TEMA No.

UNA FAMILIA ESPIRITUAL

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,

espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”. (1 Tesalonicenses 5:23)

INTRODUCCIÓN:

La principal misión de la Familia es contribuir a la formación personal de sus

miembros, comenzando por los propios conyugues, hasta extenderlo a los hijos y
su descendencia, es la verdadera escuela de formación del ser humano, donde se
adquieren los principios espirituales, que han de regir la vida de cada uno de ellos.
Allí se aprenden los valores indispensables para formar el carácter, la valía, y el
sentido de responsabilidad.

La Familia se constituye en forjadora de valores y virtudes, de éxitos o fracasos,

de grandes enseñanzas o amargos sinsabores, que influyen para bien o para mal.
Allí se pueden suscitar cambios sociales contribuyentes a la paz o a la violencia.
Cada uno de nosotros es el resultado de lo que vivimos en nuestra propia familia,
En Gálatas 6:7 nos dice: “Lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

1. BÚSQUEDA DE PRINCIPIOS ESPIRITUALES: (2 Timoteo 3:16-17)

Lo más importante es entender que el hombre está compuesto por tres áreas,
espíritu, alma y cuerpo.

Y la parte más importante de estas áreas es el Espíritu, porque es a través del

espíritu que Dios nos habla y nosotros podemos hablarle a Él.
Nuestro objetivo es que la Familia conozca los principios espirituales, que son los
que los llevarán a tener una convivencia sana y un crecimiento espiritual.

Dios como creador de la Familia, nos ha dejado un excelente Manual de

Instrucciones que es la Biblia. Se hace urgente y necesario que las Familias de hoy
se guíen por principios espirituales, y que se pongan en práctica, de esta manera
estaremos haciendo el mejor aporte para la restauración de nuestra familia y de
nuestra sociedad.

2. LA ORACIÓN FORTALECE A LA FAMILIA (Mateo 6:6)

Orar es hablar con Dios, esto quiere decir que es un diálogo íntimo entre Dios y
la persona que ora, por consiguiente, debo tener la seguridad, que al único que le
interesa oír mi oración es a Dios. Este es un tiempo para disfrutar con la persona
que más me ama que es Dios, y puedo ver que recibo su ayuda en mis necesidades,
su fortaleza en los momentos de lucha, y su paz en medio de la tormenta. Es mi
actitud y mi disposición, la clave que define la respuesta a mi oración.

La oración como familia nos acerca más a Dios y nos mantiene unidos. cuando te
arrodillas con tu familia para orar, estas permitiendo que el Espíritu Santo pueda
traer sentimientos de amor y consuelo a tu familia, la oración familiar puede
quitar la tensión y traer felicidad duradera, te puede ayudar a ti y al resto de tu
familia a ser más pacientes, amables, humildes y puede desarrollar un espíritu
perdonador.

3. LA ALABANZA EXPRESIÓN DE AGRADECIMIENTO (Sal. 92:1-2)

Alabar es manifestar gratitud a alguien que te concede favores o te hace algún

bien, también es elogiar la grandeza o poderío. Es decir, la alabanza expresa un
lenguaje maravilloso y único, manifestado a alguien que es digno. En el caso de la
familia estamos hablando de alabar al único que es digno y merecedor de toda
alabanza y es a nuestro Dios.

Los hijos de Dios debemos tener muy claro, que ser agradecidos y fieles con
nuestro Creador, es parte imprescindible de nuestro caminar diario con el Señor,
la gratitud debe estar siempre n nuestros labios, pues bien lo dice el Salmo 139:14
“Te alabaré porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi
alma lo sabe muy bien”.

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

Mientras el Señor nos permita tener el regalo precioso de la vida, debemos

obedecer a los principios espirituales establecidos por El, eso nos traerá grandes
bendiciones y recompensas.

Por ello es el momento de poner las cosas en el lugar, estableciendo el modelo que
Dios instituyó al construir “Una Familia Espiritual”, como modelo perfecto del
reino de los cielos aquí en la tierra.

DESAFÍO FAMILIAR:

Cada miembro de la familia identifique algún conflicto personal, y dialoguen

buscando la solución a través de los principios establecidos por Dios.