Fuentes Ávila

George Homans, de nacionalidad norteamericana, ha sido profesor


de las universidades de Harvard y Cambridge y su obra goza de gran
reputación en el campo de la sociología y la psicología social en los
Estados Unidos. Entre sus obras nos proponemos analizar El grupo hu-
mano, donde se plantean consideraciones teóricas por parte del autor
acerca de la naturaleza de la formación y desarrollo de los grupos, plan-
teamientos estos que serán analizados por nuestra parte a partir de las
concepciones de la psicología social de orientación marxista.
Su modelo teórico está basado en el análisis de cinco investigaciones
de grupos pequeños efectuadas por otros autores, a los cuales hace
referencia a 10 largo de su obra. El estudio del grupo pequeño 10 realiza
basado en dos argumentos o razones:
1. el interés del tema.
2. la obtención de una síntesis sociológica.
A partir de estas motivaciones, Homans elabora una metodología
basada, como se dijo, en el examen detallado de la vida de cinco grupos
pequeños diferentes entre sí; se plantea que, a partir de estos estudios
surgirá su teoría y no de un conjunto de hechos aislados, explica ade-
más, que al utilizar solo cinco grupos hace un sacrificio en amplitud
pero gana en intensidad de análisis y en elementos importantes. En su
libro se realiza un examen intensivo y sistemático de estos cinco gru-
pos y el estudio avanza apoyándose en la suposición de que el conoci-
miento concienzudo de estos grupos particulares nos permite entender
mejor el funcionamiento de los grupos en general. Lo que empieza como
análisis de grupos específicos se plantea terminar como una síntesis de
generalizaciones, sin que de manera alguna se hayan establecido las
premisas tanto teóricas como metodológicas para formular semejantes
planteamientos.
Al analizar los supuestos teóricos y filosóficos de los que parte el
autor, nos encontramos con serias contradicciones (como era de espe-
rar) en relación con nuestras concepciones ideológicas.
La psicología social de orientación marxista al abordar el estudio de
los grupos humanos se plantea el análisis de ellos a partir de la organi-

70
zación social concreta en la cual se les debe estudiar. Homans parte de
la concepción de la sociedad como si estuviera compuesta por un infini-
to número de grupos de la índole de los descritos en su libro. Según él,
en el nivel del grupo pequeño, la sociedad ha podido siempre unirse, de
lo cual deduce que si la civilización ha de durar deben mantener la rela-
ción entre los grupos que componen la sociedad y la dirección central
de esta, algunos de los rasgos propios de los grupos pequeños; plantea
además que todos los problemas con que debe enfrentarse una civiliza-
ción se manejan bien en el nivel del grupo, por eso dice: "la-sociedad
humana nunca se disuelve más allá de ese nivel; lo que vale para el
grupo debe valer también para la civilización si esta última debe mante-
nerse"; por último plantea que la civilización fracasa cuando no puede
resolver tales problemas en su propia y vasta escala y cuando impide
incluso que los resuelvan los grupos que la constituyen.
Evidentemente, Homans al plantearse los problemas de lo que él
llama civilización, nos demuestra que es capaz de percibir.1a problemá-
tica que debe enfrentar la sociedad en que vive, pero al igual que otros
sociólogos burgueses del siglo XX, comete un grave error al interpre-
tar el fracaso de la sociedad burguesa como el fracaso y la desintegra-
ción de la sociedad en general. En realidad no es la sociedad humana
(como arguye Homans) la que sufre ese estado de crisis, sino que esta
es característica del sistema capitalista, iniciada hace varias décadas.
Su concepción automática de la sociedad cumple indiscutiblemente
una función apologética de la sociedad capitalista, pues a partir de ese
razonamiento se llega a la conclusión de que si la sociedad se encuentra
compuesta por distintos grupos y se niega la existencia de clases, no
tiene sentido la realización de las revoluciones sociales para transfor-
marla' ya que esto puede ocurrir a partir de las modificaciones de las
estructuras grupales de los distintos grupos que la componen.
Muy relacionada con este planteamiento está la formulación de que
los hombres deben desarrollar una hermandad del género que se obtie-
ne en un grupo pequeño y floreciente, planteamiento del que se hace
eco Homans en su obra, en la cual llega a plantearse que, a partir de un
conocimiento de las estructuras internas que regulan la vida de los dis-
tintos grupos sociales (relaciones entre sus miembros) se podrá, me-
diante un proceso de generalización, analizar el funcionamiento de
estructuras mucho más amplias hasta llegar al análisis de la sociedad;
aunque insistimos en que su planteamiento de base es avanzar hacia '
una teoría general del grupo pequeño.
La obra de Homans está escrita para que el lector sienta como si
todos los problemas sociales pudieran quedar resueltos a partir de la
introducción de la dinámica propia del grupo pequeño, en el comporta-
miento de las distintas unidades sociales; se puede llegar a pensar que

71
la vida en grupo, de la manera que se organiza en los grupos pequeños
que él describe, es la llamada a preservar el orden social y a evitar el
advenimiento de dificultades sociales cualesquiera que estas sean.
Así pues, Homans al escribir una obra que posiblemente permite
llegar entre otras a estas conclusiones, no hace más que analizar lo
social desde el punto de vista de la clase dominante en la sociedad capi-
talista donde vive, y escribe a partir de sus concepciones de clase con el
propósito de justificar la realidad social existente.
Resulta en extremo importante subrayar, en este nivel de análisis, que
ese planteamiento de Homans no es en absoluto ingenuo; está enmarcado
en los propósitos de siempre de los ideólogos burgueses de tratar de
crear una apariencia de paz de clases, con el fin de ahogar en la clase
obrera la conciencia de la lucha de clases, para ello deforman las relacio-
nes sociales presentándolas como relaciones individuales, de familias, de
grupos; enfatizando la armonía de las relaciones humanas para tratar de
desarraigar de la conciencia de los trabajadores todo pensamiento sobre
organización clasista de la sociedad capitalista, encubriendo así las verda-
deras relaciones entre explotadores y explotados.
Desconocer las bases materiales de la división social y la consecuen-
te división de la sociedad en clases es negar abiertamente que las dife-
rencias entre los grupos de hombres en la vida económica son las causas
determinantes de la formación de grupos sociales.
En El grupo humano, se plantea que los grupos son semejantes en
tanto muchas de las hipótesis analíticas s~ aplican a todos ellos, aunque
pueden diferir en los valores de los elementos que componen las hipó-
tesis; es decir, que los grupos difieren en el grado en el cual poseen
elementos presentes en todos ellos, analizándose que los valores de
los elementos se hallan determinados inicialmente por lo que se llama
los factores dados en las circunstancias en las cuales se encuentra el
grupo, siendo uno de los más prominentes de esos factores, el ambien-
te social y físico del grupo.
En este sentido resulta interesante analizar la concepción de am-
biente que utiliza Homans y el papel que desempeña en la vida del gru-
po. En la obra se define el ambiente como todo aquello que existe fuera
de los límites del grupo, y se hace énfasis en el hecho de que en la
misma medida en que la definición de grupo es relativa, también debe
ser relativa la que corresponde al ambiente.
Al analizar la relación entre grupo y ambiente, nos encontramos el
planteamiento que el grupo sobrevive en el ambiente por lo que los
elementos de la conducta deben mantener una relación tal que le per-
mita a dicho grupo esta supervivencia, y añade, que pocas veces el
ambiente determina de manera total las relaciones sociales que tienen
lugar en el grupo.

72
Estas concepciones llevan a Homans a plantearse que las caracterís-
ticas del grupo no están determinadas por el ambiente; este -nos dice-
influye en mayor o menor medida según la naturaleza del ambiente y
del grupo en cuestión, influyendo también en las características del grupo
lo que denomina sistema interno. Para este autor, el ambiente es ellu-
gar en que se desarrolla la vida del grupo. Para "analizar" el ambiente
Homans parte del grupo en cuestión y así logra encontrar el ambiente
que le pertenece, es decir, parte del grupo para llegar al medio en que·
vive, cuando el análisis debe presentarse en sentido contrario, pues tal
como esbozamos al inicio de nuestro trabajo, son las condiciones socia-
les existentes las que determinan la vida de los miembros de la socie-
dad, e indiscutiblemente la forma de agrupación de los miembros de
una sociedad determinada estará permeada, mediatizada, por las· es-
tructuras sociales de la sociedad de la cual son miembros.
Homans puede llegar a esas conclusiones solamente a partir de una
definición de lo que es la sociedad, lo cual ocurre no por mero olvido, ya
que es esta una forma de evitarse futuras complicaciones. Veamos qué
ocurre al dar una definición de sociedad en el sentido que lo plantea
Marx: "Los hombres no tuvieron en modo alguno la intención de for-
mar una sociedad, sin embargo, esto es lo que ocurrió; la sociedad se ha
desarrollado. Pues el proceso de desarrollo individual solo pudo darse
en la sociedad y a través de ella".
Así pues, para el marxismo la sociedad es una categoría histórica
definida por condiciones históricas concretas de la vida material, cons-
tituyendo las relaciones de producción el factor fundamental: "Las rela-
ciones de producción forman en su conjunto lo que se llama relaciones
sociales, sociedad; ellas constituyen la sociedad que se encuentra en
un eslabón determinado del desarrollo histórico, la sociedad singular,
con características propias". Al analizar esta definición de sociedad que
da Marx, tenemos que plantearnos inevitablemente la sucesión históri-
ca de las diferentes formaciones económicosociales y la inevitabilidad
de la sustitución de un régimen social por otro.
Es indiscutible que las limitaciones de cIase de los sociólogos bur-
gueses -Homans entre ellos- les dificulta el reconocimiento de este
hecho, y llega incluso al desconocimiento del concepto formación
económicosocial, sustituyéndolo por términos tales como "civilizaCión",
"cultura", "ambiente", "sociedad industrial", y otros, los cuales no pre-
cisan de un criterio.objetivo en la investigación de las relaciones socia-
les entre los hombres.
Otro concepto importante en la teoría de este autor es el de normas,
las cuales analiza dentro del sistema interno. Al dar una definición, plan-
tea que "una norma es una idea que ocupa la mente de los miembros
del grupo, idea que puede expresarse en forma de juicio, en el cual se

73
especifica lo que los miembros o los demás hombres, en determinadas
circunstancias, deben hacer, debieran hacer, o se espera que hagan".
Ahora bien, al desarrollar este concepto, el autor no lo refiere principal-
mente al condicionamiento históricosocial propio que toda norma debe
tener, sino que esto 10 ve fundamentalmente como un producto del con-
senso del grupo, sin plantearse cabalmente que eso que denomina nor-
ma aparece en un grupo determinado y en una forma dada solo a partir
del contexto social, de los valores propios de la sociedad en la cual está
inmerso el grupo.
Homans, no obstante, llega a plantear el hecho de que los hombres
"traen sus normas al grupo, elaboran nuevas normas a través de su
experiencia en el grupo, llevan las viejas normas confirmadas o debili-
tadas y las nuevas que han elaborado a los demás grupos de los cuales
son miembros. Si la norma arraiga en estos, puede desarrollarse una
tradición general que será igual en muchos grupos".
En esta consideración, volvemos a encontrarnos con que este autor,
aunque trata de plantearse de alguna manera la existencia de normas
sin referirlas al grupo de estudio en cuestión, cuando busca la génesis
de esas normas las encuentra en otros grupos a los cuales pertenecen
también o han pertenecido los sujetos, y de nuevo en este saltar de un
grupo para entrar en otros, Homans se pierde y no busca en la sociedad
en su conjunto las bases del surgimiento de las normas cualesquiera
que estas sean. El análisis de Homans en este sentido es muy pobre,
pues aunque 10 esboza (sería inútil tratar de relegarlo) no se compro-
mete abiertamente, su obra no expresa un planteamiento radical en
este sentido.
Para finalizar, quisiera expresar la valoración positiva que hace-
mos del análisis de las variables, de las definiciones del sistema ex-
terno e interno y, sobre todo, de la sistematización y organización de
su estudio.
El esquema de Homans puede resultamos de gran utilidad para el
análisis de los pequeños grupos formales e informales cuyo estudio
deberá enfrentar el psicólogo social. Sin embargo, es preciso que su
modelo de trabajo sea utilizado como una guía que nos ayude en el
montaje de nuestras metodologías para el estudio de los grupos peque-
ños, sin olvidar nunca que esa ayuda debe concluir allí donde se impon-
ga por nuestra parte la adecuación a nuestras condiciones sociales
concretas y a nuestra ideología marxista.

74
Tercera Parte

Cuestiones relativas
al estudio del liderazgo
Liderazgo
Harold Koontz y Heinz Weihrich

El liderazgo es un aspecto importante de la administración. Como


se ilustrará en este capítulo, la capacidad para dirigir con eficacia es
una de las claves para ser un administrador eficiente; también cono-
cer los otros aspectos esenciales de la administración (realizar el
trabajo administrativo completo) tiene una influencia importante para
asegurar que un administrador sea un líder eficiente. Los adminis-
tradores deben ejercer todos los aspectos de su papel con el objeto
de combinar recursos humanos y materiales para lograr objetivos,
para lo cual es necesario clarificar la naturaleza y límites de las fun-
ciones del administrador, así como un cierto grado de autoridad para
apoyar sus actividades.
Al, llevar a cabo sus funciones de planeamiento, organización y con-
trol, los administradores obtienen ciertos resultados. Pero es probable
que estos resultados sean muy inferiores a los que se podrían lograr si
los administradores añadieran a sus operaciones el ingrediente extra
de un eficaz liderazgo.
La esencia del liderazgo es la disposición de seguir. En otras pala-
bras, es la disposición de las personas para seguir a otras lo que con-
vierte a estas en líderes. Además, como ya se señaló, las personas
tienden a seguir a quienes contemplan como un medio para lograr sus
propios deseos, aspiraciones y necesidades. Es evidente que el liderazgo
y la motivación están estrechamente relacionados. Al comprender la
motivación se puede apreciar mejor qué es lo que las personas desean
y por qué actúan como lo hacen. Asimismo, como se observaba en el
capítulo anterior, es posible que los líderes respondan no solo a los
motivadores de sus subordinados, sino que también los aumenten o
reduzcan por medio del clima de organización que desarrollan. Estos
dos factores son tan importantes para el liderazgo como lo son para la
administración.
Definición del liderazgo
Por lo general, se define liderazgo como influencia, o sea, el arte o
proceso de influir sobre las personas para que intenten con buena vo-
luntad y entusiasmo el logro de las metas de la organización. Idealmen-

77
te, se debe alentar a las personas no solo a desarrollar buena voluntad
para trabajar sino también una disposición a trabajar con celo y confian-
za. Celo es ardor, honestidad e intensidad en la ejecución del trabajo; la
confianza refleja experiencia y capacidad técnica. Dirigir es guiar, con-
ducir, orientar y proceder. Los líderes actúan para ayudar a un grupo a
lograr objetivos mediante la aplicación máxima de sus aptitudes. No se
colocan detrás de un grupo para empujar y bregar; se colocan al frente
del grupo, desde donde facilitan el progreso o lo inspiran para lograr las
metas de la organización. El conductor de una orquesta es un ejemplo,
ya que su función es ordenar sonidos coordinados y tiempos correctos
durante el espacio integrado de los músicos. La orquesta responderá
de acuerdo con la claridad del liderazgo del director.

Elementos constitutivos del liderazgo


Todo grupo de personas que se desempeñe casi al límite de su capa-
cidad tiene alguna persona como jefe, la cual posee aptitudes para el
arte del liderazgo. Parece que esta aptitud está compuesta por al menos
tres elementos principales: 1) aptitud para comprender que los seres
humanos tienen fuerzas motivadoras diferentes en tiempos diversos y
en situaciones distintas, 2) aptitud para inspirar, y 3) aptitud para actuar
de manera que se genere un clima que conduzca a responder ante mo-
tivaciones y a promoverlas.
Como en toda práctica, una cosa es conocer la teoría de la motiva-
ción, las clases de fuerzas motivantes y la naturaleza de un sistema de
motivación, y otra es estar en posibilidades de aplicar estos conoci-
mientos a personas y cosas. Un administrador o cualquier otro líder
que, cuando menos, conoce el estado actual de la teoría de la motiva-
ción y comprende sus elementos, conoce mejor la naturaleza y la fuer-
za de las necesidades humanas y está en mejor situación para definir y
diseñar formas para satisfacerlas, a la vez que actúa sobre ellas de ma-
nera de obtener las respuestas deseadas.
El segundo elemento del liderazgo parece ser una rara capacidad para
inspirar a los seguidores para que apliquen todas sus aptitudes con el fin
de llevar a cabo un proyecto. Aunque la lista de motivadores parece cen-
trarse en los subordinados y sus necesidades, la inspiración proviene tam-
bién de los jefes de grupo. Estos pueden tener cualidades tales como
simpatía y atractivo, que producen lealtad, devoción y un {uerte deseo
por parte de los seguidores de alcanzar lo que los líderes desean. Esta no
es una cuestión de necesidades y satisfacción; más bien se trata de que
las personas proporcionen un apoyo no egoísta a un líder selecto.
Las mejores evidencias de inspiración en el liderazgo provienen de
situaciones desesperadas y terribles, tales como una nación no prepara-
da en vísperas de una batalla, un campo de prisioneros con una moral
78
excepcional o un líder derrotado que conserva la confianza de sus segui-
dores. Algunas personas podrían argumentar que esa devoción no carece
en su totalidad de egoísmo, que también puede explicar por qué quienes
enfrentan una catástrofe siguen a una persona en la que confían. Pocas
personas negarían el valor del atractivo personal en cada caso.
El tercer elemento constitutivo del liderazgo está relacionado con el
estilo del líder y el clima que desarrolla. En el capítulo 19 se observó en
qué medida la fuerza de la motivación depende de las expectativas, las
recompensas que se esperan, la cantidad de esfuerzo que se considera
requerido, la tarea que se debe efectuar y otros factores que son parte de
un medio ambiente. Se vio también cómo un clima de organización influ-
ye sobre la motivación. El deseo de conocer esos factores ha originado
una cantidad considerable de investigaciones y teorías sobre conductas
de liderazgo. Quienes desde hace mucho tiempo han considerado que el
liderazgo es un estudio psicológico de relaciones interpersonales han ten-
dido a fundir su opinión con la nuestra. Como se recordará, nosotros con-
sideramos que la principal tarea de los administradores es el diseño y
mantenimiento de un medio ambiente que favorezca el desempeño.
Casi todos los puestos de una empresa son más satisfactorios para
los participantes y más productivos para la empresa cuando son ocupa-
dos por personas que pueden ayudar a otros a satisfacer su deseo de
adquirir dinero, posición, poder u orgullo por logros. De hecho, es posi-
ble que el principio fundamental del liderazgo pueda formularse así:
dado que las personas tienden a seguir a quienes contemplan como un
medio para satisfacer sus propias metas personales, en la medida en que
los administradores comprendan qué es lo que motiva a sus subordinados
y cómo operan esas motivaciones, y en la medida en que reflejen esta com-
prensión al llevar a cabo sus actividades administrativas, más probable es
que los líderes sean eficaces.
A causa de la importancia del liderazgo para toda clase de acciones
grupales, existe un volumen considerable de teorías e investigaciones
que se refieren a él.
Es difícil resumir un cúmulo tan grande de investigaciones en forma
útil para la administración cotidiana. Sin embargo, en las páginas
subsecuentes se señalan diversos tipos de importantes teorías e inves-
tigaciones sobre liderazgo y se delinean algunas clases básicas de esti-
los de liderazgo.

El enfoque de rasgos del liderazgo


Antes de 1949, los estudios sobre liderazgo estaban basados en gran
medida en un intento por descubrir los rasgos que poseen los líderes.
Comenzando con la teoría del "gran hombre", que sostiene que los lí-
deres nacen y no se hacen, una creencia que data de los antiguos grie-
79
gos y romanos, los investigadores intentaron descubrir los rasgos físicos,
mentales y de personalidad de los diversos líderes. La teoría del gran
hombre perdió mucha de su aceptabilidad con el aumento de la influencia
de la escuela conductista de psicología, que hace hincapié en que las per-
sonas no nacen con otros rasgos que no sean las características físicas
heredadas y quizás ciertas tendencias hacia una buena salud.
Se han llevado a cabo diversos estudios de rasgos. R. M. Stogdill
descubrió que las diversas investigaciones señalaban cinco rasgos físi-
cos relacionados con la aptitud para dirigir (tales como energía, apa-
riencia y estatura), cuatro rasgos de capacidad e inteligencia, 16 rasgos
de personalidad (tales como adaptabilidad, agresividad, entusiasmo y
confianza en sí mismo), seis características relacionadas con las tareas
(como impulso para logros, persistencia e iniciativa) y nueve caracte-
rísticas sociales (como disposición a cooperar, aptitudes interpersonales
y capacidad administrativa).
En general, el estudio de rasgos de liderazgo no ha sido un enfoque
muy fructífero para;explicarlo. No todos los líderes poseen todos los
rasgos y muchas personas que no son líderes pueden poseer la mayor
parte de ellos o todos. Además, el enfoque de rasgos no proporciona
guías con respecto a qué cantidad de cualquier rasgo debe tener una
persona. Las docenas de estudios que se han realizado no concuerdan
tampoco con respecto a qué rasgos son rasgos de liderazgo o cuáles de
sus relaciones son ejemplos reales de liderazgo.
Como ha dicho el psicólogo Eugene P. Jennings: "Las investigaciones
han producido una lista tan diversificada de rasgos que presumiblemente
describen el liderazgo que, para todo propósito práctico, no describen
nada. Cincuenta años de estudio no han producido un rasgo de personali- .
dad o un conjunto de cualidades que puedan ser utilizadas para diferen-
ciar personas que son líderes de personas que no lo son".
No obstante, algunos estudios han descubierto una correlación sig-
nificativa entre ciertos rasgos y la eficacia de los líderes. Cuando Stogdill
analizó la literatura sobre el tema, descubrió que había una correlación
definitiva entre los rasgos de inteligencia, educación, confiabilidad, res-
ponsabilidad, participación social y status socioeconómico de los líde-
res, en comparación con las personas que no lo eran. E. E. Ghiselli
observó una correlación significativa entre la eficacia del liderazgo y los
rasgos de inteligencia, capacidad de supervisión, iniciativa, confianza
en sí mismo e individualidad en las formas de hacer el trabajo. De la
misma manera, Keith Davis observó que los líderes tienen gran inteli-
gencia, amplios intereses y madurez sociales, fuerte motivación para el
logro y un gran respeto por el interés en las personas.
Pero estas correlaciones entre rasgos y liderazgo no son convincen-
tes. La mayor parte de estos denominados rasgos son en realidad pa-

80
trones de conducta que se supone posee un líder y en particular un
líder de un puesto administrativo.

Estilos y conducta de los líderes


Es difícil separar las teorías que se refieren a qué es el liderazgo y a
qué depende de la conducta o estilos de los líderes. Pero varias investi-
gaciones se han concentrado principalmente en la conducta de los líde-
res suponiendo que la capacidad para conducir y la disposición para seguir
se basan en los estilos de liderazgo.
Los estilos basados en el uso de la autoridad
Algunas de las primeras explicaciones de los estilos de liderazgo los
clasificaban sobre la base de cómo utilizan los líderes su autoridad; así pu-
dieron comprobar que estos aplican tres estilos básicos. El autocrático es
aquel que ordena y espera cumplimiento, que es dogmático e impositivo y
que dirige a través de su poder para retirar u otorgar recompensas y casti-
gos. El líder democrático, o participativo, consulta con sus subordinados
sobre acciones y decisiones propuestas y alienta la participación. Se consi-
dera que este tipo de líder varía desde la persona que no emprende accio-
nes sin la participación de sus subordinados hasta aquella que toma
decisiones pero consulta con sus subordinados antes de hacerlo.
El tercer tipo de líder utiliza su poder en muy poca medida, si es que
lo hace, concediendo a sus subordinados un alto grado de independen-
cia o "rienda suelta" en sus operaciones. Estos líderes dependen en
gran medida de sus subordinados para fijar sus propias metas y los
medios para lograrlas; además, consideran que su papel es auxiliar a
sus seguidores proporcionándoles información y actuando principalmen-
te como contacto con el medio ambiente externo del grupo.
Existen variaciones de esta clasificación simple de los estilos de
liderazgo. Se considera "autócratas benevolentes" a algunos líderes au-
tócratas. Aunque escuchan con consideración las opiniones de sus se-
guidores antes de tomar decisiones, estas son propias. Pueden estar
dispuestos a escuchar y considerar las ideas y preocupaciones de sus
subordinados, pero cuando deben tomar una decisión pueden ser más
autocráticos que benevolentes. '
Una variación del líder participativo es la persona que proporciona
apoyo. Los líderes de esta categoría pueden considerar que su tarea no
solo consiste en consultar a sus seguidores y meditar cuidadosamente
sus opiniones sino también en hacer todo lo que pueda ayudarlos para
el logro de sus obligaciones.
El uso de cualquier estilo depende de la situación. Un administrador
puede ser muy autocrático en una emergencia; sería difícil imaginar a
un jefe de bomberos que convoque a su equipo a una reunión para con-
siderar la mejor forma de combatir un incendio. Los administradores

81
también pueden ser autocráticos cuando son ellos solos quienes tienen
que responder ciertas preguntas, como el volumen diario de envíos que
una fábrica debe hacer a sus clientes.
Un líder puede lograr muchos conocimientos y un mejor compromi-
so por parte de las personas implicadas en una tarea si consulta con
ellas. Nosotros observamos que este principio resultó cierto en el de-
sarrollo de objetivos verificables bajo sistemas de administración por
objetivos. Además, un administrador que trabaja con un grupo de cientí-
ficos investigadores puede proporcionarles una rienda considerable-
mente suelta para proceder en sus búsquedas y experimentos. Pero
el mismo administrador puede ser bastante autocrático al poner en
práctica una regla que se refiere a la protección física que debe usarse
cuando se manejan ciertos productos químicos potencialmente peligrosos.
La malla administrativa (Grid Gerencial)
Uno de los enfoques más ampliamente conocidos para ilustrar los esti-
los de liderazgo es la malla administrativa, elaborada hace algunos años
por Robert Blake y Jane Mouton. Apoyándose en investigaciones previas
que mostraban la importancia de que un administrador se preocupara
tanto por la producción como por las personas, Blake y Mouton diseña-
ron un dispositivo ingenioso para ilustrar esta preocupación. Esta malla,
ha sido utilizada en todo el mundo como medio para capacitar adlninistradores
e identificar diversas combinaciones de estilos de liderazgo.
Las dimensiones de la malla. La malla tiene dos dimensiones: preo-
cupación por las personas y preocupación por la producción. Tal como
Blake y Mouton han destacado, el uso que hacen del término "preocu-
pación por" pretende indicar" cómo" se preocupan los administradores
por la producción o "cómo" se preocupan por las personas, y no se re-
fiere a cosas como "cuánta producción" les preocupa obtener de un
grupo.
La preocupación por la producción se compone de las actitudes de un
superior hacia una amplia gama de cosas,. tales como la calidad de las
decisiones de políticas, procedimientos y procesos, la creatividad en
investigación, la calidad de los servicios de asesoría, la eficiencia en el
trabajo y el volumen de producción. De la misma manera, la preocupa-
ción por las personas se interpreta en forma amplia. Incluye elementos
como el grado del compromiso personal hacia el logro de metas, la con-
servación de la autoestima de los trabajadores, la ubicación de la res-
ponsabilidad sobre la base de la confianza más que de la obediencia, el
logro de buenas condiciones de trabajo y la conservación de relaciones
interpersonales satisfactorias.
Los cuatro estilos extremos. Blake y Mouton reconocen cuatro estilos
básicO'S extremos. Cuando se aplica el estilo 1.1 (denominado por algu-
nos autores "administración empobrecida"), los administradores se preo-
82
cupan muy poco por las personas y la producción y tienen una participa-
ción mínima en sus trabajos; para todo intento y propósito abandonan sus
tareas y solo marcan el tiempo o actúan como mensajeros que comunican
información de superiores a subordinados. En el otro extremo están los
administradores 9.9, que muestran en sus acciones la más alta dedica-
ción posible tanto a las personas como a la producción. Son en realidad
los "administradores de equipos" que pueden adecuar las necesidades de
producción de la empresa a las necesidades de las personas.
Otro estilo se identifica como la administración 1.9 (denominada "ad-
ministración de club campestre"), en la cual los administradores no tie-
nen ninguna preocupación por la producción, o muy poca, y se preocupan
solo por las personas. Se mueve en un medio ambiente en el qu~ todo
el mundo se relaja, es amistoso y feliz pero nadie se preocupa phr in-
vertir esfuerzos coordinados para lograr las metas de la empresa. En el
otro extremo se encuentran los administradores 9.1 (algunas veces de-
nominados "administradores de tareas autocráticos"), que se preocu-
pan solo por lograr una operación eficiente, que tienen poca o ninguna
preocupación por las personas y que son bastante autocráticos en su
estilo de liderazgo,
Usando estos cuatro extremos, se puede colocar en alguna parfe de
la malla toda técnica, enfoque o estilo de administración. Es claro que
los administradores 5.5 tienen una preocupación media por la produc-
ción y las personas, logran una moral y una producción adecuadas pero
no son sobresalientes, no fijan metas muy altas y es probable que ten-
gan una actitud autocrática benevolente hacia las personas. La malla de
administración es un dispositivo útil para identificar y clasificar estilos
de administración. Pero no indica por qué un administrador cabe en una
parte u otra de la malla. Para descubrir dicha ubicación es necesario
observar las causas subyacentes, tales como la personalidad del líder o
de los seguidores, la capacidad y la capacitación de los administradores,
el medio ambiente de la empresa y otros factores situacionales que in-
fluyen sobre la forma en que actúan tanto líderes como seguidores.
Modelos complejos para el análisis
de la eficacia directiva

Los cuatro sistemas de administración de Likert


Rensis Likert y sus colaboradores de la Universidad de Michigan
han estudiado los patrones y los estilos de líderes y administradores
durante tres décadas. En el curso de estas investigaciones, Likert ha
desarrollado ciertas ideas y enfoques que son importantes para com-
prender la conducta del liderazgo. Considera que un administrador eficaz

83
está muy orientado hacia los subordinados y confía en la comunicación
para mantener a todos los integrantes de la empresa trabajando como
una unidad. Todos los miembros del grupo, incluido el administrador o
líder, adoptan una actitud de apoyo en la que comparten necesidades,
valores, aspiraciones, metas y expectativas comunes. Puesto que hace
uso de las motivaciones humanas, Likert considera que este enfoque
es la forma más efectiva de conducir que tiene un líder.
Como lineamientos para la investigación y para la clarificación de sus
conceptos, Likert supone que existen cuatro sistemas de administra-
ción. El sistema uno se describe como "explotador, autoritario"; quie-
nes lo controlan y dirigen son muy autocráticos, tienen poca confianza
en los subordinados, motivan a las personas mediante el temor y los
castigos y con recompensas ocasionales, son refractarios a las comuni-
caciones ascendentes y limitan la toma de decisiones en la cumbre. El
sistema dos se denomina "benevolente autoritario"; estos administra-
dores tienen una confianza paternal en sus subordinados, motivan con
recompensas y ciertos temores y castigos, permiten alguna comunica-
ción ascendente, solicitan algunas ideas y opiniones de los subordina-
dos y delegan parcialmente la toma de decisiones pero con un control
estrecho de políticas.
El sistema tres se denomina "de consultoría"; quienes lo aplican tie-
nen una confianza considerable pero no completa en sus subordinados,
por lo general tratan de utilizar las ideas y opiniones de estos, c(mceden
recompensas para motivar, ocasionalmente aplican castigos y permiten
cierta participación, aceptan comunicaciones tanto ascendentes como
descendentes, toman decisiones generales y de políticas amplias en la
cumbre y dejan las decisiones específicas a los niveles inferiores y, en
otros asuntos, solicitan asesoría.
Likert considera el sistema cuatro como el más participativo de to-
dos, por lo cual lo denomina "grupo participativo"; los administradores
de este sistema tienen una confianza absoluta en sus subordinados en
todos los aspectos, siempre obtienen ideas y opiniones de ellos y las
usan en forma constructiva, proporcionan recompensas económicas
sobre la base de su participación en el grupo y su aplicación en áreas
tales como fijación de metas y evaluación del progreso en su logro, par-
ticipan en una gran cantidad de comunicaciones ascendentes y
descendentes y laterales, promueven la toma de decisiones en toda la
organización y, en otros asuntos, operan como grupo consigo mismos y
con sus subordinados. El sistema muestra cómo el grado de participa-
ción de los subordinados aumenta cuando la organización pasa de un
estilo autoritario hacia una administración participativa y de grupo.
En general, Likert descubrió que los administradores que aplican
este último sistema a sus operaciones tienen mayor éxito como líderes.

84
Además, observó que los departamentos y las compañías administra-
das mediante el enfoque del sistema cuatro eran más realistas en la
fijación de metas y más eficaces en su logro y, por lo general, más pro-
ductivas. Adjudicó este éxito principalmente a la medida de la participa-
ción en la administración y a la medida en que se mantiene la práctica
de apoyar a los subordinados.
El liderazgo como un continuo
El hecho de que los estilos de liderazgo se adaptan a diferentes con-
tingencias ha sido bien caracterizado por R. Tannenbaum y W. H. Schmidt
en su concepto de continuo de liderazgo. Ellos consideran que el
liderazgo incluye diversos estilos, que varían desde uno que está muy
centrado en el jefe hasta otro que está muy centrado en los subordina-
dos. Estos estilos varían según el grado de autoridad que un líder o
administrador otorga a sus subordinados. Así, en lugar de sugerir una
selección entre los dos estilos de liderazgo (autoritario o democrático)
este enfoque ofrece un rango de estilos sin sugerir que uno sea siem-
pre correcto y el otro esté siempre equivocado.
Este concepto reconoce que un estilo apropiado del liderazgo de-
pende de situaciones y personalidades. Tannenbaum y Schmidt ob-
servaron que los elementos más importantes que pueden influir sobre
el estilo de un administrador, a lo largo de este continuo, son: 1) las
fuerzas que operan en la personalidad del administrador, lo cual inclu-
ye su sistema de valores, la confianza en los subordinados, inclinación
hacia estilos de liderazgo y sentimientos de seguridad en situaciones
inciertas; 2) las fuerzas de los subordinados que afectan la conducta
del administrador, y 3) las características de la situación, tales como
valores y tradiciones de la empresa, cuán efectivamente trabajan los
subordinados como una unidad, la naturaleza del problema y si la au-
toridad para manejarlo puede ser delegada sin peligros, así como las
presiones del momento. -
Al revisar en 1973 su modelo del continuo, que se formuló inicial-
mente en 1958, Tannembaum y Schmidt colocaron círculos alrededor
del mismo para representar las influencias impuestas sobre el estilo
tanto por el ambiente organizacional como por el social. Esto se hizo
para insistir en la naturaleza del sistema abierto de los estilos de
liderazgo y las diversas repercusiones del ambiente organizacional y
del ambiente social fuera de la empresa. En su comentario de 1973
ellos insistieron en la interdependencia del estilo de liderazgo y las
fuerzas del ambiente -como pueden ser los sindicatos laborales, las
mayores presiones por responsabilidad social, el movimiento
de derechos civiles y los movimientos de ecología y de los consumidores-
que retan los derechos de los gerentes a tomar decisiones, o de mane-
85
jar a sus subordinados sin tener en cuenta intereses externos a la
organización.
El enfoque situacional del liderazgo
Después de una creciente desilusión con los enfoques de rasgos y de
gran hombre, que se analizaron al principio de este capítulo, los admi-
nistradores giraron su atención hacia el estudio de situaciones y de la
creencia de que los líderes son producto de determinadas situaciones.
Se ha llevado a cabo un gran número de estudios considerando que
el liderazgo. se ve fuertemente afectado por la situación de la que surge
el líder y en la que opera. Este enfoque del liderazgo reconoce que
existe una interacción entre el grupo y el líder. Apoya la teoría de que
las personas tienden a seguir a aquellos en quienes ven (con precisión
o sin ella) un medio para lograr sus deseos personales. Por 10 tanto, el
líder es la persona que reconoce estos deseos y actúa o emprende pro-
gramas para satisfacerlos.
Es evidente que este enfoque tiene gran significado para la teoría de
administración y para su práctica. También encaja en el sistema de moti-
vación que se analizó en el capítulo 19. Es importante para los adminis-
tradores en funciones que deben tomar en consideración la situación total
cuando diseñan un medio ambiente para favorecer el desempeño.
El enfoque de contingencias del liderazgo (De F. E. Fiedler)
Aunque su enfoque de la teoría de liderazgo es, en principio, de aná-
lisis del estilo de liderazgo, F. E. Fiedler y sus colaboradores de la Uni-
versidad de Illinois han sugerido una teoría de contingencias del
liderazgo, la cual sostiene que liderazgo es cualquier proceso en el que
la capacidad de un líder para ejercer influencia depende de la situación
del grupo, y del grado en el que el estilo, la personalidad y el enfoque
del líder encajan en el grupo. En otras palabras, de acuerdo con Fiedler,
. las personas se convierten en líderes no solo gracias a los atributos de
su personalidad sino también a diversos enfoques situacionales y a la
interacción entre los líderes y la situación.
Dimensiones críticas de la situación del liderazgo
Con base en sus estudios, Fiedler encontró tres "dimensiones críti-
cas" de la situación del liderazgo que afectan el estilo más eficaz del
líder:
1. Poder del puesto.- Este es el grado en el que el poder de un pues-
to, a diferencia de otras fuentes de poder como personalidad o expe-
riencia, permite a un líder hacer que los miembros de un grupo cumplan
con las instrucciones; en el caso de administradores, este es el poder
que surge a partir de la autoridad de la organización. Como Fiedler se-

86
ñala, un líder que tenga un poder de puesto claro y considerable puede
obtener con mayor facilidad mejores seguidores que uno que carece de
ese poder.
2. Estructura de la tarea.- Cuando se refería a esta dimensión, Fiedler
tenía en mente la medida en la que es posible especificar con claridad
las tareas y la medida en que se puede considerar a las personas res-
ponsables de ellas, en contraste con las situaciones en las que las ta-
reas son vagas o poco estructuradas. Cuando las tareas son claras, se
puede controlar con mayor facilidad la calidad del desempeño y se pue-
de considerar con mayor precisión la responsabilidad de los miembros
del grupo por el desempeño, lo cual no es posible cuanao las tareas son
poco claras.
3. Las relaciones líder-miembros.- Esta dimensión, que Fiedler con-'
sidera como la más importante desde el punto de vista del líder, puesto
que el poder del puesto y la estructura de la tarea pueden estar en gran
medida bajo el control de la empresa, se refiere a la medida en que los
miembros del grupo aceptan y confían en un líder y están dispuestos a
seguirlo.
Estilos de liderazgo
Para abordar su estudio, Fiedler propone dos estilos principales de
liderazgo. Uno de ellos está básicamente orientado hacia las tareas, y
un líder obtiene satisfacción al observar que se llevan a cabo. El otro
está orientado principalmente hacia el logro de buenas relaciones
interpersonales y a la consecución de un puesto personal importante.
Fiedler definió lo favorable de la situación como el grado en el que
una situación dada permite a un líder ejercer influencia sobre un grupo.
Para medir los estilos de liderazgo y determinar si un líder está orienta-
do principalmente hacia las tareas, Fiedler utilizó una técnica de prueba
poco usual. Basó sus descubrimientos en dos tipos de calificaciones: 1)
calificaciones sobre el trabajador menos preferido, asignadas por per-
sonas de un grupo con respecto a las personas con quienes menos les
gustaría trabajar y 2) calificaciones sobre la similitud que se asume so-
bre opuestos, evaluaciones basadas en el grado en que los líderes con-
sideran que los miembros del grupo se parecen a ellos, con base en la
suposición de que a las personas les agradará más y trabajarán mejor
con quienes consideran que se parecen más a ellas mismas.
Sobre la base de sus estudios con este método, así como de estudios
realizados por otros, Fiedler encontró que las personas que les otorga-
ban una calificación alta a sus compañeros de trabajo (es decir, en tér-
minos favorables) eran aquellos que obtenían satisfacciones
importantes de relaciones interpersonales exitosas. Las personas que
calificaban en forma baja a su "compañero de trabajo menos preferido"
87
(es decir, en términos desfavorables) obtenían su satisfacción más im-
portante del desempeño de la tarea.
A partir de su investigación, Fiedler llegó a algunas conclusiones
interesantes. A pesar de reconocer que las percepciones personales
quizás sean poco claras e incluso bastante inexactas, Fiedler encontró
que lo siguiente era cierto:
El desempeño del liderazgo depende tanto de la organización como
de los atributos propios del líder. Excepto quizás por un caso poco
usual, simplemente no tiene sentido hablar de un líder efectivo o de
uno inefectivo; solo se puede hablar de un líder que tiende a ser efecti-
vo en una situación o inefectivo en otra.
Si se desea aumentar la efectividad organizacional y del grupo se
tiene que aprender no solo cómo capacitar de un modo más efectivo,
sino también cómo crear un ambiente organizacional en el cual el líder
pueda desempeñarse bien.
Al realizar un resumen de su investigación, Fiedler encontró que en
situaciones "desfavorables" o "favorables" el líder orientado hacia la ta-
rea sería el más efectivo. En otras palabras, cuando la posición de poder
del líder sea débil, la estructura de la tarea no esté clara y las relaciones
líder-miembro sean moderadamente deficientes, la situación será desfa-
vorable para el líder y el líder más efectivo será uno orientado hacia la
tarea. Igualmente, cuando el poder de posición es fuerte, la estructura de
la tarea es clara y las relaciones líder-miembro son buenas -una situación
favorable para ellíder-, Fiedler encontró que el líder orientado hacia la
tarea también será el más efectivo. Sin embargo, si la situación solo es
moderadamente desfavorable o favorable, el líder orientado hacia las re-
laciones humanas será el más efectivo.
En una situación altamente estructurada, como es el caso de los mi-
litares durante la guerra, en que el líder tiene un fuerte poder del pues-
to y buenas relaciones con los miembros, existe una situación favorable
en la cual la orientación hacia la tarea es la más apropiada. El otro extre-
mo, una situación desfavorable con relaciones moderadamente deficien-
tes, una tarea sin estructurar y una posición de poder débil, sugiere
también orientación hacia la tarea por parte del líder, que puede reducir
la ansiedad o la ambigüedad que se podría crear por la situación vaga-
mente estructurada. Entre los dos extremos, el enfoque sugerido in-
siste en la cooperación y las buenas relaciones con las personas.
La investigación y la administración ck Fiedkr. Al revisar la investiga-
ción de Fiedler se observa que no hay nadá automático o "bueno" en el
estilo orientado hacia la tarea ni en el orientado hacia la satisfacción
de las personas. La efectividad del liderazgo depende de los diver-
sos elementos en el ambiente del grupo. Esto era de esperarse.
Investidos del rol deseado de líderes, los gerentes que aplican sus
conocimientos a las realidades del grupo bajo su mando harán bien

88
en reconocer que están practicando un arte. Sin embargo, al hacerlo
tomarán en cuenta necesariamente las motivaciones a las que res-
ponderán las personas y su capacidad de satisfacerlas en el interés
de alcanzar las metas de la empresa.
Varios estudiosos han puesto a prueba en diversas situaciones la teoría
de Fiedler. Algunos han dudado del significado de la clasificación CTMP
y otros sugieren que el modelo no explica el efecto causal sobre el des-
empeño de la clasificación CTMP.
A pesar de estas críticas es importante reconocer que el estilo de
liderazgo efectivo depende de la situación. Aunque quizás, esto ya no
sea nuevo, Fiedler y sus colegas atrajeron la atención hacia este hecho
y estimularon una gran cantidad de investigaciones.
El enfoque de la trayectoria-meta en la efectividad del
liderazgo
La teoría de la traye'ctoria-meta sugiere que la principal función
del líder es aclarar y fijar las metas con los subordinados, ayudarlos
a encontrar el mejor trayecto para lograr las metas y eliminar los
obstáculos. Quienes propusieron este enfoque han estudiado el
liderazgo en diversas situaciones. Como afirmó Robert House, la teoría
se basa en diversas teorías situacionales y de liderazgo de otros.
Además de las teorías de las variables de expectativas, se deben tomar
en cuenta otros factores que contribuyen al liderazgo efectivo. Estos fac-
tores situacionales incluyen: 1) las características de los subordinados,
cuáles son sus necesidades, la seguridad en sí mismos y sus capacidades
y 2) el ambiente de trabajo, incluidos componentes tales como la tarea, el
sistema de recompensas y la relación con los compañeros de trabajo.
La conducta del líder se clasifica en cuatro grupos:
1. La conducta del liderazgo de apoyo toma en cuenta las necesida-
des de los subordinados, muestra preocupación por su bienestar y crea
un clima organizacional agradable. Tiene la mayor repercusión sobre el
desempeño de los subordinados cuando estos se encuentran frustrados
y descontentos.
2. El liderazgo participativo le permite a los subordinados influir so-
bre las decisiones de sus superiores y puede dar como resultado una
mayor motivación.
3. El liderazgo instrumental le proporciona a los subordinados ase-
soramiento bastante específico y aclara lo que se espera de ellos; esto
incluye aspectos de planeamiento, organización, coordinación y control
por parte del líder.
4. El liderazgo orientado hacia el logro representa fijar metas retado-
ras, que busquen mejorías en el desempeño, y tener la seguridad de
que los subordinados alcanzarán metas altas.
89
En lugar de iugerir que existe una mejor forma de dirigir, esta teoría'
sugiere que el estilo apropiado depende de la situación. Las situaciones
ambiguas y de incertidumbre pueden resultar frustrantes para los su-
bordinados, y quizás sea necesario un estilo más orientado hacia las
tareas. En otras palabras, cuando los subordinados están confundidos,
el líder puede decirles qué tienen que hacer y mostrarles un trayecto
claro hacia las metas. Por otra parte, para tareas rutinarias, corno las
que se encuentran en las líneas de montaje, quizás se considere inne-
cesaria una estructura adicional (que por lo general la proporciona un
líder orientado hacia la tarea); los subordinados quizás consideren esos
esfuerzos corno un exceso de control, 10 que a su vez puede ocasionar
descontento. Dicho de otra forma, los empleados quieren que el líder
no interfiera, porque el trayecto ya está suficientemente claro.
La teoría afirma que la conducta del líder es aceptable y satisface a
los subordinados hasta el grado en que ellos la vean corno una fuente
para su satisfacción. Otra afirmación de la teoría es que la conducta del
líder aumenta el esfuerzo de los subordinados, es decir, es motivante,
en tanto que: 1) su conducta haga que la satisfacción de las necesidades
de los subordinados dependa de un desempeño efectivo y 2) la conduc-
ta mejore el ambiente de los subordinados mediante la capacitación, la
dirección, el apoyo y la recompensa.
Para la teoría, la clave es que el líder influye sobre los trayectos en-
tre la conducta y las metas. El líder puede hacer esto definiendo puestos
y roles de tarea, eliminando los obstáculos para el desempeño,
solicitando la ayuda de los miembros del grupo para fijar las metas,
fomentando la cohesión del grupo y el esfuerzo en equipo, aumentando
las oportunidades de satisfacción personal en el desempeño del traba-
jo, reduciendo las tensiones y los controles externos, aclarando las
expectativas y haciendo otras tareas que cumplan las expectativas de
las personas.
La teoría de la trayectoria-meta tiene mucho sentido para el gerente.
Al mismo tiempo se tiene que comprender que son necesarias pruebas
adicionales del modelo antes de que el enfoque se pueda utilizar corno
una guía definitiva para la acción gerencial.

90
Cuarta Parte

Cuestiones relativas
al estudio,'de las
actitudes
Estudio de las actitudes
Dr. Aníbal Rodríguez

Concepto de actitud
Las actitudes son usualmente consideradas como construcciones
hipotéticas, o sea, una entidad o proceso que se supone existe y que da
origen a fenómenos mensurables, pero que no es directamente ,obser-
vable, sino que se infiere precisamente mediante esos mismos fenó-
menos.
Para formular más claramente esta premisa, podemos decir que cuan-
do hablamos de actitudes nos referimos a procesos psicológicos que se
supone que intervienen en el desarrollo de la actividad humana, pero
que no son manifiestos, explícitos, claros, sino que están mezclados en
forma tal con los restantes procesos, que es necesario efectuar un análisis
muy cuidadoso para lograr extraer, mediante los métodos y procedimientos
de la investigación científica, sus características fundamentales.
El concepto de actitud comienza a desarrollarse a: mediados del siglo
XIX, primero con caracteres vagos o poco definidos, más tarde con
mucha mayor precisión y especificidad, hasta llegar al grado actual de
refinamiento.
Fueron dos sociólogos (Thomas y Znaniecki, 1918) quienes estable-
cieron la verdadera importancia del concepto de actitud, para explicar
algunos de los fenómenos sociales que estudiaban. Para estos autores,
el estudio de las actitudes era el campo propio de la psicología social.
Consideraban la actitud, como procesos mentales individuales que
determinan tanto las "actuales" como las "potenciales" .respuestas de
cada persona en el mundo social.
G. Allport en 1935, presentó una definición que resumió todos los
matices de las definiciones elaboradas por investigadores anteriores y
todavía hoy en día es citada por diversos autores como prototipo de
definición. Para él: "una actitud es un estado mental y neural de dispo-
sición, organizado a través de la experiencia, que ejerce una influencia
directiva o dinámica sobre las respuestas del individuo ante los objetos
y situaciones con los cuales se relaciona".
'En esta definición, Allport trata de destacar los aspectos de la acti-
tud, a saber:
a) su carácter de tendencia o disposición

93
b) su carácter de aprendida o adquirida mediante la experiencia
c) su influencia en las respuestas del sujeto (por ejemplo, en la
conducta).
Caracteristicas y componentes de las actitudes
Por encima de pequeñas diferencias entre los diversos autores, presen-
tamos un esquema simplificado de las características de las actitudes.
En primer lugar: se trata de procesos derivados del aprendizaje, de
la experiencia, y que por tanto se forman e integran a 10 largo de la vida
individual.
En segundo lugar: aunque derivadas de la experiencia y modificadas
por la misma experiencia, ellas condicionan y modifican las experiencias
siguientes, y se reflejan en la conducta del sujeto. Como observan Rosenberg
y Hovland, las actitudes no son directamente observables o mensurables,
sino que se infieren por la forma de reaccionar de las personas.
Finalmente, pueden distinguirse tres aspectos en toda actitud:
1. Objeto. Entendemos por objeto de la actitud, todo aquello frente a 10
cual el individuo puede reaccionar: personas, situaciones, ideas, ob-
jetos concretos, etcétera.
2. Dirección. La mayoría de los autores concuerdan en que las actitu-
des pueden localizarse a 10 largo de un continuo afectivo, que puede
caracterizarse, como 10 hace Newcomb, por los signos "positivo-ne-
gativo", o "pro-anti", o "aceptación-rechazo". Recuérdese que Krech
y Crutchfield planteaban que las creencias podían ser neutrales, pero
que las actitudes nunca 10 eran. Para muchos autores, el objeto de
una actitud es de valor para el individuo, tiene propiedades afectivas
debido a su atractivo (o repulsión) intrínseco, directo o instrumental
(comida, objeto sexual, madre, etcétera).
3. Intensidad. Las actitudes varían, no solamente en el continuo afec-
tivo puro, sino en la dimensión de la fuerza de la intensidad. Se han
puesto ejemplos de diferentes grados de intensidad de las actitu-
des raciales en los tres casos siguientes: a) intensidad mínima:
discriminación, b) intensidad media: segregación, c) intensidad
máxima: guerra racial (linchamientos, pogromos, campos de con-
centración nazis).
Newcomb estima que tanto el signo (o dirección de la actitud) como
la intensidad varían conjuntamente a 10 largo de un solo continuo, que
va desde las tendencias más positivas hasta las más negativas.

Componentes de las actitudes


También es posible encontrar en las actitudes tres componentes bá-
sicos: afectivo, cognoscitivo y conductual. En los conceptos de actitud
94
donde se hace énfasis en su carácter de evaluación, damos por supues-
to que existe un aspecto cognoscitivo y otro afectivo, ya que la evalua-
ción consiste precisamente en la atribución de cualidades (aspecto
cognoscitivo) que pueden ser colocadas en el continuo o dimensión de
lo deseable (aspecto afectivo).
Componente afectivo
Es el aspecto central de la actitud, ya que está estrechamente ligado
a la evaluación del objeto. Aunque siempre existe el elemento
cognoscitivo, es precisament~ el componente afectivo el que diferen-
cia la evaluación que representa la actitud de una simple captación
intelectual. Las creencias, por ejemplo, no son actitudes, a menos que
las acompañe la atribución de cualidades en la dimensión afectiva.
De acuerdo con el esquema de Rosenberg y Hovland, este compo-
nente incluye reacciones neurosimpáticas.
Componente cognoscitivo

Presenta tres características básicas:


1. El grado de diferenciación: se refiere al número de elementos cognoscitivos
(como el número de creencias que se tiene respecto al objeto).
2. El grado de integración: se refiere a la organización de esos elementos
en una estructura jerárquica.
3. El grado de generalidad o especificidad: de las creencias o factores
cognoscitivos. Por ejemplo, con respecto a un solo objeto, o a toda
una clase de objetos.
El componente cognoscitivo se presenta en grado desigual en las
actitudes; en algunos casos puede existir muy poco. Por ejemplo, una
persona puede saber muy poco de determinado pueblo o raza, y sin
embargo rechazarlo violentamente.
De acuerdo con el esquema de Rosenberg y Hovland, este compo-
nente incluye las expresiones verbales de creencias.
Componente conductual
Se refiere a las tendencias de conducta que producen acciones para
proteger o ayudar al objeto de la actitud, o por el contrario para agredirlo,
castigarlo o destruirlo.
De acuerdo con el esquema de Rosenberg y Hovland, este componente
incluye acciones abiertas, y expresiones verbales referentes a conducta.
Ejemplo de los tres componentes de las actitudes
Tomemos la actitud en favor de la Revolución. El componente afecti-
vo consiste en un sentimiento favorable a la Revolución, que se mani-
95
fiesta, por ejemplo, en un aumento de la presión arterial cuando escu-
cha algo contra ella; y que puede in,ferirse cuando discute o actúa en
relación con la Revolución.
El componente cognitivo consiste en las ideas que el sujeto tiene
acerca de la Revolución, y se infiere de 10 que el sujeto dice o expresa.
El componeñte conductual consiste en tendencias a la acción, y se
infiere de 10 que él dice que va a hacer o hace.
Actitudes y sistemas de valores
,
Las actitudes están relacionadas generalmente con un tipo de
objeto, sea este concreto o abstracto, en tanto que los sistemas de valores
son orientaciones del sujeto hacia clases generales de objetos; o
sea: que las actitudes individuales se organizan en sistemas de valores.
Cuando decimos, por ejemplo, que una persona es liberal, conservadora,
revolucionaria, reaccionaria, damos a entender que su sistema de valores
contiene actitudes en favor o en contra de un número de objetos o
series de objetos: las masas, las clases sociales, el capitalismo, la libre
empresa, la guerra, etcétera.
También las actitudes desempeñan funciones psicológicas en el
individuo. Por ejemplo, una persona con considerable hostilidad puede
encontrar una salida en actitudes agresivas contra grupos minoritarios.
También pueden servir para que el individuo obtenga satisfacción
incluyéndose en grupos cuyas actitudes comparte. En general, puede
aceptarse que la personalidad y la conducta individual están organiza-
das alrededor de valores centrales que comprenden numerosas actitu-
des interrelacionadas.
El carácter estructural de las actitudes es 10 que permite estudiar
ciertos factores que condicionan su formación y su orientación o senti-
do. De ahí que pueden analizarse variables tales como sexo, área geo-
gráfica, religión, y otros, como factores que contribuyen a organizar las
actitudes de las personas en una forma determinada. Cuando afirma-
mos que existen diferencias en actitudes y valores entre la clase me-
dia y los trabajadores, por ejemplo, nos estamos refiriendo a estas
constelaciones de actitudes, que son una consecuencia del medio so-
cial en que se han desenvuelto los individuos.
Consistencia,
Una característica humana es la tendencia a ser consistente; si nos
agrada una persona, tendemos a atribuirle rasgos "buenos" y a recha-
zar la sugerencia de que puede poseer rasgos indeseables. Aunque
hacía ya mucho tiempo que los problemas de la consistencia habían sido
planteados, es con Heider que aparece una teoría que pretende expli-
car de manera formalizada el problema de la consistencia: la teoría del
equilibrio.
96
Heider plantea que el sentimiento positivo o negativo hacia otra per-
sona, tiende al estado de equilibrio con el sentimiento del individuo
hacia un objeto de actitud hacia el cual la otra persona también está
orientada. El estado de equilibrio se alcanza cuando los tres signos de
la relación son positivos, o dos son negativos. Por ejemplo, el senti-
miento de una persona hacia otra tiende a equilibrarse con la actitud
que ambas tienen hacia un objeto de actitud común.
Así, el revolucionario tiende a aceptar a la persona que comparte su
actitud frente a la Revolución, y a rechazar al que tiene una actitud
negativa frente a esta.
Dos contrarrevolucionarios tienden a aceptarse (signo positivo), por-
que tienen la misma actitud negativa hacia la Revolución (dos signos
negativos). En ambos casos, existe un estado de equilibrio. Cuando no
hay equilibrio, el sujeto tiende a modificar su conducta o la situación,
para alcanzarlo. Pensemos en un matrimonio con diferentes orientacio-
nes políticas; hay un signo positivo en las relaciones entre ellos, pero
existen signos diferentes en cuanto a su actitud política, lo cual provo-
ca, por tanto, un desequilibrio, que solo puede resolverse mediante la
modificación de las actitudes de uno de ellos por ~l otro, o mediante la
t separación.
La teoría del equilibrio ha sido utilizada para explicar problemas ta-
les como estructura cognoscitiva, sentimientos, percepción de las per-
sonas, influencias y procesos de modificación de las actitudes.
Abelson por ejemplo, utiliza esta teoría para explicar la resistencia a
la modificación de las actitudes. El organismo necesita mantener un
estado de consonancia, equilibrio cognoscitivo, o consistencia; de ahí
que cuando una comunicación es disonante con las actitudes
prexistentes, provocará reacciones defensivas.
Modificación de las actitudes
Uno de los temas más apasionantes de la época actual es el problema
de la modificación de actitudes. Debido a que las actitudes condicionan
la conducta, y dada las características que asume la lucha ideológica en
el mundo moderno, la preocupación de los científicos sociales se ha ido
centrando cada vez más en el estudio de los mejores procedimientos
para modificar las actitudes del ser humano, y por ende su conducta.
En esta parte de nuestro artículo vamos solo a presentar algunos
aspectos del problema, principalmente en lo que se refiere a su desarrollo
científico más reciente. Presentaremos la teoría de Festinger acerca
de la disonancia cognoscitiva, que ha estimulado una gran cantidad de
investigaciones, y haremos referencia a los clásicos estudios del Gru-
po de Yale sobre los problemas de la comunicación y la persuasión, que
tienen gran importancia no solo para evaluar la influencia directa en la
97
comunicación, sino 'p~ra predecir las consecuencias de la propaganda
en un contexto más amplio. En relación con estos temas analizaremos
finalmente el problema de la resistencia al cambio, con el cual están
estrechamente vinculados.
La teoría de la disonancia cognoscitiva
de Festinger
Esta teoría trata de vincular la actitud con la conducta del sujeto, a
fin de responder a las críticas que se hacen al concepto de actitud, en el
sentido de que no hay seguridad de que una persona se conduzca de
acuerdo con las actitudes que ha expresado verbalmente. La teoría de
la disonancia reconoce esta dificultad, y trata de explicar las condicio-
nes bajo las cuales se corresponden las actitudes y la conducta.
Festiriger plantea que las actitudes de un individuo son normalmen-
te consistentes entre sí, que el sujeto actúa de acuerdo con sus actitudes,
y que sus acciones son también consistentes entre sí. Por ejemplo, si
una persona cree que la educación es algo valioso, mandará a sus hijos
al colegio; si un alumno es cuidadoso en el trabajo escolar, deberá serlo
también en tareas del trabajo. La teoría de la disonancia trata de expli- ,
car, por tanto, lo que ocurre cuando existen inconsistencias. .
En esta teoría, el término "elemento cognoscitivo" significa cual-
quier conocimiento, opinión o creencia acerca del ambiente, de uno
mismo, de la propia conducta. El término disonancia representa una
inconsistencia entre dos o más elementos cognitivos. Dos elementos
cognitivos están en relación disonante cuando, considerándolos sola-
mente a ellos dos, el reverso de uno de los elementos se desprende
del otro. Por el contrario, están en relación consonante si uno de ellos
se desprende del otro, o viceversa. El conocimiento de que me estoy
mojando es consonante con el conocimiento de que llueve.
La disonancia y la consonancia solo se dan entre elementos que tie-
nen alguna significación unos para otros. Muchos elementos carecen
de este vínculo, y por tanto no se da en ellos el fenómeno.
El tamaño de la disonancia es función de la proporción 06 tbdos los
elementos cognitivos significantes que son disonantes, y 'puede ser
expresada por la siguiente proporción:
La disonancia es igual al número de elementos cognitivos disonantes;
divididos entre el número de elementos cognitivos consonantes; toda
esa expresión (tanto el numerador como el denominador) multiplicada
por la importancia (de unos y otros elementos).
De acuerdo con esa proporción, a medida que se equilibran los ele-
mentos consonantes y disonantes, mayor es la disonancia. Si existen
pocos elementos disonantes y muchos consonantes, la disonancia es
relativamente baja. El número de elementos disonantes nunca puede
98
exceder al de consonantes, ya que esto produciría un cambio que elimina
la disonancia, de ahí que el valor máximo de la disonancia sería uno,
que es cuando son iguales la proporción de ambos tipos de elementos.
De ahí que:
• La existencia de disonancia que resulta psicológicamente molesta,
motiva a la persona a tratar de reducirla y alcanzar consonancia.
• Cuando existe disonancia, la persona no solamente trata de reducirla,
sino también evita situaciones e información que podrían aumentarla.
• La fuerza de las presiones para reducir la disonancia, es función de la
magnitud de la disonancia.
Existen tres maneras de reducir la disonancia:
1. Cambiando el elemento cognoscitivo de la conducta. Cuando el conoci-
miento de la conducta propia es disonante con una actitud, lo más
sencillo generalmente es cambiar la conducta. Si una persona fuma,
pero cree que fumar es malo para la salud, puede dejar de fumar.
2. Cambiando un elemento cognitivo del ambiente. A veces la conducta
de la persona es disonante con algún factor ambiental que puede ser
modificado. En el caso del fumador, puede cambiar para cigarros con
filtro, o puede buscar apoyo en personas que también fuman.
3. Adición de nuevos elementos cognoscitivos. A veces es difícil cambiar
alguno de los elementos cognoscitivos envueltos en la disonancia.
En este caso es posible añadir nuevos elementos, de manera de so-
brepasar a los disonantes. El fumador preocupado por el cáncer del
pulmón puede convencerse a sí mismo que el fumar es sedante, y
por tanto beneficioso para la salud.
De esta teoría pueden derivarse, entre otras, las hipótesis si-
guie.ntes:
• Si una persona es inducida a decir o hacer algo opuesto a su actitud
privada, tratará de modificar esta última para hacerla consonante
con el conocimiento de lo que él ha dicho o hecho.
• A mayor presión utilizada para producir la conducta opuesta a la ac-
titud privada del sujeto (más allá del mínimo necesario para produ-
cirla), menos cambiará su actitud.
Esta segunda hipótesis, contraria al sentido común, es la que ha sor-
prendido más a los investigadores y ha provocado mayor controversia.
Festinger y Carlsmith, en un experimento clásico, mostraron cómo
se producía un mayor cambio en las actitudes de los sujetos cuando se
les gratificaba poco, que cuando la gratificación era muy elevada. Los
aspectos más generales del experimento se describen a continuación:
Los sujetos debían realizar un test sumamente aburrido, y se les
pagaba, en uno de los casos un dólar y en otro veinte dólares, para tIue
les dijeran al próximo participante que el trabajo era muy interesante.
Las hipótesis fueron confirmadas: aquellos que obtuvieron solo un
dólar consideraron el trabajo más agradable e interesante que los que
99
recibieron veinte, cuando cierto tiempo después tuvieron que evaluar
nuevamente el grado de atractivo de la tarea. Es decir, que si se utiliza
dinero para obtener la aceptación de una persona con respecto a un
hecho, a medida que recibe más dinero, menos cambiará su actitud con
respecto a dicho hecho.
De acuerdo con tales resultados, se puede concluir que los esfuer-
zos para modificar las actitudes de un sujeto, mediante la producción
de una disonancia entre lo que dice o hace y lo que realmente siente,
deben ejercer una presión mínima necesaria para el comportamiento
contractitudinal, ya que si la presión o el premio son muy grandes, la
disonancia se reduce y el cambio actitudinal no se produce.
Mediante esta teoría pueden explicarse una serie de procesos rela-
tivos con la modificación de actitudes. Uno de ellos consiste en desta-
car la importancia que tiene la práctica: si la persona dice o hace algo
que no está de acuerdo con su actitud, y continúa haciéndolo o dicién-
dolo, tenderá a modificar su actitud inicial, para ponerla de acuerdo
con la práctica. Esto podría explicar por qué las personas que se inte-
gran a la práctica social en nuestro país (trabajos voluntarios, investi-
gaciones, activismo social) tienden a cambiar sus actitudes, acorde con
la significación política de dicha práctica. Por otra parte, explica que los
cambios de actitudes se producen mejor cuando las presiones o las
gratificaciones no son muy grandes o desproporcionadas. También pue-
de explicar por qué en los procesos de persuasión en que la disonancia
entre la comunicación persuasiva y las actitudes prexistentes es muy
grande, el sujeto tiende a evadir el contacto con la comunicación.
Sin embargo, debemos considerar la teoría de la disonancia cognitiva,
como un caso específico dentro de todo el cuadro de la modificación de
las actitudes. Algunas de las críticas que se hacen a la teoría se refie-
ren a que la modificación de las actitudes no resulta solo una conse-
cuencia del juego de los elementos cognoscitivos presentes en la
situación, sino que otros factores, como la autoestimación, la imagen de
sí mismo que tiene el sujeto, sus motivaciones de otro tipo, pueden
entrar en juego.
Compromiso y modificación de actitudes
El hecho de que una persona se comprometa públicamente con una
determinada actitud (expresándola), o bien actúe de forma tal que su
conducta implique dicha actitud, tiene evidentes consecuencias para el
proceso de modificación de las actitudes de la persona, de acuerdo con
la teoría de la disonancia. Se produce disonancia, si la persona al com-
prometerse ha tenido que escoger entre dos o más alternativas, o se ha
visto obligada a actuar en contra de sus actitudes personales. En el
primer caso, si el objeto de actitud escogido de las alternativas inicia-
les tiene algunas cualidades negativas, o si por el contrario, el objeto
100
de actitud rechazado las tiene positivas, se produce una disonancia que
el sujeto tiende a eliminar, añadiendo nuevos elementos cognoscitivos
que aumenten el valor del objeto escogido y disminuyan el valor del
objeto rechazado. La persona trata de convencerse de que ha escogido
lo mejor, y que lo mejor tiene más elementos positivos que aquello que
rechazó. Este intento justificativo tiende a cambiar la actitud en la di-
rección de la selección realizada.
Llamemos la atención acerca de que este proceso también puede
explicarse por otros medios. El psicoanálisis, por ejemplo, preferiría
hablar aquí de racionalizaciones, formaciones reactivas, etcétera.
En el segundo caso, cuando la persona se compromete a actuar en
forma contraria a su actitud, tendremos lo que algunos autores llaman
sometimiento forzado lforced com'plianced), que da lugar a una entidad
denominada conducta discrepante de actitud.
Existen múltiples ejemplos: La persona que públicamente expresa
algo contrario a sus íntimas convicciones por algún interés particular;
el miembro del grupo que actúa según las normas, aunque no las acepta
totalmente. En el caso de la familia, es frecuente esta conducta discre-
pante de actitud, a causa de las presiones familiares. De todas formas,
esta conducta produce disonancia, y presiona hacia el cambio de actitud.
No es necesario manifestarse la conducta, basta con que el individuo,
decida comprometerse en dicha acción, para que se produzca la
disonancia, y el cambio de actitud.
Por otra parte, no todo tipo de compromiso en conducta discrepante,
produce disonancia, sino principalmente, los compromisos voluntarios.
En la medida que la persona haya tenido más libertad para decidir y
comprometerse con una conducta discrepante de actitud, mayor será
la disonancia. '
Comunicación y persuasión en la modificación
de actitudes
En cuanto a los efectos de la comunicación, debemos tomar en consi-
deración los factores siguientes:
1. Influencia del comunicador
En general se considera que la influencia de las personas en la
comunicación directa, es superior a la que se ejerce por los medios
de comunicación masiva, que son impersonales e indirectos.
Lazarsfeld considera que en los procesos sociales de comunicación,
el papel principal lo desempeñan los llamados líderes locales de la
opinión, que son las personas de la localidad (comunidad) que se comu-
nican directamente con sus conciudadanos. La influencia de los líderes
nacionales, según Lazarsfeld, se ejerce precisamente a través de es-
tos dirigentes locales.
101
En algunos experimentos realizados se ha encontrado que el grado
de cambio en una actitud, logrado mediante la comunicación, es direc-
tamente proporcional al grado de atractivo del comunicador; pero hay
que tener en cuenta las actitudes iniciales de los sujetos.
Los comunicadores que hacen afirmaciones favorables sobre un obje-
to, pierden estimación por parte de las personas que tienen actitudes
desfavorables hacia ese objeto, en tanto que ganan en estimación por
parte de las que tienen actitudes favorables.
También influye el prestigio del comunicador. En numerosos experi-
mentos se ha demostrado que los sujetos tienden a cambiar sus opinio-
nes y actitudes en relación con el grado de prestigio que tienen para
ellos las personas a las que se atribuye determinada opinión. Además,
influye la confiabilidad del informador. Cuando se confía en una persona,
por considerarla bien informada por su capacidad, profesión, y otros
motivos, se logran cambios en los sujetos de acuerdo con la opinión o
actitud de esa persona. Hovland encontró que el 23 por ciento de las
opiniones cambiaba cuando el informador era digno de confianza, en tanto
que solo el 7 por ciento de cambios se lograba cuando faltaba este factor.
2. Distancia entre las posiciones del comunicador y las del sujeto
El efecto de una comunicación está relacionado también con la dis-
tancia psicológica existente entre la posición del comunicador referen-
te a cierto asunto, y la del sujeto respecto a la misma cuestión. Para
cada persona y cada asunto hay ciertos límites dentro de los cuales la
posición del comunicador es considerada justa y correcta, aun cuando
pueda diferir de la del sujeto. Posiciones más allá de estos límites, no
son ya evaluadas favorablemente por el sujeto, así la comunicación cae
en el área de rechazo. Podemos referirnos a la distancia entre estos
límites; llamémoslas amplitud de aceptación y amplitud de rechazo. Ambas
varían según el sujeto y en dependencia del contenido de la comunica-
ción: que el asunto (tópico) sea familiar para el sujeto, o resulte desco-
nocido; que se refiera a algo que le interese mucho o que le afecte
íntimamente; que sea claro o ambiguo, y que el comunicador que res-
palda el asunto o tópico en cuestión sea o no confiable. Todos esos facto-
res aumentan o disminuyen la amplitud de aceptación, y a la inversa, la
del rechazo.
De acuerdo con la evidencia experimental, en material de gran im-
portancia personal para los sujetos, o en circunstancias en las que la
credibilidad del comunicador no es grande, el mensaje no debe apartar-
se mucho de la posición del sujeto si quiere tener efecto persuasivo. Si
se desea cambiar en grado importante la posición inicial del sujeto, en
estas condiciones, será necesario emplear una serie de mensajes que
lo hagan variar gradualmente un poco cada vez. Por otra parte, en ma-
teria de poca importancia para el sujeto, y con un comunicador muy

102
confiable, puede inducirse el cambio más efectivamente, cuando la po-
sición del sujeto está más alejada de la del comunicador.
3. Apelaciones emocionales o racionales
Mucho se ha discutido respecto a si es más conveniente apelar a la
razón o a la emoción de los sujetos para lograr el efecto deseado.
Un psicólogo norteamericano (Hartman) realizó una campaña con la
utilización de argumentos racionales y emocionales, y encontró que
trabajaron mejor los emocionales. Pero, sin embargo, numerosa evi-
dencia indica que el efecto de estas apelaciones depende de las carac-
terísticas del público al cual van dirigidas.
4. Apelaciones positivas o negativas
El uso de argumentos positivos, tranquilizadores u optimistas frente
a los negativos o atemorizantes, es considerado mejor para producir
cambios en el sujeto. A pesar de eso, en algunos casos, como en los
mensajes relativos a problemas de salud, se ha encontrado que el argu-
mento negativo (o "de miedo") tiene efectos más profundos que los
positivos, siempre que no sea exagerado.
La explicación del hecho de que los argumentos negativos de fuerza
mínima producen más efecto que los más fuertes, puede hacerse des-
de dos puntos de vista:
• Primero, el argumento negativo despierta ansiedad, por lo que los
más fuertes producen mayor ansiedad, y una forma de disminuir la
ansiedad es rechazar la comunicación.
• Segundo, de acuerdo con la teoría de la disonancia, los argumentos
negativos más fuertes, son disonantes con una gran cantidad de ele-
mentos cognitivos en los que cree el sujeto, por lo que la forma más
fácil de reducir la disonancia creada por la comunicación es rechazarla,
a fin de restablecer el equilibrio.
5. Secuencia de los argumentos
Hovland, al estudiar cuál debía ser la secuencia de los argumentos
utilizados: .orden de climax, con los argumentos más fuertes al final, u
orden de anticlimax, con los argumentos más fuertes al comienzo del
mensaje, encontró evidencias contradictorias, y no pudo llegar a una
conclusión definitiva. Sin embargo, Mc. Guire encontró, que silos argu-
mentos son agradables y desagradables, se logra mejor efecto utilizan-
do los argumentos agradables primero, ya que se crea una condición
favorable para la aceptación posterior de los desagradables.
6. Nivel de discrepancia entre el argumento y el sujeto
Cuando no están implicadas actitudes profundas, la comunicación que
exige un gran cambio en el sujeto, logra mejor éxito que la que pide
solo un cambio ligero (Hovland). En cuanto a las actitudes profundas, se
ha revelado el llamado efecto de boomerang: se ha logrado el resultado

103
opuesto al deseado, cuando hay diferencias muy marcadas entre las
actitudes del sujeto y las que expresa la comunicación. .
7. Argumentos unilaterales y bilaterales
Esto se refiere al hecho de si debe presentarse uno solo o los dos
aspectos opuestos de determinada cuestión. En este caso debemos
considerar el llamado cambio incongruente (el cambio logrado en un
sujeto que pensaba inicialmente de modo distinto al expresado en la
comunicación) y el cambio congruente (el que se logra cuando los suje-
tos que pensaban inicialmente igual a lo que se expresa en la comunica-
ción, cambian aún más a favor de esta). Se ha encontrado que el
argumento bilateral es mejor para lograr el cambio incongruente, y el
unilateral para el cambio congruente. Lundscaine y Janis encontraron
que el argumento bilateral es mucho mejor para resistir los efectos de
la contrapropaganda, ya que produce una especie de "vacunación" en
los sujetos, que los capacita para resistir los argumentos contrarios a la
comunicación inicial.
En los efectos de estos argumentos, unilaterales o bilaterales, se ha
encontrado que influyen el nivel educativo y las actitudes iniciales de
los sujetos. En general las personas con mayor nivel educativo aceptan
mejor los argumentos bilaterales, mientras los unilaterales funcionan
más en los menos educados.
Este caso también puede explicarse por disonancia cognitiva. Las
personas menos educadas tienen una menor proporción de elementos
cognoscitivos previos que sean disonantes con la comunicación, por lo
que al recibir una comunicación unilateral tienden a aceptarla. Los me-
jores educados están más familiarizados con argumentos contrarios a la
comunicación, por lo que el argumento unilateral resulta disonante con
un mayor número de sus elementos cognitivos. Para reducir esa diso-
nancia, tienden a rechazar al comunicador o a la comunicación. Sin em-
bargo, la comunicación bilateral es menos disonante para ellos.
Comunicación y persuasión en contextos
más amplios
Además del papel del grupo en los procesos de persuasión, cambio y
resistencia al cambio, hemos de considerar los cambios mediante los
cuales, en la sociedad más amplia, se efectúa la comunicación. En ge-
neral, los medios de comunicación masivos que sirven de canales y que
contienen mensajes persuasivos son considerados, al menos teórica-
mente, como los factores más importantes para producir en forma ma-
siva la persuasión. Sin embargo, el análisis más detallado de este
problema pone en evidencia la existencia de una red enorme de comu-
nicaciones interpersonales que está en la base de la sociedad, y se

104
conecta ton los medios de comunicación de masas solo por algunos
puntos de su estructura, o sea, a través de algunas personas. Es decir,
que los mensajes de prensa, radio y televisión, no llegan por igual a
todo el público, sino que más bien alcanzan a ciertas personas claves, y
a partir de ellas continúan difundiéndose en el medio social a través de
los contactos directos entre las personas. La influencia que ejercen los
medios masivos para la modificación de actitudes es directa solo en
cuanto a una parte de los integrantes de la sociedad, y al resto llegan
por medios indirectos.
Las personas claves que sirven de enlace entre los medios masivos
y el público son consideradas por Lazarsfeld como una especie de "lí-
deres de opinión", a causa precisamente de su papel en las redes de
comunicación. Estas personas tienen mayores oportunidades de influir
en los demás, porque:
a) personifican ciertos valores sociales que la gente aprecia;
b) son competentes, informados, expertos;
c) tienen una posición estratégica en la red de interrelaciones sociales,
que sirven a la vez de red de comunicación.
El papel de los líderes de opinión en el proceso de cambio y resis-
tencia al cambio es función de su vinculación con las normas sociales
del grupo. Si su.aceptación por los demás se debe a que ellos represen-
tan los valores sociales predominantes en el grupo, puede suponerse
que tales líderes resisten con más fuerza la presión hacia el cambio, y
en consecuencia se convierten en agentes de la resistencia al cambio
de los demás. Es posible que bajo ciertas condiciones (por ejemplo, en
un país el'). revolución como el nuestro) algunos de estos líderes de
opinión funcionen como agentes de cambio, ya que la presión social
hacia el cambio es muy fuerte, y ellos la reciben directamente a través
de los medios de comunicación masiva.
Sin embargo, no se debe confundir estos llamados líderes de opinión
con dirigentes de cualquier nivel de las organizaciones cubanas. Líder
de opinión es cualquier persona que dentro de un grupo (de amigos, de
conocidos, de vecinos) es considerado como el más informado, el más
experto, el más representativo de ellos. Puede ser una ama de casa, un
trabajador' cualquiera, un profesional, etcétera. Basta que sea una per-
sona que ocupe cierta posición dentro de una red de comunicación
interpersonal, y que además tenga algunas cualidades o condiciones
que lé permitan desempeñar ese rol. Generalmente, son personas que
se comunican con muchas otras personas: por ejemplo, un barbero; un
dependiente de comercio; una ama de casa que realiza una vida social
activa, bien porque cultive muchas amistades, o porque participa en
organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución o la Fe-
deración de Mujeres Cubanas, en las cuales realiza mucho intercambio

105
de información. A veces lo determina el hecho de que sea la única per-
sona que recibe el periódico, por ejemplo; o, en ciertos países, la única
persona del pueblo que sabe leer.
Por tanto, los líderes de opinión son innumerables en cada sociedad
amplia, y representan un medio de comunicación informal cuya impor-
tancia no debe despreciarse. No solo noticias recorren los canales que
ellos controlan, sino también rumores y toda clase de interpretaciones
de la realidad social.

Persuasibilidad y resistencia
Desde un punto de vista operacional, podemos definir la persuasibilidad
como la tendencia de un individuo a aceptar o rechazar mensajes persua-
sivos. Debe distinguirse de la conformidad, que es la aceptación o no de
alguna norma; en tanto que la persuasibilidad es una reacción ante un
intento de convencer, la conformidad se produce o no, sin que sea nece-
sario que se ejerza una acción que influya sobre el sujeto.
Sugestibilidad, por otra parte, es más amplia; incluye la persua-
sibilidad, pero también las reacciones que se producen sin que exista
intento de influir o persuadir.
¿Es la persuasibilidad un rasgo de la personalidad de los sujetos (y
por tanto tiende a manifestarse en todas las situaciones), o más bien
. está relacionada con el tipo de situación y el carácter de las comunica-
ciones que intentan persuadir?
Existe alguna evidencia experimental de que, aunque las personas di-
fieren en cuanto al grado de persuasibilidad que despliegan en diversas
situaciones, y hay personas más fáciles de persuadir que otras, siendo
consistentes en este rasgo, cada persona además, varía considerablemen-
te sú susceptibilidad a diferentes tipos de comunicaciones. O sea, que
dentro de la norma personal de persuasibilidad como rasgo general, hay
variaciones que dependen del carácter de los mensajes persuasivos que
recibe. De ahí que para evaluar la persuasibilidad como característica indi-
vidual, sea necesario medirla en una serie de situaciones de comunicación
diferentes, a fin de obtener un Índice promedio de las mismas.
Correlatos de la persuasibilidad
Se ha considerado que el grado en que un individuo es capaz de dejar-
se convencer por un mensaje persuasivo está relacionado con algunas
características de su personalidad. Resumamos abreviadamente los re-
sultados de las investigaciones tendientes a probar estas hipótesis:
1. Inteligencia. Aun cuando se ha postulado que las personas de mayor
inteligencia tienden a ser menos influenciables que las de menor
inteligencia, los resultados experimentales tienden a destacar que

106
las diferencias en la reacción ante los mensajes, se deben más bien
al carácter del mensaje que al nivel intelectual de los sujetos.
2. Autoestima. Las personas con mayor autoestimación tienden a ser
más difíciles de convencer, ya que luchan por mantener su propia
valoración personal. Solo es fácil convencerlos cuando el mensaje
tiende a mantener o aumentar esa estimación.
3. Agresividad. A mayor agresividad, mayor persuasibilidad. Pero, por
ejemplo,janis no encontró ninguna relación entre ambos rasgos, cuan-
do midió la agresividad mediante cuestionarios. Con la utilización
solamente de la conducta antisocial como índice de agresividad, pudo
hallarse correlación.
Otros intentos de encontrar correlatos de la persuasibilidad, no han
dado los resultados deseados.
Probablemente, como señala Katz, la debilidad de estos estudios so-
bre persuasibilidad residen en que no han tomado en cuenta la variable
más importante: la motivación humana. El grado en que un mensaje
persuasivo es o no efectivo, depende de la base motivacional de las
actitudes. El individuo acepta o rechaza el intento de convencerlo, en
función de sus propias necesidades. '
Veamos ahora cómo el sujeto puede resistir los intentos que se ha-
cen para modificarlo, es decir, cómo opera la resistencia al cambio:
1. Orientación selectiva. En condiciones de laboratorio el individuo no
puede elegir, no puede rechazar, forma parte de una audiencia cauti-
va a la cual puede hacerse llegar cualquier mensaje. Pero en las
condiciones de la vida real, el sujeto busca ponerse en contacto
con ciertos mensajes y evita otros. Las personas se colocan
selectivamente en posición de recibir aquellas comunicaciones que
les interesan, y evaden las situaciones en que pueden recibir men-
sajes contrarios a sus actitudes prestablecidas. Aplicando su teoría
de la disonancia, Festinger plantea que el individuo evita informa-'
ción que cree que la aumenta.
2. Efectos inmunizadores del contacto con los mensajes. El contacto con
comunicaciones de diversa índole, incluso contradictoria, tiende a
reforzar las actitudes de los sujetos, inmunizándolos contra argu-
mentos que las combaten. Cuando una creencia está muy extendida
en la sociedad, de manera tal que es muy difícil que alguien discrepe
de ella, o que el individuo encuentre alguna evidencia contradicto-
ria, resulta un blanco relativamente fácil de un intento persuasivo.
Esto ocurre así porque el individuo no ha sido inmunizado mediante
el análisis de la evidencia contradictoria que le sirve de espacio de
vacunación.
3. Resistencia motivacional. Algunas actitudes son relativamente re-
sistentes al cambio, porque tienen una base motivacional, sirven de

107
defensas al yo. De acuerdo con Freud, los estímulos que producen
un grado de ansiedad capaz de perturbar el funcionamiento de los
procesos conscientes, son mantenidos fuera de la conciencia, y las
actitudes pueden realizar esta función, mediante el rechazo o la ne-
gación del estímulo.
4. Equilibrio cognoscitivo. La necesidad del organismo de mantener un
estado de equilibrio cognoscitivo, de consistencia, congruencia o con-
sonancia, puede ser una explicación también de la resistencia al cam-
bio de las actitudes.
5. El grupo como agente de resistencia al cambio. El efecto del grupo en
la resistencia al cambio de los individuos presenta varios aspectos.
En primer lugar, porque el grupo como un todo tiene una orientación
selectiva hacia los mensajes de fuer", y preserva al individuo de la
evidencia contradictoria; además, el grupo constituye un apoyo de
las actitudes del individuo, que son compartidas por los demás miem-
bros y reforzadas entre sí. De la misma forma, el grupo puede ser un
agente de cambio cuando se debilita y rompe a causa de fricciones
externas o internas, o cuando mediante los procesos de discusiones
de grupo se modifica como un todo, arrastrando a cada individuo ha-
cia la nueva posición.

108
\,

Quinta Parte

Cuestiones relativas
. . , de la.
al estudio
com.unlcaClon tnaslva
Los medios masivos
de comunicación y su papel
en la vida social
Yu. A. Sherkovin

Introducción
Las últimas décadas del siglo xx han estado caracterizadas por el
impetuoso desarrollo de la comunicación masiva, la difusión de infor-
mación -conocimientos, valores morales y espirituales, normas jurídi-
cas, etcétera- mediante la utilización de medios tecnológicos como la
prensa, la radio, el cine, la televisión, dirigidos a audiencias numérica-
mente amplias y dispersas en el espacio. Dentro del período de vida de
una generación específica, este proceso le ha dado la vuelta a todo el
mundo por distintas vías.
Los medios tecnológicos de difusión de la información han penetrado
en lugares donde, durante siglos, la única fuente de información res-
pecto al mundo existente más allá de los límites de su comunidad había
sido el lenguaje hablado.
Esta penetración, auxiliada por el desarrollo de la capacidad de lectu-
ra y escritura, ha dado lugar a cambios trascendentales en la conciencia
del pueblo y en sus actitudes hacia los hechos objetivos y hacia sí mismo.
Estos cambios han creado las condiciones previas para el lanzamiento a
la vida política y a la lucha ideológica de muchos individuos que anterior-
mente habían vivido solo de conformidad con sus estrechos intereses
económicos y aislados culturalmente en sus pequeños mundos.
La descomposición política e ideológica del mundo de hoy ha origina-
do estas precondiciones y producido frutos reales. El progreso tecnológico,
que ha hecho posible la difusión de la información en escala inaudita, ha
creado los fundamentos materiales para el fenómeno social denominado
"comunicación masiva". El desarrollo de los sistemas para la rápida
transmisión de grandes cantidades de información verbal y visual a
través de grandes distancias, el aumento y perfeccionamiento de la
impresión y la disponibilidad general de radiorreceptores y televiso-
res, han contribuido a la transformación de nuestro planeta en un cam-
po peculiar de información unificada.

111
Conjuntamente con la psicología, el progreso tecnológico ha contri-
buido en mucho al desarrollo y perfeccionamiento de las vías de pene-
tración de la conciencia humana y esto, a su vez, ha coadyuvado
considerablemente a elevar el nivel de interacción psicológica entre
los seres humanos, y ha permitido a millones de individuos incorporar-
se a este proceso, convirtiéndolos en participantes de una actividad
intelectual unida y más o menos uniforme.
No es accidental que tal fenómeno se haya convertido en objeto de
la actividad teórica e intelectual. El interés mostrado no es solo atri-
buible a exigencias de carácter práctico. El estudio de los procesos
de comunicación en general, y de la comunicación masiva en particu-
lar, es una manifestación legítima de la actividad intelectual humana
dentro de una vasta comunidad de esfuerzos dirigidos hacia el descu-
brimiento de las características esenciales y los principios de la exis-
tencia social del hombre.
. La comunicación masiva muestra en su naturaleza y funciones, di-
versos rasgos que la hacen un instrumento único al servicio de la socie-
dad para la solución de tareas sociales. A través de la comunicación
masiva resulta posible proveer al pueblo de un conocimiento real (o
espurio), provocar actitudes hacia objetos relacionados con sus intere-
ses, conformar opiniones y evaluaciones, y servir de estímulo para la
descarga emocional producto de los acontecimientos actuales. Estos
aspectos de la comunicación masiva la han transformado en un fenóme-
no social, cuya importancia actual rebasa los límites de los sucesos co-
tidianos de la vida social del hombre, y continúa aún más su desarrollo
en la medida en que la estructura de la sociedad se hace más compleja
y aumenta el número de individuos que participan en el proceso histó-
rico. Las propiedades y características específicas de la comunicación
masiva le han permitido convertirse en algo más que un simple proce-
so de difusión de información: se ha convertido en parte inseparable
del sistema de relaciones sociales existentes -relaciones que en un
momento dejan una impresión indeleble en el contenido, formas y me-
tas funcionales de este aspecto de la actividad humana.

112
Primera parte: Elementos del proceso
de comunicación masiva

Pero, ¿cómo es posible que tengamos los medios para ejercer dicha
influencia sobre los seres humanos? Antes de responder a esta pre-
gunta, debemos analizar con mayor detenimiento los elementos del sis-
tema dentro del cual la comunicación masiva opera, y algunos de los
patrones de interacción de estos elementos dentro de dicho sistema.
Para que la "difusión de información" como un proceso resulte posi-
ble, primeramente es necesario tener un sistema que consiste de una
fuente de información -un comunicador- y un receptor, conectados a tra-
vés de un canal para la transmisión de mensajes.
La comunicación surgió a lo largo de la sociedad humana, y se con-
virtió en parte indispensable de la vida del hombre y de su actividad.
Gracias a la comunicación, el hombre fue capaz de desarrollar sus
funciones mentales superiores y convertirse en un ser social, y fue
precisamente a través de los mecanismos de la comunicación que le
resultó posible transmitir sus conocimientos, opiniones, evaluaciones,
estados de ánimo, etcétera, e incitar a los demás a la acción o a la
expresión de sus sentimientos, en una palabra, influir en sus conduc-
tas. Nosotros nos comunicamos cuando emprendemos nuestros asun-
tos cotidianos, a veces servimos de fuente y a veces de receptores de
la información.
Contrariamente a la forma de comunicación interpersonal directa, cara
a cara, la fuente de comunicación --el comunicador-en la comunicación
masiva es algún grupo social organizado que opera como tal, y acorde con
los intereses de otro sistema que existe en un nivel superior, tal como el
gobierno, una clase, un partido, un movimiento popular, etcétera.
De tal forma, en la comunicación masiva el receptor es una audiencia
masiva anónima, diseminada a través del espacio o el tiempo o ambos.
El vínculo entre el comunicador y la audiencia es también diferente: el
mensaje no está dirigido a individuos específicos, es siempre mediato,
es decir, es indirecto, ya que la fuente y el receptor no se encuentran
en contacto físico directo. Es también unidireccional, ya que el
comunicador no puede ni ver, ni oír directamente las reacciones de la
audiencia mientras que está teniendo lugar la comunicación, en con-
traste con una situación de diálogo o de conversación formal delante de
una audiencia que se encuentra presente. El vínculo que media entre
el comunicador y su audiencia masiva es:
• el impreso, como periódicos, revistas, carteles,
• la radio y la televisión, es decir, estaciones radiodifusoras,
• el cine con su producción continua de películas y red de centros,
• los registros de audio como la producción y distribución de discos,
cintas o casetes.
113
Dichos elementos han sido colectivamente denominados "medios de
comunicación masiva". La misma naturaleza de estos medios masivos
le Qan un poder importante, a saber, el de ser públicos, cualidad nor-
malmente ausente en la comunicación personal o privada.
Debe tenerse presente que el uso de medios tecnológicos para la
transmisión de información no es en sí mismo una condición suficiente
para que la comunicación se convierta en "masiva". Por ejemplo, un
aviso, carta o circular oficial, aún estando impreso, un mensaje grabado
que se envía a un amigo, o finalmente, películas de aficionados exhibi-
das a un círculo de' amigos, carecen de muchos de los atributos y pro-
piedades peculiares y necesarios de la comunicación masiva.
Sin embargo, el aviso oficial, el mensaje grabado, la imagen televisiva
o una película de aficionados, pueden convertirse en materiales para la
comunicación masiva si de alguna manera contienen información útil
para la audiencia masiva o para los propósitos del comunicador, y ade-
más si son circulados por medio de la prensa masiva, la radio, la televi-
sión, el cine o registros de audio.
El medio de la comunicación masiva usualmente se distingue de su
canal, a través del cual transmite una fuente de infonnación concreta y
específica, como por ejemplo un periódico destinado a determinada
audiencia o un programa radial o de televisión favorito. El concepto de
"canal" vincula los conceptos de audiencia real y potencial. Los
comunicadores usualmente procuran ampliar la audiencia real
incrementando el número de personas que perciben, comprenden y
recuerdan el contenido de la información transmitida por el canal dado.
El concepto de "comunicador" está también conectado con el concepto
de "canal", puesto que aquel se refiere no solo a profesionales especia-
lizados en comentarios radiales o reporteros de prensa, sino a la direc-
ción de la actividad por parte de un grupo específico que también produce
información para su audiencia.
La orientación de valores en la actividad de los comunicadores,
comienza con el canal concreto de la comunicación masiva. Esta orien-
tación va dirigida a una serie de clases definidas, de valores políticos,
morales, estéticos y otros -orientación que es claramente percibida
por la audiencia-, y sirve para agrupar a un grupo específico de lecto-
res o de individuos que escuchan o ven el canal, el cual comparte y
apoya los valores de dicho grupo. La regularidad en la recepción de la
información de un canal específico actúa como un factor independiente
en la influencia ejercida por los medios de comunicación sobre el indi-
viduo, puesto que el mensaje que este recibe de "su propio" y acos-
tumbrado canal es más significativo e importante que el mensaje recibido
por otra vía, la cual no considera como "su" canal en el cual ha aprendi-
do a confiar. Numerosas experiencias han demostrado sin dejar mar-

114
gen a dudas que. el mismo mensaje es percibido de manera diferente
por audiencias de aproximadamente idéntica composición social, su per-
cepción depende de cuánto ellos están acostumbrados a confiar en el
canal dado, o cuán grande es su confianza en el mismo, es decir, la
significación de los mensajes cambiará en función de ello.
El objetivo de la comunicación masiva
es un mensaje significativo
Mediante la transmisión de mensajes significativos a qudiencias
masivas específicas por canales de comunicación masiva, resulta posible
desarrollar cierto grado de sistematización en la actividad intelectuql
de los seres humanos, orientarlos hacia determinados valores, propor-
cionarles la selección entre alternativas posibles de evaluación u opi-
niones y, finalmente, entre posibles conductas. No obstante, los
problemas de la comunicación masiva serían fácilmente resueltos si su
objeto, es decir, el mensaje dirigido a la audiencia, tuviera el mismo
valor para el comunicador que para los receptores. Resulta, sin embar-
go, que este objeto representa para el comunicador una cierta serie de
significados que expresan ideas definidas, ideas que prácticamente
nunca coinciden con el pensamiento que el receptor construye a partir
de ellas. esta discrepancia surge, porque un número de barreras que se
interponen en el camino del mensaje cuando este va del comunicador a
la audiencia provocan distorsiones subjetivas en este y en las ideas
que él transmite.
Entre las barreras se encuentran en primer lugar el espacio y el tiempo.
El hombre ha aprendido a superar tales obstáculos mediante recursos
tecnológicos. Pero en el vencimiento de estos, otras barreras surgen,
especialmente barreras sociales, determinadas por el status y los roles
sociales de los individuos; barreras gnoseológicas, por lagunas en la
experiencia o en el conocimiento, o un nivel relativamente bajo de de-
sarrollo del pensamiento abstracto; y, finalmente, barreras puramente
psicológicas, tales como la pasividad de la atención, errores. de percep-
ción y comprensión, y diferencias de actitudes hacia ciertos hechos obje-
tivos, hacia los canales particulares de la comunicación masiva o hacia
los comunicadores en sí mismos. Otras barreras psicológicas incluyen
actitudes preconcebidas u opiniones, prejuicios y tabúes sociales.
La existencia objetiva de dichas barreras y la necesidad de vencer-
las crea un trabajo adicional para los comunicadores, para lograr una
aproximación lo más estrecha posible entre el sentido del mensaje tal
cual aparece en el comunicador y el pensamiento engendrado en la
conciencia de la persona que recibe la información. Cuando el pensa-
miento que <lparece en los inicios de la cadena de comunicación coinci-
de completamente con el pensamiento generado al final, se dice que la
comunicación masiva ha alcanzado el ciento por ciento de efectividad.

115
Sin embargo, este nivel de efectividad es en realidad inalcanzable, puesto
que las barreras mencionadail más arriba no pueden ser vencidas com-
pletamente, y la audiencia pierde parte de la información.
Para incrementar el nivel de eficiencia de los mensajes, su forma y
contenido deben conformarse tomando en consideración no solo el efecto
que deben producir, sino también tomando en cuenta las necesidades
psicológicas de la audiencia. Por ejemplo, el individuo en una audiencia
siempre experimenta una sensación de satisfacción por la información
transmitida por los canales de la comunicación masiva que poseen las
propiedades de universalidad, periodicidad, oportunidad y operatividad.
La regularidad en la transmisión de los mensajes, es decir, su periodicidad
da al receptor la confianza de que recibirá puntualmente la información
necesaria acerca de los sucesos y su evaluación, y esto le permite
modelar su conducta de conformidad con el apoyo que él espera del
comunicador. La universalidad y comprensión de la forma en que los
hechos objetivos se reflejan en la información de salida de los medios
masivos, actúa como un elemento que permite contrarrestar el incre-
mento de la profesionalización y especialización en los medios y en la
información, dándole a la vez al receptor el sentido de participación
personal en sucesos de naturaleza muy variada.
La recepción oportuna de la información que contiene hechos nue-
vos e importantes para sÍ, ayuda al destinatario a preservar y mante-
ner los nexos personales con sus allegados sociales, y le permite
vincularse más fácilmente con los demás. La operatividad del canal de
comunicación masiva, capacita al receptor para aparecer en su medio
social inmediato como un líder de opiniones, rol que es visto como de
mucho prestigio por la mayoría de las personas.
Los canales de comunicación masiva, acrecientan su efectividad por
la gratificación de las necesidades psicológicas de los individuos en la
audiencia, mediante la transmisión de información cuya utilización trae
aparejada efectos típicos bastante diversos, tales como:
• La gratificación obtenida por recibir la información necesaria para la
solución de diversos problemas (efecto utilitario).
• La gratificación obtenida por la información que, directa o indirecta-
mente, apoya los objetivos y valores del grupo social al cual perte-
nece el receptor, o los cuales suscribe (efecto de prestigio).
• La gratificación obtenida por la información que sustenta su opinión
sobre alguna cuestión debatida (refuerzo de la posición).
• La gratificación de intereses cognoscitivos .
.. . La gratificación obtenida por una descarga emocional (efecto emo-
cional).
• El placer estético.
La expectativa de que una de sus necesidades permanentes va a
ser satisfecha, constituye un factor importante en la conversión del
individuo en participante de la audiencia de un canal de comunicación

116
masivo; esto se destaca de manera especial en el individuo para quien la
información orientada a sus valores aparece en la columna de un periódi-
co o es transmitida a través de las ondas sonoras. De esta forma emerge
y se conforma la audiencia del sistema de comunicación masiva.
Segunda parte: Aspectos psicológicos del proceso
de comunicación masiva
Además del mensaje, que constituye el aspecto más general del pro-
ceso de comunicación masiva, queda otro por tratar; nos referimos al
aspecto psicológico de este proceso. Se trata del aspecto social, es de-
cir, un determinado estado de la mente que expresa la unidad de una
necesidad socialmente adquirida con la situación destinada a su gratifi-
cación. A la luz de la moderna teoría de los sistemas, la comunicación
masiva puede ser vista como un proceso sistemático de situaciones
creadas para poner en correspondencia las necesidades psicológicas
de millones de individuos con los elementos que posibiliten su gratifi-
cación "de forma simultánea.
La creación de dichas situaciones resulta posible porque la información
que se presenta está siempre orientada a los valores, es decir, siempre
en correspondencia con ciertos significados sociales que fundamentan
la relación entre el individuo, sus necesidades y los objetos concretos
del mundo externo. La información orientada a los valores se organiza
de manera intencionada para asegurar que su percepción y compren-
sión estimule el interés del receptor en la obtención de dichos valores
o en su identificación psicológica con los mismos. A la vez, la informa-
ción que se presenta sugiere implícita o explicitamente la forma de
comportamiento y actividad que conducirá a su obtención o a la identifi-
cación con dichos valores.
Este fenómeno se encuentra bien desarrollado especialmente en la
propaganda y los estudios de mercado. En cada una de estas dos activi-
dades, la información se transmite de tal forma que la actitud hacia
ciertos valores se activa en la conciencia de la audiencia, y entonces
esta actitud se fortalece gradualmente y se transforma en un factor que
actúa más o menos de forma constante, determinando la selección de
algunos juicios, opiniones o formas de comportamiento, que operan dentro
de la situación concreta de la vida cotidiana. -
Esta compleja estructura, fijada en la mente por lae:l9?eriencia y pre-
servada por la memoria, es también, esencialmente, un factor social rela-
cionado con una serie de importantes aspectos que constituyen la actividad
y la conducta del hombre en la sociedad. Al manifestarse como una es-
tructura integral de la personalidad, ejerce una influencia que orienta las
relaclOnes del individuo con todos los objetos asociados con él, influye en
el pensamiento, en los sentimientos y estimula a la acción.
Una vez formado dicho factor, actúa como un elemento de orientación
de las respuestas y en la definición del estado personal del individuo.
117
Sería difícil exagerar el papel de los medios de comunicación en la
conformación, fijación o modificación de los factores sociales, hacia la
vasta formación de hechos objetivos. De tal forma, la comunicación masiva
se convierte en un elemento importante para el desarrollo de la perso-
nalidad y su normal funcionamiento dentro de su medio social.
La comunicación masiva no conforma, fija o modifica simplemente el
factor antes mencionado. Ella también integra los valores objetivos y
subjetivos que constituyen los únicos polos de la orientación de los
individuos hacia el mundo. He aquí por qué la. salida efectiva de los
canales de comunicación masiva deben reflejar en primer lugar, y ante
todo, objetos de orientación de valores en forma de mensajes acerca de
aspectos de necesidad o de interés que estimulen la actividad mental,
que permitan ·la manifestación de emociones y que engendren aspira-
ciones, motivos, preferencias, aceptaciones o rechazos. En segundo
lugar, la salida efectiva de los canales de comunicación debe ser la ex-
presión de una comunidad de actitudes en el receptor, pero de forma
que traduzca sus intereses y necesidades en un lenguaje gráfico y
discursivo. Así, arribamos a la noción del valor de la información en sí
misma y una necesidad adicional para adquirirla.
El problema del estereotipo es uno de los problemas psicológicos más
importantes de la comunicación masiva. Como estructura mental, con-
tiene elementos de descripción, evaluación y prescripción, y es em-
pleado ampliamente en la actividad de los medios masivos.
El estereotipo, que constituye una estructura mental estable, es por
su naturaleza emocional y en cuanto a su carácter, preconcebido, sien-
do a la vez un elemento del pensamiento, en el cual la experiencia
colectiva se acumula de la forma más simple. El estereotipo consiste
en una descripción incompleta y unilateral de algún hecho social, que
se encuentra entrelazado con elementos emocionales, y una evalua-
ción prestablecida hacia dicho hecho.
A pesar de que las propiedades del estereotipo constituyen una limi-
tación en los procesos cognitivos, este constituye un elemento común de
la conciencia. Como el ser humano no está en condiciones de responder
creativamente a todas las facetas de la realidad, ello trae como conse-
cuencia que asimile de forma rápida y simplificada la experiencia colectiva
obtenida en sus relaciones directas con los demás y en el medio dado.
Independientemente de que estos significados están en forma de
juicios simples o de imágenes, ellos sirven de puntos de referencia que
el individuo utiliza para percibir, organizar y comprender los elementos
del mundo externo necesarios para el logro de los objetivos de su acti-
vidad y su conducta. Así, la estereotipia constituye un recurso subjeti-
vo que disminuye la cuantía de información que entra en la conciencia y
reduce la redundancia.
En el funcionamiento actual de los medios masivos, los
comunicadores, en su esfuerzo por lograr una máxima eficiencia, fre-

118
cuentemente recurren a estereotipos. Las ideas estereotipadas per-
miten a la conciencia de los receptores asimilar ilustraciones concretas
de ideas abstractas. La imagen de un cartel, una caricatura, un "cliché"
verbal o la típica apariencia del "doctor" caracterizada por un actor en
una película de televisión, son todos estereotipos que nos posibilitan la
utilización de definiciones simples para fenómenos complejos, y posibi-
litan personalizar y resumir conceptos· complejos en juicios y evalua-
ciones comparativamente simples. Los estereotipos también
desempeñan un papel influyente en el proceso .de asimilación de la
experiencia de los "demás", y en la conformación de la opinión pública
a través de los medios masivos.
Pero los estereotipos frecuentemente se convierten en objeto de
manipulación por parte de comunicadores lIlescrupulosos y, de esta
forma, en un medio de distorsión deliberada de la verdad. Un gran to-
rrente de información que aparece en las columnas de los periódicos, y
que se capta en las ondas acústicas, inunda la conciencia de los indivi-
duos en Occidente con los denominados estereotipos "políticos", tales
como el "muro de Berlín", la "cortina de hierro", el "mundo libre", el
"escritor perseguido", entre otros. Mediante la provocación de res-
puestas sistemáticas, dichos estereotipos convierten el pensamiento
en dogmático e inerte, y crean los fundamentos para los prejuicios in-
veterados y las nociones preconcebidas sobre la base de las cuales se
toman decisiones y se realizan evaluaciones de los hechos objetivos.
Si consideramos el desarrollo de los estereotipos como necesario y
que imprime un acento emocional a la información, su uso deliberado
por los medios masivos debe ser visto como un problema moral y de
responsabilidad política. Una vez que se despiertan los sentimientos
de simpatía o aversión que acompañan al desarrollo de los estereotipos
acerca de los distintos fenómenos, personas, opiniones, símbolos y si-
tuaciones diarias, pueden servir para impedir o para promover más
comunicación.
Tercera parte: Temores latentes en cuanto
al uso de los medios de comuniación
El gran desarrollo de los medios de comunicación masiva en cuanto a
la esfera de su aplicación en las últimas décadas, ha generado entre los
sociólogos occidentales más precavidos cierto temor relacionado con la
estandarización del pensamiento humano por el relleno sistemático de
la conciencia del receptor con las informaciones, evaluaciones, este-
reotipos y opiniones hábilmente confeccionados. Como en las socieda-
des capitalistas la audiencia se enfrenta continuamente a las
consecuencias negativas de la actividad de los medios producto del
sensacionalismo de la prensa y de los radiodifusores y transmisiones
de televisión, que buscan constantemente elevar al máximo la tensión
mental, dichos investigadores ven por tanto un peligro en la propia

119
naturaleza de la comunicación masiva, independientemente de sus con-
tenidos, objetivos y los principios metodológicos que emplea.
Estamos de acuerdo con 1. S. Kon cuando plantea que tales temores
resultan infundados, ya que aun cuando en la radio, la televisión y la
impresión de libros se estandarizan la tecnología y los procedimientos
de transmisión de la información relevante, sin embargo, los efectos de
ello no tienen que repercutir en el contenido.
La prensa escrita, las grabaciones y las imágenes televisivas tampoco
pueden disminuir la atención ni convertirla en pasiva: ellos pueden de-
sarrollar la percepción o distorsionarla, profundizar o falsear la compren-
sión; todo esto en correspondencia con los fines que persigue la influencia
ejercida, con los principios metodológicos y las técnicas empleadas.
Dicha antítesis se pone de manifiesto de forma más distintiva en el
análisis de los procesos particulares implicados en los esfuerzos men-
tales para asimilar la información de fuentes que persiguen exclusiva-
mente fines políticos e ideológicos. Naturalmente, mediante las técnicas
de comunicación y, en particular, mediante la influencia de la propagan-
da, las ideas progresistas son ampliamente divulgadas; de tal forma,
las masas populares adquieren el conocimientb de las leyes del
desarrollo social y son estimuladas a participar activamente en la transformación
del mundo. Pero la propaganda puede usarse también para difundir teo-
rías reaccionarias que reafirman y fortalecen la injusticia social, la mo-
ral retrógrada y la opresión entre los pueblos; tales teorías constituyen
el contenido práctico de la maquinaria propagandística del imperialis-
mo. Dicha propaganda es planeada cuidadosamente por los psicólogos
burgueses, comprometidos con la utilización de los medios masivos en
tal sentido, con la finalidad de transformarlos en arma de lucha por la
"desideologización", en la cual, de acuerdo con los designios de sus
inspiradores, se pueda pasar a temas y problemas divorciados y
desvinculados de determinadas realidades, a partir de los cuales pue-
den realizarse incursiones en la vida mental de los individuos, de tal
forma que aparezcan como fuerzas dominantes los mecanismos psicoló-
gicos y psicofisiológicos, más bien que los sociales e ideológicos.
En correspondencia con este principio metodológico, las comunica-
ciones se organizan de tal forma que las ideas, imágenes o pensamien-
tos que se transmiten entren directamente en la conciencia, como algo
cierto y demostrado. Esto resulta posible, pues se trata de eliminar la
actitud mental activa hacia el asunto comunicado, y se desarrolla de
forma deliberada la pasividad perceptual; todo ello se logra mediante la
dispersión de la atención sobre un cúmulo de informaciones, mediante
presentaciones cargadas emocionalmente, y mediante una exagera-
ción artificial del prestigio de la fuente.
La función más importante de la comunicación masiva en las socie-
dades burguesas, consiste en realizar constantemente la apología de la
sociedad capitalista, de sus instituciones, ideas, principios, tradicio-
120
nes, modo de vida, etcétera. Esta función implica una orientación a
priori, en tal sentido, de los procesos implicados en la asimilación de la
información, y una limitación de su alcance y profundidad. Esta situa-
ción es consecuencia de la contradicción insoluble entre los intereses
de la audiencia masiv.a y los intereses' de aquellos que manipulan sus
procesos conscientes y subconscientes.
En contraste, la formación de la personalidad armónicamente de-
sarrollada en la sociedad comlmista, necesariamente requiere el
mayor desarrollo posible de la atención, percepción, comprensión y
memoria, en relación con todo lo que aparezca en la prensa, la radio
o la televisión.
En los países socialistas, la actividad de los medios masivos está
armonizada funcionalmente con la lucha por el desarrollo del más alto
nivel posible de asimilación mental de la información por el receptor.
En los países socialistas no han existido casos de psicosis debidas a la
visión constante a través de los medios, de películas de horror, de crí-
menes o perturbaciones sexuales; ni se ha encontrado ninguna correla-
ción entre la manifestación abierta de la agresividad, el número de
suicidios y la actividad de los medios.
Como los medios de comunicación se han convertido en parte inte-
gral del sistema de relaciones sociales, el elemento clasista ha venido
a desempeñar un papel crucial en la forma en que son empleados. Por
tal razón, la comunicación masiva desempeña una función exclUSIva
como instrumento de la lucha política e ideológica, la regulación y el
control social, la difusión de la cultura, la formación de grupos, etcéte-
ra, es decir, todos aquellos procesos que son desarrollados con la ayuda
de la propaganda política, ideológica y otros tipos de propaganda, así
como por la transmisión de decretos legales de obligatorio cumplimien-
to, diversas formas de educaCión e instrucción, propaganda comercial y
entretenimiento.
En esto se apoya la diferencia cualitativa fundamental entre la acti-
vidad de los medios masivos bajo el socialismo y bajo el capitalismo
como sistemas de desarrollo social.
Mientras en el socialismo los objct j-. os de la comunicación son la
purificación de las ideas burguesas contaminadas en la mente del pro-
.Ietariado, el desarrollo de la moral y la unidad política dentro de la
sociedad, y el desarrollo de personalidades armónicas; en el capitalis-
mo, los objetivos de los medios de comunicación descansan en la Con-
tradicción directa con los intereses fundamentales de las masas. Aun
cuando se oculten detrás de frases altisonantes acerca de la "libertad
de expresión" o el "derecho de los individuos a estar informados", lo~
objetivos son bastante claros: oscurecer la conciencia de las masas tra-
bajadoras, envenenarlas con la toxina de la cultura de masas, destruir
la unidad de clases y la cohesión de los grupos, y formar personalida-
des egoístas y agresivas.

121
Cuarta parte: Dos aproximaciones contrapuestas
acerca ddl uso de los medios
La aproximación clasista al uso de los medios de comunicación en la
vida sociopolítica de la sociedad, ha engendrado una dicotomía análoga
en la forma en que este fenómeno es abordado por la ciencia.
Ya desde los años 20 del siglo xx, en que la comunicación masiva
había comenzado a influir en las más amplias audiencias, lo que
trajo como consecuencia cambios sociales de importancia cada vez
mayor, comenzaron a aparecer dos aproximaciones diferentes en su
esencia, para el análisis científico de dichos cambios. Una de estas
aproximaciones, la marxista, estuvo orientada a la solución de las tareas
teóricas y prácticas de los medios· de comunicación en las condiciones
de una constante y aguda lucha política e ideológica contra la influencia
decadente de la maquinaria propagandística del imperialismo, y para el
establecimiento lo más rápidamente posible de la nueva sociedad
comunista. Dentro de esta aproximación se desarrollaron investigaciones
para:
• elaborar los fundamentos teóricos de carácter psicológico de la apli-
cación práctica de la propaganda y demás formas funcionales de la
comunicación masiva,
• lograr un conocimiento más preciso de la actividad de carácter refle-
jo del ser humano,
• realizar una interpretación correcta de los hechos que constituyen
los determinantes del comportamiento de los individuos en la au-
diencia, y de las relaciones entre dichos hechos y los objetos del
mundo externo.
En las condiciones socialistas, esta práctica no está en contradicción
con el esfuerzo de los miembros de la sociedad por el desarrollo de la
ideología socialista y una conciencia auténticamente científica.
La otra aproximación -la inescrupulosamente pragmática- se es-
fuerza en 'descubrir las técnicas de manipulación más efectivas para la
confusión mental de las masas trabajadoras, y la transformación de las
comunicaciones masivas en medios para el mantenimiento del status
instituido por la clase predominante y el adormecimiento de la actitud
de protesta contra la injusticia social.
Esta división en dos aproximaciones puede ser claramente estable-
cida al analizar la literatura especializada en investigaciones de comu-
mcación.
Durante los años 20 del siglo XX, en la Unión de Repúblicas Socialis-
tas Soviéticas, una serie de autores realizaron investigaciones acerca
de los efectos psicológicos de la palabra escrita en diversas audiencias.
Sus trabajos contienen penetrantes observaciones acerca de la activi-

122
I
dad de la comunicación masiva, los cuales aún hoy en día conservan su
valor científico. Un poco más tarde, alrededor de la década del 30, los
lingüistas comenzaron a enfrentar este problema, al estudiar la estruc-
tura y función del lenguaje en la comunicación. Alrededor de la misma
época aparecieron los primeros intentos de dar una interpretación psi-
cológica a la interacción entre la fuente del mensaje y su audiencia
masiva, una interacción mediada por algunos medios tecnológicos.
A fines de la década del 50, el interés en las cuestiones de la
comunicación masiva trajo como consecuencia que se realizara un
gran cúmulo de investigaciones sobre diversos aspectos de su fun-
cionamiento. Este proceso fue ayudado objetivamente por todo el
desarrollo precedente de la psicología y el perfeccionamiento de
sus técnicas de investigación. En la década del 60, nuestra literatura
especializada fue complementada por docenas de monografías,
ensayos, simposios y disertaciones sobre diversos aspectos expe-
rimentales de la comunicación masiva, cuya finalidad estaba orientada
al desarrollo de la nueva sociedad, de acuerdo con los valores ideo-
lógicos del marxismo-leninismo.
En contraste y desacuerdo con la orientación marxista en el estudio
de la comunicación masiva, la ciencia burguesa se esfuerza en la crea-
ción de otros principios para ejercer influencia ideológica en el indivi-
duo. El fundamento de estos principios es, en primer lugar, que cualquier
medio o técnica es bueno y,. está moralmente justificado si al menos
logra cumplimentar satisfactoriamente sus objetivos; en segundo lugar,
que el comunicador tiene, por encima de todo, que basar su actividad
en prejuicios, en la explotación de las emociones humanas, y apelar a
los sentimientos más que a la razón.
Tan pronto como se establecieron estos principios a mediados de la
década del 30, la manipulación de emociones primitivas, tales como la
avaricia, la sensualidad y el miedo, se convirtieron en práctica univer-
sal de los medios de comunicación en los países capitalistas, y la apela-
ción a los sentimientos que acompañan al fenómeno de la conformidad
se convirtió en la regla general. La aplicación masiva de estos princi-
pios en la práctica, proporcionó el impulso para una intensa investigación
de nuevas y sutiles formas para el oscurecimiento de la conciencia, y
para el desarrollo intensivo de técnicas extraordinariamente hábiles
para la explotación efectiva de los medios masivos con vistas a la
exacerbación de las emociones y todo el desarrollo psicológico que
sobreviene después de su aparición.
Estos principios metodológicos han prevalecido y han aparecido nor-
mas éticas que proclaman el derecho a la manipulación de la conciencia
humana y que justifican la eliminación de cualquier criterio moral que
pudiera poner freno a su aplicación.

123
Partiendo de ello, la propaganda se ha desarrollado ampliamente a
través de diversas corrientes, perfeccionando sus medios técnicos, y
profundizando su conocimiento de los mecanismos psicológicos a tra-
vés de los cuales opera. Todo ello ha conducido a la tesis de la omnipo-
tencia de la propaganda, pero, un análisis de este problema desde la
perspectiva de la psicología materialista refuta completamente esta
dogmática tesis, pues, para alcanzar cualquier resultado a través de los
medios de comunicación, tienen que existir ciertas condiciones psico-
lógicas objetivas; si estas no existen, el uso de la propaganda resulta
fútil, independientemente de cuán ingenioso, hábil y experto sea el
propagandista.
Así, tanto en la práctica de la comunicación masiva, como en la psico-
logía social que está al servicio de las necesidades de esta práctica,
existen dos tendencias polares, que tienen sus raíces en la oposición
radical entre los principios metodológicos y los objetivos de la actividad
dada. De todas maneras, la inconsistencia teórica de los principios
metodológicos subyacentes al funcionamiento práctico de los medios
de comunicación masiva en las sociedades capitalistas, no elimina de
ningún modo la necesidad del estudio de su tecnología. Más bien es
exactamente lo contrario. Una inteligente y crítica perspectiva de la
teoría y práctica de la propaganda burguesa, nos capacita para determi-
nar correctamente cómo y en qué circunstancias ella resulta capaz de
obtener determinados efectos mediante los medios masivos.
La adquisición de un conocimiento preciso de la naturaleza y funcio-
nes de los medios de comunicación, requiere de un análisis de todos los
fenómenos sociales interactuantes, tanto subjetivos como objetivos, que
aparecen como necesidad histórica, manifestados en los procesos so-
ciales como cambios radicales, y los complejos sistemas tecnológicos
que proveen el material de impulso para tal cambio. Tal conocimiento
puede adquirirse solamente mediante la aplicación de los principios de
la dialéctica marxista en el examen de los procesos de la comunicación
masiva, visto como la unidad y lucha de contrarios.

124
Sexta" Parte

Cuestiones relativas
a los tnétodos de
investigación psicosocial
Análisis del método
sociométrico para la
investigación del grupo
Dr. Julio César Casales Fernández

Aspectos generales del método sociométrico.


Su utilidad y limitaciones
Los orígenes de la sociometría se encuentran en la figura del psi-
quiatra rumano Jacob Moreno, nacido en Bucarest en 1892. Durante la
Primera Guerra Mundial, Moreno estuvo a cargo de un campo para
tiroleses desplazados, y observó que el ajuste de las personas parecía
ser mejor si se les permitía formar sus propios grupos dentro del cam-
po. Más tarde, en 1925, al emigrar a Estados Unidos, se dedicó a com-
probar esta suposición mediante un estudio más sistemático de grupos
en diversas instituciones. A partir de ello y en unión de sus colaborado-
res, dio los pasos definitivos hacia la fundación de lo que denominó la
"ciencia sociométrica". En 1934 publicó su libro JVho shall survive?: A
new approach to the problem 01 humans relations, considerado como pie-
dra angular del movimiento sociométrico.
Según Moreno, la sociometría es la ciencia que se ocupa de la medi-
ción de las relaciones interpersonales que se establecen entre los miem-
bros de un grupo. Para ello elaboró el test sociométrico, consistente en
un sencillo cuestionario en el cual cada persona indica con qué miem-
bros de su grupo desea (o no) desarrollar alguna actividad específica,
por ejemplo: trabajar, estudiar, pasar el tiempo libre, entre otras. Desde
la aparición de este método, se manifestó que ese recurso podría
proporcionar informaciones valiosas acerca de las atracciones y repulsiones
interpersonales en cualquier grupo de personas.
El método sociométrico en su forma original produce, según Moreno,
urut descripción del patrón de interrelaciones existentes entre los miembros
de un grupo. Los datos sociométricos pueden representarse
gráficamente en un sociograma y ser sometidos a un tratamiento ma-
temático especial, como expondremos más adelante.
La importancia del método ideado por Moreno es haber proporciona-
do una técnica útil para analizar el funcionamiento de un grupo, diri-

127
giendo su atención a aspectos como la posición (status) sociométrica del
individuo, los patrones deseados de interacción, las preferencias en la '
formación de subgrupos y, de manera más general, la estructura infor-
mal deseada de los miembros del grupo.
Este método ha sido empleado en gran escala tanto en países capita-
listas como socialistas con algunas modificaciones. Debe tenerse pre-
sente -como destaca Kolominsky, y también Kulikov- que aun cuando
la técnica experimental de Moreno ha demostrado ser válida en las
condiciones de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
sus posiciones teóricas han sido objeto de una sólida crítica desde una
perspectiva marxista.
En efecto, Moreno define la sociometría como método de estudio
de la "estructura interna" de los grupos sociales, la cual figura con el
término de "microestructura". Según él, esta es un conjunto de di-
versos sentimientos que experimentan entre sí los miembros de un
grupo. Opone a ella la "macroestructura": distribución y ubicación de
los miembros de un grupo conforme a algún indicio organizativo; por
ejemplo: el lugar de trabajo concreto d~l miembro del grupo de pro-
ducción en el taller, el lugar del alumno en un pupitre determinado en
el aula. Según Moreno, la causa principal de la tensión en las relaciones
dentro del grupo y de los conflictos sociales, es la no correspondencia
de la macroestructura con la microestructura. En consecuencia, para
eliminar la tensión en las relaciones, y los conflictos sociales, propone
formar los grupos de producción, etcétera ubicando los puestos de
trabajo de manera que durante el proceso de producción o aprendiza-
je, las personas que se comuniquen sientan atracción psicológica y
mutua simpatía.
En su opinión, resulta suficiente establecer la armonía entre las es-
tructuras externa e interna del grupo para eliminar todas las contradic-
ciones clasistas inherentes a la sociedad capitalista. Como otros autores
burgueses, desvincula las relaciones psicológicas de sus bases
socioeconómicas, por lo cual todas sus conclusiones resultan unilatera-
les. Esto conduce a que, incluso, la técnica más refinada de estudio de
las relaciones sociopsico1ógicas en la industria y otras áreas, tan solo
pueda contribuir de manera transitoria a solucionar algunos conflictos.
Muy relacionado con lo anterior se encuentra el hecho de que la
orientación sociométrica, como medio de interpretación de los fenóme-
nos del grupo pequeño, centra su atención en un aspecto muy impor-
tante: la dinámica de las relaciones interpersonales, que resulta
necesario estudiar, pero comete el error (como ha destacado Duberman),
de absolutizar este aspecto al ignorar los demás, no menos importan-
tes. Dicho aspecto no puede pretender explicar la esencia de todos los
procesos que surgen en los grupos.

128
En resumen -como destaca Kuzmin-, en su fundamentación del
método, el sistema de Moreno es idealista y responde a los intereses
del capital monopolista de ocultar y enmascarar las verdaderas causas
de los conflictos entre los individuos. No obstante, su técnica resulta
válida como una de las vías para la investigación de las interrelaciones
en el grupo pequeño.
En efecto, la aplicación del método sociométrico nos suministra una
valiosa información acerca de aspectos importantes de la dinámica de los
grupos. Como han señalado Kulikov y otros autores, el método sociométrico
tiene significación ante todo para el diagnóstico en la investigación del
grupo. Gracias a él pueden lograrse conocimientos acerca de:
• las interrelaciones deseadas entre los diferentes miembros, las perso-
nas aceptadas y rechazadas por cada cual, sus afinidades, así como la
intensidad de la preferencia,
• la posición o status sociométrico de cada uno de los miembros del
grupo,
• el grado de popularidad, autoridad, expansividad y aislamiento de
los diferentes miembros del grupo en sentido sociométrico,
• las tensiones existentes en el grupo -las relaciones de rivalidad y.
antipatía, a partir de los rechazos recíprocos,
• la estructura sociométrica del grupo en su conjunto, así como
diversas subestructuras (subgrupos) existentes en función de los in-
tereses, actitudes, capacidades, actividades fuera del grupo, edad,
sexo, etcétera.
Antes de pasar a la descripción del método sociométrico, quisiéra-
mos reseñar una investigación desarrollada por Samoilovi -citada por
Kuzmin- mediante el método sociométrico, en la cual se evidencian
algunas de las posibilidades de análisis que brinda este método según
ese autor. En la investigación se estudiaron dos brigadas: una de solda-
dores, que era un colectivo de trabajo comunista, y una de aparejadores,
que no participaba en la emulación por la obtención de la distinción de
"Brigada de Trabajo Comunista".
Para la investigación sociométrica se formularon las siguientes pre-
guntas que comprendían ocho criterios:
l. ¿Con quién desearía compartir en una fiesta (celebrando un día de
cumpleaños o una boda)?
2. ¿A quién desearía tener por compañero de habitación en un internado?
3. ¿Con quién desearía trabajar acerca de propuestas de racionalización?
4. ¿Con quién desearía trabajar en una brigada?
5. ¿A quién desearía tener como compañero de albergue?
6. ¿Con quién desearía estudiar en la escuela técnica o en el instituto?
7. ¿Con quién desearía ir al cine, museo, teatro o intercambiar opiniones
acerca de algún libro leído?
8. ¿Con quién le gustaría practicar algún deporte?

129
Los resúmenes de los sociogramas pusieron de manifiesto (a juicio
del autor), los siguientes aspectos:
• Respecto a las interrelaciones y la sociabilidad de los miembros de
una y otra brigada, se constató que estos índices fueron superiores en
la brigada de soldadores (brigada de trabajo comunista) que en la de
aparejadores.
• En cuanto a la popularidad de los miembros, se comprobó una des-
igualdad manifiesta entre los miembros de la brigada de aparejadores:
algunos de sus integrantes fueron elegidos por todos o por casi todos
los miembros, pero otros, solo por una persona. Esto coadyuvaba a la
formación de subgrupos dentro de la brigada, 10 cual demostraba la au-
sencia de una verdadera unidad.
• La investigación de la unidad dentro de cada brigada reveló fenó-
menos muy importantes: la comparación de los índices de estimación
de cada miembro con el resto demostró que cada integrante de la briga-
da de trabajo comunista reconoce a algunos miembros de su brigada,
mientras que en la de aparejadores cuatro miembros, incluido el jefe de
la brigada, no pudieron elegir a ninguno de los integrantes de su briga-
da en cuatro de los ocho criterios investigados.
• Al realizar un análisis comparativo de las brigadas para determinar
los criterios predominantes, se manifestó un hecho interesante: a pe-
sar de todas las diferencias señaladas entre las brigadas, la mayor can-
tidad de elecciones en esas brigadas la obtuvo el cuarto criterio: ¿Con
quién desearías trabajar en la brigada? De manera que se revela el
carácter fundamental de las elecciones en el criterio de trabajo conjun-
to. Claro está, en este criterio "para el trabajo conjunto" se manifesta-
ron diferencias cualitativas entre los trabajadores, por cuanto existía
un mayor predominio de interrelaciones satisfactorias en la esfera del
trabajo directo en el seno de la brigada de trabajo comunista que en la
de aparejadores.
• El estudio también evidenció que no siempre la alta posición ofi-
cial (status formal) del individuo en el grupo corresponde a su posición
real en el sistema de las interrelaciones. El método sociométrico per-
mite descubrir estas disconformidades que pueden eliminarse median-
te recomendaciones o conversaciones dirigidas con los miembros de la
brigada. En este caso se reveló una correspondencia entre la línea ofi-
cial (formal) y la no oficiaL(informal) de las interrelaciones en la brigada
de trabajo comunista. Este acercamiento se manifestaba como una ten-
dencia normal, que evidenciaba que en la esfera de la producción tenía
lugar un acercamiento de los intereses personales y sociales.
En resumen, en las condiciones de la producción, las interrelaciones
íntimas y cordiales influyen sobre las relaciones que establecen los
obreros fuera de los límites de la producción. En los miembros de la

130
brigada de trabajo comunista se evidenciaba una atracción mutua que
se reflejaba en sus aspiraciones de pasar juntos el tiempo libre, el
estudio, la práctica de deportes, etcétera. Por ello -como señala
Kuzmin-, a partir de datos obtenidos mediante investigaciones con la
metódica sociométrica, el criterio decisivo y la tendencia predomi-
nante en las elecciones hechas por los obreros de las brigadas de
trabajo comunista (colectivos) son los de trabajo. La calificación y la
capacidad de los obreros, su actitud hacia el trabajo, ocupan el primer
lugar en la escala de las elecciones. La elección en el criterio de
trabajo constituye la base de las relaciones en los colectivos de pro-
ducción. Esta elección -destaca Kuzmin- también influye, con poste-
rioridad, en la elección en otros criterios: estudio, empleo del tiempo
libre, práctica de deportes, etcétera.
Antes de concluir el análisis de los aspectos generales de la utiliza-
ción del método sociométrico es importante precisar determinadas cues-
tiones teóricas referentes a lo siguiente:
Para una interpretación psicológica adecuada de los resultados del
estudio sociométrico, resulta necesario especificar qué aspectos son
en realidad objeto de medición con él, pues a menudo se estima que
mediante este método es posible conocer el patrón de interrelaciones
y comunicaciones específicas existentes entre los miembros de un grupo.
Sin embargo, como ha señalado Kolominsky, ese criterio es erróneo,
pues cuando a los miembros se les plantea elegir aquellos con quienes
les gustaría realizar determinada ~ctividad, lo que indaga -la pregunta
es cuáles son las preferencias o disposiciones de cada integrante para la
interacción o comunicaoión con otros, en esa actividad. Por ello, al ana-
lizar las respuestas acerca de tales preferencias o atracciones, no es
posible conocer la estructura de comunicaciones e interacciones rea-
les. Es decir, la estructura sociométrica (sobre la base de esas
interacciones preferidas) no tiene por qué coincidir con la estructura
de la comunicación real, aun cuando el subsistema de preferencias ha
surgido como resultado de la comunicación interpersonal en el proceso
de actividad conjunta. Este hecho también ha sido referido por
Miasischev --citado por Kolominsky-, cuando señala que la necesidad
social obliga, a veces, a la persona a comunicarse de manera indepen-
diente y, en ocasiones, contraria a la preferencia.
De lo anterior se deriva que en el grupo pueden estudiarse tanto el
subsistema de las preferencias, como el de la comunicación e
interacción real en determinada esfera, pero mediante métodos dife-
rentes. Por tanto, es inadecuado utilizar el método sociométrico para
medir lo que él no mide, pues cada subsistema tiene su carácter y
dinámica específicos, aun cuando están estrechamente relacionados.
Así, resultan necesarios otros métodos para el estudio de los proce-

131
sos de comunicación e interacción real e inmediata en el seno del gru-
po; por ejemplo, las observaciones estandarizadas de la actividad de
los miembros del grupo.
Por todo lo expresado, también se deduce que no debemos conside-
rar -como plantea Kolominsky- que los diferentes índices sociométricos
nos proporcionan un cuadro completo de los procesos e interrelaciones
que ocurren en el seno del grupo. El estudio profundo de los procesos
que ocurren en el grupo debe abordarse de manera multilateral. Por
ello, los procedimientos sociométricos pueden brindar una información
útil que sirva de complemento a los datos obtenidos mediante otros
métodos, los cuales en conjunto posibilitan arribar a un diagnóstico y al
planteamiento de algunas vías con las cuales podríamos mejorar
(optimizar) las relaciones existentes en el grupo.
Aspectos prácticos de la utilización del método
sociométrico
A continuación presentamos algunos aspectos significativos que de-
ben tomarse en consideración para el desarrollo de la investigación
sociométrica.
Respecto al grupo que se investiga, solo puede aplicarse cuando existe
un grupo estructurado y estable. Por ello, no tiene sentido su aplicación
en un conjunto de personas que están comenzando sus relaciones y
conocimiento mutuo, pues esto no constituye un auténtico grupo
psicosocial, en todo caso, se encuentra en una fase de "pseudo integra-
ción". Ni tampoco un conjunto de personas entre quienes no existan
interacciones constantes y estables. Es necesario conocer algunos da-
tos iniciales acerca del grupo que va a ser estudiado:
• tamaño
• tiempo de constituido
• objetivos (fines o metas) fundamentales
• tipo de actividades específicas.
El conocimiento de estos aspectos nos permitirá elaborar de manera
adecuada el cuestionario sociométrico.
Elaboración del cuestionario sociométrico. Para realizar la investiga-
ción sociométrica a los miembros del grupo que va a ser estudiado se
les presenta un cuestionario, en el que cada integrante debe expresar
sus preferencias y no preferencias para unirse a otros en la ejecución
de determinada actividad. Se les informa que sus respuestas quedarán
en secreto y que deben ser lo más sinceras posible, pues de ello de-
pende la validez del estudio. Para la elaboración de las preguntas del
cuestionario se toman en cuenta dos tipos de criterios:
• uno funcional
• otro afectivo o emocional.
132
La pregunta (o las preguntas) relativa al criterio funcional debe co-
rresponder a la actividad (o actividades) fundamental que realiza el
grupo: trabajo, estudio, práctica deportiva, u otra. De esta manera obte-
nemos el tipo de interrelaciones deseadas por los miembros en la cate-
goría o tipo de actividad a que se refiere la pregunta. Ejemplo:
• "Señale los miembros de su grupo con quienes desearía trabajar en el
montaje de las maquinarias del taller". '
Cuando formulamos este tipo de pregunta, obtenemos la información
acerca de qué interrelaciones se desean para el proceso de trabajo. Es
decir, se conoce cómo desearía el grupo estructurarse y orientarse en
función de la ejecución o el cumplimiento de la tarea especificada. Des-
de tiempos de Lewin, a este tipo de organización grupal se le ha deno-
. minado socio-grupo, en oposición al psico-grupo, que es el grupo
estructurado y orientado en función de los sentimientos de simpatía y
antipatía entre sus miembros, y que se obtiene cuando en el cuestiona-
rio sociométricose formulan preguntas acerca de las preferencias de
los miembros para el desarrollo de actividades recreativas, es decir,
cuando la pregunta se refiere al criterio afectivo. Por ejemplo:
• "Señale los miembros de su grupo con quienes le gustaría participar
en una fiesta".
Es conveniente especificar que, tanto para determinar el socio-gru-
po corno el psico-grupo, es necesario, en algunos casos, elaborar varias
preguntas relativas a diferentes tipos de actividad. Así, si se trata de
un grupo cuyos miembros trabajan y estudian, pueden formularse dos
preguntas:
• ¿Con quiénes le gustaría integrarse en una brigada para la realiza-
ción de tareas productivas?
• ¿Con quiénes le gustaría formar un equipo de estudio para su prepa-
ración con vistas a los exámenes?
Ambos tipos de preguntas se refieren al criterio funcional, pero dan
lugar, en general, a la formación de estructuras grupales diferentes.
Por tanto, obtendríamos dos socio-grupos diferentes; uno relativo al tra-
bajo y otro relativo al estudio. . . ;;
De igual manera pudiéramos formular varias preguntas, todas' relativas
al criterio afectivo, con las cuales obtendríamos diferentes psico-gru-
pos, correspondientes a cada una de las preguntas formuladas.
Ejemplo:
• "Señale los miembros de su grupo con quienes le gustaría compartir
sus momentos de descanso".
• "Señale los miembros de su grupo con quienes le gustaría visitar
cines o museos".
Durante la investigación resulta importante, en muchas ocasiones,
analizar los diferentes tipos de estructuras sociométricas que se con-

133
forman según géneros diferenciados de actividad, relativas tanto al so-
cio-grupo como al psico-grupo.
En la literatura sociométrica -Moreno y otros- se ha señalado que,
en la formación del socio-grupo, las elecciones se efectúan sobre la
base del valor funcional de los miembros, mientras que para el psico-
grupo se tienen en cuenta las características de la personalidad de los
individuos. No obstante, en la práctica es bastante difícil afirmar si de-
terminada selección obedece, de manera exclusiva, a un criterio fun-
cional o afectivo. Por ello, algunos investigadores, al elaborar el
cuestionario sociométrico, piden a los miembros que a continuación de
cada pregunta expliquen el porqué de la elección, para así descubrir las
causas o motivos determinantes. A veces, las elecciones para la forma-
ción de grupos de trabajo se encuentran inevitablemente influidas por
razones efectivas.
Número de elecciones y rechazos permitidos. Una vez elaborado el cues-
tionario sociométrico con las preguntas correspondientes a cada crite-
rio, se establece el número de miembros del grupo que cada sujeto
debe elegir. A menudo se establecen de tres a cinco elecciones. Por
ejemplo, se pide a cada persona que "elija a tres miembros de su grupo
con quienes le gustaría realizar determinada actividad". Esta limita-
ción a un número fijo de selecciones se fundamenta en que cuando el
grupo es relativamente numeroso resulta muy difícil elaborar el
sociograma -representación gráfica de las elecciones-o En esos casos,
la enorme cantidad de líneas que se entrecruzan hace prácticamente
ilegible el sociograma confeccionado.
Sin embargo, estamos en desacuerdo con establecer un número limi-
tado de elecciones, pues presenta la desventaja de distorsionar, de
manera apreciable, la estructura sociométrica real del grupo estudiado.
En efecto, como ha sido destacado por diversos autores -Arruga y Valeri,
y también Bastin-, la limitación a un número determinado de elecciones
presenta las siguientes dificultades:
1) Se limita la expansividad social de los sujetos de alta sociabi-
lidad, pues al constreñírseles a un número limitado de elecciones
-preestablecido por el investigador- se ven obligados a renunciar, de
manera artificial, a efectuar elecciones deseadas en realidad. Asimis-
mo, puede suceder que un sujeto poco sociable, por cumplir las instruc-
ciones del investigador, elija a algunos miembros en realidad
indiferentes para él, con tal de llenar el cupo establecido.
2) No es posible establecer con certeza el status sociométrico -sta-
tus de elecciones- de los diferentes miembros cuando se limitan estas.
Por ejemplo, hasta qué punto podemos decir que determinado miembro
es un aislado, si desconocemos la totalidad de las elecciones que los
miembros del grupo habrían realizado de no haberse limitado estas. Es

134
decir, un miembro puede no haber recibido ninguna de las tres prime-
ras elecciones de los demás, pero comenzar a ser elegido por alguno
de ellos a partir de la cuarta o quinta elección.
3) Con la utilización del sistema de permitir una completa libertad
de elecciones, podríamos conocer la totalidad de interrelaciones desea~
das en el grupo, de lo contrario esto sería imposible.
Además, los inconvenientes del sistema de elecciones l4.bres pue-
den atenuarse con facilidad, pues no existen dificultades para el
cómputo de la totalidad de las elecciones en la matriz sociométrica por
numerosas que sean estas. Los sociogramas pueden elaborarse con las
tres primeras elecciones -para tener al menos una visión o represen-
tación gráfica parcial-, y esta información complementarse con la tota-
lidad que tenemos computada en la matriz. Por ejemplo, si algunos
miembros resultan aislados al realizar el sociograma con las tres pri-
meras elecciones, podemos consultar la matriz en que está la totalidad
de la información para cerciorarnos de si no recibió ninguna elección, ni
,siquiera a partir de la tercera elección de ningún miembro.
Por todo lo antes señalado, al elaborar las preguntas del cuestionario
sociométrico, creemos más conveniente formularlas en los siguientes
términos:
• "Señale todos aquellos miembros de su grupo con quienes desea
realizar determinada actividad".
Respecto a los rechazos, en númerosos estudios se prescinde de
pedir a los miembros del grupo que indiquen las personas que rechazan
o a quienes no desean asociarse para la realización de determinada
actividad, pues este tipo de pregunta se recibe con desagrado por los
miembros, quienes evitan en general dar respuestas negativas. En
nuestro criterio, todo depende del grado de relación que logre estable-
cer el investigador con el grupo, su capacidad para motivarlos a res-
ponder de manera sincera a este tipo de pregunta. De lograrse esto, la
información con respecto a los rechazos resulta muy útil para conocer
los fenómenos intrágrupales. Si por el contrario, el grupo opone resis-
tencia -abierta o velada-, no queda otra alternativa que prescindir de
este tipo de información.
Elaboración de la Planilla sociométrica, la matriz sociométrica y el
sociograma. Una vez aplicado el cuestionario al grupo con las (o la) pre-
guntas correspondientes a cada criterio -funcional y afectivo-, debe
procederse a elaborar la planilla sociométrica, la matriz sociométrica y el
sociograma. Tanto la planilla, la matriz, como el sociograma se elaboran
para cada una de las preguntas, es decir, tendremos tantas planillas,
matrices y sociogramas como preguntas existan en el cuestionario. Ello

135
posibilita efectuar análisis comparativos de las diferentes estructuras
del grupo según los distintos criterios, y aun dentro de cada criterio.
Para ilustrar el modo de proceder, expondremos un ejemplo de una
aplicación realizada por nosotros. Se trataba de una brigada de estu-
diantes del tercer año de psicología de la Universidad de La Habana,
constituida por 14 miembros. Los nombres que aparecen son ficticios.
Presentamos un solo criterio correspondiente al psico-grupo, y solo
nos referimos a las tres primeras elecciones para ilustrar el sociograma,
pues como dijimos, consideramos inadecuado limitar las elecciones. La
pregunta concreta fue la siguiente:
"Señale los miembros de su brigada con quienes le gustaría pa-
sar ratos de distracción y esparcimiento fiestas o actividades cul-
turales" .
Una vez recopilados todos los cuestionarios de los miembros del grupo,
la información se resume en la planilla sociométrica. En la Tabla 7 pre-
sentamos la información obtenida en nuestro grupo de estudio.
Tabla 7
Planilla socio_m-,é-;tr_ic'-'-a_ _ _ __
Personas eleg idas=---;-;-_
Persona que elige --- 1 ra:-seleccTÓn------2aa~e-lección 3ra. selección
1) Johanes Zunilda (2) Laura (3) María Eisa (14)
2) Zunilda Laura (3) Johanes (1) Loipa(11)
3) Laura Loipa (11) Zunilda (2) Johanes (1)
4) Marilú Glenda (7) Nadiesha (13) Nora (5)
5) Nora Mariela (12) Glenda (7) Arqímides (9)
6) Mayté Mariela (12) Nadiesha (13) Nora (5)
7) Glenda Mayté (6) Nora (5) Marilú (4)
8) Leonor Glenda (7) Marilú (4) Laura (3)
9) Arquímides Genoves (10) Mariela (12) Glenda (7)
10) Genoves Arquímides (9) Mariela (12) Glenda (7)
11) Loipa María Eisa (14) Mayté (6) Laura (3)
12) Mariela Arquímides (9) Genoves (10) Glenda (7)
13) Nadiesha Mayté (6) Arquímides (9) Genoves (10)
14) María Eisa Loipa (11) Zunilda (2) Mayté (6)

En la primera columna, la Tabla 7 nos muestra la relación nominal de


los 14 integrantes del grupo. Las tres columnas siguientes se refieren
a las elecciones realizadas por cada integrante, colocadas por su orden
de elección. Nótese que alIado de cada nombre en esas tres columnas,
entre paréntesis está el número de orden con que aparece el sujeto en
la primera columna; ello facilita en gran medida la confección de la ma-
triz sociométrica. Esta planilla pudiera contener más de cuatro colum-
nas, si las elecciones hubieran sido libres.
A partir de los datos de la planilla, elaboramos la matriz socio métrica.
Esta contiene la misma información, pero expresada de diferente ma-
136
nera. Es una tabla de doble entrada (N x N), en la cual aparece, tanto
horizontal como verticalmente, la relación de integrantes del grupo
expresada en números. (Ver Tabla 8.)
TablaS
Matriz
Sociométrica

5 678

o 4

En esta tabla se expresan las emisiones -elecciones- realizadas por


cada miembro, así como las recepciones -elecciones recibidas por cada
uno-. Para las elecciones se ha utilizado el sistema de designar con la
letra a la primera elección efectuada por cualquier miembro; con la
letra b, la segunda elección, y con la letra e, la tercera elección. Si las
elecciones hubiesen sido libres, se utilizarían las restantes letras del
alfabeto para indicar su orden.
Una mirada superficial de la matriz nos indica la cantidad de eleccio-
nes realizadas por cada miembro, a quién elige cada quién y en qué
orden, y qué cantidad de elecciones recibe cada integrante.
Pero estos datos se refieren básicamente al aspecto individual, y no
nos brindan una visión adecuada del grupo en su conjunto. En realidad,

137
las elecciones (y rechazos) emitidas por todos los miembros del grupo
constituyen una red de interacciones de gran complejidad, la cual de
ninguna manera se manifiesta mediante los datos presentados hasta el
momento. La matriz sociométrica solo ofrece una idea muy vaga de esa
red de interacciones, pues es un instrumento de análisis y no de sínte-
sis. Por ello, Moreno también propuso un medio de obtener información
acerca de la estructura sociométrica del grupo en su conjunto: repre-
sentar gráficamente las relaciones interpersonales.
Elaboración del sociograma. El sociograma será útil en la medida en
que esta representación gráfica de las elecciones interpersonales lo-
gre mostrar algún aspecto importante de esa estructura. Para esta
representación, cada miembro se simboliza por un círculo. Si queremos
destacar diferencias de sexo, edad, posición oficial en el grupo, etcéte-
ra, pueden color~arse los círculos para establecer las diferencias entre
los aspectos antes mencionados. Por ejemplo, círculos rojos las hem-
bras y azules los varones, lo cual brindaría una información clara a sim-
ple vista, acerca de cómo se escogen unos con respecto a otros, cómo
se escogen dentro de cada subgrupo, quiénes -varones o hembras-
tienen posiciones dominantes en la estructura sociométrica, etcétera.
Las relaciones entre los miembros se representan mediante líneas ,
rectas terminadas en flechas que parten del sujeto que elige y terminan
en el sujeto elegido. Comúnmente se utiliza una línea continua para la
primera selección, una discontinua para la segunda selección y una línea
de puntos para la tercera selección. Esto, como es natural, es convencio-
nal. El investigador está en completa libertad para escoger los signos
que encuentre de mayor utilidad para sus propósitos, con el fin de que el
sociograma refleje, con claridad, las relaciones significativas.
A veces, el investigador trata de realizar el sociogr:ama práctica-
mente por azar, mediante tanteos -ensayo y error-o Sin embargo,
Northway -citado por Bastin- elaboró un sistema más metódico, en el
cual el tanteo y el azar quedan muy disminuidos. Ese sistema consiste
en dividir el espacio destinado al sociograma en tres círculos
concéntricos, en el cual los miembros se colocan de acuerdo con el
número de elecciones recibidas. Los más elegidos en el centro, los
menos hacia la periferia y los sujetos medianamente elegidos en el
anillo intermedio. A este procedimi~nto se le denomina técnica del blanco.
Es aconsejable no colocar a tres sujetos o más en línea recta, sino
que cada uno en el círculo que le corresponda sea distribuido como
formando parte de los puntos de flexión de una línea quebrada irregu-
lar. Con esto, desde el primer momento se posibilita que de sujeto a
sujeto pueda trazarse toda clase de atracciones y rechazos. Incluso, si
se sigue este sistema, es posible que el sociograma no quede bastante
claro y sea necesario reelaborarlo, desplazando algunos sujetos, con el
fin de descongestionar el entrecruzamiento de líneas o esclarecer de-
terminadas interrelaciones.

138
No obstante, a pesar de las ventajas del sistema ideado por Northway,
debe tenerse presente que la finalidad esencial del sociograma consiste
en revelar los aspectos más significativos de la estructura del grupo, y
para ello en determinadas ocasiones no podemos seguir, de manera
ortodoxa, lo propuesto por este autor. Puede suceder que sea de más
interés evidenciar'un aspecto de la estructura del grupo, por ejemplo,
las reciprocidades deseadas, o las tensiones entre subgrupos, etcéte-
ra, y nos veamos obligados a abandonar lo planteado por Northway para
poder analizar la estructura del grupo desde determinada perspectiva,
resaltando algunos hechos. Además, en muchas ocasiones es casi im-
posible representar la estructura del grupo para un criterio o pregunta
dada mediante un único sociograma, a veces ni siquiera pueden repre-
sentarse las subestructuras sociométricas fundamentales. Por ello, al-
gunos investigadores -Arruga y también Bastin- proponen elaborar
varios sociogramas para una misma pregunta; en uno representar solo
las elecciones recíprocas; en otro, solo los rechazos recíprocos, y así
sucesivamente.
En la Figura 2 presentamos el sociograma correspondiente al ejem-
plo que hemos desarrollado y cuya matriz sociométrica apareció ante-
riormente.
Figura 2

--- -----
I
.•
.
I
I

l'1I I
;
"
¡I
11
1I
1I I
11
ti
i

l' I
,1, ;
11 •
\1'

Leyenda
ha. selección - - - - -
2da. selección
3ra. selección :-.-= -:- :-.---:- =-

139
Análisis e interpretación del sociograma. Fenómenos
más importantes
Para el análisis e interpretación del sociograma debemos considerar
los fenómenos más comúnmente observables.
1. Fenómenos individuales
a. Popular: Es el miembro -o los miembros- que recibe una cantidad
de elecciones significativamente alta. El sentido de esta expresión lo
esclareceremos más adelante, cuando analicemos el problema de los
índices estadísticos. También se le denomina estrella sociométrica. Cuan-
do los miembros populares son varios, se denomina de manera conven-
cional "estrella" a quien recibió más elecciones de entre ellos. En el
ejemplo de nuestro grupo de estudio, el sujeto popular -la estrella
sociométrica- es el número 7. (Ver matriz y sociograma.)
Una aclaración necesaria: A menudo se ha denominado líder a la
estrella sociométrica o individuo popular, pero es inadecuado estable-
cer similitudes directas entre esos términos. Creemos conveniente
plantear sus diferencias desde el punto de vi§>ta sociométrico.
Los cuestionarios que hemos presentado hasta el momento, permi-
ten determinar los sujetos populares (en términos de agrado), mien-
tras que para obtener la designación de líderes sería necesario plantear
preguntas que permitan identificar "quién de los miembros del grupo
ejerce mayor influencia espontánea sobre los restantes integrantes,
para el desarrollo de determinada actividad" -se debe especificar la
actividad fundamental del grupo-, "y que además realiza contribucio-
nes de significación para la solución de los problemas más importantes
que el grupo enfrenta".
Así se obtendrá una distribución de elecciones muy diferente de las
logradas con los cuestionarios anteriores, así como una estructura de
grupo mucho más jerarquizada, con una mayor concentración de elec-
ciones alrededor de algunos individuos y un aumento igualmente im-
portante de los aislamientos. En rigor, estos últimos ya no pueden
considerarse como tales.
Este tipo de pregunta no se refiere a un criterio de afinidad o afectivi-
dad, ni tampoco a un criterio funcional, sino más bien a un criterio de
autoridad, que no busca relaciones horizontales como los anteriores, sino
que busca relaciones que podrían denominarse verticales en el grupo.
b. Aislado: Es el miembro -o los miembros- que recibe una cantidad
de elecciones significativamente baja. En nuestro ejemplo, el miembro
número 8, que no recibió ninguna elección, es un aislado.
c. Rechazado: Es el miembro -o los miembros- que recibe una canti-
dad de rechazos significativamente alta. En nuestro ejemplo no se pi-
dieron rechazos, por tanto, no podemos señalarlos aquí.

140
En la literatura se encuentra a menudo, que los investigadores de-
terminan el status sociométrico de los miembros de un grupo a partir de
la cantidad de elecciones que estos reciben. Si bien el total de eleccio-
nes deviene un indicador importante de ello, no es el único aspecto que
determina el status sociométrico, pues no solo deben considerarse las
elecciones, sino también los rechazos. Por elln, estamos de acuerdo con
autores como Arruga, que plantean la utilización del término status de
elecciones, que resulta más preciso para referirnos a la posición del in-
dividuo en su grupo, cuando solo se han tomado en cuenta las seleccio-
nes .recibidas.
d. Eminencia gris: Otro aspecto relevante es conocer quién es el
individuo elegido por la "estrella sociométrica", aun cuando él mismo
elija a otros. Se trata de un miembro que puede proyectar su influencia
sobre el grupo, mediante la estimación o amistad que le profesa la "es-
trella". A este miembro se le denomina eminencia gris o polarizador de
segundo grado. En nuestro ejemplo, el miembro número 6 constituye la
"eminencia gris", si consideramos que esta es la primera elección -a
más intensa- que realizó la "estrella sociométrica".
e. Expansividad socio métrica: También es interesante conocer la
expansividad de los diferentes miembros del grupo. Este índice se
determina a partir de la cantidad de elecciones que realiza cada miem-
bro en su grupo. En nuestro ejemplo es imposible calcular este índice,
pues se restringieron a tres las elecciones.
Un miembro es muy expansivo si emite una cantidad de elecciones
significativamente alta, o es poco expansivo si, por el contrario, emite
una cantidad de elecciones significativamente baja. Este aspecto deno-
ta en qué medida el individuo está dispuesto -o motivado- a establecer
relaciones con los demás integrantes de su grupo.
Los fenómenos presentados hasta aquí se refieren a índices
sociométricos individuales. Estos, por demás, pueden determinarse
sin necesidad de elaborar el sociograma, pues se observan de manera
directa en la matriz sociométrica. Antes de pasar al estudio de otros
índices. grupales como las reciprocidades y los subgrupos, queremos
señalar la significación que tiene el análisis cualitativo de los índices
individuales vistos.
Así, no solo es importante conocer la cantidad de elecciones recibi-
das y si estas son en primer, segundo o tercer orden, sino también debe
reconocerse si un miembro recibe sobre todo elecciones de sujetos con
un status medio, de sujetos muy populares o de aislados. Este análisis
permite establecer diferenciaciones más precisas entre los miembros
del grupo. Por ejemplo, dos sujetos populares pueden serlo de manera
muy distinta: uno atraer, ante todo, las elecciones de miembros con un
status medio, o aislados. Estas preferencias pueden ser, en general,

141
más superficiales por ser elegido en cuarta o quinta opción y preferir
este relaciones con sujetos de la periferia. Sin embargo, el otro popular
puede ser preferido de manera más intensa y profunda y ser elegido
además por otros populares.
Así mismo, dos individuos aislados pueden tener una situación dife-
rente en su grupo: uno que puede emitir, a su vez, muy pocas eleccio-
nes -tener una expansividad baja es decir, un sujeto aislado, que se
aísla-, quizás recibe alguna elección, pero de algún miembro de la peri-
feria y ser esa selección en quinta o sexta opción. Mientras que el otro
aislado puede que emita muchas elecciones -tener un expansividad
alta- y reciba quizás alguna elección de un sujeto popular que lo haga
entre sus primeras selecciones. En este caso, la situación de este ais-
lado es menos desfavorable que la del primero. Además, cuando se
piden rechazos habría que analizar si es aislado y rechazado, y en caso
de serlo, de quiénes proviene ese rechazo.
2. Fenómenos grupales
Respecto a los índices grupales, como los más significativos se des-
tacan: las elecciones recíprocas, los subgrupos y el cociente de elec-
CIOnes.
a. Elecciones recíprocas o reciprocidades: Se refieren a los miembros
que se eligen mutuamente. Algunos autores le han dado mucha impor-
tancia a este índice por considerarlo la base de la unidad existente en
el grupo. En nuestro ejemplo -como se observa en el sociograma, o
mediante el análisis de los datos de la matriz-, tenemos las siguientes
elecciones recíprocas:
11 y 14 2Y 3 3 y 11
9 Y 10 9 Y 12 4y 7
10 Y 12 6 Y 13 5y 7
1y 2 1y 3
Dentro de estas reciprocidades, todas no tienen la misma intensi-
dad. Las hay muy fuertes, como la existente entre el 11 yel 14, en la
cual ambos se eligen en primer lugar; otras, como la existente entre el
1 y el 3, son más débiles, el 1 elige al 3 en segundo lugar, mientras el 3,
al 1 en tercer lugar.
Índice de reciprocidad
Para el cálculo del índice de reciprocidad existente en el grupo, algu-
nos autores han propuesto la siguiente fórmula, adecuada a nuestro
JUICIO:
I rec. = Número de elecciones recíprocas existentes
Número de elecciones recíprocas posibles
Este índice posibilita conocer el grado en que se eligen entre sí los
miembros de un grupo.

142
Cálculo del número de elecciones recíprocas posibles
Si las elecciones son ilimitadas, tenemos que las elecciones recí-
procas posibles (RP) son iguales a:
N CN - 1) Esto se explica de la siguiente manera:
2
Como cada miembro del grupo puede elegir a los demás excepto a sí
mismo, tenemos que en un grupo de N miembros cada miembro podría
efectuar (N - 1) selecciones. Si en el grupo existen N miembros y cada
uno puede hacer (N - 1) elecciones, entonces el número de elecciones
posibles en todo el grupo será de N (N - 1); pero como queremos las
recíprocas, entonces se dividen por 2, quedando:
N=CN-1)
2
Con ello la fórmula general para elecciones ilimitadas queda:
Irec. = # Rp
N(N-1)
2
Si las elecciones son limitadas a un número determinado, el cual
denominaremos d, el número de elecciones posibles es dN,por 10 si-
guiente: cuando se restringen las elecciones, cada miembro ya no pue-
de realizar (N - 1) elecciones, pues 10 hemos restringido a un número
específico; entonces cada miembro puede hacer d elecciones. Si quere-
mos conocer el número total de elecciones posibles en todo el grupo,
entonces sucede que: en un grupo de N miembros, si cada miembro
puede hacer d elecciones, entonces el número de elecciones posibles
en todo el grupo será dN,· pero, como queremos las reciprocidades po-
sibles, de nuevo dividimos por 2; por tanto, tendremos: dN.
, 2
La fórmula para el índice de reciprocidad con selecciones limitadas será:

1 rec. = # Rp
dN
2
En nuestro ejemplo tenemos que:

# Rp = 11 1 rec. = 11 =R= 0,52


N = 14 3 (14) 21
d = 3 2

La amplitud de este índice varía entre cero y uno. Cero es la inexis-


tencia de elecciones recíprocas, y uno, la mayor existencia de eleccio-
nes recíprocas posibles. En nuestro ejemplo, en un grupo de 14

143
miembros en el cual cada miembro podía efectuar tres selecciones, el
total de elecciones recíprocas posibles es de 21. Pero en realidad se
efectuaron 11 reciprocidades, alrededor de un 52% (0,52); por tanto, el
índice de interrelación es medio -ni muy alto, próximo a 1, ni muy bajo,
próximo a cero.

°
Para este índice deben ser considerados los siguientes niveles:
Índice bajo: de a 0,3
Índice medio: de 0,4 a 0,6
Índice alto: de 0,7 a 1
b. Cociente de elecciones: Mientras que el índice de reciprocidad re-
fleja el grado en que los miembros se prefieren mutuamente, el cocien-
te de elecciones se refiere al grado de preferencia hacia los demás por
parte de los miembros en sentido general, es decir, con independencia
de que esa preferencia no sea recíproca. Su fórmula es la siguiente:
C.E. = Suma de elecciones realizadas por todos los miembros
Total de elecciones que pueden efectuarse por todo el grupo
Para el cálculo del total de elecciones que pueden efectuarse por el
grupo, procedemos así: para un grupo de N miembros, cada uno podría
realizar (N - 1) elecciones. Por tanto, en todo el grupo podrían efec-
tuarse N (N - 1) elecciones.
Así, la fórmula queda de la siguiente manera:
C. E. = Suma de los Ep individuales (Ep total)
N(N -1)
Constituye un índice relevante, pues refleja la proporción existente
entre las elecciones posibles y las realmente deseadas.
La amplitud de este índice oscila entre cero y uno. Es cero cuando
ningún miembro desea unirse a los demás para la actividad conjunta
propuesta, y uno, cuando las elecciones posibles a realizar en el grupo
y las deseadas por todos 10s integrantes coinciden. Nuevamente aquí

°
hemos establecido de manera convencional tres niveles:
• índice bajo: de a 0,3
• índice medio: de 0,4 a 0,6
• índice alto: de 0,7 a 1.
c. Subgrupos: Otro fenómeno importante de la estructura sociométrica
del grupo lo constituyen los subgrupos. Son conjuntos de miembros
unidos entre sí mediante elecciones recíprocas. En nuestro ejemplo,
los miembros 9, 10 y 12, así como 1, 2 Y 3. (Ver sociograma.)
Cuando el subgrupo se encuentra separado del resto del grupo, sin
ser elegido por ningún otro miembro fuera de su pequeño círculo, reci-
be la denominación de isla.
Cuando los miembros del subgrupo no emiten elecciones fuera de su
pequeño círculo, entonces se denominan un subgrupo cerrado.
De lo anterior se desprende que una isla podría ser además un
subgrupo cerrado, pero no necesariamente, pues sus miembros pue-
144
den estar intentando establecer comunicaciones con el resto del grupo.
Por otra parte, también podría suceder que los miembros de un subgrupo
reciban diversas elecciones de otros miembros del resto del grupo, en
consecuencia, no son una isla, pero pueden ser ellos un subgrupo ce-
rrado, si es que no emiten elecciones más allá de su pequeño círculo.
d. Cadenas: Las cadenas a nivel del grupo están constituidas por una
serie de miembros que se eligen de manera sucesiva; así, el miembro
A elige al B, este a un tercero, etcétera. Este fenómeno nos brinda una
información muy valiosa, pues nos indica a través de qué miembros
fluye la información en el grupo -en el sentido deseado-. En nuestro
ejemplo tenemos varias cadenas de primer orden, es decir, considera-
das a partir de la primera selección. Ellas son:
1-2 -3 - 11-14
13 - 6 - 12 - 9 - 10
4 - 7 - 6 - 12 - 9 - 10
8 - 7 - 6 - 12 - 9 - 10
5 - 12 - 9 - 10
Posibilidades de análisis del sociograma. La interpretación del
sociograma no se limita a la determinación de las reciprocidades,
subgrupos y cadenas, pues brinda diversas posibilidades de análisis.
Así tenemos que:
• Puede determinarse si el grupo se encuentra sólidamente inte-
grado -interrelacionado de manera estrecha-, o si por el contrario, está
disgregado (desde el punto de vista de su estructura de preferencias.)
• Si está compuesto por subgrupos unidos débilmente o completa-
mente separados; si existen subgrupos exclusivos o cerrados; si los
subgrupos presentan igualo desigual grado de integración en el grupo.
• Alrededor de qué miembros se centran los subgrupos; cuál es la
base que determina la formación de los subgrupos.
• ¿Qué relaciones preferenciales existen entre los miembros más
elegidos, y entre los diversos subgrupos -amistosas o antagónicas?
• ¿Se corresponden las elecciones realizadas para la tarea con las
realizadas de acuerdo con otros criterios?, ¿se corresponden las posi-
ciones oficiales -status formales- de los miembros con su status
sociométrico?, ¿cuál es el grado de correspondencia existente entre la
estructura formal y las estructuras sociométricas según diversos
criterios? ,hespecto a qué criterios existe una mayor unidad grupal,
respecto a cuáles se da mayor disgregación?
• ¿Cuáles son los puntos -o focos- de tensión?, ¿qué miembros
deben tenerse bajo control para evitar la generalización de los conflic-
tos y la ruptura de la unidad grupal?
• ¿Qué interrelaciones podrían permitir una mejor integración de
ciertos sujetos dentro del grupo, o contribuir a la mayor unidad del
grupo? -en sentido sociométrico.

145
Esto evidencia que el método sociométrico no solo puede prestar
ayuda en el diagnóstico del grupo en un momento determinado, sino
que también puede indicar vías para cambiar las preferencias de
interrelación entre los miembros, cambiar la situación específica de
algún miembro, conseguir una mejor integración de este o del grupo en
su conjunto, desde el punto de vista de las preferencias existentes
entre sus integrantes.
A manera de observación, quisiéramos referirnos a nuestro ejemplo.
Como se observa en el sociograma, el grupo se encuentra como fraccio-
nado en dos porciones:
• Una integrada por los miembros 1, 2, 3, 11 Y 14, entre quienes
existen diversas preferencias de interrelación. Llamémosle porción A.
• La otra integrada por los miembros 7, 5, 9, 4, 6, 12, 10, Y 13,
entre quienes existen diversas preferencias de interrelación directas
o indirectas mediante otros. Llamémosle porción B.
Entre esas porciones apenas existen preferencias de interrelación, .
pues de la porción B ningún miembro emite elecciones hacia la por-
ción A; mientras, que de la porción A solo se emiten dos elecciones
hacia B, ambas dirigidas (por el 14 y el 11) al miembro 6. Este ocupa
una posición crucial, pues de intentarse una integración de ambas
porciones en el sentido de desarrollar preferencias de interrelación
de una a otra, solo podría lograrse mediante él. El sujeto 6 es la
eminencia gris, pues es elegido, en primer lugar, por la estrella
sociométrica (sujeto 7); esa estrella polariza casi todas las elecciones
de la porción B. .
Mediante el 6, la estrella podría ser puesta en relación con el 11 y el
14, los únicos miembros de la porción A que emiten selecciones hacia
la porción B, en este caso dirigidas al 6; a su vez, el 3, quien polariza
mayores elecciones en la porción A, elige al 11 en primer lugar. Por
ello, mediante el6 pueden ponerse en relación el 7 y el 11, y mediante
el 11, podrían ser el 7 y el 3, los elementos centrales de ambas porcio-
nes, pues polarizan la mayoría de las elecciones.
Queremos señalar que en los grupos ocurren continuas transforma-
ciones, dado el incesante juego de las interacciones que se producen
en estos y, en consecuencia, de las preferencias por la interacción en-
tre los miembros. Esas transformaciones se producen en el plano de
los individuos, a~í como en el de los subgrupos y del grupo en su con-
junto; lo que Lewin llamó dinámica de grupo. Considerado desde esta
perspectiva, el empleo del test sociométrico solo permite captar un
momento de la vida del grupo, por ello exige una interpretación cuida-
dosa y prudente.
146
Índices estadísticos en el análisis de los datos
sociométricos
Hasta aquí hemos presentado algunas de las posibilidades del méto-
do sociométrico para la investigación de procesos en grupos, pero no
nos hemos detenido en el análisis del significado que tienen los valores
numéricos obtenidos y reflejados en la matriz sociométrica.
A partir del número de elecciones recibidas, hemos señalado que de-
terminados miembros reciben la denominación de populares, otros son
aislados y los restantes presentan un nivel de integración medio. Pero,
¿hasta qué punto sobre la base de una puntuación bruta está justificado
hacer esas consideraciones? ¿Por qué motivo un individuo que recibe,
por ejemplo nueve elecciones, se le considera popular y otro que reci-
be ocho, no? ¿La diferencia de una elección justifica que realicemos esa
distinción?
A veces, el investigador plantea que quien recibió nueve elecciones
es el popular, pues fue el que más elecciones recibió en todo el grupo.
Pero ¿en qué medida puede "considerarse que ese valor es significativo
de un alto grado de aceptación?, es decir, puede suceder que una per-
sona reciba más elecciones que las demás, pero no en la cantidad sufi-
ciente para denominarlo como una estrella sociométrica. Si un individuo
no recibe elecciones se dice comúnmente que es un aislado, pero he-
cibir una o dos selecciones no constituye también un aislamiento?
De las interrogantes planteadas con anterioridad se deriva que no es
correcto proceder de manera tan arbitraria a la hora de valorar los
puntajes brutos obtenidos en un testsociométrico. Con estos no sería
posible establecer comparaciones entre sujetos de diferentes grupos,
pues se diferencian por el número de sus integrantes y el de eleccio-
nes que emiten, a no ser que se tenga un sistema de referencia común.
Una vez más, necesitamos de algún método estadístico que nos posi-
bilite determinar la significación de los valores sociométricos. El méto-
do a utilizarse se ha denominado probabilidad teórica del azar, y aparece
descrito en las obras de Arruga y Valeri y de Bastin.
Método de la probabilidad teórica del azar, para
determinar la significación estadística
(le los valores obtenidos
El objetivo fundamental de este método radica en conocer qué canti-
dad de elecciones debe recibir un individuo para poder decir que obtie-
ne un número significativamente mayor del que habría recibido tan solo
por la ley del azar. Además, trata de determinar el número de seleccio-
nes por debajo del cual un sujeto recibe significativamente menos de lo
que habría obtenido por la ley del azar.
147
Fundamento y desarrollo del método. De acuerdo con el método, la
probabilidad (P) de que un individuo CA) escoja a otro individuo CB) en d
elecciones, viene dada por la siguiente fórmula:

p= _d_
N -1

donde:
d: el número de elecciones que puede hacer A
N: total de miembros del grupo. Se resta 1, pues un individuo no se
elige a sí mismo.
La probabilidad inversa, es decir, que A no escoja a B en las d elec-
ciones, es 1- p. Si llamamos (q) a esa probabilidad inversa, entonces
tenemos que:

(q) = 1- P

Recuérdese que la suma de las probabilidades de que un hecho se


produzca y de que no se produzca es de (p + q = 1). Si el número de
elecciones en vez de ser limitado, es ilimitado, debemos entonces uti-
lizar la media de las elecciones emitidas por todos los sujetos, es decir:
d = Suma de elecciones del grupo
N
d= ~

Sp = conjunto de elecciones que recibe cada individuo

Hasta ahora hemos visto las diversas formas de probabilidad directa


(P) e inversa (q) de que un sujeto elija a un individuo determinado.
Pero el número de individuos a elegir en un grupo no es 1, sino N - 1, Y
el número de electores no es uno, sino también N - 1; de ahí que la
probabilidad del grupo ha de corresponder a 1, 2, 3, ..... N - 1, lo que se
determina mediante la fórmula de lafunción binomial:

(p +q/
Aquí n representa el número de veces que determinado aconteci-
miento se produce; en este caso, la elección por otro. En sociometría,
n = N - 1; por tanto, la anterior expresión de la fórmula de la función
binomial nos queda:

(p + qYV-l

148
o sea, mediante esta fórmula determinamos la probabilidad de que
cada miembro fuese elegido por azar ninguna vez, que fuese elegido 1,
2, 3 veces ... , y así de manera sucesiva hasta N - 1 veces, que son las
que pueden elegirse.
Por ejemplo, en un grupo de cuatro personas tendríamos:

4-1
(p + q) = (p + q)3 = p3 + 3p2q + 3prf + q 3
Los términos sucesivos obtenidos por el desarrollo de la función nos
ofrecen la probabilidad de que todo miembro del grupo fuera elegido
por azar 0, 1, 2, ... , n veces, es decir, tres veces.
Pero para evitar los largos cálculos que supone el desarrollo de la
función binomial de esta probabilidad -mayores a medida que la N del
grupo aumenta-, basta considerar los parámetros que nos la definen.
Parámetros que definen la función binomial:
• la media: M
• la desviación típica: DS
.. . la asimetría de la curva del valor sociométrico del cual se busca
la significación: a.
Al examinar las curvas obtenidas con los índices de elecciones
recibidas, nos damos cuenta de que esas curvas de frecuencia son
asimétricas; por tanto, no pueden utilizarse escalas normalizadas~ O
sea, los resultados no son curvas normales, en las cuales la asime-
tría (a) es igual a cero. Los parámetros que definen la curva normal
son la media y la desviación típica, pues la asimetría es igual a cero,
pero, en el caso de las curvas sociométricas, la asimetría no es igual
a cero.
En resumen, las fórmulas de la función binomial son:

M=P(N-l)
DS = Raíz cuadrada de (N - l)pq
a = JL..:...!!
DS
Ahora bien, la puntuación estándar de una probabilidád viene dada
por la siguiente fórmula:

X=M ±tDS

donde:
X: valor sociométrico cuya significación se busca
t: índice correspondiente a la probabilidad de una simetría deter-
minada.

149
Realizadas las operaciones de la fórmula enunciada, nos da dos re-
sultados:

Uno superior: X = M + t DS. Nos indica el valor a partir del cual un


individuo debe considerarse como popular.

Uno inferior: X = M - t DS. Nos indica el valor por debajo del cual un
individuo debe considerarse como aislado.

Solo queda buscar él valor t en las tablas de Salvosa, de acuerdo con


los umbrales de probabilidad que se quieran adoptar. En las tablas de
Salvosa tenemos un cuadro de t para los umbrales p. 05, p. 01 Y p. 001
para grados de oblicuidad que van de O a 1,1. El lado izquierdo del
cuadro corresponde alIado izquierdo de la curva, mientras que el dere-
cho del cuadro corresponde al lado derecho de la curva.
Para un test sociométrico corriente es suficiente utilizar p. 0,05, que
equivale a la significación de un valor con un margen de error del 5%.
(Queremos aclarar que la sigla t [score, o puntaje estándar de toda pro-
babilidad] en las tablas de Salvosa reemplaza a la Z tradicional; no tiene
nada de común con la t de Student.)
Como las tablas de Salvosa son poco cónocidas las transcribimos a
continuación:
Tabla 9
Tablas de Salvosa para la "t"
Grado de Grado de
oblicuidad oblicuidad
izquierda o p.05 p.01 p.001 derecha o p.05 p.01 p.001
negativa positiva
(asimetría) (asimetría)
0,0 -1,64 -2,33 -3,09 0,0 1,64 2,33 3,09
0,1 -1 ,62 -2,55 -2,95 0,1 1,67 2,40 3,23
0,2 -1,59 -2,18 -2,81 0,2 1,70 2,47 3,38
0,3 -1 ,56 -2,10 -2,67 0,3 1,73 2,54 3,52
0,4 -1,52 -2,03 -2,53 0,4 1,75 2,62 3,81
0,5 -1,49 -1 ,95 -2,40 0,5 1,77 2,69 3,67
0,6 -1,46 -1,88 -2,27 0,6 1,80' 2,76 3,96
0,7 -1,42 -1,81 -2,14 0,7 1,82 2,86 4,10
0,8 -1,39 -1,73 -2,02 0,8 1,84 2,89 4,24
0,9 -1,35 -1,66 -1,90 0,9 1,86 2,96 4,39
1,0 -1,32 -1,59 -1,79 1,0 1,88 3,02 4,53
1,1 -1,28 -1,52 -1,68 1,1 1,89 3,09 4,67

L. R. Salvosa (Generalizations ofthe normal curve of error) ha inves-


tigado las áreas de la curva tipo III de Pearson, teniendo en cuenta la
asimetría y la oblicuidad de la curva.
Nos quedaría aplicar al ejemplo de nuestro grupo de estudio el méto-
do de la probabilidad teórica del azar, para ilustrar de una manera con-
150
creta el procedimiento a seguir. Como se recordará, se trata de un
grupo de 14 integrantes; por tanto, N = 14. El número de elecciones
que podía realizar cada miembro se fijó en tres, de ahí que d = 3. Si las
elecciones hubiesen sido ilimitadas, entonces habríamos tenido que
calcular el promedio de estas:

d = 'LSp
N
En ese caso, de existir ausentes, la N sería igual al total de miem-
bros presentes en el momento de la aplicación, pUes se trata del pro-
medio de las elecciones emitidas. Es decir, en ese caso no pueden
considerarse los ausentes como electores; pero sí se incluyen quienes
asisten y de manera voluntaria no han emitido elecciones. Sin embar-
go, para los restantes cálculos, la N sería igual a la totalidad de inte-
grantes del grupo incluidos los ausentes, pues todos pueden ser
elegidos.

Cálculo de p y q:

p d 3 3 = 0,23
N-1 14 - 1 13
q= 1 - p = 1 - 0,23 = 0,77

Cálculo de los parámetros que definen la función binomial:

M = P (N - 1) M = 0,23 (13) = 2,99


DS = Raíz cuadrada de (N - l)Pq
DS = Raíz cuadrada de (14 - 1) (0,23) (0,77) = Raíz cuadrada de 2,30 = 1,51
a =.(l..=..D = 0.77 - 0,23 = 0,54 = 0,35 = 0,4
DS 1,51 1,51

Cálculo de t en las tablas de Salvosa:

Para a = 0,4 tenemos t = + 1,75 (oblicuidad derecha y p. 05).


Para a = 0,4 tenemos t = - 1,52 (oblicuidad izquierda y p. 05).
Cálculo del valor sociométrico cuya significación se busca:
Límite superior:
X=gM +tDS
X = 2,99 + 1,75 (1,51) = 2,99 + 2,64 X = 5,63

151
y por aproximación tenemos X = 6
Límite inferior:
X=M-tDS
X = 2,99 - (1,52) (1,51) = 2,99 - 2,29 x= 0,70

y por aproximación tenemos X = 1

Por tanto, tenemos que, eligiendo el nivel de confianza de p.05, los


sujetos que hayan recibido una o menos de una elección son
significativamente bajos. Los sujetos que hayan recibido seis o más
elecciones son significativamente altos. En conclusión, para nuestro
grupo de estudio tenemos:
• sujetos populares: el 7 (recibió seis elecciones),
• sujetos aislados: el 8 (no recibió elecciones).
Como los parámetros de la expansividad de elecciones (EP) son los
mismos que los del status de elecciones (Sp), sus límites inferiores y
superiores serían idénticos.
La amplitud de Ep consiste en ver cuál es el mayor número de emi-
siones que hizo una persona y cuál, el menor número que hizo otra. En
nuestro ejemplo no tiene sentido referirnos a ello, pues se limitaron las
elecciones y, en consecuencia, la expansividad de los individuos.
Ahora bien, si en el análisis sociométrico nos auxiliamos del conoci-
miento de las percepciones que tienen los miembros del grupo acerca
del grado en que son preferidos por los demás, podría ayudarnos a te-
ner una visión más amplia de la situación que se produce en el grupo
respecto a las preferencias interpersonales de sus miembros. En efec-
to, se comprendería mejor la preferencia personal por parte de un su-
jeto A respecto a otro B, si se tuviera la información de la manera en
que A cree haber sidó elegido por B. Para ello disponemos de lo que se
conoce como test de percepción sociométrica, desarrollado por Tagiuri, y
consiste en pedir a cada sujeto que determine, que trate de suponer
quiénes lo han elegido y rechazado, si se desea de acuerdo con un crite-
rio establecido. Claro que esos juicios se fundan, por lo general, en per-
cepciones subjetivas, pero resultan importantes toda vez que el individuo
actúa y reacciona en su grupo no solo o no tanto según su status de elec-
ciones real, sino según el status que él cree poseer, es decir, según su
propio modo de percibir las relaciones que lo unen a los demás.
Para esta nueva perspectiva del asunto, después de plantear la pre-
gunta del cuestionario sociométrico acerca de "¿A quiénes prefiere para
el desarrollo de determinada actividad?", debemos entonces incluir otra
pregunta en el siguiente sentido: "¿Quiénes, de acuerdo con su opi-
nión personal, lo seleccionarían para el desarrollo de esa actividad?"
Nótese que ambas preguntas se refieren al mismo tipo de actividad
en el criterio en cuestión. De esta manera, al analizar los cuestionarios
de los diferentes miembros del grupo conoceríamos por quién se siente
152
preferido cada quién, lo cual ha sido denominado por Arruga impercepción
de elecciones, y se representa por Pp; también conoceríamos de manera
simultánea cuántos miembros se sienten elegidos por cada sujeto en el
grupo, lo cual es denominado por Arruga impresión de elecciones y se
representa por Ip.
La información correspondiente a la percepción de elecciones (PP) y
a la impresión de elecciones (Ip) individuales, puede reflejarse en la
misma matriz sociométrica que contiene los datos del status de eleccio-
nes (SP) y la expansividad de elecciones (EP), y recibe un tratamiento
estadístico similar al realizado para determinar los niveles de significa-
ción de Sp y Ep.
A continuación presentaremos un ejemplo acerca de cómo hacerlo.
Veamos la siguiente matriz sociométrica de un grupo de seis miembros
estudiado por nosotros.

Tabla 10
Matriz sociométrica con los valores de Sp, Ep, Pp e Ip

Miembro Total Total


del amislo. pare.da
grupo 1 2 3 4 5 6 (Ep) amlslo.
(Ip)

1 X (e) () {dI (a) (b) 4 5


2 (e) x a B e d 5 1
3 a (e) x B 3 1
4 (a) (b) X 2 2
5 (a) () () x () 1 4 .
6 (a) () x 1 2
Total
(Sp)
5 3 1 3 2 2 16 -
T<ltal 4 5 1 2 1 2 - 15
(Pp)

Nota: En este grupo de seis miembros no se limitaron las elecciones


para el criterio de elección.
Las elecciones que hace cada sujeto se sitúan por filas en la matriz,
mientras que la percepción que tiene cada sujeto acerca de quiénes lo van
a elegir, se sitúan por columnas. Así, cuando leemos la información que
aparece en las columnas, resulta posible determinar los siguientes as-
pectos:
• quiénes han elegido al sujeto (su SP),
• quién cree cada sujeto que lo va a elegir (su PP).
Mientras que al leer la información que aparece por las filas, pode-
mos determinar los siguientes aspectos:
• a quiénes elige el sujeto (su Ep),
• quiénes piensan ser elegidos por ese sujet9 (su Jp).
Las elecciones de los miembros se han representado por letras
alfabéticas minúsculas según el orden de elección, mientras que las

153
percepciones de elección, acertadas o no, mediante paréntesis. De esa
manera ten'~mos que el valor de la percepción de elecciones (PP) lo
hallamos sumando los paréntesis colocados en la columna de cada suje-
to, por lo cual se encuentra debajo de la matriz, mientras que el valor
de la impresión de elecciones (IP) lo hallamos sumando los paréntesis
colocados en la fila de cada sujeto, por lo que se encuentra a la derecha
de la matriz.
Así, en la matriz que presentamos como ejemplo, al leer las colum-
nas del miembro 1 de ese grupo, encontramos que:
• Recibió cinco elecciones; es decir, su Sp = 5. Cuatro de estas
elecciones fueron en primer lugar y una, en tercer lugar.
• A su vez, este miembro tiene un Pp = 4, resultado de sumar los
paréntesis que se encuentran en su columna. Ello indica que él se cree
elegido por cuatro miembros de su grupo (por el 2, el 4, el 5 y el 6).
• Algún paréntesis pudo quedar sin ninguna letra en su interior,
como sucede, por ejemplo, con los dos últimos paréntesis de la colum-
na del sujeto 2, lo cual indica que creyó ser elegido por el 5 y el 6, pero
en ambos casos se equivocó (falsa percepción).
Asimismo, al leer la fila del sujeto 1, nos encontramos con lo siguiente:
• Emitió cuatro elecciones, es decir, su Ep = 4.
• A su vez, este miembro tiene un Ip = 5, resultado de sumar los
paréntesis que aparecen en su fila. Como se observa, todos los miem-
bros del grupo esperan ser elegidos por el sujeto 1, pues en todas las
casillas de esa fila hay paréntesis. No obstante, el 3 se equivoca, pues
en realidad el 1 no lo eligió. Por ello, por la fila del 1 aparece vacío el
paréntesis correspondiente al sujeto 3.
Pasemos ahora al análisis de los índices estadísticos. Habíamos plan-
teado que la determinación de los niveles de significación de los valo-
res de la percepción de elecciones (PP) y de la impresión de elecciones
(IP), se realizaba de manera similar que para los casos del status de
elecciones (SP) y la expansividad de elecciones (Ep) ya vistos. Toman-
do como base nuestro último ejemplo, vamos a aplicar el resultado de la
probabilidad teórica del azar a todos los datos para que se observe lá
similitud señalada. Como hemos visto, se trata de un grupo de seis
integrantes; por tanto N=6. El número de elecciones a realizar era
ilimitado; por tanto,
d = Suma de Sp = 16 = 2,66
N 6
El próximo paso consiste en el cálculo de p y q:
p= -ª-- = 2,66 = 2,66 = 0,53
N-1 6-1 5
q = 1- P = 1 - 0,53 = 0,47

154
Cálculo de los parámetros que definen la función binomial:
M = P(N - 1) = (0,53) (6 - 1) = (0,53) (5) = 2,65
DS = Raíz cuadrada de (N -1) pq =Raíz fk (5) (0,53) (0,47) = Raíz de 1,24 = 1,11
a = fL:.12 = 0.47 - 0,53 = - 0,06 = - 0,05 = 0,1
DS 1,11 1,11
Cálculo de t en las tablas de Salvosa:
Para a = 0,1 tenemos t = + 1,67 (oblicuidad derecha y p, 05),
Para a = 0,1 tenemos t = - 1,62 (oblicuidad izquierda y p, 05),
Cálculo del valor sociométrico cuya significación se busca:
Límite superior:
X = M + t DS X = 2,65 + (1,67) (1,11) = 265 + 1,85 = 4,50 = 5
Límite inferior:
X = M - t DS X = 2,65 - (1,62) (1,11) = 2,65 - 1,79 = 0,86 = 1
Por tanto, tenemos que, eligiendo el nivel de confianza de p, 05, los
sujetos que hayan recibido una o ninguna elección son significativamente
bajos, mientras que quienes hayan recibido al menos cinco elecciones
son significativamente altos,
Como los parámetros de la expansividad de elecciones (EP) son exac-
tamente los mismos que los del status de elecciones (Sp), sus límites
inferiores y superiores serían idénticos; por tanto, los sujetos que ten-
gan un Ep igual o menor a 1 estarán significativamente bajos en ese
aspecto, mientras que quienes tengan un Ep de al menos 5, tendrán
una expansividad significativamente alta, .
Para el cálculo de la percepción de elecciones (PP) y de la impresión
de elecciones (Ip), los pasos son semejantes,
Como en nuestro ejemplo las elecciones fueron ilimitadas, el primer
paso consiste en determinar d,
d = Suma de Pp = 15 = 2,5
N 6
Cálculo de la p y la q:
P= _d = 2=5 = =.z..:::.
25 = 05 '
N-16-l 5
q = 1 - P = 1 - 0,5 = 0,5
Cálculo de los parámetros que definen la función binomial:
M = P (N - 1) = 0,5 (6 - 1) = 0,5 (5) = 2,5
DS = Raíz cuadrada de (N -1) pq = Raíz fk (5) (0,5) (0,5) = Raíz de 1,25 = 1,11
a =.JL:d1. - 0,5 - 0,5 =
DS 1,11
°
Cálculo de t en las tablas de Salvosa:
Para a = atenemos t = + 1,64 (oblicuidad derecha y p, 05),

155
Para a = O tenemos t = - 1,64 (oblicuidad izquierda y p. 05).
Cálculo del valor sociométrico cuya significación se busca:
Límite superior:
X = M + t DS X = 2,5 + (1,64) (1,11) = 2,5 + 1,82 = 4,32 = 4
Límite inferior:
X =M - t DS X = 2,5 - (1,64) (1,11) = 2,5 - 1,82 = 0,68 = 1
Por tanto, tenemos que, eligiendo el nivel de confianza de p. 05, los
sujetos con un Pp de 4 o más se creen con un status en su grupo

°
significativamente alto, o sea, se creen elegidos por muchos miembros;
mientras que quienes tengan un Pp de 1 o de se creen con un status
significativamente bajo, es decir, se sienten casi aislados en su grupo.
Como los parámetros de la impresión de elecciones (IP) son exacta-
mente los mismos que los de Pp, sus límites superior e inferior serán
idénticos. Por tanto, los sujetos con un Ip igual o menor a 1 estarán
significativamente bajos, muy pocos miembros del grupo se sienten
elegidos por ellos, mientras que quienes tengan un Ip de al menos 4,
estarán significativamente altos, muchos miembros en el grupo creen
haber sido elegidos por ellos.
Creemos haber ilustrado algunas de las posibilidades concretas del
método sociométrico de Moreno, con la incorporación de determinados
perfeccionamientos que hemos considerado valiosos. El lector intere-
sado puede consultar la obra The Sociometry Reader, del propio J. More-
no, que contiene múltiples trabajos de investigación de diferentes
autores en este campo. Ello le permitiría formarse su propia visión del
asunto.

156
Índice
Cuestiones relativas a los procesos en grupos
y colectivos /37
Características relativas al estudio del liderazgo /75
Cuestiones relativas al estudio de las actitudes /91
Cuestiones relativas al estudio de la comunicación/109
Cuestiones relativas a los métodos de investigación social/125

157

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